La Guerra Civil en Los Monegros. Ruta Orwell La Guerra Civil en

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Itinerario de la fortificación
La Guerra Civil en los Monegros.
Ruta Orwell
POZO DE TIRADOR. El
lugar donde el defensor
cumple con su misión.
N
Patrimonio y Guerra Civil
VIVAC. ZONA DE
VIDA. Ámbito de
descanso.
RESTOS DE
CASAMATAS.
RAMALES DE COMUNICACIÓN. Obras
pasivas de protección de personal: trinchera
o zanja perpendicular, oblicua o en zigzag.
FORTIFICACIÓN
En terminología militar se denomina fortificación
al arte de aprovechar el terreno para el combate, de
tal modo que se favorezca la defensa y se dificulte la
ofensa. Para ello serán necesarias obras artificiales, y
siempre la utilización juiciosa de los accidentes naturales que el terreno presenta.
Resulta de extraordinaria importancia la fortificación porque permite evitar la sorpresa, reducir el número de bajas y obligar al enemigo a concentrar fuertes contingentes y medios poderosos sobre un espacio
reducido del frente.
TRINCHERA SIN
EXCAVAR. Zanja paralela
al frente, al sur de la
posición. (Actuación prevista
Manual del Sargento
de Zapadores.
Especialista
en fortificación.
Capitán Adrada
en otra fase de recuperación y
consolidación patrimonial.)
TRINCHERA
RAMAL DE
COMUNICACIÓN
a a Sa
POSICIÓN 5-2
ón
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Alcubierre
VIVAC: ABRIGO
DE DESCANSO
PARA PELOTÓN
Belchite
MONOLITO
ABRIGOS DE
DESCANSO
PUESTO DE
MANDO
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RAMAL DE
COMUNICACIÓN
ALJIBES
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Vivac
P-1
TRINCHERA
POZO
ÁREA DE
COCINAS
REFUGIO
EN CUEVA
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POSICIÓN 5-1
Leciñena
PLATAFORMA ZONA
OBSERVATORIO
Perdiguera
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El monumento a los caídos fue erigido a principios de los años
cuarenta en el monte Puig Ladrón (699 m), para recordar las
gestas protagonizadas por el ejército sublevado y la Falange.
Posición San Simón
Ruta Orwell
der
CUEVA
PARA EL
MANDO
9
A-12
George Orwell
UN SARGENTO LEGIONARIO
Durante quince meses, un elevado contingente
de soldados del ejército franquista ocupó esta zona,
ubicando los pertrechos necesarios para guarecerse y
atender a las necesidades básicas de la alimentación
y descanso. El hecho de hallarse en un ámbito protegido por las lomas circundantes, muy apropiado para
la ocultación en laderas, sirvió para la construcción de
refugios o abrigos, puestos de mando, cocinas, pozos
o aljibes, incluso se horadaron cuevas con fines de
protección del mando o depósitos de municiones. El
conjunto constituye un vivac o campamento, esto es,
la acumulación de los medios de estacionamiento que
utilizan las tropas de un ejército en campaña.
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Santa Quiteria (Tardienta)
El 12 de octubre de 1936, fuerzas del ejército sublevado adscritas a la 5ª División Orgánica con sede
en Zaragoza, avanzaron desde sus posiciones en Perdiguera y tomaron Leciñena llegando hasta el puerto
de Alcubierre. Al norte y sur del collado, izquierda y derecha, de acuerdo con el eje que determina la carretera de Leciñena a Alcubierre, establecieron posiciones
(P) defensivas para frenar los intentos de las tropas
leales por alcanzar Zaragoza. Una semana más tarde,
el 19 de octubre, conquistaron igualmente la ermita de
Santa Quiteria en Tardienta. El frente quedó establecido en este punto hasta finales de marzo de 1938,
momento de penetración de las fuerzas franquistas en
dirección a Sariñena y Lérida.
Se continúa presionando en los distintos sectores de nuestro
frente, ayudados por la artillería y la aviación, que bombardearon
con intensidad los objetivos militares enemigos. En una acción realizada durante la pasada noche en el frente de Alcubierre se ha conquistado una posición en la que los facciosos estaban fuertemente
fortificados.
Se han causado ochenta muertos, que han dejado en nuestro
poder, y once prisioneros. Durante el combate se han pasado a
nuestras filas ocho soldados. Entre los prisioneros figuran dos oficiales, uno de Falange y otro del ejército.
Entre el material cogido hay dos ametralladoras, numerosos fusiles y mucho material de alumbrado.
Frente de Aragón, 9 abril 1937
PARTE OFICIAL DE GUERRA
Monolito erigido en memoria de los soldados de la 25ª y 63ª
Falange de la Bandera Móvil de Aragón, y la sección del Regimiento de Infantería Gerona nº 18, que murieron el 9 de abril de
1937 en defensa de las posiciones 2ª izquierda –monte de Puig
Ladrón, lugar conocido como San Simón– y 5ª derecha.
El ramal de comunicación que arranca tras la piedra memorial, asciende hasta la 5ª posición izquierda y conecta, asimismo,
con otra trinchera contigua que domina el antiguo collado del
puerto y la carretera de Leciñena a Alcubierre.
El monolito presenta, además de la leyenda y la cruz, el yugo
y las flechas, distintivos de Falange Española y de la JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), y la Gran Cruz Laureada
de San Fernando, la máxima condecoración militar que premia
el valor heroico demostrado al poner en riesgo la propia vida en
el servicio de armas.
No obstante la presencia en el
conjunto de la Laureada de San Fernando, el Ministerio del Ejército, de
acuerdo con un informe de 7 de noviembre de 1941, no consideró acreditados suficientes méritos para tan
elevada recompensa, de modo que
no fue otorgada con carácter colectivo. Sí la obtuvo, a título póstumo, el
teniente Eugenio Hernández Santamaría, jefe de la posición muerto en
defensa de la misma.
ZONA DE VIVAC
Itinerario de la zona de vivac
Memorial
Francisco Cavero Cavero
«San Simón es un sargento de mi Bandera;
pequeño como un ratón, vivo como una
lagartija y valiente como el Cid...»
La Guerra Civil en Los Monegros. Las Tres Huegas
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«Nuestra nueva posición
estaba en Monte Irazo...»
Se levanta en la zona conocida como Las Tres Huegas («huega» o «güega», en aragonés, significa mojón, límite o separación de
términos), dado que confluyen en estas alturas los términos municipales de Robres, Alcubierre y Leciñena.
Los hechos ocurridos en este paraje tuvieron lugar el 9 de abril
de 1937,cuando un batallón republicano de la división Maciá-Companys, en un ataque por sorpresa logró tomar la cota y también la
quinta de la derecha de la carretera. En la acción se produjeron muchas víctimas en el bando franquista, casi un centenar, aunque los
distintos autores no llegan a ponerse de acuerdo en la cifra exacta.
Entre los muertos se encontraba el jefe de la posición, el teniente
Eugenio Hernández Santamaría, condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando a título póstumo. No obstante el rápido avance
del ejército republicano, la Segunda Bandera Móvil de Falange y el
Tercio Sanjurjo reaccionaron con prontitud y recuperaron esta 2ª posición izquierda, conocida asimismo como San Simón, ocasionando
igualmente un elevado número de víctimas entre los combatientes
leales al Gobierno.
La gesta de San Simón, recordada también con un monolito en
la zona de vivac, fue cantada en tonos épicos por la prensa aragonesa del momento y la historiografía franquista posterior. En conmemoración de este hecho, se celebra una concentración anual en torno a la fecha del aniversario.
OBSERVATORIO. POZO
DOBLE DE TIRADOR.
Elemento fundamental de
la posición para vigilancia
y defensa.
La sublevación militar de 18 de julio de 1936 se impuso en las tres
capitales de provincia aragonesas, pero no permitió a los insurgentes el
control de toda la región. El frente quedó establecido de norte a sur en
Aragón, a través de una línea que en el territorio de los Monegros sólo
propició la ocupación de la localidad de Perdiguera, permaneciendo el
resto de la comarca en el ámbito de la legalidad republicana.
La Sierra de Alcubierre, donde se ubica esta posición del Monte Irazo, adquirió un gran protagonismo bélico dada su estratégica situación.
Entre julio y octubre de 1936 el frente quedó determinado por las
poblaciones de Tardienta, el entorno de Perdiguera, Osera, Pina y Belchite. Sin embargo, el 12 de octubre las tropas rebeldes tomaron Leciñena y lograron avanzar hasta el puerto de Alcubierre adueñándose
de varias de las posiciones fortificadas en esta zona que determina el
límite geográfico de las dos provincias. El resto de los picos, crestas y
vaguadas se mantuvo en poder republicano.
La proximidad en ocasiones inverosímil entre los contendientes,
determinó abundantes e intensos períodos de combate, como lo
prueban los cartuchos, balas, metralla, proyectiles de mortero y de
cañón hallados en el transcurso de las excavaciones de esta posición
del Irazo. Pero también hubo largas treguas que el escritor George
Orwell describe como «la guerra en punto muerto».
En los montes Irazo y Pucero se asentó el POUM desde el inicio del
conflicto hasta febrero de 1937, siendo relevados por las fuerzas socialistas y comunistas de la columna «Carlos Marx», cuyo cuartel general
se había establecido en Tardienta.
La posición fue rebasada en marzo de 1938, cuando el ejército
franquista rompió el Frente de Aragón en su avance hacia Cataluña y
Levante, dividiendo en dos zonas la superficie bajo control republicano.
La loma del Irazo y el conjunto de trincheras que se abren hacia el
sur, podrían adscribirse a las denominadas de tipo pelotón. La fortificación principal ocupa un frente de más de cien metros y contiene pozos
de tirador individuales y uno doble, asentamientos para armas colectivas, abrigos para personal y pertrechos, los ramales de comunicación
necesarios, sacos terreros de protección y un obstáculo perimetral tejido
de alambradas, en su día complementadas probablemente con campos
de minas y otros obstáculos naturales y artificiales.
ABRIGO DE CUBIERTA LIGERA
El abrigo ligero reconstruido se ha recreado como
un puesto de mando tipo sección, utilizado también
como lugar de descanso. Estos habitáculos se hallaban a menudo enterrados, y en tal caso disponían de
una chimenea de ventilación.
Centro de Desarrollo de Monegros
El
escritor
británico
George Orwell (1903-1950),
alistado con las milicias del
POUM (Partido Obrero de
Unificación Marxista), fue
destinado a la Sierra de Alcubierre en los primeros días de
enero de 1937. Durante tres
semanas combatió en Monte
Pucero y posteriormente en
esta posición de Monte Irazo,
hasta el 16 de febrero.
Orwell dejó constancia de
su paso por tierras monegrinas en la obra testimonial
Homenaje a Cataluña, publicada en 1938 por Martin
Secker and Warburg. Un libro
clásico sobre la Guerra Civil
española.
«La Imposible era una posición roja, clavada en la misma línea de nuestras avanzadas, y así llamada porque por su situación –la establecieron
cuando Durruti llegó con sus primeras hordas, en pretensión de ‘tomar café
en Zaragoza’– se consideraba inaccesible. Pero no importaba; a su derecha
y a una distancia inverosímil por lo breve estaba San Simón. San Simón es la
posición de más fama en la sierra y tiene por qué. San Simón es un sargento
de mi Bandera; pequeño como un ratón, vivo como una lagartija y valiente
como el Cid. San Simón, con cuatro legionarios que quedaron vivos de su pelotón, tomó aquello [15-X-1936] y por eso se llama San Simón ese montículo,
que pasaría inadvertido en cualquier topografía decente y que, sin embargo,
es papel blanco para escribir muchas páginas de la Historia de España.»
Francisco Cavero Cavero, Con la Segunda Bandera en el
Frente de Aragón, Zaragoza, Editorial Heraldo de Aragón, 1938.
El año 2006 se cumple el 70 aniversario del inicio de la Guerra Civil española. El trágico acontecimiento bélico tuvo en el denominado frente de Aragón uno de los más importantes y duraderos ámbitos de la contienda. La línea de guerra atravesó la comarca de los Monegros por la Sierra de Alcubierre, propiciando la
construcción de pertrechos militares y elementos de defensa civil
en ambas estribaciones y en las localidades del entorno.
El Consejo Comarcal de los Monegros, convencido de la relevancia cultural y singularidad de tales vestigios, y consciente de
la necesidad de preservar la memoria histórica como legado, determinó la realización de un exhaustivo inventario que revelara el
alcance y estado de este patrimonio. Trincheras, casamatas, refugios, cuevas, aeródromos, hitos funerarios, polvorines, búnkeres
y parapetos de distinta naturaleza se consignan en un documento
que ha servido para desarrollar un detallado plan de recuperación
y rehabilitación de este bien patrimonial. Igualmente, se ha instado a los ayuntamientos respectivos la protección legal de los elementos inventariados.
Expertos en distintas áreas vinculadas con los estudios historiográficos, el documentalismo, la conservación del patrimonio
y la promoción cultural, han elaborado una propuesta de trabajo
materializada ya en la recuperación y recreación de uno de los
escenarios a los que el escritor británico George Orwell, fue destinado durante su estancia en España en 1937, Monte Irazo, y
que con excelencia literaria describe en su celebrado Homenaje a Cataluña.
El proyecto, además, contempla la realización de un gran
«banco de datos de la memoria oral», esto es, la recogida en soportes audiovisuales de los testimonios de los protagonistas directos del terrible episodio.
En el ámbito del programa establecido se organizará una
gran exposición conmemorativa y un congreso que tendrán sede
en la comarca de Monegros, desde la que también se impulsarán
publicaciones, conferencias, exposiciones y documentales.
La propuesta culminará con la creación de un instituto de estudios y documentación, en el ámbito de un Centro de interpretación de la Guerra Civil que se inaugurará en Robres. De este
modo, el conocimiento de la historia y la promoción cultural se
aúnan con la dinamización social del territorio, el turismo y la recuperación de las raíces. Desarrollo y cultura como ejes de una
innovadora acción.
ABRIGO PASIVO
LIGERO.
Protección cubierta
para tropas y
material.
ALAMBRADAS.
Eficaz obstáculo
artificial contra
personal. Defensa
perimetral.
ORWELL
EN MONTE
IRAZO
La Guerra Civil en Los Monegros. Ruta Orwell
POSICIÓN DE
AVANZADA.
Las tropas de un ejército en campaña se valen de distintos
procedimientos para el estacionamiento y el descanso: vivac
al descubierto; ocupación de casas, naves o edificaciones de
variada índole; tiendas de campaña...
El pelotón que se guarecía en el abrigo recuperado se valdría
de un mueble armero de tosca factura como el emplazado al
final de la zona de literas, a fin de tomar el armamento a la
mayor brevedad en situación de alarma.
Durante casi un año y medio, entre mediados de octubre de 1936
y el 25 de marzo de 1938, la línea del frente aragonés permaneció
prácticamente inalterable en la Sierra de Alcubierre. El ejército
franquista tomó la estratégica posición de Santa Quiteria, en Tar-
dienta, el 19 de octubre, una semana después de haber llegado
al puerto de Alcubierre fortificando las posiciones 1 a 5, a derecha
e izquierda de la carretera, e instalando su cuartel general en
Leciñena. Así las cosas, el denominado «muro aragonés» quedó
Ambos contendientes se hostigaron casi sin interrupción hasta la
caída del frente, alternando períodos de intensos combates artilleros
acompañados de incursiones aéreas, con otros de menor intensidad en la batalla. Los intentos de penetración en terreno enemigo
no remitieron en este tiempo, dada la importancia de la ciudad de
Zaragoza para el Gobierno de la República, así como la intención
de avanzar en sus conquistas que impulsaba al ejército insurgente.
En la mayor parte de las crestas próximas a este punto de observación pueden hallarse restos de trincheras, casamatas, abrigos para
tropa y pozos de tirador en los que se defendía con la propia vida,
la importancia de cada palmo de terreno. Legionarios, falangistas
de la Segunda Bandera Móvil de Aragón, el Regimiento de Carros
Ligeros de Combate nº 2 y soldados regulares se parapetaron frente
a milicianos del POUM, de la columna Carlos Marx o unidades del
Ejército Popular de la República, acantonadas en el monte de Robres –en míticas posiciones como «La Imposible» o «Pasionaria»– o
en el de Alcubierre, recreado literariamente por el escritor británico
George Orwell.
El número de víctimas, muy difícil de evaluar, fue elevado para
ambos bandos, estableciéndose ocasionales treguas para dar sepultura a los muertos que yacían en terreno batido por el fuego incesante. También podía establecerse el alto el fuego para el intercambio
de correspondencia, periódicos y objetos personales.
La población civil de los pueblos próximos a la primera línea de
combate, fundamentalmente en la zona republicana, sufrió con notable intensidad las consecuencias de una guerra prolongada, siendo frecuentes los bombardeos y el éxodo de ancianos, mujeres y
niños.
Nicolás de Arce Alonso, comandante jefe
del Regimiento de Carros de Combate nº 2.
A 12 kilómetros de Alcubierre en dirección a Sariñena tomando
la carretera A-129, se encuentra la localidad de Lanaja. Para visitar
el búnker rehabilitado hay que tomar la carretera de Cantalobos, a
la entrada de la localidad, y recorrer los 200 primeros metros para
alcanzar la partida «Valdugato» o «Alforjetas», en cuya suave ladera a la derecha, se encuentra la sólida construcción destinada a
nido de ametralladoras.
Este emplazamiento para ametralladoras o fusil ametrallador
fue proyectado y construido por ingenieros y soldados republicanos, dado que la población de Lanaja permaneció en territorio leal
al Gobierno de la República hasta la caída del frente de Aragón en
marzo de 1938.
La imponente estructura de hormigón armado protegía como
fortín y observatorio en un ángulo de 180º, un vasto territorio en
dirección noroeste y noreste, posibles lugares de penetración del
ejército sublevado, bien a través de la Sierra de Alcubierre, bien
desde la población de Almudévar, en poder de los militares insurgentes. El entorno del búnker constituyó un conjunto defensivo hoy
prácticamente inexistente. Se ha reconstruido, no obstante, un tramo de trinchera o ramal de comunicación para ofrecer una imagen
aproximada de la oportunidad estratégica de la posición.
De acuerdo con esta
premisa, siempre que
el terreno lo permitía,
se construían los pozos
circulares y con el fondo
plano para no entorpecer
el uso del arma.
Este puesto de tiro ha
sido reconstruido con
una aspillera abierta por
donde el tirador controla
cómodamente y en toda su extensión el ángulo de tiro asignado.
Desde esta posición, así como a lo largo de buena parte del recorrido, se controla la antigua carretera entre Leciñena y Alcubierre,
igualmente los posibles movimientos de tropas enemigas en el puerto. Las posiciones ubicadas al otro lado de la actual carretera, en dirección norte, también estaban ocupadas por tropas republicanas.
En la mayoría de los pozos recreados se han habilitado en los muros unas repisas interiores o pequeños nichos, que eran utilizados
para depositar las municiones, cargadores o granadas de mano.
«Se observará una rigurosa disciplina de fuego mantenida a toda costa por
los jefes de posición, quedando terminantemente prohibido disparar con fusil o
mosquetón, solamente a las distancias cortas y sobre objetivos bien determinados, a no ser que las circunstancias aconsejen otro empleo que aprecien los jefes
de posición. Las ametralladoras tirarán normalmente el fuego de ráfagas de 4 a 6
disparos y sobre objetivos propios de esta clase de material, empleando el fuego
ametrallador continuo para concentraciones, nidos de ametralladoras, etc.»
BÚNKER EN LANAJA
El estado de conservación del búnker es bueno, a pesar de
que en los años de penurias económicas del primer franquismo,
se extrajo parte de la estructura metálica, como es bien visible en
el interior.
Igualmente es de ver en Lanaja, la lápida que conmemora la
muerte de siete falangistas en julio de 1936. Se halla ubicada en el
entorno en la cooperativa local, en las estribaciones del saso y sobre los restos de las cuevas que sirvieron de refugio antiaéreo.
En este pozo-observatorio de
Monte Irazo se ha utilizado piedra
del terreno, que propicia tanto su mimetización con el entorno como una
mejor conservación en el tiempo. Los
sacos terreros son usados para proteger el paramento y las aspilleras
por donde los sirvientes cumplen con
su misión de fuego y observación.
Las medidas de este habitáculo se
corresponden con las determinadas
por la excavación arqueológica practicada. En general, los pozos
se abrían en planta rectangular, aunque las características de esta
posición aconsejaron la forma semicircular que se ha recuperado.
Los pozos dobles permiten el descanso alternativo de los servidores, y garantizan la actividad del puesto aunque uno de los hombres
cause baja.
Un asentamiento u observatorio exige, en aras a su empleo eficaz, espacios abiertos directamente al exterior dando frente al enemigo. Las aberturas, aspilleras o ventanas de observación deben
estar en un plano elevado sobre el nivel de la excavación, por lo
que el conjunto de la obra adquiere un mayor relieve, aunque de
este modo también incrementa su vulnerabilidad al tiro tenso de las
armas enemigas.
El tamaño de las aspilleras sirve como punto de evasión de los
defensores en caso de obstrucción de la entrada al pozo o al observatorio. La profundidad del interior debe ser tal que no obstaculice
en ningún momento las actividades de los defensores.
ALAMBRADAS
El trazado de estos corredores debe permitir una ágil circulación,
una protección contra el tiro de enfilada y una defensa fácil si la
posición es ocupada en parte por el enemigo.
Los trazados habituales se construyen en zigzag y ondulados,
adaptados siempre a la orografía del terreno. Las medidas en profundidad oscilan entre 0,70 y 1,70 metros, bien se practiquen en
perfil reducido o a perfil completo.
Para evitar el derrumbe de los taludes como consecuencia de las
excavaciones se hacen necesarios los revestimientos, que pueden
estar construidos con materiales muy diversos. Los más usuales
son ramas de árboles (fajinas), zarzos, tepes, tablas, sacos terreros,
piedras, etc.
Uno de los problemas más graves con que se encontraban los
defensores era la acción de las aguas de lluvia en el suelo de los
asentamientos. Debía evitarse a toda costa el encharcamiento y la
formación de barro, origen de enfermedades e incomodidades, para
ello era necesario facilitar la salida del agua de las trincheras, ramales y asentamientos a través de un correcto sistema de drenaje.
El utilizado en la posición de Monte Irazo es el tradicional de zanja
practicado bajo el suelo de gravas. Originariamente, en lugar de gravillas se emplearon tableros de madera o losas de piedra.
La posibilidad de emplear armas
químicas en el frente determinó la incorporación a la impedimenta militar
de las máscaras contra gases. No
hay constancia de acciones con gas
en la Sierra de Alcubierre, sin embargo ante tal eventualidad se dictaron
normas específicas de utilización de
caretas.
Otros escenarios
USO TÁCTICO
GUERRA QUÍMICA
A tenor de los medios utilizados se puede componer un área de
acantonamiento, de vivac o un campamento.
La norma general determina que toda la fuerza permanezca reunida por secciones e inmediatas las tres de una misma compañía.
Y aunque este principio puede modificarse según incontables variables, se procura mantener siempre que sea posible.
La teoría sostiene que el mejor vivac es aquel que puede ubicarse dentro de un bosque o en varios manchones de arbolado, no debiendo guardar formas simétricas en el trazado.
Este vivac, recuperado con método arqueológico, se materializó en octubre de 1936 aprovechando una zona semiboscosa que lo
ocultaba de los ataques aéreos.
Con todo, a fin de evitar riesgos, se procuraba incrementar el
enmascaramiento habilitando las enormes galerías o abrigos en taludes, incluso en oquedades de laderas muy quebradas. Los abrigos practicados en esta zona revelan la existencia de un asentamiento notable. Igualmente los restos de uralita hallados, que en su
momento se cubrió con tierra y ramajes, abundan en la importancia
estratégica de este conjunto de «abrigos de descanso con cubierta ligera».
El refugio excavado daba cobijo a un pelotón, unidad compuesta
por once hombres. En su construcción se emplearon troncos de árboles, retamas y ramaje. En determinados lugares se incorporaban
igualmente tepes de musgo o verdín. La forma de cabaña era la habitual, presentando salida de humos, revestimiento interior y suelo
hecho de ramas secas, confiriendo al habitáculo un aire confortable
y cálido. Pequeñas zanjas exteriores desaguaban las lluvias.
El hecho de haber levantado
una construcción de sólida factura obedece a la larga estancia de los combatientes en la
misma posición, dado que las
distintas unidades cuya presencia se documenta en esta
sierra, permanecieron aquí
desde octubre de 1936 hasta la caída del Frente de Aragón a finales de marzo de 1938.
La construcción quedaba fuera de las vistas del enemigo merced
a una ligera elevación del talud y al sistema de camuflaje utilizado
en la época, ramas y otros elementos del terreno, que se colocaban
sobre las tejas y las uralitas que remataban la cubierta.
La comida, el agua y el municionamiento de la posición se realizaba desde Alcubierre en camiones hasta el pie de la sierra, y
finalmente con el empleo de caballerías.
Capítulo aparte merece el de la construcción de letrinas. Se trata de zanjas estrechas y poco profundas cuya tierra excavada se
amontona a un lado para utilizarla después en el cegamiento. No
obstante la importancia sanitaria de esta construcción, los documentos consultados revelan una escasa higienización en las posiciones. El propio George Orwell no duda en afirmar: «cada vez que
pienso en mis dos primeros meses en el frente, acuden a mi mente
imágenes de rastrojos de invierno rodeados de zurullos acartonados».
La vida en las trincheras fue muy dura para todos los combatientes. Sufrieron enfermedades, incomodidades de toda índole, frío,
calor, suciedad, piojos, ratas... y sobre todo miedo al llegar la noche. La oscuridad lo invadía todo y cualquier sonido era motivo de
alarma y extrema tensión. La vida estaba siempre amenazada.
En esta zona del vivac, a la que se accede por un tramo de escaleras de la época, se han encontrado tres depósitos, el de mayor
tamaño de 3,8 x 3 m y 1,9 m de profundidad, fue excavado al pie de
la antigua carretera para facilitar el acopio con camiones, aunque
también está dotado de su propio sistema de captación para recoger
las aguas de lluvia y las escorrentías de la ladera. Este aljibe, cuyas
paredes han sido enlucidas con cemento, funcionó como depósito
principal y de decantación para posar el material de arrastre.
Por medio de un aliviadero y una conducción, en la actualidad
desaparecidos, el agua era trasvasada a los depósitos de menor tamaño habilitados al otro lado del camino agrícola y próximos al área
propiamente de vivac y descanso de la tropa.
El suministro de agua en otras posiciones situadas más a retaguardia se realizaba con autoaljibes o camiones cuba. Cada compañía nombraba un número suficiente de soldados que realizaban la
aguada transportándola con gran cuidado en cubas o vasijas.
De las condiciones de salubridad del agua dependía en buena
medida la salud de los soldados, no siendo infrecuentes las enfermedades derivadas del consumo de aguas en mal estado. Una ambulancia apostada en la actual zona de aparcamiento del conjunto,
trasladaba a los enfermos y heridos hasta los hospitales habilitados
en Leciñena y Perdiguera. Las conducciones se realizaban generalmente por la noche.
Los mosquetones
de una compañía de
infantería necesitaban
una dotación de 6.400
cartuchos que debían
ser repuestos de una
forma continua. El hecho trascendental de
unir el centro de municionamiento del batallón con el de las compañías resultaba de
suma importancia. Se
podía proceder al municionamiento con peatones, soldados con morrales, con ganado o
con vehículo.
En esta primera línea de fuego de la Sierra de Alcubierre, resultaba tremendamente peligrosa la circulación por la carretera al estar batida por las armas de tiro corto de los soldados republicanos.
Por tal motivo sólo se podía acceder a través de ella en un vehículo blindado.
Todas las posiciones estaban municionadas con 150 cartuchos
por mosquetón o fusil y la dotación reglamentaria para ametralladora, y todas disponían además del preceptivo depósito. Los planes
de fuego tenían que ser rigurosamente respetados, de modo que no
se despreciaba munición y el fuego era más eficaz. Las vainas de
los cartuchos disparados se recogían y enviaban a retaguardia para
su recomposición.
establecido en el punto en el que se ubica este observatorio, tanto
en dirección norte hacia San Simón y Santa Quiteria, como hacia
el sur mirando al Ebro, a través de Monte Oscuro, entre Pina y
Quinto.
ERMITA DE SANTA QUITERIA
La ermita de Santa Quiteria (533 m)
con el importante observatorio fortificado
en su cumbre, así como el asentamiento
de Valdelayeto –en proceso de rehabilitación todo el conjunto–, constituyen enclaves de indiscutible relevancia geoestratégica en el frente aragonés.
La disputada posición de Santa Quiteria y la meseta en la que se asienta, pro-
tagonizan algunas de las páginas más
sobrecogedoras de la contienda. El número de soldados muertos en la defensa y ataque de la insoslayable cota nunca ha podido ser determinado con exactitud. La historiografía más rigurosa sitúa
este escenario de los Monegros entre los
más significativos capítulos de la guerra
en Aragón.
Su construcción parte de una zanja de protección de personal a la
que se ha añadido una cubierta ligera.
En el aspecto táctico, este abrigo bien podría ser catalogado como
«abrigo de asentamiento», dado que sirve igualmente para proteger
a los sirvientes de las armas en determinadas fases del combate.
El abrigo ligero también podría ser empleado como depósito de
munición e incluso como abrigo de descanso para facilitar la vida de
las tropas en la trinchera.
La captación y depuración del agua es uno de los cometidos
más importantes de la logística en campaña. El agua es un
elemento vital para el combatiente.
LAS TRINCHERAS DE ORWELL
«El muro aragonés». Un frente estable
Las alambradas constituyen uno de los obstáculos artificiales más empleados
en todos los conflictos del mundo contra la progresión de las tropas a pie. En esta
posición defensiva complementa al obstáculo natural que es la fuerte pendiente.
El trazado se debe adaptar al plan de fuegos y vigilancia de la defensa.
El obstáculo que aquí se ha levantado es una alambrada normal, reforzada con
un faldón que, en la realidad, rodearía toda la posición defensiva. En el entramado se tendrían previstos pasillos provisionales e itinerarios por dónde saldrían las
patrullas nocturnas en misión de escucha o captura de prisioneros. Para obstruir
estos pasajes se empleaban los caballos de frisa, un obstáculo que también sirve
para cerrar eventualmente brechas producidas en las alambradas.
Los complementos más habituales de las alambradas son los fosos contra carros, los campos de minas o los terraplenes.
CUEVA
Las cuevas, así como las
minas y túneles, ofrecen una
muy buena protección contra
los efectos de los bombardeos y
armas pesadas, máxime cuando
se excavan en zonas pétreas o
se dotan las galerías de refuerzos auxiliares como la entibación en madera.
Las cuevas habilitadas en
este campamento han sido practicadas por especialistas, aprovechando la estructura y características naturales
del terreno. Una vez reforzada la seguridad de las mismas con sólidos métodos
de entibado, sirvieron como puesto de mando desde el que se comunicaban las
órdenes a las posiciones de observación y tiro por medio de teléfonos. Igualmente
se utilizaron las cuevas como puesto de socorro, improvisados quirófanos o refugios ante los ataques aéreos.
Municionamiento
«Los montes de aquella parte de España –escribe Orwell acerca de la Sierra de
Alcubierre– tienen una forma curiosa, como de herradura, con la cima achatada y
laderas empinadas que se precipitan en tremendos barrancos. En las cuestas más
altas tan sólo hay matas raquíticas, brezos y los blancos huesos de la piedra caliza
que asoman por todas partes. El frente no era allí una línea continua de trincheras,
cosa imposible en un terreno tan montañoso; era simplemente una cadena de
puestos fortificados, llamados en todos los casos “posiciones”, instalados en cada
una de las cumbres».
George Orwell, Homenaje a Cataluña.
En la excavación de las posiciones avanzadas de la Sierra de Alcubierre se han hallado
abundantes restos de latas de
conserva, lo que prueba la idoneidad de los comestibles preparados por este procedimiento
en las zonas de conflicto.
No obstante, el área de Las
Tres Huegas se encuentra bien
comunicada con Leciñena y Zaragoza, de modo que los suministros podían realizarse con
cierta regularidad. A pesar de
que la carretera estaba constantemente batida por las piezas artilleras enemigas y la aviación, el
abastecimiento con caballerías o vehículos blindados podía utilizar
caminos alternativos, de modo que junto a las latas, también llegaban al frente alimentos semiconservados e incluso frescos.
La excavación de esta zona al abrigo de la loma, ha permitido recuperar la estructura básica de ciertas estancias que sirvieron para almacenar pertrechos de variada índole y también víveres.
Igualmente, se ha descubierto la existencia de una chimenea y un
pozo aljibe construido en cemento de 2,4 metros de profundidad, en
una pieza que pudo ser una rudimentaria cocina. El hecho de que
las tropas permanecieran por largo período acantonadas e inmóviles, propició la adecuación de ciertos ámbitos para allegar pequeñas
comodidades a esta primera línea de fuego.
El vehículo de suministro salía a diario de Leciñena para distribuir las raciones en frío determinadas por el alférez ayudante habilitado en la posición. Cuando las circunstancias y las existencias lo
permitían, se podía servir un rancho caliente.
Vivac. Abrigo de descanso para pelotón
«Tampoco en
aquel frente ocurría nada y sólo
se oía el silbido
ocasional de algún proyectil y,
muy de tarde en
tarde, el zambombazo de un
mortero fascista
que nos empujaba hacia la trinchera superior para ver en qué colina caían las granadas. El enemigo estaba allí un poco más cerca, a trescientos o cuatrocientos
metros. La posición más cercana se hallaba enfrente mismo de la
nuestra, con un nido de ametralladoras cuyas aspilleras eran una invitación a malgastar cartuchos. Los fascistas apenas se molestaban
en disparar con fusil, pero enviaban implacables ráfagas de ametralladora contra todo el que se asomaba».
«No teníamos cascos metálicos ni bayonetas, y menos aún revólveres o pistolas, y disponíamos sólo de una bomba de mano por
cada cinco o diez hombres. Las bombas entonces en uso eran unos
objetos temibles que se llamaban “bombas FAI”, ya que las habían
inventado los anarquistas al comienzo de la guerra. Se basaban en
el principio de la bomba de Mills, pero con la palanca sujeta por una
cinta y no por un pasador. Una vez que se retiraba la cinta había que
arrojarla con toda la celeridad posible. Se decía que eran bombas
“imparciales” porque mataban tanto a quienes las recibían como a
quienes las lanzaban.»
«El paisaje era soberbio si uno conseguía olvidar que todas las
cimas montañosas estaban tomadas por soldados y por lo tanto alfombradas de botes de conservas y excrementos.»
«Es curioso, pero después de las experiencias que he vivido no
tengo menos sino más fe que antes en la honradez de los seres humanos.»
George Orwell, Homenaje a Cataluña.
Con carácter general, en el frente la alimentación se realizaba sobre todo con productos enlatados y de acuerdo con las
denominadas «raciones de previsión».
Abastecimiento de agua
La misión encomendada a los componentes de esta posición era la de vigilar la
carretera que venía del Puerto de Alcubierre, defender la línea ante un ataque del
enemigo e imposibilitarle el avance en un intento de profundización hacia Lanaja
y Sariñena.
Desde este privilegiado punto se divisa con toda claridad el conjunto de lomas
enemigas que lo enfrentan y cualquier movimiento se hace perceptible a la vista
del observador atento.
El pozo-observatorio estaría enlazado mediante un hilo telefónico con el puesto
de mando que, presumiblemente, se encontraba en el abrigo ligero al este de la
posición. Para que el uso del observatorio resultara eficaz se utilizarían prismáticos de campaña.
Abastecimiento de víveres.
La alimentación
El pozo doble de tirador es también un abrigo de cubierta
ligera, si bien de los denominados de cubierta elevada al
frente sobre el nivel de la excavación, característica ésta inherente a los observatorios y asentamientos de armas.
Observatorio. Pozo doble de tirador
Abrigo pasivo ligero
Se denomina pozo de tirador al lugar donde el defensor de
la posición cumple con su cometido. El tiro que se realiza en
este punto ha de poder efectuarse con igual facilidad en cualquier dirección, cumpliendo el plan de fuegos previsto.
Pozo de tirador individual
El medio más seguro de enlace entre las distinas obras de
la posición defensiva se realiza a través de los ramales de
comunicación.
Ramales de comunicación
En la posición de Monte Irazo, se han recuperado restos del área
de descanso de los soldados en el lugar en el que se ha reconstruido esta cabaña, y también bajo el talud próximo, donde se
han conservado las trazas de los muros extistentes en 1936.
El vivac o zona de vida
«En lo alto de cada promontorio, fascista o republicano, un puñado de hombres sucios y harapientos, tiritaba en torno a su bandera y trataba de entrar en calor. Y de día y de noche balas perdidas
que vagaban por los collados vacíos y que sólo por rarísima y remota casualidad hacían blanco en un cuerpo humano.»
G. Orwell en la Sierra de Alcubierre
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1936-39
El abrigo ligero es una obra de fortificación que resiste impactos de fusilería o de metralla, provenientes de las explosiones próximas de la artillería y los efectos combinados de
explosiones aéreas a cierta distancia.
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