Las urgencias que se transforman en esperas

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LATERCERA Sábado 2 de julio de 2016
Nacional
Demoras de más de siete horas. Padres agotados, algunos hastiados y muchos
niños enfermos. Ese fue el panorama que La Tercera encontró tras realizar un
recorrido por diversas clínicas de Santiago y regiones, con el fin de constatar la
realidad de las unidades pediátricas de urgencia del sector privado.
Por Camila Mardones, Carlos Reyes, Nathalia Araya y Daniela Astudillo.
Las urgencias que se
transforman en esperas
S
ON las 23.00 del jueves 30 de junio. En la
sala de espera de urgencias pediátricas de
Clínica Dávila, en la
comuna de Recoleta,
Rut Beltrán aguarda
junto a su hija y su nieta. Dice que
ha estado allí desde las 15.00. “Llevamos más de siete horas esperando. Mi nieta tiene dos meses y está
con mucha tos, ahora se le estaban
hundiendo las costillas. Nos dijeron
que teníamos que esperar 18 horas
y eso es mucho, porque los niños se
agravan. Pero hay que esperar, no
queda otra”, dice resignada.
La misma noche, a las 21.00, la
sala de espera del Hospital Clínico
de Niños de Viña del Mar está repleta. Claudia Jeria no puede disimular su cansancio y molestia, luego de
aguardar casi cuatro horas por la
atención de su hija de nueve años,
quien padece una rinofaringitis.
“Una hora tuve que esperar sólo
para registrarla”, reclama. Al interior, el panorama es complejo: pa-
La información de los
tiempos de espera fue
entregada en los mesones
de atención de las clínicas
Los pacientes, tras ingresar,
son evaluados por una
enfermera que priorizar la
atención según gravedad.
RR Sala de espera del Hospital Clínico de Niños de Viña del Mar, la noche del jueves 30 de junio.
dres buscando otra urgencia y reclamando en el mesón, mientras otros,
simplemente, se han quedado dormidos.
A la misma hora, en el servicio de
urgencias de la Clínica Biobío de
Talcahuano, informan a los pacientes desde el mesón que la espera
será de dos horas. “Lo traje a la clínica porque pensé que iba a ser más
expedita la atención, pero no fue
así”, dice Pamela Araya, quien espera junto a su hijo de siete años,
quien tiene dificultad para respirar.
En la Indisa, en Providencia, a las
11.00 del jueves, a María José le informaron que el tiempo de espera
para su hijo de ocho meses era de
tres horas. “Despertó con vómito y
fiebre y me da miedo que se deshidrate. Me dieron de referencia al
paciente anterior, que esperó tres
horas y que tenía que hacerme el
ánimo. Ya llevo una hora y media
aquí”, contó.
Son los efectos de la mayor circulación de virus a lo largo del país y
el alza en los contagios, principalmente, de los niños menores de
cuatro años, cuya demanda asistencial lleva a duplicar y triplicar las
esperas en el sector privado.
Así lo constató La Tercera, tras
realizar un recorrido por las clínicas Las Condes, Alemana, Indisa,
Dávila, Santa María y Red UC Christus en Santiago, además de del centro Biobío en Talcahuano, y Reñaca y Hospital de Niños, en Viña del
Mar. En todos los mesones de recepción de las urgencias se entregaron
los mismos casos: un menor de dos
años con fiebre y vómitos, y un menor de la misma edad con un golpe
en la cabeza, para recibir información respecto al tiempo de espera.
Se realizaron tres visitas a los recintos: la noche del miércoles y del jueves, además de la mañana de ese
mismo día, cerca de las 10.00.
En la clínica Alemana durante la
mañana no había demora, y el peak
llegó a dos horas, la noche del miércoles. La misma espera tenía Las
Condes en la misma jornada, descendiendo a 45 minutos la mañana
siguiente.
En el centro Marcoleta de la Red
UC, la noche del miércoles se informó dos horas de espera en la urgencia, plazo que bajó en 30 minutos la
siguiente jornada, a las 21.00.
En la urgencia de Indisa se indicó demoras de seis horas en la mañana del jueves y de tres a cuatro horas a contar de las 20.00. La clínica
Santa María marcó un peak de cuatro horas de espera el miércoles.
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