TRASPLANTE HEPÁTICO EN INFECCION POR VIRUS B Capítulo 8 R. Bárcena Marugán INTRODUCCION E HISTORIA NATURAL DE LA HEPATITIS B Según la organización mundial de la salud unos 2000 millones de personas han sido infectados por el virus B, y de ellos mas de 300 millones están crónicamente infectados, de los cuales un 25 % desarrollarán complicaciones como cirrosis o hepatocarcinoma (OMS. Ginebra 1992). En España hay entre 600.000 y 800.000 portadores de virus B (1,5 –2% de la población). Se calcula que se producen unos 60.000 casos de hepatitis B aguda al año1. De ellos entre 3.000 y 5.000 desarrollarán infección crónica y posiblemente unos 1000 casos desarrollarán cirrosis, de los que entre 120 y 150 desarrollarán hepatocarcinoma. Actualmente la incidencia de la infección está bajando por las campañas de vacunación y es probable que en los próximos 15 — 20 años asistamos a una muy importante disminución del número de cirrosis y hepatocarcinomas producidos por el virus B. La infección B origina en el 75 % de los casos una infección asintomática y anictérica de la que el sujeto que la sufre no es consciente. Aproximadamente en el 95 % de las ocasiones, la infección se resolverá, desaparecerá el ADN del VHB, el HBsAg y aparecerá el anti-HBs. En una cuarta parte de los casos la infección es sintomática e ictérica. Menos del 1 % de las formas sintomáticas desarrollan fallo hepático fulminante y del resto, sólo un 3-5 % se cronifica (entre sujetos adultos no inmunodeprimidos). La hepatitis crónica evoluciona tórpidamente, muchas veces de forma asintomática con altos niveles de ADN del VHB y transaminasas poco elevadas. Esta fase de inmunotolerancia al virus se interrumpe de vez en cuando por periodos de exacerbaciones de la enfermedad. En estas fases el sistema inmune del huésped ataca a los hepatocitos portadores de virus en un intento de controlar la infección, produciendo su necrosis. Durante estas exacerbaciones las transaminasas aumentan significativamente, la lesión histológica es muy activa y la viremia desciende llamativamente. En casi un tercio de los casos, se acompaña de clínica, con astenia, dolor en hipocondrio derecho, anorexia, ictericia y coluria.. En algunas ocasiones y como consecuencia de estos brotes, la replicación del virus cae a niveles indetectables por técnicas de hibridación, las transaminasas se normalizan y la histología se inactiva, el HBeAg del VHB desaparece y aparece poco después el anticuerpo (anti-Hbe). Esta fase llamada de seroconversión e/ anti e puede seguirse de inactivacion o baja replicación y puede ocurrir con el primer brote de la enfermedad o después de varios brotes y en ese caso puede haber ya una cirrosis hepática, que se inactiva al cesar la replicación. En otros casos y aunque se produce la seroconversión del HBeAg a anti-HBe, no cesa la replicación, pues se mantiene una mutante del virus, denominada cepa e — minus o mutante precore o variante mediterránea (realmente hay otras muchas mutaciones del virus B) que tienen la particularidad de no sintetizar el Ag HBe. En esta caso la replicación sigue, la lesión hepática continúa y por lo tanto las transaminasas se mantienen altas, hay ADN del VHB detectable y la histología hepática demuestra actividad. En el área mediterránea 109 esta circunstancia se da con frecuencia y aproximadamente el 50 % de las hepatitis crónicas y casi un 70 % de las cirrosis son anti-HBe positivas. En nuestro centro el 80 % de las cirrosis B trasplantadas son anti-HBe positivas, y prácticamente el 100 % antes de la aparición del tratamiento con lamivudina. La cirrosis hepática con el paso del tiempo origina complicaciones como hipertensión portal con ascitis o hemorragia digestiva o encefalopatía hepática, todas las cuales pueden conducir a la muerte. En los escasos estudios de seguimiento de pacientes con cirrosis hepática por VHB se observa que, si no hay hipertensión portal en el momento del diagnóstico, la supervivencia a los 5 años es del 99,1 %, a los 10 años del 76,8 % y a los 15 años del 49,4 % 2. Otros autores, en el seguimiento de pacientes con cirrosis B sin ninguna descompensación en el momento del diagnóstico encuentran una probabilidad de supervivencia del 84% a los 5 años y del 68 % a los 10 años, aunque después de la primera descompensación la probabilidad de supervivencia a los 5 años es baja, del 23 % aproximadamente3,4. Por otra parte el virus B es carcinógeno directo y a través de la cirrosis que origina, por lo que los pacientes cirróticos desarrollan hepatocarcinoma con alta frecuencia. En las series previamente comentadas se observa que a los 5 años del diagnóstico de la cirrosis el 6 % ha desarrollado hepatocarcinoma 3. Por lo tanto observamos que la infección por virus B constituye una causa frecuente de pacientes teóricamente subsidiarios de trasplante, pues puede originar cuadros de hepatitis fulminante (es la causa más frecuente en nuestro país y en gran parte del mundo), cirrosis con insuficiencia hepática y hepatocarcinoma. Un grupo de pacientes se infectan, bien a la vez o secuencialmente por el virus B y por un pequeño virus defectivo, denominado virus D, que tiene alta tendencia a cronificarse cuando sobreinfecta a un paciente con infección crónica previa por virus B. La evolución de la enfermedad por ambos virus o por el virus D únicamente, cuando el virus B no está replicando, parece ser semejante a la del virus B solo3 aunque algunos trabajos describen tendencia a una mas rápida evolución a cirrosis y de ésta a la descompensación. Por lo tanto las situaciones que nos podemos encontrar en un paciente infectado por virus B y que se deban valorar para trasplante hepático son: 110 1. Presentación como hepatitis fulminante, secundaria a infección solo por el VHB, por el virus delta o por ambos a la vez. 2. Cirrosis hepática producida por el virus B. En esta caso puede ser la cepa “ salvaje”, productora de AgHBe o la cepa mutante pre-core, no productora de AgHBe. En ambos casos el virus puede estar replicando o en fase de baja replicación 3. Cirrosis hepática producida por cualquiera de las anteriores y a la vez por el virus Delta. 4. Hepatocarcinoma con cualquiera de las situaciones previamente descritas para la cirrosis B. 5. Mas de un 10 % de los pacientes HBsAg positivos están también infectados por el virus C, lo que es más frecuente entre pacientes HBeAg neg a t i v o s 4. Las indicaciones de trasplante hepático en pacientes infectados por el virus B, es decir el momento de la evolución en que debe realizarse, son las mismas que en otras formas de enfermedad hepática, tanto para la presentación como fallo hepático fulminante como en caso de hepatocarcinoma o de cirrosis hepática. TRASPLANTE HEPÁTICO En los inicios del trasplante hepático, la infección por virus B constituía una indicación clara de trasplante. Pronto se pudo constatar que la recidiva de la infección era muy frecuente, entre el 70 y 90 % de los casos 5,6, que era mucho más frecuente entre los pacientes trasplantados por cirrosis que entre los trasplantados por fallo hepático fulminante, donde la recidiva era baja 5, que se relacionaba con la replicación pre-TH del VHB y que se acompañaba de una caída significativa en la supervivencia al año y 3 años de estos pacientes 5,6. La administración de Gammaglobulina anti-HB específica (IgHB) en el perioperatorio y durante 6 meses después, lograba la negativización del HBsAg después de TH y que se mantuviera negativo en un alto porcentaje de los casos durante su administracion,7. En 1993 se publicó un amplio estudio retrospectivo multicéntrico europeo8 que evaluó 372 pacientes trasplantados portadores de HbsAg. Demostró que la administración de Gammaglobulina específica por periodos de tiempo igual o superior a 6 meses disminuía significativamente la recidiva post-TH frente a la no administración o su administración por periodos cortos (2 meses). Igualmente demostró que la recidiva era mucho menos frecuente entre los pacientes infectados por virus D (28%) y entre las hepatitis B fulminantes (0%), que entre los cirroticos B únicamente (59%).Que la recidiva depende fundamentalmente de la replicación pre-TH siendo mucho más frecuente entre los pacientes HBeAg positivo y entre los DNA positivos (83 % vs 58.5%) pre-TH. Confirmó la menor supervivencia entre los pacientes en los que recidiva la enfermedad, (73 % y 54 % al 1 y 3 años vs el 90% y 83 % en los pacientes sin recidiva). También se evidenció que la gammaglobulina no era eficaz en los pacientes con replicación antes de TH, por técnicas de hibridación (tasa actuarial de recidiva a los 2 años del 96%)8. No se establecieron niveles de anti-HBs protectores ni el tiempo de uso de la Gammaglobulina. La baja supervivencia en los pacientes que recidivaban, junto con la ineficacia de la administración de la gamamglobulina como profilaxis entre los pacientes replicativos pretrasplante (por técnicas de hibridación, sin amplificación genómica), hizo que se considerara la replicación pre TH una contraindicación absoluta y no se trasplantaran estos pacientes, mientras se generalizó el uso de la gammaglobulina específica postrasplante entre los demás grupos de pacientes HBsAg positivos. (Cirrosis B no replicativa, cirrosis Delta y hepatitis fulminante B). No obstante, algunos estudios indican que la profilaxis con gammaglobulina manteniendo títulos muy elevados de anti-HBs, puede evitar la recidiva incluso en pacientes con replicación del VHB13. Aún en los pacientes sin replicación del VHB por técnicas de hibridación, y no obstante el uso de gamma globulina, la recidiva puede ocurrir hasta en un 20 % de los pacientes14. Esta recidiva puede deberse a varias causas, la poca sensibilidad de la hibridación para excluir replicación activa (frente a la PCR), aparición de cepas del virus con mutaciones en el determinante “a” del VHB, que escapan a su acción9,10,13,15, ó que los niveles de anti-HBs alcanzados no fueran suficientes para anular la replicación en células extrahepáticas. También podría ocurrir que la replicación extra o intrahepática del virus B se mantenga controlada por la gammaglobulina, pero recidive al suspenderla, pues se han descrito recidivas después de casi 3 años del TH al suprimir la IgHB, por lo que muchos autores proponen su administración de forma indefinida11. Se consideró que niveles superiores a 100 UI /L de anti-HBs serian suficientes pero se han descrito recidivas con niveles superiores12, por lo que aunque no hay un nivel definitivamente protector en todos los pacientes, parecen necesarios niveles superiores a 250 UI/L el primer año y a 100 UI/L después. El uso de Gammaglobulina específica de forma indefinida podría desencadenar patología relacionada con la formación de complejos antígeno — anticuerpo e intoxicación por mercurio (del thimerosal de la IgHB) No obstante, es poco probable, pues algunos grupos utilizan altas dosis de gammaglobulina IV en pacientes replicativos pretrasplante, para conseguir unos niveles de anti-HBs superiores a 500 UI/l sin describir ningún efecto secundario relevante 13,15. En los pacientes replicativos y/o HBeAg positivos se han utilizado varios tratamientos para disminuir la replicacion pretrasplante y evitar la recidiva. La administración de interferón antes del trasplante para suprimir la replicación, es poco eficaz y muy mal tolerado por pacientes cirróticos descompensados16. La aparición de los análogos de nucleósidos de tercera generacion, inició su uso en la hepatitis B. Mientras el ganciclovir y el famciclovir son solo parcialmente eficaces 17,18, la lamivudina ha demostrado ser muy eficaz en disminuir la replicación del virus B a niveles indetectables por hibridación y cercanos al nivel de detección por PCR, acompañada de inactivación clínica y analítica de la enfermedad, aunque su uso se acompaña con el tiempo del desarrollo de cepas mutantes resistentes19. La mutacion resistente (M552V o M552I con o sin cambio de L528M) se detecta entre el 27% y el 32 % de los pacientes al año de tratamiento20,21 y aumenta en frecuencia con el tiempo siendo del 67 % a los 4 años de seguimiento22. Actualmente se utiliza lamivudina en dosis de 100 mg/día para reducir la replicación y cuando el ADN del VHB es negativo por hibridación, lo que se consigue en prácticamente el 95 % de los casos 19, se admite al paciente en lista de espera. Esta pauta, sin añadir después Gammaglobulina es inicialmente eficaz y los pacientes, o inmediatamente después de TH, o en los meses siguientes se hacen HBsAg negativos, pero con cierta frecuencia recidiva el virus por 111 mutaciones resistentes y en este caso el pronóstico puede ser muy malo23,24. La práctica habitual es tratar a los pacientes antes y después del trasplante con Lamivudina 100 mg/día durante años y con Gammmaglobulina específica anti HB indefinidamente desde el momento del trasplante, lo que consigue una eficacia en la prevención de la recidiva de casi el 100% 25. El tiempo que hay que mantener la inmunoglobulina, aunque no está establecido, se acepta que sería indefinidamente. Nuestro grupo, en un estudio reciente, describimos que los pacientes no replicativos en el momento del trasplante (sin tratamiento previo con lamivudina) y tratados con gammaglobulina durante mas de 24 meses después del TH, pueden responder a la vacunación frente al VHB desarrollando un título de anti-HBs protector26. En 4 de 5 pacientes con ADN VHB negativo a los 24 meses postrasplante, con ALAT normal, histología normal y sin HBcAg en los hepatocitos, la administración de vacuna frente a hepatitis B en doble dosis consiguió el desarrollo de anti-HBs a título protector. En estos pacientes suspendímos la administración de gamamaglobulina y los vacunamos con 40 microg IM en deltoides a intervalos mensuales y determinando títulos de anti-HBs. Si los títulos se estabilizan por encima de 25 UI en tres determinaciones mensuales, al menos 6 meses después de la última administración de gammaglobulina aceptamos que el paciente estaba vacunado y se controló trimestralmente administrando dosis de vacuna con periodos semestrales o anuales según el título. Ninguno de ellos ha desarrollado hepatitis posteriormente29. La tasa de respuesta ha sido inferior entre los 6 pacientes posteriores. Todos recibieron lamivudina pretrasplante hepático, 3 por replicación activa, antes de poder ser trasplantados y 3 aún sin replicación por hibridación.. Ninguno de los que replicaba antes del trasplante ha respondido a la vacunación por lo que ha sido necesario reintroducir la IgGhb. Dos de los otros 3 que no replicaba respondieron y han desarrollado títulos superiores a 10 UI/L que se mantienen en el tiempo. Ninguno de los 6 ha desarrollado recidiva. Podría ocurrir que la inmunidad frente al virus B de los pacientes que replican antes del trasplante sea diferente de los que espontáneamente han entrado en fase de baja replicación y ésto justificara nuestros resultados, pero el pequeño tamaño de la muestra impide aseverar esta posibilidad. 112 Por lo tanto, actualmente se logran trasplantar gran parte de los pacientes HBsAg positivos. Esta buena respuesta con lamivudina y gammaglobulina hace que se pueda realizar también el trasplante para los pacientes con recidiva de VHB postrasplante que previamente no recibían lamivudina, o para los pacientes con hepatitis B “ de novo” que desarrollen cirrosis. En nuestro medio son muy frecuentes los donantes anti-HBc positivos y, por lo tanto, ha sido frecuente la aparición de hepatitis de novo entre los receptores, debido a la transmisión del VHB por estos injertos antiHBcAg positivos27,29. REINFECCIÓN DEL INJERTO DESPUES DEL TRASPLANTE El hecho de que aún utilizando altas dosis de gammaglobulina desde la fase anhepática del trasplante pueda ocurrir la recidiva de la infección y de que ésta pueda ocurrir muchos meses después y durante el uso de la gammaglobulina o al retirarla, hace pensar que en estos casos la fuente de la reinfección del injerto sea por virus que estén acantonados o en baja replicación en celulas extrahepáticas como bazo, páncreas, testiculos, tiroides, o células mononucleares periféricas donde se ha aislado virus B29,30. La recidiva suele ser como una hepatitis aguda, en la mayoría de los casos. Aunque en un 5 –6 % de los casos cura, a veces incluso con negativización del AgHBs, la mayoría cronifica con persitencia del ADN del VHB y del HBsAg en sangre. En una minoría de estos pacientes, la lesión es leve y las transaminasas normales o mínimamente elevadas (< 5%). En el resto de los casos, la enfermedad tiene un curso mucho más agresivo que en los pacientes no inmunodeprimidos de tal manera que la evolución a cirrosis es frecuente y rápida. Además un 20-25 % de los casos, desarrolla una forma de hepatitis muy grave denominada hepatitis colestásica fibrosante. Suele desarrollarse en los primeros meses postrasplante y se caracteriza por el desarrollo de colestasis con aumento llamativo de FA,GGT, de bilirrubina y leve aumento de transaminasas. A nivel histológico se caracteriza por marcada fibrosis, colestasis, desestructuración de la arquitectura y poco componente necroinflamatorio. Inmunohistoquímicamente se detecta gran cantidad de HBsAg citoplasmático y HBcAg nuclear y citoplasmático. Este cuadro se acompaña de un rápido deterioro de la función del injerto que conduce a su fracaso en un tiempo medio de 6 –9 meses y a la muerte del paciente si no se retrasplanta. Parece que esta rápida evolución está en relación con un alto grado de replicación del virus, con numerosos hepatocitos infectados, en los cuales el virus se reproduce activamente con producción de gran cantidad de Ag del virus en los citoplasmas, hasta el punto que el virus se convierte en citopático directo. La recidiva de la infección B disminuye la supervivencia de estos pacientes, como hemos comentado previamente. TRATAMIENTO PRETRASPLANTE Y PROFILACTICO DE LA REINFECCION POR EL VHB Tratamiento preventivo: Se puede utilizar antes o antes y después del trasplante y dependerá de la situación del paciente. Paciente con cirrosis B replicativa pretrasplante Estos pacientes pueden estar infectados por la cepa salvaje, por la mutante o por ambos y, en relación a esto, el AgHBe será positivo o negativo. De cualquier manera el ADN del VHB será positivo en suero por hibridación. Estos casos, y en la primera visita de valoración del paciente para trasplante hepático, deberán recibir tratamiento con lamivudina en dosis de 100 mg/día hasta que disminuya la replicación a niveles indetectables por hibridación, lo que suele ocurrir en un mes, en el 90 –95 % de ellos24.En ese momento y si no hay otra contraindicación, deberán colocarse en lista, pues el tratamiento con lamivudina aunque muy eficaz inicialmente acaba produciendo resistencias.Si la lista de espera del centro es muy larga, algunos grupos no comienzan con lamivudina hasta que el paciente tiene posibilidades de ser trasplantado en dos meses. El desarrollo y la aplicación del adefovir dipivoxal, un análogo de nucleósido eficaz frente a cepas resistentes a lamivudina podría modificar esta estrategia y permitir que los pacientes que con tratamiento con lamivudina experimentan una gran mejoría clínica, además de seroconversión AgHBe/anti-Hbe, en caso de ser AgHBe positivo previo y la desaparicion del ADN del VHB en suero, no entraran en lista de espera, pues en caso de aparición de resistencia a lamivudina, podrían tratarse con Adefovir y trasplantarse, continuando después del trasplante con Gammaglobulina y Adefovir Pacientes con Infección por VHB e indicación de trasplante no replicativos Al introducirlos en lista se deberá comenzar con lamivudina en dosis de 100 mg/día que se mantendrá después del trasplante hepático junto con gammaglobulina especifica. Paciente tratado con lamivudina y que desarrolla resistencia a ésta o que no responde a lamivudina Aunque esta situación se ha considerado y se considera una contraindicación al TH, la utilización de gamamglobulina especifica IV en altas dosis para conseguir títulos de anti-HBs en suero superiores a 500 UI/L ha permitido reducir la recidiva drásticamente, a menos del 20 % entre pacientes replicativos HbeAg positivos, por lo que se podría utilizar esta estrategia en estos pacientes11. La utilización del Adefovir dipivoxil hasta conseguir un nuevo cese de la repliación y mantenerlo después del trasplante acompañado del uso de gamamglobulina parece una mejor opción y es la que realizamos en nuestro centro. TRATAMIENTO PREVENTIVO DE LA RECIDIVA DESPUÉS DEL TRASPLANTE No se sabe con seguridad el tiempo que se debe tratar a estos pacientes con gammaglobulina y lamivudina después del trasplante. Se deben de mantener unos títulos de anti-HBs > 250 UI/L el primer año y superiores a 100 UI/L posteriormente. Nosotros utilizamos gamamglobulina IM desde el inicio, pero muchos grupos utilizan Gammaglobulina IV de forma indefinida14 o inicialmente IV y posteriormente IM31. La duración de este tratamiento no está definida y además se han descrito recidivas, pese a ella, bien por la cepa del virus que tenía previamente o por el desarrollo de cepas mutantes al AgHBs. Nosotros la utilizamos al menos 2 años y en ese momento si no hay datos de recidiva (ADN negativo en suero por PCR, histología sin datos de hepatitis B y sin presencia de AgHBs o AgHBc) casi inmediatamente de retirar la gammaglobulina, comenzamos a vacunar a estos pacientes como hemos comentado previamente. 113 TRATAMIENTO DE LA RECIDIVA Pacientes tratados con gammmaglobulina específica y sin Lamivudina Por la mala evolución que tiene generalmente la reinfección del injerto por el VHB, se debe intentar un tratamiento en todos los casos. Como medidas generales a utilizar se deberá disminuir la inmunosupresión en lo posible y sobre todo y dado que los esteroides aumentan significativamente la replicación del VHB, se suprimirán o se disminuirán lo más posible, si el paciente los estaba utilizando aún. El tratamiento farmacológico activo serán los antivirales frente al virus B. El interferon alfa no ha demostrado gran eficacia y además se han descrito múltiples casos de desarrollo de rechazo agudo por su uso32,33. El Fanciclovir es el diacetil éster del penciclovir. Es decir, el penciclovir es el producto activo. Para actuar, el penciclovir se fosforila por medio de la timidín quinasa, alcanzando niveles intracelulares muy altos, donde persiste entre 7 y 20 horas. El penciclovir trifosfato es un inhibidor de la DNA polimerasa. Realmente, no es un obligado terminador de cadena, pero inhibe la elongación del DNA del virus B. Es activo en cualquier célula humana que lo transforme. Está comercializado y su nombre clínico es FAMVIR y se utiliza para el tratamiento del herpes simple en el que es uno de los fármacos más eficaces. Tiene la gran ventaja de que no tiene ninguna toxicidad conocida. Se ha utilizado fundamentalmente en pacientes con cirrosis, virus B positivo y Hepatitis crónica activa previos al trasplante, demostrándose en ellos una reducción llamativa del DNA en el 100% de los casos aunque sólo en el 25% esta reducción llegó a dar negativa la determinación de DNA por técnicas de hibridación. Igualmente, se ha utilizado en estudios en recurrencia post-transplante donde produce reducción del DNA en tres cuartas partes de los pacientes, llegando con el paso del tiempo a negativizar el DNA en casi la mitad de ellos. Produjo normalización de las transaminasas en la mitad, y el problema es que origina con mucha frecuencia mutaciones semejantes a las de la Lamivudina El problema mayor del FAMCICLOVIR es la presencia de mutaciones en el virus que le hace resistente al fármaco. Estas mutaciones ocurren a nivel de la transcriptasa reversa. Las dos más estudiadas son la mutación F 501 L en la cual se pro114 duce un cambio de Fenilalalina a Leucina en el aminoácido 501 y la mutación L 515 M, en el cual hay un cambio de leucina metionina en el aminoácido 515. Se administra por vía oral, es un fármaco muy seguro, pero su eficacia es moderada, pues aunque disminuye la carga viral, no suele erradicar la infección. Su dosis es de 1500 mg/día y el tratamiento se debe de continuar por largo tiempo o indefinidamente si hay clara respuesta El Ganciclovir es un nucleósido acíclico análogo de la guanina. Se fosforila intracelularmente a monofosfato por una acción mediada por un enzima inducido por el virus, por lo que se forma más monofosfato en las células portadoras de virus que en las normales. Posteriormente, las enzimas celulares originan di y trifosfatos. Es un inhibidor competitivo del trifosfato de deoxyl-guanosina e impide su incorporación al DNA normal. Inhibe al virus más que al ADN celular. Se ha utilizado en dosis de 5 a 10 mg/kilo/día por vía intravenosa en duraciones de tiempo variable entre 3 semanas y tres meses. Produce una reducción importante del ADN VHB sérico, así como reducción del ADN episomal intracelular, pero no origina disminución de antígenos virales intracelulares y prácticamente siempre hay una reactivación de la lesión y un brote de la enfermedad al retirar el fármaco. Por otra parte, en los escasos estudios realizados no se demuestra una clara mejoría histológica, pero parece que permite la estabilización clínica e incluso la mejora de supervivencia en pacientes con hepatitis colestásica fibrosante. Los problemas mayores que tiene, es que es un virostático que no afecta a la síntesis de ccc DNA (DNA circular covalentemente cerrado), y esto permite el retorno de todas las formas de DNA del virus de la Hepatitis B al suprimir la terapeútica. Por otra parte, tampoco inhibe la síntesis de las proteínas Pre S y S y no disminuye el número de células infectadas. Es relativamente tóxico, produciendo mielosupresión y pudiendo a veces afectar al sistema nervioso central, con síntomas que van desde cefalea a convulsiones y coma. No hay estudios con ganciclovir en forma oral y actualmente no está autorizado su uso en pacientes con Hepatitis crónica B, salvo en los casos reseñados de pacientes trasplantados con formas muy graves como hepatitis colestásica fibrosante. La lamivudina es un antiómero negativo de una mezcla racémica del nucleótido citoxina, dotado de una potente actividad inhibitoria in vitro fren- te al virus B y al virus de la inmunodeficiencia humana. Para actuar se fosforila intracelularmente a trifosfato e inhibe la transcriptasa reversa del virus. Es un terminador de la cadena del DNA naciente. No influencia el metabolismo de los nucleósidos normales. Es poco inhibidora de las polimerasas de mamíferos, ni pasa la barrera de la mitocondria, por lo que tampoco inhibe a la polimerasa mitocondrial. Tiene baja toxicidad para las células periféricas, médula, sistema nervioso central y aparato cardiorespiratorio. Es actualmete el fármaco de elección en esta situación. Está comercializado con el nombre de Zeffix, en dosis de 100 mg para administracióm oral. Consigue una rápida disminución de la carga viral disminuyendo el ADN del VHB en suero a cifras indetectables por técnicas de hibridación, en más del 90 % de los pacientes, y consigue muy frecuentemente normalización de las cifras de transaminasas y estabilización, y a veces mejoría franca, de la histología, aunque en algunos casos la fibrosis progresa pese a esta aparente inactivación. No obstante ya hemos comentado que con frecuencia ocurre una mutación en el codón 552 (región C) que origina un cambio de metionina por valina y a la vez una mutación en el codón 528 que origina un cambio de leucina por metionina, lo que conduce a una resistencia genotípica del VHB a la lamivudina. La última mutación se ha descrito también con el tratamiento con famciclovir lo que justifica que cuando se desarolla resistencia a la lamivudina el famciclovir no suele ser eficaz 34. En los pacientes que desarrollan resistencia a la lamivudina, reaparece el HBsAg y la ADN VHB se hace positiva. La lesión hepática es variable. En nuestra experiencia de 4 pacientes con hepatitis B postrasplante, 2 hepatitis “de novo” y 2 recidivas postrasplante, que desarrollaron resistencia después de respuesta inicial a Lamivudina, ninguno ha presentado lesión severa del injerto. Todos tienen muy alta replicación y han desarrollado mutación en los 2 codones 552 y 528. Hasta el momento ninguno ha sido tratado con adefovir y su estado clínico es bueno. Pacientes tratados con gammaglobulina y lamivudina Si aparece recidiva, se suprime la gamaglobulina pero se mantiene la lamivudina, pues la cepa resistente puede ser menos lesiva para el injerto que la salvaje o la mutante precore sensible a lami- vudina. Muchos de estos paciente, pese a replicar activamente y tener altos niveles de ADN del VHB (más de 300 millones de copias /ml) presentan disfunción del injerto y lesión histológíca leve. En estos casos se puede optar por seguir al paciente y realizar biopsias hepáticas periódicas para ver la evolucion de la fibrosis en el injerto. Si la lesión no empeora no se les dará tratamiento. Si la lesión progresa el único tratamiento que parece eficaz es el adefovir. El Adefovir es un análogo de mononucleósido fosfono-metil-eter (PMAE), cuyo metabolito, el difosfato PMEA es el activo, siendo un inhibidor competitivo de la ATP frente a la DNA polimerasa vírica. El adefovir tiene baja biodisponibilidad administrado por boca y mal paso celular. La esterificacion con dos grupos de ácido piválico, origina la prodroga adefovir dipivoxil. El Adefovir dipivoxil (ADV) prodroga oral del adefovir se absorbe por vía digestiva, mucho mejor que el adefovir y pasa rápidamente a la célula donde es convertido rápidamente a adefovir. Se fosforila a su forma activa e inhibe la polimerasa viral, competitivamente con respecto a su substrato natural dATP, de múltiples virus como VHB, CMV, herpex simple y HIV. El adefovir ha sido efectivo en VHB resistente a lamivudina por mutación M552V y M552I o L528M/ m552V en estudios in vitro35,36,37 e igualmente frente a polimerasas del VHB resistentes al famciclovir 38 También inhibe levemente la polimerasa gamma humana de la mitocondria. y algo la Alfa polimerasa39. Actualmente hay varios estudios en marcha, para pacientes replicativos por cepas resistentes a lamivudina y en lista de espera para trasplante; por recidiva de la enfermedad después del trasplante por VHB resistente a lamivudina. Los datos preliminares de estudios en pacientes con hepatitis B crónica muestran una gran eficacia con una caída de ADN del VHB del 97 % a las dos semanas de tratamiento40, e indican que inhibe la replicación viral del VHB (ADN VHB negativo) en el 80 % a los 12 meses de tratamiento. No se han descrito resistencias al adefovir después de 24 semanas de tratamiento41 y sin aparición de resistencias. La dosis depende de la función renal y varía entre 5 y 30 mg /día. TRASPLANTE EN INFECCIÓN B Y D El virus D es un inhibidor de la replicación del virus B y la mayoría de los pacientes con infección 115 por virus D son ADN VHB negativos y antiHBe positivos. En estos pacientes el riesgo de recidiva es mucho menor en los pacientes infectados por virus D. Aunque repliquen ambos virus la recidiva parece ser menor en los pacientes infectados por virus D42,43. No obstante el riesgo de recidiva permanece para las dos virus B y D44. La recidiva del virus D, se diagnostica por la aparición de ARNVHD en suero y antígeno del VHD en hígado. Cuando recidivan ambos virus B y D la infección se suele manifestar clínicamente y aparecen datos serológicos e histológicos de la replicación de ambos. En un grupo de pacientes puede haber recidiva del VHD sin signos de replicación del virus B 45 aunque parece que siempre es el virus B el que hace posible su replicación, pues aparece cuando se busca por técnicas sensibles46. Se han descrito casos de hepatitis fulminante postrasplante por virus delta45. No obstante el pronóstico de estos pacientes es mejor que el de los paciente únicamente infectados por virus B y se describe una supervivencia del 78 % a los 19 meses, aún sin profilaxis de IgHB 45, y del 91 % al año y 85 % a los 5 años con inmunoprofilaxis. El tratamiento preventivo con gammaglobulina, al igual que en el VHB, es eficaz y la recidiva es muy escasa y muy rara vez origina pérdida del injerto o muerte 8. Practicamente no hay datos sobre si el tratamiento con lamivudina es eficaz en la recidiva, pero presumiblemente, al inhibir el virus B, lo podría ser. COINFECCIÓN B MAS C Mas de un 10 % de los casos de pacientes HBsAg positivos, están también infectados por el virus C4. En nuestra experiencia aproximadamente un 13 % de ellos. En todos los casos los pacientes eran HBeAg negativos y anti HBe positivos. Aunque en dos casos el ADN VHB fue positivo por hibridación, respondió a lamivudina. La evolución postrasplante ha sido buena y ningún paciente ha presentado recidiva de virus B. El virus C ha recidivado en todos menos uno, pero la lesión hepática ha sido leve en todos menos un paciente que ha desarrollado cirrosis y ascitis en 14 meses de evolución. Todos ellos recibieron IgHB y lamivudina postrasplante. Hay escasa experiencia respecto a la historia natural de estos pacientes. En los escasos datos aportados a la literatura se describe una supervivencia a los 5 años del 82 %, semejante a la 116 de los pacientes sin enfermedad vírica47. Además, la lesión histológica de los pacientes coinfectados fue mayoritariamente leve y solo un caso desarrolló hepatitis colestásica fibrosante (6,6%).Por la tanto este grupo de pacientes puede ser trasplantado, pero deberá recibir inmunoprofilaxis para la hepatitis B y lamivudina como el resto de los grupos. RETRASPLANTE EN RECIDIVA DEL VHB Aunque los primeros estudios de retrasplante por recidiva de virus B demostraron una tasa de mortalidad del 95 % al año 48, con el uso de IgG HB específica y la aparición de los nuevos antivíricos esta situación ha cambiado. En series cortas se describe una supervivencia del 86 % en pacientes retrasplantados por recidiva o por hepatitis B de novo, que condujo a la pérdida del primer injerto49. Además con los nuevos antivíricos en muchos casos se consigue el control de la enfermedad, por lo que el retrasplante será menos necesario. En los casos en que se inicia su uso cuando el injerto ya ha fallado y la insuficiencia hepática no es reversible se debe proceder como en el caso de un primer trasplante por virus B replicativo y si con la medicación antivírica se consigue que la infección entre en “ baja replicación”, se puede retrasplantar a estos pacientes, a la vez que se les suministra nuevamente gammaglobulina específica para mantener niveles por encima de 500 UI/l el primer año y se continúa con el tratamiento antivírico que demostró eficacia, sea lamivudina, adefovir dipivoxil o lamivudina más adefovir dipivoxil.. BIBLIOGRAFÍA 1. Bruguera M, Sánchez Tapias JM. Epidemiología de la hepatitis B en España. Med. Clin,. 1990;95: 470-475.. 2. Gentilini P, Laffi G, La Villa G, Romanelli RG, Buzzelli G, CasiniRaggi V, et al. 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