LIBERALISMO Esteban: Amigas y amigos, sin dudas que las filosofías, las concepciones del mundo, aunque no nos demos cuenta nos están moldeando y forman nuestras maneras de vivir y nuestra forma de pensar en la diaria, en lo de todos los días, en nuestra familia, en nuestros trabajos, en nuestra economía familiar, no nos damos cuenta que esas ideologías van moldeando la manera en que entendemos el mundo y van enfrentando también la manera en que manejamos la realidad. Hoy con Salvador Dellutri vamos a estar hablando de una de estas ideologías en términos bien prácticos para poder entenderlos y saber qué hacer frente a esta realidad. El liberalismo, sin dudas Salvador, una de las corrientes de pensamiento prácticas más importantes de nuestra historia. Salvador: Que quiere ser excluyente en estos momentos. Tal vez sea interesante mirar para atrás como nace el liberalismo, en qué ambiente y bajo qué óptica ideológica. Nace bajo la influencia de los fisiocratas. La Fisiocracia dice que hay un órden natural donde todas las cosas encuentran su equilibrio. Como en la naturaleza y el cuerpo humano. “Si como demasiado, al otro día me siento mal entonces tomo té solamente para volver a encontrar el equilibrio”. Entonces ellos dicen que así como se regula el cuerpo humano, o como se regula la naturaleza y se mantienen los equilibrios ecológicos, así también la sociedad se debe auto-regular. Ellos entienden a la sociedad como un organismo que se auto-regula y que ese orden natural gobierna también la economía, entonces hay que dejar que el orden natural gobierne, y en la economía también, que las cosas solas, van a encontrar su equilibrio. Por eso el liberalismo habla entre otras cosas del “libre juego de la competencia”, del “libre juego de las leyes económicas”, y según la teoría original de Adam Smith, el padre del liberalismo en el siglo XVIII, “todas las cosas llegarán a su equilibrio, solas, sin que el hombre intervenga”. La obra fundamental de este pensador fue “La riqueza de las naciones”. Él dice que “el mercado debe moverse por el interés egoísta”. El fundamento del liberalismo es la codicia, si el hombre no codicia este sistema no funciona. Él mismo lo dice: “la codicia, la avaricia del hombre, hace que el mercado se mueva”. Por lo tanto, tiene que haber una competencia de mercado, y el mercado sólo regula el apetito de lucro y el mercado no debe intervenir. Entonces, según Adam Smith, cuando yo comienzo a enriquecerme fabricando un producto, aparecerá otro que intentará hacer el mismo producto pero un poco más barato, entonces todos le van a comprar al otro, y yo voy a tener que bajar los precios y finalmente vamos a regular todas las cosas. Esteban: La oferta y la demanda. Salvador: Si. Yo creo que el error fundamental parte de la cronología tiene una concepción del hombre que no es la concepción real de lo que el hombre es, entonces se dice que el hombre va a llegar por la libre competencia, pero el hombre hace cruces en determinados momentos y levanta precios, y mueve los mercados y voltea los gobiernos, etc, porque el hombre no está dentro del orden natural. Acá es donde la fe cristiana tiene mucho que decir, la fe cristiana habla del hombre como una persona que ha errado el camino, un hombre en donde el mal esta dentro de él. Entonces el mal emerge en cualquier momento, y al emerger el mal en la vida del hombre surgen todos los males que nosotros conocemos. Esteban: De alguna manera él lo admite, al decir que el hombre es codicioso, siempre quiere tener más. Salvador: si, codicia y avaricia son los dos términos que él mismo usa, y creo que es la definición más acabada de su sistema. La codicia es el ansia desmedida de tener riqueza, y la avaricia es el afán desordenado de retenerla. Por lo tanto el liberalismo se basa en un antivalor. En un defecto, en un pecado, en vez de en una virtud. Este es un sistema que se maneja así ,y es notable, nosotros hoy estamos ante un mundo liberal, en el cual todos tendríamos que encontrar el equilibrio, sin embargo hay ricos cada vez más ricos que cada vez hay menos, y hay por otra parte pobres cada vez más pobres que cada vez son más. Esteban: En pocas personas se concentran miles de millones de dólares. Miles de millones de personas le falta todo lo necesario para vivir. Salvador: Se calcula que más o menos el 20 por ciento de la población del mundo tiene el 80 por ciento de la riqueza. Y por más que tengamos un mercado abierto y liberal no llegamos nunca al equilibrio, es más, cada día se polariza aún más esto. Hay que admitir las crisis y el final del liberalismo en el sentido que no ha cumplido los objetivos, no ha logrado equilibrar los mercados. Yo creo que una de las cosas importantes señalar es que la codicia aparece mencionada en la tabla de la Ley dadas por Dios a Moisés como el décimo mandamiento, el cual dice: “no codiciarás”. Luego añade; “no codiciarás la casa de tu prójimo, ni su mujer, si su siervo, ni su criada, ni el buey” nosotros hoy diríamos “ni el automóvil último modelo de tu prójimo”, “ni ninguna otra cosa de tu prójimo”. Es una ley de preservación de la persona. Porque realmente como se puede sancionar o disciplinar al codicioso, la codicia es algo que está dentro del corazón humano, está metido allí, el mandamiento dice: “no codiciarás” pero el apetito desordenado de la riqueza es algo que la sociedad no puede sancionarla, en todo caso podrá ponerle límites, sin embargo el mandamiento dice: “no codiciarás”. Y entre la lista de pecados que aparecen en el Nuevo Testamento, dados por Jesucristo, y nosotros que muchas veces tenemos esa lista de pecados que son gravísimos, el homicidio aparece en la misma lista que la avaricia, quiere decir que no se hace diferencia. Yo creo que cada uno de nosotros estamos en un mundo desequilibrado, en un mundo liberalizado, estamos en un mundo donde los anti-valores queremos que nos gobiernen. Hemos pasado por ejemplo de la Edad Media, donde siempre lo espiritual y lo religioso estaba presente, pasamos luego al arte renacentista donde el hombre estuvo en el centro, lo excluyente en el arte del siglo XVII y XVIII es el hombre con todas sus virtudes y sus defectos. En la segunda mitad del siglo veinte aparece el Pop-art con Andy Warhol. En sus cuadros el dibujaba latas de sopa, billetes de dolar, la tapa del Times. Mostrando que el lugar que ocupaba Dios, y luego el hombre, ahora lo ocupan las cosas. Y creo que eso es lo que estamos viviendo, el liberalismo nos ha llevado al endiosamiento del objeto, el endiosamiento de las cosas, el endiosamiento de lo material, y si uno mira la publicidad, toda ella esta destinada a asociar el objeto con la felicidad. A través del objeto se obtienen bienes espirituales, equilibrios emocionales, obtengo en pocas palabras la felicidad. “Si usted tiene este coche va a ser feliz”. “Si usted tiene este automóvil va a ser feliz”. “Si usted consigue vestirse con esta ropa de marca se va a sentir cómodo socialmente”. Lo que quiere decir que la felicidad del hombre la obtiene a través de las cosas. Esteban: Y el status también. Salvador: Claro, porque además dentro de la sociedad ello marca su nivel como decía hace un tiempo atrás una afamada marca de cigarrillos. El liberalismo y el mercado capitalista ha hecho que las marcas que antes estaban en la parte interior de la ropa por ejemplo ahora se lleven en el exterior. La marca forma parte de lo que hay que mostrar. Ya no se muestra la prenda, sino la marca, porque ello marca el status de la persona. No es lo mismo vestir una prenda que no tenga marca a una que tenga un pequeño cocodrilo por ejemplo, eso marca la diferencia, entonces han surgido íconos, y ellos se pagan, pero no se paga la calidad, se paga el ícono. Esta es una sociedad armada alrededor de estas cosas. Y es la sociedad del burro atrás de la zanahoria. El burro representa a la sociedad en su conjunto, como corre y corre para alcanzar esa zanahoria que sería algo inalcanzable, porque no se alcanza ni la satisfacción ni la felicidad a través de esto. Las ofertas mentirosas hacen que el hombre cada vez más quiera correr detrás de la zanahoria. Hoy existe la manera de llevar lo que uno necesite y pagar después. Esteban: Unos cuantos meses después. Salvador: Sí, y parecería que eso es una ventaja, porque la zanahoria sin dudas viene disfrazada. Yo creo que la sociedad me da ventajas, me da privilegios, comodidades, pero no me doy cuenta que cuando compro ahora y pago después estoy pagando intereses usurarios, que estoy comprando cosas que muchas veces no necesito, y que estoy hipotecando el futuro. Y que esa empresa que tan gentilmente se me ha acercado para decirme que compre porque más adelante pago, va a bajar con toda su violencia y sus dientes de hierro a desgarrarme si yo no llegara a pagar las cuotas y se quedará con todo lo mío. La cara del vendedor es la cara de un ángel, la cara del cobrador es la cara del demonio. El “ángel” se me presenta para vender, y yo creo en su bondad, y me entrego, pero cuando me entrego, sale el demonio para cobrar y me termina destruyendo, porque nadie pierde nada. Yo creo que todo esto nos lleva a pensar en lo que dijo Jesús, cuando dijo, “Guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de bienes que posea”. Esto lo dijo reunido con una cantidad de discípulos que estaban intentando escucharlo lo que él planteaba, él estaba hablando de las persecuciones que iban a tener en el futuro y del compromiso con la fe, y de la blasfemia contra el Espíritu Santo, temas de contenido altamente espirituales, y de pronto alguien que estaba en el público le dice: “Señor te pido que le digas a mi hermano que parta conmigo la herencia”. Jesús rechaza el pedido porque Él no fue puesto para partir herencias, pero después dice esto; “cuidaos de toda avaricia”, Jesús llegó a ver que la avaricia puede enceguecer al hombre en tal manera que se transforma en un objetivo único en la vida y excluyente y llega un momento en que no puede pensar más que en eso. Así como nosotros en nuestras sociedades conocemos gente que está tan involucrada con el fútbol, que le lunes comenta el partido del domingo, el martes filosofa sobre el mismo partido, el miércoles comienza a pensar en el posible equipo del domingo siguiente, etc, es decir, está tan absorbido que todo lo lleva al fútbol, así como otros todo lo llevan a lo sensual, o como hay hombre que permanentemente todo pensamiento lo llevan hacia ahí, creo que en nuestra sociedad todo pensamiento es llevado hacia lo materialista, entonces, hablemos de lo que hablemos va a pensar el hombre qué ganancia voy a sacar, qué beneficio voy a tener, etc, y acá es donde tenemos problemas porque si realmente vivimos en un mundo donde la fe cristiana ha permeado sobre nuestra sociedad tenemos que saber que la fe cristiana nos dice que tenemos que librarnos de toda avaricia. Y que muchas veces lo que el hombre quiere, no es siempre, lo que necesariamente el hombre necesita ni lo que el hombre quiere buscar, sino que tiene que ser equilibrado con eso. Esteban: El hombre ha intentado equilibrar este sistema liberal tan deshumanizado. Han habido intentos pero en el fondo no es una solución política ni de regulación de mercados, sino una solución más de los valores. Salvador: En la crisis económica de los EEUU en el año 1929 lo llevó a replantearse muchas cosas del liberalismo, y por supuesto que aparecieron nuevas teorías, que en el primer mundo las utilizan solamente para ellos y regulan los mercados, pero indudablemente esa regulación de mercados sigue siendo regulada por la avaricia, la solidaridad no existe en el sistema liberal, en este sistema nadie puede ser solidario, para nada, yo creo que este tipo de pensamiento está llevando a nuestras sociedades a una especie de adolescencia en cuanto a las cosas materiales. Todos aquellos que tuvimos hijos adolescentes, sabemos que gastan todo, que al adolescente nada le alcanza, el freno se lo tienen que poner los padres porque no hay dinero que le quede en la mano, hasta que maduran y cuando lo hacen entran en equilibrio y creo que esta sociedad muestra que tienes que ser un adolescente, tienes que hipotecar el futuro y lo podés pagar durante toda la vida, y te esclavizan, yo creo que tenemos que aprender a manejar lo material y que tenemos que buscar aquello que mencionaba San Pablo en una de sus cartas, “he aprendido a contentarme cualquiera sea mi situación, se vivir en pobreza y se vivir en abundancia, en todo y para todo estoy enseñado, así para estar saciado, como para tener hambre”. Es un hombre que se amolda a las circunstancias y que sabe vivir con ellas, que no se desespera porque ha tenido un “crack” económico, tampoco se desespera porque en algún momento le falte trabajo, tampoco derrocha cuando tiene dinero, sabe vivir una vida austera y equilibrada cualquiera sea la situación, pero, él da la clave, y él dice que puede hacer todo eso porque “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Yo me puedo mover en el mundo en toda esa realidad, de tener abundancia y no tener, estar enfermo y estar sano y puedo moverme con tranquilidad porque el poder de Jesucristo me fortalece, la presencia de Jesucristo en él le permitía hacer todas esas cosas. En el mundo occidental en estos momentos y a causa de todas estas cosas por cada aspirina que se vende, se venden 5 ansiolíticos, esto nos tiene que llevar a pensar que en esta sociedad algo malo está pasando, porque si por cada dolor de cabeza hay cinco pastillas para quitar la ansiedad, entonces el sistema no responde a la dimensión humana. Es un sistema que destroza al hombre, por eso este sistema está llamado a fracasar, el liberalismo está signado por el fracaso, a pesar de lo que dice, Francis Fucuyama y su libro “El fin de la historia”, hay que decirle que no hemos llegado al final de la historia, sino que hemos llegado al borde de la angustia y la desesperación y que el mundo va a tener que revertir todo este proceso porque este proceso destruye al hombre, sólo aquellos que tenemos fe y podemos decir con San Pablo “todo lo podemos en Cristo que nos fortalece” podemos estar libres de esta situación. Esteban: Y solamente la sociedad larga “el manotaso” de tomar un ansiolítico, una pastilla para que luego la vuelva a necesitar nuevamente. Salvador: Las adicciones tienen su razón. Muchas veces no queremos ver las razones de las adicciones, pero hay una tremenda carga de angustia que hace que los jóvenes quieran saltar por encima de su realidad y se vuelcan a las drogas. El día que el tema de las drogas lo enfoquemos no desde el ángulo de la punición, sino desde el ángulo de la angustia que crea esta sociedad, entonces lo vamos a solucionar, mientras que seamos generadores de angustia, no vamos a poder sacar el flagelo de la droga de nuestras espaldas.