Página 1 de 23 TEMA 14. LA CRISIS DEL ESTADO LIBERAL, LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL 14.1. Panorama general del reinado de Alfonso XIII. Intentos de modernización. El regeneracionismo. Crisis y quiebra del sistema de la Restauración. La guerra de Marruecos. 14.1.1. Regeneracionismo y revisionismo político El período que se inicia en 1902, con el ascenso al trono de Alfonso XIII, y concluye en 1923, con el establecimiento de la dictadura de Primo de Rivera, se caracterizó por una permanente crisis política, cuyos factores fueron: Ø Intervencionismo político de Alfonso XIII, que no respetó el papel de árbitro que teóricamente debía jugar. Su apoyo a los sectores más conservadores del ejército culminó con el apoyo a la Dictadura de Primo de Rivera, factor clave en el desprestigio de la monarquía. Ø División de los partidos del “turno”, provocada por la desaparición de los líderes históricos y las divisiones internas. Ø Debilitamiento del caciquismo, paralelo al desarrollo urbano del país. Ø Desarrollo de la oposición política y social al régimen de la Restauración: republicanos, nacionalistas, socialistas y anarquistas. En este contexto de inestabilidad política, el país tuvo que enfrentarse a graves problemas: Ø Agudización de las luchas sociales entre empresarios y trabajadores. Ø La “cuestión religiosa” se reavivó con las crecientes protestas contra el poder de la Iglesia, especialmente en la enseñanza. El anticlericalismo se extendió por buena parte de la población urbana y las clases populares. Ø La “cuestión militar” volvió a resurgir ante el desconcierto de un ejército humillado en 1898, que recibía críticas crecientes de la oposición (republicanos, socialistas, nacionalistas). Ø Consolidación del movimiento nacionalista en Cataluña y el País Vasco, sin ningún cauce de negociación por parte de los partidos del turno. Página 2 de 23 Ø El “problema de Marruecos”. En la Conferencia de Algeciras (1906) se acordó el reparto entre Francia y España del territorio marroquí. A España le correspondió la franja norte. Desde 1909 se inició un conflicto bélico, la guerra de Marruecos, muy impopular en el país, que ensanchó el foso que separaba al Ejército y la opinión pública, esencialmente las clases populares. En 1905 estalló una grave crisis en Cataluña. Los comentarios satíricos anticastrenses en algunas publicaciones (Cu-Cut! y La Veu de Catalunya) llevaron a que trescientos suboficiales asaltaran e incendiaran sus imprentas. La reacción del gobierno fue ceder ante el Ejército: en 1906 se aprobó la Ley de Jurisdicciones, que identificaba las críticas al Ejército como críticas a la Patria, pasando a ser juzgadas por la jurisdicción militar. La reacción pública fue inmediata. Una nueva coalición, Solidaritat Catalana, consiguió una clara victoria electoral en 1907, reduciendo drásticamente la representación de los conservadores y liberales en Cataluña. Antonio Maura, líder del Partido Conservador, llegó al poder en 1907 con un programa reformista (“revolución desde arriba”): modificó la ley electoral, estableció el Instituto Nacional de Previsión e intentó sin éxito aprobar una tímida autonomía para Cataluña. 14.1.2. Crisis y quiebra del sistema de la Restauración a) La Semana Trágica de Barcelona (1909) Barcelona, corazón en aquella época de la industrialización española, había vivido desde principios de siglo un gran auge de las movilizaciones obreras, que había culminado en 1907 con la creación de Solidaridad Obrera, organización anarquista que nació como respuesta a la burguesa y nacionalista Solidaritat Catalana. Alejandro Lerroux y su Partido Republicano Radical también se desarrollaron en esta ciudad con un programa demagógico y anticlerical. La Ley de Jurisdicciones de 1906 trajo un reforzamiento del anticlericalismo y el antimilitarismo, mientras que la política autoritaria del gobierno de Maura no ayudó a calmar los ánimos. Sin embargo, fue la guerra de Marruecos la que determinó el estallido de la Semana Trágica. Los ataques de los habitantes del Rif contra los trabajadores españoles de una compañía minera llevaron a la movilización de reservistas, que provocó protestas obreras en Barcelona y Madrid. Los primeros choques militares se saldaron con el Desastre del Barranco del Lobo, con más de mil doscientas bajas españolas. El día 26 de julio estalló la huelga general en Barcelona, convocada por Solidaridad Obrera y la UGT: se iniciaron tres días de Página 3 de 23 protestas, quemas de conventos y enfrentamientos con el ejército. Como consecuencia de todo ello hubo más de un centenar de muertos (104 paisanos y 8 guardias), heridos, destrucciones... La represión fue muy dura y culminó con el juicio sin garantías y la ejecución de Francisco Ferrer y Guardia, pedagogo anarquista y fundador de la Escuela Moderna. La Semana Trágica se llevó por delante el programa reformista de Maura. Mientras el PSOE conseguía que Pablo Iglesias fuera elegido diputado en 1910, el liberal José Canalejas llevó a cabo el último y más serio intento regeneracionista dentro del sistema de la Restauración. Su política reformista abarcó un amplio abanico: servicio militar obligatorio en tiempos de guerra, ley del “candado”, Ley de Mancomunidades (que se vio finalmente frustrada en el Senado), reformas laborales (jornada de 9 horas en la minería, reglamentación del trabajo femenino, etc.)…No obstante, fue víctima de un atentado anarquista en 1912. En adelante, podemos hablar de una crisis permanente de los partidos del turno. La I Guerra Mundial dividió al país entre aliadófilos (liberales e izquierdas) y germanófilos (derechas conservadoras), pero trajo un periodo de prosperidad económica. España, neutral, pudo convertirse en abastecedora de muchos productos para los países contendientes. b) La crisis de 1917 El mal reparto social de los beneficios del boom económico y la creciente inflación llevaron a la crisis de 1917, que se manifestó en tres niveles: Ø Crisis militar. El descontento entre los oficiales “peninsulares” ante los rápidos y, a veces, inmerecidos ascensos de los “africanistas” culminó con la creación de las Juntas de Defensa. El gabinete conservador de Eduardo Dato se plegó a la imposición de los militares y aceptó unas juntas que iban contra la disciplina militar y la subordinación del ejército al poder civil. Ø Crisis parlamentaria. Setenta diputados y senadores de la Lliga Regionalista, republicanos, socialistas e incluso algún miembro del partido liberal constituyeron en Barcelona una Asamblea Nacional de Parlamentarios que demandó un cambio de gobierno y la convocatoria de Cortes Constituyentes. Ø Crisis social: la huelga general de 1917. Convocada en agosto por CNT y UGT, tuvo un amplio seguimiento en las ciudades y se saldó con un centenar de muertos y miles de detenidos. Ante la amenaza de revolución obrera, las Juntas de Defensa abandonaron sus peticiones y apoyaron la represión contra los huelguistas. Por otro lado, la dimisión de Eduardo Dato y la Página 4 de 23 formación de un gobierno de coalición con la participación de la Lliga Regionalista provocaron la disolución de la Asamblea de Parlamentarios. c) La crisis social y la lucha de clases en Barcelona El fin de la I Guerra Mundial trajo una profunda crisis económica y social. Se redujo la producción, lo que provocó una dura respuesta de la patronal (despidos masivos, supresión de horas extraordinarias...). Al mismo tiempo, se desencadenó una fuerte conflictividad social, estimulada por el eco de la Revolución rusa y el alza de los precios del aceite y el pan. Los sindicatos obreros crecieron (UGT pasó de 100.000 afiliados en 1917 a 211.000 en 1920; CNT tenía 700.000 en 1919). Se produjo una división en el socialismo con el nacimiento del PCE en 1921 (fuerte en Asturias y Vizcaya). La zona más conflictiva fue Cataluña. La huelga de la Canadiense (1919) duró 44 días y paralizó la industria barcelonesa, con importantes consecuencias: la patronal reaccionó con el lock-out y la creación del somatén (pistoleros a sueldo para reprimir el movimiento obrero); el gobierno recurrió a la represión mediante el ejército, la declaración del estado de guerra, las matanzas de sindicalistas por la Ley de Fugas (duramente aplicada por Martínez Anido, jefe de la policía barcelonesa) y el reconocimiento de la jornada de 8 horas (1919); el anarquismo reaccionó con el pistolerismo (asesinato de Eduardo Dato en 1921). 14.1.3. La guerra colonial en Marruecos. El Desastre de Annual. En 1912, Francia y España pactaron un nuevo reparto de Marruecos para hacer frente a la resistencia de las cábilas rifeñas. Al acabar la I Guerra Mundial, se reiniciaron las operaciones contra los rebeldes, dirigidos por Abd-el-Krim. El general Berenguer estaba al frente de un ejército mal preparado y equipado, compuesto por los Regulares (tropas indígenas) y la Legión (fundada por Franco y Millán Astray, a imagen de la Legión extranjera francesa). En el verano de 1921, las tropas españolas se embarcaron en una acción mal planificada, dirigida por el general Fernández Silvestre, que provocó el Desastre de Annual (más de trece mil muertos, entre ellos el propio Fernández Silvestre). El impacto fue enorme en una opinión pública contraria a la guerra: hubo grandes protestas en el país y los republicanos y socialistas se apresuraron a reclamar el abandono de Marruecos. Además, se formó una comisión militar, que elaboró el Expediente Picasso, informe que ponía en evidencia enormes irregularidades, corrupción e ineficacia en el ejército español destinado en África. No obstante, no hubo responsabilidades políticas ni criminales. Antes de que la comisión del Página 5 de 23 Congreso encargada de su estudio fuera a emitir su dictamen, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de estado y estableció una dictadura militar (13 de septiembre de 1923). 14.2. La Dictadura de Primo de Rivera a) Las causas Diversos factores explican que la dictadura militar empezara a contemplarse como una solución a la crisis del país entre la alta burguesía, gran parte de las clases medias y el Ejército: Ø Descontento del ejército tras el desastre de Annual y afán de evitar las consecuencias del expediente Picasso para algunos importantes generales, entre ellos el general Berenguer. Ø Auge de los nacionalismos periféricos, los republicanos y el movimiento obrero. Ø El triunfo del fascismo en Italia tras la Marcha sobre Roma en 1922, que provocó la subida al poder de Mussolini. b) El golpe de 1923 Miguel Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, se sublevó el 13 de septiembre de 1923. El golpe contó inmediatamente con la comprensión y el apoyo del Alfonso XIII. Los sublevados declararon el estado de guerra, la suspensión de las garantías constitucionales y la disolución de las Cortes. El régimen de la Constitución de 1876 era sustituido, en medio de la indiferencia popular y sin apenas resistencia, por una dictadura militar. c) Directorio Militar (1923-­‐1925) Tras el golpe, el dictador Primo de Rivera se constituyó en ministro único, pasando a ser asesorado por un Directorio Militar. Tras el nuevo gobierno estaba el mismo bloque de poder que había dominado el país durante la Restauración, la oligarquía de terratenientes e industriales. El Directorio Militar tomó rápidamente medidas: Ø Prohibición de la bandera y el himno catalán y restricción de la lengua catalana al terreno privado. Ø Política de "mano dura" en todo lo referente al orden público y represión implacable contra las organizaciones anarquistas y el PCE. Página 6 de 23 Ø Formación de la Unión Patriótica, partido único bajo la dirección de un militar. Se trataba de seguir el modelo fascista impuesto por Mussolini en Italia. El gran éxito del Directorio tuvo lugar en África. El Desembarco de Alhucemas en 1925 puso fin a la resistencia de las cábilas del Rif y Abd-el-Krim se entregó a las autoridades del Marruecos francés. Con ello, la popularidad del dictador aumentó. d) Directorio Civil (1925-­‐1930) A fines de 1925, un gobierno civil, presidido por Primo de Rivera, sustituyó al Directorio Militar. Se trataba de institucionalizar la Dictadura. En 1927, se constituyó una Asamblea Nacional Consultiva, formada en su mayoría por miembros de la Unión Patriótica elegidos por sufragio restringido. Primo de Rivera de nuevo seguía el modelo italiano, en este caso el Consejo Fascista. Esta Asamblea fracasó rápidamente en su intento de redactar una ley fundamental que hiciera el papel de Constitución de la dictadura. También se imitó el modelo social del fascismo italiano, estableciéndose la Organización Corporativa del Trabajo, especie de sindicato que trataba de arbitrar entre empresarios y obreros. De nuevo el intento de institucionalización del régimen de Primo de Rivera fracasó. e) Crisis de la dictadura El régimen había sido criticado desde el principio por algunos intelectuales (Unamuno, Valle Inclán, Blasco Ibáñez, etc.), víctimas por ello de la represión. Pero a partir de 1928 la crisis de aquél se acelera por una serie de factores: Ø el fracaso a la hora de crear un sistema político con bases propias. Ø el enfrentamiento de Primo de Rivera con el cuerpo de Artillería, al que intentó imponer un nuevo sistema de ascensos. Ø la rebelión de los estudiantes universitarios ante el intento del régimen de autorizar a centros controlados por el clero (agustinos de El Escorial, jesuitas de Deusto) para dar títulos académicos. Ø el desprestigio económico de la Dictadura, concretado en la caída imparable de la cotización de la peseta, relacionada con el enorme incremento del déficit público. Ante este panorama, Primo de Rivera dimitió el 28 de enero de 1930. Página 7 de 23 f) De la monarquía alfonsina a la II República Tras la dimisión de Primo de Rivera, Alfonso XIII nombró jefe de Gobierno al general Berenguer. Se iniciaba así un período conocido humorísticamente como la "Dictablanda", en el que se intentó infructuosamente volver a la situación previa a 1923. Los partidos tradicionales, liberales y conservadores, eran incapaces de articular un sistema aceptable por la sociedad española. Además, sólo políticos muy desprestigiados, como Romanones o De La Cierva, aceptaron colaborar con Berenguer. La lenta vuelta a las libertades constitucionales fue aprovechada por una oposición en auge. En agosto de 1930, republicanos, socialistas y otros grupos de oposición firmaron el denominado Pacto de San Sebastián, por el que se comprometían a derrocar la monarquía e instaurar un régimen democrático. Alfonso XIII se vio cada vez más aislado. Muchos militares empezaron a ver con buenos ojos la alternativa republicana e incluso la CNT apoyó la conspiración para traer la República. El 15 de diciembre de 1930 fracasó una sublevación militar republicana en Jaca. Sus líderes, Galán y García Hernández, fueron juzgados y ejecutados. La mayor parte del Comité Revolucionario fue detenido, en medio de un creciente descontento antimonárquico. Berenguer dimitió el 14 de febrero de 1931, dando paso a un nuevo gobierno presidido por el almirante Aznar. El nuevo gabinete convocó elecciones municipales para el 12 de abril; se trataba de ir volviendo poco a poco a la legalidad constitucional. Sin embargo, las elecciones locales se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía. El triunfo aplastante en las zonas urbanas de las candidaturas republicanas y socialistas provocó la abdicación del rey y la proclamación de la República el 14 de abril de 1931. 14.3. La Segunda República: la Constitución de 1931 y el bienio reformista. 14.3.1. La proclamación de la República y la Constitución de 1931 El triunfo de las candidaturas republicanas en las grandes ciudades el 14 de Abril de 1931 llevó a la proclamación de la República. La amplitud del movimiento popular hizo que el rey Alfonso XIII, aislado y sin apoyos, se exiliara. Inmediatamente, se formó un Gobierno Provisional, presidido por Niceto Alcalá Zamora e integrado por republicanos de izquierda y Página 8 de 23 derecha, socialistas y nacionalistas. El gobierno debía dirigir el país hasta que unas nuevas Cortes Constituyentes dieran forma al nuevo régimen. No obstante, tuvo que responder desde un principio al ansia general de reformas. Adoptó las primeras medidas para la reforma agraria, inició reformas laborales, emprendió la reforma militar, aprobó legislación educativa y puso en marcha el Estatuto provisional de autonomía de Cataluña. El ambiente social, sin embargo, se encrespó inmediatamente. A la vez que la CNT promovía una amplia campaña de huelgas, los enfrentamientos entre la Iglesia y el nuevo gobierno fueron inmediatos. El sector más conservador de la Iglesia, encabezado por el Cardenal Segura, puso todo tipo de trabas. El anticlericalismo afloró de nuevo y en mayo de 1931 diversas iglesias y conventos fueron asaltados y quemados. La opinión pública católica se alejó desde un primer momento del nuevo régimen republicano. Finalmente, en junio de 1931, tuvieron lugar las elecciones a Cortes Constituyentes, de las que salió una mayoría de izquierdas (republicanos y socialistas). La nueva Constitución fue aprobada en diciembre de 1931 y sus principales rasgos son: Ø Soberanía popular. Se declaraba al nuevo Estado español una "República democrática de trabajadores de todas clases". Ø Sufragio universal, incluyendo a las mujeres. Ø Extensa declaración de derechos y libertades (divorcio, equiparación de hijos legítimos e ilegítimos, derecho a la educación...). Ø Poderes del Estado: el legislativo quedaba en manos de unas Cortes unicamerales; el ejecutivo recaía en el Presidente de la República (con escasos poderes) y el Jefe de Gobierno, nombrado por el Presidente, pero que debía contar con la aprobación de las Cortes; el judicial, en manos de los tribunales de justicia. Ø Por primera vez en nuestra historia, se reconoce el derecho de las regiones a establecer Estatutos de Autonomía. Ø Estado laico: separación de la Iglesia y el Estado; supresión del presupuesto de culto y clero; prohibición al clero católico de ejercer la docencia; libertad de conciencia y cultos. 14.3.2. El bienio reformista (1931-­‐1933) Tras aprobarse la Constitución, se abrió un nuevo período con un gobierno presidido por Manuel Azaña y formado por republicanos de izquierda y socialistas; en diciembre, Niceto Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República. En un contexto económico Página 9 de 23 desfavorable, marcado por el ascenso del paro, se aplicó un amplio programa de reformas: reformas laborales reforma educativa reforma militar reforma agraria Estatuto de Autonomía de Cataluña Iniciadas desde el Ministerio de Trabajo por el socialista Largo Caballero, favorecían la posición de los trabajadores y sindicatos con la creación de los jurados mixtos, que encontraron la cerrada oposición de los empresarios. Ø Amplio programa de construcción de escuelas y contratación de maestros: 6750 escuelas y 7000 maestros, con mejores salarios. Ø Enseñanza mixta y laica (religión católica voluntaria). Ø Bilingüismo en Cataluña. Ø Las Misiones Pedagógicas. Para reducir el exceso de personal se exigió el juramento de fidelidad al nuevo régimen republicano, pudiendo optar los que se negaran a ello al retiro voluntario con paga completa. Se revisaron los ascensos irregulares de la dictadura de Primo y se cerró la Academia General Militar de Zaragoza, dirigida por Franco. Obligación de contratar prioritariamente a los jornaleros locales, prohibición de desahucio a los arrendatarios, jornada de 8 horas, laboreo forzoso de fincas sin cultivar donde hubiera paro. En 1932 se aprobó la Ley de Bases de la Reforma Agraria, que establecía la expropiación con indemnización de los latifundios insuficientemente explotados para asentar en ellos a los campesinos sin tierra. Su aplicación fue lenta y difícil, contó con la oposición frontal de los propietarios y provocó un decepción generalizada entre el campesinado en un contexto económico de paro creciente. Aprobado en septiembre de 1932, establecía las instituciones propias (Parlamento, Presidente de la Generalitat y Consejo Ejecutivo) y la organización administrativa en municipios y provincias. Página 10 de 23 La crisis económica, la línea radical practicada por la CNT y la negativa de la patronal a las reformas llevaron a un marco de fuertes tensiones sociales. Los enfrentamientos entre huelguistas y la Guardia Civil fueron frecuentes y a menudo violentos (Castilblanco, Arnedo, Baix Llobregat). El debate en Cortes del Estatuto de Cataluña y la Ley de Reforma Agraria provocaron una oposición cerrada en las fuerzas de derecha, que recurrieron al tradicional método de la insurrección militar. El general Sanjurjo intentó un golpe de estado militar en Sevilla (agosto de 1932), pero la mala preparación y el escaso apoyo provocaron su fracaso. A comienzos de 1933, se produjeron los graves incidentes de Casas Viejas (Cádiz), donde la revuelta de campesinos anarquistas fue duramente reprimida y se saldó con varios muertos. El escándalo consiguiente llevó al Gobierno a la decisión de convocar nuevas elecciones en noviembre de 1933. Para estas elecciones, la derecha se había reorganizado, destacando tres grupos: la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), dirigida por Gil Robles y apoyada por la Iglesia Católica; Renovación Española, dirigida por Calvo Sotelo, que agrupaba a los monárquicos; y Falange Española, versión española del fascismo, dirigida por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador. Mientras, la izquierda se presentó fragmentada en múltiples grupos y los anarquistas llamaron a la abstención. La victoria fue para los grupos conservadores: Partido Republicano Radical y la CEDA. El anarquismo respondió con una insurrección en la que hubo más de cien muertos. 14.4. La Segunda República: el Bienio Radical-Cedista. La Revolución de 1934. Las elecciones de 1936 y el Frente Popular 14.4.1. El bienio radical-­‐cedista (diciembre de l933 a diciembre de l935) Los aspectos más destacados de este período son los siguientes: Inestabilidad política: gobiernos basados en el Partido Radical (siete en el período); la CEDA entró en el gobierno en octubre de l934. En general, la política de esta etapa se caracteriza por su negatividad, es decir, por deshacer lo que se había hecho durante el primer bienio (derogación de la Ley de Términos Municipales, devolución de tierras a la nobleza, dotación presupuestaria para el clero y amnistía para los colaboradores de la Dictadura de Primo de Rivera y los implicados en el intento de golpe de Sanjurjo). Página 11 de 23 Durísima política de orden público: represión de las huelgas campesinas. Contrarreforma agraria. Gil Robles, cuando fue ministro de la Guerra, nombró para altos puestos a generales abiertamente contrarios a la República (Fanjul, Goded, Mola y Franco). La revolución de l934: ante el auge internacional de la derecha autoritaria o fascista y la entrada en el gobierno de la CEDA, se desencadena un movimiento revolucionario promovido por el PSOE (apoyado por ERC y el PCE, pero no por la CNT, excepto en Asturias), que tuvo su mayor incidencia en Asturias y algunas localidades vascas, pero que fracasó y fue duramente reprimido (l.500 muertos, de los que 1051 revolucionarios y 324 guardias civiles). A finales de l935 el Partido Radical se vio envuelto en dos grandes escándalos de corrupción, que provocaron su hundimiento como base del gobierno. Por ello, Alcalá Zamora convocó elecciones para febrero de l936. 14.4.2. Las elecciones de 1936 y el Frente Popular En un ambiente de creciente radicalización, se presentaron las siguientes candidaturas: FRENTE POPULAR: pacto electoral de izquierdas firmado en enero de 1936 por republicanos de izquierda (IR de Azaña y UR de Martínez Barrio), socialistas (PSOE, UGT y JJ.SS.), el PCE, el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y el Partido Sindicalista de Ángel Pestaña. La CNT, con muchos presos en la cárcel, no pidió la abstención y apoyó de forma tácita a la coalición de izquierdas. La coalición de los grupos de derecha, formada por la CEDA y Renovación Española, acudió con un programa basado en el miedo a la revolución social. La Falange y el PNV se presentaron por su cuenta. La victoria fue para el Frente Popular, que basó su triunfo en las ciudades y las provincias del sur y la periferia, mientras que la derecha triunfó en el norte y el interior del país. Tras las elecciones, Manuel Azaña fue elegido Presidente de la República. El PSOE, dividido en diversas tendencias, se negó a participar en el gobierno. Por ello, Casares Quiroga formó uno Página 12 de 23 exclusivamente con republicanos de izquierda. El nuevo gabinete inició rápidamente la acción reformista: Amplia amnistía para todos los represaliados tras octubre de 1934. Restablecimiento del Estatuto catalán. Alejamiento de Madrid de los generales más sospechosos de golpismo: Franco, Mola y Goded fueron destinados a Canarias, Navarra y Baleares. Reanudación de la reforma agraria. Esta medida fue rápidamente desbordada por la acción de los jornaleros que se lanzaron a la ocupación de fincas. Tramitación de nuevos estatutos de autonomía. El Estatuto de Galicia fue aprobado en plebiscito en junio de 1936 (aunque no llegó a entrar en vigor por el inicio de la guerra) y el del País Vasco estaba prácticamente terminado en julio de 1936 (se aprobó el 6/10/1936). Mientras, el ambiente social era cada vez más tenso. La izquierda obrera había optado por una postura claramente revolucionaria y la derecha buscaba de forma evidente el fin del sistema democrático. Desde el mes de abril se sucedieron los enfrentamientos violentos callejeros entre grupos falangistas (que comenzaron ya en marzo a cometer asesinatos) y milicias socialistas, comunistas y anarquistas. Paralelamente, la conspiración militar contra el gobierno del Frente Popular avanzaba. Por un lado, había una trama política conformada por los principales líderes de los partidos: Gil Robles, Calvo Sotelo, José Antonio Primo de Rivera. Por otro lado, crecía el número de generales implicados: Franco, Goded, Fanjul, Varela... Emilio Mola, destinado en Pamplona, se convirtió en el jefe de la conspiración, el “director” del golpe. Muy pronto se iniciaron los contactos con Mussolini y Hitler. El 12 de julio era asesinado por extremistas de derecha un oficial de la Guardia de Asalto, teniente Castillo. La respuesta llegó la siguiente madrugada con el asesinato de José Calvo Sotelo por parte de un grupo de miembros de las fuerzas de seguridad. El gobierno de Casares Quiroga, que no había decidido tomar medidas pese a las continuas advertencias de las organizaciones obreras, vio como el 17 de julio de 1936 el ejército de Marruecos iniciaba la rebelión contra el gobierno de la República. El triunfo parcial del golpe desencadenó la guerra civil. Página 13 de 23 14.5. La Guerra Civil: la sublevación militar y el estallido de la guerra. El desarrollo del conflicto: etapas y evolución de las dos zonas. 14.5.1. La sublevación militar El 17 de julio de 1936 se inició una sublevación militar, dirigida por los generales Franco, Sanjurjo, Mola y Queipo de Llano, contra el gobierno legítimo de la República. La sublevación no triunfó en todo el país, lo que provocó la guerra civil. Triunfó en: Galicia, Navarra, Álava, Castilla la Vieja, las capitales de Aragón, algunas ciudades de Andalucía, parte de Extremadura, Oviedo, Baleares (salvo Menorca), Canarias y las colonias del norte de África. Fracasó en: Madrid, Cataluña, Levante, provincias marítimas del Norte (Asturias, Cantabria, Vizcaya y Guipúzcoa), centro-sur del país, gran parte de Andalucía y Aragón. Página 14 de 23 La zona sublevada contaba con reservas de cereal y ganado (Castilla y Galicia) y minas (León y Riotinto). Tenía un ejército mucho más preparado, que contaba con divisiones íntegras en Castilla, Galicia y Andalucía y, sobre todo, con el ejército africano (legionarios y regulares). En la zona republicana quedaron comprendidas las regiones industriales, así como el trigo de La Mancha y los productos de las huertas levantinas. También pudo disponer de las reservas de oro del Banco de España. Ante las dudas sobre la fidelidad de las unidades de tierra, el Gobierno decidió disolverlas todas. La Armada, sin muchos de sus oficiales, y la Aviación permanecieron leales. Por eso, la defensa de la legalidad republicana tuvo que ser asumida por las milicias populares, formadas por partidos y sindicatos, muy entusiastas, pero poco preparadas, organizadas y equipadas. 14.5.2. Etapas a) El avance de las tropas sublevadas durante los primeros meses de la guerra Un aspecto decisivo para comprender la victoria final de los rebeldes fue el "puente aéreo" organizado con aviones alemanes e italianos, que permitió el rápido traslado del Ejército de África a la Península. Los legionarios y regulares iniciaron un rápido avance hacia Madrid. En el camino, el general Yagüe, que mandaba las columnas, decidió desviarse hacia Badajoz. La ciudad cayó y se inició una brutal represión que escandalizó al mundo y produjo un gran número de víctimas. Las tropas continuaron su avance y, antes de alcanzar Madrid, Franco decidió desviar de nuevo las tropas para liberar a la guarnición asediada en el Alcázar de Toledo. La "liberación del Alcázar" fue un gran triunfo propagandístico para el bando rebelde. Mientras, Mola tomó Irún y San Sebastián, aislando al País Vasco de la frontera con Francia. b) La Batalla de Madrid El 18 de octubre de 1936, las fuerzas rebeldes, dirigidas por Varela, llegaron a las afueras de la capital y en noviembre se inició la Batalla de Madrid. El día 4 ocuparon Alcorcón, Leganés, Getafe y Cuatro Vientos. La caída de la capital en manos de las tropas rebeldes parecía inminente. Página 15 de 23 Ante la superioridad militar de los sublevados, partidos y sindicatos obreros alentaron la movilización del pueblo madrileño para defender su ciudad. El grito de "¡No Pasarán!" se hizo célebre en todo el mundo. La moral de la población madrileña aumentó con la llegada de refuerzos exteriores. Las Brigadas Internacionales (cuerpo de voluntarios organizados sobre todo por los comunistas), tanques y aviones rusos, la columna del anarquista Durruti... llegaron para ayudar en la defensa de la capital. La ciudad fue sometida a bombardeos aéreos por aviones Junker alemanes y se produjeron duros combates en la Casa de Campo, la Ciudad Universitaria y el Puente de los Franceses. Las tropas republicanas consiguieron resistir y, finalmente, Franco ordenó el fin del asalto frontal a la ciudad. c) Las Batallas del Jarama y Guadalajara. La toma de Málaga Tras fracasar en su intento de atacar frontalmente a Madrid, Franco intentó cercarla, lo que dio lugar a la batalla del Jarama, una de las más encarnizadas de la guerra, y la batalla de Guadalajara, donde las tropas italianas enviadas por Mussolini fueron derrotadas. Mientras, las tropas franquistas tomaban Málaga, produciéndose de nuevo una durísima represión. El fracaso ante Madrid hizo que Franco optara por una nueva estrategia: ya no buscó acortar el conflicto, sino que fue atacando las zonas más débiles de los republicanos. d) La Campaña del Norte De la primavera al otoño de 1937, los sublevados conquistaron la zona norte republicana, que había quedado aislada del resto del país. Durante esta campaña tuvo lugar el célebre bombardeo de Guernica. La Legión Cóndor, grupo aéreo alemán enviado por Hitler, bombardeó una ciudad sin interés militar y la arrasó. Este acto, que en la posterior guerra mundial sería rutinario, provocó un escándalo mundial e inspiró a Pablo Picasso su célebre cuadro. Por otra parte, Mola, el único general que podía competir con Franco en el liderazgo del bando nacional, murió en accidente de avión. Tratando de distraer fuerzas rebeldes de la campaña del norte, los republicanos organizaron la ofensiva de Belchite en Aragón. El fracaso fue total y finalmente las tropas franquistas tomaron todo el norte del país, lo que tuvo graves consecuencias para la República: no sólo se Página 16 de 23 perdieron las minas de la zona, sino que, en adelante, los franquistas pudieron concentrar todas sus tropas en la zona sur. e) De Teruel a la Batalla del Ebro En diciembre de 1937, tuvo lugar una ofensiva republicana en Teruel, que fracasó por las condiciones climáticas. Tras ella, Franco lanzó una ataque general en Aragón; el 15 de abril de 1938, las tropas rebeldes llegaron a Vinaroz, en el Mediterráneo. La zona republicana quedó partida en dos. La última gran ofensiva republicana dio lugar a la Batalla del Ebro, en julio de 1938. Con más de 100.000 muertos, esta fue la más cruenta de las batallas de la guerra y agotó definitivamente la moral y las reservas republicanas. d) El final de la guerra La antesala del fin de la guerra fue la ofensiva rebelde contra Cataluña. Tras tomar Barcelona, las tropas franquistas llegaron a la frontera francesa en febrero de 1939. Antes, más de 500.000 Página 17 de 23 personas huyeron a Francia, donde fueron hacinadas en campos de concentración. Ante la inminente derrota, las divisiones internas se hicieron aún más profundas en el bando republicano. El gobierno de Negrín, con el apoyo de los comunistas y parte de los socialistas, proponía la resistencia a ultranza. El objetivo era que el conflicto español quedara integrado en la inminente guerra europea y mundial, que todo el mundo veía venir. De esa manera, la República española encontraría aliados que le permitirían cambiar el signo de la guerra. Contra esta posición, y defendiendo la negociación de la derrota, el coronel Casado dio un golpe en Madrid con el apoyo anarquista, pero Franco exigió la rendición incondicional. El 28 de marzo, las tropas franquistas entraron en Madrid y el 1 de Abril de 1939 terminaba la guerra. Página 18 de 23 14.6. La Guerra Civil: la dimensión política e internacional del conflicto. Las consecuencias de la guerra. 14.6.1. La zona republicana: Fragmentación del poder: Ø Gobierno central Ø Poderes autonómicos Ø Comités de milicias a) La originalidad catalana Ø Dualidad de poder: la Generalitat (presidida por Companys, nacionalista republicano) frente a la hegemonía anarcosindicalista (Comité Central de Milicias Antifascistas, que se disuelve en octubre de 1936). Ø El POUM: la peculiaridad dentro de la izquierda revolucionaria. Ø El PSUC, creado al inicio de la guerra, tendrá un crecimiento espectacular. Ø La revolución social: las colectividades agrarias, la autogestión en las fábricas. Ø “Els fets de mai”: el enfrentamiento entre los distintos poderes (Generalitat/PSUC vs. CNT-FAI/POUM) y la actuación del Gobierno Largo Caballero (envío de tropas a Barcelona, así como de García Oliver y Montseny); en general, se refuerza el poder del gobierno republicano. b) El Consejo de Aragón: poder regional anarquizante, dominado por la FAI, con implantación de colectividades agrarias; se disuelve en agosto de 1937. c) Euskadi: se aprueba el Estatuto de Autonomía (octubre de 1936), que se aplica (Gobierno Aguirre, PNV), con ejército vasco (“gudaris”); dura hasta la ocupación de la zona por las tropas franquistas. Es importante destacar la “traición peneuvista”: este partido mantuvo negociaciones con representantes de la Italia fascista (que Franco conoció y toleró) sobre las condiciones de la rendición a los sublevados; con tales negociaciones, el PNV no logró prácticamente nada. d) El poder central Gobierno Giral, republicano de izquierda, hasta septiembre de 1936. Gobierno Largo Caballero (septiembre 1936-mayo 1937), con cuatro ministros anarquistas (Peiró y Juan López, moderados, y dos Página 19 de 23 cercanos a la FAI, García Oliver y Montseny); traslado a Valencia el 6 de noviembre de 1936, quedando Madrid a cargo de una Junta de Defensa, dirigida por Miaja, que coordina el “milagro” de la resistencia a los ataques franquistas. Gobierno Negrín (mayo 1937-marzo 1939): “gobierno de guerra”. Se plantea la división entre partidarios de resistir hasta el final (sobre todo, comunistas) y partidarios de negociar la rendición. Traslado a Barcelona desde octubre de 1937. Azaña dimitió en febrero de 1939, después de que Gran Bretaña reconociera al régimen de Franco; en marzo el gobierno se exilió. e) La represión política: en torno a 50.000 ejecuciones de personas conservadoras y católicas, militares sospechosos, militantes de partidos de derecha y clero; fue un fenómeno desorganizado, rechazado por el Gobierno (Azaña) y, a veces, obra de asesinos incontrolados. Cárcel Modelo de Madrid, Paracuellos del Jarama. f) Importancia de la “cultura de guerra”: periódicos, carteles, campañas de alfabetización (fábricas, trincheras y hospitales), teatro, lecturas de poemas. El Guernica. 14.6.2. La zona sublevada a) Apoyos a la sublevación: una parte del ejército, Iglesia católica (que declara la guerra como “Cruzada”), la Falange, los carlistas (“requetés”), la CEDA, algunos banqueros (Juan March) y los monárquicos. b) Tendencia a la concentración de poder Junta de Defensa (25 de julio de 1936), constituida en Burgos y dirigida por Cabanellas, que cambia la bandera, suprime los partidos políticos y devuelve las tierras a los propietarios afectados por la reforma agraria. Franco, proclamado “generalísimo” (21 de septiembre de 1936) y Caudillo. Partido único: FET y de las JONS (19 de abril de 1937), que pasa a ser el “Movimiento Nacional” y va a ejercer un verdadero control social mediante asociaciones, sindicatos, policías paralelas, etc., con distribución de puestos, locales, créditos. c) Dirigismo económico: embargos, control de precios, nueva moneda, Servicio Nacional del Trigo (23 de agosto de 1937). d) El Fuero del Trabajo (6 de marzo de 1938), influido por la ideología falangista y la “Carta di Lavoro” italiana. Página 20 de 23 e) La represión política: 130.199 ejecuciones de personas vinculadas al bando republicano (autoridades políticas, intelectuales, maestros, dirigentes y militantes de organizaciones obreras), a las que hay que sumar las 50.000 víctimas de la represión durante la dictadura franquista. Además de la cuantitativa, existe una diferencia cualitativa muy importante si se la compara con la de la zona republicana: obedece a un plan organizado y practicado de forma sistemática por el poder militar y político. El general Queipo de Llano decía el 23 de julio de 1936: “Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los rojos lo que es ser hombre. De paso, también a las mujeres de los rojos, que ahora por fin han conocido hombres de verdad, y no castrados milicianos. Dar patadas y berrear no las salvará…” 14.6.3. La dimensión internacional del conflicto La guerra civil española fue uno de los conflictos del siglo XX que más repercusión internacional provocó: en él se entrecruzaron a la vez los intereses estratégicos de las potencias y el compromiso ideológico de las grandes corrientes políticas del momento. Las potencias fascistas decidieron desde un primer momento ofrecer una ayuda importante a los rebeldes dirigidos por Franco. Mussolini y Hitler, no sólo podían conseguir beneficios estratégicos (Italia continuaba su política de expansión mediterránea y Alemania podía obtener un aliado que amenazara la retaguardia francesa), sino que ayudaban a un aliado ideológico en su lucha contra los sistemas democráticos y las ideologías obreras. Portugal se unió desde un principio a esta ayuda a Franco. La URSS, por otro lado, tuvo muy claro desde un principio su compromiso de ayuda a la República: no sólo se enfrentaba a la expansión del fascismo, sino que alejaba el centro del conflicto entre las potencias al otro confín de Europa. Las potencias democráticas europeas tuvieron una actitud que se puede calificar como uno de los grandes engaños diplomáticos del siglo. Gran Bretaña estaba decidida desde un principio a mantenerse neutral. El gobierno conservador británico veía con aprensión la extensión de la influencia germano-italiana en España y el consiguiente peligro para Gibraltar y su ruta imperial a la India; sin embargo, la orientación revolucionaria que pronto tomaron los acontecimientos en la zona republicana alejó definitivamente de la cabeza del gobierno conservador la posibilidad de una ayuda a la República. Francia, pese a estar gobernada por el izquierdista Frente Popular, siguió lo marcado desde Londres. Además, la postura franco-británica ante la guerra española se enmarca en su “política de apaciguamiento” ante la potencias fascistas. Se trataba de evitar cualquier enfrentamiento que pudiera Página 21 de 23 llevar a una guerra general, lo que culminó en el Pacto de Munich (septiembre de 1938), que entregó Checoslovaquia a Hitler. Se puede afirmar que desde ese momento la suerte de la República estaba echada. Otro buen ejemplo de esta actitud fue la política de Estados Unidos. Mientras el Congreso aprobaba la denominada Ley de Neutralidad, el gobierno de Roosevelt miraba para otro lado cuando las compañías petrolíferas norteamericanas vendían combustible a Franco. El gobierno francés de Léon Blum, con el apoyo británico, ofreció a las demás potencias un pacto de no intervención en el conflicto español: se trataba de no facilitar ni hombres ni material de guerra a ninguno de los bandos en conflicto. Nació así el denominado Comité de No Intervención, al cual se adhirieron todas las potencias. El Comité fue una farsa: mientras Francia y Gran Bretaña se abstenían de ayudar al régimen democrático en España, Hitler y Mussolini apoyaron de forma masiva y decisiva la causa de Franco. La única potencia a la que pudo volver sus ojos el gobierno de Madrid fue la URSS, algo que repercutió inevitablemente en la evolución interna de la zona republicana. La desigual ayuda exterior recibida por ambos bandos fue un factor decisivo para la victoria de los sublevados: AYUDA AL BANDO REPUBLICANO La única ayuda que recibió el bando republicano de las democracias fueron las escasas armas enviadas desde Francia en los primeros momentos del conflicto. La ayuda francesa quedó inmediatamente cortada tras la firma del Pacto de No Intervención. La ayuda soviética comenzó a llegar a tiempo para la defensa de Madrid, pero fue más dispersa y de menor calidad que la que recibió Franco. La ayuda mexicana fue importante, tanto material como moral. AYUDA AL BANDO REBELDE El bando rebelde recibió desde un primer momento la ayuda fascista. Tras el apoyo aéreo para pasar el Ejército de África a la Península, Mussolini envió 70.000 soldados, munición y material de guerra; Hitler mandó la Legión Cóndor, que incrementó de manera decisiva la superioridad aérea de Franco. La colaboración de Portugal, aunque no fue decisiva en el terreno militar, permitió el libre paso de armas para el ejército de Franco por territorio luso. Las Brigadas Internacionales estuvieron constituidas por grupos de voluntarios, no todos comunistas, pero reclutados por la Internacional Comunista en muchos países del mundo. Fueron unos 36.000 y tuvieron un papel importante en la defensa de Madrid y en Página 22 de 23 las batallas del Jarama y Teruel. Las presiones del Comité de No Intervención y el desinterés de Stalin (que pensaba ya en buscar algún tipo de acuerdo con Hitler) hicieron que Negrín aceptase su salida de España a fines de 1938. Al mismo tiempo, dicho Comité fracasó en su intento de que las tropas italianas que apoyaban a Franco abandonaran España. 14.6.4. Las consecuencias de la guerra a) demográficas Se han dado cifras muy dispares al cuantificar las pérdidas demográficas que causó el conflicto: no sólo los muertos en el frente y por la represión en la guerra y en la posguerra, el hambre, las epidemias, sino también la reducción de la natalidad consiguiente... Los cálculos más aceptados estiman en 600.000 muertos el coste demográfico de la guerra y la posguerra; además, una cifra superior al medio millón de personas estaban en prisión o en campos de concentración al terminar el conflicto; a todo ello habría que añadir la cifra de no nacidos y la pérdida de población joven. Otro elemento clave fue el exilio republicano. Ya durante el conflicto, los "niños de la guerra" fueron evacuados a países extranjeros, pero el gran éxodo tuvo lugar en enero y febrero de 1939, como consecuencia de la conquista de Cataluña. En conjunto, se calcula que hubo unos 450.000 exiliados. Aunque algunos fueron retornando durante la dictadura, muchos no volvieron o esperaron para hacerlo a la muerte de Franco en 1975. Este exilio supuso una importante pérdida demográfica: la de una población joven y activa, que incluía a gran parte de los sectores más preparados del país (las elites científicas, literarias y artísticas de la Edad de Plata). b) económicas La guerra fue una verdadera catástrofe económica. Un dato revela su magnitud: la renta nacional y per cápita no recuperará el nivel de 1936 hasta la década de 1950. Los principales elementos fueron: Ø Destrucción del tejido industrial del país, lo que llevó a la vuelta a una economía básicamente agraria durante los años 40. Ø Destrucción de viviendas (se calculan unas 250.000) comunicaciones, infraestructuras... Página 23 de 23 Ø Aumento de la deuda externa y pérdida de las reservas de oro del Banco de España, usadas por el gobierno de la República para pagar la ayuda soviética. c) sociales La guerra trajo consigo la recuperación de la hegemonía económica y social por parte de la oligarquía terrateniente, industrial y financiera, a la vez que la pérdida de todos los derechos adquiridos por los trabajadores. d) morales La guerra supuso una verdadera fractura moral del país: varias generaciones estuvieron marcadas por el sufrimiento ocasionado por ella y la represión de la larga posguerra. La dictadura franquista nunca buscó la reconciliación de los españoles y siempre recordó y celebró su origen bélico persiguiendo y reprimiendo a los vencidos.