EL PENSADOR

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El Pensador
revista de cultura, filosofía, economía, historia y ciencia a la luz de la fe cristiana
Número 3. Año I.
Mayo-junio 2013.
Edición PDF.
Editado en Barcelona
DIGNITAS
© Círculos de Santo Tomás
dignitad.blogspot.com.es
Suscripciones, núms. atrasados:
[email protected]
GEOGRAFÍA Y GEOPOLÍTICA
DEL “SIGLO CATÓLICO”
El profesor Mario Graziano, de La Soborne,
publicó hace unos años un libro titulado El
siglo católico. Muy lejos, por tanto, de quienes preconizan la decadencia y caída del
catolicismo durante lo que resta del siglo
XXI. ¿Cuál es hoy día la “geografía del catolicismo”? Realizamos un repaso pormenorizado a la situación de la Iglesia en el mundo
a partir de las estadísticas oficiales. Dos de
los asuntos más destacados que influirán en
la geografía católica (los perseguidos y el
papel de los laicos) han merecido un análisis
más completo.
Pero junto a la geografía, hemos realizado
también un estudio de la “geopolítica” del
llamado “siglo católico”. ¿Cuáles son las
claves del discurso católico que permiten
augurar el protagonismo de la Iglesia en
pleno siglo XXI? Nos hemos detenido, sobre
todo, en tres. La familia, en un sentido amplio que comprende también el derecho a la
vida y la ingeniería social de las políticas de
género. La democracia y la libertad religiosa, que conforman no sólo una aspiración de
la Iglesia, sino también una necesidad para
la evangelización de zonas tan importantes
como Asia. Y la globalización, cuyo elemen-
to más visible, la economía especulativa, ha
puesto en jaque la propia credibilidad de las
fronteras nacionales. Todos estos temas, que
tienen además una actualidad rabiosa, permiten a la Iglesia católica tener una posición
privilegiada de cara a los grandes debates
públicos que se avecinan en las próximas
décadas.
Periodismo: Los principales retos del nuevo Pontificado
CINE
Por Juan Orellana
Malick, un
director que
sorprende
►5
►33-78
►29-32
«Me llamaré
Francisco»
►5-10
LITTERA
La teología no puede caer en el
saco de la ideología. Y la labor
social de la Iglesia es diferente
al papel de las ONGs. Son dos
grandes ideas que el Papa Francisco no ha cesado de repetir en
sus primeras semanas de Pontificado.
Ambas comparten el sentir contra la tentación de secularización de la Iglesia, vale decir
de todos los cristianos. Ni de izquierdas ni de
derechas, sino de Cristo, que es la Verdad. Y la
primera caridad, la más importante y auténtica
–algo que también nos recordaba Benedicto
XVI ante la Cuaresma de 2013– es el apostolado, el anuncio del evangelio. La fumata bianca
del 13 de marzo, cuya imagen reproducimos a
la derecha, es el anuncio gozoso de un nuevo
Pontificado, pero también una llamada nítida al
compromiso cristiano en y para el siglo XXI:
“Trabajad no por el alimento que perece, sino
por el que dura hasta la vida eterna” (Jn 6, 27).
— DIGNITAS
Los franciscanos escriben sobre
San Francisco de Asís
►11-28
EL PENSADOR
2 · Mayo-junio 2013
Echar las redes mar adentro
SUMARIO Firmas pensadoras
 La elección del Papa
Francisco al frente de la
Iglesia.  Ofrecemos
su biografía fundamental, la homilía de inicio
del pontificado y un
texto sobre el Año de
la Fe. Además, incluimos un glosario
de los principales mensajes en sus
primeras semanas al frente de la Santa
Sede.
SAN FRANCISCO [2-5]
 El papa ha elegido un nombre muy
significativo para su papado: el de Francisco, en homenaje al santo de Asís. 
Con tal motivo, EL PENSADOR ha pedido
a intelectuales franciscanos que desgranen la personalidad, la espiritualidad y
la vigencia del pensamiento franciscano
hoy día.
LA PRENSA Y EL PAPA [2-5]
 Hemos querido conocer la opinion de
los principales periodistas especializados en la Iglesia sobre el
nuevo papa y los retos que
encara  Responden, entre
otros, los directores de Aciprensa, Alfa y Omega y
Misión
CUADERNOS DIGNITAS [2-5]
 ¿Cuál es a día de
hoy la situación de
la Iglesia? ¿Cuáles
son los fenómenos
sociológicos, económicos, politicos y
culturales que enfrenta?  Cuadernos
Dignitas realiza un profundo análisis de
la geografía y la geopolítica del “siglo
católico”
MÚSICA [2-5]
 Eric Clapton. La búsqueda de
la felicidad por uno de los mitos
musicales más influyentes del
siglo XX.
CINE [2-5]
 Películas en DVD recomendadas  La
Cristiada, por J. M. de Prada.  Frankenstein visto desde la filosofía  Malick,
un director sorprendente.
LIBROS [2-5]
 Reseñas y novedades de novelas y libros de no-ficción  Los coordinadores
de Hablando con el papa, repasan esta
interesante reflexión sobre la influencia
intelectual del pensamiento de BVI.
Martin AURELL
Prof. Historia de la Edad Media. Univ. de Poitiers
Amaya AZCONA
Portavoz del Foro de la Familia (España)
José Ramón AYLLÓN
Filósofo. Profesor de Antropología
en la Universidad de Navarra
José María BARRIO MAESTRE
Profesor titular de la Universidad Complutense (Madrid)
Francisco José CONTRERAS
Catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad
de Sevilla
Nº 3. El Pensador (90x60.
Oleo sobre tela)
Araceli Fernández.

Luis Antonio CURIEL CALLEJA
PALABRORAR
Investigador del I.E.F.
Por: Hno. Lázaro Clemente, Fmp
Adolfo GONZÁLEZ
Obispo de Almería (España)
Juan Ignacio GRANDE ARANDA
Profesor de Historia del Pensamiento en la Facultad de Ciencias de la Información de CEU-San Pablo (Madrid)
Javier HERNÁNDEZ-PACHECO
Catedrático de Filosofía de la Universidad de Sevilla
Miguel Ángel HERRERA MOLINA
Profesor de Historia del Pensamiento en la Facultad de Ciencias de la Información de CEU-San Pablo (Madrid)
José María MARTÍNEZ
Profesor de Literatura y cultura hispánica en la Universidad
de Texas-Pan American
Javier MENÉNDEZ ROS
Director de Ayuda a la Iglesia Necesitada. España
José Antonio MERINO, Ofm
Profesor de Filosofía. Ex rector de la Pontificia
Universidad Antonianum (Roma)
Cristina NORIEGA GARCÍA
Profesora de Psicología Social en la Facultad de Medicina
de la Universidad CEU San Pablo (Madrid)
Juan ORELLANA
Profesor de la Universidad CEU-San Pablo. Director de la
Comisión de Cine de la Conferencia Episcopal Española
Mª Elizabeth DE LOS RÍOS URIARTE
Profesora Investigadora de la Fac. de Bioética
de la Universidad Anáhuac México Norte.
Optimística.—
Dícese de la cualidad de quien
respira y transmite esperanza
desde la oración.

EN PRIMERA PLANA [2-5]
ESTA REVISTA HA SIDO EDITADA
PARA SER DISTRIBUIDA. LA
INTENCIÓN DE LOS EDITORES ES
QUE SEA UTILIZADA LO MÁS
AMPLIAMENTE POSIBLE.
LA REPRODUCCIÓN PARCIAL DE
CONTENIDOS ESTÁ AUTORIZADA
EXPRESAMENTE, A CONDICIÓN
DE QUE SE HAGA CONSTAR EL
NOMBRE DE LA REVISTA, EL
TÍTULO DEL ARTÍCULO Y, CUANDO
PROCEDA, EL AUTOR DEL
TRABAJO.
Begoña RODRÍGUEZ DÍAZ
Profesora de Derecho Internacional Público de la
Universidad Francisco de Vitoria (Madrid)
EL PENSADOR
Yolanda RODRÍGUEZ LUENGO
Profesora de Economía Aplicada de la Universidad
Francisco de Vitoria (Madrid)
Francisco RODRÍGUEZ VALLS
Profesor de Filosofía en la Universidad de Sevilla
Ignacio SÁNCHEZ CÁMARA
Catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de La
Coruña. Consejero de Educación en la Embajada
de España en Roma.
Carmen SÁNCHEZ MAÍLLO
Profesora de Teoría del Derecho. Universidad CEU-San Pablo de Madrid y secretaria académica del I.E.F.
Jesús SANZ
Arzobispo de Oviedo (España)
Donald SPOTO
Escritor
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EL PENSADOR
escríbenos: [email protected]
Nº 3. Mayo-junio
Es una revista independiente, editada por Círculos de Santo Tomás.
Su financiación procede de las
aportaciones voluntarias de sus
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La línea editorial de la revista es la
divulgación del pensamiento cristiano y, en particular, la relación
entre Fe, Ciencia y Razón.
El compromiso editorial que asumimos es ofrecer periódicamente
materiales de alta calidad, que
permitan a nuestros lectores formarse una opinión correcta como
herramienta para el debate y para
la tarea de evangelización.
EL PENSADOR sólo se hace responsable del Editorial y de los
artículos sin firma. No necesariamente comparte todas las opiniones de sus colaboradores.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 3
Echar las redes mar adentro
 El nihilismo.—
Por Guillermo Garrido
La reforma de la Curia vaticana ha traído,
naturalmente, un reguero de tinta en todo el
mundo. Dos botones de muestra. El diario
madrileño El Mundo titulaba el 13 de abril:
“Las revoluciones de Francisco”, afirmando
que el papa argentino “comenzó a romper
moldes desde el mismo instante en que, vestido con una simple sotana blanca y un crucifijo plateado sobre el pecho, se asomó al
balcón central de la Basílica de San Pedro y
anunció al mundo que quería llamarse Francisco, como san Francisco de Asís, el santo
de los pobres (…) Desde entonces el papa
llegado 'del fin del mundo' no sólo se ha metido en el bolsillo a la mayoría de la gente
(las encuestas señalan que al 92% de los italianos les gusta) sino que ya está llevando a
cabo una pequeña revolución que hace presagiar que el suyo será un pontificado de
fuerte cariz reformador y purificador”.
Y La Mañana de Neuquén, Argentina, afirmaba el mismo día que “con esta importante
decisión, el papa latinoamericano, que hasta
ahora no se había pronunciado públicamente
sobre el tema, pasa a la acción, tal como
habían exigido los casi 90 cardenales de los
115 que lo eligieron como pontífice en el
cónclave del pasado 13 de marzo”.
EL MUNDO
España
Uno de los grandes problemas que afronta nuestra civilización es el nihilismo. Nada tiene trascendencia porque todo tiene un valor semejante. El laicismo entonces
es sólo una consecuencia de esa pérdida valorativa, de
ese resquebrajamiento de una jerarquía de principios
que endiosa a los hombres, convirtiéndoles en este
sentido en meros objetos en manos del diablo. Sugiero
que se trate el nihilismo en un futuro número de EL
PENSADOR. Es desde mi humilde punto de vista todavía mucho más importante que el laicismo, que des-  Más felicitaciones.— Saludos desde el municipués de todo tiene muchas connotaciones diferentes. pio de Aquixtla, localizado en el estado de Puebla,
México. Soy un joven sacerdote de la Arquidiócesis de
Óscar Rodrigo Velasques (Puerto Montt. Chile).
Tulancingo, en México. Actualmente estoy colaborando en la etapa de discernimiento y maduración voca “Gélidas residencias”.—
Hace un tiempo que cambié mi visión acerca de las cional de algunos seminaristas que han terminado la
"gélidas residencias" para ancianos que menciona Dig- facultad de Filosofía y ahora están preparándose para
nitas en el número anterior. Quizá anteriormente era ingresar a la facultad de Teología. He leído algunos
factible atender a una persona enferma según sus nece- artículos de su revista. La manera de desarrollar y exsidades en el hogar, pero con el aumento de la esperan- plicar es seria y rigurosa y los temas son muy intereza de vida, hay una mayor incidencia de enfermedades santes. Dios Nuestro Padre le bendiga, sostenga, acomtipo demencia (Parkinson, Alzheimer). Con la expe- pañe y le dé éxito a esta valiosa e importante publicariencia de un familiar cercano diagnosticado de Alzhei- ción. José Juan Conde (Aquixtla. México)
mer, me he replanteado mi postura anti-residencia,
porque he asistido a cursos para tratar de entender esta
enfermedad y ayudar en lo posible, y sin embargo, solo
un especialista puede realizar la estimulación cognitiva
que se recomienda para este tipo de enfermos. ¿Qué es
mejor, que esté en casa sin querer salir, mirando al
Las cartas al director no deberán tener más de
500 palabras y pueden ser extractadas por la
redacción de EL PENSADOR. Envíe sus cartas al director a
[email protected]
DESDE EL SEMINARIO
LA MAÑANA
Argentina

En el programa Face the Nation del canal
CBS News, el cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, dijo el 2 de abril que el Papa
Francisco era un “espaldarazo” para la Iglesia Católica. En la entrevista, Dolan reflexionó sobre la importancia del cónclave
recién terminado en Roma.
Leído en The Wall Street Journal del 8 de
abril: Después de décadas de permanecer al
margen del debate, los cristianos evangélicos
están presionando a los legisladores republicanos (y también a los demócratas, aunque a
estos no les hace falta mucho) para que apoyen una legislación permisiva hacia la ciudadanía de EE.UU. para los inmigrantes ilegales del país, en base a su lectura de las enseñanzas de la Biblia. Los pastores evangélicos, entre ellos uno de sus más destacados
líderes, Beshore, ven a los inmigrantes ilegales como “los leprosos de hoy en día, que
deben ser tratados con compasión por los
cristianos”. ¿Puede –me pregunto yo- que los
evangélicos estén tratando de ganarse las simpatías de los hispanos, mayoritariamente
católicos
infinito y dando vueltas a la vida, o asistiendo a talleres
de manualidades y demás? Sigue sin atraerme la opción de ingresar a una persona en una residencia, pero
en este siglo cada vez resulta más difícil proporcionar a
los enfermos la ayuda que necesitan: quizá porque es
normal que ambos cónyuges trabajen para mantener la
familia, o porque el enfermo requiere una atención más
personalizada. Hay que cambiar la mentalidad de que
una residencia es una mala opción. Porque yo veo que
debido a sus prejuicios anti-talleres de estimulación, es
difícil ayudar a mi familiar, y porque veo nuestras limitaciones ante sus peticiones de ayuda. Se puede estar
en una residencia, bien atendido en todos los sentidos
(corporal, psíquico e intelectual) y acompañado de
cerca por la familia. Quizá no es la mejor opción, pero
puede ser una opción necesaria, mal que nos pese, y no
necesariamente mala. Dolores B. (Barcelona. España)
CBS NEWS
Estados Unidos
WALL STREET
JORUNAL
Estados Unidos

Claro que en Estados Unidos, nuestro querido
Obamatrix sigue con su agenda de ingeniería ASSOCIATED
social. Los legisladores de California, según PRESS
Associated Press (9 de abril) están conside- Estados Unidos
rando la posibilidad de eliminar las exenciones de impuestos de algunas ONGs, en particular católicas, que no acepten entre sus
miembros a gays, transexuales o ateístas entre sus miembros. La medida, según la agencia de noticias, parece encaminada a presionar a los Boy Scouts de América. Que Dios
les proteja: el lobby gay les ha mirado.
Los Papas, la cruz
y la alegría
El pasado 13 de marzo, tras la famosa
fumata bianca, me sorprendió un temor,
tal vez natural, ante un papa
«inesperado». Por un lado la liturgia para
la cuaresma de este año, por medio del
profeta Isaías, nos venía recordando que
Dios siempre provee para su pueblo y
que nunca nos deja solos: «no pasarán
hambre ni sed, no les hará daño el bochorno ni el sol; porque los conduce el
compasivo y los guía a manantiales de
agua» (Is 49, 8-15). Por otro, estaba inquieto ante esta sorpresa de Dios y quise
aquél mismo día, antes de meterme en la Juan Pablo II saluda al entonces Cardenal Ratzinger, ante la
cama, encontrar una palabra que ilumina- mirada del Cardenal Bergoglio. Tres papas en una instantánea.
ra mi corazón. Abrí al azar el diario de
sor Faustina y me topé con esta frase que el Se- amor a Dios».
ñor dirige a la santa refiriéndose a su confesor: Es verdad que el corazón de Dios ha querido que
«Es un sacerdote según Mi corazón, Me agradan aquellas a las que la tradición cristiana considera
sus esfuerzos».
almas escogidas (consagradas) participen de un
Creo que nuestro Papa Francisco bien puede ser modo particularmente cercano en la cruz del Seaquél sacerdote según el corazón de Cristo, pas- ñor. Pero, no lo es menos, que todos los homtor compasivo, que desde el inicio de su pontifi- bres, clérigos y laicos, estamos llamados a abracado no ha dejado de invitarnos a creer en la mi- zar la cruz de Cristo, la que Dios nos envía a mesericordia de un Dios que «perdona todo» (Cf. nudo en los sacrificios grandes y pequeños de la
Ángelus del 17 de Marzo). Pero al mismo tiempo vida ordinaria.
me ha impresionado mucho ver la fuerza con la San Agustín comparaba la travesía de nuestra
que ha querido recordar a sus hermanos cardena- vida, esa de la vida ordinaria, a un gran océano
les –y con ellos a todos los pastores de la Iglesia que nadie puede atravesar «si no es llevado por
–, que no son discípulos del Señor los que quie- la cruz de Cristo». Y refiriéndose a esa misma
ren seguirlo sin cruz. Una idea que les recalcó en cruz, exhortaba: «Si no veis bien a donde vais,
su primera homilía como Papa y de nuevo duran- no la soltéis: ella misma os conducirá.»
te la misa del Domingo de Ramos citando a Be- Creo que Benedicto y Francisco, estos dos sacernedicto XVI: «Vosotros sois príncipes, pero de dotes «según el corazón de Cristo», nos quieren
un rey crucificado».
hacer ver que la alegría cristiana (que no es otra
Tal vez quiso hacerse eco del Papa emérito cosa que la paz), pasa por abrazar la cruz del
quien, en su última misa con los religiosos de Señor. Ojalá que todos, especialmente los llamaRoma el 2 de febrero pasado, nos decía hablando dos a ser pastores, no busquemos otra alegría que
de la alegría de seguir al Señor, que esta alegría la que Dios nos ofrece en bandeja de plata en el
«de la vida consagrada pasa necesariamente por gran océano de la vida cotidiana, tan gris a veces,
la participación en la Cruz de Cristo», porque tan aburrida, pero tan hermosa .
«de aquella herida brota la luz de Dios, y tam- Hno. Julio Muñoz, L.C.
bién de los sufrimientos, de los sacrificios, del Seminarista. Centro Superior de Estudios de los Ledon de sí mismos que los consagrados viven por gionarios de Cristo. Roma.
EL PENSADOR
4 · Mayo-junio 2013
LOS TEXTOS ÍNTEGROS
DEL NUEVO PAPA
AL COMIENZO DE SU
PONTIFICADO
R
G
Durante las primeras semanas de Pontificado, el
Papa Francisco ha tenido la oportunidad de expresar públicamente sus pensamientos a lo largo
de numerosas homilías y discursos. En Los signos del nuevo pontificado, hemos compilado la
totalidad de dichos textos, respetándolos íntegros. La organización de los textos compendiados sigue un primer criterio temporal, pero añadiendo también un índice temático que remite al
lector a seguir la opinión sistemática del nuevo
Santo Padre en diversas materias de especial
trascendencia para todas las personas de fe. Una
herramienta útil para profundizar en la misión del
Año de la Fe que culminará en octubre próximo.
En junio
S
I
T
A
Las homilías y discursos pronunciados por
el Papa Francisco al comienzo de su pontificado inauguran la colección “Emaús”. Las
claves, los signos, que servirán de eje al
nuevo Vicario de Cristo, compendiados y
sistematizados por EL PENSADOR.
Un proyecto editorial para ayudar en la evangelización
En septiembre
El primer volumen de la colección “Redes de pesca” abordará
diez preguntas claves del mundo ateo, confrontándolas con
diez respuestas cristianas. Un
texto sólido que ayudará a
afrontar el diálogo con los no
creyentes.
EL PENSADOR, con el
espíritu de desarrollar su objetivo de ofrecer herramientas que
ayuden en la evangelización,
lanzará a partir del próximo mes
de junio un ambicioso proyecto
para sus suscriptores: Ediciones EP.
En principio, serán tres las colecciones que darán cuerpo
progresivamente a Ediciones EP.
“Emaús” recogerá textos teológicos y espirituales. “Signum” dará a conocer obras
que aborden la relación entre fe, razón y
ciencia. Y “Redes de pesca” serán cuadernos útiles para la misión de apostolado
en ambientes secularizados, agnósticos o
ateos.
“Emaús” verá la luz en junio con un primer
título: Los signos del nuevo pontificado, en
donde se recogerán sistematizados los discursos y homilías íntegros, pronunciados
por el Papa Francisco desde su elección.
Por su parte, en septiembre se inaugurará
también “Redes de pesca”, con el título
Diez preguntas ateas y diez respuestas
cristianas.
Por lo general, las obras publicadas por
Ediciones EP serán gratuitas y, como
hacemos con la revista, se editarán en formato PDF para lectura e-book.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 5
en primera plana
PRIMER SANTO PADRE AMERICANO. PRIMER JESUITA EN LA SILLA PETRINA. PRIMER PAPA EN LLAMARSE FRANCISCO.
HIJO DE INMIGRANTES. VOCACIÓN SACERDOTAL TARDÍA. CON ESTUDIOS CIENTÍFICOS.
Llegó Francisco
S U B I O G RAF ÍA F UN DAM E NTAL
1936 (17 de diciembre) Nace en Buenos
Aires (Argentina). Es uno de los
cinco hijos del matrimonio formado por Mario Bergoglio
(empleado ferroviario) y Regina
Sivori (ama de casa), ambos inmigrantes italianos afincados en Argentina.
1957 Decide hacerse sacerdote, tras una
confesión el día que se celebraba
la tradicional Fiesta del Estudiante
bonaerense.
1958 (11 de marzo) Ingresa en el seminario del barrio Villa Devoto como novicio de la Compañía de
Jesús.
1963 Se licencia en Filosofía en la Facultad de Filosofía del Colegio
San José, en San Miguel.
1964 Es profesor de Literatura y Psicología en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe.
1965 Se traslada como profesor al Colegio de El Salvador de Buenos Aire.
1969 (13 de diciembre) Es ordenado
sacerdote por el arzobispo Ramón
José Castellano.
1970 Se licencia en Teología en la Facultad de Teología del Colegio de
San José.
1971 Realiza la tercera probación en la
Casa de los Jesuitas de Alcalá de
Henares (Madrid) y el 22 de abril
hace la profesión perpetua. A partir de entonces hizo una larga carrera dentro de la Compañía de
Jesús, siendo maestro de novicios
en Villa Barilari, en San Miguel,
profesor de la Facultad de Teología, consultor de la provincia y rector del Colegio San Massimo
(1980-1986).
1973 Nombrado provincial de los Jesuitas en Argentina.
1979 Cesa como provincial.
1980 Vuelve a desempeñarse como director del Colegio de El Salvador,
de Buenos Aires.
1982 Publica su libro Meditaciones para religiosos.
1986 Viaja a Alemania para finalizar su
tesis doctoral. A su regreso pasa a
ser director espiritual y confesor
en la Iglesia de los Jesuitas en
Córdoba (Argentina).
1992 (20 de mayo) Es nombrado por
Juan Pablo II obispo titular de
Auca y auxiliar de Buenos
Aires.
LatinoaElige como lema episcopal
mericano
“miserando atque eligendo”.
El Papa
(27 de junio) Recibe en la Francisco
catedral
de Buenos Aires la ordenación
Hijo de
episcopal de manos del cardenal
2005
inmigrates
Antonio Quarracino, delElnuncio
Papa
apostólico monseñor Francisco
Ubaldo
Calabresi y del obispo deLaMerce
pobreza
des-Luján, monseñor Emilio
Og
de Asís
ñenovich.
El Papa
Publica sus libros Reflexiones
Francisco
so 2005
bre la vida apostólica
yJesuita
Reflexiones de esperanza. El Papa
1997 (13 de junio) Es nombrado
Francisco
arzobispo coadjutor de BuenosMisionero
Aires. 2009
1998 (28 de febrero) Toma el cargo
de
El Papa
arzobispo de Buenos Aires
que
Francisco
lleva añadido el de primado
de
La demoArgentina.
cracia
2001 (21 de febrero) Es creado cardenal
El Papa
por el papa Juan Pablo II,Francisco
con el
título de San Roberto Belarmino. 2013
Ese mismo año, durante el
“corralito” que afectó a las
economías domésticas de los ar
gentinos, desempeñó un i m p o r
tante papel de defensa de las cla
ses medias y trabajadoras del país.
(Octubre) Fue designado Relator
General de la 10ª Asamblea del
Sínodo de Obispos sobre el Minis
terio Episcopal.
Elegido presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, cargo
que desempeña hasta 2011.
(Abril) Participa en el cónclave
que elige a Benedicto
X V I
como papa.
En enero imparte en Madrid los
Ejercicios Espirituales a los obispos miembros de la Conferencia
Episcopal Española.
(Septiembre) Lanza una campaña
de solidaridad coincidiendo con el
Bicentenario de la Independencia
de Argentina, que dio origen al
nacimiento de doscientas
asociaciones solidarias en los si
guientes años.
(13 de marzo) Es elegido Papa por
los miembros del Colegio Cardenalicio el segundo día de cónclave, tras la quinta votación.
EL PENSADOR
6 · Mayo-junio 2013
Meditaciones del Papa Francisco
EL PENSADOR ha realizado un glosario temático con los que, a nuestro juicio, son los principales mensajes lanzados
por el Papa Francisco al comienzo de su Pontificado, durante los meses de marzo y abril. No se trata de una recopilación
exhaustiva sino, como hemos dicho, una mera selección de reflexiones sobre asuntos de especial interés.
Adorar
“Adorar es despojarse de nuestros ídolos, también de esos más recónditos, y
escoger al Señor como centro, como vía
maestra de nuestra vida”. (Ver Ídolos)
“Adorar al Señor quiere decir darle a él
el lugar que le corresponde; adorar al
Señor quiere decir afirmar, creer – pero
no simplemente de palabra – que únicamente Él guía verdaderamente nuestra
vida; adorar al Señor quiere decir que
estamos convencidos ante Él de que es
el único Dios, el Dios de nuestra vida, el
Dios de nuestra historia “.
“Tú, yo, ¿adoramos al Señor? ¿Acudimos a Dios sólo para pedir, para agradecer, o nos dirigimos a él también para
adorarlo? Pero, entonces, ¿qué quiere
decir adorar a Dios? Significa aprender a
estar con Él, a pararse a dialogar con él,
sintiendo que su presencia es la más verdadera, la más buena, la más importante
de todas. Cada uno de nosotros, en la
propia vida, de manera consciente y tal
vez a veces sin darse cuenta, tiene un
orden muy preciso de las cosas consideradas más o menos importantes”.
Apostolado
“Pedro y los Apóstoles anuncian con
audacia, con parresia, aquello que han
recibido, el Evangelio de Jesús. Y nosotros, ¿somos capaces de llevar la Palabra
de Dios a nuestros ambientes de vida?
¿Sabemos hablar de Cristo, de lo que
representa para nosotros, en familia, con
los que forman parte de nuestra vida cotidiana? La fe nace de la escucha, y se
refuerza con el anuncio”.
Ateísmo
“Respetando la conciencia de cada uno,
pero sabiendo que cada uno de ustedes
es hijo de Dios”.
Benedicto XVI
“Durante estos años de pontificado ha
enriquecido y fortalecido a la Iglesia con
su magisterio, su bondad, su dirección,
su fe, su humildad y mansedumbre”.
“El ministerio petrino, vivido con total
dedicación, ha tenido en él un intérprete
sabio y humilde, con los ojos siempre
puestos en Cristo, Cristo resucitado, presente y vivo en la Eucaristía”.
Buen Pastor (El)
Jesús quiere establecer con sus amigos
una relación que sea el reflejo de aquella
que Él mismo tiene con el Padre: una
relación de pertenencia recíproca en la
confianza plena, en la íntima comunión.
Para expresar este entendimiento profundo, esta relación de amistad Jesús utiliza
la imagen del pastor con sus ovejas: Él
las llama y ellas reconocen su voz, responden a su llamado y lo siguen. ¡Esta
parábola es hermosísima! El misterio de
la voz es sugestivo: desde el vientre de
nuestra madre aprendemos a reconocer
su voz y aquella del papá; por el tono de
una voz percibimos el amor o el desprecio, el afecto o la frialdad. ¡La voz de
Jesús es única! Si aprendemos a distinguirla, Él nos guía por el camino de la
vida, un camino que supera también el
abismo de la muerte.
Caminar
“Casa de Jacob, venid; caminemos a la
luz del Señor (Is 2,5). Ésta es la primera
cosa que Dios ha dicho a Abrahán: Camina en mi presencia y sé irreprochable.
Caminar: nuestra vida es un camino y
cuando nos paramos, algo no funciona.
Caminar siempre, en presencia del Señor, intentando vivir con aquella honradez que Dios pedía a Abrahán, en su
promesa”.
Carismas
“El Paráclito, que da a cada uno carismas diferentes, nos une en esta comunidad de Iglesia, que adora al Padre, al
Hijo y a Él, el Espíritu Santo”.
Confesar
“El problema es que nosotros nos cansamos, no queremos, nos cansamos de pedir perdón. Él jamás se cansa de perdonar, pero nosotros, a veces, nos cansamos de pedir perdón”. “Pidamos la gracia de no cansarnos de pedir perdón,
porque Él nunca se cansa de perdonar”.
“Él ha venido para nosotros, cuando reconocemos que somos pecadores. Pero
si somos como aquel fariseo ante el altar
–Te doy gracias, porque no soy como los
demás hombres, y tampoco como ese
que está a la puerta, como ese publicano
-, no conocemos el corazón del Señor, y
nunca tendremos la alegría de sentir esa
misericordia”.
“Él se olvida, Él tiene una capacidad de
olvidar, especial. Se olvida, te besa, te
abraza y te dice solamente: Tampoco yo
te condeno. Anda, y en adelante no peques más”.
—A Jesús
“Si no confesamos a Jesucristo, algo no
funciona. Acabaremos siendo una ONG
asistencial, pero no la Iglesia, Esposa del
Señor. Cuando no se camina, se está parado (…) Cuando no se confiesa a Jesús,
me viene a la memoria una frase de
Léon Bloy: Quien no reza al Señor, reza
al diablo. Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del
diablo, la mundanidad del demonio”.
Cruz
“El mismo Pedro que ha confesado a
Jesucristo, le dice: Tú eres el Mesías, el
Hijo de Dios vivo. Te sigo, pero no
hablemos de cruz. Esto no tiene nada
que ver. Te sigo de otra manera, sin la
cruz. Cuando caminamos sin la cruz,
cuando edificamos sin la cruz y cuando
confesamos un Cristo sin cruz, no somos
discípulos del Señor: somos mundanos”.
Espíritu Santo
“El Paráclito, es el protagonista supremo
de toda iniciativa y manifestación de fe”.
“Crea todas las diferencias de la Iglesia,
y parece que fuera un apóstol de Babel.
Pero, por otro lado, es quien mantiene la
unidad de estas diferencias, no en la
“igualdad”, sino en la armonía. Recuerdo aquel Padre de la Iglesia que lo definía así: Ipse harmonia est. El Paráclito,
que da a cada uno carismas diferentes,
nos une en esta comunidad de Iglesia,
que adora al Padre, al Hijo y a Él, el
Espíritu Santo”.
“El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia, con su fuerza vivificadora y unificadora: de muchos, hace un solo cuerpo, el
Cuerpo místico de Cristo”.
Evangelización
“La verdad cristiana es atrayente y persuasiva porque responde a la necesidad
profunda de la existencia humana, al
anunciar de manera convincente que
Cristo es el único Salvador de todo hombre y de todos los hombres. Este anuncio
sigue siendo válido hoy, como lo fue a
comienzos del cristianismo, cuando se
produjo la primera gran expansión del
Evangelio”.
Gracia de Dios
“(…) si yo me dejo alcanzar por la
gracia de Cristo resucitado, si le permito que me cambie en ese aspecto
mío que no es bueno, que puede
hacerme mal a mí y a los demás, yo
permito a la victoria de Cristo que se
afirme en mi vida, que extienda su
acción benéfica. ¡Éste es el poder de
la gracia! Sin la gracia no podemos
hacer nada. Sin la gracia no podemos
nada. Y con la gracia del Bautismo y
de la Comunión eucarística puedo
llegar a ser instrumento de la misericordia de Dios. De esa bella misericordia de Dios”.
Ídolos ocultos
“(…) despojarnos de tantos ídolos, pequeños o grandes, que tenemos, y en los
cuales nos refugiamos, en los cuales
buscamos y tantas veces ponemos nuestra seguridad. Son ídolos que a menudo
mantenemos bien escondidos; pueden
ser la ambición, el carrerismo, el gusto
del éxito, el poner en el centro a uno
mismo, la tendencia a estar por encima
de los otros, la pretensión de ser los únicos amos de nuestra vida, algún pecado
al que estamos apegados, y muchos
otros. Esta tarde quisiera que resonase
una pregunta en el corazón de cada uno,
y que respondiéramos a ella con sinceridad: ¿He pensado en qué ídolo oculto
tengo en mi vida que me impide adorar
al Señor?”.
Iglesia
“Edificar la Iglesia. Se habla de piedras:
las piedras son consistentes; pero piedras
vivas, piedras ungidas por el Espíritu
Santo. Edificar la Iglesia, la Esposa de
Cristo, sobre la piedra angular que es el
mismo Señor”.
“La Iglesia existe precisamente para comunicar esto: la Verdad, la Bondad y la
Belleza en persona”.
“Jesús nos ha llamado a formar parte de
una nueva familia: su Iglesia, en esta
familia de Dios, caminando juntos por
los caminos del Evangelio”.
-y política
“La Iglesia no es de naturaleza política,
sino esencialmente espiritual: es el Pueblo de Dios. El santo Pueblo de Dios que
camina hacia el encuentro con Jesús”.
EL PENSADOR
Jóvenes
“A ustedes les digo: lleven esta certeza:
el Señor está vivo y camina con nosotros en la vida. ¡Esta es su misión! Lleven adelante esta esperanza: este ancla
que está en los cielos; mantengan fuerte
la cuerda, manténganse anclados y lleven la esperanza. Ustedes, testigos de
Jesús, den testimonio de que Jesús está
vivo y esto nos dará esperanza, dará
esperanza a este mundo un poco envejecido por las guerras, por el mal, por el
pecado. ¡Adelante, jóvenes!”
Jueces y magistrados
“Administrar justicia es una de las más
insignes tareas que el hombre pude ejercer. (…) A este respecto, es de gran
utilidad tener siempre presentes los bellos ideales de ecuanimidad, imparcialidad y nobles miras que caracterizaron a
los grandes magistrados que han pasado
a la historia de la humanidad por la rectitud de su conciencia, los conspicuos
valores que los distinguían y la irreprochabilidad con que llevaron a cabo su
servicio al pueblo. Éste va uncido a la
búsqueda continua de dar en todo momento a cada uno lo que es debido. Se
trata de respetar el orden, derrotar el
mal, tutelar la verdad. Los que se dedican a ello han de estar adornados de
virtudes humanas, en particular grandeza de espíritu, prudencia, sabiduría, integridad y fortaleza. Se requiere asimismo diligencia y abnegación en el desempeño de las propias obligaciones,
pues cuando la justicia llega tarde o no
llega, se engendra mucho dolor y sufrimiento, la dignidad humana queda lastimada y el derecho postergado”.
Libertad
“Cristo es el Pastor de la Iglesia, pero
su presencia en la historia pasa a través
de la libertad de los hombres”.
Medios de comunicación
“El papel de los medios de comunicación ha ido creciendo cada vez más en
los últimos tiempos, hasta el punto de
que se ha hecho imprescindible para
relatar al mundo los acontecimientos de
la historia contemporánea”. Éstos
“requieren casi siempre una lectura
compleja, que a veces puede incluir
también la dimensión de la fe. Los
acontecimientos eclesiales no son ciertamente más complejos de los políticos
o económicos. Pero tienen una característica de fondo peculiar: responden a
una lógica que no es principalmente la
de las categorías mundanas; y precisamente por eso no son fáciles de interpretar y comunicar a un público amplio
y diversificado”.
“Una invitación a tratar de conocer cada
vez mejor la verdadera naturaleza de la
Iglesia, y también su caminar por el
mundo, con sus virtudes y sus pecados,
y conocer las motivaciones espirituales
que la guían, y que son las más auténticas para comprenderla”.
“Vuestro trabajo implica una atención
especial respecto a la verdad, la bondad
y la belleza; y esto nos hace particularmente cercanos, porque la Iglesia existe
precisamente para comunicar esto: la
Verdad, la Bondad y la Belleza en persona”.
Ministerio
-sacerdotal
“Tengan siempre ante sus ojos el ejemplo del Buen Pastor, que no ha venido
para ser servido, sino para servir y para
tratar de salvar lo que estaba perdido”.
“El ministerio pastoral es una llamada a
caminar en la fidelidad al Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo”.
“«Cuando seas viejo, extenderás las
manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras» (Jn 21,18). Esta es una
palabra dirigida a nosotros, los Pasto-
Mayo-junio 2013 · 7
res: no se puede apacentar el rebaño de
Dios si no se acepta ser llevados por la
voluntad de Dios incluso donde no queremos, si no hay disponibilidad para dar
testimonio de Cristo con la entrega de
nosotros mismos, sin reservas, sin
cálculos, a veces a costa incluso de
nuestra vida”.
“Conscientes de haber sido elegidos
entre los hombres y constituidos en favor de ellos para cuidar las cosas de
Dios, ejerzan con alegría y caridad sincera la obra sacerdotal de Cristo, con el
único anhelo de gustar a Dios y a no a
ustedes mismos. Sean pastores, no funcionarios. Sean mediadores, no intermediarios”.
“Servir al Evangelio con renovado
amor, ayudando a la Iglesia a ser cada
vez más, en Cristo y con Cristo, la vid
fecunda del Señor”. “Llevar a Jesucristo
al hombre, y conducir al hombre al encuentro con Jesucristo, Camino, Verdad
y Vida, realmente presente en la Iglesia
y contemporáneo de cada hombre”.
“(…) que la doctrina de ustedes sea alimento para el Pueblo de Dios; alegría y
sostén a los fieles de Cristo el perfume
de vuestra vida, para que con su palabra
y su ejemplo ustedes edifiquen la casa
de Dios, que es la Iglesia. Ustedes continuarán la obra santificadora de Cristo.
Mediante el ministerio de ustedes, el
sacrificio espiritual de los fieles se hace
perfecto, porque se une al sacrificio de
Cristo, que por medio de las manos de
ustedes, en nombre de toda la Iglesia, es
ofrecido de modo incruento sobre el
altar de la celebración por los Santos
Misterios”.
“Lean y mediten asiduamente la Palabra del Señor, para creer lo que han leído, para enseñar lo que aprendieron en
la fe, vivir lo que han enseñado. Recuerden también que la Palabra de Dios
no es propiedad de ustedes: es Palabra
de Dios. Y la Iglesia es la que custodia
la Palabra de Dios”.
-petrino
“Comenzamos este camino: Obispo y
pueblo. Este camino de la Iglesia de
Roma, que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de
fraternidad, de amor, de confianza entre
nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro. Recemos por el
mundo, para que haya una gran fraternidad”.
“Cristo es el centro, no el Sucesor de
Pedro. Cristo es la referencia fundamental, el corazón de la Iglesia”.
Amparo del –
“Encomiendo mi ministerio y el vuestro. Que cada uno de vosotros, bajo el
amparo maternal de María, nuestra Madre, Madre de la Iglesia, camine alegre
y con docilidad a la voz de su divino
Hijo, fortaleciendo la unidad y dando
testimonio de la fe genuina en la continua presencia del Señor”.
Misericordia
“Conmueve la actitud de Jesús: no oímos palabras de desprecio, no escuchamos palabras de condena, sino solamente palabras de amor, de misericordia,
que invitan a la conversión: Tampoco
yo te condeno. Anda, y en adelante no
peques más. Y, hermanos y hermanas,
el rostro de Dios es el de un padre misericordioso, que siempre tiene paciencia.
¿Habéis pensado en la paciencia de
Dios, la paciencia que tiene con cada
uno de nosotros? Ésa es su misericordia. Siempre tiene paciencia, paciencia
con nosotros, nos comprende, nos espera, no se cansa de perdonarnos si sabemos volver a Él con el corazón contrito.
Grade es la misericordia del Señor,
dice el Salmo”.
“Un poco de misericordia hace al mun-
do menos frío y más justo. Necesitamos
comprender bien esta misericordia de
Dios, este Padre misericordioso que
tiene tanta paciencia”.
“El mensaje de Jesús es éste: La misericordia. Para mí, lo digo con humildad,
es el mensaje más fuerte del Señor: la
misericordia. Pero él mismo lo ha dicho: No he venido para los justos; los
justos se justifican por sí solos. Él ha
venido para nosotros, cuando reconocemos que somos pecadores. Pero si somos como aquel fariseo ante el altar –
Te doy gracias, porque no soy como los
demás hombres, y tampoco como ese
que está a la puerta, como ese publicano-, no conocemos el corazón del Señor, y nunca tendremos la alegría de
sentir esa misericordia”.
Pesimismo
“No caigamos en el pesimismo y el desánimo: tengamos la firme convicción de
que, con su aliento poderoso, el Espíritu
Santo da a la Iglesia el valor de perseverar y también de buscar nuevos métodos de evangelización, para llevar el
Evangelio hasta los extremos confines
de la Tierra (Hch 1,8)”.
Resurrección
“Desgraciadamente a menudo se ha
intentado ocultar la fe en la resurrección
de Jesús, e incluso entre los mismos
creyentes se ha insinuado la duda. Ha
sido por superficialidad, o a veces, por
indiferencia, porque nos ocupan miles
de cosas que se consideran más importantes que la fe, o por una visión de la
vida puramente horizontal. Pero precisamente es la resurrección la que nos da
la esperanza más grande, ya que abre
nuestra vida y la vida del mundo al futuro eterno de Dios, a la felicidad plena,
a la certeza de que el mal, el pecado y
la muerte pueden ser derrotados. Y esto
nos lleva a vivir con más confianza las
realidades cotidianas, a hacerles frente
con coraje y compromiso. La Resurrección de Cristo ilumina con una nueva
luz estas realidades cotidianas. ¡La resurrección de Cristo es nuestra fuerza!”.
Tradición
“Las Sagradas Escrituras, como sabemos, son el testimonio escrito de la Palabra divina, el memorial canónico que
atestigua el acontecimiento de la Revelación. La Palabra de Dios, por lo tanto,
precede y excede a la Biblia. Es por ello
que nuestra fe no tiene en el centro sólo
un libro, sino una historia de salvación
y sobre todo a una Persona,
Jesucristo, Palabra de Dios
hecha carne. Precisamente
porque el horizonte de la
Palabra divina abraza y se extiende
más allá de la Escritura, para comprenderla adecuadamente es necesaria la constante presencia del
Espíritu
Santo que «guiará hasta la verdad plena» (Jn 16, 13). Es preciso situarse en
la corriente de la gran Tradición que,
bajo la asistencia del Espíritu Santo y la
guía del Magisterio, reconoció los escritos canónicos como Palabra dirigida por
Dios a su pueblo y nunca dejó de meditarlos y descubrir en ellos las riquezas
inagotables”.
Vejez
“La sede de la sabiduría de la vida. Los
viejos tienen sabiduría de haber caminado en la vida, como el anciano Simeón, la anciana Ana en el Templo. Y
justamente esa sabiduría les ha hecho
reconocer a Jesús. Ofrezcamos esa sabiduría a los jóvenes: como el vino bueno, que mejora con los años, ofrezcamos esta sabiduría de la vida”
“Es el tiempo de la tranquilidad y de la
plegaria. Y también de brindar esta sabiduría a los jóvenes”.
Vocación
“A veces Jesús nos llama, nos invita a
seguirlo, pero quizás sucede que no nos
damos cuenta que es Él, justo como le
pasó al joven Samuel. Hoy, aquí en la
Plaza hay muchos jóvenes. Quisiera
preguntarles: ¿han escuchado a veces la
voz del Señor que a través de un deseo,
una inquietud, les invitaba a seguirlo
más de cerca ? ¿Han tenido ganas de ser
apóstoles de Jesús? Es necesario jugarse la juventud por grandes ideales.
¡Pregunta a Jesús qué cosa quiere de ti
y sé valiente! Detrás y antes de cada
vocación al sacerdocio o a la vida consagrada, está siempre la oración fuerte e
intensa de alguien: de una abuela, de un
abuelo, de una madre, de un padre, de
una comunidad… Es por esto que Jesús
ha dicho: « ¡Rueguen al dueño de los
sembrados –o sea a Dios Padre- que
envíe trabajadores para la cosecha!» (Mt 9,38)”.
“Las vocaciones nacen en la oración y
de la oración; y sólo en la oración pueden perseverar y fructificar (…) Oremos (…) e invoquemos la intercesión
de María, que es la Mujer del “sí”. Ella
ha aprendido a reconocer la voz de
Jesús desde cuando lo llevaba en el
vientre. ¡Que María nos ayude a conocer cada vez mejor la voz de Jesús y a
seguirla, para caminar en el camino de
la vida!”.
EL PENSADOR
8 · Mayo-junio 2013
D
oy gracias al Señor por poder celebrar esta Santa Misa
de comienzo del ministerio
petrino en la solemnidad de
san José, esposo de la Virgen María y
patrono de la Iglesia universal: es una
coincidencia muy rica de significado, y
es también el onomástico de mi venerado Predecesor: le estamos cercanos con
la oración, llena de afecto y gratitud.
Saludo con afecto a los hermanos Cardenales y Obispos, a los presbíteros, diáconos, religiosos y religiosas y a todos los
fieles laicos. Agradezco por su presencia
a los representantes de las otras Iglesias
y Comunidades eclesiales, así como a
los representantes de la comunidad judía
y otras comunidades religiosas. Dirijo un
cordial saludo a los Jefes de Estado y de
Gobierno, a las delegaciones oficiales de
tantos países del mundo y al Cuerpo Diplomático.
Hemos escuchado en el Evangelio que
«José hizo lo que el ángel del Señor le
había mandado, y recibió a su mujer» (Mt 1,24). En estas palabras se encierra ya la misión que Dios confía a
José, la de ser custos, custodio. Custodio
¿de quién? De María y Jesús; pero es
una custodia que se alarga luego a la
Iglesia, como ha señalado el beato Juan
Pablo II: «Al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso
empeño a la educación de Jesucristo,
también custodia y protege su cuerpo
místico, la Iglesia, de la que la Virgen
Santa es figura y modelo» (Exhort. ap.
Redemptoris Custos, 1).
¿Cómo ejerce José esta custodia? Con
discreción, con humildad, en silencio,
pero con una presencia constante y una
fidelidad total, aun cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el episodio de Jesús en el Templo de
Jerusalén a los doce años, acompaña en
todo momento con esmero y amor. Está
junto a María, su esposa, tanto en los
momentos serenos de la vida como los
difíciles, en el viaje a Belén para el censo y en las horas temblorosas y gozosas
del parto; en el momento dramático de la
huida a Egipto y en la afanosa búsqueda
de su hijo en el Templo; y después en la
vida cotidiana en la casa de Nazaret, en
el taller donde enseñó el oficio a Jesús
¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia?
Con la atención constante a Dios, abierto
a sus signos, disponible a su proyecto, y
no tanto al propio; y eso es lo que Dios
le pidió a David, como hemos escuchado
en la primera Lectura: Dios no quiere
una casa construida por el hombre, sino
la fidelidad a su palabra, a su designio; y
es Dios mismo quien construye la casa,
pero de piedras vivas marcadas por su
Espíritu. Y José «custodio» porque sabe
escuchar a Dios, se deja guiar por su
voluntad, y precisamente por eso es más
sensible aún a las personas que se le han
Plaza de San Pedro
19 de marzo de 2013
Homilía
íntegra
del Papa
Francisco
en la
misa de
inicio
de su
pontificado
confiado, sabe cómo leer con realismo
los acontecimientos, está atento a lo que
le rodea, y sabe tomar las decisiones
más sensatas. En él, queridos amigos,
vemos cómo se responde a la llamada de
Dios, con disponibilidad, con prontitud;
pero vemos también cuál es el centro de
la vocación cristiana: Cristo. Guardemos
a Cristo en nuestra vida, para guardar a
los demás, salvaguardar la creación.
Pero la vocación de custodiar no sólo
nos atañe a nosotros, los cristianos, sino
que tiene una dimensión que antecede y
que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación,
la belleza de la creación, como se nos
dice en el libro del Génesis y como nos
muestra san Francisco de Asís: es tener
respeto por todas las criaturas de Dios y
por el entorno en el que vivimos. Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se
quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la
familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres. Es vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco
protegerse en la confianza, en el respeto
y en el bien. En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una
responsabilidad que nos afecta a todos.
Sed custodios de los dones de Dios.
Y cuando el hombre falla en esta responsabilidad, cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos,
entonces gana terreno la destrucción y el
corazón se queda árido.
Por desgracia, en todas las épocas de la
historia existen «Herodes» que traman
planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer.
Quisiera pedir, por favor, a todos los que
ocupan puestos de responsabilidad en el
ámbito económico, político o social, a
todos los hombres y mujeres de buena
voluntad: seamos «custodios» de la
creación, del designio de Dios inscrito
en la naturaleza, guardianes del otro, del
medio ambiente; no dejemos que los
signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro.
Pero, para «custodiar», también tenemos
que cuidar de nosotros mismos.
Recordemos que el odio, la envidia, la
soberbia ensucian la vida. Custodiar
quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones
buenas y malas: las que construyen y las
que destruyen. No debemos tener miedo
de la bondad, más aún, ni siquiera de la
ternura.
Y aquí añado entonces una ulterior anotación: el preocuparse, el custodiar, requiere bondad, pide ser vivido con ter-
nura. En los Evangelios, san José aparece como un hombre fuerte y valiente,
trabajador, pero en su alma se percibe
una gran ternura, que no es la virtud de
los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor. No
debemos tener miedo de la bondad, de la
ternura.
Hoy, junto a la fiesta de San José, celebramos el inicio del ministerio del nuevo Obispo de Roma, Sucesor de Pedro,
que comporta también un poder. Ciertamente, Jesucristo ha dado un poder a
Pedro, pero ¿de qué poder se trata? A las
tres preguntas de Jesús a Pedro sobre el
amor, sigue la triple invitación: Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas. Nunca olvidemos que el verdadero
poder es el servicio, y que también el
Papa, para ejercer el poder, debe entrar
cada vez más en ese servicio que tiene
su culmen luminoso en la cruz; debe
poner sus ojos en el servicio humilde,
concreto, rico de fe, de san José y, como
él, abrir los brazos para custodiar a todo
el Pueblo de Dios y acoger con afecto y
ternura a toda la humanidad, especialmente los más pobres, los más débiles,
los más pequeños; eso que Mateo describe en el juicio final sobre la caridad:
al hambriento, al sediento, al forastero,
al desnudo, al enfermo, al encarcelado
(cf. Mt 25,31-46). Sólo el que sirve con
amor sabe custodiar.
En la segunda Lectura, san Pablo habla
de Abraham, que «apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza» (Rm 4,18). Apoyado en la esperanza, contra toda esperanza. También hoy,
ante tantos cúmulos de cielo gris, hemos
de ver la luz de la esperanza y dar nosotros mismos esperanza. Custodiar la
creación, cada hombre y cada mujer,
con una mirada de ternura y de amor; es
abrir un resquicio de luz en medio de
tantas nubes; es llevar el calor de la esperanza.
Y, para el creyente, para nosotros los
cristianos, como Abraham, como san
José, la esperanza que llevamos tiene el
horizonte de Dios, que se nos ha abierto
en Cristo, está fundada sobre la roca que
es Dios.
Custodiar a Jesús con María, custodiar
toda la creación, custodiar a todos, especialmente a los más pobres, custodiarnos
a nosotros mismos; he aquí un servicio
que el Obispo de Roma está llamado a
desempeñar, pero al que todos estamos
llamados, para hacer brillar la estrella de
la esperanza: protejamos con amor lo
que Dios nos ha dado.
Imploro la intercesión de la Virgen María, de san José, de los Apóstoles san Pedro y san Pablo, de san Francisco, para
que el Espíritu Santo acompañe mi ministerio, y a todos vosotros os digo:
Orad por mí.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 9
Cruzar el umbral de la fe
HOMILÍA DEL ENTONCES CARDENAL BERGOGLIO, PRIMERO DE OCTUBRE DE 2012, INAUGURACIÓN DEL AÑO DE LA FE
E
ntre las experiencias más fuertes de las últimas décadas está la de encontrar puertas cerradas. La creciente inseguridad fue llevando, poco a
poco, a trabar puertas, poner medios de vigilancia,
cámaras de seguridad, desconfiar del extraño que llama a nuestra puerta. Sin embargo, todavía en algunos
pueblos hay puertas que están abiertas. La puerta cerrada es todo un símbolo de este hoy. Es algo más que
un simple dato sociológico; es una realidad existencial
que va marcando un estilo de vida, un modo de pararse
frente a la realidad, frente a los otros, frente al futuro.
La puerta cerrada de mi casa, que es el lugar de mi
intimidad, de mis sueños, mis esperanzas y sufrimientos así como de mis alegrías, está cerrada para los
otros. Y no se trata sólo de mi casa material, es también el recinto de mi vida, mi corazón. Son cada vez
menos los que pueden atravesar ese umbral. La seguridad de unas puertas blindadas custodia la inseguridad
de una vida que se hace más frágil y menos permeable
a las riquezas de la vida y del amor de los demás.
La imagen de una puerta abierta ha sido siempre el
símbolo de luz, amistad, alegría, libertad, confianza.
¡Cuánto necesitamos recuperarlas! La puerta cerrada
nos daña, nos anquilosa, nos separa.
Iniciamos el año de la fe y paradójicamente la imagen
que propone el Papa es la de la puerta, una puerta que
hay que cruzar para poder encontrar lo que tanto nos
falta. La Iglesia, a través de la voz y el corazón de pastor de Benedicto XVI, nos invita a cruzar el umbral, a
dar un paso de decisión interna y libre: animarnos a
entrar a una nueva vida.
La puerta de la fe nos remite a los Hechos de los apóstoles: “A su llegada, convocaron a los miembros de la
Iglesia, y les contaron todo lo que Dios había hecho
con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los
paganos” (Hechos 14, 27). Dios siempre toma la iniciativa y no quiere que nadie quede excluido. Dios
llama a la puerta de nuestros corazones: Mira, “estoy
junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me
abre, entraré en su casa y cenaremos juntos” (Apocalipsis 3, 20). La fe es una gracia, un regalo
de Dios. “La fe sólo crece y se fortalece creyendo; en
un abandono continuo en las manos de un amor que se
experimenta siempre como más grande porque tiene su
origen en Dios” (Benedicto XVI).
Atravesar esa puerta supone emprender un camino que
dura toda la vida mientras avanzamos delante de tantas
puertas que hoy en día se nos abren, muchas de ellas
puertas falsas, puertas que invitan de manera muy
atractiva pero mentirosa a tomar camino, que prometen
una felicidad vacía, narcisista y con fecha de vencimiento; puertas que nos llevan a encrucijadas en las
que, cualquiera sea la opción que sigamos, provocarán
a corto o largo plazo angustia y desconcierto, puertas
autorreferenciales que se agotan en sí mismas y sin
garantía de futuro. Mientras las puertas de las casas
están cerradas, las puertas de los shoppings están siempre abiertas. Se atraviesa la puerta de la fe, se cruza ese
umbral, cuando la Palabra de Dios es anunciada y el
corazón se deja plasmar por la gracia que transforma.
Una gracia que lleva un nombre concreto, y ese nombre es Jesús. Jesús es la puerta (Juan 10, 9). Él, y Él
solo, es, y siempre será, la puerta. Nadie va al Padre
sino por Él (Juan, 14, 6). Si no hay Cristo, no hay camino a Dios. Como puerta nos abre el camino a Dios y
como Buen Pastor es el único que cuida de nosotros al
costo de su propia vida.
Jesús es la puerta y llama a nuestra puerta para que lo
dejemos atravesar el umbral de nuestra vida. “No tengan miedo… abran de par en par las puertas a Cristo”,
nos decía el beato Juan Pablo II al inicio de su pontificado. Abrir las puertas del corazón como lo hicieron
los discípulos de Emaús, pidiéndole que se quede “con
nosotros para que podamos traspasar las puertas de la
fe” y el mismo Señor nos lleve a comprender las razones por las que se cree, “para después salir a anunciarlo”. La fe supone decidirse a estar con el Señor para
vivir con él y compartirlo con los hermanos.
Damos gracias a Dios por esta oportunidad de valorar
nuestra vida de hijos de Dios, por este camino de fe
que empezó en nuestra vida con las aguas del bautismo, el inagotable y fecundo rocío que nos hace hijos
de Dios y miembros hermanos en la Iglesia. La meta,
el destino o fin es el encuentro con Dios con quien ya
hemos entrado en comunión y que quiere restaurarnos,
purificarnos, elevarnos, santificarnos, y darnos la feli-
cidad que anhela nuestro corazón.
Queremos dar gracias a Dios porque sembró en el corazón de nuestra Iglesia arquidiocesana el deseo de
contagiar y dar a manos abiertas este don del bautismo.
Este es el fruto de un largo camino iniciado con la pregunta ¿Cómo ser Iglesia en Buenos Aires?, transitado
por el camino del estado de asamblea para enraizarse
en el estado de misión como opción pastoral permanente.
Iniciar este año de la fe es una nueva llamada a ahondar en nuestra vida esa fe recibida. Profesar la fe con la
boca implica vivirla en el corazón y mostrarla con las
obras: un testimonio y un compromiso público. El
discípulo de Cristo, hijo de la Iglesia, no puede pensar
nunca que creer es un hecho privado. Desafío importante y fuerte para cada día, persuadidos de que el que
comenzó en ustedes la buena obra la perfeccionará
hasta el día, de Jesucristo (Filipenses 1, 6). Mirando
nuestra realidad, como discípulos misioneros, nos preguntamos: ¿a qué nos desafía cruzar el umbral de la
fe?
Cruzar el umbral de la fe nos desafía a descubrir que si
bien hoy parece que reina la muerte en sus variadas
formas y que la historia se rige por la ley del más fuerte o astuto y si el odio y la ambición funcionan como
motores de tantas luchas humanas, también estamos
absolutamente convencidos de que esa triste realidad
puede cambiar y debe cambiar, decididamente porque
“si Dios está con nosotros ¿quién estará contra nosotros?” (Romanos 8, 31).
Cruzar el umbral de la fe supone no sentir vergüenza
de tener un corazón de niño que, porque todavía cree
en los imposibles, puede vivir en la esperanza: lo único
capaz de dar sentido y transformar la historia. Es pedir
sin cesar, orar sin desfallecer y adorar para que se nos
transfigure la mirada.
Cruzar el umbral de la fe nos lleva a implorar para cada uno “los mismos sentimientos de Cristo
Jesús” (Filipenses 2, 5) experimentando así una manera nueva de pensar, de comunicarnos, de mirarnos, de
respetarnos, de estar en familia, de plantearnos el futuro, de vivir el amor, y la vocación.
Cruzar el umbral de la fe es actuar, confiar en la fuerza
del Espíritu Santo presente en la Iglesia y que también
EL PENSADOR
10 · Mayo-junio 2013
se manifiesta en
los signos de los
tiempos, es acompañar el constante
movimiento de la
vida y de la historia sin caer en el
derrotismo paralizante de que todo
tiempo pasado fue
mejor; es urgencia
por pensar de nuevo, aportar de nuevo, crear de nuevo,
amasando la vida con “la nueva levadura de la justicia
y la santidad” (1 Corintios 5, 8).
Cruzar el umbral de la fe implica tener ojos de asombro y un corazón no perezosamente acostumbrado,
capaz de reconocer que cada vez que una mujer da a
luz se sigue apostando a la vida y al futuro, que cuando cuidamos la inocencia de los chicos garantizamos
la verdad de un mañana y cuando mimamos la vida
entregada de un anciano hacemos un acto de justicia y
acariciamos nuestras raíces.
Cruzar el umbral de la fe es el trabajo vivido con dignidad y vocación de servicio, con la abnegación del
que vuelve una y otra vez a empezar sin aflojarle a la
vida, como si todo lo ya hecho fuera sólo un paso en
el camino hacia el reino, plenitud de vida. Es la silenciosa espera después de la siembra cotidiana, contemplar el fruto recogido dando gracias al Señor porque
es bueno y pidiendo que no abandone la obra de sus
Cruzar el umbral de la fe
entraña la permanente
conversión de nuestras
actitudes, los modos y los
tonos con los que vivimos
manos (Salmo 137).
Cruzar el umbral de la fe exige luchar por la libertad y
la convivencia aunque el entorno claudique, en la certeza de que el Señor nos pide practicar el derecho,
amar la bondad, y caminar humildemente con nuestro
Dios (Miqueas 6, 8).
Cruzar el umbral de la fe entraña la permanente conversión de nuestras actitudes, los modos y los tonos
con los que vivimos; reformular y no emparchar o
barnizar, dar la nueva forma que imprime Jesucristo a
aquello que es tocado por su mano y su evangelio de
vida, animarnos a hacer algo inédito por la sociedad y
por la Iglesia; porque “el que está en Cristo es una
nueva criatura”. (2 Corintios 5,17)
Cruzar el umbral de la fe nos lleva a perdonar y saber
arrancar una sonrisa, es acercarse a todo aquel que
vive en la periferia existencial y llamarlo por su nombre, es cuidar las fragilidades de los más débiles y sostener sus rodillas vacilantes con la certeza de que lo
que hacemos por el más pequeño de nuestros hermanos al mismo Jesús lo estamos haciendo (Mateo 25,
40).
Cruzar el umbral de la fe supone celebrar la vida, dejarnos transformar porque nos hemos hecho uno con
Jesús en la mesa de la eucaristía celebrada en comunidad, y de allí estar con las manos y el corazón ocupados trabajando en el gran proyecto del Reino: todo lo
demás nos será dado por añadidura (Mateo 6, 33).
Cruzar el umbral de la fe es vivir en el espíritu del
Concilio y de Aparecida, Iglesia de puertas abiertas no
sólo para recibir sino fundamentalmente para salir y
llenar de evangelio la calle y la vida de los hombres
de nuestros tiempo.
Cruzar el umbral de la fe para nuestra Iglesia arquidiocesana, supone sentirnos confirmados en la misión
de ser una Iglesia que vive, reza y trabaja en clave
misionera.
Cruzar el umbral de la fe es, en definitiva, aceptar la
novedad de la vida del Resucitado en nuestra pobre
carne para hacerla signo de la vida nueva.
Meditando todas estas cosas miremos a María. Que
ella, la Virgen Madre, nos acompañe en este cruzar el
umbral de la fe y traiga sobre nuestra Iglesia en Buenos Aires el Espíritu Santo, como en Nazaret, para
que igual que ella adoremos al Señor y salgamos a
anunciar las maravillas que ha hecho en nosotros.
La personalidad
y los grandes retos
del nuevo Papa
Por: Adolfo González
E
l Papa Francisco tiene una biografía
cuyos trazos principales han sido definidos por los apuntes, algunos muy apresurados, de los medios de información.
Su vocación tardía surgida de la inspiración cristiana de su juventud, le mueve a
ingresar en la Compañía de Jesús y, pasados los años, vendría a ser provincial
de los jesuitas argentinos en los años
setenta en tiempos convulsos para la sociedad argentina y para la Compañía.
Después vendría a ser profesor de Teología en los ochenta. Nombrado por Juan
Pablo II obispo auxiliar de Buenos Aires
en 1992, pasó después a Arzobispo coadjutor en 1997 y Arzobispo de Buenos
Aires en 1998.
Un jesuita fiel
Esta trayectoria es resultado de un
propósito de fidelidad a la tradición de fe
y a la espiritualidad de san Ignacio, polarizada en la vida interior como experiencia de conversión y ascética del seguimiento de Cristo, que había de traducirse
en un porte exterior y un estilo de vida
austero y humilde. Su solidaridad con
los pobres, marginados y con cuantos
sufren y su recia defensa de los derechos
humanos frente a los abusos del poder
político le revelan como un pastor de
reconocida proyección social por razones evangélicas y alejado de la ideología
militante de algunas formas de teología
liberacionista inspirada por el marxismo.
Contra tendencias que desdibujan la tradición católica y la naturaleza de la vocación religiosa, el jesuita Bergoglio
reivindicó con claridad la identidad de la
Compañía contra su secularización, y el
arzobispo la condición sobrenatural del
cristianismo contra su disolución en
ideología de la emancipación.
No sólo no ha dejado de defender a los
indefensos frente al poder político y la
corrupción, tampoco se ha ahorrado intervenciones públicas en defensa de la
inviolabilidad de la vida humana desde
su concepción, promoviendo la belleza
del amor humano en su genuina verdad
como fundamento del matrimonio cristiano. Su piedad mariana y su recia espiritualidad sacerdotal le hicieron acreedor
de la confianza de Juan Pablo II y, si las
informaciones que han trascendido del
cónclave de 2005 son ciertas, su personalidad pastoral le colocó como candidato a la sede de Roma cuando accedió a
ella Benedicto XVI. Él contribuyó de
forma decisiva a que la asamblea de
Aparecida viera en la piedad popular un
referente de la espiritualidad que no puede relegarse.
neren gran expectativa. Entre ellos, la
nueva evangelización de la sociedad y de
la cultura contemporánea, imbuida ésta
de un agnosticismo laicista promovido
por una mentalidad secularizada, para la
que Dios es una hipótesis que debe ponerse entre paréntesis. Si en el primer
mundo, la mentalidad laicista afecta a
usos y comportamientos que no se compadecen con la fe cristiana, más aún, se
diría que son rotundamente anticristianos
y manifiestan una cierta cristianofobia,
los efectos de la globalización expanden
la ondulación secularista a las Iglesias de
Hispanoamérica y alcanzan incluso a las
nuevas Iglesias africanas.
La nueva evangelización es ineludible y
se trata de llevarla adelante con nuevo
tacto, voluntad de aproximación a los
alejados colocándose en la misma óptica
en que ellos se han colocado, para mejor
entenderlos, y poniendo de relieve cómo
algunas de sus más definidas aspiraciones, lo son también de Iglesia, como la
emancipación del hombre de toda esclavitud y la aspiración a la felicidad, realidades imposibles al margen de Dios.
Evangelizar la sociedad y la cultura, proyectar ante las jóvenes generaciones las
posibilidades humanizadoras de la fe
cristiana, promoviendo una verdadera
cultura de la paz y del diálogo son retos
ineludibles para la Iglesia y lo son, por
eso, del Papa y de los obispos.
La renovación de la vida de la Iglesia,
«siempre necesitada de reforma», urgirá
al Papa a reformar las estructuras de gobierno de la Iglesia, guiándose por la
purificación constante de los pastores y
de los fieles. Benedicto XVI ha abierto
la brecha de esta renovación y búsqueda
de trasparencia en los organismos de
gobierno de la Iglesia. Todos, eclesiásticos y fieles, estamos urgidos a adoptar
un estilo de vida y actuación privada y
pública evangélicamente coherente.
Hay otros retos ineludibles, como hacer
avanzar el diálogo ecuménico entre las
Iglesias cristianas, para hacer juntas
cuanto sea posible, a fin de aunar fuerzas
y fortalecer el testimonio cristiano, siguiendo el camino trazado por los últimos Pontífices. Se ha hablado y no sin
razón, del reto de las vocaciones sacerdotales y de vida consagrada apostólica
y contemplativa, pero esta aspiración es
inseparable de la misma renovación de la
Iglesia, que exige una interiorización de
los valores evangélicos por todos los
cristianos. De ello dependerá una presencia pública de la Iglesia verdaderamente
impactante por el testimonio de sus
miembros.
Con toda seguridad, el Papa Francisco
afrontará, en continuidad con sus predecesores inmediatos, el reto de proseguir
en fidelidad al Vaticano II la renovación
de la Iglesia.
Los retos del pontificado
Se ha convertido en el primer hispanoamericano que gobernará la Iglesia universal. Con ello los cardenales reconocen el peso y el significado que para la
Iglesia universal tiene el catolicismo his- ∎∎∎
panoamericano. De ahí que las esperanzas puestas en su pontificado se acre- Adolfo González es Obispo de Almería
cienten y los retos que ha de asumir ge- (España)
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 11
MONOGRÁFICOS
Detalle del cuadro Visión
de San Francisco de Asís
de José de Ribera (16361638)
SAN FRANCISCO
VISTO POR LOS
FRANCISCANOS
El nuevo Papa tomó por nombre Francisco, en memoria de San Francisco de Asís. Debido a ello, EL PENSADOR ofrece en las siguientes
páginas un especial en donde abundaremos en la figura de uno de los santos más importantes para la Iglesia y la civilización occidental.
Destacados miembros de la Orden Franciscana Menor, de diversos países, diseccionan en exclusiva la figura y la espiritualidad de su propio fundador. Entre ellos el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, y el ex rector de la Universidad Antonianum, José Antonio Merino. Además, ofrecemos las
reflexiones de los dos biógrafos actuales del santo de Asís: un autor de best-sellers y un especialista en Historia de la Iglesia en la Edad Media.
EL PENSADOR
12 · Mayo-junio 2013
Zurbarán. San Francisco
Por: † Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
FRANCISCO DE ASÍS:
CUANDO LA VIDA SE HACE
CÁNTICO Y PARÁBOLA
E
l secreto de san Francisco
Podríamos decir que San
Francisco vuelve a cobrar una
actualidad que le constituye en
alguien de moda inusitadamente. La
razón es bien conocida: la elección que
nuestro actual Papa ha hecho al asumir
como nombre propio a Francisco (de
Asís). En este sentido tantos se hacen la
pregunta que Fr. Maseo le formuló al
propio San Francisco en unos de los documentos hagiográficos más populares
del trecento ita-liano, las célebres
“Florecillas”: «¿por qué a ti, por qué a
ti? [...]. ¿Quieres saber por qué a mí viene todo el mundo? Esto me viene de los
ojos del Dios altísimo, que miran en todas partes a buenos y malos, y esos ojos
santí-simos no han visto, entre los pecadores, ninguno más vil ni más inútil, ni
más grande pecador que yo. Y como no
ha hallado sobre la tierra otra criatura
más vil para realizar la obra maravillosa
que se había propuesto, me ha escogido
a mí para confundir la nobleza, la grandeza, y la fortaleza, y la belleza, y la sabi
-duría del mundo, a fin de que quede
patente que de Él, y no de creatura alguna, proviene toda virtud y todo bien, y
na-die puede gloriarse en presencia de
Él, sino que quien se gloría, ha de gloriarse en el Señor, a quien pertenece todo honor y toda gloria por siempre» (Florecillas 10).
Hemos de evitar que la referencia a San
Francisco sea convertida en una extraña
amalgama de valores, actitudes... que se
toman en préstamo indiscriminada y
eclécticamente de cualquier religión y
filosofía, a fin de componer ese referente
comodín, de largo y universal consumo,
en el cual la originalidad propia que se
deriva del Acontecimiento cristiano,
quedase diluida. En este fenómeno no se
destruye la historia cristiana anulando
sus palabras y sus personas significativas, sino cambiando la raíz, el sentido, la
evocación y la propuesta de las mismas,
como decía Ch. Péguy.
Acaso estamos ante un personaje aceptado por todos, con un atractivo fuerte y
seductor, con una inocencia ingenua y
casi naïf, que no ha tenido opositores
conocidos en la historia. Mas sobre el
Poverello Francisco, son tantos los que
toman su nombre... si no en vano, sí al
menos en otros muchos sentidos a como
lo toma Dios y como lo escucha la Iglesia, que inevitablemente nos obliga a la
cautela, porque ni siquiera hablar de San
Francisco es necesariamente referencia
al Poverello, al hijo de Pietro Bernardone y Madonna Pica que dejó su vida de
hijo de rico comerciante para aventurarse en el seguimiento de Jesús, ya que
desde las varias presentaciones que de
este cristiano paradigmático se hace, se
podría objetar: ¿de qué Francisco se va a
hablar, para qué o contra quién? No es
tan extraño que se convierta a Francisco
en bandera o coartada de afanes que él
sencillamente ignoró. El Poverello –muy
a su pesar-– se ha prestado a veces, a
más de una bandería utilizadora, queriendo encontrar en él al inspirador o al
cómplice de los más diversos movimientos que recogen actualísimas preocupaciones. Con mucho gusto estos colecti-
vos visten a Francisco de verde ecologista, de blanco pacifista, de pana proletaria, de azul vaquero postmoderno, sin
olvidar toda la gama de un incoloro tradicionalista..., aunque sea hartamente
complejo hacer firmar al Francisco
histórico los puntos de partida y sobre
todo las metas de llegada que muchas
veces tales programas propugnan. Francisco amó la creación como obra de
Dios, fue un hombre de paz por saberse
perdonado por el Señor, se entregó a los
pobres imitando a Cristo crucificado,
adoptó un hábito sencillo conmovido por
el gesto de Dios que se revistió de nuestra humanidad, y fue fiel a la Iglesia y su
tradición sin coqueteo con los tradicionalismos.
Para el Papa Francisco, el santo de Asís
es el que tiene estas referencias de un
gran cristiano como el Poverello, hijo de
Dios, hijo de la Iglesia e hijo de su tiempo. Tres filiaciones que deben acompañarnos en esta época apasionante de la
mano de los santos, como con este gesto
ha indicado el Sucesor de Pedro.
La forma de vida franciscana
Hay tantos caminos cristianos. Tantos se
han ido escribiendo y describiendo a
través de los veinte siglos de nuestra
historia. También San Francisco quiso
dar a sus hermanos una forma de vida,
una Regla. Sería interesante poder presentar la gestación de la Regla franciscana, así como las lecturas diversas que ha
tenido: detrás de cada una de ellas subyace, obviamente, una posición ante la
persona y ante el carisma de Francisco.
Digamos, ante todo, que la Regla fran-
ciscana es antes que nada la experiencia
personal de un hombre que arriesgó su
vida en la búsqueda radical de Dios,
cuando cayeron como insuficientes ante
sus ojos, los diversos ídolos y las varias
expectativas que habían ocupado y preocupado su corazón. Fruto de esa
búsqueda fue un encuentro con el Espíritu del Señor, que no se redujo a una
cuestión privada de Francisco, sino que
más bien en él quiso el Señor encontrarse con una generación –aquélla del
s.XIII–, e incluso con muchas generaciones, ya que Francisco de Asís es un lugar común de referencia en toda la historia cristiana posterior.
La Regla de Francisco es la expresión
legislativa de una experiencia de encuentro con Jesucristo: el encuentro entre las búsquedas y preguntas de Francisco, y los hallazgos y respuestas que Dios
le dará. Esta traducción de la voluntad
de Dios para Francisco y para sus hermanos en una Regla, ha sufrido a través
de los siglos diversas interpretaciones,
nunca “inocentes”, en el sentido de que
tras el comentario y los subrayados de la
Regla subyacían las corrientes ideológicas de tan variado signo dentro de la
Orden. Pero en cualquier caso, lo que es
importante subrayar es la matriz carismática y espiritual de un texto que de
suyo es regulador de una vida comunitaria. Francisco mismo dirá en su Testamento que “nadie me mostraba qué debía hacer, sino que el Altísimo mismo me
reveló que debía vivir según la forma del
santo Evangelio. Y yo lo hice escribir en
pocas palabras y sencillamente y el se-
EL PENSADOR
ñor papa me lo confirmó”.
Estamos, entonces, ante un texto que se
remonta a la inspiración de Dios, que se
revela en un Francisco que se encuentra
sólo, sin que nadie pudiera hacer luz en
su búsqueda (“nadie me mostraba...”).
Lo que Dios revela a Francisco no es
algo extraño o añadido a esa postrera
Palabra dicha para siempre por el Padre
en Jesús. Y por eso Francisco confiesa
que la tal revelación no es otra sino vivir
el santo Evangelio, es decir, vivir “lo de
siempre y para siempre” pero en unas
coordenadas espacio-temporales nuevas:
siglo XIII, ocaso feudal, nacimiento burgués, umbría italiana, sensibilidad pauperista y comunal. Ahí justamente, en
esas coordenadas se precisaba escuchar
de nuevo el Evangelio de siempre. Y
esto e lo que Dios quiso revelar a Francisco: que consintiera en ser él una tierra
–la de su época y su generación– donde
volver a acampar la Palabra única, la del
Hijo.
Una mañana, en la misa a la que asiste
en la iglesita de la Porciúncula, Francisco escucha con una fuerza inédita el
Evangelio de la misión de los Apóstoles:
el discípulo de Jesús es mensajero de
paz, como peregrino desarmado y pobre,
que anuncia la Buena Noticia de la salvación. Era el punto de partida de su
vida evangélica.
Tras casi dos años de búsqueda y de espera, por fin Dios le revelaba su Palabra,
ante la cual exclamaría: “esto es lo que
quiero, lo que busco, lo que en lo más
íntimo del corazón anhelo poner en
práctica” (1Celano 22).
Desde 1208 en que esto sucede, hasta
que se redacta la Regla aprobada por el
Papa Honorio III en 1223, se da un largo
proceso. La intuición de Francisco va
tomando forma de institución en la Orden, y su vocación personal se hace también con-vocación para los Hermanos
que van llegando. Y todo ello supuso
una adaptación en el sentido que decía
Burgalassi: de cómo un fundador cede
algo de sí mismo a la regla, sin que ello
signifique una sustitución sino una complementariedad.
No sería justo explicar maniqueamente
la relación entre Francisco y sus diversos
interlocutores (la sociedad, la jerarquía
eclesiástica, la misma Orden), de modo
que hubiera vencedores y vencidos,
opresores y oprimidos. No siempre ha
sido fácil esta tensión creadora entre
intuición e institución, fundador y fundación.
Hay que decir que ambas realidades se
reclaman, se corrigen y se complementan. La sabiduría consiste en vivir tal
relación desde una armonía justa y respectiva. En la historia del franciscanismo siempre ha latido esta polémica fundador-fundación, que ha generado en la
resistencia u hostilidad de uno de los dos
términos del binomio, todas las rupturas,
refundaciones y reformas que han caracterizado estos ocho siglos de existencia.
Asumiendo el texto de la Regla en su
redacción final, enumeremos para concluir, algunos de los rasgos que caracterizan esta forma de vida franciscana,
fruto de la revelación personal de Dios a
Francisco y de la evolución de ésta en la
historia de su naciente familia. Podemos
agruparlos en torno a estos núcleos carismáticos:
a) La vida del Evangelio. “La Regla y vida de los hermanos menores es
ésta: guardar el santo evangelio de nuestro Señor Jesucristo”. Así comienza y así
termina también la Regla franciscana,
encuadrándose todo el proyecto de vida
en una fidelidad exquisita a la Palabra de
Jesús. La Buena Noticia que inaugura el
ministerio público de Jesús (Cfr. Lc 4,16
Mayo-junio 2013 · 13
Para el Papa Francisco,
el santo de Asís es el que
tiene estas referencias de
un gran cristiano como
el Poverello, hijo de
Dios, hijo de la Iglesia
e hijo de su tiempo.
Tres filiaciones que
deben acompañarnos en
esta época apasionante
de la mano de los
santos, como con este
gesto ha indicado
el Sucesor de Pedro.
-21) es también la que enmarca el camino franciscano descrito en la Regla.
Pero esta Regla es una vida, no simplemente una declaración de principios
cristianos con una vaga referencia a
Jesús. Es una vida hecha de seguimiento
de Alguien, de imitación de una Persona
concreta. La vida del Evangelio para
Francisco será vivir como vivió el Señor, y por ello profesará la obediencia, el
sin-propio y la castidad, como gestos
concretos de quien camina pisando las
huellas de Jesucristo (Cfr. 2Reg 1,1).
Como dice Sebastián López, “Francisco
comienza su aventura evangélica con el
evangelio de misión de los apóstoles y la
termina con el capítulo 13 de San Juan.
Su existencia, como la regla y vida que
dejó a sus hermanos y que fue suya también, está acotada por el Evangelio. Celano ha dicho esto mismo, sólo que mucho mejor: Francisco había hecho de la
palabra de Dios la tienda de su intimidad
con Él (2Celano 104).
b) ...vivida en Fraternidad contemplativa, menor y pobre, misionera.
Desde que el umbral de su conversión en
que decida no llamar padre sino sólo a
Dios (Cfr. 2Celano 12,b ), no sabrá vivir
huérfanamente ninguna relación y ninguna circunstancia. Todo su proyecto
está habitado por este Padre y por las
consecuencias fraternas de una tal filiación.
Fraternidad contemplativa, porque antes
de ir desglosando en la Regla los varios
aspectos de la forma de vida comienza
por el culto debido a Dios, y éste será el
criterio con el que discernirá tanto el
trabajo como el estudio de los Hermanos: pueden hacerse “con tal que no se
apague el espíritu de la santa oración y
devoción, a cuyo servicio deben estar las
demás cosas temporales” (2Reg 5,2;
Carta S. Antonio 2), y han tener el espíritu del Señor y su santa operación, orando continuamente con un corazón puro
(Cfr. 2Reg 10,9).
Fraternidad menor y pobre, porque desde el primado de Dios aparece como una
consecuencia: que no contiende, ni litiga, ni juzga, ni se apropia de nada ni de
nadie (Cfr. 2Reg 3,10-14; 2Reg 6; Adm
2; Adm 8; Adm 12). Es una Fraternidad
edificada sobre la libertad de quien
habiéndolo entregado todo y no codiciando nada, no necesita armas para defender su sin-propio; e igualmente edificada sobre la misericordia, se hace misericordioso, pues quien frecuenta la
escucha de la Palabra de Dios y la adoración de su Presencia, debe terminar pareciéndose, asemejándose a su imagen.
Fraternidad misionera, que desde estas
actitudes evangélicas se hace anunciadora de la Paz (Cfr. 2Reg 3,13-14). Como
subrayaba Francisco, el Hermano menor
que vive la misión desde la paz puede
comportarse de dos modos: “uno, que no
promuevan disputas y controversias,
sino que se sometan a toda criatura por
Dios y confiesen que son cristianos;
otro, que cuando les parezca que agrada
al Señor, anuncien la Palabra de Dios
para que crean en Dios omnipotente,
Padre, e Hijo, y Espíritu Santo... y para
que se bauticen y se hagan cristianos” (1Reg 16,7: ¡todo un programa de
inculturación cristiana!).
c) ...desde la Iglesia. Ya hemos
indicado antes la eclesialidad de Francisco como uno de los distintivos de su originalidad carismática. Lo cual no significaba una ingenuidad ciega o un fanatismo reaccionario, como si Francisco no
viera o no reconociese las “zonas oscuras” de la comunidad cristiana, y especialmente de la jerarquía. Véase al respecto la afirmación de su Testamento
sobre los sacerdotes que viven en pecado
(Cfr. Test 6-10).
No obstante, recordamos aquí lo que
decíamos más arriba sobre la escucha de
Dios antes que a los hombres que Francisco realizó con total libertad, incluso
cuando la misma jerarquía podía inducirle a abrazar un estilo de vida que no
era el que Dios le pedía a él (Cfr. LP 18;
LM 4,10; Flor 18).
Pero el proyecto evangélico de Francisco tuvo siempre una confrontación filial
con la Iglesia real, hecha de luz y de
sombra, de gracia y pecado. Así, prometerá “obediencia y reverencia al señor
papa Honorio y a sus sucesores canónicamente elegidos y a la Iglesia romana” (2Reg 1,2); a diferencia de los predicadores heréticos pauperistas, no consentirá que un Hermano predique en “la
diócesis de un obispo cuando éste se lo
haya prohibido” (2Reg 9,1); y terminará
su Regla acogiéndose a la Iglesia como
ayuda y criterio de su fidelidad carismática: “impongo por obediencia a los ministros que pidan al señor papa un cardenal de la santa Iglesia romana que sea
gobernador, protector y corrector de esta
fraternidad, para que siempre sumisos y
sujetos a los pies de la misma santa Iglesia, firmes en la fe católica, guardemos
la pobreza y la humildad y el santo
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
que firmemente prometimos” (2Reg
12,3-4).
San Francisco: acertar a cantar la es-
peranza en medio de la tristeza
El biógrafo Celano nos describe el ocaso
de Francisco diciendo que "amó a los
suyos en extremo, y recibió la muerte
cantando" (2 Cel 214). Pero sabemos
que no fue la excepción final de su andar
peregrino, ni su canto de cisne. Francisco no ignora esa tremenda dificultad que
a veces acorrala a los hombres, en medio
de inhumanidades, atropellos, envidias,
egoísmos e injusticias. Sin embargo él
fue capaz de traspasar las apariencias, y
más allá de los mil gemidos de los hombres y de la misma creación (Rom 8,1921), logró descubrir la presencia del
Espíritu que nos libra de toda esclavitud
y nos hace hijos de Dios.
Muchos admiradores de Francisco han
leído su Cántico de las criaturas como
una vuelta al paraíso perdido. Algo de
«recuperación» de la armonía bondadosa
y de la belleza inocente se da en el
Cántico sanfranciscano. No obstante
Francisco no ha hecho una simple abstracción del caos histórico, para volver a
la pureza cósmica que relata el Génesis.
Si así fuera, el Poverello tan sólo nos
habría aportado un bellísimo poema en
el que alaba nostálgicamente lo que fue
y ya no es: la belleza y la bondad originarias.
Por eso no hay evasión del realismo con
el que la vida de los hombres parece desmentir el sueño de armonía que Dios
alumbró en la mañana de la creación.
Entre la luz y la sombra, entre el pecado
y la gracia, Francisco en su Cántico ha
sabido mirar más allá de la maraña de
ambigüedad.
El milagro no lo ha hecho Francisco,
como si fuera un iluminado, sino, lógicamente, Jesucristo en su Redención. El
Santo de Asís ha reconocido dentro de sí
y en el corazón de los seres, el gemido
del Espíritu por el que han sido recreadas todas las cosas. La perspectiva del
Cántico de las criaturas es la de quien,
siendo consciente del fracaso de armonía
al que sometió a la creación quien siempre divide y confunde la obra de Dios,
ha sabido otear ya la liberación de la
esclavitud vislumbrando la libertad y la
gloria de los hijos de Dios (Rom 8,1921).
Sí, la creación gime los dolores del parto, como dirá Pablo a los Romanos, pero
este gemido ha estado revestido por el
Espíritu, abriendo a la esperanza la reconciliación que está presente, aunque
no haya llegado a su plenitud (Rom 8,22
-30). Verdaderamente, la creación cantada por Francisco es la de quien ha recibido el don de mirar con los ojos de Dios.
No todo está terminado, no ha llegado el
tiempo final, aún existen divisiones, enfrentamientos, desarmonías y pecados,
pero en el tiempo del «todavía no», puede vislumbrarse «ya» la gloria escondida
en las entrañas de un mundo reconciliado por la Cruz del Señor Resucitado
(Col 1,20).
Alabado, seas mi Señor, por todas tu
criaturas. Es el Hermano de Asís el que
se asoma en su Cántico, en el cual se
podría "recomponer casi por completo a
San Francisco" (Chesterton). Francisco
fue aprendiendo a cantar su cántico, y
sólo al final compuso literariamente lo
que su vida de seguimiento de Jesús no
dejó de entonar.
∎∎∎
Jesús Sanz Montes es Arzobispo de Oviedo
(España).
EL PENSADOR
14 · Mayo-junio 2013
SAN FRANCISCO DE ASIS
Y SU FASCINACIÓN
Detalle del San Francisco
de Asís, de Benvenuto di
Giuseppe (s. XIII)
Por: José Antonio Merino, ofm
E
l mes de marzo del 2013 nos
ha traído sorpresas inesperadas y aires frescos de una nueva primavera espiritual y social. La elección del cardenal argentino
Jorge Mario Bergaglio para Papa derribó
convencionalismos y profecías. Pero el
hecho que el nuevo electo se denominara
Francisco resultó inimaginable pero gratamente sorprendente. Así el santo de
Asís entró nuevamente en escena como
un personaje universalmente amado y
admirado.
Hay una teología del texto como hay una
teología del gesto. Una teología pensada
y otra teología vivida. Una teología cerebral y una teología cordial. No es que se
opongan entre ellas sino que difícilmente logran armonizarse en una misma persona, en un grupo o en un sistema.
“Francisco ¿por qué a ti?”
Francisco es uno de esos raros seres que
espontáneamente lleva y transmite la
primavera de su corazón intuitivo y de
su inteligencia amante. Un santo profundamente cordial y de puertas siempre
abiertas. De ahí, su simpatía y su ternura. Su fuerza y su fascinación. El Pobrecillo practicó la difícil pedagogía del
decir sin contra-decir. No porque careciera de interlocutor, sino porque respeta
la libertad y originalidad de cada persona aunque esté equivocada.
De este santo se han interesado historiadores, literatos, teólogos, sociólogos,
filósofos, artistas, cineastas, etc. En el
cortejo de admiradores suyos están católicos, protestantes, ortodoxos, heterodoxos, racionalistas, masones, panteístas
e incluso ateos devotos. Conservadores,
reformistas, tradicionalistas, revolucionarios, místicos y ecologistas se apoyan
en él para justificar sus tesis o antítesis,
sus afirmaciones y sus contradicciones.
Los católicos tradicionales ponderan su
gran fidelidad a la iglesia. Los progresistas subrayan la sensibilidad que demostró con los pobres. Los ecologistas
proponen su gran sintonía con todas las
criaturas. Los laicistas admiran su sencillez y el modo de ser cristiano en actitud de gran libertad frente a las instituciones, a las estructuras y al modo de
celebrar la liturgia. Los de derechas ponen de relieve su respeto por la jerarquía
y por las leyes vigentes. Los de izquierdas destacan su amor por los marginados
y los pobres. Los llamados pensadores
de frontera ven en él la capacidad de
poder vivir en la ortodoxia flirteando
con la heterodoxia.
Santo humanista y humorista
El Pobrecillo de Asís impacta por su
simpatía, sencillez, humanidad y bondad. Incluso por sus contradicciones,
según nosotros no según él. Evoca serenidad, humanidad y poesía. Cautiva por
su nobleza, ternura y desinterés. Ha sabido sincronizar admirablemente santidad
con poesía, canto con sufrimiento, alegría con pobreza, amabilidad con austeridad. Evangelio con humanidad. Inmanencia con trascendencia. Mística con
acción. Religión con los problemas más
sangrantes de la vida. No pretendió un
cambio inmediato de las estructuras sociales de su tiempo, pero sí cambió la
mentalidad de los hombres de entonces y
puso las condiciones para que después
cambiaran las estructuras.
La magnanimidad forma parte de su talante vital. Huye del servilismo, aunque
trata de servir a todos, y desenmascara
las lisonjas de los aduladores y de los
serviles. Logra ser totalmente libre sin
hacer concesiones al egoísmo ni a la extravagancia. Es un aristócrata del espíritu y gran señor de un alma fina. Simpático rebelde sin ser ácrata y sin nihilismo
que con simpatía y audacia transformó la
religión, la cultura y la sociedad.
Admira la grandeza del ser humano, pero no se escandaliza de la fragilidad
humana, pues sabe que en la persona se
encuentran misteriosamente conjuntados
la cima y el abismo, lo bueno y lo malo,
la gracia y la desgracia. Si el ser humano
no es luz, al menos reconoce que es pe-
numbra luminosa que siempre hay que
respetar e incluso admirar. Es que Francisco ve en cada ser humano más cosas
de grandeza y de admiración que de desprecio y vilipendio. Es un auténtico
demócrata y un convencido optimista.
Simpático pero incómodo
Él anticipó todo lo que hay de más sugestivo y simpático en la sensibilidad
moderna, como son: la libertad personal,
la alegría profunda, el sentido de fraternidad, la camaradería universal, el amor
a la naturaleza, a las plantas, a los animales, la compasión social, la cortesía
con todos, la atención especial a los seres más marginados de la sociedad, el
fino sentido de los peligros de la prosperidad, del poder y del consumismo. Por
eso, no puede sorprender esa fascinación
por parte de los sectores sociales más
diversos e incluso antagónicos. Es un
hombre raro que no puede tener enemigos.
Uno de los aspectos sorprendentes de
Francisco consiste en el hecho de que,
viviendo activamente en su tiempo y en
su circunstancia histórica medieval,
logró rechazar valores dominantes y determinantes de aquella sociedad mercantil, como eran: el afán de beneficiarse, la
explotación del trabajo humano, la marginación de lo diverso, el dominio de lo
urbano sobre lo rural, el valor de la moneda, etc. Incluso se opone a la espiritualidad religiosa de su época, basada en
el desprecio del mundo (De contemptu
mundi). Hay que evidenciar que Francisco madura su propia conversión y vocación religiosa dentro de una experiencia
y piedad laicas, pues para él todo es gracia. Lo que es muy sorprendente, y un
tanto herético, en aquel tiempo de total
jerarquización y estratificación religiosa
y social.
Se trata de un hombre original y peligroso para el orden establecido del siglo
XIII. Es gran innovador cuando reivindica la dignidad del laico. Dignidad lograda no tanto con proclamas, provocacio-
nes y actitudes hostiles sino con espíritu
coherente y firme tenacidad alejándose
de los espacios de privilegio de los nobles y de los clérigos. Incluso se resiste a
instalarse en la institución clerical. Pero,
para poder leer el evangelio en la misa,
acepta ser ordenado diácono.
Religión y alegría
Su conversión al evangelio no supuso la
renuncia de su carácter jovial y festivo,
sino que lo potenció. Para él, Dios era
una fiesta y danzaba cuando se acercaba
a Él y cuando hablaba de Él. Su misma
vida era permanente celebración litúrgica por los campos y en las ciudades. Para él, la naturaleza era el templo visible
de la divinidad, donde celebraba espontáneamente la liturgia cósmica.
Inventó un estilo nuevo de encarnar el
evangelio compaginando la coherencia
del mensaje de Jesús con el propio talante jovial y festivo. La santidad con la
poesía. El humanismo con el humorismo. La religión con la estética.
Aportó la alegría al cristianismo. No hay
cosa peor para la religión que ofrecer la
imagen de un dios triste y viejo. A ello
contribuyen no poco ciertos manuales de
teología y determinadas escuelas de espiritualidad con marcado acento sombrío
de un dios justiciero y vengador. Acertadamente, Nietzsche define al diablo como el espíritu de la pesadez. Cuando las
celebraciones religiosas son pesadas,
bastante tufillo del diablo ha entrado en
ellas. Con frecuencia asistimos perplejos
a una teología abstracta de los atributos
divinos y a la representación litúrgica de
un dios menor. Es decir, a un dios pensado y rezado con puras proyecciones excesivamente humanas.
Buscador de Dios
Francisco era una fiera de Dios a quien
buscaba no sólo mediante las oraciones
oficiales de la iglesia, por la liturgia,
sino también a través de toda la creación: la naturaleza, el paisaje, el sol, la
luna, los astros, las flores, los pájaros y
demás criaturas. Toda la vida de Fran-
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 : 15
Francisco no nos ha dejado un tratado de teología,
sino una experiencia profundamente religiosa que
puede forjar una teología, una filosofía, una
sociología e incluso una estética.
cisco fue un homenaje vivido y gozosamente proclamado a la trascendencia divina que se le manifestaba
en la inmanencia de la vida cotidiana, pues para él todo es gracia.
Francisco no nos ha dejado un tratado de teología, sino una experiencia
profundamente religiosa que puede
forjar una teología, una filosofía,
una sociología e incluso una estética. A partir de su amor concreto a
Jesucristo, orientó toda su vida y
cambió su modo de relacionarse con
los demás hombres y con la misma
naturaleza. Cuando su interior cambió, al contacto con el Cristo de los
Evangelios, todo su exterior reflejaba la fuerza interna que le animaba y
sustentaba. Francisco supo descubrir
y vivir la fuerza actuante del Espíritu Santo. Bien pudo decir: ¡Oh Espíritu cómo te siento en mí!
Francisco era como una esfera que
gira en torno a su centro, que es
Dios. Y desde ese centro se dirige a
todas las demás realidades que componen el mundo y la vida. Se interesa por todos los hombres y mujeres, sean del sector que sea, tratando
de forjar la gran familia humana, de
la que se siente el gran hermano universal. Se preocupa por la naturaleza
no en abstracto, sino en concreto,
admirando, respetando y dialogando
con todos los seres de la creación.
Consigue armonizar de forma privilegiada el amor a Dios, a los otros y
a toda la creación.
Hacia una ética de la frugalidad
Francisco luchó durante su vida por
romper dependencias para poder ser
libre. Fue hombre de permanentes
rupturas de todo aquello que pudiera
sofocar la libertad, la creatividad y
su vocación personal. Pero como el
hombre no es un ser absoluto, necesita encontrar el Absoluto que lo
libere de todo aquello que frecuentemente esclaviza, sobre todo de las
menudas dependencias cotidianas.
Francisco de Asís optó por la pobreza y renuncia de las cosas para imitar a Jesucristo, como un modo concreto de vivir el Evangelio. Opción
que connotaba un estilo de relacionarse con las cosas y de estar en el
mundo. Él no despreciaba nada, sino
que tenía prevención no de las cosas
en sí, sino de la propia actitud ante
las cosas. Es prevención contra uno
mismo para que no se sustituyan los
fines por los medios. Si el Pobrecillo
de Asís entrara en uno de los grandes centros comerciales, se daría un
paseo, miraría tanta acumulación y
pensaría para sí: “¡Qué maravilla, de
cuántas cosas puedo prescindir!”
La ética de la frugalidad debiera
reemplazar al deseo desordenado de
consumir y devorar inútilmente. Esa
moral de la moderación podrá corregir la deformación mental de exigir
lo superfluo como derecho de existencia. La frugalidad y la moderación, en el uso y en las pretensiones
habituales, corregirá las formas abusivas del tener y del consumir a favor del ser y del compartir.
Patrono de la ecología
Se hace hermano universal de todas
las cosas y seres de la creación, a los
que ha devuelto el uso de la palabra.
En la naturaleza descubre la biblioteca de la divinidad y en el mundo
ve un poema bellísimo. Por eso alaba, canta y celebra. Canta y celebra
desde todos los seres, con ellos y a
través de ellos, como auténtico juglar y verdadero trovador de un
mundo que mira con ojos amorosos
y con corazón penetrante, pues las
cosas esenciales se esconden a la
mente arrogante y se abren al corazón amante.
La defensa del medio ambiente está
siendo el problema más urgente y
acuciante de la humanidad. Ella implica y engloba los problemas de la
degradación ecológica, del hambre
en el mundo, del mejoramiento de la
calidad de vida, de la inseguridad
debida a las condiciones que amenazan la convivencia ciudadana y la
paz entre los pueblos.
La ecología ambiental necesita de la
ecología mental. La ecología social
debe fundamentarse en la ecología
cordial. La ecología global necesita
de un pensamiento globalmente
humanizado. La ecología planetaria
sólo se logrará desde una ecología
humanizadora. El desarrollo sostenible no conseguirá ser sustentable si
no se apoya en la sostenibilidad de
un pensamiento sostenible y en la
visión global y armónica del universo. Francisco de Asís es de los pocos
muertos que aún están vivos. Por
ello su voz resuena aún con la garantía de lo auténtico y de lo permanente como bella síntesis del ser y
del deber ser.
∎∎∎
José Antonio Merino OFM es profesor
de filosofía y ex-rector de la Pontificia
Universidad Antonianum (Roma).
Entre sus libros, destacan Francisco de
Asís y tú y Francisco de Asís y la ecología publicados por PPC en 2007 y 2008
respectivamente.
José de Ribera
(1638-38)
Visión de San
Francisco
de Asís
Cronología
1182 Nacimiento de Francisco en Asís. En el bautismo
recibe el nombre de Juan. Sus padres son Pietro Bernardone y Madonna Pica.
1202 Guerra entre Perusa y Asís. En la batalla de Collestrada Francisco es hecho prisionero y llevado a Perusa.
1203 Francisco, liberado de su cautiverio, regresa a Asís.
1204 Larga enfermedad de Francisco.
1205 Francisco parte para la Pulla, enrolado en el ejército.
En Espoleto tiene el sueño que da otro rumbo a su vida y
le hace volver a Asís. En la segunda mitad del año comienza la conversión inicial del Santo: el “beso del leproso”. Peregrina a Roma.
1206 Por el mes de marzo, ante el tribunal del obispo de
Asís, renuncia a los bienes paternos y a la familia.
1206/08 Trabaja en la restauración de las ermitas de San
Damián, San Pedro y Santa María de los Ángeles.
1208 Por el mes de abril, cuando oía misa en la Porciúncula, escucha el evangelio del envío de los discípulos en misión, en el que descubre su vocación evangélica y apostólica. Se le unen los tres primeros compañeros: Bernardo de
Quintavalle, Pedro Cattani y Gil de Asís.
1209 Francisco hace escribir la "forma de vida" o Regla
que el Señor le había inspirado. Inocencio III les aprueba
verbalmente su género de vida.
1212 En la noche del Domingo de Ramos, consagración
religiosa de Santa Clara en la Porciúncula, dando inicio así
a la II Orden franciscana o de las Clarisas. En el otoño,
Francisco se embarca rumbo a Siria, pero los vientos contrarios hacen fracasar el intento, y regresa a Ancona.
1213/14 Viaje de Francisco por Francia y España, camino
de Marruecos. Una enfermedad le obliga a regresar.
1217 En Pentecostés, 14 de mayo, se celebra el primer
Capítulo General propiamente dicho. La Orden se divide
en 12 Provincias y se nombran los Provinciales.
1219 Francisco se embarca para Acre y Damieta, y se entrevista con el Sultán de Egipto.
1223 Francisco compone la Regla definitiva en Fonte Colombo, que es aceptada por el Capítulo de Pentecostés.
1224 Del 15 de agosto al 29 de septiembre, Francisco pasa
la cuaresma de San Miguel en el monte Alverna, donde le
son impresas las Llagas de la Pasión de Cristo. Después
retorna lentamente a Asís, sin dejar de predicar allá por
donde pasa.
1224/25 Francisco sufre varias enfermedades, entre ellas
una grave oftalmía.
1225 Allá por marzo-abril, compone en San Damián o en
el palacio episcopal de Asís el Cántico del hermano sol.
1225/26 Su estado de salud sigue empeorando progresivamente. Es trasladado a Asís.
1226 Al sentir cercana a la hermana muerte, pide que lo
lleven a la Porciúncula. Allí, el sábado día 3 de octubre,
hacia las 19 horas, muere Francisco a la edad de 44 años.
1227 El 19 de marzo es elegido papa el cardenal Hugolino,
Protector de la Orden y amigo de San Francisco, que toma
el nombre de Gregorio IX.
1228 El 16 de julio, Gregorio IX canoniza a Francisco en
Asís.
EL PENSADOR
16 · Mayo-junio 2013
UNA MIRADA
REEDUCADA POR CRISTO
LA ADMIRACIÓN
DE FRANCISCO
DE ASÍS
Por Michel Hubaut, ofm
L
a mirada del hombre moderno se ha vuelto triste
porque el hombre sólo sabe ver cosas-objeto de explotación o de consumo. El hombre
ha achatado la tierra. Las cosas han
perdido su dimensión simbólica, sagrada. Dios ya no está presente en
ellas. Sólo quedan «cosas». El hombre ha perdido al mismo tiempo la
capacidad de admiración. Incluso el
cielo plagado de estrellas ha dejado
de narrar la gloria de Dios; es un lugar que hay que explorar o explotar
sin más. Los seres creados ya no
transmiten «mensajes». Así las cosas, el hombre se ve remitido a sí
mismo, a su horizonte limitado, a su
soledad, y su mirada se abisma a menudo en la decepción.
En la intimidad con su Señor, Francisco aprendió a admirar. El Espíritu
de Cristo despertó su mirada. Pues
Cristo fue el primero que invitó a los
hombres a saber mirar a través del
mundo creado el anuncio de un universo más hermoso todavía, el del
Reino, y a presentir en el mundo
creado la acción permanente del Padre. Cristo tuvo esta mirada asombrada. Y en esa mirada de Cristo
Francisco supo educar también su
propia mirada. Jesús vibró ante la
belleza del mundo creado, desde la
caña que dobla el viento, el sendero
pedregoso en el que el sembrador
pierde sus granos, la rojez llameante
del ocaso del sol, hasta la gallina que
recoge a sus polluelos bajo sus alas.
Y Jesús discierne en todo ello un
signo del misterio que Él revela.
Jesús es la fuente, la luz, el camino,
el pan, la piedra, la puerta. Todo es
reflejo de su propio misterio. Jesús
nos brinda la inteligencia profunda
de las cosas creadas. Toda la creación habla de Él y de su Padre.
Francisco extrae su propia admiración de la capacidad admirativa de
Cristo. Y su marcada preferencia por
las criaturas más humildes la impulsa también esta misma mirada crística. Ve en ellas un signo de la humildad y del anonadamiento de Cristo:
«La piedad del Santo se llenaba de
una mayor terneza cuando consideraba el primer y común origen de
todos los seres, y llamaba a las criaturas todas -por más pequeñas que
fueran- con los nombres de hermano
o hermana, pues sabía que todas
ellas tenían con él un mismo principio. Pero profesaba un afecto más
dulce y entrañable a aquellas criaturas que por su semejanza natural reflejan la mansedumbre de Cristo y
queda constancia de ello en la Escritura. Muchas veces rescató corderos
que eran llevados al matadero, recor-
dando al mansísimo Cordero, que
quiso ser conducido a la muerte para
redimir a los pecadores» (LM 8,6).
«También ardía en vehemente amor
por los gusanillos, porque había leído que se dijo del Salvador: Yo soy
gusano y no hombre (Sal 21,7). Y
por esto los recogía del camino y los
colocaba en lugar seguro para que no
los escorchasen con sus pies los transeúntes» (1 Cel 80).
«¿Quién podrá explicar la alegría
que provocaba en su espíritu la belleza de las flores, al contemplar la
galanura de sus formas y al aspirar la
fragancia de sus aromas? Al instante
dirigía el ojo y la consideración a la
hermosura de aquella flor que, brotando luminosa en la primavera de la
raíz de Jesé (Cristo), dio vida con su
fragancia a millares de muertos» (1
Cel 81).
«Por este motivo, amaba con más
cariño y contemplaba con mayor regocijo las cosas en las que se encontraba alguna semejanza alegórica del
Hijo de Dios» (1 Cel 77).
Lo que podría aparecer como una
mera ingenuidad, en Francisco era,
de hecho, fruto de esa «mirada
simbólica». Jesús viviente ilumina
ya, desde dentro, toda la creación
reconciliada en Él.
«Bien lo saben cuantos hermanos
convivieron con él: qué a diario, qué
de continuo traía en sus labios la
conversación sobre Jesús... ¡Qué intimidades las suyas con Jesús! Jesús
en el corazón, Jesús en los labios,
Jesús en los oídos, Jesús en los ojos,
Jesús en las manos, Jesús presente
siempre en todos sus miembros... Es
más: si, estando de viaje, cantaba a
Jesús o meditaba en Él, muchas veces olvidaba que estaba de camino y
se ponía a invitar a todas las criaturas a loar a Jesús. Porque con ardoroso amor llevaba y conservaba
siempre en su corazón a Jesucristo, y
éste crucificado, fue señalado gloriosísimamente sobre todos con el
sello de Cristo; con mirada extática
le contemplaba sentado, en gloria
indecible e incomprensible, a la derecha del Padre, con el cual, Él, coaltísimo Hijo del Altísimo, en la unidad del Espíritu Santo, vive y reina,
vence e impera, Dios eternamente
glorioso por todos los siglos de los
siglos» (1 Cel 115)
El Greco (1600-1614). San Francisco de Asís y el hermano León
meditando sobre la Muerte
INTERPRETAR
LOS SIGNOS DE
LOS TIEMPOS
Por Gregorio Pérez de Guereñu, ofm
E
l espíritu de búsqueda de
Francisco y su permanente
confrontación con la realidad
entorno y con la realidad
mundial lo conducen hacia una nueva
lectura de la misma. Pero simultáneamente es visitado por el Espíritu del
Señor en medio de sueños y grandes
deseos y ambiciones de realizar aventuras que suponen constantes riesgos y
sufrimientos1. De manera que si, por un
lado, respira el aire de la época, por
otro, se deja llevar del soplo del Espíritu
en las más variadas situaciones de la
vida en las que va adquiriendo, a su vez,
nuevas experiencias. Así se ve Francis∎∎∎
co a sí mismo y así ve al mundo en meMichel Hubaut es autor de numerosos lidio de la crisis que significa el paso de
bros, traducidos a varios idiomas. Entre
lo antiguo a lo nuevo. Y frente a la criellos destacan Los caminos del silencio (PPC sis realiza una determinada lectura de
Editorial), El camino franciscano (Verbo Divi- los signos de los tiempos. De aquí que
no), Vivir consigo mismo, con los otros y con el Capítulo General OFM 2009, celebraDios (E. San Pablo) y Orar las parábolas.
do en Asís, afirme taxativamente:
Acoger el Reino de Dios (Salterrae)
“Antes de obsesionarnos por adecuar
nuestras estructuras debiéramos comenzar por leer atentamente los signos de
los tiempos y de los lugares y dejarnos
interpelar por ellos”2. Tal lectura nos ha
de llevar, fuera de duda, a re-formar y
clarificar nuestra conciencia social; sólo
después podremos elaborar un proyecto
de vida y de misión de acuerdo a la forma vitae de Francisco.
Es evidente que Francisco no usa nunca
la expresión “signos de los tiempos”,
pero es igualmente evidente que tiene su
propio método de leer la realidad entera
y de actuar en conformidad con lo que
cree debe tener la prioridad en la vida.
Ante todo, la experiencia de la vida le
va enseñando algo que puede considerarse previo al discernimiento de los
signos de los tiempos. Pero esa experiencia de la vida es indesligable de la
experiencia del Dios de la vida. Tomada
la decisión de vivir el Evangelio en medio del mundo y con la aprobación del
señor papa Inocencio III, Francisco va
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 17
Caravaggio (1595). San Francisco de Asís en éxtasis
regulando su vida y la de sus compañeros en lo que se refiere a la vida diaria.
Así podemos señalar tres actitudes previas, como de base, antes de discernir
los signos de los tiempos:
a) Después de su conversión, Francisco
y compañeros se encuentran a la intemperie tanto en la sociedad como en la
Iglesia, en el sentido de que -según él
mismo atestigua- “después que el Señor
me dio hermanos, nadie me mostraba
qué debía hacer, sino que el Altísimo
mismo me reveló que debía vivir según
la forma del san Evangelio”3. En esa
situación de intemperie, ¿qué hacer con
la vida?, ¿de qué vivir?, ¿cómo alimentarse y vestirse?, ¿dónde buscar alojamiento?, y tantas otras preguntas acuciantes. Cierto que apelan al texto
evangélico de Mt 6, 25ss, sobre el vivir
abandonados a la Providencia que mantiene frescos los lirios del campo y ágiles las aves del cielo. Pero todo esto en
nada disminuye la dureza de la vida que
le espera al excluido y al que quiere vivir guiado por una lógica diametralmente opuesta a la lógica implantada desde
hacía siglos en la sociedad y en la Iglesia.
Pues bien, la estrecha relación entre carisma y coyuntura enseñó a Francisco
cómo vérselas en relación al ayuno, al
sustento diario, al trabajo, al cuidado de
los enfermos, a la manera de vestirse, al
modo de vivir y comportarse según lugares, tiempos y climas en diferentes
regiones4. Nos encontramos frente a una
figura en la que se refleja la flexibilidad
y la capacidad para adaptarse a la realidad manteniendo siempre en vigor la
“forma vitae” profesada. No en vano
pasaron catorce años desde la “forma
vitae” de Francisco y compañeros aprobada oralmente por el papa Inocencio III
(1209) hasta la puesta por escrito en la
regla bulada (1223) aprobada por Honorio III. En este lapso de tiempo el movimiento franciscano tenía una práctica de
vida propia del carisma “en estado naciente” y -podríamos decir tambiénprogrediente. Lo que supone una riqueza
inestimable
b) La experiencia de Dios –punto central
y básico de su vida– permite a Francisco
aconsejar al hermano León con unas
audaces palabras frente a los temores y
dudas que lo pudieran acosar. Le dice:
”Hermano León, compórtate, con la
bendición de Dios, y mi aprobación,
como mejor te parezca que agradas al
Señor y sigues sus huellas y pobreza” 5.
Ahora bien, no es posible tener la osadía
de dar tal consejo a un hermano sin gozar antes de una formidable libertad interior conseguida en la misma experiencia de Dios y en confrontación con las
vicisitudes de la vida diaria.
Rotzetter interpreta las palabras de Francisco al hermano León señalando que en
el correr de la vida diaria, “en nombre
de Dios y con su bendición necesariamente se encuentra con inevitables
transgresiones”. Transgresiones del orden establecido, de las rutinas cotidianas
marcadas por tradiciones humanas, de
formas de vida y comportamiento que
con los años han ido adquiriendo carta
de ciudadanía y que gozan de una especie de sacralidad y de intangibilidad e
inmovilidad, que en definitiva atan y
merman la capacidad de caminar respondiendo así a la voluntad de Dios que
se nos muestra en lo más mínimo. Esas
‘transgresiones’ son signos de una
auténtica libertad evangélica de pensamiento, de palabra y de acción en el terreno personal, comunitario, social y
eclesial.
De lo que podemos deducir que según
san Francisco se presentan dos formas
de comportamiento: “primera, que nadie
debería tener miedo de sobrepasar la
frontera si se trata de una mejor imitación (de Cristo) y de una pobreza más
adecuada; y segunda, que todos deberían
estimular a quien se atreva a ir más allá
de los estrechos límites existentes… Es
imposible responder a los ‘signos de los
tiempos’
sin
esta
libertad
de
‘transgredir’, para lo que acabamos de
ser estimulados”6. Nos encontramos
nuevamente con el significado de fondo
de las palabras de Chenu: el encuentro
entre carisma y coyuntura.
c) En tercer lugar, Francisco tiene tal
visión de su rol en medio de los hermanos, del grupo de hermanos entre sí y de
éste con el mundo entero, que quiere
considerar al Espíritu Santo como verdadero Ministro general de la Orden7.
Ello quiere decir varias cosas, entre ellas
el saber mirar siempre lejos y adelante,
el poner la confianza y estar abiertos a la
acción del Señor a través de su Espíritu,
el estar atentos para escuchar su voz y
seguir sus inspiraciones, el salir de uno
mismo en lugar de encerrarse en sí y en
el pasado tanto institucional como personal. Todos estos son otros tantos elementos previos a una auténtica lectura e
interpretación de los signos de los tiempos.
Sobre estas bases que permanecen firmes y se enriquecen cada día con los
nuevos acontecimientos, Francisco ve y
juzga el significado del feudalismo a lo
largo de siglos tanto en la sociedad como en la Iglesia: rechaza las relaciones
verticales y de sometimiento del vasallo
para con el amo; juramento de fidelidad
personal y tantas otras consecuencias.
Observa y examina el valor de los nacientes ‘comunes’, o ‘comunas’ y asume
el valor comunitario de los mismos; ve
el
nacimiento
de
las
nuevas
‘fraternitates’ y asume de ellas elementos que lo fascinan por su similitud con
la vida evangélica; se inserta con los
suyos entre los movimientos pauperísticos y se acepta como uno de ellos, y
logra que la Iglesia lo acepte en su seno;
aparecen los ‘menores’ frente a los
‘mayores’ y quiere ser menor entre los
menores; discierne y observa la finalidad de las cruzadas y ello le da motivo
para instaurar una nueva forma de misión y evangelización. Y todo ello confrontado con textos del evangelio y con
las actitudes de vida de Jesús. La doble
cara de todo acontecimiento nuevo le
obliga a discernir y a ser sensible para
descubrir los elementos positivos e incorporarlos en su forma de vida.
Uno de los acontecimientos que más
llamó la atención de Francisco fue el
surgimiento de las ‘comunas’ o movimiento comunal urbano, dejando atrás el
punto base del feudalismo; es decir el
juramento que el vasallo hacía a su señor. Ahora, con el advenimiento de las
comunas, se unen todos los ciudadanos
de una localidad y hacen juramento mutuo con el fin de romper con las desigualdades e instaurar un régimen de
igualdad y ‘fraternidad’. Todo esto se-
dujo a Francisco lo cual, junto con
el Evangelio, marcó su camino de
manera indeclinable. El problema
estará en saber si esa ‘fraternidad’
se mantendrá en adelante o cederá
frente al poderío del dinero. Por
ello, “hay que cuidarse de conferir
un carácter idílico a la revolución
comunal, pues la primavera de las
comunas tiene también sus tormentas… De hecho, en la nueva sociedad de las comunas, el dinero es el
rey. Y el dinero lo va a echar todo
a perder”8. Con el poder del dinero
aparecen nuevas desigualdades en
la sociedad; por ello, pronto surgirán nuevos enfrentamientos que
Francisco tratará de discernir certera y valientemente. De aquí que la
fraternidad y la pobreza serán para
él dos puntos sobre los que se edificará su movimiento.
Chenu describe con precisión la
coyuntura que integra el propósito
de Francisco. Dice: “Desde hacía
varias décadas, el régimen feudal,
bajo el cual el mundo y la iglesia
habían vivido benéficamente durante cuatro siglos, se encontraba
en decadencia; su mismo triunfo lo
entorpecía, lo hacía inoperante ante
las necesidades, aspiraciones y problemas de una sociedad nueva. La
contestación se generalizaba, llegando hasta la insurrección y el
derrocamiento de los poderes establecidos… Poco a poco aparecen los cuadros
de esta sociedad nueva, los gremios profesionales, los comunes políticos, las
comunidades
culturales
llamadas
‘universidades’… En los tres aspectos,
empezando por las relaciones de producción, el paternalismo cedía a la
‘fraternidad’ igualitaria… He aquí, pues,
a Francisco; puede vérselo en cada uno
de los puntos de nuestra evocación”9. La
fraternidad y la pobreza asumidas por
Francisco de Asís son los signos más
claros de la ruptura con el régimen feudal.
Tal pobreza, según el mismo Chenu, “no
es la reforma ascética de aquellos que
tienen miedo de los bienes de la tierra y
los sacrifican a Dios, sino una condición
ontológica de la vida de la Iglesia que la
capacita para volver a encontrar su fuerza congénita”10. La pobreza, para san
Francisco, va mucho más allá de una
reforma ascética por la que sacrifica los
bienes de la tierra y lleva consigo una
especie de huída del mundo. Y no es
que Francisco redescubra el Evangelio
de la pobreza; ya otros lo hicieron antes
de él. Lo típico de él es que al mismo
tiempo que asume el valor evangélico de
la pobreza lo hace cantando y dando
gracias al Señor. “Francisco es un pobre
que canta”, y canta entrando en comunión con Cristo pobre y humilde y con
los más pobres y humildes de la sociedad. “Es una experiencia de comunión
con los más humildes y los más pobres.
Es una experiencia de comunión con la
humanidad herida, de la que, al principio, el leproso fue para Francisco el
símbolo viviente. Sin duda que esta experiencia le aportó un gozo puro y profundo”11.
Y es esta experiencia la que comunica a
sus hermanos cuando dice en Testamento: “El Señor mismo me condujo en medio de ellos (los leprosos), y practiqué
con ellos la misericordia. Y, al separarme de los mismos, aquello que me parecía amargo, se me tornó en dulzura de
alma y cuerpo”12. Por ello quiere dejar a
los hermanos esta marca indeleble al
decir: “Y deben (los hermanos) gozarse
cuando viven con gente de baja condición y despreciada, con los pobres y
EL PENSADOR
18 · Mayo-junio 2013
débiles, y con los enfermos y leprosos, y
con los mendigos de los caminos”13. Tal
gozo no le puede venir a Francisco de
una especie de magia o de espiritualismo barato. Llana y sencillamente este
gozo está estrechamente vinculado con
la experiencia de aquél que se hizo pobre con los pobres compartiendo su
suerte: Jesús, el altísimo Hijo de Dios
que se hizo pobre para enriquecernos a
todos.
Para Francisco vivir la pobreza es vivir
eternamente agradecido al Señor, restituyendo a Él todo lo que somos y tenemos, tal como nos dice: “Y restituyamos
todos los bienes al Señor Dios altísimo y
sumo, y reconozcamos que todos son
suyos, y démosle gracias por todos
ellos, ya que todo bien de Él procede. Y
el mismo altísimo y sumo, solo Dios verdadero, posea, a Él se le tributen todos
los honores y reverencias, todas las alabanzas y bendiciones, todas las acciones
de gracias y la gloria; suyo es todo
bien; sólo Él es bueno”14. Es este restituir todo al Señor lo que hace que Francisco viva la pobreza con el más grande
gozo. De nuevo, “Francisco es un pobre
que canta”. Canta a Dios, canta a la
creación entera, obra de Dios; pero canta porque los ve buenos, canta porque se
siente amado y porque ama. Canta
adentrándose en las entrañas del mismo
mundo físico y humano. No lo desprecia, no huye del mismo; lo ama y ve en
él al mismo Señor, al Dios omnipotente,
todo bien, sumo bien, único bien.
No otra cosa es el Cántico del hermano
Sol, también llamado Cántico de las
criaturas. Ciertamente son muchos los
estudiosos que, a lo largo de la historia,
han explicado con profundidad y erudición la Imago mundi. Y ciertamente la
estructura externa del Cántico es la misma que aquella de la Imago mundi.
“Pero la lectura que se hace de él (del
mundo) es diferente. Francisco no nos
informa, nos hace participar, nos introduce dentro de este mundo para que descubramos al autor de él. En esto se distingue el místico verdadero de los que
no lo son”15. Francisco dialoga con la
naturaleza toda; ella es su hermana, la
admira, la venera como signo que conduce inevitablemente a Dios, y comenzando por el “señor hermano Sol” el
cual “de Ti, Altísimo, lleva significación”. Todas las criaturas le llevan a
Dios, en todas y cada una ve la bondad
de Dios. Pero para ello necesita despojarse, una vez más, de todo lo que es él,
para lograr restituirlo todo a Dios.
Ecología física y ecología humana se
unen inseparablemente en Francisco.
Todo debe llevar a Dios. La creación
entera es como una gigantesca custodia
que nos muestra permanentemente al
Creador. La creación entera gime, como
con dolores de parto, para darnos a entender qué itinerario debemos seguir
para llegar a Dios, Padre y Creador. Este
itinerario no es otro que el de la desapropiación y del humilde reconocimiento de Dios como nuestro único
Bien, como nuestro todo Bien, como
nuestro sumo Bien.
“Con frecuencia me ocurre –dice un
autor comentando el Cántico de las criaturas–, preguntarme cómo se nos aparecería el mundo si, mediante una autoexpropiación llevada hasta las raíces del
espíritu, lo pudiésemos mirar no según
la óptica del tener sino según la óptica
del ser”16. Y por supuesto que Francisco
Gianbattista
Tiepolo (1767).
Estigmatización
de San
Francisco
P. MESSA, “Francisco de Asís: de los sueños de grandeza a la grandeza de un sueño”,
en Selecciones de Franciscanismo 114 (septiembrediciembre 2009) 391-426.
2 Portadores del don del Evangelio, 29. Documento del Capítulo General de la Orden de los
Hermanos Menores, Asís, Pentecostés 2009.
3 Test 14.
4 Cf. 1R 2, 7. 13; 7, 8; 8, 3. 7. 10; 9, 3. 13. 16;
2R 2, 15. 17; 3, 12, 4, 2.
5 CtaL 3. Esa experiencia de Dios Francisco la
manifiesta muchas veces y de muchas
maneras, pero particularmente en el Testamento, cuando afirma: “El Señor me dio a mí, el
hermano Francisco…El Señor me condujo entre los
leprosos… El Señor me dio hermanos… El señor me
reveló…(Tes 1, 2 , 14, 23. Y es que el Señor es
el todo bien, el sumo bien, el único bien; es
decir, el origen de todo bien, como reza el
mismo Francisco en las Alabanzas que se han de
decir en todas las horas (= AlHor).
6 A. ROTZETTER, “Los signos de los tiempos en la interpretación franciscana”, 28.
7 2Cel 193.
8 E. LECLERC, Francisco de Asís. El retorno al
Evangelio, 20-28. Cf. J. F. GODETCALOGERAS, “El movimiento franciscano:
una revolución evangélica”, quien sostiene
que “el movimiento franciscano rechaza un
sistema que no funciona para todos, y no
colaborará con él. El rechazo del dinero forma parte de esta negativa. El dinero es rechazado porque no es accesible a todos”, 431.
9 M.- D. CHENU, “Coyuntura y carisma en
Francisco de Asís”, 413. Ver también, E. LECLERC, “Francisco de Asís, encuentro del
Evangelio y de la historia”, 241aa.; y del mismo LECLERC, Francisco de Asís. El retorno al
Evangelio, 13-63. J. LE GOFF, “Francisco de
Asís y la renovación del mundo feudal”, en
Concilium 169 (noviembre 1981) 303-315.
10 M.- D. CHENU, el Evangelio en el tiempo,
117.
11 E. LECLERC, Francisco de Asís. El retorno al
Evangelio 89. Ver M. MOLLAT, “La pobreza
de Francisco: opción cristiana y social”, en
Concilium 169 (noviembre 1981) 334-345.
12 Test 3.
13 1R 9, 2. Las biografías del santo están plagadas de textos similares explicados con ejemplos y parábolas.
14 1R 17, 17-18. Ver el hermoso comentario
1
que E. LECLERC hace del tema de la pobreza en Francisco de Asís en su obra Sabiduría de
un pobre (Madrid 1964), particularmente bajo
el acápite Más pobre que el leño muerto, 105-110.
Sobre esta pobreza como despojamiento de
todo y restitución de todo al Señor, cf. A.
CORBIC, “Albert Camus y Francisco de
Asís”, en Selecciones de Franciscanismo 113 (mayo
-agosto 2009) 243-249.
15 N. ZEVALLOS, Cántico del Hermano Sol
(CEP, Lima 1987) 31.
16 E. BALDUCCI, Francesco d’Assisi (Firenze
1989) 140. Ver también. B. TAPIA, “El cántico del Hermano Sol. Poema del amigo y hermano Francisco de Asís”, en Cuadernos Franciscanos 64 (marzo 1983) 217-230.
17 Cf. P. PEANO, “Las religiosas franciscanas.
Orígenes, historia y valores constantes”, en Selecciones de Franciscanismo 30 (septiembrediciembre 1981) 415-461.
18 E. BALDUCCI, Francesco d’ Assisi, 140. El
modelo socio-económico de la forma vitae de
Francisco es fruto de la sabiduría del Reino.
Por ello, “de ninguna manera lo pensamos
aplicable a otras formas de vida cristiana, y
menos a la sociedad en que vivimos. Es nuestra herencia de Hermanos Menores, la que
nos dejó Francisco y que, por lo tanto, nace
de la inclinación profunda del discípulo de
Jesús a preferir pobreza a riqueza, desapropiación a derecho. Con todo, no hemos creado
este modelo como una alternativa al margen,
como una vuelta nostálgica a épocas más primitivas. Por el contrario, queremos ser modelo crítico ‘desde dentro’ del sistema imperante, en solidaridad precisamente con sus víctimas”; cf. Los Escritos de Francisco y Clara de
Asís. Textos y apuntes de lectura; ed. preparada por J. HERRANZ, J. GARRIDO, y J. A.
GUERRA (Oñati – Guipúzcoa 2001) 281.
19 M.- D. CHENU, El evangelio en el tiempo, 3839.
20 Cf. E. VILANOVA, Historia de la teología
cristiana, I, 656-666.
21 Cf. E. LECLERC, Francisco de Asís. El retorno al Evangelio, 55-62. Ver también, M.- D.
CHENU, La fe en la inteligencia (Barcelona
1966) 362, donde resalta el contraste de las
reformas propuestas por el concilio IV de
Letrán (1215) y la actitud de Domingo de
Guzmán y Francisco de Asís
no puede olvidar que no se puede vivir
sin tener. Prueba de ello es que integró a
la familia franciscana tanto la Orden de
las Hermanas Pobres (Clarisas) como la
Tercera Orden, u Orden Franciscana
Seglar, compuesta de laicos y laicas que
viven en el mundo pero aspirando igualmente a la perfección, y las religiosas
pertenecientes a la familia franciscana,
cualquiera sea su denominación, aparte
de las de la Segunda Orden17. “Pero él
(Francisco) escogió como su porción
una existencia reducida, dentro de los
límites de lo posible, a la esencialidad
del ser”18. Y aquí reside el sentido más
profundo de la pobreza que él eligió,
aunque tuviera su parte el aspecto ascético convencional.
Ahora bien, frente a estos nuevos vientos descubiertos por una sensible y audaz lectura de los ‘signos de los
tiempos’, tanto la sociedad como la Iglesia se tambalean. Ya no nos hallamos
frente a la reforma realizada por Gregorio VII, reforma moral más que institucional y apostólica. “La reforma de Gregorio VII tiene su base en la defensa de
los derechos de la Iglesia, de sus organismos temporales, del marco de sus
empresas; reivindica las condiciones
terrestres esenciales para su acción, para
su libertad, para su administración. En
cambio, en el siglo XIII, el retorno espiritual tiene su principal agente estratégico y encuentra su dinamismo en la libertad evangélica… Con san Francisco y
santo Domingo, y asimismo con sus precursores más o menos afortunados, el
fuego nuevo se enciende en el mismo
pueblo cristiano”19.
La Iglesia no logra entender lo que está
sucediendo y por ello se resiste a cambiar. Ha tenido grandes éxitos en el pasado en la diversas reformas que han
tenido lugar de suerte que con tales éxitos da la impresión de vivir en una situación histórica y en una verdad inmutables. No logra discernir los ‘signos de
los tiempos’ y por ello rechaza fácilmente todo signo de contestación. Pero
los aires nuevos y las nuevas inspiraciones del Espíritu llevaban al mundo entero hacia nuevos horizontes20. La Iglesia
sigue aparentemente todopoderosa, es
prisionera de su propio poderío e incapaz del comprender el mundo nuevo que
se avecina y que, de alguna manera, ya
se ha hecho presente. De aquí que su
actitud frente a esta ‘novedad’ sea, más
bien, de enfrentamiento, y no pocas veces de condena, sin el discernimiento
requerido21.
Y es que la Iglesia era poderosa, influyente y rica de bienes materiales; por
eso no atenderá las críticas provenientes
de quienes predican la pobreza y remitían a los orígenes de la Iglesia, a las comunidades cristianas primitivas. Monjes, obispos y alto clero desechaban las
‘comunas’ y desconfiaban de los valores
de las mismas; ignoraban que en la sociedad y en la Iglesia había hecho irrupción un nuevo orden social con todo lo
que éste conllevaba en todo orden de
cosas. La Iglesia seguía siendo feudal en
su mentalidad y en la vida práctica.
Francisco y Domingo habían captado y
respirado los nuevos aires en diversos
ámbitos de la sociedad y de la Iglesia, y
cada uno, según su manera de ver el
Evangelio en esa nueva época, decidió
llevar adelante una reforma verdaderamente apostólica.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 19
LA ORACIÓN
EN FRANCISCO
Por Jorge Martínez, ofm
Murillo (1668).
San Francisco
abrazando a
Cristo en la
Cruz
A
l referirnos a la persona de
Francisco, si bien mucho se
ha escrito sobre él (siendo
tan simple, humilde y pobre), debemos admitir que nos encontramos ante una persona de gran riqueza
espiritual y unos valores humanos tales
que, sin duda alguna, aún podemos deducir mucho de lo que nos ha manifestado a través de su existencia y ello, por
cierto, ser de provecho espiritual y
humano para personas que transitan este
tiempo de hoy.
Sobre la espiritualidad de Francisco elegimos el tema de la oración, no sólo porque nos habla del diálogo del hombre
con Dios, sino también de su aceptación
y de lo que de Él proviene, como quien
da sentido con ello a la propia existencia
y a la totalidad de lo creado. Partiendo
de ahí, la realidad misma adquiere una
significación especial. Con sumo respeto, pero en sinceridad, podemos decir
que un ateo y un creyente no ven al
mundo de la misma forma, sin embargo,
ambos se relacionan necesariamente con
la totalidad de la creación y, de algún
modo, con la fundamentación que la sustenta, se la admita o se la niegue.
Al mencionar hoy a Francisco surge naturalmente el tema de la oración, pues
era la vivencia constante de aquel joven
de Asís que se distinguía por su alegría y
espontaneidad, como también por sus
ideales, el que luego de su conversión
se dedicaría por entero al seguimiento de
Cristo(1).
Oración
Desde muy antiguo se ha tenido a la oración como “la piadosa elevación de la
mente a Dios”, según San Juan Damasceno(2), o, al decir de San Agustín, “Tu
oración es hablar con Dios; cuando lees,
Dios habla contigo; cuando oras, hablas
tú con Dios”(3) y hoy decimos que orar
es simplemente hablar con Dios, es el
diá-go que se da entre el hombre y Dios,
desde el más simple, breve y sincero
acto de confianza, hasta la más elevada
contemplación y el privilegio en algunos
de llegar al mismo éxtasis.
Quizá, uno de los dramas más acuciantes
y reales del hombre de hoy es, justamente, la falta de ese diálogo profundo y
sincero con el Señor. El bombardeo que
padece el hombre por un torbellino de
noticias, preocupaciones laborales, estudio y actividades artísticas, angustias y
conflictos personales, relaciones con los
semejantes en la sociedad y en el ámbito
familiar, ambiciones, modas y veleidades pasajeras, no deja lugar a la persona
para hacer un poco de silencio, a fin de
encontrarse cada uno consigo mismo,
entrever la realidad del otro y, por cierto,
descubrir el sentido de la propia existencia.
Francisco, lector asiduo de los Evangelios, percibe en Cristo que, a lo largo de
toda su vida terrestre, si bien se dedicó a
proclamar el mensaje de salvación y a
socorrer con gran misericordia a toda
persona necesitada, siempre supo darse
un tiempo para orar; buscaba lugares
apartados, libre del acoso de la gente y
aún de la compañía de sus discípulos, a
fin de entregarse por largo tiempo en su
coloquio personal con el Padre(4).
Por ello, Francisco se siente movido totalmente a seguir el ejemplo de Jesús;
podemos decir que tenía siempre sus
ojos fijos en Él y consagraba la mayor
parte de su tiempo a la oración. La que
manifestaba de forma muy particular:
Orar en libertad
La oración en libertad era un verdadero
requisito en su predisposición orante.
Para Francisco, según Celano, “…su
preocupación máxima era la de ser libre
de cuanto hay en el mundo…para darse
sólo a Dios…por eso elegía frecuentemente lugares solitarios, para dirigir su
alma enteramente a Dios…Su puerto
segurísimo era la oración; pero no una
oración fugaz, ni vacía, ni presuntuosa,
sino una oración prolongada, colmada de
devoción y tranquilidad en la humildad…Acostumbraba…orar en iglesias
abandonadas y aisladas…con la divina
gracia superó en ellas muchos temores y
angustias de espíritu”(5).
Momentos y afectos
La oración debía ser en tiempo y sentimiento debido. De hecho, Francisco
hablaba con el Señor largamente y con
tal sentimiento, al punto que Celano dice
del diálogo de Francisco con el Señor
que era inimitable: “Allí respondía al
Juez, oraba al Padre, conversaba con el
amigo, se deleitaba con el Esposo”(6).
Relaciones todas de tanto significado y
sentimientos humanos, en lo referente a
Dios, que daban contenido y forma a la
oración de Francisco y mostraban, sin él
intentarlo expresamente, su deseo de
“convertir en formas múltiples de holocausto las intimidades más ricas de su
corazón, y reducía a suma simplicidad lo
que exteriormente parecía diverso”.
Quien lo observara detenidamente, como
lo hizo Celano, podía decir de Francisco
que “Rumiaba muchas veces en su interior, sin mover los labios, e, interiorizando todo lo externo, elevaba su espíritu a
los cielos. Así, hecho todo él no ya sólo
orante, sino oración hecha hombre,
orientando todo su ser –mirada interior y
afectos- hacia lo que buscaba realmente,
su único Señor”(7). Modo de orar, o mejor conversar, que tenía Francisco para
con Dios.
Guía orante
Bien sabemos que Francisco, más que
maestro, era un guía orante para los demás, no asumía una actitud magistral o
determinante, sino, más bien, atraía o
movía a la santidad con su ejemplo de
vida. Pues él era un hombre hecho ora-
ción y, sin posturas afectadas, era un
guía gozoso de sus hermanos en la
práctica de la oración(8). Cuando éstos le
pedían “que les enseñara a orar”(9), los
invitaba a hacer de sus vidas un verdadero acto de entrega(10). En sus escritos
legales insiste una y otra vez en la oración como deber primordial: “Por eso,
los siervos de Dios deben entregarse
constantemente a la oración o a alguna
obra de bien”(11). Y no sólo a la oración
personal sino también a la oración oficial de la Iglesia, la liturgia de las horas,
celebrada en la fraternidad.
Dificultades
Para una verdadera vida de oración nunca faltan dificultades u obstáculos. Lo
que era bien conocido para Francisco,
por ello, si bien el trabajo tenía un lugar
importante en la vida de los hermanos,
existía el peligro de que, en razón del
mismo, se dejaran engañar y descuidaran
la unión personal con Dios, la que se da
principalmente en la oración. Por ello,
en su Norma de Vida, a lo que se unió
Clara, dispuso: “Aquellos hermanos a
quienes el Señor dio la gracia de trabajar, háganlo fiel y devotamente, de modo
que evitando toda ociosidad, que es enemiga del alma, no apaguen el espíritu de
la santa oración y devoción, a cuyo servicio deben estar todas las cosas temporales”(12). No sólo se refería al trabajo
manual, sino también a la dedicación al
estudio, sin por ello rechazarlo, pero da
su alerta al respecto; lo vemos, por ejemplo, en la carta que dirige a San Antonio,
en la que dice: “Me agrada que enseñes
la sagrada teología a los hermanos, a
condición de que, por razón del estudio,
no se apague el espíritu de la oración y
devoción, como se manda en la Regla”(13).
La preocupación de Francisco, guía
orante, se centraba en mostrar que cualquier trabajo u ocupación de los hermanos, debe estar penetrado por el espíritu
de oración; además, deben entregarse
completamente al Señor y donarse a Él
como ofrenda agradable para su gloria.
Vaciamiento de sí mismo
El problema del hombre, desde que tiene
conciencia de sí y de su entorno, mujer o
varón de cualquier edad y condición,
casi siempre fue el tener una sobrevaloración de sí mismo y creerse árbitro y
señor de todo lo que existe. Francisco
desconocía los raciocinios, argumentaciones o teorías de la moderna psicología, lo que es comprensible, vivió otra
época. Sin embargo, como hombre de
profunda vida interior, intuía lo que a
cada uno le cuesta vaciarse de sí mismo
y descubrir la soberanía de Dios, la realidad de sus semejantes y lo que puede
significar y enseñarnos todo lo que nos
rodea. Por ello, Francisco y Clara, recuerdan e indican a sus seguidores y
amigos: “Aplíquense, en cambio, a lo
que por encima de todo deben anhelar:
tener el espíritu del Señor y su santa
operación, orar siempre al Señor con
puro corazón”(14).
Pureza de corazón
La limpieza de corazón no es fácil de
obtenerse, pues son muchos los impulsos
interiores que aparecen en la conciencia,
aunque no se aspire a ello ¡Ah! Puro
corazón…, simbólico espacio recóndito
del interior del hombre, de muy difícil
comprensión y misteriosas respuestas,
puede albergar los sentimientos más nobles y generosos, así lo afirma Pablo al
referirse a la caridad(15), como también
cobijar miserias, vicios y aberraciones
muy bajas, según lo señalara el mismo
Cristo más de una vez en su Evangelio
(16)
. Por tanto, Francisco, en razón de la
tan anhelada ‘pureza de corazón’, dice a
sus frailes: “Amonesto y exhorto en el
EL PENSADOR
20 · Mayo-junio 2013
Señor Jesucristo a todos los hermanos
que se guarden de toda soberbia, vanagloria, envidia, avaricia, preocupaciones
y solicitudes de este mundo, difamación
y murmuración”(17). Pues bien sabía
Francisco que, quienes están dominados
por tales miserias, dan a entender que
centran todo en sí mismos, en su obrar y
desear, e invadidos por el espíritu impuro de un ‘propio yo’ mal entendido, se
dejan vencer por el ‘espíritu de la carne’,
en el significado que le dieron los santos
Padres y él mismo. De ahí que Francisco
recomendara, en la formulación de la
Regla no aprobada, lo siguiente: “…en
la santa caridad que es Dios, ruego a
todos los hermanos…que, removido todo impedimento y pospuesta toda preocupación y solicitud, como mejor puedan, sirvan, amen, honren y adoren al
Señor Dios, y háganlo con limpio corazón y mente pura, que es lo que Él
busca por encima de todo. Y hagámosle
en nosotros una habitación y morada a
Aquel que es el Señor Dios omnipotente…y adorémosle con puro corazón, porque es preciso orar siempre y no desfallecer”(18).
Para Francisco, el llegar a tener un corazón puro se obtiene por la renuncia a
todo lo que nos puede ligar a lo transitorio. En los inicios de su conversión,
según Celano, frecuentando lugares retirados para orar, recibe entonces de Dios
una inspiración que le dice: “…lo que
has amado carnal y vanamente, cámbialo
ya por lo espiritual, y, tomando lo amargo por dulce, despréciate a ti mismo, si
quieres conocerme, porque sólo a ese
cambio saborearás lo que te digo”(19).
En acuerdo con lo dicho en este apartado, en una de las Admoniciones, Francisco dice: “Dichosos los que tienen el
corazón limpio, porque ellos verán a
Dios. Tienen verdaderamente el corazón
limpio los que desprecian lo terreno,
buscan lo celestial y nunca dejan de adorar y contemplar al Señor Dios vivo y
verdadero con ánimo y corazón puros”(20).
Humildad manifiesta
Al disponerse a la oración, conviene situarse en sincera humildad, en la verdad
de nuestro corazón. Para el sentir de
Francisco, y es sentencia común, Dios
obra como lo cree más conveniente, sin
embargo, por lo común, se deja encontrar por la persona sencilla y humilde
que nada se atribuye a sí misma. Por ello
alerta a los que se dedican a la predicación y al trabajo manual, como también
a los que más tiempo están en oración,
de no atribuirse mérito alguno:
“Procuren humillarse en todo, no gloriarse ni estar satisfechos de sí mismos,
ni exaltarse interiormente por las palabras y obras buenas; más aún, por
ningún bien que Dios haga, diga u obre
alguna vez en ellos y por ellos”(21). Francisco pone en guardia contra este peligro
en palabras que Celano nos transmite:
“Cuando el servidor de Dios es visitado
por el Señor en la oración con alguna
nueva consolación, antes de que se acabe levante los ojos al cielo y, junta las
manos, diga al Señor: ‘Señor, a mí, pecador e indigno, me has enviado desde el
cielo esta consolación y dulcedumbre; te
la devuelvo a ti para que me la reserves
pues yo soy un ladrón de tus tesoros’. Y
más, ‘Señor en el diálogo sincero y
humilde con el Señor, por eso comenta:
“Hay muchos que permanecen constantes en la oración y en los diversos oficios, y hacen muchas abstinencias y
mortificaciones corporales, pero por sólo
una palabra que pudiera parecer injuriosa para sus cuerpos o por cualquier cosa
que se les quite, se escandalizan y enseguida se alteran. Estos tales no son pobres de espíritu”(23).
Colaboración efectiva
La oración, según Francisco, no es sólo
un diálogo entre el hombre y Dios, sino
también un servicio, una clara colaboración en la construcción del Reino de
Dios. Es decir, quien en la oración llega
a la purificación de su corazón, y en
humildad hace presente a Dios en su
vida, podrá mantener una relación justa
y considerada con todas las criaturas, y
cooperará en el establecimiento del orden de Dios en todo lo existente. Así lo
expresa Francisco en su ‘Cántico del
Hermano Sol’, donde se muestra unido a
todo lo creado para glorificar a Dios y
reconocer su Reino en lo que nos rodea.
Modos de orar
La reflexión sobre la oración en San
Francisco es cautivante y aún da para
mucho más, sin embargo, en el intento
de imitarlo en lo sencillo y lo breve,
consideraremos algunos aspectos que
hacen a lo práctico de la vida, a lo de
todos los días.
Bien sabemos que la mayoría de las oraciones que nos dejó Francisco son de
alabanza y acción de gracias; lo que es
muy comprensible en él, para quien honrar y alabar a Dios por sí mismo es la
forma más elevada de oración. La que
luego, por cierto, se transformará en oración de expiación pues, “…si vemos u
oímos decir o hacer mal o blasfemar
contra Dios, nosotros debemos bendecir,
hacer el bien y alabar a Dios, que es bendito por los siglos”(24).
Para Francisco, la forma más elevada de
alabaza es la adoración, la que recomienda a todos los fieles con estas palabras: “Amemos, pues, a Dios y adorémosle con puro corazón y mente pura,
porque esto es lo que sobre todo desea el
Señor cuando dice: ‘Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y
en verdad’. Porque todos los que lo adoran, es preciso que lo adoren en verdad.
Y dirijámosle alabanzas y oraciones día
y noche, diciendo: ‘Padre nuestro que
estás en los cielos’, porque es preciso
orar siempre y no desfallecer”(25).
A la oración de acción de gracias está
muy ligada la de petición, la que no debe
estar centrada sólo en las necesidades y
preocupaciones personales, sino también
en las grandes intenciones del Reino de
Dios. La oración de petición deberá interceder por las necesidades del tiempo y
de cualquier lugar de nuestro planeta,
por la Iglesia y el pleno establecimiento
del Reino de Dios, a fin de que la creación entera se oriente a glorificar a Dios,
sin excluir por ello la perfección individual. Podemos dirigirnos a Dios en petición como lo hiciera Francisco:
“Concédenos por ti mismo a nosotros,
miserables, hacer lo que sabemos que
quieres y querer siempre lo que te agrada”(26).
En seguimiento
En la “Imitación de Cristo”, Tomás de
Kempis dice que “Nuestro más ardiente
deseo debe ser imitar la vida de Jesucristo”(27). Y para Francisco, mucho tiempo
antes, la imitación de Cristo era
‘objetivo fundamental de vida’. Así lo
vivió y da simplemente a entender a un
hermano con estas palabras: “No necesito saber muchas cosas, hijo, sí a Cristo
pobre y crucificado”(28), con lo que ya
debería ser suficiente para cada uno.
Para el método franciscano de oración,
no hace falta abarcar muchos temas, lo
importante es profundizar solamente
algunos, o mejor, poder fijar la atención
en la vida de Cristo, Dios y hombre verdadero, como nos lo presentan los Evangelios. El hombre-Dios que sigue viviendo en la Iglesia, que permanece en medio de nosotros, en el misterio de la Eucaristía.
Todo el interés y ocupación de cada uno
deben orientarse en el seguimiento y la
contemplación de Cristo. Es decir, nuestro pensamiento, nuestro trabajo y nuestra vida misma deberían inspirarse en el
sentir de Cristo. De ahí que en una de
sus Admoniciones, Francisco exclamara:
“Dichoso aquel que no tiene placer y
alegría sino en las santísimas palabras y
obras del Señor, y con ellas lleva a otros
al amor de Dios en gozo y alegría”(29).
Oración y vida
Compatibilizar oración y vida no es una
mera aspiración ideal, sino un objetivo
concreto de realización, por cierto, en
quien transita el camino de la conversión
total a Cristo. Al respecto, Celano decía
que Francisco “Sostenía en su alma una
tremenda lucha y mientras no llevaba a
la práctica lo que había concebido en su
corazón, no hallaba descanso”(30). Lo
que es comprensible, no es fácil pero
debe hacerse; es decir, el ser consecuente con la verdad, lleva a transformar en
acción y vida lo que ya se había aceptado en la mente y decidido de corazón, a
fin de ser, en realidad, un fiel seguidor
del Evangelio.
El poder llegar a una perfecta consonancia y armonía entre “oración y vida”,
requiere el don de Dios, su gracia, nuestra incondicional respuesta y vivencia
del amor. De lo contrario, se puede incurrir en la simulación, la hipocresía y la
temeridad. Dios debe ser el centro total
de esa “vida y oración” en la verdad de
la persona humana. Si por gracia divina,
se abren a la persona las puertas de los
grados más altos de la oración, como lo
son la contemplación y el éxtasis, se requiere en ella una gran apertura de corazón y de mente, a fin de adentrarse en
las inspiraciones divinas y obrar dócilmente lo que Dios disponga, en el vacío
de sí mismo y en la pureza de corazón.
Inferencias
De lo referido de Francisco sobre la oración y de las breves reflexiones que
hemos hecho, podemos deducir algunas
orientaciones de provecho para el lector:
En primer lugar, la oración en Francisco
no aparece como algo planificado y siguiendo cierta metodología, como podría darse en un tratado específico de espiritualidad o en un esquema sobre pasos
precisos a seguir en modos y formas determinadas de oración; todo lo contrario,
sino como una experiencia, con rasgos
de espontaneidad, que muestra al ser
humano en su relación personal con
Dios. Experiencia que lleva a la persona
a identificarse con Cristo, a reconocerse
en él y tomar conciencia de que somos
peregrinos, que no estamos solos y que
nuestro caminar consiste en el seguimiento del Evangelio; que Dios viene al
encuentro del hombre simple y sencillo,
del que lo busca en humildad, desprendido de todo lo que lo pueda atar en el
tiempo, aún de sí mismo y de la malicia
del mundo.
∎∎∎
Fray Jorge Martínez OFM es director de
la revista Nuestro Tiempo Franciscano y
ha sido director de la Universidad Católica de Mendoza (Argentina). Además es
vicepostulador de la causa de beatificación del Venerable Fray Mamerto Esquiú, juez en el Tribunal interdisciplinacio del Arzobispado de Santa Fe, donde
reside, y doctor en Derecho Canónico y
licenciado en Psicología clínica.
1 San Francisco de Asís, Escritos, ed. BAC,
Madrid, 1995, ver 2l, cap. LXI a LXVII, nn
94 a 101 (En adelante, en las citaciones de
esta obra, sólo se dirá Escritos, o. c.)
2 San Juan Damasceno, De fide orth., III, 24,
en PL 94, 1089
3 San Agustín, In Ps 85, en 7, en PL 37,
1086
4 Cfr. Mt 14, 23; 27, 46; Lc 9, 18; 22, 41-46
5 Idem, o. c., 1C 71
6 Idem
7 Ibidem
8 En Escritos, o.c., San Buenaventura LM,
cap. IV, nn 1-6
9 Escritos, o.c., 1C 45
10 Escritos, o. c., LM 4,3
11 Escritos, o. c., 1R 7,12
12 Idem, 2R 5,1 y ss; cfr Regla de Santa
Clara
13 Idem, Cta.Ant
14 Escritos, o. c., 2R 10,9; Regla de Sta. Clara
10
15 1Cor 13, 1-13
16 Cfr. Mt 15, 7-10; 23, 1-32
17 Escritos, o. c., 2R 10,7
18 Escritos, o. c., 1R 22,26 y ss.
19 Idem, o. c., 2C 10; Test 3
20 Escritos, o. c., Adm 16
21 Idem, o. c. 1R 17, 6
22 Ibidem, o. c., 2Cel 99
23 Escritos, o. c., Admonición 14, 2-4
24 Idem, o. c., 1Reg 17,18
25 Idem, o. c., 2CtaF 19-21
26 Ibidem, o. c., CtaO 50
27Tomás de Kempis, Imitación de Cristo, 3,
1, 3
28 Escritos, o. c., 2C 105
29 Idem, o. c., Adm 20
30 Escritos, o. c., 1C 6.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 21
LA ACTUALIDAD DE SU CARISMA
Y DE SU ESPIRITUALIDAD
Por Fra Josep Gendrau i Valls, ofm
L
a actualidad y carisma de san
Francisco son más patentes
hoy que nunca: jamás en la
historia, un papa había escogido en su elección el nombre del
“Pobrecillo de Asís,” como lo ha hecho
el actual. El mismo pontífice ha revelado
las motivaciones: “Por el amor del santo
a los pobres, por ser promotor de la paz
y por su respeto a la belleza de la crea-
Fernando Yáñez de Almedina, San
Francisco de Asís
ción,” dijo desde el balcón del Vaticano.
Por estas mismas y otra razones, san
Francisco de Asís ha sido uno de los
santos más queridos del mundo. Su ardiente amor a Jesucristo y el Evangelio,
su servicio constante y humilde a los
“hermanos hombres” -buenos y no tanto
-, y su canto enardecido a todas las criaturas, le han granjeado una simpatía y
cariño excepcionales.
En Asís, ciudad de la Umbría, en el corazón verde de Italia, donde nació san
Francisco, todo proclama con ternura su
recuerdo: los caminos y carreteras, los
árboles y los pájaros, las fuentes, los
campos y las mieses, todo invita a vivir
la paz de Dios. La pureza divina y la
pureza cósmica se entrelazan y fusionan
en un suave y delicado frescor. Veamos
primero la popularidad del santo, para
describir luego su carisma y su espiritualidad.
Popularidad del santo
Francisco de Asís es uno de los santos
más queridos del pueblo, su nombre es
universal. A finales del siglo pasado, la
revista The Times lo proclamó “el hombre del siglo XX” por su popularidad,
por su respeto a la creación y por considerar como hermanos a todas las cosas.
Los ecologistas católicos lo consideran
su intercesor. Los pesebristas le tienen
por patrono, ya que el santo construyó el
primer pesebre viviente en la historia en
el pueblo de Greccio.
El beato papa Juan Pablo II quiso celebrar en Asís el primer encuentro interreligioso-ecuménico. El papa aparece
rodeado de los principales líderes religiosos del mundo frente a la capilla de
de la Porciúncula, en Santa María de los
Ángeles. Por su parte, el papa emérito
Benedicto XVI, ha escrito bellas y profundas
consideraciones
sobre
el
“Poverel·lo:”
“Se ha dicho que Francisco representa
un “alter Christus,” fue verdaderamente
un icono de Cristo. El testimonio de
Francisco, que amó la pobreza para seguir a Jesús con entrega y libertad totales, sigue siendo también para nosotros
una invitación a cultivar la pobreza interior para crecer en la confianza en
Dios, uniendo asimismo un estilo de vida sobrio y un desprendimiento de los
bienes materiales.”
Sabida es hoy la noticia de que en el
último conclave en Roma, el cardernal
Bergoglio, elegido papa, escogió el
nombre italiano de “Francesco,” como
referente del santo por su amor a los pobres, su humildad o minoridad, su alegría interna y externa, su interés por la
justicia y la paz, así como el respeto a
todos los seres de la creación. Dicho
nombre fue escogido como proyecto de
vida.
El franciscano y escritor, pare Pascual
Rambla, dijo en una conferencia: “San
Pablo nos reveló a Jesucristo muerto y
resucitado, pero san Francisco lo reencarnó...” Y añadía sonriendo: “casi una
blasfemia, pero es una corazonada!”
Muchos filósofos y escritores, poetas y
novelistas, artistas, así como pintores y
músicos, incluso cineastas, han plasmado en sus escritos, obras de arte y películas, la vida y virtudes del santo de Asís.
Es admirado y venerado por la Iglesia
universal, por la familia franciscana, pos
creyentes católicos y otras confesiones
religiosas e incluso por agnósticos o no
creyentes. No se conoce ningún libro o
artículo filosófico, histórico, literario o
poético, que haya desprestigiado el nombre y la figura de san Francisco de Asís.
Carismas de Francisco
Veamos ahora los principales carismas
de san Francisco que han actualizado su
persona y su mensaje.
Adhesión a Jesucristo
El móvil que animó todas las acciones
de san Francisco fue su deseo de complacer a Cristo y de asemejarse a Él. El
bienaventurado fue llamado a la conversión por el mismo Cristo. Tanto en el
camino de Espoleto como en la ermita
de San Damián, es Jesús quien le habla
sensiblemente. Y desde este momento es
adicto a la causa de Cristo; no buscando
otro maestro que le enseñe los caminos
de la vida del espíritu. “Nadie, dice en su
Testamento, me enseñaba lo que tenía
que hacer, pero el Altísimo mismo me
reveló que debía vivir según la forma del
santo Evangelio.” “La Orden que Francisco quiso instituir es más de imitadores
de Cristo, que de predicadores,” escribe
Gratien de París.
Ya en los primeros pasos de su conversión, Francisco oraba ante el Santo Cristo de San Damián: “Señor ilumina las
tinieblas de mi corazón y dame una fe
recta, una esperanza cierta, una caridad
perfecta y una profunda humildad.”
Consiguió lo que pedía, puesto que su
primer biógrafo, Tomás de Celano lo
describe así: “Tenía Jesús en el corazón,
Jesús en los labios, Jesús en los ojos,
Jesús en las manos, Jesús siempre presente en todos los otros miembros…”
La adhesión a Jesucristo implica desnudarse de sí mismo para dejar que Cristo
viviera en él; como dice san Pablo: “no
soy yo, es Cristo que vive en mi…” En
el monte de Albernia -el calvario franciscano-, entre árboles y peñas, mientras
lloraba sus “grandes pecados”, como
decía él, experimentó los dolores de la
Pasión de Cristo, tal como lo había pedido: “Señor, que pueda experimentar en
mi cuerpo y en mi espíritu, los sufrimientos que tu sentiste en tu Pasión.” De
repente, se le apareció Cristo en forma
de serafín alado del cual salían unos rayos luminosos que impactaban en su
costado, manos y pies, gravando en ellos
las cinco llagas del Crucificado.
La ardiente oración del santo tuvo un
sentido: experimentar en su vida el mimo amor que Jesús sintió cuando se inmoló por la humanidad. Ello le condujo
a un más alto grado de contemplación.
Como escribe san Buenaventura: “Nada
tiene que sorprender a que haya sido
comparado a los serafines, que representan a los espíritus más elevados de la
jerarquía celestial.”
Amor a los hermanos
Francisco fue el primero de los fundadores que empleó el nombre de hermano
menor a sus frailes, exigiendo que todos
llevaran este nombre, incluso los superiores. En el capítulo de primera la Regla
se afirma: “Que se amen los unos a los
otros y que demuestran con sus obras la
caridad que deben tenerse entre ellos, y
que sean condescendientes, animados
por la más alta dulzura hacia todos los
hombres.”
Este amor es entusiasta, tierno y demostrativo. Para respetar el orden de la caridad se aplica primero al prójimo, a los
hermanos que están cerca. Mantenía a
todos una solicitud especial y constante,
semejante a los sentimientos de una ma-
EL PENSADOR
22 · Mayo-junio 2013
dre.. Sabía adelantarse, con sus delicadeces, a los deseos de sus hijos. Escribe:
“Reconoceré que amas al Señor y a mí,
que soy su siervo y tuyo, si te llevas de
tal manera que no haya ningún hermano
menor que hubiere pecado tanto como
hubiere podido, y que después de ver tu
mirada, no se aleje de ti, sin haber escuchado una palabra de misericordia.”
La paz
La paz evangélica fue la obra perseverante de san Francisco. Era el lema y
saludo en su predicación a las multitudes: “La paz y el bien esté siempre con
vosotros”. “El hombre es un lobo para el
hombre” escribió Plauto, un autor que
vivió hacia dos cientos años antes de
Cristo. Francisco convirtió el lobo de
Gubbio, e hizo que otros lobos sanguinarios recuperaran su rostro humano.
Un autor del siglo XVIII, Thomas Hobbes, considera que una de las notas características de la esencia humana es el
egoísmo, mediante el cual el hombre
termina siendo verdugo, un lobo para el
hombre. El santo de Asís convierte a
este lobo, a este hombre, en hermano,
con su actitud pacífica y pacificadora.
A causa de la intransigencia evangélica,
él era intransigente, pero a causa de la
dulzura evangélica, él era dulcísimo. En
el Evangelio encontraba respuesta a todos sus deseos y a todas las preguntas de
los que aspiraban a la perfección y no
permitía que nadie añadiera ningún comentario.
Pero la paz del corazón no basta, hay
que extenderla a la comunidad. El amor
fraterno es, pues, preferible a la soledad
y aislamiento. Sin embargo, tampoco la
paz conventual es suficiente; hay que
extenderla a todo el mundo. Tomás de
Celano explica que el gran deseo de
Francisco era extinguir los odios y devolver la paz y concordia a las ciudades
y pueblos por donde él transcurría.
Francisco inspiró la que podríamos llamar “la gran carta de Asís, donde proclama la unión y concordia entre las diversas clases sociales. Fue un deseo que le
acompañó hasta el lecho de muerte, y
supone un eficaz mensaje de reconciliación entre el obispo y el podestá de la
ciudad. Asimismo en su famoso Cántico
del hermano sol escribe: “Loado seas,
mi Señor, por aquellos que perdonan por
tu amor.”
Veneración a la Eucaristía
Su amor a este sacramento fue un carisma en él muy intenso, y el respeto que
sentía por los sacerdotes era igualmente
inmenso: “Quiero temerlos, amarlos,
respetarlos como a mis señores y no
quiero considerar en ellos pecado algún
porque veo en ellos al Hijo de Dios.
Obro así porque en este mundo no veo
otra cosa sensible del Altísimo Hijo de
Dios si no es su santísimo cuerpo y sangre que ellos, los sacerdotes, reciben y
administran a los demás.”
El bienaventurado Francisco quiso que
sus hijos espirituales fueran en el mundo
los misioneros de la Eucaristía, algo totalmente inédito antes de él. Fue el primero entre los santos que manifestó en
su vida y en su obra, un ferviente ardor
al sacramento del altar. En una carta a
sus frailes escribe:
“Besándoos los pies y con la caridad que
puedo, os suplico a todos vosotros, hermanos, que tributéis toda reverencia y
todo el honor, cuanto os sea posible, al
santísimo Cuerpo y Sangre de nuestro
Señor Jesucristo, en quien todas las cosas que hay en cielos y tierra, han sido
pacificadas y reconciliadas con el Dios
omnipotente.” Y a los sacerdotes les dice: “Ruego también en el Señor a todos
los hermanos sacerdotes, que son y serán
o que deseen ser sacerdotes del Altísimo, que siempre que quieran celebrar la
misa, ofrezcan purificados, con pureza y
reverencia, el verdadero sacrificio del
Santísimo Cuerpo y Sangre de nuestro
Señor Jesucristo, con intención santa y
limpia.”
Espiritualidad franciscana
Además de los carisma específicos que
es difícil encontrar a otro más original o
singular que Francisco. En la espiritualidad franciscana admira, como particular
su minoridad evangélica. Jesús había
dicho: “si no os hacéis como niños no
entraréis en mi Reino.” Aquella
“infancia espiritual” que encarnó luego
santa Teresita de Jesús. Pequeñez, casi
niñerías: Francisco envía a predicar a
fray Rufino en calzoncillos a la mismísima catedral de Asís, y seguidamente él
va a encontrarlo vestido de igual manera
para castigarse de haber dado una orden
tan drástica. En cierta ocasión come pollo para que todo el mundo sepa que no
es un penitente: se hace llevar por las
calles de Asís con una cuerda atada al
cuello, mientras un hermano proclamaba su gula desmedida.
Cuando fray León cae de inanición, desfallecido por el hambre, Francisco entra
en una viña a “robar” uvas para que coma el hermano, y al mismo tiempo llama
al propietario que le azote a él por haber
sido un ladrón.
Los discípulos no son diferentes del maestro: Juan el Simple imita a san Francisco gesto por gesto: tose cuando él
tose, suspira cuando suspira… Fray
Junípero corta la pata de un cerdo vivo
para preparar el plato de un hermano
enfermo, y substrae las campanillas de
plata de una basílica para ofrecérselas a
unos pobres. Jordano de Giano penetra
en la habitación del Papa sin permiso, y
tira de la manta para besarle los pies con
veneración...
El motivo de estos hechos y semejantes,
es porque el santo tenía un alma de niño.
El espíritu de minoridad, del cual vive,
es el camino de perfección descubierto
en el Evangelio, Quería que sus fraile se
llamaran frailes menores. Una simplicidad que no se opone a la prudencia de la
serpiente, pero que es semejante a la
sencillez de una paloma, que rehúye toda apariencia de duplicidad o incoherencia. El santo odiaba la hipocresía. Se
aplicaba las palabras evangélicas:
“Decid sí, cuando es sí, y no, cuando sea
no.
Esta misma sencillez fue la que daba
razón de su proceder. Lo expresa a fray
Maseo referente al tema de su vocación:
“Dios contempla a los buenos y a los
malos, y no ha encontrado a otro entre
los pecadores que fuera más vil e inútil
que yo, y por esta razón me ha escogido
para confundir la nobleza, la grandeza y
la ciencia de este mundo.”
Francisco quiso compartir con todos los
hermanos suyos el espíritu humilde; ser
menores en todo y de corazón, secundando así el Evangelio: “El que quiera
ser grande, que se haga menor y servidor de todos.” Minoridad y respeto a la
jerarquía de la Iglesia; sumisión y obediencia. El papa Inocencia III vio en sueños a este santo fraile, la columna que
sostenía la basílica de San Juan de
Letrán, que amenazaba derrumbarse.
Minoridad en la predicación: “Suplico a
todos mis frailes que no se gloríen, ni se
alegren, ni se ensalcen interiormente por
su bellas obras o discursos.” Humildad
incluso en los sabios y entendidos:
“Nada ni nadie debe apagar el espíritu
de oración y devoción al cual todas las
demás cosas deben servir.” San Buenaventura, sabio doctor, está de acuerdo
con el humilde fray Egidio, discípulo de
san Francisco, cuando admite que una
ancianita iletrada puede amar tanto o
más a Dios que un sabio teólogo.En el
marco de la espiritualidad franciscana, la
infancia espiritual y la minoridad coinciden con el amor evangélico.
Espíritu de desprendimiento
La sencillez reclama desprendimiento; el
abandono exige pobreza. Si hay una palabra evangélica que sea un modelo de
vida franciscana, no hay ninguna duda
que esta es la del sermón de Jesucristo:
“No os preocupéis por vuestra vida...
Mirad los pájaros del cielo: no siembran,
no siegan, ni se recogen en graneros, y
sin embargo vuestro Padre celestial los
alimenta. ¿Y no valéis más vosotros que
todos ellos? Buscad primero el Reino de
Dios y su santidad y todo lo demás se os
dará por añadidura.” Es el abandono espontáneo del hijo en los brazos de un
padre misericordioso lo que guía la pobreza franciscana, más que una preocupación ascética contra las tentaciones de
la riqueza. Francisco es muy lúcido respecto a este peligro, como lo manifiesta
ante el Obispo de Asís: “Si poseemos
bienes, necesitaremos armas para protegerlos.”
Francisco afirmaba: “De la propiedad
provienen las polémicas y los embrollos;
es desde este aquí que fallamos en amar
a Dios y al prójimo. Por ello no queremos ninguna propiedad en este mundo.”
Quería seguir el ejemplo de Aquél Jesucristo- que no tenía ni una piedra
donde reposar su cabeza. Contemplando
a su amado en medio de la desnudez del
pesebre y de la Cruz no podía aceptar
bien alguno de este mundo para sí. Por
esto, el amor a la pobreza se presenta en
Francisco tan disimulado que pocos
discípulos lo comprenden completamente. La Pobreza es realmente la dama de
sus pensamientos, “Dama Povertá”; él es
su caballero y la defiende con la vehemencia de un enamorado. Desde la
llamada de Cristo, en San Damián, Francisco vive en el desasimiento; pero la
importancia de este desprendimiento
para la vida apostólica solamente le viene revelada por el Evangelio de la fiesta
de S. Matías: “No llevéis, ni oro, ni plata, ni calderilla; no necesitáis alforja, ni
bastón, ni dos túnicas, ni sandalias para
el camino...” San Pablo testifica que sigue este precepto cuando presenta a los
corintios el panorama de la vida que lleva con sus compañeros: “Sufrimos hambre, nos insultan; no tenemos lugar para
vivir establemente; nos cansamos de
trabajar con nuestras propias manos.
Somos la basura del mundo...”
Al final de su vida, Francisco, como
Clara, estaba satisfecho por haber conseguido conservar intacto el tesoro de la
Dama Pobreza. Lo manifiesta en el cap.
VI de su Regla: “Que los hermanos no
se apropien nada, ni casa, ni lugar, ni
otra cosa alguna. Esta es la excelencia de
la altísima pobreza. Que ella sea nuestra
porción. Uníos del todo a ella, y en nombre de N.S. Jesucristo no deseemos poseer otra cosa bajo el cielo.”
El santo, no solamente consiguió el desasimiento físico, sino que obtiene incluso el espiritual. Su cuerpo manifestó la
perfecta armonía con su alma. Lo expresa con sinceridad en una de sus admoniciones: “Bienaventurados los pobres en
el espíritu. Muchos son asiduos en la
oración y los oficios; practican la abstinencia y la mortificación corporal, pero
por una sola palabra que les parezca injuriosa o porque les priva de alguna co-
sa, pronto se escandalizan y se trastornan. No son pobres de espíritu.”
La perfecta alegría”
De ella habla el libro de “Las Florecillas
de san Francisco.” Se dice que el santo
de Asís comentó con su compañero de
viaje, fray León:“Si sabemos soportar
con paciencia, sin alterarnos y sin murmurar, todas las injurias, y si más bien
pensamos con humildad y caridad que
nos conocen bien, escribe, hermano, que
en esto está la perfecta alegría.” El gozo
espiritual es una característica de la espiritualidad franciscana. El santo recuerda
unas palabras de Jesús en el Evangelio:“Cuando ayunéis no pongáis un rostro triste... Tu, cuando ayunes, perfúmate
la cabeza y lávate la cara.” Incluso en las
circunstancias difíciles se muestra sereno y alegre. En una biografía contemporánea, “Los Tres Compañeros” se lee
que un día de invierno, al inicio de su
conversión, el santo cantaba por el camino. Unos bandoleros se le acercaron y le
interpelaron: “¿Quién eres tú?” Les respondió amablemente: “Yo soy el heraldo
del gran Rey.” Los bandidos respondieron contundentemente y le dieron una
cruel paliza, echándolo en un hoyo lleno
de nieve. Magullado y casi helado, reemprendió el camino cantando alegre,
con una pose y un gozo extraordinarios.
De carácter afable y de un trato cariñoso,
sus primeras ambiciones le habrían
abierto y conducido a la carrera de trovador. Sin embargo, la conversión le
hizo descubrir que Dios era ofendido e
ignorado, y es cuando por los caminos
de Asís, lloraba amargamente y gritaba:
“El Amor no es amado!” La alegría de
Francisco provenía de fundamentos espirituales. Fue aquel gozo del cual se refiere Cristo a sus apóstoles en la última
Cena, cuando dice al Padre:“Tendrán
una alegría plena.” La misma de la cual
habla san Pablo a los cristianos de su
tiempo: “Alegraos siempre en el Señor.”
Esta virtud evangélica la expresaba con
sentidas melodías acompañadas de dos
bastones, como si fuera un violín. Un
desbordamiento del alma se encuentra
con frecuencia en la liturgia franciscana,
donde encontramos unas composiciones
musicales que, después de entretenerse
en notas pro¬fundas, se elevan con majestad a neumas de una sensibilidad casi
inaccesible para descender luego a una
solemne gravedad. No es por casualidad
que entre las secuencias de la liturgia
romana, las dos más punzantes sean Dies irae y Estabat Mater, que compusieron dos frailes menores: Tomás de Celano y Jacopone de Todi. A través de
trágicas evocaciones, se descubre entre
líneas la suavidad emocionante de un
alma que fija su mirada en la alegría
franciscana.
San Francisco compuso el “Cántico del
hermano Sol”, en momentos de atroces
dolores físicos y poco antes de su muerte, a la cual trata de hermana: Loado seas, mi Señor, por la hermana muerte corporal, de la que ningún ser humano puede escapar. Load y bendecid a mi Señor!
Sentido ecológico de la creación
La alegría seráfica encuentra en la naturaleza un alimento privilegiado. San
Francisco experimenta un sentimiento de
vivo agradecimiento, no solamente por
los dones de la Redención universal y de
su historia personal, sino también por el
espectáculo ante la belleza del cosmos
material, tan generosamente ofrecida a
nuestra consideración y contemplación.
Leemos en un escrito de san Buenaventura, biógrafo de Francisco: “Distinguía
perfectamente la bondad de Dios, no
solamente dentro de su alma..., sino en
todas la criaturas”. Estas eran
EL PENSADOR
para él un espejo de las perfecciones
divinas. Según otro de sus biógrafos,
fray Tomás de Celano, “en la creación,
descubría la sabiduría, el poder y la
bondad del Creador.”
Sabemos que san Francisco conocía
bien la Biblia y le había servido para
contemplar las maravillas terrestres. En
el Cántico de los tres adolescente dentro
del horno leemos: Todas las obras del
Señor, bendecid al Señor; bendecid al
Señor, Sol y Luna, bendecidlo estrellas
del cielo..” I en el salmo 148 se dice:
“Load al Señor, Sol y Luna. Loadlo,
todos los astros luminosos. Montañas y
colinas, fuego, nieve, hielo y tormenta,
dragones y abismos, load al Señor”.
Estos y otros salmos cantaba con sus
hermanos, y de ellos alimentaba su alma. Cuando compuso el himno de alabanza al Creador es fácil imaginar que
se acordaba de los poemas bíblicos.
Hay dos detalles originales, dignos de
ser mencionados. El primero es que
Francisco va más lejos que el autor sagrado; se dirige a las maravillas de la
tierra llamándolas siempre hermano o
hermana. Y segundo detalle: no canta
las cosas por sí mismas, sino que alaba
al Señor por ellas, que las ha creado.
“Loado seas, mi Señor, por todas ellas.”
Incluso podemos añadir que la espiritualidad franciscana enseña que la naturaleza no es bella y bonita por ser solo
obra del Padre, sino también por ser
santificada por el Hijo Jesucristo y en el
Espíritu Santo.
Esta fraternidad le llega a causa de la
justa conciencia de la universalidad de
la Redención. Los esplendores de la
naturaleza no son bonitos solamente
porque han sido creados por el Padre,
como constaba en el Antiguo Testamento: son amados porque han sido santificados por el Hijo en el Espíritu Santo y
prometidos a la glorificación eterna. Es
lo mismo que afirma el apóstol san Pablo a los cristianos colosenses: “Se han
reconciliado todas las criaturas del cielo
y de la tierra.”
El sentido ecológico de la tierra y todo
cuanto en ella existe, no merece sólo un
respeto y estima, con omisión de toda
referencia al Creador, como enseña un
cierto ecologismo agnóstico moderno.
Es presido agradecer al Señor este don
precioso. Para san Francisco, el auténtico ecologismo es vertical: dimana de la
tierra y se eleva hasta el cielo; las cosas
todas de la creación nos invitan y acompañan a agradecer y bendecir a Dios
Padre que nos ha creador, a Dios Hijo
que nos ha redimido y al Espíritu que
nos ha santificado. El sentido ecológico
franciscano descubre que todo es digno
del amor a Dios.
Muchas otras facetas podría exponer de
la espiritualidad franciscana, como la
oración contemplativa, la devoción a la
Virgen María, la estima de la Iglesia, la
veneración al Papa, el celo apostólico y
misionero, la acción social, etc. Reclamaría una extensión de la que no dispongo. Termino con el saludo franciscano a todos mis lectores: ¡Paz y bien!
∎∎∎
Fra Josep Gendrau OFM es provincial
dels franciscans de Catalunya.
Mayo-junio 2013 · 23
UNA PROPUESTA PARA
NUESTRO TIEMPO
Por: Fr. Benjamín Monroy, ofm
C
uando el cardenal protodiácono, Jean Louis Tauran,
anunció que el cardenal Bergolgio, el nuevo obispo de Roma, había elegido el nombre de Francisco,
surgió una duda: de qué santo se trataba.
Poco después, el nuevo Papa disipó la
duda: se trataba de san Francisco de Asís.
El ahora obispo de Roma señalaba así que
uno de los ejes centrales de su pontificado
y, por tanto, de la Iglesia, sería el proyecto franciscano. Francisco de Roma puso
de manifiesto, una vez más, que Francisco
de Asís no es propiedad de los franciscanos, sino patrimonio de la Iglesia y de la
Humanidad.
Aún cuando no han faltado críticas, incluso dentro del clero, el nuevo Papa se ha
ganado el reconocimiento y la estima de
propios y extraños. Teólogos que habían
criticado con dureza a los dos últimos
Papas, Leonardo Boff y Hans Kung —
para citar solamente un latinoamericano y
un europeo— recibieron con beneplácito
la elección del cardenal Bergoglio y han
vuelto a vislumbrar el futuro de la Iglesia
con esperanza. Fue tal el impacto que el
patriarca de Constantinopla, Bartolomé I,
asistió a la misa de inicio de su pontificado: era la primera vez que un patriarca de
Constantinopla asistía a un evento de tal
naturaleza desde 1054, año en el cual la
Iglesia Ortodoxa se separó de la católica.
Es claro que el estilo del Papa Francisco
es evangélico y está impregnado de la
espiritualidad del Santo de Asís. Si la espiritualidad franciscana —en cuanto centrada en el Evangelio de Jesús— tiene
relevancia siempre que el Evangelio se
pone en el centro del pensamiento y de la
existencia, el deseo expreso de Francisco
de Roma de asumir el proyecto de Francisco de Asís, la hace de una actualidad
palpitante. Bastaría este hecho para señalar la relevancia del proyecto franciscano.
Pero vale la pena poner de relieve algunas
de las principales características de la espiritualidad franciscana que la hacen tan
querida y tan actual. Volver sobre ellas
ayuda a comprender las actitudes del Papa
Francisco y, de paso, mostrar lo que desea
para toda la Iglesia.
Una Iglesia al borde de la ruina
En el año 1205, mientras Francisco oraba
en la pequeña y ruinosa iglesia de san
Damián, con los ojos fijos en el Cristo
bizantino, escucha la voz de Jesús:
“Francisco, repara mi casa (Iglesia) que,
como ves, amenaza ruina”. Jesús lo sacó
de las profundidades de la contemplación
y lo condujo a reparar una Iglesia en profunda crisis. ¿Por qué Cristo le dijo a
Francisco que la Iglesia estaba a punto de
colapsarse? Digamos algunas palabras.
En los primeros tres siglos de existencia,
la Iglesia fue una comunidad pequeña y
perseguida. En estas circunstancias, se
acentuaba fuertemente el sentido de la
presencia de Dios en medio de ella. Esta
Presencia era la que le daba fuerza y unidad. Con el giro constantiniano, la autocomprensión de la Iglesia cambió. Sin que
se perdiera la conciencia de los aspectos
mistéricos, se fue perfilando otra concepción que, con el paso del tiempo, se volvió dominante: la Iglesia imperio. El cristianismo pasó a ser la religión oficial del
Imperio Romano. Los límites de la Iglesia
serán ahora los límites del imperio. Con
esta nueva situación, se tiende a identificar el Imperio con Iglesia. De hecho, la
Iglesia asumió los templos paganos y les
dio un nuevo destino. La liturgia cristiana
sustituyó a la pagana y asimiló algunos
elementos de ella.
La nueva situación fue favorable tanto
para la Iglesia como para el Imperio. Por
ejemplo, la Iglesia podía ahora crecer y
madurar en un clima de aceptación y de
paz. El Imperio también se vio favorecido. Encontró en la Iglesia el soporte para
no hundirse en el caos. Pero la identificación de la Iglesia con el Imperio también
trajo consecuencias negativas. Parte de la
profunda decadencia de la Iglesia se debió
a esta identificación. Basta leer la historia
de la Iglesia medieval para enterarse del
estado decadente en el que se encontraba.
EL PENSADOR
24 · Mayo-junio 2013
En el apogeo de la Iglesia-imperio hace
su aparición Francisco de Asís. Con él se
produjo un cambio decisivo en la imagen
de la Iglesia. Aunque siempre se orientó
hacia la obediencia a la Iglesia, especialmente a la jerarquía, su forma concreta de
ser Iglesia constituyó una crítica mayúscula al sistema eclesiástico. Conjugando
el sueño del Papa Inocencio III (según el
cual la Basílica de San Juan de Letrán,
sede papal, estaba a punto de derrumbarse
cuando aparece un hombrecillo que la
sostiene) con la misión de Cristo a Francisco (“repara mi casa que está amenazando ruina”), tenemos una Iglesia que no
se caracterizará por el poder, la riqueza y
el predominio, sino por la renuncia a esos
bienes y por la vida de austeridad, minoridad, pobreza y servicio, con la independencia y libertad que de ello se deriva.
No descubro el hilo negro cuando digo
que la Iglesia de hoy atraviesa por una
aguda crisis. Basta recordar las luchas por
el poder en la curia romana, la filtración
de documentos pontificios a la opinión
pública, el escándalo de los sacerdotes
pederastas, los feroces ataques de los medios de comunicación, el significativo
número de católicos que abandonan la
Iglesia. Benedicto XVI, cuando era cardenal, escribió el viacrucis del viernes santo
(2005). Entre otras cosas decía: “¡Cuánta
suciedad en la Iglesia y entre los que, por
su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta soberbia,
cuánta autosuficiencia!” A esta Iglesia,
agobiada por la crisis y todavía con polvo
imperial sobre sus hombros, el Espíritu de
Dios envía al Papa Francisco.
El valor de la sencillez
San Francisco se define a sí mismo como
simple. Escribe en su Testamento: “Y
aunque sea simple...”. Pío XII dijo una
vez a los frailes: “La sencillez ha sido
nota permanente de los hijos de san Francisco y la razón principal de su popularidad. Es distintivo vuestro la sencillez, la
bondad candorosa y la alegría santa”. La
simplicidad es una de las razones más
profundas que explican la extraordinaria
influencia ejercida en su tiempo por el
Pobre de Asís y que, aún ahora, se expande más allá de los límites de la Iglesia y
de la misma cristiandad.
El hombre sencillo, simple (simplex significa ‘sin pliegues’), es lo contrario del
hombre lleno de dobleces, cuyo corazón
engreído está lleno de “repliegues” en
donde se ocultan sus intereses egoístas.
Uno de los biógrafos de san Francisco,
Tomás de Celano, describe a nuestro santo de esta manera: “Procedía siempre con
santa sencillez... Siempre él mismo e
igual a sí mismo en obras y palabras: él
mismo por dentro y por fuera...”. Ser uno
mismo por dentro y por fuera. El simple
no tiene por qué disimular ni aparentar.
Una persona sencilla no esconde, no finge; es sincera y transparente. Para asegurarse de no engañar a nadie sobre la realidad de su vida, Francisco podía hacer
gestos que se antojan “teatrales”.
Por ejemplo, cuando su guardián quiso
que le cocieran una piel de zorra por dentro de la túnica para protegerle del frío
su estómago enfermo. Francisco aceptó
con la condición de que se le pusiera un
retazo igual por fuera para que los demás
supieran lo que se escondía por dentro.
Quería que su alma estuviera a la vista de
todo.
La sencillez franciscana es el resultado de
un proceso de simplificación en el cual
Dios es el principal protagonista. Cuando
el Señor toma posesión de Francisco
“elimina toda complicación espiritual,
sentimental, existencial reduciendo todo a
su misma simplicidad”. La simplicidad es
desnudez espiritual. El Santo de Asís la
simbolizó en la desnudez corporal. Un
momento crucial en la vida de Francisco
fue cuando se desnudo en la plaza delante
del obispo y dijo: “Y me iré desnudo al
Señor”.
Tomás de Celano asocia la simplicidad de
Francisco con la libertad ante los poderosos y con la amplitud de corazón: “Se
resistía en absoluto a adular a reyes y
príncipes. Vivía en el continuo ejercicio
de la santa simplicidad y no dejaba que lo
angosto del lugar estrechara la holgura de
su corazón”. La simplicidad no es cosa
del pasado. Existe nostalgia de simplicidad. Se la desea y considera rentable. Me
asombré cuando supe que empresarios
millonarios y ejecutivos de los niveles
más altos la elogiaban. Ha sido descubierta por el mundo de los negocios. No deja
de sorprender el éxito del libro de J. Trout
El poder de la simplicidad en los negocios. Y antes del libro de Trout ya circulaba otro libro sobre el valor de la simplicidad: E. St. James, Simplifica tu vida. Pistas para moderar la marcha y disfrutar
de las cosas importantes. La autora, cuenta que un buen día tomó la decisión de
simplifica su vida altamente complicada.
Su atención estaba enfocada en los últimos avances tecnológicos, en una lucha
desenfrenada para poseer el mayor número de bines materiales posible, en escalar
puestos sociales cada vez más elevados.
Pero un día, ella y su esposo abrieron los
ojos: “... finalmente tuvimos que enfrentarnos al hecho de que lo único que habíamos conseguido, en nuestro atracón de
poder, era una indigestión”.
El privilegio de la pobreza
A san Francisco se le atribuye la frase:
“Necesito poco y lo poco que necesito, lo
necesito poco”. Hablar de san Francisco
de Asís es hablar del Pobrecito. Francisco
siguió a Jesús, quien siendo rico se hizo
pobre para enriquecernos con su pobreza.
Quizá admiramos y nos sentimos impactados por su pobreza, pero somos incapaces de integrarla en la propia vida. Con
todo, es uno de sus grandes “secretos”.
No resulta fácil entender —y por tanto
amar y seguir—la pobreza franciscana.
Pero hay de pobreza a pobreza. La mayoría de las veces, la pobreza se percibe
como una humillación, una vergüenza,
una maldición, una mala suerte, una pesadilla. En cambio, la pobreza de Francisco
es otra cosa. Tiene otro rostro. No es impuesta, sino elegida libremente. El Pobrecito la amó apasionadamente, la consideró un “privilegio” y tuvo que defender
este privilegio incluso ante el Papa. Y es
que la pobreza franciscana está llena de
belleza. Francisco la imagina como una
hermosa mujer, “la dama pobreza”, y se
desposa con ella. La deseó como el codicioso anhela el dinero, como el dictador
desea el poder, como la tierra reseca anhela el agua, como el amante desea a su
amada. La pobreza para Francisco es como un jardín multicolor, un bosque de
pinos, una bella melodía, un día de sol.
¿Cuál es el atractivo de “la dama pobreza” que no alcanzamos a percibir? La
pobreza de Francisco es como un puente.
Los puentes conectan dos riberas. Si queremos vislumbrar la fascinante belleza de
la pobreza franciscana no podemos quedarnos en una de las orillas: hay que cruzar el puente. Entonces podemos entender
por qué Francisco buscó a los pobres y la
pobreza con tanto anhelo y fue tan fiel. La
pobreza es, fundamentalmente, el espacio
del encuentro con Dios. Al hacerse pobre,
Francisco está dejando espacio para que
Dios lo llene, para que se incline sobre él
y cubra su desnudez. Este es el misterio
de la pobreza franciscana: la belleza radiante de Dios en un ser humano totalmente abierto a Él. No se puede recibir a
Dios mientras se está lleno de uno mismo.
Al hacerse pobre, Francisco hace el
“negocio” de su vida. Santa Clara, su íntima amiga y seguidora fiel escribe:
“Negocio grande y laudable es dejar los
bienes temporales por los eternos, mere-
cer los bienes celestes a cambio de los
terrenos, recibir el ciento por uno, y asegurarse por siempre la vida bienaventurada” La vida de Francisco y Clara es un
testimonio de la verdad del Evangelio.
En el periódico español El País leí un
artículo de Juan Arias (30.03.2013) en el
cual comentaba que la Iglesia había encontrado en el Papa Francisco un líder y
se preguntaba cuándo lo haría el mundo
político. J. Arias escribe: “Si al mundo de
hoy le falta un gran líder, capaz de devolver esperanza y abrir nuevos horizontes a
una sociedad desencantada y en ruinas, la
Iglesia parece haberlo encontrado”. En
una entrevista aparecida en este mismo
diario, el que fuera secretario general de
la ONU durante casi una década, Kofi
Annan, afirmaba: “Hoy tenemos un problema: la confianza entre los líderes y la
gente está rota” (11.04.2003). El papa
Francisco ha mostrado que el testimonio
de austeridad y su cercanía a los pobres es
rentable. La desconfianza del pueblo
hacia sus líderes podría ser restablecida si
se ejerciera un liderazgo al estilo del obispo de Roma, que no es otro que el estilo
de Jesús de Nazaret.
la creación, como se nos dice en el libro
del Génesis y como nos muestra san
Francisco de Asís: es tener respeto por
todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos”. Al final de su
homilía, cuando implora la intercesión la
Virgen María, san José y los Apóstoles
san Pedro y san Pablo, invoca a san Francisco junto con ellos.
El testimonio de vida
En la Redemptoris missio, Juan Pablo II
escribe: “El hombre contemporáneo cree
más a los testigos que a los maestros; cree
más en la experiencia que en la doctrina,
en la vida y los hechos que en las teorías”. El testimonio de vida es una característica esencial de la espiritualidad franciscana. Se cuenta que, en una ocasión,
san Francisco envió a sus hermanos a
evangelizar y les dijo: “Prediquen el
Evangelio, y, si es necesario, usen palabras”. Las acciones hablan más que las
palabras. El ejemplo de una vida cristiana
fiel y devoto convence a más gente sobre
la verdad del Evangelio que muchas bellas homilías y elocuentes discursos. El
conocimiento religioso se muestra verdadero en la medida en que el creyente
transparenta y realiza el dominio de Dios
en el mundo. En último término, el creyente prueba y hace creíble la verdad de
lo que cree con el testimonio, concretamente con el testimonio del amor.
Al igual que Francisco de Asís, en las
pocas semanas de pontificado Francisco
de Roma ha predicado más con los gestos
que con las palabras. Sus gestos han fascinado y conmovido al mundo: su serenidad desprovista de toda teatralidad cuando se asomó al balcón de la Basílica de
san Pedro, sus ropajes papales reducidos
al mínimo, su inclinarse ante el pueblo
para pedirle la bendición, el nombre que
escogió, el regresar a la casa donde se
hospedaba en el autobús que llevaba a los
cardenales, pagar personalmente lo que
debía al hotel donde se había hospedado,
su estilo espontáneo, alejado del protocolo asfixiante, la ostentación, el lujo.… Se
ha revelado como un maestro del lenguaje
no verbal.
Recuerda a Francisco de Asís. Un día
invitó al Hermano León a predicar. Salieron del convento, recorrieron la plaza del
pueblo y luego regresaron al convento.
Entonces el Hermano León le preguntó a
Francisco: "¿A qué hora vamos a predicar? Aún no hemos hablado". Francisco
le respondió: "Ya lo hicimos; ya hemos
predicado". "Pero si no hemos dicho nada!", repuso el Hermano León. Entonces
Francisco le aclaró: "Si nos parecemos a
Cristo, quienes nos vieron ya se quedaron
pensando en El. Ya les predicamos con
nuestro ejemplo, pues un hombre que está
lleno de Dios, lo comunica a todos". El
Papa comunica a Dios porque está lleno
de Dios. Como Francisco de Asís, ha
puesto en el centro el Evangelio. Se parece a Cristo y anima a parecernos a Cristo.
Podemos esperar que en su pontificado
siga proyectado las actitudes y enseñanzas de Jesús de Nazaret.
El cuidado de la creación
La espiritualidad franciscana tiene una
dimensión cósmica. Trasciende las fronteras de la humanidad y se sitúa en el cosmos, en compañía del hermano sol y la
hermana luna, los bosques y animales.
Francisco tuvo en gran aprecio por todas
las obras del Creador. Se sentía unido a
ellas. En su bellísimo Cántico de las
Criaturas aparece como un ser humano
abierto a todas las creaturas, incluso a la
hermana muerte corporal, y reconciliado
con ellas. En este poema canta la alabanza, la gloria, el honor y toda bendición del
Omnipotente y buen Señor por/con sus
creaturas.
El Cántico no es sólo un bello poema sobre la creación. Narra la experiencia de la
unión mística de un hombre con las creaturas. Francisco no es un simple ecologista. En él existe algo más trascedente. Invita a recuperar la creación desde la experiencia de Dios. Desde la experiencia de
Dios como Padre las creaturas se perciben
como “hermanas”.
Las ciencias modernas han confirmado la
verdad de la experiencia de Francisco.
Han descubierto la comunión que existe
en el cosmos. La ecología no funciona
con esquemas individualistas y excluyentes: toma en cuenta el conjunto de las relaciones que los seres humanos establecen entre ellos mismos y con su medio
vital. Este hecho nos desafía a una nueva
solidaridad en todos los órdenes (social,
económico, religioso, espiritual...) frente
a la crisis ecológica. Como lo dijo Juan
Pablo II: “La crisis ecológica pone en
evidencia la urgente necesidad moral de
una nueva solidaridad, especialmente en
las relaciones entre los países en vías de
desarrollo y los países altamente industrializados. Pero esto no se dará, a menos
que los responsables de los países se convenzan de la absoluta necesidad de esta
nueva solidaridad que la crisis ecológica
requiere y que es esencial para la paz.
Este equilibrio ecológico no se logrará si ∎∎∎
no se afrontan directamente los problemas
de pobreza existente en el mundo”.
El cuidado de la creación es hoy una de
las preocupaciones dominantes de la Fra Benjamín Montoy OFM es autor de
Humanidad. Sobre esta tarea, san Francis- Contempla y quedarás radiante. Los mítico de Asís tienen mucho que decir a la cos franciscanos hoy. DDB, Bilbao, 2013.
Iglesia y al mundo. Es muy significativo
que el Papa Juan Pablo II lo haya proclamado Patrono de los cultivadores de la
ecología (29.11.1979). No es raro encontrar en escritores no católicos ni cristianos
la referencia a San Francisco cuando
hablan de este tema.
En la homilía de la Misa de inició del
ministerio petrino, el Papa dijo:
“Custodiar toda la creación, la belleza de
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 25
EL MUNDO SE ENCUENTRA
CON FRANCISCO DE ASÍS
Por: Miguel Ángel Escribano Arráez, ofm
P
resentar a San Francisco de
Asís en una situación como la
que vivimos actualmente tanto
a nivel social, cultural, eclesiástico, no puede bastar con un relato de
su biografía sino que debemos adentrarnos en aquellos aspectos que a lo largo
de su vida han sido y son el referente
necesario para que nuestro mundo descubriéndolo a él descubra cual es el estilo de vida que debemos afrontar.
Cuando uno mira el mundo con una mirada cristiana necesita de referentes que
le animen a vivir su vida cristiana desde
el ejemplo de personas que anteriormente ya lo hicieron. Se trata en definitiva
de localizar que el encuentro con Dios
sólo puede pasar por un encuentro con
los hermanos y hermanas, en ellos se
refleja no sólo nuestra vida sino también
nuestra fe.
Orígenes de San Francisco
San Francisco nace en la ciudad de Asís
un día de noviembre del año 1181. Hijo
de un comerciante de telas. Por lo tanto,
en medio de una burguesía que comenzaba a imponerse frente a una nobleza
que se encuentra de capa caída sobre
todo porque el dinero estaba en manos
de esa nueva burguesía a la que lo único
que le faltaba era el tener títulos nobiliarios.
Francisco está muy influenciado por su
madre de origen francés Donna Pica,
ella será quién de un modo claro marcará que el corazón de Francisco no se
dirija únicamente al comercio y a las
ganancias, aprende latín y a interpretar
música, a fin de cuentas, le enseña a mirar el mundo con otros ojos, enseñanza
que se harán palpables a lo largo de la
vida de San Francisco de Asís.
Francisco como joven adinerado de la
época no deja de divertirse con los amigos de asistir a fiestas, pero gracias a esa
mirada humana que le transmite su madre es también capaz de atender a los
amigos de sentir la necesidad de ayudarles, sobre todo hace posible que aquellos
que por nobleza debían tener más, nadie
nota su ruina y fuesen por esta razón
dados de lado por aquellos que comparten sus fiestas.
Pero Francisco vive la experiencia de la
guerra. Es en el enfrentamiento contra
los nobles de Asís que se habían hecho
fuertes en Perugia. Será en la batalla de
Ponte San Giovanni donde cae prisionero en noviembre de 1202, estará prisionero casi un año. Está experiencia le
hace descubrir la soledad de la cárcel y
el vacio de la persona frente al resto del
mundo. El dinero del padre lo rescata.
Pronto se embarca en otra guerra contra
el Imperio germánico siguiendo a las
huestes papales. Será en Apulia en 1205
cuando la voz de Dios le dijo que andaba
siguiendo al Señor equivocado y regresa
a Asís, no sin antes ceder su armadura a
un caballero que marchaba a la guerra
con utillaje mucho más pobre que aquella que su nobleza requería.
Este regreso cambia la actitud de Francisco de ser un joven alegre y bullanguero pasa a ser un joven en continua meditación, busca los espacios silenciosos y
visita las capillas e iglesias pobres de los
Mariano Eckert El hermano Francisco de Asís
alrededores de la ciudad.
Será en una de estas capillas, San Damián, donde la voz del Crucificado le
manda una tarea bien concreta “ve y repara mi Iglesia”. Él sin dudarlo vende lo
que tiene, incluso lo que no es suyo por
ser de su padre y da el giro definitivo a
su vida.
Pero la vida del santo italiano no es simplemente una entrega radical a Dios, que
lo es. Sino que es una entrega a Dios en
medio de los hombres y mujeres de su
tiempo. Esta sensibilidad especial que le
había inculcado su madre Francisco la
vive en su vida dando una gran importancia al mundo femenino que rodea a
San Francisco.
San Francisco y el mundo femenino
Como hemos visto hasta el momento de
su conversión y sin duda después de ella
San Francisco tiene en mucha consideración y necesita el mundo femenino, no
solamente como complemento humano
sino como reflejo de la presencia de
Dios y en muchos casos, como se dio en
su relación con Santa Clara, para comprender aquello que Dios le pedía para
cumplir su voluntad.
San Francisco no huye de las mujeres
como era lo propio de su tiempo, es más
descubre en ellas el rostro amoroso de
Dios Padre. Como indicaba más arriba,
la primera mujer que marcará su vida es
su madre, desde luego que él sigue los
designios marcados por su padre para
bien del negocio, pero es ella la que va
llenando el corazón de Francisco de la
sensibilidad necesaria para que cuando
abra los ojos del cuerpo y del espíritu
sea capaz de reconocer en la naturaleza
la obra de Dios.
Los símbolos femeninos de la luna, del
agua y de la tierra, no son sino el reflejo
de aquellos elementos necesarios para la
vida de las personas y que vienen a reflejar también la imagen de Santa Clara,
escondida del mundo pero a la vez necesaria para que el mundo siga viviendo.
Santa Clara es la segunda gran mujer
que marca la vida de San Francisco, es
el elemento orante, contemplativo que
completa la obra de Dios en el ideal
franciscano. Se muestra oculto para el
mundo pero a la vez es quien hace crecer
la simiente de la entrega radical a Dios.
Santa Clara es la mujer con la que Francisco desnuda el corazón y muestra las
llagas del dolor de la incomprensión pero también el gozo de la fraternidad del
amor de Dios. Santa Clara en San Francisco no es una consejera, una amiga, es
su otro yo entregado a Dios es la unión
de la presencia de Dios en el mundo.
En Giacoma dei Settesoli, Francisco encuentra la vida seglar que quiere elevar
su alma a la santidad. Esta mujer viuda
descubre el ideal franciscano, y al mismo hombre de Dios y desea ardientemente ayudarle en su tarea evangelizadora, se dedica a la vida de caridad con
todas las dificultades propias de ser mujer en aquel tiempo, viuda y de alta nobleza. Un mundo de contrariedades a las
que ella sabe vencer. Giacoma estará
junto al santo en el momento de la muerte porque Dios así lo quiere.
En esta mujer la orden franciscana incorpora el papel de los seglares en el ideal
de entrega a Dios, San Francisco observa que no sólo los consagrados son llamados por Dios a la santidad, sino también aquellos que no pueden renunciar a
la vida de familia ellos tienen un papel
muy destacado en la obra de caridad y
santificación del mundo.
La implicación de los seglares en el
mundo no es un “invento” del siglo XX,
las Órdenes Terceras que nacen unidas a
las grandes Órdenes mendicantes ya lo
habían hecho realidad muchos siglos
antes, y lo que es más importante desde
respetando la propia autonomía y la peculiar idiosincrasia de las mismas sin
necesidad de clericalizar al laicado.
Todo esto nos conduce a la necesidad de
descubrir la sonrisa de Dios en el rostro
femenino, Francisco siente la tentación
pero él no se asusta, mira directamente a
los ojos a la mujer porque reconoce en
todo ser creado la obra de Dios y descubre en el fondo de cada mirada la presencia de Dios que hace resucitar, tanto
carnal como espiritualmente, a toda persona.
San Francisco y la autoridad eclesiástica
Cuando San Francisco escucha del crucificado “ve y repara mi Iglesia” el santo
entiende las palabras al pie de la letra y
se pone a reparar la ermita de San Damián, motivo que le llevó a pedir limosna a quienes antes habían sido sus compañeros de festejos, y a vivir el mayor
gesto de humildad habido que es el mostrarse sólo ante los ojos de los hombres,
pero lleno de gozo de saberse acompañado por Dios Padre.
Será este ejemplo de entrega radical el
que haga que muchos le sigan y llegado
el momento decidan que como parte de
la Iglesia deben presentarse ante el Papa
Inocencio III para que les confirme la
Regla y forma de vida.
Su entrada en Roma no desentonaría con
la cantidad de mendicantes y pedigüeños
que se encontraban en la ciudad eterna,
sin embargo ellos llegan a San Juan de
Letrán, sede del Papa, y entonces sí que
su presencia llama la atención. Y aquí
nos encontramos la gran diferencia entre
el movimiento que inicia San Francisco
EL PENSADOR
26 · Mayo-junio 2013
San Francisco no marcha a
hablar de religiones
como si todo fuese lo
mismo, en su idea está el
anunciar el Evangelio y el
rostro del Dios verdadero.
No cae en un relativismo de
considerar todo igual, su
idea es la conversión de
aquellos que no creen en
Dios. Pero evitar el
relativismo no implica un
desprecio ni una
imposición, es conocedor
que sólo se descubre la
verdad desde el diálogo
y el respeto.
Francisco ante el Sultán. Miniatura de un antifonario.
y los movimientos reformadores y heréticos de la época.
Y es que San Francisco entiende las palabras del Cristo como eran “Ve y repara
mi Iglesia” no tírala por tierra y levanta
una nueva. Francisco sabe que está obra
es de Dios y con Él y en su Iglesia debe
llevarla a cabo. No cabe duda que entiende que debe hacerlo desde unas realidades distintas de las que se estaban llevando a cabo hasta el momento. Se vive
una época de movimientos heréticos que
más que reparar y fortalecer la Iglesia
caminan por las sendas de la destrucción, pensando que únicamente los prefectos se salvarán.
San Francisco no sólo se siente parte de
la Iglesia y fiel al Santo Padre sino que
quiere que sus hijos sean fieles a la Iglesia y respeten hasta el más humilde de
los sacerdotes que se encuentren por el
camino. Insiste en que no prediquen si
no se les da permiso y su presencia entre
el pueblo sea no para gloria de la Orden
sino de Cristo y de su Iglesia, no invita a
la separación sino a la vida integrada
dentro de la comunidad eclesial.
Cuando el Papa recibe a San Francisco y
sus hermanos relata el sueño que había
tenido de un hombre frágil y sencillamente vestido sostenido la Iglesia que
amenaza ruina, de nuevo ese sostener es
impedir que lo que obra de Dios caiga
por los suelos, san Francisco esta siempre en contra de todo aquello que suponga empezar las cosas de la nada, porque
Cristo ya vino y nos enseñó el camino
ahora nos toca llevarlo a cabo desde la
radicalidad de cumplir la voluntad del
Padre.
San Francisco y el Islam
Fruto de ese amor a la Iglesia es el deseo
de anunciar el Evangelio, no se puede
permanecer callado, Dios le llama para
anunciarlo a todos los hombres.
Mucho se ha hablado del diálogo con el
Islam y como San Francisco abrió puentes a favor de ese diálogo. No cabe duda
que cuando los primeros mártires franciscanos fueron martirizados en Marruecos por anunciar el Evangelio, San Francisco no pudo sino exclamar “por fin
tengo unos verdaderos hermanos menores”. Y con ese deseo es con el que él
marcha a anunciar el Evangelio entre los
sarracenos.
San Francisco no marcha a hablar de
religiones como si todo fuese lo mismo,
en su idea está el anunciar el Evangelio
y el rostro del Dios verdadero. No cae en
un relativismo de considerar todo igual,
su idea es la conversión de aquellos que
no creen en Dios. Pero evitar el relativismo no implica un desprecio ni una imposición, es conocedor que sólo se descubre la verdad desde el diálogo y el
respeto. Benedicto XVI hablaba de evitar el relativismo, pero nunca negó el
diálogo con las demás religiones.
Los cristianos tratan de anunciar el
Evangelio con las cruzadas, imponiendo
una fe. San Francisco trata de evitar la
violencia en la propagación de la fe por
ello no es de extrañar que fuese recibido
por el sultán Melik-el-Kamel con reticencias ante la visita de este loco que
posiblemente fuese uno de tantos que
buscase el martirio sin más. Sin embargo
el Sultán encuentra en Francisco un
hombre de Dios, de ahí que el encuentro
tenga su plenitud en un diálogo fructífero compartiendo la fe de cada uno sin
renunciar a sus principios. Ese diálogo y
esa paz vivida desde el respeto es el que
ha permitido a los franciscanos estar en
los Santos Lugares hasta nuestros días.
alguien por conseguir ser yo en cuanto
me entrego y vivo. El franciscano reconoce la posibilidad de volver a intentarlo, de tener una segunda oportunidad, sin
quedar marcado por el fracaso, desde la
idea franciscana se acepta la posibilidad
de empezar de nuevo siempre teniendo
presente al hermano y la hermana como
criaturas de Dios.
San Francisco desprecia al usurero y la
Iglesia debe condenar la riqueza injusta
que se realiza privando al hermano del
salario justo por su trabajo, impidiendo
su crecimiento como persona y el desarrollo de una vida familiar. Se trata en
definitiva de superar el concepto económico actual de beneficio y utilitarismo
por una economía donde prime la reciprocidad, la fraternidad y el don.
En definitiva, en momentos de crisis
como los actuales se debe volver a tomar
en consideración a la persona humana
por encima de los sistemas que valoran
únicamente el beneficio y la productividad.
reconozca la limitación de lo que somos,
pero también la grandeza de lo que podemos llegar a ser por el mero hecho de
ser hijos de Dios y hermanos de los
hombres y mujeres de nuestro tiempo.
San Francisco nos enseña a orar y esa
oración no sólo se hace vida sino que
nos lleva a la vida, dando sentido y valor
a nuestra relación con los hombres y
mujeres, con independencia de la religión y creencias de cada uno, superando
el mero mercantilismo para descubrir un
mundo más humano, donde todos nos
juntamos a orar a Dios.
San Francisco y la economía
La radicalidad evangélica que vivió San
Francisco le llevó a vivir despojado de
todo, por ello es un ejemplo en nuestros
días como sistema económico que se
debería imponer. Sistema en que ponga
en el centro a la persona humana no a
los intereses empresariales de producción, superando el egoísmo que se concentra en la obtención de unos resultados
de producción. Debe llevarnos a un camino de vida y novedad interior. Decía
Fr. Giancarlo Lati que de San Francisco
podemos aprender que quién se convierte a Cristo nace en él la fantasía, la creatividad, el empeño en vivir los valores
constitutivos de la persona humana, poniendo en el centro del propio pensamiento, de la propia acción al otro. Por
ello San Francisco es atrayente para el
joven de hoy, le invita a superar el mero
individualismo y a reconocer en el otro a
Cristo.
La gran novedad del franciscano es que
está en medio de las gentes y comparte
con ellos sus problemas y situaciones.
Sólo una gran capacidad de escucha es
la que hace posible buscar soluciones en
consonancia con nuestro ambiente cultural y social.
Cuando San Francisco elige vivir “sin
propio” lleva consigo la posibilidad de
adquirir una libertad que supera los propios intereses personales para alcanzar
unos objetivos comunitarios. Se debe
superar el deseo de tener para poder ser
San Francisco de Asís el hombre orante
No podemos terminar este encuentro del
mundo con San Francisco sin recordar
que San Francisco fue lo que fue e hizo
lo que hizo por su intimidad con Cristo.
Llegar a ser considerado el “alter Christus”. Su unión con Cristo no es sólo el
resultado de la aparición de las señales
de la cruz en su cuerpo, sino sobre todo
hacer de su vida un deseo continuo de
cumplir la voluntad de Cristo en su vida.
Pero de nuevo se nos presenta la incógnita de cuál es la oración que puede
hacer un mundo que ha abandonado la
oración y ha desdeñado ser capaces de
reconocer a Dios en sus vidas. Y en el
santo de Asís es donde vemos que la
oración es un camino, es una vida de
valor de riesgo. Donde lo primero que se
nos pide es que callemos las prisas y la
obtusa necesidad de estar continuamente
haciendo cosas.
No cabe duda que vivimos la necesidad
de un cambio social y la sociedad cambia cuando se da una transformación en
cada uno de nosotros que descubre en el
silencio la voz de Dios que nos va mostrando un camino donde reconozcamos
al otro no por lo que nos pueda aportar ∎∎∎
sino por ser hermano nuestro.
La oración de San Francisco es la ora- Miguel Ángel Escribano es director del Instición de Cristo, es cuando uno llega a la tuto Teológico de Murcia OFM.
oración y se despoja de todo para que
Dios ore en él con su vida de alegrías y
de tristezas, que haga una oración que
San Francisco y la muerte
Todo camino tiene un final y una meta
que se alcanza y en este final también
San Francisco enseña al mundo a vivir la
muerte, la hermana muerte, otro rostro
femenino que San Francisco endulza. No
quita un ápice a la soledad de cada persona ante la muerte, pero él lo llena en la
presencia de una vida entregada a Dios y
desde Él a los hermanos.
Como no puede ser de otra forma pide
perdón a un cuerpo que ha maltratado a
lo largo de su vida, y esto nos enseña
nuevamente a cuidar ese regalo que Dios
nos da a cada uno, a cuidar nuestro cuerpo, ni mimarlo ni despreciarlo, sino
hacerlo parte de Dios porque es un regalo que Él nos hace.
San Francisco ha llegado a comprender
que el alma sigue amando mas allá de la
tumba, y lo entiende desde la naturalidad
de una vida “loca” a nuestros ojos pero
llena de razón desde la presencia de
Dios.
San Francisco nos enseña con su vida
que todo es obra de Dios y él está presente en el mundo y a nosotros nos toca
hacerlo realidad, esa es su voluntad, que
no ocultemos su rostro a los hombres, no
se trata de hacer grandes teologías, San
Francisco no las hizo, sólo se trata de
vivir y cuanto más vivamos mas haremos que el mundo se vaya encontrando
con un San Francisco que le enseña a ser
simples, un tanto ingenuos y algo
“locos”.
OTRAS MIRADAS SOBRE FRANCISCO DE ASÍS
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 27
felicidad en el dinero y los bienes materiales.
Es un personaje que gusta a casi todo el mundo,
porque (a diferencia de la mayoría de los santos) no pertenece exclusivamente a la Iglesia
católica y apostólica romana. El autor de la primera gran biografía moderna del santo fue un
protestante francés; uno de los estudiosos más
importantes de la orden franciscana fue un
obispo anglicano; un griego ortodoxo escribió
una excelente novela sobre su vida, y cuando el
Dalai Lama posó para una fotografía en Asís,
durante una conferencia de paz, decidió sentarse en el lugar que más amaba Francisco, el mismo donde murió.Gran parte de la vida de este
hombre permanece envuelta en la oscuridad y
el misterio, pero una cosa está absolutamente
clara: vivió la segunda mitad de su existencia
convencido de la presencia de Dios, incluso en
los momentos más difíciles, como cuando sufrió las secuelas de una grave enfermedad, la
ceguera y la frustración de sus más ardientes
esperanzas. En cierto modo, su vida representa
(sólo en apariencia) una larga lucha contra la
trivialidad, y en esto, a mi juicio, reside la clave
para entenderlo.Escribí en su día El santo que
Maestro de Hoogstraten (1510). Detalle del San Francisco de Asís recibiendo los estigmas
¿Por qué escribí
su biografía?
En cierto modo, su vida representa
(sólo en apariencia) una larga lucha
contra la trivialidad, y en esto, a mi
juicio, reside la clave para entenderlo.
plo de la capacidad
de
Dios para sorpren-dernos,
para cambiar
Por: Donald Spoto
radicalmente
rancisco vivió con sencillez, sin apego la forma en que vivimos y nos comportamos.
a las posesiones materiales y, en con- En los momentos dramáticos de su vida, en la
secuencia, libre para emprender el asombrosa forma en que un joven de costumcamino hacia Dios en el momento y el bres disolutas se convirtió en modelo de homlugar en que escuchase la llamada de la gracia. bre al servicio de los demás, nos reveló que
Poseía una notable espontaneidad: salía en Dios está presente en el tiempo y en la historia.
auxilio de los demás con la misma presteza con En otras palabras, goza de tanta credibilidad
que acudía al encuentro con Dios, que conti- porque puso de manifiesto que sólo alcanzamos
nuamente lo invitaba a participar en una nueva nuestro máximo potencial cuando dejamos enaventura.
trar a Dios en nuestra vida.
Francisco no era un teórico de la espiritualidad. Los extremos de la existencia de Francisco, que
Nunca habló de Dios en otros términos que los pasó de libertino a penitente, de hombre humilde la experiencia, porque era testigo de un Dios de a santo, revelan a un individuo que se situó
vivo y activo. Sólo reflexionaba sobre lo que en el margen del mundo. Al identificarse con
veía, oía y sentía. En este aspecto, a pesar de las personas rechazadas por la buena sociedad,
los siglos transcurridos, sigue siendo un ejem- Francisco demostró la absurdidad de buscar la
F
quiso ser hombre con la convicción de que la fe
es esencialmente una actitud ante la realidad.
En el análisis final, lo que más me atrajo de
Francisco de Asís es que vio su viaje hacia
Dios como un proceso, como el examen y la
revisión constantes de sus aspiraciones, el refinamiento de sus presupuestos sobre lo que Dios
quería y sobre sus propias intenciones. En este
sentido, su conversión no fue un acontecimiento instantáneo sino el resultado del trabajo de
toda una vida.
Quizá por esto tanta gente encuentra su historia
conmovedora y vigente a pesar de los siglos
transcurridos. Francisco tenía una fuerte conciencia de su identidad, y una conciencia aún
más fuerte de Dios.
∎∎∎
Donald Spoto es autor de biografías que han sido
best-sellers. Entre ellas, Francisco de Asís: el santo
que quiso ser hombre (Ediciones B, 2004).
A PROPÓSITO DE LA OBRA DE ANDRÉ VAUCHEZ
Francisco de Asís:
entre la historia y la memoria
Por: Martin Aurell
E
stamos ante un libro de
primera categoría. Resultado final de una rica
carrera como historiador
de la religiosidad medieval, fruto
de una investigación completa y
madura, esta obra retrata de una
manera ejemplar la vida, el legado
y la leyenda de uno de los santos
más influyentes de Occidente. Por
un lado, el autor analiza minuciosamente las fuentes y, en particular, el complicado expediente
hagiográfico. Así, los textos son
resumidos, descritos y fechados
con una claridad notable, en desdoro de las sombras que planean sobre las circunstancias de su elaboración y transmisión.
Por otro lado, la obra sintetiza, de
manera tan crítica como respetuosa, todos los estudios precedentes.
Vauchez reconoce con modestia lo
que debe a la historiografía italiana, francesa o americana de estos
últimos decenios: F. Ozanam, P.
Sabatier, R. Manselli, J. Le Goff, J.
Paul, R. Trexler, Ch. Frugoni, J.
Dalarun... Después de esta lectura
crítica de las fuentes y las reflexiones que han suscitado a varias generaciones de historiadores, el autor llega a sus propias conclusiones, innovadoras y moderadas.
Los peligros de escribir la biografía de un gran personaje de la Edad
Media son bien conocidos. Estos
oscilan entre, de un lado, el positivismo beato que pretende reproducir fielmente sus gestos y su psico-
logía y, por otra parte, el escepticismo moderno que niega a los
textos toda verisimilitud, si esta no
es de naturaleza intertextual.
Su larga experiencia como historiador permite al autor navegar con
soltura entre estos dos escollos.
Aun admitiendo la génesis
“atormentada de la memoria histórica” (p. 17) de Francisco de Asís o
que “la verdad de un personaje
histórico no se puede separar de su
transmisión” (p. 481), Vauchez no
se contenta con una mera lectura
puramente historiográfica de los
textos. Trata de separar, en la medida de lo posible, los hechos, o al
menos las huellas de los mismos
que nos conserva la documentación, ya sea convencional o
EL PENSADOR
28 · Mayo-junio 2013
hagiográfica. El autor nos propone siempre alguna interpretación, tomando partido claramente en los debates, aunque
siempre con los matices de rigor. Así,
evita tomar a Francisco como pretexto
para estudiar su época, aunque, lógicamente, su contexto social y religioso nunca se pierde de vista. La dialéctica entre
su intuición de fundador y el periodo
histórico en que se inserta su vida –del
cual toma prestado numerosas ideas y
formas de vida–, es uno de los principales
hilos conductores de esta biografía, si es
que se puede considerar como tal. Tampoco cae en el binomio weberiano de carisma contra institución, cuyo maniqueísmo no hace justicia a los pormenores de
la adaptación ulterior por los franciscanos
del mensaje de Francisco.
La obra está escrita con un lenguaje elegante, preciso y explicito, nunca vago, ni
retórico ni afectado, que satisfará tanto al
medievalista experto como al aficionado
ilustrado. Es con esta claridad con que se
diseccionan y exponen los problemas
jurídicos, documentales o teológicos, que
habrían podido parecer, a priori, de una
dificultad y aridez insuperables. Uno no
puede evitar la comparación de este tipo
de redacción con la simplicidad que, ciertamente en un genero diferente como la
predicación, Francisco predicaba al exponer las más profundas y complejas realidades sobrenaturales. Es, en definitiva,
una de esas raras obras de un especialista
que se leen de un tirón.
El libro se estructura en cuatro partes:
biografía de Francisco de Asís, aparición
de una primera leyenda en los treinta años
después de su muerte, historiografía y
mitología hasta nuestros días y, en último
lugar, estudio sistemático de las aportaciones más novedosas del mensaje franciscano.
Nacido en 1181-1182 en el seno de una
familia de comerciantes en plena ascensión en la Italia comunal de los siglos XII
y XIII, Francisco es el prototipo social de
“hijo de rico” que participa en su juventud de las actividades propias de su grupo
de edad. Su prodigalidad como plebeyo
afortunado se transformara un día en caridad cristiana, al igual que su combate en
la milicia comunal impregnara su predicación de referencias caballerescas. Más
que una “conversión” fulgurante, experimenta un “cambio” en varias etapas. Sirviendo a los leprosos, obra de misericordia típica de la espiritualidad de los laicos
entorno al año 1200, se implica en un
largo proceso que finalizará con el rechazo del modo de vida de su padre. Su actitud se inscribe, en ese momento, en la
aspiración a la vida apostólica según los
Hechos de los Apostoles 4, 32-34, con el
rechazo de las riquezas y del poder de la
jerarquía eclesiástica y el evangelismo
errante y pobre, que se manifiestan en
muchos movimientos, a veces heréticos,
de la época. Esta actitud no es menos específica en lo que respecta a la noción de
minoritas, muy querida por el “Pobre de
Asis” (el autor usa esta expresión en lugar
de la de “santo”, cuanto menos anacrónica para el periodo anterior a su canonización en 1228). Esta “minoría” engloba
positivamente la pobreza, la incultura, la
servidumbre y la enfermedad. La originalidad de Francisco parece disminuir si nos
referimos a su fuerte compromiso a favor
de la paz en el auge de las luchas comunales. En opinión de sus contemporáneos,
su carisma se basa en la sinceridad de su
ascetismo, en su bonhomía y en su humildad. Este carisma se concreta en su palabra, la cual solo excepcionalmente es performativa o taumatúrgica, permaneciendo
siempre simple y accesible a todos en sus
exhortaciones morales, hasta el punto de
dudar en llamarlas predicaciones.
Alrededor de 1208, los primeros compañeros se le unen en su fraternidad.
Habiendo entregado con anterioridad sus
bienes a los pobres, viven de su trabajo “un segundo cristo (alter Christus, vease
manual o de la mendicidad. La inteligen- Christus redivivus)”, pero en detrimento
cia de Inocencio III, aunque receloso por de otros aspectos evangélicos de su exislas manifestaciones exteriores de su po- tencia. El reajuste de su fraternidad se
breza, consiste en haber comprendido que concreta, igualmente, en la construcción
era posible mantenerlos en el seno de la de la basílica de Asís, con un palacio ponIglesia, en razón de su respeto por la je- tificio contiguo.
rarquía sacerdotal y los sacramentos. La En 1230, el traslado de los restos mortales
enseñanza parisina de Pierre le Chantre, de Francisco a esta nueva iglesia se hace
sin duda, ha contribuido a aumentar la en contra de su última voluntad, según la
sensibilidad del papa a lo pertinente de cual debía reposar en la más modesta poralgunos movimientos nuevos animados tioncule. Este traslado da lugar a una vaspor laicos. Es el cardenal Hugolino, futu- ta agitación comunal, que el autor analiza
ro Gregorio IX, el que protege la funda- de manera apasionante desde la perspectición en nombre de la Santa Sede, a la vez va del robo de las reliquias y de la relique le da un cuadro institucional al movi- gión cívica. La tumba queda disimulada
miento, basado aún exclusivamente en la en un lugar de difícil acceso de la iglesia
solidaridad fraterna de los hermanos y su y no produce algún milagro, contrariaadhesión al fundador.
mente a la de Antonio de Padua (†1231),
Entre 1217 y 1220, Francisco parte para uno de sus discípulos. Comparable a una
Egipto, acompañando a la Cruzada, que él “segunda muerte”, la desnaturalización
no rechaza. En la mentalidad de la época, del proyecto de Francisco se concreta en
de la cual Francisco participa, la cruzada el apartamiento de su Testamento (del
aparece como una peregrinación armada cual se puede leer una elegante traducción
que debía abrir a los cristianos el libre en un anexo) por Gregorio IX, que lo desacceso a los lugares santos acelerando así poseyó de todo valor jurídico. El papa
la Parusía. No se excluye que yendo al estableció, igualmente, una sutil distinencuentro del sultán al-Kamil, Francisco ción entre la propiedad y su uso. Esta ruphaya buscado el martirio. Su conversa- tura con la pobreza original de Francisco
ción parece haberse desarrollado serena- alteró la esencia misma de su mensaje.
mente. De regreso a la Umbria, el povere- Un cambio de este estilo no se hace sin
llo constata, no sin cierto malestar, el pa- dejar heridos, como se constata por la
pel creciente de los clérigos salidos de las vigorosa contestación de los Espirituales.
escuelas en el seno de “su propia creación La historiografía desde la Edad Media
que se le empieza a escapar”. Recibe los hasta nuestros días es la protagonista de
estigmas en la ermita de La Verna y mue- la tercera parte. Una decena de leyendas
re en 1226.
hagiográficas ven la luz entre 1230 y
Esta promoción no debe entenderse como 1263. Como indica su etimología, su fununa respuesta de Gregorio IX al excomul- ción era la de ser leídas en el oficio del
gado Federico II, según la hipótesis de E. santo, y responden a criterios ejemplares
Kantorowicz, que sin
o teológicos, extraLa humildad le empuja a
lugar a dudas es conños a la biografía
fundido por la con- someterse siempre fielmente a realista
contemdena pontificia al
poránea.
la Iglesia, a la cual quiere
emperador en tanto
Universitario, mireformar exclusivamente
que anticristo y por
nistro general del
desde el interior.
la percepción contraOrden, Buenavenria de Francisco cotura insiste en la
mo el reparador ende la
(…) es un mediador cultural, centralidad
viado por la Proviestigmatización de
dencia al final de los un transmisor de la doctrina Francisco, en la
tiempos. Desde otra teológica sabia a los simples, importancia de los
perspectiva, las bulas para quienes predica el arre- estudios dentro de
de canonización inla orden, en su popentimiento con palabras y breza casi exclusisisten en el talante
anti-herético
del gestos simples, a la manera de vamente interior,
mensaje franciscano,
en el trabajo maun “juglar de Dios”
en el cual el evangenual como simple
lismo integral no
antídoto contra la
lleva a la desviación, sino que es vivido ociosidad según la tradición monástica, o
en el interior de la institución eclesial. La en la proyección escatológica del santo.
fama del nuevo santo sobrepasa la Um- La Legenda maior pasa a ser la biografía
bria para extenderse por toda Europa. Es oficial hasta el punto de provocar la desla época en que los sacerdotes, formados trucción de las vidas de Francisco anteen las escuelas, toman las riendas de la riormente escritas, conservadas en los
orden, eligiendo a unos de ellos en 1227 conventos franciscanos. Esta obra inspira
para el generalato, en lugar del hermano las pinturas murales de Giotto en la basíElías, compañero de primera hora de lica de Asís. Hacia 1370-1390, las céleFrancisco. Asumen, entonces, algunas bres Fioretti retoman en lengua toscana el
tareas pastorales que, como la confesión, Actus latino de 1337. Estas “folclorizan”
el Pobre de Asís había explícitamente y “popularizan” la figura del poverello en
reservado al clero secular. Desde 1239, su descripción nostálgica y rigorista de su
año en que Elías es definitivamente forza- primera comunidad. En la época moderdo a la dimisión, los hermanos laicos son na, Francisco conocerá su damnatio meexcluidos de las funciones de autoridad. moriae, convirtiéndose en el “ídolo estigEn cuanto a la fundación cercana de Clara matizado” que es objeto de burla por parde Asis, ella ve como se le impone la te de Lutero y Voltaire, y cayendo en el
clausura, la regla benedictina y el dispo- olvido.
ner de las rentas.
El romanticismo facilita su redescubriEscrita en 1228-1229 por Thomas de Ce- miento y su rehabilitación. En 1818 su
lano, un intelectual franciscano, la prime- tumba es reabierta. Luis Massignon, terra vida de Francisco acompaña esta nueva ciario franciscano, lo proclama como uno
juridificación y clericalización de la orden de los precursores del diálogo entre el
con una imagen de su fundador mas con- Islam y los cristianos. Antes que él, Freforme con los cánones eclesiásticos; el deric Ozanam, fundador de las Conferenmismo autor hace una segunda biografía cias de san Vicente de Paul, vincula el
en 1246-1247. Celano insiste en el papel estudio del franciscanismo a su comproprovidencial de Francisco como mitiga- miso personal. Más adelante, Vauchez
dor de la ruptura, cada día más dramática, consagra algunas páginas cautivadoras a
entre la Iglesia y el mundo. El paso a pri- Paul Sabatier, pastor protestante liberal, a
mer plano de la estigmatización por la la recuperación política del franciscanishagiografía testimonia la voluntad, de mo en la época de los Pactos de Letran o
ahora en adelante, de hacer de Francisco a las reuniones ecuménicas y pacifistas
más recientes en Asis.
El Pobre de Asís sitúa la experiencia de
Dios en un plano sensible, en las antípodas de las elucubraciones escolásticas.
Esencial a su vivencia interior, el misterio
de la Encarnación se materializa en el
nacimiento viviente que hizo escenificar
en Greccio, en 1223. Esta “aproximación
tan carnal de lo divino” favorece al oído y
a la vista en la descripción de las experiencias espirituales, que, aunque mortificantes, revelan un vocabulario de dulzura
y consuelo. Su devoción a la eucarística y
a los sacerdotes que la celebran apenas
desentona. Esta devoción no es en absoluto incompatible con su evangelismo, sino
que refleja una lectura directa y simple
del Nuevo Testamento, o al menos de
algunos extractos, a la manera de los laicos que ni la glosan ni la comentan.
El espíritu, fuente de la libertad interior,
se impone aquí sobre la letra. El Cristo
desvalido y desnudo que el poverello intenta seguir al pie de la letra, se encuentra
de idéntica manera tanto en la Natividad
como en la Pasión, momentos que él privilegia sobre los otros pasajes del Evangelio. Por otra parte, su relación con la
creación se desprende de una aproximación simbólica donde el agua se asocia
con el bautismo, la madera con la cruz, el
cordero con el sacrificio de Cristo... Contrariamente a los estereotipos, no es siempre positivo en lo que respecta a la naturaleza, como lo prueba su desprecio por
los animales dañinos. Integra, por lo tanto, plenamente al hombre con la creación,
que no está hecha para su dominio, ni
concebida como un abajamiento neoplatónico de la divinidad y de sus arquetipos.
La humildad le empuja a someterse siempre fielmente a la Iglesia, a la cual quiere
reformar exclusivamente desde el interior.
Esta obediencia se muestra en su relación
con Hugolino al cual trata como un protector –tanto en el sentido jurídico como
en el moral–, de su fraternidad: le da toda
su confianza. Igualmente, es clásica su
concepción de la orden franciscana, que
él quiere que sea dirigida por sacerdotes y
separada de los religiosos. A pesar de o a
causa de una tonsura y de un diaconado
impuestos por el papado, él permanece
como un laicus religiosus (contradictio in
terminis), pero que coincide con el desarrollo del eremitismo de su época. Aunque el Concilio de Letrán IV (1215) institucionaliza el mandato episcopal para la
predicación y que las autoridades eclesiásticas desconfían de los seglares, un
laico puede exhortar a la penitencia en
público, como san Juan Bautista, modelo
por excelencia de los ermitaños.
En este sentido, Francisco, laico alfabetizado, pero iletrado (“no latinista”), es un
mediador cultural, un transmisor de la
doctrina teológica sabia a los simples,
para quienes predica el arrepentimiento
con palabras y gestos simples, a la manera de un “juglar de Dios”, y para quienes
adapta las oraciones a la lengua italiana.
En una época marcada por la teocracia
pontificia, “la instauración del reino de
Dios en la tierra”, la pobreza y la humildad de Francisco de Asís no transcurre
sin consecuencias sociales. Ellas son
“símbolo del rechazo del orgullo feudal y
de la avaricia del nuevo mundo, urbano y
burgués” (p. 471). Contribuyen poderosamente a la “espiritualización” del cristianismo occidental. Una conclusión de este
alcance deja entrever la amplitud de miras
que atraviesa toda la obra desde su inicio
hasta su fin. Su apertura a los problemas
de nuestro tiempo y a las cuestiones historiográficas más candentes no son más
que consecuencia de su erudición. Este
libro magistral marcara una época.
∎∎∎
Martin Aurell es profesor de Historia de
la Edad Media en la Universidad de Poitiers
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 29
O
M
S
I
D
PERIO
Los retos del nuevo
pontificado analizados
por los periodistas
En la audiencia que el Santo Padre ofreció a los medios acreditados
ante la Santa Sede que cubrieron el Cónclave de su elección, el Papa
Francisco reflexionó sobre el papel que los medios de comunicación
juegan en la transmisión de la realidad viva de la Iglesia. El Papa reconoció, además, la importante labor que desarrollan los periodistas.
Por ello, EL PENSADOR ha querido conocer de primera mano las
impresiones de destacados periodistas católicos, sobre la figura del
Papa Francisco, así como la realidad actual de la Iglesia y los retos
más importantes a los que debe hacer frente el nuevo pontificado.
Alejandro Bermúdez, miembro del Sodalicio de Vida Cristiana, dirige la prestigiosa agencia Aciprensa desde Estados Unidos. Miguel
Ángel Velasco, un veterano periodista del legendario diario Ya, es
director de la no menos prestigiosa revista Alfa y Omega, un medio de
masas semanal que da a conocer en España la realidad de la Iglesia.
Elena San Martín, delegada en España de la agencia de noticias Zenit, ha sido además corresponsal durante varios lustros en la Santa Sede. Isabel Molina es la directora de la revista Misión, una de las de
mayor difusión en el panorama español. José María Poirier dirige la
histórica cabecera católica Criterio, en Argentina. Jorge Enrique
Mújica LC, es responsable de un influyente semanario digital especializado, Actualidad y Análisis. vaticana.
cuestionario
1º.- ¿Qué destacaría usted como rasgo principal de Su
Santidad Francisco?
2º.- ¿Cuáles son a su juicio los tres retos estratégicos
más importantes a los que se enfrenta su Pontificado?
3º.- Desde su importante atalaya, ¿cuál es el pulso que
usted siente hoy día en la Iglesia?
4º.- Hemos hablado de fortalezas, ¿cuál es la principal
debilidad que enfrenta en estos tiempos la Iglesia y
cómo cree que debería afrontarse?
ALEJANDRO BERMÚDEZ
Director de Aciprensa
“El desafío de la Iglesia es el de
sus hijos tibios o alejados”
lla: la conversión del corazón. Tan senci- mundo.
lla y difícil, que los cristianos sentimos
El Papa Francisco destacó siempre, co- constantemente la tentación de encontrar
mo sacerdote y obispo, y más aún hoy otro camino: el del cambio de las formas. Si decepciono con mi respuesta lo lacomo Pontífice, por la capacidad de ir al Pero el Papa Francisco es un mento, pero no me creo en capacidad de
centro mismo del misterio cristiano: no “esencialista”; un hombre que, como lo des- poder hacer un elenco de prioridades que
son normas, medidas, estrategias políti- cribe su amigo el Cardenal argentino Estanis- tenga verdadera utilidad, más allá de la
cas o “reformas” de instituciones las que lao Karlic, “ve el todo en cada parte”; es de- catarsis.
traen el bien o el “éxito” para la Iglesia o cir, en cada tema, ve lo esencial, la necesidad Un norteamericano dice que una de las
de convertir el corazón como la única garant- prioridades es la recuperación de la crela sociedad. La única fórmula cristiana es
ía de los necesarios y urgentes cambios en el
dibilidad de la Iglesia tras los escándalos
clara y a veces, desesperantemente senci-
1
2
EL PENSADOR
30 · Mayo-junio 2013
de abusos sexuales. Pero ¿Qué importancia tiene ese tema en el sudeste
asiático, por ejemplo, donde el cristianismo crece velozmente y donde el
tema del diálogo con la cultura es crucial y el de los abusos es inexistente?
Un latinoamericano podría hablar de la
nueva evangelización; pero ¿No tendría el término un sentido completamente distinto en Europa? ¿O tendría sentido alguno en África, el continente con
el mayor crecimiento del catolicismo
en el mundo, donde el Evangelio se
predica apenas hace 80 o cien años?
Prefiero dejarle al Santo Padre, que
desde su posición tiene una visión de
360 grados que yo no tengo, establecer
sus prioridades. Mientras tanto, lo seguiré en la prioridad ya establecida por
él y que no tiene minusvalía en ningún
lugar: la conversión constante y personal a Jesucristo crucificado como
fuente de cualquier transformación.
3
Veo una Iglesia en que, para bien o
para mal –lo dirá la historia- el catolicismo sociológico está desapareciendo. Y esta desaparición trae un
“sinceramiento” de las fuerzas de la
Iglesia: aquellos que en palabras del
Arzobispo de Filadelfia (Estados Unidos), Mons. Charles Chaput, son simplemente “agnósticos que van a Misa”
son cada vez menos y se apartan de
una Iglesia que no se acomoda a sus
gustos personales porque como el joven rico “es mucho lo que tenían”.
Pero ese sinceramiento ha traído al
mismo tiempo la consolidación de un
núcleo católico diverso y rico, pero
sólido y sanamente optimista. Aquello
que Benedicto XVI llamaba “minorías
creativas”. Creo que esas minorías
creativas están siendo y serán capaces
de traer una “nueva primavera del
Evangelio” como dicen los Obispos de
América Latina en el documento de
Aparecida.
4
Lo respondo de alguna manera en el
punto anterior. El desafío de la Iglesia
es la de sus hijos tibios o alejados.
Ninguno de nosotros está a la altura de
la misión, porque no somos santos.
Pero el drama de los hijos de la Iglesia
que no sólo no lo son sino que creen
que el serlo es innecesario daña la
energía con la que la Iglesia como comunidad testimonia el Evangelio al
mundo. Pero ellos no son un “peso
muerto” del que habría que desembarazarse. Son el primer campo de misión.
MIGUEL A. VELASCO
Director de Alfa y Omega
“La vuelta al verdadero Concilio Vaticano II y su
aplicación correcta”
1
El rasgo principal que todo el mundo está destacando estos días de Su
Santidad el Papa Francisco es el de
su cercanía humana, su espontaneidad, su naturalidad. Es verdad; sin duda es un magnífico don
de Dios, pero a mí me gustaría añadir que eso no es algo improvisado,
ni fruto de la casualidad: en el fondo, sería artificial si no fuese acom
-pañado de una vida interior absolutamente excepcional; antes que
nada y por encima de todo, es y se
siente sacerdote de Jesucristo, al
servicio de todos los demás. Si no
fuera así, la naturalidad sería coyun
-tural y no cualidad permanente de
la persona que ha sido elegida sucesor de Pedro.
2
Los tres retos más importantes a
los que, a mi entender, se tendrá
que enfrentar en su Pontificado no
son estratégicos ni tácticos ni tienen nada que ver con la política.
Pertenecen a otra dimensión diferente, no de derechas ni de izquierdas, no pro-gresista ni conservadora, sino espiritual, de por encima; y
nada tienen que ver tampoco, con
toda seguridad, ni con la reforma
de la Curia ni con el Vatileaks, ni
con nada de todo lo que los sabiondos andan vendiendo estos días
como mercancía averiada. El nuevo Papa es, como todos los demás,
un Papa nuevo, pero nuevo, sobre
todo, para la nueva Evangelización
que es su primer reto evidente. Para eso ha sido elegido. El segundo
reto pertenece también al meollo
mismo de su condición de sucesor
de Pedro y será confirmar en la fe
y en la esperanza, con amor, con
ternura ha dicho él mismo, a los
hermanos. El Cristianismo no es un
código moral, ni un conjunto de
leyes y de reglamentos, es la persona de Jesucristo y desde la fe en Él
únicamente tiene sentido todo lo
demás que se haga en la Iglesia: el
Papa y todos los demás. El tercer
reto tendrá mucho que ver, a mi
juicio, con la vuelta al verdadero
Concilio Vaticano II y por tanto a
su aplicación correcta, al diálogo
verdadero con los no creyentes que
nada tiene que ver con la cesión,
porque en la Iglesia hay unos principios irrenunciables. El Con-ilio,
en una de sus Constituciones doctrinales más importantes, habló,
con toda claridad, de los gozos y
esperanzas, de las tristezas y de las
alegrías de quienes vivimos en el
mundo: dar respuesta concreta, coherente, creíble, a eso será el tercer
reto si no es el primero y el segundo también.
3
Se me pregunta ¿Cuál es el pulso
que hoy siente en la Iglesia? En
este momento el latido del corazón
de la Iglesia se resume en una palabra: esperanza; nada más y nada
menos que esperanza. Las multitudes que acudieron a la plaza de San
Pedro estos días, el Cónclave más
mediá-tico de la historia, el despliegue asombroso de los medios
de comunicación y de las redes so-
ciales ha hablado con absoluta claridad de la necesidad, de la urgencia, del hambre de esperanza que
tienen los hombres de nuestro
tiempo; y parecen haber entendido
dónde la pueden encontrar…
4
La principal debilidad a la que la
Iglesia se enfrenta en estos tiempos
obviamente no es de la Iglesia, es
de los seres humanos que formamos la Iglesia, con nuestras miserias y nuestros pecados. Se me pregunta cómo cree que debería afrontarse. Entiendo que sólo de dos
maneras, si de verdad se quiere
convertir la debilidad en fortaleza:
una, creyéndonos en serio la Palabra del Señor “Yo estoy con vosotros hasta el fin de los tiempos, sin
Mí no podéis hacer nada, las fuerzas del infierno no prevalecerán; y
otra, es –y no puede ser de otra
manera- la oración persistente y
confiada, y el trabajo constante y
sin desmayo por la unidad en la
Iglesia.
JORGE E. MÚJICA L.C.
Director de Actualidad y Análisis
“Me gusta el tinte de continuidad con sus
predecesores, Benedicto XVI y Juan Pablo II”
1
Como a muchas otras personas me
gusta el tinte de continuidad con sus
predecesores, aderezado con el
“estilo” personal del Papa Francisco.
Al no haber universidades para aprender a serlo es comprensible que al comienzo haya gestos nuevos o incluso
“sorpresas” en el modo de hacer tal o
cual cosa. Pero sustancialmente hay
una continuidad y eso es lo que resalto, aunque quizá no sea algo que una
gran mayoría haya podido apreciar.
También me gusta eso que ha transmitido como “programa” de su pontificado: la misericordia y la ternura. Esas
dos características me hacen pensar en
Juan Pablo II y en Benedicto XVI
quienes supieron encarnarlas muy vivamente.
2
Me parece que son los mismos a los
que se enfrentó y enfrentará cualquier
otro Papa: ayudar a los católicos a crecer en su fe en Cristo, en su relación
con él, y en su amor a la Iglesia. Eso
se concretiza de modo diferente según
los tiempos y lugares, pero es significativa tener por identificado el reto de
manera que en un segundo momento
se sabe apuntar a la mejor medicina.
En este sentido, creo que la Carta y desde luego también en que es Dios
Apostólica Porta Fidei, con la que el quien vivifica porque, en definitiva, la
Papa emérito convocó el año de la fe, Iglesia es suya.
es también como una herencia programática de trabajo.
Me gusta subrayar siempre que la Iglesia somos nosotros, cada uno. Y por
eso su debilidad (y su potencial) tamLas atalayas siempre ven sólo una par- bién somos nosotros. ¿Cómo afrontar
te y lo que yo puedo ver desde Roma debilidades? Prefiero pensar en cómo
no me pone en condición de ofrecer prevenirlas. Y para prevenir hay que
una valoración tan general. Y es que estar muy unidos a la vid, a Cristo.
en cada área geográfica hay necesida- Vivir en unión con Dios. Esto no es
des diferentes… Debo decir que al algo pío o teórico, es algo bien práctipensar en la imagen de tomar el pulso co: a mayor vida de Iglesia
pienso en que la Iglesia ¡tiene pulso! Y (participación en los sacramentos, vida
eso significa que está viva. En conse- eclesial, etc.) mejor salud espiritual y,
cuencia esto lleva a pensar en el traba- en consecuencia, agentes evangelizajo de tantos hombres y mujeres, en su dores naturales y en todos los lugatestimonio que construye y evangeliza, res…
4
3
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 31
EMILIA SAN MARTÍN
Delegada de Zenit en España. Ex corresponsal en El Vaticano
“Las carabelas enviadas a América, Asia... están
dando la vuelta y traen un evangelio enriquecido”
1
La compasión. Que puede tener muchas manifestaciones. El tiene la misericordia como lema de su escudo ya
desde que era obispo. La misericordia
con un hombre (Mateo) que era un
pecador público y que Jesús lo hizo su
discípulo y no sólo, luego fue uno de
los evangelistas que nos han trasmitido
los hechos y dichos de Jesús. Esta capacidad de transformación de la mirada misericordiosa de Dios sobre el
mundo, o sea la compasión, este papa
la ha subrayado desde el principio. Y
ha llegado a decir que sin esta misericordia divina el mundo no existiría.
2
Un primer reto es, y para eso su nombre es profético, reedificar la Iglesia.
Francisco, en el siglo XIII, de no menos facilidades para la Iglesia que el
siglo que vivimos, inició su seguimiento de Cristo reconstruyendo iglesias de piedra, hasta que comprendió
que la llamada de Dios era a reconstruir su Iglesia hecha de hombres y
mujeres. Las órdenes mendicantes fueron un revulsivo para una institución
anclada en el poder y la riqueza
muchísimo más que ahora. Este papa
ya lo ha dicho: ¡Cómo querría una
Iglesia pobre! Por tanto, la Iglesia tiene que mirar en serio a sus inicios.
El segundo reto es hablar más con
hechos que con palabras. Una Iglesia
misionera que se siente enviada, en
camino, como ha dicho el papa Fran-
cisco, por fuerza tiene que tener un
equipaje ligero. La fuerza del testimonio es lo que hoy necesitan nuestros
contemporáneos. Por ello, limpieza
total. Tolerancia cero. Pero no sólo
con los escándalos sexuales que, si
quiere, son muchos más indicadores de
debilidad que de soberbia o avaricia.
En cambio, no escandalizan tanto los
enriquecidos a costa del pobre, los poderosos llegados a sus puestos de decisión por medio de la corrupción. Son
pecados tan graves o más, porque
afectan a millones de personas, que los
pecados de origen sexual. Por tanto,
limpieza total en quienes se proclaman
miembros de esta Iglesia.
El tercer reto son los laicos en la Iglesia y los nuevos ministerios, en los que
incluyo especialmente a las mujeres.
No se las puede seguir relegando a un
papel secundario, como sacristanas,
monaguillas, encargadas de Caritas,
“perpetuas” (como llaman en Italia a
las señoras que se consagran a servir a
los sacerdotes). Las iglesias están mayoritariamente pobladas por mujeres,
son las más incondicionales y las más
abnegadas. Y sin embargo, salvo las
misioneras, que tienen un papel protagonista en la evangelización, por fuerza de las cosas, porque no hay sacerdotes, las mujeres no tienen todavía, ni
siquiera el protagonismo que tuvieron
en los primeros siglos de la Iglesia, en
las primeras comunidades. Los nuevos
ministerios, la participación de los laicos con su carisma propio, no como
personas clericalizadas o “mandadas”,
sino como adultos en la comunidad
eclesial, es algo que, por lo menos en
Europa, es una asignatura pendiente.
Están dos realidades que conviven y se
entremezclan. La comunidad eclesial
universal mira a Roma para tener una
palabra del papa. Pero no tendría esta
palabra si el pontífice, como ha pasado
en la historia, fuera un ciudadano sometido a una u otra potencia. El estado
de la Ciudad del Vaticano es necesario
para salvaguardar precisamente la misión evangelizadora de la Iglesia. Hay
que pensar en pequeños países amenazados por grandes potencias que ven
en la Santa Sede una voz que se alza
en su favor. Lo mismo digo de los misioneros en todo el globo. Muchas veces la nunciatura apostólica ha sido su
refugio en momentos de conflicto. El
estado de la Ciudad del Vaticano emplea a una gran cantidad de personas
que son más o menos católicas, más o
menos auténticas. Por tanto se presta a
todas las corruptelas que afectan a las
instituciones humanas.
Dicho esto, vivir en Roma, ir un día a
San Pedro y ver a verdaderos creyentes que llegan de todos los rincones del
planeta para volver a casa con una palabra para sus vidas, sentir la energía
que transmite esa plaza, percibir que
es la plaza mayor de la Iglesia es algo
que hay que vivirlo, no se puede contar. Como hacen los musulmanes con
la Meca, todos deberían venir al menos una vez en su vida a Roma para
sentirlo. La misma sensación he tenido
al recorrer los lugares que vieron
transitar a Jesús de Nazaret en la Tierra Santa. Allí Jesús. Aquí Pedro y
Pablo.
Yo creo que una Iglesia con más de
mil millones de personas es algo muy
complejo y que tiene múltiples rostros.
No me atrevería a hacer un análisis, ni
la conozco lo suficiente. Siempre, desde muy joven, me ha atraído el heroísRoma es una realidad muy compleja. mo de los misioneros que han dado la
3
vida por el testimonio. Creo que es la
mayor riqueza de la Iglesia. Y hoy
cada laico o laica estamos llamados a
vivir ese heroísmo en la vida cotidiana, a veces arriesgando el puesto,
arriesgando la fama, arriesgando la
riqueza, arriesgando el bienestar por
aquello en lo que creemos.
4
¿Qué fortalezas? Cristo no tuvo ninguna fortaleza material y mucha espiritual, toda. Sólo tenía la fuerza de la
misión recibida del Padre que le impulsaba.
Ya lo he dicho, la debilidad de la Iglesia es la de una obra desempeñada por
seres humanos con todas sus deficiencias. Y estas seguirán existiendo.
Una debilidad de la Iglesia hoy, me
atrevería a decir como europea que ha
vivido en otras realidades, es su eurocentrismo, cuando su futuro y su riqueza espiritual quizá estén ya en otras
latitudes. Una debilidad subsanable.
Europa necesita reencontrar las raíces
que la impulsaron a llevar la buena
noticia al universo mundo. Y se lo van
a recordar los descendientes de aquellos evangelizados.
Como dijo hace ya muchos años Clodovis Boff, ha llegado el momento en
que las carabelas enviadas a evangelizar América le devuelvan al viejo continente la riqueza espiritual que de él
recibieron.
Las carabelas enviadas a América,
África, Asia y Oceanía están dando la
vuelta y nos traen un evangelio enriquecido por el mestizaje, por las culturas del mundo. Ese viaje se ha iniciado
ya con este papa Francisco y es imparable.
JOSÉ MARÍA POIRIER
Director de Criterio. Argentina.
“Lo que más ha sorprendido del nuevo Papa,
que no es nuevo para los argentinos,
es su ejercicio pastoral de a pie”
1
Creo que lo que más sorprendió del
nuevo Papa es algo que para los
ciudadanos de Buenos Aires, y para los argentinos en general, se
había tornado costumbre: un ejercicio pastoral directo, cara a cara, de
a pie, con una inusitada austeridad
y una marcada predilección por los
más indefensos. Siempre claro y
directo en sus mensajes; ajeno a las
lógicas de poder.
ce: “Sus palabras me han traído a
la memoria un sinfín de nombres,
el rostro de no pocos niños y ancianos, las ilusiones de tantos jóvenes
y matrimonios, las preocupaciones
de los trabajadores y sus familias,
así como las esperanzas y las penas
de las personas sencillas y humildes, muchas de ellas pobres y desfavorecidas, olvidadas a menudo al
costado del camino”.
Por otra parte, creo importante señalar las dotes de gobierno que
siempre demostró el cardenal Bergoglio, y su aguda percepción política.
la política de tolerancia cero frente
a los abusos sexuales de menores
por parte de clérigos, la búsqueda
de transparencia en los asuntos
económico-financieros del Vaticano (léase IOR) y una profunda reforma de la curia romana (es decir,
descentralizar el gobierno central
de la Iglesia y favorecer en vez de
obstruir la comunicación entre los
obispos y el Papa).
En este sentido, podría decirse que
continuará las grandes líneas emprendidas por Benedicto XVI (a
quien lo une un profundo afecto y
admiración intelectual), pero con
mayor fuerza y decisión de mando.
búsqueda de sintonía con los jóvenes en una sociedad que se ha distanciado mucho de la Iglesia.
Además, creo que Francisco seguirá de cerca los diálogos ecuménico e interreligioso.
Las relaciones entre países ricos y
países pobres, y la injusta desigualdad social de enteros continentes
no le son ajenas.
Por otra parte, siempre ha sido
muy crítico de los populismos autoritarios que gobiernan en algunos
países de la región latinoamericana.
3
Días atrás, en una sugestiva carta
Los retos ad extra serán los de una
en respuesta a los saludos del alcalsevera austeridad en la Iglesia, la Advierto que la Iglesia sigue siende de Buenos Aires, Francisco di- Los principales retos ad intra son: preocupación por los pobres, la do un referente moral y espiritual
2
EL PENSADOR
32 · Mayo-junio 2013
en la sociedad mundial, y por ello
mismo es importantísima su coherencia de vida y su virtud, su
identificación entre el mensaje
evangélico y el testimonio de vida.
La Iglesia en muchos países da un
verdadero ejemplo de asistencia de
los más pobres, de defensa de lo
derechos humanos y de conciencia
ecológica.
Todo lleva a pensar que el nuevo
Papa despierta simpatías dentro y
fuera del mundo católico, que gustan sus gestos, su cercanía con la
gente, su lenguaje sencillo.
Puede significar un nuevo impulso
para la evangelización y la presencia de los valores religiosos en la
vida social.
4
Pienso que la Iglesia institucional
ha perdido presencia y relevancia
en el mundo cultural y para las nuevas generaciones.
Hay temas importantes nunca tratados como la imposibilidad de recibir la eucaristía los divorciados
vueltos a casar, los criterios para
ejercitar una paternidad responsable
(uso de anticonceptivos), el celibato
obligatorio para el clero secular, el
lugar y la significación de la mujer,
que constituyen motivos de distancia y desinterés de mucha gente
frente a la jerarquía católica.
ISABEL MOLINA
Directora de Misión
“Que los curas quieran realmente ser santos y sean
un reflejo de Cristo vivo”
1
Su liderazgo del servicio. El Papa
Francisco sabe que para hacer cabeza, el primero tiene que hacerse el
último, pues ahí radica la fuerza
arrolladora del liderazgo cristiano.
Se predica con la vida misma: una
vida de entrega, de cuidado a los
demás, de dar amor en obras concretas.
Como buen Pastor, nos enseña que
el ejemplo y los gestos sencillos,
pre-dican a gritos y pueden transformar vidas cuando van acompañados de una vida de piedad auténtica.
Y, sin duda, destaco también su
amor filial a la santísima Virgen.
Desde el comienzo de su pontificado se encomendó a la Madre que
siempre guía por camino certero
hacia el corazón de Cristo.
2
En primer lugar, unificar la Iglesia.
A
Desde países lejanos -y no tan lejanos- es posible experimentar una
falta de armonía del clero con la
cabeza visible de Cristo. Hace falta
que los caudales de autoridad impregnen la jerarquía eclesiástica en
todos los rincones de la Tierra, que
los sacerdotes quieran ser realmente
santos y sean una fiel representación de Cristo vivo.
En segundo lugar, destacaría la necesidad de promover una Nueva
Evangelización eficaz. Quizás uno
de los mayores retos de la Iglesia
hoy es que muchos católicos aún no
han tenido un encuentro personal
con Cristo.
La Nueva Evangelización es un reto
personal que todos y cada uno de
nosotros necesita entender: nos corresponde comunicar la fe a las personas que tenemos más cerca para
que de verdad descubran su riqueza, la vivan y profundicen en ella.
La hondura de nuestra fe es inagotable. Los católicos no podemos
quedarnos con una fe de clase de
religión.
Y por último, guiarnos para que
seamos capaces de recristianizar la
cultura. Simultáneamente con la
Nueva Evangelización en el seno de
la Iglesia, tenemos que impregnar
la cultura de nuestro tiempo con el
N
U
mensaje de Cristo. La secularización ha hecho que la cultura esté
muy lejos de la vocación cristiana.
Hace falta que volvamos a ser sal y
luz entre nuestros contemporáneos,
de un estilo de vida conforme con
la apasionante verdad del Evangelio, único germen capaz de conducir al hombre por el camino de la
felicidad.
3
La Iglesia católica tiene todas las
respuestas a las preguntas que se
hace el hombre de hoy en día y
pienso que muchos -incluso no
católicos, decepcionados de las
ideologías y de propuestas espirituales vacías- están mirando hacia
ella en busca de estas respuestas. Se
puede decir que en la Iglesia hoy en
día "el que busca" con espíritu
honesto, encuentra.
Y, para los mismos católicos, es
apasionante saber que hoy existen
muchísimos movimientos y carísimas eclesiales donde cada uno va
encontrando un espacio para recorrer su camino hacia la Eternidad.
Esta es una riqueza inmensa que
tenemos hoy en la vida de la Iglesia
que responde perfectamente a los
tiempos que vivimos.
A
4
El individualismo. A raíz de este
ismo tan característico de nuestro
tiempo, la gran mayoría de católicos no logramos vivir el ejemplo de
los primeros discípulos.
A ellos se les conocía por como se
amaban unos a otros: "mirad cómo
se aman", decían de ellos los gentiles. Solo si aprendemos a amarnos
así, a recuperar el sentido de comunidad en nuestras parro-quias, a
apoyarnos entre las familias católicas amigas, a hacer presencia en
unidad en las obras que lleva la
misma Iglesia (colegios, hospitales,
medios de comunicación, entre muchas más), todos verán que tenemos
un tesoro latiendo en nuestro corazón: el Amor de Cristo que se deja ver en nuestra mirada, que abraza
con nuestros brazos y que habla con
nuestras palabras. ¿Qué puede
haber más cautivador para un mundo sediento de Amor?
Tenemos que ser imparables en pro
-pagar el Amor, como los apóstoles
cuando habían recibido el Espíritu
Santo.
R
I
O
EL PENSADOR
EN PAPEL
Han sido muchos los lectores de nuestra revista incluye su envío postal a la dirección consignada,
que nos han pedido una edición en papel, que será de 20 euros (30 dólares USA)/ejemplar.
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diciembre, unos días antes del lanzamiento efectivo del libro, mediante transferencia bancaria o
pago con tarjeta.
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EDICIÓN LIMITADA HASTA AGOTAR EXISTENCIAS: RESÉRVALO YA
EL PENSADOR
El sociólogo liberal francés, Frédéric
Lenoir dijo hace unos años que “la
Iglesia católica padece una crisis de
alcance insólito, tan profunda que afecta a su credibilidad en todos los ámbitos”. El tradicionalista norteamericano
Kenneth C. Jones lo ratifica: “En todas
las áreas estadísticamente comprobables, el proceso de decadencia es innegable”. Lenoir es un convencido laicista. Jones un furibundo opositor al Concilio Vaticano II. ¿Dicen la verdad o la
interpretan haciendo de ellas un objeto
Mayo-junio 2013 · 33
de uso político?
El Anuario pontificio no deja de anunciar un sostenido incremento del número de creyentes católicos en el mundo
que, por lo demás, es mayor que el incremento de la población mundial
(+1,4% frente al 1,1%, respectivamente, en 2007). En la Francia de
Lenoir en el último lustro ha habido un
notable repunte de bautizos y bodas. En
Estados Unidos se calcula que para
2050 los católicos serán la minoría mayoritaria. ¿Crisis de fe? Como dijo Ca-
milo Ruini en 2007, una Iglesia más
vital solo puede suscitar mayor hostilidad en sus adversarios.
Pero los católicos hablamos con demasiada frecuencia (y con no poca superficialidad) de que estamos en crisis.
¿Acaso no han pedido los últimos Papas una reevangelización? ¿No es eso
un reconocimiento de que en efecto estamos en crisis? El número de sacerdotes y de seminaristas, de diáconos
permanentes y de laicos misioneros ha
aumentado considerablemente desde el
Geo{
fallecimiento de Pablo VI hasta la elección de Francisco. Pero también la secularización. Incluso ciertos aspectos
de secularización que invaden a miembros de la Iglesia católica. Especialmente lo primero en América Latina y lo segundo en Europa. La llamada
a la Nueva Evangelización no es, entonces, más que un llamado a recordar
nuestra misión como cristianos de ser
apóstoles, testigos de Jesús en me-dio
del mundo. No es más que – o ni más
ni menos- que eso.
-grafía y
-política
del Cristianismo
en el siglo XXI
EL PENSADOR
34 · Mayo-junio 2013
Situación global de la Iglesia
A COMIENZOS DEL SIGLO XXI
El siglo XX ha sido una época de
profunda y rápida transformación de
la geografía católica. A comienzos
del pasado siglo casi dos de cada
tres católicos vivía en Europa. En
2007, dos de cada tres católicos vive en el continente americano o en
Asia-Pacífico. Este fenómeno no
sólo se ha producido por el aumento
del laicismo en el Viejo Continente,
sino también (y en no poca medida)
por la vitalidad demográfica de
América Latina y por la nueva expansión católica en África y el continente asiático.
En conjunto la población mundial
católica ha pasado de 757 millones
de fieles en 1978, a la muerte de
Pablo VI, a 1196 millones en 2010.
Un incremento relativo de casi el
Misión
Dos campos geográficos son
tradicionales en la misión
evangelizadora de la Iglesia:
Asia-Pacífico y el África
subsahariana.
Sin embargo, los últimos Papas han convocado a la Iglesia a una Nueva Evangelización en territorios históricamente católicos, para hacer
frente a la secularización.
Iglesia perseguida
Inmigración
Islam
La fuerte ola inmigratoria de
musulmanes, sobre todo en
Europa, la cohesión de sus
comunidades y las altas tasas
de natalidad amenazan con la
progresiva islamización de los
países de acogida.
58%, muy ligeramente superior al
crecimiento demográfico mundial.
Y ello a pesar de que una parte nada
desdeñable de la población mundial
vive en países donde el catolicismo
es perseguido oficial u oficiosamente.
Ahora bien, el aumento del número
de fieles católicos ha dejado
“pobres” la progresión del número
de sacerdotes y por tanto el ratio
sacerdote/comunidad parroquial.
Había 419.700 sacerdotes en 1978 y
408.020 en 2007 (retroceso que ha
ido levemente corrigiéndose desde
la cifra más baja, en 1985, con
403.480 sacerdotes ordenados).
Ahora bien, el número de diáconos
permanentes ha pasado en ese periodo de 2.686 (1975) a 33.391
(2005). Y los seminaristas de
33.731 (1980) a 58.538 (2005).
El aumento de los laicos misioneros
ha sido igualmente espectacular.
Sobre todo por la pujanza de los
movimientos eclesiásticos, que se
han revelado desde el Concilio Vaticano II como auténtico semillero
de católicos comprometidos de manera radical con su fe.
Por otra parte, en el año 2000, la
Iglesia católica disponía en todo el
mundo (según estudios académicos
imparciales) de 74.936 dispensarios,
13.933 residencias, 8.695 orfanatos,
5.853 hospitales, 1.046 universidades y 125.016 escuelas, sin contar
las obras de labor social y caritativa
que lleva a cabo.
La misión evangelizadora de la Iglesia está dificultada en numerosos países por restricciones
legales y sociales a veces muy radicalizadas. Destacan en especial los países con mayoría
musulmana y aquellos que tienen un régimen político comunista o post-comunista.
Los grandes movimientos migratorios están provocando
importantes cambios en las sociedades receptoras. Los
inmigrantes latinoamericanos hacia Europa mediterránea y Estados Unidos están “exportando” catolicismo a
países secularizados. En EE.UU. Habrá mayoría católica
en 2050. El riesgo está en la posible secularización de los
hijos de los inmigrantes, sobre todo en Europa, influidos
por un deseo de normalización en las sociedades de acogida y desapego a las culturas de origen.
Creyentes culturales
Secularización
A pesar de los síntomas de post-secularización en países más avanzados, la secularización está profundizando en sociedades a donde, por diversos factores, ha llegado más tarde. Sería el caso de España y
varios países de Iberoamérica. Este proceso de secularización también ha alcanzado a penetrar en
ambientes tradicionales católicos, dando origen a los llamados “creyentes culturales”. Fenómenos
como el divorcio o las familias extensas ayudan a derribar los principios morales cristianos.
Post-secularización
Numerosos sociólogos comienzan a ver
síntomas de post-secularización en no pocos
países occidentales, sobre todo europeos,
como Francia o Alemania. La postmodernidad y la globalización pueden ser un terreno fértil para la vuelta a la espiritualidad de
sociedades de larga tradición secular, aunque el riesgo es la expansión de pseudoreligiones como el New Age.
Benedicto XVI habla de ellos como “agnósticos que van a misa”, es decir, creyentes que no profundizan en su fe y que mantienen profesiones exteriores religiosas meramente por convención social o por costumbre familiar. La Iglesia está convocada a una re-evangelización de estas vastas capas sociales, predominantes
sobre todo en aquellos países con larga tradición católica (Europa mediterránea y,
cada día más, en Latinoamérica).
La presencia de “minorías creativas”, vinculadas sobre todo a los movimientos
eclesiales, actúa como contrapeso a este fenómeno.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 35
Crisis vocacional Uno de los indicadores más sorprendentes de las últimas
décadas es el aumento constante del número de diáconos permanentes ordenados.
Es cierto que partían, en 1978, desde cifras muy bajas. Pero tampoco puede dejarse
de comprobar que los crecimientos son altos y sostenidos. Entre 1999-2010 han
aumentado un 50%, porcentaje nada despreciable teniendo en cuenta que los sacer-
dotes se incrementaron en el mismo periodo sólo un 2,4%. Otro indicador para la
esperanza es que el número de seminaristas aumenta porcentualmente muy por encima del incremento de sacerdotes. Pero es más que probable que se encuentren
por debajo del índice de reposición. Es decir, se prevé en el medio plazo un decrecimiento en el global de sacerdotes en el mundo.
Las JMJ: Iesu
Communio
como ejemplo
Claves geográficas: conversión
en Asia, evangelización de Europa
y consolidación en América
Asia es un continente clave. Representa
el 53,6% de la población mundial y es el
que más crece en términos demográficos. Por otra parte, su influencia económica y política probablemente no hará
más que crecer a lo largo del siglo XXI.
Sin embargo, sólo el 7% de su población
es cristiana. Un hecho que contrasta con
la más rápida y decisiva influencia del
Islam en este continente. En los próximos treinta años los expertos calculan
que el 27% de los asiáticos será musulmán.
El principal problema que debe abordar
la Iglesia de cara a la evangelización de
Asia es el de la persecución religiosa.
En China, India o Indonesia, los más
poblados, los cristianos son perseguidos
o tolerados con muchas restricciones.
La importancia de Europa no radica ni
en su número de habitantes ni en su influencia política o económica (todos
ellos en franco declive). Sin embargo,
Europa representa la tradición histórica
y cultural del cristianismo. La secularización del Viejo Continente debilita notablemente la expansión del cristianismo
a nuevas tierras de misión, como Asia o
África. De ahí la insistencia de Benedicto XVI en defender las raíces cristianas
de Europa.
Existen, no obstante, elementos para
pensar que se está dando un proceso de
postsecularización. En Europa será determinante el cambio de paradigma en la
relación fe-ciencia-razón. Expandir la
idea de su compatibilidad intrínseca será
la clave para el siglo XXI.
Consolidar el cristianismo en América
es vital. Casi la mitad de los católicos
del mundo viven en este continente. Y
no es ajeno a esta circunstancia que el
nuevo papa proceda de allí.
En América central y del sur el gran reto
lo constituye el proceso de secularización que, con retraso pero a imitación de lo sucedido en Europa, se viene
estimulando por los poderes políticos de
izquierda y liberales. La aparición y extensión de sectas protestantes es otro
grave problema.
En América del Norte, especialmente en
EE.UU., cabe la posibilidad de que para
2050 el catolicismo sea la religión mayoritaria. El reto aquí consiste en facilitar la asimilación de los inmigrantes del
Sur sin que pierdan sus raíces.
“...Algo estaba naciendo. Bebíamos de
San Francisco y de Santa Clara, pero
también de los Padres de la Iglesia, de
los santos, de los maestros y teólogos
de la Iglesia y, por supuesto, del Magisterio, muy especialmente el de los
Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI,
a quienes amamos entrañablemente.
Muchas de nosotras hemos sentido la
llamada a la consagración en las Jornadas Mundiales de la Juventud”. Dicen
en Lerma, sede de Iesu Communio, la
congregación religiosa fundada por sor
Verónica en 2010.
El papa Francisco, en línea con sus
predecesores, insiste en convocar a la
juventud a una entrega valiente. Las
JMJ no sólo tienen como objetivo la
conversión de los jóvenes, sino, sobre
todo, la incorporación de nuevas generaciones a la vida religiosa y consagrada, con especial atención al sacerdocio.
Un reto crucial en el que la Iglesia se
juega mucho.
El papel de
los laicos
Los movimientos eclesiales y las sociedades de vida apostólica, entre
otros, han ganado influencia desde el
Concilio Vaticano II, en la medida en
que han sabido atraer a centenares de
miles de fieles no sólo a una mayor
radicalidad en su vida de cristianos,
sino también a labores de apostolado.
El papel del laicado en la Iglesia no es
nuevo ni propio del siglo XX. Si
hemos de buscar una novedad en este
fenómeno es el del número de fieles
que se comprometen en diversos movimientos cuyo carisma no es el de formar nuevas congregaciones religiosas
o ayudar a estas, sino, precisamente,
agrupar laicos en un compromiso más
decidido por el Evangelio.
El papa Francisco ha insistido en sus
primeras semanas de pontificado, en
que hay que evitar el riesgo de clericalismo en la Iglesia. Ha sido claro y
valiente. Porque precisamente uno de
los retos más importantes que debe
acometer la Iglesia en las próximas
décadas es la de conceder un mayor
protagonismo a los laicos.
EL PENSADOR
36 · Mayo-junio 2013
Anónimo (finales del
s. XVI) Cristo predicando
a la multitud.
Geopolítica y catolicidad:
Reflexiones en el cambio de pontificado
Por: Javier Hernández-Pacheco
L
a reciente elección del Papa
Francisco, ha vuelto una vez
más a plantear la cuestión geopolítica del relativo peso de
los continentes en la vida de la Iglesia.
Afortunadamente, es algo que posiblemente olvidaremos hasta que, dentro de
los años que Dios quiera, se vuelva a
plantear otra vez. Porque a la hora de la
verdad estas cuestiones continentales
pesan más bien poco en el día a día de
los cristianos. Pero como es cierto que la
circunstancia nos ha obligado a una
mínima reflexión, quiero aportar la mía,
con la tranquilidad intelectual que da,
además, saber que ha sido perdedora. Es
cierto también que son mucho más importantes otras razones, que como es
natural tienen que ver con el carácter
personal ―for-ma-ción teológica, santidad de vida, dotes de gobierno, etc.― de
los posibles candidatos (que además no
son nunca tales). Pero… yo quería un
papa norteamericano, y no ha salido.
Lo quería un poco por exclusión. Por
ejemplo, de la iglesia italiana. Ya sea
por lo muy positivos que han sido los
pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, primeros papas no italianos en
siglos; y también porque parece se había
instalado un cierto consenso, del que
participo, para marcar algo de distancia
frente a la endogamia (en sentido figurado) romana, e introducir aire nuevo en la
burocracia vaticana y el general gobierno de la Iglesia. Pero, más allá de los
Alpes, mis reservas se extendían a la
totalidad del continente. Por una mezcla
de motivos que tienen que ver a la vez
con nuestra historia cultural y con la demografía.
Y es que al homo sapiens ecclesiasticus
europeo, con poder para influir en el
gobierno de la Iglesia, muy probablemente se le cuajaron las neuronas en
torno a los años 60. Tras cien años de
lucha de la Iglesia contra el liberalismo
y el modernismo en sus distintas formas,
el clero de los países católicos tuvo, después del Concilio Vaticano II, que revertir las denuncias proféticas, ahora contra
lo que ellos mismos habían aprendido en
el Seminario. Y eso ha sido mucho más
complicado de lo que parece. Voy a ser
brutal: la mente humana da de sí lo que
da, y los cortocircuitos intelectuales son
muy difíciles de superar. De modo que
esa generación ―salvo muy honrosas
excepciones— está intelectualmente perdida para luchar contra las corrientes,
ahora no liberales sino directamente
nihilistas, que conforman nuestra cultura. Y así, frente a un siglo de lucha clerical contra el liberalismo, parece que va a
seguir otro ―nos vamos ya a los 50 de
este siglo XXI, que tampoco están tan
lejos― de complejo de inferioridad frente al laicismo progresista. Es triste pero
creo que hay que reconocerlo: un obispo
europeo, que a duras penas ve sus opiniones acogidas en la prensa conservadora, en el fondo de su corazón preferiría verse ungido por las op-eds de La Repubblica, El Pais, Der Spiegel, o Le
Monde, sin que estos, por supuesto, dejen de abominar del núcleo esencial del
mensaje evangélico. De este modo, la
relación del clero casi setentón con la
intelectualidad de izquierdas, continúa
requiriendo psiquiatras especialistas en
el sado-masoquismo. De ahí que fácilmente se refugien en posiciones antisistema de origen sesentayochista, de corte
antieconomicista o (en eso siguen sus
viejos instintos) antiliberal, o mostrando
sus simpatías, allí donde ha lugar, hacia
un disolvente nacionalismo, que ellos
aún ven compatible con, si no exigido
por, la doctrina social de la Iglesia. Y
esperan así llenar de nuevo los templos
con restos marginales excluidos por ese
sistema, sin entender que la supuesta
solución tiene más que ver con el motivo
por el que se vaciaron. La Iglesia
―dicen entonces unos y otros― todavía
tiene que "cambiar", "acercarse a la gente". Y ya se sabe, gente, lo que se dice
gente, son los votantes de Beppe Grillo,
Esquerra Republicana e Izquierda Unida. Y así, como paradigma válido y supuesto punto de encuentro con
"indignados", siempre nos quedará el
Poverello de Assisi, al que podemos reinterpretar como una mezcla escatológica de anarquista y perroflauta.
Gracias a Dios, frente a esta penosa actitud de sus mayores, contrasta la vitalidad del clero joven, que goza de una
inmejorable formación, y que nunca
pasó esas calores, ni sufrió dichos complejos. Por no hablar de la católica grey
europea que aún persevera en los templos y que, algunos activistas aparte,
resulta ser de natural conservador; y que
sostiene los domingos las colectas de
Cáritas, mientras sufridamente aguanta
cómo el párroco, ya mayor, fustiga desde el ambón (¡nada de púlpito!) su (de
los fieles) conciencia burguesa. Es cierto
que exagero, pero no mucho. Es una caricatura, pero bien ilustrativa. Lo suficiente para buscar la salvación por otras
latitudes, como en los ochenta se buscó
―y gracias a Dios, y parece que al cardenal König, se encontró― en los extraños y desacomplejados parajes de la Galitzia polaca.
Huyendo de la vieja Europa, como reserva espiritual siempre nos quedará África: el futuro de la renovación alternativa
lejos del podrido Occidente capitalista; o
Asía, que es en donde de verdad hay
"gente". De ahí los ríos de tinta que hace
correr cada cónclave la elucubración
sobre un papa negro, en la que se refuerza el ya citado complejo, ahora que incluso los Estados Unidos tienen un presidente de color (aunque de poco color y
graduado en Harvard). Mientras tanto
silenciamos lo que desde el punto de
vista cristiano producen Asia y África,
que son ―ciertamente semilla de esperanza, por desgracia aún lejana― fundamentalmente mártires, olvidados por
todos en esas fronteras de la interculturalidad, que, si se pueden trazar en el East
End londinense o en las Banlieus parisinas, discurren mucho más dramáticamente por sitios como Darfur, Egipto,
Paquistán, Nigeria, o Mindanao, donde
todavía un creyente cristiano puede ser
reo de muerte. Mejor haríamos en apoyar y dar calor, ¡y voz!, a esas iglesias
heroicas, en vez de, llegado cada cónclave, pasearnos por Roma a ver que cardenal negro o filipino tenemos por la Curia
para adorno del progresismo clerical.
Por supuesto, siguiendo a la búsqueda de
alternativas, ahora ―se dice― ha llegado el momento de Latinoamérica. Vaya
por delante que estoy firmemente convencido de que buenos pastores, preparados para asumir el sumo pontificado,
pueden venir de cualquier sitio, porque
el Espíritu sopla de dónde quiere. Digamos también que sus primeros gestos
alejan al Papa Francisco de cualquier
interpretación populista de esa opción
preferencial por los pobres, que siempre
ha sido y debe seguir siendo, no una característica latinoamericana, sino más
bien signo palmario de fidelidad evangélica. Yo añado además mi más profundo
convencimiento personal de que Latinoamérica constituye una reserva cultural
de máxima esperanza, y no sólo para la
constante renovación eclesial. La sencilla y honda piedad; la natural devoción
de los pueblos americanos, muy especialmente a la Virgen María; pero también su innata tendencia al mestizaje y a
la fecundidad, poética, musical, literaria,
abren horizontes de renovación que pueden aportar (han aportado ya) inmensidades: a la Iglesia, y también a una cultura globalizada que hace mucho que ha
dejado de ser euro- y anglo-céntrica.
Pero por lo mismo estoy convencido de
que esa prometedora fecundidad requiere para cuajar de una radical superación
del "latinoamericanismo" ideológico,
que más bien representa una lacra que
todavía están sufriendo aquellas gentes.
En la forma por ejemplo de teología de
la liberación, cuya mayor repercusión a
lo largo de ya muchos años va a ser, no
la revolución, sino vaciar parroquias
católicas de barrios marginales o comarcas campesinas a favor de denominaciones y sectas evangélicas. Porque son
éstas las que mantienen abierta la promesa de transcendencia que el izquierdismo teológico bloquea en su opción a
favor del activismo político. Por no
EL PENSADOR
Igual contribuyen al
progreso de los más
desfavorecidos, un
dispensario sanitario en la
selva profunda, que una
escuela de negocios en la
capital para hijos de la
emergente burguesía de
esos países. Y con sabiduría
milenaria, bien orgullosa
puede estar la Iglesia
(y particularmente la
Compañía de Jesús) de
haber promovido a lo largo
de siglos instituciones
formativas o asistenciales
en los dos niveles sociales,
en el primero, tercero o
cuarto mundo.
La relación del clero casi
setentón con la
intelectualidad de
izquierdas, continúa
requiriendo psiquiatras
especialistas en el
sado-masoquismo. De ahí
que fácilmente se refugien
en posiciones antisistema
de origen sesentayochista
(…) Gracias a Dios, frente
a esta penosa actitud de sus
mayores, contrasta la
vitalidad del clero joven,
que goza de una
inmejorable formación, y
que nunca pasó esos
calores, ni sufrió dichos
complejos.
Mayo-junio 2013 · 37
hablar de esa mezcla de vudú y socialismo que confluye en las corrientes bolivarianas e indigenistas. O por supuesto
del peculiar ayuntamiento italo-español
de fascismo y retórica revolucionaria,
trasplantado al Rio de la Plata, y que al
final se articula en el corrupto expolio
del común, en esa catástrofe peronista
que lleva camino de hacerse centenaria.
Latinoamérica despegará, y creo que
explosivamente, hacia la prosperidad
que merece, cuando se dé cuenta como
continente de que en el orden espiritual,
en el cultural y en el económico, tiene
mucho más que aportar que la reivindicación antioccidental. Es lamentable el
retraso social; en algunos casos como en
la Argentina: el hundimiento histórico
desde posiciones que eran hace setenta
años la envidia y el foco de atracción de
emigrantes de Italia, Alemania o España. Mas eso no es algo de lo que tenga la
culpa la banca internacional, o el imperialismo norteamericano, o las multinacionales españolas; ni siquiera, aunque
estén más cerca, las viejas élites criollas.
Más bien tiene su raíz en una profunda
perversión ideológica. Han sido esas
mismas élites, y los intelectuales que
ellas generaron, y los militares que ejercieron el poder (ni mucho menos todos
derechistas), y parte importante del clero
que conformaba su ideario redentor, y al
final, cuando les han dejado, incluso los
mismos electores, los que se han empeñado en consagrar la miseria. Porque eso
es lo que ocurre cuando, desde planteamientos intervencionistas que todo lo
esperan del gobernante, se impide que
cuaje la urdimbre de seguridad jurídica,
de respeto a la libertad y a la propiedad
privada, a la ley, que permiten el desarrollo de la iniciativa individual y la inversión del ahorro nacional e internacional; cuando, en fin, se abomina de todo
lo que, en otras latitudes y especialmente en el tan denostado mundo "anglo",
forma la base desde la que puede despegar el espíritu de empresa primero y el
progreso económico después. Porque
ellos son los que precisamente abren la
posibilidad de cooperación, integración
e igualación sociales.
Y esto no es una discusión teórica: lo
demuestra la misma población latina
cuando llega con lo puesto a las playas
de Florida o a los campos de California,
y en el curso de una o dos generaciones
―igual que antes ocurrió con irlandeses,
judíos, italianos y polacos— son capaces, con mucho esfuerzo porque fácil no
es, de asegurar para sus nietos esas condiciones de progreso e integración social
que permite verlos como prósperos ciudadanos y a algunos como alcaldes y
gobernadores de las ciudades o estados
que acogieron ―ciertamente de forma
complicada― a sus abuelos. Y no sólo
la emigración da esos frutos. También se
ve la incipiente prosperidad en aquellos
países —pienso en Brasil, en Chile, y
poco a poco, pese a la narco-cultura, en
Colombia, Perú y México— en los que
se abandona la retórica populista (el
¡exprópiese! bolivariano) a favor de probadas políticas (eso sí, a no inmediato
plazo) de fomento del ahorro, el comercio y la inversión.
Pienso, sin embargo, que el momento
latinoamericano, tan prometedor como
se muestra allí donde alborea, no ha terminado de cuajar. Y me temo que para
viejos sesentayochistas del mundo católico, todavía puede servir de anclaje para
esa manipulación sentimental que fácilmente recurre a la retórica testimonial
de "los pobres".
Aquí los problemas teológicos son aún
más profundos y radicales que los planteados a mediados del siglo XX, y tienen que ver con la interpretación última
del mensaje redentor; ni más ni menos
que con las Bienaventuranzas. Porque,
¿qué quiere decir que son bienaventurados los que pasan hambre? ¿Quizás que
iluminados por la fe y en contra de su
elemental tendencia natural pueden ser
felices porque no comen, y así nos invitan al ayuno a los que aún podemos disfrutar de mesa bien servida? Aquí el
matiz lo es todo. La moderación es una
elemental virtud de una vida natural en
equilibrio consigo misma. E incluso lo
es, sobre todo como ejemplo, la heroica
austeridad propia de militares, misioneros, deportistas y ahorradores. Porque
esa reciedumbre, la capacidad para asumir penurias (que viene de Penia, que es
la pobreza en griego), es condición de
sus hazañas, evangelizaciones, records
olímpicos (cuando no se drogaban) y
capitales empresariales (cuando no resultan de la corrupción política de los
mercados). Voy más lejos: el faquir
indú, el mendicante medieval y la castidad contemplativa o pastoral, nos señalan una dimensión en la que esa vida
culmina más allá de su satisfacción natural. Y así dan testimonio de, y nos llaman a los demás hacia, una plenitud escatológica por venir. Pero no debemos
olvidar que a los filósofos griegos
―Diógenes se llamaba el principal, el
del candil y el tonel― que promovían
esa excepcionalidad autárquica, en la
que la pobreza se hacía modelo de vida,
eran conocidos por el nombre de
"cínicos"; y que ese término, puramente
descriptivo al principio, se hizo sinónimo de implausibilidad moral; y pronto
fue devuelto como improperio, cuando
se empezó a sospechar tras de él, no un
ideal sublime, sino algo, como lo expresa Nietzsche, "humano, demasiado
humano", a saber, una moral rencorosa
en la que la vida fracasada pretende convertir en virtud su miseria. Eso, mediante una radical inversión de la idea de
virtud, que era para Aristóteles la capacidad habitual para realizar el bien propio de nuestra naturaleza.
En este sentido, hay que reconocer que,
a diferencia de otras tradiciones cristianas que se sienten cómodas en el entorno de una medida prosperidad material
tal y como se decanta visualmente en el
paradigma burgués, el mundo católico, a
bandazos entre los Museos Vaticanos y
el ideal franciscano, no ha sabido articular de un modo plausible en qué puede
consistir esa "opción preferencial por los
pobres". Quizás por no saber entender la
actitud esencialmente liberal de Jesús de
Nazaret, que así deliciosamente se expresa contra el cinismo moralizante que
en todo encuentra algo que criticar:
"Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: 'Demonio tiene'. Y vino el
Hijo del hombre, que come y bebe, y
dicen: 'Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores'"(Mt., 11, 18-19). Podemos, pues,
concluir que en este asunto, como en
tantos otros, son múltiples los caminos
del Señor. Pero también hay algo de lo
que podemos estar seguro en las enseñanzas del Maestro: la actitud que nos
propone cuando vemos a un peregrino
apaleado al borde del camino, no es la
de sentarnos a su lado con cara de también haber cobrado y una pancarta que
denuncie la inmisericordia de ladrones,
sacerdotes, levitas y fariseos.
La opción preferencial por los pobres
bien puede entonces tener que ver con
promover las condiciones que permiten
dejar atrás, allí donde es endémica, esa
situación de pobreza. Y entonces es posible que esa opción no sea monopolio
de buenas intenciones moralizantes, y
tenga, al menos también, que ver con la
suscripción que hace una familia de cla-
se media de un fondo de capital que invierte en países emergentes; o con compañías mineras que buscan explotar riquezas escondidas en regiones apartadas
(tan falso, o tan miserablemente verdadero si es el caso, es decir que Rio Tinto, por ejemplo, emplea niños en las minas como que los religiosos abusan de
ellos en sus escuelas); o con bancos que
canalizan petrodólares o ahorro asiático
a economías que necesitan capital para
su desarrollo. O lo mismo: igual contribuyen al progreso de los más desfavorecidos, un dispensario sanitario en la selva profunda, que una escuela de negocios en la capital para hijos de la emergente burguesía de esos países. Y con
sabiduría milenaria, bien orgullosa puede estar la Iglesia (y particularmente la
Compañía de Jesús) de haber promovido
a lo largo de siglos instituciones formativas o asistenciales en los dos niveles
sociales (y en los del medio), en el primero, tercero o cuarto mundo. Por eso,
acusar, al grito de ¡exprópiese!, de materialismo e inmisericordia a quienes tratan de rentabilizar esas inversiones o
fomentan centros educativos de élite, es
tirar piedras contra el propio, o mejor
casi siempre ajeno, tejado de los pobres.
Sencillamente, esas retóricas sí que las
carga el diablo, pues son, incluso a corto
plazo, terriblemente depauperadoras.
Naturalmente estas líneas no tienen ni
misión profética ni consistencia científica; y son simple expresión de una opinión particular más o menos sustentada
en la experiencia, la información y la
reflexión, pero también en las simpatías,
personales. Pero me atrevo a decir que
no entiende la misión redentora de la
Iglesia quien desprecie, por un lado esa
cercanía testimonial a los pobres que se
expresa en la inmediata misericordia
―por-que tuve hambre y me diste de
comer, aquí, ahora, ya―; mas tampoco
el que desde la retórica testimonial quisiera ahora subvertir la base éticojurídica que en los países occidentales a
lo largo del tiempo ha permitido la
emergencia de sociedades justas e igualitarias. E incluso pienso que no entiende la grandeza de la fe, quien se empeñe
en deconstruir la historia de la Iglesia
abominando, porque no se dedicó a misericordia, de ese esfuerzo por generar
grandiosidad y belleza que en su día, en
situaciones económicas en las que nada
sobraba, levantó como monumentos a la
fe catedrales góticas o palacios episcopales barrocos, y en general esas obras,
anuncio también de la infinita gloria de
Dios, que hoy con orgullo católico podemos admirar en los Museos Vaticanos.
Y eso ―terribles misterios de la historia
de nuestra redención— reconociendo
que para construir la Basílica de San
Pedro los papas renacentistas tuvieron
que vender el cielo por parcelas en el
feo asunto de las indulgencias, que
causó la ira reformista de Lutero y la
fractura aún hoy abierta de la Cristiandad. De la que por lo demás se aprovecharon los príncipes "reformados" para,
una vez sofocadas a sangre y fuego las
revueltas campesinas con la bendición
del mismo Lutero, rapiñar inmisericordemente monasterios, hospederías y
hospitales, pacientemente levantados
durante siglos por los cristianos. Como
tantas veces: ¡cuando abunda el discurso
desamortizador sobre las riquezas de la
Iglesia, es casi señal cierta de que vienen rampantes aquellos del… "me lo
llevo"!).
Todo esto viene de que yo ―¿quién me
manda?!― quería un papa norteamericano. Y a pesar de reconocer lo evidentemente inesencial de mis preferencias,
voy a terminar de decir por qué.
Pues así de entrada porque es la Iglesia
EL PENSADOR
38 · Mayo-junio 2013
¡cuando abunda el discurso desamortizador sobre las riquezas de la Iglesia,
es casi señal cierta de que vienen rampantes aquellos del… "me lo llevo"!.Todo esto viene de que yo
―¿quién me manda?― quería un papa
norteamericano. Y a pesar de reconocer
lo evidentemente inesencial de mis preferencias, voy a terminar de decir por
qué.
Pues así de entrada porque es la Iglesia
que viene de la gran tribulación. Tribulación ciertamente merecida por sus
pecados, lo que digo pese a estar convencido de que esos pecados no son
peores que los de otros hombres, y tampoco que los de otras iglesias; consistiendo la diferencia más bien en que se
cometieron en un entorno jurídico en el
que quién la hace ―y nunca mejor dicho― la paga. En el sistema judicial
americano los pecados, allí donde,
además, son delitos, convierten en sabrosos panales a las instituciones que
pueden satisfacer económicamente a sus
perjudicados. Y así, en la crisis de la
pederastia, se ha visto la iglesia norteamericana: inmersa en la vergüenza, al
borde de la ruina, obligada a un ejercicio de descarnada sinceridad, a pedir
perdón, a buscar la reconciliación con
las víctimas; y también de rebote a
hacer ejercicios extremos de reconstrucción pastoral, de gestión financiera, de
gobierno comunitario, y, en medio de
una humildad que más que virtud era
necesidad empírica, a hacer un esfuerzo
increíble para, pese a todo, mantener
vivo el mensaje evangélico. Pues bien,
creo que, acompañada por el Espíritu
Santo, esa iglesia norteamericana ha
salido triunfante de su miseria. Sin poder enorgullecerse, sin embargo, allí
donde el pueblo de Dios ha brillado por
su paciencia y fidelidad, y sus pastores
―a la fuerza ahorcan, decimos por
aquí― se han visto obligados a hacer
prodigios de gestión y de eficacia pastoral. Si hay alguien que sabe de crisis
management espiritual, esos eran los
cardenales norteamericanos.
¿Se puede, levantándose del pecado,
convertirse en piedra que ofrezca fortaleza a la Iglesia universal? Pues parece
que los sucesores de Pedro deben recordar que sí. Y además estoy convencido
de que esa situación tiene ahora muchas
ventajas. La primera es que la iglesia
norteamericana ha recibido una cura de
espanto que en los próximos decenios,
si no siglos, la hace inmune a lo que,
pese a todo, constituye uno de los peores males de la Iglesia, del que poco nos
van a informar los papeles del Vatileaks, a saber, esa nunca del todo combatida tentación del clericalismo. Ese clericalismo es una actitud que fácilmente
resulta en los eclesiásticos del viejo (o
nuevo) mundo de tradición católica, del
convencimiento de que, puesto que tienen la asistencia del Espíritu Santo para
conducir a los fieles a la salvación, tienen asimismo en su poder el folleto de
instrucciones para organizar la vida en
los ámbitos familiar, profesional, económico, político y geopolítico. De hecho,
los problemas de la jerarquía eclesiástica en esos países católicos, vienen de
que, habiendo incorporado casi a su
código genético ese planteamiento clerical, los pastores no acaban de encontrar
su lugar en una sociedad descristianizada, en la que desesperadamente intentan
ahora, no tener algo que decir en el orden profético de su misión salvadora,
sino encontrar a quien en ese otro orden
social de carácter por así decir administrativo, les escuche y reconozca la autoridad que creen tener. Y así van desesperados buscando dónde intermediar, o
de quién hacerse portavoces ―de los
marginados y excluidos, por ejemplo―
porque no parece que les baste con serlo
de Jesucristo, de su llamada a la santidad en medio de circunstancias que en
una sociedad plural son fundamentalmente las personales de cada uno.
En el mundo anglosajón ese clericalismo, salvo en Irlanda, ha sido inviable.
En Inglaterra y Escocia (o Australia o
Nueva Zelanda) sencillamente porque
los pastores católicos, cuando no tenían
que esconderse, estaban fuera del establishment. En Canadá han intentado
oponerse a un establishment extraño
liderando en lo posible el secesionismo
(y efectivamente, como en Croacia, Cataluña, Navarra y el País Vasco) vaciando los templos con ello, porque el rencor histórico no los llena nunca. Pero en
los Estados Unidos, poco se podía
hacer, porque… es que propiamente no
había establishment, no en el sentido
europeo. Porque ni era misión de los
gobernantes hacer felices a los ciudadanos, no digamos procurar su salvación;
ni esos ciudadanos, por piadosos que
fuesen, pensaban que sus pastores espirituales tuviesen mucho que decir sobre
qué días hacía instrucción la milicia, si
se pagaba un impuesto sobre el té, o
cómo se gestionaba la recogida de basuras. No es que no haya asuntos en los
que la esfera político-administrativa y la
profético-religiosa no puedan entrar en
conflicto ―la esclavitud, o el aborto, o
la pena de muerte, por ejemplo—; o
circunstancias de diaria relevancia sobre
las que los pastores no tuviesen mucho
que decir ―la organización familiar de
las relaciones sexuales, digamos―. Pero si es cierto que en ese mundo norteamericano lo que en Europa entendemos
como una separación de Iglesia y Estado repercute en otra, a mi modo de ver
muy saludable, tendencia a distinguir lo
justo, por un lado, y lo bueno y agradable a Dios, por otro. De modo que la
Iglesia, cuya responsabilidad es trasmitir a los fieles la llamada de Dios a la
santidad, es más bien discreta a la hora
de dar orientación en los asuntos mundanales. Por poner un ejemplo: mientras
que la jerarquía eclesiástica italiana,
portuguesa o española, puede fácilmente
empeñarse en dar orientaciones precisas
sobre políticas sociales, a la conferencia
episcopal norteamericana no se les ocurre que el Evangelio tenga una opinión
muy concreta sobre la organización de
la asistencia sanitaria, más allá, siguiendo la doctrina de los Pontífices, de que
debe ser universalmente "accessible,
affordable and respects the life and dignity of every human being". Y por supuesto ella entiende que forma parte de
su tradicional ministerio ofrecerla, especialmente a los más necesitados (sus
hospitales atienden a una sexta parte de
los pacientes norteamericanos). Otro
ejemplo: una cosa es un pecado, que
Dios perdona en lo secreto cuando acudimos a Él con humildad y propósito de
enmienda; y otra muy distinta un delito
que la sociedad somete a público escarnio e ineludible castigo, además de exigir en lo posible reparación económica.
No haber sabido distinguir desde el
principio ambas cosas, ha causado más
daño del necesario en el doloroso asunto
de la pederastia. Y seguro que los pastores norteamericanos tardarán en olvidar
esa lección de anticlericalismo.
Pero es que ese clericalismo nunca ha
sido una opción para la iglesia norteamericana. Que Iglesia y Estado en cierto
sentido se hayan ignorado mutuamente,
en comparación con los países europeos
católicos, ha tenido también como resultado que la mentalidad eclesial de aquellas latitudes no se ha visto en la obligación de mantener una actitud de
"denuncia" o en cualquier caso
"conflictiva" frente al orden
político, cuyas relaciones con
la Iglesia ―y viceversa―
nunca fueron, casi por inexistentes, proble-máticas. La consecuencia es que en los Estados Unidos la iglesia no se
"siente" en lucha con un mundo civil por descristianizado
que supues-tamente esté. Esa
descris-tianización o paganización constituye para ellos más
un problema personal, que
social, político o planetario.
Frente a la hipersensibilidad
europea y latinoamericana para los "pecados estructurales",
que han de ser resueltos por
grandes movimientos históricos, el norteamericano entiende la moral más como una
cuestión privada, donde el protagonismo lo tienen entonces
las comunidades parroquiales,
los sacramentos y la oración
personal. De este modo, aquellas masas
que llegaban a Elli Island como a una
tierra de promisión, pero que se encontraban con muy duras condiciones de
trabajo, vivienda, educación y asistencia
social, vieron en la Iglesia Católica ―a
diferencia de los fenómenos mafiosos
que surgían de esas duras condiciones
sociales― más un factor de integración
que de conflicto social. Para aquellos
inmigrantes —irlandeses en el siglo
XIX, italianos en los años 20, polacos
en los 30 y 40, vietnamitas en los 70,
latinos en el último tercio del siglo
XX― la Iglesia fue siempre y a la vez
un ámbito de asistencia y apoyo, de memoria étnica y de fusión nacional. Es
emocionante en sus templos ver intercaladas en la nave central entre las barras
y estrellas y la enseña vaticana, las banderas italianas, polacas, irlandesas o
portuguesas que recuerdan a los fieles
sus países de origen sin menoscabar un
ápice su patriotismo. De hecho la comunidad católica constituye actualmente en
los Estados Unidos un ejemplo de interclasismo, interracismo, cosmopolitismo
e integración comunitaria que hacen de
ella casi la más visible encarnación del
ideal nacional, de ese melting pot que se
ha ido haciendo más difícil con los
años. Por eso, la Iglesia Católica en los
Estados Unidos, no sólo es, ya desde
hace mucho, la denominación religiosa
más significativa, sino que es, junto a la
Fuerzas Armadas y a las Universidades,
una de las instituciones más respetadas,
de sur a norte y de costa a costa; y más
representativas de ese original americanismo que empezó con aquello de We…
the people. Eso pese a sus pecados y
vergüenzas, o quizás últimamente también gracias a ellos.
¿Se entiende ahora que yo quisiera un
papa norteamericano? Bueno, pues da
igual, otra vez será, si estoy aquí para
verlo. Y de momento, eso es catolicidad: ¡Viva el Papa Francisco! Grito que
seguro también se oye de Boston a San
Diego y de Seattle a Miami.
∎∎∎
Javier Hernández-Pacheco es Catedrático de
Filosofía de la Universidad de Sevilla. Es autor, entre otros, de Acto y Substancia. Estudio a través de Santo Tomás de Aquino y El
Duelo de Athenea. Reflexiones filosóficas
sobre guerra, milicia y humanismo (Encuentro, 2008).
Ha sido profesor visitante en prestigiosas
universidades internacionales: Oxford, Columbia y MIT.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 39
El activo papel de los laicos
en la vida actual de la Iglesia
Por: Samuel Segura
La Iglesia es el Cuerpo de Cristo: del
mismo modo que todos los miembros
del cuerpo humano, aun siendo muchos,
forman, no obstante, un solo cuerpo, así
también los fieles en Cristo (cf. 1 Co 12,
12). La Cabeza de este cuerpo es Cristo
(cf. Lumen Gentium 7).
La idea general que se tiene de la Iglesia
es la de ser una institución articulada
jerárquicamente, que empezando por el
Papa, siguiendo por los Cardenales,
Obispos, Sacerdotes, y terminando por
el resto del pueblo, conforman lo que se
podría denominar la estructura eclesial,
con una diferenciación esencial: el Clero
y los Fieles. Dentro de esta distinción
clérigo - seglar, desde los inicios del
cristianismo se le ha añadido la figura
del religioso.
Esta comprensión de lo que es la Iglesia,
es cierta, pero puede inducir a equívocos. Si nos paramos a observar, este parece ser el típico esquema común a todas
las religiones del mundo: la separación
entre lo Fano (del griego sacro, sagrado)
y lo Profano (no-sagrado). Si aplicamos
este esquema religioso-natural de una
manera simplista a nuestro concepto de
Iglesia, será equivocado. Es un esquema
que responde a una separación abismal
entre lo divino y lo humano; entre lo
santo y puro que está en la iglesia, en el
templo, y lo profano e impuro que está
en el mundo, en el resto de la gente. Esto
se palpa muy claramente en el antiguo
Templo de Jerusalén, donde estaba el
Sancta Sanctorum (en hebreo Kodesh ha
-kodashim), el lugar donde se custodiaba
el Arca de la Alianza, donde yacía la
Morada de Dios (la Shekináh, ,)‫שכינה‬y
donde solo entraba el Sumo Sacerdote
una vez al año. Estaba separada del resto
del santuario y del mundo por un tupido
velo. Aún así, en el judaísmo esta separación ya no es tan lejana: Yahvé se autoentrega a su Pueblo en la Alianza Eterna y les regala la Ley de la Vida. Dios se
acerca al pueblo elegido, se hace presente en la Tienda de la Reunión y en el
Templo, “acampa entre los hombres”.
El cristianismo trae una novedad al mundo, es el anuncio de la Buena Noticia. La
fe cristiana cree en la encarnación del
Hijo de Dios, Dios se ha acercado como
nunca a la humanidad, se ha hecho un
hombre entre los hombres. Cristo, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino que se
despojó de sí mismo tomando condición
de esclavo, haciéndose semejante a los
hombres y apareciendo en su porte como
hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte, y una muerte de
cruz (Flp 2,6-8). Cristo ha vencido al
abismo que había entre divindad y
humanidad, ha reconciliado lo que estaba históricamente separado. No solo desquebraja este esquema de miedo y terror
hacia Dios, sino que quiso salvar al
mundo entregando su propia vida en la
cruz por todos los hombres. Murió para
que todos recobren la vida. En el momento de su muerte ocurre un hecho
muy significativo, como nos explica el
Evangelio según San Mateo: Pero Jesús,
dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el
espíritu. En esto, el velo del Santuario se
rasgó en dos, de arriba a bajo; tembló la
tierra y las rocas se hendieron (Mt 27,50-
Jóvenes cristianos “democráticamente”
increpados en las calles de Madrid durante
la última Jornada Mundial de la Juventud
51). El velo, símbolo de esta separación
esencial, ha sido rasgado, el Santo de los
Santos ya es accesible para todos: todos
participamos del único sacerdocio de
Cristo. «El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico, aunque diferentes esencialmente y no
sólo en grado, se ordenan, sin embargo,
el uno al otro, pues ambos participan a
su manera del único sacerdocio de Cristo» (LG 10). «Créeme, mujer, ni en este
monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre, (...) llega la hora en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en
Espíritu y en Verdad» (Jn 4,21.23).
«Pues a los laicos también les hace partícipes de su oficio sacerdotal con el fin
de que ejerzan el culto espiritual para
gloria de Dios y salvación de los hombres. (...) De este modo, también los laicos, como adoradores que en todo lugar
actúan santamente, consagran el mundo
mismo a Dios» (LG 34). «Cristo cumple
su misión (...), no sólo a través de la Jerarquía, que enseña en su nombre y con
su poder, sino también por medio de los
laicos, a quienes constituye testigos (cf.
Hch 2, 17-18; Ap 19, 10) para que la
virtud del Evangelio brille en la vida
diaria, familiar y social, (...) pueden y
deben desplegar una actividad muy valiosa en orden a la evangelización del
mundo. En esta tarea resalta el gran valor de aquel estado de vida santificado
por un especial sacramento, a saber, la
vida matrimonial y familiar. (...) Aquí
los cónyuges tienen su propia vocación:
el ser mutuamente y para sus hijos testigos de la fe y del amor de Cristo» (LG
35).
Como vemos, el Concilio Vaticano II
devolvió su misión esencial a los laicos,
un poco olvidado en los siglos anteriores
e impregnado en la mentalidad religiosonatural de los fieles. La primera vocación a la que está llamado todo creyente
es a ser Cristiano, a ser Hijo de Dios, a
llevar su Bautismo a la plenitud. Una
vez se está en el Sendero de la Vida, la
forma de vivir el Ser Cristiano se concretizará en los diversos carismas que
tiene la Iglesia que ya hemos explicado
brevemente. De este bellísimo modo lo
explica San Agustín: «Para vosotros soy
obispo, con vosotros soy cristiano.
Aquel nombre expresa un deber, éste
una gracia; aquél indica un peligro, éste
la salvación» (Serm. 340, 1: PL 38,
1483).
El Concilio obtuvo una respuesta potente del Espíritu Santo, apareció una nueva
realidad eclesial, novedosa hasta el momento, y válida para los nuevos tiempos
en los que debía navegar la Iglesia. El
entonces papa Juan Pablo II, estuvo
acompañado de un numeroso ejército de
fieles cristianos, que lo apoyaban y
acompañaban por todo el mundo, facilmente visibles en las Jornadas Mundiales de la Juventud. Este nuevo fenómeno
ha sido fundamentalmente laical, aunque
no exclusivamente: también han formado parte de él numerosos presbíteros,
religiosos, religiosas, y hasta obispos.
Todas estas corrientes enriquecedoras de
vida y autenticidad evangélica son conocidas como Movimientos y Comunidades Eclesiales. Juan Pablo II los tenía en
gran consideración, podemos citar
muchísimos mensajes dirigidos hacia
ellos. En la encíclica Redemptoris missio
el Papa destacó la tarea de los movimientos para la nueva evangelización:
«Recuerdo, como novedad surgida recientemente en no pocas Iglesias, el gran
desarrollo de los Movimientos eclesiales, dotados de dinamismo misionero.
Cuando se integran con humildad en la
vida de las Iglesias locales y son acogidos cordialmente por Obispos y sacerdotes en las estructuras diocesanas y parroquiales, los Movimientos repre-sentan
un verdadero don de Dios para la nueva
evangelización y para la actividad misionera propiamente dicha. Por tanto, recomiendo difundirlos y valerse de
ellos» (Redemptoris missio, n.72). Y
también destacar el mensaje del Papa a
los nuevos movimientos y comunidades
de 1998: «¡Cuánta necesidad existe hoy
de personalidades cristianas maduras,
conocedoras de su propia identidad bautismal, de su propia vocación y misión
en la Iglesia y en el mundo! ¡Cuánta necesidad de comunidades cristianas vivas!
Y he aquí ahora, los movimientos y las
nuevas comunidades eclesiales. Ellos
son una respuesta suscitada por el espíritu Santo a este dramático desafío del fin
del milenio. ¡Ellos son, ustedes son, la
respuesta providencial! (...) ¡Ábranse
con docilidad a los dones del Espíritu!
¡Acojan con gratitud los carismas que el
Espíritu no cesa de despertar! ¡No olviden que cada carisma está dado para el
bien común, esto es, para el beneficio de
toda la Iglesia!». «Uno de los dones del
Espíritu a nuestro tiempo es ciertamente
el florecimiento de los movimientos
eclesiales, que desde el inicio de mi Pontificado he señalado y sigo señalando
como motivo de esperanza para la Iglesia y para los hombres. "Son un signo de
la libertad de formas en que se realiza la
única Iglesia, y representan una segura
novedad, que todavía ha de ser adecuadamente comprendida en toda su positiva eficacia para el Reino de Dios en orden a su actuación en el hoy de la historia" (Insegnamenti, VII/2 [1984], p
696)» (Homilía del 25 de mayo de
1996). «Como bien sabéis la Iglesia misma es "un movimiento" . Y, sobre todo,
es un misterio. El misterio del eterno
"Amor" del Padre, de su corazón paterno, del cual se inician la misión del Hijo
y la misión del Espíritu Santo. La Iglesia
nacida de esta misión se encuentra "in
statu
missionis".
Ella
es
un
"movimiento", que se inscribe en la historia del hombre persona y de las comunidades humanas. Los "movimientos" en
la Iglesia deben reflejar en sí el misterio
de aquel "amor", del cual ella ha nacido
y continuamente nace» (Homilía del 27
de septiembre de 1981, en Insegnamenti,
IV/2 [1982], p. 305).
«Los Movimientos eclesiales y las nuevas comunidades son hoy signo luminoso de la belleza de Cristo y de la Iglesia,
su Esposa. Vosotros pertenecéis a la estructura viva de la Iglesia. La Iglesia os
agradece vuestro compromiso misionero, la acción formativa que realizáis de
modo creciente en las familias cristianas,
la promoción de las vocaciones al sacerdocio ministerial y a la vida consagrada
que lleváis a cabo en vuestro interior.
También os agradece la disponibilidad
que mostráis para acoger las indicaciones operativas no sólo del Sucesor de
Pedro, sino también de los obispos de las
diversas Iglesias locales, que son, juntamente con el Papa, custodios de la verdad y de la caridad en la unidad» (Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI a los participantes en el II congreso mundial de los movimientos ecle-
EL PENSADOR
40 · Mayo-junio 2013
Luigi Giussani
Kiko Argüello
Josef Kentenich
Chiara Lubich
Logotipo del Regnum Christi
Andrea Riccardi
siales y de las nuevas comunidades, Vaticano, 22 de mayo de 2006).
Hay una gran variedad de movimientos
dentro de la Iglesia, nosotros nos limitaremos a ofrecer unas someras pinceladas
sobre ocho de ellos.
Comunión y Liberación fue fundado
por Don Luigi Giussani en Italia el año
1954. Es un movimiento eclesial cuya
finalidad es la educación cristiana madura de sus propios seguidores y la colaboración con la misión de la Iglesia en todos los ámbitos de la sociedad contemporánea. El movimiento nació originalmente como un grupo de estudiantes
llamado Gioventù Studentesca (Juventud
Estudiantil), todos alumnos del liceo
clásico Berchet de Milán donde Luigi
Giussani era profesor de religión; a partir del año 1969 empieza a llamarse Comunión y Liberación. El nombre indica
la idea que tiene el movimiento acerca
de que el gran acontecimiento cristiano
concentrado en la figura de Jesús, vivido
desde la comunión, es el fundamento de
la auténtica liberación del hombre.
Cuenta con 47.994 miembros y está presente en 64 países.
Desde sus inicios como Gioventù Studentesca (1954), la vida del movimiento
de Comunión y Liberación está centrada
en la liturgia, la plegaria, la caritativa, y
el canto. También presta una atención
particular a la cultura, al arte y la música. Gesto distintivo del movimiento es la
catequesis de la scuola di comunità, organizadas cada semana y abierta a todos.
Comienza normalmente con una plegaria
y después una lectura de un texto de
Giussani o del Papa. Sigue una discusión
sobre lo leído, confrontándolo con las
propias experiencias personales y se
concluye con un canto y la invocación al
Espíritu Santo.
El Camino Neocatecumenal no ha querido ser llamado movimiento, porque no
se adecúa a su esencia. Es una realidad
de la Iglesia que está presente en parroquias de todo el mundo, y consiste en un
itinerario de formación cristiana basado
en el catecumenado de la antigüedad: el
proceso que seguían los paganos antes
de ser bautizados durante los primeros
siglos del cristianismo. Es un camino
que dura años, con diferentes pasos o
etapas, para redescubrir qué significa el
Bautismo, y en definitiva qué significa
ser cristiano.
Este itinerario no se vive solo, sino en
una pequeña comunidad de hermanos
(de cualquier edad, estado civil y condición social). La vida de la comunidad se
basa en tres momentos de encuentro periódicos: la celebración de la Eucaristía
cada domingo (en la vigilia, sábado por
la noche); la liturgia de la Palabra un día
entre semana y la convivencia un domingo al mes.
Los orígenes del Camino se remontan a
la década de 1960, en el barrio marginal
de Palomeras altas de Madrid, donde
Kiko Argüello, pintor, y Carmen
Hernández, química con vocación misionera, formaron una pequeña comunidad
con algunas personas que vivían en las
barracas.
Actualmente está presente en 106 países
de los cinco continentes, en más de 900
diócesis, con un total de más o menos
40.000 comunidades en 6.000 parroquias; con 3.000 sacerdotes, 1.500 seminaristas y 86 Seminarios Redemptoris
Mater extendidos por todo el mundo.
El Movimiento Apostólico de Schoenstatt nació de la intuición del joven
sacerdote palotino Josef Kentenich
(1885-1968), a quien en 1912 se le confió la atención pastoral de una casa para
estudiantes precisamente en Schoenstatt,
localidad situada cerca de Coblenza
(Alemania).
El padre Kentenich rápidamente se dio
cuenta de la necesidad de conjugar la
verdad de la fe con las exigencias de los
tiempos y la necesidad, para los jóvenes
que se le habían confiado, de un nuevo
tipo de educación que naciera de lo íntimo de la persona haciéndola libre y capaz de opciones responsables.
El acto de fundación del Movimiento es
la Alianza de amor, que el 18 de octubre
de 1918 el padre Kentenich y sus estu-
diantes sellaron con María y con Dios
uno y trino en el Santuario –del que hoy
existen 180 réplicas en el mundo– dedicado a la Mater admirabilis. En ese Santuario los estudiantes confiaron la propia
vida a Nuestra Señora pidiéndole que
hiciera de la Capilla un hogar en el que
obtener la gracia de la acogida, la gracia
de la transformación interior, la gracia
del envío y de la fecundidad apostólica.
El proceso formativo nace de su espiritualidad y se funda en la autoeducación,
en la fe en la Providencia, en la santificación la vida cotidiana, en la prontitud
y libre disponibilidad para ser instrumento de Dios.
Cuenta con unos 96.000 miembros, de
los cuales 4.400 pertenecen a los Institutos y 2.000 a las Federaciones, y está
presente en 42 países distribuidos del
siguiente modo: África (6), Asia (5),
Europa (17), Norteamérica (5), Sudamérica (9).
Unas 10.000 personas al día van en peregrinación a uno de los Santuarios del
Movimiento esparcidos por el mundo.
El movimiento de los Focolares ha tenido mucha fuerza en el siglo XX, y su
presencia aún sigue activa. Chiara Lubich fue su fundadora en 1943. De joven
tuvo que dejar sus estudios de filosofía
por la Segunda Guerra Mundial. Decidió
entregarse al Señor, y junto con otras
compañeras se quedaron en Trento. A
los 24 años, con dificultad pero también
alegría, dejó a sus padres, fortalecida por
la frase de Virgilio: Omnia vincit amor.
Fue una mujer de Dios, el Espíritu Santo
le puso en el corazón la necesidad de
unidad, respondiendo al ruego de Jesús:
«Padre, que todos sean uno»; de este
modo ha promovido el diálogo fructífero
entre distintas confesiones religiosas.
El movimiento, difundido en más de 180
países de los cinco continentes, ha tenido muchos frutos en el campo ecuménico, con reconocimientos de muy variados credos y religiones (cristianos ortodoxos, anglicanos o luteranos, judaísmo,
islam, hinduismo, budismo, etc).
En 1997 Chiara fue invitada a una mez-
quita para hablar a más de 3.000 musulmanes, hecho inédito en la historia, donde recalcó, entre muchas otras cosas, que
la regla de oro es el amor entre los hombres, escrita también en el Corán. Terminó diciendo: «amémonos, amémonos,
amémonos».
Regnum Christi es un movimiento de
laicos cristianos de todas las edades que
desean hacer del Evangelio una realidad
en la propia vida y en la sociedad, respondiendo a la llamada universal a la
santidad y al apostolado.
El movimiento, la rama laica de la Legión de Cristo, quiere despertar en sus
miembros la conciencia de la propia vocación bautismal, ofreciéndoles medios
para vivir el Evangelio en las circunstancias cotidianas de la vida personal, familiar y profesional, formándoles y organizándoles para que vivan y realicen en
sí mismos y en la sociedad la civilización del Amor y la justicia.
Con el fin de perseverar en una vida
cristiana auténtica, los laicos de Regnum
Christi, que nutren una devoción filial
por la Virgen María, modelo excelso de
la nueva humanidad, se comprometen en
la oración diaria, la frecuente participación a los sacramentos, la lectura
semanal del Evangelio en grupo, así como la periódica evaluación de los progresos de la propia actividad apos-tólica.
Los laicos del Regnum Christi pueden
ser consagrados o consagradas, así como
jóvenes y adultos llamados a la vocación
matrimonial. El grado de compromiso
también depende de las circunstancias
personales y de la llamada especial que
Dios hace a cada uno.
El movimiento Regnum Christi cuenta
con más de 47.000 miembros y está presente en 34 países distribuidos por todo
el mundo, del siguiente modo: África
(1), Asia (1), Europa (14), Norteamérica
(7), Oceanía (3), Oriente Medio (1) y
Sudamérica (7).
La Comunidad de Sant’Egidio nació
en Roma por iniciativa de Andrea Riccardi que, en el clima de la renovación
del Concilio Vaticano II, empezó a reunir a un grupo de bachilleres, del que él
formaba parte, para escuchar y poner en
práctica el Evangelio. En los barrios pobres de la periferia romana inició su trabajo de evangelización que llevó al nacimiento de la comunidad de adultos. Desde 1973, en la Iglesia de Sant’Egidio en
el Trastevere, la primera iglesia de la
Comunidad, se empezó con la costumbre
de la oración comunitaria todas las tardes, que desde entonces acompaña la
vida de todas las comunidades en todas
las partes del mundo. Son desde el principio la primera comunidad cristiana de
los Hechos de los Apóstoles, el amor
preferencial de la Iglesia por los pobres,
el primado de la oración. Un sentido
marcado por la misericordia de Dios
hacia los enfermos y hacia los pecadores.
El carácter laical y la presencia en grandes ciudades ha llevado a desarrollar una
espiritualidad propiamente “urbana”,
que recompone la normal dispersión de
la vida cotidiana y las propias responsabilidades (familiares, profesionales, civiles) alrededor del primado de la evangelización y del servicio. Un paso decisivo
en esta recomposición es la oración de la
tarde común, abierta a todos aquellos
que quieran participar en ella. La Comunidad de Sant’Egidio está constituida
por una red de pequeñas comunidades de
vida fraterna, cuenta con unos 50.000
miembros y está presente en 72 países
distribuidos del siguiente modo: África
(29), Asia (7), Europa (23), Norteamérica (8), Sudamérica (5).
También se debe a Sant’Egidio la realización de un hospital para enfermos de
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 41
Luis Fernando Figari
San Josemaría Escrivá
tuberculosis en Guinea Bissau y la realización en Mozambique de un centro nacional de prevención del SIDA. Tienen
relación con la Comunidad algunas
ONG, que recogen iniciativas de cooperación al desarrollo y a la solidaridad,
como por ejemplo en Kosovo, Albania,
Salvador, Guatemala.
El Sodalicio de Vida Cristiana es una
sociedad de vida apostólica fundada en
Lima (Perú) por Luis Fernando Figari en
1971 y aprobada por el papa Juan Pablo
II en 1997.
Está compuesta por laicos consagrados y
sacerdotes, llamados «sodálites», que
hacen promesas perpetuas de celibato y
obediencia, así como un compromiso
por la comunicación del bien y de la vida comunitaria. Junto a ellos, forman
parte de la familia espiritual sodálite el
Movimiento de Vida Cristiana, que
agrupa a jóvenes y matrimonios. El
apostolado sodálite consiste fundamentalmente en la promoción de la juventud
y la familia, la evangelización de la cultura, y la ayuda social a los más pobres.
Algunas de las características de la espiritualidad sodálite son: La vivencia integral de la fe, proyectada en la acción; la
centralidad del misterio trinitario; el reconocimiento de la condición divina de
Jesucristo, y la convicción de que se revela plenamente la identidad y vocación
de todo ser humano (cf. Gaudium et
spes, 22); el amor filial a la Virgen María; la dimensión comunitaria del ser
humano; el esfuerzo por vivir con espiritualidad la vida cotidiana; la acogida
responsable del don de la reconciliación;
el amor profundo y comprometido a la
Iglesia, y el servicio a su misión evangelizadora.
El apostolado del Sodalicio es universal
y sus miembros se pueden involucrar en
todo tipo de actividades con fines evangelizadores. Sin embargo, el Sodalicio
acentúa de modo especial el apostolado
con los jóvenes (tanto en universidades,
colegios, grupos parroquiales, entre
otros), la evangelización de la cultura, y
el apostolado con los pobres.
También sostienen diversas iniciativas
de trabajo apostólico con las familias,
considerando el matrimonio como camino de santidad, y en la defensa del no
nacido.
El Opus Dei es una institución de la
Iglesia católica fundada por San Josemaría Escrivá de Balaguer en 1928. «La
filiación divina es el fundamento del
espíritu del Opus Dei», afirma su fundador. Desde el bautismo, un cristiano es
un hijo de Dios. La formación que proporciona la Prelatura fomenta la confianza en la providencia divina, la sencillez
en el trato con Dios y con los demás, un
profundo sentido de la dignidad de la
persona y de la fraternidad entre los
hombres, un verdadero amor cristiano al
mundo y a las realidades creadas por
Dios, la serenidad y el optimismo.
«Es en medio de las cosas más materiales de la tierra donde debemos santificarnos, sirviendo a Dios y a todos los
hombres», decía san Josemaría. La familia, el matrimonio, el trabajo, la ocupación de cada momento son oportunidades habituales de tratar y de imitar a Jesucristo, procurando practicar la caridad,
la paciencia, la humildad, la laboriosidad, la justicia, la alegría y en general
las virtudes humanas y cristianas. Buscar
la santidad en el trabajo significa esforzarse por realizarlo bien, con competencia profesional, y con sentido cristiano,
es decir, por amor a Dios y para servir a
los hombres. Así, el trabajo ordinario se
convierte en lugar de encuentro con
Cristo.
Los fieles de la Prelatura asisten diariamente a Misa, dedican un tiempo a la
lectura del Evangelio, acuden con frecuencia al sacramento de la confesión,
fomentan la devoción a la Virgen. Para
imitar a Jesucristo, procuran también
ofrecer algunas pequeñas mortificaciones, especialmente aquellas que facilitan
el cumplimiento del deber y hacen la
vida más agradable a los demás, así como el ayuno y la limosna.
El fundador del Opus Dei explicaba que
el cristiano no debe «llevar como una
doble vida: la vida interior, la vida de
relación con Dios, de una parte; y de
otra, distinta y separada, la vida familiar,
profesional y social». Por el contrario,
señalaba san Josemaría, «hay una única
vida, hecha de carne y espíritu, y ésa es
la que tiene que ser —en el alma y en el
cuerpo— santa y llena de Dios». El
Opus Dei está constituido por un prelado, un presbiterio o clero propio y laicos, tanto mujeres como hombres. En el
Opus Dei no existen distintas categorías
de miembros. Existen simplemente modos diversos de vivir la misma vocación
cristiana según las circunstancias personales de cada uno: sol-teros o casados,
sanos o enfermos, etc.
Además de los sacerdotes, algunos laicos —hombres y mujeres— viven el
celibato, como un don de Dios y por motivos apostólicos: son los Numerarios y
Agregados. Esto les permite una mayor
dedicación a tareas formativas, sin modificar en nada su condición laical, su situación profesional, su posición en la
Iglesia y en la sociedad.
La mayoría de los fieles del Opus Dei
(actualmente, alrededor del 70%) son los
miembros supernumerarios: se trata por
lo general de hombres o mujeres casados, para quienes la santificación de los
deberes familiares forma parte primordial de su vida cristiana. Los numerarios
ordinariamente viven en centros, porque
las circunstancias les permiten permanecer plenamente disponibles para atender
las labores apostólicas y la formación de
los demás fieles de la prelatura. De los
más de 90.000 miembros, el 98% son
laicos, y la mayoría, casados. En torno a
2.000 son sacerdotes. Actualmente está
presente en 68 países.
Europa: ¿secularismo o
postsecularización?
CASANOVA, José V. Genealogía de la
“Hace más de 15 años desde la publica- tivos, judiciales o ejecutivos de diversos de recuperación del protagonismo del secularización
Edita: Anthropos. Barcelona. 2012
ción de Public Religions in the Modern países. Sin ir más lejos, el pasado 20 de pensamiento cristiano en la sociedad.
World, y puede asegurarse, con datos”, abril trascendió públicamente que más Los movimientos ciudadanos europeos Núm págs: 476.
dice José V. Casanova en Genealogía de
la secularización, “que estamos experimentando un proceso de desprivatización de la religión que es una tendencia relativamente global (…) la religión ciertamente ha retornado como un
asunto objeto de disputa en la esfera
pública de las sociedades europeas”. Es
lo que el propio autor u otros como el
sociólogo Manlio Graziano (El siglo
católico), llaman la “post-secularización” que se podría venir experimentando en Europa occidental.
El interés académico por las religiones
ha aumentado considerablemente en los
últimos tiempos, contra todo pronóstico.
Prueba de lo cual es el incremento de
estudios, seminarios e incluso congresos
en los que las ciencias sociales abordan
el fenómeno religioso.
Por otra parte, han ido surgiendo en toda
Europa diversas organizaciones civiles
(asociaciones, fundaciones o plataformas) que se han mostrado muy activas
en la defensa de valores y principios netamente cristianos, confrontándolos con
las pretensiones de los poderes legisla-
de 15.000 alcaldes de la muy “secularizada” Francia han manifestado su intención de no oficiar actos civiles de
“matrimonios homosexuales” en el supuesto de que el ejecutivo socialista del
país termine aprobando dicha normativa. No es superfluo recordar que, desde
comienzos del siglo XX, ha sido el país
galo la vanguardia de las políticas de
laicismo radical aplicadas luego en otras naciones europeas.
El proyecto de inmersión secularista realizado en los últimos lustros en España
(con la izquierda como catalizador, pero
con una supuesta derecha incapaz de
hacer frente a esas políticas una vez accede al poder) ha tenido, con todo, un
efecto benéfico con el surgimiento de
plataformas cívicas como Hazte Oír, ECristians, Profesionales por la Ética,
etc., que han venido a complementar y
modernizar los grupos tradicionales de
ProVida o de defensa de la libertad de
enseñanza. Junto a ello, han comenzado
a proliferar grupos intelectuales (sobre
todo en universidades privadas y públicas) que han comenzado a difundir ideas
se han mostrado especialmente activos
en relación con cuestiones como el aborto, la eutanasia o el “matrimonio” homosexual. Pero el punto de eclosión, probablemente, sucediera cuando la burocracia instalada en los órganos de gobierno
de la Unión Europea, trató de que sus
miembros ratificaran una Constitución
que, como advirtió en su día Benedicto
XVI, pretendía intencionadamente borrar cualquier vestigio de la influencia
del cristianismo en la conformación de
la “civilización europea”.
Con todo, los peligros de una inmersión
laicista radical siguen presentes. No hay
más que ver el profundo estudio realizado por el profesor Sánchez-Cámara
(Europa y sus bárbaros). De modo que,
tal vez, sea demasiado pronto para lanzar las campanas al vuelo y afirmar con
certeza que Europa vive un proceso de
postsecularización. Una cosa es decir
que hay indicios más que suficientes
para sospechar que ese proceso se está
produciendo, y otra bien distinta es asegurar que este fenómeno se ha asentado
definitivamente.
GRAZIANO, Manlio El siglo católico.
La estrategia geopolítica de la Iglesia
Edita: RBA. Barcelona. 2012
Núm págs: 221.
SÁNCHEZ CÁMARA, I. Europa
y sus bárbaros.
Edita: Rialp. Madrid. 2012
Núm págs: 332.
EL PENSADOR
42 · Mayo-junio 2013
Cristianismo y laicidad
en la Unión Europea
[1]
Por: Begoña Rodríguez Díaz
E
l papel del cristianismo en la
construcción europea vuelve a
estar de rabiosa actualidad.
Las recientes declaraciones
del Primer Ministro Húngaro afirmando
que “Europa no funciona sin valores
cristianos”, han despertado el interés de
medios de comunicación de todas las
tendencias. La polémica reforma de la
Constitución aprobada por el Parlamento
húngaro el pasado mes de marzo, que
reconoce en su preámbulo “el papel de
la cristiandad en preservar la nación” (además de otra serie de enmiendas de gran calado que no vamos a
analizar en este comentario), ha provocado el recelo, e incluso el abierto rechazo de varios líderes europeos.
Junto a referencias explícitas a Dios (la
Constitución comienza con la frase
“Dios bendiga a los húngaros”), la Constitución ha incorporado disposiciones
que definen “la institución del matrimonio como una comunidad de vida entre
un hombre y una mujer” y que afirman
que “la vida del feto deberá ser protegida desde el momento de la concepción”.
Se pretende, como ha declarado Viktor
Orban, que la Constitución recoja los
principios cristianos. Pues bien, la reacción de los dirigentes europeos no se ha
hecho esperar. Junto a las llamadas y
presiones por parte del Presidente de la
Comisión y del Parlamento Europeo, se
llegado a exigir por parte de algunos
grupos parlamentarios europeos la posibilidad de aplicar la mayor sanción pre-
vista en el ordenamiento de la Unión: el
procedimiento previsto en el artículo 7
del Tratado, que incluye la privación del
derecho de voto en el Consejo. Dicho
procedimiento se prevé para casos en
que exista “riesgo claro de violación
grave por parte de un Estado miembro
de los valores contemplados en el artículo 2”, a la sazón, “respeto de la dignidad
humana, libertad, democracia, igualdad,
Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de
las personas pertenecientes a minorías.”
Este episodio muestra que el debate sobre una construcción cristiana o laica de
la Unión Europea sigue latente. Durante
los últimos años, la fuerte crisis económica que venimos padeciendo ha parecido eclipsarlo, como si “salvar el euro”
fuera la única cuestión de interés para la
Unión. Sin embargo, como se demostró
con ocasión del debate “constitucional”
de la Unión Europea, iniciado con la
Declaración de Laeken en el año 2000,
el peso del cristianismo o la laicidad en
la construcción de la Unión Europea es
un asunto muy controvertido, complicado, y de una enorme trascendencia.
Pretendemos en este artículo hacer un
repaso de las discusiones habidas en la
Unión Europea en la última década en
torno a sus raíces cristianas y al papel de
las iglesias y organizaciones confesionales, para finalizar con una propuesta relativa a la construcción cristiana de Europa.
Con carácter preliminar queremos desta-
car que el proyecto unificador en Europa
surge de la iniciativa de un grupo de
hombres, conocidos como los “padres
fundadores” de la Unión (Schuman,
Adenauer, Gasperi y Monnet), que compartían la condición de cristianos, y
además católicos, siendo los creadores
de la “Democracia Cristiana”. Resulta
difícil entender de otro modo esa apertura a la reconciliación franco-alemana
propuesta por Schuman, tan solo un lustro después de finalizar la Segunda Guerra Mundial. El paso “de enemigo a socio”, si bien inspirado por el miedo a un
rearme alemán, supone perdón, aceptación y confianza, en definitiva, fraternidad: ¿alguien puede negar que estas cualidades son aportaciones propias del
cristianismo?
La “Constitución europea” y la mención a las raíces cristianas de Europa
En los albores del nuevo milenio, y ante
la perspectiva de la ampliación más ambiciosa que iba a experimentar la Unión
Europea (que volvería a respirar con sus
“dos pulmones” al integrar a un gran
número de países de la Europa Central y
Oriental, tras la caída del comunismo),
la Unión Europea adoptó la llamada Declaración de Laeken sobre el futuro de
la Unión Europea, que comenzaba con
las palabras “Europa ante una encrucijada”:
Cincuenta años después de su nacimiento, la Unión se encuentra en una encrucijada, en un punto de inflexión de su
existencia (…).
Celebrando que la unificación europea
era inminente, y que se había conseguido sin derramamiento de sangre, la
Unión se proponía iniciar una seria reflexión sobre el camino a seguir en la
construcción europea. Para ello, y tras
identificar los principales retos a que
tenía que hacer frente, convocó una
Convención sobre el futuro de Europa
(en adelante Convención), cuyos trabajos se desarrollaron entre febrero de
2002 y junio de 2003. El texto que elaborara la Convención (el borrador de
“Constitución” Europea) sería la base
para las negociaciones que tendrían lugar posteriormente a nivel intergubernamental, pues la reforma de los tratados
sólo podía acordarse a través de una CIG
(Conferencia Intergu-bernamental).
La Convención, presidida por el francés
Valéry Giscard’Estaing, estaba compues
-ta por representantes de los gobiernos
de los Estados miembros (y de los entonces candidatos, incluida Turquía, que
participaron en pie de igualdad), de los
Parlamentos Nacionales, del Parlamento
Europeo y de la Comisión Europea2.
Esta heterogénea composición, unida al
carácter deliberativo y no decisorio de
este órgano, facilitó la creación de distintas alianzas en el seno de este órgano
(por países, por ideología, por institución…) y multiplicó las posibilidades de
acuerdo. Además, hay que destacar que
el Debate sobre el futuro de la Unión se
abrió también a la sociedad civil, invitada a participar con sus propuestas a
EL PENSADOR
través de un foro público de debate, conocido como “el Foro de la Convención”.
Por parte de la sociedad civil, una de las
demandas más ampliamente reivindicada fue la referencia a las raíces cristianas de Europa. Al mismo tiempo, fue
una de las cuestiones más controvertidas y que generó mayor debate en la
Convención (al margen de las institucionales), debate que continuó abierto tras
la firma del Tratado Constitucional, y
del que se hicieron eco los medios de
comunicación3.
Hay que destacar la intensa y coordinada
labor de lobby ejercida por las iglesias
europeas en la Conference of European
Churches, en defensa de unos mismos
objetivos, así como la activa labor de la
Iglesia Católica a través de la COMECE
y de Su Santidad Juan Pablo II. Su solicitud original consistía en incluir una
referencia a los valores cristianos de la
UE en el artículo I-2 del Tratado Constitucional dedicado a los valores de la
Unión. Esta demanda registró un amplio
apoyo entre los miembros de la Convención, que presentaron numerosas enmiendas a su favor en el debate celebrado los días 27 y 28 de febrero de 2002.
Pese a ello, el Presidium (órgano que
dirigía los trabajos de la Convención)
decidió que “en caso de que se introdujera esa referencia reconociendo la aportación de las religiones a la civilización
europea, su lugar más adecuado sería en
el Preámbulo y no en el propio cuerpo
de la constitución”.
Sin embargo, el primer borrador del
Preámbulo, presentado por el Presidium
el 28 de mayo de 2003, ignoró tal demanda, al omitir la referencia al cristianismo en un excursus histórico que nombraba no obstante, la civilización griega,
romana y la Ilustración. La reacción de
la sociedad civil no se hizo esperar,
alzándose incontables voces que denunciaron tan significativa ausencia, tildada
de ridícula, a las que se unieron numerosos miembros de la Convención.
La solución propuesta por el Presidium
en respuesta a tales críticas consistió en
eliminar toda referencia histórica en el
Preámbulo, eludiendo así la necesidad
de mencionar el cristianismo entre las
bases de la identidad europea. A última
hora, y a instancias del propio Giscard,
se incluyó una referencia al valor actual
de la herencia cultural, religiosa y humanista de Europa. La introducción de una
referencia a las raíces religiosas en el
derecho primario de la Unión recibió
una valoración positiva de las iglesias y
comunidades religiosas, lo que no fue
óbice para que lamentaran la ausencia de
una mención explícita a Dios y al cristianismo.
En cualquier caso, hay que tener en
cuenta que esta cuestión había provocado el claro rechazo de un grupo de organizaciones de la sociedad civil participantes en el Foro de la Convención4, que
habían llegado a exigir, junto con la ausencia de referencia a la herencia cristiana, la incorporación del laicismo de las
instituciones de la Unión Europea, incluso como uno de los objetivos de la
Unión. No obstante, una mayoría de los
ciudadanos de la Unión (el 60%) se
mostraron partidarios de incluir una referencia a las raíces cristianas de Europa5.
Una vez iniciados los trabajos de la Conferencia Intergubernamental, en septiembre de 2003, bajo la Presidencia italiana,
varios Estados (entre los que podemos
citar a España, Irlanda, Malta, Polonia,
Portugal, Eslovaquia, Lituania y la República Checa) manifestaron su interés
por una mención expresa al cristianismo
en el Preámbulo, a lo que se opusieron
Mayo-junio 2013 · 43
otros como Turquía o Chipre. También, to, la eutanasia o el divorcio). En definien el seno del Parlamento Europeo, el tiva, y al margen de la referencia expresa
Partido Popular Europeo y el grupo o implícita a las raíces cristianas de EuUnión Europea de las Naciones (UEN) ropa, la construcción europea quedó en
trataron sin éxito de incluir una referen- suspenso hasta que se dieron suficientes
cia a las raíces judeo-cristianas de Euro- garantías a los ciudadanos irlandeses de
pa.
que no se atentaría contra leyes nacionaEl tema alcanzó tal entidad (incluyendo les de clara orientación cristiana. A la
no solo “el legado cristiano de Europa tranquilidad de los irlandeses contribuyó
sino el carácter laico de las instituciones la Iglesia Católica irlandesa, que conside los Estados miembros de la Unión”), deró, con ocasión de la campaña del seque la Presidencia italiana propuso que gundo plebiscito, que no encontraba mofuera directamente tratado por los Jefes tivos “ni éticos ni morales” para rechade Estado y de Gobierno, por no llegar a zar el Tratado de Lisboa. La actitud de
un acuerdo a nivel ministerial. Se los irlandeses resulta en cualquier caso
aplazó, por tanto, la solución a la Cum- valiente y comprometida, y nos puede
bre de Bruselas de diciembre de 2003, dar cierta luz sobre cómo construir una
donde se priorizó el debate sobre la Europa cristiana. Volveremos sobre esta
cuestión institucional.
cuestión más adelante.
Tras el fracaso de dicha Cumbre, la El Estatuto de las Iglesias y su diálogo
cuestión de la herencia cristiana de Eu- con las instituciones europeas
ropa, uno de los principales temas de En el mismo contexto del Debate sobre
desacuerdo, dejó de estar en el núcleo el Futuro de Europa, iniciado hace poco
duro de la negociación, centrada princi- más de una década, se plantearon otra
palmente en el sistema de votación en el serie de temas, relativos a la identidad
Consejo. Posteriormente tomó el relevo cristiana de Europa, que suscitaron el
Irlanda en la Presidencia de la Unión, interés de la ciudadanía, y que presentaque constató que “pese al apoyo resuelto ban una enorme trascendencia de cara al
de varias Delegaciones a una referencia papel que las iglesias e institutos religioespecífica a la herencia cristiana o ju- sos pudieran jugar en la construcción
deocristiana de Europa, no hay visos de europea. Estos temas pueden sintetizarse
consenso sobre este asunto”. Finalmente como sigue:
el texto definitivo del Preámbulo esta- 
El respeto a la libertad religiosa
bleció:
en todas sus dimensiones (indivi“Inspirándose en la herencia cultural,
dual, colectiva e institucional), no
religiosa y humanista de Europa, a partir
sólo como parte de las tradiciones
de la cual se han desarrollado los valores
constitucionales comunes de los
universales de los derechos inviolables e
Estados miembros, sino también a
inalienables de la persona humana, la
nivel europeo.
democracia, la igualdad, la libertad y el 
El respeto al estatuto de las igleEstado de Derecho”.
sias e institutos religiosos, meComo conclusión, podemos unirnos a las
diante la incorporación de la Deafirmaciones del profesor
Joseph H. Weiler (“judío
practicante pero también
constitucionalista practicante”), quien consideró que la
referencia a Dios o al cristianismo no solo habría resultaEl debate sobre una
do constitucional-mente acepconstrucción cristiana o
table sino “indispensable”, ya
que el Preámbulo de la Conslaica de la Unión
titución Europea debería
Europea sigue latente.
haber reflejado la tradición
(…) el peso de la
del constitucionalismo europeo, y éste incluye tanto la
laicidad o el cristianismo
tradición laica adoptada por
en la construcción
Francia como la de numerosos países europeos cuyas
de la Unión Europea
Constituciones contienen rees un tema muy
ferencias a Dios o al cristiacomplicado,
nismo, sin que por ello puedan ser considerados menos
controvertido y de una
democráticos.
enorme trascendencia.
El Tratado de Lisboa adoptado en 2007 vino a poner fin al
periodo de crisis de la Unión
Europea iniciado en junio de
2005, con el fracaso del Tratado Consti- 1.
Este artículo está basado en la Tesis
Doctoral defendida por la autora en la
tucional, rechazado en referéndum en
Facultad de Derecho de la UNED en
Francia y Países Bajos. Fue fruto de una
febrero de 2010, con el título La aporConferencia Intergubernamental breve y
tación de la sociedad civil a la construcción
europea: Convención y Constitución Europea,
opaca, cuyo mandato definió la Presique recibió el Premio Extraordinario
dencia alemana. La cuestión de la refede Doctorado.
rencia a las raíces cristianas de Europa 2.
En calidad de observadores participaron representantes del Comité de las
estaba para entonces lejos de ser prioriRegiones y del Comité Económico y
taria (al menos para los gobiernos, que
Social.
eran quienes tenían la voz en ese mo- 3.
Destaca la cobertura recibida en países
como Polonia y España, especialmente
mento6). Con el miedo a un nuevo rechadurante los meses de septiembre a
zo en referéndum, apenas se celebraron
diciembre de 2003 (en que la Presidenconsultas populares de ratificación. Ircia italiana trató sin éxito de llegar a un
landa, sin embargo, sí lo celebró, por
consenso sobre la mención del cristianismo en el Tratado Constitucional), y
exigencia constitucional, y se manifestó
en los últimos meses de la Presidencia
en contra del Tratado de Lisboa. ¿Por
irlandesa (mayo-junio de 2004).
qué? Las razones son variadas, desde 4.
Entre ellas podemos citar a: Società laica
e plurale; National Secular Society; Europepolítica fiscal a mantenimiento de su
an Humanist Federation; International
estatuto de neutralidad. Pero sin duda
Humanist and Ethical Youth Organisation;
pesó también el miedo a que la Unión
Regards de femmes; Etudiants Musulmans
de France (EMF); Grand Orient de France
pudiese interferir en materias que en
5.
De acuerdo a datos del Eurobarómeprincipio quedaban reservadas a los Estro Flash 152, Conferencia Intergubertados (como la legislación sobre el abornamental, de diciembre de 2003.
claración nº 11 del Acta Final del
Tratado de Ámsterdam, Declaración sobre el estatuto de las iglesias y de las organizaciones no
confesionales: “La Unión Europea
respeta y no prejuzga el estatuto
reconocido, en virtud del derecho
nacional, a las iglesias y las asociaciones o comunidades religiosas en los Estados miembros. La
Unión Europea respeta asimismo
el estatuto de las organizaciones
filosóficas y no confesionales”.

El establecimiento de un diálogo
estructurado con las iglesias, diferenciado del existente con movimientos asociativos, en reconocimiento de su identidad y aportación específicas.
Estas reivindicaciones fueron recogidas
en el texto elaborado por la Convención
(art. 37 del borrador presentado por el
Presidium), siendo su mayor novedad la
introducción del diálogo estructurado
con las iglesias e institutos religiosos (y
con otras organizaciones no confesionales), diferenciado del que se establece
con otras organizaciones de la sociedad
civil. Como es de imaginar, esto provocó
el rechazo de un importante número de
ONGs, lideradas entre otros por International Planned Parenthood Federation,
que exigieron la supresión del mencionado artículo 37.
Por otro lado, el respeto al estatuto de
las iglesias e institutos religiosos no suscitó demasiada polémica, dado que ya se
había acordado en Ámsterdam, y el proyecto convencional se limitó a
“constitucionalizarla”7. Además, parecía el corolario del principio de respeto
por la Unión a la identidad
6.
7.
No así para el Parlamento Europeo,
donde se siguió debatiendo esta cuestión, concretamente en el Congreso
del Partido Popular Europeo celebrado en marzo de 2006. Y menos aún
para la sociedad civil: como botón de
muestra podemos recordar la creación
de la “Fundación Europa”, presentada
ante el Parlamento Europeo el 22 de
marzo de 2006, cuyo objetivo era promover la mención de la herencia cristiana en el Preámbulo del Tratado
Constitucional y defender los principios de la Doctrina Social de la Iglesia
ante las instituciones europeas.
Lo cual reviste cierta importancia, pues
supone pasar el texto contenido en
una declaración (no vinculante), a los
tratados (derecho primario de la
Unión).
EL PENSADOR
44 · Mayo-junio 2013
nacional, uno de cuyos elementos era
precisamente el régimen jurídico de las
iglesias y grupos religiosos.
El texto elaborado por la Convención
Europea mantuvo el tenor literal de la
Declaración núm. 11 aneja al Tratado de
Ámsterdam, y por tanto, persistía la diferencia relativa al derecho en virtud del
cual se reconoce el estatuto jurídico: en
el caso de las iglesias y comunidades
religiosas se reconocía en virtud del Derecho nacional de los Estados miembros, mientras que no se especificaba en
virtud de qué derecho se reconocía el
estatuto de las organizaciones filosóficas
y no confesionales. La CIG modificó
este apartado, por lo que la versión definitiva del Tratado Constitucional (y del
vigente Tratado de Lisboa), incluye una
mención al estatuto de las organizaciones filosóficas y no confesionales reconocido “en virtud del
derecho interno”.
Pero como dijimos, el debate
(tanto por parte de los miembros
de la Convención como por la sociedad civil) se centró en este caso
en la inclusión de un “diálogo
abierto, regular y transparente” de
las instituciones de la Unión con
las iglesias y comunidades religiosas, diferenciado del previsto con
otras organizaciones de la sociedad
civil, en el capítulo dedicado a la
democracia participativa. Y fue un
debate muy acalorado, dado que
aparecían claramente enfrentadas
las posiciones de quienes propugnaban dicho diálogo diferenciado y
quienes llegaron a pedir la supresión íntegra del polémico artículo
37.
A favor de su inclusión se alegó la
diferencia existente entre las
“comunidades de fe” y las ONG,
dado el estatus particular que tienen las
primeras en los Estados miembros, su
ámbito universal y el tipo de servicio
específico que prestan a la sociedad.
Junto a ello, se hizo valer que el diálogo
de la Unión con las iglesias e institutos
religiosos estaba justificado, dado que
las políticas de la Unión afectan a áreas
de su interés, en materias ajenas a la regulación propia de cada Estado. Así lo
habían señalado tanto la Conferencia de
Iglesias Europeas como la Comisión de
Conferencias Episcopales de la Unión
Europea, al comienzo de los trabajos de
la Convención, contando con el respaldo
de numerosos miembros de la Convención. En palabras de Juan Pablo II: “(…)
se trata de reaccionar ante la tentación
de construir la convivencia europea excluyendo la aportación de las comunidades religiosas con la riqueza de su mensaje, de su acción y de su testimonio: eso sustraería al proceso de construcción europea, entre otras cosas, importantes energías para la fundamentación ético-cultural de la convivencia
civil. Por tanto, espero que, según la
lógica de la "sana colaboración" entre
la comunidad eclesial y la comunidad
política (cf. Gaudium et spes, 76), las
instituciones europeas, a lo largo de este
camino, entren en diálogo con las Iglesias y las confesiones religiosas según
formas reguladas oportunamente, acogiendo la aportación que ciertamente
pueden dar en virtud de su espiritualidad y de su compromiso de humanización de la sociedad.” (Discurso de Juan
Pablo II, 20 de junio de 2002, en el Congreso “¿Hacia una Constitución Europea?”).
Por otro lado, las razones que se alegaron para solicitar su supresión se basaban en el deseo de no privilegiar a ninguna confesión religiosa, en el temor a
que las sectas se beneficiaran del diálogo
con las instituciones, y especialmente,
en el deseo de no permitir que la influencia de las iglesias afectara a políticas de
la Unión en temas tan sen-sibles como
educación, moral, familia, aborto, investigación biomédica o euta-nasia, entre
otras.
Finalmente, el Presidium mantuvo la
disposición, considerando que era apoyada por una mayoría de la Convención
y teniendo en cuenta que la ausencia de
una referencia a los valores religiosos en
el artículo 2 se había acordado a condición de incorporar un artículo sobre el
respeto al estatuto de las Iglesias. En
palabras del francés Olivier Duhamel,
fue el precio a pagar por el silencio de la
Constitución respecto a Dios.
El actual Tratado de Lisboa (art. 17 del
Tratado de Funcionamiento de la Unión
Europea), preserva la redacción del Tratado Constitucional. La valoración que
se ha realizado por parte de las iglesias y
comunidades religiosas ha sido positiva,
dentro de la prudencia.
Sin duda éste es uno de los mecanismos
que puede revelarse de interés para que
las instituciones europeas oigan la voz
de las iglesias y comunidades religiosas,
aunque no hay que olvidar que, junto a
ellas, se nombra con igual importancia a
“organizaciones filosóficas y no confesionales”, lo que incluye a asociaciones
“laicistas practicantes” y de la masonería
(a título ilustrativo podemos mencionar
que han participado en este diálogo organizaciones como el Grand Orient, en
sus distintas facciones regionales, la orden masónica “El Derecho Humano”, la
organización National Secular Society y
l’Observatoire International de la Laïcité, entre otros).
En cualquier caso, el diálogo regular de
las instituciones de la Unión Europea
con iglesias y comunidades de creyentes
por un lado, y con organizaciones filosóficas y confesionales, es ya una realidad.
Se había iniciado de modo informal por
parte de la Comisión Delors en los años
90, pero desde la entrada en vigor del
Tratado de Lisboa, pasa a ser una obligación jurídica recogida en el derecho primario de la Unión. El diálogo viene promovido por la Comisión Europea, a
través del BEPA (Bureau of European
Policy Advisers) y cuenta con la participación de importantes representantes de
las instituciones europeas, especialmente, el Presidente de la Comisión. Entre
los temas tratados hasta el momento, en
el marco de seminarios y encuentros,
podemos citar la solidaridad intergeneracional, la economía social de mercado europea, la promoción de la solidaridad en la actual crisis económica, Juventud, Educación y Cultura, etc.
¿Es en este marco donde se juega la batalla entre una Europa cristiana o laica?
¿Es éste el camino para una construcción
cristiana de Europa? Sin duda la presencia de los intereses de las iglesias y comunidades religiosas en un marco institucionalizado de diálogo presenta un
enorme potencial e interés, pero en nuestro criterio, esto solo no es suficiente ni
determinante.
Epílogo
Confieso algo de escepticismo respecto
a los mecanismos oficiales de diálogo y
negociación, habiendo comprobado la
eficacia, frecuencia y densidad de los
contactos informales. Qué frecuentemente el hecho de que se celebren sesiones públicas y “transparentes” únicamente implica que la verdadera negociación ha tenido lugar previamente en los
cabo el compromiso de humanizar la
sociedad a partir del Evangelio, vivido
bajo el signo de la esperanza. Con esta
óptica, es necesaria una presencia de
cristianos, adecuadamente formados y
competentes, en las diversas instancias e
Instituciones europeas, para contribuir,
respetando los procedimientos democráticos correctos y mediante la confrontación de las propuestas, a delinear una
convivencia europea cada vez más respetuosa de cada hombre y cada mujer y,
por tanto, conforme al bien común.
(Ecclesia en Europa, 28 junio 2003).
Este compromiso personal, en la puesta
en marcha de una “articulada acción cultural”, debe proceder de “todos los creyentes en Cristo”, si bien pesa singularmente en quienes formamos parte de la
comunidad académica e investigadora.
“Por último, deseo dirigirme a las
mismas comunidades cristianas y a
Europa será o no cristiana todos los creyentes en Cristo, pique pongan en marcha una
según lo que hagamos o diéndoles
vasta y articulada acción cultural. En
dejemos de hacer los
efecto, es urgente y necesario moscon la fuerza de argumentaciocristianos. Cristianos en trar,
nes convincentes y de ejemplos estilos medios de
mulantes, que construir la nueva Europa fundándola en los valores que la
comunicación, en la
han forjado a lo largo de toda su hisescuela, en las aulas
toria y que hunden sus raíces en la
universitarias, en el arte y tradición cristiana es beneficioso
para todos, sea cual sea la tradición
la literatura, en la
filosófica o espiritual a la que perteempresa, en los hospitales, nezcan, y constituye el sólido fundamento para una convivencia más
en la atención a los
humana y pacífica, porque es respenecesitados, ¡cristianos tuosa de todos y de cada uno.
Basándose en esos valores comparticomprometidos en la
dos, será posible lograr las formas de
política! Y también, cómo consenso democrático necesarias
delinear, también en el ámbito
no, cristianos en la calle para
institucional, el proyecto de una Europa que sea verdaderamente la casa
pasillos…
de todos, en la que ninguna persona y
En el contexto actual, en que la Unión ningún pueblo se sientan excluidos, sino
Europea sigue sumida en una crisis que todos se sientan llamados a particieconómica y de falta de liderazgo, no par en la promoción del bien común en
parece haber voluntad política de repen- el continente y en el mundo entero.
sar temas de profundo calado, más allá Desde esta perspectiva, es lícito esperar
de salir a flote. Pero aun así, en el desa- mucho de las universidades católicas
rrollo cotidiano de su actividad, se deja europeas, que deberán desarrollar una
sentir la influencia de quienes quieren reflexión profunda sobre los diversos
construir una Europa laica desde distin- aspectos de una problemática tan estitos ámbitos, discriminando lo cristiano y mulante. (Juan Pablo II, Congreso
a los cristianos. Y así, la “anécdota” del ¿Hacia una Constitución Europea?, 20
rechazo de Butiglione al puesto de comi- junio 2002.)
sario europeo hace casi diez años, se En definitiva, y recordando a Burke (“lo
inserta en el impresionante listado de único necesario para el triunfo del mal
discriminaciones anticristianas en Euro- es que los buenos no hagan nada”), Eupa puesto de manifiesto por el Observa- ropa será o no cristiana según lo que
torio sobre la intolerancia y la discrimi- hagamos o dejemos de hacer los crisnación de los cristianos en Europa tianos. Cristianos en los medios de co(OIDCE) hace poco más de un año.
municación, en la escuela, en las aulas
Junto a los laicistas, merece destacarse universitarias, en el arte y la literatura,
el constante crecimiento del Islam en en la empresa, en los hospitales, en la
Europa, incluso dejando de lado la pers- atención a los necesitados, ¡¡¡cristianos
pectiva de que Turquía pudiera algún día comprometidos en la política!!! Y tamunirse al club europeo. Sin duda, es una bién, cómo no, cristianos en la calle, que
tendencia creciente que no conviene mi- se movilicen de modo inteligente, ágil,
nusvalorar en nuestro análisis.
creativo y eficaz, en defensa de los valo¿Qué hacer frente a esto? ¿Cómo contra- res cristianos. En la calle… y en las urrrestar la fuerza de tantas organi- nas, como hicieron los irlandeses…
zaciones cuyos intereses están clara- En definitiva, como decía Schuman,
mente enfrentados a los de una Europa “Europa será cristiana o no será”.
cristiana? ¿Cómo contribuir al proceso
de integración europea desde nuestra
condición de cristianos? A nuestro jui- ∎∎∎
cio, nada mejor que remitirnos a las palabras de Juan Pablo II:
Por su parte, en la lógica de una sana
colaboración entre comunidad eclesial y Begoña Rodríguez Díaz es profesora de Desociedad política, la Iglesia católica está recho Internacional Público y de la Unión
Europa de la Universidad Francisco de Vitoconvencida de poder dar una contriria. Miembro del Instituto Robert Schuman
bución singular al proyecto de unificade Estudios Europeos de la UFV.
ción, ofreciendo a las instituciones europeas, en continuidad con su tradición y
en coherencia con las indicaciones de su
doctrina social, la aportación de comunidades creyentes que tratan de llevar a
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 45
Jóvenes rezando
ante una iglesia
incendiada
en Bosnia.
Las persecuciones de
cristianos en el mundo
Por: Luis Antequera
D
entro del vasto mundo de la
persecución religiosa que
podríamos encuadrar como
una especie del género
“persecución de las minorías” -raro es el
caso de que la mayoría sea la perseguida, aunque por increíble que parezca,
también se da, como es el caso de lo que
está aconteciendo actualmente en la República Centroafricana, donde una minoría musulmana que apenas asciende al
15% de la población intenta someter a la
mayoría cristiana que asciende al 60%
de la población e imponer la sharía en el
país-, la persecución de los cristianos en
particular es una subespecie muy importante. Tanto que cabe establecer que de
cada cuatro personas perseguidas en el
mundo hoy día a causa de sus creencia
religiosas, tres son cristianos.
No siempre ha sido así, y a lo largo de la
historia, no siempre han sido los cristianos la comunidad religiosa más perseguida. Un honor que desde un punto de
vista relativo desde luego, pero desde un
punto de vista absoluto casi también,
cabe otorgar a la comunidad judía. Incluso cabe hablar, seamos honestos, de
una persecución cristiana donde los cristianos no eran el sujeto pasivo de la misma, sino bien al contrario, su sujeto activo. Ahora bien, si hemos de definir la
situación actual, la que conocen nuestras
generaciones, la realidad es la ya expuesta: tres de cada cuatro personas perseguidas en el mundo a causa de sus creencias religiosas son cristianas, y la comunidad cristiana es la comunidad religiosa más perseguida del mundo. Una
afirmación que cabe extender también al
siglo XX, hecha la salvedad del holocausto judío.
Otro dato: y esos tres de cada cuatro personas perseguidas que son cristianos,
¿cuántos cristianos completan en una
situación definible como de persecución
en el más estricto sentido de la palabra?
Pues bien, entre 80 y 100 millones de
personas. Entre 80 y 100 millones de
cristianos en el mundo registran complicaciones en su vida diaria por el mero y
sencillo hecho de ser cristianas, de haber
nacido cristianas. Es injusto pero es así.
El número de víctimas mortales, máxima
expresión de la complicación que a esas
personas perseguidas causa su condición
de cristiana es difícil de establecer con
precisión. Existe una estadística basada
en los análisis realizados por el Center
for Study of Global Christianity, la organización norteamericana fundada por
David B. Barrett (1927-2011) que publica la World Christian Encyclopedia y el
Atlas of Global Christianity, la cual afirma que cada año 115.000 personas mueren a causa de su condición de cristianos.
La cifra es espectacular, pero induce
indiscutiblemente a engaño. Es verdad
que una estadística fría que tome en con-
sideración algunas de las grandes masacres y genocidios del siglo XX –
genocidio armenio de primeros del s.
XX, cristiada mejicana, República y
Guerra Civil españolas, persecución en
Corea del Norte, en China, en Camboya
y muchas otras que me estaré dejando en
el tintero- podría llevar a obtener una
media alta, no sé si tan alta como
115.000 víctimas mortales al año, pero sí
alta en cualquier caso. Si bien, gracias a
Dios, ese no es el panorama actual, y
desde hace muchos años, tantos como
casi medio siglo, la media de cristianos
que pierden la vida a causa de su fe apenas –y digo apenas con todas las reservas que el uso de la palabra aquí merecealcanza unos centenares.
Lo cual sin embargo, no ataca en modo
alguno la dura realidad de que efectivamente, el número de cristianos que sufren complicaciones a veces muy severas por su mera militancia cristiana asciende inequívocamente a 80-100 millones de personas. Se trata de personas que
más allá de estar especialmente expuestas a pagar con la vida un determinado
comportamiento, -lo que no es poca
complicación, convendrán ustedes conmigo-, tienen vedado el acceso a determinados puestos, a determinadas profesiones; no pueden frecuentar determinados ambientes; no pueden practicar el
culto de modo público, y eso cuando no
están obligados a estudiar religiones que
no son la propia y hasta a realizar prácticas que son ajenas a su religión como es
el caso de muchos cristianos en países
musulmanes durante el ramadán, o el
consumo de alcohol en países igualmente islámicos; no pueden ejercer ninguna
forma de expresión susceptible de ser
calificada como proselitismo; están obligados a convertirse para contraer matrimonio con personas de la religión predominante; tienen derechos cercenados en
lo relativo a la educación de sus hijos; se
hallan sometidas a leyes que afectan to-
EL PENSADOR
46 · Mayo-junio 2013
todos los ámbitos de la vida civil, a menudo de una inusitada crueldad, y que
sin embargo pertenecen a ámbitos religiosos y culturales total-mente extraños
al suyo…
Desde el punto de vista antropológico,
se puede decir que los grandes perseguidores de cristianos del s. XXI pertenecen a una de estas tres categorías: el
islam, el hinduismo y el comunismo. Sin
que ello quiera decir naturalmente que
todos los musulmanes o países musulmanes, ni todos los hinduistas ni países
hinduistas, ni todos los comunistas o
países comunistas, persigan con similar
intensidad a los cristianos, ni siquiera
que todos lo hagan.
Desde el punto de vista geográfico, esta
persecución se lleva a cabo en dos continentes: Asia y África. Analicemos cada
uno de estos casos.
De los cinco continentes del planeta, tal
vez sea Asia aquél en el que la densidad
de cristianos por comparación a la población total sea inferior, lo que no cabe
decir en términos absolutos, pues es tan
alta la población asiática, probablemente
la mitad de la de todo el mundo, que el
número total de cristianos asiáticos es
superior al existente en Oceanía o incluso en África.
En todo Asia, países en los que la comunidad cristiana sea predominante sólo
hay tres: en la zona del sudeste asiático
Filipinas, donde por mor de la evangelización española casi un 90% son cristianos; y en la zona de las repúblicas soviéticas, dos, Georgia y Armenia, ambas
con un 85% aproximadamente. Curiosamente, en determinadas zonas de Filipinas donde el islam es mayoritario o muy
activista, se registra persecución.
Países donde la comunidad cristiana
constituye una mayoría muy significativa aunque no unánime tenemos otros
dos: uno de ellos en la zona del Oriente
Medio, Líbano, con un 40%; y otro en la
del sudeste asiático, por cierto bastante
inesperado: Corea del Sur, con un 43%.
Curiosamente, en su homónimo del norte, por mor de la actuación del comunismo religofóbico, dicha comunidad apenas asciende al 2% en el mejor de los
casos (si no el cero literal), desde el 30%
que llegó a constituir. El Líbano constituyó hace unas décadas un interesante
caso de convivencia islamo-cristiana que
se ha deteriorado mucho en los últimos
años.
Los cristianos son una minoría significativa en varios países, a saber: Kazastán
(14%), Brunei (14%), Indonesia (12%),
Emiratos Arabes Unidos (12%), Kuwait
(11%), Bahrein (9%), Malasia (9%),
Birmania (8%) y Viet-Nam (8%). En
este grupo milita un caso muy especial,
el de China, donde el Informe de Libertad Religiosa estima el porcentaje de
cristianos en un 8,6%, aunque la evaluación es muy difícil de realizar por el hermetismo del régimen. Con todo, ese
8,6% sobre la población china de 1.300
millones de seres representaría una comunidad cristiana de más de 110 millones de cristianos, que podemos estimar
como una de las cinco comunidades cristianas por naciona-lidades más importantes del mundo. De todos ellos se puede hablar de persecución en Indonesia,
Birmania y China, país este último en el
que donde sin embargo, dicha persecución registra, según todos los observadores, una evolución muy saludable.
Constituyen los cristianos una minoría
considerable en los siguientes países:
Taiwan (6%), Kirguistán (6%), Arabia
Saudí (5%), Siria (5%), Omán (4%). En
esta categoría milita otro caso singular
muy importante, el de la India, donde el
5% de su población es cristiana, lo que
Cruz quemada en Vietnam
sobre una población de 1.200 millones
de seres arroja una comunidad de 60
millones de cristianos, entre las diez más
importantes del mundo, sólo a modo de
ejemplo, sensiblemente mayor que la
española. En este grupo la persecución
es muy notoria en Arabia Saudí, uno de
los países más intolerantes en materia
religiosa del mundo, y las zonas de India
en las que existen cristianos. En Siria la
presente situación de guerra puede destapar un cruel proceso de persecución
contra los cristianos que ya ha dado sus
primeros síntomas.
Son los cristianos una minoría muy pequeña, entre un 1% y un 4%, en los siguientes países: Azerbaiyán (3,1%), Nepal (3%), Laos (2,9%), Jordania (2,8%),
Israel (2,4%), Japón (2,3%), Pakistán
(2,2%), Camboya (2%), Mongolia
(1,7%), Tayikistán (1,5%), Tailandia
(1,2%). En este grupo milita un país en
el que la comunidad ha podido reducirse
a la mitad o incluso a menos en los últimos años cual es Irak, donde el ILR estima la población actual de cristianos en
un 1,8%, que bien podía ascender a un
5% hace sólo unas décadas. La persecución es intensa también en Pakistán, y
algo menos en Laos.
Y son países en los que prácticamente
no hay cristianos –es decir hay menos de
un 1%- los siguientes: Bután (1%), Irán
(0,5%), Bangla-Desh (0,5%), Yemen
(0,2%), Afganistán (0,1%). En todos
ellos salvo quizás en Bután, los cristianos lo pasan mal, con casos muy conocidos en Irán.
De los cinco continentes del planeta, tal
vez sea África junto con Iberoamérica
aquél en el que el cristianismo se proyecte con mayor potencia, el verdadero
vivero del cristianismo. Pero para no
hablar por hablar, vamos a hacer un repaso, como hemos hecho con las comunidades asiáticas. Y siempre a partir de
los datos ofrecidos por el Informe de
libertad religiosa (ILR) de Ayuda a la
Iglesia necesitada.
De los aproximadamente 1.000 millones
de habitantes africanos profesan el cristianismo en torno a un 46% de la población total. De ese 46%, la mitad serían
protestantes, una tercera parte católicos,
y un décima parte ortodoxos. Profesa el
islam algo más de un 40% de los africanos, y las religiones tradicionales animistas africanas (culto de los antepasados) un 12% de ellos, quedando un exiguo 2% para otras religiones.
Clasificaremos los países africanos en
cinco grandes grupos:
1º.- El cristianismo es la religión predominante: más del 60% de sus habitantes
son cristianos. Es el caso de los siguientes países: República Democrática del
Congo (95,4%), Congo Brazzaville
(95,4%), Angola (93,8%), Burundi
(92,9%), Lesoto (91,8%), Gabón
(90,6%), Namibia (88,9%), Guinea Ecua
-torial (88,7%), Suazilandia (87,6%),
Ruanda (86,1%), Uganda (85,5%), Zambia (82,1%), Sudáfrica (81,7%), Kenia
(81,7%), Malawi (79,8%), Zimbabue
(71,5%), República Centroafricana
(66%), Botsuana (65,1%), Ghana
(61,2%).
En estos países no se registran casos significativos de persecución salvo quizás
en Kenia, debido a los problemas fronterizos que registra con Somalia, país islámico de los que en términos internacionales se considera “estado frustrado”.
2º.- El cristianismo constituye una mayoría muy significativa: entre el 30% y
el 60% de sus habitantes son cristianos.
Militan en este grupo los siguientes países: Etiopía (56,6%, junto a un 34,7 musulmanes), Camerún (56,6%), Tanzania
(53,2%), Mozambique (52,5%), Madagascar (48,5%), Eritrea: (47,3% junto a
49,2 de musulmanes), Togo (45,7%),
Nigeria: (45,5% junto a 45,4% musulmanes), Benin (43,8%), Liberia (40,5%),
Costa de Marfil (33%). En estos países
como vemos se da la particular circunstancia de dos fuertes comunidades casi
igualitarias, una cristiana y otra musulmana, circunstancia que si en muchos
casos lleva al mutuo respeto, cuando
estalla convierte al país en un polvorín.
Tal es el caso de Nigeria sobre todo,
donde el conflicto es hoy día abierto y
constituye uno de los focos más calientes de persecución del cristianismo hoy
día, pero también de otros países donde
la violencia puede estallar en cualquier
momento, Eritrea, la misma Etiopía…
3º.- El cristianismo constituye una minoría significativa, entre el 10% y el
30%, caso de los siguientes países: Chad
(25,5%), Burkina Fasso (20,3%), Sudán
(16,4%), Sierra Leona (12,7%), Egipto
(12,2%), Guinea Bissau (11,9%). Por lo
que hace a persecución religiosa, se han
de destacar aquí dos casos: el de Egipto,
donde los cristianos coptos están pagando los platos rotos de la Primavera Arabe, con más de 50 víctimas mortales desde que gobierna Mursi; y Sudán, país
que ha sufrido la secesión del sur, mayoritariamente cristiano, y donde la minoría cristiana que ha quedado en el país
sufre las consecuencias de la rápida islamización de lo que ha quedado de país.
En cuanto al Chad habrá que estar atentos pues podría convertirse en un foco de
exportación de islamismo que ya está
sufriendo la vecina República Centroafricana, mayoritariamente cris-tiana.
4º.- El cristianismo sólo es una minoría,
entre el 2% y el 10% de la población,
como ocurre en: Senegal (5,0%), Guinea
Conakry (3,7%), Mali (2,9%), Libia:
2,7%. La persecución es creciente en
Libia, desde la irrupción de la Primavera
Árabe, y en Mali, donde sin embargo la
intervención militar directa por parte de
los franceses parece haber resultado muy
eficaz.
5º.- El cristianismo es una minoría ínfima, inferior al 2% de su población, como es el caso de: Níger (0,4%), Mauritania (0,3%), Túnez (0,2%), Argelia
(0,2%), Marruecos (0,1%), Somalia
(0,1%).
Por lo que se refiere a persecución religiosa, se ha de resaltar el caso somalí, al
que ya nos hemos referido arriba, estrechamente relacionado con el ambiente
caótico que vive el país.
Una sistematización geográfica es muy
sencilla de realizar. Geográficamente
hablando, la mayoría cristiana es muy
obvia en la parte sur del continente, justo
del ecuador que pasa por Gabón-CongoUganda-Kenia para abajo, donde no
existe un solo país africano sin mayoría
cristiana. Y es sumamente escasa por
encima del trópico de cáncer que pasa
por
Mauritania-Argelia-Libia-Egipto,
donde la única concentración significativa de cristianos es la egipcia, un
12%. Entre el trópico y el ecuador, tiende a constituir una mayoría en disputa
con otras mayorías, ora islámicas (caso
de Eritrea, caso de Etiopía, y sobre todo
caso de Nigeria, el país más poblado de
Africa, con 150 millones de habitantes
repartidos prácticamente por mitades
entre cristianos y musulmanes), ora animista (caso de Costa de Marfil).
Junto a esta realidad de la persecución
propiamente dicha de cristianos por entidades y personas que son de otra religión, habría que hablar todavía de otro
tipo de persecución indiscu-tiblemente
menos penosa, pero no por ello menos
frecuente: es la que denominaría no tanto “persecución” como “acoso” de cristianos; una persecución que también
podríamos caracterizar en una curiosa
tipología, como de cristianos por cristianos.
Es frecuente en los países de mayoría
cristiana de occidente, y lo que es peor,
es creciente, y en algunos casos, hasta
alentada desde la autoridad concebida en
un modo amplio: gobiernos, leyes, jueces… La realizan supuestos ateos que
muchas veces exhiben una fanatismo
religioso muy superior al de aquéllos a
los que persiguen aunque “crean no creer” en Dios, y la realizan en nombre del
progreso y la libertad a los que dicen
servir.
Da lugar a noticias incluso pintorescas si
no fuera por lo que de menoscabo tiene a
la libertad religiosa, al sistema de libertades individuales por ende, y al sistema
democrático por extensión: una ministra
que impide la utilización de la palabra
“Jesús” en las escuelas; la prohibición a
de representar a su país en Eurovisión a
un grupo caracteriza-damente cristiano;
la declaración por un juez de que el cristiano no es el mejor ambiente para educar a unos niños basándose en ello para
denegar una adopción; la prohibición de
llevar cruces y otros indicativos cristianos… Y todo ello, junto a agresiones
verbales de todo tipo que en algunos
momentos puntuales degeneran en físicas. En España, amén de la intensa violencia que desplegaron grupos ateos durante la celebración de la JMJ en agosto
de 2011, se ha llegado a registrar un
atentado en el Catedral de la Almudena
del que afortunadamente no estamos
hablando más gracias a que el cura de la
catedral se percató de lo sospechoso del
paquete que escondía la bomba, una
bomba preparada para causar muchas
víctimas incluso mortales, según se
aclaró en su día.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 47
Niña quemada por ser
cristiana. Orissa.
Los perseguidos: Un reto para el siglo XXI
Por: Javier Menéndez Ros
C
uando escuchamos a Cristo
anunciándonos que para expandir su mensaje seremos
necesariamente perseguidos,
de alguna manera pensamos que esas
palabras irían destinadas a los primeros
cristianos o quizás a otros, que en algún
momento de la historia han sufrido por
razón de la fe.
Pero con total certeza y veracidad podemos afirmar que hoy, en pleno siglo
XXI, los cristianos son fehacientemente
marginados en multitud de países del
mundo y en otros muchos están auténticamente perseguidos. De hecho se estima que el 75% de los perseguidos y discriminados en el mundo por razón de su
fe son cristianos, y así hasta llegar a la
terrible cifra de 350 millones de personas.
Tanta importancia tiene este hecho que
los diferentes Papas han expresado repetidas veces su enorme preocupación por
la falta de respeto a la libertad religiosa
y nos han pedido oraciones por los miles
de cristianos que sufren a causa de su fe.
Sin ir más lejos el pasado 6 de abril el
Papa Francisco nos ha dicho: “En muchos países los cristianos no pueden cargar con la cruz porque están sancionados
o discriminados si lo hacen. Hoy, en el
siglo XXI, nuestra iglesia es una iglesia
de mártires”
Por eso en “Ayuda a la Iglesia Necesitada”, fundación de la Santa Sede, que
presta ayuda pastoral y contribuye a la
evangelización en más de 135 países del
mundo, estamos dedicando especial
atención a estos hermanos nuestros que
sufren por el simple hecho de llevar el
mismo apellido de Cristo. En nuestra
institución atendemos a proyectos de
construcción y reconstrucción de igle-
sias, colaboramos en la formación catequética y religiosa, becamos a uno de
cada siete seminaristas en el mundo, sostenemos a religiosas de vida contemplativa y activa, ayudamos en la formación
de sacerdotes y de laicos comprometidos
con la evangelización, financiamos a
medios de comunicación católicos y
también medios de locomoción para que
la Palabra de Dios se pueda expandir.
En el panorama mundial de la falta de
libertad religiosa podemos decir sin temor a equivocarnos que lejos de amainarse la situación en China, éste enorme
gigante encabeza esta triste clasificación. La ordenación de obispos que no
cesa a espaldas del Vaticano y la convocatoria de Asambleas de la iglesia Patriótica utilizando la fuerza física y la
coacción gubernamental para obligar a
asistir a muchos obispos son hechos que
no hacen sino agrandar la permanente
tensión. Corea del Norte, país que nos
tiene en vilo por su potencial armamentístico nuclear y su política belicista,
se estima que tiene a cerca de 200.000
prisioneros en campos de prisioneros,
muchos de ellos por motivos religiosos.
Vietnam y Birmania son otros países
asiáticos con grandísimas dificultades
para la libertad religiosa. La India, y sus
persecuciones sistemáticas a cristianos
por parte de radicales nació-nalistas
hindúes en algunos estados como Orissa,
y Pakistán, con su terrible ley de la blasfemia que produce cada año decenas de
acusaciones, en su mayor parte falsas,
contra todo tipo de creyentes, originan
dramáticos episodios que acaban con
condenas injustas a prisión y con auténticos linchamientos o asesinatos de masas enardecidas contra las minorías cristianas. Casos como el de Asia Bibi, o la
niña Rimsha Masih disminuida psíquica
acusada de blasfemia son sólo puntas de
un enorme iceberg de intolerancia sistemática oficializada desde el poder.
En Oriente Medio y África destacan las
flagrantes violaciones a la libertad religiosa en países como Irán, Arabia Saudí,
Yemen, Egipto, Irak, Somalia, Nigeria,
Kenia, Etiopía o Sudán, por citar sólo
alguno de ellos.
Especialmente dolorosa está siendo la
auténtica persecución de cristianos que
están siendo amenazados y asesinados
en Irak. Tras el terrible atentado de Bagdad del 31 de octubre del 2010 en el que
fueron asesinados 52 fieles sirios católicos y 6 guardias de seguridad, le preguntaron a una madre de familia iraquí si no
tenía miedo de seguir asistiendo a misa.
Su respuesta fue contundente: “Sí, tenemos miedo, pero ¡qué mejor lugar para
morir que la iglesia!”
Esta afirmación responde perfectamente
a la fortaleza de la fe que mantiene en
pié a una comunidad minoritaria que
está siendo sistemáticamente eliminada
hasta conseguir que abandonen su tierra
natal, que fue antes cristiana que musulmana.
También han sido especialmente terribles los atentados contra iglesias protestantes y católicas en Nigeria y en Kenia
con el resultado de muchísimas víctimas
mortales, heridos y destrucción de templos. En Nigeria el grupo radical terrorista Boko-Haram es el que se ha responsabilizado de esta violencia que pretende en última instancia expulsar a los
cristianos del país.
La radicalización del fundamentalismo
islámico, la politización del islamismo,
la extensión forzosa de la sharía o ley
islámica a la vida social en muchos paí-
ses y la falta clara de control y respuesta
al terrorismo de Al Qaeda son factores
que sin duda han contribuido a este empeoramiento.
No podemos olvidar la situación de discriminación y de falta de libertad que se
sigue produciendo en países como Cuba
ni tampoco la denominada “cristianofobia” que tan rápidamente se está
extendiendo en Occidente. La propia
OSCE (Organización para la Cooperación y desarrollo en Europa) ha denunciado repetidas veces el aumento de la
intolerancia y la discriminación en el
viejo continente, motivado en muchos
casos por un secularismo y por un laicismo agresivo que hace bandera de
“progresismo” de la mofa, el insulto y la
agresión a los símbolos y a los valores
cristianos.
Ante este preocupante panorama fue
Benedicto XVI quien nos dio las claves
para afrontarlo: informar y denunciar sin
cesar y en todos los foros los atropellos
que se produzcan, y sin que cunda el
desánimo, tener un compromiso de oración, pues “sólo desde el perdón que nos
enseña nuestra fe y desde la esperanza
venceremos al mal”.
Y así, desde el silencio de la entrega, la
sangre de los mártires del siglo XXI seguro que se unirá a la de Cristo y a la
que han derramado muchos otros por la
fe en toda la historia de la humanidad.
Esa sangre será sin duda semilla para
renovar y fortalecer la Iglesia de Dios.
∎∎∎
Javier Menéndez es director de Ayuda a la
Iglesia Necesitada (España).
EL PENSADOR
48 · Mayo-junio 2013
El eje
1. FAMILIA Y VIDA
como estrategia prioritaria
Familia
Anticoncepción
Vida
Sexualidad
Divorcios
“Matrimonio”
homosexual
Dignidad
humana
Reproducción
artificial
EFECTOS
Biorrobótica
Biociencias
Eugenesia
Elaboración por EL PENSADOR
Ideología
de género
Aborto
Eutanasia
Experimentos
con embriones
►PÉRDIDA DE DIGNIDAD HUMANA [El ser humano se convierte en objeto de experimentación científica e ideológica] ► FORTALECIMIENTO DEL
INDIVIDUALISMO Y DEL EGOÍSMO [Frente al “otro”, ya sean los hijos, la pareja o los enfermos, prevalece el “yo” como sujeto prioritario de derechos] ► PÉRDIDA DEL VALOR DE LA VIDA [La cultura de la muerte abarata en la conciencia colectiva el valor de la vida: se reconoce abiertamente el derecho a matar] ► DEPRESIÓN DEMOGRÁFICA [Para el 2050 se prevé un crecimiento demográfico negativo a nivel mundial, lo que provocará…] ► CRISIS ECONÓMICA [Ya que la pérdida de población, según ya establecieron los estudios de Keynes, entre otros, conlleva una contracción económica inevitable] ► FAMILIAS EXTENSAS [Niños en familias con varios padres y/o madres, o con padres y madres del mismo sexo]
En 2010 George Friedman, presidente de
Stratfor (la principal compañía privada
de predicción geoestratégica del mundo)
publicó el libro Los próximos cien años,
en donde realiza un pronóstico de los
acontecimientos que alterarán el planeta
en este siglo.
Friedman dedica una atención especial
al concepto de “familia”, dado que,
según su análisis, jugará un papel estelar
en el futuro. “En la actualidad –afirma-,
el cambio demográfico más importante
en el mundo es el drástico declive de los
índices de natalidad”, desvelando que
“Las Naciones Unidas prevén que para
2050 la población disminuirá hasta una
cifra que se situará entre los 557 y los
663 millones, lo que supone un declive
considerable”.
Los datos empíricos confirman el análisis del geoestratega norteamericano. En
1970, las mujeres tenían un promedio, a
nivel mundial, de 4,5 hijos. En 2000 ésta
había caído hasta los 2,7. En 2011 la
cifra es aún más baja. En los países desarrollados, el índice de natalidad ni siquiera garantiza la reposición, con una
media de 1,6 hijos por matrimonio.
El papel que ha jugado la ideología de
género en esta situación es destacable.
En su raíz, la crianza de los hijos deja de
ser la actividad primordial de una mujer
y pasa a ser, si acaso, una entre muchas
otras. El divorcio y la inestabilidad de
los matrimonios civiles, estimulados por
las legislaciones occidentales, son otras
dos causas que apuntalan decididamente
el problema.
Se ha producido una disociación entre la
cohabitación y el matrimonio formal y
legal. Una vida más larga, el descenso
de la tasa de fertilidad y los años de educación adicionales que retrasan la formación de familias, según los sociólogos,
han contribuido al desmoronamiento de
las pautas vitales y sociales previas. Junto a ello, el consumismo propiciado por
el acceso rápido y barato al crédito, ha
estimulado el individualismo hedonista
de muchos habitantes en el mundo (y,
gracias a las nuevas tecnologías, también
en los países subdesarrollados donde
esta actitud se convierte en aspiracional,
según Kent Regan).
El consumismo ha actuado, por tanto,
como catalizador no sólo del individua-
lismo, sino también del egoísmo: padres
que se preocupan más de su bienestar
que del de sus hijos, mujeres que anteponen su comodidad a llevar a término su
embarazo; parejas homosexuales que
buscan el imposible rol de padre mediante la adopción de niños sin importarles las consecuencias psicológicas que
puedan engendrar; la eugenesia encubierta con niños con deficiencias físicas
o psíquicas que son abortados… son
solo ejemplos que diagnostican un mal
profundo en nuestras sociedades.
A su vez, un sector nada desdeñable de
los biocientíficos están jugando un papel
clave en la pérdida de valor de la vida
humana. No parece importar demasiado
el límite moral cuando se trata de obtener beneficios (para la industria sanitaria) o réditos de reconocimiento (para
los investigadores).
Sin embargo, ya hay quienes se plantean
el nacimiento de una “nueva especie”,
híbrida entre el ser humano y el robot.
¿Puede que ese sea el futuro que nos
espera? ¿Dónde ponemos los límites? La
Iglesia católica ha sostenido, desde los
años sesenta, cuando comenzaban a
apuntarse estos fenómenos, una postura
clara y decidida. La defensa de la dignidad humana, de la vida, del matrimonio
y de la bioética.
Una actitud que ha suscitado numerosas
críticas de sectores sociales y científicos,
que ven en la doctrina católica un freno
a sus intereses o a su modo de percibir la
realidad. Incluso dentro de la Iglesia hay
un sector (afortunadamente minoritario)
que apuesta por lo que ellos llaman
“modernizar el mensaje”, como si el
cristianismo fuera un producto de consumo semejante a los que llenan los anaqueles de nuestras grandes superficies.
Si la pérdida de valor de la dignidad
humana es importante hoy día en términos de resistencia ética frente a un materialismo radicalizado, todavía lo será
más conforme avance el siglo XXI y las
secuelas de esta visión cortoplacista comiencen a notarse en nuestras sociedades como un grave error que ha conducido al declive demográfico y a una crisis
económica verdaderamente estructural,
que mermarán, con completa seguridad,
nuestro progreso espiritual y material.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 49
Demografía: el grave error
de las “políticas malthusianas”
modelo de familia deseable) sea objeto
de regulación meticulosa por las autoridades políticas no deja de ser una perversidad moral. Pero es que, además,
han creado más problemas de los que en
apariencia se pensaban solucionar.
En efecto. La consecuencia inevitable de
En el horizonte de mediados de este siglo, la posición
claramente pro-vida de la Iglesia junto al rol que juega
en defensa de la bioética, puede ofrecer al catolicismo un
papel muy relevante en el debate público mundial
Elaboración: EL PENSADOR.
Fuente: Naciones Unidas.
La cultura de la muerte ha sido una de
las apuestas durante los últimos cincuenta años de la macropolítica de buena parte de los países de todo el mundo, especialmente en el hemisferio Norte. Una
mezcla de ideología (el sesentayochismo europeo junto al antisistema
de los grupos de oposición norteamericanos a la guerra de Vietnam) y datos
demográficos (la tasa de crecimiento demográfico mundial durante la década de
los sesenta) confluyeron fatídicamente
en el tiempo para dar alas a lo que se ha
denominado el neo-maltusismo.
La teoría bien conocida de Thomas
Malthus (“el poder de la población es
indefinidamente más grande que el poder de la tierra para garantizar la subsistencia del hombre”) recobró el vuelo
hasta lo que el demógrafo francés Jacques Vallin llamó recientemente “el paroxismo de crecimiento”.
Naciones Unidas: pretexto para la
ingeniería social
Las Naciones Unidas, en 1950, hicieron
público un informe que alertaba de que
los ritmos de crecimiento demográfico
irían a un promedio anual del 3%, lo que
significaba en la práctica que en menos
de tres décadas la población se duplicaría. Las consecuencias se hicieron notar en términos de decisiones polí-ticas:
control de la natalidad mediante la potenciación de los anticonceptivos, legalización del aborto, fomento de uniones menos estables que el matrimonio (y
por tanto menos propensas a tener descendencia) e incluso, en algunos países
que se consideraron “cruciales” el razonamiento literal de los hijos que debían
tenerse como máximo por unidad familiar. Malthus se equivocó (y la historia lo
ha demostrado) pues fue incapaz de incluir en su diagnóstico el progreso
científico-técnico, apto para producir
más con la misma cantidad de suelo. Sin
embargo, el miedo a una superpoblación
mundial en manos de los movimientos
ideológicos de finales de los sesenta
(apoyados a veces indisimuladamente
por la llamada derecha liberal) dio a estos la oportunidad de desarrollar un amplio programa de ingeniería social, que
ha venido aplicándose con implacable
puntualidad.
Que el derecho a la vida (incluyendo el
estas políticas han sido la amenaza, más
que latente, de que el mundo pueda llegar a estar superpoblado y envejecido al
mismo tiempo (ver despiece abajo), lo
que esta vez sí (y sin caer en el alarmismo) puede ocasionar una crisis global de incalculables consecuencias para
el futuro de la humanidad. Tanto los
demógrafos como los sociólogos denominan a este problema como “de-presión
demográfica”.
Una oportunidad estratégica para la
Iglesia católica
En el horizonte de mediados de siglo, la
posición claramente pro-vida de la Iglesia, unida al destacado papel que juega
en defensa de la bioética, puede ofrecer
al catolicismo un papel relevante en el
debate público mundial. La fidelidad al
Magisterio de la Iglesia, pues, no juega
en contra de cara al futuro, sino más
bien todo lo contrario.
Esto será posible especialmente cuando
comiencen a verse (como sucede ya en
la Europa occidental) las nefastas consecuencias de una política de natalidad
preconstruida por los aparatos del Estado, desde una miopía a largo plazo más
que destacable y desde la intromisión en
los derechos de las personas a dar cumplimiento a su vocación familiar. Pero lo
que sucede en Europa es la antesala, al
menos, del continente americano y, probablemente, de una parte nada pequeña
de Asia. A su vez, las tendencias cada
vez menos disimuladas de algunos
científicos y multinacionales por desarrollar a largo plazo proyectos de combinación de robótica con biología humana, dará la oportunidad de demostrar que
no se puede hacer ciencia desconociendo
los límites éticos y morales que garanticen que sus frutos sean para el bien
común.
Una clave: el
empresariado
iberoamericano
Una cosa parece evidente: América está llamada a ser la cuna de la evangelización del continente asiático, como
antes Europa fue la suya. Si repasamos
las cifras que ofrece en este número EL
PENSADOR, tenemos por un lado que
los católicos americanos son hoy la
mayoría indiscutible de los católicos en
términos globales. Por otra parte, seis
de cada diez habitantes del planeta viven en Asia, un continente en donde el
catolicismo comienza a prender, pero
donde aún tiene cotas ciertamente quasi
-testimoniales.
El reto no se presenta fácil en modo
alguno. No en vano la americana y la
asiática son culturas muy distintas y el
flujo tradicional del continente americano ha sido con Europa, no con Asia.
Sin embargo, los expertos advierten
síntomas muy claros de una mayor intensificación de las relaciones económicas entre América (especialmente
Iberoamérica) y Asia. La capacidad
agrícola del continente es estratégicamente vital para el continente asiático,
que tiene una pujante población a la
que alimentar.
Así pues una de las claves más interesantes en el medio plazo para la Iglesia
católica es la reevangelización de su
clase empresarial y profesional, ya que
ésta está llamada en última instancia a
ser un factor determinante desde el
punto de vista de la globalización
económica.
¿Hacia un planeta envejecido?
Elaboración: EL PENSADOR. Fuente: Naciones Unidas.
Entre enero de 1960 y diciembre de
1969 la tasa de crecimiento demográfico
mundial fue de casi el 24%. Cuatro
décadas más tarde, casi se ha reducido a
la mitad: el 12,9%. Las perspectivas llevadas a cabo por especialistas indican
que se trata de un proceso imparable.
Para antes del 2050, siguiendo la línea
actual, la población mundial comenzará
a decrecer en términos absolutos. Un
hecho que tendrá graves consecuencias
históricas para la raza humana.
Los periodos de crisis demográfica han
traído consigo, históricamente, graves
crisis económicas. ¿Puede una población
que decrece sostener los actuales niveles
de vida de la población?
Cualquier crisis demográfica implica necesariamente que durante un prolongado
periodo de tiempo (alrededor de cuatro
generaciones al menos) la población
joven que se incorpora al mercado de
trabajo es inferior que la población no
activa, especialmente la jubilada.
Incluso en el supuesto de que las nuevas
tecnologías por descubrir palien parte de
este efecto perverso económico, hay áreas de actividad que no lograrán escapar.
Después de todo, la sociedad de consumo en la que se basa nuestro actual sistema económico, no sólo depende de la
producción de bienes y servicios, sino
fundamentalmente del consumo y uso de
los mismos.
Las consecuencias en términos ecológicos y culturales tampoco serían menores
a juicio de los expertos. También en el
campo de la ética, pues puede surgir la
tentación de recurrir a nuevas formas de
robótica que suplanten una parte de la
actividad humana. La ciencia ficción
puede haberse quedado corta.
EL PENSADOR
50 · Mayo-junio 2013
La bioética del siglo XXI
como esperanza
de un mundo fracturado
Por: Mª Elizabeth de los Ríos
W
alter Benjamin en su
obra Tesis sobre el concepto de Historia1 narra
la visión melancólica
del ángel de la historia que, viendo las
ruinas que la Modernidad ha dejado a
su paso, extiende sus alas hacia un futuro incierto con la mirada vuelta hacia
atrás y ante la imposibilidad de desplegar el vuelo porque el viento huracanado de la memoria victoriosa se lo impide.
Así también nosotros, hombres y mujeres que vivimos este siglo nos encontramos atrapados entre la nostalgia por el
pasado que ya no será y el futuro que
aún no es; no obstante, Benjamin da
una ligera esperanza al proponer el uso
de la memoria como puerta de entrada
para la redención en la vida del hombre, y con ella, para la frágil pero cierta
posibilidad de lanzar la historia en otra
dirección2.
Si la modernidad condujo a grandes
catástrofes con su racionalidad tecnocientífica y su ansia de progreso infinito e incondicional, la posmodernidad se
erige como el lugar de la esperanza, es
decir, como el ágora donde el diálogo y
la reflexión cobran un segundo aire y
permiten pensar y re-pensar ya no sólo
al hombre como ser racional sino al ser
humano como ser en relación y, por
ende, inacabado y necesitado de otros.
La bioética como ciencia surgida en los
años setenta y, por ende, como ciencia
nueva se enmarca en los albores de la
posmodernidad como eje vertebral desde el cual pensar, históricamente la realidad.; aquella que es frágil, líquida y
fragmentada de la posmodernidad en
donde la tarea principal no será ya la
construcción de un discurso sólido con
categorías invariables sino más bien un
discurso cooperante y siempre dinámico que permita el encuentro con otros
por un lado, y por el otro, el retorno a
uno mismo para descubrir que la vida
humana es y siempre será un misterio
y, como tal, la única actitud posible
frente a ella es el asombro.
Con lo anterior, se propone en las páginas venideras, tomar a la bioética como
la ciencia que permite la esperanza y lo
hace en función de constituirse, ella
misma, en una transdisciplina en donde
las reflexiones en distintos campos del
saber son necesarias y exigibles y por
ende, fomenta y defiende el diálogo
como instrumento de reflexión –que no
siempre de conciliación- y brújula para
el entendimiento mutuo. De igual manera, la Bioética se considera esperanza
en tanto que permite el retorno a la reflexión ética no como un supuesto
dogmático ni a priori al quehacer
humano sino como una puesta en acción frente al mundo y frente al ser
humano inserto y afectado en este mundo. Así, la novedad de la Bioética como
esperanza está tanto en su orientación
preliminar y apriorística como en su
efectividad intervencionista y paliativa.
La bioética como esperanza deberá
ocuparse entonces de los asuntos más
apremiantes y urgentes de la era posmoderna, aquellos en donde se juega la
vida del ser humano y la vida en general y lo deberá hacer mediante una ética
de la acción, es decir, frente a lo dado
y a lo que es, se cuestionará el papel de
la intervención humana. No se trata
aquí de pensar en lo que se hubiera podido hacer o en lo que se hizo bien, mal
o no se hizo del todo sino en la exigencia que nos interpela frente al mundo
dado, frente a eso que Heidegger denominaba el “ser-ahí” asumiendo el método husserliano de la “epojé” para dejar
de lado los juicios y los prejuicios y
concentrarnos en las soluciones o acciones concretas con fines de transformación o, al menos, de paliación.
De lo anterior se desprende que la bioética del siglo XXI además de ser la
Bioética que se ocupe de los problemas
específicos de la intervención humana
sobre la vida en el campo de las ciencias de la salud como reza la definición
de la edición de 1995 de la Enciclopedia de Bioética de W. Reich deberá
también ser aquella disciplina que abarque diversos problemas más allá del
campo de las ciencias de la salud pero
directamente relacionadas con éstas. Es
preciso, pues, desterritorializar la bioética.
De esta manera se propone en este artículo que se reflexione sobre la acción
concreta ante tres grandes problemas
derivados de la posmodernidad y su
efecto en la globalización: la actualidad, defensa, promoción y respeto de
los derechos humanos, la migración, y
la pobreza.
Así, en primer lugar se ahondará sobre
los retos y desafíos que algunos autores
proponen para la Bioética del siglo XXI
que cruzan fronteras con los problemas
EL PENSADOR
enunciados anteriormente para defender
una Bioética nueva de carácter fundamentalmente práctico, en segundo lugar
se abordarán las problemáticas enunciadas y su importancia para su reflexión
bioética y, por último y en tercer lugar
se emitirán conclusiones sobre el actuar
de la bioética de la esperanza ante los
desafíos que presenta la posmodernidad.
I.- Algunas perspectivas para el Siglo
XXI
En términos genéricos, la bioética tiene
principalmente en este siglo una tarea
prospectiva3, es decir, a su base se encuentra una ética con visión de futuro,
una reflexión que debe considerar los
efectos a futuro que las prácticas presentes tienen y tendrán, así la bioética
tiene que centrar su mirada en al anticipación de riesgos y en la propuesta de
soluciones ante los mismos: “la bioética
se ubica, pues, en una nueva dimensión
ética: la de consideración de los efectos
futuros, ambivalentes e inciertos, de
nuestras actuales decisiones tecnocientíficas”4 .
De esta manera, analizando la situación
presente y proyectando los desafíos que
ésta presenta, la bioética, para Jorge
Alberto Álvarez-Díaz presenta tres rubros de retos que resolver: las condiciones de inequidad e injusticia aunados a
los índices pobreza de algunos países, la
introducción de nuevas tecnologías en
el campo de la medicina, a saber, el surgimiento de la nanotecnología, y el
avance de la neuroética como paradigma para las reflexiones éticas5.
Respecto del primer rubro la cuestión a
resolver radica en la carencia de recursos humanos y materiales en las zonas
rurales de algunos países, especialmente
latinoamericanos así como en la falta de
acceso a los mismos por dificultades
económicas o geográficas6. El problema
bioético del segundo reto se encuentra
en las implicaciones éticas de tecnificar
la práctica médica, es decir, introducir
aparatos e instrumentos tecnológicos en
la atención médica que, por un lado
ayudarían a mejorar y eficientizar la
misma pero por el otro, comportan serios riesgos tales como la manipulación
genética y sus consecuencias como la
selección discriminatoria de ciertos embriones que se consideren más aptos,
etc. No obstante, la nanotecnología se
presenta también como alternativa para
grandes problemas sociales relacionados con agua, agricultura y energía7.
Grandes interrogantes éticas se erigen
entorno a esta “colonización” de la
técnica en la medicina sobre todo al
tocar de cerca de la vida humana ya que
ésta se impone frente a la primera con
determinados límites que deben ser respetados bajo cualquier circunstancia.
En el tercer rubro, la neuroética, la problemática bioética radica en la posibilidad de determinar si el comportamiento
ético tiene una cierta base neurológica
y/o fisiológica de tal manera que haya
individuos naturalmente propensos a
comportarse éticamente y otros que no
o bien si se puede intervenir sobre determinadas estructuras cerebrales para
potenciar el desarrollo de ciertas calidades que se buscan en los individuos con
fines sociales o políticos8.
Por su parte, la ciencia genómica, producto de la introducción de la técnica en
l campo de la salud y de la medicina ha
abierto un cuestionamiento serio en torno a los desafíos bioéticos que comporta. Las vertientes de la reflexión en este
campo se bifurcan en dos sentidos: la
genómica como cura para los individuos
genéticamente enfermos y ésta como
deseo de mejorar la especie humana
siendo ésta segunda vertiente la más
peligroso pues el deseo humano queda
Mayo-junio 2013 · 51
siempre insatisfecho por lo que los caer
en excesos y perder de vista la finalidad
terapéutica resulta la consecuencia directa de esta arista. Así Ana Isabel Gómez
menciona algunos de los problemas resultantes: uso inadecuado de la información genética con fines discriminatorios,
fecundación inter-especies, creación de
transgénicos que disminuyan la biodiversidad, diagnósticos de padecimientos
incurables, pérdida de la dignidad de la
persona a partir de su manipulación
genética en etapa embrionaria9.
Para la autora los desafíos de la ciencia
genómica tienen su origen en una lucha
entre el hombre y la naturaleza, entre su
ser creado y su ser creador que, a su
vez, tiene su fundamento, en el deseo de
poder del ser humano que lo lleva a corromper su medio y a corromperse a él
mismo también. Con esto, el reto de la
bioética será encontrar el debido equilibrio entre el ser humano, la técnica y la
interacción de ambos actores en el medio natural y permitir el diálogo entre
concepciones antropológicas distintas y
multiculturales en un marco de respeto
irrestricto a la persona humana y su dignidad10.
Como se puede observar en las perspectivas planteadas, todas ellas convergen
en el sentido planteado y propuesto al
inicio de este artículo, a saber, la bioética como esperanza para los problemas
de inequidad, injusticia, manipulación,
y abuso de la técnica ante la vida humana. La bioética tiene que ser hoy sobre
todo y principalmente signo de esperanza que sirva para dar razón del valor
intrínseco de la vida en general y de la
vida humana en particular.
A continuación abordaré las problemáticas que mencioné al principio y que, a
mi parecer, representan los retos más
urgentes de reflexionar y resolver en el
siglo que nos ha tocado vivir.
2.- Problemáticas diversas y su abordaje bioético
A pesar del desencanto de la razón instrumental11 que culminó con la muerte
de millones de personas en los campos
de concentración nazis y, como éste, en
diversos escenarios mundiales en donde
la barbarie arrasaba con cuanta esperanza quedaba viva; aun habiendo atestiguado los abusos de la razón moderna y
el fracaso del deseo de dominio, los seres humanos posmodernos no hemos
sido capaces de resolver los muchos
problemas que erizan nuestra mente; las
consecuencias se siguen presentando
como sobrecogedoras y aún así nos seguimos considerando incapaces de enfrentarlas, sea porque han avanzado demasiado y su paso es ya incontenible
sea porque hace falta una pieza en el
rompecabezas de expertos que permita
una reflexión más holística de las mismas.
Así pues, se proponen a continuación
cuatro problemáticas posmodernas que
urgen a reflexionar sobre ellas y, al mismo tiempo, se enuncia a la bioética como esa pieza faltante que ayude a mapear los puntos más controversiales de las
mismas desde acciones que permitan
enfrentarlos y, en la medida de lo posible, resolverlos o, al menos, paliarlos.
2.1 Derechos humanos
La situación actual de los derechos
humanos sigue siendo una agenda pendiente en el escenario mundial. La Declaración de 1948 puso sobre la mesa de
discusión el tema y los diversos instrumentos nacionales e internacionales12 de
defensa y promoción de los mismos le
han dado seguimiento al diálogo; sin
embargo el incondicional respeto a la
vida humana y su dignidad y los derechos que de ella se derivan en las cuatro
generaciones actuales permanecen sien-
do incógnitas sobre las cuales vale la
pena seguir insistiendo.
Según Navarrete et.al. los derechos
humanos son “conjunto de atributos y
facultades inherentes a la naturaleza de
la persona humana –reconocidos o no
por la ley- que requiere para su pleno
desarrollo personal y social”13. De esta
definición se pueden decir entonces algunas características indiscutibles de los
mismos: universales, atemporales, inherentes a toda persona, no necesitan de
su reconocimiento explícito para su
existencia y son exigibles siempre y
bajo cualquier circunstancia.
Estas consecuencias, en especial, la última, pone en tela de juicio el uso de la
fuerza desproporcionada como medida
de contención en situaciones de extrema
urgencia como podría ser un conflicto
bélico armado o una situación de desplazamientos forzados, deportaciones o
persecuciones peligrosas en donde los
gobiernos generalmente suspenden las
garantías individuales en aras de bien
común. Aún ante tales escenarios la
exigibilidad del respeto a los derechos
humanos debe permanecer intacta, la
declaración de suspensión de garantías
no comprende, en sí misma, el atropello
indiscriminado de los derechos de los
ciudadanos aún cuando el país se encuentre en una urgencia ni da licencia
para ello.
Menciono lo anterior pues actualmente
se debate sobre este aspecto con los refugiados o migrantes indocumentados
que tienen que salir de su país por correr riesgo en el suyo, es un problema
migratorio que aún cuando dichas personas representen un peligro para el
país que las acoge sus derechos deben
respetarse de igual manera pues no pierden su condición de personas aunque,
de hecho pierdan su condición de ciudadanos14.
Así mismo si todos los derechos, a saber, de primera generación (civiles y
políticos), de segunda generación
(económicos, sociales y culturales), de
tercera generación (desarrollo de los
pueblos) y de cuarta generación (de las
generaciones futuras) se fundamentan
en la dignidad de la persona humana y
emanan de ésta entonces la primera reflexión bioética deberá girar en torno al
deber de actuar a favor de la conservación y protección de la dignidad y si
ésta se sustenta en la vida biológica ya
que a partir de ésta la persona se manifiesta, entonces el deber se traslada al
campo de la protección de la vida física
como un deber supremo.
Así las cosas, la reflexión bioética arroja el diagnóstico controversial del descuido a la protección de la salud como
el primer eslabón del descuido a los
derechos humanos.
Ahora bien, dado el panorama anterior,
el derecho humano de la protección de
la salud se encuentra consagrado en ambos sistemas, tanto el de las Naciones
Unidas como el Interamericano. En el
Sistema ONU se encuentra primeramente en el artículo 25, fracción 1 de la
Declaración Universal de los Derechos
Humanos:
“1.Toda persona tiene derecho a
un nivel de vida adecuado que le
asegure, así como a su familia, la
salud y el bienestar, y en especial
la alimentación, el vestido, la
vivienda, la asistencia médica y
los servicios sociales necesarios;
tiene asimismo derecho a los
seguros en caso de desempleo,
enfermedad, invalidez, viudez,
vejez u otros casos de pérdida de
sus medios de subsistencia por
circunstancias independientes de
su voluntad.
1- Cfr. Tesis no. 9. W. Benjamin. Tesis sobre el
concepto de historia. En Obras. Libro I. Vol.
2; Abada Editores; (2008).
2. Frase de I. Ellacuría en su obra Filosofía de la
realidad histórica. 2ª reimpresión; UCA;
(2007).
3. Cfr. Linares, Jorge. Problemas filosóficos de la
Bioética y desafíos bioéticos de la filosofía. P. 9.
Disponible en el sitio <http://
weblinares.wordpress.com/2011/09/25/
problemas-filosoficos-de-la-bioetica-ydesafios-bioeticos-para-la-filosofia> Fecha
de última consulta: 5 de abril del 2013.
4. Ibid.
5. Cfr. J.A. Álvarez-Díaz. “Retos de la bioética
en la medicina del siglo XXI”. En Revista
Peruana de medicina y salud pública. 28 (4).
(2011); P. 657.
6. En algunas zonas los centros de salud se
encuentran alejados de las comunidades y
representan un reto para el traslado de los
pacientes; así mismo, los horarios de los
centros de atención no siempre coinciden
con los de las actividades de la comunidad
por lo que se hace difícil para la población
ser atendida por el personal sanitario.
7. Cfr. Idem. P. 661.
8. Piénsese por ejemplo en la búsqueda de individuos resistentes y con gran fuerza física
con fines bélicos o bien físicamente capaces de ciertas acciones tales como visión
biónica, etc.
9. Cfr. Gómez Córdova, Ana Isabel. “Retos de
la bioética en el siglo XXI: evolución para
la evolución”. En Revista Latinoamericana de
Bioética. Vol. 8, núm. 1. Edición 14. P. 71.
10. Cfr. Ídem. P. 73.
11. Los mayores representantes de dicha desilusión fueron los filósofos de la Escuela de
Frankfurt que, viendo truncado su ideal de
modernidad y progreso, constataron lo
abusos del ansia de poder y construyeron
una filosofía frente a ella marcada por una
fuerte crítica social a los sistemas políticos
de su época. Se sugiere la lectura de M.
Horkheimmer y T. Adorno La dialéctica de
la ilustración; Trotta; (2009). Así mismo se
sugiere a G. Friedmann con su obra la
filosofía política de la escuela de Frankfurt; Fondo de Cultura Económica; (1986).
Cabe resaltar que no es lo mismo hablar de
razón moderna que de razón ilustrada. La
segunda representa el ideal del ser humano
por alcanzar mejores niveles de vida y por
lo tanto permite que surjan grandes ideales
en la humanidad mientras que la primera
representa el atropellado avance de la idea
de progreso por encima de las miserias y
sufrimientos humanos. Al respecto ver
dicha diferenciación en Reyes Mate, Manuel. “la responsabilidad de la memoria”
en Memoria y crítica de la modernidad. Comp.
M.T. de la Garza. S. Goldsmith; Universidad Iberoamericana; (2010).
12. A nivel internacional, los derechos humanos pueden abordarse y estudiarse desde el
sistema Universal de las Naciones Unidas
o bien desde su contexto geográfico, en
cuyo caso se cuenta con el Sistema Americano, el Sistema Europeo y el Sistema
Africano de derechos humanos. El sistema
de las Naciones Unidas no tiene un carácter vinculatorio más que en los casos de la
emisión de los Pactos y los Estados que
los firman y ratifican. En el Sistema Interamericano se cuenta con un órgano jurídico facultado para la emisión de sentencias,
este es la Corte Interamericana de Derechos Humanos y, por ende, en dicho sistema las resoluciones son de carácter vinculante y se insertan dentro de un ordenamiento jurídico reconocido como autoridad.
Con la Declaración Universal de los Derechos Humanos avalada en 1948 se comenzó el proceso de sistematización de los
derechos humanos, mismo que fue fortalecido por las Convenciones y sus consecuentes Pactos que siguieron a dicha declaración: por un lado el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y
el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales
(PIDESC); ambos promulgados en 1966.
Estos dos pactos en conjunto con la Declaración Universal de los Derechos
Humanos conforman la Carta Internacional de los Derechos Humanos.
13. T. Navarrete. Et.al. Los derechos humanos al
alcance de todos; Diana; (1991).
EL PENSADOR
52 · Mayo-junio 2013
2. La maternidad y la infancia
tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o
fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social”15.
De igual manera se encuentra consagrado en el artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales que reza:
“1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho
de toda persona al disfrute del
más alto nivel posible de salud
física y mental.
2. Entre las medidas que deberán
adoptar los Estados Partes en el
Pacto a fin de asegurar la plena
efectividad de este derecho, figurarán las necesarias para:
a) La reducción de la mortinatalidad y de la mortalidad infantil, y
el sano desarrollo de los niños; b)
El mejoramiento en todos sus
aspectos de la higiene del trabajo
y del medio ambiente; c) La prevención y el tratamiento de las
enfermedades epidémicas, endémicas, profesionales y de otra
índole, y la lucha contra ellas; d)
La creación de condiciones que
aseguren a todos asistencia médica y servicios médicos en caso de
enfermedad.”16
También se encuentra de forma explícita
en los artículos, 17, 19 fracción 1 y 24
de la Convención sobre los Derechos
del Niño; en el artículo 12 de la Convención sobre la Eliminación de todas
las formas de discriminación contra la
mujer.
Ahora bien, en cuanto al sistema Interamericano de Derechos Humanos, el
derecho a la protección de la salud se
encuentra manifiesto en el artículo 11 de
la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del hombre:
“Artículo XI. Derecho a la preservación de la salud y al bienestar. Derecho a la educación
Toda persona tiene derecho a que
su salud sea preservada por medidas sanitarias y sociales, relativas a la alimentación, el vestido,
la vivienda y la asistencia médica, correspondientes al nivel que
permitan los recursos públicos y
los de la comunidad.
Asimismo tiene el derecho de
que, mediante esa educación, se
le capacite para lograr una digna
subsistencia, en mejoramiento
del nivel de vida y para ser útil a
la sociedad El derecho de educación comprende el de igualdad de
oportunidades en todos los casos,
de acuerdo con las dotes naturales, los méritos y el deseo de
aprovechar los recursos que puedan proporcionar la comunidad y
el Estado. Toda persona tiene
derecho a recibir gratuitamente la
educación primaria, por lo menos”17.
También se encuentra consagrado en el
artículo 10 del Protocolo Adicional a la
Convención Americana sobre Derechos
Humanos (Pacto de San José) en materia de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (Protocolo de San Salvador);
así mismo en los artículos 3 fracción 2.a
y 2.b de la Convención Americana para
la Eliminación de todas las formas de
Discriminación contra las personas con
discapacidad y en el artículo 4.b de la
Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia
contra la mujer (Convención de Belem
do Para).
Como se observa, el derecho a la protección de la salud se encuentra regulado
por diversos organismos y legislaciones,
sin embargo se detectan problemas en
su cumplimiento, es por esto que es preciso ir a la raíz del problema, es decir, a
los actor es que, directa o indirectamente, favorecen u obstaculizan dicha regulación. Para ello es necesario analizar lo
concerniente a la atención médica y sus
actividades para entender los derechos
que se ven comprometidos en cada una
de ellas y, así poder acercarnos al problema del descuido a la protección de la
salud.
En México, la atención médica se define
como “conjunto de servicios que se proporciona al individuo con el fin de promover, proteger y restaurar la salud”18 y
sus actividades son preventivas, curativas, de rehabilitación y paliativas. Así
en las actividades preventivas algunas
de las problemáticas involucradas son la
aceptación de recomendaciones médicas
hacia los pacientes y su consecuente
cambio de estilo de vida, aceptación o
rechazo de tratamiento preventivos tales
como la vacunación y el consentimiento
para protocolos de investigación y/o
experimentación. Respecto de las actividades curativas se presentan los riesgos
de imprudencia, negligencia e impericia;
en las actividades de rehabilitación los
problemas de imprudencia, negligencia,
impericia y consentimiento informado y
por último en las actividades paliativas
la distinción entre medios ordinarios y
medios extraordinarios y el término de
la vida humana.
Por su parte, éstas problemáticas implican el respeto o la violación de ciertos
derechos humanos tales como la vida, la
libertad, la dignidad, la igualdad, la vida
privada, la libertad de planificación familiar y el derecho al progreso científico
y tecnológico, por mencionar algunos.
La bioética ha trabajado a la par de los
organismos internacionales y regionales
de protección a los derechos humanos y
fruto de ello han sido algunos fundamentos jurídicos que se han emitido como recomendaciones, entre ellos destacan el Código de Nüremberg (emitido a
partir del término de la Segunda Guerra
Mundial e incluso antes del surgimiento
de la bioética como ciencia en 1947), la
Declaración Universal sobre el genoma
humano y los derechos humanos en
1998, la Declaración universal de los
derechos humanos de las generaciones
futuras en 1997, la Declaración internacional sobre datos genéticos humanos
en el año 2003, la Declaración universal
sobre bioética y derechos humanos en el
2005 así como las guías para la conformación de comités de Ética en la investigación y de Comités de bioética y de
Seguridad elaboradas por la UNESCO
en el año 2005 y 2007.
No obstante la promulgación de éstos
documentos, la práctica médica sigue
comportando riesgos para la protección
de la salud de los individuos y éstos, a
su vez, comportan implicaciones ética
serias en el cuidado de la vida y, atendiendo a lo mencionado en párrafos anteriores, hasta que el derecho a la salud
no se cumpla por completo, tampoco se
entraña protegiendo la vida humana y,
por ende, tampoco se protegerán los
derechos humanos por los que la Bioética tiene el reto de seguir generando recomendaciones y/o documentos que
permitan una mayor atención y cobertura al derecho humano a la salud como
fundamental para el desarrollo de todos
los demás derechos. Así los derechos
humanos constituyen una fuente de inspiración para el estudio, actualidad y
aplicación de la bioética, y por ello,
constituyen un binomio indisoluble que
garantiza el más alto respeto a la persona humana.
2.2 Migración
Uno de los grandes retos que enfrentamos en este siglo es la migración19, las
grandes movilizaciones humanas sea
por causas naturales en cuyo caso quienes las realizan se denominarían desplazados o refugiados o bien por motivos
personales que tienen que ver con la
búsqueda de mejores condiciones de
vida20. El sueño humano de paz se torna
tierra de nadie donde los peligros amenazan con destruirlo. Para efectos de
este artículo, abordaré únicamente el
problema de la migración desde los migrantes, es decir, desde quienes han decidido salir de su país, aunque éste no se
encuentre en condiciones apremiantes
de inseguridad, e ir en búsqueda de un
horizonte nuevo donde pueda ver cumplidos sus anhelos.
Algunos países como México21 y gran
parte de los países de Latinoamérica
viven hoy en día una situación de pobreza extrema. Esto trae como consecuencia pocas o nulas oportunidades laborales y una baja considerable en los sueldos y manos de obra rural y urbana; a
esto se suman las deficiencias en programas de educación media y superior
dejando a los y las jóvenes sin preparación académica para poder si quiera intentar conseguir un empleo en las grandes ciudades. Ante esto, la migración,
generalmente del sur al norte22 se convierte en una posibilidad vislumbrada
por varios.
Al hablar de migración es preciso aclarar que existen dos tipos de migración:
la legal realizada por muchos jóvenes
que después de haber terminado su licenciatura deciden cursar una maestría
fuera del país23 o bien conseguir un trabajo en el extranjero donde su sueldo
sea mayor al que les es ofrecido por las
escasas plazas laborales que aseguran
algunas empresas nacionales e internacionales. Esta migración se lleva a cabo
con los correspondientes papeles y permisos y, generalmente termina en una
migración completa de toda la familia24.
Una segunda clasificación de la migración es la ilegal25, desafortunadamente
la más conocida tanto por el número de
personas que la practican como por los
riesgos y decesos que provoca y seguirá
provocando.
Diferentes son las causas por las que las
personas emigran26 –migración voluntaria- la principal es la falta de oportunidades de trabajo tanto en las zonas urbanas como en las zonas rurales y en el
caso de que se consiga una oferta los
bajos sueldos animan a soñar con otros
países y abandonar lo que se ha conseguido. Hay quienes emigran también
por tradiciones familiares, sobre todo,
los varones que terminan la tele secundaria y no pueden seguir sus estudios en
una preparatoria se encuentran ante la
opción incuestionable de seguir los pasos de su padre o de su abuelo para así,
seguir asegurando el bienestar familiar.
Por último existe la condición humana
del orgullo que determina el migrar como un estatus de jerarquía frente a la
comunidad: migrar les da autoridad y
demuestra su poder frente a aquellos
que no pueden o no se atreven. Pero la
migración es un problema que no sólo
trae consecuencias a corto plazo como
las descritas en páginas anteriores; también conlleva hechos a largo plazo que
son igualmente perjudiciales para los y
la emigrantes, sus familias y para el país
entero. Una consecuencia directa es el
14. Es preciso distinguir dos niveles en el ser
humano: el nivel ontológico, propio de
su esencia de ser humano y que es inalterable siempre y de forma continua lo
largo del tiempo de existencia de la persona y que, para el tema que nos compete, es el nivel donde se encuentra su
dignidad que, as vez, es la base sobre la
que se asientan los derechos humanos o
el tronco de donde se ramifican los mismos, en sus actuales cuatro generaciones. Por otro lado, está el nivel axiológico que es el nivel de las acciones de los
seres humanos, es decir, es el nivel en
donde se les imprime valor a los actos
humanos y éstos sí pueden modificar
según la conducta o la circunstancia del
individuo y pueden ser catalogados,
además, como buenos o malos. Ahora
bien, si partimos de la base de que en el
nivel ontológico es donde se encuentra
la dignidad de la persona humana y que
éste nivel es inalterable siempre y en
todo momento, entonces la dignidad de
la persona será inalterable de igual modo, siempre y en todo momento. Así,
todo aquello que emane de ésta, a saber
los derechos humanos y el respeto por
éstos, será igualmente inalterable. Por
ello, ni si quiera ante la suspensión de
las garantías individuales, los derechos
humanos se pierden por lo que su exigencia sigue siendo vigente durante todo
el tiempo de vida de la persona.
15.
<http://www.un.org/es/documents/
udhr/> Fecha de última consulta: 3 de
abril del 2013.
16.<http://www.cinu.org.mx/onu/
documentos/pidesc.htm> Fecha de
última consulta: 3 de abril del 2013.
17.
http://www.acnur.org/t3/fileadmin/
scripts/doc.php?file=biblioteca/
pdf/0025 Fecha de última consulta: 3 de
abril del 2013.
18. Artículo 33 de la Ley General de Salud de
los Estados Unidos Mexicanos.
19. Así lo han afirmado los expertos en migración C. Stephen y M. J. Miller en su
obra La era de la migración. Movimientos
internacionales de población en el mundo entero;
Porrúa, (2004).
20. Cfr. C. Palencia Escalante. Perspectiva y
prospectiva de la migración internacional. Instituto de investigación social Lucas
Alamán; (2009). P. 22.
21. México se ha posicionado como el principal país receptor de remesas familiares
de América Latina. Cfr. R. Delgado.
Nuevas tendencias y desafíos de la migración
internacional. Porrúa; (2004). P. 5.
22. Cfr. C. Smith. “la frontera norte: una
tierra de nadie para los derechos humanos”. En C. Palencia. Op. Cit. P. 109.
23. Generalmente países que ejercen gran
atracción como es el caso, para México,
de estados Unidos. Cfr. Causas, efectos y
consecuencias del fenómeno migratorio y la
protección de los derechos humanos. Comisión
Nacional de los Derechos Humanos
(2006). P. 6.
24. C. Palencia. Op. Cit. P. 35, 36.
25. Idem.
EL PENSADOR
26. B. Keeley. International migration. OECD
(2009)
27. Al respecto de sugiere la lectura de K.
Nurse. “VIH/SIDA: la migración y la
seguridad humana en el Caribe” en Causas, efectos y consecuencias… Op. Cit. Pps. 8792.
28. Cfr. M. A. Castillo. Et. al. Migración y Fronteras. El Colegio de la Frontera NorteAsociación latinoamericana de Sociología
-El colegio de México; (1998). Pps. 86101.
29. Muchos de los migrantes que llegan a una
ciudad nueva para ellos se enfrentan a la
barrera del lenguaje y al choque cultural
como dos focos de desaliento que pudieran desembocar en fuertes padecimientos
emocionales para ellos. Aunado a esto,
vivir en la clandestinidad por miedo a la
deportación y, en ocasiones, vivir hacinados en un cuarto de una vivienda sin
poder salir ni tener derecho al esparcimiento como derecho humano fundamental provoca diversas enfermedades
físicas y psicológicas en los migrantes por
los que debe entenderse que el riesgo de
la migración no radica únicamente en el
trayecto que recorren que ciertamente no
esta exento de peligros sino también en
su eventual llegada al destino deseado
que no brinda condiciones saludables
para su desarrollo personal. Cfr. C. Stephen. M. Miller. La era de la migración. Porrúa; (2004). Pps. 261-265.
30.
http://www.who.int/mediacentre/
factsheets/fs326/es/ Fecha de última
consulta: 4 de abril del 2013.
31. Ponte, Carlos. Conceptos fundamentales de la
salud a través de su historia reciente. En:
<http://www.fedicaria.org/miembros/
fedAsturias/Apartado_7/
CONCEPTOS_FUNDAMENTALES_SALUD_
HISTORIA_PONTE.pdf> Fecha de
última consulta: 4 de abril del 2013. P. 1
32. Ibid. P. 2
33. H. Sigerist. Medicine and Human Welfare.
New Haven: Yale University Press;
(1941).
Tomado
del documento
“Protección de la salud de las Américas”.
Organización Panamericana de la Salud,
2001. El documento se puede encontrar
en el sitio: < http://www.paho.org/
spanish/d/DO302_TOC.pdf> Fecha de
última consulta: 4 de abril del 2013.
Mayo-junio 2013 · 53
a que el hombre al ser el que mayormente emigra comienza a vivir una
vida sexual activa y promiscua ahí y al
regresar a su tierra de origen no guarda
las precauciones ni medidas de seguridad necesarias y mantiene relaciones
con su esposa (o concubina) contagiándola con enfermedades cuya gravedad
va de las más leves hasta las incurables
como el VIH; aunado a esto se suma la
poca educación sexual que se proporciona en esas zonas y el machismo que
forma parte algunas culturas. Viven al
amparo de sus abuelos o únicamente de
su madre; de hecho, existen comunidades conformadas únicamente por mujeres dado que los hombres desde que
terminan la educación media se ven
forzados a emigrar porque así lo hicieron su papá, su abuelo, sus tíos o sus
amigos, de esta manera se queda la
mujer sola con sus hijas siendo nuevamente confinada a las labores hogareñas. Las mujeres no sueñan, no mejoran, no salen de sus pueblos o ranchos
y por lo mismo sus vidas se reducen a
estar siempre en el mismo lugar y creerse inferiores que sus hermanos o padres fomentando así el machismo en su
más puro sentido.
Igualmente resulta el saldo emocional
que deja a su paso quien decide emigrar; hablo de quienes una vez del otro
lado se olvidan de quienes dejaron
aquí: hijos que se olvidan de sus padres, padres que se olvidan de sus hijos
o esposos que se olvidan de sus esposas, sumiendo a sus familiares en la
eterna melancolía de no volver a saber
más de ellos ni si quiera si están vivos
o muertos. También resulta penoso el
caso de quienes tratando de cruzar la
frontera mueren o de quienes estando
allá caen lesionados en alguna obra o
trabajo y al no tener seguro no son correctamente atendidos y fallecen. La
melancolía persiste y el olvido nunca
llega dejando que el recuerdo se apodere de familias enteras por años por venir; la tristeza es otra consecuencia de
la migración.
Como se ha advertido en párrafos anteriores, nuestro siglo es el siglo de los
movimientos migratorios y valdría la
pena preguntarnos, desde la Bioética
de la esperanza propuesta a lo largo de
estas páginas ¿qué está en nuestras manos para evitar este factor que nos trae
consecuencias tan devastadoras para
nuestra humanidad?
La atención a migrantes puesta en
práctica y ejercida con gran éxito por
algunos grupos religiosos o laicos proporciona alivio y consuelo para los individuos en tránsito, la ayuda médica,
nutricional pero sobre todo emocional
o afectiva que se les brinda les permite
seguir su ruta y conseguir su ideal y en
algunos casos incluso, logra incidir
para que regresen a sus hogares; sin
embargo el problema seguirá rondando
mientras el uso de la tecnología no se
concilie con la mano humana y ahí es
donde la bioética tiene su lugar.
Como se enconaba en el apartado de
las perspectivas de la bioética en este
artículo, la introducción de la tecnología en el campo de la salud y, de las
ciencias de la vida en general también
puede ser positivo si se le da un uso
adecuado. La agricultura, principal medio de subsistencia de las zonas rurales
de los países puede verse altamente
mejorada y los productos mejor vendidos si la técnica le favorece con usos
adecuados así, los campesinos trabajaran mejor la tierra que, a su vez, dará
mejores frutos y que, al tiempo, serán
vendidos a mejor precio en el mercado
global. El cuidado del agua que provo-
ca sequías importantes en el campo
puede ser igualmente fortalecido por el
uso de la tecnología y propiciar una
mejor calidad de vida en el campo.
La tarea de la reflexión bioética en este
tema tiene que ver, por un lado con la
atención integral a los migrantes y lograr el respeto a la atención de su salud
aún cuando no sean ciudadanos oficiales del país a donde han emigrado, es
decir, velar por el cuidado y protección
de la salud y de la vida de los migrantes durante y después del proceso de
tránsito y reubicación. Así será preciso
crear políticas públicas que proporcionen condiciones saludables e higiénicas al arribo de los migrantes a las
grandes urbes29.
Por el otro lado, la tarea de la Bioética
debe velar por mejorar las condiciones
que llevan a una migración ilegal y
creando proyectos que estén enfocados
más a la prevención que a la atención
de los problemas; así la bioética estará
velando por los intereses de todos los
ciudadanos y mejorando las condiciones de vida de los mismos. En este aspecto, la tarea de la bioética es, esencialmente, prospectiva.
2.3 Pobreza
Para abordar este subtema resulta necesario establecer un nexo con la salud
del individuo en tanto que lo que se
plantea será que la pobreza limita el
acceso a los servicios de salud y, por
ende, contribuye al detrimento en la
misma; no obstante esta primera tesis
hay otras posturas que afirman que la
salud es un factor aislado del entorno
en donde la persona se inserta y que,
por lo mismo, la pobreza le es ajena.
Así, a continuación mencionaré brevemente las concepciones de la salud que
se han dado históricamente para sustentar mi postura inicial en este apartado, a saber que la salud resulta de las
condiciones y el entorno en que viven
los individuos y, en consecuencia, si el
entorno es de pobreza y miseria, la primera se verá alterada y disminuida.
Existen dos maneras de entender la
salud, a saber, la de corte social que
toma en cuenta los factores que rodean
al individuo como determinantes que
afectan directamente a su estado de
bienestar y la segunda que la considera
de manera aislada y que la hace depender únicamente del sujeto y su historia
clínica De cada una se derivan resultados diferentes y según la concepción
que se tenga, las acciones que se encaminarán en distintas direcciones.
La primera concepción de la salud, en
términos genéricos, es la propuesta por
la Organización Mundial de la Salud:
“un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la
ausencia de afecciones o enfermedades”30. Esta manera de concebir la salud permite entender los procesos de
enfermedad en relación estrecha con la
ruptura, desequilibrio o ausencia completa de condiciones sociales tales como la economía, la alimentación, la
vivienda, etc. Así, para prevenirlos,
atenderlos o repararlos se requieren
acciones conjuntas que atiendan a necesidades complejas ya que el origen
de las afecciones es igualmente complejo.
La segunda concepción de la salud, la
entiende forma aislada, es decir, como
únicamente dependiente de la genética
del individuo y en proporción directa a
sus posibilidades de adquisición para la
compra de artículos y productos que le
permitan una mejora continua en su
estado físico. Esta postura sostiene una
neutralidad con respecto a los factores
que rodean al individuo como determi-
nantes en su proceso de conservación o
restauración de la salud.
Las consecuencias de una o de otra
concepción son radicalmente distintas:
en la primera el individuo participa
directamente de su propio bienestar y
toma decisiones respecto de su entorno
proponiendo mejoras en las políticas
públicas y amplía con ello su participación ciudadana en la toma de decisiones de su propia región o país. En cambio, en la segunda postura, el individuo
queda sujeto a la autoridad del mercado global y del liberalismo económico
y hace depender su salud de los expertos, es decir, se pone a total disposición
de médicos, farmacéuticas y tecnologías de punta. En términos del Dr. Ponte, este segundo modelo: “Secuestra al
sujeto que pierde autonomía de su propia salud y transfiere todo el protagonismo a las elites profesionales y a la
alta tecnología”31.
Los antecedentes que dieron lugar a
una concepción de la salud enmarcada
en entorno social del individuo van
desde las condiciones presentadas por
los obreros industriales en la Europa
del Siglo XVIII y por los obreros textiles en el Siglo XIX. Las excesivas jornadas de trabajo, las pocas condiciones
higiénicas de las fábricas, los gases
desprendidos de las maquinarias así
como las paupérrimas condiciones de
vida de los obreros causaban altos índices de mortalidad en este grupo poblacional. Así, algunos médicos como
Thomas McKeown comprobaron que,
mejorando las condiciones sociales y
sanitarias en los entornos de trabajo y
vivienda, se reducían significativamente las enfermedades infecciosas.32 Con
ello empezaba a quedar en evidencia
que la restauración de la salud no estaba tano en relación con los tratamientos y las intervenciones médicas como
con el mejoramiento de los entornos
sociales y las condiciones higiénicas de
la población.
En 1946 Henry Sigerist propuso el
término “promoción de la salud”
dándole a ésta un enfoque específicamente social:
“Una persona sana es un ser humano
con un buen equilibrio corporal y mental y bien adaptado a su medio físico y
social. Ejerce pleno control de sus facultades físicas y mentales, puede
adaptarse a los cambios ambientales
siempre y cuando no sobrepasen los
límites normales, y contribuye al bienestar de la sociedad en la medida de
sus posibilidades. Por lo tanto, la salud
no es sencillamente la ausencia de enfermedad; es algo positivo, una actitud
alegre hacia la vida y la aceptación
entusiasta de las responsabilidades que
la vida impone a la persona”33.
Con esto, la salud cobra dimensiones
importantes al tocar ejes sociales tales
como la economía, la política, la administración y el gobierno, etc.
Esta importancia fue puesta en el relieve mundial con la celebración del congreso organizado por la Organización
de las Naciones Unidas mediante sus
dos dependencias: la Organización
Mundial de la Salud y la UNICEF en
Alma Ata en 1978 en donde la salud se
elevó a rango de derecho humano y se
consolidó la participación colectiva y
la responsabilidad gubernamental como arneses para la promoción de la
salud34.
En 1986 los esfuerzos continuaron resaltando la determinante social de la
salud con la Primera Conferencia Internacional sobre la Promoción de la Salud y su documento central, Carta de
Ottawa35. En dicho documento es de
EL PENSADOR
54 · Mayo-junio 2013
notar la importancia conferida al diseño
e implementación de políticas públicas
enfocadas al desarrollo social para lograr la salud universal.
No obstante la lucha de ambos documentos y el empuje social que provocaron, las posturas contrarias pronto se
dejaron sonar con la intención de devolver el empoderamiento médico a los
profesionales del área mediante el consumo de los productos –fármacos- que
permiten la cura de diversas enfermedades; es decir, el discurso pasó de lo social a los individual, de lo público a lo
privado y la salud dejó entonces de concebirse como el resultado de la armonía
de diversos factores y se concibió como
el resultado directo del mercado global
de productos de higiene y salud.
La ideología neoliberal permeó los foros
donde la salud se discutía como un derecho y generó el cambio de ésta a una
mercancía sólo accesible para algunos.
Prueba de lo anterior es el documento
final del Banco Mundial denominado
“Investing in Health”36 generado en
1993 en donde se parte de la premisa
infundada de que la salud más que ser
un asunto de carácter público lo es de
carácter privado y, por ende, la práctica
médica debe privatizarse al igual que las
acciones, productos y tratamientos que
la fortalezcan.
El documento en cuestión parte de la
base de que la salud, al ser privada, deberá ser ejercida por el Estado sólo
cuando los particulares no puedan resolver los problemas y, además, los servicios de salud públicos son, en su mayoría, ineficientes e inequitativos y si a esto
se le aumenta que los recursos sanitarios
en la esfera de lo público son escasos37,
entonces la salud pública se vuelve una
utopía dejando abandonados a los individuos al acceso limitado y no siempre
garantizado a las prácticas privadas que
mercantilizan sus servicios a los costos
sociales de la globalización y la posmodernidad.
El Banco Mundial, al proponer esta privatización de la medicina propone a tres
actores fundamentales para que se desarrolle la salud, a saber, los individuos y
sus familias al momento que adoptan
estilos de vida saludables y se hagan
cargo de sus propios procesos de promoción y restauración de la salud, los organismos no gubernamentales que prestan
servicios a quienes no pueden acceder a
los privados y, finalmente, los actores
privados que se cotizan en el mercado.
Proponer que la salud es un asunto de
carácter privado implica necesariamente
asumir la pobreza general del Estado
que no puede hacerse cargo de asegurarles a los ciudadanos la protección de un
derecho natural como lo es el cuidado de
su vida y de su estado. Así, el Banco
Mundial parte de la premisa implícita
que firma la pobreza del Estado sin analizar la destinación de recursos con cautela38. El Banco Mundial debería de analizar a mayor profundidad el destino del
gasto público y no por hecho que no
existe economía interna que soporte el
ejercicio más básico de protección a los
ciudadanos.
Lo más importante de la propuesta del
Banco Mundial es que da pie para pensar a la salud de forma neutra, es decir,
para pasar de un esquema basado en el
entorno social como factor determinante
para la conservación y el cuidado de la
salud, a uno fundamentado en el cuidado
individual y en las posibilidades individuales de acceso a los servicios privados
de salud. En este esquema, se olvida que
los factores tales como la pobreza y las
condiciones higiénicas del entorno so-
cial son determinantes para la salud.
Con lo anterior, el esquema plantea por
el Banco Mundial oferta productos como mercancías únicamente asequibles
para quienes tienen los recursos económicos que les permitan acercarse a ellos.
De esta manera, recursos para la salud
tales como vacunas, medicamentos, tratamientos, consultas médicas, seguros de
gastos médicos y servicios de urgencia
quedan a consideración de los individuos que puedan adquirirlos y dejan entonces de constituirse como bienes fundamentales que derivan del derecho a la
salud como garantía personal.
Si los servicios para atender la salud,
conservarla o promocionarla están sujetos a las leyes del mercado, entonces la
pobreza que impide adquirirlos estará en
relación directa con el detrimento en la
atención, conservación o promoción de
la salud. Así lo afirma Adam Wagstaff:
“La pobreza y la mala salud son fenómenos interrelacionados. Los países pobres tienden a presentar peores resultados sanitarios que los más pudientes, y
dentro de cada país las personas pobres
tienen más problemas de salud que las
acomodadas. […] la pobreza genera mala salud, y la mala salud hace que los
pobres sigan siendo pobres”39.
Por su parte los fondos públicos, no se
aplican en beneficio de las poblaciones
más vulnerables que no pueden acceder,
por sí mismos, a los recursos sanitarios;
los programas sociales que combaten la
pobreza quedan mermados cuando aparecen, delante de la mirada internacional
otras problemáticas tales como el pago y
financiamiento de las deudas externas e
internas; así queda fuera del presupuesto
la cobertura de la salud de los ciudadanos y la lucha contra pobreza que la pone en riesgo40.
A continuación se mencionarán algunos
ejemplos de productos y servicios que se
insertan dentro de la dinámica económica y afectan, por ende, su adquisición
universal.
VACUNAS: al ser un modo de prevención de enfermedades, las vacunas al
quedar sujetas al poder adquisitivo de
los individuos, la prevención de padecimientos también quedará igualmente
sujeta a la adquisición de las mismas;
así, en los países donde no se tienen los
recursos para que la población obtenga
vacunas, la misma estará más propensa a
ciertos padecimientos de otra forma prevenibles con las mismas. Un caso emblemático es el del brote de la poliomelitis en África y Oriente Medio por falta
de vacunas41.
Algunos esfuerzos internacionales han
promovido la impartición de vacunas
mejorando con ello la posibilidad de
enfermedades que, de otro modo, serían
mortales42; no obstante, este rubro sigue
siendo una agenda pendiente en algunos
países con el mayor índice de pobreza.
NUTRICIÓN: si bien las tecnologías
agrícolas han ido mejorando, el siglo
XXI se ha caracterizado por la escasa
aplicación de éstas en beneficio de la
lucha contra la pobreza y su aliado, el
hambre. La desnutrición es un serio problema que se enfrenta en algunas regiones del mundo. Según la FAO, hasta el
año 2012 la cifra era de 868 millones de
personas que padecen subnutrición
crónica localizándose la mayoría en zonas de Asia, África y algunas regiones
de América del Sur43. La subnutrición
provoca diversas enfermedades y deterioro en la salud por lo que situarla dentro de los bienes que dependen del poder adquisitivo, de las leyes del mercado
y de los intereses de las industrias es
atentar directamente contra la vida y la
salud de los individuos.
MEDICAMENTOS: detrás de los sistemas de salud de los países se encuentran
los distintos intereses económicos de las
industrias farmacéuticas que juegan con
los precios de los medicamentos según
sus respectivas competencias. De esta
manera, la competencia entre patentes
resulta ser el generador de la oferta y no
así el genuino interés de generar productos que ayuden a estabilizar la salud de
los individuos.
Al respecto, es interesante la aseveración de quien obtuviera en el año 2006
el premio Conferencia Hugh Rodman
Leavell, Paulo Marchiori Buss: “En la
medida en que los intereses del comercio y de la ganancia superan los intereses de la salud de los más pobres y la
gobernanza global, y los Estados nacionales no encuentran soluciones para la
cuestión de acceso a tales insumos, puedo afirmar que vivimos en tiempos de
barbarie global”44.
No obstante el análisis de las variantes
anteriores, el que estén sujetas al mercado no parece ser el problema principal
sino que están ligadas a factores que
generan desigualdades que afectan a
quienes se encuentran más vulnerables
dados sus ingresos tan reducidos. Así,
según Wagstaff45 existen tres tipos de
terminantes en los resultados sanitarios,
a saber:
1.- Los relacionados con las familias y
las comunidades dentro de los que se
encuentran: uso de servicios sanitarios,
prácticas dietéticas, sanitaras y sexuales,
estilo de vida, etc. Así como normas
culturales, instituciones comunitarias,
capital social, medio ambiente e infraestructura.
2.- Los relacionados con el sistema de
salud y otros sectores. Dentro de los relacionados con la provisión de servicios
sanitarios están la disponibilidad46 y accesibilidad47, precio y calidad, dentro de
los relacionados con la financiación de
la salud están el aseguramiento, financiación y cobertura pública y privada y
dentro de los sectores relacionados con
los dos anteriores se encuentran la disponibilidad y accesibilidad, precio y
calidad de alimentos, energía, carreteras,
agua y saneamiento48.
De lo anterior se desprende entonces que
tanto los factores endógenos (familiares
y comunitarios) como los exógenos
(servicios y políticas públicas) son determinantes en las desigualdades en salud. Factores tales como los ingresos en
una familia pueden mejorar prácticas
dietéticas e incluso higiénicas dentro de
los integrantes de una familia, de igual
manera en nivel de alfabetización y el
empoderamiento de las mujeres en la
toma de decisiones de las prácticas del
hogar son decisivos para el mejoramiento de la salud de los sujetos49. Se observa, con lo anterior que el problema de la
salud es un problema que requiere un
abordaje multidimensional pues en él
confluyen factores que rodean a la enfermedad y la convierten en un prisma de
muchos ángulos.
Hasta aquí se ha seguido la línea que
defiende que uno de los factores más
primordiales en la mejora de la salud de
los individuos es la lucha contra la pobreza pues ésta origina situaciones que
afectan la accesibilidad a los servicios
sanitarios así como genera condiciones
directamente relacionadas con el deterioro en e estado de bienestar tanto de
individuos como de grupos; sin embargo, hablar de pobreza es igualmente ambigüo; por esta razón, a continuación se
ahondará en dicho concepto para determinar su influencia sobre la salud.
33. H. Sigerist. Medicine and Human Welfare. New Haven: Yale University
Press; (1941). Tomado del documento
“Protección de la salud de las Américas”. Organización Panamericana de la
Salud, 2001. El documento se puede
encontrar en el sitio: < http://
www.paho.org/spanish/d/
DO302_TOC.pdf> Fecha de última
consulta: 4 de abril del 2013.
34. Para una consulta más detallada de dicha
declaración, ésta se encuentra en el sitio:
http://www.paho.org/spanish/dd/pin/
alma-ata_declaracion.htm Fecha de última consulta: 6 de abril del 2013.
35. El documento completo se puede consultar en: < http://www.paho.org/
spanish/hpp/ottawachartersp.pdf>
Fecha de última consulta: 5 de abril del
2013.
36. El texto completo se puede consultar en:
http://wdronline.worldbank.org//
worldbank/a/c.html/
world_development_report_1993/
abstract/WB.0-1952-0890-0.abstract1
Fecha de última consulta: 5 de abril del
2013.
37. Cfr. A.C. Laurell. “La salud: de derecho
social a mercancía”. En la revista Nuevas
tendencias y alternativas en el sector salud.
Fundación Friedrich Ebert. En: http://
www.javeriana.edu.co/Facultades/
C_Sociales/Profesores/jramirez/PDF/
laurell-saludymercancia.pdf Fecha de
última consulta: 5 de abril del 2013.
38. Por ejemplo, en algunos países como
México, el presupuesto público no es el
problema sino que lo es el hecho de que
éste se encuentre conservado en un
sector de la población muy reducido.
39. A. Wagstaff. “Pobreza y desigualdades en
el sector salud” en Revista Panamericana
de salud pública. 11 (5/6), (2002). P. 316.
40. P. Marchiori Buss. “Globalización, pobreza y salud” en la revista Salud Colectiva. Año/Vol. 2, número 003; Universidad
Nacional de Lanús; (2006). P. 283.
41. Ibid. P. Marchiori Buss. P. 288.
42. Algunos ejemplos de estas acciones son
los realizados por The Global Alliance
for Vaccines and Immunization
(GAVI). Dicha Alianza está conformada
por el Banco Mundial, la OMS, la UNICEF y fundaciones privadas y destina
inmunización básica en países con un
PIB menor a 1000 dólares. Hasta Septiembre del 2012 este programa ha prevenido 5.5 millones de muertes. Para ver
los reportes completos del programa se
sugiere
el
sitio:
http://
www.gavialliance.org> Fecha de última
consulta: 5 de abril del 2013.
43. Consulta realizada en: < http://
www.fao.org/hunger/hunger-home/es/
> Fecha de última consulta: 5 de abril
del 2013.
44. Ibid. P. Marchiori, Buss. P. 290.
45. Ibid. A. Wagstaff. P. 317.
46. Se entiende por disponibilidad los siguientes factores: de agua potable y
servicios de saneamiento, de personal
médico capacitado, de medicamentos
considerados como esenciales por la
OMS, de alimentos nutritivos y de vivienda adecuada. Cfr. ONU/OMS. Derechos Humanos, salud y estrategias de reducción de la pobreza. Ginebra: OMS, 2009.
P. 29.
47- Se entiende por accesibilidad lo siguiente:
si el acceso a los servicios, bienes y establecimientos está asegurado sin discriminación alguna, si los establecimientos
están situados al alcance geográfico de
los usuarios, si son asequibles para todos en términos económicos, si la información sobre diagnósticos, pronósticos
y tratamientos es fácil de obtener y, de
hecho se da. Cfr. Ibid. P. 29.
48.
Ibid. A. Wagstaff. P. 318.
49.
Ibid. A. Wagstaff. Pps. 319-320.
EL PENSADOR
50. Según la definición de pobreza propuesta
por el Banco Mundial.
51. Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española.
52. . Sen. Desarrollo y libertad; Planeta; (1999).
53. ONU/OMS. Derechos Humanos, salud y
estrategias de reducción de la pobreza. Ginebra:
OMS, 2009. P. 8.
54. Cfr. Ibid. P. 30.
55. Ibid. P. 30.
56. J. Moltmann. Teología de la esperanza; Sígueme; (1969).
Mayo-junio 2013 · 55
Es preciso aclarar el término de pobreza
ya que de lo que de él entendamos, la
reflexión bioética se encaminará hacia n
lado o el otro. Un primer acercamiento a
este concepto es el que establece una
conexión entre el ingreso y el individuo,
así toda persona con un ingreso menor a
un dólar veinticinco centavos diarios se
considerará que vive en extrema pobreza50.
Por su parte la definición más básica del
Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española dice que la pobreza es:
“falta” o “carencia” y pobre “necesitado,
que no tiene lo necesario para vivir”51.
Así mientras el primer acercamiento
hace hincapié en el factor económico
como determinante único de la pobreza,
el segundo abre la posibilidad a un acercamiento plural en donde lo necesario
para vivir puede ser interpretado en sentidos varios.
Amartya Sen, el Premio Nobel de Economía en 1998 dio un panorama más
amplio aún sobre la pobreza al relacionarla directamente con las condiciones y
capacidades individuales de aprovecharse de las oportunidades que se le presentan52.
De esta manera, la pobreza y su lucha
dependerán del empoderamiento de los
mismos individuos en los procesos circundantes.
Ciertamente la noción anterior conlleva
el riesgo de que, previo al empoderamiento por parte de las personas, exista,
a priori, una inequidad en el acceso a los
servicios y oportunidades. Esto sucede
con bastante frecuencia entre las poblaciones vulnerables pues el acceso, para
el caso que nos compete, a los servicios
de salud es limitado, escaso y de poca
calidad, así el rol de los individuos en el
mejoramiento de su salud queda circunscripto al ambiente donde se encuentra
inserto.
Si se toma la primer definición de pobreza y se le relaciona con la salud, entonces ésta se limitará al acceso a los
servicios de salud, para diagnósticos o
tratamientos y a la adquisición de medicamentos y productos sanitarios; sin
embargo, como se ha dicho desde el
principio, la salud no abarca únicamente
la atención de las enfermedades cuando
éstas surgen sino también la prevención
de las mismas y para ello, la educación,
el grado de escolaridad, el ingreso suficiente y la calidad de vida de las comunidades son de gran ayuda en el mantenimiento o mejora de la salud.
En el año 2001 el Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales de
las Naciones Unidas, considerando lo
anterior, acordó que la pobreza era: “una
condición humana que se caracteriza por
la privación continua o crónica de los
recursos, la capacidad, las opciones, la
seguridad y el poder necesarios para
disfrutar de un nivel de vida adecuado y
de otros derechos civiles, culturales,
económicos, políticos y sociales”53.
Es por lo anterior que en ocasiones, los
problemas de salud de los individuos
van unidos a la violación de otros derechos que afectan directamente a su estado de salud, como por ejemplo los migrantes que son contratados para realizar
labores que conllevan determinados
riesgos físicos y que además tienen otras
dificultades tales como el idioma, la cultura, la vivienda y la información que
los limitan en el acceso a los servicios
de salud54.
Algunas problemáticas que aumentan la
incidencia de violación a los derechos
humanos en las comunidades pobres
son: la concepción cultural de la mujer
que la hace sujeta de ataques, discriminación y violencia, la concepción cultural de la figura de autoridad en el hogar
que provoca violencia psicológica, verbal y física, las prácticas culturales nocivas tales como la clitoridectomía que
son consideradas ritos de iniciación en
algunas comunidades, la falta de acceso
a la educación, la insuficiente o nula
protección social y la falta de registro de
nacimientos y/o documentos de identidad55.
Como queda constatado, la pobreza es
un factor que está estrechamente ligado
a otros que determinan el estado de salud de los individuos por lo que el abordaje que se haga de la misma y las estrategias que se planteen deberán ser multifactoriales y transversales para que ataquen no únicamente la condición económica sino todo lo que rodea a la condición de pobreza. Ésta será pues la tarea
principal de la bioética de la esperanza
propuesta para el siglo XXI: un enfoque
multifactorial de la salud en donde la
pobreza ejerce un detrimento fundamental en ésta por lo tanto, las estrategias de
mejoramiento deberán ir enfocadas, primer a paliar las condiciones de miseria
para después lograr la atención de calidad a la salud de los individuos.
esfuerzos hacia aquello que se considera
sagrado: el valor de la vida humana.
Frente a esta pregunta no queda sino
echar mano de la ciencia que compila el
saber y crea una nueva metodología para
acercarse a los problemas cotidianos,
esta nueva ciencia es la bioética.
Más la bioética no deberá resolver los
problemas apostando bien a lo que se
debe hacer cayendo en un imperativo
categórico cumplido a rajatabla sin mayor explicación o bien a lo que se puede
hacer reduciendo la conducta humana al
abanico de posibilidades que la ciencia y
la técnica ofrecen; más bien, la bioética
del siglo XXI debe verse y encontrarse
cara a cara con el mayor misterio de todos los tiempos: el ser humano y en su
carácter misterioso la única opción posible es, como Moisés frente a la zarza
ardiente, descalzarse y agradecer. Así,
en este descubrimiento o mejor dicho,
redescubrimiento de la vida humana
como misterio y, por ende, como sagrado la bioética lanza su respuesta frente a
la pregunta de la ciencia médica y de la
tecnología: el hombre es la esperanza, el
hombre es la respuesta y el centro de la
reflexión.
La bioética de la esperanza es hoy posible porque el siglo XXI ansía un redescubrimiento y éste será la oportunidad
para dar esperanza ante las amenazas
externas, pues el redescubrimiento del
hombre provocará el asombro por la
vida y cuando los hombre seamos capaces de asombrarnos nuevamente, recuperaremos el verdadero sentido de la
dignidad humana.
Existen más retos de los que he planteado en estas páginas y la exhortación es a
mirarlos de frente y a reflexionar continuamente sobre ellos porque como dice
Alfonso Cuarón en su película “The
children of men”: no hay futuro para
humanidad que se debate entre el miedo
al otro y el aniquilamiento como toda
3. Conclusiones para una Bioética de premisa de relación social. Y hay que
añadir: la esperanza somos nosotros.
la esperanza
Así como Jürgen Moltmann se preguntó
si podía haber teología después del
Auschwitts56 y propuso entonces la teo- ∎∎∎
logía de la esperanza como alternativa
para pensar a dios en el mundo posmoderno, así también la bioética se pregunta hoy si puede haber reflexión ética Ma. Elizabeth de los Rios Uriarte es doctora
en filosofía por la Universidad Iberosobre el actuar humano en la posmoder- americana ciudad de México. Maestra en
nidad y la respuesta versa sobre lo que Bioética por la Universidad Anáhuac México
se ha ido planteando en este artículo, a Norte y licenciada en Filosofía por la Unisaber, la bioética de la esperanza en versidad Iberoamericana de México. Profesora Investigadora de la Facultad de Biodonde la pregunta no es ya qué hacer ética de la Universidad Anáhuac México
frente a lo que está hecho sino qué hacer Norte.
frente a lo que está por venir sin olvidar
que toda reflexión debe estar fundada en
el suelo mismo desde donde se erige
como posibilidad.
El siglo XXI ha arrojado una serie de
cuestionamientos que parecen haber
desdibujado la frágil línea divisoria entre lo que se debe hacer y lo que se puede hacer y le ha lanzado la pregunta tanto a médicos como a filósofos, abogados
y demás especialidades que dirijan sus
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EL PENSADOR
56 · Mayo-junio 2013
Eugenesia
La eugenesia por razones de raza, como
aconteció en la Alemania nazi o en los Estados Unidos del primer tercio del siglo
XX, no está vigente hoy, por fortuna, en
ningún país del
mundo.
Sin embargo, la legalización del aborto por malformación
del feto o la eutanasia de enfermos psíquicos, ha vuelto a
colocar la eugenesia
en el candelero. La
estrategia pasa por
converter lo que es
eugenesia en “otra
cosa”. Después de
todo, la práctica eugenésica ha quedado
muy deteriorada en
la opinión pública
tras la experiencia
del pasado siglo.
Lo cierto es que, por ejemplo, hay países
en donde ya es muy difícil hallar por las
calles niños con síndrome de Down. Y para una mayoría de esas sociedades, es un
asunto sobre el que no merece la pena indagar y mucho menos levantar una bandera reivindicativa.
Científicos de la relevancia pública de
Hawkings han reivindicado en numerosos
actos públicos, la “necesidad” de volver a
prácticas eugenésicas a fin de evitar que la
raza humana prescinda de cierto tipo de
enfermos “cuya presencia es una obscenidad para un mundo desarrollado”.
La eutanasia en el mundo
Italia La eutanasia está prohibida, pero
la Constitución reconoce el derecho de
rechazar cuidados médicos
Francia La Lye Leonetti del 22 de
abril de 2005 instauró el derecho a
“dejar morir”, sin permitir a los médicos que practiquen la eutanasia.
Hollande prometió en su campaña electoral la aprobación de una ley de eutanasia
Suiza Un médico puede administrar a
un enfermo terminal que “desee morir”
una dosis mortal de un medicamento
que tomará el propio enfermo. Se obliga a los centros sanitarios públicos a
“ofrecer estos servicios sanitarios” a
los pacientes. Suiza se ha convertido en
destino preferente para pacientes que
van a someterse a la eutanasia
Luxemburgo La eutanasia está legalizada desde 2008 pese a la oposición
del Gran Duque
Bélgica Legalizada la eutanasia para
enfermos físicos y psíquicos
Holanda Legalizada la eutanasia,
que se ha aplicado a menores e incluso bebés ÉLGI
Gran Bretaña La eutanasia está
prohibida. Desde 2002, la justicia
autoriza la interrupción de tratamientos médicos en algunos casos.
Alemania y Austria La eutanasia
pasiva, como el hecho de desconectar una máquina, no es ilegal si
el paciente da su consentimiento.
España La eutanasia no está autorizada, pero la ley reconoce el derecho de los enfermos a rechazar cuidados médicos. En las Comunidades Autónomas de Andalucía y
Aragón existen leyes que amparan
prácticas eutanásicas
Portugal La eutanasia y el suicidio
asistido están considerados por el código penal como homicidios. Según el
nuevo código deontológico de los
médicos “la utilización de medios extraordinarios para mantener la vida”
puede ser interrumpida en caso de
muerte cerebral o a petición del enfermo, pero en ningún caso puede interrumpirse la hidratación y la alimentación administradas artificialmente.
Noruega Un médico puede decidir no
tratar a un paciente terminal a petición
de éste o, si el enfermo no puede comu
-nicarse, a petición de sus familiares.
Dinamarca Desde finales de 1992, se
puede hacer un “testamento vital” que
los médicos deben respetar.
Suecia Se autoriza la asistencia médica al suicidio.
Hungría y en la República Checa Los
enfermos terminales pueden rechazar
sus tratamientos.
Eslovaquia Si bien “la eutanasia y el
suicidio asistido son inaceptables”, el
personal médico puede “atenuar el dolor de los enfermos incurables y moribundos (...) y respetar los deseos del
paciente de acuerdo con la legislación”.
Estados Unidos En Oregón, desde
1997, los médicos pueden allí prescribir drogas a pacientes termi-nales con
una expectativa de vida no mayor de
seis meses, para que ellos mismos se
las administren. En 2008 se aprobó el
suicidio asistido en Washington y el
mismo año un juez de Montana dictaminó a favor de la libre administración
de dosis letales de medicamentos recetados por un médico
Australia El Territorio del Norte de
Australia legalizó la eutanasia voluntaria
Colombia En 1998 el Tribunal Constitucional dictó una sentencia en la que
consideraba la eutanasia como un derecho fundamental.
El Código Penal aprobado en 2000
mantiene la penalización de la eutanasia
Geografía de la “masacre
de los inocentes”
(Datos referidos al 2011)
Una de las primeras cosas que sorprenden cuando echamos un vistazo
al “atlas del aborto” es que el color
verde (el de los países con legislaciones abortistas) se corres-ponde básicamente con el hemisferio Norte. En
muchos casos, además, con países
que están a la vanguardia de la denominada “depresión demográ-fica”.
No por casualidad, sucede algo parecido con la regulación de los mal llamados “matrimonios” homosexua-les
y con la eutanasia.
¿Es la cultura de la muerte, basada en
un proyecto de ingeniería social, un
fenómeno norte-occidental? Con más
propiedad podríamos asegurar que se
trata de un fenómeno característico
de la “modernidad ilustrada”, de la
que también participaría el régimen
comunista chino.
Según cálculos imparciales, el número de abortos en las últimas dé-cadas
ha superado los astronómicos 1.000
millones en todo el mundo. El equivalente al 16,6% de la población de
nuestro planeta.
En este sentido, el aborto será el principal responsable de la inversión de la
pirámide poblacional que jalonará la
segunda mitad del presente siglo.
Los efectos globalizadores del aborto
traerán consigo (ya sucede en Europa) una profundización en las migraciones del sur del planeta hacia el
norte. A su vez, esto provocará no
sólo una mayor tensión cultural en las
sociedades occidentales, sino sobre
todo un mayor empobrecimiento de
todo el sur terrestre. Una superpoblación en el norte frente a una mayor
desertización del sur que, como es
natural, tendrá un impacto decisivo
(mucho más que la emisión de gases)
en el ecosistema planetario.
Instalados en una sociedad narcotizada por el bienestar material a corto
plazo, las sociedades no están calibrando con acierto las consecuencias
prácticas, más allá de las morales, de
las políticas favorecedoras de la cultura de la muerte. El siglo XXI será,
por tanto, un tiempo en el que este
debate se verá recrudecido con-forme
avancemos en las siguientes décadas.
¿Hasta dónde llegará “la masacre de
los inocentes”?
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 57
El divorcio: la orfandad de los
niños con “familias ampliadas”
La “normalización” de los divorcios es
una de las letales consecuencias de la
secularización de nuestras sociedades.
Algo que afecta también a los “católicos
culturales” que se caracterizan, entre
otras cosas, por no entender ni querer
comprometerse en su total significado
con el sacramento del matrimonio.
Los Estados, especialmente cuando están en manos de fuerzas progresistas y
liberales, se han encaminado a favorecer
la reducción de trámites para el divorcio.
Frente al principio de prudencia que caracterizó en un primer tiempo las legislaciones divorcistas, ahora parece imponerse la “moda” de facilitar el divorcio,
profundizando en su carácter meramente
civil-contractual.
Así pues no sólo es la denominación
como “matrimonio” de las uniones
homosexuales la que está desdibujando
el concepto de esta institución sacramental. Antes –y con mucha mayor intensidad– lo está haciendo el divorcio.
El divorcio se convierte así en la principal fábrica de secularización. Un riesgo del que numerosos tribunales eclesiásticos no parecen darse demasía-da
cuenta, a la vista de que reproducen en
el ámbito canónico ese vicio de favorecer la nulidad del vínculo.
Junto a ello, la proliferación del “matri-
monio civil”, que suplanta el carácter
sacramental por el jurídico-positivo, está
teniendo el efecto de configurar “familias coyunturales” cuya vigencia temporal en promedio es cada vez menor.
Frente a la estabilidad, que favorece la
educación equilibrada de los hijos, se
impone la conveniencia egoísta de los
padres. Una consecuencia más del individualismo que asola nuestras civilizaciones.
A su vez, los divorcios contribuyen aún
más a exacerbar el carácter individualista de las sociedades.
Por otra parte, la coyunturalidad de las relaciones matrimoniales ha conducido a algunos expertos a hablar de un
retorno a la poligamia. Si en la
antigüedad (y en ciertas civilizaciones como la musulmana)
la poligamia es acumulativa, en
las sociedades occidentales esta
adopta la modalidad más sutil
de “poligamia sucesiva”.
En septiembre de 2009, ante un
grupo de obispos brasileños, el
papa Benedicto XVI dijo que
“La Iglesia no puede mantenerse indiferente ante las separaciones y los divorcios, que
arruinan casas y dañan a los
hijos, que necesitan ser instruidos y educados. El divorcio está minando con la
llamada familia ampliada el que muchos
niños se sientan huérfanos, no porque se
hayan quedado sin padres, sino porque
tienen demasiados”. “Sobre esa fragilidad se consuma la tragedia de tantos
niños privados del apoyo de los padres y
víctimas del malestar social”.
La familia tiene su fundamento en el
matrimonio y en el plan de Dios para los
hombres, pero, como advirtió Benedicto
XVI, en el actual mundo secularizado
cada vez se reducen más los matrimonios “y nadie se compromete a vivir
sobre premisas tan frágiles e inestables.
Esto conduce directamente a un aumento
de las uniones de hecho y el incremento
de los divorcios”. Un hecho sangrante
que se produce, como ya hemos dicho,
porque “hay fuerzas que lo hacen a posta
para demoler la cuna natural de la vida
humana”, vinculando de ese modo el
divorcio a la cultura de la muerte.
La desnaturalización premeditada
del concepto de “matrimonio”
Es el segundo ataque más importante
que recibe la institución del matrimonio, tras el divorcio. Pero, en este
caso, con menos disimulo. Los promotores apenas disimulan la intención: vaciar de contenido el concepto (que ellos llaman “tradicional”) del matrimonio.
Esta idea viene abalada, además, por
el hecho indiscutible de que no existen razones jurídicas en absoluto para justificar este tipo de legislación,
que quedarían perfectamente cubiertas con la institución de la “unión civil” como sucede en países tan liberales como Francia, Alemania o Reino Unido.
La izquierda, desde los conocidos
trabajos de Engels sobre la familia,
se ha mostrado siempre muy crítica
con el valor de la familia y en particular del matrimonio. Una tesis a la
que se ha apuntado el feminismo
radical, que considera el “matrimonio tradicional” como un sistema
opresivo contra las mujeres.
A pesar de que no han sido pocos los
críticos que han mostrado la inconveniencia de denominar “matrimonio” a una unión de dos personas
que, por ser del mismo sexo, no pueden conceptualmente ser denominado como tal (la raíz etimológica de
matrimonio procede de mater, madre
en latín), las tesis progresistas se están imponiendo en no pocos países
occidentales y de América Latina.
La actitud consecuente y racional de
la Iglesia ha sido aprovechada por
las corrientes laicistas de estos paí-
ses para desatar campañas de desprestigio en la opinión pública, acusando a los católicos de “retrógra–
dos”, “homófobos” y “arcaicos”.
La manipulación de los mensajes y
el apoyo casi unánime de los medios
de comunicación de estos países, ha
suscitado un apoyo popular a estas
medidas legislativas de ingeniería
social sin importar, aparentemente,
la trascendencia futura que pudiera
tener para el ser humano.
A diferencia de lo que sucede con el
aborto o con la eutanasia, este es un
fenómeno que progresivamente ha
ido pasando de ser predominantemente del hemisferio norte, a trasladarse peligrosamente al sur, especi al m ent e e n p aí s e s ib ero americanos gobernados por la izquierda de corte populista, como
sucede con Argentina o el Uruguay.
Adopciones por parejas homosexuales
EL PENSADOR
58 · Mayo-junio 2013
LA FAMILIA
Entre lo natural y la
ingeniería social
E
Por: Juan Ignacio Grande y Miguel Ángel Herrera
l punto de partida ha de ser el
reconocimiento de una evidencia: el hombre es un ser libre y
racional y, como tal, es el único ser que puede ir en contra de su misma razón y de su propia libertad. Tiene
capacidad para perfeccionarse y poder
para destruirse, a él y al resto de la creación.
Con nuestra razón hemos de descubrir
las normas de conducta que mejor se
adaptan a nuestra forma de ser, a nuestra
naturaleza, y, con nuestra libertad, las
ponemos en práctica.
Los ordenadores están predeterminados,
funcionan de acuerdo a los protocolos
(programas) que les han sido instalados.
Algo análogo ocurre con los animales,
no pueden escapar libremente a lo que le
fijan sus instintos. La corrupción de un
programa de ordenador o la conducta
extraña de un animal obedecen a la misma causa: una patología que debería de
ser corregida.
Por otra parte, la naturaleza humana deja
un margen amplio a la capacidad de au-
todeterminación del hombre. Dentro de
unos principios fundamentales que se
han de descubrir, las cosas se pueden
hacer de una u otra forma. Las culturas
tienen un papel fundamental en el enfoque que se da a nuestra existencia. Pero
las culturas, para ser tales, no pueden ser
arbitrarias, tienen que ser fruto de una
razón que busca la verdad.
Pero, ¿qué es la verdad? Es trágico recordar que esa pregunta fue hecha por
alguien que no supo reconocer que la
tenía delante, porque esa verdad no era
útil para el momento.
Las culturas son distintas formas de
acercarse a la verdad, pero no todas esas
formas son igual de válidas, existen culturas superiores a otras, culturas que facilitan el acceso a la verdad y culturas
que lo obstruyen. El hombre, libremente, ha de perfeccionar su cultura, tanto
de forma individual como de forma colectiva.
La familia forma parte de esa realidad
que forma parte de la naturaleza (la verdad) del hombre y que es percibida, y a
la que se le da forma, a través de la cultura. La familia es una realidad natural
fundamentada en un compromiso público de intimidad y comunidad de vida
entre un hombre y una mujer, con vistas,
entre otras cosas, a la procreación y educación de los hijos, y al desarrollo y cuidado de todos y cada uno de sus miembros, desde la concepción hasta la muerte. La gran mayoría de los hombres de
todas las épocas desean nacer, crecer,
vivir y morir en el seno de una familia,
rodeados del afecto de sus seres queridos. La familia es el instrumento natural
para llegar a la felicidad.
Ésta es la realidad prejurídica con la que
el Derecho positivo se encuentra y que,
según la Declaración universal de los
derechos humanos, “es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene
derecho a la protección de la sociedad y
del Estado” 1. El Estado ha de tomar el
concepto de familia desde fuera, desde
una filosofía independiente de ideologías, realista, y que tenga sus raíces en las
fuentes del pensamiento cuyo acierto ha
sido más contrastado a lo largo de la
historia: el pensamiento judío, griego,
romano y cristiano2. El Estado no tiene
derecho a desnaturalizar la familia y,
cuando lo hace, se suicida.
Nuestra razón ha de descubrir la realidad, lo inmutable de la familia y adornarla con los imprescindibles ropajes
culturales que harán de ella una institución rica y fructífera. Para ello se hace
necesaria la luz de la recta razón, una
razón que no esté contaminada de ideologías, de pasiones y de vicios, una
razón que tenga a Dios (la Verdad) como luz. Por lo tanto, lo primero que ha
de hacerse es reconocer la luz de Dios y
evitar la oscuridad del laicismo y del
consumismo sin ideas imperante.
“¿Por qué? La oscuridad amenaza verdaderamente al hombre porque, sí, éste
puede ver y examinar las cosas tangibles, materiales, pero no a dónde va el
mundo y de dónde procede. A dónde va
nuestra propia vida. Qué es el bien y
qué es el mal. La oscuridad acerca de
Dios y sus valores son la verdadera amenaza para nuestra existencia y para el
mundo en general. Si Dios y los valores,
la diferencia entre el bien y el mal, permanecen en la oscuridad, entonces todas
las otras iluminaciones que nos dan un
poder tan increíble, no son sólo progreso, sino que son, al mismo tiempo, también, amenazas que nos ponen en peligro, a nosotros y al mundo.”3 Dios es la
única garantía de la familia. Sin Dios,
“nadie ni nada garantiza que el cinismo
del poder –bajo cualquier seductor revestimiento ideológico que se presente–
no siga mangoneando en el mundo”4.
Y eso es, precisamente, lo que está ocurriendo en este mundo, que la familia,
que los hombres estamos siendo sometidos a un mangoneo por parte de unos
pocos, que tienen el poder suficiente
para imponer, tiránicamente, sus ideologías equivocadas.
Nuestro país está siendo uno de los primeros campos de experimentación de
una oscura ingeniería social: matrimonio
homosexual, aborto libre, divorcio a la
carta y unilateral, eliminación del núcleo
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 59
ELPENSATRES
by Jucho
familiar mediante la reducción radial de
la natalidad; en contradicción con lo anterior: distintas formas de concepción de
un ser humano...; educación impuesta
por los entes públicos, sin el verdadero
consentimiento ni participación alguna
de los padres; infantilización de nuestra
juventud5; frivolización de las relaciones
sexuales y, en general, interpersonales;
adición de nuestra juventud a las nuevas
tecnologías...
Todos esos problemas están siendo fomentados por algún o algunos grupos
que están yendo en contra de toda razón
objetiva en aras de un moralismo sin
Dios y, por lo tanto, totalitario.
El concepto de familia depende del que
se tenga del hombre. La familia, sin más
adjetivos, formada, a través de un vínculo matrimonial indisoluble, por un padre,
una madre, los hijos y las demás personas que puedan formar parte de ese
núcleo básico, es, desde un punto de vista antropológico, poco discutible.
El hombre no puede ser tratado como un
objeto, es lógico que su entregaaceptación total lo sea sólo con una sola
persona y que sea para siempre y que, si
tiene como función, esa entrega, la formación de una familia, lo sea un una
persona del otro sexo y que esté abierta a
la vida.
El hombre no debe nacer en un tubo de
ensayo; las relaciones sexuales tienen
una gran seriedad y trascendencia...
Si nuestros jóvenes de 27 años son críos
inmaduros, ¿qué se puede esperar de
ellos?, ¿en qué momento serán capaces
de hacer frente a los problemas de su
entorno?
¿A quién beneficia esta ingeniería social? ¿Quién saca provecho de esta despersonalización del hombre?
Por supuesto, una sociedad inerme e infantil es fácilmente manipulable.
¿Quién puede tener interés en esta manipulación?
La forma en la que nuestro Tribunal
Constitucional aplica la doctrina (que
parece más infalible que los dogmas de
las creencias religiosas) de la interpretación evolutiva del Derecho, implica un
dogmatismo laico, impuesto sin referencia a ningún razonamiento sustantivo,
que supone la disolución de todo principio y de toda norma: la excusa es que “la
Constitución es un árbol vivo que a
través de una interpretación evolutiva se
acomoda a las realidades de la vida moderna como medio para asegurar su pro-
El Estado, los poderes
públicos controlados
por unas pocas
personas, se están
erigiendo en cabezas
de una religión laica
que recurre a la ley
para imponerse
tiránicamente
1.
2.
3.
4.
5.
6.
El 10 de diciembre de 1948, la
Asamblea General de las Naciones Unidas, artículo 16. 3.
Vid.: Ratzinger, Joseph. Verdad,
valores, poder. Piedras de toque de
la sociedad pluralista. Rialp, quinta edición, Madrid, 2005, p.
103.
Homilia de Benedicto XVI en
la Vigilia Pascual de la Noche
Santa del año 2012; http://
www.zenit.org/es/articles/
benedicto-xvi-la-verdad-es-mas
-fuerte-que-la-mentira
Carta encíclica Spe Salvi; Benedicto XVI; núm 42.
Los expertos retrasan hasta los
27 años la edad en que los
jóvenes maduran; Sara Sans, La
Vanguardía, 24 de enero de
2013. http://
www.lavanguardia.com/ vida/20130124/54362286259/
expertos-retrasan-edad-jovenes
-maduran.html
STC 198/2012, de 6 de noviembre de 2012.
pia relevancia y legitimidad y no sólo
porque se trate de un texto cuyos grandes principios son de aplicación a supuestos que sus redactores no imaginaron, sino también porque los poderes
públicos, y particularmente el legislador,
van actualizando esos principios paulatinamente y porque el Tribunal Constitucional, cuando controla el ajuste constitucional de esas actualizaciones, dota a
las normas de un contenido que permita
leer el texto constitucional a la luz de los
problemas contemporáneos, y de las exigencias de la sociedad actual a que debe
dar respuesta la norma fundamental del
ordenamiento jurídico a riesgo, en caso
contrario, de convertirse en letra muerta”6.
Lo que ocurría en este caso es que el
gran principio que recoge nuestra Constitución impedía legitimar lo que se
quería legitimar, los supuestos eran perfectamente imaginables. Efectivamente,
sin consulta democrática previa, la
Constitución ha quedado en letra muerta,
para este caso y para todos los que vengan; en el terreno familiar y en todos los
demás campos.
No se dan razonamientos verdaderamente antropológicos en dicha sentencia.
No se dan porque no los puede haber. El
“cinismo del poder” ha triunfado.
La sentencia manipuladora acude al concepto de cultura jurídica. Precisamente,
al principio de este artículo, nos hemos
referido a la cultura. Una parte de la
cultura, evidentemente, es lo jurídico.
Pues bien, para nuestro TC, en la sentencia antes citada, “la cultura jurídica no se
construye sólo desde la interpretación
literal, sistemática u originalista de los
textos jurídicos, sino que también contribuyen a su configuración la observación
de la realidad social jurídicamente relevante, sin que esto signifique otorgar
fuerza normativa directa a lo fáctico, las
opiniones de la doctrina jurídica y de los
órganos consultivos previstos en el propio ordenamiento, el Derecho comparado que se da en un entorno sociocultural próximo y, en materia de la
construcción de la cultura jurídica de los
derechos, la actividad internacional de
los Estados manifestada en los tratados
internacionales, en la jurisprudencia de
los órganos internacionales que los interpretan, y en las opiniones y dictámenes
elaboradas por los órganos competentes
del sistema de Naciones Unidas, así como por otros organismos internacionales
de reconocida posición”.
Como puede observarse, no se hace ninguna referencia al concepto y a la realidad del hombre, que es el sujeto de la
justicia. La persona (el hombre) es el
sujeto de derechos y obligaciones. La
persona ha de ser la primera fuente del
Derecho y de la cultura jurídica. Nuestro TC, ¿es capaz de dar algún concepto
sustantivo, fundamentado en la realidad,
de lo que es la persona, para, a partir de
allí, mantener un concepto coherente de
matrimonio? Creemos que la respuesta
es manifiestamente negativa.
La respuesta a esa cuestión (¿qué es el
hombre?) es, además, ajena al Derecho.
Es propia de la Filosofía y de las religiones, que son parte fundamental de la
cultura. Es más, la cultura cristiana, una
de cuyas manifestaciones concretas era
la cultura europea, ha demostrado, durante siglos, su superioridad basada en la
mejor capacidad de entender lo que es el
hombre y esa capacidad provenía del
cristianismo, no venía impuesta por ninguna ideología y el poder político no
podía manipularla.
La Historia nos mostró, precisamente en
Europa, un caso singular de manipulación ideológica del poder político, precisamente relacionado con el matrimonio.
Enrique VIII, para conseguir anular un
matrimonio válido consiguió convertirse
en la Cabeza de la Iglesia de Inglaterra,
en “señor de cuerpos y almas”.
Con un mayor disimulo, pero con no
menor contundencia, el Estado, los poderes públicos controlados por unas pocas personas, se están erigiendo en cabezas de una religión laica que, igual que
la Iglesia de Inglaterra, recurre a la ley
para imponerse tiránicamente. Sólo falta
que, dentro de poco, nuestras cámaras
legislativas aprueben un libro de oraciones.
∎∎∎
Juan Ignacio Grande y Miguel Ángel Herrera son profesores de Historia del Pensamiento de la Facultad de Humanidades y Ciencias
de la Comunicación de la Universidad CEU
San Pablo (Madrid).
EL PENSADOR
60 · Mayo-junio 2013
LA FAMILIA COMO CAMPO DE BATALLA SOBRE EL CONCEPTO DE SER HUMANO
“Los guisantes
deconstruídos”
N
Por: Amaya Azcona
o es sencillo explicar el concepto de deconstrucción.
Ferrá Adriá tardó años en
que se reconocieran sus guisantes deconstruídos. No sería hasta la
boda real de nuestros Príncipes de Asturias cuando los extraños guisantes adquirieron carta de naturaleza. Los guisantes
dan mucho juego para este artículo, si
Mendel levantara la cabeza se sorprendería de hasta donde ha llegado la genética y cómo ésta se ha puesto al servicio
de la ideología de género. Pero dejémonos de guisantes y bodas reales y pasemos a la cuestión que nos ocupa: la familia, que casualmente se origina en un
desposorio.
Familia originaria
Cuando escuchamos debates acerca de la
familia, observamos que, muy a menudo, se utilizan términos sociológicos y
términos jurídicos.
La sociología analiza a la familia desde
diversos ángulos como son: su posición
en la estructura social (célula básica de
la sociedad), las funciones estratégicas
que realiza (funciones de cuidado, alimentación, educación, y socialización) o
las formas que ha adoptado a lo largo de
la historia (familia extensa, familia tradicional, familia burguesa, familia nuclear).
El derecho se acerca a la familia considerando las normas para su fundación y
los derechos y deberes de sus miembros.Estos aspectos de la familia son
muy importantes pero no abarcan toda la
realidad familiar, que es mucho más que
sus funciones y que su regulación legal.
Aspectos que, de suyo, son cambiantes
según cambie la sociedad en la que se
encuentre la familia. Pero hay algo que
permanece y que detectamos como familia más allá de las contingencias históricas.
Es más necesario que nunca señalar ese
núcleo que permanece y que hace que se
origine una familia. De esta forma evita-
remos peligrosos reduccionismos con
graves consecuencias para amplias capas
de la sociedad.
Vivimos unos tiempos donde las certezas antropológicas han dejado de serlo
para muchas personas. La familia es el
campo de batalla donde se libra una guerra entre dos concepciones antagónicas
del ser humano.
Para la reflexión que nos ocupa no podemos menos que recordar las palabras del
Beato Juan Pablo II en su “Carta a las
familias” cuando señalaba que “Las palabras del libro del Génesis contienen
aquella verdad sobre el hombre que concuerda con la misma experiencia de la
humanidad. El hombre es creado desde
el “principio” como varón y mujer: la
vida de la colectividad humana- tanto de
las pequeñas comunidades como de la
sociedad entera- lleva la señal de esta
dualidad originaria.
De ella derivan la “masculinidad” y la
“feminidad” de cada individuo, y de ella
cada comunidad asume su propia riqueza característica en el complemento recíproco de las personas. A esto parece referirse el fragmento del libro del Génesis: “varón y mujer los creó” (Gn 1, 27).
Esta es también la primera afirmación de
la igual dignidad del hombre y de la mujer: ambos son personas igualmente…El
hombre y la mujer aportan su propia
contribución, gracias a la cual se encuentran, en la raíz misma de la convivencia humana, el carácter de comunión
y complementariedad.”
En este magnífico fragmento aparece
claramente cómo el hombre y la mujer
entran en relación. Pero el texto no se
refiere a cualquier relación sino a una
muy concreta: la relación que origina la
familia.
Veamos: el varón y la mujer tienen una
tendencia (inscrita en su naturaleza) a
relacionarse y esta tendencia tiene carácter sexual. La sexualidad humana, que
forma parte de la estructura del ser
humano, es una realidad natural basada
en la complementariedad (sólo surge la
vida humana de la complementariedad
entre varón y mujer) orientada a la unión
plena y total del hombre y la mujer, esto
es lo mismo que decir a su comunión
(ser uno en dos).
La naturaleza, hemos señalado, está dispuesta a la comunicación, pero serán el
hombre y la mujer, en su libertad, los
que deciden relacionarse uno con el otro
y solamente uno con el otro, asumiendo
el futuro posible de donde puede surgir
la vida. Aceptan, además, la responsabilidad de cuidar y acompañar a esa nueva
vida en su desarrollo vital.
A esta decisión de unirse plena y totalmente el hombre con la mujer le llamamos conyugalidad, y de esta pueden devenir otras relaciones familiares como
son la maternidad y la paternidad.
Obviamente puede haber, y de hecho
siempre ha habido, relaciones sexuales
entre un hombre y una mujer, que no se
consideran conyugales porque no se establece esta relación plena de uno con
una para siempre y abierta a la vida.
Será la relación conyugal la que origine
la comunidad familiar y las relaciones de
parentesco. Los cónyuges son un principio común de generación. Concluimos,
entonces, que es la conyugalidad y las
relaciones de parentesco derivadas de
ella (paternidad-maternidad y fraternidad) las que caracterizan a la familia.
El hijo está vinculado a sus padres por la
consanguinidad. Será en la familia donde adquiera su identidad. En ella se percibe como hijo, como hermano, como
alguien distinto del otro.
Relaciones familiares
La familia es un tipo de relación. ¿De Al llegar al mundo en precariedad, el
qué tipo de relación hablamos? hijo necesita un entorno físico, afectivo,
¿Asociación?, ¿Institución?, ¿Relación
afectiva?, ¿Comunidad de personas?, intelectual y espiritual, que le permita
desarrollarse en todas sus potencialidades personales. La familia es ese entorno
auténticamente humano que necesitamos. Es la comunidad de vida y amor
donde la persona es querida por lo que
es, donde se vive la gratuidad y la reciprocidad.
Los vínculos familiares poseen una dimensión de justicia, es lo que hace que
sean jurídicos. La conyugalidad, consanguinidad y fraternidad son vínculos de
donde (por su propia naturaleza) se generan derechos y deberes. Es en este
momento donde interviene el derecho
regulando este tipo de realidades porque
tienen una dimensión jurídica y no al
revés. No es el derecho el que crea los
derechos y deberes sino que los reconoce y los regula. En palabras de
D’Agostino el reconocimiento jurídico
del matrimonio y la familia tiene por
finalidad regular y proteger una estructura antropológica objetiva.No son las costumbres sociales ni las funciones que se
asignen a los hombres y a las mujeres
dentro de la familia ni las diferentes legislaciones que sobre la institución familiar haya habido o pueda haber lo que
conforma la familia. Estas cuestiones
son susceptibles de cambio a lo largo de
la historia.
Es la conyugalidad lo que permanece y
lo que da continuidad a la familia a lo
largo de los tiempos. De ahí que la famosa frase acerca de la “muerte de la
familia” no ha podido ser confirmada
empíricamente. Cuando Hêritier habla
de la muerte de la familia, se refiere a la
familia considerada como institución
contingente, como una creación social
que varía a lo largo de la historia. Hêritier estaría hablando de la muerte de una
forma de familia que en su tiempo era la
familia burguesa.
La familia es más que una institución
social histórica, es una realidad natural
porque responde al ser del hombre, de
ahí que puedan cambiar sus formas
históricas y permanecer la familia. Alcanzamos a vislumbrar el carácter universal de la familia. Puede haber muchas
formas de agruparse las personas que no
sea familia, aunque vivan bajo el mismo
techo; será familia la relación de personas que sea conforme a la naturaleza de
la relación familiar. Las relaciones que
se producen en el seno de la familia son
de diferente naturaleza que las relaciones sociales y políticas.
El peligro estriba en confeccionar normas que regulen la vida familiar desde
inspiraciones ajenas a la familia, ajenas
a la relación familiar.
Hemos llegado al nudo de la cuestión.
La cultura postmoderna niega que la
familia sea una realidad natural y la explica como una convención social para
cumplir las funciones que la sociedad le
asigna y que, por tanto, no está sometida
a una juridicidad propia y que es posible
considerar familia lo que en cada momento sea más práctico para la sociedad
en la que se encuentre. Muchas relaciones serán susceptibles de considerarse
familia. Nos vamos acercando poco a
poco al concepto de deconstrucción con
el que hemos empezado el artículo. Deconstruir es resignificar los conceptos,
vaciarlos de su significado y darles uno
nuevo. El feminismo primero y posteriormente la ideología de género han
tenido un papel muy activo en la resignificación de los conceptos: hombre, mujer, sexualidad, matrimonio, familia,
paternidad, maternidad, fraternidad...
Conceptos que afectan a las relaciones
familiares y al núcleo de las identidades
personales.
EL PENSADOR
Ideología de género
La ideología de género ha entrado de
lleno en las relaciones familiares. Consideran a la familia como un ámbito de
alienación. El objetivo de este movimiento social es eliminar las relaciones
familiares, originadas en la naturaleza,
mediante un proceso de ingeniería social
que vamos a tratar de explicar. Es la cocina donde se han guisado nuevas recetas re-significando los ingredientes (redefinir la relación esponsal, la conyugalidad, las relaciones sexuales, la filiación, la paternidad y la maternidad).
Toda nuestra exposición anterior que se
basaba en la afirmación obvia de que la
naturaleza humana se expresa en dos
sexos, varón y mujer, de pronto ha dejado de ser obvia. Fue en la Conferencia
de Pekín, en el año 1995, donde se definió a nivel universal un término que
venía gestándose, sobre todo en los ambientes universitarios, desde un tiempo
antes: nos referimos al término inglés
“gender”.
Desde entonces muchas cosas han cambiado. Allí se explicó como “El género
se refiere a las relaciones entre mujeres
y hombres basadas en roles definidos
socialmente que se asignan a uno u otro
sexo”. Cuentan que casi nadie entendió
exactamente qué se quería decir, por lo
que se pidió una aclaración que la Congresista americana Bella Abzug dio: “El
sentido del término género ha evolucionado diferenciándose de la palabra sexo
para expresar la realidad de que la situación y los roles de la mujer y del hombre
son construcciones sociales sujetas al
cambio”.
Pekín no fue el principio sino un importante hito en la agenda que se estaba fraguando desde muchas décadas antes para de-construir lo que en la definición de
Bella se conoce como construcción social.
Lo que se trataba de decir, y que poco a
poco ha calado en el imaginario social,
es que no hay diferencias en los seres
humanos al nacer por razón de su sexo
(diferencias por naturaleza) sino que es
la cultura, los roles o papeles que se les
asigna, los que hacen que se comporten
como hombres o como mujeres. Por tanto, para evitar que se continúe con los
mismos comportamientos (superioridad
del hombre sobre la mujer) se deben introducir nuevas construcciones sociales
donde los papeles o roles no se distribuyan en función del sexo de nacimiento.
“Lo natural no es necesariamente un
valor humano. La humanidad ha comenzado a sobrepasar la naturaleza; ya no
podemos justificar la continuación de un
sistema discriminatorio de clases por
sexos sobre la base de sus orígenes en la
naturaleza. De hecho, por la sola razón
de pragmatismo empieza a parecer que
debemos deshacernos de ella”. Esta frase
atribuida a Shulamith Firestore resume
claramente cómo la ideología de género
percibe lo “natural”.
Es la misma vieja aspiración del marxismo con pequeñas variaciones; si el
marxismo pretendía la eliminación del
dominio de una clase social sobre otra
por medio de la revolución, suprimiendo
la diferenciación de clases, la ideología
de género pretende la eliminación del
dominio de un sexo (el masculino) sobre
el otro (el femenino) por medio de la
revolución, suprimiendo la diferencia de
sexos. Un objetivo prioritario será el
acceso al control de la reproducción incluyendo el aborto.
El texto siguiente de S. Firestone explica
perfectamente el feminismo de género:
“Asegurar la eliminación de las clases
sexuales requiere que la clase subyugada
Mayo-junio 2013 · 61
(las mujeres) se alce en revolución y se
apodere del control de la reproducción;
se restaure a la mujer la propiedad sobre
sus propios cuerpos, como también el
control femenino de la fertilidad humana, incluyendo tanto las nuevas tecnologías como todas las instituciones so-
cial, evitando entonces la paternidad
conocida.
Que la salud reproductiva sea considerada un derecho puede suponer, y de
hecho así está ocurriendo, que estas conductas se regulen en el derecho positivo
y que obliguen a los Estados a permitir-
ciales de nacimiento y cuidado de niños”
Será Kate Millet (feminista radical en
los 70) en su ensayo “Política sexual” la
que consolide los términos “patriarcado”
y “género”. Esta corriente que surge es
conocida como feminismo radical, comienza en los ambientes intelectuales
norteamericanos y posteriormente se
extenderá por el resto de los países occidentales. Los conceptos “género” y
“patriarcado” tratan de expulsar de los
estudios de las ciencias sociales el concepto de “naturaleza”. Se trata de destruir las desigualdades sexuales y considerar en el mismo nivel la heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad y
transexualidad.
La ideología de género es una lectura
crítica de la realidad que trata de transformar las relaciones humanas en el
ámbito doméstico, en el de la comunidad
y en el nivel de las instituciones políticas.
Respecto del nivel doméstico, la ideología de género considera el hogar como
unidad básica de intervención pues son,
a su juicio, la familia y la maternidad las
causas principales de sometimiento de la
mujer.
Esta ideología ha ido calando poco a
poco en la legislación de los países occidentales transformando el derecho de
familia. Se redefine el derecho a contraer matrimonio y a fundar una familia. Se
redefinen también las relaciones de paternidad, de maternidad y de filiación,
que se alejan de su naturaleza.
En la ya citada Conferencia Internacional de Pekín convocada por Naciones
Unidas se apela a un nuevo derecho: el
derecho a la “salud sexual y reproductiva” (un paso más en la deconstrucción y
en el cambio de significados).
La salud reproductiva es una forma de
liberar a la mujer y de separar la maternidad del cuerpo femenino; esto se conseguirá bien por la utilización de métodos anticonceptivos y por el recurso a la
esterilización que evitan la maternidad;
bien con el uso de métodos contraceptivos (tipo píldora del día después) o el
recurso al aborto que suprimen la maternidad; bien por el control de la maternidad, recurriendo a la inseminación artifi-
las y a prestar los correspondientes servicios de atención.
Movimiento social y deconstrucción
En el año 2001 la socióloga Ana de Miguel presentó un artículo en el VII Congreso español de Sociología. En la ponencia se reflexiona acerca de la influencia de los movimientos sociales (el feminismo y la ideología de género lo son)
en la construcción social.
En el artículo la autora hace referencia a
su consideración como laboratorios donde “fermenta lentamente la creación de
nuevos marcos de referencia, de nuevos
significados para interpretar los a menudo demasiado viejos hechos… esta visión, que enfatiza la relevancia de la teoría o praxis cognitiva y el protagonismo
de los movimientos en los cambios de
mentalidad y culturales, nos parece especialmente explicativa para valorar los
profundos cambios que el feminismo
está introduciendo en unas formas de
organización social e interrelación entre
los sexos que, según parece, pueden retrotraerse hasta la noche de los tiempos”
A juicio de la autora, citando a Kate Millet, lo más característico del feminismo
es que desafía el orden social y el código
cultural más ancestral, universal y arraigado de los existentes en sus diversas
manifestaciones. Para la autora uno de
los objetivos de la teoría feminista es
conceptualizar adecua-damente como
conflictos, y producto de unas relaciones
de poder determinadas, hechos y relaciones que se consideran normales o naturales y, en todo caso, inmutables (para poder cambiarlas).
Para ello es necesario recorrer un camino cuyo primer paso es definir la situación como problemática, injusta e ilegítima, con el fin de posteriormente explicar
el por qué de esa situación y qué circunstancias hacen que se produzca. Una
vez encontrada la causa o causas de la
situación injusta se ha de concienciar a
la sociedad de que es posible una alternativa mejor a esa situación. Como objetivo general se trata de “la puesta en tela
de juicio de principios valores y actitudes aprendidos e interiorizados desde la
infancia, y, por supuesto, el paso a la
acción, tanto individual como colectiva” (De Miguel 2001)
Estrategia para incorporar la ideología de género en las legislaciones
Una autora iberoamericana, A. Facio,
muy vinculada a las Naciones Unidas,
ha reflexionado sobre estas cuestiones
de estrategia. Es muy ilustrativo el proceso que describe.
Como punto de partida está la afirmación de la discriminación de la mujer
como un dato fáctico y que ha sido lo
masculino el modelo de lo humano, por
lo que el objetivo es re-conceptualizar al
ser humano.
El cambio de paradigma supone tener de
fondo las idea de “patriarcado” y de
“género”. Estas ideas deben presidir
siempre cualquier análisis e interpretación de la realidad.
Se toma conciencia de que ningún proyecto de ley es neutral y se han de dar
los pasos para comprobar esta hipótesis
e influir para que sea lo más neutral posible (según la lectura que la ideología
de género hace de la realidad). Se trata
de encontrar cualquier manifestación de
sexismo e intentar eliminarla.
La estrategia es, según A. Facio, en
términos generales, que a cada Ley se le
haga un riguroso examen en sus componentes formal o normativo, cultural y
estructural.
En el componente formal o normativo
los criterios que se tienen en cuenta, entre otros, son: que las normas conforman
actitudes y conductas; que también conforman el pensamiento sobre lo científico, lo objetivo, y lo natural; y que aparece la necesidad de promover la creación
de doctrina jurídica.
Otro aspecto a tener en cuenta es la importancia que tiene la ambigüedad o claridad de la redacción de la ley.
Respecto del componente cultural A.
Facio dice que pueden ser un freno al
cambio las ideas que sobre la mujer tienen los que hacen las leyes, las tradiciones y costumbres y las presiones de los
grupos sociales más fuertes que determinan qué leyes se promulgan y cuales se
derogan.
Desde el punto de vista estructural no se
puede dejar de lado que, a juicio de A.
Facio, la interpretación o aplicación de
una manera específica y en forma reiterativa que se haga de una ley le va dando
un significado que podría ser más amplio o más restringido de lo que el legislador quiso al promulgarla. No se puede
olvidar la mayor o menor frecuencia de
aplicación de una ley y la facilidad o
dificultad en su aplicación.
Esta estrategia para incorporar la ideología de género en las leyes se está llevando a cabo por todos los países occidentales. España ha sido durante las dos
legislaturas pasadas un laboratorio de
experimentación especialmente activo
donde se han aprobado casi una decena
de leyes con la ideología de género como marco de referencia. En estos momentos es en los países latinoamericanos donde se está librando la
batalla.
Pero, ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Se puede hablar de tres fases importantes en el proceso:
1ª fase.
En un primer momento se trató de elaborar políticas públicas basadas en la igualdad de oportunidades entre hombres y
mujeres (igualdad ante la ley). Es el llamado feminismo de equidad que en España tuvo unas características especiales
respecto de otros países europeos que a
la vez que favorecían la igualdad ante la
ley también lucharon por una política
familiar.
EL PENSADOR
62 · Mayo-junio 2013
Vivir es el primero
de los derechos humanos
Con motivo de la Jornada de la Vida, los
Obispos de la Subcomisión Episcopal española de Familia y Vida han hecho pública
una Nota en la que se recuerda que “la Iglesia quiere celebrar el don precioso de la
vida humana, especialmente en las primeras
semanas tras su concepción. En esta ocasión, de manera especial, ante la falta de
protección a la que hoy en día está sometida (…) La vida humana es un don que nos
sobrepasa. Solo Dios es el Señor de la vida
desde su comienzo hasta su término”.
“Vivir es el primero de los derechos humanos, raíz y condición de todos los demás –
subrayan los obispos-. El derecho a la vida
se nos muestra aún con mayor fuerza cuanto más inocente es su titular o más indefenso se encuentra, como en el caso de un hijo
en el seno materno. Afirmar y proteger el
derecho a la vida y en concreto el de un
hijo en el seno materno, derecho que es
inherente a todo ser humano y que constituye la base de la seguridad jurídica y de la
justa convivencia, resulta esperanzador y
próspero para la sociedad”.
Además, en el Mensaje, los obispos afirman que “una conciencia cristiana bien formada no debe favorecer con el propio voto
la realización de un programa político o la
aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias
a los contenidos fundamentales de la fe y la
moral en este sentido”. Por otro lado, señalan que “como obispos, nuestra obligación
es ayudar al discernimiento acerca de la
justicia y de la moralidad de las leyes (...)
debemos reiterar que la actual legislación
española sobre el aborto es gravemente injusta, puesto que no reconoce ni protege
adecuadamente la realidad de la vida. Es,
pues, urgente la modificación de la ley, con
el fin de que sean reconocidos y protegidos
los derechos de todos en lo que toca al mas
elemental y primario derecho de la vida”.
MÁS INFORMACIÓN EN
Es muy ilustrativo este fragmento de una
feminista española en referencia a la
estrategia llevada a cabo en los años 80:
“Las militantes socialistas querían actuar
políticamente en beneficio de las mujeres, entendidas estas como individuos
independientes, y no como miembros de
la unidad familiar. La estrategia que recomendaron entonces al partido consistía en el establecimientos de políticas de
igualdad de oportunidades para las mujeres a fin de reducir las diferencias entre éstas y los hombres (…) Implícitamente apoyaron la renuncia a una política familiar intensiva que, a su juicio,
reforzaría directa o indirectamente las
obligaciones familiares de mujeres”,
Celia Valiente (1996). Aún somos herederos de esta mentalidad. España es el
país de Europa con menos medidas de
política familiar.
2ª fase:
Para las feministas más radicales la
igualdad de oportunidades es heredera
de la tradición liberal y tiene limitaciones, una de las cuales es que olvida el
espacio privado (la vida familiar) que es
donde se perpetúa la discriminación.
Para tratar de superar la desventaja, que
por su papel de cuidadoras arrastran las
mujeres, en los años 90 se apostó por la
acción positiva; se trataría de diseñar
políticas y acciones que corrijan esas
desventajas con las que parten las mujeres y que impiden su acceso a la vida
laboral y política en igualdad de condiciones (el famoso sistema de cuotas es
una medida de acción positiva).
3ª fase:
Dado que seguía sin abordarse la discriminación en el espacio privado (insisten
mucho las teóricas sobre la necesidad de
modificar el rol de cuidadora de las mujeres) se aprueba un conjunto de normas
donde la paternidad y maternidad son
deconstruidas.
En el año 2004 se aprueba en España la
Ley de Violencia de Género, Ley Orgánica 1/2004 de 28 de Diciembre de
“Medidas de protección Integral contra
la Violencia de Género” donde se redefine el concepto de violencia doméstica
(la violencia que ocurre en el entorno
familiar, bien del hombre hacia la mujer
–mayoritaria-, de la mujer hacia el varón
- minoritaria-, del padre hacia los hijos,
de la madre hacia los hijos, y de los
adultos y jóvenes hacia los ancianos)
para llamarse violencia de género (toda
violencia ejercida hacia la mujer). No es
algo casual que esta sea la primera norma de una serie.
En el año 2005 se modifica el Código
Civil en materia de Derecho a contraer
matrimonio, Ley de 1 de julio, es la llamada Ley de matrimonio homosexual.
Se redefine, en la ley, el concepto de
matrimonio que ya no es la unión de un
hombre y una mujer. A este respecto
Michel Signorile declaraba que se debía
luchar por el matrimonio del mismo
sexo y sus beneficios, y una vez garantizado redefinir la institución del matrimonio completamente. Otra frase muy
ilustrativa es “La acción más subversiva
que pueden emprender los gays y lesbianas es transformar por completo la noción de familia”.
También en el año 2005 se modifican el
Código Civil y la Ley de enjuiciamiento
Civil en materia de divorcio, es la Ley
15/2005 de 8 de Julio, la llamada Ley de
divorcio express. Si la ley de divorcio
anterior había redefinido el matrimonio
pasando de ser una relación permanente
a una relación temporal con unas causas
para su disolución, ahora ya no se necesitan causas para divorciarse por lo que
el matrimonio pasa a ser una relación
temporal susceptible de ser disuelta en
cualquier momento sin causa ninguna;
deja de ser, por tanto, una relación matrimonial para ser otro tipo de relación.
En el año 2006 se aprueba la Ley de
Educación, Ley Orgánica 2/2006 de 3 de
mayo. Esta ley va a tener una influencia
importante en los conceptos que sobre el
matrimonio, la familia, la maternidad, la
paternidad y la identidad sexual que se
trasmitan a los jóvenes.
En el año 2007 se aprueban dos leyes
importantes en cuestiones de género, la
Ley de Igualdad, Ley Orgánica 3/2007
de 3 de Marzo para la igualdad efectiva
de mujeres y hombres, y la Ley 3/2007,
de 15 de Marzo reguladora de la rectificación de la mención registral del sexo.
Ha pasado un poco desapercibida pero
esta medida es clave para la ideología de
género. Se redefine también el sexo que
ya no depende de la biología sino de
cómo se perciba la persona y de ciertas
intervenciones médicas.
En el año 2010 se aprueba la llamada
Ley del Aborto, ley Orgánica 2/2010 de
3 de Marzo de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del
embarazo. Mucho se ha hablado de esta
ley en lo que concierne al aborto pero es
menos conocida su articulación en mate-
ria de salud sexual y reproductiva que
tiene mucha influencia en la educación
afectiva y sexual de los jóvenes ya que
promueve el acceso a la anticoncepción
y contracepción de los menores sin el
conocimiento ni aprobación de los padres y obliga a enseñar la práctica del
aborto en las universidades.
Con las normas actuales la mujer es,
según los términos de la ideología de
género, “propietaria de su fecundidad”;
ya no se habla de paternidad y maternidad sino de progenie. La paternidadmaternidad como relación familiar interpersonal ha sido suprimida.
El parentesco real que propicia el conocimiento de las raíces personales, y que
cada uno se identifique identificando a
los suyos, se ha destruido; puede haber
un padre donante, un padre legal, una
madre genética, otra madre útero, madre
cuidadora (la considerada madre), dos
padres y ninguno biológico, o uno sí,
dos madres…
Cada vez aparecen más estudios sobre
las implicaciones que estos experimentos tienen en la identidad personal de los
niños. La persona tiene derecho al parentesco basado en la naturaleza humana, tiene derecho a crecer con unos padres unidos en matrimonio porque este
es el mejor lugar para desarrollarse de
una forma integral.
En un trabajo de María Calvo se reflexiona acerca de que el movimiento
feminista se ha ocupado solo de las ganancias y no de las pérdidas de la supuesta “liberación”. La renuncia de la
mujer a su esencia femenina está trayendo consecuencias. Es ilustrativo un estudio americano acerca de la satisfacción
de las mujeres “la paradoja del declive
de la felicidad femenina” que analiza
encuestas realizadas en EEUU y Europa
y muestran que el grado de satisfacción
que declaran las mujeres ha descendido
en los últimos 35 años.
Se podría hablar de un nuevo tipo de
esclavitud femenina: la tiranía de la
ideología de género. Señala María Calvo
que al negar radicalmente la existencia
de ciertos rasgos femeninos innatos, por
vez primera en su historia el movimiento
feminista iba contra sí mismo autolesionando a las mujeres que en un principio
defendió.
Volviendo al “principio” (hemos citado
el Génesis) sabemos que el hombre creado por Dios, de quien le viene la vida,
no puede vivir sin conectar con Él. Pero
www.estesoyyo.com
el hombre se ha separado de su causa
primera y no vive para Dios (“Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, con
toda tu alma y con todas tus fuerzas”) ni
para los demás (“y al prójimo como a ti
mismo”), sino que vive para sí mismo.
Terminaré con un texto de San Ireneo
titulado El dedo de Dios: “El hombre es
una mezcla de alma y carne, una carne
formada para ser semejante a Dios y modelada por sus dos Manos, es decir, el
Hijo y el Espíritu. Es dirigiéndose a ellos
que dijo: «Hagamos al hombre» (Gn
1,26)...Pero ¿cómo podrás un día ser
divinizado si todavía no eres hombre?
¿Cómo podrás ser perfecto, siendo así
que apenas eres un ser creado? ¿Cómo
llegarás a ser inmortal siendo así que no
has obedecido a tu Creador en una naturaleza mortal?... Puesto que eres obra de
Dios espera pacientemente la Mano de
tu Artista que hace todas las cosas a su
tiempo oportuno. Preséntale un corazón
flexible y dócil y conserva la forma que
te ha dado ese Artista, guardando en ti el
agua que viene de él y sin la cual, endureciéndote, rechazarás la huella de sus
dedos. Si te dejas formar por él subirás
hasta la perfección porque a través de
este arte de Dios el barro que eres quedará escondido; es su Mano la que ha
creado tu sustancia... Mas, si endureciéndote, rechazas su arte y te muestras
descontento que te haya hecho hombre,
por tu ingratitud para con Dios habrás
rechazado no solamente su arte sino la
misma vida; porque formar es propio de
la bondad de Dios y ser formado es propio de la naturaleza del hombre. Pues si
tú te entregas a él poniendo en él tu confianza y sumisión, recibirás el beneficio
de su arte y serás la obra perfecta de
Dios. Si, por el contrario, le resistes y
huyes de sus Manos, el culpable de ser
inacabado por no haber obedecido, serás
tú, y no él”.
∎∎∎
Amaya Azcona es portavoz del Foro de la
Familia. Especialista en orientación familiar.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 63
Abuelos y nietos
Un vínculo para toda la vida
L
Por: Cristina Noriega García
os recientes cambios sociales
y demográficos experimentados en los países desarrollados
desde finales del siglo XX,
han dado lugar a una serie de cambios en
la estructura familiar, así como en las
relaciones que se dan entre los distintos
miembros que la componen. De ahí el
aumento creciente del número de estudios en torno a las relaciones intergeneracionales, con especial énfasis en las
relaciones abuelos-nietos, entre los que
se encuentra el Grupo de Investigación
en Envejecimiento de la Universidad
CEU San Pablo.
Los cambios demográficos, que se caracterizan por un aumento de la esperanza de vida (84,6 años para las mujeres y
78,5 años para los varones) y una disminución de las tasas de natalidad (1,38
hijos por mujer fértil)1 , han dado lugar,
por un lado, a que sea cada vez más frecuente la coexistencia de miembros de
distintas generaciones en una misma
familia (hijos, padres, abuelos e incluso
bisabuelos) y por otro lado, al haber un
menor número de nietos por abuelo, el
surgimiento de una mayor exclusividad
en las relaciones abuelos-nietos.
Paralelamente, se han producido una
serie de cambios sociales, como la incorporación de la mujer al mundo laboral,
el elevado número de horas que dedican
los padres al trabajo fuera del hogar, el
surgimiento de nuevos modelos de familia, como son las familias divorcistas,
reconstituidas, monoparentales, que,
junto con la carencia de unos servicios
formales que ayuden a los padres en el
cuidado de niños, ha provocado que en
numerosas ocasiones sean los abuelos
quienes asuman diversas tareas relacionadas con el cuidado y la socialización
de los nietos. Por este motivo, los abuelos son una pieza clave no sólo para las
familias, sino que también el Estado de
Bienestar se beneficia al brindar los
abuelos un cuidado informal y no remunerado, que facilita la incorporación de
la mujer al mundo laboral.
Ante esta serie de cambios sociales, los
abuelos de hoy no pueden comportarse
de acuerdo al modelo de abuelo que
ellos tuvieron, pues se trataba de una
figura distante y autoritaria, cuyo modo
de relacionarse con los nietos no encaja
con las relaciones abuelos-nietos actuales, caracterizadas por la reciprocidad y
una mayor expresión de afectos. Los
abuelos son para los nietos una fuente de
amor y afecto, pero no sólo los abuelos
aportan a los nietos, sino que éstos también proporcionan a los abuelos nuevas
metas y deseos.
Sin embargo, establecer los límites de
las normas y obligaciones vinculadas al
rol de abuelo actual es una tarea de difícil delimitación. Tradicionalmente se ha
hablado de cinco estilos de abuelos:
abuelos distantes, abuelos divertidos,
abuelos guardianes de reserva familiar,
abuelos que intervienen en momentos de
crisis y abuelos que ejercen de padres
subrogados2. Estos estilos no son estáticos, pues pueden variar en función de
múltiples factores como pueden ser la
edad (tanto del nieto como del abuelo),
el sexo (tanto del nieto como del abue-
lo), la distancia entre la casa del abuelo
y la del nieto, el número de nietos, el
estado de salud, la etnia, el nivel sociocultural, entre otros. Tampoco son estilos excluyentes, pues el estilo de un
abuelo puede ser resultado de la combinación de varias de estas tipologías mencionadas anteriormente. Se trata por tanto de un rol que puede tener significados
muy diferentes de un abuelo a otro, e
incluso, al ejercer este rol durante un
periodo más largo de tiempo que sus
antepasados, una misma persona puede
ejercer distintos estilos en función de las
circunstancias económicas, psicológicas
y sociales concretas en las que se encuentre.
A pesar de la gran heterogeneidad que
caracteriza al rol de abuelo, parece claro
que los abuelos están mucho más involucrados en el cuidado de los nietos que
sus antepasados. De hecho, de acuerdo
con la Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa3, casi uno de
cada cuatro abuelos (22,05%) cuida de
los nietos en nuestro país, siendo la me-
EL PENSADOR
64 · Mayo-junio 2013
dia de horas dedicadas al cuidado
(incluyendo el fin de semana) equivalente a 7,1 horas. Con estas cifras, España es el país europeo donde los abuelos
invierten más horas en el cuidado de los
nietos, frente a las 4,9 horas diarias en
Europa.
Ante este número de horas tan elevado
que los abuelos dedican al cuidado de
sus nietos, no cabe duda del importantísimo papel que desempeñan los abuelos
en la socialización de sus nietos. La
mayoría de investigaciones han estudiado el papel socializador de los padres y
la escuela, olvidando el papel clave que
ejercen los abuelos. La educación de los
nietos no corresponde a los abuelos,
pues ellos ya criaron a sus hijos, sin
embargo los abuelos ejercen un papel
socializador clave a través de la transmisión de una serie de valores, conocimientos, habilidades e historias familiares que ayudan a los niños a configurar
su identidad e integrase en la sociedad.
La transmisión de valores es una de las
funciones más importantes que refieren
los abuelos, en una sociedad caracterizada por una importante pérdida de valores y donde los padres están demasiado inmersos en las preocupaciones del
día a día. Los abuelos ponen un especial
énfasis en la transmisión del respeto, la
honestidad, la generosidad, la dignidad,
la espiritualidad, el perdón, el esfuerzo,
el diferenciar entre el bien y el mal, el
“ser educado” y el “ser buena persona”.
Estos valores pueden transmitirse de
múltiples formas, a través del ejemplo,
juegos, historias, marcando límites y de
forma indirecta a través de los valores
transmitidos a los padres.
Además, los abuelos son el reservorio
de la sabiduría familiar, pues son transmisores de las tradiciones e historias
familiares, lo que les permite por un
lado, mantenerse vivos en las distintas
generaciones a través de la memoria
familiar y, por otro lado, ayuda al nieto
a construir su propia identidad, dando
un sentido a sus orígenes y a su propia
forma de ser. Asimismo, los abuelos
son un modelo de envejecimiento para
sus nietos, ya que, a través de su conducta, transmiten a los niños actitudes
positivas hacia las personas mayores al
enseñarles cómo son las personas mayores, cómo actúan, qué piensan y
cómo se relacionan con los demás.
Los años producen un conocimiento de
la vida que les permite ayudar, escuchar
y dar consejo a los nietos desde una
perspectiva diferente de cuando ellos
fueron padres. Esto es de especial importancia cuando los nietos son adolescentes, donde los abuelos en muchas
ocasiones amortiguan las tensiones entre padres e hijos.
No cabe duda por tanto, que los abuelos
desempeñan múltiples funciones entre
las que podemos destacar el ofrecer
amor incondicional, cuidar, transmitir
valores y tradiciones familiares, ser un
modelo de envejecimiento, contar historias, intervenir en momentos de crisis
familiar, amortiguar ante tensiones entre padres e hijos, ser confidente, jugar,
entre otros, lo que proporciona múltiples beneficios a los niños. A pesar de
que el cuidado de los nietos puede llegar a ser una tarea muy demandante, los
abuelos también perciben la proximidad
con sus nietos como algo altamente re-
compensante. Así lo muestra un estudio
llevado a cabo por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales4, donde el
95% de los abuelos españoles encuestados mostraron unos niveles elevados de
satisfacción. De hecho, a nivel general,
los abuelos refieren que los nietos les
ayudan a sentirse más felices, jóvenes y
activos, lo que se traduce en mayores
niveles de bienestar. Además, los abuelos refieren mayores niveles de identidad familiar, sentido vital enriquecido y
mayor apoyo social. Sin embargo, el
cuidado de los nietos también llegar a
ser una fuente de estrés para los abuelos, sobre todo cuando los cuidados son
excesivos.
Por este motivo, resulta relevante que
padres y abuelos establezcan con claridad los límites de las responsabilidades
de los abuelos, donde los abuelos defiendan la importancia de tener un tiempo personal para ellos, se distinga entre
las situaciones donde hay una cierta
claridad de las necesidades y las que
suponen un capricho de los padres y se
fomente que los contactos entre abuelos
y nietos sean voluntarios y no exclusivamente por obligación.
1.
2.
3.
4.
Instituto Nacional de Estadística.
España en cifras. INE, 2012, págs.
8-15.
B. Neugarten y K. Weinstein,
“The changing American Grandparent”, Journal of Marriage and
Family 26; 1964. Págs. 199-204.
N. Badenes. y M.T. López,
“Doble dependencia: abuelos que
cuidan nietos en España”, Zerbitzuan 49, 2011. Págs. 107-125.
IMSERSO, Las personas mayores en
España. Informe 2000. Ministerio
de Trabajo y Asuntos Sociales.
Instituto de Migraciones y Servicios Sociales; (2000).
∎∎∎
Cristina Noriega es profesora de Psicología
Social en la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo (Madrid) y Terapeuta Familiar del Instituto de Estudios de
la Familia de la misma Universidad.
La ideología de género
Proyecto de ingeniería
social para el siglo XXI
Por: Carmen Sánchez Maíllo
E
scribía el que fuera Cardenal
Ratzinger que “la Ideología de
género es la última rebelión de
la criatura contra el Creador”.
Pero ¿qué es la llamada “ideología de
género”? La “Ideología de género” surgió del término Feminismo de género
acuñado por Christina Hoff Sommmer
en su obra Who store Feminism?1 Esta
autora distinguió entre feminismo de
equidad, aquel que defiende la igualdad
legal y moral de los sexos, del feminismo
de género, feminismo radicalizado que
contempla a la mujer presa de un sistema patriarcal opresivo. Aquel feminismo
puso ciertas bases a lo que hoy se conoce como “Ideología de género”. Hoy día
esta ideología se ha independizado del
feminismo, y ha sido asumida por otros
movimientos no feministas como pueden
ser: el movimiento gay, el feminismo
socialista, la teoría queer o el cyborgismo.
Por “Ideología de Género” en un sentido
amplio entendemos un sistema de pensamiento que postula esencialmente que
las diferencias entre hombre y mujer no
corresponden a la naturaleza sino que
son construcciones meramente culturales
o convencionales hechas según los roles
o estereotipos que cada sociedad asigna
a los sexos. Dicha ideología pretende dar
una interpretación total de la realidad, de
la sociedad y de la historia.
Si con el ateísmo se negó la existencia
de Dios y con el materialismo se rechazó
su condición espiritual, con la actual
“ideología de género” el hombre de
nuestros días pretende liberarse de modo
absoluto de la objetividad de su propio
cuerpo. Esta modernísima pretensión
abraza las dos anteriores y las supera,
pues además de negar un Dios creador
de la persona -unidad substancial de
cuerpo y alma- aspira a lograr la autonomía total de un individuo que se considera un ser autónomo que se autoconstruye a sí mismo por pura voluntad propia. Puesto que ya no hay un Creador, no
habrá pues ningún principio inmaterial
en el hombre, pero tampoco la corporeidad indicará nada objetivo, no se es
varón o mujer, sino que con independencia del cuerpo el hombre se orientará
sexualmente y se definirá como aquello
que quiera ser.
Retomando la idea de Lewis2 en su conocida obra La abolición del hombre, se
Sólo una razón abierta a la
realidad puede
conocer la naturaleza y
favorecer que surja una
cultura fecunda. Sin
familia no hay sujeto, el
individuo se deshace. Sin
familias no hay sociedad,
sin sociedad decae la
política, el derecho y la
cultura. Por eso, sólo
recuperando la belleza
y el sentido de la familia,
se recompone el sujeto,
crece la persona
y se abre la posibilidad
de recuperar nuestra
malherida sociedad.
puede afirmar que en esta cosmovisión contemporánea hay una clara
pretensión de abolir la naturaleza
humana. Lo que lo clásicos llamaron
Ley Natural, principios de la razón
práctica o fundamentos últimos, Lewis lo llamó Tao3. A juicio del conocido pensador irlandés dichos fundamentos no son unos cualquiera entre
los posibles juicios de valor, sino la
fuente única de todo juicio de valor.
Es extraordinaria la mirada profética
que tuvo Lewis ante la rebelión de las
nuevas ideologías contra la ley natural4. También lo adelantaba Arendt en
los años 70 “El hombre del siglo XX,
ha llegado a emanciparse de la Naturaleza hasta el mismo grado que el
hombre del siglo XVIII se emancipó
de la historia”5. De un modo muy claro observamos dicha rebelión en la
“Ideología de género”. Si en innumerables culturas y civilizaciones siempre se ha dado por supuesta la existencia de una naturaleza humana ha
sido respetando el misterio de en qué
consiste, cuál es su esencia. El concepto de Naturaleza como “ser intrínsecamente
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 65
Sus tentáculos han
llegado desde las
Conferencias Mundiales
de la mujer, especialmente
desde la de Pekín en
1995, pasando por la
política internacional y
española, desde la que se
ha propuesto un cambio
legislativo principalmente
en temas de matrimonio,
familia y vida, así como
graves intromisiones en la
educación, como la
imposición de la
asignatura de
Educación para la
ciudadanía
1.
y por esencia así”, como modo propio y
originario de ser de las cosas, como
medida de lo adecuado e inadecuado
para el hombre es rechazado por esta
Ideología. Ya dijo Fireston: “Lo natural
no es necesariamente un valor humano,
la humanidad ha comenzado a sobrepasar la naturaleza; ya no podemos justificar la continuación de un sistema discriminatorio de clases por sexos sobre la
base de sus orígenes en la naturaleza”6.
Es decir, se produce la negación de la
existencia de una naturaleza humana. Si
se puede decir que se puede ser varón
con un cuerpo femenino o mujer con un
cuerpo masculino7, o pretender que la
mujer se emancipe de la maternidad
como afirmara Jaeger “hay que acabar
con la posibilidad de que la mujer dé a
luz”8 tratando de rechazar lo que existe,
y que está fundado en la naturaleza de
las cosas, lo que está en juego es la consistencia misma de la naturaleza humana. Para esta ideología la naturaleza
incomoda, estorba y por tanto debe desaparecer. No debe haber nada que venga dado, cada uno se hace y se construye a sí mismo. Predomina un constructivismo, un voluntarismo, en el que todo se construye por pura voluntad, no
hay realidad, ni naturaleza en la que
fijarse. Es un hombre sin Dios, sin alma, sin sujeción a su cuerpo, que se
auto crea, que es pura voluntad.
Estamos pues hoy ante una situación
completamente nueva, se intenta dar un
paso más radical: eliminar la naturaleza.
No hay Creador, ni orden, ni naturaleza
humana. Esta forma de interpretar la
realidad se extiende a distintos ámbitos,
tiene una pretensión de totalidad y propone una redefinición del hombre. Es
en este sentido en el que la “Ideología
de género” ha sido concebida como un
gran proyecto de ingeniería social para
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
Christina Hoff Sommmer, Who
store Feminism?, New York, Simon
&Schuster, 1997.
Clive Staples Lewis, La abolición
del hombre, Madrid, Encuentro,
2007.
Algunas de las ilustraciones de la
ley natural o Tao como lo denomina Lewis se refieren por ejemplo: a la protección de la vida, las
relaciones conyugales y patenofiliales, el cuidado de niños y ancianos, la sociabilidad humana o el
castigo de delitos. Inclinaciones
naturales que están presentes en
numerosas culturas.
“La rebelión de las nuevas ideologías contra la ley natural es la
rebelión de las ramas contra el
árbol: si los rebeldes pudieran
vencer se encontrarían con que se
han destruido así mismos”. Clive
Staples Lewis, Ibidem. p.48.
Hanna Arendt, Los orígenes del totalitarismo, Madrid, Taurus, 1974,
pág.377.
Shulasmith firestone, The Dialectic
of sex, Nueva York, Batman
Books, 1970, pág.10.
Judith Buttler, Gender Trouble:
Feminism and the Subversión of Identity, Routledge, New York, 1990,
pág.6.
Alison Jaeger, Political Philosohies of
Women Liberation, Feminism and
Philosophy Littlefield, New Yersey, Adams &Co, 1977, pág.13.
Claro ejemplo de ello han sido las
dos legislaturas socialistas desde
2004 hasta 2011, en las que ha
producido un gran cambio legislativo que ha afectado a la vida, a la
familia y a la educación principalmente.
nuestro siglo, y lo cierto es que su
propósito tiene como finalidad un
cambio: un nuevo hombre, una nueva sociedad jurídico-política y una
nueva cultura. Esta cosmovisión ha
tratado de irse imponiendo en distintos ámbitos y áreas de conocimiento.
Sus tentáculos han llegado desde las
Conferencias Mundiales de la mujer
en la que han ido planteando sus
propuestas, especialmente desde la
de Pekín en 1995, pasando por la
política internacional y española,
desde la que se ha propuesto un
cambio legislativo principalmente en
temas de matrimonio, familia y vida,
así como graves intromisiones en la
educación, como la imposición de la
asignatura de Educación para la ciudadanía, que en muchos de los manuales recomendados contienen una
educación afectivo-sexual orientada
absolutamente desde esta ideología9.
Así mismo, han surgido recomendaciones e imposiciones de carácter
lingüístico, e infinidad de series televisivas y películas de cine con modelos y parámetros propios de esta
ideología.
Desgraciadamente la Teoría del
género ha encontrado el terreno abonado: en la filosofía por el nihilismo,
el materialismo y el positivismo filosófico; en lo social por la revolución sexual de mayo del 68 y el desprecio a la institución familiar; en lo
jurídico por el positivismo jurídico;
en la política por el socialismo postmarxista nutrido de influencias de
feminismo radical.
Otro tema recurrente en esta ideología es un ataque frontal a la familia natural. La hostilidad frente a la
familia es extrema. La principal
razón de su rechazo la fundamentan
en considerar que esta institución básica
de la sociedad "crea y apoya el sistema
de clases sexo/género". Consideran que
la familia ofrece las primeras lecciones
de ideología de clase dominante y que
imparte legitimidad a otras instituciones
de la sociedad civil. Saben que la familia es lugar dónde se aprende la religión
y el orden natural de las cosas. Insisten
en la de-construcción de la familia no
sólo porque a su juicio esclaviza a la
mujer, sino porque condiciona a los
hijos para que vean a la familia, el matrimonio y la maternidad como algo
natural.
La propuesta que nos sugiere la mencionada ideología es la de un hombre
sin Dios, un cuerpo sin alma y un individuo sin familia. La contrapropuesta
no puede venir sino de la recuperación
de un nuevo encuentro entre la razón, la
naturaleza y la cultura. Sólo una razón
abierta a la realidad puede conocer la
naturaleza y favorecer que surja una
cultura fecunda. Sin familia no hay sujeto, el individuo se deshace. Sin familias no hay sociedad, sin sociedad decae
la política, el derecho y la cultura. Por
eso, sólo recuperando la belleza y el
sentido de la familia, se recompone el
sujeto, crece la persona y se abre la posibilidad de recuperar nuestra malherida sociedad.
∎∎∎
Carmen Sánchez Maíllo es profesora de
Teoría del Derecho en la Universidad CEUSan Pablo de Madrid, y Secretaria Académica del Instituto de Estudios de la Familia.
EL PENSADOR
66 · Mayo-junio 2013
Hacia el origen de la
“ideología de género”
en los medios
de comunicación
Fotograma de la película Ciudadano Kane
Por: Luis Antonio Curiel Calleja
Dedicado a mi padre, Jesús Curiel Fombellida, que el pasado 17 de Diciembre de
2012 pasó a la Casa del Padre. Gracias a mi padre he aprendido el valor de la
vida en su sentido más amplio.
P
arece evidente que la cuestión de la “ideología de
género” ha adquirido carta
de naturaleza en el debate
social actual. En parte, su actualidad y
la percepción de su entidad, importancia, etc., se deben a la influencia de
los medios de comunicación. De ahí
que sea pertinente realizar una síntesis sobre la relación entre información
e ideología de género.
Los medios de comunicación desempeñan un papel fundamental en el
establecimiento y tratamiento de los
temas que presentan a los ciudadanos,
lo que provoca que muchas veces se
tomen como normales ciertos comportamientos y actitudes, influyendo
considera-blemente en el comportamiento de la sociedad, especialmente
en el público adolescente y/o joven.
Estos medios de comunicación han
abordado el tema ideológico de diferentes maneras, especialmente desde
la celebración de la Conferencia
Mundial de Naciones Unidas sobre
las Mujeres, que se llevó a cabo en
Pekín en 1995. Por este motivo, es
necesario profundizar en los orígenes
y abordar la relación de medios de
comunicación e ideología de género
con un sentido crítico, analizando los
diversos aspectos del tratamiento in-
formativo y destacando aquellos factores positivos que se corresponden
con el sentido del periodismo como
servicio a la sociedad. Esta tarea permitirá una mejor comprensión del
papel que deben asumir los medios de
comunicación y cómo debe ser su
relación con la sociedad. Además,
servirá como cauce para entender la
situación en la que se mueven los medios de comunicación en la actualidad.
El papel de los medios en el establecimiento y tratamiento de los temas
que se presentan a los ciudadanos
Los medios de comunicación tienen
una misión positiva en la sociedad.
Son los responsables de transmitir la
infor-mación a los ciudadanos, que
confían en la veracidad de los mensajes difundidos por los propios medios.
Es evidente que la información llega a
través de los periodistas, que son los
encargados de transmitir las noticias a
la sociedad. El panorama mediático
actual cuenta con grandes periodistas,
cuyos referentes han sido otros maestros del pasado, y que han entendido
su vocación como servicio a la sociedad. Esta manera de hacer periodismo
ha permitido a muchos ciudadanos
comprender el panorama social en el
que viven. Todo ello gracias a las
herramientas que los propios periodistas han ofrecido a sus ciuda-danos
para analizar la actualidad y su entorno. Juan Pablo II entendió a la perfección la importancia del periodismo
como servicio a la sociedad y al bien
común. Con motivo de la 37 Jornada
Mundial de las Comunicaciones Sociales celebrada en el año 2003, el
Pontífice escribió una Carta Apostólica en la que recordaba el papel de los
medios de comunicación, afirmando
que “dentro de una visión orgánica y
correcta del desarrollo del ser humano, los medios de comunicación pueden y deben promover la justicia y la
solidaridad, refiriendo con verdad y
cuidado los acontecimientos, analizando en modo completo las situaciones y los problemas, y dando voz a
las diversas opiniones.
Los criterios supremos de verdad y de
justicia, en el ejercicio maduro de la
libertad y de la responsabilidad, constituyen el horizonte donde situar una
auténtica deontología en el aprovechamiento de los modernos y potentes
medios de comunicación social”1.
Parece claro que la preocupación por
el control de la información ha sido
una constante en la historia de la
humanidad, especialmente en las últi-
mas décadas, donde las noticias se
propagan con rapidez y llegan a numeroso público. De hecho, la aparición de otros medios de comunicación de masas, distintos a la prensa
tradicional, como la radio, la televisión o Internet, han propiciado la inmediatez en la información y una amplia difusión de la misma. Este hecho,
aparentemente ventajoso, trae consigo
un importante riesgo para la sociedad,
pues en numerosas ocasiones se difunden los hechos sin ser contrastados
y/o analizados en profundidad. En
ocasiones se realiza de manera inconsciente, pero muchas otras veces
se hace de manera deliberada. En el
fondo de la cuestión está el poder, los
intereses mediáticos, las afinidades
ideológicas, el dinero, etc. Esta manipulación de la realidad es el fruto de
nuestra sociedad, que vive marcada,
como señala Galdón López, por la
“cultura sofística del simulacro, en la
que el montaje y el argumento general
han sido ideados por las actitudes positivistas, el guión y los textos únicos
que se interpretan son realizados por
los poderes e «ideologías» dominantes, y los actores principales y los coros que hacen eco reiterativo son la
mayor parte de los medios de comunicación que, en su actuación, hacen ver
EL PENSADOR
al público que responden a sus demandas”2. Este hecho convierte la verdad en
algo relativo, que permite a los manipuladores dar un determinado sentido en
beneficio de sus propios intereses.
Podríamos afirmar que información y
poder caminan de la mano. De hecho,
muchos estudios designan a la prensa
como “el cuarto poder” por su capacidad
de influir en la sociedad. Precisamente
la historia de la prensa está marcada por
una extraña relación con el poder, donde
muchas veces priman los intereses de
unos sobre otros o viceversa. Lo cierto
es que la prensa se nutre, en gran medida, de la agenda política de los gobernantes, haciéndose eco de las distintas
leyes, declaraciones y otro tipo de propuestas.
Maxwell McCombs, uno de los padres
de la Teoría de la agenda setting término acuñado como tal en 1968-, señala la influencia que los medios de comunicación de masas tienen sobre el
público al determinar qué historias poseen interés informativo y cuánto espacio
e importancia se les da. En este orden de
cosas, afirma que “para los periodistas,
este fenómeno del que ahora hablamos
como el papel de los medios informativos como fijadores de la agenda supone
una formidable cuestión ética de carácter global, respecto a cuál es la agenda
que proponen los medios. «Lo que el
público necesita saber» es una frase recurrente en el repertorio retórico del periodismo profesional”3. Esta teoría hace
referencia a los medios de comunicación
y la selección que realizan sobre los diversos temas a tratar. Su punto central es
la capacidad de los mass media para
graduar la importancia de la información
que se va a difundir, dándole un orden
de prioridad para obtener mayor audiencia, mayor impacto y una determinada
conciencia sobre la noticia. LópezEscobar asegura que “con la Teoría de la
agenda-setting se consolidó un método
empírico para mostrar cómo los medios
de difusión consiguen transferir a sus
audiencias las listas jerarquizadoras de
los temas o problemas más destacados
para la sociedad. Mediante el análisis de
contenido de los medios y el sondeo a la
audiencia se descubre que, en efecto,
existe una elevada correlación entre los
temas a los que dan importancia los medios de difusión y los que interesan a sus
audiencias”4. Podría afirmarse que los
medios señalan los temas a los que debe
prestarse más atención, a la vez que indican a la audiencia la importancia que
deben dar a esas informaciones. A este
respecto, Agejas Esteban estudia a
McCombs y señala que “la mayoría de
los estudios y trabajos tenidos en cuenta
para su ensayo, articulan la investigación en torno a los temas de la agenda
política. Dado que la mayoría de los estudios utilizados son anteriores a la
década de los 90, resulta curioso constatar que la perspectiva de género no aparece como una de las determinantes de
la consabida agenda -cuando sí que aparece ya, por ejemplo, la cuestión ecológica. Esto nos permite confirmar que la
cuestión de la “ideología de género” es
una de las más recientes”5.
La prensa es el medio de comunicación
más influyente de la sociedad, es el medio por excelencia, que es capaz de condicionar y moldear a la opinión pública
y al ámbito político de un país. De
hecho, los periódicos son los medios
que más opinión generan. En la actualidad, la prensa está influenciada por el
periodismo objetivista y la cuestión ideológica sobre el género, que parecen
sujetos prioritarios en el quehacer periodístico y comunicativo contemporáneo de diversos medios de comunica-
Mayo-junio 2013 · 67
Esta nueva izquierda
encontró su filón de oro
en la celebración de la
IV Conferencia
Mundial sobre las
Mujeres celebrada en
Pekín, en 1995.
Probablemente ha sido
el desencadenante de la
amplia propagación y
difusión de las ideas y
acciones que se venían
gestando y realizando
desde los años
precedentes
ción, especialmente desde la celebración
de la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre las Mujeres, celebrada
en Pekín en 1995.
La IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las Mujeres como
desencadenante
Parece claro que la perspectiva de género venía larvada desde los años sesenta y
desde las precedentes Conferencias
Mundiales sobre la Mujer. Si bien es
verdad, hay dos momentos especialmente significativos en la década de los
ochenta que merecen especial atención.
Por un lado, la publicación de la Carta
Apostólica de Juan Pablo II Mulieris
dignitatem en 1988; por otro, la caída
del Muro de Berlín un año después. Son
dos hechos fundamentales para comprender el ambiente en el que se celebró
posteriormente la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres de Pekín, en
1995. Las informaciones de la prensa de
estos años sirvieron de humus ideológico para el desarrollo de esta corriente y
su incorporación social.
Aunque estaba larvado el tema, Juan
Pablo II se adelantó a lo que vendría
después con la publicación de Mulieris
dignitatem, en 1988. En esta Carta, aboga por la dignidad y la vocación de la
mujer. Juan Pablo II afirma que “la mujer -en nombre de la liberación del
«dominio» del hombre- no puede tender
a apropiarse de las características masculinas, en contra de su propia
«originalidad» femenina. Existe el fundado temor de que por este camino la
mujer no llegará a «realizarse» y podría,
en cambio, deformar y perder lo que
constituye su riqueza esencial. Se trata
de una riqueza enorme”6. En esta misma
línea, también advierte que “los recursos
personales de la femineidad no son ciertamente menores que los recursos de la
masculinidad; son sólo diferentes. Por
consiguiente, la mujer -como por su parte también el hombre- debe entender su
«realización» como persona, su dignidad
y vocación, sobre la base de estos recursos, de acuerdo con la riqueza de la femineidad, que recibió el día de la creación y que hereda como expresión peculiar de la «imagen y semejanza de
Dios»”7. En esta Carta Apostólica, Juan
Pablo II recuerda que “la maternidad, ya
desde el comienzo mismo, implica una
apertura especial hacia la nueva persona;
y éste es precisamente el «papel» de la
mujer”8. Este documento pretende dar
actualidad al mensaje del propio Conci-
lio Vaticano II, afirmando que “la dignidad de la mujer se relaciona íntimamente con el amor que recibe por su femineidad y también con el amor que, a su
vez, ella da. Así se confirma la verdad
sobre la persona y sobre el amor”9. Estas
palabras de Juan Pablo II contrarrestan
con el ambiente propiciado por la corriente ideológica sesentayochista que
encontró un gran aliado en la prensa de
su época y de décadas posteriores. Esa
corriente reivindicaba, -además del pacifismo o el ecologismo-, el feminismo,
que se extendió principalmente de la
mano de Simone de Beauvoir. Desde los
años sesenta, varias feministas lucharon
por un nuevo papel de la mujer dentro
de la sociedad, alejado del rol exclusivo
de madre y esposa. Este caldo de cultivo
propició varios documentos en el seno
de la Iglesia apoyando la figura materna,
desde posiciones preconciliares hasta la
Carta Apostólica Mulieris dignitatem,
pasando por el propio Concilio Vaticano
II.
El otro momento histórico al que se ha
hecho referencia fue la caída del Muro
de Berlín en 1989, lo que supuso la caída del símbolo principal de la izquierda.
Este acontecimiento les dejó, en cierto
sentido, huérfanos en su pensamiento,
por lo que tuvieron que recurrir a otros
símbolos ideológicos. Surge así una
nueva izquierda que conformará nuevos
planteamientos en su pensamiento y en
su acción, que se reflejará en las políticas de numerosos países de América del
Sur y de Europa, gobernados por diferentes espectros de las izquierdas (social
-liberales o socialdemócratas), pero con
unas mismas líneas de acción. Estos gobiernos promueven la equiparación o
incluso la discriminación positiva a favor de la mujer, promueven el uso de
métodos anticonceptivos bajo los argumentos de una mejor planificación familiar o con el fin de evitar el contagio y la
propagación de enfermedades de transmisión sexual, apoyan las reivindicaciones de los homosexuales, el aborto, así
como otras políticas y medidas educativas que desvirtúan el verdadero concepto de matrimonio y familia, tal y como
se ha entendido a lo largo de la historia.
Trillo-Figueroa explica que, “en general,
la extrema izquierda surgida de finales
de los 70, durante la década siguiente
cambiaron sus tácticas revolucionarias
para conquistar el poder, propios de la
revolución clásica violenta desde arriba,
por la revolución desde abajo, es decir,
la conquista del poder a través de la infiltración cultural, comenzando por la
educación y continuando por los medios
de comunicación”10.
Esta nueva izquierda encontró su filón
de oro en la celebración de la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres celebrada en Pekín, en 1995. Probablemente
ha sido el desencadenante de la amplia
propagación y difusión de las ideas y
acciones que se venían gestando y realizando desde los años precedentes. Es la
gran Cumbre mediática, con un potencial sin precedentes en la historia de la
humanidad para llegar a todos los rincones del planeta. La información sesgada,
la transmisión de ideología o de posturas
encontradas entre los dos bloques principales fueron la tónica general de las informaciones vertidas. Nada de rigor en
las publicaciones, basadas en el periodismo declarativo o en la corriente ideológica del medio en cuestión. Hechos,
sin duda alguna, que empobrecieron los
diversos temas tratados en esta Conferencia.
Todos estos acontecimientos se hicieron
eco en los diversos medios de comunicación con diversos enfoques ideológicos, transmitiendo una información ses-
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
Juan Pablo II: “Carta Apostólica del
Sumo Pontífice Juan Pablo II a los
responsables de las comunicaciones
sociales” [en línea]. El Vaticano, 24 de
enero de 2005. Disponible en http://
www.vatican.va/holy_father/
john_paul_ ii/apost_letters/
documents/hf_jp-ii_apl_20050124_ilrapido-sviluppo_sp.html. [Fecha de
consulta: 30 de junio de 2010].
Galdón López, Gabriel: “Información,
Desinformación y Manipulación”, en
Gabriel Galdón (coord.), Introducción a la
comunicación y a la información. Editorial
Ariel, Barcelona, 2001, pág. 63.
MCCOMBS, Maxwell: Estableciendo la
agenda. Paidós, Barcelona, 2006, p. 21.
LÓPEZ-ESCOBAR, E. y LLAMAS, J.P.:
“Agenda-setting: investigaciones sobre el
primer y el segundo nivel”, en Comunicación y Sociedad, IX, nº 1 y 2 (1996a), p. 9.
AGEJAS ESTEBAN, José Ángel: “La
ideología de género en la opinión pública”, en LACALLE NORIEGA, Maria y
M ART ÍNEZ PERONI, Patr icia
(coordinadoras), La ideología de género.
Reflexiones críticas. Ciudadela Libros, Madrid, 2009, pp. 204-205.
JUAN PABLO II: Mulieris Dignitatem – La
dignidad de la mujer, punto 10.
Idem.
Ibídem, punto 18.
Ibídem, punto 30.
TRILLO-FIGUEROA, Jesús: La ideología de
género. Libros Libres, Madrid, 2009, p.
157.
EL PENSADOR
68 · Mayo-junio 2013
gada y cargada de un profundo contenido relacionado con la perspectiva de
género.
Establecer el origen de la “ideología de
género” en la prensa es complejo, pero
sí podemos afirmar que se ha desarrollado significativamente desde la celebración de la citada Conferencia Mundial
sobre las Mujeres de Pekín, momento
culminante para la transmisión de esta
ideología a través de los medios. En este
mismo sentido juzga la Conferencia
Giménez Armentia: “En comparación
con las otras Conferencias Mundiales
sobre la Mujer, la de Pekín tuvo un impacto mediático sin precedentes, cumpliendo ampliamente con el objetivo de
toda Conferencia de Naciones Unidas de
sensibilizar a la sociedad civil sobre los
temas que aborda”11. La celebración de
la cumbre oficial y del foro de ONG’s
congregó a más de 3.200 periodistas, lo
que supuso que la Conferencia de Pekín
tuvo más cobertura que las tres cumbres
sobre la mujer precedentes (México,
1975; Copenhague, 1980 y Nairobi,
1985). La repercusión mediática fue clave para difundir determinados planteamientos propuestos en esta Conferencia
como ejes claves de la llamada
“ideología de género”. De hecho, conviene señalar que la propia Declaración
de Beijing, en el punto 38, establece un
compromiso manifiesto para la incorporación de la perspectiva de género en
todas las políticas y programas de acción: “Por la presente nos comprometemos en calidad de Gobiernos a aplicar la
siguiente Plataforma de Acción y a garantizar que todas nuestras políticas y
programas reflejen una perspectiva de
género. Instamos al sistema de las Naciones Unidas, a las instituciones financieras regionales e internacionales pertinentes, a todas las mujeres y a todos los
hombres, así como a las organizaciones
no gubernamentales, con pleno respeto a
su autonomía, y a todos los sectores de
la sociedad civil a que, en cooperación
con los gobiernos, se comprometan plenamente y contribuyan a la aplicación
de esta Plataforma de Acción”12.
En el Capítulo IV de esta Declaración,
se establecen varios objetivos estratégicos y medidas concretas para su desarrollo. Entre los objetivos de las diversas
áreas -como mujer y pobreza, educación
y capacitación de la mujer, mujer y salud, violencia contra la mujer, entre
otras- está la inclusión de metodologías
basadas en el género. Parece que la resolución de todos los problemas está en
esa inclusión de la perspectiva de género. La IV Conferencia Mundial de la
Mujer estableció un capítulo dedicado a
la mujer y los medios de difusión. Es un
hito clave en la historia de las Conferencias, pues es la primera vez que se dedica un espacio a esta relación. El apartado J de la Plataforma de Pekín es un
claro referente en la “ideología de género” y su relación con los medios de comunicación. Ofrece las pautas para comprender la importancia que esta Conferencia concede a los propios medios de
comunicación como medio de transmisión de esta ideología que se ha incorporado en la mayor parte de las políticas y
otros aspectos relacionados con la mujer. El punto 235 afirma que “aunque ha
aumentado el número de mujeres que
hacen carrera en el sector de las comunicaciones, pocas son las que han llegado
a ocupar puestos directivos o que forman parte de juntas directivas y órganos
que influyen en la política de los medios
de difusión. Se nota la desatención a la
cuestión del género en los medios de
información por la persistencia de los
estereotipos basados en el género que
divulgan las organizaciones de difusión
públicas y privadas locales, nacionales e
internacionales”13. El siguiente punto
aboga por la supresión de las imágenes
negativas y degradantes de la mujer en
cualquier tipo de medios de comunicación. Además, se aboga por erradicar los
programas en los que haya sesgo de
género. El objetivo estratégico J.1 aboga
por “aumentar el acceso de la mujer y su
participación en la expresión de sus ideas y la adopción de decisiones en los
medios de difusión y por conducto de
ellos, así como en las nuevas tecnologías de comunicación”14. El siguiente
objetivo estratégico, J.2, plantea
“fomentar una imagen equilibrada y no
estereotipada de la mujer en los medios
de difusión”15. Parece que la clave está
en integrar la perspectiva de género mediante la formación e incorporación de
la mujer a los medios de comunicación.
De hecho, todas las declaraciones y planes de acción propuestos en esta Cumbre están envueltos en esa perspectiva
de género. En este sentido, Agejas Esteban afirma que “el logro más sonado de
esta conferencia fue que se introdujera
el término de género definido como la
construcción social de los papeles asignados a hombres y mujeres en una sociedad dada, con las consiguientes oportunidades, discriminaciones…”16. Este
concepto de género fue ratificado como
tal en la declaración de la presidenta de
la Conferencia sobre la interpretación
más
generalizada
del
término
“género”17. Es uno de los grandes logros
de las Naciones Unidas, que no había
introducido el término como tal hasta
entonces, a pesar de haber celebrado
numerosas cumbres y conferencias. A
este respecto, Giménez Armentia señala
que “el avance que marca la Conferencia de Pekín [...] es que, por un lado,
introduce el compromiso de la comunidad internacional en la potenciación del
papel de la mujer (empowerment) y, por
otra parte, sistematiza la integración de
la perspectiva de género en las políticas
(mainstreaming)”18. Esta inclusión ideológica, además de otros temas como la
salud sexual y reproductiva, el aborto o
los derechos humanos, enfrentaron a
varios países participantes, a los que la
prensa situó en dos bloques, sin profundizar en otras posturas o cuestiones. Por
un lado, el bloque denominado
“conservadurista”, integrado por El Vaticano, países islámicos y algunos países
latinoamericanos; por otro, los llamados
“progresistas”, abanderados por la
Unión Europea, Estados Unidos y Canadá. Giménez Armentia llama la atención respecto al tratamiento que realizó
la prensa española explicando que “en
muchas ocasiones, redujo la información
a las divergencias que se dieron en
Pekín desde tan sólo dos posiciones, los
“conservaduristas”
[...]
y
los
“progresistas” [...]. Las valoraciones que
emitieron sobre los resultados de la
Conferencia las hicieron depender de la
visión de cada uno de estos dos bloques.
Siempre se habló de divergencias ideológicas y muy pocas veces se aludió a
divergencias entre Norte-Sur. Ciertos
temas fueron tratados por la prensa como un éxito o fracaso dependiendo de si
eran valorados por los “progresistas” o
los “conservaduristas”. Incluso en algún
periódico se llegó a afirmar que “los
conservaduristas”, con sus ideas retrógradas, habían aguado el documento de
Pekín”19.
Parece claro que la IV Conferencia
Mundial sobre las Mujeres de Pekín supuso un antes y un después para la transmisión de la perspectiva de género desde los medios de comunicación social.
De hecho, Pekín es el punto de partida
para hablar del control mediático entor-
no al género. Esta Cumbre determinó
como punto de referencia de las medidas
políticas y de la propia información la
perspectiva de género. A partir de este
momento, surgen numerosos estudios
sobre la “ideología de género” relacionada con la prensa, la radio, la televisión, Internet, etc. Agejas Esteban afirma que “al formar parte de la agenda
política y de los programas de gobierno,
no podemos saber si antes se daban o no
(estos estudios), lo que sí sabemos es
que ahora se potencian. Se convierten
dichos estudios en noticia, y por ende,
se publicitan, generan nuevos temas y
datos para futuras investigaciones”20.
La cobertura mundial de la Conferencia
de Pekín fue una de las prioridades de
los países. Sobre el interés mediático
suscitado, Giménez Armentia explica
que “algunas de las razones que motivaron el interés mediático fueron, principalmente, el lugar donde se celebró la
Conferencia, las relaciones entre Estados Unidos y China, la controvertida
visita de Hillary Clinton a Pekín y las
disputas entre los países en la Conferencia”21. Pero existen otras razones más
profundas que pudieron despertaron el
interés mediático por la Cumbre de
Pekín22:
1.
Desde 1975 a 1995, se experimentó un cambio significativo en
el análisis y comprensión de los
temas referidos a las mujeres, lo
que ha llevado a una perspectiva
más profunda y amplia a la hora
de abordar estos asuntos. De
hecho, el documento de Pekín fue
un poderoso y sustancial escrito
donde se trataron los temas de la
mujer con mayor profundidad y
madurez a como se había hecho
en el resto de las Conferencias
anteriores.
2.
La gran importancia que han
adquirido las ONGs y el Foro de
las ONGs a lo largo de estos años
ha propiciado que estos aumeta
ran su efectividad creando
herramientas de “lobby” y estra
tegias mediáticas importantes.
3.
La gran importancia y el crecimiento internacional. En 1995 ya
existía un movimiento global de
mujeres con criterios bastante
consolidados y capaces de hacerse
oír y de llegar a la opinión pública
internacional. Este movimiento,
además, contó con el apoyo de
EL PENSADOR
11. GIMÉNEZ ARMENTIA, Pilar: La imagen de las
mujeres: potenciales y limitaciones de los medios.
Análisis de la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las mujeres. Fundación
Universitaria Española, Madrid, 2007, p.
57.
12. ONU: “Informe de la Cuarta Conferencia
Mundial sobre la Mujer. A/
CONF.177/20/Rev.1”, ONU, 1996 [en
línea]. Disponible en: http://
www.eclac.cl/mujer/noticias/
noticias/9/26089/
InformeCCMBeijing.pdf, p. 5. [Fecha de
consulta: 10 de mayo de 2010].
13. Ibídem, p. 108.
14. Ibídem, p. 108.
15. Ibídem, p. 110.
16. AGEJAS ESTEBAN, José Ángel: La ideología
de género. Reflexiones críticas. Op. cit., p. 201.
17. ONU: “Informe de la Cuarta Conferencia
Mundial sobre la Mujer. A/
CONF.177/20/Rev.1” [en línea]. Enlace
citado, p. 232, Anexo IV.
18. GIMÉNEZ ARMENTIA, Pilar: La imagen de las
mujeres: potenciales y limitaciones de los medios.
Análisis de la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las mujeres. Op. cit., p. 59.
19. Ibídem, p. 65.
20. AGEJAS ESTEBAN, José Ángel: La ideología
de género. Reflexiones críticas. Op. cit., p. 202.
21. GIMÉNEZ ARMENTIA, Pilar: La imagen de las
mujeres: potenciales y limitaciones de los medios.
Análisis de la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las mujeres. Op. cit., p. 224.
22. Ibídem, pp. 224-225.
23. AGEJAS ESTEBAN, José Ángel: La ideología
de género. Reflexiones críticas. Op. cit., pp. 202203
24. Ibídem, p. 70.
25. Véanse las siguientes obras: GIMÉNEZ ARMENTIA, Pilar: La imagen de las mujeres: potenciales y limitaciones de los medios. Análisis de
la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas
sobre las mujeres. Op. cit. y GIMÉNEZ, Pilar y
BERGANZA, Maria Rosa: Género y Medios de
Comunicación. La Fragua, Madrid, 2009.
26. GIMÉNEZ ARMENTIA, Pilar: La imagen de las
mujeres: potenciales y limitaciones de los medios.
Análisis de la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las mujeres. Op. cit., p. 84.
27. Ibidem, p. 166.
28. Ibidem, p. 185.
Mayo-junio 2013 · 69
Naciones Unidas para organizar
se, tanto en el Foro como en los
espacios nacionales ante la IV
Conferencia de Pekín.
4.
El cambio del papel de los medios
en relación con el resto de
conferencias ha sido notable. La
presencia de estos y su interés por
los temas tratados en estas
reuniones ha ido creciendo
considerablemente.
En el caso de España, el interés informativo recobró un carácter especial debido
al gran protagonismo que adquirió nuestro país como portavoz de la Unión Europea. La que fuera en aquél momento
ministra de Asuntos Sociales, Cristina
Alberdi, hizo mucho hincapié para que
la Conferencia adquiriera un peso mediático importante.
Los periódicos internacionales y españoles ofrecieron muy pocas claves a los
lectores para contextualizar los temas
informativos tratados en Pekín. Faltaron
pautas y criterios para ayudar al lector a
comprender esta Cumbre.
Los resultados de Pekín han dado sus
frutos y son constatables cada día en los
medios de comunicación social. Los
telediarios y las páginas de periódicos y
revistas, pasando por numerosos programas radiofónicos y televisivos -las series de ficción ejercen un papel decisivo
en el proceso socializador, especialmente entre el público joven-, recuerdan cada día al lector, telespectador o radioyente la importancia de la perspectiva de
género. Las informaciones y opiniones
sobre esta “ideología de género” se
transmiten, de manera implícita o explícita, a través de los medios de comunicación. El objetivo es deconstruir la sociedad, por eso utilizan eufemismos para
reflejar realidades encubiertas. Otro nuevo cauce para esta transmisión ideológica es Internet, donde se dispone de numerosos documentos referentes a estos
temas de género. Agejas Esteban insiste
en la gran influencia ejercida por la IV
Conferencia Mundial sobre las Mujeres
señalando que “la agenda de Pekín sigue
influyendo en que se considere que la
aparición de la mujer en noticias vinculadas con su papel familiar es un estereotipo (en sentido negativo), que si aparece vinculada con roles tradicionales,
se refuerzan los estereotipos de género,
y que, en consecuencia, se estime que
los medios de comunicación aún no han
asumido suficientemente la agenda de
lucha contra la desigualdad de género,
que no han variado los enfoques
(framing) de forma conveniente”23.
Esta IV Conferencia Mundial sobre las
Mujeres dejó claros los planteamientos
abordados con el fin de revisarlos en un
futuro. Desde 1995, la Comisión de la
Condición Jurídica y Social de la Mujer
revisa anualmente algunas áreas de la
Plataforma de Acción. En junio de 2000,
la Asamblea General de la ONU celebró
una sesión especial sobre “la mujer en el
año 2000: igualdad entre los géneros,
desarrollo y paz en el siglo XXI”. Este
encuentro internacional tuvo lugar en la
sede de las Naciones Unidas en Nueva
York y se conoce como “Pekín + 5”, por
ser una revisión de la IV Conferencia
Mundial de las Mujeres.
En febrero de 2005, en la sede de la
ONU, se celebró la 49º sesión de la Comisión sobre la Condición Jurídica y
Social de la Mujer, conocida como
“Pekín + 10”. Esta reunión internacional
“es parte de una cadena de eventos que
tuvieron lugar ese año en Nueva York
sobre el tema de desarrollo”24. Además,
en estas sesiones se trabajaron los cuestionarios enviados por la ONU a los países miembros. El fin de estas encuestas
era profundizar en las medidas y accio-
nes concretas que se han realizado en
cada territorio desde el año 2000.
En marzo de 2010, la Comisión sobre la
Condición Jurídica y Social de la Mujer
revisó la Declaración de Beijing y la
Plataforma de Acción después de 15
años de intenso trabajo. “Pekín + 15”
también trabajó sobre los documentos
tratados en otras Comisiones.
Sorprende que estas sesiones de revisión
apenas hayan tenido repercusión mediática; más si se compara con la nutrida
asistencia de medios de comunicación y
periodistas a la IV Conferencia Mundial
de Naciones Unidas sobre las Mujeres.
Es muy probable que estas sesiones no
despierten el interés mediático porque
los objetivos marcados en la Conferencia de 1995 forman ya parte de la agenda setting de los medios de comunicación social.
Tratamiento Informativo de la IV
Conferencia Mundial sobre las Mujeres en la Prensa Española
El tratamiento informativo que la prensa
española ofreció sobre la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre
las Mujeres fue muy dispar en los diarios españoles. A este respecto, hay un
estudio de especial interés realizado por
la profesora Pilar Giménez Armentia25.
Se trata de una investigación empírica
de los ochos periódicos de mayor tirada
y difusión en España en el año 1995,
cuatro de tirada nacional (ABC, Diario
16, El Mundo, El País) y cuatro regionales (El Correo Español del Pueblo Vasco, El Periódico de Cataluña, La Vanguardia y La Voz de Galicia). La elección de estos periódicos se debe,
además, a que fueron los que más información generaron sobre la Conferencia.
El estudio comprende diez meses, desde
enero a octubre de 1995, con el fin de
ver la trascendencia mediática de la
Cumbre antes, durante y después de su
celebración. Giménez Armentia señala
que “las conclusiones evidencian que los
periódicos hicieron un despliegue informativo amplio, ya que los datos y porcentajes indican no sólo que el número
de informaciones fue elevado, sobre todo en la sección Sociedad, sino que la
mayoría de los medios destacaron el
evento abriendo la sección o con una
cabecera de página especial, con amplias fotografías o con extensos reportajes sobre la misma”26.
Los medios centraron sus informaciones
en las discusiones y en los asuntos problemáticos, obviando en ocasiones los
aspectos más importantes de la agenda
de la Conferencia y los temas que más
preocupaban a las mujeres. Sorprende,
además, que los periódicos españoles
apenas dieron importancia al tema de
“medios de comunicación y mujer”.
La prensa española sirvió como medio
para concienciar a la opinión pública
sobre la situación de las mujeres,
además de crear una opinión favorable a
favor de ellas. Los periódicos hicieron
importantes despliegues informativos,
pero no se implicaron en la búsqueda de
soluciones. Se limitaron a contar la realidad sobre las mujeres.
Los temas de difícil consenso tampoco
pasaron desapercibidos en los periódicos. Divergencias políticas, económicas,
religiosas y culturales impidieron llegar
al consenso en determinados temas. Una
prueba de ello es que el documento final
tuvo 44 reservas en la sesión final. Los
temas más difíciles de consenso fueron
recogidos por la prensa, destacando la
salud sexual, con el aborto a la cabeza.
Los propios medios, al analizar las diferencias entre las delegaciones, mencionaron como causas las culturales y religiosas, nunca las económicas o políticas. La prensa informó sobre los proble-
mas de las mujeres, aunque no profundizó en las soluciones propuestas por
Pekín.
Respecto al tema de las reservas planteadas por algunos países al documento
final de la Conferencia, los periódicos
apenas informaron sobre estas 44 reservas. Sobre esta cuestión, Giménez Armentia observa que “los medios no le
dieron mucha importancia en los titulares al tema de las reservas y cuando lo
hicieron fueron imprecisos en sus afirmaciones, con calificativos como
‘varios’, ‘más de’, lo que indica que
ningún periódico informó sobre la realidad, ya que no mencionaron las cuarenta
y cuatro reservas, aún cuando sus titulares se publican en las fechas en las que
el documento estaba agotado. Muy pocos diarios reflejaron qué países pusieron las reservas y a qué partes del documento”27. Parece claro que hubo una
falta de rigor informativo en el tema de
las reservas, a causa de la falta de exactitud y de la imprecisión con la que informaron. Algunos medios, además,
culpabilizaron a determinados países,
como el Vaticano y los islámicos, de no
favorecer el consenso. Los medios pretendieron vender esta Cumbre como un
éxito sin precedentes, por eso no profundizaron en las reservas planteadas al
Las informaciones y
opiniones sobre esta
“ideología de
género” se transmiten,
de manera implícita o
explícita, a través de los
medios de comunicación. El objetivo es
deconstruir la
sociedad, por eso
utilizan eufemismos
para reflejar realidades
encubiertas.
documento final.
La línea editorial de cada periódico estuvo muy presente en todas las informaciones publicadas sobre la Cumbre. Así,
El País, Diario 16, El Correo Español y
El Periódico de Cataluña valoraron positivamente los resultados finales. Todo
lo contrario ocurrió con los diarios ABC,
La Voz de Galicia y El Mundo. Los medios apenas informaron sobre las valoraciones realizadas por los países participantes en la Conferencia. Sobre el juicio
realizado por los países, Giménez Armentia considera que “en general, muestran una valoración positiva de la actuación de todos los países, con excepción
de China, el Vaticano, los países islámicos y la ONU, que son valorados más
negativamente”28. Las informaciones
publicadas en los diarios españoles se
centraron especialmente, tal y como explica Giménez Armentia, en “el posicionamiento y la actuación en la Conferencia de España, la Unión Europea, el Vaticano y los países islámicos, y mostraron las diferentes posturas que adoptaron y los obstáculos o logros que consiguieron. Sin embargo, del resto de países, aunque hablaron de su actuación, lo
hicieron muy superficialmente, desviando las informaciones hacia otros puntos
de interés y no hacia su actuación dentro
de la Conferencia”29.
EL PENSADOR
70 · Mayo-junio 2013
A este respecto, Giménez Armentia concluye que “los diarios hicieron un despliegue informativo importante para relatar la situación que atraviesan las mujeres en todo el mundo. [...]. Además,
ejercieron una labor de denuncia social y
fueron un vehículo de expresión en el
que muchas mujeres alzaron su voz y
manifestaron las discriminaciones y la
falta de derechos humanos a las que se
ven sometidas. Aunque algunas de las
informaciones están avaladas por datos y
cifras, hay una gran cantidad de noticias
y reportajes, donde los periódicos nos
muestran ejemplos de mujeres o de niñas
que viven en el anonimato y utilizan sus
historias personales para exponernos la
precaria situación en la que se encuentran”30.
La prensa informó principalmente sobre
la salud reproductiva y la violencia. Lo
hicieron a través de dos vertientes, la
empírica, que constata datos y la humana, que relata y describe los acontecimientos. De hecho, la mayoría de las
informaciones fueron cubiertas por mujeres, observándose una diferencia en la
prioridad informativa con respecto a los
hombres.
Los medios de comunicación ofrecieron
un tratamiento deficiente y escaso sobre
los temas más trascendentales tratados
en la Conferencia de Pekín. Giménez
Armentia considera que “los diarios, en
muchas ocasiones, le concedieron más
importancia a asuntos menos relevantes
que a los de especial interés y preocupación para las mujeres. De hecho, se tendió a dar un tinte político a los temas que
se trataron en Pekín y hubo tópicos sobre
la Conferencia que desviaron la atención
hacia asuntos de menor interés y trascendencia”31.
Cumbre Mundial sobre la Sociedad de
la Información
La Cumbre Mundial sobre la Sociedad
de la Información se desarrolló en dos
fases, comenzando en Ginebra en 2003
(del 10 al 12 de diciembre) y concluyendo en Túnez en 2005 (del 16 al 18 de
noviembre). En la Declaración de Principios de Ginebra se establece, entre otras
cosas, la promoción de la igualdad de
género. El punto 12 de esta Declaración
ofrece una de las claves para comprender el fenómeno ideológico en el que
están envueltos los medios de comunicación: “Afirmamos que el desarrollo de
las tecnologías de la información y las
comunicaciones (TIC) brinda ingentes
oportunidades a las mujeres, las cuales
deben ser parte integrante y participantes
clave de la Sociedad de la Información.
Nos comprometemos a garantizar que la
Sociedad de la Información fomente la
potenciación de las mujeres y su plena
participación, en pie de igualdad, en todas las esferas de la sociedad y en todos
los procesos de adopción de decisiones.
A dicho efecto, debemos integrar una
perspectiva de igualdad de género y utilizar las TIC como un instrumento para
conseguir este objetivo”32. Esta Cumbre
ensalza todas las virtudes de la Sociedad
de la Información y las oportunidades
que las tecnologías de la información y
las comunicaciones (TIC) ofrecen para
el desarrollo de los pueblos. Por eso, la
Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la
Información, consciente de la importancia de los medios de comunicación, pretende utilizarlos para la promoción de la
igualdad de género, especialmente para
que la mujer se adentre y ocupe puestos
de relevancia en las TIC. Además, la
Cumbre aboga por la promoción de terminología y diccionarios ideológicos y
la inclusión de un análisis por género en
el Informe sobre el desarrollo de las
TIC.
En el apartado de líneas de acción del
Plan de Acción, concretamente en el
punto C-4, sobre “creación de capacidad”, se recoge el siguiente objetivo:
“Procurar eliminar los obstáculos de
género que dificultan la educación y la
formación en materia de TIC, y promover la igualdad de oportunidades de capacitación para niños y niñas en los
ámbitos relacionados con las TIC. Se
debe incluir a las niñas entre los programas de iniciación temprana a las ciencias y tecnología, para aumentar el
número de mujeres en las carreras relacionadas con las TIC. Promover el intercambio de prácticas óptimas en la integración de cuestiones de género en la
enseñanza de las TIC”33.
En lo que respecta a las “aplicaciones de
las TIC: ventajas en todos los aspectos
de la vida” (apartado C-7 de las líneas de
acción), concretamente en el punto 19
(apartado a) dedicado al ciberempleo,
plantea el siguiente plan de acción:
“Alentar la definición de prácticas óptimas para los cibertrabajadores y los ciberempleados basadas, a nivel nació-nal,
en los principios de justicia e igualdad
de género y en el respeto de todas las
normas internacionales perti-nentes”34.
En el apartado siguiente (C-8, h), la
Cumbre propone “reforzar los programas centrados en planes de estudios con
un componente de género importante, en
la educación escolar y extraescolar para
todos, y mejorar la comunicación y formación de las mujeres en los medios de
comunicación, con el fin de que las mujeres y niñas sean capaces de comprender y elaborar contenido en las
TIC”35.
La segunda fase de la Cumbre Mundial
sobre la Sociedad de la Información
(CMSI) celebrada en Túnez recoge, entre sus compromisos, la promoción de la
mujer y la perspectiva de igualdad de
género.
Esta Cumbre responde al Plan de Acción
de la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre Mujeres. Queda patente la importancia de las tecnologías de la
información y las comunicaciones en la
transmisión de la “ideología de género”.
Por eso, esta Cumbre plantea medidas de
acción concretas para implantar esa corriente ideológica en la sociedad. Esas
acciones se llevarán a cabo desde los
propios medios de comunicación social,
algo que ha venido realizándose durante
los últimos años. En este asunto, recobra
una especial mención el tema referente a
la promoción de terminología y diccionarios ideológicos. Los medios de comunicación son verdaderos correveidiles de
los eufemismos creados por la ONU, así
como por otros gobiernos y organizaciones. Esta batalla del lenguaje es un
serio problema, pues como diría el político Joseph Goebbels desde su experiencia, “una mentira repetida mil veces,
se transforma en verdad”.
Algunos cauces y fuentes para la trans
-misión de la “ideología de género” en
los medios de comunicación
Los planes de acción propuestos en la IV
Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las Mujeres celebrada en Pekín
en 1995, así como los objetivos de la
Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la
Información (2003-2005), han calado
hondamente en la opinión pública. En
los últimos años, los distintos partidos
políticos, asociaciones y otros organismos, han emprendido una carrera que
parece no tener freno sobre la organización de numerosas conferencias, congresos y jornadas que sirven para conectar
la “ideología de género” a los medios de
comunicación social36. Estos eventos se
han llevado a cabo de manera sistemática por toda la geografía española. Su
repercusión ha sido notoria para generar
corrientes de opinión pública que influyan en la sociedad. De hecho, son los
propios medios de comunicación los que
difunden y propagan estos mensajes ideológicos, introduciéndose y calando de
este modo la perspectiva de género en la
sociedad actual.
Eclosión actual en España de la
“ideología de género” versus Buena
Información
La creación del Ministerio de Igualdad
en 2008, -hoy englobado en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e
Igualdad-, bajo el gobierno socialista, es
uno de los resultados visibles del Plan de
Acción propuesto en la IV Conferencia
Mundial de la Mujer. De hecho, España
es uno de los países pioneros en la implantación de esta corriente ideológica.
Queda patente en las numerosas leyes
aprobadas en los últimos años y que
hacen referencia principalmente a ámbitos relacionados con la salud reproductiva, el matrimonio, el aborto, etc. Utilizan el campo de la lingüística para confundir a la sociedad y encubrir una realidad muy distinta a la que difunden. Su
objetivo, como estima Trillo-Figueroa,
es “crear nuevas palabras o cambiar el
sentido de las antiguas con el objetivo de
erradicar el sentido tradicional de aquellas palabras de nuestro lenguaje y, al
cabo, alterar nuestra cultura o modelo de
sociedad”37. Esa deconstrucción del lenguaje, continúa Trillo-Figueroa, “trata de
mostrar cómo se han formado los conceptos a partir de procesos históricos que
han influido en la génesis y el desarrollo
del pensamiento occidental. La deconstrucción busca detectar en el orden
simbólico y cultural las contaminaciones
y distorsiones que habrían generado los
errores y prejuicios de la metafísica
clásica”38. Es muy propio de los ideólogos de género emplear eufemismos para
referirse a palabras duras o que encierran
un sentido contrario a su significado.
Desde hace varios años, el Instituto de la
Mujer Español -que desde 2008 forma
parte del Ministerio de Igualdad y actualmente pertenece a la Dirección General para la Igualdad de Oportunidades
de la Secretaría de Estado de Servicios
Sociales e Igualdad del Ministerio de
Sanidad, Servicios Sociales e Igualdadtrabaja en el campo de la lengua para
desterrar, según afirman, el sexismo lingüístico existente en nuestra sociedad.
De hecho, hay varios manuales al respecto, integrados en distintas colecciones, que se ven complementados con
EL PENSADOR
29. Ibidem, pp. 186-187.
30. Ibídem, pp. 214-215.
31. Ibídem, p. 232.
32. ONU: “Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. Declaración de
Principios. Documento WSIS-03/
GENEVA/4-S” [en línea]. Cumbre
Mundial sobre la Sociedad de la Información, apartado 12. Disponible en http://
www.itu.int/wsis/docs/geneva/official/
dop-es.html. [Fecha de consulta: 25 de
mayo de 2010].
33. ONU: “Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. Plan de Acción.
Documento WSIS-03/GENEVA/
DOC/5-S” [en línea]. Cumbre Mundial
sobre la Sociedad de la Información,
2004, apartado C-4, 19-g. Disponible en:
http://www.itu.int/wsis/docs/geneva/
official/poa-es.html. [Fecha de consulta:
25 de mayo de 2010].
34. Ibídem, apartado C-7, 19-a.
35. Ibídem, apartado C-8, 23-h.
36. Véanse como ejemplos ilustrativos las
siguientes obras: AA.VV: Mujeres, Hombres y Medios de Comunicación. LEX NOVA
-Junta de Castilla y León, Valladolid,
2002, 4 Tomos y AYALA CASTRO, Marta
Concepción; FERNÁNDEZ SORIANO,
Emelina y FERNÁNDEZ DE LA TORRE
MADUEÑO, Maria Dolores
(coordinadoras): Jornadas de comunicación y
género. Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (CEDMA), Málaga, 2001.
37. TRILLO-FIGUEROA, Jesús: La ideología de
género. Op. cit., p. 196.
38. Ibídem, p. 195.
39. Ibídem, p. 145.
40. Grupo de Género de la Sociedad de la
Información. OSSIC: “Sociedad de la
información: una oportunidad para la
igualdad” [en línea]. PSOE. Disponible
en: http://www.isis.cl/temas/cominf/
sociedad.pdf. [Fecha de consulta: 5 de
julio de 2010].
41. Ibídem, p. 51.
42. TRILLO-FIGUEROA, Jesús: Una revolución
silenciosa. Libros Libres, Madrid, 2007, pp.
183-184.
43. GALDÓN LÓPEZ, Gabriel: Introducción a la
comunicación y a la información. Op. cit., p.
48.
44. GALDÓN LÓPEZ, Gabriel: Desinformación.
Método, Aspectos y Soluciones. Navarra,
EUNSA, 2006, p. 244.
45. Ibídem, p. 244.
46. GALDÓN LÓPEZ, Gabriel: Introducción a la
comunicación y a la información. Op. cit., p.
50.
47. Veánse como ejemplos ilustrativos de
buena información las siguientes obras y
artículos: SOCCI, Antonio: El genocidio
censurado. Ediciones Cristiandad, Madrid,
2007 y los artículos de PI, Ramón:
“Estos ineptos de creen Dios”, Alba
(número 262), del 29 de enero al 4 de febrero de 2010 ; “La ONU está infectada”, Alba (número 268), del 12 al 18 de
marzo de 2010 y “La ONU favorece el
genocidio”, Alba (número 262), del 18 al
24 junio de 2010
Mayo-junio 2013 · 71
numerosas publicaciones del Instituto de
la Mujer y del propio Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igual-dad, que
abordan estos temas. Además, varias de
estas publicaciones versan de cómo debe
nombrarse en los medios de comunicación o con qué terminología hay que
hablar a estos medios.
Trillo-Figueroa es muy contundente al
respecto, asegurando que “España ha
sido el único país occidental en el que la
ideología de género ha llegado al poder
constituida en la nueva ideología del
Partido Socialista; por esta razón, España se ha convertido en el campo de ensayo de todas sus propuestas, que se van
imponiendo paso a paso como si hubiese
un plan premeditado para ello. [...]. Desde la perspectiva política constituye toda
una agenda, que está siendo puesta en
práctica por el socialismo en el poder;
una agenda pensada y elaborada durante
muchos años, y cuyo resultado supondrá
una nueva revolución cultural en nuestro
país, pionero a este respecto en el mundo
occidental”39.
El Grupo de Género en la Sociedad de la
Información también se encarga de profundizar en los temas de información y
comunicación. En uno de sus informes,
Sociedad de la información: una oportunidad para la igualdad40, promulgado
por el PSOE, se proponen varios objetivos, como la incorporación de “la transversalidad de género como principio
rector de las políticas desarro-lladas en
el ámbito de las TIC y la Sociedad de la
Información41”. Además, proponen un
plan de acción y mecanismos de liderazgo y coordinación entre los agentes implicados en diversas polí-ticas. Para ello,
abogan por la creación de varios grupos
de trabajo, entre los que se encuentran
un grupo temático de trabajo sobre
Género y TIC, una unidad especializada
en género dentro de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones y para la
Sociedad de la Información y un panel
permanente de personas expertas en
género y Sociedad de la Información.
Estas estrategias son claves para estar
presentes en los medios de comunicación y así transmitir esa “ideología de
género”.
El PSOE creó en 1976, a instancias de
un grupo de mujeres feministas militantes socialistas, el colectivo Mujer y Socialismo. A partir de este año, explica
Trillo-Figueroa , “el lobby feminista se
ha ido convirtiendo en el grupo de presión imperante y dominante dentro del
Partido Socialista. [...]. El feminismo
que derrocha Zapatero es un feminismo
ideológico radical”42. En tres décadas, se
han creado numerosos centros que han
servido para hacer apología de ese feminismo radical. En algunas comunidades,
estos centros tienen una buena orientación como servicio a la sociedad y cuyo
fin es mejorar la situación de la mujer en
los diversos campos de la vida. No obstante, muchos de estos institutos y organizaciones están sesgados por una corriente ideológica de pensamiento que
envuelve todos sus estudios y acciones,
con repercusiones muy graves para la
sociedad por su influencia y trasgresión
en todos los ámbitos de la vida: cultura,
política, economía, educación, religión,
etc.
El panorama mediático del momento
presente está dominado, en gran medida,
por el poder político. Los medios se convierten así en correveidiles del poder
dominante, de las ideologías imperantes,
etc. Son meros transmisores de esos conceptos que quieren implantarse en la sociedad y que, gracias a los propios medios de comunicación, van calando en la
opinión pública.
La transmisión del conocimiento a través
de los medios de comunicación puede
darse de varias maneras. En ocasiones,
puede que se produzcan interferencias en
la transmisión de la información, normalmente por causas no intencionadas.
Es lo que se conoce como desinformación. El problema más grave es
cuando hay intencionalidad clara de engañar, pues se trata de algo muy dis-tinto
a la desinformación: la manipulación
que, como señala Galdón López, es “la
desinformación intencionada que, a
través de las diversas técnicas de ocultación o tergiversación de la realidad, se
elabora con verosimilitud al servicio de
los diversos intereses del poder dominante”43. Esta manipulación, en muchas
ocasiones, forma parte del estilo de algunos medios de comunicación.
El PSOE creó en 1976,
a instancias de un
grupo de mujeres
feministas militantes
socialistas, el colectivo
Mujer y Socialismo.
A partir de este año,
explica TrilloFigueroa , “el lobby
feminista se ha ido
convirtiendo en el grupo de presión imperante
y dominante dentro del
Partido Socialista”
Por eso, es necesario que el periodismo
recupere su verdadera vocación, su sentido de servicio a la sociedad. Galdón
López lo define como “un saber prudencial que consiste en la comunicación
adecuada del saber sobre las realidades
humanas actuales que a los ciudadanos
les es útil saber para actuar libre y solidariamente”44.
La clave para comprender qué entendemos por buena información y cómo debe
materializarse en los propios medios de
comunicación la ofrece nuevamente
Galdón López, que define la información periodística como “un saber sobre
las realidades actuales con proyección e
interés social, compartido por periodistas
y ciudadanos, mediante el diálogo sobre
los textos elaborados por aquellos y difundidos por los medios de comunicación”45. Por ello, es necesario lograr una
adecuación comunicativa entre el periodista y el receptor de la noticia. Esa adecuación requiere, como señala Galdón
López, “dar la verdad necesaria contextualizada, explicada, con sentido; emplear el lenguaje y los modos discursivos
apropiados; comprometerse personalmente con lo que se escribe y respetar y
fomentar la libertad de los ciudadanos”46.
La sociedad actual necesita recuperar el
verdadero sentido del Periodismo para
que los lectores, radioyentes, telespectadores o internautas obtengan las claves
para un discernimiento de lo Bueno, lo
Bello y lo Justo47.
Conclusiones
Parece claro que la perspectiva de género venía larvada desde los años sesenta y
desde las precedentes Conferencias
Mundiales sobre la Mujer. Si bien es
verdad, hay dos momentos especialmente significativos en la década de
los ochenta que merecen especial atención. Por un lado, la publicación de la
Carta Apostólica de Juan Pablo II Mulieris dignitatem en 1988; por otro, la caída
del Muro de Berlín un año después.
La enseñanza sesgada del periodismo y
el periodismo objetivista han hecho mucho daño a los medios de comunicación. Es necesario recuperar el verdadero sentido del periodismo como instrumento de servicio a la sociedad.
La IV Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre las Mujeres celebrada en Pekín, en 1995, tuvo un impacto
mediático sin precedentes. Esta cumbre
tuvo más cobertura que las tres anteriores juntas y fue el trampolín para la eclosión de la perspectiva de género en la
sociedad.
Los periódicos internacionales y españoles ofrecieron muy pocas claves a los
lectores para contextualizar los temas
informativos tratados en Pekín. Faltaron
pautas y criterios para ayudar al lector a
comprender esta Cumbre.
La prensa española realizó un despliegue
informativo importante para relatar la
situación que atraviesan las mujeres en
todo el mundo. Además, los periódicos
ejercieron una labor de denuncia social y
fueron un vehículo de expresión en el
que muchas mujeres alzaron su voz y
manifestaron las discriminaciones y la
falta de derechos humanos a las que se
ven sometidas. Su información, en muchas ocasiones, se centró en los temas
más polémicos, limitándose a ubicar las
informaciones en dos bloques, conservadores y progresistas.
Las sesiones de revisión de la IV Conferencia Mundial de las Naciones Unidas
sobre las Mujeres apenas han tenido repercusión mediática (Pekín + 5 en 2000,
Pekín + 10 en 2005 y Pekín + 15 en
2010).
La Cumbre Mundial sobre la Sociedad
de la Información (2003-2005) se comprometió a integrar una perspectiva de
igualdad de género y a utilizar las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) como un instrumento para
conseguir este objetivo.
En los últimos años, los distintos partidos políticos, asociaciones y otros organismos, han emprendido una carrera que
parece no tener freno sobre la organización de numerosas conferencias, congresos y jornadas que sirven para conectar
la ideología de género a los medios de
comunicación social.
En la actualidad, muchos medios de comunicación se convierten en correveidiles del poder dominante y transmisores
de la “ideología de género”.
La ONU tiene un manual para hablar a
los medios, lo que permite ofrecer las
mismas respuestas y argumentaciones
ideológicas. También el Instituto de la
Mujer de España y el Ministerio de de
Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad
recogen sus propuestas ideológicas en
varias obras divulgativas.
Es posible informar honestamente, por
lo que es necesario recuperar el verdadero sentido del Periodismo como servicio a la sociedad, con el fin transmitir
aquellas realidades humanas actuales
que a los ciudadanos les es útil saber
para actuar libre y solidariamente.
∎∎∎
Luis A. Curiel es licenciado en Periodismo
por la Universidad Complutense de Madrid.
Ha cursado el Máster en Comunicación e
Información Social y Religiosa en la Universidad CEU San Pablo. Actualmente se encuentra desarrollando su Tesis Doctoral sobre La
propagación de la ‘Ideología de género’ a
través de las series televisivas: Análisis de
Sexo en Nueva York. Es Becario de Investigación en el Instituto de Estudios de la Familia
de la Universidad CEU San Pablo.
EL PENSADOR
72 · Mayo-junio 2013
El eje de la expansión de
2. LA DEMOCRACIA
y la libertad religiosa
Asia, Oriente Medio y África. Islam y
comunismo. Son, en estos momentos, las
zonas geográficas (y sus influencias ideológicas) en donde subsisten dicta-duras
o híbridos entre una democracia débil,
en manos de una élite dirigente, con un
poder ejecutivo de corte auto-ritario. No
es de extrañar que, justo en estos países,
sea donde se dan las cifras más altas de
persecuciones religiosas, especialmente
contra los cristianos (ver pág. 45). La
superposición del mapa de democracias
y de cristianismo en el mundo no deja
lugar a dudas sobre el efecto democratizador que produce esta religión.
Los expertos recalcan la idea de que la
expansión del cristianismo depende del
grado de democratización y de libertad
religiosa que exista en un territorio dado.
Por supuesto no es una consecuencia
inmediata, sino necesaria. Puede haber
sociedades democráticas en donde el
crecimiento del cristianismo sea débil e
incluso regresivo (un ejemplo nítido es
Japón, cuya sociedad es mayoritariamente atea o agnóstica), pero lo que
resulta incuestionable es que no habrá
posibilidad de evangelización de territorios, especialmente islámicos, mientras
no exista una verdadera libertad religiosa.
Así pues el compromiso de la Iglesia en
los procesos democratizadores no sólo
es una exigencia moral, fundada en la
Doctrina Social, sino también una herra-
mienta que posibilite su expansión.
Sin embargo, conviene distinguir claramente los verdaderos procesos democratizadores con los meros cambios de régimen político enmascarados en aquella
bandera. Un ejemplo claro lo tenemos en
los países que han experimentado las
consecuencias de la llamada “primavera
verde”. La apariencia de democratización no ha sido más que eso, simple superficialidad: en Egipto o en Libia estos
procesos ofrecen la perspectiva de una
profunda radicalización islámica de sus
gobiernos, con la consiguiente pér-dida
de derechos por parte de los cris-tianos.
La Declaración de Derechos Humanos,
que propugna la libertad religiosa, está
siendo objeto de un desaforado ataque
no sólo por los nuevos regímenes islamistas que vienen instalándose en Oriente Medio o Asia, o por los países comunistas tradicionales como China, Cuba o
Corea del Norte. Buena parte del denominado Nuevo Ateísmo postula, con el
apoyo de políticos liberales y de izquierda, la “tolerancia negativa” frente al
hecho religioso, especialmente en su
vertiente pública y la libertad de enseñanza. Les sirve como pretexto la expansión del Islam en las sociedades occidentales democráticas, que utilizan como un
enemigo “religioso” a la preservación de
las libertades.
¿Hacia un choque
de civilizaciones?
Tras el derrumbe del Muro de Berlín se
hizo célebre el término “choque de civilización”, a partir de la obra homónima
del conocido politógolo estadounidense
Huntington. Su tesis (1993), bien conocida, es que el mundo estaba abocado a un
conflicto civilizacional entre Occidente y
Oriente.
Aunque la teoría del choque de civilizaciones ha ido perdiendo influencia en los
medios académicos y políticos del mundo, los atentados terroristas propiciados
por Al Qaeda y otros grupos del islamismo radical, han dado nuevas alas a tesis
parecidas.
La inmigración de los últimos treinta
años ha desdibujado las fronteras civilizacionales. En Europa, por ejemplo,
viven comunidades musulmanas muy
numerosas (Francia constituye aquí el
paradigma: desde hace siete años nacen más hijos de musulmanes que de franceses
tradicionales). Pero la existencia de estas amplias colonias ha reforzado la idea del
peligro terrorista interior.
De alguna manera, el choque de civilizaciones ha venido a convertirse en un
“choque cultural” en el seno mismo de las naciones. El rechazo de países europeos
a la práctica pública de costumbres musulmanas que chocan con la cosmovisión
occidental (el uso del velo o del burka, la aplicación de la sharia, etc.) se ha extendido también al cristianismo, con la excusa de que no se pueden discriminar a las
personas en razón de su religión. Nacen así batallas políticas como la de los crucifijos en las escuelas, o los intentos de acallar a los obispos en sus opiniones sobre
asuntos públicos de especial relevancia. Un ejemplo de esta confusión orga-nizada
lo tenemos en la Encuesta sobre el Extremismo (arriba) donde el prestigioso instituto demoscópico Pew Reserach Center pregunta sobre el tema a los países de origen
de los terroristas del reciente atentado de Boston.
El catolicismo fue una fuerza determinante para la “tercera oleada”
democratizadora en el mundo. No sólo en Europa, también en Asia.
Catolicismo y “tercera ola”
de democratización
Huntington llama “tercera ola” de democratización a las transiciones de dictadura a sistemas democráticos en el periodo
comprendido entre la Revolución de los
Claveles de Portugal, hasta comienzos
del siglo XXI. Afecta a países como el
citado Portugal, España, Chile, Argentina, los países del antiguo bloque comunista y otros de Asia, como Filipinas o
Corea del Sur.
El profesor José V. Casanova, en Genealogías de la civilización, señala que
“En particular la Iglesia católica y los
grupos católicos han jugado un rol crucial en muchas de esas transiciones democráticas de la tercera ola de democratización. Cerca de dos tercios de los 30
países que han experimentado transiciones exitosas a la democracia desde mediados de los setenta fueron católicos”.
El autor señala que “No debería sorprendernos encontrar católicos desempeñando un rol crucial en la política en países
como España, Brasil o Polonia, que son
o fueron países homogéneamente católi-
cos” (pág. 159).
Sin embargo, los grupos católicos también jugaron un papel prominente, desproporcionado para su tamaño, en recientes transiciones democráticas en países donde constituían pequeñas minorías
(Corea del Sur o Sudáfrica, por ejemplo,
donde los católicos no pasan del 10% de
la población).
Como ha señalado Adam Michnik, analizando el caso de Polonia, la Iglesia
sirve como espacio civil autónomo que
actúa como contrapeso al poder del Estado. Esto –dicen los expertos– es especialmente cierto en el catolicismo, debido a su estructura hierocrática, que le
permite disponer de una libertad por encima de las presiones políticas temporales.
La consecuencia de estos procesos ha
sido un incremento de la credibilidad y
de la influencia de la Iglesia católica en
el mundo occidental, especialmente palpable a partir del pontificado de Juan
Pablo II.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 73
Tolerancia y verdad
Por: José María Barrio Maestre
S
i acudimos al Diccionario de la
Real Academia Española (20ª
ed., 1984) encontramos dos
definiciones que quisiera desta-
car:
1º) «Tolerar: sufrir, llevar con paciencia / Permitir algo que no se tiene por
lícito, sin aprobarlo expresamente».
2º) «Tolerancia: respeto y consideración
hacia las opiniones y prácticas de los
demás, aunque repugnen a las nuestras».
Sorprende que ambas definiciones parecen aludir, al menos en su significación
más obvia, a dos actitudes difícilmente
compatibles, por cuanto el respeto y la
consideración (definición 2) tienen sentido en relación a algo que se considera
esencialmente bueno y positivo, mientras que sufrir o llevar con paciencia
(definición 1) solo parece referible a
algo que, en principio, resulta ser malo o
negativo.
En la teoría política clásica se entiende
que la tolerancia tiene por objeto el mal
menor. Es una actitud positiva; en concreto, una virtud propia del gobernante,
de quien tiene autoridad para dar licencia o denegarla, para permitir o prohibir.
Pero no por ser una actitud positiva tiene
por objeto algo positivo. Lo que se tolera
es algo que se tiene por malo: ciertamente un mal menor que el que quizá se derivaría de su represión, pero no por ello
menos mal. La índole de menor constituye al mal tolerable como «menos malo»
que otro mal, pero no como «menos
mal»; digamos que no aminora su maldad. Por ejemplo, se tolera el mal sabor
de una medicina porque, aun siendo un
mal, el mal sabor es un mal comparativamente menor que el que sobrevendría
a quien se privase del respectivo fármaco estando enfermo y necesitándolo para
curarse. No tiene sentido tolerar que le
toque a uno la lotería: aunque hay bienes
mayores, eso es algo bueno de suyo.
Ciertamente, «el dinero no hace la felicidad», pero la puede facilitar bastante, y
es razonable pensar que una persona se
alegrará mucho si la suerte le depara el
«gordo». Por muy grueso que sea, no le
cae a uno encima como una carga
«tolerable». Todo lo contrario. Lo bueno
no se tolera: se aprueba, y en este caso,
además, se celebra. (A menudo, en forma algo desaforada, descorchando y
«regando» a los circunstantes).
Tolerar nunca es aprobar. Se aprueba lo
que es bueno, y se tolera lo que no es tan
malo. Dicho de otra forma, es bueno
tolerar ciertos males, pero que sean tolerables no significa que no sean males.
Hoy es frecuente decir que no hay por
qué llamar malas a las cosas que son
toleradas. Pienso que esto es un error. A
veces se emplea la expresión tolerancia
positiva para referirse al contenido de la
definición 2, y tolerancia negativa para
expresar el de la definición 1. De todas
formas, considero más adecuado no retorcer el sentido etimológico originario y
distinguir «tolerancia» de «respeto».
Ambas son actitudes positivas –valiosas
– pero mientras que la segunda tiene por
objeto algo a su vez positivo la primera
tiene por objeto algo negativo. Es mejor
referir el respeto a la persona y a la libertad de cada conciencia para buscar la
verdad sin coacción exterior. No es lo
mismo respetar la opinión que respetar a
la persona y la libertad que a esta ha de
reconocérsele para pensar y actuar como
Baciccia (1665-1669)
Alegoría del Tiempo y la
Verdad.
sinceramente le parezca mejor. Lo primero no tiene mucho sentido, y sin embargo lo segundo es una actitud digna de
encomio.
La categoría moral de una persona a menudo cobra relieve en el hecho de que
hay determinadas cosas que no acierta a
comprender y que, desde luego, no le
merecen ningún respeto: la crueldad, la
tortura, el cinismo, la mezquindad. En
este sentido, es curioso apreciar hasta
qué punto se ha producido un trasvase
semántico –una auténtica metamorfosis–
desde la acepción 1 hasta la acepción 2.
Se trata de una mutación que llega a
hacer irreconocible el sentido originario
de la tolerancia. En efecto, hoy es frecuente identificarla con la actitud de
quien concede el mismo valor a todas las
opiniones o prácticas, por contradictorias que sean. Poniéndolas en pie de
igualdad, todas resultarían igualmente
verdaderas (o, lo que es lo mismo, igualmente falsas). Pero entendida así –como
indiferencia– la tolerancia es incompatible con el respeto que le adscribe la
acepción 2.
Respetar es siempre respetar la diferencia. Respetar implica pararse ante algo,
considerarlo, retenerle la mirada. La indiferencia, por el contrario, es la forma
en que se comporta quien no atiende a la
realidad, quien pasa ante ella sin detenerse, quien desconsidera el contenido
(aunque aparentemente guarde las formas). Las diferencias terminan siendo
insignificantes si se entiende que no cabe discutir sobre preferencias y opciones
ni ponderar su respectivo valor. Si la
razón y el sentido común no son facultades de discriminación, el concepto mismo de elección personal termina siendo
banal y sin sentido.
Pero «discriminar» parece ser el gran
pecado contra la tolerancia que los relativistas se sienten obligados a condenar
con santa indignación.
En un régimen democrático, aducen, el
Estado ha de ser neutral ante las diversas
concepciones del bien que defienden los
ciudadanos; ha de limitarse a crear un
marco político orientado a garantizar
una libertad igual para todos, en el que
cada uno pueda vivir de acuerdo con lo
que cree. Hasta aquí muy bien. Pero a
partir de ahí deducen que las creencias
que «discriminan» son intolerantes, porque cuando se llevan a la práctica violan
los derechos de los demás. De manera
que para salvaguardar la tolerancia es
menester restringir la libertad de quienes
mantienen creencias «discriminatorias».
Frente a este curioso planteamiento
habría que recurrir a dos evidencias:
1º) No es posible pensar sin discriminar,
es decir, sin discernir lo que las cosas
son de lo que no son. La ley fundamental del pensar es el principio de nocontradicción, que prescribe discriminar
una cosa de su contraria.
2º) Evidentemente hay un sentido peyorativo de la palabra «discriminar», hoy
ampliamente frecuentado, que hace que
se emplee el término para denostar injustas desigualdades entre las personas.
Pero eso no legitima hacer indiscernible
–por tanto, ininteligible– la realidad. Las
cosas son, y son cognoscibles, en tanto
que distintas de aquellas otras en las que
no consisten. Y discriminar lo que son
de lo que no son es precisamente la primera justicia que reclaman (el juicio
verdadero o adecuado a ellas). Por su
parte, que las personas son iguales en
dignidad y derechos no significa que lo
sean en todo lo demás, y menos aún que
lo sean las ideas que sostienen o las conductas que llevan a cabo.
Reconocer la realidad –discernirla– con
esa forma de «discreción» es plenamente
compatible con mantener una postura
liberal. Pero hoy se puede observar
cómo se extiende en Europa un clima
antiliberal en nombre de un universalismo liberal.
Por otra parte, la tolerancia no es compatible con el relativismo toda vez que no
es posible ser tolerante sin preferir la
tolerancia a su contrario, es decir, sin
tenerla como un valor, y por tanto como
algo esencialmente preferible a la intolerancia. No hay tolerancia cuando el bien
no puede ser preferido –positivamente
discriminado– sobre el mal.
En todo esto puede apreciarse lo desafortunado de transferir a sus opiniones
o prácticas el respeto que merece siempre la persona. Si el titular del derecho al
respeto es de manera indistinta tanto el
opinante como su opinión, cualquier
forma de discrepar de la opinión de alguien habría de verse como una forma
de faltarle al respeto, lo cual es a todas
luces abusivo. Tenemos experiencia
abundante de mantener discrepancias –a
veces en asuntos no triviales, de gran
envergadura existencial– con personas a
las que no solo respetamos, sino con las
que nos unen lazos de estrecha amistad y
afecto. En último término, si no hubiera
disparidad de opiniones y conductas,
todos seríamos muy parecidos, y no
tendría sentido el dialogo auténticamente
humano.
Puede haber desencuentros personales
ocasionados por la incompatibilidad de
ciertas formas de pensar o de actuar.
Pero la sola posibilidad de que exista
una discrepancia respetuosa nos obliga a
hacer esta precisión inequívoca: el respeto que merece la persona, cualquiera
que sean sus opiniones o prácticas, no es
el que estas puedan merecer. A las opiniones o actuaciones de una persona les
acontece el poder ser verdaderas con
verdad teórica o práctica –acertadas o
correctas–, y ciertamente es correcto
profesar a la persona el respeto que le es
debido, lo cual implica respetar su libertad y franquía para pensar y actuar como
mejor le parezca, dentro de un margen
razonable. Ahora bien, una cosa es el
necesario respeto a la legítima libertad
de la persona para optar por lo que
honestamente le parezca mejor o más
verdadero, y otra cosa es pretender ese
mismo respeto para las opciones que de
hecho haga.
Combatir argumentalmente una teoría es
tratar de poner de manifiesto su falsedad, y sin embargo es plenamente compatible con una actitud de respeto hacia
quien la sostiene. Aún más, dicho combate es una exigencia propia del respeto
a la persona. No son indiscernibles ambas cosas y, aunque parezca difícil, hace
falta recuperar esta distinción en el imaginario colectivo para poder abrir espacio a una auténtica cultura de diálogo,
hoy más necesaria que nunca.
∎∎∎
José María Barrio Maestre es profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid. Autor del libro La gran dictadura. Anatomía del relativismo. Rialp, 2011.
EL PENSADOR
74 · Mayo-junio 2013
La institucionalización de la
3. GLOBALIZACIÓN
En Caritas in Veritate Benedicto XVI afirma que en la actualidad la
Iglesia puede marcarse el objetivo de ser “mediador ético primario”,
es decir una “verdadera autoridad política mundial (…) reconocida
por todos, (que goce) de poder efectivo para garantizar a cada uno la
seguridad, el cumplimiento de la justicia y el respeto de los derechos” (nº 67).
La globalización, que desdibuja las fronteras nacionales que fueron
elevadas con la Modernidad, refuerza el papel de instituciones, como
la Iglesia, que tienen trascendencia y significación universal. A diferencia de otras religiones, como el Islam o las sectas protes-tantes, la
estructura jerárquica bien perfilada de la Iglesia ayuda al desempeño
de este papel que, durante el siglo XXI, puede ser decisivo, como
han sostenido especialistas tales como Manlio Graziano o Enzo Pace, entre otros muchos.
Es significativo que un general del prestigio de Carlo Jean afirme
que en un futuro próximo aumentará la influencia de las religiones
en las relaciones internacionales, entre otras cosas, “porque la fuerza
militar es cada vez más costosa y rinde cada vez menos (…) Hoy
día, los factores inmateriales y humanos, como las religiones, poseen
más fuerza que los físicos” porque “las religiones desempeñan una
función de conciliación de las tensiones y los conflictos”.
Fronteras desdibujadas
¿Y ahora quién manda?
Grandes migraciones. Imperios extendidos
por varios continentes. Culturas preponderantes. Algunas de las características que
hoy señalamos como “globalización” no son
propiamente novedades. A lo largo de la historia encontramos numerosos ejemplos de esa
mundialización que ha tenido distintos protagonistas y consecuencias también diversas.
Del Mediterráneo al Atlántico y luego al
Pacífico, el eje de las influencias que en uno
u otro tiempo han dominado el mundo, ha
venido desplazándose a lo largo de la historia.
Sin embargo, en esta oportunidad hay algunos factores que, en efecto, la hacen novedosa. El primero es lo que Thomas Friedman
denominó el aplanamiento de la tierra: el ac-
ceso inmediato de información de un punto a
otro del planea ha propiciado una mayor inter
-conexión y una sensación de que las distancias se han relativizado.
Por otro lado, los Estados decimonónicos han
entrado en una crisis tal vez irreversible. Los
mercados de capitales, mediante la globalización financiera, tienen una capacidad de incidir en el conjunto de la economía (y por tanto
de la política y el bienestar) de todo el mundo
con mucha mayor capacidad que cualquier
gobierno, incluyendo el de Estados Unidos
(ver al margen).
Podríamos hablar, por tanto, que la principal
característica de la actual globalización, su
radical diferencia con las anteriores, es que se
están desdibujando las fronteras nacionales.
La grave crisis económica desatada en agosto de 2007 con el pinchazo de las subprime hipotecarias como punto de inicio, ha puesto
en evidencia que el sistema financiero internacional está interrelacionado hasta un punto que nadie había advertido hasta ese momento. El “efecto mariposa” por el que una pequeña economía en cualquier parte del globo es capaz de poner en jaque al mismísimo Wall
Street.
La consecuencia política de este hecho es que los gobiernos nacionales (e incluso las instituciones internacionales) carecen de instrumentos suficientes para una gobernanza controlada de la economía.
Habíamos tenido un primer ejemplo en el financiero ateo (ahora
convertido en filántropo) George Soros, cuando sus operaciones
especulativas pusieron en jaque nada menos que a la libra esterlina y
desataron una crisis económica mundial. Pero desde entonces, los
ochenta del pasado siglo, la situación ha empeorado de manera
drástica.
Para ilustrar la situación conviene que ofrezcamos algunos datos.
En 2008 la Bolsa de Nueva York (NYSE) realizaba operaciones diarias por importe de 240.000 millones de dólares. El conjunto de bolsas del mundo movía ese mismo año 706 billones de dólares al día.
Sin embargo, el mayor presupuesto de un gobierno, que es el de Estados Unidos, mueve sólo 3 billones de dólares anuales. Es decir, el
0,42% del mercado de capitales en un solo día.
Numerosos expertos han advertido que esas cifras no sólo son ingobernables para los Estados. La propia economía productiva parece
haberse quedado muy rezagada. Así, el Producto Interior Bruto de
todo el planeta supone sólo 80 billones de dólares al año. Es decir,
el 11% de lo que las bolsas especulativas mueven en veinticuatro
horas.
El tremendo desnivel entre poder político y económico y el poder de
los especuladores financieros, ha provocado una grave crisis en las
instancias nacionales e internacionales, incapaces de hacer frente a
las consecuencias incontroladas de un mercado que los expertos denominan “wild spirit”, espíritu salvaje. No es un dato aislado la situación de la Unión Europea: es más bien la punta de un iceberg
cuya profundidad es sistémica. La gran incógnita del siglo XXI será,
pues, cómo se solventa este desequilibrio y qué condiciones impone
para la libertad y el bienestar de las personas.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 75
En este artículo se hace
una reflexión acerca del
significado de la globalización atendiendo a su
dimensión económica,
además de presentar las
diferentes posturas o
perspectivas ideológicas
Un modelo de
globalización para
un nuevo mundo
que, en torno a ella, han
surgido en la literatura
especializada. La crisis de
2008 ha supuesto un punto de inflexión similar al
que la caída del Muro de
Berlín en 1989 fue en el
orden político. Se ha
puesto de manifiesto la
necesidad de crear un
nuevo orden internacional
con mayor participación y
responsabilidad de las
economías más potentes,
especialmente China e India, en las instituciones
económicas mundiales
surgidas tras la Segunda
Guerra Mundial. Asimismo se reclama un cambio
de paradigma en el pensamiento económico que supere las doctrinas neoliberales y proporcione respuestas a los nuevos desafíos de cohesión y cooperación que plantea el
nuevo modelo de globalización.
Por: Yolanda Rodríguez Luengo
A
finales del siglo pasado se
cumplió lo que Marshall
McLuhan había pronosticado en 1962 con la publicación de su emblemática obra “Global
Village”, de la que devino una de las
palabras más abusadas del siglo veintiuno: Globalización. Desde la aparición de este término, su uso ha pasado
de ser una jerga para el ámbito especializado, a un mero cliché para la sociedad actual, hasta el punto de que es
difícil hallar otra palabra que signifique
tantas cosas diferentes y que haya evocado tanta emoción (Chanda y Froetschel, 2012)1.
A la hora de realizar un análisis etimológico sobre la palabra globalización, se considera más adecuado referirse, en español, al término mundialización, galicismo derivado de la palabra francesa “mondialisation”, en
lugar de globalización, anglicismo
procedente
del
término
“globalization” dado que, en español,
el significado de la palabra “global” no
equivale a “mundial” como sucede en
la lengua inglesa. Sin embargo, el Diccionario de la Real Academia Española
registra la entrada globalización entendida como “tendencia de los mercados
y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa
las
fronteras
nacionales” (DRAE, 2001)2, mientras que, hasta la fecha, el término mundialización
no se encuentra recogido en el diccionario.
Muchas son las definiciones y enfoques
que se han dado a la globalización, en
términos científicos, debido a que no se
trata de un campo de estudio restringido a una única disciplina. Precisamente,
la naturaleza transdisciplinar de la globalización es quizá uno de los rasgos
que mejor definen este proceso, tomando prestado de diversas áreas de conocimiento, un gran número de vocablos
y conceptos, todos ellos, referidos a la
esencia del estudio de la globalización:
el mundo en su conjunto, las partes que
lo componen y su interrelación.
Desde la aparición del término
“globalización” en los años sesenta, se
han sucedido diversas interpretaciones.
Para algunos, según se recoge en Chanda (2003)3 la globalización equivale a
la “McDonaldización del mundo” implicando la conquista por parte del capitalismo, al más puro estilo americano,
y concibiéndose como una dictadura
dirigida por burócratas no elegidos libremente, pertenecientes a la Organización Mundial de Comercio y al Fondo
Monetario Internacional. Para otros, el
proceso de globalización toca el extremo contrario, refiriéndose a una especie
de “nirvana moderno” donde el libre
comercio es el medio para crear riqueza, donde la difusión de ideas e información a través del proceso de la globalización promueve la democracia y el
interés por los Derechos Humanos,
donde la experiencia humana puede
llegar a enriquecerse gracias a la posibilidad de la interconexión de culturas,
alimentos y costumbres.
Lo anterior, contrasta con la percepción
diferente que tiene el público noacadémico, cuando se les pregunta sobre el significado del término globalización, dando respuestas relacionadas con
temas económicos que incluyen el capitalismo, el dinero, los grandes negocios
y la ampliación de las grandes empresas (Garrett, Evans y Williams, 2006)4.
Esta visión tan particular de la globalización viene justificada por el papel
que, en el último siglo, han desempeñado las empresas en los mercados mundiales.
Atendiendo a la dimensión económica
y concretamente al entorno empresarial,
por ser la más relevante y controvertida, cabe mencionar la definición propuesta por De la Dehesa (2000)5 quien
se refiere a la globalización como “un
proceso dinámico de creciente libertad
e integración mundial de los mercados
de trabajo, bienes, servicios, tecnología
y capitales” y cuya terminología procede de Theodore Levitt, uno de los primeros economistas en utilizar la expresión globalización de los mercados,
como una tendencia que logra cambiar
las cosas más que dejarlas en el mismo
lugar (Abdelal y Tedlow, 2003)6. Otros
autores (Porter, 19907 y Ohmae, 19918)
definieron y resaltaron el surgimiento
de una empresa específica, en aras del
proceso de la globalización: la llamada
empresa global, cuyo ámbito de actuación es mundial, aumenta los flujos
comerciales y de capitales entre unos
países y otros y hace que los mercados
estén cada vez más integrados. En este
sentido, se ha puesto de manifiesto que
las grandes empresas multinacionales,
tanto financieras como no financieras,
 impulsadas por factores decisivos
como la tecnología y la liberalización
de los intercambios de bienes, servicios
y capitales, han sido los ejes para
desarrollar la globalización, generando
la expansión de un mercado mundial en
clave económica (Glenn, 2007)9.
Pero la globalización comenzó mucho
antes…
Las mismas fuerzas que mueven hoy el
proceso de globalización, han estado
impulsando a la Humanidad desde
tiempo inmemorial.
Muchos autores sostienen que miles de
años antes de que la palabra originaria
“globalización” comenzara a usarse,
nuestros ancestros ya habían iniciado su
expansión migratoria, poblando tierras
a lo largo y ancho de nuestro planeta,
siendo artífices de lo que se ha llamado
protoglobalización (Chanda, 2002)10.
Dicha protoglobalización, como primera fase de interrelación entre diferentes
sociedades, se vio interrumpida en la
Era Glacial con la formación de los
continentes, creándose de ese modo,
dos mundos desde entonces separados
geográficamente, Eurasia y América.
Atendiendo al punto de vista de la historia de la globalización, no fue hasta el
año 1492 con el descubrimiento del
continente americano por Cristóbal
Colón, cuando de nuevo se reanuda la
interrelación entre esos dos mundos
desconectados. Desde entonces hasta la
actualidad, el crecimiento exponencial
en el intercambio de bienes, ideas, instituciones y gentes es fruto de una tendencia histórica de largo recorrido.
Chanda (2002) así lo manifiesta cuando
EL PENSADOR
76 · Mayo-junio 2013
subraya que el deseo por algo mejor y
más relevante ha sido el motor para que
las personas, sus bienes y sus ideas se
movieran por el mundo en el curso
histórico de la humanidad.
Los historiadores señalan que ha habido
cuatro factores que han impulsado a que
la gente dejara su hogar y sus raíces: (i)
en primer lugar, la conquista, como un
punto de partida para satisfacer el deseo
de un mayor poder político sobre los
otros; (ii) en segundo lugar, la prosperidad como una vía para alcanzar unas
mejores condiciones de vida; (iii) en
tercer lugar, el proselitismo, como una
forma de imponer la religión de una civilización a otra; (iv) y por último, la
curiosidad y el deseo de conocer, como
características inherentes a la naturaleza
humana. Por tanto, podría decirse que
soldados, comerciantes, religiosos y
aventureros han sido los principales protagonistas de la globalización, desde sus
orígenes más remotos. Existe pues, una
interpretación con una amplia base
histórica, que corrobora que la globalización se ha venido dando sistemáticamente entre distintas civilizaciones en busca
de una mayor interrelación entre los seres humanos.
La Globalización a debate
Si bien las fuerzas de la globalización
son eminentemente económicas, los
efectos asociados a dicho proceso son de
muy diversa índole, hasta el punto de
que autores como Scholte (1997)11 achacan a la globalización, la causa de la
transformación de las relaciones sociales
y de poder, y otros como Goldin y Reinert (2007)12 directamente la contextualizan como el marco desde el que podría
aliviarse la pobreza del mundo actual,
teniendo en cuenta su relación con cinco
dimensiones: (i) la actividad comercial,
(ii) la actividad financiera, (iii) las ayudas internacionales, (iv) la influencia de
las ideas y, por último, (v) las corrientes
migratorias.
Otros autores, entre ellos Fernández
(2013)13, han ido más allá en sus críticas con respecto a los efectos de la glo-
balización, poniendo de manifiesto que
el orden internacional, creado tras la Segunda Guerra Mundial, ha ido experimentando cambios debido a tres fenómenos contemporáneos relevantes: la
caída del Muro de Berlín en 1989, el
ataque a las torres gemelas del World
Trade Center de Nueva York en 2001 y
el crack de Wall Street en 2008, dando
lugar a un punto de inflexión tendente
hacia un nuevo orden políticoeconómico-financiero.
Distintos enfoques del fenómeno de la
globalización
A pesar de lo que pudiera parecer, el
grado de controversia en lo referente al
debate en torno a la globalización lejos
de estar zanjado, se acrecienta aún más,
tal y como lo señala McGrew (1998)14.
En la literatura especializada actual se ha
llegado a distinguir entre los globalistas,
los escépticos y los transformacionalistas, tres escuelas de pensamiento cuyo
tema crucial gira en torno a la continuidad histórica del proceso globalizador,
así como a los cambios que se desprenden de dicho proceso. De ese modo, los
globalistas argumentan que la globalización representa una nueva coyuntura
histórica; los escépticos rechazan la idea
de globalización como un mito contemporáneo, mientras que los transformacionalistas ven en la economía actual un
proceso de transformación en desarrollo.
Por su relevancia, brevemente se exponen a continuación, los argumentos más
significativos de las tres líneas de pensamiento.
Los globalistas observan que las relaciones económicas actuales son cualitativamente diferentes en relación a las que
hubo en épocas pasadas. Por ende, no
sorprende que los autores de esta corriente centren su atención en el nivel de
interacciones, cada vez más creciente,
que se da entre los países, desencadenando una red compleja de relaciones
políticas, sociales y económicas en el
mundo de hoy día. “Las fronteras nacionales ya no actúan como los contenedores nacionales de la producción...en la
actualidad, cada vez menos actividades
están orientadas hacia los mercados locales o incluso nacionales” (Dicken,
2003)15.
Al otro lado del debate sobre la globalización se encuentran los escépticos. Su
postura es bastante crítica en relación a
los globalistas, presentando una idea del
mundo en el que las relaciones comerciales y financieras de periodos anteriores al actual son comparables, si bien no
más intensas. Por tanto, concluyen que
más que vivir en una economía íntegramente globalizada, la era contemporánea
puede describirse como una economía
internacional en la que los principales
agentes son las economías nacionales
(Hirst y Thompson, 1999)16.
El último grupo, los transformacionalistas, ocupan un lugar intermedio entre las
dos posturas extremas anteriormente
mencionadas. Aunque no creen que en la
actualidad se esté viviendo en un mundo
globalizado, piensan que el mundo está
mucho más integrado y que el nivel de
interacciones, especialmente las económicas, entre países, multinacionales,
instituciones, etcétera, no ha tenido precedentes. Identifican la globalización
como una combinación de procesos indefinidos, de características concretas
para cada periodo de la historia, pero
sujetos a nuevas e inesperadas contingencias. Esta escuela afirma que la globalización es la fuente de inspiración
para incentivar la transformación del
Estado de las economías avanzadas, en
un Estado con un papel más proactivo y
afín a la competitividad de las economías, en el que la cultura del subsidio quede relegada a un segundo plano (Held y
McGrew, 2000)17.
Los defensores de la globalización
Aunque son conocidas las ventajas del
proceso de globalización referidas a un
mayor crecimiento global y mayores
rentas en su conjunto, este proceso no
está exento de costes, en términos de
exclusión, de algunos países en desarrollo que pueden quedar descolgados de la
revolución globalizadora de los merca-
dos internacionales, dando lugar a un
debate ya clásico entre los defensores y
detractores de la globalización.
Los defensores de la globalización enfatizan el incremento del grado de interrelación que se ha experimentado entre los
países, a escala mundial, durante las últimas décadas. A este respecto, el papel
de la tecnología ha sido de tal calado que
algunos autores han llegado a hablar del
surgimiento de una especie de “nuevo
continente sin tierra”, en el que apenas
existen las fronteras convencionales
(Ohmae, 2000)18. Siguiendo esta línea
de postular a favor de la globalización
como proceso de oportunidades para los
países en vías de desarrollo, Goldin y
Reinert (2007) analizan las interrelaciones ente la pobreza y las distintas dimensiones socio-económicas, entre las que
figura la migración. Si bien es cierto que
la migración desempeña una función
directa de “escapar de la pobreza”, dichos flujos generan importantes movimientos de remesas, hacia los familiares
de los países emisores de población emigrante, que actualmente exceden a las
ayudas internacionales que muchos países están recibiendo de organismos internacionales. En ese contexto, la migración aparece como una de las características más importantes de la globalización y a la vez la menos estudiada, con
un significativo potencial para contribuir a la reducción de la pobreza. No
puede negarse que de ella también surgen riesgos reales de dañar a los países
pobres, dado que el sistema actual está
abierto al abuso, pudiendo en ocasiones
profundizar las exacerbadas desigualdades. Sin embargo, y como una virtud del
proceso globalizador, Goldin y Reinert
(2007) afirman que en la historia se han
dado suficientes testimonios de que tras
los movimientos migratorios han devenido importantes fuerzas propulsoras para
el desarrollo económico del mundo, quedando para el terreno de la investigación
aplicada la tarea de caracterizar las interrelaciones de la migración en diversos
ámbitos socio-económicos y la cuantifi-
EL PENSADOR
testimonios de que tras los movimientos
migratorios han devenido importantes
fuerzas propulsoras para el desarrollo
económico del mundo, quedando para el
terreno de la investigación aplicada la
tarea de caracterizar las interrelaciones
de la migración en diversos ámbitos socio-económicos y la cuantifi-cación de
sus efectos positivos y negativos tanto
para los países emisores como receptores de dichos flujos.
En general, se admite que la globalización, ampliando los mercados para las
empresas, por un lado, y aumentando la
competencia, por otro, crea unas importantes oportunidades para el desarrollo
de las empresas y de los países donde
están ubicadas y unos enormes retos de
ajuste y transformación de las mismas
para hacer frente a un mercado mucho
más competitivo. La internacionalización y multinacio-nalización de las empresas ayudará a los países donde están
ubicadas y a los países a los que se desplazan aportando inversión, conocimiento y tecnología (De la Dehesa, 2000), sin
perder la esperanza de que contribuyan,
de alguna forma, a la conver-gencia de
renta per cápita entre países del sur y del
norte (Baldwin y Martín, 1999)19.
Los detractores de la globalización
En contraste, para los detractores de la
globalización como Soros (1999)20 o
Amín (2000)21, el sistema capitalista
global presenta notables imperfecciones
en su funcionamiento, que aluden a la
existencia de “un centro que se beneficia
a costa de la periferia”, sin que exista
ningún interés por hallar el equilibrio
entre ambos. “El desarrollo de una economía global no ha coincidido con el
desarrollo de una sociedad global. La
unidad básica de la vida política y social
sigue siendo el estado-nación. El derecho internacional y las instituciones internacionales, en la medida en que existen, carecen de la fuerza necesaria para
impedir la guerra o los abusos en gran
escala contra los derechos humanos en
algunos países. Las amenazas ecológicas
no se afrontan de forma adecuada. Los
mercados financieros globales están fuera de control de las autoridades nacionales o internacionales” (Soros, 1999: 2122).
Según la percepción de los detractores
de la globalización, son los organismos
multilaterales como la Organización
Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial,
los responsables de “los males que padece la humanidad” (Romero, 2002)22. Sin
embargo, puede decirse que estos organismos ejercen algún tipo de influencia a
través de los estados fuertes que forman
parte de ellos (Bull y McNeill, 2007)23,
y no tanto a través de las convenciones
celebradas o resoluciones adoptadas, en
el seno de dichas organizaciones, cuyo
papel se ha cuestionado respecto a si en
realidad han logrado que los países
hagan lo que de otra forma no harían
(Mosley, Harrigan y Toye, 199124; Killick, 199825; Bull, 200526 y Easterly,
200527).
La necesidad de un nuevo paradigma
de globalización
Todo parece haber cambiado desde el
inicio de la crisis en 2008, dando lugar a
que se hable del fin del viejo orden, conocido como periodo neoliberal, caracterizado por la fe ciega en el mercado como principal mecanismo de asignación
de recursos y el desmantelamiento del
Estado del Bienestar basado en la privatización. Como se señala en Fernández
(2013) actualmente se está demandando
un modelo de desarrollo más justo tanto
a nivel nacional como internacional,
cuestionándose las premisas de los teóricos neoliberales como Friedrich von
Mayo-junio 2013 · 77
Hayek y Robert Nozick que sostienen que las fuerzas del libre mercado dan plena libertad a las sociedades y las conducen hacia el crecimiento económico. Tras la crisis
financiera se han podido escuchar
opiniones de economistas que ponen en tela de juicio esta corriente
de pensamiento neoliberal. Siguiendo esta línea, Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía en 2001,
ha realizado una comparación28
entre el fin del fundamentalismo de
mercado, representado por el colapso de Wall Street en 2008 y el fin
del comunismo materializado por la
caída del Muro de Berlín en 1989.
Es un hecho que los dos acontecimientos a pesar de sus diferencias,
son un reflejo del fracaso no sólo de
un modelo económico sino también
de una manera de pensar. O si se
quiere, en palabras de Fernández
(2013: 342): “es el fracaso de una cierta
manera de percibir el mundo, habiéndose dado dos tipos de totalitarismos, uno
por el Estado y otro por el mercado, llegando a marcar el curso de la historia
contemporánea […] ya ni John Maynard
Keynes ni Milton Friedman pueden ser
referentes para lograr encontrar un nuevo modelo económico”.
Mayor cohesión y cooperación en el
nuevo orden mundial
Las instituciones internacionales, entre
ellas el Fondo Monetario Internacional,
también se han hecho eco de las consecuencias de la crisis actual en términos
de la globalización, al afirmar la necesidad de formular un marco macroeconómico nuevo para un mundo nuevo. El
Presidente del Directorio Ejecutivo y
Director Gerente del Fondo Monetario
Internacional, Strauss-Kahn, en su discurso de apertura “Una nueva globalización para un mundo nuevo” ante la Junta
de Gobernadores del Fondo en 2010,
instó a las autoridades responsables de
las políticas a prestar más atención a la
desigualdad y la cohesión social. Son
muchos los que ponen de manifiesto que
la mezcla letal de desempleo elevado y
persistente y altos niveles de desigualdad puede socavar la cohesión social y
la estabilidad política, lo cual a su vez
puede afectar la estabilidad macroeconómica. “Necesitamos una nueva forma de
globalización, una globalización más
justa, una globalización con un rostro
más humano”, declaró Strauss-Kahn,
donde “las ventajas del crecimiento tienen que distribuirse de manera amplia, y
no quedarse en las manos de unos pocos
grupos privilegiados. Con tal fin, el mercado tiene que seguir desempeñando un
papel protagónico, pero la mano invisible de la economía no debe convertirse
en un puño invisible”. Se está produciendo, entonces, un cambio de enfoque
en el discurso institucional actual, donde
ya se habla de la necesidad de apostar
por un crecimiento sostenible, de crear
más empleo, de avanzar en el cambio del
sistema financiero, pero sin dejar de lado, la cohesión, la cooperación y el multilateralismo. Son muchos los cambios y
retos que están surgiendo en torno a la
idea de la globalización, lo que hace
pensar que el modelo de crecimiento a
adoptar tras la crisis de 2008 no será el
mismo que se ha seguido hasta ahora.
Esto plantea muchas consecuencias para
el nuevo modelo de crecimiento. Significa que se debe pensar en nuevas fuentes
de crecimiento, incluido el crecimiento
verde. Significa que se debe pensar más
en reequilibrar la estructura de crecimiento entre la parte privada y la parte
pública del crecimiento. Significa que se
debe igualmente trabajar para lograr un
reequilibrio entre los países superavita-
rios y los deficitarios, implicando una
mayor cooperación y una mejor estructura de gobierno. Algunos autores van
más allá y señalan que la nueva globalización traerá consigo el establecimiento
de una ciudadanía y democracia globales, no como una idea romántica sino
como una imperiosa necesidad para poner freno a los “poderes salvajes” que se
han beneficiado de la economía global
(Ferrajoli, 2011)29. Sin embargo, existe
una percepción generalizada acerca de
que no hay una posición de liderazgo en
esta nueva era de globalización. El principal reto, por tanto, de la globalización
como proceso en renovación, será encontrar alguna forma de “gobernanza
supranacional”, planteándose la necesidad de establecer una ciudadanía y democracia globales que permita la participación de una democracia global en el
proceso de toma de decisiones.
Mayor inclusión de las economías emergentes en el nuevo orden mundial
Con respecto a lo anterior, pueden
hallarse en la literatura especializada
actual, autores que defienden la urgencia
por democratizar las instituciones internacionales como la Organización Mundial de Comercio, el Banco Mundial, el
Fondo Monetario Internacional o Naciones Unidas. Bien es sabido que las mencionadas instituciones fueron creadas en
el contexto de los años cuarenta, con el
fin de configurar un nuevo orden internacional que garantizara la paz y seguridad mundiales. Desde la segunda mitad
del siglo XX han sido muchos los cambios que se han experimentado en la fisionomía mundial, por lo que la revisión
de la estructura de gobierno de las principales instituciones internacionales se
ha convertido en un proceso sin vuelta
atrás, si se desea que el multilateralismo
funcione desde la legitimidad. Eso significa que el equilibrio de poder en el futuro va a ser diferente del equilibrio de
poder que se tiene hoy. Strauss-Kahn, en
el discurso referenciado más arriba, así
lo expresó al afirmar que los cambios en
el sistema de cuotas y representación
dentro del Fondo Monetario Internacional, conllevará un cambio en la responsabilidad. “Así si uno tiene una participación mayor, más voz, más responsabilidad, entonces al mismo tiempo uno
tiene que tomar decisiones, considerando no sólo su propia economía sino la
economía como un todo. Cuanto más
central sea la posición que uno ocupe,
tanto más será responsable del todo. Y
entonces los países que hasta ahora se
encontraban en el margen del sistema
internacional, deseando llegar al centro
del sistema, deseando que esto se plasme
en las cuotas, en los representantes de
los países en una institución como el
Fondo Monetario Internacional, también
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30. P. Norris. Global governance and Cosmopolitan
citizens en Governance in a globalizing
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considerando no sólo su propia
economía sino la economía como un
todo. Cuanto más central sea la posición
que uno ocupe, tanto más será
responsable del todo. Y entonces los
países que hasta ahora se encontraban en
el margen del sistema internacional,
deseando llegar al centro del sistema,
deseando que esto se plasme en las
cuotas, en los representantes de los
países en una institución como el Fondo
Monetario
Internacional,
también
asumirán más responsabilidad por la
estabilidad de la economía mundial”.
La actual Directora Gerente del Fondo
Monetario
Internacional,
Christine
Lagarde en su discurso pronunciado en
Davos en enero de este año, afirmó,
haciendo referencia a la situación
económica actual, que lamentablemente
no abundan las buenas noticias para el
año 2013, en las que la incertidumbre
sigue siendo la variable que salpica el
entramado
internacional
de
una
recuperación económica, aún incierta y
con señales débiles. A esto Lagarde
añadió, al igual que lo hiciera su
predecesor, que el orden internacional se
encuentra “en la antesala de una nueva
economía mundial, caracterizada por la
rápida evolución de las circunstancias y
nuevas modalidades de pensamiento”.
Hoy se requiere, afirmó en su discurso,
“un nuevo momento en la historia que
promueva los valores de una nueva era,
donde se den una mayor apertura y
cooperación entre las naciones, una
mayor inclusión y solidaridad entre los
pueblos, y por último, una mayor
rendición de cuentas para los
responsables de la economía mundial”.
¿Hay pues respuestas fáciles para las
grandes preguntas candentes como las
El debate acerca
de las perspectivas
de la globalización ha
vuelto a surgir con
fuerza, poniendo
sobre la mesa la
discusión acerca
del papel individual
de los diferentes
Estados-nación
EL PENSADOR
con el envejecimiento de la población en
otras regiones. Los datos así lo ponen de
manifiesto, revelando que un 60% de la
población en Oriente Medio y el Norte
de África es menor de 30 años, siendo
incluso mayor el porcentaje en África
subsahariana llegando al 70%, por lo
que esto puede ser una gran oportunidad
o una fuente de inestabilidad; (iv) y por
último, hacer frente a un aumento de la
vulnerabilidad a raíz de la escasez de
recursos naturales y el cambio climático,
con
el
potencial
de
graves
perturbaciones sociales y económicas.
No obstante, y asumiendo el marco de
incertidumbre económica en el que nos
encontramos, existe el convencimiento e
incluso una manifiesta intencionalidad,
por parte de las instituciones internacionales y organismos supranacionales,
de que si se desean resolver los problemas económicos mundiales teniendo
en cuenta sus diversas dimensiones, no
parece adecuado hacerlo, al menos,
desde los paradigmas de la globalización
seguidos durante el siglo pasado. En este
sentido, y tras los efectos de la crisis de
2008, el debate acerca de las perspectivas de la globalización ha vuelto a
surgir con fuerza, poniendo sobre la mesa la discusión acerca del papel
individual de los diferentes Estadosnación en virtud de sus diferencias e
intereses genéricos, en vez de abogar por
una postura tendente hacia un mayor
grado de inclusión de las naciones en un
proceso de responsabilidad global.
fuentes del crecimiento económico
futuro o el aprovechamiento de la
tecnología en beneficio de todo el
planeta?. Es aventurado dar respuesta a
tales preguntas en torno al futuro de la
economía mundial en un escenario
cambiado y cambiante. Hacer frente a la
nueva era de la globalización implicaría,
según Lagarde, cuatro retos: (i) primero,
dotar de mayor relevancia a la persona
en un escenario en el que debe tener un
sentido cada vez mayor la idea de que el
mundo es una sola comunidad. Se ha
abierto pues la puerta a una nueva
perspectiva de una globalización
“cosmopolita” (Norris, 2000)30; (ii)
segundo, promover una redistribución
del poder político y económico en todo
el mundo. Así según estimaciones en
2025, por ejemplo, dos tercios de la
población mundial vivirán en Asia. La
consecuencia de esto puede ser una
mayor cooperación o una mayor tensión ∎∎∎
y competencia; (iii) tercero, un cambio Yolanda Rodríguez Luengo es profesora
demográfico de proporciones sísmicas,
de Economía Aplicada en la Universidad
ya que el aumento de la población joven
Francisco de Vitoria (Madrid).
en varias regiones emergentes contrasta
Las megaciudades: el hombre se
siente más creador que creatura
A comienzos del siglo XXI se ha producido uno de los cambios más
importantes en la vida de los seres humanos. Con datos de las
Naciones Unidas en la mano se puede afirmar que, por primera vez
en la historia, la mayoría de los seres humanos está viviendo en
megaciudades. Urbes de más de 10 millones de habitantes. En los
denominados países ricos, tres de cada cuatro personas vivimos en
ciudades. Jeremy Rifkin llama a esto la aparición del homo urbanus.
Para comprender esa novedad radical es necesario que atendamos a
otras tendencias contemporáneas que se entrelazan con la radical
urbanización del ser humano. La “realidad virtual”, por medio de
Internet, se ha convertido en la plaza pública, en el ágora de las
megametrópolis. La creencia de que la ciencia no tiene límites, que
cualquier cosa será posible y que todo tendrá explicación a expensas
únicamente de que transcurra el tiempo necesario, ha generado
también una autosuficiencia en el hombre que le ha conducido a un
egoísmo materialista sin precedentes. La destrucción (no entremos
en las causas) del concepto que algunos llaman “tradicional” de la
familia y que ha dado lugar a familias extensas (hijos huérfanos no
por no tener un padre, sino por tener demasiados), a poligamias
sucesivas, a convivencias sin compromisos, han deteriorado los lazos
más básicos de solidaridad y apoyo en el otro. Y no en vano los
geoestrategas más descatados consideran que tan trascendental como
el fenómeno de las megaciudades lo es la acelerada transformación
de la familia.
Este vaciamiento existencial (relaciones virtuales, confianza única en
lo material-tangible, desintegración de las relaciones básicas de
altruismo) ha confluido fatalmente con la expansión de la ciudad
hasta convertirla en gigantescos moles en donde la convivencia, al
menos la convivencia resulta drásticamente imposible. Ahí radica la
novedad del fenómeno.La Iglesia tiene en las grandes ciudades un
reto de formidables dimensiones: hacer que quienes viven en la
megaurbe pagana puedan darse cuenta de que es necesario sentirse
más creaturas que creadores. El problema consiste en que el homo
urbanus está rodeado por elaboración humana casi desde que nace
hasta que muere. A diferencia de medios de urbanidad más sencillos,
donde es posible que el hombre se perciba a sí mismo más como
creatura que como creador.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 79
MÚSICAYMÚSICOS
ERIC
CLAPTON
Por: Llucià Pou Sabaté
DISCOGRAFÍA BÁSICA 1970 Eric Clapton 1974 461 Ocean Boulevard 1975 There's One in Every Crowd 1976 No Reason to
Cry 1977 Slowhand 1978 Backless 1981 Another Ticket 1983 Money and Cigarettes 1985 Behind the Sun 1986 August 1989
Journeyman 1994 From the Cradle 1998 Pilgrim 2000 Riding with the King (con B. B. King) 2001 Reptile 2004 Me and Mr.
Johnson 2004 Sessions For Robert J 2005 Back Home 2006 The Road to Escondido (con J.J. Cale) 2010 Clapton
EL PENSADOR
80 · Mayo-junio 2013
please, begging please Beyond the door there's peace I'm sure And I know there'll be no more tears in heaven
Eric Clapton recordaba hace años
(Dominical, 8.3.1997) su éxito de joven:
“Fue abrumador. Con 22 años era como
un millonario. Tenía todo lo que pensaba
que había que tener para ser feliz: una
casa, una novia preciosa, una carrera,
dinero, un montón de gente que me
admiraba. Pero no me sentía feliz, y eso
me confundía, porque significaba que
todo lo que me habían dicho hasta
entonces era mentira. Sigue siendo así.
La publicidad te dice que si tienes este
coche, esto, lo otro, un montón de cosas
materiales, incluso una mujer bella, una
familia, hijos, serás feliz. Es mentira. La
felicidad viene, por lo que ahora he
comprendido, de entenderte a ti mismo,
de saber quién eres, de quererte y
sentirte cómodo con tu propia existencia.
Pero cuando era joven no lo sabía. De
hecho, me ha costado toda la vida
aprenderlo”. Son palabras que hacen
pensar, sobre el camino interior que
supone ese sentido de la vida, que no va
por el camino del éxito mundano.
“El éxito es muy peligroso. Es una
pistola cargada. Yo conozco a gente en
la industria de la música en Inglaterra
que ahora mismo está teniendo un éxito
tremendo y que no es feliz. Y esa
sensación irá a peor. Es como si nos
hubieran mentido. El sistema educativo,
la forma en que las familias educan a sus
hijos son a menudo incorrectos. El
camino de la felicidad pasa por
encontrarnos a gusto con quienes
somos...” Habrá más componentes para
ser feliz, pero lo que dice es cierto.
Unos años antes, en 1991, murió su hijo
de 4 años cayendo por la ventana de un
edificio de muchos pisos. En su
autobiografía, Clapton recuerda la carta
de pésame de Keith Richards, sólo
decía: “Si hay algo que pueda hacer,
sólo decime”: “Siempre le estaré
agradecido. No voy a negar que a veces
perdí la fe, y lo que me salvó la vida fue
el amor incondicional y la comprensión
de mis amigos y compañeros en
Alcohólicos Anónimos. Iba a las
reuniones y la gente me rodeaba, me
daba compañía, me compraba café y me
dejaba hablar de lo que había pasado.
Incluso más de una vez me pidieron que
fuera el coordinador.
”Después de una de esas reuniones, se
me acercó una mujer y me dijo: “Usted
acaba de quitarme la última excusa que
tenía para beber. Siempre me dije que si
algo llegara a pasarle a alguno de mis
hijos, entonces tendría la justificación
para emborracharme. Usted me
demostró que eso no es verdad”. De
repente, me di cuenta de que quizá había
encontrado la forma de convertir esta
tragedia en algo positivo. Estaba en la
posición de decir: “Si pude atravesar
esto y mantenerme sobrio, cualquiera
puede”. No había una mejor manera de
honrar la memoria de mi hijo”.
Dedicó al hijo una canción, quizá la
mejor, Tears in heaven: “¿sabrías mi
nombre si te viera en el cielo?... debo
ser fuerte y seguir adelante… encontraré
mi camino a través de la noche y el día
porque sé que no puedo estar aquí en el
cielo... el tiempo puede abatirte, el
tiempo puede doblar tus rodillas, el
tiempo puede romper tu corazón, hacerte
suplicar por favor... más allá de la puerta
hay paz, estoy seguro y sé que allí no
habrá más lágrimas en el cielo...”
El dolor -dicen los entendidos- tiene un
sentido para reorganizar la intimidad
alterada. Por ello decía Eckhart que "la
cabalgadura que más rápidamente
conduce a la perfección es el
sufrimiento".
El crecimiento a través de las
dificultades es una experiencia
universal, y con frecuencia hay un
camino a través del dolor, sin duda
misterioso, oscuro; por el dolor, la
persona se ve zarandeada y desprotegida
de su habitual seguridad. Hay una salida,
una esperanza. Así lo dice el cantante: “Sí. Lo intento, lo intento. Pero tengo
que andarme con cuidado, porque si
pienso por un momento que he sido yo
solo el que se ha salvado... Yo tengo un
ego muy, muy peligroso, que crece muy
rápidamente, que se descontrola si le
doy un poco de fuerza, si voy y pienso:
"lo he hecho todo yo, no necesito apoyo
de nadie, puedo defenderme solo". De
modo que si a veces parece que me estoy
infravalorando es porque quiero tener
mucho cuidado, y observar y admitir que
hay un poder superior que me ayuda”.
El problema de absolutizar un aspecto de
la vida es que al perder cierta armonía
vital, se polariza la vida hacia ese
aspecto, que a veces es problemático:
“La música está muchas veces conectada
a la fama, a la moda, a cosas por las
cuales siempre piensas: "para ser un
buen músico tengo que ir a los clubs
adecuados, llevar la ropa que se supone,
estar a la moda", y eso podría llevarme
de nuevo a la bebida o las drogas. En mi
lista de prioridades tengo que mantener
la música en el segundo, quizá el tercer
lugar. Lo primero es mantenerme
desintoxicado y sobrio. Lo segundo es
ayudar a otra gente. Y tercero, la
música”.
Ciertos artistas, especialmente jóvenes,
están como desprotegidos ante ciertos
ambientes, y esto, decía Clapton, “unas
veces me entristece y otras me enoja. Y
luego doy gracias por haber sobrevivido.
Pero no todo el mundo puede hacerlo.
Muchos cayeron... y lo más doloroso
viene cuando miro atrás y veo a tipos
como Jimi Hendrix, Janis Joplin,
personas que murieron ahogadas en su
propio vómito porque se habían puesto
ciegas... me llenaba de rabia. Mucha
gente morirá por lo que se está metiendo
ahora...”
Mientras que el camino del placer
desemboca en un callejón sin salida, a
través de lo peor hay algo que produce el
cambio… hay una capacidad para
plantar cara a las dificultades: "Yo
recuerdo haber disfrutado con algunas
de mis primeras experiencias con el
alcohol y las drogas. Me lo pasaba muy
bien. Pero hubo un momento en que
crucé una frontera. Al principio era
capaz de parar... luego fui empeorando,
y llegó un momento en que se me hizo
imposible frenar... entonces se convirtió
en... desesperación, y me asusté mucho,
mucho. Mi vida se llenó de miedo,
quería morirme. Toqué fondo y fue
entonces cuando creo que me salvé
gracias a algún tipo de intervención. Y
fui capaz de decir lo más difícil de decir
en esos momentos: ¡ayudadme! Los
seres humanos son incapaces de pedir
ayuda. Yo tuve que hundirme mucho
para sentirme con fuerzas para decirlo.
”Pedí ayuda la primera vez y la obtuve.
Pero la trampa está en pensar que sólo
necesitas ayuda una vez. Ésa es la
trampa. La solución es que yo sigo
pidiéndola constantemente. Hay una
parte de mí que es muy vulnerable y
desde ella sigo pidiendo ayuda. Tengo
mi sistema de apoyo, amigos con los que
hablo por teléfono, con los que me
encuentro, a los que digo: "hoy me
siento enfermo, algo triste, preocupado
por alguien", y hablamos. Es así como
me mantengo a flote”.
Le preguntan: “¿Se considera un
superviviente?” y responde: “Sí, pienso
que sí. Pero yo creo en la intervención
divina, y creo que fui sacado de este
mundo, que de alguna manera fui
salvado, y no entiendo por qué. Pienso
mucho en eso, intento examinar el por
qué, pero creo que en realidad no es
asunto mío conocer ese por qué. Tengo
que aceptar que tal vez he sido salvado
por algún motivo y por eso hoy acepto
felizmente
mi
montón
de
responsabilidades, porque creo que sigo
con vida para enseñarle a la gente que
hay un camino”. Y nos abre este camino
a la trascendencia, nos libera de la
esclavitud de pensar que la vida es el
supremo bien. Cuando el dolor aparece
en la vida, se esfuma la ilusión de que
“controlamos” como si fuera todo
propiedad nuestra, y entonces en aquella
oscuridad podemos madurar. Una
particular fuerza que conmueva a una
persona en esas circunstancias, le cree el
"transfert", el entendrecimiento, el
"desbloqueo afectivo". Se intuye un
sentido a todo aquello. No es entonces
un contravalor, sino un camino para el
conocimiento de la verdad, un camino
para encontrar el sentido del hombre.
∎∎∎
Llucià Pou Sabaté es licenciado en Historia y
sacerdote, perteneciente al Opus Dei.
Imparte clases en el Colegio Mulhacén
(Granada).
La búsqueda
DE LA
FELICIDAD
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 81
CINEparaPENSAR
videovidesviderevidivisum
Por: José Luis Retegui
Estreno en España de For Greater Glory
CRISTIADA
La película de Andy García sobre la Guerra Cristera en el México de Calles
El político más libre
Es apasionante comprobar cómo los grandes cambios de la
historia moderna no ocurrieron por casualidad, sino a causa de
personas concretas. El joven William Wilberforce, al escoger
entre Dios y la política, optó por ambos, y como resultado se
sucedieron quince años de batalla parlamentaria hasta conseguir
la abolición del comercio de esclavos en el Reino Unido.
El especialista en tramas históricas Michael Apted, narra con
pulso firme la vida de este soñador con pies en el suelo, que
utilizó su probado talento personal en favor del bien en un
ambiente corrompido. El guión consigue implicarte en cada
estratagema del parlamentario inglés, sintiendo a veces
desesperación al ver que la justicia ni siquiera arraiga en
personas respetables. Un buen film para creer en la política y en
el valor de la perseverancia. La historia demuestra como Dios se
sirve de hombres brillantes para cambiar el rumbo de los
acontecimientos. Si esto ya triunfó en el pasado ¿Por qué no
luchar también hoy por la dignidad de los que nadie protege?
Título: Amazing Grace Dirección: Michael Apted País: InglaterraEstados Unidos Año: 2006 Duración: 117 min. Género: Histórico
Reparto: Ioan Gruffudd, Romola Garai, Benedict Cumberbatch,
Albert Finney, Michael Gambon, Ciarán Hinds.
Los ricos también lloran (de felicidad)
La vida real de la estrella de futbol americano Michael Oher
confirma el letrero que se encontró a la entrada del colegio el
primer día de clase: “Lo que es imposible para los hombres, es
posible para Dios”. La ayuda divina le vino a este adolescente
de familia desestructurada, por medio de una madre acaudalada
que se compadeció al verle dormir en la calle.
Sandra Bullock ganó el Oscar al interpretar a Leigh Anne, una
estadounidense de clase alta que decide expandir su instinto
maternal, adoptando a un joven afroamericano con extraordinarias condiciones físicas. A partir de entonces, comienza
un camino de “co-autosuperación” en la que Mike pasa a ser el
orgullo de su nueva familia. La generosidad de los adoptantes
es de tal calibre que resulta cómico en ocasiones, aunque pocas
veces lo extraordinario se narra con tanta credibilidad. Uno percibe la facilidad con que la que el amor crece si se pone en funcionamiento en decisiones concretas. Nos encontramos ante Un
mundo posible, que se ha hecho realidad porque nada puede
impedir acercarse a los que están más lejos.
Título: Un mundo posible Dirección: John Lee Hancock País:
EE.UU. Año: 2009 Duración: 128 min. Género: Biográfico
Reparto: Sandra Bullock, Tim McGraw, Quinton Aaron, Jae Head,
Lilly Collins, Ray McKinnon, Kathy Bates.
Por: Juan Manuel de Prada
S
niño José Sánchez del Río, también beatificado
por la Iglesia, quien fuera martirizado del modo
más sañudo, al cura cristero José Reyes Vega,
responsable de ordenar incendiar un tren sin
evacuar antes a los pasajeros. Y, por encima de
todos,
el
general
Enrique
Gorostieta,
comandante del ejército cristero, un hombre más
bien descreído que acabaría convirtiéndose,
impresionado por la fe de sus soldados. For
Greater Glory, que se permite ciertas licencias
en
la
reconstrucción
En España también biográfica
de
sus
tuvimos otra guerra en protagonistas (así, por
en la relación
la que muchos inocentes ejemplo,
entrañable que se entabla
murieron lanzando ese entre el general Gorostieta
el niño José Sánchez del
grito, pero ninguna yRío,
que tal vez ni siquiera
película los
llegaran a conocerse), no
sin embargo los
conmemora. En este escamotea
aspectos de su personalidad
sentido, For Greater más
vidriosos
o
problemáticos,
que
deja
al
Glory resultará para no
juicio
del
espectador;
pocos
tampoco, oculta, por cierto,
espectadores españoles las disensiones en el seno
del bando cristero, y aun de
una película incómoda la propia jerarquía católica.
Pero si hay algo que For
campanillas (con nombres tan vistosos como los Greater Glory no oculta es que la Cristiada fue,
de Andy García, Eva Longoria, Peter O’Toole o en su esencia y por encima de otras
Rubén Blades) y denota un esfuerzo de circunstancias políticas o económicas, una
producción en verdad llamativo. Se trata de una guerra religiosa, desatada por odio a la fe
obra de declarada militancia católica; pero muy católica. El “¡Viva Cristo Rey!” que los cristeros
alejada del temible tono empalagoso –cuando no lanzan, a modo de proclama inquebrantable,
aciagamente buenista— que suele lastrar las antes de entrar en la batalla, y que sus mártires
películas que se presentan bajo este marbete.
repiten ante sus ejecutores, después de haberlos
For Greater Glory es una película épica al modo perdonado, así nos lo recuerda constantemente.
clásico, llena de lances heroicos y pasajes En España también tuvimos otra guerra en la que
conmovedores, muy alejada del cine de acción muchos inocentes murieron lanzando ese grito,
de los últimos años, donde las pirotecnias y pero ninguna película los conmemora. En este
aspavientos propios del género enmascaran sentido, For Greater Glory resultará para
argumentos
vacuos
y
personajes
sin muchos espectadores españoles una película
encarnadura.
incómoda; no sólo para los laicistas satisfechos
En For Greater Glory no faltan, desde luego, las de su hegemonía, sino también para los tibios,
secuencias
trepidantes,
los
tiroteos
y los “políticamente correctos” y demás faunas
escaramuzas bélicas; pero, al hilo de tales gallináceas autóctonas. Al resto, la película no
secuencias, se nos plantean conflictos humanos les defraudará: disfrutarán de casi dos horas y
vigorosos y desgarradores y se nos presenta una media de un cine épico y vibrante que ya no se
panoplia de personajes de lo más variopinto. estila; y saldrán de la sala oscura conteniendo a
Desde el Beato Anacleto González Flores, un duras penas la emoción que les anuda la
líder católico que acaudilló la resistencia garganta y preguntándose por qué una película
pacífica contra Calles antes de ser martirizado, al así es inconcebible en España. Si alguno llegara
aventurero Victoriano Ramírez, alias “el a responder esta pregunta, ya no dejaría de
Catorce”, cuyas hazañas sanguinarias lo llorar.
envolverían en una aureola de leyenda. Desde el © ABC
e estrena, al fin, en los cines españoles For
Greater Glory, la película sobre la Guerra
Cristera o Cristiada (1926-1929), desatada en
México después de que el gobierno del laicista
Plutarco Elías Calles cometiera los más inicuos
atropellos contra los católicos, incluidas
matanzas de sacerdotes y fieles. La película, de
factura técnica más que notable, incorpora un
elenco
de
EL PENSADOR
82 · Mayo-junio 2013
El fRANQUENSTEIN
de Mary Shelley
Por: Francisco Rodríguez Valls
·
R
E
P
E
N
S
A
D
O ·
Por: Francisco Rodríguez Valls
H
ay obras literarias en las que
los personajes, a pesar del
vicio y del crimen, son
finalmente redimidos. El
caso de Sonia y Raskólnikov es
paradigmático. Hay otras en las que los
personajes, a pesar de estar llenos de
buenas intenciones, acaban en un
infierno de muerte y podredumbre. El
Frankenstein de Mary Shelley es el
arquetipo de este caso. No negaré que
prefiero las historias del primer tipo:
narraciones en las que se recorre el
sufrimiento y la dubitación de los
protagonistas, tan sumidos a veces en la
soledad y en la obscuridad, pero en las
que se descubre la luz de la búsqueda de
un sentido que las justifica e incluso las
santifica a través del arrepentimiento y
la rectificación. Pero, a pesar de mis
preferencias, he de confesar que
profesionalmente me he dedicado mucho
más a las segundas, seguramente por
tratar
de
rellenar
el
hueco
incomprensible de lo que para muchos
no creyentes es la realidad de la vida –
carente de orden y sometida al azar- que
más cuesta aceptar y para muchos otros
–creyentes o no- una enseñanza moral
que advierte de lo que nunca debería
haber sucedido. En esas segundas
circunstancias la obra literaria se
convierte en consejo para que las
diferentes generaciones de lectores
procuren no caer en los mismos errores.
Salvo
honrosas
excepciones
especialmente creativas la ficción suele
presentarse como metáfora de la
existencia humana: mostrar las aporías
nada simples en las que vive el hombre
para poder entender lo humano a través
de las experiencias heroicas o trágicas de
otros seres humanos.
El propósito moral de Frankenstein es
evidente y puede ser justificado, como
he hecho en otros lugares, apelando a las
fuentes
científicas,
literarias
y
biográficas que median en su
composición. Pero el propósito que
quiere hacer valer este escrito es extraer
conclusiones nuevas que muestren que
el texto de Mary Shelley no se ha
quedado antiguo sino que, antes bien,
goza de una excelente salud. Para ello
quiero
destacar las aportaciones
excepcionales que tiene en tres ámbitos
diferentes: la construcción literaria, la
oportunidad de la temática que aborda y,
por último, la razón por la que un
pensamiento que quiera aprovechar los
movimientos contemporáneos de la
postmodernidad sin caer en radicalismos
puede ver en Frankenstein una apelación
a la conciencia para transformar este
mundo en otro que cuadre más con los
deseos de su Creador.
Sobre la primera cuestión diré poco
porque cae fuera de mi especialidad: el
estilo de novela gótica en la que el terror
no es producido por fantasmas sino por
arte del ingenio humano en una
estructura trabada según círculos
concéntricos que contiene relatos dentro
de otros relatos es sin duda meritoria y
ha sido muy repetida desde entonces a
pesar de los evidentes defectos
cometidos por una autora que cuando
redactó la obra por primera vez apenas
tenía dieciocho años. Pero aquí el todo
salva la parte.
Sobre la oportunidad de la temática a
principios del siglo XIX sí tengo más
cosas que decir, pero me contentaré con
decir lo que ya se ha dicho.
Generalmente se ha considerado la
novela de Mary Shelley con respecto al
positivismo y a la confianza en la
ciencia que tiene el movimiento
romántico como el terremoto de Lisboa
al optimismo de la Ilustración. Dejad,
dicen algunos, la ciencia nos salvará, nos
llevará al paraíso de forma irremisible,
tan solo dejadla funcionar libremente,
sin límite, porque la verdad que nos
transmite no puede acarrear ningún mal,
el miedo a la investigación y al
experimento oculta afán de poder para
manipulación de las conciencias y de eso
el ser humano tiene que librarse. En la
ciencia está la verdad y la ciencia os
hará libres. Mary Shelley da en la línea
de flotación de esas argumentaciones
falaces haciendo ver que la relación
entre ciencia natural y la entera verdad
del universo –hombre incluido- no es tan
evidente:
la
ciencia
excluye
metodológicamente muchos ámbitos de
realidad y por las consecuencias que el
experimentalismo manipulador puede
acarrear hay principios morales que
deben regir la actividad científica. Esas
verdades que excluye la ciencia y que
son las que confieren su especificidad al
hombre son superiores a obtener
información sobre el mundo natural.
Dicho de otro modo: la ciencia es una
actividad humana que debe ser puesta al
servicio del hombre. Mary Shelley
descubre contra corriente que la ciencia
no da respuestas a las cuestiones
esenciales sobre el sentido de la vida y
de la muerte. La tecnociencia puede
volverse contra el hombre y quitarle la
dignidad
convirtiéndolo
en
un
instrumento en manos del poder. Las
reflexiones más clásicas hechas sobre la
técnica en el siglo XX por Heidegger,
Ortega y la Escuela de Frankfurt giran
en torno a esa misma cuestión y, más
contemporáneamente, se han escrito ríos
de tinta sobre los nuevos terremotos de
Lisboa de la tecnociencia: las cámaras
de gas e Hiroshima. Curioso: limitar
éticamente la actividad de la ciencia
apelando a principios morales no sólo no
hace caer en el oscurantismo sino que
redime a la propia condición humana de
esclavitudes y totalitarismos. La entera
verdad del hombre nos hace libres y no
la manipulación de la realidad natural
fundada tantas veces en algún motivo
radicalmente banal como puede ser, por
ejemplo, registrar la patente de cualquier
barbaridad. Secuela de Frankenstein son
los diversos Blade runners, Gáttacas y
las diferentes Islas que tanto han
proliferado en el cine y que nos ponen
en guardia frente a la pérdida de
dignidad de seres que por su propia
condición la merecen. Sólo una
advertencia frente a las diversas
adaptaciones al cine de la novela de
Mary Shelley: Victor Frankenstein no es
un científico loco, es un científico a
secas –muy listo y muy cuerdo- que no
evalúa la repercusión de su trabajo
conforme al objeto, el fin y las
circunstancias y lo convierte, sencillamente, en una aberración que conluye en tragedia para muchos.
Algunos podrían pensar que, si eso es
así, todas esas producciones no son más
que historias con moraleja que intentan
conseguir que la especie humana se
reduzca a un conjunto de seres buenecitos que respeten las normas por encima
de todo y que eviten a toda costa innovar
porque lo nuevo es peligroso. Y nada
más lejos de la realidad como veremos a
continuación: lo que se nos plantea en
este argumento es una nueva reconsideración de las relaciones entre el
EL PENSADOR
creador y su obra.
Es esa la tercera cuestión que enuncié al
principio de este escrito y que hace que
Frankenstein esté de rabiosa actualidad
y que hace que de hecho tenga interés
para una geopolítica del cristianismo.
Eso es lo que más me urge contar porque
todavía no se ha dicho en el contexto de
la postmodernidad: nos introduce en una
nueva consideración moral sobre la
relación que el ser humano guarda con
sus acciones y, en particular, las
relaciones que todo creador guarda con
su obra. Y el modelo no es otro que Dios
creador sacando de la nada por amor un
universo hecho a su imagen y
semejanza: un mundo en el que todo
tiene su sentido y que tiene como
fundamento –sé que me quedo corto- el
respeto por cada elemento particular en
su diferencia –palabra muy postmoderna
- con respecto a todo lo demás. La
categoría moral básica que nos transmite
esta visión es la del cuidado y no la más
clásica del científico violentando el
mundo para utilizarlo en su provecho:
respeto frente a utilidad. Cierto es que
Frankenstein lo hace de una manera
peculiar: a través de la categoría de lo
monstruoso; nos lo hace ver a través del
reverso de la moneda. Pero, a mi
parecer, eso en lugar de restarle valor se
Mayo-junio 2013 · 83
lo concede porque una de las tareas de
nuestro tiempo es la deconstrucción del
sentido de lo monstruoso.
Lo monstruoso se define por dos
categorías: se sale de la norma y causa
espanto. Tengo que señalar que en un
universo donde cada cosa adquiere su
peculiaridad y es discernible de todo lo
demás podría decirse que todos somos
monstruos: lo falso es la norma que
estandariza lo que es inalienable por
tener valor propio: cada uno es cada uno
en su diferencia y eliminar esas
cualidades propias significa violentarlas
injustamente. La ética del cuidado nos
muestra como diferentes. Pero todavía
faltaría por considerar la otra categoría
que nos convierte en monstruos: causar
espanto. Y es en este sentido donde en el
hombre común la norma vuelve a ganar
la partida a la diferencia y la abstracción
utilitarista a beneficio de la mayoría deja
indefensos a todos aquellos que se
convierten en problema. Convertirse en
problema insoportable es el actual ser
monstruo: salirse de la media, de la
rutina, y convertirse en fuente de
preocupación porque te cambia la vida
entera. El niño no querido es un
problema y un monstruo al que hay que
eliminar, el anciano que ya no sirve para
cuidar a los nietos es el nuevo monstruo
al que hay que retirar como si no
existiera. Y lo mismo pasa con el
enfermo o el marginado y, de esa
manera, apelando a la normalidad se
justifica la discriminación y se ampara la
falta de igualdad de oportunidades. El
monstruo es aquel que no concuerda con
un ideal de la modernidad que concibió
al ciudadano como un ser autónomo y
suficiente que se bastaba a sí mismo
para ganar su vida. En ese sentido la
novela de Mary Shelley plantea una
ética inclusiva: lo extraño debe ser
acogido en el seno de la comunidad y,
sanadas sus heridas, el poder debe
ponerse a su servicio. Es otro ideal en el
que sin duda hemos avanzado desde
hace treinta años y del que algunos se
hacen responsables asumiendo en su
solidaridad a la humanidad entera. Pero
hacer eso es plantear un reto a los
ideales de la modernidad en la que el
individuo átomo, como en Locke,
construía la sociedad a través de su
consentimiento expreso o tácito. El
nuevo ideal nacido de la postmodernidad
intenta conciliarse con el de la caridad
cristiana que concibe a un Dios que
conoce a cada uno de sus hijos por su
nombre y apellidos. Efectivamente no
son lo mismo la diferencia que postula la
postmodernidad y la caridad cristiana.
Pero aún reconociéndolo hay que
reconocer también que Frankenstein nos
hace pensar en eso porque nos hace
preguntarnos: ¿y si Victor hubiera
reconocido la dignidad de su engendro
como ser racional aunque diferente? Al
menos es un camino que hay que
recorrer: cuidado de la obra de Dios de
la que cada uno somos sirvientes,
convertir el problema que nos causa
espanto –el monstruo- en objeto de
amor. Esa es una propuesta ética de los
nuevos tiempos a la que está apelando el
cristianismo fundando ese respeto en el
orden creador, el universo como imagen
de Dios y el amor que Jesucristo mostró
a la humanidad muriendo por nuestros
pecados. Los fundamentos de esa ética
son diferentes en el cristianismo y en la
postmodernidad. Pero no está mal
encontrar el lado bueno de las cosas y
redimir aunque sea en parte las nuevas
filosofías y los nuevos pensamientos que
ahora están en la vanguardia.
∎∎∎
Francisco Rodríguez Valls es profesor titular
de Filosofía en la Universidad de Sevilla.
Autor, entre otros, del libro Antropología y
utopía (2009).
DESDE MI BUTACA Por: Juan Orellana
El fenómeno Malick
El cine del director tejano se ha convertido en un hecho
excepcional en el panorama cinematográfico
T
errence Malick es un director
atípico. De apellido libanés, se
formó como filósofo a caballo
entre Harvard y Oxford, con
lo que se le puede considerar perteneciente a la élite intelectual norteamericana. Traductor de Heidegger y
profesor en el prestigioso MIT de Massachussets, llega al cine tardíamente. En
los dos últimos años nos ha ofrecido dos
obras de arte que tienen el hecho de la fe
en su núcleo dramático. De El árbol de
la vida ya se escribieron ríos de tinta. En
esta pascua de 2013 ha estrenado To the
Wonder, que mantiene una absoluta
continuidad de forma y fondo con la anterior. Sin llegar al deslumbramiento de
aquella, esta se puede considerar como
su hermana menor.
El guión se centra en Neil (Ben Affleck),
un químico americano que vive un ro-
mance en París con
una enamorada Marina (Olga Kurylenko), divorciada,
madre de Tatiana.
Marina decide irse
a vivir a EE.UU.
con su hija y
unirse
en
matrimonio
con Neil. Pero
su deseo de
hacerlo por la
Iglesia se encuentra con el
obstáculo de
sus anteriores
nupcias. Cuando le caduca el
visado y retorna a
Francia, Neil retoma una antigua rela
-ión con otra mujer
divorciada, Jane (Rachel McAdams),
pero no olvida su amor por Marina.
El cineasta quiere describir limpiamente
la fragilidad del amor humano, su radical insuficiencia, cuando no se inscribe
en referencia al Misterio de Dios. Pero
no lo hace en una clave moralista o
prescriptiva. Antes de entrar en el planteamiento ético, prefiere detenerse en el
metafísico y teológico: la realidad es
positiva, y el hombre, a pesar de estar
tocado por el mal, anhela la paz, la belleza y el amor infinitos que sólo pueden
encontrarse en el halo de la gracia
divina. Por ello, aunque el film es deliberadamente abierto y metafórico, se
puede entender todo él como una oración, como un oratorio cinematográfico
y poético, un recitativo de Bach en el len
-guaje del séptimo arte. Los personajes,
de los que oímos solamente su alma en
voz en off, reconocen esta precariedad
antropológica: “Sedientos. Tenemos
sed”.
El recorrido antropológico es el mismo
de El árbol de la vida. Comienza con la
sorpresa de la vida, como si de una
primera resurrección se tratara: “Acabo
de nacer. Me has sacado de entre las
sombras. Me has levantado del suelo.
Me has devuelto a la vida… Subimos la
escalera hasta la Maravilla”. Malick
despliega todo su oficio fotográfico con
gran angular para regalarnos unas
imágenes de la naturaleza y del arte -una
vez más- que no envidian nada al
National Geographics. “¿Qué este Amor
que nos ama, que sale de todas partes,
del cielo, de la nube? Tú, nube, también
me amas…” Es esa teología de la
creación de Malick que le atrajo
acusaciones de panteísta en su anterior
film, y que aquí, con la alusión continua
a Cristo, quedan desmentidas.
En un segundo momento viene la
oscuridad, la debilidad, el pecado, y su
traducción existencial más evidente, el
miedo. Cambia el “decorado”. Las
excavadoras, el barro oscuro, el mundo
de la contaminación de plomo y cadmio,
los charcos cenagosos. Entre el cielo
luminoso y esa tierra pútrida está Neil,
de pie, tratando de ser hombre. Y Jane y
Marina, que sólo desean ser “esposas”,
es decir, ser una sola cosa en el amor,
como declara la segunda, aunque no lo
consigan.
Hay otros dos personajes catalizadores
muy importantes. El sacerdote (Javier
Bardem), en la misma línea que el cura
de la última cinta de Ermano Olmi (Il
vilaggio di Cartone), supera su aridez en
la fe por el camino de la Caridad, de
descubrir a Cristo en cualquier rostro
desfigurado: los pobres, los drogadictos,
los presos… “En todos lados estás presente aunque no pueda verte. Enséñanos
cómo buscarte, Cristo”. Este personaje
encarna las heridas del hombre posmoderno, incapaz de ver lo que esconde
la realidad: “¿Por qué ya no me puedo
aferrar a lo que encontré?”. Es este clérigo el que continuamente proclama que
el amor humano, si es sólo sentimiento,
sino vive del Amor de Dios, fracasa. Por
ello, cuando la paz y la felicidad parecen
haber llegado a la vida de Marina y Neil,
ella reconoce: “Aquí falta algo”.
Por último hay una mujer vestida de
negro que representa la tentación de Satanás en el desierto. Ella tienta Marina:
“La vida es sólo sueño. Vete. Deja a
Neil. Sé libre. Haz lo que quieras”.
Tentación que le hará tropezar y caer un
poco más adelante. Aún así, va a haber
espacio para el arrepentimiento, el perdón y la purificación (la metáfora de
lavarse), aunque menos desarrollados
que en El árbol de la vida. Y volvemos
al principio. Toda la película se resume
en una oración. Las últimas frases de los
personajes son: “Gracias”, “Estamos hechos para verte”, “Que nuestras vidas
sólo puedan ser reflejo de tu luz”. Una
oración de tientes dramáticos, casi
épicos, subrayados por el tema musical
central: el preludio del Parsifal de
Wagner.
∎∎∎
Juan Orellana es profesor de la Universidad
CEU-San Pablo. Director de la Comisión de
Cine de la Conferencia Episcopal Española.
Autor de numerosos libros sobre cine.
Director del Máster de Cine de la CEU-San
Pablo.
EL PENSADOR
84 · Mayo-junio 2013
LIBROSugerentes
NOVELA
En 1951 Salinger publica El guardián entre el
centeno (Alianza). La novela narra la bajada a los
infiernos de un muchacho de buena familia,
Holden Caulfield. En el infierno moran las prostitutas, los músicos
de jazz que hacen florituras al final de los compases, los profesores
enrollados y el fantasma de un hermano muerto del que hereda un
guante de béisbol. Holden se pierde por Nueva York buscando a
alguien con quien hablar. Pero la gente solo suelta chorradas o
frases hechas. La sociedad es un conglomerado
hostil que pervierte a sus criaturas: Holden tiene
miedo de crecer porque crecer es un modo de
morir. El crecimiento y el sexo te alejan de un
origen en el que el individuo es auténtico: la
infancia, ese jardín que debe protegerse a toda
costa. Holden mira cómo su hermanita Phoebe
da vueltas en el tiovivo. El tiempo queda
congelado. Pero es mentira. Holden es un juez
demasiado sensible. Un visionario con un
particular sentido del humor.
Esta novela es un canto bastante enfermizo a la
misantropía. La misantropía no es una
opción excelente, sino la única posible para Nos coloca en la
Holden en un mundo que le condena a la
incómoda posición
neurosis o a la soledad. Tal vez el canturreo
de sentirnos
que se adivina bajo la verborrea del narrador
justifique el gusto por esta novela de ciertos
frágiles en una
magnicidas y asesinos en serie. Más allá de
sociedad de
la leyenda sensacionalista y negra, más allá
de la misantropía de Salinger, El guardián vínculos familiares
entre el centeno nos coloca en la incómoda y afectivos falsos,
posición de sentirnos frágiles en una
que practica un
sociedad de vínculos familiares y afectivos
arte falso cuya
falsos, que practica un arte falso cuya
máxima expresión
máxima expresión se llama cine.
Holden, con sus dieciséis años y su mechón
de canas, agudiza su depresión mientras baila en el salón malva con
chicas que no le oyen bien o habla con un taxista del destino de los
patos y los peces del lago de Central Park en invierno. Estados
Unidos vive el trauma de la Segunda Guerra Mundial y Holden
llega a una dramática conclusión: “No le cuenten nunca nada a
nadie”. Con algunos pasajes de El guardián entre el centeno el
lector ríe. Incluso a carcajadas. Después, se asusta de todas las cosas
horribles que se esconden tras la risa.— Por: Marta Sanz.
la realidad
nos supera
Por: José Ramón Ayllón
La Odisea, Rafael Mammos
No me sé la Odisea de memoria por falta
de memoria, no de ganas. Porque su
profunda humanidad nos conmueve
desde hace casi tres mil años. ¿Cómo lo
consigue
Homero? De
entrada, gracias a la sabia
elección
de
los rasgos esenciales de
nuestra condición humana.
Por eso nos
asombra vernos reflejados en el espejo de sus personajes, que
son cultos e ignorantes, educados y
groseros, pacientes y airados, valientes y
cobardes, astutos y simples, rudos y
tiernos. Vemos con sorpresa que son
CRÍTICA LITERARIA Por: José María Martínez
El ajuar de mamá (Jiménez Lozano)
Este libro ha sido otra de mis afortunadas
lecturas en lo que llevamos de año. Son
muchas las notas que se agradecen de una
colección de cuentos como ésta y de un
escritor como Jiménez Lozano. Entre ellas
destaca ese estilo vivo y flexible, capaz de
moldearse tanto a narraciones llenas de
oralidad y de modos del lenguaje hablado
como a otras más propiamente librescas. No
digo nada nuevo al recordar que Jiménez
Lozano es uno de nuestros mejores escritores
actuales y que ese dominio y maestría con el
lenguaje le acabarán convirtiendo en uno de
nuestros clásicos.
La segunda puede ser la variedad temática de
esas narraciones. Puede decirse que hay una línea dominante, que sería esa evocación de gentes sencillas y
anónimas que ven cómo el
pasado se va perdiendo y
cómo va llegando un presente que no siempre entienden y que no siempre es
mejor o más humano. El
ajuar de mamá, el título del
libro, resume muy bien lo
que significa esta recopilación, es decir, un conjunto
de variados y aparentemente aislados momentos
del pasado que el autor y
sus personajes recuperan
para tratar de asentar su
identidad ante un presente
más bien inquietante. Esa búsqueda no
siempre es fructífera, y abunda en momentos
de dolor y desengaño, pero siempre suavizados por el cariño con que Jiménez Lozano
envuelve a esos personajes en los que muchos lectores pueden reconocerse a sí mismos o, al menos, a personas de carne y hueso
relativamente cercanas.
Sobre esa línea se insertan otros relatos de
diversa índole, bien sea política, alegórica,
fantástica o histórica. Lo que resulta es una
serie de cuentos de argumentos variados, que
huye de la monotonía, y también la imagen
de un escritor inconforme consigo mismo
precisamente por su amor y su confianza en
la literatura, porque cree que ésta puede
llegar siempre a nuevos lugares, a nuevos
personajes y a nuevos tonos e historias.
como nosotros, pero en realidad es al
revés: nosotros somos sus descendientes.
Esos rasgos fundamentales se nos
quedan grabados y logran que
personajes secundarios nos resulten
inolvidables: Polifemo y Atenea,
Nausica y Calipso, Eumeo y Euriclea...
Con el protagonista, el poeta ciego es
minucioso y consigue mucho más.
Ulises es la impagable respuesta de
Homero a la más urgente de nuestras
preguntas: qué significa ser hombre. Una
respuesta articulada sobre tres
cualidades esenciales de la conducta: la
prudencia, la justicia y la fortaleza. Esa
herencia ética -acrecentada por los
filósofos griegos, romanos y cristianos
- hará posible Europa y marcará la
diferencia entre el primer y el tercer
mundo.
Por esa relevancia única, la Odisea
conoce traducciones, ediciones y
adaptaciones innumerables. La última
que he visto corre a cargo de Bambú,
un elegante sello editorial de Casals.
Su autor, Rafael Mammos, tiene el
acierto de ponernos en antecedentes e
introducirnos en las aventuras de
Ulises por la puerta obligada de la
guerra de Troya, explicada con solvencia
Al final -y es una de las cosas que más he
agradecido- se ve el espíritu de libertad interior y personal que guía a Jiménez Lozano.
En esos cuentos donde sus personajes se enfrentan con los pequeños -pero más inmediatos- cambios históricos, no es difícil ver el
la actitud crítica del autor hacia la deshumanización o hipocresías del presente,
pero esta crítica va más allá de las modas y
los tópicos, y especialmente más allá de lo
políticamente correcto y de cualquier pesimismo desesperanzado. En este sentido Jiménez Lozano sigue siendo un escritor de
referencia para quienes gusten de una literatura y unas ideas al margen de modas y
clichés, que precisamente
es el tipo de literatura más
personal y más perdurable.
Como digo, la mayoría de
los cuentos se ambientan
en ese mundo rural o humilde de la Castilla que tan
bien conoce y que tanto
aprecia el autor, en sus
gentes y en su historia, pero también abundan los
relatos fantásticos ("El
testigo"), los de denuncia
histórica ("Baruch"), las
alegorías y críticas a los
sistemas políticos o al
“cuarto poder” ("El Amado
del
Pueblo",
"El
defensor"), el humor ("El
plan secreto")... Es probable que algunos de estos relatos no lleguen
del todo a aquellos lectores que no conozcan
mucho de la vida rural o que no hayan experimentado en primera persona los cambios
socio-políticos de la Transición, pero también creo que llenará a cualquiera que guste
de una buena literatura y de ver cómo un
escritor ya consagrado evita repetirse a sí
mismo y sigue explorando las posibilidades
del buen hacer literario. Los cuentos,
además, son cortos, por lo que les cae muy
bien la famosa sentencia de Baltasar Gracián:
“lo bueno, si breve, dos veces bueno”.
∎∎∎
José María Martínez es profesor de Literatura y
cultura hispánica en la Universidad de Texas-Pan
American y administra el blog de Literatura Viaje
al Parnaso
en media docena de páginas. Después, la
adaptación del texto homérico me parece
encomiable. Al final, la guinda. Un
cuaderno documental añade información
sobre el contexto de la obra y algunos de
sus pasajes más célebres: el misterio que
envuelve a su autor, la Ilíada, el
certamen donde compitió con Hesíodo,
el oficio de poeta y cantor, la Grecia
homérica, las principales tragedias
griegas, la Eneida, Penélope, Polifemo,
las sirenas…
Se me olvidaba mencionar la fuerza y
elegancia de las ilustraciones, el Premio
Junceda de ilustración, el Premio Crítica
Serra d'Or, el Premio International
Latino Award, y que el
libro será disfrutado por
aunque no más que Polonia y los países
europeos que padecieron el comunismo
por un tiempo parecido. Esta
comparación, implícita, no es ajena a la
intención del reportero polaco que -lejos
de cargar las tintas- dulcifica la negra
realidad con una ironía siempre amable.
Si en su momento fui deslumbrado por
Ébano y Viajes con Heródoto, al
disfrutar ahora con cada párrafo de El
Emperador, pienso que Kapuscinski ha
dado en estas páginas lo mejor de sí
mismo. El libro, todo un alarde de estilo,
se lee con asombro creciente y una
sonrisa, pues su autor ha encontrado el
tono tragicómico justo para una historia
altamente sugestiva y surrealista. Por lo
demás, la vida en la corte de Addis
lectores entre 9 y 90 años. Abeba recuerda, a veces, episodios
grotescos y mezquinos que protagonizan
El Emperador de gobierno y oposición en nuestro país, sin
ir más lejos.
Kapuscinski
Retrato
vigoroso,
insuperable, de Haile
Selassie y Etiopía, un
emperador y un país
que
encarnaron
el
esperpento durante medio siglo XX,
∎∎∎
José R. Ayllón es filósofo y profesor de
Antropología en la Universidad de Navarra.
En su faceta de escritor destaca como
novelista (Querido Bruto, entre otras) y
ensayista (¿Es la filosofía un cuento chino?;
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 85
[librosparasaber]
GRIFONE, Joseph De los evangelios a Jesucristo.
Los caminos de la razón y del corazón.
Edita: Rialp. Madrid. 2011
Núm págs: 277
GARCÍA HERNÁN, Enrique Ignacio de Loyola
Edita: Taurus. Madrid. 2013
Núm págs: 568.
Suele ocurrir cuando aparece una bibliografía de
más de cuatrocientas páginas, que la editorial en
cuestión la promueve como “la bibliografía
definitiva”. Son excusables técnicas de marketing.
Pero a fuerza de repetirlas sucede como con el
cuento del lobo: cuando llega una de verdad, al
público le llueve sobre mojado.
Podemos decir con honestidad que Ignacio de
Loyola, de Enrique García Hernán, es –esta sí- una
biografía definitiva. Nos damos cuenta de ello tan
pronto abrimos el libro y comenzamos a leer: la
profusión de datos, de hechos y de nombres se
sucede de una manera apabullante y persistente. El
autor es uno de los grandes especialistas en el
fundador de los jesuitas y se nota. Pero a su vez, el
relato no pierde vivacidad ni interés, no se ve
mermado por la erudición. Lo cual no es tarea
sencilla: la carpintería de este libro está bien fajada.
Una segunda característica de este fabuloso volumen es la exactitud histórica. El autor no se consiente a sí mismo un solo hecho que no esté debidamente corroborado y así lo hace notar, separando
el “sabemos” del “creo”, por mucho que este último sea completamente plausible. Este rigor
científico, propio de un investigador de la talla de
Enrique García Hernán
(del Instituto de Historia
del CSIC) tiene como
consecuencia inevitable
que el lector conocerá a
un San Ignacio a veces
sorprendente, en tanto que
alejado de los tópicos en
que ha venido envuelto
por la hagiografía. Algo
que no desmerece al de
Loyola, sino precisamente
todo lo contrario.
CIENCIAS
Reseñas
Joseph Grifone no es teólogo ni sacerdote. Es
profesor de Matemáticas en la Universidad de
Tolouse y ha publicado numerosos libros y
artículos científicos de su especialidad. Pero De los
evangelios…, es un libro sólido, consistente y
audaz. Decimos audaz porque, como él mismo
confiesa en el prólogo, su propósito inicial fue
“poner por escrito unas notas para mis amigos y
colegas con objeto de ayudarles, en lo posible, a
compartir mi fe”. Ahí, sin duda, tenemos la clave
del libro: es una obra que pretende aclarar
malentendidos (el Jesús histórico, la historicidad de
la Resurrección o de los milagros, etc.) con
intención se sumergir al lector, después, en un
acercamiento, en un contacto personal con Jesús.
El libro está muy bien estructurado, característica
propia de un verdadero cartesiano. Ordenado en
tres partes (“¿Cómo conocemos a Jesucristo?”, “El
misterio de Cristo” y “La vida en Cristo”), con sus
correspondientes capítulos, lo que permite ir in
crescendo paulatina pero inexorablemente en el
acercamiento a lo que supone y significa ser
verdaderamente cristiano.
Griffone tiene la rara virtud de explicar cuestiones
muy complicadas con un lenguaje sencillo, nada
enrevesado por tecnicismos innecesarios, y al
mismo tiempo veraz, merced a la abundante bibliografía que dispone y aporta en
sus notas a pie de página. Es
por tanto un libro muy recomendable para quienes deseen
actualizar su fe, o aproximarse
al cristianismo quienes están
un tanto despistados por tanta
manipulación materialista. En
ese sentido, De los evangelios… no defraudará.
Por: Rodrigo Jiménez.
HOCHADEL, O. El mito de Atapuerca. Orígenes, ciencia, divulgación.
Edita: UAB. Barcelona, 2013.
Núm págs: 206.
En los últimos quince años se han
prodigado en los estantes de las librerías obras de los llamados “divulgadores científicos”. Algunos de ellos,
como Richard Dawkins, manipulando
la ciencia a fin de enfrentarla radicalmente con la fe.
Óscar Hochadel, investigador del
CSIC, acaba de publicar con la Universidad Autónoma de Barcelona, un
libro esclarecedor sobre el verdadero
rol que juegan estos divulgadores. Su
título (El mito de Atapuerca. Orígenes, ciencia, divulgación) hace
referencia al ejemplo –la divulgación
del hallazgo de Atapuerca– que utiliza para ilustrar su tesis: este tipo de
obras divulgativas difunden en la
sociedad una “certeza” sobre un
conjunto de asuntos, dando por hecho
un aval científico que está lejos de ser
indiscutible. Es más, divulgación e
investigación están en no pocas ocasiones tan unidos “que al investigar
ya se piensa cómo se va a divulgar”.
Lo que no deja de ser, por tanto, algo
muy cuestionable éticamente.
En efecto, en ciencia no todos los
hallazgos se pueden demostrar de
forma concluyente. Y muchos resultados controvertidos pueden estar
largo tiempo debatiéndose por la
comunidad científica sin que haya
una posición unánime. Pero, según
Hochadel, la divulgación y la
comunicación de la ciencia se han
convertido en muchos casos en un
inesperado agente para legitimar
conocimientos, es decir, para que
estos sean aceptados a nivel social
antes de que la comunidad científica
haya llegado a un acuerdo sobre
ellos.
De este modo, el paradigma científico instalado en la sociedad no sería,
en ocasiones, más que un malentendido (provocado de forma quizá
no tan casualmente por sus creadores), que deviene supuestamente en
“conocimiento empírico” lo que no
dejan de ser hipótesis discutibles
cuando no mera ignorancia revestida,
eso sí, de sofisticación. Las sobradas
pruebas que aporta Hochadel para
sostener su tesis hacen que esta sea
difícilmente refutable.
Por: Fausto Gil.
HISTORIA
GARIN, Eugenio. El Renacimiento
italiano
Edita: Ariel. Madrid. 2012
Núm págs: 324.
El conocimiento cabal del Renacimiento italiano resulta imprescindible
para la comprensión de la modernidad y de la postmodernidad. No en
vano es ahí donde hallamos la semilla
de cuestiones tan importantes para la
actual gestalt de la cultura occidental,
como el relieve que se da a la
actividad del hombre, a sus posibilidades, a su acción terrenal, en la vida
civil, la cultura, las artes y las
ciencias. El libro de Garin tiene la
ventaja indudable de que ofrece una
elección, bien compendiada, de textos
y fuentes originales que el lector puede estudiar, por tanto, de sin intermediarios, aunque guiados métodológicamente por la mano sapiente de
un maestro como Eugenio Garin.
En sus páginas hallaremos con sorpresa que muchos de los argumentos
que hoy se utilizan no son en absoluto originales. Pero también que hemos degradado muchas de esas ideas.
Filósofo destacado italiano e innegablemente izquierdista (amigo y
colaborador de Gramsci), Garin fue
catedrático de Filosofía Medieval y
director de la mítica revista Rinascimiento.
Por: Pedro López-Ybarra.
RELIGIÓN
A. CAÑIZARES, H. GUERRA LC, J.
P. LEDESMA LC. Cristo, nuestra
Pascua
Edita: Planeta Testimonio. Barcelona
2013.
Núm págs: 294.
Dos sacerdotes legionarios y el
cardenal Cañizares abordan la Pasión,
Muerte y Resurrección de Jesucristo,
lo que a su vez nos lleva a una
profundización en el sentido del cristocentrismo: Jesucristo como criterio,
centro y modelo de la vida y del
actuar de los cristianos.
El libro, dividido en siete capítulos,
expone con profundidad teológica y
claridad expositiva el misterio
pascual. Y lo hace desde una
perspectiva muy plástica. Un botón
de muestra: “Hace calor. El sudor y la
sangre empapan su cuerpo, y ésta
desciende por su rostro atrayendo
moscas e insectos que no puede apartar”. Y esto nos ayuda, sin duda, a
poder comprender mejor a Jesús y a
contemplar en la oración el extraordinario acontecimiento de la Buena
Nueva. Como postre, hallamos en el
segundo y último de los anexos un
interesantísimo artículo sobre la
Sábana Santa, del que el padre Héctor
Guerra es un reconocido especialista.
Por: Nacho Schmidt
EL PENSADOR
86 · Mayo-junio 2013
La Fundación Valores y Sociedad ha impulsado un
volumen de análisis (y homenaje) sobre el legado
doctrinal de Benedicto XVI. La idea original fue de
Jaime Mayor Oreja, que prologa la obra, que ha
sido publicada hace unos días por Planeta, dentro
de la colección Planeta Testimonio. En este libro, 50
españoles (científicos, filósofos, juristas e incluso
políticos y periodistas) reflexionan sobre el
pensamiento de Benedicto XVI. Los coordinadores
de la obra, los profesores Francisco José Contreras
e Ignacio Sánchez Cámara, ofrecen aquí a los
lectores de EL PENSADOR una introducción
sobre un libro que ayudará a comprender el
significado de un pontificado histórico.
Hablando
con el Papa
[BENEDICTO XVI]
Por: Francisco José Contreras e Ignacio Sánchez Cámara
C
uando, el 19 de abril de 2005,
un recién investido Benedicto
XVI se asomó por primera vez
al balcón de San Pedro, gran
parte de la prensa mundial lo recibió con
caricaturas: “rottweiler de Dios”, “gran
inquisidor”, “juventud nazi”… Fue
interesante comprobar cómo, a medida
que pasaban los meses, hasta los más
enconados enemigos de la Iglesia tenían
que rendirse a la evidencia: el nuevo Papa
era uno de los más importantes
intelectuales vivos, capaz de presentar el
mensaje cristiano de siempre en una
forma a la vez didáctica y profunda, y de
entablar un diálogo fecundo con la
cultura increyente sobre las grandes
cuestiones de nuestro tiempo. Era un
Papa que tan pronto podía debatir de
igual a igual con Jürgen Habermas o
Paolo Flores d’Arcais como dirigir a las
muchedumbres congregadas en las JMJs
mensajes que les tocaban el corazón.
Dominaba todos los registros, e
interpelaba a un Occidente en vías de
rápida secularización con desafíos y
preguntas que nos conciernen a todos,
cualesquiera que sean nuestras creencias,
pues atañen al sentido de la existencia
humana.
La interpelación que Benedicto XVI
lanzaba a la Europa post-religiosa
resultaba tanto más incisiva cuanto que
no partía de una actitud reaccionaria o
antimoderna. Joseph Ratzinger ha sido
siempre un resuelto defensor de la razón
y de la libertad; pondera las aportaciones
de la Ilustración a la humanidad; celebra
la ciencia, la democracia, el progreso
material, los derechos humanos. Casi
cabría decir que el Papa Benedicto –con
su apuesta insobornable por la
racionalidad y la libertad- ha actuado
como una suerte de último paladín de la
modernidad, que intenta salvar a ésta de
su autodisolución en escepticismo y
relativismo postmodernos (inspirándose,
quizás, en el santo homónimo –San
Benito- que en el siglo VI intentaba
salvar en sus monasterios los vestigios de
la cultura grecorromana en una era de
oscuridad). Benedicto XVI defiende la
razón como instrumento fiable de acceso
a la verdad frente a una cultura
postracionalista que ha llegado a ver en la
racionalidad no más que una estrategia
darwiniana de supervivencia desarrollada
por una curiosa especie de primates,
aparecida por azar en un universo a la
postre carente de sentido. Para el
materialismo, la razón no ocupa el centro
de la realidad, sino que es un
epifenómeno, un subproducto accidental
en su periferia. En realidad, la disyuntiva
filosófica fundamental es la de si la razón
es un subproducto de la materia irracional
(como sostiene el materialismo), o si, por
el contrario, es la materia la que es un
producto de la Razón creadora (como
sostiene el teísmo)1.
Benedicto XVI le dice al mundo que la
razón humana es digna de confianza
porque el hombre es imagen de un Dios
que es razón, Logos. Y que la razón
permite el acceso al bien, la verdad y la
belleza objetivas. Pero el mundo ya no
cree eso. La cultura postmoderna quiere
seguir hablando de derechos humanos,
sin tener ya un fundamento para ellos (si
el hombre es una especie animal más,
surgida por azar de una evolución ciega,
¿por qué tendría dignidad o derechos
innatos?). Quiere seguir hablando de
democracia, olvidando que la democracia
no es viable si no se apoya en unos
fundamentos que estén, ellos mismos,
sustraídos a la regla de las mayorías.
Quiere seguir hablando de libertad,
aunque en realidad cree que el hombre es
un autómata, esclavo de su programación
genética,
sus
instintos
y
sus
condicionamientos ambientales. Quiere
seguir hablando de igualdad, pero
excluye de la protección de la ley a los no
nacidos y a los enfermos incurables.
Quiere seguir hablando de valores,
aunque es cada vez más incapaz de
determinar cuáles son y en qué se basan.
Quiere seguir hablando de moral, pero
piensa en el fondo que las normas
morales son convenciones cambiantes en
función del lugar y la época: tradiciones
cuya finalidad es la autoconservación
tribal (pero que no se ve por qué deberían
vincularme a mí: la moral está bien para
que la cumplan los otros). Quiere seguir
hablando de progreso, pero no cree ya
que la Historia humana se dirija a
ninguna meta.
La finalidad de este libro es mostrar la
vigencia y el atractivo del magisterio de
Benedicto XVI por medio de comentarios
escritos por personalidades relevantes de
la España actual. Entre los participantes,
hay algunos muy familiarizados con el
pensamiento de Benedicto XVI, y otros
menos; los hay creyentes, agnósticos y
ateos; hay filósofos, teólogos, científicos,
artistas, periodistas, deportistas… Hemos
buscado la máxima interdisciplinariedad,
intentando obtener un equipo de
comentaristas que reflejara el pluralismo
de la sociedad española actual. El
procedimiento seguido ha consistido en
proponer a cada participante la glosa de
un párrafo extraído de alguno de los
discursos o encíclicas del Papa (o bien, en
algunos casos, de obras publicadas por
Joseph Ratzinger antes de su elevación al
pontificado).
Un primer bloque de comentarios se
refiere a textos sobre “razón y fe”. El
cristianismo no es una filosofía, sino una
religión: “no se comienza a ser cristiano
por […] una gran idea, sino por el
encuentro con un acontecimiento, con
una Persona, que da un nuevo horizonte a
la vida”2. Pero se ha concebido siempre a
sí mismo como religión razonable,
“capaz de filosofía”(susceptible de
fundamentación
y
elaboración
racionales): “la filosofía, en cuanto
búsqueda de racionalidad […] ha sido
siempre
una
prerrogativa
del
cristianismo”3. De ahí que el cristianismo
deba contemplar con inquietud el proceso
de autolimitación de la razón que
comporta la visión positivista del mundo;
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 87
CONTRERAS, Francisco J., SÁNCHEZ
CÁMARA, I (eds). Hablando con el Papa. 50
españoles reflexionan sobre el legado de
Benedicto XVI. Ed. Planeta, Barcelona, 2013.
son pseudoproblemas carentes de
respuesta: “si el hombre ya no puede
argumentar racionalmente acerca de las
cosas esenciales de su vida, acerca de su
de dónde y adónde, acerca de lo que debe
y puede hacer, acerca de la vida y la
muerte, […] entonces el hombre no está
exaltando la razón, sino deshonrándola”4.
La cosmovisión positivista viene a ser
como un asfixiante “edificio de cemento
armado, sin ventanas”5, en cuyo interior
el hombre no puede ser verdaderamente
tal, pues la aspiración al sentido es
definitoria de la humanidad. Gabriel
Albiac, Juan Arana, Julián Carrón, Jon
Juaristi, Cristina López Schlichting,
Alejandro Llano, Javier Prades, Francisco
J. Soler y Hermann Tertsch han
reflexionado sobre estas y otras
cuestiones conexas.
Muchos laicistas entusiastas desconocen
que la laicidad es un invento
judeocristiano; Israel primero, y la
cristiandad después, son las primeras
civilizaciones que desacralizan el Estado
y distinguen las esferas del poder
temporal y el espiritual: “el Estado no es
fuente de verdad ni de moral”6.
Precisamente porque no es sagrado, el
Estado puede incurrir en desafuero, y la
religión se reserva la facultad de enjuiciar
su actuación desde criterios morales
racionales: “la tradición católica sostiene
que las normas objetivas para una acción
justa de gobierno son accesibles a la
razón”7. Enjuiciar desde fuera, evitando
la identificación de Iglesia y Estado; el
claro reconocimiento de la autonomía de
lo temporal llevado a cabo por la Iglesia
en el siglo XX supone una purificación y
un retorno a los orígenes: “había que
definir de modo nuevo la relación entre la
Iglesia y el Estado moderno, que
concedía espacio a ciudadanos de varias
religiones e ideologías comportándose
con estas religiones de modo imparcial”8.
José María Aznar, Pablo Casado, Enrique
Múgica, José Luis Restán y Francisco
Vázquez han glosado textos relacionados
con la política, la laicidad y el bien
común.
Ya antes de acceder al papado, Joseph
Ratzinger se había referido a la necesidad
de buscar un entendimiento entre
creyentes y agnósticos en torno a un
programa de regeneración social y moral;
así lo testimoniaron los interesantes
debates con Habermas, Pera y Flores
d’Arcais. Cristina Losada reflexiona
sobre la cuestión en la sección
correspondiente. Ese entendimiento
debería resultar posible, dado que el
cristianismo es la única religión que
considera que la moral se basa en la
naturaleza humana y la razón, y no (sólo)
en un decreto divino: “fue decisivo que
los teólogos cristianos tomaran posición
contra el derecho religioso, que requiere
la fe en la divinidad, y se pusieran de
parte de la filosofía, reconociendo a la
razón y la naturaleza, en su mutua
relación, como fuente jurídica válida para
1. Benedicto XVI lo formuló así en su
discurso de Ratisbona: “¿Qué hay en
el origen? La Razón creadora, el
Espíritu creador que obra todo y
su sc it a l a e vo l uc ió n , o la
Irracionalidad que, sin ninguna
razón, produce extrañamente un
c o sm o s o r de n a do de m o do
matemático, así como el hombre y
su razón. Los cristianos […]
creemos que en el origen está el
Verbo eterno, la Razón y no la
Irracionalidad”.
2. Benedicto XVI, Deus caritas est, 1.
3. Joseph Ratzinger, Discurso en Subiaco, 104-2005.
4. Joseph Ratzinger, Fe, verdad y tolerancia,
Ed. Sígueme, Salamanca, 2005, p.
139.
5.
Benedicto XVI, Discurso
Bundestag, 22-09-2011.
ante
el
6. Joseph Ratzinger, Verdad, valores, poder,
Rialp, Madrid, 1998, p. 103.
7.
Benedicto XVI, Discurso
Westminster Hall, 17-09-2010.
en
8. Benedicto XVI, Discurso a la Curia, 22-12
-2005.
9.
Benedicto XVI, Discurso
Bundestag, 22-09-2011.
ante
el
10. Benedicto XVI, Discurso ante el
Bundestag, 22-09-2011.
11. Benedicto XVI, Caritas in veritate, 35.
12. Benedicto XVI, Discurso de 31-08-2006.
todos”9. La ley natural, comprensible
también por los no cristianos (que la
llevan “escrita en sus corazones”: Rom.
2, 15), es el “esperanto moral” a través
del cual la Iglesia espera poder
entenderse con la cultura increyente.
Pero, desgraciadamente, la Europa
secularizada no acepta ya tampoco el
concepto de una ley natural: “La idea del
Derecho natural se considera hoy una
doctrina católica más bien singular, sobre
la que no vale la pena discutir fuera del
ámbito católico, de modo que casi nos
avergüenza hasta la sola mención del
término”10. Andrés Ollero ha analizado
esta situación.
Sigue un bloque dedicado a “sistemas
económicos”. Juan Pablo II (en
Centesimus annus) y Benedicto XVI en
Caritas in veritate han conducido la
doctrina social de la Iglesia hacia una
aceptación cada vez más clara del libre
mercado, siempre que esté atemperado
por la “justicia social”: “el mercado es la
institución económica que permite el
encuentro entre las personas, como
agentes económicos que utilizan el
contrato como norma de sus relaciones y
que intercambian bienes y servicios de
consumo para satisfacer sus necesidades
y deseos”11. Manuel Pizarro, Carlos
Rodríguez Braun y Juan Rosell
reflexionan en este libro acerca de las
virtudes y limitaciones del mercado a la
luz del pensamiento de Benedicto XVI.
Benedicto XVI es un convencido de la
via pulchritudinis: la vecindad entre la
experiencia
religiosa
y
el
deslumbramiento estético; la capacidad
del arte y la música para dilatar los
límites del mundo y expresar el anhelo de
trascendencia. Alberto Ruiz Gallardón e
Inma Shara han comentado textos del
Papa sobre el “no sé qué que quedan
balbuciendo” las más altas creaciones
artísticas.
El escándalo del mal y el sufrimiento
(¿por qué un Dios bueno lo permite?)
aleja de la fe a muchos. Al negar la
trascendencia, sin embargo, se están
resignando a que el mal tenga la última
palabra. Al mismo tiempo, también desde
las profundidades del sufrimiento se
dirigen a Dios las oraciones más
auténticas. El símbolo del cristianismo es
la cruz: un instrumento de tortura. Y el
alba es tan bella porque sigue a la noche.
José María Marco, Pío Moa, José
Antonio Ortega Lara, Diego Poole,
Genoveva Serrano-Suñer, Alejo VidalQuadras y María de Villota han
reflexionado sobre textos de Benedicto
XVI relativos al dolor, la oración y la
esperanza.
El siguiente bloque de comentarios se
refiere a la reveladora “dimisión de la
procreación” que se ha producido en
Europa: la mayoría de los países del
continente tienen tasas de natalidad muy
inferiores al índice de reemplazo
generacional. ¿Está relacionado este
fenómeno con la descristianización?
Alejandro Macarrón y Juan Miguel Villar
Mir han analizado los pronunciamientos
de Benedicto XVI al respecto.
Sin duda, existe una correlación entre el
hundimiento de los índices de natalidad y
la erosión creciente de la institución
familiar.
En
Europa
disminuye
constantemente la tasa de matrimonios,
mientras aumenta la de uniones libres y
divorcios. Aunque la desintegración de la
familia es trivializada por la cultura
dominante como“diversificación de los
modelos de familia”, Benedicto XVI ha
relacionado el retroceso del matrimonio
con la incapacidad para el compromiso y
la autodonación: “el carácter definitivo
del matrimonio aparece hoy a muchos
jóvenes como una atadura incompatible
con la libertad”12. Benigno Blanco,
Alvaro Domecq, Rafa Nadal, Enrique
Rojas, Juan José Padilla y María San Gil
han reflexionado sobre estas cuestiones.
Paralela a la difuminación del concepto
de familia es la del concepto de ser
humano: la cultura actual tiende a excluir
de la comunidad moral y de la protección
jurídica los dos extremos de la existencia
(la vida prenatal y la enfermedad
terminal), en una pendiente resbaladiza
que, previsiblemente, seguirá avanzando
hacia el centro. La Iglesia se ha quedado
prácticamente sola como la última voz
que defiende la dignidad de todo ser
humano, cualquiera que sea su tamaño,
grado de desarrollo o estado de salud.
Mercedes Aroz, Nicolás Jouve de la
Barreda, Gádor Joya e Isabel San
Sebastián han comentado textos del Papa
relacionados con el aborto y la eutanasia.
Pero, cada vez que los cristianos levantan
su voz en favor de los más indefensos, se
les responde a menudo que “deben
guardarse su fe para ellos” y “no intentar
imponerla a toda la sociedad”. La
generalización de este pseudoargumento
amenaza convertir a los creyentes en
ciudadanos de segunda, cada vez más
excluidos del debate político y cultural.
Benedicto XVI no ha dejado de alentar a
los católicos a participar en la vida
pública. Sus pronunciamientos al
respecto han sido comentados por Ignacio
Arsuaga, Bruno Moreno, José Luis
Requero y José Francisco Serrano.
La relativización y volatilización
postmodernas no ha alcanzado sólo a la
familia y la definición del ser humano,
sino también a las identidades sexuales;
la llamada “ideología de género” trata la
masculinidad y la feminidad como meras
“construcciones culturales” susceptibles
de remodelación e hibridación. María
Calvo
y
Jesús
Trillo-Figueroa
comentaron textos de Benedicto XVI
sobre esto. José Ignacio Munilla ha
analizado el concepto de “hermenéutica
de la reforma”, clave ratzingeriana para
una correcta interpretación del Concilio
Vaticano II. Y, finalmente, Emilio
Butragueño, Xavi Hernández y Joan
Gaspart han opinado sobre las referencias
al deporte de un Papa al que nada
humano le es ajeno.
Coincidiendo con el cierre del
manuscrito, nos llega la noticia
sorprendente de la renuncia de Benedicto
XVI al ministerio petrino. Con
coherencia y humildad, ha apelado a la
mengua de sus fuerzas, que le incapacita
para un ejercicio adecuado del mismo.
Deja una profunda herencia doctrinal y
pastoral. Los coordinadores esperamos
que este libro sirva como homenaje al
legado del “Papa de la fe y la razón”.
∎∎∎
Francisco José Contreras es Catedrático de
Filosofía del Derecho en la Universidad de
Sevilla.
Ignacio Sánchez Cámara es Catedrático de
Filosofía del Derecho en la Universidad de La
Coruña. Consejero de Educación en la
Embajada española en Roma.
{ CONVERTIR. PRIMERA PERSONA DEL SINGULAR }
EL PENSADOR
Por: JOSEPH FADELLE
E
sa mañana me levanto de
especial buen humor, como si
estuviera curado de una larga
enfermedad, pues durante las
últimas semanas he padecido
un mal que ha hecho
languidecer mi alma.
Respiro feliz este aire
primaveral —tan acorde con
mi dicha presente– que nos va
acercando a los secos calores
d el e s t í o , p o r aho r a
perfectamente soportables.
El motivo de mi alegría es
que, quizá por primera vez en
mi vida, recuerdo uno de mis
sueños: algo que de niño no
me ha ocurrido jamás. (…)
Mi sueño —recuerdo
perfectamente– me sitúa junto
a un río no demasiado grande,
de apenas un metro de ancho.
En la otra orilla veo a un
personaje más bien alto, de
unos cuarenta años y vestido
con una túnica beis de una
sola pieza y sin cuello, al
estilo oriental, hacia el que me
si ento ir r e si s tib le me nte
atraído; y experimento un
fuerte deseo de cruzar al otro
lado para reunirme con él.
Empiezo a atravesar el río y,
durante unos pocos minutos
que me parecen una eternidad,
me siento como suspendido en
el aire. Incluso me da un poco
de miedo no poder volver a
poner los pies en la tierra…
Como si conociera mi
turbación, el hombre que
tengo enfrente me tiende su
mano para ayudarme a salvar
el caudal de agua y aterrizar a
su lado. Ahora puedo
contemplar detenidamente su
rostro: sus ojos de un azul
grisáceo, su barba poco
poblada, sus largos cabellos.
Posando sobre mí una mirada
de infinita dulzura y en un
tono de voz que tranquiliza e
invita a la vez, el hombre
pronuncia una única y
enigmática frase: “Para cruzar
el río tienes que comer el pan
de vida”.
A la mañana siguiente, cuando
me despierto, esa frase
incomprensible continúa
nítidamente grabada en mi
cerebro, al tiempo que el
hechizo de mi sueño nocturno
va diluyéndose poco a poco.
Siento la alegría casi infantil
de poseer por fin UN sueño, y
con la sonrisa en los labio, no
veo necesidad alguna de
encontrar sentido a tan
misteriosas palabras. Ese
sueño es mi tesoro y me basta
Ilustración: Laura Orri
El Pensador
Joseph Fadelle, nació en una importante familia chiíta irakí. Durante el servicio
militar, Mohammed (Josehp) descubre con espanto que su compañero de cuarto
es cristiano. Entre ambos hombres surge una relación paradójica, de la que
Mohammed saldrá transformado. De vuelta a la vida civil, tiene una única idea:
convertirse al cristianismo. En el islam el cambio de religión constituye un
crimen. Su familia es capaz de todo con tal de hacerle desistir, aunque en vano.
un sueño…………..
…..por fin me
acuerdo de
88 · Mayo-junio 2013
con eso para ser feliz: no
tengo intención de conocer su
auténtico valor.
Cuando abro los ojos no estoy
solo en el cuarto. Massoud ha
vuelto de permiso y me saluda
sosegadamente con la mirada
mientras sonríe. Después sus
ásperas manos de campesino
me tienen un libro:
-Toma: el Evangelio –me dice
solamente.
Cinco meses después de
habérselo perdido, ¡por fin se
ha acordado!
(…) Fiado de mi propio juicio,
empiezo precisamente por la
última versión, la del tal Juan.
Absorto en el texto, me olvido
hasta de desayunar y no noto
pasar las horas.
Y no sé en virtud de qué
milagro termino leyendo
exactamente las palabras “pan
de vida”: las mismas que
acababa de oír hace unas horas
en mi sueño.
Para despejar toda duda,
vuelvo a leer despacio el
pasaje en el que, después de
multiplicar los panes para la
muchedumbre, Jesús les dice a
sus discípulos: “Yo soy el pan
de vida; el que viene a mí no
tendrá hambre…”.
Entonces sucede dentro de mí
algo extraño, como una
violenta explosión que lo
arrastra todo a su paso y va
acompañada de una sensación
de bienestar y calor.
Es como si de golpe una luz
brillante alumbrada mi vida de
un modo totalmente nuevo y
le diera sentido. Así es como
me imagino yo un rayo ¡y es
incluso más grandioso que un
rayo!
Tengo la sensación de estar
ebrio y un sentimiento de
fuerza inunda mi corazón; una
pasión casi violenta y cargada
de amor hacia ese Jesucristo
del que hablan los Evangelios.
(…) Sólo sé la alegría que ese
suceso despierta en mí. Tengo
la certeza de que, a partir de
ahora, mi vida nunca volverá a
ser
como
antes.
SIGUE LEYENDO...
J. Fadelle
El precio a pagar.
Editorial Rialp. 2011.
207 páginas.
EL PENSADOR
Mayo-Junio · 2013 · 89
MEDITACIÓN
Pascua:
La Resurrección
de Jesús
Por: Mn Francesc Perarnau
N
o hace mucho tiempo una
feligresa, ya mayor, se me
acercó para una consulta.
Ella siempre había creído lo
que había aprendido de pequeña en la
catequesis de la Primera Comunión: que
Jesús resucitó verdaderamente. Venía
perpleja porque, en una conversación
con unas amigas, habían hablado de la
religión y trataron el tema de la
resurrección. Sus amigas le dijeron que
esa idea de resurrección que ella tenía
en la cabeza era antigua, que “esto ya no
se enseña”, que era una fe ingenua y
muy infantil y que hablar de la
resurrección de Jesús no significaba una
vuelta de la muerte sino, más bien, de
que “el espíritu de Jesús se había
manifestado a los discípulos”. En ningún
caso se trataría de una resurrección
corporal.
No se puede descartar que seamos los
mismos presbíteros los que hayamos
inducido a estas opiniones, porque quizá
nos ha constado explicar el contenido de
nuestra fe en determinados ambientes, y
hemos preferido “diluirlos” un poco para
facilitar que en un entorno muy
racionalista nuestra fe no aparezca como
algo “irracional”.
Me vino a la cabeza esta anécdota al leer
unas palabras recientes del Papa
Francisco:
«Desgraciadamente
a
menudo se ha intentado ocultar la fe en
la resurrección de Jesús, e incluso entre
los mismos creyentes se ha insinuado la
duda. Ha sido por superficialidad, o a
veces, por indiferencia, porque nos
ocupan miles de cosas que se consideran
más importantes que la fe, o por una
visión de la vida puramente horizontal.
Pero precisamente es la resurrección la
que nos da la esperanza más grande, ya
que abre nuestra vida y la vida del
mundo al futuro eterno de Dios, a la
felicidad plena, a la certeza de que el
mal, el pecado y la muerte pueden ser
derrotados. Y esto nos lleva a vivir con
más confianza las realidades cotidianas,
a hacerles frente con coraje y
compromiso. La Resurrección de Cristo
ilumina con una nueva luz estas
realidades cotidianas. ¡La resurrección
de Cristo es nuestra fuerza!»1
Con estas palabras el Papa nos plantea
un punto muy importante de nuestra fe
cristiana que –como pone de manifiesto
la consulta de aquella buena mujer-, a
veces se pone en entredicho: que Jesús
resucitó verdaderamente; y que en
nuestro Credo hay una afirmación
explicita: Et resurrexit tertia die,
secundum
Scripturas,
por
esto
aclamamos en Pascua, surrexit Dominus
vere!
Ya en los primeros momentos queda
claro que Jesús quiso que no hubiera
ninguna sombra sobre esta realidad. Así,
leemos en San Lucas cómo, cuando
Jesús se presentó en el cenáculo, la
primera reacción de los discípulos fue
pensar en la aparición de un espíritu y
Jesús, que conoce el interior de los
apóstoles, rápidamente les quitó esa idea
de la cabeza. Así lo leemos en San
Lucas: “Mientras esto hablaban, se
presentó en medio de ellos y les dijo: La
paz sea con vosotros. Aterrados y llenos
de miedo, creían ver un espíritu. El les
dijo: ¿Por qué os turbáis y por qué suben
a vuestro corazón esos pensamientos?
Ved mis manos y mis pies, que yo soy.
Palpadme y ved, que el espíritu no tiene
carne ni huesos, como veis que yo tengo.
Diciendo esto, les mostró las manos y
los pies. No creyendo aún ellos, en
fuerza del gozo y de la admiración, les
dijo: ¿Tenéis aquí algo que comer? Le
dieron un trozo de pez asado, y
tomándolo, comió delante de ellos”2.
No se trata de un espíritu, sino que ha
vuelto realmente a la vida corporal. Se
trata –sí- de un cuerpo diferente y una
resurrección distinta de la de Lázaro,
pero es verdadera resurrección.
Ciertamente, hablar de la Resurrección
es un reto para los cristianos. Lo ha sido
siempre. Ya en los Hechos de los
Apóstoles leemos que San Pablo, al
proclamar la Resurrección de Cristo en
Atenas,
se
encontró
con
la
incomprensión más radical, que impedía
la aceptación del mensaje por los que lo
escuchaban. «Dios ha permitido los
tiempos de la ignorancia y anuncia ahora
a los hombres que todos en todas partes
se conviertan, puesto que ha fijado el día
en que va a juzgar la tierra con justicia,
por medio del hombre que ha designado,
presentando a todos un argumento digno
de fe al resucitarlo de entre los muertos.
Cuando oyeron “resurrección de los
muertos”, unos se reían y otros decían:
Te escucharemos sobre esto en otra
ocasión. De este modo salió Pablo de en
medio de ellos. Pero algunos hombres se
unieron a él y creyeron, entre ellos
Dionisio el Areopagita y una mujer
llamada Dámaris, y algunos otros.»3
El pensamiento griego de la época, y en
general de todos los lugares y épocas, ve
incomprensible la Resurrección. Pero
ése es precisamente el mensaje de la
Pascua y la razón de nuestra esperanza.
“Noli me tangere”,
de Fra Angelico (1449)
Es también San Pablo el que sale al paso
de las dificultades que aparecen sobre la
Resurrección en la comunidad cristiana
de Corinto. Era una comunidad viva, en
una ciudad muy cosmopolita en la que
confluían personas provenientes de todo
el orbe, y un lugar donde el cristianismo
entraba en contacto directo con el
mundo heleno. Por las palabras de Pablo
sabemos que en Corinto algunos ponían
en duda esta verdad. Veamos el pasaje:
«Pero si se predica que Cristo ha
resucitado de entre los muertos, ¿cómo
dicen algunos entre vosotros que no hay
resurrección de los muertos? 13Si no
hay resurrección de los muertos,
tampoco Cristo ha resucitado. Y si Cristo
no ha resucitado, vana es nuestra
predicación, vana también es vuestra fe.
Resultamos ser además falsos testigos de
Dios, testimoniamos que resucitó a
Cristo, a quien no resucitó, si de verdad
los muertos no resucitan. Pues si los
muertos no resucitan, tampoco Cristo ha
resucitado; pero si Cristo no ha
resucitado, vana es vuestra fe, todavía
estáis en vuestros pecados. E incluso los
que han muerto en Cristo perecieron. Y
si sólo tenemos puesta la esperanza en
Cristo para esta vida, somos los más
miserables de todos los hombres.»4
No dejan lugar a dudas ni a
interpretaciones las palabras de San
Pablo y la expresión es contundente: si
Cristo no ha resucitado vana es vuestra
fe. La Resurrección es la gran señal, y
es tan importante que los primeros
cristianos, en la expansión apostólica de
la que serán protagonistas, no se
presentarán
como
testigos
de
Crucificado, sino como los Testigos del
Resucitado.
La Resurrección es la gran señal
anunciada por Jesús. Incluso los mismos
que lo crucificaron sabían que Él lo
había dicho, y por ese motivo instaron a
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
VIS 3 abril 2013
Lc, 24, 36 y ss
Hechos 17, 30 y ss
1 Corintios 15, 12 y ss
cfr. Mt 27, 62
Jn 10, 18
1 Co 15, 20.
Pilatos para que custodiara el sepulcro.
Pilatos les cedió una guardia para que
ellos mismos se encargaran de sellar y
custodiar la tumba de Jesús de suerte
que nadie pudiera robar el cadáver y
después
anunciar
una
falsa
resurrección5. Una precaución que
resultó inútil puesto que Jesús resucitó.
No hay ninguna duda para los primeros:
la Resurrección de Jesús es un hecho
real, que fue constatado por numerosos
testigos, y que la Iglesia ha celebrado y
proclamado desde el primer momento, a
pesar de que, para el mundo pagano, sea
una afirmación “increíble”.
La Resurrección de Jesús nos dice
muchas cosas. Como indicábamos antes,
es la señal prometida por Él, con ella
muestra su poder sobre la muerte,
«tengo poder para darla y poder para
volver a tomarla», dirá Jesús hablando
de su vida en el pasaje del Buen Pastor
que da la vida por las ovejas6. Significa
que la muerte, el castigo de aquel
Pecado que arrastraba la humanidad
desde los orígenes, ha sido vencida, que
no tendrá ya la última palabra, y que
después de esta vida espera la vida
definitiva en la que Jesús nos ha
precedido. Con expresión también de
San Pablo: «Cristo ha resucitado de
entre los muertos, como primicia de los
que mueren.»7
Y también nos dice que la naturaleza
humana dañada ha sido destruida en
Jesús, y con ella el pecado de la
humanidad, para restablecer la nueva
naturaleza humana, restaurada, gloriosa,
que será la de aquellos que mueren en
Cristo.
∎∎∎
Mn Francesc Perarnau es sacerdote.
Rector de la Iglesia de Santa María de
Montalegre (Barcelona)
EL PENSADOR
90 · Mayo-junio 2013
JOVEN
Por Carlos J. Rodríguez
Para inaugurar la sección en EL
PENSADOR sobre las nuevas generaciones de católicos, me he tomado la
libertad de narrar mi historia como joven
creyente. De vez en cuando, es bueno
mirar en retrospectiva, porque hay cosas
que se van comprendiendo con el paso
del tiempo. Todo comenzó cuando me
encontraba cursando el sexto grado. Nos
decían -en la clase de religión- que Dios
era bueno; sin embargo, me daba cuenta
que había otros niños que no tenían la
misma suerte que yo. La clase de religión
me dejaba con más dudas que respuestas,
lo que me impulsó a reflexionar sobre
una pregunta muy concreta: ¿existe
Dios? Si bien es cierto que dudaba de
todo, había algo que me daba la certeza
de que Él estaba conmigo. Lo que realmente marcó la diferencia fue compren-
der el significado de Jesús con los brazos
extendidos en la cruz. Esa imagen me
llevó a una conclusión racional: Dios es
amor, porque ha hecho suyo nuestro
dolor, convirtiéndolo en una vía para
crecer y hacernos más fuertes. Todo esto,
lo viví acompañado de una alegría que no
cabía dentro de mí, pues me había dejado
–en palabras de San Ambrosio- “encontrar por la Verdad”. Luego -gracias al
consejo de mis padres y de las Hijas del
Espíritu Santo- comprendí que podía ser
un joven divertido y combinar esa sana
diversión con la fe.
Y decidí transmitir a otros lo que me
hacía feliz, lo que me parecía compatible
con la lógica y la razón. Me uní al
Movimiento Vocacional Espíritu y Vida:
esto hizo que me adentrara en la vida de
la Iglesia cuando era adolescente. Después empecé a escribir artículos, trabajar
semanalmente en la pastoral de una
colonia de escasos recursos, así como dar
conferencias. Todo sin dejar de ser joven.
He tenido la oportunidad de hacer
amigos, viajar, tener novia, estudiar y
trabajar como abogado, pues me encanta
mi carrera.
Una de las cosas que más me ha ayudado
es haberme encontrado con jóvenes que
están en lo mismo que yo, pues eso
fortalece el sentido de pertenencia. Tengo
23 años, soy hijo, hermano, amigo,
bloguero, conferenciante, abogado y
católico.
Actualmente,
me encuentro conociendo
la espiritualidad iniciada
por Santo Domingo de
Guz-mán y, desde ahí...
voy haciendo camino.
CON OTROS OJOS
Qué pinto yo en la Iglesia
GENTE
El vagabundo [ Fotografía de Don McCullin ]
Me fijo, casi hipnotizado, en
sus ojos. Del retrato sobresalta
esa mirada. Es una incógnita
esa mirada. No es inquisitiva.
Tampoco desesperada. Es otra
cosa muy distinta. Como si en
medio de la degradación total,
cuando el vagabundo de la
ciudad se convierte en una
parte más del desperdicio
urbano, quedara dentro de sí pero visible, manifiesta- una
dignidad que no puede ser
disimulada por la mugre. Y que
nos acerca a ti, a mí, a una
realidad que es la nuestra
también. A una realidad
trascendente que bate las
barreras del abandono, del
olvido, de la desesperanza. Me
fijo, casi hipnotizado, en sus
ojos, en su mirada. ¿Cómo no
ver ahí la luz de su alma de
hombre? Y entonces: ¿cómo
callar la marginación de un
alma de hombre? Más que
tristeza, McCullin evoca aquí el
Amor. Con mayúsculas.
EL AUTOR
Es un veterano fotógrafo de
prensa. Entre 1966 y 1984 cubrió
para el Sunday Times Magazine,
de Londres, numerosos conflictos
bélicos, catástrofes ecológicas y
dramas humanitarios. Comenzó a
cobrar fama mundial a partir de
su trabajo en la Guerra de Vietnam y en el conflicto de Irlanda
del Norte. Autor de varios libros,
el último, en 2010, compendia fotografías artísticas de las ruinas
del Imperio Romano en el norte
de África y Oriente Medio.
DE LO PEQUEÑO A LO GRANDE
Tú y yo
Por: Salvador Pérez Alayón
E
s lo que decimos
cuando dos personas
se casan en santo matrimonio. Nuestro proyecto es ser dos en uno, una sola
carne que nos una a los dos.
¿Pero qué queremos decir con
esto? Porque, claro está que dos
no se podrán convertir en uno, y
uno nunca podrá ser dos. ¿A qué
nos referimos?
A pesar de tener dos individualidades distintas, sólo
estando el uno en el otro puede
ser posible. Y estar en el otro es
“ser el otro” , ser uno para el
otro, estar enamorados para
siempre, con o sin sentimiento.
Aunque se padezca a veces.
Porque el amor es darse, entregarse, dar algo que ya no pertenece a uno. Decir sí cada día,
siempre.
Y es que el camino para encontrarnos y encontrar la verdad
pasa por momentos de incomprensión, de sufrimientos y de
soledades. Sólo en las dificultades nos esforzamos para
mejorar, para perfeccionarnos,
para encontrar salidas. Pero sin
romper la unión, porque la huida
no hace cosa distinta que llevar
el problema a otra parte.
La única manera de encontrar la
felicidad es desenterrarla con tu
propia vida, viviéndola responsablemente y cultivándola con tu
entrega, tu fidelidad, tu entusiasmo, tus esfuerzos y tu abono
diario regado con el sudor de tu
frente.
No hay otro camino ni otras
tierras mejores. Es tu tierra, la
que has escogido y es con la que
te has comprometido, la que
vale la pena cultivar con esmero,
atención y todos los cuidados.
En ella están los frutos de tu
felicidad. Es cosa de gente seria
y responsable.
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