La demencia de Friedrich Hölderlin en el contexto de la

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Escritos de Filosofía. Segunda Serie (Buenos Aires, 2013), Nº 1: 91-111.
LA DEMENCIA DE FRIEDRICH HÖLDERLIN EN EL CONTEXTO
DE LA MEDICINA Y LA FILOSOFÍA HACIA 1800
DIETRICH V. ENGELHARDT
Lübeck/ Munich
I. Presupuestos
En torno a la demencia del poeta y filósofo Friedrich Hölderlin (1770-1843) se ha
conformado entre los científicos de la literatura y los médicos, psicólogos y filósofos un
amplio espectro de concepciones diferentes y ante todo contrarias: sobre el tipo de enfermedad, sus causas, su comienzo y su evolución, sobre sus efectos en la vida y la obra de
Hölderlin. Las concepciones psicológicas, psicoanalíticas y psiquiátricas se enfrentan en
su conjunto –con independencia de los específicos y cambiantes sistemas de clasificación
de cada especialidad— al problema de un diagnóstico a la distancia histórica de 200 años,
puesto que un examen directo del enfermo ya no es posible.
De acuerdo con la interpretación dominante en la psiquiatría no quedan dudas de
que Hölderlin sufría una severa enfermedad anímico-espiritual. Las disputas en torno a la
enfermedad mental de Hölderlin y la vinculación con su poesía y su filosofía no comenzaron por lo demás en el siglo veinte sino que poseen una larga prehistoria que llega hasta la
época en la que vivió Hölderlin.
El psiquiatra y filósofo Karl Jaspers (1883-1969) está persuadido respecto de un
diagnóstico de enfermedad esquizofrénica: hacia 1800 se evidencian los primeros síntomas de una esquizofrenia catatónica incipiente, con una manifestación clara a partir de
1801 de un estado patológico que, desde el verano de 1812, también se hace patente para
el entorno, en 1806 ingresa en la clínica universitaria de Tubinga debido a frecuentes estados de agitación, es dado de alta en 1807 por incurable y recibe cuidado en forma privada hasta su muerte en 1843. Jaspers considera que la etiología es desconocida, probablemente la causa sea una alteración cerebral orgánica.
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LA DEMENCIA DE HÖLDERLIN EN EL CONTEXTO DE LA MEDICINA Y LA FILOSOFÍA HACIA 1800
Para Jaspers desde la perspectiva de su filosofía de la existencia la enfermedad
mental es el “fracaso en las situaciones límite de la vida”; en conformidad, la terapia consiste en la “autotransformación del ser humano por medio de la situación límite en el patentizar para sí y el hacerse cargo en el mundo dado, o como el efectivo llegar a ser sí
mismo”.1 La comunicación entre el médico y el paciente no puede tener únicamente el
sentido de una prescripción de medicamentos o de una psicoterapia distanciada, sino que
debe proceder de un modo existencial y personal; la psiquiatría se basa fundamentalmente
–como en general la medicina— en el dualismo de métodos de explicación científiconatural (físicamente) y de comprensión (psíquicamente), a favor del cual hubiera estado
Jaspers también en el caso del tratamiento de Hölderlin, aunque probablemente le hubiera
parecido posible tan sólo una terapia medicamentosa y no filosófico-existencial. Entre los
diversos tipos de comprensión Jaspers consideraría particularmente adecuada la “comprensión metafísica”, en la cual “el psicótico” se torna “una parábola de todo serhumano”: “se vuelven reales las posibilidades humanas más extremas en la ruptura de
todos los límites de la existencia (Dasein) protectora, tranquilizadora, configurante y aisladora. No es posible otra cosa sino que el filósofo en nosotros permanezca toda una vida
como paralizado por esta realidad”.2
Por el contrario, el diagnóstico psiquiátrico de una demencia de Hölderlin es rechazado por el germanista francés Pierre Bertaux (1907-1986) con vehemencia y de un
modo inadecuadamente polémico: “la interpretación patológica de la constitución espiritual de Hölderlin –de su ‘anochecimiento espiritual’, como cuidadosamente se dice— no
es más que una leyenda romántica, hoy científicamente superada, que ha hecho de las
suyas durante demasiado tiempo y con la que corresponde ahora ajustar cuentas”.3 En este
respecto, a Jaspers, a quien Bertaux por cierto no leyó detalladamente, “no hay que tomarlo en serio”, al igual que a otros psiquiatras.4 Hölderlin simuló su demencia tan sólo
para no ser acusado de revolucionario y condenado a prisión. Su permanencia en la clínica de Tubinga motivó que el poeta quedara “psíquicamente mutilado”, “reducido a un
lisiado mental”.5 Seguramente Hölderlin no era “normal” sino depresivo, colérico y raro,
mas en modo alguno un enfermo mental. Nos han llegado múltiples reacciones razonables
1
Karl Jaspers, Allgemeine Psychopathologie, Berlín, 1913, Heidelberg, 19739, p. 275.
2
Ibid., p. 252.
Pierre Bertaux, Friedrich Hölderlin, Frankfurt a. M., 1978, p. 12.
4
Ibid., p. 31.
5
Ibid., p. 157.
3
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DIETRICH VON ENGELHARDT
y amistosas por parte de personas diversas durante el período de la supuesta demencia.
Por último, los documentos que prueban su patente sanidad mental son ante todo también
las producciones poéticas durante toda su vida hasta su muerte. Según Bertaux la psiquiatría tiene que “dar pruebas de que Hölderlin estaba demente –si es que lo logra”.6
Bertaux no ha podido sin embargo convencer con su concepción a los psiquiatras.
Así para el psiquiatra Henrik Uwe Peters (nacido en 1930) tampoco caben dudas acerca
de la demencia de Hölderlin. Seguramente Bertaux es un importante experto en la vida y
la obra literaria de Hölderlin, es menos competente, en cambio, en la psiquiatría y en la
historia de la medicina hacia 1800. “Lo que dice acerca de la enfermedad mental, del extravío, de la psiquiatría, tiene que provocar al principio una sacudida de cabeza y al final
empero enfado”.7 Hölderlin padeció según Peters de esquizofasia (perturbación del
habla), un tipo específico de esquizofrenia, aun cuando tales denominaciones se acuñaron
con posterioridad (“dementia praecox” en 1893 por Emil Kraepelin; “esquizofrenia” en
1912 por Paul Eugen Bleuer). No había en Tubinga ninguna clínica psiquiátrica, como
afirma Bertaux; Johann Heinrich Ferdinand v. Autenrieth (1772-1835) no era tampoco
psiquiatra. Es preciso diferenciar la psicopatía de la demencia, la neurosis y la psicosis
podrían presentarse también juntas en una persona; por lo demás, la demencia con su causación endógena no excluye en absoluto como disparadores a los factores exógenos y a
las vivencias cruciales de orden emocional –en el caso de Hölderlin la muerte del padrastro Johann Christoph Gok (1745-1779), la separación y la muerte de Susette Gontard
(1769-1802). Si bien para un diagnóstico seguro faltan completamente tanto una intuición
inmediata como expresiones orales de Hölderlin, se puede “reconocer en el desarrollo
biográfico cómo las líneas esenciales de la vida de Hölderlin que marcan sus luchas individuales con los poderes de la vida se dirigen a un punto culminante con anterioridad a la
irrupción de la psicosis, para luego por así decirlo quebrarse en psicosis en el punto de
culminación. 8
Para el psiquiatra Leo Navratil (1921-2006), así como para el psiquiatra, historiador de la medicina y germanista Wolfram Schmitt (nacido en 1937), tampoco puede ponerse en cuestión la enfermedad esquizofrénica. 9 Las tomas de posición entre 2008 y
6
Ibid., p. 37.
7
Henrik Uwe Peters, Hölderlin. Wider die These von edlen Simulanten, Hamburg, 1982, p. 10.
Ibid., p. 226.
9
Leo Navratil, “Der größte Lyriker deutscher Sprache: Friedrich Hölderlin”, en Leo Navratil, Schizophrene
Dichter, Frankfurt a. M., 1994; Wolfram Schmitt, “Der kranke Hölderlin”, en Gunter Wahl y Wolfram
8
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LA DEMENCIA DE HÖLDERLIN EN EL CONTEXTO DE LA MEDICINA Y LA FILOSOFÍA HACIA 1800
2009 de una serie de psiquiatras y neurólogos en torno a la cuestión de la demencia de
Hölderlin y sus causas despliegan nuevamente un espectro múltiple de interpretaciones, si
bien con predominio de la afirmación de una enfermedad esquizofrénica y con clara conciencia de la problemática de todo diagnóstico histórico, así como con una toma escéptica
de distancia con respecto a los hallazgos de la patología cerebral y a la expectativa por los
conocimientos futuros acerca de los presupuestos genéticos.10 Apreciaciones diferenciadas se encuentran asimismo en las contribuciones del volumen colectivo recientemente
editado por los psiquiatras y psicoterapeutas Uwe Gonther (nacido en 1965) y Jann E.
Schlimme (nacido en 1971), Hölderlin und die Psychiatrie (2010).
Como subraya el historiador de la medicina y psiquiatra Gerhard Fichtner (19322012), quien en 1980 organizó en Tubinga una exposición sumamente informativa y también publicada sobre Hölderlin y la psiquiatría de su época, todo diagnóstico hecho a una
distancia histórica y sin contacto directo con el enfermo está limitado fundamentalmente
por dos condiciones: la “especificidad del material histórico” y la “sujeción temporal de
nuestras categorías y planteos”.11 Esa doble e insuprimible limitación no puede equivaler
empero a excluir la demencia en el caso de Hölderlin. La crítica a la conceptualidad psiquiátrica y a su aplicación a personas del pasado como por ejemplo Hölderlin refuerza por
lo demás precisamente aquello que en realidad quiere superar. “Queda así en pie la cuestión de si al final en virtud del intento de liberar a un individuo de la “mancha” de enfermedad mental no se refuerza únicamente el prejuicio contra la enfermedad mental. 12
Las enfermedades son fenómenos reales y dependen a su vez de diagnósticos, con
los cuales ciertamente no se producen dichos fenómenos pero le otorgan el estatuto de
enfermedades, lo que a su vez acarrea en cada caso consecuencias médicas y sociales
particulares. La International Classification of Diseases (ICD-10) goza mundialmente de
consideración en la medicina y la psiquiatría. La nueva versión ICD-11 actualmente en
preparación va a conducir a cambios diagnósticos y terapéuticos que pueden arrojar nueva
Schmitt (eds.), Vom Nutzen und Nachteil der Historie. Warthausener Gespräche zur Geschichte der Seelenheilkunde, Reichenbach, 1994, p. 62.
10
Ulrich Gaier (ed.), “War Hölderlin nicht psychisch, sondern organisch krank?”, en Hölderlin-Jahrbuch
36 (2008-2009), pp. 303-318.
11
Gerhard Fichtner, “Der ‘Fall’ Hölderlin. Psychiatrie zu Beginn des 19. Jahrhunderts und die Problematik
der Pathographie”, en Hansmartin Decker-Hauff, Gerhard Fichtner y Klaus Schreiner (eds.), Beiträge zur
Geschichte der Universität Tübingen 1477-1977, Tubinga, 1977, pp. 501 ss.
12
Gerhard Fichtner (ed.), Psychiatrie zur Zeit Hölderlins. Ausstellungskatalog in der Universitätsbibliothek
Tübingen vom 27.9.-30.10.1980, Tubinga, 1980, p. 88.
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luz sobre la dolencia de Hölderlin. Al mismo tiempo es válido lo siguiente: la ontología
de la causa no determina necesariamente la ontología de la terapia, las enfermedades
psíquicas pueden también tratarse por vía medicamentosa, las enfermedades físicas,
igualmente con psicoterapia.
Las claves de diagnóstico están sujetas al cambio histórico como lo están también
los enfoques terapéuticos y las instituciones médicas. En relación a Hölderlin se obtienen
nuevos u otros datos, conexiones e interpretaciones cuando se incorpora el punto de vista
de la medicina y la filosofía de la época de su vida hacia 1800. La enfermedad de Hölderlin, su contacto con los médicos, los ensayos de tratamiento, así como las reacciones de
sus contemporáneos acontecen en una época significativa de la cultura y la historia de la
ciencia alemanas. El espectro de posiciones entre filosofía, investigación de la naturaleza
y medicina es muy amplio en ese tiempo del romanticismo y el idealismo, y también
Hölderlin tiene conocimiento de él tanto en sus rasgos generales como en muchas cuestiones de detalle, como lo testimonian sus escritos teóricos, sus cartas y la conversaciones
conservadas.
II. Los contactos de Hölderlin con los médicos
Hölderlin tuvo a lo largo de su vida mucho contacto con los médicos – no sólo
como paciente. Ya en su niñez y juventud debe recibir ayuda médica para restablecerse en
Nürtingen. El desencadenamiento de la enfermedad mental y la evolución crónica del
padecimiento traen consigo las correspondientes consultas y tratamientos hasta su muerte
en 1843.
En Jena Hölderlin traba una relación personal con el estudiante de medicina Johann Caspar Camerer (1772-1847), quien procede también de Suabia, ha estudiado en
Tubinga y Jena y se ha doctorado en Jena en 1796. En marzo de 1795 le escribe en su
liber amicorum un fascinante aperçu tomado de los Pensamientos (publicados póstumamente en 1670) de Blaise Pascal (1623-1662) acerca de los escépticos y los dogmáticos:
“nous avons une impuissance à prouver invincible à tout le dogmatisme: nos avons une
idée de la vérité invincible à toute Pyrrhonisme”. Con esta evidencia podrían caracterizarse adecuadamente también las disputas contemporáneas en la medicina en torno al sistema teórico y la experiencia empírica.
En 1795 Hölderlin conoce en Heidelberg a Johann Gottfried Ebel (1764-1830),
médico comprometido políticamente, investigador de la naturaleza y escritor de libros de
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LA DEMENCIA DE HÖLDERLIN EN EL CONTEXTO DE LA MEDICINA Y LA FILOSOFÍA HACIA 1800
viaje, doctorado en 1789 en Frankfurt an der Oder con una tesis sobre anatomía, y que en
Frankfurt am Main, donde ejerció por algunos años, le facilitó el puesto de tutor en la
familia Gontard, además a cuidar a Susette Gontard en su enfermedad mortal. Hölderlin
describe en una carta a Ebel –influido por Rousseau y la pedagogía de su tiempo— los
principios que a su parecer deben fundamentar la educación infantil y que él mismo quiere seguir como tutor de Henry Gontard (1787-1816): “Tengo que sacar al niño del estado
de su instinto inocente pero limitado, de su estado de naturaleza, y conducirlo al camino
donde sale al encuentro de la cultura”. 13
Hölderlin recibe en 1796 el consejo médico del anatomista y antropólogo Samuel
Thomas Soemmerring (1755-1830), quien se doctoró en 1778 en Gotinga con un estudio
clásico sobre la clasificación de los nervios cerebrales, fue profesor en la Universidad de
Mainz entre 1784 y 1794 y, tras la ocupación de la ciudad por los franceses, médico general en Frankfurt am Main hasta 1804 y médico de cabecera de la familia Gontard. En dos
dípticos pone de relieve la limitada recepción empírica del entonces muy renombrado
escrito del importante anatomista Sobre el órgano del alma (1796): “Muchos se le acercaron, pues el sacerdote se paseaba por el atrio, mas pocos se arriesgaron a seguirlo hasta el
santuario”.14 Los médicos del romanticismo hubieran aprobado este juicio de Hölderlin.
Emanuel Christian Planck (1759-1814), doctorado en Tubinga en 1782, médico en
Nürtingen, trata a Hölderlin tras su regreso de Francia en el verano de 1802 y escribe una
referencia anónima sobre él que sirve de base para el otorgamiento el 9 y 12 de octubre de
1806 de una beca por parte del rey de Württenberg.
Acerca de la aureola amistosa del médico y boticario Georg Friedrich Carl Müller
(1761-1811), al que Hölderlin consulta en Homburg en marzo de 1799, puesto que él,
como declara Müller, “sufre de una fuerte hipocondría [...], a la que ningún medio hace
retroceder”,15 pronuncia Hölderlin un juicio manifiestamente aprobatorio: se trata de “un
hombre siempre jovial, cándido, que al menos momentáneamente puede ya curarlo a uno
gracias a su rostro sano y filantrópico. Es el hombre para todo hipocondríaco”. 16 En base
13
Carta de Friedrich Hölderlin a Johann Gottfried Ebel del 2.09.1795, en Sämtliche Werke, vol. 6, Stuttgart,
1954, p. 178.
14
Friedrich Hölderlin, “Sömmerrings Seelenorgan und die Deutschen” (1798), en Sämtliche Werke, vol. 1,
Stuttgart, 1947, p. 227.
15
Adolf Beck, “Zu Pierre Bertaux’ ‘Hölderlin’”, en Beck, Hölderlins Weg zu Deutschland. Fragmente und
Thesen, Stuttgart, 1982, p. 201.
16
Carta de Friedrich Hölderlin a su madre Johanna Christiana Gok del 29 de enero de 1800, en Sämtliche
Werke, vol. 6, Stuttgart, 1954, p. 385.
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a un informe pericial de Müller del 9 de abril de 1805 sobre el estado de la enfermedad
mental del poeta (“locura devenida en frenesí”), se suspenden las pesquisas judiciales
contra Hölderlin por alta traición.
Tiene un papel decisivo para el período de permanencia de Hölderlin en la clínica
de Tubinga entre el 15 de septiembre de 1806 y el 3 de mayo de 1807 el médico Johann
Friedrich Ferdinand von Autenrieth (1772-1835), doctorado en Stuttgart, que fundó la
clínica de Tubinga y se ocupó de dar albergue a los enfermos mentales. Para el tratamiento de Hölderlin recibe el apoyo de Justinus Kerner (1786-1862), entonces practicante de
medicina y más tarde médico y poeta.17 Algunas indicaciones acerca de la terapia empleada –no se ha conservado ningún registro de pacientes, sino tan sólo de recetas— se
obtienen a partir de historias conservadas de pacientes de esa época y del sistema nosológico en el que Aurenrieth basaba su diagnóstico y su terapia, sobre el cual hay publicaciones suyas disponibles. 18 El diagnóstico de manía condicionada orgánicamente con alucinaciones, perturbaciones en el sentimiento corporal y delirios ha de esperar una variedad de perspectivas de curación de acuerdo con sus características. 19 Autenrieth considera
a la transición entre hipocondría, locura, manía e idiotez como algo fluyente, la terapia
debe emplear medios físicos y psíquicos, el tratamiento medicamentoso debe consistir en
una combinación de medios estimulantes y calmantes; se aplican medios tranquilizantes y
fortalecedores cardíacos (belladona, digital). También se recomiendan caminatas. El tratamiento psíquico ha de ser consecuente y estricto, mas nunca cruel; no se le prescribe a
Hölderlin el uso de chaleco de fuerza. “El médico no puede grabarse suficientemente en
su cabeza y en la de otros que los perturbados son en su mayoría como niños grandes caprichosos y mal educados que, tal como ellos, pueden mejorar con el rigor pero nunca
deben ser tratados de manera cruel”.20
Tras un año de internación en la clínica, Aurenrieth no vislumbra ninguna posibilidad de curación para Hölderlin y recomienda su admisión al cuidado de la familia del
culto ebanista Ernst Friedrich Zimmer (1772-1838). Aurenrieth no juzga sensato y considera incluso como perjudicial que regrese a Nürtingen con su propia familia, lo que tam17
Otto-Joachim Grüsser, “Justinus Kerner und Friedrich Hölderlin”, en Justinus Kerner. Jubiläumsband
zum 200. Geburtstag, Weinsberg, 1990, pp. 263-284.
18
Johann Friedrich Ferdinand Autenrieth, Ueber die im Clinicum in Tubinga getroffenen Einrichtungen für
Wahnsinnige, en Versuche für die praktische Heilkunde aus den clinischen Anstalten von Tübingen, vol. 1,
Tubinga, Cotta, 1807, pp. 199-228.
19
Ibid.
20
Ibid., p. 208.
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LA DEMENCIA DE HÖLDERLIN EN EL CONTEXTO DE LA MEDICINA Y LA FILOSOFÍA HACIA 1800
poco sucede. Pronostica que a Hölderlin le quedan tres años de vida, tiempo que Hölderlin superó en 33 años.
El ebanista Zimmer, quien había leído el Hiperión, consignó en una nota la ocasión y las circunstancias de su admisión de Hölderlin en 1807: “visité a Hölderlin en la
clínica y lamenté mucho que un espíritu tan bello y exquisito se estuviera desmoronando.
Puesto que en la clínica no quedaba nada más que hacer por Hölderlin, el canciller Autenrieth me sugirió que recibiera a Hölderlin en mi casa, pues él no sabía de otro lugar más
adecuado”.21 En 1838 Zimmer, cuya hija Charlotte (1813-1879) asumió el cuidado de
Hölderlin tras su muerte, describe una vez más en diálogo con el escritor y crítico literario
Gustav Kühne (1806-1888) los accesos inicialmente violentos y la tranquilización paulatina, menos depresiones, una cierta mejoría del comportamiento y del estado de ánimo, el
enmudecimiento de la “bestia en él”. 22
El médico y químico Ferdinand Gottlob von Gmelin (1782-1848), doctorado en
1802 en Tubinga con una tesis sobre electrofisiología, profesor de ciencias naturales y
medicina en Tubinga, crítico de la homeopatía de Samuel Hahnemann (1755-1843) y
autor de una Allgemeine Therapie der Krankheiten des Menschen (1830), es el médico de
cabecera de Hölderlin durante sus últimos años hasta el fin de su vida. El 13 de junio de
1841 Gmelin recomienda junto con la dieta hasta entonces normal “de vez en cuando y si
sobreviene la necesidad un poco de vino y en ciertas épocas del año una dieta más selectiva y mejor digerible”.23 En razón de su constitución irritable no puede formularse ninguna regla general para su tratamiento. La persistencia de la enfermedad mental es confirmada una vez más por Gmelin en un certificado médico del 22 de enero de 1842. En
los últimos días de vida le prescribe medicamentos y escribe el 11 de junio de 1843 para
el medio hermano Karl Gok (1776-1849) un informe sobre las circunstancias del fallecimiento de Hölderlin y del resultado de la autopsia.24
III. Posiciones y perspectivas de la medicina y la filosofía del romanticismo y del idealismo
21
Carta de Ernst Zimmer a un desconocido del 22.12.1835, en Gregor Wittkop (ed.), Hölderlin der Pflegesohn. Texte und Dokumente 1806-1843, Stuttgart, 1993, p. 200.
22
Gustav Kühne, “Aus einem Skizzen und Tagebuch. Wanderungen durch Deutschland (1838)”, en Gregor
Wittkop, op. cit., p. 225.
23
Ferdinand Gottlob von Gmelin, “Ärztliches Attest, Tubinga, 13 de junio de 1841”, en Gregor Wittkop,
op. cit., p. 263.
24
Ferdinand Gottlob von Gmelin a Karl Gok del 11 de junio de 1843, en Gregor Wittkop, op. cit., p. 328.
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DIETRICH VON ENGELHARDT
La época de las ciencias naturales y la filosofía hacia 1800 se caracteriza –ante
todo en Alemania— por una variedad de posiciones que también ha tenido repercusión en
la medicina tanto en la teoría como en la praxis, en las interpretaciones de la salud y la
enfermedad, del morir y de la muerte, así como en la relación médico—paciente.25
La filosofía natural trascendental de Kant (1724-1804) se contrapone a la filosofía
natural metafísica de Schelling (1775-1854) y Hegel (1770-1831), con quienes Hölderlin
había estudiado en Tubinga y con quienes también mantuvo contacto en los años posteriores. El así llamado Älteste Systemprogramm des deutschen Idealismus [Programa de
sistema más antiguo del idealismo alemán], engendrado entre la Navidad de 1796 y el
mes de febrero de 1797 y transmitido en forma manuscrita por Hegel, es atribuido a
Hölderlin, Schelling y Hegel; en torno a su autoría existen además interpretaciones discrepantes.
La filosofía natural trascendental y metafísica se diferencian por su parte de la
investigación natural y la medicina románticas, en sí mismas no unitarias, así como de las
correspondientes teoría de la ciencia y metodología de la investigación que existían también en esa época. Las ciencias y la medicina hacia 1800 no son en modo alguno atravesadas en su conjunto por una fase romántica o metafísica –ni en Europa ni en Alemania.
En 1807 Schelling suspende, algo que Hölderlin en su condición enferma ya no
puede advertir, decepcionado por lo que en su opinión ha sido una recepción desafortunada, toda nueva publicación sobre filosofía natural. “Desde que vi el abuso que se cometía
con las ideas de la filosofía natural me decidí reservar el todo exclusivamente a la comunicación viviente hasta el momento en que no haya que temer ya por aquel”.26 Las deficiencias del movimiento romántico residen según Hegel, cuya filosofía natural en el Sys-
25
Andrew Cunningham y Nicholas Jardine (eds.), Romanticism and the sciences, Cambridge, 1990; Dietrich von Engelhardt, “Der metaphysische Krankheitsbegriff des Deutschen Idealismus. Schellings und
Hegels naturphilosophische Grundlegung”, en Eduard Siedler (ed.), Medizinische Anthropologie, Berlín,
1984, pp. 17-31; Dietrich von Engelhardt, “Ciencia y filosofía de la naturaleza en Alemania alrededor de
1800. Principios, dimensiones, perspectivas”, en Boletín del Humboldt Club de Chile 9 (1996) (I), pp. 4764; Cinzia Ferrini (ed.), Itinerari del criticismo. Due secoli di eredità kantiana, Nápoles, 2005; Günther B.
Risse, “’Philosophical’ Medicine in Nineteenth-Century Germany. An Episode in the Relations between
Philosophy and Medicine”, en Journal of Medicine and Philosophy 1 (1976), pp. 72-91; Karl E. Rothschuh,
“Naturphilosophische Konzepte der Medizin aus der Zeit der deutschen Romantik”, en Richard Brinkmann
(ed.), Romantik in Deutschland, Stuttgart, 1978, pp. 243-266; Urban Wiesing, Kunst oder Wissenschaft?
Konzeptionen der Medizin in der deutschen Romantik, Stuttgart-Bad Cannstatt, 1995.
26
Friedrich Wilhelm Joseph Schelling, “Kritische Fragmente”, en Jahrbücher der Medizin als Wissenschaft
2 (1807), pp. 303 s.
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LA DEMENCIA DE HÖLDERLIN EN EL CONTEXTO DE LA MEDICINA Y LA FILOSOFÍA HACIA 1800
tem der Philosophie (1819, 21827, 31830) Hölderlin tampoco llegó a conocer, en una relación no lograda entre idea, concepto y realidad. Los investigadores y médicos románticos
tienen una “representación oscura de la idea, de la unidad del concepto y de la objetividad, como también de que la idea es concreta”.27
Los médicos esbozan en el espíritu metafísico del romanticismo una anatomía, una
fisiología, una patología y una terapia. Es esencial la influencia de Schelling; Hegel halla
menor resonancia. La diversidad de enfermedades es puesta en un orden filosófico que ha
de concordar con la experiencia. La enfermedad y la historia deben conectarse de un modo inmanente. La historia de la medicina quiere decir tanto historia de las enfermedades
como historia de la teoría y la práctica médicas. Cada época parece tener sus enfermedades típicas; la época hacia 1800 se considera la época de la sensibilidad y las enfermedades nerviosas o, en el sistema conceptual del médico escocés John Brown (1735-1788), la
época de la astenia y el nerviosismo. En este respecto Hölderlin, con su sensibilidad irritable, su padecimiento psíquico y su enfermedad psicótica, se corresponde con los signos
de su tiempo.
El médico, filósofo natural y pintor Carl Gustav Carus (1789-1869) desarrolla una
clasificación de las enfermedades en tres tipos. Por un lado el organismo de la enfermedad –de manera análoga al organismo sano— puede pasar por un desarrollo que comienza, llega a la madurez y desaparece, “por lo que la vida dentro de la cual él se inició y
terminó permanece sana, a menudo incluso más sana que antes”. Por otro lado el organismo de la enfermedad puede desarrollarse de una manera tan intensa y extendida que ya
no se puede desligar del organismo sano y mantiene a éste “encadenado hasta su propio
final”, lo que no raras veces lleva a la muerte. Finalmente los organismos de la enfermedad pueden ser vencidos y el organismo afectado puede sanar pero dejando sin embargo
deterioros, cicatrices, debilitamiento corporal, a los que Carus denomina “cadáveres de
las enfermedades”.28
Se considera que las causas de la enfermedad son múltiples, pueden ser tanto
somáticas como psíquicas, espirituales y culturales; se atribuye una influencia a circunstancias como el ambiente. Se profesa la antigua idea de la “neutralidad” como estado intermedio entre los extremos de la salud y la enfermedad, así como la interpretación escatológica cristiana de la enfermedad como característica esencial de la vida terrenal. Se
27
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Enzykopädie der philosophischen Wissenschaften (1830). Erster Teil.
Die Wissenschaft der Logik, en Werke, vol. 8, Frankfurt a. M., 1970, § 231, pp. 441 s.
28
Carl Gustav Carus, Goethe. Zu dessen näherem Verständnis, 1843, Dresden, 1927, pp. 81 s.
100
DIETRICH VON ENGELHARDT
relativizan o niegan los juicios de valor corrientes o las equiparaciones del tipo: enfermedad = negativo y salud = positivo. En este sentido Novalis (1772-1801) advierte en las
enfermedades crónicas “años de aprendizaje del arte de vivir y de la formación del ánimo”. 29 Hölderlin procura en este sentido consolar a su amigo Christian Ludwig Neuffer
(1769-1839) durante la enfermedad mortal de tisis que padece su prometida con la indicación: “por medio de gran alegría y gran dolor el ser humano madura hasta la adultez”. 30
Se fundamentan filosóficamente y se concretizan empíricamente la medicación, la
cirugía y ante todo la dietética en el sentido integral de la Antigüedad como trato con los
seis ámbitos luz y aire, movimiento y reposo, sueño y vigilia, comida y bebida, secreciones, sentimientos (sex res non naturales). El libro de Christoph Wilhelm Hufeland (17621836) Kunst, das menschliche Leben zu verlängern del año 1797, denominado en ediciones posteriores Makrobiotik, es declarado como demasiado limitado por la visión romántica e idealista. Novalis comenta irónicamente: “la vida más diluida es la vida más larga”.31 La fuerza sanadora de la naturaleza debe subyacer a toda terapia. Se reconocen y
emplean las artes en su efecto terapéutico. La propia medicina no tiene únicamente el
valor de ciencia (scientia) sino siempre también el de un arte (ars).
Carus aboga por un arte del estar enfermo junto al arte de vivir.32 Goethe le parece
el ejemplo más impresionante de “enfermedad sana”, de un “cada vez más perfecto hacerse a sí mismo”.33 Carus pudo haber diagnosticado este tratamiento superador o constructivo para las enfermedades físicas también en el caso de Hölderlin, mas no para su enfermedad mental crónica, que sin duda no lo mató pero se tornó duradera y se manifestó –en
la terminología de Carus— como “cadáver de la enfermedad”. También el teólogo y filósofo Ludwig Noack (1819-1885) juzga en esta perspectiva acerca de Lenau y Hölderlin
que “han devenido una lápida viviente sobre la tumba de la razón antes de que la tumba
cubriera sus cuerpos”.34
29
Novalis, Fragmente und Studien 1799-1800, en Schriften, vol. 3, Darmstadt, 1983, p. 686.
Carta de Friedrich Hölderlin a Christian Ludwig Neuffer del 25 de agosto de 1794, en Sämtliche Werke,
vol. 6, Stuttgart, 1969, p. 145.
31
Novalis, Das Allegemeine Brouillon, 1798/99, en Schriften, vol. 3, Darmstadt, 1983, p. 322.
32
Carl Gustav Carus, Einige Worte über das Verhältnis der Kunst, krank zu sein zur Kunst, gesund zu sein,
30
Leipzig, 1843.
33
Ibid., p. 57 y p. 63.
34
Ludwig Noack, “Dichterwahnsinn und wahnsinnige Dichter. Eine erfahrungs-psychologische Skizze”, en
Psyche 2 (1859), p. 250.
101
LA DEMENCIA DE HÖLDERLIN EN EL CONTEXTO DE LA MEDICINA Y LA FILOSOFÍA HACIA 1800
El enfermo debe estar en cuanto sujeto en el centro de la medicina, la historia de
las enfermedades se subordina a la historia de los enfermos, tiene una posición central la
relación médico—paciente. De manera programática se expresa el médico y psiquiatra
Johann Christian August Heinroth (1773-1843), quien introdujo el concepto de “psicosomática”: “ser humano = persona; éste es el punto de unidad”. 35 Sujeto no quiere decir
empero relatividad y arbitrariedad individual, sujeto significa más bien espíritu objetivo
en cuerpos individuales o conciencias individuales. La enfermedad y el dolor son siempre
fenómenos subjetivos y a la vez objetivos. Carl Eberhard Schelling (1783-1854), el hermano médico del filósofo, esboza en 1807 una interpretación dialéctica de la relación
médico—paciente en la que pierde su validez la alternativa corriente de simetría y asimetría. “Pues en la medida en que lo más fuerte asimila en cierto modo a lo más débil por
un lado, le transmite en el mismo momento en que interviene algo de su fuerza. 36 La relación personal vale no sólo para el médico sino en general para todas las personas en su
trato con el paciente. La asistencia que recibe Hölderlin por parte de la familia Zimmer en
la “torre” sobre el Neckar en Tubinga cumple con esta exigencia de una manera particularmente impresionante y ejemplar.
El tiempo hacia 1800 se caracteriza por una reforma de la asistencia y de la terapia
psiquiátricas, que en Francia se asocia ante todo al nombre de Philippe Pinel (1745-1826)
y Jean Etienne Dominique Esquirol (1772-1840), pero que también tiene su eco en otros
países, en Inglaterra, Italia y Alemania. Con razón constata el médico social Johann Peter
Frank (1745-1821) cambios correlativos en el trato con los enfermos mentales: “No hace
mucho tiempo aún que el Estado no hacía nada por los locos salvo encerrarlos con el fin
de volverlos inocuos para la sociedad humana. Ahora conocemos y ejercemos otro deber,
uno sagrado: regresamos al loco a la sociedad como miembro útil y para la organización
de la institución mental debemos tener a la vista este doble propósito, el aseguramiento de
la sociedad frente a los estallidos de los dementes y la curación de éstos últimos.37
La psicología y la psiquiatría atraen un gran interés entre los médicos románticos.
El inconsciente, el sueño, el sentimiento, todas las formas anómalas de conciencia ganan
un interés particular. Se adjudica a la dolencia anímica y a las enfermedades mentales
35
Johann Christian August Heinroth a Heinrich August Damerow, 1842, en Allgemeine Zeitschrift für
Psychiatrie 1 (1844), p. 158.
36
Carl Eberhard Schelling, “Ideen und Erfahrugen über den tierischen Magnetismus”, en Jahrbücher der
Medizin als Wissenschaft 2 (1807) (2), p. 183.
37
Johann Peter Franck, System einer vollständigen medizinischen Polizey, tomo 3, Leipzig, 1827, p. 223.
102
DIETRICH VON ENGELHARDT
reiteradamente un sentido histórico-filosófico y metafísico. Gotthilf Heinrich von Schubert (1780-1860) considera al dormir y el soñar en su Symbolik des Traumes (1814) como
medios de la relación con Dios y como vías hacia el origen de la humanidad; la “psique
encerrada” en el sueño es un “poeta oculto”.38 Carus afirma categóricamente: “La clave
del conocimiento de la esencia de la vida anímica consciente se halla en la región de lo
inconsciente”,39 que no está confinado al ser humano en el sentido del psicoanálisis posterior sino que se extiende asimismo al mundo de los animales y las plantas. Justinus Kerner admite enfermos mentales en su casa de Weinsberg, sigue el método del magnetismo
animal de Franz Anton Mesmer (1734-1815) y a la vez orienta su terapia hacia la concepción antigua de la dietética, tranquiliza a los enfermos con los sonidos de su arpa de boca.
También el vino, especialmente la gama de los Riesling, se supone según él que contiene
fuerza curativa, la que también favorece a Hölderlin, como recuerda su amigo de juventud
Rudolf Magenau (1767-1846) –en la jerga galvánica de su tiempo—: “un pequeño círculo
de amigos alrededor de un poco de vino del Rin era eléctricamente curativo para su alma”. 40
Las dos direcciones de los “somáticos” y los “psíquicos” que se enfrentaban en
Alemania por aquellos años no representan una contraposición excluyente, sino únicamente acentuaciones divergentes de un planteo en cada caso integral; se admite universalmente la relación recíproca entre el cuerpo y el alma. Los psíquicos, como subraya
Heinroth, quieren ver en la enfermedad mental siempre una “enfermedad de la persona
íntegra”,41 su terapia significa siempre tanto una psicoterapia como una terapia social, el
médico debe atender siempre a la personalidad premórbida; en la enfermedad mental se
conservan momentos de la situación sana. Entre los partidarios de esta dirección la enfermedad mental puede acercarse en un sentido específico a la moral, a la culpa y al pecado.
Los psiquiatras Ernst Albert Zeller (1804-1877) y Wilhelm Griesinger (18171866) desarrollan la concepción, posteriormente retocada, de la psicosis unitaria con los
siguientes grados: 1. melancolía, hipocondría, depresión; 2. demencia, furia, manía; 3.
locura, retardo. Esta secuencia es observada también en Hölderlin tanto por los médicos
38
Gotthilf Heinrich von Schubert, Die Symbolik des Traumes, Bamberg, 1814, p. 56 s.
39
Carl Gustav Carus, Psyche, Pforzheim, 1846, p. 1.
Rudolf Magenau, “Erinnerungen in seiner Lebensskizze”, en Friedrich Hölderlin, Sämtliche Werke und
Briefe, vol. 3, München, 1993, p. 573.
41
Johann Christian August Heinroth, Anweisung für angehende Irrenärzte, Leipzig, 1825, p. 4.
40
103
LA DEMENCIA DE HÖLDERLIN EN EL CONTEXTO DE LA MEDICINA Y LA FILOSOFÍA HACIA 1800
como por los legos que la pudieron experimentar durante un período prolongado. Autenrieth le da el alta en la clínica de Tubinga con el diagnóstico de manía, que luego cobra la
forma de un proceso crónico y en general más tranquilo.
La enfermedad y la salud, el diagnóstico y la terapia, el nacimiento y la muerte
son temas centrales también en la filosofía natural de ese tiempo. Schelling y Hegel,
quienes se han consagrado intensamente a las ciencias naturales y a la medicina desde su
época de estudio en Tubinga, esbozan fundamentos metafísicos de la medicina en sus
escritos de filosofía natural.
Para Schelling la enfermedad es una desarmonía o desproporción de las tres funciones orgánicas básicas de la reproducción, la irritabilidad y la sensibilidad, la enfermedad es un “conflicto de lo general” del organismo con los “exponentes dados de la particularidad”. 42 La desproporción amenaza la existencia del individuo: “en el concepto de
enfermedad no se piensa pues tan sólo el concepto de la desviación de alguna regla, orden
o proporción, sino también el hecho de que la desviación no es compatible con la existencia del producto en cuanto tal”. 43
La salud y la enfermedad son también para Hegel fenómenos de lo orgánico, son
fenómenos del tránsito del mundo natural al mundo espiritual. La enfermedad es una perturbación del organismo y de su identidad, un desequilibrio entre el individuo en cuanto
yo viviente y su realidad corpórea, la enfermedad es en principio “una desproporción de
su ser y de sí mismo”44 –en las enfermedades físicas es una desintegración de ámbitos
corporales y funciones orgánicas, en las enfermedades mentales, de campos de conciencia
y capacidades psíquicas. Según Hegel pueden distinguirse tres tipos de enfermedad: enfermedades físicas generales, enfermedades físicas individuales y enfermedades anímicas
individuales. Esta tipología filosófica de las enfermedades se corresponde tanto con la
experiencia efectiva como con la lógica especulativa y sus categorías (lo general, lo particular, lo singular).
Con la terapia deben superarse las particularizaciones destructivas de las funciones
o sistemas orgánicos dirigidas contra la unidad del organismo. Mediante el debilitamiento
o el fortalecimiento, la terapia favorece al organismo para la recuperación de su soberanía
42
Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, “Vorläufige Bezeichnung des Standpunktes der Medicin nach
Grundsätzen der Naturphilosophie“, 1805, en Werke, vol. 4, Munich, 1927, p. 206.
43
Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, Erster Entwurf eines Systems der Naturphilosophie, 1799, en
Werke, vol. 2, Munich, 1927, p. 221.
44
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, System der Philosophie. Zweiter Teil. Die Naturphilosophie, en
Sämtliche Werke, vol. 9, Stuttgart-Bad Cannstatt, 19654, § 371, p. 697.
104
DIETRICH VON ENGELHARDT
sobre las dimensiones parciales y funciones parciales orgánicas. La terapia incluye todas
las formas de intervención física y psíquica; la teoría de los medicamentos vale según
Schelling incluso como “piedra de toque de una teoría médica verdadera”. 45 Por el contrario, la multiplicidad empírica de los medios terapéuticos no puede ser deducida de la filosofía; la experiencia efectiva posee su dominio independiente, también la filosofía tiene
que medirse –en su independencia— por ella. La metafísica verdadera no puede estar en
conflicto con la física correcta.
Tanto en el ámbito somático como en el psíquico es preciso que exista todavía la
salud si han de tener sentido los intentos de curación. Al mismo tiempo, la terapia puede
ser únicamente provisoria, la medicina no tiene según Hegel resultados definitivos: “El
organismo puede curarse de la enfermedad; mas puesto que desde el comienzo es enfermo, allí estriba la necesidad de la muerte”.46 La finitud del organismo individual significa
a la vez la génesis del espíritu; en cuanto entidad biológica el hombre sin duda debe perecer, en cuanto persona, en cambio, alcanza su inmortalidad en el medio del espíritu. “Sobre esta muerte de la naturaleza, de estos despojos muertos brota una naturaleza más bella, brota el espíritu”.47
Los filósofos ofrecen también interpretaciones y clasificaciones de las enfermedades mentales con la especial pretensión de que la filosofía tenga el derecho de intervenir
en el diagnóstico o valoración de dichas enfermedades. Kant, quien ha presentado una
clasificación correspondiente en la Anthropologie in pragmatischer Hinsicht (1798), pone
la causa de la enfermedad mental en el cuerpo físico y no en un abuso de las fuerzas anímicas, una interpretación que sólo podría llevar a reproches injustos e insensibles del
mundo personal circundante en la relación con el enfermo. La decisión acerca de la causación física y la terapia debe quedar sin duda alguna en manos de los médicos, mas el
juicio sobre la carencia o presencia de la libertad es competencia de los filósofos y no de
los médicos y fisiólogos, que no han avanzado “muy profundamente en la evidencia de la
esencia de la máquina en el hombre”.48 Para Kant el disparate y el absurdo (Wahnwitz und
45
Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, “Vorläufige Bezeichnung des Standpunktes der Medicin nach
Grundsätzen der Naturphilosophie“, 1805, en Werke, vol. 4, Munich, 1927, p. 213.
46
G. W. F. Hegel, op. cit., p. § 375, p. 717.
G. W. F. Hegel, op. cit., p. § 376, p. 719.
48
Immanuel Kant, Anthropologie in pragmatischer Hinsicht, 1798, en Werke, vol. 10, Darmstadt, 1983, p.
529.
47
105
LA DEMENCIA DE HÖLDERLIN EN EL CONTEXTO DE LA MEDICINA Y LA FILOSOFÍA HACIA 1800
Aberwitz) son por lo demás no sólo anormalidades sino una “sinrazón positiva”49 que
tiene otras normas que las que rigen el estado de salud mental.
Schelling no quiere hablar de enfermedades anímicas sino de enfermedades del
ánimo (Gemüt) y del espíritu. “La salud del ánimo y del espíritu radica en que dicha secuencia es ininterrumpida, que por así decirlo tiene lugar una línea continua desde el alma
hasta lo más profundo del ánimo. Pues el alma es aquello por medio de lo cual el hombre
tiene una relación con Dios, y sin esta relación con Dios ninguna criatura, en particular el
ser humano, puede existir ni un instante”. Una interrupción de la línea se muestra en tres
formas diferentes: “1) si la línea es interrumpida por el sentimiento, se origina entonces la
enfermedad del ánimo; 2) si la línea es interrumpida por el entendimiento, tenemos la
idiotez. Los seres humanos de este tipo tienen a menudo mucha fuerza de ánimo y un
tesón particularmente fuerte que, sin embargo, puesto que no está guiado por el entendimiento, es inofensivo y en realidad se dirige tan sólo al disfrute y cosas semejantes; 3) si
en cambio se interrumpe la línea entre el entendimiento y el alma, se origina lo más terrible, a saber, la locura. En verdad no tendría que haber dicho: se origina, sino: se destaca”.50 Pues la base del entendimiento es denominada por Schelling precisamente como
locura, la que no hace su aparición en la salubridad mental. “Aquello que llamamos entendimiento, si es entendimiento efectivo, viviente, activo, no es propiamente más que
locura regulada”. Los seres humanos sin esta locura oculta tendrían un entendimiento
vacío y estéril, lo que lleva a la famosa expresión “nullum magnum ingenium sine quaedam dementia” o al giro platónico de la locura divina como fundamento de la inspiración
y la productividad –mas únicamente si el entendimiento es dominado por el alma, lo que
no acontece en todos los hombres: “Sólo que existen casos en los que tampoco el entendimiento puede dominar ya la locura adormecida en la profundidad de nuestro ser. Así
tampoco puede el entendimiento dar consuelo cuando se produce un dolor intenso. Pues
en este caso, cuando el espíritu y el ánimo no están bajo la suave influencia del alma,
irrumpe el ser oscuro inicial y arrastra consigo también al entendimiento como un no-ente
en relación al alma, irrumpe la locura como signo terrible, que es la voluntad en la separación de Dios”.51 La tensión entre la idea y la realidad vale según Schelling no sólo para
los seres humanos particulares sino que es una nota característica de toda la naturaleza:
49
Ibid., p. 531.
Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, Stuttgarter Privatvorlesungen, Nachlaß, 1810, en Werke, vol. 4,
Munich, 1927, reimpresión 19974, p. 361.
51
Ibid., p. 362.
50
106
DIETRICH VON ENGELHARDT
“También lo más profundo de la naturaleza es depresión (Schwermuth); también ella se
lamenta por un bien perdido y a toda vida se le añade también una indestructible melancolía”. 52 En este sentido Hölderlin participa con su enfermedad espiritual en el destino de
la naturaleza.
La clasificación de Hegel de las enfermedades psíquicas está determinada por la
filosofía de la naturaleza y del espíritu o por la antropología y se dirige de la idiotez, pasando por la estupidez, a la locura, y se corresponde –tal como es también el caso en las
enfermedades físicas— tanto con los momentos formales de la lógica ontológica de Hegel
como con la experiencia efectiva. La terapia de los enfermos mentales ha de partir –como
toda terapia— de una razón todavía presente y por consiguiente debe ser humanitaria.
“Este tratamiento humano, esto es, un tratamiento tan benevolente como racional (Pinel
merece el mayor reconocimiento por los méritos que ha contraído a este respecto) supone
que el enfermo es racional y tiene ahí el asidero firme por el cual el tratamiento prende en
el enfermo, del mismo modo que en lo corporal el asidero es la vitalidad que en cuanto tal
contiene salud todavía”. 53 Hegel concede a la reforma psiquiátrica francesa de Pinel y
Esquirol una fundamentación y una legitimación metafísicas; la terapia se vincula siempre en forma inmanente con la ética, medida en especial también en el trato con los enfermos mentales. Hegel hubiera podido señalar en este contexto también el compromiso
social y humano de la familia Zimmer con el enfermo mental Hölderlin como un gran
ejemplo de humanidad.
La biografía del enfermo trasciende la biología, la psicología y la antropología, se
encuentra en un contexto sociocultural en el que se halla también la enfermedad de
Hölderlin. En esta perspectiva Hegel retrotrae la crisis depresiva del médico romántico
Carl Joseph Hieronymus Windischmann (1775-1839) a su dedicación a la astrología, la
alquimia y la magia, mas advierte en ella a la vez la expresión de una fase fundamental en
el desarrollo del ser humano: “todo hombre tiene ciertamente un punto de inflexión semejante en la vida, el punto nocturno de contracción de su vida, por cuya angostura es obligado a pasar y es satisfecho y asegurado para la seguridad de sí mismo, para la seguridad
de la vida cotidiana habitual, y cuando ya se ha vuelto incapaz de ser colmado por ella,
52
Ibid., p. 357 s.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, System der Philosophie. Dritter Teil. Die Philosophie des Geistes, en
Sämtliche Werke, vol. 10, Stuttgart-Bad Cannstatt, 19654, § 408, p. 207.
53
107
LA DEMENCIA DE HÖLDERLIN EN EL CONTEXTO DE LA MEDICINA Y LA FILOSOFÍA HACIA 1800
para la seguridad de una existencia interior noble”.54 Trivialidad – depresión – realismo –
emigración interna designan para Hegel cuatro fases fundamentales de desarrollo del ser
humano, que a su vez pueden definir el marco para la concepción de una psicoterapia
filosófica.
A la luz de este desarrollo Hölderlin no ha superado el “punto nocturno de contracción de su vida”, no alcanzó ni una actitud de vida realista ni el talante de una emigración interior o alma bella. A Hölderlin no se le escapó el humor melancólico del propio
Hegel durante la época de preceptor en Berna, él mismo hubiese querido ser de su ayuda
en 1796 cuando Hegel iba a tomar su puesto de preceptor en Frankfurt. “Veo que tu situación te ha privado un poco de tu conocido y siempre alegre sentido. ¡Tan sólo cuídate!
Para la primavera serás de nuevo el que eras”.55 A la inversa, Hölderlin aprecia los efectos benéficos que sobre él obra Hegel: “Me agradan los tranquilos seres humanos racionales porque uno puede orientarse tan bien entre ellos cuando no se sabe exactamente en
qué pleito uno está a punto de entrar consigo mismo y con el mundo”.56
Con horror y tristeza experimentan Schelling y Hegel el derrumbe espiritual de su
común amigo. El 11 de julio de 1803 Schelling describe a Hegel el estado de Hölderlin:
“Su aspecto me resultó sobrecogedor: descuida su apariencia exterior hasta lo repugnante
y, puesto que su plática muestra poco de contención, ha adoptado completamente los modales exteriores de aquellos que se encuentran en esa situación”. Sin embargo no abandona aún las esperanzas de curación, a las cuales seguramente Hegel pudo contribuir en
Jena. “Necesita un entorno tranquilo y con un tratamiento diligente probablemente podría
mejorarse”.57 En su respuesta a Schelling del 16 de agosto de 1803, Hegel formula la justificada pregunta acerca de si “es suficiente para el estado de Hölderlin la tranquilidad a
fin de poder sanarse por sí mismo”, quiere sin embargo perseverar en la esperanza, no
quiere excluir que la confianza de Hölderlin en él pueda lograr “poder hacer algo por él”58
en caso de que viniera a Jena. Cuarenta y cinco años después, en una carta del 11 de febrero de 1847 a Gustav Schwab (1792-1850), Schelling rememora una vez más su encuentro con Hölderlin, salvo que ahora sin admitir una posible cura: “fue un triste reen54
Georg Wilhelm Friedrich Hegel a Carl Joseph Hieronymus Windischmann del 27 de mayo de 1810, en
Briefe von und an Hegel, vol. 1, Hamburgo, 1952, p. 314.
55
Friedrich Hölderlin a G. W. F. Hegel del 20 de noviembre de 1796, en Briefe von und an Hegel, p. 45.
56
Friedrich Hölderlin a Christian Ludwig Neuffer del 16 de febrero de 1797, en Sämtliche Werke, tomo 6,
Stuttgart, 1954, p. 236.
57
F. W. J. von Schelling a G. W. F. Hegel del 11 de julio de 1803, en Briefe von und an Hegel, p. 71.
58
G. W. F. Hegel a F. W. J. von Schelling del 16 de agosto de 1803, en Briefe von und an Hegel, p. 73.
108
DIETRICH VON ENGELHARDT
cuentro, pues pronto me convencí de que este instrumento, delicadamente encordado,
estaba destruido para siempre. Si tocaba la cuerda de un pensamiento que le había agradado antes, la primera respuesta era siempre correcta y adecuada, mas con la siguiente
palabra el hilo estaba perdido.59
IV. Perspectivas
Durante el período de su enfermedad en Tubinga Hölderlin fue reiteradamente
visitado por parientes, amigos, conocidos y visitantes; los numerosos testimonios directos
no dejan dudas acerca de la severa enfermedad mental y dibujan un cuadro concreto de la
vida de Hölderlin, de su comportamiento, su lenguaje, sus actividades musicales y también su productividad literaria.
Las cartas al hijo de la madre, quien nunca lo visitó en la cercana Tubinga, se han
perdido todas excepto una del año 1805. Resulta claro que quiso mucho a su hijo y sintió
como un rudo golpe su enfermedad mental, como escribe en su testamento: “lo más difícil
y duro que alguna vez puede alcanzar a una madre”. 60
Entre los numerosos documentos contemporáneos merecen una especial atención
los testimonios del poeta Wilhelm Waiblinger (1804-1830), quien visitó varias veces a
Hölderlin entre 1822 y 1824 y puso sus impresiones por escrito en un diario. En 1827
Waiblinger resume sobre esta base y la de sus recuerdos sus impresiones e ideas, que se
publican por primera vez en 1831 como Hölderlins Leben, Dichtung und Wahnsinn y que
han marcado duraderamente en lo sucesivo la imagen de Hölderlin. Waiblinger describe
las circunstancias de vida y vivienda, el transcurso de los días, la vestimenta, la conducta,
la mímica, los gestos, la comunicación, el comportamiento, la redacción de poemas, el
cortés recibimiento, los abundantes cumplidos, el lenguaje desarticulado e incomprensible, mezclado con expresiones en francés, ora razonables, ora un “tremendo sinsentido”.61
Emprenden juntos paseos, también en la casa de veraneo de Waiblinger, donde le lee textos de Schelling. Para Waiblinger sólo en escasa medida hay esperanzas de recuperación:
59
F. W. J. von Schelling a Gustav Schwab del 11 de febrero de 1847, en Friedrich Hölderlin, Sämtliche
Werke und Briefe, vol. 3, Munich, 1993, p. 648 s.
60
Johanna Christiana Gok, “Testament”, 1812, en Adolph Beck (ed.), Hölderlin. Chronik seines Lebens,
Frankfurt a. M., 2003, p. 247.
61
Wilhelm Waiblinger, Tagebücher, 1821-1826, vol.2, Stuttgart, 1993, p. 814.
109
LA DEMENCIA DE HÖLDERLIN EN EL CONTEXTO DE LA MEDICINA Y LA FILOSOFÍA HACIA 1800
“La constitución corporal de Hölderlin se ha deteriorado de tal forma que debería recibir
otros nervios para poder liberar al espíritu de sus cadenas”. 62
La enfermedad es siempre un fenómeno objetivo y subjetivo. Los testimonios autobiográficos de Hölderlin en su correspondencia son la prueba impresionante del itinerario de su enfermedad mental. Hölderlin habla muchas veces acerca de la relación entre el
cuerpo y el alma en el sentido de la psicosomática. En noviembre de 1802, tras el regreso
de Bordeaux y al comienzo del desencadenamiento de su dolencia, informa en la tradición
antigua al escritor y amigo suyo Casimir Ulrich Böhlendorff (1775-1825), quien a su vez
enfermó mentalmente en 1803 y puso fin a su vida, que había sido “tocado por Apolo”.63
La concepción de Hölderlin acerca de la “órbita excéntrica” (desarrollado en el
Hiperión y en el Thalia-Fragment) puede ser puesta también en una relación con su propio curriculum vitae que pone bajo una luz específica su fracaso en la locura. “Todos recorremos una órbita excéntrica y no hay otro camino posible de la niñez a la plenitud. La
bienaventurada unicidad, el ser en el sentido único de la palabra, está perdido para nosotros y tuvimos que perderlo si debíamos aspirar a él y conquistarlo. Nos separamos del
pacífico hen kai pan del mundo para producirlo por nosotros Mismos”. La identidad perfecta empero no es alcanzable en la vida terrenal: “ni nuestro saber ni nuestro obrar llegan
en algún período de la existencia allí donde cesa todo conflicto, donde Todo es Uno”. 64
La esperanza se dirige por lo tanto al más allá. En abril de 1812 Hölderlin escribe en pocos minutos para el ebanista Zimmer un poema lleno de esperanza transcendente: “Las
líneas de la vida son variadas, son como caminos y como fronteras de las montañas.
Aquello que somos aquí lo puede completar allí un dios con armonía y eterna recompensa
y paz”. 65
62
Wilhelm Waiblinger, Friedrich Hölderlins Leben, Wurmlingen, 1981, p. 68.
Friedrich Hölderlin a Casimir Ulrich Böhlendorf, noviembre de 1802 (?), en Sämtliche Werke, vol. 6,
Stuttgart, 1954, p. 432.
63
64
Friedrich Hölderlin, Hyperion, penúltima redacción, en Sämtliche Werke, vol. 3, Stuttgart, 1958, p. 249 s.
Cf. Clemens Menze, “Hölderlins Deutung der Bildung als exzentrische Bahn”, en Vierteljahresschrift für
wissenschaftliche Pädagogik 58 (1982), pp. 435-482.
65
Friedrich Hölderlin a Zimmer, abril de 1812, en Sämtliche Werke, vol. 2, Stuttgart, 1951, p. 268.
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DIETRICH VON ENGELHARDT
ABSTRACT
The paper advances the diagnosis of Hölderlin’s mental disease from current discussions among
psychiatrists and philosophers (first section); then goes on to examine evidence provided by physicians and psychiatrists who treated him (second section), as well as theories on the topic drawn
from Kant, Schelling and Hegel (third section). Finally the diagnosis of mental illness is reassessed and the idea is emphasized of Hölderlin’s hope in a perfection of personal identity in the
beyond (fourth section).
Key-words
Spirit, boy, soul, medicine, Romanticism, illness
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