Respaldo en Senado haitiano al proceso electoral

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INTERNACIONALES
ABRIL 2013 > sábado 13
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REPÚBLICA CENTROAFRICANA
Nuevo guion para una misma película
do el reclutamiento de miles
de niños y niñas soldados.
Los de Séléka reclaman
el incumplimiento por parte
de Bozizé de un acuerdo
firmado en el 2007, mediante el cual quedaba abierta
la posibilidad de incorporar
a algunos de sus guerrilleros al Ejército centroafricano, algo que nunca
sucedió.
En diciembre ya los de
Séléka habían ocupado las
ciudades norteñas de Ndele,
Sam Ouandja y Ouadda, y
continuaban avanzando hacia
el centro del país casi sin hallar
resistencia.
LA PAZ DE LIBREVILLE
Ante el peligroso avance
de los insurgentes hacia la
capital, Bozizé acudió a
organismos regionales como la CEEAC
para que funcionara como mediadora en
las negociaciones para el fin de las hostilidades entre las fuerzas del gobierno y los
de Séléka.
Así, el 11 de enero del 2013, en Libreville, la
capital de Gabón, se firmó un acuerdo de paz
que conduciría a la formación del llamado
“gobierno de unidad nacional”, pero que para el
auditorio africano tenía escasas posibilidades
de éxito.
El documento fue redactado con premura y establecía que tanto los miembros de
la coalición rebelde como los de la oposición política se verían representados en el
nuevo gabinete. También exigía el desarme de los de Séléka, pero obviamente
este punto no se cumplió ya que —según
ellos—, sus prioridades tampoco fueron
atendidas en el texto.
El 18 de marzo, los de Séléka se ubicaron en Boali, a menos de 30 kilómetros de
Bangui, desde donde dieron un ultimátum
de 72 horas para que se cumplieran sus
demandas. Al ser nuevamente ignorados,
el 24 de marzo irrumpieron en la ciudad y
en pocas horas se apoderaron del Palacio
Presidencial, del Parlamento y la radio
nacional. Tras la huida del presidente
Bozizé, Djotodia asumió las riendas del
país desconociendo lo acordado en
Libreville.
Djotodia, el autoproclamado presidente de la República
Centroafricana. FOTO: AFP
CLAUDIA FONSECA SOSA
OCAS SEMANAS HAN transcurrido
desde que la coalición rebelde
Séléka derrocara al gobierno de
François Bozizé en la República
Centroafricana, mediante un golpe de
Estado liderado por Michel Djotodia el 24
de marzo último.
Saqueadores asaltaron oficinas de la
ONU y residencias de funcionarios durante la toma de Bangui, la capital, por parte
de los insurgentes y su cabecilla, quien no
tardó en autoproclamarse presidente del
país y suspender la Constitución vigente
desde el 2004. Luego, anunció ante los
medios que a nivel nacional se abriría un
“periodo de transición política” que duraría
al menos tres años, durante los cuales él
mismo se mantendría en el poder sin que
se realizaran elecciones hasta el 2016.
La acción golpista fue rechazada por la
Unión Africana, la Comunidad Económica de
Estados de África Central (CEEAC) y el
Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas.
P
¿QUÉ ES LA SÉLÉKA?
Séléka —que significa alianza en lengua
sango— está constituida por organizaciones opuestas a Bozizé como la Unión de
Fuerzas Democráticas para la Integración,
la Convención de Patriotas para la Justicia
y la Paz, y el Frente Democrático de los
Pueblos de África Central, entre otras. Se
cree que reúne unos tres mil efectivos
cuya principal afinidad es el rechazo al
presidente derrocado por considerarlo
“excluyente”.
Desde el punto de vista ideológico, no es
una formación homogénea y tampoco ha
dado señales de ser pacífica. Organizaciones humanitarias han denunciado
el desvalijo de ciudades y las violaciones
cometidas por los de Séléka, que ahora
gobiernan una nación de pobre desarrollo,
pero rica en recursos minerales como el
oro, los diamantes y el uranio.
Según la ONU, desde que la rebelión se
inició, se cree que más de 80 mil personas
estén en riesgo de escasez alimentaria. El
organismo mundial también ha denuncia-
EXCOLONIA GALA
Muchos especialistas se han preguntado por qué Francia no se ha involucrado
en este conflicto del mismo modo que lo
hizo en Mali, otro de sus antiguos dominios en África. La respuesta a esta interrogante quizás tenga que ver con que se
sabe muy poco de los golpistas y sus vías
de financiamiento.
Lo sucedido el 24 de marzo no es nuevo
para la República Centroafricana, que ha
estado dominada por la violencia desde
que se independizó en 1960. Bangui
soportó cuatro grandes ofensivas entre
1996 y el 2003, cuando el entonces jefe
de las Fuerzas Armadas en funciones,
Bozizé, derrocó por la fuerza al presidente Ángel Felix Patassé. Tal parece que la
historia se repite.
desde Haití
Respaldo en Senado haitiano al
proceso electoral venezolano
Leandro Maceo Leyva, enviado especial
Los senadores Jean Maxime Roumer, Jean William Jeanty y Westner
Polycarpe, presidentes de la Comisión de Asuntos Sociales, de la Comisión de Trabajos Públicos, Transporte y Comunicación y de la Comisión
de Salud, respectivamente, y miembros
del grupo del Senado haitiano en solidaridad con los países de la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), adoptaron una declaración conjunta en respaldo al proceso
electoral venezolano.
El texto recoge la voluntad de los parlamentarios de “alentar el proceso electoral
puesto en marcha en Venezuela e iniciado por Hugo Chávez, con vistas a promover el desarrollo duradero de América
Latina y el Caribe y proporcionarle un sentido a la votación”.
Asimismo, evoca la reafirmación a
su sentimiento de afecto por la soberanía como vehículo de reforzamiento
de la independencia nacional, y considera los lazos de amistad histórica
entre el pueblo haitiano y el venezolano, reanimados por la Revolución
Bolivariana.
Sostiene que la organización de
elecciones es un acto de soberanía
que atañe a la competencia exclusiva
de los estados y a la cual se le prohíbe cualquier injerencia, y reafirma los
principios de solidaridad, diversidad y
pluralidad sobre los cuales se sustenta la CELAC.
Finalmente, reconoce la lucha contra la desigualdad llevada a cabo por
los gobiernos progresistas de la
región, dirigida al bienestar de las
masas desfavorecidas y para conservar la cohesión social.
Niños de Iraq, 10 años de infancia arrebatada
Transcurrida una década desde que el entonces presidente de Estados
Unidos, George W. Bush, ordenara invadir Iraq, la ola de sufrimiento no se
detiene. El uso de armas prohibidas hizo estragos en la salud de la población
civil, especialmente en los niños
La guerra que condujo al derrocamiento de
Sadam Hussein ha acabado traduciéndose
en una larga agonía para la población del
país árabe. Los iraquíes recibieron como
herencia “envenenada” una interminable crisis que recae, sobre todo, en los frágiles
hombros de los más desprotegidos: los
niños.
El uso de armas químicas por parte de las
tropas de Estados Unidos ocasionó un
aumento drástico en la cantidad de menores
nacidos con mutaciones, defectos y diferentes tipos de enfermedades, denuncian las
víctimas.
“Lo que ocurrió en 1991 y después, en el
2003, es una verdadera catástrofe. Fueron
utilizados todos los tipos de municiones: de
racimo, de fósforo, de uranio empobrecido,
gases venenosos y sustancias tóxicas. Es
decir, armas químicas. Todo esto fue usado
deliberadamente y de forma masiva. Su uso
en Iraq acarreó consecuencias tan terribles
en lo que se refiere a contaminación del
medio ambiente, que incluso no pueden ser
comparadas con las de Hiroshima”, declara
el doctor Omar al-Kubeisi, un cardiólogo
especializado en investigar las enfermedades que afectan a la población tras la invasión.
Según los datos publicados, el índice de
malformaciones congénitas en Faluya, 65
kilómetros al oeste de Bagdad, posiblemente
ha sido 14 veces superior a la tasa en las
zonas afectadas por la radiación durante los
bombardeos nucleares contra las ciudades
FOTO: RT
japonesas de Hiroshima y Nagasaki. A pesar
de los numerosos llamamientos de los científicos iraquíes reconocidos a nivel mundial,
el gobierno estadounidense decidió hacer
caso omiso e incluso prohibió hacer publicaciones sobre este tema.
La influencia de las sustancias radioactivas
es acumulativa y, según los médicos, pueden
permanecer centenares de años en el
ambiente. (Russia Today)
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