PANORAMICA DE LA TELECOMUNICACION NACIONAL E INTERNACIONAL Jesús Roldán Acosta La evolución del hombre y de su organización social, y el continuo desarrollo de los medios de comunicación, más la complejidad creciente de las relaciones en la sociedad moderna, ha obligado a una actividad tecnológica de tal magnitud, que le ha dado una connotación ya universalmente aceptada en nuestra época: la era de las comunicaciones. La comunicación entre núcleos humanos asentados en lugares distantes, ha sido actividad constante a través de nuestra historia y ha motivado al hombre a idear diversos medios para realizarla, de acuerdo con su tiempo y circunstancias. La radiodifusión en el mundo, como servicio de emisión de sonidos, palabras o música, por medio de ondas hertzianas, y destinadas a ser recibidas por el público en general, empezó a desarrollarse en las primeras décadas del siglo XX. En México, la radiodifusión nació bajo un régimen mixto, como consecuencia lógica de nuestro tipo de economía, por lo que su ejercicio ha oscilado entre la concepción conferida por el Estado como servicio de interés social, y de las concesiones que ha utilizado la radiodifusión como medio para obtener beneficio económico. En sus orígenes, la radiodifusión nacional cobró auge con la participación entusiasta y esforzada de técnicos mexicanos, entre ellos, destacan los siguientes: Constantino de Tarnava, los hermanos Juan y Walter Buchanan, José de la Herrán y el General Fernando J. Ramírez, considerados los pioneros de la radio en México. Quienes influidos por los éxitos alcanzados en los Estados Unidos de América en esta materia, comenzaron a realizar transmisiones experimentales en nuestro país durante los años veinte, sobre la Banda de Amplitud modulada (A. M.). Cabe destacar aquí, un hecho trascendente para la ingeniería y las telecomunicaciones mexicanas, acerca del origen de la televisión en nuestro país, que se remonta al año de 1935, cuando el ingeniero Guillermo González Camarena realizó transmisiones experimentales en circuito cerrado en blanco y negro, utilizando un equipo diseñado por él. Fue uno de los precursores en el mundo, que posibilitaron las primeras transmisiones a color. Es importante hacer notar que el gobierno mexicano financió, en parte el inicio de las actividades formales de su destacada investigación. En el año de 1940 se patentó un sistema de televisión en color, mucho antes de que el uso de la televisión en blanco y negro se generalizara en nuestro país. No es, sino hasta la década de los cincuenta, cuando las necesidades del crecimiento, ejercen gran presión sobre la expansión de los servicios de comunicación, que se convierten en indispensables, pero también, como a otros servicios, el crecimiento desmedido de las ciudades ignoró de origen a los medios de comunicación. En efecto, el crecimiento de las ciudades y la necesidad de intercomunicación rápida y confiable, hace que en la década de los cincuenta, se inicie la instalación de la Red Nacional Télex y después la instalación de los tres primeros enlaces de microondas. En los sesenta, se formula el Plan de Desarrollo de la Infraestructura de Telecomunicaciones, cuando se designa a México sede de los juegos de la XIX Olimpiada de Microondas, y la estación de Comunicaciones Internacional Vía Satélite de Tulancingo, Hidalgo, infraestructura que permite la presentación de servicios de telefonía y radiodifusión en forma externa. Es en 1967 que México llega a un millón de teléfonos y en 1968 y 1971 se ofrecen los servicios de Lada nacional e internacional, respectivamente. Considerando el gobierno Federal la importancia de estos servicios y la necesidad de incorporarlos a los interese nacionales, adquiere en 1972 el 51 por ciento de las acciones de Teléfonos de México, convirtiéndose ésta, en empresa de participación estatal mayoritaria. Con esta decisión se dio un gran impulso a las comunicaciones nacionales: el teléfono dos millones se instaló en 1973; en 1976 se llegó a tres millones, para 1982 contábamos ya con 5.9 millones, y hoy ya rebasamos la cifra de los ocho millones. En pocos años, las redes de microondas se saturan en diversos tramos, y a partir de 1981 se opta por la instalación de una red de estaciones terrenas de comunicación vía satélite, y se rentan espacios en un satélite de INTELSAT. En 1985, se inició la operación del primer satélite mexicano Morelos I, contándose ya con más de 240 estaciones terrenas, que ofrecen magnificas opciones para la conducción de señales de voz, imágenes y datos que permiten interconectar a los distintos centros urbanos, llegando a los sitios más remotos del territorio mexicano. La evolución de las telecomunicaciones es un elemento insoslayable para la integración y el desarrollo económico. Evaluando en términos relativos, el impacto de las telecomunicaciones obre el Producto Interno Bruto (P. I. B.) del país, las comunicaciones contribuyen con un 0.9 por ciento, mientras que en otros países este valor oscila entre el 2 y el 5 por ciento. De acuerdo al valor de su economía, México ocupa el lugar 15 a nivel mundial y el 83, a nivel de densidad telefónica, siendo precisamente el servicio telefónico, el que representa la mayor aportación (85%) de la actividad económica del sector que administra las comunicaciones y transportes del país: Los más de ocho millones de teléfonos con que contamos, la digitalización de la planta telefónica, la incorporación de nuestro país a las comunicaciones espaciales en 1968, y luego en 1985 el establecimiento del “Sistema Morelos” de Satélites; las redes de transmisión de datos, la digitalización de las redes de microondas, iniciada en la anterior administración y su expansión permanente, la instalación de las primeras redes de fibras ópticas, la apertura de nuevos servicios en los sistemas telefónico y telegráfico, por citar sólo los más importantes, son sin duda acciones que han transformado cualitativamente nuestro sistema integral de comunicaciones, que patentizan la decisión política del Estado de mantenerse a la vanguardia de estos servicios estratégicos. Muchos de estos esfuerzos, sobre todo los emprendidos en los últimos años, han surgido en condiciones económicas difíciles; pero se han dado porque sabemos que son requisito para recuperar nuestra capacidad de crecimiento, esencial para nuestro presente y futuro, además de ser condición esencial para descentralizar las actividades nacionales, y mecanismo que contribuya a la abolición del aislamiento social. México cuenta con un sistema integral de comunicaciones, constituido por todos aquellos medios y elementos que posibilitan a distancia, el intercambio de información entre personas, gobiernos, organizaciones sociales y empresas cumpliendo una función estratégica, tanto en la planeación, como en la realización de las múltiples actividades del país. Tan es así, que en el ámbito social, diversifica y amplía las posibilidades para difundir educación, cultura y entretenimiento; en el marco económico, de agilidad y eficiencia a las transacciones financieras, estimula los procesos productivos –en la medida en que vincula sus diversos factores- y es elemento promotor de la comercialización de bienes y servicios. En el contexto internacional, contribuye a que el país se integre adecuadamente a la comunidad de las naciones. Propiciando de esta manera el ejercicio de la soberanía moderna, que exige una inserción eficaz en los mercados internacionales, ensanchando márgenes de acción, facilitándose nuevas oportunidades tecnológicas, comerciales y financieras para nuestro beneficio. En otro orden de ideas, en cuanto a la capacidad instalada para servicios, el gobierno mexicano cuenta con una Red Pública de Transmisión de Datos, Servicios de Transmisión de Mensajes Financieros, Teleinformática, Teleproceso, Terreservaciones, Conducción de señales de voz, Telegrafía, Televisión, Teleaudición, Radiomarítimas, Telefonía Rural; además de la Telefonía Pública, concesiona los servicios de Radiodifusión Pública (radio y televisión), RadioTelefonía Móvil, y permisiona Redes Privadas de Comunicación. En suma, un conjunto de servicios modernos que crece en magnitud y diversidad, pero afectado por los problemas de centralización, que provienen de la alta concentración demográfica de la población en unas cuantas ciudades del país. En cuanto a la Telefonía Pública, y con base en estudios de planeación hechos por la empresa Teléfonos de México, se afirma que para el año 2000 la red de TELMEX contará con 35 millones de aparatos telefónicos, con una digitalización del 80%, lo que implicará cuadruplicar la actual planta telefónica. Con este crecimiento, la densidad telefónica –para abril de 1988- era de 10.2 aparatos telefónicos por cada 100 habitantes. En forma paralela a la red de larga distancia, para 1989, deberá sostenerse a un ritmo de la red telefónica del orden del 10% anual. En este año se instalarán 880 mil nuevos aparatos, y se logrará la digitalización de más del 50% de las centrales de larga distancia y 20% de las centrales de servicio local. Para los próximos meses se intensificarán las labores de conservación de las estaciones terrenas nacionales para comunicación vía satélite. Se rehabilitarán las redes de microondas para mejorar la calidad y confiabilidad en la conducción de señales de televisión, radio, telefonía, datos y telegrafía. Se estima que más del 80% de la actividad del sector de las comunicaciones es atribuible al servicio telefónico público, siendo el principal reto para la empresa telefónica concesionaria (TELMEX) que preste, sin dilación, una mejor calidad en el servicio telefónico al usuario, expanda y modernice su planta. Incursión mexicana en la Red Digital de Servicios Integrados (RDSI) La unión del computador y de la comunicación, a través de las Redes Digitales de Servicios Integrados (RDSI), es el objetivo a alcanzar por los países avanzados en telecomunicaciones. La importancia que en la actualidad tienen las telecomunicaciones para la sociedad mexicana, obliga a quienes colaboran en este campo a mantener permanente análisis de las acciones, a fin de lograr que las ventajas de esta tecnología incida favorablemente en la mayor parte de nuestra población, en lo que será la próxima Red Digital de Servicios Integrados (RDSI). Se calcula que para el año 2010 nuestro país desarrollará en mediana escala su Red Digital de Servicios Integrados. El mercado para la RDSI en México es diferente al de los países industrializados. En estos últimos, los usuarios han avanzado considerablemente en el conocimiento de la tecnología y han contado con una cartera de servicios y aún opciones de proveedores para satisfacer sus necesidades de equipos y servicios. El mercado mexicano no ha contado con estas ofertas, y su nivel tecnológico es bajo, por lo que la reacción ante la RDSI será diferente. En el caso de los países industrializados, los usuarios deberán emplear las nuevas ventajas que ofrece la RDSI, mientras que en nuestra nación se deberán aceptar los nuevos servicios con tecnologías avanzadas provenientes del exterior. El camino por andar en nuestro país es largo. La infraestructura telefónica tendrá que ser el soporte de la futura RDSI, la cual tendrá que acomodar o integrar a la red pública de conmutación de paquetes, y a la red télex, así como compensar, de alguna manera, la falta de experiencia en la evolución tecnológica gradual de redes y servicios de diversa naturaleza y para diferentes mercados. “Tomando en consideración el nivel de desarrollo de nuestro país asumimos que el mercado para la RDSI en México, en gran medida, se presentará en base a servicios definidos y creados para satisfacer las necesidades de algunos países industrializados, cuyos usuarios han avanzado considerablemente en el conocimiento de la tecnología, que a su vez cuentan con una amplia cartera de servicios y proveedores. Por otra parte, a fin de estar preparados para una eventual instalación de la RDSI, se requerirá la reorganización de los actuales prestadores de servicios, como es el caso específico de la otrora Dirección General de Telecomunicaciones (DGT), conocido hoy como el órgano desconcentrado de Estado: “Servicios de Telecomunicación” (TELECOM), y la empresa mayoritaria de participación estatal Teléfonos de México (TELMEX) y de las disposiciones legales, buscando la satisfacción de los requerimientos actuales y futuros de nuestra industria nacional, sin menoscabo de los usuarios de telecomunicación en general. Puesto que todos los servicios estarán integrado en una misma red con inteligencia distribuída dentro de la misma”.1 Por otro lado, nuestra situación en los principales renglones de equipos industriales es la siguiente; se fabrican en México centrales telefónicas tanto electromecánicas como digitales, en coinversión con los dueños de las tecnologías, en cantidad suficiente para satisfacer nuestros requerimientos, así como equipos terminales y periféricos, teléfonos, conmutadores, teleimpresores. En cuanto a la producción de equipos de cómputo, nuestra industria se han abocado hacia las microcomputadoras, en cuanto al software de aplicación, al inicio de 1988 produjimos entre el 35% y el 40% de lo que consumimos. La importación para esa misma fecha provenía en un 90% de los Estados Unidos de Norteamérica. Relación bilateral México-Estados Unidos de América en el renglón de las telecomunicaciones Al hacer mención de esta nación, cabe señalar que desde el inicio de las telecomunicaciones en México, múltiples han sido los eventos de coordinación con los Estados Unidos, que datan de 1856, año en que se establece la primera comunicación telegráfica. En 1872 se tiende un cable submarino de Gálveston, Texas, a la ciudad de Veracruz. La primera llamada telefónica internacional que registra el mundo se dio en 1883 entre Brownsville, Texas y Matamoros, Tamaulipas; contempla diversos convenios y canjes de notas para todo tipo de continúa hasta 1986, en que se firma un Convenio Relativo al Servicio de Radiodifusión en Amplitud Modulada, en la Banda de Ondas Hectométricas y se establece la coordinación con INTELSAT para tránsito de información a través de satélites domésticos mexicanos y norteamericanos. La estrecha y antigua relación comercial e industrial entre México y los Estados Unidos, las necesidades manifiestas de comunicación, particularmente amplias en la zona fronteriza en que se estableció una industria maquiladora2 que ha crecido a más del 20% anual en los años de la crisis económica y que se ha orientado a industrias con procesos de tecnología avanzada como la eléctrica y la electrónica que, en conjunto, concentraron en 1986 el 45% del empleo, el 27% del número de empresas y el 45% del valor agregado, hacen sin dudad, insoslayable la coordinación permanente de esfuerzos bilaterales para satisfacer las necesidades de comunicación, pues se trata de la infraestructura fundamental de la industria moderna. Se está desplegando un gran esfuerzo para proporcionar infraestructura digital, para atender las necesidades de transmisión de datos, voz, facsímil, etc. Se han autorizado líneas con cruce fronterizo, sistemas privados de microondas, redes telefónicas privadas internacionales y modernización de líneas físicas privadas para transmisión de datos y se han incorporado industrias a la comunicación vía satélite, para enlazarlas con sus respectivas casa matrices. A estas cuestiones se le han dedicado recursos y atención preferente, estableciéndose mecanismos de concertación para que las partes interesadas industriales, empresas de servicios de telecomunicaciones y gobierno actúen coordinada y oportunamente. Estado actual y futuro de la Red Digital de Servicios Integrados en el ámbito internacional: experiencia de algunos países El entorno regulatorio, industrial, de investigación y desarrollo (I&D) y el accionar del mercado, hacen que las condiciones y tendencias de evolución hacia la RDSI sea diferente tanto en EUA, como en Europa Occidental, por ejemplo, lo que implica aún más la visión del futuro de este concepto. La experiencia estadounidense Los Estados Unidos atraviesan hoy por una etapa de transición desde que se dividió el monopolio de la ATT (American Telegraph and Telephone) en 7 empresas regionales con restricciones en servicios y manufactura, más de una empresa de servicios de larga distancia interregional y manufacturas. Se dice que “cuando los EUA desregulan su mercado de telecomunicaciones, unilateralmente cambiaron las reglas de la competencia para el resto del mundo, tanto en el sector comunicaciones como en el de la informática”.3 El caso norteamericano es importante, debido a su peso específico en el mercado mundial y por lo tanto, como motor importante en el avance tecnológico general. El mercado mundial de equipos y servicios de telecomunicaciones –a fines de 1987- se estimaba en al cifra de $6000,000 millones de dólares al año, de los cuales los EUA representaba apenas el 0.2%. En los Estados Unidos, la competencia por dar valor tecnológico agregado a la infraestructura básica es más fuerte, dadas las oportunidades que se derivan de una apertura del mercado y restricciones al monopolio tradicional. Sin embargo, al RDSI tiene que vencer varios obstáculos, como el hecho particular de que aún el 40% de cerca de 100 millones de líneas telefónicas están conectadas a centrales a analógicas, y su reemplazado es lento de alto costo. En este momento no se puede predecir con confianza cuáles serás las aplicaciones reales de la RDSI, las cuales se irán materializando en el “empate” y congruencia del empuje tecnológico con el accionar del mercado. Más aún, existen opiniones en el sentido de que la RDSI puede no llegar a materializarse como inicialmente fueron concebidas, y que la estandarización no avanza al mismo ritmo que la tecnología, con la consecuente problemática que éste ocasionará. Atisbos del mercado japonés y de la Europa occidental Con sus diferencias propias, el concepto de RDSI tiene más viabilidad y fortaleza para el más corto plazo en Japón y en Europa, donde las empresas telefónicas tienen cobertura nacional y ejercen un alto nivel de monopolio sobre equipos y servicios,4 ya que los tamaños de sus mercados los han llevado también a buscar integraciones regionales, lo que sin duda les reportará beneficios pero al mismo tiempo les generará problemas entre sus industrias. La urgencia de las administraciones de telecomunicaciones (PTT’s en Europa, empresas privadas en Japón y en el Reino Unido), se hace más apremiante a medida que los gobiernos se ven presionados y están tomando acciones de desregulación de ciertos segmentos de los mercados tradicionalmente monopólicos, pero los problemas de integración o sustitución de redes actuales, para la evolución hacia la RDSI tienen preponderantemente la componente tecnológica más que la de competencia o regulación, al menos en el corto plazo, dada la característica más proteccionista de estos países en comparación con los EUA. Sin embargo, dado el tamaño de los mercados, se espera que el número de empresas industriales actuales se vaya reduciendo por los altos costos de I&D requeridos para las nuevas tecnologías. Por otro lado, también existen problemas de estandarización por la diversidad y características de las infraestructuras telefónicas en Europa. Los avances de la CCITT (Comisión Consultiva Internacional Telegráfica y Telefónica) en este tema pueden no estar siendo lo suficientemente ágiles ante la dinámica del cambio tecnológico. Afortunadamente, el ingresó a la era de la información ha fomentado e incrementado la interdependencia entre todos los países, que de una manera u otra debe conducir a una mayor comprensión de los problemas de los países pobres por parte de los países industrializados. México y la Cuenca del Pacífico Debido a la posición geográfica de México, como integrante de al Cuenca del Pacífico, se presenta la facilidad y oportunidad de compartir experiencias, recursos e inversiones con las demás naciones de tan privilegiada región. Con Japón en particular, país con el que se han promovido innumerables acercamientos, convenios e inversiones de todo tipo, especialmente en el renglón de la cooperación técnica internacional de las telecomunicaciones. Esta última data de hace más de treinta años, cristalizándose en forma de otorgamiento de becas para técnicos y profesionales mexicanos de la comunicación eléctrica y electrónica (estadías en las principales industrias e instituciones técnicas japonesas, estudios prolongados y cortos en esa nación); asistencia técnica e impartición de cursos en nuestro país, por parte de especialistas nipones, de los que también se han beneficiado la mayor parte de las naciones latinoamericanas, en tanto que México ha sido sede de importantes cursos anuales a los que ha invitado a participar a los técnicos de Suramérica, el Caribe y de la América Central. A nuestro país se le presentan grandes oportunidades en el campo de las telecomunicaciones, así como grandes retos por vencer. Los niveles de tráfico telefónico y telegráfico internacionales, originados por nuestra nación; si bien son superiores a los de los países de América Latina, incluidos en la Cuenca del Pacífico, son por el contrario muy inferiores en comparación con sus vecinos del norte: Estados Unidos y Canadá. Así tenemos que “el volumen de llamadas telefónicas internacionales de México, representó en 1985 un 3.6% contra el 58.6% y 16.6% de EUA y Canadá, respectivamente”.5 En cuanto a la infraestructura telefónica, en 1985 México contrataba con el 2.2 de los aparatos telefónicos de la región, mientras que estados Unidos tenía el 58.5% siguiéndole Japón con 22%.6 En la actualidad existe la posibilidad de colaboración entre Japón y México para diseñar y considerar nuevas estrategias de desarrollo científico y tecnológico, en la carrera de las comunicaciones de México hacia la tecnología de las redes digitales de servicios integrados. Respecto a la tecnología digital en las telecomunicaciones, observamos que el mercado en México es muy pequeño y diferente al de los países desarrollados; el soporte tecnológico con que contamos aún es bajo, de no hacer esfuerzos en este sentido, el papel de nuestro país se reducirá a aceptar los nuevos servicios, los nuevos equipos y las nuevas tecnologías sin objeción. Esto que se ve como un futuro desalentador, también nos ofrece oportunidades que podrían ser aprovechadas en la medida en que la investigación y el desarrollo tecnológico se refuerce, a efecto de proporcionar los insumos adecuados a una industria nacional, que actualmente se encuentra amenazada.7 Las acciones a seguir son de diversa índole, yendo desde un análisis y propuesta adecuada de la regularización existente, hasta mecanismos de financiamiento quizá diferentes a los que hasta ahora se han ejercido. Desde el punto de vista tecnológico (I&D), el dedicar esfuerzos hacia la RDSI, es un proceso interesante, sin embargo, tendremos primero que definir una estrategia como país para que esta función tome un lugar más adecuado, que a la vez le permita participar y proporcionar los elementos que de ella se demanden.8 Con los nuevos planteamientos que se están haciendo para el sector servicios, debemos empezar a considerar cómo podemos utilizar en forma más eficiente nuestra infraestructura para poder participar en el intercambio de servicios, en forma por demás ventajosa.9 Tenemos como oportunidad la situación geográfica en la que México se ubica, podemos fortalecer la industria nacional de comunicaciones y de la electrónica, más aún, aquella que ni siendo nacional permita el desarrollo de una industria nacional, que le dé un soporte y la provea de los insumos necesarios. Esta apertura que se manifiesta hacia la industria de comunicaciones internacionales, deberá ser selectiva a efecto de poder determinar cuáles son las áreas que más nos interesan y en cuáles no poseemos la capacidad de desarrollarnos, reservando aquéllas donde consideramos que contamos con el potencial adecuado. Tenemos que lograr compromisos internos a mediano y a largo plazo, que den la confianza a los actores en este proceso de desarrollo. Estado actual de la investigación y desarrollo tecnológico en el renglón de las telecomunicaciones: la experiencia de lagunas naciones altamente industrializadas vis a vis naciones en vías de desarrollo (El caso mexicano) Hoy en día se le atribuye a las inversiones en investigación y desarrollo tecnológico una influencia superior al 50% en el crecimiento y desarrollo económico de las naciones. En los países como Estados Unidos, la Unión Soviética, Japón, la República Federal Alemana, Francia, Canadá, Inglaterra, Israel, Corea del Sur, etc., sus inversiones en investigación y desarrollo tecnológico en proporción del PIB, han oscilado del 1.8% al 3.8%. En México ésta ha disminuido aproximadamente del 0.5% en 1981 al 0.28%, es decir, en este periodo ha decrecido en 44%, mientras que en los países desarrollados ha aumentado en promedio a tasas anuales superiores al 10%. Por otra parte, las fuentes de recursos para investigación y desarrollo tecnológico en los países desarrollados, provienen entre el 35 y 55% por parte de los gobiernos y entre el 45 y 65% de la industria privada. Mientras que en México, el gobierno Federal ha financiado más del 90% de los proyectos de ciencia y tecnología. Para 1985, el sector comunicaciones le asignó a estos propósitos el 0.36% del P. I. B. sectorial. Aunado a lo anterior, se han detectado no más de 1,000 profesionales dedicados a la investigación y al desarrollo tecnológico en esta materia. En respuesta a esta problemática, en abril de 1987 se creó el Instituto Mexicano de Comunicaciones (IMC), que tiene como propósito central el fomento y realización de la investigación y el desarrollo tecnológico, para coadyuvar en el largo plazo al logro de la autodeterminación tecnológica en la materia que nos ocupa. Se estima que para el periodo 1989-1994 el gobierno podría llevar a cabo un gasto podría llevar a cabo un gasto de inversión de aproximadamente 46,000 millones de pesos. En razón de lo anterior, y a efecto de comparar los niveles globales de participación en ciencia y tecnología que llevan a cabo las instituciones de investigación del país en todas las áreas, se hace notar que “para finales de 1987, en México el 50% de la investigación se realizaba en centros públicos de educación superior, el 33% en centros dependientes del gobierno, únicamente el 17% en centros de enseñanza privada y/o de industrias. Existían 635 instituciones con actividades de ciencia y tecnología en las que laboraban 16,400 personas, de las cuales únicamente el 14% tiene el grado de doctor, 30 de maestro y 56 de licenciatura. Se cuenta con 215 investigadores por cada millón de habitantes. Esto representa una tercera parte de lo que tienen otros países con grado de desarrollo semejante al nuestro. Contamos también, con alto grado de concentración, tanto de recursos humanos como económicos; 150 centros hacen el 60% de la investigación (destacando la UNAM, IPN, CISESE, Instituto de Investigaciones Eléctricas) y cuentan con 5 veces más de doctores y maestros que el resto. Esto es, sólo unas pocas instituciones manejan la mayor parte de los recursos de investigación en el país”.10 Es necesario pues estrechar más la vinculación entre le sector educativo y productivo nacional, a fin de incursionara en la solución de los problemas nacionales, desarrollando investigación de utilidad, conociendo de cerca las necesidades del país. En virtud de lo antes expuesto, y con el objeto de abreviar el camino por recorrer, nos restará llevar a cabo lo siguiente: Formar en los próximos 10 años, alrededor de 3,000 investigadores especializados en comunicaciones, 60% a nivel licenciatura, 30% de maestría y 10% del doctorado; de no hacerlo, nuestro actual nivel de autodeterminación tecnológica se vería seriamente disminuido. Acrecentar los vínculos entre fabricantes, organizaciones de servicio y escuelas de educación superior y técnica media. Reforzar los programas de capacitación para y en el trabajo, ya que la creciente demanda de servicios de comunicaciones, así como la necesidad de mejorar su calidad y productividad, sólo podrán satisfacerse si se cuenta con trabajadores debidamente capacitados y motivados en todos los niveles. Reforzar los programas de desarrollo de recursos humanos, incentivar a éstos, en aspectos de gestión y comercialización de los servicios de comunicación, para aprovechar cabalmente las tecnologías de vanguardia que se emplean. Aprovechar plenamente el poder de compra del sector, para impulsar el crecimiento de la industria nacional, las actividades de investigación y desarrollo tecnológico en el ámbito industrial y un mayor valor agregado nacional en los bienes y servicios que produzca. De esta manera fortaleceremos nuestra capacidad interna de autodeterminación, reafirmando nuestra soberanía frente al exterior. Conclusiones Se ha gestado un nuevo y estimulante mundo de servicios. La humanidad se debate en un importante proceso de cambio. Por un lado, los países desarrollados empeñados en consolidar sus estructuras de telecomunicaciones a las que han incorporado los últimos adelantos tecnológicos y revolucionarios conceptos de gestión y de servicios; por el otro, se encuentran las naciones con un menor grado de desarrollo que enfrentan carencias y situaciones de competencia desigual. Como consecuencia de esta dinámica, los países desarrollados han trazado estrategias para ampliar sus mercados, exportando patrones de servicios y esquemas operativos, apoyados en su desarrollada estructura de telecomunicaciones. Estas circunstancias están produciendo presiones a nuestros sistemas de telecomunicaciones. A esto debemos sumar el hecho de que las necesidades nacionales han crecido a un ritmo superior al de la expansión de las redes. Por su extraordinario dinamismo innovador, la tecnología, vinculada con las telecomunicaciones, representa para nuestros días, el símbolo del ingenio humano en nuestro tiempo, puesto al servicio de una vida mejor. Así lo demuestran los adelantos tecnológicos que cotidianamente se incorporan en el funcionamiento de los distintos servicios que en materia de comunicaciones, abren perspectivas cada vez más amplias en los procesos de integración que realizan los países obligados a la vanguardia del desarrollo de las modernas tecnologías. La modernización de los sistemas de comunicación, es una tendencia a la que ningún país podrá sustraerse consciente o inconscientemente. Es preciso, plantear las estrategias y negociaciones de colaboración más ventajosas, para que el género humano tenga oportunidad de aprovechar y compartir los beneficios de las tecnologías del futuro. Ojalá que la historia de la humanidad en la era de la información, aprovechando las ventajas de la tecnología, se enriquezca por la cooperación y el respeto internacionales y se superen, asimismo, los excesos del poder, al tiempo de los excesos de la información. La competitividad nacional e internacional muestra y presentará retos, por las presiones y tendencias internacionales hacia una mayor apertura comercial, tanto en bienes como en servicios, ello obliga a que el país cuente, si quiere ser partícipe de los beneficios que esto representa, con un sólido, moderno y eficiente sector de comunicaciones. No disponer de él, significa sin lugar a dudas, disminuir las posibilidades de enfrentar con éxito los retos de la modernidad. Bibliografía consultada Avila Rosado, Víctor Manuel, “Tecnología digital en las Telecomunicaciones”, en Memoria del Seminario Internacional México-Japón sobre el Desarrollo Tecnológico en Telecomunicaciones: Perspectivas de la Tecnología Digital, México, D. F., 8 al 12 de febrero de 1988. Commission of the European Communities. Towards a Dynamic European Economy (Green Paper) on the Development of the Common Market for Telecommunications Services and Equipment, COM (87) 290 Final, junio de 1987. Jiménez Espriú, Javier, “El Futuro de las Comunicaciones en México”. Ponencia leída en el Evento Organizado por el Consejo Rector de Egresados de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura, A. c., DEL Instituto Politécnico Nacional, México, D. F., abril de 1988. Jiménez Espriú, Javier, “Hacia un Mundo Digital”, Conferencia sustentada en al conferencia de Telecomunicaciones del Pacífico (PTC), Honolulu, Hawai, EUA, 13 y 14 de enero de 1985. Jiménez Espriú, Javier, “Las Comunicaciones, El Transporte y la Comunicación Social”, Conferencia sustentada durante la XIII Asamblea Nacional Ordinaria del IEPES (PRI), México, D. F., marzo 3 de 1987. 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Notas 1 Se recomienda la lectura de mi artículo “La Infraestructura de las Telecomunicaciones en México: Actualidad y Prospectiva”, en Revista Transformación, Organo de Difusión de la Cámara Nacional de la industria de Transformación (CANACINTRA), año XXIV, época XI, volumen V, no. 8, agosto de 1988, pp. 27 y 30. 2 Si desea conocer en detalle respecto al tema de las alquiladoras, remitirse al estudio: “Cambio de estrategia de México frente a los Estados Unidos”, del autor Eduardo Roldán Acosta, en Perspectivas Regionales de la Política Exterior de México: 1988-2000, (pp. 37 a la 45), publicación del Departamento de Relaciones internacionales de la Universidad de las Américas, Cholula, Puebla, 1988. 3 Cfr. J. B. Richardson, “International Trade Aspects of Telecommunications Services”, en Common Market Law Review, 1986. 4 Esto es cierto aún en el Reino Unido donde se ha permitido la competencia del servicio básico a una nueva empresa. 5 Remítase al apartado “Communications”, 3, Number of Cutgoing International Telephone Calls, en Pacific Economic Community, Statistics, 1988, Pacific Basin Economic Council, Tokio, Japón, 1988. 6 “Communications”, 4, Number of Telephones, op. cit., supra. 7 Para ampliar esta afirmación se propone el análisis de la ponencia “Tecnología Digital en las Telecomunicaciones”, del autor Víctor M. Avila Rosado, presentada en el “Seminario Internacional México-Japón sobre el Desarrollo Tecnológico en las Telecomunicaciones: Perspectivas de la Tecnología Digital”, Ciudad de México, 9 de febrero de 1988. 8 Vid., “Tecnología Digital de las Telecomunicaciones”, op. cit. 9 Le sugerimos la lectura de mi artículo: “Sector Servicios: México y el GATT”, en Mañana, año 44, no, 2163, mayo-junio de 1987, p. 31. 10 Remítase a mi artículo: “Educación Superior y Modernización Industrial”, en Revista Transformación, Organo de Difusión de la Camara Nacional de la Industria de Transformación (CANACINTRA), año XXIV, época XI, volumen V, no. 7, julio de 1988, pp. 33 y 35.