De la lectura he podido ver que la normativa en materia de Contrataciones con el Estado ha sufrido diversas modificaciones en los últimos años, situación que se encuentra estrechamente vinculada al desarrollo económico experimentado por nuestro país. En efecto, las acciones de promoción de la inversión privada implementadas por parte del Estado explican la intención de fortalecer el sistema de contratación pública, con la finalidad de incentivar la adquisición de bienes y servicios bajo parámetros de eficiencia, competitividad, ahorro de recursos estatales y transparencia. En tal sentido, a lo largo de los últimos quince años la normativa en materia de contrataciones del Estado ha sufrido numerosas modificaciones1, habiendo podido contar con los siguientes paquetes normativos: (i) Ley Nº 26850, Ley de Contrataciones y Adquisiciones del Estado; (ii) Decreto Supremo Nº 012-2001-PCM, Texto Único Ordenado de la Ley de Contrataciones y Adquisiciones del Estado y Decreto Supremo Nº 013-2001-PCM, Reglamento de la Ley de Contrataciones y Adquisiciones del Estado; (iii) Decreto Supremo Nº 083-2004-PCM, Texto Único Ordenado de la Ley de Contrataciones y Adquisiciones del Estado y Decreto Supremo Nº 084-2004PCM, Reglamento de la Ley de Contrataciones y Adquisiciones del Estado; y, (iv) Decreto Legislativo Nº 1017, Decreto Legislativo que aprueba la Ley de Contrataciones del Estado y Decreto Supremo Nº 184-2008-EF, Reglamento del Decreto Legislativo Nº 1017 que aprobó la Ley de Contrataciones del Estado. A lo largo de la vigencia de los cuerpos normativos anteriormente señalados, el sistema de contrataciones del Estado ha sido objeto de múltiples innovaciones y, así, hemos sido testigos del nacimiento del Registro Nacional de Proveedores (RNP), de la sistematización de los procesos de selección a través de la creación del Sistema Electrónico de Contrataciones del Estado (SEACE) y de la aparición de mecanismos electrónicos de contratación por citar sólo algunos ejemplos, lo que evidencia el continuo afán del legislador de la materia de modernizar y otorgar dinamismo al régimen de contratación pública. Pues bien, recientemente el Poder Ejecutivo ha presentado ante el Congreso de la República un Proyecto de Ley mediante el cual se propone la modificación del Decreto Legislativo Nº 1017, Decreto Legislativo que aprobó la Ley de Contrataciones del Estado, el mismo que contiene algunos aspectos que consideramos pertinente resaltar a partir de la experiencia de los últimos años en cuanto a la aplicación práctica de la normativa en cuestión. Así, dentro de las materias incluidas en el indicado Proyecto de Ley, a continuación menciono las que considero más relevantes: (i) la extensión de las facultades del OSCE promoviendo su intervención técnica a través de la implementación de actividades y mecanismos de desarrollo de capacidades y competencias en la gestión de las contrataciones del Estado y de la realización de estudios conducentes a la evaluación del 1 Luis Miguel León Luna. Abogado por la Universidad de Lima. Asociado de Lazo, De Romaña & Gagliuffi Abogados. funcionamiento del sistema de contratación pública y a la búsqueda de nuevas modalidades de procesos de selección sobre la base del comportamiento de los mercados; (ii) la adición de las facultades del OSCE para suspender los procesos de selección en los que observe trasgresiones a la normativa en materia de contrataciones con el Estado, incluyendo la adopción de medidas que resulten necesarias para dicho propósito como, por ejemplo, la negativa a expedir las constancias requeridas legalmente para la suscripción de contratos, todo ello sin perjuicio de la potestad del Titular de la Entidad para declarar la nulidad de oficio de los procesos de selección; (iii) la adecuación de ciertas disposiciones –tales como la prohibición de fraccionamiento o la exoneración de contrataciones por servicios personalísimos– a los tratados de libre comercio suscritos por el Estado Peruano; y, (iv) el ajuste de diversas disposiciones con la finalidad de promover la mayor participación de postores en procesos de selección, vinculadas con aspectos tales como la elevación de Bases, el ofrecimiento de garantías y la resolución de impugnaciones. Sobre el particular, considero que algunas de las citadas novedades propuestas en el Proyecto de Ley materia de análisis podrían resultar positivas, mientras que otras deben ser revisadas antes de ser implementadas, cuidando que estos propósitos de cambio realmente logren su finalidad de contribuir a que los procesos de selección se tornen más dinámicos y eficientes. Así, en primer lugar, en cuanto a la ampliación de las facultades de OSCE para promover su intervención técnica en la gestión de las contrataciones del Estado y en la evaluación del funcionamiento de los procesos de selección, considero acertada dicha iniciativa en la medida de que se asegure la participación de profesionales capacitados para realizar este tipo de diagnósticos, de tal manera que los resultados de éstos reflejen verdaderamente la situación del sistema de contratación pública. En segundo lugar, también considero acertada la iniciativa consistente en la extensión de las facultades de OSCE para suspender los procesos de selección en los que se observe trasgresiones a la normativa en materia de contrataciones con el Estado, toda vez que en la práctica ocurre que en muchas ocasiones existen manifiestas irregularidades en tales procesos y, no obstante ello, se continua con su tramitación o hasta se suscriben los respectivos contratos con los postores adjudicatarios, existiendo la posibilidad de que éstos luego pudieran ser declarados nulos. De esta forma, esta iniciativa puede resultar positiva, siendo que la suspensión de los procesos de selección mientras se determina su legalidad permitiría un ahorro de recursos al evitarse la continuación de su tramitación o incluso la suscripción de contratos que luego pueden ser cuestionados. En tercer lugar, otro aspecto positivo constituye la idea de adecuar ciertas disposiciones de la normativa en materia de contrataciones con el Estado a los tratados de libre comercio suscritos por el Estado Peruano, toda vez que durante la campaña electoral desarrollada para los comicios presidenciales, una de las principales inquietudes planteadas por los grupos opositores respecto de las propuestas del actual partido de gobierno era precisamente el eventual desconocimiento de tales acuerdos comerciales, razón por la cual esta propuesta de modificación a la normativa en materia de contrataciones del Estado representa una buena de señal en cuanto al respeto de tales acuerdos. En cuarto y último lugar, en cuanto al ajuste de diversas disposiciones de la normativa sobre contrataciones del Estado con la finalidad de promover la mayor participación de postores en los procesos de selección, considero que existen algunos aspectos positivos y otros que resultan inconvenientes. Así, dentro de los aspectos que encuentro positivos, cabe mencionar la iniciativa de contemplar la elevación de Bases directamente a OSCE y la resolución de impugnaciones también por parte de dicha entidad supervisora, ello con la finalidad de sustraer de dicha actuación al Titular de la propia entidad convocante, en aras de mantener la imparcialidad de los procesos de selección. Por el contrario, considero que debería evaluarse la supresión del ofrecimiento de las garantías de seriedad de ofertas, toda vez que si bien ello en principio responde a la intención de tornar menos onerosa la participación en procesos de selección, también es cierto que ello podría conllevar el riesgo de que se facilite la intervención de agentes económicos informales, siendo que precisamente la finalidad de dichas garantías es que las entidades convocantes tengan la tranquilidad de que los postores evidencien su capacidad para cumplir con el correspondiente contrato en caso de que se le adjudique la Buena Pro.