Parte 1 - Rutas Patrimoniales - Ministerio de Bienes Nacionales

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Rutas Patrimoniales del Ministerio de Bienes Nacionales
Parte 1
Ministerio
de Bienes
Nacionales
Sueños y alegrías al otro lado del río
Históricamente, el sector de La Chimba (actuales comunas de Recoleta e Independencia), ha
sido considerado un amplio arrabal urbano, distante y segregado del centro de la ciudad.
Distintos intentos de unir esta área con Santiago fueron emprendidas desde la Colonia,
trazándose puentes de todo tipo: madera, cemento y metal. Además de ello, se situaron
entre sus fronteras, cementerios, lazaretos y hospitales, lo que le confirió un aura lúgubre y
legendaria a la vez.
A pesar de su aparente marginación, los chimberos crearon un circuito propio, múltiple y
alegre, que con el paso del tiempo fue cambiando su fisonomía. Su aspecto semi rural y
chinganero, fue disipándose ante el surgimiento de conventillos, la instalación de nuevos
focos de modernidad y la configuración de renovados tipos de sociabilidad. Hoy, la memoria
de “indios, negros, mestizos y mulatos” que la habitaron, dialoga con la presencia de árabes,
coreanos, peruanos, haitianos y colombianos, quienes conforman una comunidad que ha sido
desde su fundación, eminentemente intercultural.
Este Atlas pretende precisamente explorar la vida bullente de La Chimba de ayer y hoy,
reconociendo sus hitos de comercio espontáneo, sus especiales devociones, luchas
habitacionales, además de consignar sus espacios deportivos, de salud y convivencia de los
populares.
La selección de lugares presentada en este Mapa, condensa el corazón de este territorio y su
espíritu, representando únicamente una pequeña aproximación a lo que será la
construcción del Atlas Popular de la Chimba. Durante los próximos meses en el sitio
www.atlasdelachimba.cl, se realizará una consulta sobre historia local y barrial de los
habitantes de “la otra orilla”. Un merecido homenaje del Ministerio de Bienes Nacionales y
el Movimiento Guachaca, para los populares que habitaron y habitan este tesoro santiaguino.
Einstein
Víctor Osorio Reyes
Ministro de Bienes Nacionales
Cementerios
2
En sintonía con el patrimonio y el rescate de nuestros valores, el Ministerio
de Bienes Nacionales ha querido ser parte de esta valiosa iniciativa que lleva
por nombre Atlas Popular de la Chimba, una investigación conjunta con el
Movimiento Guachaca y que identifica los lugares y barrios más pintorescos
de este sector al otro lado del Mapocho.
Cerro Blanco
Este trabajo, forma parte también del Programa Rutas Patrimoniales, creado
para otorgar acceso ciudadano a los bienes físicos, culturales y paisajísticos
contenidos en el territorio fiscal.
Con una mirada integral del territorio, 3lo invitamos a recorrer uno de los
Patronato
sectores más populares de la capital, por cuyas calles y avenidas se tejieron
4
las más diversas leyendas.
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Pérgola Santa María
Simbología
1
Hipódromo Chile
2
Bar Quitapenas
3
Antiguo
Picaresque
Ex TeatroTeatro
Picaresque
4
Recoleta Franciscana
5
Pérgola San Francisco
6
Pérgola Santa María
7
La Piojera
8
Estación Mapocho
9
Antigua
Casala de
Tía Carlina
Ex Casa de
Tía laCarlina
10
Puente Cal y Canto
11
Mercado Central
1
9
Población Quinta Bella
Población Juan Antonio Ríos
Cementerio General
Acercamiento
5
6
Patronato
Vega Central
8
10
Espacios de Salud e Higiene
Río Mapocho
Cañadilla- Independencia
Calle Bandera
7
11
Einstein
Cementerios
2
Cerro Blanco
3
Patronato
4
Cementerio General
Av. Profesor Alberto Zañartu 951
En la época colonial, los difuntos eran
enterrados en cementerios clandestinos, en los
“campos santos” de las iglesias e incluso en
terrenos particulares, cuestión que generaba
grandes problemas de salubridad. A comienzos
del siglo XIX, fue necesaria la creación de un
cementerio que pudiese acoger a los muertos de
la ciudad, hecho que se concretó recién en 1821,
en terrenos de la Orden Domínica. Alrededor del
Panteón –su nombre original- se dispuso todo
un perímetro al servicio de ritos mortuorios,
siendo el Día de Todos los Santos el más
relevante. Los cronistas cuentan que el 1° de
Noviembre, cientos de bulliciosas carretas se instalaban en calle Recoleta, acarreando
deudos y cantoras; abundantes licores, empanadas y alfajores. La elite consideró excesivas
estas verdaderas ramadas fúnebres, por lo que fueron finalmente prohibidas. En la
actualidad, múltiples y coloridas romerías se conjugan con devociones y supersticiones
populares, confiriéndole a este lugar su rasgo distintivo.
Bar El Quitapenas
Avenida Recoleta 1485
Nacido a comienzos de 1900, el Bar y
Restaurant Quitapenas ha sido un
punto de encuentro entre quienes
participan de los ritos mortuorios del
Cementerio General. Ubicado
originalmente en el número 1131 de la
desaparecida calle Panteón –cercana
al acceso principal del Cementeriodesde sus inicios el “Quitapenas” ha
reunido a poetas, bohemios y deudos
con el fin de brindar en honor a sus muertos. En abril de 1925, fue el escenario escogido para
reunirse por un grupo de jóvenes jugadores de Magallanes, liderados por el profesor
primario David Arellano. Tras una agitada asamblea en el Estadio El Llano, “los rebeldes de
Magallanes” llegaron al restaurant con el claro propósito de organizar su renuncia al equipo
“por su estilo excesivamente aficionado”. Una semana más tarde y tras esa primera reunión,
se fundó el “Colo Colo Football Club”.
La Piojera
Aillavilú 1030
En 1916 la familia Benedetti adquirió un bar que
habría estado activo al menos desde 1880.
Dedicado a atender a los capitalinos como en la
mejor de las quintas de recreo, fue conocido
como “La Parra”, “La Viña”, “El Democrático” o
“Santiago Antiguo”. Su actual y definitivo
nombre se debe a una anécdota acontecida en
1922, cuando un grupo de detectives tras una
ceremonia en la sede Central de la Policía de
Investigaciones decidió invitar al entonces
Presidente Arturo Alessandri Palma a un
pintoresco local que el pueblo frecuentaba.
Bastó que el Mandatario cruzara la puerta para
que exclamara asombrado: “¡¿Y a esta piojera me trajeron?!” para que desde entonces, el
bar fuera conocido por todos como “La Piojera”. Pichangas, perniles, huevos duros y
arrollados, junto a vinos pipeños y chicha todo el año, hacen de este restorán un oasis de la
cocinería tradicional en pleno centro de la ciudad. Sus múltiples cualidades lo han
transformado en una institución y sitio obligado para conocer el alma de Santiago.
Calle Bandera
Calle desde Alameda a Mapocho
Conocida en tiempos coloniales como Calle
Atravesada de la Compañía, adquirió su actual
nombre cuando el destacado comerciante Pedro
Chacón enarboló una enorme bandera en señal
del triunfo patriota de 1818. Ya en el siglo XIX, se
ubicó en sus alrededores la Cárcel Pública y la
Estación de Tranvías, lo que la convirtió en una
ruta intensamente transitada. Durante el siglo
XX, junto a 21 de Mayo, San Antonio y San Pablo,
se transformó en el eje de la brava sociabilidad
santiaguina. Se situaron en ella circos, cafés,
boites, restoranes, y decenas de bares como los
célebres Hércules, Zepellin, Zum Rhein, Teutonia
y Hostería Antoñana, salones donde convivieron la cueca, el jazz y la música tropical en una
farra interminable. Por sus temerarias cualidades, la literatura le confirió un merecido y
legendario apodo: Chicago Chico.
Estación Mapocho
Plaza de la Cultura S/N, ex Estación de Trenes
Si bien su apertura estaba presupuestada para
el año del Centenario, fue inaugurada recién en
1912, siendo también conocida como Estación
Mercado. Su construcción se inició en 1905, de
manera contemporánea a la desaparecida
Estación Pirque –en Plaza Baquedano- , ambas
diseñadas por el prestigioso arquitecto Emilio
Jecquier. Bajo la administración de
Ferrocarriles del Estado, la estación fue el
punto de partida o regreso de pasajeros rumbo
al norte, Valparaíso o Mendoza. Su instalación
cambió ostensiblemente la fisonomía del sector, incorporándole un semblante más
moderno, junto a nuevas prácticas, sonidos y ajetreos. Carrilanos y ferroviarios empleados
en su construcción y funcionamiento, legaron al barrio su profunda identidad de pericia,
vigor y organización. La Estación funcionó hasta 1987, siendo transformada en 1991 en el
Centro Cultural Estación Mapocho.
Puente Cal y Canto
Actual calle “Puente”
La necesidad de conectar definitivamente la
Chimba con la ciudad de Santiago, motivó la
construcción de un puente firme y
permanente. La obra se inició en 1773 por
orden del temible Corregidor Luis de Zañartu,
utilizándose para su cimentación 500 mil
huevos de pava y gallina además de piedras
traídas desde el Cerro Blanco. Fue levantado
por los esclavos, mestizos y malentretenidos
de la ciudad, quienes se emplearon en esta
Representación de construcción del puente
labor, so pena de castigos de azote y presidio.
En 1779 se inauguró con 12 metros de alto y 8,5
de ancho, transformándose en una medular vía de tránsito de todo tipo: comercial, de
contrabando, de esclavos y procesiones. Se dispusieron sobre él baratillos, ventas de dulces
y frutas, convirtiéndose en un privilegiado paseo citadino. El terremoto del año 1835 lo
arruinó parcialmente por lo que fue hermoseado en 1883, siendo finalmente destruido en
1888. Tras su demolición, comenzaron a difundirse en torno a él leyendas urbanas y
supersticiones que relataban la aparición de ánimas y un incesante ruido de cadenas,
latigazos y quejidos de quienes siglos antes lo habrían erigido.
fotografía del puente en 1863
Grandes Barrios Obreros: Población Quinta
Bella y Juan Antonio Ríos (Recoleta/ Muñoz Gamero/ El Salto/ Victor
Cuccuini. Comuna de Recoleta) (Domingo Santa María /Vivaceta /Panamericana Norte. Comuna de Independencia)
La población Quinta Bella fue fundada en 1952
en un terreno que habría sido destinado a la
rehabilitación de enfermos psiquiátricos y al
cultivo agrícola de mediana escala. La mayoría
de sus habitantes fueron trasladados por
gestiones gubernamentales desde el sector La
Arenera de Vitacura a su actual ubicación, en la
que se instalaron junto a amplios parques,
piscinas y bellos jardines.
La población Juan Antonio Ríos en tanto, fue
concebida en 1945 bajo el alero de la extinta
“Caja de la Habitación Popular”,
Iglesia Quinta Bella, en población Quinta Bella
proporcionando entonces cinco mil viviendas a
empleados y obreros, cifra que se ampliaría a partir de 1959.
Ambas experiencias están marcadas por la lucha y organización de sus habitantes, quienes
a pesar de la lejanía y abandono respecto del centro, lograron fundar escuelas, centros de
salud, clubes sociales y deportivos, creando su propio modo de habitar la ciudad.
fotografía
del Juan
puente
Población
AntonioenRíos1863
Recoleta Franciscana
Avenida Recoleta 220
Tras recibir una cuantiosa donación de
terrenos en 1643, los Padres Franciscanos de
Alameda decidieron construir un convento de
Monjes Recoletos en la Chimba en 1645,
aprovechando la tranquilidad que ofrecía la
entonces periferia santiaguina. Una pequeña
iglesia con cuatro claustros que funcionó con
normalidad hasta 1730, año en que un
terremoto dañó gravemente sus
dependencias. En 1845, la antigua Recoleta dio
paso a la actual construcción de tres naves,
cuya torre se atribuye al arquitecto Fermín
Vivaceta. Si bien los franciscanos han sido los
principales moradores de la Recoleta, no han
sido sus únicos ocupantes. Por órdenes de Manuel Blanco Encalada durante las batallas de
Chacabuco y Maipú, los monjes fueron expulsados del lugar, con el fin de dar hospedaje a los
destacamentos militares patriotas. Algo similar ocurrió en 1821, tras ser desalojados por las
Monjas de la Victoria.
Vega Central
Cuadrante Dávila Baeza /Nueva Rengifo /Antonia López de Bello /Salas
En tiempos coloniales, se ubicaron en las riberas
del Mapocho un sinfín de vendedores de frutas y
verduras que abastecían al resto de la ciudad de
Santiago. Posteriormente a la canalización del río y
tras la venta de dos grandes huertos pertenecientes a la Recoleta Franciscana, nace la Sociedad
Mercado de La Vega. Sus primeros galpones, -tal y
como los conocemos hoy- fueron inaugurados
oficialmente en 1900 y en 1912 su área alcanzaba
los dos mil metros cuadrados, cifra que se triplicó
hacia 1916. Actualmente, la Vega Central de Santiago, está compuesta por el sector chacareros –dedicado a la venta de frutas, verduras y hortalizas-; el patio de remates -donde día a
día camiones llegan a vender sus productos directamente desde sus cultivos-; y los sectores
“Antiguo” y “Remodelado”, dedicados a la venta de víveres, carnes y todo tipo de artículos.
Sus oficios tradicionales como cantores, cargadores y carretoneros, le dan a este variopinto
espacio citadino un perfil valioso y excepcional.
Patronato
Cuadrante Recoleta /Loreto /Bellavista /Domínica
Durante las primeras décadas del siglo XX,
llegaron a Chile inmigrantes libaneses, sirios y
palestinos que huían de la persecución del
Imperio Turco Otomano. Para subsistir, los recién
llegados comenzaron a desempeñarse en el
comercio ambulante, ocupando el lugar del falte,
oficio tradicional chileno. Vendían a domicilio
“cosas de tienda” como agujas, telas y bisuterías,
vinculándose íntimamente con los habitantes
locales. Posteriormente a la Segunda Guerra
Mundial, los migrantes crearon pequeños talleres
familiares y artesanales, los que se industrializaron durante las décadas del 60 y 70. Ya en los 80 la fructífera llegada de una importante
colonia coreana, reafirmó la valiosa y diversa identidad del barrio como emblema de la
multiculturalidad santiaguina.
Cañadilla - Independencia
Calle Independencia
Históricamente ha sido la vía más
importante y transitada de la ciudad.
Conocida en tiempos prehispánicos
como el Camino del Inca o Camino de
Chile, es además el sendero por el cual
entraron al Valle de Santiago los
conquistadores españoles y por donde
pasó el Ejército Libertador en 1817. Fue
re-bautizada como Calle Buenos Aires y reconocida en el siglo XIX como la Calle de los
Obispos, por alojarse allí la vivienda de destacados eclesiásticos de la época.
Se situaron en ella decenas de amplias y fértiles quintas, como la del Corregidor Zañartu, de
los Díaz y Villalón. A fines del siglo XVIII este camino pedregoso y pantanoso, pasó a llamarse
calle gracias a los trabajos de remozamiento realizado por presidiarios y desocupados de la
ciudad. Poblaciones, conventillos, potreros y rancheríos le dieron su principal característica,
siendo las zonas de Arenal y Campamento las más relevantes. Dada su disposición
privilegiada para el tráfico comercial, desde comienzos del siglo XX empezaron a instalarse
allí pequeñas fábricas de todo tipo, las que le confirieron el cariz textil e industrial que
conserva hasta la actualidad.
Espacios de Salud e Higiene
Circuito
Las condiciones de precarización, hacinamiento e
insalubridad en que vivían los populares durante el
siglo XIX, contribuyeron al contagio de devastadoras pestes y epidemias. El cólera, viruela y tuberculosis arreciaron las viviendas obreras, por lo que
filántropos, monjas y voluntarios crearon distintas
instancias de beneficencia con el fin de acoger a los
enfermos. Así surgió la Casa de Orates (hoy
Instituto Psiquiátrico) en 1852, el antiguo Lazareto
San José en 1841 (Ex Hospital San José) y el Lazareto
San Vicente de Paul en 1875 (actual Hospital Clínico
Instituto Médico Legal
de la Universidad de Chile). Con el afán de profesionalizar y modernizar la concepción de la salud pública, se relocalizó la Facultad de Medicina
en 1889 a su ubicación actual, se fundó el Instituto de Higiene en 1892 (hoy edificio de la
Policía de Investigaciones), el Servicio Médico Legal en 1915, la Escuela de Salud Pública y el
Hospital Roberto del Río, las dos últimas en 1939. Todas estas instituciones situadas originalmente en los extramuros de la ciudad, dieron al barrio un carácter lúgubre y sombrío,
generándose a su alrededor una serie de fantasmagóricas leyendas.
Casa de Orates, Hoy Instituto Psiquiátrico
Hipódromo Chile
Av. Hipódromo Chile Nº 1715
Corría el año 1904 y la importación de caballos de
carrera desde Argentina había puesto un freno en el
desarrollo de los haras chilenos. Por esta razón, un
grupo de criadores de caballos nacionales se unieron
con el afán de crear un recinto donde sólo pudieran
correr equinos nacidos en Chile. Un año más tarde, la
naciente sociedad compró los terrenos de la chacra
“Lo Sánchez” ubicada en el sector de “La Palma”.
Rápidamente el nuevo hipódromo se transformó en
un polo de modernidad en el sector, impulsando la
extensión del servicio de tranvías, la construcción de
la Plaza Chacabuco y de la avenida que lleva su
nombre. En 1939 el Hipódromo Chile puso a la venta 105 de los 150 títulos que componían su
capital social, momento en que fueron adquiridos por el Estado. Desde entonces, se materializó una relación que se mantuvo los siguientes 40 años.
Pérgolas San Francisco y Santa María
Av. La Paz 50 y 51
Herederas de la mítica “Pérgola de
las Flores” que inspiró a Isidora
Aguirre a escribir el musical del
mismo nombre -el más importante
de nuestra historia- se ubican
desde 1948 en ambos costados de
Avenida la Paz, las pérgolas San
Francisco y Santa María. Hijos y
nietos de aquellos antiguos
Pérgola de las Flores ubicada en Iglesia San Francisco
floristas erradicados de la
Alameda, ofrecen a sus caseros arreglos florales, ramos y coronas que engalanan los ritos
más trascendentes de los santiaguinos. Desde el año 2011 las pérgolas, junto a su vecino el
Mercado de Abastos Tirso de Molina, ocupan modernas instalaciones, las que incluyen
estacionamientos para clientes, bodegas y sistemas de ventilación para preservar las flores.
Pérgola Santa María
Río Mapocho
Ciudad de Santiago
Del mapudungun “río que se pierde en la tierra”, es un
cordón fluvial que ha estructurado y ordenado la
ciudad de Santiago desde su fundación. Su presencia
ha sido testigo rumoroso del crecimiento urbano,
acompañándolo con su caudal variable y brazos
fecundos. Ya en tiempos coloniales se denunciaba que
sus aguas no eran potables, siendo no obstante, la
fuente de fertilidad de viñedos, chacras y cultivos
colindantes. Decenas de crónicas relatan sus
desbordes, ocurridos los más feroces en 1783, 1827,
1877, 1888, sólo por nombrar algunos. Se revela
tempranamente la necesidad de contener su
torrencial flujo que arrastró periódicamente
viviendas, enseres y muertos; emprendiéndose la construcción de puentes y tajamares en
los siglos XVII y XVIII, además de su canalización a fines del siglo XIX. La caja del río fue la
fuente de trabajo de areneros y lavanderas; cobijo de habitaciones precarias, lugar de baño
y estación de la palomilla brava mapochina. Poetas, cantores y escritores, han dedicado
desde hace siglos, versos y canciones en su honor confirmándose allí su carácter
entrañable.
Mercado Central
Cuadrante : Valdés Vergara /21 de Mayo /San Pablo /Puente
En 1821, como una forma de erradicar el comercio
espontáneo de la Plaza de Armas y sus alrededores, el
Mercado de Abastos de Santiago fue trasladado hasta
un terreno baldío conocido hasta ese entonces como
"Basural”. Por orden de la Municipalidad, en 1868 se
inició la construcción de una nueva estructura para el
Mercado, cuya cúpula de hierro sería encargada a
Inglaterra. Desde su inauguración en 1872, fue
reconocida como una de las edificaciones más
innovadoras y relevantes en su época. En el contexto
de la transformación de la ciudad, se acondicionó una
plaza conocida como Del Mercado, lugar en que decenas de “puetas” populares vendían sus
pliegos de poesías. El carácter populoso y transitado que lo distinguía, se reafirmó con las
decenas de ramadas y chinganas que se agolparon en sus alrededores. Durante el siglo XX,
mantuvo su carácter de comercio variado, pero fue a fines del mismo, donde su rubro derivó
especialmente al cultivo gastronómico de productos del mar.
Las chinganas
Múltiples chinganas (del quechua “escondrijo”) se instalaron en las inmediaciones de La Chimba
desde la época colonial. Famosas en toda la ciudad fueron la fonda de Ño Pablo, la de Dominga
Muñoz, de Ño Plaza, la ramada de Juana Carrión y la Filarmónica de Portales, además de otra serie
de bodegones y despachos. En la época republicana se ubicó entre las actuales calles Maruri y
Lastra la más célebre de todas: la de la Peta Basaure. Según cuenta Antonio Acevedo Hernández,
destacada figura de la dramaturgia chilena, era amplia, llena de habitaciones, cada una con
distintos entretenimientos como rayuela, riñas de gallo y palitroque. Allí hicieron fama “puetas”,
cantores de gran categoría como Manuel Clavero, el Pecho de Palo y José Hernández quienes
animaban a los parroquianos al son de zamacuecas entonadas con vihuela y arpa. Si bien las
chinganas desaparecieron, persistió en el barrio su resonante y alegre espíritu.
Casa de la Tía Carlina
Vivaceta 1226
Imposible entender la bohemia santiaguina del siglo XX sin hacer un alto en la mítica casa de
remoliendas regentada por Carlina Morales Padilla, la Tía Carlina. No se sabe a ciencia cierta qué
sucedía al interior del mentado lupanar, pero la literatura y la prensa de la época son ricas en
ejemplos y teorías. Políticos, empresarios, artistas, futbolistas, policías e intelectuales
frecuentaron sus salones en busca de jornadas de alegría, festejo y placer. En sus aposentos era
posible encontrar no sólo bellas mujeres de todo el continente, sino también cuidados espectáculos
a cargo del “Blue Ballet”, además de cuecas bravas y poncheras de vino con frutas al por mayor.
Entre las leyendas que se cuentan de la Tía Carlina, existen dos que la literatura se ha encargado
de mantener en pie y hasta ahora nadie ha podido responder: ¿Fue la Carlina espía chilena durante
los años previos al plebiscito de Arica y Tacna? y ¿Es verdad que fue condecorada en secreto, con
una orden al valor patriótico?
Teatro Picaresque
Recoleta 345
Luces, brillos y plumas junto a bellas vedettes y deslenguados humoristas, deslumbraron a los
capitalinos que asistieron durante más de tres décadas a los espectáculos de la compañía pícara a
cargo de Ernesto Sottolichio. Sus tablas fueron testigo de presentaciones de destacados artistas
internacionales como la bolerista cubana Olga Guillot, el cantante mexicano Pedro Vargas y el
afamado Trío Los Panchos. Tradicionales en este teatro también fueron los jocosos duelos de
garabatos entre el comediante Daniel Vilches y el público asistente, al punto que fue necesario
instalar un cartel que decía: “Se ruega al público respetar al artista, no insultarlo, porque ellos se
están ganando el pan tal como lo hacen ustedes con su trabajo”.
Fray Andresito
Andrés García Acosta, fue un fraile español nacido en 1800 en las
Islas Canarias y que llegó hasta la Recoleta Franciscana en julio
de 1839 para cumplir labores humildes como ayudar al cocinero,
lavar platos y barrer. Un mes después, fue nombrado “hermano
limosnero”, debiendo recorrer día a día las calles de Santiago,
pidiendo donaciones a la aristocracia capitalina en favor de los
más pobres. Cruzaba el Mapocho varias veces al día, visitando
presos y enfermos, a los que muchas veces logró sanar
inexplicablemente. Gracias a oraciones y medicinas que el
mismo preparaba fue convirtiéndose en una persona
transversalmente querida y admirada, al punto que muchos
feligreses lo esperaban diariamente en el frontis de la iglesia para pedir su ayuda. Luego de su
muerte en 1853, su sangre ha permanecido milagrosamente licuada y sin signos de descomposición.
Una comisión médica en 1855, compuesta por varios científicos de la época y encabezada por el
entonces rector de la Universidad de Chile Ignacio Domeyko, exhumó sus restos encontrando su
cadáver incorrupto y sin causas naturales que pudieran explicar lo acontecido. Simplemente -se
dice- es otro de sus milagros.
Elaborado por:
Ministerio
de Bienes
Nacionales
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