Tema 8: La consolidación del Estado liberal. 1. La oposición al sistema liberal: las guerras carlistas y la cuestión foral. El establecimiento del régimen liberal en España, durante la minoría de edad de Isabel II (1833-1843), comenzó con el estallido de la Primera Guerra Carlista (1833-1840) entre las fueras gubernamentales y los partidarios del absolutismo, dirigidos por Carlos María Isidro. La Guerra de los Siete Años, como también es conocida, tuvo lugar durante la primera regencia de la minoría de edad de la reina. Este conflicto surgido en España en 1833 supuso, en realidad, el enfrentamiento irreconciliable entre dos oposiciones excluyentes de la organización política, social y económica. Se trataba de dos ideologías políticas contrapuestas, dos modos distintos de entender España. -1.1 Las causas y los apoyos del conflicto carlista El carlismo fue un movimiento político legitimista, de carácter antiliberal y que intentó establecer a Carlos María Isidro en el trono y promulgaba la vuelta al Antiguo Régimen. Su oposición al liberalismo provocó un largo conflicto cuyas causas principales son las siguientes: - La cuestión sucesoria. EL conflicto estalló por la negativa de los partidarios de don Carlos a reconocer la legitimidad de Isabel como reina, y de su madre María Cristina como regente que fueron apoyadas por los liberales (isabelinos). La facción contraria eran los carlistas. - La guerra no fue una simple cuestión dinástica, sino un conflicto civil de fuerte contenido ideológico y de clase. El carlismo era el enemigo acérrimo del liberalismo y de todo lo que implicaba. Su divisa fue Dios, Patria y Rey. Eran partidarios del absolutismo regio de origen divino del integrismo religioso y la defensa de los intereses de la Iglesia y del foralismo. En cuanto a los apoyos recibidos por cada uno de los bandos pueden citarse: - Los carlistas contaron con el respaldo de aquellos sectores que temían el liberalismo: nobles, bajo clero, oficiales reaccionarios del Ejército y gran parte del artesanado pobre. Tuvieron escaso apoyo internacional. - Isabel y la reina regente estuvieron apoyadas por los liberales. Las clases medias urbanas, empleados públicos, la burguesía comercial, industrial y financiera, altos mandos militares y la aristocracia. Los liberales recibieron la ayuda diplomática, financiera y materia de Francia, Reino Unido y Portugal. Constituyeron con España la Cuádruple Alianza. -1.2 La Primera Guerra Carlista (1833-1840) La Primera Guerra Carlista o Guerra de los Siete Años estalló dos días después del fallecimiento de Fernando VII. Carlos María Isidro reivindicó sus derechos dinásticos en el Manifiesto de Abrantes. El pretendiente fue proclamado soberano en varios puntos de España. El conflicto se desarrolló en tres etapas: - La Primera etapa transcurrió entre 1833 y 1835. Los partidarios de don Carlos organizaron un ejército a partir de los antiguos voluntarios realistas, bajo la dirección del general Zumalacárregui. Emplearon la táctica de guerrillas y controlaron el País Vasco, Navarra y puntos aislados de la zona de Valencia y Aragón. No pudieron unificar sus territorios ni conquistar ninguna capital. Durante estos dos años apenas se produjeron combates y ambos bandos emplearon métodos brutales de represión. Los carlistas obtuvieron algunas victorias importantes, pero también graves pérdidas, como la del general Zumalacárregui durante el sitio de Bilbao. - La segunda etapa se alargó entre 1836 y 1837. Los carlistas organizaron expediciones militares por el resto de España en búsqueda de apoyos: Miguel Gómez recorrió el territorio peninsular de extremo a extremo, y don Carlos alcanzó las puertas de Madrid. Las dos concluyeron sin obtener el respaldo de la población. Fracasó u segundo intento de tomar Bilbao por culpa de la victoria del general isabelino Baldomero Espartero en la batalla del puenta de Luchana. - La tercera fase se extendió entre 1837 y 1840. Se caracterizó por la ofensiva isabelina bajo el mando de Espartero. Los carlistas desmoralizados se escindieron en dos facciones: los ultras, que querían mantener la guerra y los moderados, partidarios de una solución pacífica. El predominio de estos últimos condujo a la firma del Convenio de Vergara, simbolizado en el abrazo entre Espartero y Maroto. Don Carlos, contrario al pacto, se exilió a Francia. -1.3 La Segunda Guerra Carlista (1846-1849) Se desarrolló fundamentalmente en Cataluña con el pretexto del fracaso de los planes de boda entre Isabel II y el hijo de don Carlos. Careció de importancia de la primera y no superó el ámbito de guerrilla rural. El general Cabrera trató de organizar un ejército real sin éxito. En alguna ocasión llegaron a a recibir apoyos de guerrilleros republicanos. Ante su fracaso, las últimas partidas de carlistas abandonaron España. Se produjeron otras sublevaciones carlistas: en 1855 en Cataluña y en 1860 la Ortegada, que alude al pronunciamiento de Carlos VI que concluyó con la ejecución del general carlista Ortega. -1.4 La Tercera Guerra Carlista (1872-1876) Tras la Revolución de 1868 y la instauración de Amadeo de Saboya, resurgió el carlismo y aumentó su presencia en el parlamento. En 1872, la facción más ultra del carlismo se impuso y apoyó una nueva sublevación a favor del nuevo pretendiente, Carlos VII. Tras un primer fracaso en Amorebieta, la insurrección prendió en las provincias de Cataluña, Navarra y el País Vasco, y recibió un gran impulso con la proclamación de la Primera República. Los carlistas establecieron su capital en Estella y obtuvieron destacados triunfos. Se emprendieron expediciones militares hacia el interior peninsular pero volvieron a fracasar en la ocupación de Bilbao y las principales ciudades, La restauración de los Borbón en el trono español acabaría por hundir el carlismo. En 1876, Carlos VII huyó a Francia. 2. La época de las regencias: el establecimiento del sistema liberal. Tras la muerte de Fernando VII fue proclamada reina su hija Isabel II. Se estableció un período de regencias con María Cristina de Borbón (1833-1840) y Baldomero Espartero (1840-1843). Entre los años 1833 y 1843 se produjo en España un doble conflicto: la Primera Guerra Carlista, Antiguo Régimen o Estado liberal, el segundo aludía al establecimiento de un régimen constitucional. Durante los años de las regencias, la facción liberal progresista se impuso en el gobierno e implantó reformas. -2.1 La Regencia de María Cristina (1833-1840) Se inició la transición desde el absolutismo al liberalismo: - Declaración de indulto general y de amnistía para reconciliar el liberalismo con el nuevo régimen. - Pragmática desarticulación de todas las fuerzas partidarias de don Carlos. -Los gobiernos moderados y el Estatuto Real de 1834 Los primeros gobiernos estuvieron protagonizados por monárquicos reformistas. Se aprobaron importantes reformas como la liberación del comercio, de la industria y de los transportes; la libertad de imprenta, con censura previa, y la división territorial de España en provincias, muy similar a la actual. En enero de 1834, la reina confió el poder a Francisco Martínez de la Rosa, liberal moderado de la época del Trienio liberal. Este elaboró el Estatuto Real de abril de 1834, cuyo propósito fue preparar el tránsito hacia un sistema representativo liberal. Fue una mezcla de reglamento de Cortes y una especie de carta otorgada. Fue concedido por la reina con la intención de renunciar a algunos de sus poderes y competencias. Las Cortes podían hacer peticiones a la reina, pues en realidad, eran una asamblea para asesorar a la Corona. Se dividían en dos cámaras, una alta o de próceres y una baja de procuradores. Estas Cortes fueron una especie de “tercera vía” entre el liberalismo y el absolutismo. Se pretendía que hubiera representación tanto de las viejas élites como de los grupos burgueses más poderosos e influentes. El Estatuto Real no satisfizo las expectativas de los liberales más exaltados y radicales. Algunos exigieron al gobierno la puesta en macha de reformas más profundas. -La división del liberalismo: moderados y progresistas Se produjo la división del liberalismo entre moderados y progresistas, que tenían sus orígenes en la época del Trienio liberal. Mantenían serias diferencias ideológicas. Los moderados, eran liberales conservadores cuyos principios ideológicos se fundamentaban en la defensa del denominado liberalismo doctrinario basado en: - Intento de conciliar los intereses de las antiguas clases dirigentes con el liberalismo - Hacer compatible el mantenimiento del orden público y la seguridad de las personas y de sus propiedades. - Limitación y recorte de los derechos individuales. - Construcción de un Estado centralista con una autoridad fuerte capaz de hacer frente a cualquier intentona revolucionaria. - La soberanía era compartida entre el Rey y las Cortes. - Oposición a la democracia y al sufragio universal. Formaban parte del sector moderado los grandes terratenientes, hombres de negocios adinerados, muchos militares, abogados, nobles y burócratas. Los progresistas, constituían el ala izquierda del liberalismo español. Se forjó por su oposición al Estatuto Real de 1834 bajo el liderazgo de Espartero. Sus rasgos fueron: - Defensa del sufragio censitario pero con una base social más amplia que permitía mayor participación de las clases medias. - Principio de soberanía nacional y aceptación de las Cortes como única institución representativa, aunque admitían el papel moderador de la Corona. - Libertad de conciencia y de expresión sin previa censura. - Elegibilidad de ayuntamientos y diputaciones frente al sistema de designación directa. - Lucha contra los impopulares impuestos de consumos y el estanco de la sal. - Separación de la Iglesia y el Estado. - Refuerzo de la milicia nacional como garantía de libertades. El progresismo siempre accedió mediante pronunciamientos o rebeliones urbanas. Su soporte constituido por clases medias urbanas generales del Ejército, hombres de negocios y conocidos periodistas o abogados. -La división del liberalismo: moderados y progresistas Los gobiernos moderados de Martínez de la Rosa se mostraron incapaces de vencer a los carlistas y tampoco de calmar la creciente oposición de los liberales progresistas al Estatuto Real. Estos acabaron organizando revueltas mediante la creación de juntas locales en las que se solicitaban reformas más radicales. Como consecuencia de estos sucesos María Cristina mandó formar gobierno a Juan Álvarez Mendizábal, ministro de Hacienda. No obstante, su rápido cese, obligado a dimitir, y el nombramiento de un moderado incrementaron los altercados callejeros y culminaron con el pronunciamiento militar de un grupo de sargentos en La Granja de San Idefonso. Irrumpieron en el palacio real forzando a la reina regente a suspender el Estatuto Real de 1834 y restablecer la Constitución de 1812. Se iniciaba un período de dominio progresista en el que se dio un impulso definitivo a la ruptura con el Antiguo Régimen. Con el nuevo gobierno progresista, dirigido por Calatrava, las Cortes emprendieron la elaboración de la Constitución de 1837, una Constitución progresista en la que se intentó dar cabida a las distintas tendencias liberales. Sus características más importantes fueron: - Soberanía compartida entre el rey y las Cortes. - División de poderes, la Corona mantenía mayores atribuciones. - Reconocimiento de derechos individuales y la libertad de imprenta. - Cortes bicamerales por sufragio restringido. El régimen de 1837 estableció el marco básico de organización del poder político en provincias y ayuntamientos y supuso la consolidación de la milicia nacional (también llamada milicia urbana). -La desamortización de Mendizábal Durante su breve etapa como Presidente del Consejo de Ministros Mendizábal había adoptado una serie de medidas tendentes a lograr el triunfo en la guerra y a reestructurar el grave problema de la deuda nacional. Destacó entonces la reactivación de la desamortización de los bienes del clero regular. Entre 1835 y 1837 Mendizábal emprendió una gran desamortización eclesiástica mediante la nacionalización y venta en pública subasta al mejor postor de los bienes expropiados previamente a la Iglesia. Y suprimió también los monasterios y conventos de las órdenes religiosas masculinas y femeninas del clero regular. El objetivo de la desamortización era conseguir financiación para sufragar la deuda pública y los gastos de la guerra civil y crear una clase media de campesinos propietarios; pero también aumentar los apoyos sociales y políticos del liberalismo y del régimen isabelino. Las consecuencias de la desamortización no fueron positivas. Se consiguió paliar momentáneamente la grave situación que venía padeciendo la hacienda pública, empobreció más a los campesinos, muchos cayeron en la miseria. Los enormes lotes puestos a la venta solo pudieron ser adquiridos por las mayores fortunas. Igualmente, la desamortización aumentó la distancia entre el nuevo régimen liberal y el clero católico, que perdió la mayor parte de sus propiedades y el cobro del diezmo. La desamortización eclesiástica se complementó con otras medidas similares: desaparición de los señoríos y mayorazgos, supresión de la Mesta, introducción de la libertad total de producción y comercio y supresión de los derechos señoriales. Todas ellas tuvieron por objeto convertir la propiedad vinculada del Antiguo Régimen en propiedad libre para poder circular en el mercado. -2.2 La regencia de Espartero (1840-1843) El radicalismo liberal del gobierno de Calatrava y de Mendizábal, alarmó a las fuerzas conservadoras y a los liberales moderados hasta suscitarse una oposición que llevó a los moderados al poder en las elecciones de octubre de 1837. Hasta 1840 se sucedieron varios gobiernos de signo moderado. Durante estos años se fueron radicalizando las posturas entre moderados y progresistas. El último choque entre los progresistas y María Cristina tuvo lugar con ocasión de la ley de Ayuntamientos, los nombramientos de los regidores serían verificados por designación regia. A esto se sumaba la frágil situación institucional y la creciente impopularidad de la madre de Isabel II, que dos meses después de enviudar había contraído matrimonio con Fernando Muños, teniente de la guardia de corps. Tras el estallido de disturbios en numerosas ciudades, María Cristina marchó al destierro en 1840. El general Espartero fue elegido por las Cortes para asumir la regencia. Impuso una especie de liberalismo autoritario apoyado por el ejército. Este propició la aparición de rivales dentro del ejército. Otros se decantaron por el camino de la insurrección. Los gobiernos de este período recortaron los fueros vasco-navarros y retomaron la desamortización de los bienes del clero secular. Se suscitó una fuerte oposición de la Iglesia y el Vaticano. A nivel económico se adoptó una política que benefició a la burguesía rural y un sistema comercial tendente al librecambio que enfrentó a Espartero con la industria textil de Cataluña. La decisión de bombardear Barcelona a causa de los disturbios mermó el prestigio del regente. Entre mayo y junio de 1843 se produjo una insurrección general, civil y militar, que puso fin a la regencia tras una sublevación impulsada por mandos militares del partido moderado. Espartero se exilió en Londres. Terminaba así la etapa de regencias. 3. El reinado efectivo de Isabel II: desarrollo institucional y cambios políticos. En el otoño de 1843 Isabel II, con 13 años de edad, fue proclamada mayor de edad con el propósito de evitar una nueva regencia. Se inició un período de veinticinco años durante el que se procedió a la auténtica construcción del nuevo Estado liberal (18431868). El Gobierno fue ocupado mayor tiempo por los moderados. Los progresistas solo accedieron de modo efímero y alternado con los moderados de izquierda en la fase final de reinado. En esta nueva etapa se procedió a la institucionalización del Estado liberal. El Estado liberal respondía a los intereses de la burguesía grande y mediana, mientras que la pequeña burguesía y el proletariado solo fueron aliados circunstanciales, por lo que fracasaron en su empeño de cambio de régimen y de reforma política y social. -3.1 La Década moderada (1844-1854) En 1844, Isabel II nombró como jefe de Gobierno al líder moderado Ramón María Narváez. Durante los diez años siguientes se sucedieron gobiernos de carácter moderado, de ahí que este período sea conocido como la Década moderada. Esta época se caracterizó por el logro de una cierta estabilidad política y orden. Se trataba de un sistema oligárquico en el que las Cortes fueron suspendidas con cierta frecuencia, se pactó el falseamiento electoral, se extendió la corrupción administrativa y se marginó totalmente a los progresistas de Gobierno. Sus presupuestos ideológicos fueron la soberanía conjunta del Rey y las Cortes, el fortalecimiento del poder real, la adecuación del sistema político a las clases sociales dominantes y el intento de hacer compatible el orden con la libertad. El moderantismo se basaba en el liberalismo doctrinario, constituyendo una especie de versión restringida, conservadora y antidemocrática del liberalismo. -La Constitución de 1845 Una de las primeras medidas fue la elaboración deuna nueva Constitución en 1845, que fue una de las más duraderas del constitucionalismo español. Este texto expresaba con exactitud el ideario político del moderantismo, aunque en realidad conservase parte de la estructura externa de la anterior (1837). Sus características principales son: - Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes. - División de poderes con el fortalecimiento de la autoridad del monarca ero sin responsabilidad. El ejecutivo con ministros y el legislativo con las Cortes y el rey. - Reconocimiento de derechos y confesionalidad religiosa. - Cortes bicamerales con Senado y Congreso y sufragio En política interior los moderados aprobaron una serie de reformas para conseguir una mayor centralización y mejorar la administración: - Fundación de la Guardia Civil en 1844, su finalidad era mantener el orden público, defender las propiedades y a las personas. - Disolución de la milicia nacional por ser considerada un peligroso cuerpo armado bajo la influencia y control de los progresistas más radicales. - Aprobación de una nueva ley de Ayuntamientos por la que el Gobierno se reservaba el nombramiento de todos los alcaldes entre los concejales elegidos previamente. Se creó la figura del gobernador civil, era el líder de los moderados de la zona. El Gobierno estrechó el control sobre la vida municipal y favoreció la corrupción electoral por las habituales manipulaciones en las votaciones para la fabricación de las mayorías parlamentarias. La medida se complementó con una nueva modificación en la legislación electoral. - Se procedió a la unificación legislativa con el propósito de ahondar en la centralización del Estado. Se homogeneizó el sistema de pesos y medidas con la adopción del sistema métrico decimal; se aprobó un nuevo Código Penal y se reguló la instrucción pública. - Se reformó la Hacienda pública. Llevaron a cabo la Ley MonSantillán que constituyó la reforma tributaria más importante realizada en España en todo el siglo. Con esta ley se pretendía mejorar la eficacia del sistema de impuestos para obtener un aumento de los ingresos estatales, respondía a los principios de igualdad y proporcionalidad. Los impuestos quedaron, de este modo, clasificados en directos e indirectos. Se elaboraba un presupuesto general anual, que continuaría padeciendo un déficit crónico y que se intentaría remediar con la emisión de deuda pública gracias a la labor de Bravo Murillo. - Se firmó un Concordato con la Santa Sede por el que se suspendieron las ventas de bienes desamortizados del clero y por el que el Estado se comprometía a sostener los gastos eclesiásticos. Por su parte la Santa Sede aceptó como un hecho consumado la venta de tierras desamortizadas realizadas años atrás y no puso objeciones a la práctica del patronato por la Corona para la designación de obispos. -3.2 El Bienio progresista (1854-1856) Desde el 1850 el autoritarismo y la corrupción de los gobiernos moderados se fueron incrementando. Debe añadirse la oposición ejercida por los carlistas y los progresistas a los que se incorporaron, desde este momento, el ala izquierda de moderantismo y el Partido Demócrata, desgajado de la izquierda del progresismo. Los demócratas reivindicaban el sufragio universal, las Cortes unicamerales, la libertad religiosa y de asociación sindical, la reforma de los “consumos”, la instrucción primaria gratuita y la intervención del Estado en las relaciones laborales. Habían hecho su aparición en las insurrecciones que estallaron en varias ciudades españolas, como había sucedido en otras capitales europeas. -La revolución de 1854 Sin embargo, la revolución más trascendental fue la de junio de 1854, organizada por los moderados izquierdistas, se concretó con el pronunciamiento del general, de origen irlandés, O’Donnell para derribar al Gobierno. Tuvo lugar en Vicálvaro y consiguió atraerse el apoyo de amplias capas populares, de los progresistas y de los demócratas con la publicación con la publicación del Manifiesto de Manzanares. El Manifiesto, redactado por Antonio Cánovas del Castillo, reivindicaba la reforma de las leyes electorales y de imprenta, la descentralización del poder estatal y el restablecimiento de la milicia nacional. La proclama se extendió por las grandes ciudades, donde se formaron juntas revolucionarias. Después de estos sucesos la reina encargó al general Espartero, que había participado directamente en la revolución, la formación deun nuevo Gobierno al frente de los progresistas. - Las reformas progresistas Los dos años que duró esta etapa fueron verdaderamente inestables. Las reformas más significativas del período fueron las siguientes: - La acción más destacada del bienio fue la desamortización general, o civil, del ministro de Hacienda, Pascual Madoz, que completaba la realizada años atrás por Mendizábal y afectó nuevamente a las propiedades del clero, pero sobre todo a los bienes de propiedad municipal. Fue la desamortización más importante en cuanto a volumen de ventas y significó la desaparición definitiva de los bienes de manos muertas en España. Los objetivos fueron la recaudación de fondos suplementarios para reducir el déficit estatal y financiar nuevas y necesarias obras públicas. Aunque se consiguió incrementar el presupuesto del Estado, la venta de tierras municipales arruinó a muchos ayuntamientos. Además, tampoco se solucionó el problema crónico de la deuda pública y las clases menos pudientes resultaron muy perjudicadas, dejaron de disfrutar de los terrenos comunales de su municipio. El alcance de las dos desamortizaciones de Mendizábal y Madoz fue extraordinario, ya que afectaron al 20% del suelo español. - Restauración de las leyes e instituciones de la década de 1830. - Aprobación de una Ley General de Ferrocarriles, con el propósito de consolidar un mercado de ámbito nacional, y de una Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias, que dio lugar al nacimiento del Banco de España. - Elaboración en 1856 de una Constitución que no llegó a promulgarse. Estaba inspirada en la de 1837, mantenía el bicameralismo, la potestad legislativa entre el rey y las Cortes, y afirmaba la soberanía nacional y los derechos individuales. Durante el Bienio progresista estalló una seria conflictividad social y motines de subsistencia por la carestía del grano en Castilla. Estos dos años concluyeron con la destitución de Espartero y el nombramiento en su lugar de O’Donnell. -3.3 Los gobiernos de los moderados y la Unión Liberal: el final del régimen isabelino (1856-1868) A la finalización del Bienio progresista se sucedieron varios gobiernos moderados y se produjo la entrada en la escena política de la Unión Liberal, nuevo partido creado y liderado por O’Donnell con la vocación de ser una agrupación de centro que aglutinase a los moderados de izquierda y a los progresistas. En sus filas militaron personalidades como Antonio Cánovas del Castillo, Francisco Serrano o Juan Prim. - El Bienio moderado (1856-1858) Tras un breve gobierno de O’Donnel, la reina confió la presidencia d l Consejo de Ministros a Narváez. La acción política de este gabinete formado por políticos muy conservadores, se caracterizó por la vuelta al modelo político anterior a 1854. Se rehabilitó la Constitución de 1845, se suspendió la desamortización, se reanudaron las relaciones con la Santa Sede y se reformó en sentido restrictivo el Senado. En esta época se aprobó la importante Ley Moyano (1857) por la que se ordenaba el sistema educativo. Los gobiernos moderados quedaron desacreditados por sus fuertes escisiones internas. - La Unión Liberal y el Gobierno largo de O’Donnell En 1858, con el regreso de O’Donnel, se abrió una nueva etapa en el reinado de Isabel II en la que se ensayó una solución política protagonizada por la Unión Liberal. Este período de siete años (18581863), conocido como el Gobierno largo de O’Donnell, consiguió una importante estabilidad política y el mantenimiento del orden público. La estabilidad se vio favorecida por el progreso económico promovido por los gobiernos del período. Los unionistas potenciaron la expansión del ferrocarril, fomentaron la industria metalúrgica, impulsaron el desarrollo industrial y favorecieron la entrada de empresas e inversores de capital extranjeros. En el ámbito exterior, la Unión Liberal apostó por restaurar el papel del país como potencial internacional, aunque la mayoría de las veces obró de acuerdo a los intereses de Francia y Reino Unido y obtuvo escasos beneficios. Nuestros militares intervinieron en distintos puntos de América, Asia y África. Se colaboró con Francia en una expedición de castigo por el asesinato de varios misioneros españoles. Después en la guerra de Marruecos, la acción militar más importante del período, que se saldó con pequeñas anexiones territoriales en Ceuta, Melilla y Sidi Infi. Por último, el intento fallido de recuperar Santo Domingo, la expedición a México junto con franceses y británicos para castigar el impago de la deuda del gobierno mexicano y el enfrentamiento con Perú y Chile tras varios incidentes comerciales y navales. - La disolución del Régimen isabelino. Desde 1863 se sucedieron gobiernos de moderados y unionistas muy inestables alternativamente presididos por O’Donnell o por Narváez. La inseguridad se agravó por la fuerte depresión económica de 1864-1868. La oposición se reforzaba, y culminó con los sucesos de la noche de San Daniel y las sucesivas intentonas fallidas de los progresistas contra el Gobierno: sublevación de Prim en Villarejo de Salvanés y del cuartel de San Gil. Finalmente, progresistas, demócratas y republicanos-más tarde también unionistas- firmaron el Pacto de Ostende por el que se comprometían a derrocar a Isabel II. 4. El Sexenio democrático (1868-1874) Tras el derrocamiento de la reina se inició un período de fuertes cambios denominado por la historiografía el Sexenio democrático. Constituyó el primer intento de establecer en España una democracia basada en el sufragio universal masculino. Esta etapa comenzó con el destronamiento de Isabel II y concluyó con la proclamación de su hijo, Alfonso XII, como rey de España. En estos seis años se sucedieron diversos regímenes políticos: una regencia, una nueva monarquía, una república y, finalmente, la restauración de la monarquía borbónica. -4.1 La revolución de 1868 El Sexenio democrático comenzó con la Revolución de septiembre de 1868, conocida como la Gloriosa. Se inició en Cádiz tras el pronunciamiento de la armada al mando del almirante Topete, junto con una parte del ejército dirigido por los generales Serrano, que a última hora se había sumado al Pacto de Ostende, y Prim. Las causas de la rebelión tenían su origen en la crisis del sistema político, la depresión económica y la impopularidad de la reina. Los sublevados expresaron sus ideas en el manifiesto España con honra. En él proclamaban la expulsión de la soberana y el establecimiento de un Gobierno Provisional que asegurase el orden y la regeneración política del país. La insurrección se extendió a numerosas ciudades españolas y obtuvo amplios apoyos populares. Los demócratas formaron juntas revolucionarias. Las tropas leales a la reina, fueron derrotadas en la batalla del puente de Alcolea, lo que dejó a los sublevados libre el camino a Madrid. Isabel II se exilió a Francia. -4.1 La revolución de 1868 El Gobierno Provisional que surgió estuvo constituido por los partidos que habían aceptado el Pacto de Ostende, con la exclusión de los demócratas. Fue presidido por Serrano y formaron parte de él destacados progresistas como Prim y Sagasta y unionistas como Topete. Las primeras medidas que adoptó el nuevo Gobierno fueron la disolución de las juntas revolucionarias locales y el desarme de los Voluntarios de la Libertad. A continuación se decretó la libertad de cultos, la supresión de las órdenes religiosas y se reanudó la desamortización de bienes eclesiásticos, lo que indispuso al Gobierno con las autoridades eclesiásticas - Las Cortes constituyentes A continuación, el Gobierno Provisional convocó elecciones a Cortes constituyentes. Desde el principio aprecieron divergencias entre las diversas fuerzas poíticas que habían apoyado a la Gloriosa. El principal motivo de fricción fue la elección entre monarquía democrática o república. Unionistas y progresistas eran partidarios de la primera opción, mientras que los demócratas se dividieron en dos facciones: por un lado los cimbrios que apostaban por una monarquía democrática con sufragio universal y por otro los partidarios de establecer una república federal. Finalmente triunfó la opción de progresistas y unionistas de establecer una monarquía. El resultado electoral dio la victoria a los partidos del Pacto de Ostende, coaligados en el Gobierno Provisional: progresistas, unionistas y demócratas cimbrios. Representaban el centro político y defendían una monarquía parlamentaria y democrática, basada en la soberanía nacional y en un gobierno elegido por las Cortes Decidieron buscar un nuevo monarca, pero que no fuese Borbón. El general Prim fue el dirigente más destacado. A la derecha, en las Cortes, se situaron los carlistas, y los moderados que apoyaban el regreso de los Borbón y el sistema político constitucional de 1845. A la izquierda se encontraba el Partido Republicano Federal. Un sector del partido, los llamados intransigentes propugnaban una insurrección armada y la construcción del federalismo desde abajo, es decir, mediante acuerdos entre poderes locales y municipios o juntas. - La Constitución de 1869 La principal tarea de las Cortes fue la aprobación de la Constitución de 1869: la más liberal de todas: - Soberanía nacional y sufragio universal directo - Estricta división de poderes: Legislativo en dos cámaras, ejecutivo con el monarca y el Gobierno y el judicial en los jueces. - Amplia declaración de derechos individuales: Libertad de cultos religiosos, libertad de enseñanza, derecho de reunión, de asociación e inviolabilidad de domicilio. Algunos de ellos no reconocidos en Constituciones anteriores. - La regencia de Serrano y el gobierno de Prim Una vez aprobada la Constitución, que definía a España como reino, el general Serrano fue elegido para ocupar la regencia y el general Prim pasó a ocupar la jefatura del Gobierno, junto con la cartera de Guerra. En el ámbito económico, Laureano Figuerola adoptó dos medidas fundamentales rebaja de los aranceles para el comercio exterior en contra de los intereses proteccionistas y la reforma del sistema monetario, mediante el establecimiento de la peseta como única moneda nacional (1868), lo que facilitó la creación de un mercado interio unificado. Se complementaron con la promulgación de una Ley de Minas, “desamortización del subsuelo” o venta de las minas, que pasaron a empresas privadas para su explotación. A pesar de estas decisiones, Figuerola no abordó ninguna reforma fiscal, por lo que la deuda pública continuó siendo muy alta. La labor legislativa del Gobierno fue muy intensa: se implantó una serie de leyes que desarrollaba los principios constitucionales. Este nuevo régimen tuvo que hacer frente, casi desde el estallido de la revolución, a una doble crisis: - La guerra de Cuba. Poco después del pronunciamiento de la Gloriosa, el terrateniente azucarero cubano Manuel de Céspedes lanzó el Grito de Yara y liberó a sus esclavos. Otros terratenientes le imitaron y, poco después, se sublevaron contra la dominación española. - El estallido de insurrecciones populares y republicanas. Los republicanos federalistas protagonizaron varias sublevaciones. Estos movimientos fueron sofocados por el Gobierno tras la supresión de las garantías constitucionales. En esta situación de inestabilidad, el general Prim emprendió la difícil tarea de buscar un rey. El candidato elegido fue Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia recién unificada. La intervención de Prim fue determinante para su designación. Amadeo I llegó a España en diciembre de 1870. Unos días antes Prim, su principal valedor, había sido asesinado en la madrileña calle del Turco. -4.3 El reinado de Amadeo I (1871-1873) Tras la desaparición de Prim, la monarquía amadeísta nació muy debilitada. Duró dos años. Contó con escasos apoyos, siendo considerado un rey intruso por los partidarios de los Borbón, tanto carlistas como isabelinos, así como por los republicanos. Uno de los factores que contribuyeron a incrementar la inestabilidad política fue la división del partido en dos: el Partido Constitucionalista dirigido por Sagasta y el Partido Radical, por Ruiz Zorrilla. Se generalizó el falseamiento electoral. Amadeo no logró establecer un turno entre partidos que proporcionara estabilidad al sistema. La principal oposición al régimen provino de los siguientes sectores: - La Iglesia católica, opuesta a la decretada libertad de cultos y a la separación entre la Iglesia y el Estado. Además tras la unificación italiana le fueron arrebatados a la Iglesia territorios de la península itálica. - Los grandes propietarios de industrias eran hostiles a Amadeo I porque temían que ahondara en el librecambismo. - Temor a la revolución social. - A la guerra de Cuba se añadió la fuerte oposición de los republicanos y el estallido de la Tercera Guerra Carlista en 1872. Amadeo, sin apoyo popular y sin posibilidades de formar un gobierno fuerte capaz de resolver estos problemas, abdicó en febrero de 1873. -4.4 La Primera República (1873-1874) El vacío de poder originado por la abdicación de Amadeo dio lugar el 11 de febrero de 1873 a una reunión de las dos cámaras legislativasalgo que prohibía la constitución- en la que se proclamó la República. El nuevo régimen fue indefinido e inestable, careció de apoyos y contó con la oposición de los grupos sociales más poderosos. En un año se sucedieron hasta cuatro presidentes distintos. El primer Gobierno fue presidido por el republicano Estanislao Figueras, quien formó un gabienete con mayoría de radicales. - La república federal y el cantonalismo El siguiente presidente del Gobierno fue Francisco Pi y Margall. Con él se inició la elaboración de una Constitución (1873) que establecía una república federal. La república federa se vio desbordada por la guerra carlista, la guerra de Cuba. Además, el ala izquierda del republicanismo, los intransigentes, desencadenaron una revolución política que alentó la formación de cantones, gobiernos territoriales o pequeños estados teóricamente independientes que se federaban libremente entre sí. Constituyó una revolución. El levantamiento cantonalista. Para acabar con esta verdadera insurrección, el Gobierno de la República dio un giro a la derecha y se apoyó en mandos del ejército. En el intervalo se habían sucedido las presidencias de Nicolás Salmerón y Emilio Castelar. - La república conservadora El temor a que prosperase finalmente un sistema federalista llevó al general Pavía a disolver las Cortes en enero de 1874. El poder pasó al general Serrano, que siguió la línea autoritaria de Castelar. Suspendió la Constitución de 1869, disolvió las Cortes, ordenó la ilegalización del movimiento obrero internacionalista e impuso el orden en las calles. Para ello se apoyó en liberales del Sexenio como Topete, Sagasta y Cristino Martos; otros como Antonio Cánovas se negaron a colaborar porque buscaban el restablecimiento de los Borbón. Coincidiendo con estos acontecimientos prosiguieron los graves problemas originados por la Guerra de Cuba y la Tercera Guerra Carlista. Por último, el 29 de diciembre de 1874, el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto acabó con la República e impuso la restauración monárquica.