VIGENCIA DEL COMPLEJO DE EDIPO Roberto M. Goldstein El 10 de mayo de 2003, la Asociación Española de Historia del Psicoanálisis organizó una mesa redonda cuyo tema era: “Vigencia del complejo de Edipo, tres enfoques”, en la cual participaron tres psicoanalistas que respondían a tres enfoques teóricos distintos. Los doctores R.J.Aragonés, Manuel Baldiz y Lluis Farré cuyas ponencias se publican en este número de la revista Intercanvis. ¿Porqué Vigencia del complejo de Edipo? Hasta no hace mucho tiempo, la vigencia de este concepto era algo que quedaba fuera de discusión. Espero que las ponencias que podrán leer seguidamente sirvan para aclarar o por lo menos repensar esta pregunta. La pregunta en relación a la “vigencia”del concepto “complejo de Edipo”, se está formulando tanto dentro del corpus teórico del psicoanálisis contemporáneo, como en lo social actual. ¿Si negamos la existencia de la noción complejo de Edipo en el cuerpo teórico del psicoanálisis, no estaremos negando la existencia del psicoanálisis mismo? ya que para el psicoanálisis, el complejo de Edipo es una de las columnas fundamentales sobre las que se apoya. ¿Que pasa en este momento con la conflictiva edípica en el entramado social? Para discutir esto, es preciso tener en cuenta los cambios que se han producido dentro de las estructuras familiares en estos últimos decenios sobre todo en las sociedades occidentales. Estas y otras preguntas se plantean y cada ponencia se refiere a ellas desde su esquema conceptual referencial operativo, como diría Pichón Riviere. Como cada comunicación da su visión contemporánea del tema que nos ha reunido, pienso que sería importante acercar una definición clásica sobre el mismo, como punto de partida. La que me pareció más clara y atinente para esta ocasión, es la que figura en el Diccionario Freudiano de José Luis Valls. Complejo de Edipo: “Período culminante de la sexualidad infantil en que termina de desarrollarse la pulsión sexual objetal, la que va a tomar la característica incestuosa, pues se ha apuntalado en la pulsión de auto-conservación y por lo tanto como objeto, el mismo que satisfacía a esta pulsión. Así se originarían diferentes tipos de problemáticas al ser justamente la prohibición del incesto uno de los pilares básicos sobre los que se edifica la cultura humana. Transcurre durante un período de la evolución del infante, alrededor de los 4 a 6 años. Luego el niño entra hasta la pubertad en un período de latencia de la sexualidad, similar a las glaciaciones en el desarrollo de la humanidad. Es decir, la evolución sexual se realiza en dos oleadas: desde el nacimiento hasta el período culminante del complejo edípico, su posterior represión o sepultamiento junto con toda la sexualidad infantil previa (lo que genera la amnesia infantil) y una segunda y definitiva oleada en la pubertad y adolescencia. En el intervalo, el período de latencia. La represión, o el sepultamiento del complejo de Edipo, centrada en el incesto y el parricidio es condición para el acceso a la cultura. En su lugar como “monumento conmemorativo”, se establece una estructura del aparato psíquico llamada “superyo”. Es el “complejo nuclear de las neurosis”, pues toda la patología representacional proviene de la defensa que realiza el aparato psíquico ante la conflictiva que directa o indirectamente surge en este período de la vida.” Hasta aquí una visión netamente freudiana del tema. La expresión “complejo de Edipo” no aparece como tal en la obra freudiana, hasta 1910, en el artículo “Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre” (contribuciones a la psicología del amor) A.E. Tomo XI. Aunque el concepto del complejo de Edipo en Freud, estaba anticipado desde hacía mucho tiempo por el análisis de sus primeros pacientes, éste lo presenta como un descubrimiento durante su auto-análisis, que le conduce a reconocer en sí mismo el amor hacia su madre, y con respecto a su padre, unos celos que se hallan en conflicto con el afecto que le tiene; el 15 de octubre de 1897, escribe a su amigo Fliess: “la poderosa influencia de Edipo Rey se vuelve inteligible [….] el mito griego explota una compulsión de cuya existencia todo el mundo reconoce haber sentido en sí mismo los indicios”. En 1910, en el artículo citado anteriormente, es la primera vez que Freud emplea la frase en una obra impresa, pero ya estaba familiarizado con este concepto tiempo atrás. Por ejemplo, en la anteriormente citada carta a Fliess, en la “Interpretación de los sueños” (1900) A.E. Tomo IV, en “Tres ensayos” (1905) A.E. Tomo VII, lo denomina “complejo nuclear” en “Sobre las teorías sexuales infantiles” (1908) A.E. Tomo IX y en “Cinco conferencias sobre psicoanálisis” (1910) A.E. Tomo XI. En una nota agregada en 1920 a los “Tres ensayos” dice: “A todo ser humano que nace se le plantea la tarea de dominar el complejo de Edipo; el que no puede resolverla cae en la neurosis” Desde entonces hasta la fecha han sido muchos los psicoanalistas y las diferentes escuelas, a los que éstos pertenecían y pertenecen, que han trabajado y trabajan, de manera seria y sistemática sobre este tema, dándole diferentes enfoques e interpretaciones. Pero, lo habitual ha sido que una escuela no conozca los desarrollos de la otra y viceversa, y que estas se critiquen, aun cuando las convergencias sean mayores que las divergencias, o haya primado más el enfrentarse que el confrontar ideas. Estuvimos discutiendo estos temas, entre otros, en nuestra asociación, y así nació la idea de organizar un ciclo de mesas redondas sobre temas nucleares del psicoanálisis, en el que puedan intervenir miembros destacados de diferentes escuelas y enfoques, con el propósito de conocernos, escucharnos, perdernos el miedo, y sobre todo, estimular la confrontación y discusión de ideas, en lugar de caer en enfrentamientos empobrecedores. Por este motivo se presentaron en la mesa redonda del 10 de mayo de 2003, las opiniones de tres destacados miembros de diferentes escuelas, cuyas ponencias se publican a continuación. El tema debatido tuvo su punto de partida cuando el psicoanálisis estaba en sus comienzos, y en el presente tiene diferentes desarrollos. Quiero terminar agradeciendo la inestimable participación en la organización de esta mesa de José Fernández Toledo y Remei Rubio. Barcelona, Septiembre de 2003