VIDA RELIGIOSA CONSAGRADA - O¨Murchu

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VIDA RELIGIOSA CONSAGRADA
Diarmuid O’Murchu
PREFACIO
En 1960, había más de 1.300.000 Religiosas en la Iglesia Católica. Cuarenta años más tarde, en el
2000, el número había bajado a 900.000.
En los 1970 y 1980, los observadores sugirieron que éste era un fenómeno blanco occidental, uno que
era improbable que impactaría en 2/3 del mundo. Algunos hasta predijeron que las vocaciones que
aumentaban en el Sur compensarían el declive en el Occidente y que los misioneros del Sur terminarían
evangelizando Europa.
Al entrar en los 1990, las primeras indicaciones de la disminución se notaron tanto en Asia como en
Sudamérica. En ambos continentes el hecho de que el número declinaba era mucho más aparente, con
indicaciones que una tendencia similar estaba comenzando a suceder en varios países del subcontinente africano.
¿COMO LLAMAMOS LA CRISIS?
Cuando yo y otros predijimos esta tendencia en 1970, nos llamaron profetas del desastre. De hecho,
sólo estábamos tratando de honrar la historia de la Vida Religiosa en su ciclo evolutivo de crecimiento y
declive. Para la mayoría de los historiadores, esto expresa una especie de fatalismo histórico, pero para
aquellos que miran la historia en un contexto más espiritual, la evidencia es de un proceso evolutivo de
nacimiento, muerte y renacimiento que llama a una imaginación creativa y a un profundo discernimiento.
El modelo actual de la Vida Religiosa parece haber cumplido su propósito y por lo tanto una
disminución numérica en mayor escala,- que sin duda, es una experiencia metafórica de Calvario- es
tanto necesaria como deseable para un momento nuevo de Resurrección. Como en ciclos históricos
previos, esto puede incluir la revitalización, o refundación de algunas Ordenes y Congregaciones, pero
también incluirá la extinción de muchos grupos que existen hoy.
Una cosa es cierta: la Vida Religiosa continuará—pero no, sin un despojo grande de cosas que hemos
acumulado. Tendremos que despojarnos de la riqueza que hemos acumulado, del status y privilegios que
hemos amasado. Pero más inquietante que todo, nuestra fuerte alianza al Catolicismo institucional está
entre las falsas seguridades de las cuales también tendremos que despojarnos.
Se nos despojará de todo el bagaje que hemos acumulado—cultural y eclesiástico--- y cuando nos
dispongamos a viajar liviano, el Espíritu soplará sobre los huesos secos (Ez. 37: 1-14) y la vida nueva
surgirá donde lo menos esperamos. La paradoja del Calvario y la Resurrección será la Cruz más dura
que tengamos que llevar, pero también la esperanza más grande para el futuro.
UN TIEMPO PARA VIVIR ---- UN TIEMPO PARA MORIR
El modelo actual de la Vida Religiosa tiene otros 60 u 80 años de existencia antes de que esté
suficientemente despojada para que el Espíritu creativo sople vida nueva. Lo que este libro intenta
expresar son algunas de las transiciones que se nos pedirá vivir durante este tiempo. Tendremos que
despojarnos de tradiciones importantísimas que obstaculizan nuestro llamado profético. (Capítulo 2).
Necesitamos mucho coraje y sabiduría para discernir cuáles son las opciones apostólicas que mejor
expresen la visión del Reino de Dios (Capítulo 3) y finalmente, nuestra esperanza descansa en el futuro
que el Espíritu evoca en cada era nueva (Cap. 4)
En el Cap. 3 de este libro, ofrezco algunas sugerencias tentativas de lo que esta visión podría parecer.
Su forma gestalt verdadera, pertenece, no hay duda, a la creatividad del Espíritu y no a proyecciones
humanas, ya sea mías o de alguien más -No importa cuán inspirados estemos.
1
NUESTRA ESPERANZA FUTURA
El material de este libro está escrito desde un realismo fiel y una esperanza nueva. Necesitamos
enfrentar nuestra disminución numérica con honestidad e integridad, sino es por ninguna otra razón que
nos permita morir con dignidad, y eso tiene un valor testimonial importante en un mundo donde la muerte
indigna está tan extendida. La verdadera esperanza cristiana no evade la inevitabilidad de la muerte
porque sabe que es un paso necesario para la promesa de la Resurrección y vida nueva.
Partiendo de esa base podemos asomarnos hacia lo que el futuro podría ser. Si mi congregación o
cualquier otra ha de vivir o morir no es para que nosotros, los humanos decidamos. Está en manos del
Espíritu creador que garantiza el futuro de la V. Religiosa y que ha suscitado consistentemente nuevos
grupos para mantener ese futuro. Más que otra cosa este es un tiempo para una confianza radical en la
naturaleza paradójica de la creatividad divina.
La V. Religiosa ha cambiado radicalmente en los 40 años pasados. Las Iglesias Cristianas,
especialmente, el Catolicismo busca en vano estabilizar las corrientes cambiantes y establecer modelos
definitivos. Sospecho que para nosotros, los Religiosos, los cambios más grandes están por delante, no
detrás. Y espero, que este libro, aunque sea de forma muy pequeña nos prepare a transitar de un modo
creativo y con discernimiento los cambios dramáticos que caracterizarán la vida de votos por el resto del
Siglo 21.
Si bien, me pidieron que escriba este libro para animar a hombres y mujeres Religiosos/as en Las
Filipinas, espero que ayude a Religiosos/as en cualquier parte del mundo. Los Religiosos Filipinos están
ahora experimentando el descenso que muchos de nosotros venimos experimentando desde los 1960.
En algunas congregaciones las vocaciones han disminuido. Mi esperanza es que las reflexiones de este
libro darán un contexto a lo que está pasando ahí y en todo lugar: demanda apertura más que negación,
confrontados a la disminución; serenidad más que confusión al darse la transición, y sobretodo, visión y
esperanza para abrazar el nuevo y diferente futuro.
CAPITULO 1
¿QUE TIENEN QUE VER LOS PARADIGMAS CON
LA VIDA RELIGIOSA?....
“Las personas consagradas deben mantenerse intelectualmente abiertas y lo más adaptables posibles,
para que el apostolado se mire y se exprese de acuerdo a las necesidades de los tiempos, haciendo uso
de los medios que el progreso cultural provee” VIDA CONSAGRADA (VC 71)
Como concepto cultural, un paradigma se refiere a un modelo dominante desde el cual actuamos y nos
comportamos en la vida cotidiana. Estos son algunos de los paradigmas que prevalecen en el mundo
contemporáneo:
Dios gobierna desde arriba
El gobierno se ejerce a través de sistemas jerárquicos ---gobernamos de arriba hacia
abajo
La información se transmite de maestra a alumno
Los genes gobiernan y controlan el comportamiento
El progreso se da a través de la supervivencia del mejor
La religión / la Iglesia es responsable de la moral
El cristianismo está basado en la revelación divina; sus verdades no se cuestionan
La sabiduría de la ciencia es más confiable que la de la religión
Ganamos el dinero trabajándolo
Los escolásticos podrán discutir mucho esta selección. Algunos dirán que el sistema de gobierno
basado en la jerarquía y los principios religiosos que yo expreso, nos son dados por Dios, y por eso no
cambiarán, ni se debería intentar. Cuestionando este argumento, los postmodernos dirán que las
verdades reveladas son verdades desde la percepción y comprensión de grupos particulares de gente en
un momento específico de la historia, y por eso, no pueden reclamar una veracidad por siempre.
2
MODELOS CAMBIANTES
Partiendo de paradigmas cambiantes, quiero reflexionar sobre el tema de un salario y la noción de una
ética de trabajo. Ganar un salario por un trabajo, es algo que damos por supuesto y sobre el que
raramente reflexionamos. Ilustra 3 paradigmas diferentes sobre un tiempo de 300 años. Tan
recientemente, como los 1800, la gente todavía estaban viviendo una economía de trueque en la cual los
bienes se cambiaban por otros bienes más que por dinero. Los animales se cambiaban por productos
brutos, o los productos de la tierra se cambiaban por ropa. Usar dinero como remuneración por trabajo
era desconocido.
Durante el Siglo 20, trabajar para ganar un salario se convirtió en algo normal, a pesar del hecho de
que en varios países, más del 50% de la población trabajó en la ‘economía informal’ (amas de casa,
estudiantes, adultos mayores, voluntarios, artistas, músicos) y no ganaban un salario Standard. Trabajar
ganando un salario es un fenómeno relativamente reciente, mucho más aplicable en el mundo occidental
que en otros lados. Que el Trabajo es un expresión de la creatividad humana, y un elemento necesario
para el crecimiento humano y la felicidad, es una noción muy antigua para nuestra especie. Ahora que el
trabajo y el dinero se han transformado en sinónimos, enfrentamos un dilema humano de alienación y
descontento. Primero, el trabajo que mucha gente hace para ganar dinero es tedioso, aburrido y
cansador; más que para afianzar la creatividad, muchas veces la desestima. Segundo, con el trabajo
remunerado como norma, millones en nuestro mundo se sienten desempoderados.
Como en otras esferas de la vida moderna, el trabajo también asume un sentido diferente. Nos estamos
moviendo hacia un nuevo paradigma popularmente conocido como contrato de trabajo, trabajo en el cual
a la gente se le paga por hora, con poca seguridad tales como jubilación u obra social. El trabajo de “por
vida” se diluye, dejando mucha gente en la confusión, activando nuevos niveles de inseguridad e
incertidumbre.
Aquí podemos distinguir no sólo 3 modificaciones a la ética de trabajo que prevalecen, sino 3
comprensiones muy distintas de lo que significa el trabajo. El modelo de los 1800 es ampliamente una
economía de regalo, en la cual el sentido desarticulado de que todo es regalo hace a un sistema de
intercambio entre la gente. Lo segundo, típico de las naciones occidentales en el Siglo 20, está más cerca
de una economía de remuneración, pero mucho para la ventaja de aquellos que se alinean mejor en un
sistema capitalista. Lo tercero incluye una desilusión consciente con un modelo previo y un deseo grande
de separar el dinero del trabajo, una vez más, para que todos puedan ejercitar su potencial creativo a
través del trabajo con sentido---sea remunerado o no. Puede sonar idealista, pero a lo que estamos
aspirando aquí se lo podría describir como una economía creativa. De hecho, es un ordenamiento
económico, que los humanos han conocido por mucho de su tiempo aquí en esta tierra.
Lo que es de interés y significativo en estos ejemplos como en todos los paradigmas cambiantes, es
que ninguna persona, organización o gobierno deciden cambiar de un modelo a otro. Estamos viviendo
con un modelo orgánico que evoluciona y que muchas veces desafía la lógica humana y que tiende a
ridiculizar a aquellos que se suscriben a la creencia de que los seres humanos estamos a cargo de la
creación y de ahí, que todos los progresos en la cultura humana se dan de una forma u otra gracias a la
intervención humana.
Hay un base teórica para estas visiones? La obra de gran influencia de Thomas Kuhn es la que más se
cita y ciertamente que Kuhn también es criticado. Mucho del trabajo de Kuhn es sobre el cambio de una
visión científica a otra. Un ejemplo científico obvio es el cambio de un modelo clásico mecanicista del
S.17 a un modelo quantum relacional que comenzó a conocerse en los 1920, y que todavía es la base de
investigación y controversia.
Un ejemplo contemporáneo es el de la salud. La medicina corriente tiende a adoptar el modelo
mecánico como una forma fundacional de trabajo. Cuando un doctor examina un paciente trata de ver
qué parte de la anatomía no está bien y cuales son las intervenciones que se necesitan para corregirla. El
principio básico aquí afirma que el todo es igual a la suma de las partes, y, de ahí, el desafío está en
sanar la parte dañada.
Un doctor que usa el enfoque alternativo holístico adopta una forma radicalmente diferente basado en
el principio que el todo es más grande que la suma de las partes. Los síntomas o enfermedad indican que
hay algún tipo de desequilibrio en la salud general del organismo. De ahí, que la salud general o falta de
ella se convierte en el punto esencial de investigación. El estilo de vida, la dieta, el stress, las relaciones,
las influencias tóxicas del ambiente, el enfoque espiritual, son todos investigados con la esperanza de
discernir en la forma de vida lo que está dañando la salud o conduciendo a la enfermedad. El recuperar la
salud requerirá algunos cambios drásticos a largo plazo y no sólo la erradicación de los síntomas
observables. Esto es conocido como el enfoque holístico, que gana credibilidad cada vez más en el
3
mundo moderno occidental. Por supuesto, que ha sido practicado por sanadores indígenas por muchos
milenios, mucho antes que la medicina moderna se hiciera tan mecanicista.
CHEQUEANDO NUESTRAS HIPÓTESIS
Lo que estamos tratando de ver son nuestras hipótesis culturales. Como especie humana estamos
operando con hipótesis heredadas y las estamos siempre cambiando a la luz de nuevas formas
culturales. Algunas hipótesis afloran y pueden prevalecer como guías dominantes, por un número de
décadas, o aún milenios. Se convierten en creencias Standard o paradigmas culturales. Algunas hipótesis
afloran y pueden prevalecer como guías dominantes por un número de décadas o
aún milenios. Se convierten en creencias Standard o paradigmas culturales. Si han prevalecido por
mucho tiempo serán muy difíciles de cambiar. Brevemente deseo revisar dos hipótesis muy poco
nombradas o reconocidas por su influencia e impacto; la primera es el Patriarcado y la segunda el
Antropocentrismo.
1.- PATRIARCADO: Posiblemente la hipótesis que más prevalece es la convicción que la mente
humana es inexpugnable y que la vida en nuestro planeta se la puede someter a la razón humana, al
escrutinio y al control. Esta convicción favorece al fuerte, al rico y al poderoso. Esta forma de pensar es
de hecho relativamente reciente, mucho del producto de tiempos patriarcales retrocede 8000 años.
Para nuestras mentes humanas 8000 años es casi incomprensible y esa percepción encierra una de las
hipótesis más destructibles y mezquinas con que los humanos trabajamos. Lo que encontramos aquí es
la mano todopoderosa del patriarcado para quien el control es un valor central. Lo que ha sucedido en los
últimos 2000 años podemos manejar bien. Por lo tanto consideramos el año 2000 como un hito para el
comienzo de todo lo que es de importancia en nuestras vidas, esto es particularmente cierto para los
Cristianos
Los académicos, por otro lado estirarán la vara medible del patriarcado un poco más allá. Encuentran
que la cultura clásica griega es muy atractiva particularmente el énfasis en la razón, la lógica y la
prioridad del varón sobre la mujer. Pero su horizonte más importante es el nacimiento de la civilización,
caracterizado por el desarrollo de la escritura en la antigua cultura Sumeria y el nacimiento de las
primeras ciudades, ambas que datan de 3500 años antes que Cristo. Los desarrollos culturales antes de
eso son considerados incivilizados, primitivos y barbáricos en un grado u otro.
Lo que estoy tratando de mostrar es el reduccionismo y lo destructivo de los principios centrales del
mundo patriarcal que elige ignorar nuestro tiempo de evolución de 6.000.000 de años y pone su atención
en los desarrollos funcionales y estrechos de los últimos 5 a 10 milenios. Todos nosotros hemos sido
adoctrinados a considerar el paradigma patriarcal como normal, insuperable y eterno. Pero es
precisamente el paradigma que está comenzando a derrumbarse y desintegrarse, y más que otra cosa es
lo que genera tanto interés en los paradigmas hoy.
Lo que hemos heredado del reino del patriarcado es una cultura de una competición feroz en el cual la
estrategia del divide y reinarás se ha desatado furiosamente. Nos ha dejado con otro mundo violento, un
planeta destrozado y una atmósfera de explotación. El deseo de una forma diferente de ser, la conciencia
que engendra la posibilidad de un paradigma diferente comenzó a aflorar fuertemente después de la 2ª.
Guerra Mundial. Notamos su emergencia en la creación de las Naciones Unidas en los 1940. Surgían
fuerzas subconscientes y sutiles, dándose nuevas alianzas entre las naciones y fomentando una
cooperación más grande e interdependencia. Desde entonces, se ha transformado en algo mucho más
aparente que los grandes temas que la humanidad hoy confronta, especialmente en lo que se refiere a lo
ecológico y a la amenaza ambiental, y más recientemente, la seguridad global, que sólo puede ser
tratada y manejada por organismos internacionales y no por estados individuales. El estado nación esta
siendo cada vez más débil, una desaparición que lamentamos y presumimos que es potencialmente
peligrosa y no deseable.
2. ANTROPOCENTRISMO. Qué nos detiene de abrazar la realidad grande y así honrar la creación en
una forma mucho más abierta y comprometedora? La respuesta más clara es antropocentrismo. La
segunda hipótesis más grande que requiere nuestra atención urgente. Antropocentrismo es uno de los
sistemas de creencias más resilientes e instalados, siendo la barrera más importante para ver los
cambios de paradigmas como realmente son. Básicamente dice que las cosas son como lo humanos las
comprendemos y que solo pueden desarrollarse como nosotros lo dictamos. El moldear la realidad está
en nuestras manos. La interpretación Copenhagen de la teoría cuántica adopta esta línea de argumento.
Algunos científicos sociales claman que el antropocentrismo es insuperable porque está tan
profundamente enraizado en la visión patriarcal del mundo.
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Consecuentemente, sólo los cambios aumentados y dirigidos por humanos pueden ser verificados
objetivamente y sólo éstos pueden ser dignos de una verificación seria. Hablar de cambios de
paradigmas es muy grande, amorfo y más allá del control humano. De ahí que no hay interés entre los
humanos y está ampliamente asumido de ser de ninguna consecuencia para el progreso futuro.
No está dentro del programa de este libro ofrecer una refutación a la visión antropocéntrica del mundo,
ni deben tomar en serio a un científico social, especialmente uno influenciado por valores espirituales
como yo al tratar de ofrecer una visión contraria. Procederé, entonces, a delinear los puntos principales
en los cuales la noción de cambios paradigmáticos comienza a tener sentido:
1. Nada en la creación es estático. La evolución mantiene todo en movimiento en una forma dinámica.
2. El crecimiento requiere cambio; sin cambiar las cosas comienzan a estancarse y nunca alcanzarán
todo su potencial.
3. La noción que el progreso sucede de una forma linear principalmente por el mecanismo de la
supervivencia del más fuerte, ampliamente sostenido por la comunidad científica pero disputado en varios
otros campos de la sabiduría contemporánea.
4. Varias cosas influencian los esquemas de cambio en toda la creación y muchos de éstos están
más allá del control humano.
5. Los defensores de la Religión sugieren que la activación del cambio está totalmente en manos de
Dios, dejando a los humanos en un rol pasivo.
6. Tanto la ciencia como la religión sostienen los valores centrales del patriarcado,
y
consecuentemente, comprenden de una forma distorsionada lo que activa y guia las fuerzas de cambio
en el mundo.
7. El cambio no es al azar ni determinista. En muchos aspectos la naturaleza es cíclica y para el
observador ingenuo parece no tener sentido de dirección. Es algo paradójico, muchas veces con
contradicciones aparentes y una gran cuota de sufrimiento y dolor. Pero, quizás, más notable que
cualquier cosa, es el crecimiento en complejidad al darse la creación en el tiempo. Este es un punto
importante que da sentido.
8. Los científicos sociales rechazan hablar de progreso cuando se trata de hablar de la evolución,
pero sí se inclinan de un sentido preferencial de dirección, y se están refiriendo a un crecimiento en
complejidad. Esto trae aparejado un sentido de progreso y mayor transparencia frente a una sensación
de misterio que pareciera ser benigno y no destructivo.
9. Muchas de estas ideas se unen al hablar de cambio de paradigma. Este describe un cambio mayor
en dirección, obviamente no instigado por los humanos, y sí, muchas veces confuso y enredado. Una
comprensión antigua comienza a hacerse pedazos y perder credibilidad., aún cuando sea todavía muy
usado por humanos. Distintas fuerzas parecen estar al acecho desafiando la lógica humana y siendo una
amenaza al manejo y control humanos.
10. De entrada, el cambio encuentra mucha resistencia. Ya sea ridiculizado o endemoniado. Con el
tiempo, aún algunos de sus opositores ceden, aunque muy raras veces aceptarán que han cambiado sus
principios, valores y formas de ver.
11. ¿Están los humanos a la merced de estos cambios de paradigma? Parece que tenemos dos
opciones: resistir—en cuyo caso nos convertiremos en victimas de algo que sentimos cada vez más
alienante. La alternativa es que aprendamos a fluir con la corriente, en cuyo caso tendremos una mejor
oportunidad de ser sus beneficiarios.
12. Los temas cruciales, son los de la percepción humana y la comprensión consecuente de:
a) ¿Cómo la creación trabaja en términos evolutivos?
b) ¿Cómo nos vemos en ese proceso global evolutivo?
c) ¿Cómo comprendemos el proceso de la creación, y nuestro rol en él, desde una
perspectiva espiritual.
d) ¿Donde estamos parados con la ideología del antropocentrismo?
El concepto de cambio de paradigma desafía la racionalidad humana y ciertamente trasciende muchas de
las formas convencionales en que vemos la realidad hoy. Quizás, más que nada necesitamos una
espiritualidad holística para comprender con profundidad y anchura lo que este concepto requiere de
nosotros. Todo lo cual indicaría que aquellas personas en la vida consagrada deberían ser más
receptivas a esta profundidad de comprensión. Pero, nosotros también hemos sido condicionados por el
tiempo y la cultura, y la invitación a esta nueva forma de ver requiere para muchos de nosotros una gran
conversión de mente y corazón.
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JESÚS Y UN NUEVO PARADIGMA
Los Evangelios Cristianos están repletos de cambios de paradigmas. Mientras que muchos escolásticos
exaltan el Judaísmo de Jesús y su alianza a la cultura y a la fe heredadas, es difícil evitar la fuerte
revolución que él proclamó y vivió. Un ejemplo vivo, no siempre obvio a los que leen los evangelios, son
las bienaventuranzas en las cuales el declaró que son “Benditos los marginados y desempoderados por
la cultura que prevaleció y sus normas. Y en el Sermón de la Montaña (Mt. 5-7) encontramos algunos
ejemplos intrigantes de paradigmas cambiantes:
a) Pon la otra mejilla. “Si alguno te hiere en la mejilla derecha, pon tu otra mejilla” (Mt. 5, 39) Esto
significa que la persona que te está hiriendo, debe usar tu mejilla izquierda y esto requiere usar su mano
izquierda que en la cultura judía era considerado un acto ritualmente impuro. Este acto impuro ningún
Judío honrado lo hubiese querido realizar. En otras palabras has desempoderado al que está tratando de
ejercer violencia sobre ti. La alternativa sería usar la parte trasera de la mano que en la cultura judía era
comúnmente usada para someter a alguien, porque ésta te desafiaba reteniendo su sentido de igualdad.
Jesús está incitando a comportamientos y modelos alternativos de incapacidad de ejercer dominio sobre
otro. Estaba invocando un nuevo paradigma de liberación y empoderar-miento.
b) Anda una milla extra. “Y si alguien te fuerza a caminar una milla, camina dos” (Mt.5,4-11). Los
Persas antiguos requerían que sus soldados llevaran sus cargas hasta que caían de exhaustos. Los
Romanos tratando de procurar una imagen más benigna, limitaban la prueba a una milla, y tenían sus
caminos claramente marcados con ese fin. Aquí Jesús esta incitando a sus seguidores a un acto de
desobediencia al decirles que caminen una milla extra; esto complicaría al jefe romano por no acatar la
ley. Los tantos están cambiados, un nuevo paradigma requiere relaciones nuevas en las cuales a todos
se nos desafía a tratarnos con dignidad y transparencia.
c) Dale también el manto. “Y si alguien te arma pleito por la ropa, entregále también el manto (Mt. 5,
40). El contexto aquí es un tribunal, el acreedor podía tomar colateralmente el manto exterior, pero tenía
que ser retornado todas las tardes para que el pobre hombre tuviera donde dormir. Jesús está incitando a
que entregue también el manto interior, quedando totalmente desnudo. La desnudez era tabú en el
judaísmo y la vergüenza era más bien del que causaba la desnudez que de la victima. Sacándole el
manto al deudor, la vergüenza recaía en el acreedor, por la crueldad de sus demandas. No es el pobre
hombre el humillado sino el acreedor. Jesús invita a la rebelión para reclamar la dignidad y la autoestima.
Estos ejemplos iluminan el cambio de paradigma que Jesús incitaba en su tiempo. Jesús proclama un
nueva forma de relacionarse, una alternativa al poder y al dominio. Esto es en ningún lado tan
gráficamente ilustrado como en las parábolas y en los milagros. Aquí Jesús confronta las normas
convencionales, especialmente aquellas de inclusión y exclusión, quién es considerado digno de estar en
y estar fuera --- y constantemente rompe todas las barreras asociadas con la impureza, la falta de
dignidad y la exclusión. Las prostitutas y los pecadores son incluidos en la mesa, los pobres son
bienvenidos a la fiesta de casamiento, el cobrador de impuestos está dentro del templo, no fuera; a todos
los obreros se les remunera por trabajar en la viña, y es el Samaritano, un excluido el que realiza uno de
los mayores actos de inclusión que se describen en los evangelios.
Jesús cambió rotundamente la cultura de su día. Comenzó un nuevo paradigma que fue tan
escandaloso como original. La Iglesia de los primeros tiempos domesticó la visión profética. La
Cristiandad sobre un período de 2000 años ha tratado arduamente de acomodar el paradigma a varios
regímenes patriarcales. En la actualidad vuelve a sentirse fuerte la visión profética como indicaré en los
próximos capítulos de este libro. Creo que es una de las funciones fundamentales de la vida de votos:
honrar y reclamar la subversión del Evangelio. En las palabras de Joan Chisttiter (1995, 2) “El hecho es
que la Vida Religiosa nunca se intentó que fuera sólo una fuente de trabajo en la Iglesia; se la pensó
como una presencia con visión, un paradigma de búsqueda, una marca del alma y un catalizador de
consciencia en la sociedad en la que emergió.”
APLICACIÓN EN LA VIDA RELIGIOSAEl paradigma convencional de la vida de votos exhibe un número amplio de aspectos que incluye:
1. El mundo es un lugar pecaminoso del que necesitamos huir si queremos estar seguros de la
salvación eterna.
2. La espiritualidad es esencialmente una batalla en un mundo dual en el que el bien está
continuamente tratando de vencer el mal.
3. La mayoría de la gente está comprometida en los asuntos del mundo. Algunos han recibido un
llamado vocacional—primero, sacerdotes, segundo, religiosos—haciendo que la salvación sea accesible
a ellos mismos y sirviendo como modelos para que otros alcancen la salvación.
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4. La salvación requiere mortificación y someter el cuerpo con sus instintos y deseos peligrosos. La
oración incesante, la penitencia y el ascetismo son los medios principales que usamos para esto.
5. El mundo necesita mucho de quienes (las religiosas/os) le recuerdan de la naturaleza transitoria
de la vida terrena. Las religiosas:/os son un signo escatológico de la vida futura que es dónde todas
nuestras esperanzas se realizarán.
6. Por eso que la estructura interna de la Vida Religiosa debe emular lo más cerca posible la forma
que creemos que las cosas se dan en la otra vida: ordenada, orante, asexual y armoniosa de acuerdo a
los valores del Dios que gobierna.
7. La espiritualidad de la vida de votos es esencialmente una vida asceta de sufrimiento y sacrificio:
“Es en la contemplación del Cristo Crucificado donde todas las vocaciones encuentran su inspiración (VC
23)
8. La plenitud de la vocación es juzgada por la observancia de la Regla y las Constituciones en
fidelidad a Dios y la Iglesia para siempre.
Cuando me refería al viejo paradigma enfaticé que más allá de la oración y de la devoción que
inspiraba, estaba basado en la observancia de reglas externas, de leyes y expectativas. Esto es
esencialmente un modelo masculino en el cual el hacer es muy importante. Se te juzga por lo que logras
de una forma cuantificable y terminas juzgándote a ti mismo. Aún el crecimiento espiritual se juzga en
términos de frecuencia de ejercicios espirituales.
La mayoría de la gente en la Vida Religiosa hoy fue formada en ese modelo, y, trágicamente, es aún
adoptado hoy día, más allá de que se haya modernizado la formación de religiosos jóvenes en Asia y
África. Más aún, los documentos de Roma, por ejemplo: La Vida Consagrada adopta el enfoque asiático
patriarcal, aún el lenguaje usado muestra su alianza con este enfoque. Mucha gente está en contra de mi
critica dura e innecesaria al viejo paradigma. Hasta el punto en que prefieren dejarlo morir en paz, más
que atacarlo. Después de todo este es el modelo que produjo gente heroica y santa, que rindieron un
servicio extraordinario a Dios y a la humanidad. Por esa razón, algunos piensan que deberíamos tratar de
rescatarla, más que subestimarla.
Esto es dónde el análisis que surge del discernimiento de cambios de paradigma es cualitativamente
diferente a otras formas de comprensión. El enfoque paradigmático es más orgánico y busca honrar el
proceso paradójico de evolución, participando en el ciclo de nacimiento—muerte—resurrección. Es más,
la historia de la Vida Religiosa católica verifica esto de una forma clara y convincente, aunque muchos
historiadores eclesiásticos educados en una pedagogía racional tienden a no ver la riqueza y profundidad
del enfoque que critico. Este discernimiento alternativo busca ser más transparente en nombrar los
contextos culturales y temporales en que las cosas nacen, junto con los síntomas de un declive cultural
que muestra que ciertas expresiones culturales han servido su propósito. En un mundo tan temeroso de
la muerte y el “dejar ir”, los partidarios del nuevo paradigma ven la muerte como natural y sano para
todo—incluyendo las religiones y sus instituciones—para que se pueda dar la opción del renacimiento.
Implícito en estas observaciones esta el reconocimiento de que lo que yo llamo “viejo paradigma” fue
alguna vez válido y vibrante, y puede ser todavía útil, pero de una relevancia cultural reducida. Tratar de
mantenerla válida en todo tiempo, cambia lo que estaba llamado a ser fluido y orgánico en algo rígido e
ideológico. Se torna en un Dios en sí mismo, torpe y calcinante, drenando la energía que debería ser
usada al servicio de vida nueva y misión.
UN TIEMPO PARA “DEJAR IR”
El nuestro es un tiempo de paradigmas en transición, con muchos de nosotros encerrados en una
negación de la caída de modelos viejos. En muchos niveles de vida contemporánea las formas previas
de relacionarse con la realidad, y los modelos funcionales están siendo irrelevantes y en muchos casos
inútiles. Agarrándonos al pasado, nos esclavizamos disminuyendo nuestra libertad para abrazar el futuro
nuevo. En este tiempo intermedio, el llamado a un auténtico discernimiento conlleva una responsabilidad
más pesada que en otro tiempo. Estas son algunas de las razones:
1) Como seres humanos nos sentimos más seguros con lo familiar y lo que conocemos íntimamente.
Nuestro deseo natural es agarrarse a lo viejo. Como las instituciones culturales tienden a perpetuarse,
cuando se los confronta con el desafío a cambiar, tienden a resistirse con tanta rigidez que eso mismo los
lleva a su propia perdición. Cuando las personas forman una colectividad (en este caso órdenes
religiosas) o subgrupos en un cuerpo más grande (varias órdenes dentro de una Iglesia particular),
encontrarán muy difícil honrar su deseo de cambiar, por la fuerza que hace el grupo más grande.
2) Por la naturaleza patriarcal de todas nuestras instituciones grandes, confrontadas con el cambio
tendemos a mirar a la autoridad superior buscando consejo y sabiduría. Ingenuamente, esperamos que
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el cambio venga desde arriba. Pero así generalmente no se da. En cambio se da de abajo hacia arriba.
Los soldados rasos cambian mucho antes que las instituciones y sus autoridades.
3) El cambio paradigmático es aún más complejo. Es instigado ni por los que están arriba ni en la base.
Se dan las dinámicas de la evolución, más allá del control de los seres humanos y más allá de la
comprensión humana. Los seguidores de Darwin, explicarán esto como un proceso al azar en el cual la
naturaleza selecciona lo que es correcto para el momento que emerge, eliminando lo que no es útil al
proceso. Esto es más bien una interpretación mecánica congruente con la ciencia clásica de hace 400
años. Pero tiene el valor de alertarnos a una libertad radical en la creación, no al azar ni gobernada
únicamente por
una selección natural. Teológicamente, estamos encontrando a la Espíritu libre y audaz que respira
cuando quiere poniendo orden en el caos como al comienzo de la creación.
4) Aquí nos encontramos con la paradoja de todo cambio, ya sea personal, sistémico o global: no puede
haber resurrección (una posibilidad totalmente nueva) sin un calvario catalizador (un dejar ir radical, una
experiencia fuerte de muerte). Y en esto está el discernimiento para el cual todos los cristianos
generalmente están pobremente formados. Primero, requiere como Brueggeman (1978;1986) nos
recuerda: engancharnos con la nada de la muerte, la habilidad de hacer el duelo y lamentarnos, y luego
soltar lo que es seguro y familiar. Cómo hacemos nuestro duelo institucional y colectivo: Y, quizás, más
importante aún, es cómo abrazamos la tarea difícil de enterrar a los muertos?
Hoy, en el Occidente, varias Ordenes Religiosas y Congregaciones se están muriendo. Sin embargo,
nadie quiere hablar de la muerte. Continuamos metiéndonos en una depresión reactiva, más que abrazar
un dejar-ir pro-activo. Y nadie parece tener una idea de lo que enterrar a los muertos pueda significar en
nuestras circunstancias. Pareciera que por años todavía se extenderá el duelo reprimido, que es
precisamente aquello que nos puede detener de ser re-fundadas en nuestras Ordenes y Congregaciones.
ABRAZANDO UN FUTURO DIFERENTE
En el documento, Vida Consagrada, leemos “institutos de Vida Consagrada son invitados a proponer
con audacia, las iniciativas, creatividad y santidad de sus fundadoras/es en respuesta a las necesidades
de los tiempos que emergen en el mundo de hoy” (VC 37) Casi 20 años más tarde el Documento Mutuas
Relaciones (no. 19) afirma que “una respuesta rica en iniciativa y creatividad es eminentemente
compatible con la naturaleza carismática de la Vida Religiosa”. Algunas de las cualidades que
necesitamos soñar para un futuro diferente están enumeradas aquí: iniciativa, creatividad y santidad, con
capacidad de emprendimiento.
El futuro de la Vida Religiosa no es para que nosotros inventemos – esa es una prerrogativa divina—
pero podemos anticipar co-creativamente. Lo hacemos haciendo un discernimiento del declive y la
muerte del viejo modelo, arriesgándonos con coraje a nuevos experimentos, y abrazando con sabiduría y
visión el nuevo orden mundial que está pujando por revelarse. Adherirse al pasado no es lo importante
hoy. En tiempos de evolución estamos siempre construyendo sobre el pasado, pero la transición trata
mucho más de atender a la fascinación del futuro que agarrarse tenazmente de lo que nos sentimos
seguros. El deseo de la certeza es un aspecto de la inseguridad humana; esto es lo que muchas veces
nos inhibe de arriesgar todo por el Reino de Dios.
Los adelantos actuales en las ciencias físicas y sociales indican más claramente las pistas futuras del
desarrollo evolutivo. Estos son indicadores futuros –al nuevo paradigma—al tratar de leer los signos de
los tiempos y responder más creativamente a lo que el Dios co-creador está engendrando en este tiempo.
Los puntos siguientes son algunos de los aspectos significativos:
1) La Nueva Cosmología señala un sentido de convergencia y conexión entre los elementos de la
creación que hemos percibido de una forma separada y fragmentada. Lo que existe en común más que
las diferencias serán importantes en el futuro.
2) La forma humana racional de discernimiento y comprensión es muy deficiente. Las facultades
intuitivas y de imaginación necesitan ser reclamadas y usadas en nuestros discernimientos políticos y
espirituales.
3) Todas las formas de gobierno patriarcal tienden a ser disfuncionales y corruptas. La cultura de
trabajar en red de una forma orgánica ofrece mucho más esperanza para el futuro.
4) La filosofía patriarcal de divide y reinarás se ha tornado tediosa y torpe. A pesar de que la cultura
dominante se defenderá ferozmente, necesitamos encontrar formas de distanciarnos de su influencia.
5) El cuidado de la tierra no es una noción esotérica del New Age. Es probablemente el imperativo
moral más grande de nuestro tiempo.
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6) La ideología capitalista del consumo y la competencia es altamente destructiva y definitivamente no
es de Dios. Necesitamos abandonar y abrazar formas más igualitarias y cooperativas de comprometernos
con la vida cósmica y planetaria.
7) El nuestro es un mundo bombardeado con mucha información superficial y en parte potencialmente
destructiva. Lo que necesitamos es sabiduría para abrazar valores más profundos y perdurables.
8) La violencia sistémica es uno de los desafíos más grandes de nuestra era. Causa estragos en la
humanidad y también en el hábitat, Mucha de esta violencia sin sentido es inducida por los humanos y,
precisamente, por eso, se convierte en el desafío más grande para todos si queremos sobrevivir
dignamente.
9) Todas las religiones se han contagiado de los juegos de poder patriarcales. Hay una urgente
necesidad de abrazar más la espiritualidad liberadora de los tiempos pre-religiosos.
10) Desde una perspectiva de desarrollo, la especie humana está llamada a crecer más allá de la codependencia adolescente que caracteriza el gobierno patriarcal, y abrazar la auténtica adultez en
nuestras relaciones humanas y planetarias.
Sólo cuando hemos leído los signos de los tiempos con visión y profundidad, seremos receptivos al
nuevo sueño de Dios para la vida de votos. Después aquellos con vocación fundadora serán llamados
nuevamente a vivir un paradigma congruente con las nuevas necesidades del momento actual. En sus
expresiones mayores, la re-fundación de la Vida Religiosa será totalmente nueva. Abrazará las
necesidades urgentes de nuestro tiempo y el futuro, y no las necesidades específicas del pasado. Y si
congregaciones viejas han de sobrevivir, lo harán como en otros tiempos, no agarrándose al pasado sino
abrazando la nueva visión. Con o sin nosotros, nacerá un nuevo paradigma y el Espíritu innovador una
vez más, suscitará vida nueva de los huesos secos del viejo modelo.
CAPITULO 2
PARADIGMAS EN DECLIVE
“El último acto de una organización que muere es sacar una nueva y aumentada edición del libro de
reglas.”
JOHN GARDINER
Hasta hace poco, el Occidente gobernaba el resto del mundo. El impacto del Occidente—
especialmente a través de la globalización, ha sido y es todavía muy fuerte. Y aquellos que pertenecen a
las culturas de Sudáfrica, Asia y Latinoamérica – se enorgullecen mucho de imitar el Occidente. La
Macdonalización de la cultura puede ser frecuentemente condenada, pero para el común de los
humanos, sus beneficios son muy fascinantes y atrayentes.
La hegemonía de los valores del Occidente es mucho más poderosa y traicionera de lo que la gente
cree. Y está muy reforzado por la ratificación de lo social, político y religioso. Ésta es la hegemonía del
patriarcado que más que cualquier otro aspecto cultural, se resiste al cambio. Busca agarrarse a lo que
da resultado, a lo que persiste en el tiempo, lo que ayuda a hacer dinero y garantiza la supremacía
incuestionable de aquellos que creen que tienen el derecho de gobernar y dominar.
LA TENDENCIA IMPERIAL PATRIARCAL
La hegemonía imperial es mucho más fuerte que lo que muchos de nosotros queremos reconocer.
Domina todos los aspectos de nuestras vidas con efectos devastadores para los pobres y marginados
que son como el 50% de la humanidad. Como científico social, detecto un número de valores sutiles y
perdurables que la cultura imperial promueve con mucha ingenuidad. Estos incluyen:
1.
Sólo nos manejamos con períodos de tiempo que pueden medirse de acuerdo a los criterios de
la razón objetiva. El límite de los 2000 años es singularmente importante y después, el parámetro de los
3500 años que marca el nacimiento de la civilización humana. Antes de eso, todo tiene un valor
cuestionable, porque no puede someterse al escrutinio de la razón objetiva.
2.
Los humanos reflejan la imagen y semejanza de Dios en quien está encarnado la sabiduría
suprema que gobierna el mundo. Esto le da el poder a los humanos de gobernar como Dios y
consecuentemente la percepción humana no se equivoca. Esta ilusión se conoce como
ANTROPOCENTRISMO, lo que conduce a los humanos,(especialmente hombres) a comportarse como si
Dios no existiera y así se convierten en dioses para sí mismos.
9
3.
La habilidad de discernir la verdad en una forma racional y objetiva, es un aspecto distintivo de
la civilización humana.
De todas formas, los varones poseen esa capacidad en una forma mucho más grande que las
mujeres.
4.
La mente imperial es muchas veces descrita como una forma patriarcal de mirar la realidad.
Hace que en todo haya un
orden jerárquico validado por la sabiduría divina que gobierna desde la punta de la pirámide.
5. El gobierno del patriarcado también requiere divisiones claras de lo que puede ser manejado de
una forma ordenada y de lo que no puede ser. Las divisiones dualísticas son percibidas como que son de
Dios y deben ser mantenidas y protegidas.
VALORES DE LA VIDA RELIGIOSA
Como indicaré en la primera sección de este capítulo, la religión tiende a reforzar los valores imperiales,
a pesar del hecho de que los creyentes de las distintas religiones cuestionan esta percepción. El viejo
modelo de la Vida Religiosa abraza estos valores:
a) Una alianza incuestionable al Dios que gobierna (en el cristianismo) mediada por liderazgos
jerárquicos.
b) Un énfasis en una espiritualidad ascética—oración, ayuno, obediencia, etc. para aplacar al Dios
demandante y moralista.
c) Una visión espiritual imbuida de divisiones dualistas entre un mundo pecador y una bendición
eterna en un mundo más allá (racional escatológica)
d) Un énfasis en la estructura y en el orden articulados claramente en la Regla Canónica y en las
Constituciones que se basan en ellos.
e) Una espiritualidad fuertemente individualista tratando de aplacar una deidad demandante.
f) La sublimación de la energía creativa en el trabajo y la penitencia, brindando un servicio
incuestionable a un mundo con una visión muy antropocéntrica, en el cual las personas cuentan pero no
la creación entera.
Los valores que adoptamos en el pasado, en nombre del ser apartado del mundo, reflejaban y repetían
los valores de la cultura circundante. Daban un testimonio contracultural, no por opción consciente, sino
por una sabiduría espiritual más profunda que caracterizaba la vida de votos en todas las generaciones.
Admiramos a gente heroica que hizo gestos heroicos en una época en que el heroísmo era una virtud
espiritual. Al querer honrar la memoria de aquellos que nos precedieron, sabemos que el llamado de
nuestros tiempos--- y los valores del presente--- son muy diferentes de los de antes, y nos llaman a una
cualidad diferente de respuesta.
En comunidades religiosas hoy tendemos a valorar las tradiciones antiguas reteniendo distintos
recuerdos en bibliotecas y en museos. Exhibimos fotos, íconos e imágenes de gente santa y de grandes
logros. Muchas veces celebramos fiestas y aniversarios, dejando pasmados a tanto jóvenes como
mayores en nuestras congregaciones. Sin darnos cuenta, creamos un monumento de seguridad basado
en el pasado. No permitimos la muerte de nada, y entonces, las viejas ideologías se pueden convertir en
un impedimento al nacimiento de lo nuevo.
Muchas veces recordamos el pasado. El problema radica en integrarlo, reteniendo lo que nos sirve para
continuar y soltando aquello que obstaculiza nuestro futuro. Consideramos la retención del pasado
esencial para continuar. Pero¿ es esta la continuidad de Dios, que históricamente tiende a ser la
paradoja de la creación y destrucción o, en el Este, la trayectoria del nacimiento, muerte, reencarnación,
o es la creación de nuestra inseguridad colectiva? Un estudio serio de la historia de la Vida Religiosa,
especialmente desde la perspectiva de las grandes fundadoras muestra que la vida religiosa se
caracteriza más por arriesgar hacia el futuro que por agarrarse de las seguridades del pasado.
Estas son preguntas profundas para todos los que buscamos el sentido de los cambios de paradigmas
y su impacto en la Vida Religiosa hoy. Se está comenzando a madurar uno de los aspectos al ir hacia
delante; construimos sobre el pasado, pero también debemos aprender a viajar liviano al soltar todo
aquello que no nos sirve. Lo que quiero nombrar e identificar aquí en este capítulo son los aspectos que
ya no nos sirven del viejo paradigma. No podemos dejarlos ir si primero no los nombramos. El nombrarlo
ayuda a clarificar el contexto cultural del pasado y los condicionamientos culturales que necesitamos
abandonar si vamos a responder creativamente a los nuevos horizontes que nos llaman en este tiempo.
Aunque nuestro legado histórico es precioso, no debe ser un obstáculo al futuro que nos espera--- a los
nuevos horizontes donde el Espíritu Creador está soplando en este tiempo.
10
EL PRIMER DESPOJO: LA IMAGEN DE DIOS DE HACE 2000 AÑOS
“El proceso de crecimiento espiritual implica de-construir la imagen del Dios infantil y asumir una
relación adulta con el trascendente Misterio Sagrado, que es el sentido de nuestro ser, y que está más
allá de nuestra comprensión, lenguaje y control”. Sandra Schneiders
Partiendo de una larga tradición espiritual y escolástica, Joan Chisttiter (1945, 40 ff) expresa que la Vida
Religiosa está por encima de todo, una afirmación clara de la supremacía de Dios sobre la vida humana.
Más que nada la religiosa/o está “intoxicado con Dios” y esa sed por lo divino tiende a ser expresado en
una imagen nupcial de Cristo como el novio (ver VC nos. 33, 55,56, 89, 92, 167, 173)
En todo tiempo y cultura, nuestra alianza con Dios es mediada por imágenes humanas y percepciones
de la naturaleza que se van alterando según circunstancias culturales. En el mundo occidental, para los
cristianos la imagen de Dios es una figura masculina, un rey supremo gobernando desde lo alto y más
allá del cielo. La catequesis cristiana en muchas partes del mundo busca transmitir la identidad de Dios
como la de un padre. En todas las edades, nuestra fe en Dios es expresada y mediada por conceptos e
ideas cargadas con proyección humana y condicionada fuertemente por las normas culturales
prevalecientes-.
Como seres humanos, siempre necesitamos imágenes de la divina presencia para relacionarnos con
ella en la oración y el servicio. Las formas culturales siempre influirán nuestra práctica espiritual.
Obviamente, el desafío es mantener estas formas lo más transparente posibles como el misterio que
evocan y nuestra responsabilidad es discernir el uso de metáforas, imágenes, conceptos e ideas.
¿QUE CRISTO ESTAMOS SIGUIENDO?
Por el propósito de este libro, quiero examinar una inculturación fundamental del Jesús de los
Cristianos y sus implicaciones para mujeres y varones religiosas/os, en su seguimiento de Jesús hoy (la
sequela Christi). En la era cristiana en general, las iglesias cristianas y los escolásticos han enfatizado la
singularidad de Jesús sobre toda otra manera de entenderse con Dios. Esto se ha modificado un poco al
desarrollar el diálogo con otras religiones (ver Dupuis 1997; Phan 2003).
Para las iglesias cristianas, la singularidad de Jesús comienza hace 2000 años, un momento eje de
significado global. Para muchas de las Iglesias, esa fecha constituye el comienzo de todo en la creación.
Lo que pasa antes es considerado de poca importancia comparado con lo que pasa después. En
términos cristianos, una nueva era ha comenzado, el mundo ha sido concebido nuevamente.
Lo acontecido en el año 1 AD se torna más pronunciado a medida que la Iglesia Cristiana desarrolla su
teoría de la salvación, y la cristología se convierte en soteriología. La salvación comenzó con Cristo hace
2000 años. Aunque la Iglesia Cristiana reconoce una relación salvífica con Dios en las Escrituras Hebreas
(la noción de alianza), eso es sólo una anticipación para “lo real” que se dará en la vida y muerte de
Cristo y que es el fundamento de la vida cristiana de ahí en más.
Este es un hito sutil pero muy poderoso que ha dominado la creencia y práctica cristiana desde los
tiempos de Jesús, estableciendo que el tiempo comienza en el año 1 AD, en el cual la relación de Dios
con la humanidad asume un significado totalmente nuevo. Antes que eso, entendemos que Dios
gobierna y nos juzga desde un cielo lejano. Aunque la gente creía en el cuidado y la providencia de Dios,
sentía que tener una vida espiritual significativa era improbable sino imposible.
EL DIOS DE LA CREACIÓN
Sorprendentemente, los escolásticos se rehúsan a reconocer lo acotado de esta visión y la idolatría
peligrosa que engendra.
Todo programa de catequesis a través de los siglos comienza a reconocer que Dios crea y sostiene el
mundo. Más allá de si aceptamos o no el Big Ben, sabemos que la creación de Dios se ha ido dando por
billones de años y que Dios ha estado totalmente comprometido en el proceso en todo tiempo.
Consecuentemente, la revelación primera de Dios hacia nosotros está en la creación del cosmos y Dios
se ha estado revelando por billones de años, mucho antes que la vida orgánica evolucionara hace cuatro
billones de años, y por billones de años antes que los humanos aparecieran por primera vez en la escena
hace algunos 6 millones de años.
La gente de este tiempo parece cansarse del Dios reduccionista de hace 2000 años. Al estar más
conscientes de la gran historia de la creación, el dios de hace 2000 años no satisface a nadie ni espiritual
ni humanamente. El atractivo misterioso de Dios es mucho más transparente y con sentido en la
naturaleza elegante y paradójica de la creación en sí misma. Y es este Dios también que compromete a
11
muchas religiosas/os contemporáneas (especialmente mujeres) en su oración y espiritualidad y en su
compromiso con la creación en si misma.
El paradigma convencional de Dios focalizado en los 2000 años de Cristiandad (o en los 3500 años de
religión formal) está perdiendo rápidamente credibilidad. Las religiosas jóvenes y viejas también están
desilusionadas. Impacta en su crecimiento y desarrollo espiritual. Evoca preguntas nuevas que no
pueden ser denegadas. Las religiones hoy necesitan un horizonte grande de contenido teológico.
EL ROSTRO ENCARNADO DE DIOS
Con el horizonte más grande de fascinación divina existe una nueva búsqueda del Cristo en nuestra fe
cristiana. ¿Porque confinar la Encarnación a un período de 2000 años cuando sabemos que Dios estuvo
con nosotros 6 millones de años en nuestro proceso de evolución? La divina solidaridad con nuestra
humanidad que va evolucionando no comienza con Jesús; más correctamente evoluciona con Jesús
como una divina afirmación de todo lo que los humanos hemos adquirido durante este tiempo.
Dios no se encarnó en el ser humano por 1ª. Vez hace 2000 años. Dios ha estado presente en los
humanos, no hay duda, en el proceso evolutivo de hace 6.000.000 de años. La gracia de Dios, la
salvación y el empoderamiento han estado con nosotros siempre, aún en tiempos oscuros y confusos,
cuando no entendíamos nada La vida histórica de Jesús, de hace 2000 años, es mejor verla como una
afirmación y celebración de todo lo que hemos adquirido en esta vida, al mismo tiempo que marca un
nuevo horizonte hacia el cual nos conducirá la evolución en el futuro.
Sí, ésta es la Encarnación en grande, con la elegancia y la expansión de la divina creatividad. Las
religiosas/os en los mejores momentos de su historia se especializan en expandir los horizontes chicos y
congestionados. Esto es lo que nuestra liminalidad y testimonio profético nos llama a hacer. Hoy nos
llama no sólo a expandir horizontes de sentido y esperanza para los pobres y marginados, sino a ampliar
los horizontes teológicos que deshonran la grandeza humana y el abrazo global de nuestro Dios creativo.
Al buscar rescatar a Dios – y a Jesús – del minimalismo imperial occidental, todos los horizontes de la
vida de votos adquieren nuevas dimensiones. Comenzamos a encontrar esos nuevos horizontes en el
Capítulo 3 de este libro, y sus implicancias más grandes son descriptas en el Capítulo 4. Las implicancias
son trascendentes, y para muchos, perturbadoras. Pero el espacio liminal nunca se lo pensó como un
lugar cómodo, y si abandonamos este desafío, traicionamos algo de lo que pertenece al corazón mismo
de nuestra vocación, específicamente nuestra intoxicación con Dios.
Al adoptar estos nuevos horizontes teológicos, los puntos siguientes son algunos de los nuevos
parámetros que tendremos que negociar en los años que siguen:
1. Las religiosas/os en varias partes del mundo han superado el dualismo sagrado vs. seglar. En el
espíritu de muchos de los grandes fundadores (más correctamente, las grandes fundadoras) las/os
religiosas/os están inmersas/os en el mundo al servicio del Reino de Dios.
2. La Vida Religiosa Cristiana es probable que supere su adhesión cercana a la Iglesia formal, la cual
es muy posible que se quede adherida al Dios de hace 2000 años atrás.
3. Las leyes que gobiernan la vida de votos tenderán a descansar más en el servicio a Dios en el
corazón del mundo, más que fuera del mundo, lo cual fue el foco de la espiritualidad anterior.
4. La identificación de las religiosas/os con la vida sacerdotal cambiará fundamentalmente cuando las
religiosas comiencen a reclamar la primacía de su identidad laical.
Más que otra cosa, es la fascinación contemplativa con la creatividad cósmica de Dios que
comprometerá a las religiosas/os del futuro (ver Chisttiter 1995; Fiand 2001; Schneiders 2001; Sammon
2002). Y es esta misma fascinación que las llevará a ser las embajadoras de Dios en el corazón de la
creación. Comprometerse con responsabilidad en este nivel, y honrar con su vida las ansias de Dios. Las
Religiosas/os tendrán que comprometerse con las fuerzas políticas, económicas y sistémicas,
particularmente esas que subestiman la creatividad de Dios en el mundo hoy. La naturaleza de este
desafío se hace más claro en los capítulos siguientes de este libro.
12
SEGUNDO DESPOJO: LA RELIGIÓN PATRIARCAL
“La Vida Religiosa está emergiendo ahora de un período que ha sido de mucha bendición y también de
mucha carga. Aquellos de nosotros que somos sus miembros continuamos confrontando desafíos
formidables y complejos. El trabajo que nos espera requiere de nosotros mentes abiertas, el deseo de
despojarnos de puntos de vista ideológicos que dividen y una gran cuota de sacrificio.”
Sean Sammon
Los cambios de paradigmas varían en cantidades de tiempo, algunos duran pocos siglos y otros se
extienden por varios milenios. Los paradigmas en declive que revisamos en esta sección, principalmente
el patriarcado, tiene una duración de vida de por lo menos 8000 años. Consecuentemente, su declive
será prolongado y caótico, con no poca resistencia de aquellos entregados a su orden y a su control de
la realidad.
El patriarcado es un concepto amplio que define la forma de gobernar, caracterizado por el dominio y
control, facilitado y promovido principalmente por varones. Algunos escolásticos retraen sus orígenes al
nacimiento de la ciencia clásica en el siglo 17; otros a la forma de gobernar de la antigua Grecia; mientras
que otros como yo, creemos que es un producto de los primeros tiempos agrícolas cuando los humanos
comenzaron sistemáticamente a domesticar la tierra y la convirtieron en la base de su dominio y
privilegios masculinos.
VALIDACIÓN DIVINA
En este contexto, los orígenes del patriarcado pueden ser de alrededor del 8000 BCE, con su forma
más virulenta en el 5000 BCE. Virtualmente, todas las formas de gobierno en el mundo moderno son
patriarcales en naturaleza, caracterizados por una línea clara de orden de arriba hacia abajo. La filosofía
del patriarcado es mucho más sutil, siendo su principio central el de: “el progreso se obtiene por una
estrategia de divide y reinarás, y es apoyado por una sabiduría que viene de Dios, mediado vía el rey, el
papa, el primer ministro, el director ejecutivo, el superior, etc”
De todos los paradigmas que conocemos hoy, el patriarcado es el que más está extendido y
sancionado culturalmente. Gobierna y controla la esfera de lo político y económico y está validado
extensamente por todas las religiones principales.
Dios es pensado como el gran patriarca, cuyo poder es mediado por una serie de figuras terrenas y
jerárquicas: la elite del clero, de la economía, de la ciencia y de la religión. La gente constituye la base de
la pirámide y en esa capacidad más del 70% de la humanidad se sienten totalmente desempoderados en
lo concerniente a los temas principales que impactan sobre sus vidas.
Política y eclesiásticamente, el gobierno patriarcal ha perdido mucho de su sentido y credibilidad.
Algunos escolásticos mantienen que en términos de modelos de gobierno estamos entre paradigmas, con
un modelo autoritario más viejo que está perdiendo relevancia y una forma igualitaria participativa que se
está dando creativa y caóticamente. Personalmente, pienso que el modelo viejo ha perdido su sentido, y
está en un declive irreversible, más allá del hecho de que billones de gente se aferran al mismo
externamente, pero internamente lo consideran con apatía e indiferencia.
Esto es particularmente en la esfera de religión. Mientras que millones ansían la religión como una
adquisición cultural, hay un declive pronunciado en términos de práctica, y entre aquellos que lo ansían,
eligen lo que les gusta e ignoran lo que les parece irrelevante. La autoridad interior de las varias
religiones e iglesias—aparte de las religiones islámicas—incide poco en los valores políticos, sociales y
económicos. Si bien, sectas evangélicas pululan en varias partes del mundo contemporáneo, están
alimentadas no por hambre de lo espiritual, sino por la necesidad de seguridad y claridad en un mundo
que cambia muy rápido.
DILEMAS PASTORALES
Para un número grande de religiosas/os, esto crea dilemas personales y pastorales de gran
complejidad:
1.- En la percepción popular, las religiosas/os están afiliadas a la iglesia jerárquica. En sus vidas
personales y muchas veces en discernimiento comunitario, la alianza con la Iglesia es cuestionada, es
precaria y muchas veces es un gran obstáculo. Las religiosas al estar cerca de la gente, viven una serie
de sus situaciones personales y pastorales que son preocupantes y presentan serios desafíos.
2.- La búsqueda de sentido en el mundo de hoy trasciende las respuestas convencionales de credo
formal y dogma. Al ejercitar una sensibilidad de discernimiento, las religiosas (especialmente mujeres)
13
encuentran que promover la respuesta oficial de una iglesia o religión es evasiva, sin discernimiento y
muchas veces un insulto a la inteligencia e integridad humanas
3. Hay muchas religiosas que estudian teología y espiritualidad. Son concientes de los temas candentes
en la Iglesia y en la sociedad. Son concientes de las técnicas críticas empleadas por los especialistas en
las Escrituras y las preguntas molestas de los teólogos modernos.
4. Porque están expuestas al mundo moderno, las religiosas son concientes de que mucha gente no les
confía sus preguntas y preocupaciones, porque temen la corrección eclesiástica. En cambio, llevan sus
preocupaciones a aquellos que perciben como no identificados con la posición formal de la iglesia.
CODEPENDENCIA
Uno de los aspectos más molestos del gobierno patriarcal es la forma solapada en que la gente es
adoctrinada. Se les fomenta no pensar por sí mismos, y por ende se tornan muy dependientes de un
grupo que manda. Esto fomenta una cultura de co-dependencia en que la gente encuentra difícil
comportarse como adultos.
En un mundo de información masiva, esta situación está cambiando. La gente tiende a ser más
consciente y a estar informada sobre distintas opciones. Las elecciones que dependen de valores y
estilos de vida tienden a ser muy obvias y a no necesitar recomendaciones de autoridades más altas. En
las iglesias cristianas, la teología, en algún tiempo monopolio de clérigos, es extensivamente leída y
estudiada por laicos, incluyendo religiosas mujeres. En la próxima década, la Iglesia Católica confrontará
un desafío mayor cuando la mayoría de sus teólogos no serán sacerdotes sino laicos (ver Capítulo 3,
Sección 1).
Al estar más informada, la gente cuestiona y desafía el estatus quo. Muchas veces se lo condena como
una rebelión adolescente. Esto es mucho más una iniciativa pro-activa basada en una renovada
confianza en si mismo, en una cultura en la cual, la gente arriesga evocar su ser adulto. Esto no es tanto
una desobediencia a una autoridad externa como adhesión a una sabiduría interior. Y tenemos que ser
cautelosos de aquellos que desconfían de esta nueva integridad y lo llaman un individualismo postmoderno. Hoy día, la gente chequea fuentes alternativas de consejo y sabiduría, afiliándose a redes de
apoyo. Si bien hay una tendencia a no consultar autoridades superiores, sí se tiende a consultar entre
pares y a hacer discernimiento grupal.
MÁS ALLÁ DE UNA CULTURA DE NEGACIÓN
Los finales del siglo 20 marcaron un tiempo de atrincheramiento. Revivieron los gobiernos de derecha y
las religiones e iglesias se hicieron más conservadoras. Estos son efectos predecibles cuando una cultura
sufre cambios de paradigmas. Lo que tendemos a desestimar es la escala global de esta tendencia
regresiva y el tiempo que llevará resolverla. Estamos mirando décadas más que años. Al final, una nueva
consciencia será más fuerte y un nuevo paradigma se desarrollará.
En este aspecto más que ningún otro, las religiosas/os son llamados a ser críticamente proféticos. En
colaboración con el Pueblo de Dios, necesitamos nombrar lo que muere y desaparece en la historia.
Cuándo y dónde es posible, necesitamos ritualizar lo que muere y dejarlo ir. En nuestra cultura
occidental, muy adicta a la negación hay que hacer uso de todas las oportunidades para ayudar a la
gente a manejar lo que está pasando. Consecuentemente, necesitamos invocar y afirmar el uso de la
imaginación, el diálogo creativo, las redes de apoyo y animarnos a hacer rituales liberadores.
Con este fin, necesitamos cuidar el lenguaje que usamos para describir y explorar nuestra comprensión
de la Vida Religiosa. La noción de que la nuestra es una vida consagrada ha estado mucho en boga
desde los 1990. Está muy afirmado en el documento católico, VIDA CONSAGRADA. En la jerarquía
católica, está muy extendida la visión de que la vida religiosa está en crisis porque a las religiosas/os le
está faltando santidad y oración. De ahí que necesitan recuperar la naturaleza especial de su
consagración a Dios. Y a pesar de que la consagración religiosa se la entiende como un vivir más
profundo la consagración bautismal compartida con todos los cristianos, en el caso de los religiosos/as,
se la considera de mejor calidad que la que viven los cristianos en general.
Esto es una regresión a la espiritualidad Pre-Vaticana II de la vida de votos, cuando se percibía la Vida
Religiosa como una forma más auténtica y más santa de servir a Dios. Esta comprensión puede
retrotraerse al Concilio de Trento cuando sólo el sacerdote era considerado un cristiano perfecto;
después venían los/as religiosos/as y los laicos estaban más abajo. El Vaticano II trató de reclamar la
llamada universal a la santidad, abierta a todo el Pueblo de Dios y vivida de acuerdo a las opciones
vocacionales. De acuerdo al LUMEN GENTIUM (32): “Todos estamos llamados a la santidad y tenemos
el mismo privilegio de fe por la justicia de Dios”. Y el documento continúa, “Es muy claro que todos los
14
cristianos en cualquier estado de vida son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de
la caridad” (40).
El énfasis reciente sobre la consagración tiene el riesgo de reasignar la Vida Religiosa al closet del
perfeccionismo. Un sistema clasista de ser perfecto ante Dios es invocado una vez más. La retórica de
escapar del mundo y trascender el cuerpo es probable que asuma un nuevo significado. Todo esto es
una seria amenaza hacia la naturaleza liminal y profética de la vida de votos y será perjudicial para el
bien de toda la Iglesia.
Como un científico social, también detecto en este énfasis, un movimiento hacia una espiritualidad más
introvertida, un deseo de ganar más control sobre las mujeres y varones religiosas/os. El control del
poder patriarcal está aflorando una vez más, validado inteligentemente por una clase de retórica religiosa
que poco tiene que ver con el mundo moderno. Hay un deseo de parte de la iglesia jerárquica de recolocar la vida de votos en el claustro de la consagración. Somos percibidos como una amenaza a, o una
distracción de la organización formal de la Iglesia. Esta visión funcionalista, aparte de ser
eclesiásticamente defectuosa, también muestra una comprensión muy pobre del sentido teológico de la
Vida Religiosa.
TERCER DESPOJO: EL PODER DE LOS DUALISMOS
“Deseo tomar la encarnación en serio; y esto no es posible a través del velo de la metafísica griega. Por
eso tenemos que ser brutos con la metafísica.”
Lisa Isherwood
Todas las religiones dan prioridad a lo sagrado sobre lo seglar. Lo primero es considerado de Dios e
importante para nuestra salvación, lo segundo es contrario a Dios y pone en peligro nuestro futuro.
Todos los dualismos parten de una convicción fundacional de que Dios habita en un ámbito espiritual,
imbuido del Espíritu de santidad. Todo lo demás, y especialmente la creación material es ajeno a Dios y
es una distracción del seguimiento de Cristo en Dios.
LA FALSA PROLIJIDAD
Los dualismos son esencialmente producto de la imaginación patriarcal, cristalizado en las
conceptualizaciones del pensamiento clásico griego. Refuerzan el deseo patriarcal de divide y reinarás al
colocar todo en una relación de adversarios. La vida se entiende como una competencia eterna entre el
bien y el mal. Todo en la creación es puesto en categorías para estar de un lado u de otro; los antiguos
griegos eran buenos para establecer estrategias divisorias. La violencia redentora nace de esta división.
La visión dualista del mundo es obra de la manipulación humana más que de Dios. Los dualismos son
muy simplistas y no honran la paradoja de la evolución y la co-creatividad divina en el mundo. Estas
distinciones binarias y simples distraen del misterio complejo por el cual Dios hace que todas las cosas
sean nuevas. Nuestro mundo es creado en libertad; el cosmos y el planeta están en continua evolución,
en el proceso de éxito y fracaso, de descomponerse y abrirse paso, de creación y destrucción.(ver
Swimme & Berry 1992, O’Murchu 2002). Sin embargo, la naturaleza providencial del amor incondicional
garantiza un resultado eventual en el que la bondad triunfa---no a pesar de la oscuridad y el caos, pero sí
por medio de estas fuerzas desintegradoras. Buscando lo que es constructivo en oposición dualista a
aquello que es destructivo nunca nos va a permitir resolver o estar en armonía con la paradoja en que la
creación se desenvuelve.
La división dualista nace en la mente humana, incapaz de comprender y honrar las polaridades de la
creación de Dios. Para Dios, es siempre “esto y”, nunca “aquello o”. El abrazo divino honra las
complejidades, paradojas y aún las contradicciones de la evolución. A los humanos nos gusta poner todo
“en paquetes” para manejarlo. Esto podrá ser prolijo, pero no real.
EL MONASTERIO VS. EL MUNDO
La teología de la Vida Religiosa que prevalece está muy infiltrada por las divisiones dualistas, la más
importante siendo la del monasterio vs. el mundo: Esto ha llevado, muchas veces, a una espiritualidad
escapista, fuera del mundo real. Durante mucho tiempo de la era benedictina--- hasta el siglo 10--- la
visión monástica trascendió la división dualista, haciendo una contribución muy importante al comercio, a
la agricultura y al desarrollo intelectual de Europa. Hoy día, las distinciones dualistas tienden a aparecer
más en el Este que en el sistema monástico del Oeste.
Más cerca de nuestro tiempo, especialmente en los 1700 y 1800, notamos las corrientes binarias en la
visión jansenista del mundo, preocupados con la salvación del alma mientras que no tocaban la amplia
15
explotación de la creación de Dios. A pesar de esta espiritualidad fuera del mundo, las mujeres y varones
Religiosas/os hicieron mucho en pos de la educación y la salud de los pobres y marginados de nuestra
sociedad.
En ningún aspecto, la división dualista influyó tanto como en el trato del cuerpo humano y sus
potenciales de creatividad. Nuestra condición humana corporal es dónde nuestro Dios encarnado se
encuentra mejor. Sin embargo, hemos endemoniado y deshonrado el cuerpo, quedándonos con un
trágico bagaje de fractura, dolor e inferioridad. Millones de personas hoy no se sienten bien con sus
cuerpos--- incluyendo muchas/os mujeres y varones religiosas/os que no pueden alabar y agradecer a
Dios con su cuerpo.
La división cuerpo-alma perpetuado por la religión también ha desestimado la naturaleza sagrada de la
sexualidad humana. Para muchas religiosas, el celibato puede ser un signo de santidad, pero es
cuestionable si contribuye a la integridad humana. La sexualidad se la separó más que integró, y aquello
que se nos cortó es probable que nos persiga, que muy bien podría ser la causa de los casos de abuso
sexual que se dieron a luz en los finales del siglo 20.
Nuestra espiritualidad desexualizada y desencarnada también refuerza nuestra distancia espiritual y
emocional de Dios. Lo Divino se lo percibía en el cielo, cuidadosamente protegido del mundo erótico
pecador. Cuán rápido parecemos olvidar que la energía que describimos como erótica no es otra cosa
que la creatividad y la capacidad de dar a luz vida nueva en las maravillas de la creación cósmica y
planetaria. Los dualismos dividen lo humano, lo planetario, lo cósmico y aún la creatividad divina en si
misma. ¿Cómo devolvemos la unidad y sanamos aquello que hemos tan brutalmente fragmentado?
EL MINISTERIO DE PROTECCIÓN
Así como las Religiosas hoy tratan de confrontar el llamado de ser profetas en el mundo, muchas
todavía luchan de sanar el miedo irracional de ser contaminadas por el mundo y así ser infieles a Dios.
Los dualismos nos han quitado energía y, por momentos nos han distraído de nuestra misión liminal a la
que fuimos llamadas.
Esa espiritualidad divisoria necesita ser reemplazada por una espiritualidad holística. Así como Dios
protege la creación en su proceso de dar luz y dar sombra, así también nosotros somos llamados a
proteger lo que nos ha sido confiado. Algunas dimensiones son abrazadas en esta visión inclusiva:
a) Somos llamadas/os a proteger la creación cósmica como la revelación fundamental de Dios hacia
nosotras, la primera expresión de la divina creatividad.
b) Somos llamadas/os a proteger la tierra en la cual vivimos, las raíces planetarias que generan y
apoyan nuestra humanidad en la vida cotidiana.
c) Somos llamadas/os a proteger la vasta diversidad de organismos vivientes sin los cuales no
podríamos vivir con sentido.
d) Somos llamadas/os a proteger nuestros cuerpos para poder utilizar con la máxima creatividad los
dones que nos empoderan al servicio de la misión.
e) Somos llamadas/os a proteger cada aspecto de la creación en nombre de la justicia para que la
vida abundante que nos ha sido dada pueda ser gozada por todos, especialmente los pobres y
marginados.
Esta protección es una instancia de cuidado con posibilidades singulares. Trasciende el deseo
compulsivo del control tan central a la dominación patriarcal. Trasciende también el bien intencionado
maternalismo o paternalismo. Respeta lo del otro como otro con sus fuerzas y también sus
vulnerabilidades. No enjuicia lo distinto. Busca trabajar con el todo, no con la realidad dividida.
LA CONSTRUCCIÓN DE LA LIMINALIDAD
El testimonio de la Vida Religiosa se focaliza en un mundo hecho nuevo. Busca promover la fidelidad a
Dios que une más que divide, en una espiritualidad que nos ayuda a no fragmentarnos. Busca la
sanación e inclusividad en toda la creación de Dios, desde el cosmos hacia la persona. Lo que divide el
cosmos, divide la persona, y lo que sana la persona ayuda eventualmente a construir la paz universal.
Esta instancia contra-cultural es explorada en el Capítulo 4, bajo el rubro LIMINALIDAD. Este concepto
antropológico ayuda a dar una expresión contemporánea al llamado bíblico a estar en el mundo pero no
ser de él. Esta es una cualidad de presencia muy diferente a la de separación cuerpo-alma invocada en
nombre de los dualismos anti-mundos. Las religiosas/os pertenecen claramente a la creación de Dios en
su totalidad cósmica y planetaria. Precisamente, por esta calidad de presencia y por su amor
incondicional a la creación de Dios, las religiosas/os con votos son llamadas/os a cuestionar, denunciar, y
desafiar todos aquellos valores que se oponen y destruyen la primacía de lo divino en la creación.
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Contrario al compromiso dualista con sus opciones “o esto o lo otro”, las religiosas/os buscan construir
puentes, sanando las grietas que fragmentan, que explotan los recursos del planeta dados por Dios y que
trivializan lo divino restringiendo su influencia al reino de lo trascendente, del cielo. En un mundo donde
hay tanta fragmentación, mucha veces causada por la misma religión, las religiosas/os abrazan la
UNIDAD como una de las tareas más urgentes y políticas de nuestro tiempo.
Desde el espacio liminal, las/os religiosas/os mujeres y varones ven el cuadro más grande y más
profundo. Mientras que la inmersión en el mundo puede sacar toda la energía que se necesita para
sensibilizar la mirada contemplativa, sobre-identificarse con mitad del binario que divide, debilita nuestra
habilidad para discernir lo que Dios desea que abracemos con amor y compasión evangélicos. Las/os
religiosas/os están en el mundo, y pueden servirlo desde el espacio liminal, viviendo la ambigüedad y
ambivalencia que alimentan la paradoja y la naturaleza inexplicable del misterio divino.
CUARTO DESPOJO: EL CONTROL CANÓNICO, ECLESIÁSTICO
“En la actualidad estamos experimentando una crisis institucional mundial en el cual las viejas
sanciones y admoniciones están terminadas. Nadie las escucha.” Ivone Gebara
A su regreso del Concilio Vaticano II en 1963, el entonces obispo auxiliar de Londres (UK), B.C.Butler,
OSB.escribió lo siguiente:
“Pocos de nosotros teníamos muy claro la teología de la Vida Religiosa. No teníamos ideas distintas, o
si las teníamos parecían no estar de acuerdo con la renovación teológica general que se daba en el
Concilio. A falta de una buena teología dinámica la tentación fue refugiarnos en la Regla Canónica.”
Pocos de nosotros hemos nombrado nuestro dilema teológico tan fuerte y sintéticamente. Aún, al
comienzo del siglo 21, nosotros, los religiosos no tenemos una teología que puede situar y apoyar
nuestra vida de votos donde pertenece: en el mundo al servicio del Reino de Dios. Dos ideologías
obstaculizan el camino: la primera, es un espiritualismo insípido que adquiere nueva vida bajo el nombre
de consagración, la segunda, es un legalismo destructivo por el cual sentimos que observando la regla
(las constituciones) todo esta bien entre nosotros y Dios. Mientras que ningún obstáculo es
conscientemente apoyado, juntos ejercen un impacto paralizante en nuestra empobrecida visión
teológica.
CONTROL ECLESIÁSTICO
Desde el Concilio de Trento en el siglo 16, la Vida religiosa es vista como un movimiento rebelde que
necesita ser mantenida bajo la mano fuerte del control eclesiástico. Esencialmente por su naturaleza
profética, es parte de la Vida Religiosa el empujar las fronteras para desafiar los sistemas existentes, y
soñar nuevas visiones tanto para la iglesia como para el mundo. El no hacer esto sería una abdicación de
su singularidad como un movimiento contra-cultural.
El situar la vida de votos en una estructura legal definitiva de la Iglesia institucional empobrece no sólo
la vida religiosa, sino también la Iglesia en la cual es llamada a ser una presencia profética. La
compulsión del control condena la Vida religiosa a un tipo de común denominador bajo, vacío de la
capacidad de ser un testimonio fuerte y original. Muy fácilmente podemos concluir con otro dualismo en el
que la Iglesia es un tipo de agente controlador mientras que la vida religiosa se convierte en un
organismo pasivo. Esto contradice el sentido de la ley que está para preservar la libertad.
De todas formas al espíritu creador no se lo maneja. A pesar de prohibiciones que obstaculizan la
presencia radical, las religiosas en muchas situaciones encuentran formas de pasar la barrera de lo
prohibido. En el ámbito de la pastoral, hablamos al corazón más que a la cabeza. Nuestras respuestas
son muchas veces gobernadas por lo inmediato de la necesidad, y la compasión que despierta en
nosotros en esa ocasión. Como religiosas damos lo mejor a la que gente que servimos, y nuestros dones
se incrementan cuando estamos cerca de ellos. En ese nivel trascendemos los legalismos que
asociamos con la iglesia y su gobierno. Más bien, testimoniamos la humanidad de Dios, que es
compasivo, que sana e integra.
MÁS ALLÁ DEL CLERICALISMO
Quizás, el peligro más grande a nuestra singularidad como Religiosas fue el status superior atribuido al
sacerdote después del Concilio de Trento en el siglo 16. De ahí en más, sólo el sacerdote era
considerado cristiano por excelencia y todas las otras vocaciones debían estar modeladas en él. Por eso,
todos las religiosos—hermanas, hermanos y sacerdotes--- eran considerados según el modelo tridentino,
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aún hasta los detalles de hermanas y hermanos obligados a vestir imitando el negro y blanco del traje
clerical
Los/as religiosos/as debían comportarse como clérigos, rezar como ellos y funcionar de acuerdo a las
normas clericales. Debían responder a ellos, no sólo por un orden eclesiástico, sino también buscando su
guía en la formación espiritual. El llamado a la Vida Religiosa era considerado inferior al sacerdote y era
gobernado por las mismas leyes y procedimientos que la vida clerical.
También en el nivel ministerial, el servicio a la gente se ordenaba a partir de la administración de los
sacramentos sobre el que el sacerdote tenía el monopolio. Los Hermanos y Hermanas enseñando en las
escuelas preparaban a los jóvenes para la vida en la Iglesia. Las Religiosas trabajando en hospitales
debían seguir la moral y las líneas pastorales adoptadas por la Iglesia clerical. El servicio mucho más
radical hecho por las Religiosas mujeres particularmente, era alterado o no reconocido, aún hasta el
momento presente.
El monopolio clerical de toda la vida cristiana cosechó su propia destrucción. Aún la Iglesia Católica
reconoció el desequilibrio no deseado y en el Concilio Vaticano II inició un cambio en la comprensión del
llamado básico a la santidad. Este llamado se extendió a todos los cristianos, compartida por igual con los
laicos y religiosos en nuestro bautismo, y no sólo la reserva de un grupo selecto.
A pesar de que al cambio se le ha dado nombre, y hoy, el crecimiento espiritual es facilitado por laicos
de diferentes creencias, el monopolio clerical con su bagaje institucional, todavía ejerce mucha influencia.
Nuestra comprensión de los votos es aún entendido desde una observancia legal y prohibición, sin tener
en cuenta las interpretaciones alternativas hechas por los estudiosos en los pasados 20 años (ver la
síntesis hecha por Leonard 2002). Los miembros de las Ordenes y Congregaciones tienden a ser
definidos en términos eclesiásticos a pesar de que la teología de la Vida Religiosa que emerge se focaliza
claramente en el Reino de Dios.
FIDELIDAD CAMBIANTE
El viejo paradigma continúa con una obstinación que no compromete, pero en los corazones y en las
mentes de los religiosos/as en todo el mundo, la fidelidad cambia porque muchos dentro y fuera de la
vida de votos cuestionan el sentido del paradigma actual. La credibilidad de aquellos que gobiernan
desde arriba ha sufrido seriamente en las décadas recientes. Esto ha pasado a un nivel político, social y
religioso. Quizás esto haya pasado porque las religiosas tienden a estar cerca de la gente común,
conociendo desde adentro sus luchas y esperanzas; entonces se identifican con su desilusión y su deseo
de cambio.
La Vida Religiosa esta metida en la misma crisis estructural que afecta el gobierno en todo nivel de la
vida contemporánea; no confiamos más en la sabiduría de nuestros superiores, especialmente la
sabiduría impuesta. Buscamos más formas igualitarias con diálogo para discernir el llamado a servir en la
iglesia y en el mundo de nuestro tiempo. Deseamos más transparencia dentro y fuera de nuestra
organización. Deseamos ser tratadas como adultos, invitadas a participar en las leyes y guías que
afectarán nuestras vidas más que heredarlas de los que muchos de nosotras consideramos un modelo
paternalista ya superado.
Esto no es un tipo de rebelión adolescente postmoderna. Como religiosas comprometidas con el
seguimiento de Cristo, somos llamadas a crecer en la completud de Cristo en fidelidad a la misión del
Reino de Dios. Ésta también es la misión a la cual toda la Iglesia está llamada, pero para las religiosas la
construcción del Reino de Dios en el mundo conlleva una urgencia más grande.
La Vida Religiosa es más vieja que la Iglesia o la religión formal. Pertenece al filo de la consciencia
(liminalidad) por el cual los humanos llaman a algunos de sus miembros a servir como vanguardia
profética. La gente ha hecho esto desde tiempos inmemorables, y aparentemente lo hará siempre--- más
allá de si la iglesia vive o muere. Quizás éste sea el motivo más saliente y poderoso que invita a las
religiosas hoy a vivir un nuevo paradigma honrando su llamado y misión como una fuerza universal
empoderadora.
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QUINTO DESPOJO. LA PREOCUPACIÓN CON EL MUNDO PECADOR
“Una gran parte de la enseñanza cristiana ha estado obsesionada con el pecado. La distorsión ha sido
pasmosa”
Norman Pittenger
Entre los años 2001 y 2003, las tres partes de la película “EL SEÑOR DE LOS ANILLOS” fue vista en
la pantalla grande en muchos países del mundo. La historia es un cuento mítico contemporáneo en busca
de un reino más allá que se encuentra al final de la tercera parte en la película. Pero el viaje a ese
objetivo final está lleno de una lucha inexorable entre el bien y el mal. La decadencia cultural, la violencia
humana, y la extrema destrucción del hábitat está muy fuertemente mostrada en toda la película. A pesar
de su inmensa popularidad, EL SEÑOR DE LOS ANILLOS está plagado de una gran cantidad de
violencia punzante.
LA CREACIÓN IMPERFECTA
Que el mundo es un lugar pecador, transitorio y destructivo es una vieja espiritualidad revivida y
contada en EL SEÑOR DE LOS ANILLOS. El viejo paradigma puede sonar arcaico e irrelevante para
sensibilidades modernas, pero la imaginación contemporánea, aún de la gente joven, parece tener poca
dificultad en verlo como un entretenimiento con su naturaleza tan poco común. En tanto que la violencia
es convertida en entretenimiento, podemos continuar perpetuando el viejo mito de que el mundo es
esencialmente malo. El entretenimiento se convierte en la excusa por la cual no tenemos que tomar la
violencia seriamente, verla por lo que realmente es; una imposición humana, y movilizar nuestros
esfuerzos para reducir su impacto creando un mundo más justo y un mundo más contenido.
Esta misma espiritualidad que denunciaba al mundo es la que apoyó y alimentó la vida de votos desde
el Concilio de Trento en el siglo 16. Las constituciones de órdenes y congregaciones usaron la idea de
darle la espalda al mundo que era considerado un lugar corrupto y fallado. A la creación de Dios se la
describía como “un valle de lágrimas”, un camino a sufrir hasta que después de la muerte escaparíamos
a un lugar de eterna felicidad. Irónicamente esta espiritualidad negativa que tanto influyó en las
devociones y formas de la vida espiritual, no inhibió a los Religiosos/as (particularmente Hermanas y
Hermanos) a construir el Reino de Dios con su servicio y generosidad en distintos ámbitos de la vida
pública y secular.
A pesar de la elegancia de Dios en la creación, cantada en los salmos y en la literatura religiosa de
muchas tradiciones de fe,
la espiritualidad basada en la creación rara veces ocupaba la conciencia o vocabulario de la Vida
Religiosa. Tan persuasiva era la renuncia negativa de los Cistercenses, que en el siglo 12 crearon una
nueva categoría de miembros, los hermanos legos, para atender al cultivo de la tierra mientras que los
monjes daban toda su atención “a las cosas de Dios”. Aquí vemos las divisiones dualistas que revisamos
en la sección previa
La justificación de esta instancia del otro mundo fue y sigue siendo la noción del Pecado Original. Este
es considerado ser la raíz del estado innato de corrupción heredados biológicamente del Adán pecador y
provocativo. Hoy en día, el cuento mítico sobre el que esta doctrina está basada--- la de los ángeles
rebeldes echados del paraíso--- ha perdido mucha credibilidad.
Lo que trágicamente perdura, sin embargo, es la proyección antropocéntrica que la acompaña: los
humanos nacen pecadores, y así es toda la creación. Si nosotros somos imperfectos, la creación
también. Y sólo un acto redentor de Dios, con Jesús como víctima suprema patriarcal, puede rescatarnos
de la situación difícil en que nos encontramos.
LA ESQUIZOFRENIA ESPIRITUAL
Afortunadamente esta espiritualidad ridícula no inhibió a las Religiosas/os en su servicio generoso a la
humanidad, especialmente a los pobres y marginados en el mundo. Las religiosas/os muchas veces se
distinguieron en ayudar a los laicos a integrar su servicio a Dios y a la creación en una espiritualidad y
síntesis teológica. Irónicamente, era en sus propias vidas que las/os religiosas/os muchas veces sentían
una esquizofrenia interna entre su deseo de no estar muy inmersas en el mundo y sus anhelos más
profundos de unir el abismo entre fe y cultura.
En la actualidad esa espiritualidad negativa es ignorada o superada. Los cristianos se dan cuenta que
hay algo que está mal en esta visión de Dios y su creación. En el pasado, un arduo ascetismo puede
haber creado gente heroicamente santa aún al punto del martirio, pero varios sospechan que esto no ha
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hecho nada para librar al mundo de un sufrimiento sin sentido. Algunos teólogos cuestionan las doctrinas
de la expiación sobre las cuales los humanos han creado una teoría falsa de la redención. El Jesús que
estuvo entregado radicalmente a la plenitud de vida parece haber sido reemplazado por un Jesús heroico
que tenía que sacrificar su vida para aplacar una deidad ofendida, pero para mucha gente pensante, esa
deidad ofendida se asemeja más a un Señor Patriarcal que al Dios de Jesús.(cf. Brock 1992; Green &
Baker 2000).
UNA VISIÓN ALTERNATIVA
Para mucha gente de nuestro tiempo, y para Religiosas/os en particular, el llamado a reducir el
sufrimiento en el mundo requiere una visión diferente y estrategias alternativas basadas en la no
violencia. Una diferente cualidad de lógica informa la imaginación contemporánea con las siguientes
intuiciones:
1. La creación de Dios es fundamentalmente buena, de la cual es parte la paradoja de la creación y
destrucción.
2. Los humanos nacieron como pueblo de Dios, beneficiarios de una bendición original más que
victimas del pecado original.
3. Por mucho de nuestro tiempo en la tierra (unos 6.000.000 de años) los humanos se trataron
creativamente más que perseguidos por el pecado, precisamente porque permanecieron cerca de la
creación.
4. Cuando comenzamos a aislarnos del contexto de la creación y ponernos en contra, con la llegada
de la dominación patriarcal, hace unos 8.000 años, ahí entonces, el sufrimiento comenzó a ser un
aspecto dominante de nuestra existencia.
5. El sufrimiento se hace entonces, un problema divino y no humano. La vida y muerte de Jesús nos
salva si nos ayuda a crecer, más que si se lo vive como un remedio por una caída original que estaba ahí
desde los principios del tiempo
6. Las relaciones justas que Jesús nos ha modelado en su vida y muerte proveen la sabiduría que
necesitamos para vivir redimidas/os.
7. Hacer justicia y vivir la no-violencia son aspectos centrales de una respuesta redentora.
El mayor problema que confrontan las religiosas/os tratando de activar este enfoque contra-cultural a
temas como el pecado y su condición defectuosa en el mundo, es sutil y muy compleja. Para justificar su
propia existencia, y esforzar una cualidad deseable de control, las instituciones patriarcales requieren que
los asuntos humanos y terrenos sean vistos básicamente fallados. La salud es un ejemplo pertinente: a)
La naturaleza provee varios remedios para el dolor y la enfermedad, ejemplificado en el hecho de que la
mayoría de las drogas son manufacturadas de los recursos naturales.
b) Los humanos tienen los recursos naturales para vivir con salud y no en enfermedad, como lo
ejemplifican las terapias complementarias. Sin embargo si la profesión médica ha de subsistir, una cierta
proporción de gente tiene que estar enferma todo el tiempo, y nuestra cultura patriarcal co-dependiente
se asegura que sea así. Se puede seguir una lógica similar para mirar nuestra relación disfuncional con la
naturaleza y, por cierto, con toda la creación.
Ofrezco este ejemplo controvertido--- que parecerá raro y tirado de los pelos a muchos lectores--porque éstos son los tipos de temas que las religiosas/os necesitan nombrar y atender. Mientras que la
humanidad se niega a mirar estos temas duros, la condición defectuosa y pecadora continuará
abrumando y alienándonos. Pero en verdad, somos nosotros los que hemos creado la alienación, y
entonces, depende de nosotros solucionar el problema. Y el desafío es el de trabajar por las relaciones
justas e igualitarias para las cuales Jesús es nuestro principal modelo profético.
El desafío de nuestro tiempo en un mundo saturado de violencia no es el de perseguir la paz siendo
solidarios con el sufrimiento, sino más bien hacer todo en nuestro poder para evitar el sufrimiento. La
calidad de sufrimiento que es innato a la creación, y su proceso de evolución no es la causa de nuestro
sufrimiento; más bien es un problema humano, no es cósmico o divino. El alienarnos de la creación es un
problema patriarcal, porque hemos querido conquistarla y controlarla. Cuando elijamos retirar nuestras
proyecciones dominadoras y aprendamos a amigarnos con la creación que ha estado unida a nosotros
por millones de años, entonces seremos capaces de discernir la causa verdadera del sufrimiento en
nuestro mundo.
Este es probablemente el desafío más grande que enfrenta la Vida Religiosa hoy como testimonio
profético.
20
SEXTO DESPOJO: EL ALMA SOBRE EL CUERPO
“Muchas veces la sabiduría del cuerpo clarifica la desesperación del espíritu”.
Marion Woodman
Así como se sospechaba del mundo (especialmente la tierra) también el cuerpo era considerado un
obstáculo a la santidad y salvación. El cuerpo era ordenado y dominado por fuerzas instintivas
consideradas que no eran de Dios. Dentro del cuerpo estaba el alma inmortal. Esto era un signo de que
Dios sólo gobernaba la vida individual. Era el alma que daba vida al cuerpo y a la muerte sólo el alma
gozaría de la vida eterna.
NUESTRA ANTROPOLOGÍA CORRUPTA
La antropología es el tema crucial aquí. Más correctamente, un paradigma antropológico que ya no
tiene sentido ni uso. Los humanos son expresados como unidades atómicas; y así como el átomo está
solo, así también cada persona individual. Para dar vida al individuo atomizado en una forma real, Dios
infunde cada organismo con un alma inmortal. Cada alma es única, así como cada individuo es único. Y a
la muerte, cada persona es llamada a dar cuentas a Dios por el estado de su propia alma.
También hay un corolario antropológico. Los humanos son percibidos como una especie superior, sólo
ellos poseen alma. En la escala jerárquica de la creación, los humanos tienen un lugar más alto que
ninguna otra criatura. Esto da poder a los humanos de actuar en nombre de Dios gobernando y usando
los recursos de la creación.
Esta antropología falsa está convirtiéndose en una pesadilla para la especie humana hoy. Sanciona
tanto como afirma nuestro derecho a manipular y explotar la creación--- principalmente para nuestro
propio beneficio. Esto nos ha causado una alienación de la creación que ha ido creciendo, dejando mitad
de nuestra especie empobrecida, explotada y en muchos casos fuertemente abusada. Lo que hemos
construido como un derecho divino para dominar está convirtiéndose en una explotación que no es de
Dios.
MIRANDO NUESTRA ARROGANCIA
El concepto del alma, y la noción del cuerpo necesitando tener alma por algún tipo de intervención
directa de Dios, necesita ser re-evaluada. La antropología hoy tiene una dirección diferente, toma la
persona humana no como una entidad aislada, sino como un organismo en relación. Todos nosotros
pertenecemos a la creación y nuestra materialización como criaturas con cuerpo del Planeta y del
Cosmos es el fruto de una dinámica compleja de interrelación, mucho mejor entendida en nuestro tiempo,
gracias a los descubrimientos nuevos de la ciencia moderna.
Los próximos principios amplios nos ayudan a una comprensión más íntegra y congruente de nuestra
alma humana:
1.- Nuestra humanidad no se da sólo por una intervención directa de Dios; somos creados por el
mismo universo.
2.- El tener alma es el fruto de la fertilidad de la creación en su proceso evolutivo.
3.- Nosotros, como todos los organismos vivientes crecemos en complejidad al evolucionar en el
tiempo.
4.- Nuestra salvación se da por medio de nuestro compromiso en la co-creación y no sólo por logros
personales, separados de, o en conflicto con la creación más grande.
5. La separación dualista entre alma y cuerpo es una aberración del don de Dios del cuerpo a través
de cuál se da todo nuestro desarrollo y crecimiento espiritual.
6.- La prioridad del alma sobre el cuerpo se basa en un concepto falso antropocéntrico mediante el
cual los humanos buscan distinguirse del resto de la creación y considerarse arrogantemente como las
únicas criaturas capaces de ser salvadas en la vida eterna.
EL CUERPO DENTRO DEL ALMA
La espiritualidad contemporánea ofrece una alternativa distinta al considerar la relación cuerpo-alma.
En vez de preocuparnos con el alma en el cuerpo, somos invitados a considerar el cuerpo dentro del
alma. La primera presencia de Dios en la creación es en el cosmos, teniendo infundida el alma de la
energía del Espíritu de Dios. Esa misma fuerza de vida inspira la creación y la evolución de nuestro
planeta en cada etapa de su ser. Y mucho antes que los humanos evolucionaran, hace 6.000.000 de
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años, el planeta estaba poblado de bacterias cuyo comportamiento creativo e inteligente ha podido ser
entendido recién en décadas recientes y testimonia claramente una gran vitalidad.
Para estas grandes expresiones y nuevas manifestaciones de la divina creatividad, los escritores
modernos adoptan la noción de la infusión del alma (ver obra de Moore 1992, 1994, 2003). En vez de
reservar lo sagrado a un nivel espiritual dentro del cuerpo, somos invitados a contemplar lo sagrado en
todo lo que está vivo, tocado por el Espíritu de Dios. En vez de identificar lo espiritual con el alma que
puede trascender el cuerpo, la tierra y todas las cosas creadas, somos invitados a comprometernos con
lo sagrado que es inmanente en toda la creación. En vez de identificar la salvación con el alma habitando
un ámbito celestial, somos invitados a trabajar juntos para la liberación del alma de todo lo que vive en la
tierra cargada con la injusticia de la opresión humana.
Mientras que alma en la comprensión convencional expresaba pureza, perfección, y trascendencia de
todas las condiciones terrenas, en la comprensión actual se entendería como “…formas densas,
relaciones imposibles y preocupaciones obsesivas” (Moore 1994,258). Más bien tendemos a buscar lo
sagrado en lo ordinario, al Dios compasivo que habla en nuestra debilidad, vulnerabilidad, pecado y aún
en nuestras resistencias.
El alma en la comprensión actual es la sabiduría por la cual escuchamos los mensajes profundos de
nuestros cuerpos y de la tierra. Aún nuestras patologías pueden enseñarnos sobre los gritos profundos
del corazón, y sobre la complejidad que algunas veces nos habita porque estamos comprometidas con el
misterio. Lo que es realmente enemigo del alma es el literalismo que divide la complejidad, el
fundamentalismo que no puede respetar el pluralismo, el moralismo que petrifica la imaginación, el
perfeccionismo que se convierte en fanatismo, y la compulsión que requiere una respuesta precisa a todo
dilema humano.
El lenguaje actual del alma habla del hambre profundo de nuestros tiempos. “Traer el alma a la
Política”, “El alma en nuestras Relaciones” “El alma de la Ciencia” “El alma y la Espiritualidad” son los
nombres de algunos de los libros populares y los títulos de conferencias de nuestros tiempos. Si la
comprensión del alma del pasado parece corroer las conexiones tangibles con lo sagrado, el lenguaje
nuevo evoca un deseo profundo a redescubrir el sentido de las experiencias ordinarias de la vida
cotidiana. La espiritualidad no ha sido abandonada o desestimada; su enfoque ha sido transformado.
LAS RELIGIOSAS/OS Y LA VIDA ESPIRITUAL
Por mucho de la era cristiana, la espiritualidad y la vida espiritual eran consideradas ser patrimonio de
los curas y Religiosos. Hoy, ese monopolio es desafiado y trascendido. El llamado a la santidad es
universal, no sólo por el Bautismo Cristiano, sino por virtud de una participación mutua en el proceso de
la creación de Dios. El llamado a los Religiosos/as hoy es ser catalizadores que hacen crecer la plenitud
abundante y prodigiosa del Espíritu en el ser humano y en el corazón de la creación; llamándonos a
aquello que hemos abandonado porque creíamos que estaba más allá de nuestros recursos.
El llamado a la perfección hoy no está focalizado en la salvación individual, sino en un llamado a honrar
la completud (pleroma) por la cual Dios infunde alma en todo lo que está vivo por su Espíritu Creador. El
infundir alma es primero un don mismo de la creación, heredado por todo lo que habita el universo. Resituar el llamado a la espiritualidad donde realmente pertenece, es otro de los desafíos proféticos para
los/a religiosos/as de nuestro tiempo.
SÉPTIMO DESPOJO: OBEDIENCIA HASTA LA MUERTE
“En los últimos siglos la vida católica ha estado invadida por los requerimientos de una obediencia
absoluta… Las virtudes teologales no son más la fe, la esperanza y la caridad, sino más bien la sumisión,
sumisión, sumisión….”
Mark D.Jordan
El folklore de la Vida Religiosa está muy imbuido de hechos heroicos de penitencia y sacrificio. La
disciplina ascética que incluye ayuno, oración prolongada y negación de sí mismo tiene un lugar muy
importante en la historia de la espiritualidad cristiana. La justificación por tales hechos de inmolación
personal era para controlar las pasiones rebeldes, particularmente el orgullo. La humildad se convirtió en
la virtud que había que cultivar y alimentar.
Esta forma ascética de la espiritualidad Cristiana es un fenómeno complejo. Las teólogas feministas
cuestionan su fundamento psicológico, sugiriendo que la preocupación con el orgullo es distintivo de los
varones. Lo que las mujeres necesitan cultivar es más bien la autoestima y el valor de sí mismas que el
patriarcado se ha encargado seriamente de destruir.
22
LA RETÓRICA DEL SACRIFICIO
La critica feminista cala más hondo. El ascetismo, ¿será una herramienta patriarcal para incitar a la
sumisión y reforzar el control? El concepto de sacrificio en culturas antiguas implicaba la pacificación de
una autoridad superior--- divina o humana.
El texto frecuentemente citado de Abraham a quien Dios le pidió sacrificar a su propio hijo (Gn.22, 1-14)
ilustra el derecho inexorable de una autoridad superior para demandar un sacrificio humano. Sabemos
que en varias culturas antiguas (y algunas modernas) las mujeres eran muchas veces sacrificadas, pero
a eso raramente se le da publicidad. Porque es el bienestar de la mujer lo que está en juego, hay un
sentido siniestro que no importa mucho. No sorprendentemente en la historia de Abraham a su madre no
se le consulta; la historia es contada como si ella no existiera.
La teóloga americana, Mary Daly, llega al meollo de este tema cuando nos recuerda que las mujeres
pierden sangre al dar vida, mientras que los varones pierden sangre al quitarla. En la base de toda esta
retórica sobre el sacrificio--- ya sea en las escrituras cristianas u otras tradiciones de fe--- hay una
violencia encubierta que claramente no puede ser de Dios. La violencia siempre engendra violencia y
raramente conduce a un efecto creativo o pacificador. La violencia es opuesta a la plenitud de vida a la
que nos llama Jesús a los cristianos.
El paradigma ascético---- con el énfasis en la negación de sí mismo y la abnegación--- es un fenómeno
cultural derivado del culto al control patriarcal. Propiamente entendido poco tiene que ver con el
seguimiento de Cristo. De hecho se podría discutir que es extraño al Evangelio Cristiano, porque éste
siempre pone la negación a si mismo al servicio del amor y de la justicia.
Desde los primeros tiempos, la obediencia ha sido parte del vocabulario del ascetismo. En este sentido,
la obediencia denota someter la propia voluntad a la de otro, un significado distinto a la etimología de la
palabra que significa “escuchar atentamente” (del latín ob-audiere) La obediencia en el sentido bíblico no
es someter la propia voluntad a la de otro, pero sí utilizar todos los recursos dados por Dios para
escuchar más atentamente la divina sabiduría, de manera que podamos discernir la voluntad de Dios
más auténticamente--- para nosotros y para la creación de Dios.
ASCETISMO AL SERVICIO DE LA MISIÓN
La orientación asceta ha caído en desprestigio, y hoy su práctica está reservada a las sectas Cristianas
y a los cultos que tienden a adoptar una orientación en contra del mundo, y un gran apego al Dios que
juzga y que castiga. En la Vida Religiosa Cristiana, la devoción asceta es una prerrogativa personal,
mientras que la expresión colectiva se orienta más en la dirección de una entrega plena al llamado de la
misión, principalmente a la construcción del Reino de Dios por medio de relaciones justas que engendran
justicia, amor, compasión y liberación.
En vez de abrazar el sufrimiento asceta como un valor en sí mismo, abrazamos los sufrimientos y
sacrificios que se dan al entregarnos plenamente a construir la justicia. Seremos incomprendidos,
criticados y por momentos perseguidos. Seremos rechazados por la misma gente por cuya libertad y
dignidad nos hemos sacrificado. Así como le fue a Jesús en la construcción del Reino de Dios, podría
significar lo mismo para nosotros, hasta la pérdida de nuestras vidas.
En este contexto, la obediencia podría significar muchas cosas. Es un llamado a la fidelidad y a la
lealtad, primero al Dios creativo que nos invita a ser co-creadores en la construcción de un mundo mejor
para toda la vida orgánica. Segundo, desde una perspectiva cristiana, es un llamado liberador a la justicia
por el cual Jesús nos desea la libertad de cualquier atadura o esclavitud. Es un llamado de fidelidad a
toda la Iglesia Cristiana, que como comunidades de base se comprometen a vivir más plenamente el
discipulado de Cristo.
En este contexto, la obediencia como una escucha atenta, un mutuo discernimiento, asume una gran
importancia. Es un llamado al discernimiento sobre el cual ninguna autoridad tiene el monopolio. Mientras
que el liderazgo, en una iglesia local o universal tiene un rol designado y una responsabilidad, no tienen
el monopolio sobre el Espíritu Santo. Al abrazar las complejidades de la vida moderna, el discernimiento
es seguramente más auténtico cuando está basado en una búsqueda colectiva.
Para las/os religiosas/os en la tradición católica, esto implica preguntas dolorosas. En los últimos 30
años hemos evidenciado una Iglesia abierta y receptiva en el contexto del Vaticano II, progresivamente
sucumbiendo al miedo, manipulada y con una compulsión al control. Eso nos entristece a muchos, y
luchamos por ser fieles a la Iglesia que muchas veces nos da la impresión que no nos quiere ni a
nosotros ni lo que podemos ofrecer. Más aún, vivimos con miedo de expresar lo que sentimos porque no
23
queremos ser sus víctimas. La vieja cultura de la obediencia ciega parece estar en boga una vez más,
con la opresión y las fobias que acarrea.
EL ADULTO OBEDIENTE
Para Religiosas mujeres y varones en esta situación dolorosa, tenemos una tarea profética de honrar al
adulto en nosotras/os, en cada uno y en el liderazgo de la Iglesia a la cual pertenecemos. En este
contexto, nuestra obediencia es hacia la vida y no hacia la muerte. Nuestra fidelidad es principalmente al
que nos llama a seguirlo, persiguiendo y promoviendo la plenitud de vida (Jn.10;10) Y la Iglesia a la cual
pertenecemos es una comunidad de discípulos/as adultos/as llamada a trabajar en la consecución del
Reino. No hay lugar aquí para una co-dependencia infantil. La interdependencia adulta es el
procedimiento que hemos heredado de la creación de Dios, y ese es el proceso que no tendríamos que
abdicar o comprometer.
En humildad necesitamos también abrazar aquellos aspectos de nuestro pasado doloroso en el cual la
gente fue lastimada, dañada y alienada por las imposiciones de la obediencia ciega. La retórica del poder
ha infligido heridas profundas en mucha gente, incluyendo aquellos de la vida de votos. Buscando la
sanación y la integridad, muchos dejaron Ordenes y Congregaciones, convencidos que sus esperanzas
de reclamar al adulto en ellos nunca podría hacerse desde adentro. El voto de obediencia, más que
cualquier otro ha dejado muchas cicatrices en los corazones y vidas de Religiosos/as varones y mujeres.
Las/os Religiosos/as del futuro necesitarán abrazar al adulto obediente. Esta es la obediencia del
cuidado y la sabiduría, con una capacidad sana para criticar y energizar, y un compromiso profundo para
discernir juntos, de modo que el don de todos sea movilizado para el bien común. Un abrirse paso en
este espacio complejo y atribulado sería realmente un aire nuevo para el futuro de la Vida Religiosa.
CAPITULO 3
PARADIGMAS EN TRANSICIÓN
“Nada del pasado es seguro. Nada en el futuro es claro. El riesgo es el nuevo ascetismo de la Vida
Religiosa” Joan Chisttiter
Cuando revisamos el cuadro amplio de la evolución humana, cósmica, planetaria, nos preguntamos
cómo los humanos nos hemos agarrado tanto a la estabilidad, a la conformidad y a formas rígidas de
comportarnos y relacionarnos. A través de vastos eones de tiempo, la creación se desenvuelve
cambiando, creciendo y desarrollándose. El balance y la quietud siempre hablan de estancamiento. El
crecimiento y el progreso requieren fluidez, cambio, paradoja y caos.
Un ejemplo casero es el del cuerpo humano. Todas las células en el cuerpo humano se reemplazan
cada siete años. Nunca hay un momento en el que el proceso del Nacimiento-Muerte-Renacimiento no se
esté dando en nuestros cuerpos--- como también en el mundo. La transición no es la excepción, es el
proceso dinámico diario que nos mantiene de pie y tomadas de las fuerzas necesarias de crecimiento y
maduración
RENOVACIÓN POST-VATICANA II
Las transiciones de las cuales hablo en este capítulo se han estado dando en las últimas tres décadas.
Muchas de ellas están grabadas en el proyecto de investigación US de Nygren & Ukeritis (1993) y están
vividamente descritas por Nadine Foley (1999), registrando como una Congregación Religiosa (las
Dominicas de Adrian en USA) manejaron los desafíos emergentes en ese período. Comenzando con uno
de los principios fundacionales del Vaticano II, LUMEN GENTIUM, el documento, afirma que la Vida
Religiosa pertenece inseparablemente a la Vida y a la Santidad de la Iglesia, y no a la estructura
jerárquica. La Vida Religiosa es de origen divino y no de origen eclesiástico.
PERFECTA CARITATIS busca rehabilitar el seguimiento de Cristo como “la última norma de la Vida
Religiosa”, expresando este seguimiento en la vida y la misión de la Iglesia
Un enfoque a dos puntas: buscando una fidelidad más creativa en la vida de la Iglesia, al mismo tiempo
que reclamando el significado más profundo de los carismas congregacionales, se convirtió en la base de
la renovación post-vaticana II de la Vida Religiosa en el mundo católico. Comenzaron a abrirse nuevos
horizontes de identidad y misión. Esta expansión del contexto es reconocida y afirmada en el documento
EVANGELICA TESTIFICATIO (1971) de Pablo VI. Por primera vez, la vida de votos es descrita como
profética y contra-cultural (13,16-22,25) A pesar de que MUTUAE RELACIONES (1978) buscó proveer
24
líneas para obispos y Superioras Religiosas, para colaborar en la estructura y la organización de la vida
de votos, el documento reconoce la naturaleza carismática de la Vida Religiosa y desafía a las
religiosas/os a ser visionarios creativos en la Iglesia y en el mundo también.
De todos los documentos post-Vaticano II sobre la Vida Religiosa, ninguno es tan inspirador y
desafiante como el de PROMOCION HUMANA Y RELIGIOSA (1978). Arrojaba la Vida Religiosa al
corazón del mundo, invitando a una presencia osada y creativa que ayudara a construir comunidades
proféticas para activar la liberación del Reino de Dios. Quizás fue inevitable que este documento
provocara reacción--- dentro del dominio eclesiástico--- y eso es precisamente lo que pasó en 1983 con la
publicación de LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA VIDA RELIGIOSA EN LA ENSEÑANZA DE
LAIGLESIA, un documento legalista que obviamente intentó limitar la expansión carismática que
comenzaba a caracterizar la vida de votos en muchas partes del mundo católico.
De ahí en más, algo de la llama y del entusiasmo de la renovación Vaticana II comenzó a apagarse.
Las Religiosas mujeres se cansaron de re-escribir sus Constituciones para pacificar las autoridades
Romanas. Un sentido de cinismo y desilusión comenzó a aparecer. Las/os religiosas/os de todo el mundo
fueron invitadas a anticipar y preparar el Sínodo de 1994; muchos pensaban en cual era el punto en
poner tanta energía en algo que al final no se respetaría. Y para muchas religiosas, el documento VIDA
CONSAGRADA (VC) cumplía con sus expectativas. A pesar de sus principios de inspiración ocasionales
(e.g., 37,58, 62, 71ff., 81 ff.) este falló en dar una visión transformativa de las complejidades que la Vida
Religiosa contemporánea estaba viviendo como cambio de paradigma en ese tiempo.
LA RENOVACIÓN MÁS ALLÁ DE LA RELIGIÓN
Los cambios de paradigma, como indicamos en el capítulo I, desafían las convicciones
fundamentalmente antropocéntricas, incluyendo muchas de las ideas expuestas específicamente en los
documentos Romanos de los últimos 20 años. Indican que algo mucho más allá de lo humano está
pasando, y rápidamente es muy claro que no son nuestras grandes instituciones las que están instigando
el movimiento. Tampoco la retórica política o teológica está dando mucha luz a las complejidades de
nuestro tiempo. ¿Entonces dónde buscamos más luz y esperanza?
Irónicamente, una de las fuentes más inspiradoras en décadas recientes es la de la física
contemporánea y la cosmología. Así como las fuerzas de la creación crecen y se desarrollan a través de
principios inherentes que se auto-organizan (autopoiesis), así el nacimiento y la decadencia de los
paradigmas más importantes parecen ser gobernados por una inteligencia sobresaliente que pertenece a
toda la creación. Nosotros, los humanos parecemos captar un Espíritu intuitivo que no tolera mucha
estabilidad y que, provocativamente, nos desafía a considerar nuevas posibilidades precisamente cuando
nuestros proyectos están prosperando, de acuerdo a nuestras nociones de progreso humano y espiritual.
La crisis que se da en la VIDA RELIGIOSA CATÓLICA desde los 1960 no comenzó por una laxitud
transparente ni por una falta de entrega por parte de sus miembros. Religiosas mujeres y varones se
entregaron con mucha santidad y dedicación a Dios y a la Iglesia. El crecimiento y la expansión nos llevó
a nuevos ministerios. La organización interna prosperó con mucha fidelidad. Mirándolo en el 1960 el
futuro de la Vida Religiosa era prometedor.
Y luego, el cambio invadió nuestra comodidad, y las viejas seguridades comenzaron a derrumbarse en
casi todos los niveles de nuestra vida y misión. Y muchos se desconcertaron con lo que estaba pasando.
Instintivamente, nos dimos cuenta que no teníamos otra que adaptarnos a los nuevos cambios. Pero, no
era claro cómo deberíamos cambiar y cómo lo haríamos. Muchos están todavía en esa transición
confusa, sobre la que las autoridades de la Iglesia ofrecen poca luz o seguridad. Su estrategia es
conducirnos a revisar los principios pasados (como lo indican los documentos recientes).Al entusiasmo
por el futuro del Reino de Dios en la tierra, que impregna los corazones de muchas Religiosas, no lo
reconocen las autoridades de la Iglesia ni tampoco un número importante de Religiosas.
RIESGO Y PROMESA
Las transiciones nombradas en este capítulo se están dando y no serán revertidas. Algunas indican
dejar el pasado atrás totalmente; otras sugieren distintas adaptaciones. En todos los casos nos conducen
a un futuro que es riesgoso y prometedor. Más aún, la habilidad para manejarnos creativamente con esas
transiciones es un prerrequisito si vamos abrazar los nuevos paradigmas sugeridos en el Capítulo 4. Lo
que está emergiendo es un tiempo de espera que trata mucho más sobre el futuro que nos espera que
sobre el pasado que dejamos atrás.
El teólogo John F.Haught (2000) sugiere que la evolución responde primariamente a un atractivo hacia
el futuro, más que a una huella heredada del pasado. Esta observación da nueva luz a la escatología
25
cristiana y a la noción de que la vida de votos es un signo escatológico de esperanza futura. En el pasado
tendíamos a interpretar la escatología teniendo que ver con el juicio final y la recompensa en una vida
más allá del presente. Ocasionalmente, nos hacia apoyarnos en la esperanza futura que nos ayudaba a
vivir los tiempos de lucha y transitoriedad. ¿Hoy, podría ser la instigación a co-crear con Dios estas
condiciones humanas y terrenas que hace que la fe en el futuro sea más tangible y creíble?
Más allá de la escatología del escapismo, que todavía inspira la Vida Religiosa en otras tradiciones de
fe, sugiero que estamos llamadas a una escatología de compromiso. Este podría bien ser el aliciente
espiritual con el cual podríamos negociar más creativamente esas transiciones que requerirán nuestra
atención por mucho del siglo 21.
PRIMERA TRANSICIÓN: CATOLICISMO EN UNA NUEVA FORMA
“Muchos en el Occidente todavía no digieren la idea de que el centro del catolicismo está cambiando
hacia el Asia y el tercer mundo y de que el futuro de la iglesia universal no será dominada por las
naciones occidentales sino que serán primordialmente naciones no blancas, una coalición y mezcla de
muchas naciones y culturas” Arzobispo Rembert Weakland.
Las religiosas en la Iglesia Católica siempre se han percibido como una dimensión integral de la vida
de la Iglesia. Ese sentido de solidaridad se pronunció más después del Vaticano II al crecer el número de
religiosas que se comprometieron en la Iglesia local, particularmente a nivel parroquial. Esto cambió
mucho la visión popular de las/os religiosas/os. El pueblo nos llegó a conocer de una forma más íntima.
Pero hace surgir diferentes preguntas en cómo nos deben ver en y fuera de la vida de la Iglesia.
Históricamente, las Religiosas raramente se identificaban con el rostro institucional de la Iglesia. Ya, en
el siglo IV, las religiosas protestaron fuertemente contra el que la Iglesia fuera apropiándose
gradualmente del estilo de vida romano con sus valores. Dicen que ésta es la razón porque las Religiosas
optaron de ir a vivir al desierto, y en no pocas veces rehusaron los sacramentos de la Iglesia. La tensión
ha sido más aguda en relación a las religiosas mujeres. Muchas de sus grandes fundadoras, cuyas
historias no han sido honradas en la historia de la Iglesia, desafiaron y aún denunciaron la Iglesia con el
costo de recibir censura severa, y aún ex-comunión en algunos casos.
Desde el Concilio de Trento en el siglo 16, las religiosas han sido absorbidas en la vida de la Iglesia,
obligadas a seguir las normas y expectativas de los sacerdotes, visto como el ideal de toda vida cristiana.
Hoy, las/os religiosas /os son vistos como los aliados del cura, más que los aliados de la gente. La
naturaleza laical esencial de nuestra vocación ha sido dañada, como también nuestra comprensión de la
Iglesia misma, particularmente su evolución en décadas recientes, que es lo que quiero explorar en esta
sección.
DESPUÉS DEL VATICANO II
En un artículo original escrito en 1979, Kart Rahner describió tres cambios de paradigmas en la
comprensión de sí misma de la Iglesia (Rahner 1979):
1.- La decisión del Primer Concilio de Jerusalén en el 45 AD de admitir Gentiles en las comunidades
cristianas emergentes. (Hechos 15).
2.- La apropiación del Cristianismo como la religión principal del Imperio Romano en el siglo IV.
3.- La promulgación de GAUDIUM SPES (La Constitución de la Iglesia en el Mundo Moderno) en 1963
cuando la Iglesia Católica se declaró como la Iglesia para el mundo del siglo 20.
La Iglesia--- especialmente su liderazgo jerárquico--- es muchas veces criticado por su actitud
ambivalente hacia la visión de Gaudium et Spes. Al comprometerse la Iglesia con la cultura, había
frecuentemente mensajes confusos sobre hasta dónde debía ir el compromiso de los católicos. Ni el clero
ni los laicos se entendían en distintos temas. Entre las religiosas, había y continúan viendo algunas
divisiones grandes entre aquellos comprometidos con la liberación cristiana en distintos ambientes
seglares y aquellos buscando reclamar el aspecto más contemplativo de la vida de votos.
Mientras tanto, se comenzó a dar un nuevo paradigma en el Catolicismo. De muchas formas esto
encarna la naturaleza revolucionaria de los cambios de paradigmas. Esta es una transición que ya se
está dando, pero ni la jerarquía ni el laicado son concientes de su emergencia. Sutil y poderosamente,
está dándose un nuevo catolicismo. Cuando esta forma alcance madurez podría revolucionar mucho la
Iglesia Católica. Podría dejar chiquitas e insignificantes las reformas del Vaticano II.
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CATOLICISMO GLOBAL
Este nuevo cambio tiene tres aspectos dominantes: demográfico, popular y teológico.
DEMOGRÁFICO: En 1960, 66% de la población católica vivía en el mundo occidental blanco de Europa,
USA, Canadá y Australia: eso quiere decir que 34% vivía en 2/3 del mundo. Cuarenta años más tarde,
en 2000, 75 % vivía en el hemisferio sur con sólo 25% en el hemisferio blanco occidental. A primera vista
atribuiremos el cambio a la explosión de la población y a la significante evangelización misionera de la
última mitad del siglo 20. ¿Pero es ésta la explicación real o existen factores mucho más sutiles?
Nuestra interpretación de tal desarrollo debe incluir entre otros factores un discernimiento teológico. Se
centrará en la pregunta: ¿es esto una iniciativa divina, o es sólo un fenómeno secular, o es algo que está
pasando al azar? Si es de Dios, ¿qué está queriendo activar el Espíritu Creador? Quiero continuar con la
idea de que es de Dios, y consecuentemente, requiere el discernimiento y la urgente atención de la
comunidad católica.
Quiere decir que la Comunidad Católica que está emergiendo es predominantemente negra y no
Caucásea, es pobre, luchadora y abraza una visión Cristiana significantemente diferente a la del
Imperialismo occidental blanco y a la del Catolicismo enfocado en Roma. Quiere decir que el Catolicismo
Occidental está en un declive serio y a ha perdido mucho de su significado como un catalizador cultural.
Más serio que todo significa que retener Roma como el corazón de la Iglesia Católica, ahora y en el
futuro deshonra lo que el Espíritu Santo está activando. Continuar honrando y simbolizando la Iglesia
Católica como la Iglesia Romana es un clásico ejemplo de buscar los vivos entre los muertos.
La vitalidad del Catolicismo hoy, y la promesa de un futuro más creativo, está en la gente de los 2/3 del
mundo. Este es un cambio paradigmático que nadie lo buscó. Es algo de Dios, siguiendo una lógica que
desafía nuestros esquemas racionales y hace temblar el monopolio del Catolicismo Occidental Romano.
¿Podrán las autoridades de la Iglesia católica vivir este desafío? En mi opinión no es probable. Este
cambio pertenece a la gente. Las/os Religiosas/os, como una voz liminal, son precisamente las que
necesitan nombrar este fenómeno con mucha transparencia y promoverlo con gran visión y coraje. Y eso
nos lleva a considerar otro aspecto importante de este nuevo rostro del Catolicismo moderno.
POPULAR: Los sacerdotes figuran fuertemente en la imagen popular del Catolicismo moderno. Los
medios muchas veces dan la impresión de que los sacerdotes son el corazón y el alma de la Iglesia
Católica. Es más, mucha de la enseñanza oficial, mientras que enfatizan el rol del laicado, terminan
reforzando el rol central del sacerdote.
Hoy hay más de 1.100.000 católicos en el mundo. Hay aproximadamente 450.000 miembros
ordenados; algunos diáconos, la mayoría sacerdotes. Proporcionalmente, esto significa que el 99.95% de
los miembros de la Iglesia Católica consiste de laicos, mientras que los clérigos ordenados son el
00,05%.
Examinando de cerca éstas son estadísticas alarmantes, y nos deberían dejar con preguntas
inquietantes. ¿En una Iglesia con mayoría laical porqué una minoría de sacerdotes tienen tanto poder y
significado? ¿Porqué este desequilibrio entre los muchos y los pocos? ¿Por qué el discurso católico casi
siempre termina discutiendo los temas desde la perspectiva de los sacerdotes, como si fuera
predominantemente clerical?
Muchos temas críticos comienzan a emerger, algunos que las Religiosas/os como testigos liminales
necesitan abrazar y nombrar. Los números muestran claramente que el Catolicismo es
fundamentalmente una Iglesia de laicos. El Vaticano II enfatizó fuertemente que la Iglesia es el Pueblo de
Dios, en el cual la gran mayoría no pertenece a la dimensión clerical. En justicia, entonces, los laicos
deberían liderar la Iglesia, y desarrollar su vida de una forma congruente con la realidad laical. Pero los
laicos han sido desempoderados seriamente, y ahora se necesita un cambio urgente.
Hay un tema clerical serio que necesita urgente atención. En términos sistémicos, este desequilibrio
numérico sugiere un sistema disfuncional con grandes consecuencias para los mismos curas. Este
pequeño subgrupo vive una agenda que tiene el potencial no sólo de desestimar pero sí de destruir el
sentido mismo del sacerdocio ordenado. Hay demasiada energía focalizada en el subgrupo, y
particularmente del tipo que desempodera la gran mayoría. Tarde o temprano es seguro que va a incidir
negativamente en la minoría monopolizadora. Desde un punto de vista sistémico, esto puede ser mucho
más perjudicial para el sacerdocio que cualquiera de los escándalos que afectan el sacerdocio en la USA
y otras partes del mundo católico
TEOLOGICO: El Concilio de Trento reservó el estudio de la teología a sacerdotes y estudiantes
clericales, y este sistema se continúo hasta mediados del siglo 20. Las cosas comenzaron a cambiar en
los 1960. Una vez más, nadie dentro de la iglesia ni desde afuera trató de cambiar el monopolio clerical
del estudio de la teología. ¿Nos atrevemos a sugerir una vez más que el cambio es activado
primariamente por el Espíritu Santo?
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A partir del 1970 gran cantidad de laicos comenzaron a estudiar teología en seminarios y universidades,
con muchos más leyendo libros de teología y estudiando privadamente. Los primeros no clérigos
comenzaron a enseñar teología (principalmente en la USA) a comienzos de los 1980. Ahora se estima
que por el año 2015, 60% de todos los teólogos en la iglesia católica serán laicos y ¾ de éstos serán
mujeres.
Esto, más que cualquier otro cambio paradigmático, bien podría ser lo que hiciera temblar los
fundamentos del catolicismo como lo conocemos hoy. En este paradigma, la toma de conciencia está
cambiando significativamente. Mientras que algunos permanecen fieles a la tradición y a la convención, la
mayoría es un nuevo fermento teológico que busca comprometerse teológicamente, no tanto en asuntos
de iglesia como con las grandes preguntas que afectan a la humanidad hoy. Buscan hacer teología en el
contexto de la globalización, del terrorismo internacional, de la realidad política, socio-económica, del
diálogo multifacético. El horizonte teológico se está expandiendo mucho más rápido de lo que
imaginamos. Con éste la conciencia Católica está cambiando, y como la acción le sigue al pensamiento,
entonces la forma exterior y la estructura del Catolicismo también cambiarán.
IMPLICACIONES PARA RELIGIOSAS
La Iglesia Católica es un organismo muy diferente a lo que era hace 40 años. Externamente, puede
parecer no haber cambiado mucho, pero internamente, el alma que constituye la vida de la Iglesia está
cambiando mucho. Una vez que aceptamos que el agente activo de este cambio es nadie más que el
Espíritu Santo, entonces se da el compromiso serio de una naturaleza alternativa. Estamos testimoniando
un nuevo rostro de iglesia, el más provocativo que se ha conocido en 2000 años de historia.
¿Dónde nos ubicamos los/as Religiosos/as en este nuevo movimiento del Espíritu? Esta pregunta es
muy aguda para religiosas/os trabajando en 2/3 del mundo. ¿Dónde y cómo invertimos nuestra energía
creativa: con el paradigma convencional o el que está emergiendo? ¿Estamos preparadas para poner
nuestra energía dónde está la nueva vida, a no ser que se nos acuse de buscar los vivos entre los
muertos? ¿Estamos preparadas de tomar nuevos riesgos controversiales como lo hicieron nuestras
fundadoras en el curso de la historia?
En la era post Vaticana II, las/os Religiosas/os trabajaron a conciencia para forjar un vínculo más
cercano con las Iglesias locales, esto resultó en vínculos cercanos con el clero más que con el laicado.
Se nos vio como las siervas leales de la visión y el paradigma que pertenece al pasado y al rostro eurocéntrico. El Espíritu Santo parece ir más allá de ese modelo, y si nosotras las/os Religiosas/os queremos
ser realmente profetas, estamos llamadas a ir con el Espíritu. Es un tiempo para un discernimiento
profundo y urgente.
SEGUNDA TRANSICIÓN: ESPIRITUALIDAD VIS- A- VIS RELIGIÓN
“Discutir a Dios no es el mejor uso de la energía. Si tocamos el Espíritu Santo, tocamos a Dios, no
como un concepto, sino como una realidad viviente” Tich Nhat Hanh
Otro paradigma cambiante en este tiempo es el de la apropiación de la fe de la gente. La religión actual
ha perdido mucha de su atracción. El bagaje institucional distrae de la luz y de la esperanza que la
religión promete a sus adherentes. En vez de encontrar liberación los que practican la religión se sienten
apesadumbrados por reglas y expectativas que parecen estar más relacionadas con la perpetuación de la
religión que con el crecimiento espiritual de sus practicantes.
Mientras tanto un nuevo hambre espiritual, amorfo y caótico se despierta en frentes diferentes. Se
centra en preguntas más que en respuestas, en búsquedas y en exploraciones más que en adhesiones a
dogmas definitivos. Conocer la amistad de Dios (ver Jn. 15,15) parece ser más real que la fidelidad a su
poder. Los buscadores de lo espiritual en este tiempo no están interesados en desenredar las grandes
preguntas filosóficas sobre la naturaleza de lo divino. En cambio, se contentan con arriesgar la fe en el
cuidado benevolente de Dios y su guía providencial.
En algunos casos el nuevo hambre espiritual se relaciona con una comprensión muy diferente de la
creación que habitamos. El Dios de la creación--- si bien inmenso, pero sí muy íntimo---es al que se
sienten atraídos los que buscan una espiritualidad en este tiempo. El Dios de la religión formal, aún en la
forma personalizada de Jesús, se percibe como una proyección reduccionista de nuestra necesidad
humana de dominación y control. El nuevo paradigma que emerge tiende a ser muy critico de nuestras
proyecciones antropocéntricas. Aún la noción de una relación “personal” con Dios requiere que
examinemos de qué paradigma de persona estamos operando (ver Gebara 1999, 83ff).
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PERSPECTIVA EVOLUCIONANTE
Uno de los aspectos de este nuevo paradigma de la religión a la espiritualidad es la atracción de un
horizonte de sentido más amplio. Tendemos a honrar a Dios que ha estado trabajando en la creación por
billones de años, mucho antes de que los humanos existiéramos. Dentro de nuestra emergencia humana,
tenemos evidencia arqueológica indicando una toma de conciencia espiritual distintiva que va hacia
70.000 antes, por lo menos. Por mucho de ese tiempo expresamos nuestra fe usando rituales elaborados
y un espectro de expresiones artísticas (como el Arte de la Edad de Hielo). Por experiencia, conocimos el
poder de lo divino en las fuerzas de energía de la creación, una fuerza del Espíritu poderosa, animando y
sosteniendo todo lo que vivía.
Los estudiosos de la religión sugieren que mirábamos esta fuerza de vida con asombro y azoramiento.
Sospecho que este azoramiento es más un aspecto del milenio reciente que una característica de los
70.000 años. Que lo divino relacionado con nosotros de una forma paradójica fue bien conocida a
nuestros ancestros prehistóricos (ver O’Murchu 2002) parece ser verdad, entendiéndolo a Dios como una
fuerza de vida benigna, más allá de la comprensión humana, pero sí íntimamente comprometido con los
asuntos humanos y terrenos.
Nuestra preocupación con un Dios personal no parece haber entrado en la conciencia antigua. Dios era
comprendido como una fuerza del Espíritu, trascendiendo nuestra noción humana limitada de persona,
pero sí abrazando todo lo querido y sagrado para la humanidad. Las religiones monoteístas, como el
Judaísmo, Cristianismo e Islamismo, consideran la noción de un Dios personal como muy central, y más
aún sostienen que es una comprensión más desarrollada de lo divino que lo que sostienen otras
religiones. ¿Cuánto de esta preocupación es sobre una auténtica fe en Dios o se trata más bien de una
necesidad de validación divina de las estructuras del poder patriarcal? Aquello que percibimos como
fundamental a una auténtica religión--- la creencia en un Dios personal--- bien podría ser un obstáculo
importante a una espiritualidad que está emergiendo en nuestro tiempo.
SIRVIENDO UNA BUSQUEDA CONTEMPORÁNEA
Porque hay muchas fuerzas que no son de Dios actuando en nuestro mundo contemporáneo---o quizás
debido a ellas--- el hambre de Dios y un sentido de espiritualidad no han cedido ciertamente.
Religiosas/os mujeres y hombres se encuentran atraídos a esta nueva búsqueda. Somos muchas veces
aquellos en los que confían la gente que busca. Somos percibidos como más tolerantes y como que
apoyamos las grandes preguntas espirituales.
Este compromiso con la búsqueda de una espiritualidad más profunda en la gente inevitablemente nos
contagia. Entonces nos encontramos haciendo preguntas agudas. Nuestra vocación adquiere un nuevo
sentido, que muchas veces causa dolor por lo que hemos vivido por tantos años. Y para un número
grande de religiosas/os también hay un desencanto con la Iglesia institucional, y su no habilidad de
comprender las grandes preguntas de un sentido más profundo.
Uno de los temas más dolorosos en este tiempo es el de las Celebraciones Eucarísticas. La Misa Diaria
continúa siendo un requerimiento espiritual en la mayoría de Órdenes y Congregaciones. Para muchos
miembros hoy, una celebración de la Eucaristía semanal tiene más atracción y sentido. Para muchos
también, la Eucaristía es sinónimo de un camino de fe de una comunidad local; y algunas veces el
sacerdote que celebra tiene poca conciencia o poca sensibilidad a este contexto de comunidad.
Para muchas religiosas mujeres, como también para muchas mujeres laicas, participar en la Eucaristía
de la que son permanentemente alejadas, en términos de liderar la celebración, está siendo una gran
injusticia, y por ende algunas sienten que en conciencia no pueden participar más. Ese mismo
sacramento que busca honrar la inclusión radical de todos a la mesa de Jesús, deja a algunas mujeres
tan excluidas, que la participación se torna contradictoria y que choca con algo que es pecaminoso. Las
Religiosas Occidentales parecen sentir esta injusticia más intensamente, pero en términos del cambio de
paradigma que estamos explorando aquí, sospecho que esta incomodidad con la Eucaristía se va a
acrecentar más que disminuir.
Este dilema alrededor de la Eucaristía sugiere que nosotros también necesitamos revisar otras
estructuras de oración que pertenecen a la tradición de la vida de votos. Rezar el Oficio Divino es un
tema de preocupación especial. Para las Religiosas Apostólicas esta estructura se la vive como un ritual
en fidelidad a la tradición, más que como algo que contenga, alimente y de luz para la misión. Además de
las oraciones de intercesión, los temas y sentimientos en una sección del Oficio Divino nada tienen que
ver con lo que las personas o grupos están viviendo en ese momento. Más aún el lenguaje de los salmos
hacen referencia a reyes y a un Dios vengativo contra sus enemigos, nada que ver con la búsqueda de
paz y justicia que buscamos en este mundo violento.
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En varias partes de la Iglesia Contemporánea, las Religiosas tienen una amplia experiencia de Retiros.
Esto ha enriquecido obviamente su crecimiento espiritual y su capacidad de misión. Es muy difícil activar
algo de la misma profundidad y variedad en comunidades establecidas donde prevalece por ley un
común denominador bajo, centrado en formas y estructuras tradicionales. Desafortunadamente, a la
oración se la asocia con comodidad más que con desafío.
ESPIRITUALIDAD Y CONSAGRACIÓN
Un abordaje más creativo al espíritu de oración en nuestras comunidades requiere que demos atención
a la espiritualidad que subyace en todas nuestras estructuras, incluyendo la vida de oración. La
espiritualidad actual de la Vida Religiosa tiende a enfatizar nuestra especial consagración a Dios en la
comunidad de la Iglesia (VC 32, 60; SAFC 8). De acuerdo a VC (22-24), consagración en la vida de votos
está basada en la unción de Cristo por el Padre y, como resultado Jesús se consagra en total obediencia,
aún hasta la muerte de Cruz. En vez de consagrarse para una liberación que nos conduzca a nueva vida
(que es el énfasis del Bautismo), la consagración de la Vida Religiosa está basada en términos regresivos
de sacrificio, sumisión, no contaminación con el mundo pecador, una santa alianza con Dios sólo. Este es
un fundamento débil, no convincente para la Vida Religiosa Apostólica --- del presente y del futuro. El
énfasis está en el dar más que en el tomar; es más bien reactivo que pro-activo.
Para muchas Religiosas hoy, y más aún para el futuro, las preguntas y temas que nos comprometen
son más grandes que la vida de la Iglesia. Esto nos hace preguntar: ¿consagradas para qué?. En
términos amplios, VC (13) responde de una forma desafiante sugiriendo una estrategia tripartita de
CONSAGRACIÓN—COMUNIÓN---MISIÓN. Nuestra consagración, como la de todos los bautizados es
un llamado a la comunión al servicio de la misión. Y la misión, en el sentido Cristiano auténtico es para
todo el mundo y no sólo para una Iglesia o religión formal.
Nuestro enfoque teológico es sucinto e inequívoco, específicamente el llamado de Jesús a todos sus
seguidores de construir el Reino de Dios en la tierra. Esto nos coloca en el corazón de la creación en la
cual Jesús inaugura y proclama esta nueva visión. Y el ambiente de nuestro compromiso requiere que
trascendamos todos los dualismos que dividen la realidad sagrada del compromiso secular. Volveremos a
este tema en la Sección Cinco.
Mientras que espiritual y teológicamente necesitamos atender a nuestra consagración a Dios,
fácilmente nos podemos preocupar tanto de esto, de una forma que nos desvía de nuestro llamado a la
misión en el corazón de la creación. Como Religiosas llamadas a habitar los espacios liminales donde la
gente duda, cuestiona y redescubre sentido, llevamos ahí una sabiduría y receptividad por los cuales no
deberíamos apegarnos a ninguna iglesia o religión. Pertenecemos fundamentalmente al espacio abierto
del místico, intoxicado con el misterio de Dios, abrazando el misterio de la divina co-creación en todo
nivel de vida.
En estas reflexiones no es mi intención establecer divisiones artificiales entre religión y espiritualidad.
Sí, quiero honrar la tradición viva de la vida de votos en su habilidad de leer los signos de los tiempos y
responder en formas creativas y audaces. En este tiempo la espiritualidad está creciendo más que la
religión. Mucha gente se compromete con preguntas espirituales profundas de búsqueda y sentido.
Mucha de esa gente nunca ha practicado ninguna religión, y muchos que sí han practicado alguna no se
han sentido espiritualmente alimentados por los sistemas de creencias formales.
Este es un nuevo panorama espiritual que las iglesias y religiones formales no quieren mirar humilde y
honestamente. Amenaza su supervivencia y más importante su propio sentido de monopolio sobre la
emergencia espiritual. Las Religiosas de este tiempo, si es que van a honrar la profundidad profética del
pasado, no deberían juzgar o discernir esta nueva necesidad solo desde un contexto eclesiástico o
religioso. El discernimiento de nuestro tiempo debería reconocer la Espíritu que sopla dónde quiere y que
ha estado energizando espiritualmente la anchura y profundidad de la creación mucho antes que las
religiones e iglesias se conocieran.
Las Religiosas/os se confrontan con una elección difícil y que necesita discernimiento entre la fidelidad
al viejo paradigma con su protección fuertemente eclesial, y el nuevo paradigma que nos invita a abrazar
horizontes espirituales amplios. Sugiero que la historia indica con claridad lo que nuestros fundadores
harían en esta situación. ¿Tendremos el coraje de ser fieles a su visión y vitalidad?
30
TERCERA TRANSICIÓN: ESCAPAR DEL MUNDO/ABRAZAR LA CREACIÓN
“La distinción entre amor de Dios y amor de la naturaleza es una alternativa falsa” Mark Wallace
De todas las transiciones espirituales de este tiempo, ninguna es tan central como nuestra comprensión
de la creación. Metidos como estamos en el pensamiento dualista, el llamado a escapar y abandonar el
mundo, dominó la fe cristiana por varios siglos. Hasta este día, esta tendencia aparece fuerte en los
sistemas monásticos de otras grandes religiones.
Para muchos cristianos, la retórica anti-mundo también evoca grandes preocupaciones éticas. Tanta
destrucción de la naturaleza, pasada y presente, parece estar justificada por la forma en que miramos la
creación. Ocuparse de la creación era percibida como una distracción de las cosas de Dios. Peor aún, el
orden de la creación, era muchas veces visto como un lugar de fascinación falsa, de tentación y de
pecado.
Privados de una espiritualidad más coherente e inspirada, nosotros los humanos muchas veces
abusamos y torturamos la naturaleza para nuestro uso y beneficio. Las Iglesias y religiones parecían
incapaces de ofrecer un enfoque más claro, principalmente porque carecían de una espiritualidad y
comprensión de cómo opera la creación. En las décadas recientes, esto ha cambiado dramáticamente al
tener nuevas percepciones y convicciones.
DIOS EN LA CREACIÓN
Este nuevo paradigma alrededor de la espiritualidad de la creación, desea rehabilitar elementos de la
visión de Sto. Tomás Aquino que han sido subvertidas por el Catolicismo actual. Un punto central de la
visión de Sto.Tomás era la creencia de que no podíamos entender a Dios correctamente hasta que
teníamos una correcta comprensión de la creación. Esta convicción está ilustrada en lo siguiente:
a) “Todo el universo participa en la bondad divina y la representa en cualquier ser individual”
(Summa Teológica, Q 47, Art.1)
b) “El orden del universo es la perfección última y más noble de todo lo que existe” (SCG. Lb.1,
Cap.46)
Una rehabilitación de una espiritualidad más vibrante y profunda, para este tiempo y el futuro, necesitará
atender a los siguientes temas con una gran imaginación:
1. Dios ha estado activo en la creación por billones de años, mucho antes de que los humanos
aparecieran. La participación de Dios en el proceso de la creación que se va desarrollando sugiere que la
creación en sí misma es la revelación fundamental de Dios. Es principalmente en la creación, y no en la
religión formal donde Dios revela su divinidad y propósito.
2. La vida orgánica se ha extendido en el planeta por 4 billones de años, mucho antes de que los
humanos aparecieran. Esto desafía el muy extendido antropocentrismo en el cual los humanos nos
vemos como la forma de vida suprema en la tierra, y posiblemente en toda la creación.
3. Como especie humana hemos habitado la tierra por unos 6.000.000 de años. Creemos que
Dios ha estado trabajando en nuestro devenir todo ese tiempo, sin embargo reducimos su sentido
religioso a lo que ha ocurrido en los recientes milenios, particularmente en los últimos 2000 años.
4. Como especie humana hemos tenido un comportamiento espiritual de por lo menos 70.000
años, mucho antes que la religión formal se desarrollara en su forma actual. Pero nuestra adhesión a la
religión formal parece militar contra la posibilidad de que nos conectemos a una historia espiritual más
grande.
Hoy, nosotros los humanos nos hacemos conscientes de los aspectos cósmicos y planetarios de la fe y
espiritualidad. Esta nueva toma de conciencia radicalmente cambia nuestra actitud hacia “el mundo”. En
vez de darle la espalda a la creación, como un tipo de reino sin Dios, hay una toma de conciencia de que
conocemos la voluntad de Dios principalmente en la creación y de que encontramos a Dios no sólo en los
humanos sino en cada aspecto de la creación.
CO-CREANDO CON DIOS
Para las/os religiosas/os, esta no es una transición fácil. Mientras que nosotros en el Occidente nos
identificamos más claramente con la espiritualidad de la creación, en muchas culturas cristianas el mundo
material es todavía sospechoso y al crecimiento espiritual se lo asocia fundamentalmente con la vida
interior humana. Integrar la espiritualidad con las exigencias de la vida cotidiana, particularmente en el
área de construir la justicia, está emergiendo como un desafío importante para las/os religiosas/os del
31
siglo 21. Esta será una espiritualidad profundamente arraigada en Dios al mismo tiempo que nos
comprometemos seriamente con la creación de Dios. Las siguientes son sólo algunas de las grandes
implicaciones de esta nueva postura:
1. Nuestra comprensión de Dios, no como un juez patriarcal habitando los cielos, sino como un
Espíritu santo y sabio que nos confronta cada día en nuestra vivienda terrenal.
2. Dios se relaciona con toda la creación y no sólo con los humanos. Pertenecemos a la creación en
todas sus dimensiones. El poder del Espíritu que nos lleva a Dios es el mismo poder del Espíritu que
despierta y sostiene todo en el cosmos.
3. El rol del ser humano como una especie espiritual especial. Nuestra tarea no es llevar a Dios a un
dominio donde no está, sino más bien explorar las conexiones con la creación, que suscitará en nosotros
la creatividad de Dios que está impregnando todo en la creación.
4. Las estructuras con las cuales nos relacionamos con Dios. El lugar sagrado pertenece
principalmente a la misma creación. Los lugares sagrados como templos e iglesias están para
recordarnos de la elegancia de Dios en la creación, pero que muchas veces es usado para situarnos
contra la creación.
5. Necesitamos un sentido de ritual para comprometernos de una forma nueva con el mundo de
Dios. El rito del pasaje en varias culturas indígenas antiguas contemporáneas son mucho más adeptas a
honrar lo sagrado en la creación. Los sacramentos cristianos han sido pensados para alejar la gente de
este mundo hacia un reino trascendente afuera y más allá de la creación. Los sacramentos, como los
entendemos popularmente, tienden a desestimar más que enfatizar un ritual que tenga sentido
.
EL DILEMA PASTORAL
La vida religiosa ha dado siempre lo mejor de sí misma cuando ha permanecido cerca del pueblo de
Dios, honrando sus luchas y respondiendo a sus necesidades----desatendidas por otros sectores de la
sociedad, incluyendo iglesias y religiones. Confrontada hoy con una nueva espiritualidad, una que tiene
una resonancia más profunda con la gente más que con la religión convencional, ¿cómo nosotros/as
religiosos/as ejercitamos un sentido responsable de misión?
Para alguna gente cercana, particularmente mujeres, la fidelidad a la Iglesia en su contexto formal, y
fidelidad a las preguntas espirituales de nuestro tiempo es una combinación no muy fácil. La experiencia
de la Iglesia es que la adhesión primera de los que buscan una nueva espiritualidad debería ser hacia el
bienestar de la Iglesia o hacia la religión formal, y para muchas/os religiosas/os esto parece inadecuado,
utilitario y de muy poca visión para aquellos comprometidos con la construcción del Reino en la tierra. En
muchos casos sabemos que los que buscan serán no comprendidos y aún se le pondrán obstáculos en
su camino espiritual. La religión institucional, muchas veces subconscientemente preocupada con su
propia supervivencia, no tiene libertad interior para respetar la búsqueda contemporánea de un sentido
diferente.
Esta es una de las razones porqué muchas religiosas/os en el Occidente adoptan ministerios en los
cuales los deseos del corazón, más que adhesión externa a la Iglesia, pueden ser escuchados y
honrados. Estos incluyen, dirección espiritual (llamado comúnmente acompañamiento espiritual),
counseling, programas en desarrollo y crecimiento, adicciones, retiros, capellanas en escuelas,
universidades, hospitales y otros. Estos son contextos pastorales donde la espiritualidad puede ser
honrada, y la integridad de la gente en el camino hacia la madurez puede ser enriquecida y profundizada.
No es ésta una transición fácil en las Órdenes y Congregaciones Religiosas. En algunos casos de mala
gana y en otros con rechazo, a la gente se les permitió estos ministerios, pero en muchos casos son
vistos como que están haciendo “su propia cosa”. Muchos de nuestros miembros y algunos Equipos de
Superiores todavía están agarrados al status, al poder y al perfil de testimonio en los ministerios de
nuestras instituciones públicas. Mientras que éstas dan un servicio invalorable a la sociedad, Órdenes y
Congregaciones no se dan cuenta de cuánto sus valores han sido comprometidos (como en sistemas
educacionales competitivos) y cuántas personas necesitadas han pasado por el sistema sin que sus
necesidades hayan sido atendidas.
En décadas recientes, las Religiosas han buscado deshacerse de la tierra y propiedad excesiva en
orden a vivir un estilo más simple, más congruente con los pobres y marginados. Buscaron disponer de
tales recursos en formas que beneficiarían sectores más pobres de la sociedad. Lo que muchas veces
pasó es que la tierra fue usurpada por gente que especuló con explotarla para ganar financieramente.
Hoy día, muchas Religiosas con más visión de lo sagrado de la tierra y luchando por ser más éticas en
cómo se usa, eligen quedarse con la propiedad y buscan formas en cómo puede ser usada para educar
al público en general en formas responsables y creativas del uso de la propiedad. La granja Genesis en el
estado de Nueva Jersey, USA, una granja orgánica patrocinada por las Hermanas Dominicas ( página
32
web: www.genesisfarm.org), o el Santuario Ecológico, desarrollado por las Hermanas Maryknoll en
Bagulo, Las Filipinas (página web: www.maryknoll.org) son ejemplos importantes de este sentido de
misión centrado en la creación.
Discernir elecciones apostólicas hoy no es una tarea fácil. El problema es muchas veces exacerbado
por las diferentes espiritualidades de las cuales un grupo específico esta operando. Muchas veces el
miedo paraliza el potencial del Espíritu creador--- por ej. No hablo de cuán importante es el Yoga en mi
oración porque tengo miedo de que me tilden como de “new age.” Mientras prevalecen miedos de esta
índole y mientras no se hablen, habrá poca esperanza de hacer un discernimiento serio y urgente, el que
las tendencias espirituales de nuestro tiempo requieren. Mucho más perjudicial es el impacto negativo
que esto tiene en nuestras elecciones apostólicas y nuestro sentido general de misión para el mundo
actual.
CUARTA TRANSICIÓN: LA FURIA REDENTORA DE LAS MUJERES
“Por mucha de nuestra historia de Iglesia, las mujeres han sido negadas el ser iglesia no tanto por la
contaminación de la supuesta impureza, en lo que han hecho, sino por el miedo de lo que son”. Natalie
Watson.
Entre las libertades que gozamos hoy, para mucha gente es difícil apreciar o comprender la opresión a
la que las mujeres han sido sometidas por miles de años. Culturalmente oprimidas, socialmente
excluidas, religiosamente demonizadas, las mujeres han sido frecuentemente condenadas a formas de
opresión que por momentos eran de niveles salvajes. Las mujeres cargan con mucho dolor sin sanar que
en el momento actual requiere ser reparado---algunas veces en amargura, ocasionalmente en furia, y
frecuentemente por el derecho a una justicia básica.
Los historiadores están todavía tratando de ver cuándo, dónde y cómo se produjo el desequilibrio entre
varones y mujeres en la cultura humana. Para los Evangélicos, ya sea desde una perspectiva religiosa o
política, es como que Dios lo designó: los varones son superiores en todo sentido --- ¡esto es un
prerrogativa divina! Claramente, esto es una proyección patriarcal propiciando valores masculinos de
dominación y control.
NOMBRANDO LAS FUENTES DE DOMINACIÓN
Muchas veces en este libro, sugiero que uno de los roles proféticos básicos para las Religiosas es
nombrar la realidad de una forma que facilite la liberación evangélica. En ninguna parte es esta estrategia
más urgente y necesaria que en nombrar la realidad que nace de la dominación patriarcal. Algunos
consideran que esta orientación es sólo unos cientos de años vieja(comienza con el nacimiento de la
ciencia clásica en el siglo 17), otros sugieren unos miles de años (desde el contexto filosófico de la Grecia
clásica), y algunos escolásticos comparten mi convicción que la forma presente del patriarcado nació
como la sombra de la revolución agrícola de hace 10.000 años atrás.
Se podría argumentar que llegó a su apogeo en los tiempos de la Grecia clásica llevando a Aristóteles a
proponer que sólo los varones son humanos. Las mujeres son organismos biológicos complementarios,
necesarios para fertilizar la semilla masculina y engendrar vida, y así continuar la perpetuación del
gobierno patriarcal. Esta visión influyó mucho el pensamiento de San Pablo, de San Agustín, de Sto.
Tomás de Aquino y también de todas las religiones principales--- hasta hace poco.
Los escolásticos académicos (especialmente varones) denunciaran esta síntesis como demasiado
generalizada y que existen muchos matices. Esta es una táctica para continuar el patrocinio del privilegio
masculino, justificándolo en nombre de la razón, del argumento lógico. Pero números crecientes de
mujeres en el mundo contemporáneo están cansadas de la lógica y del razonamiento impuesto por la
Iglesia, por el Estado o por la Academia de intelectuales. Una nueva generación de mujeres busca
deshacerse de las ataduras que las ha mantenido a ellas y a varones en esclavitud por miles de años.
Colectivamente, las mujeres se dan cuenta de que han sido víctimas y abusadas al ofrecer su adhesión
a lo que era efectivamente un sistema de valores alienante. También han sido usadas como chivos
expiatorios por regimenes opresivos; por ej: las mujeres como fuente de tentación para los varones. Aún
la noción de derramar sangre para redimir y salvar es una corrupción del privilegio femenino. Las mujeres
derraman sangre en un proceso natural dado por Dios, como una dimensión del dar vida. Los varones
derraman sangre en orden a quitar la vida. Que el derramar sangre puede ser redentor y salvífico es
33
principalmente una experiencia femenina, tomada de la especie femenina para justificar el imperialismo
masculino.
¿ABRIRSE PASO O COOPERAR?
A pesar de que muchas mujeres, sin saber, apoyan el sistema dominante, sin embargo, ha habido en
los últimos cuarenta años, una toma de conciencia creciente de lo que estuvo mal en el pasado y
necesita ser rectificado en el futuro. Las mujeres han dado pasos significativos en lo intelectual, la
política, la administración y en un grado menor en la ciencia, la medicina y la religión. Pero en todos estos
ejemplos, las mujeres han sido llevadas a cooperar en sistemas que claramente sostienen valores
dominantemente masculinos. El abrirse paso--- el cambio de paradigma---todavía se tiene que dar y se
dará cuando mujeres y varones trabajen en colaboración para crear un sistema de valores más benigno,
inclusivo, basado en la justicia, para la vida humana y la cultura global
Por ejemplo, en muchas iglesias Cristianas las mujeres han sido admitidas al sacerdocio. Para algunas
ha sido una experiencia positiva, pero para otras una experiencia frustrante. Las mujeres entraron a
formar parte del sacerdocio en orden a cambiar y reformar inculcando valores más femeninos. Su sueño
ha sido de transformar el sistema, pero en muchos casos han terminado apoyándolo. Este es un ejemplo
real--- y para algunas es doloroso--- de verter vino nuevo en odres viejos.
La cultura dominante tenderá subvertir los valores femeninos. En la jerga popular al feminismo se lo
confunde con afeminamiento: una especie de postura fláccida, pasiva, llena de emoción y sin daño. De
hecho, el verdadero feminismo puede ser una energía protectora y muy intensa. El confiar en la intuición
y la imaginación no dejará nada en pie hasta que se haga justicia y pueda fluir el verdadero amor. Y
donde la justicia ha sido negada, las mujeres llevarán la furia colectiva y el deseo de integración. Algunas
veces, esto parece ser una postura de furia subconsciente de sanación auténticamente femenina.
Nuestra cultura occidental, en particular, tiene que aprender a honrar el auténtico feminismo. Las cosas
han adelantado en tanto que las mujeres se han acomodado en todas las esferas de la vida. Pero ya sea
que sean mujeres o varones, los valores verdaderamente femeninos todavía son domesticados o
suprimidos. Peor aún, algunas mujeres colaboran con la cultura dominante, y eso justifica a las
instituciones dominantes en continuar la propagación de valores del viejo paradigma.
LAS MUJERES RELIGIOSAS: EL ENIGMA INTRIGANTE
En la Vida Religiosa Católica, las mujeres han sido siempre más que los varones y actualmente son 3 a
1. Las mujeres religiosas han estado siempre al frente en todas las esferas de la Vida Religiosa y en
muchos aspectos de la Vida Cristiana (ver McNamara 1996). Sin embargo, la historia raramente hace
justicia a la contribución de las mujeres. Peor aún, los historiadores han colaborado con la supresión de
las mujeres y con los valores femeninos en general, ocasionalmente condenando las contribuciones
femeninas más finas a total invisibilidad.
Más que nadie, las mujeres Religiosas deberían ser las voces de protesta más agudas en pro de otras
mujeres--- en todos los niveles de la sociedad. Las mujeres Religiosas deberían destacarse fuertemente
como feministas (ver Chisttister 1995, 11 ff) En cambio, la voz de las Religiosas mujeres muchas veces
es una voz silenciosa, monótona, influenciada por la retórica superficial de la verborragia clerical.
Al movernos hacia un nuevo paradigma, hay un número de temas sensibles pero cruciales que las
mujeres Religiosas tendrán que confrontar:
1. VIDA INSTITUCIONAL: en muchas culturas cristianas, la “monja” es todavía percibida como la
mujer heroica que ha sacrificado todo por Cristo. El ser hermana es priorizado sobre el ser mujer, y
algunas religiosas apoyan esa distorsión. Pastoralmente, son percibidas, como el complemento del
sacerdote, mientras que de verdad, su vocación es esencial y totalmente diferente. Su identidad
institucional muchas veces enmascara su llamado profético más profundo.
2. FIDELIDAD A LA IGLESIA FORMAL: a los ojos de la Iglesia, las Hermanas tienden a ser vistas
como símbolos heroicos de santidad, con poco reconocimiento, pareciera, de cómo ese heroísmo socava
su femineidad única, o alternativamente, se las ve como una fuerza de trabajo que hace la verdadera
obra de caridad, para que los sacerdotes no tengan que comprometerse en tareas “seculares”. Muchas
de las reglas a las que se someten fueron hechas por varones, y los varones, en general encarnan
valores masculinos más que femeninos.
3. SOLIDARIDAD CON MUJERES QUE CUESTIONAN: En muchas situaciones, las Hermanas
concuerdan con los valores anti-feministas, apoyando en cambio aquellos de la cultura secular y religiosa.
Sólo una minoría pareciera comprender realmente porqué las mujeres están alienadas y desilusionadas
34
con la iglesia y la religión formal. Y sólo un sector pequeño estaría dispuesto a unirse a mujeres que
protestan por derechos básicos y temas cruciales para las mujeres.
4. LAS MUJERES Y EL CELIBATO: El abuso sexual es muchas veces asociado con varones que
tienden a proyectar la energía sexual hacia fuera. Las mujeres, en cambio, conceptualizan la energía
sexual hacia adentro y conducen la energía creativa en una dirección más relacional. Ciertamente,
Sandra Schneiders (2001) acentúa los valores positivos de esta diferencia, pero ciertamente, lo que
todos, Religiosas y otros, tendrán que aprender es sobre la contrapartida de esta integración. Schneiders
no atiende al lado oscuro de esta explicación: muchas mujeres en la Vida Religiosa se molestan con sólo
el uso de terminología sexual y se incomodan extremadamente con alusiones directas en temas
sexuales. Es ingenuo asumir que las necesidades íntimas en la Vida de votos de las mujeres está
cubierta y más integrada que la de los varones.
Mientras que la cuestión de la orientación homosexual entre varones célibes ha recibido mucha
cobertura, poca exploración se ha hecho alrededor de lo que yo sospecho es un fenómeno mucho más
extendido, atracción del mismo sexo entre las mujeres religiosas. Las mujeres religiosas parecen estar
atrapadas en la sombra de lo demoníaco de la sexualidad femenina que ha perseguido la civilización
humana por unos 3.000 años. Cuando las mujeres religiosas puedan abrazar este tema en una forma
más transparente y conciente, seremos testigos de una energía radiante en estas mujeres proféticas que
será muy liberador para todos nosotros, mujeres y varones por igual.
LA BRONCA JUSTIFICADA
Las mujeres Religiosas están llamadas a ser diferentes. Necesitan deshacerse del estereotipo de la
Mujer humilde, obediente cuya lealtad es muy fácilmente identificada con fidelidad pasiva. Mientras que
en el pasado las mujeres se sometían a la opresión interna y externa, hoy más mujeres están
aprendiendo a afirmar su integridad, movilizar su bronca justificada para sanar el dolor y ser una fuerza
de transformación en el mundo. En este nivel, más que ningún otro, está el futuro profético de la mujer
con votos.
Necesitamos abandonar una vez por todas, el estereotipo perverso de la mujer rebelde, fuente de
tentación y pecado para el perverso varón arquetípico. Lo que está en juego aquí no es rebelión pero sí
afirmación y confianza: afirmación para que se haga justicia por el pasado que recordando el dolor y la
injusticia, muchas veces evoca bronca justificada. Y este es uno de los dones femeninos que nuestra
cultura tan urgentemente necesita. Sin ésta, la tarea de hacer justicia carece de nervio, de pasión y de
coraje para confrontar el ridículo que el trabajo por la justicia inevitablemente acarrea.
Ya pasó mucho tiempo para reconocer y afirmar el rol central de las mujeres con votos, no sólo en la
tradición cristiana sino también en las otras religiones. Aquí estamos tratando de cambiar un paradigma
que ha prevalecido por 8.000 años. No será fácil deshacerse de algo sancionado por tanto tiempo, como
el feminismo contemporáneo dolorosamente se da cuenta. Sin embargo, la recuperación de las recientes
décadas no ha sido en vano y ha reclamado para mujeres y varones lo que ha sido tan brutamente
suprimido por tanto tiempo, principalmente la unicidad de la sabiduría femenina. La necesidad de apoyar
y profundizar --- un nuevo paradigma femenino--- debería ser una tarea importante para todas las
Religiosas en nuestro tiempo, y para mujeres Religiosas de una forma especial.
QUINTA TRANSICIÓN: LA IGLESIA VIS- A-VIS EL REINO DE DIOS
“La dogmática de las recientes décadas está marcada por una erosión constante de la noción del Reino
de Dios”.
Wolfhart Pannenberg
La adhesión incuestionable a las leyes, normas y reglas de la Iglesia es considerada un sello de una
buena religiosa. Y nosotros asumimos que esto ha sido así desde el nacimiento del Cristianismo. Aún un
conocimiento escaso de la historia de la vida de votos mostraría cuán pobre es esta percepción.
Cuando la Vida Religiosa se desarrolló en los siglos tercero y cuarto, la creciente institucionalización de
la vida de la Iglesia fue el blanco principal de su testimonio contra-cultural. Los monjes huyeron al
desierto, no solo para escapar de la influencia corrupta de la cultura secular, sino también para
distanciarse de una Iglesia que consideraban se acomodaba demasiado a las influencias seculares.
Desde los primeros tiempos, las/os religiosas/os no participaron en los juegos de poder de la dominación
eclesiástica. Algunos rehusaron participar en la vida sacramental de la Iglesia. Y las vírgenes, lejos de ser
mujeres piadosas escapando del mundo, del demonio, de la carne, fueron mujeres que protestaron contra
las normas de la cultura patriarcal de tener que ser la mujer o esposa de alguien. Factores culturales
35
como también espirituales llevaron al desarrollo institucionalizado de la virginidad en la primera iglesia
(ver McNamara 1996. 23 ff); convenientemente pocos historiadores de la Iglesia hablan de esta
dimensión cultural.
Hasta principios del siglo 13, las Religiosas mujeres y varones, eran considerados laicas/os. Después
comenzó una domesticación progresiva y corrosiva llegando a su apogeo en el Concilio de Trento (15451563) cuando el clérigo varón blanco y célibe se convirtió en la norma de todas las formas de la vida
Cristiana. De ahí en más, las/os religiosas/os eran considerados pseudos-sacerdotes y se esperaba que
adoptaran las normas y procedimientos de clérigos leales y obedientes.
Uno de los impactos más graves de la influencia tridentina fue el destruir el aspecto femenino de la vida
de votos. Con el ejemplo pionero de Ángela de Merici en el siglo 16, muchas fundadoras Religiosas
afirmaron con valentía el testimonio contra-cultural de la Vida Religiosa, especialmente en lo que
concernía a la Iglesia. En las palabras de Joan Chisttiter (1995,12):
“La Hagiografía, el folklore y los archivos de las congregaciones religiosas están llenos de los cuentos
de mujeres audaces quienes desafiaron a obispos, confrontaron papas y los castigaron, combatieron las
normas de la sociedad y las corrigieron.”
Esta es una parte substancial de la historia de la Vida Religiosa que la historia raramente honra. En su
gran mayoría ha sido
subvertida y suprimida. Sólo cuando toda la historia sea contada—y la
contribución de las mujeres sea honrada---podremos esperar que la Vida Religiosa sea comprendida y
apreciada por lo que realmente es.
AL SERVICIO DEL REINO
Una y otra vez vuelvo a esta visión alternativa, subvertida por la historiografía patriarcal. La subversión
es también el resultado de una teología retorcida, que podemos ver en la tensión antigua entre adhesión
a la Iglesia y fidelidad a la visión del Reino de Dios. La Iglesia siempre ha mantenido que sólo puede
garantizar el servicio verdadero al Reino de Dios y que a pesar de sus limitaciones, siempre permanece
como la primera manifestación en la tierra del Nuevo Reino de Dios.
Ésta es una construcción teórica que no se condice con el escrutinio histórico y el de las Escrituras.
Mientras que los Biblistas difieren en sus interpretaciones de lo que Jesús quiso decir al hablar del Reino
de Dios, están de acuerdo en lo siguiente:
1. El compromiso del Reino fue la preocupación más importante de Jesús en su vida y ministerio, con
alrededor de 140 alusiones en los textos del Evangelio.
2. Jesús nunca identificó el Reino de Dios con una comprensión particular de la Iglesia.
3. La visión de Jesús del Reino es sobre relaciones justas--- en el nombre de la justicia y el amor--- en
todos los niveles de la creación. Ésta es una visión global que no puede ser reducida a una religión o
denominación eclesial.
4. Muchos de los discípulos de Jesús, incluyendo algunos y quizás todos los apóstoles, no
entendieron la naturaleza única de esta visión.
5. Los discípulos de Jesús y la primera Iglesia tomaron el modelo de un reino terrenal, la misma
comprensión que Jesús había denunciado categóricamente al proclamar su nueva visión.
6. Para Jesús, el Nuevo reino de Dios era inclusivo, una estrategia multifacética de liberación no
violenta de los pobres y de los oprimidos. Era espiritual en su naturaleza esencial, pero no identificada
con ningún credo o sistema de fe.
LA VIDA RELIGIOSA Y EL REINO
La Vida Religiosa, en su momentos más proféticos, ha honrado la primacía del Nuevo Reino de Dios.
Esto muchas veces ha causado tensión, y aún conflicto con la Iglesia Institucional, particularmente con
las fundadoras. Muchas veces sin saberlo, las religiosas/os han honrado la visión más grande y han
puesto sus dones y talentos al servicio del Pueblo de Dios en el corazón del mundo. Aún cuando las
religiosas aceptaron acomodarse al servicio de las necesidades de la Iglesia, su visión fundacional y
respuesta misionera frecuentemente viraban hacia horizontes más grandes. Un compromiso radical del
Reino caracteriza el verdadero llamado de la vida de votos.
Los teólogos, y algunas Conferencias de Obispos, endorsan la visión de que la Iglesia debería estar
comprometida fundamentalmente a la extensión del Reino---ver el resumen de las afirmaciones de los
obispos de Asia desde 1975-2000 (ver Quatre 2000, Phan 2002; Kroeger y Phan 2002). Sin embargo, la
Iglesia niega esa misma posibilidad al declararse la única encarnación verdadera del servicio al Reino. Al
estar, las religiosas más informadas teológicamente, éste será un tema contencioso para algunas,
mientras que otras buscaran formas más discretas para lidiar con la Iglesia recalcitrante. Mientras tanto,
36
la mayoría de las religiosas/os no se dan cuenta de este dilema teológico que acarrea graves
consecuencias para la identidad y la misión de las/os religiosa/os del futuro.
LAS/OS RELIGIOSAS/OS COMO CATALIZADORES TEOLÓGICOS
Como indiqué al comenzar esta Transición, la sabiduría teológica está creciendo más allá del mundo
clerical en el cual el estudio de la teología estaba reservado a sacerdotes y estudiantes clericales. Las/os
Religiosas/os, varones y mujeres han contribuido sustancialmente a demoler este monopolio. Pero el
desafío que se sigue es aún más formidable y es probable que empuje la Vida Religiosa Contemporánea
a los límites de su credibilidad profética.
Como ya lo indiqué, la teología adquiere diferente significado para los laicos. Su reflexión teológica y su
análisis tienden a ser más terrenal y vital. Su “comprensión y búsqueda de fe” (San Anselmo y Sto.
Tomás de Aquino) incorpora una comprensión de vida en sus complejidades modernas de promesa y
peligro. Y sus recursos de fe no son sólo el texto de la Biblia, sino los muchos textos que surgen de la
búsqueda de sentido en el mundo contemporáneo. Estos incluyen los sub-textos de muchos movimientos
espirituales que subyacen en la nueva espiritualidad a la que me referí en la sección Dos de este
capítulo.
Para la red teológica laica, la teología está llena de esperanza y de vida, precisamente porque está
enraizada en una experiencia auténticamente humana y terrena. Y para los cristianos, la referencia de las
Escrituras tiene que hablar de un contexto. Aquí es donde la visión del Reino adquiere un sentido real
que rápidamente se convierte en el de un compromiso concreto y audaz. En la actualidad, muchos
teólogos, mientras que se dan cuenta de la disparidad entre Iglesia y Reino de muchas maneras, tratan
sin embargo, de mantener fidelidad a la Iglesia, estrechando los horizontes teológicos. Esta acomodación
va a ser mucho más tenue en los próximos años, al adquirir la teología un marco multidisciplinario donde
la Iglesia formal no es probable que le siga.
EL NIVEL PASTORAL
Una vida religiosa más informada teológicamente buscará también diferentes modos de inserción
pastoral y acompañamiento. Las llamadas urgentes de hoy, aún en la esfera pastoral, son mucho más
grandes que una iglesia o religión. Los temas principales que afrontan la humanidad y nuestro planeta
requieren modos multidisciplinarios de respuestas y formas de colaboración que exceden las divisiones
simplistas del pasado. Por ejemplo, el compromiso de construir la justicia en el futuro requerirá de
habilidades especiales y afiliación a expertos legales, políticos y económicos. Dejar estas habilidades en
manos de nuestros colegas laicos no es ya apropiado; esto no hace más que reforzar los dualismos
binarios de los cuales estamos tratando de salir.
Los programas de formación continua necesitarán ser revisados para responder a estas necesidades
nuevas. Si bien la formación necesitará actualizarse en espiritualidad, la teología y escritura
permanecerán importantes, y muy relevante y urgente será la adquisición de nuevas técnicas. Aunque
todos los miembros no pueden ser versátiles en las ciencias sociales, económicas y políticas, el serio
discernimiento de grupo requiere que una mayoría posible pueda acceder al aprendizaje en estas áreas.
Esta clase de solidaridad intelectual y espiritual bien podría ser el nuevo rostro corporativo de la Vida
Religiosa del futuro.
Tanto de adentro como de afuera, las/os religiosas/os correrán el riesgo de hacerse muy seglares. El
servicio auténtico al Reino de Dios requiere este abrirse paso. Las/os religiosas/os querrán permanecer
en comunión con la Iglesia, pero el desafío real lo afronta la Iglesia para convertirse en la comunidad que
profesa ser, una que honra la inclusividad radical a la cual Jesús dio su vida en su compromiso generoso
al Reino de Dios en la tierra. Ese también es el proyecto al que no debe renunciar la Vida Religiosa del
futuro.
SEXTA TRANSICIÓN: CONSAGRACIÓN---COMUNIÓN---MISION
“Espero que la reflexión continuará y llevará a una comprensión más profunda del gran don de la vida
consagrada en sus tres aspectos de consagración, comunión y misión”. JUAN PABLO II, (VC.13)
Si bien es cierto que el documento VIDA CONSAGRADA (VC) intentó ser una guía e inspiración a la
Vida Religiosa del Siglo 21, realmente pertenece a un paradigma en transición, con un deseo distintivo de
control eclesiástico del viejo paradigma. Sin embargo, hay algunos espacios que pueden ser explorados
para orientar la visión hacia un futuro más que hacia al pasado, uno siendo la cita con la cual
encabezamos esta transición
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LA DIFICULTAD ECLESIÁSTICA
Los conceptos claves de consagración, comunión y misión están abiertos a distintas interpretaciones
teológicas. Estas pueden ser detectadas en VITA CONSAGRATA en su origen, pero eventualmente se
reducen a un contexto de Catolicismo institucional. El documento más reciente, COMENZANDO DESDE
LA NOVEDAD DE CRISTO (CDNC), indica una apertura más grande hacia el futuro y una notable
extensión de horizontes teológicos.
“El llamado a seguir a Jesús con una consagración especial es un don de la Trinidad para el Pueblo de
Dios. Reconociendo en el Bautismo el origen sacramental, varones y mujeres consagrados comparten
una vocación común a la santidad y al apostolado con otros miembros de los fieles. Al ser signos de esta
vocación universal ellos manifiestan la misión específica de la vida consagrada.” (CDNC 8)
Aquí el énfasis está puesto en lo que los/as religiosos/as comparten con el Pueblo de Dios, más que
situar la vida religiosa por sí misma. También hay una diferencia notable con alguna de las declaraciones
claves que emanan de las enseñanzas del Vaticano II:
“Las/os religiosas/os están más íntimamente consagradas al servicio divino. Esta consagración es más
perfecta por virtud de vínculos más estables, es un mejor símbolo de la unión inquebrantable entre Cristo
y su esposa, la Iglesia”(Lumen Pentium 44)
“Las/os religiosas/os siguen a Jesús con más libertad y lo imitan más de cerca. De ahí, que más
ardientemente se unen a Cristo con una entrega que involucra todas sus vidas, más fuerte se torna la
vida de la Iglesia y más abundantemente su apostolado da fruto” (Perfecta Caritatis 1)
Al confinar la Vida Religiosa a la Iglesia, la consagración se identifica con una forma elitista de santidad,
a pesar de todos los argumentos en contra; la comunión corre el riesgo de convertirse en una forma de
sometimiento a las instituciones de la Iglesia; y la misión no honra en plenitud los valores del Reino de
Dios. Sin intenciones más allá, la lealtad a la Iglesia, (como se afirma en VC 29-34.41-42, 46-47) tiene
prioridad a la misión por el Reino.
Consecuentemente, el llamado a las religiosas/os a ser audaces e inspiradores, llevando la llama de la
iluminación profética es pasado por alto. Mientras que este testimonio muchas veces involucra el
expandir los horizontes eclesiásticos, tiende a ser interpretado como desleal, y entonces la espiritualidad
de la consagración es invocada para obtener obediencia y sometimiento. La Religiosa adulta que lucha
por honrar su fe adulta, en compañía de todos aquellos que buscan dar sentido a sus vidas no se
entiende y se espera que se someta a una obediencia infantil. No es de extrañar que la vocación a la
Vida Religiosa haya perdido mucho de su vitalidad en este tiempo.
CONSAGRACIÓN PRO-ACTIVA
Hay muchas avenidas que podemos transitar para explorar “la comprensión más profunda” que se pide
en VC 13. Como indicado en la última sección, nuestra primera adhesión cristiana es al Reino de Dios.
Así como lo fue para Jesús, este es también el contexto fundacional para nuestra consagración,
comunión y misión. Nuestra adhesión primera a Dios, muchas veces explorada en VC con imágenes
nupciales individualistas (VC 19,34,57,59,105,112), nace de nuestra fidelidad a la misión de dar a luz
nueva vida mediante una acción comunitaria liberadora. Con este fin necesitamos un corazón que
discierne y una mirada contemplativa, dos elementos centrales de una espiritualidad integradora.
VC fuertemente enfatiza nuestro compromiso con Cristo y el testimonio cristiano en el mundo, pero es
muchas veces un Cristo individualista, antropocéntrico, aislado de su contexto relacional del Reino de
Dios. Tampoco es un Cristo comprometido con dar a luz nueva vida--- un aspecto fundamental de lo
divino accionando en la creación cósmica y planetaria. En el contexto del Reino, la espiritualidad, la
comunidad y la misión son inseparables. Sólo podemos tener la mente de Cristo Jesús cuando nos
comprometemos con el mundo como lo hizo Jesús, y nos relacionamos con amor y justicia con todo y
todos.
La consagración pro-activa agranda la noción más convencional de consagración hacia horizontes
más grandes e inclusivos. Estos incluyen:
1. Todo ser humano es consagrado por virtud del hecho que pertenece a la creación de Dios. En
la co-creatividad divina, todo es potencialmente sagrado, y de la divina red de vida recibimos nuestra
consagración fundacional.
2. El restringir la consagración al Bautismo Cristiano es una forma peligrosa de antropocentrismo,
contrario a la inclusividad que es un aspecto central del Reino de Dios.
3. Toda consagración es para la comunión y para construir la comunidad. Esta orientación nace
inicialmente de la esencia Trinitaria de lo divino por un lado y de las relaciones fundacionales sobre las
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que funciona la creación cósmica por el otro. La simbio-génesis (el crecimiento-por-la cooperación) es la
marca de todo lo que vive en la creación de Dios.
4. El compromiso generoso del desarrollo de la conciencia comunitaria---en todo nivel de vida,
incluyendo la religiosa--es el corazón y el alma de la misión cristiana, y además el medio más poderoso de despertar un
sentimiento profundamente espiritual.
5. Si bien todas las religiones claman estar entregadas a construir la comunidad de acuerdo a la
voluntad divina, pocas
honran ese ideal en vida, principalmente porque las religiones--- incluyendo el cristianismo--han asumido la ideología divisiva imperial del gobierno patriarcal. Esto es particularmente aparente en las
religiones monoteístas.
6. El testimonio profético de las religiosas debe incluir una crítica de la religión en sí misma. Sin
esa critica, no podemos
esperar comprometernos en la transmisión vital del Reino de Dios.
Una teología vibrante del futuro de la Vida Religiosa dependerá en gran medida de cómo las Religiosas
puedan integrar el llamado tripartito de consagración – comunidad—misión. Estas tres dimensiones son
elementos de una red sin fronteras. Por cierto, esta síntesis ha sido siempre el corazón y el meollo de la
vida de votos, como lo ha sido de un testimonio cristiano vibrante en todas las generaciones. Y cuando la
fe pierde su esencia, como ha sucedido extensivamente en nuestro tiempo, volver a estos elementos
centrales y re-interpretarlos bien puede ser la responsabilidad que confrontan las religiosas hoy y en el
futuro.
Esta síntesis requiere que examinemos todos los aspectos de nuestras vidas, incluyendo los valores, el
estilo de vida y el ministerio. Las implicaciones serán tratadas con más detalle en el Capítulo 4 de este
libro.
SÉPTIMA TRANSICIÓN: LA MISIÓN VIS-A-VIS EL MINISTERIO
“Parece que Jesús hizo mucha teología en los mercados” C.S:Song
La distinción entre misión y ministerio ha surgido en las últimas décadas, parcialmente en respuesta al
deseo de servir el Reino de Dios más auténticamente. Mientras que el ministerio te sitúa en la vida de la
Iglesia, el llamado a la misión como cristianos, y como visionarios liminales, muchas veces nos invita a
horizontes más amplios de respuesta y de fe.
Toda la vida Cristiana esta enraizada en la misión. Todos son enviados a llevar nueva vida y
esperanza. Uno hasta podría sugerir que la misión es el propósito de la misma existencia de Dios,
verbalizado por el místico del siglo 13, Meister Eckhart cuando pregunta: “¿Qué hace Dios todo el día?” Y
el responde:”Dios descansa en una cama de maternidad dando a luz todo el día” (citado en Fox 2000,
41). Dios está siempre dando a luz nuevas posibilidades. Todas las criaturas de Dios son invitadas y
empoderadas a hacer lo mismo. Este es el aspecto primordial y más permanente del llamado a la misión
Cristiana.
UNA NUEVA DISTINCIÓN
La misión es entonces, más amplia que el ministerio, y no todas las formas de ministerio son
congruentes con la misión de Dios en el corazón de la creación. La Iglesia, en nombre del ministerio, ha
apoyado muchas veces regímenes opresivos o por lo menos, ha conspirado con ellos. Porque la Iglesia
aprobó tales empresas, asumimos que eran congruentes con la misión. Hoy, nos damos cuenta que no
fue siempre así.
El llamado a la misión abraza todo aspecto de la creación y busca fomentar y promover los valores
centrales del Reino de Dios: la justicia, el amor, la compasión y la liberación. Hay formas de ministerio
que favorecen los ricos sobre los pobres (por ej: escuelas selectivas, hospitales privados) y prácticas
competitivas hechas sin una mirada crítica, por ej: el sistema de exámenes en la educación, no son
congruentes con los valores del Reino. Tales instituciones, aún cuando sean aprobadas y ratificadas por
la autoridad de la Iglesia, requieren un estudio más reciente al crecer en una comprensión más profunda
de nuestro llamado a la misión cristiana.
Al hacer estas observaciones y distinciones, no estoy tratando de crear una polarización entre misión y
ministerio. Por mucho tiempo, tales nociones fueron consideradas sinónimos, y para muchas órdenes y
congregaciones religiosas los dos términos se usaban recíprocamente. De todos modos, hay un cambio
en la percepción y comprensión. Una nueva conciencia en la Vida Religiosa nos lleva a la convicción de
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que hay mucho más a nuestro testimonio de vida que solamente el ministerio. Todo aspecto de nuestro
estilo de vida--- la oración, la comunidad, los dones personales, los recursos de la congregación, como
también el ministerio--- contribuyen a la razón de ser de nuestra existencia, que es la de la misión. La
misión es una forma de responder a Dios en el mundo y no sólo un ministerio particular o una estructura
con la cual respondemos a Dios o a la Iglesia
La mayor toma de conciencia marca una transición en la comprensión teológica, de hecho, un sentido
más profundo de vocación. En términos de la teología emergente de la vida de votos, parecemos estar en
las primeras etapas de clarificar y nombrar la transición. Para las religiosas, refleja un sentido de que hay
más a la vida de votos en el seguimiento de Cristo, que la adhesión a una iglesia o denominación
particular, articulada por el compromiso ministerial. El testimonio requerido en nombre de la misión es al
Dios que co-crea en toda la creación, en el tiempo y la historia, invitando continuamente a los humanos a
colaborar en ese proceso global y cósmico de dar a luz nuevas posibilidades de esperanza.
La misión en este sentido es sobre prioridades globales a la luz de las cuales las Religiosas son
llamadas a discernir y evaluar las opciones ministeriales. Y el criterio para tales opciones no son sólo las
directrices de una u otra iglesia o sistema de fe, sino una verdadera lectura de los signos de los tiempos
que requieren respuestas nuevas y audaces. En el mundo contemporáneo, la globalización con el apoyo
de la economía de mercado y los medios dictamina indiscriminadamente los valores primordiales de
nuestra época. La globalización da poca atención a las normas culturales o valores religiosos. Para ella la
tierra es un objeto, explota los recursos naturales y acomoda los seres humanos. ¿Cómo los/as
Religiosos/as de nuestro tiempo proveen un desafío contra-cultural a esta fuerza insidiosa? No, sin
nuevas herramientas que abarcan la sabiduría de la economía, de la política, de la ley y el modo de
operar de los sistemas sociales.
EL CARISMA EN UNA NUEVA LUZ
En el vocabulario de la vida de votos, el carisma implica una serie de dones particulares, que una
Orden o Congregación específica reclama haber heredado de su fundadora/or, estableciendo así lo
específico de su identidad entre todos los otros carismas en la iglesia, e inspirando a los miembros a su
dedicación a Dios y a la iglesia. El carisma se refiere a un acento distinto por el cual los miembros se
identifican con una familia particular más que con otra, aún cuando estén sirviendo en los mismos
ministerios y viviendo estilos de vida similares. Frecuentemente se traduce en apostolados específicos,
como la educación y la enfermería.
Quiero sugerir que el carisma necesita ser re-conceptualizado con un viraje hacia la misión más que el
vínculo actual que tiene con ministerios específicos en un contexto exclusivamente eclesial:
1.- Quiero hacer el reclamo audaz que la Vida Religiosa es en sí misma un carisma al mundo, más que a
una iglesia específica o religión. En cuyo caso, cada Orden o Congregación es una manifestación
particular de un carisma global, desde dónde nace el testimonio liminal de valores cruciales. (ver Capítulo
4). Consecuentemente, en nuestras Órdenes y Congregaciones diferentes lo que nos une es más
importante de lo que nos divide.
2.- Reclamar que la inspiración inicial de un carisma es inspirado solamente por una persona individual
puede empobrecer el significado más profundo de un carisma. Es dudoso que varios individuos
fundadores hubiesen lanzado sus familias Religiosas sin la colaboración cercana de otra gente
significativa, e.g. Ignacio y sus 7 compañeros. Es probablemente más correcto e históricamente más
responsable hablar de una comunidad fundadora que de una fundación individual. Y esto nos invita a
mirar el propósito y el sentido del carisma con una luz diferente.
3.- Muchas Religiosas han tratado de responder a la invitación del Vaticano II (Perfecta Caritatis, no.2) a
retornar al espíritu de la fundadora/or. Pero ha sido una respuesta de bendiciones mixtas. Algunos
interpretaron el desafío como el volver a repetir en el presente lo que la fundadora/ir hizo en el pasado.
Otros se movieron en la dirección de una mayor adhesión histórica recreando artefactos históricos de la
fundadora/or o de su lugar de nacimiento. Lo que muchos parecen haber perdido es la noción de que el
carisma es una energía viviente del Espíritu. Habita en la vida de personas principalmente, y si no está en
la vida actual de las personas, entonces ya no existe.
4.- Retornar al carisma en nuestro tiempo significa un discernimiento comunitario de lo que el espíritu
viviente de Dios quiere suscitar de sus miembros hoy, animado e inspirado por el ejemplo primordial de la
fundadora/or. Nunca es volver al pasado. Puede ser mirado como lo que la fundadora/or o su grupo nos
invitarían a hacer hoy con la visión y el coraje que han mostrado en términos de lo que hicieron en su
tiempo.
5.- Todos los carismas son sobre una visión grande, aunque se exprese en proyectos específicos locales.
En la historia de muchas congregaciones leemos historias de un pequeño grupo frágil abrazando
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desafíos que parecían sobrepasar toda racionalidad, y muchas veces a pesar de grandes dificultades el
grupo hizo una contribución importante al mundo de su tiempo. En esta misma perspectiva, me parece a
mí que todo los carismas son principalmente al servicio del Reino, y la base comunitaria de la que nacen
es en sí misma evidencia de la validez y orientación del Reino.
UN NUEVO CORAZÓN PARA LA MISIÓN
Sugiero que adoptemos las grandes fundadoras (Ángela Merici, Louise de Marillac, Mary Ward, Mary
McKillop, Elizabeth Seton, Margaret Ann Cusack) como nuestros modelos principales para apropiarnos
de carismas fundantes hoy. Estas mujeres leyeron la realidad de sus respectivos tiempos con mucha
claridad y mucho coraje. Encontraron oposición desde adentro y desde afuera de las Iglesias y Religiones
importantes. Asumieron desafíos considerados “inapropiados”, y que se desviaban de las normas
predominantes. Y pagaron un precio por su audacia profética.
Una voz carismática en una cultura globalizada debe imitar estas mujeres pioneras. Para confrontar la
globalización y mirarla en el nombre de los valores liberadores del Nuevo Reino de Dios, las Religiosas
hoy necesitan abrazar elecciones pastorales muy desconocidas aún a nuestro pasado reciente. Hoy,
nuestros miembros necesitan ser versátiles, no sólo en la teología y la escritura; necesitan saber del
lenguaje y procedimientos de la macro-economía, de los poderes sutiles y persuasivos de los medios, de
los detalles de la ley, de las dinámicas sociales y culturales, y de las operaciones de los sistemas
políticos principales. Éstas son las áreas dónde los valores críticos operan hoy. Sin estos compromisos
“seculares”, no podemos esperar servir al Reino de Dios en una forma madura y responsable.
En el pasado, “el carisma” se identificó en gran parte con la enseñanza, los enfermos, el hacer caridad
y el cuidado de los pobres y marginados. Hoy, somos llamados más allá de lo que era un enfoque en la
caridad, al de construir la justicia por el Reino como prioridad absoluta. Esto requiere nuevas habilidades
para la misión y el ministerio. Y las habilidades para esta nueva forma no son tanto sobre una
especialización individual, pero más sobre recursos grupales o comunitarios. Todos nuestros miembros
pueden no ser especialistas en leyes, en consumismo, política, comunicación, etc., pero todos nuestros
miembros necesitan estar abiertos y apoyar a estos que están especializados; todos necesitan abrazar el
proceso de formación continua. Y cuando no tenemos las herramientas necesarias, acudiremos a
nuestras asociadas, colaboradores y socios en la misión. La colaboración así adquiere un nuevo sentido-- mucho más allá de lo que significó en las deliberaciones de la Iglesia del Post-Vaticano II.
OCTAVA TRANSICIÓN: NUEVOS MODELOS DE LIDERAZGO
“La autoridad funciona mejor cuando orienta al grupo y busca su unidad, cuando hace preguntas que el
grupo necesita confrontar. La autoridad no existe para dar órdenes. Existe para facilitar la habilidad del
grupo de facilitarse a sí mismo”.
Joan Chisttiter.
En 1989, dos sociólogos americanos escribieron un libro con un título inquietante, ORGANIZACIONES
QUE FALLAN PERMANENTEMENTE (Meyer & Zucker 1989). Este libro está basado en un número de
observaciones de sentido común, particularmente la noción de que organizaciones que han existido por
mucho tiempo tienden a acumular procedimientos rígidos, pesados, haciendo que la organización se
torne ineficiente y culturalmente irrelevante. El estancamiento conduce a la parálisis y con el tiempo a la
desintegración. Confrontados con esta crisis, la autoridad muchas veces se torna inflexible. No entienden
lo que está pasando, y subconscientemente no quieren saber. Se aferran al pasado, y en el proceso,
destruyen cualquier esperanza de abrazar un futuro mejor.
Tanto en los ambientes seculares como religiosos, el concepto del liderazgo colaborativo ha sido
extensivamente explorado. Las estructuras monolíticas, patriarcales han sido adaptadas a ser más
democráticas e inclusivas de todos sus miembros. El acceso a la información crucial está tan disponible
que la privacidad genuina es difícil de proteger. Los procesos consultativos han sido probados con
nuevos modelos que han sido propuestos continuamente.
A pesar de muchos esfuerzos para activar el liderazgo desde las bases y comprometer a todos de una
forma más colaborativa, la resistencia a cambiar es todavía un obstáculo importante. A un nivel más sutil,
el problema parece ser ideológico y no tan fácilmente nombrado o confrontado. La consulta y delegación
del poder es practicada extensivamente, pero dentro de las estructuras patriarcales en las que el poder
real es mantenido en las esferas altas. En muchos casos el cambio es cosmético; lo exterior ha sido
cambiado pero no la conciencia subyacente. El liderazgo central en todos los niveles---secular y religioso-- pertenece primariamente a aquellos que tienen el poder y gobiernan desde arriba.
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Esta adhesión rígida al poder es la causa primera del abuso de poder tan frecuente en el mundo
contemporáneo. Dos cosas parecen ser importantes:
a)
Los 8000 años de hegemonía de dominio patriarcal está en peligro y desintegración en diferentes
niveles de la sociedad en general. Pero aquellos que están profundamente comprometidos con esta
forma de gobierno, política y eclesiásticamente, se aferran vehementemente a este modelo como la única
forma de proteger la ley y el orden.
b)
Por otro lado, los miembros de la sociedad en general, viviendo en una sumisión co-dependiente
por tanto tiempo, claman tener el poder para sí mismos, con poco respeto por las reglas de la sociedad.
Esta no es tanto una respuesta conciente como una reacción inconciente que nace de un sentido interno
de impotencia. Porque esta opresión internalizada ha sido mantenida en su lugar, no por cientos de años,
sino por miles; la reacción será por momentos muy pronunciada. Se necesitarán muchas décadas para
resolver este dilema de una forma liberadora.
GLOBALIZACIÓN E IMPOTENCIA
Confrontada con estas tendencias, la política actual se torna más rígida y anacrónica. Los ideólogos
políticos aún debaten los valores relativos del Capitalismo y Socialismo, una retórica que da la impresión
que son las únicas opciones políticas serias, cuando de hecho han perdido credibilidad para millones en
el mundo contemporáneo. La globalización ha demolido la nación-estado, al ser manejadas las
transacciones comerciales y financieras por corporaciones transnacionales y no por los gobiernos. La
Organización de Comercio Mundial tiene más peso político que los gobiernos nacionales. Aún la
autocracia poderosa de la USA tiene que someterse a las regulaciones de esta organización.
Este es un ejemplo poderoso de un paradigma en transición, con muchos de sus jugadores principales
rígidamente resistentes a cualquier sugerencia de un cambio importante. De ahí, que no
sorprendentemente, nos estamos encontrando con un panorama lleno de paradojas y contradicciones. En
una escala internacional, más allá de los intentos de los gobiernos importantes de conducir la política, el
control real está en manos de las fuerzas internacionales. Y manejan el poder para ventaja de aquellos
que pueden adquirir aún más poder, que son aquellos que tienen más dinero o riquezas. Lo que esto
significa es que la mayor parte de la humanidad está condenada hoy a una falta de poder perpetua.
No hay que asombrarse entonces que testimoniamos una cultura acelerada de individualismo
empresarial, con una tendencia a evocar solidaridad en redes locales e informales. Es una táctica de
sobre-vivencia en un mundo de cruel opresión corporativa. Superficialmente no tomado en cuenta como
la maldición del postmodernismo, los estudiosos actuales, muchas veces operando desde los centros de
enseñanza del imperio occidental, no tienen la capacidad de comprender lo que está pasando, u ofrecer
una estrategia creíble para discernir una forma de salir de este laberinto confuso.
IMPLICACIONES PARA LA VIDA RELIGIOSA
Desde el siglo 16 particularmente, las Órdenes y Congregaciones Religiosas han conspirado mucho
con el gobierno patriarcal. Esta era la expectativa de la Iglesia Oficial y las Religiosas sintieron la
necesidad de responder. Lo que pasó luego fue una tendencia progresiva de acomodar teológica y
espiritualmente la razón de ser de la vida de votos a los valores fundamentales del gobierno patriarcal. No
sorpresivamente, el Derecho Canónico se convirtió en la referencia más importante de cada aspecto de
nuestras vidas. Más allá de lo que las Religiosas hacían, se esperaba que fueran leales y fieles a cumplir
las leyes de la Iglesia. Esto ha debilitado paulatinamente el potencial profético de la vida de votos.
También condenó al liderazgo de la Vida Religiosa a un rol condescendiente por el cual las líderes
actuaban como padres, y todo el resto corría el riesgo de sucumbir a un sometimiento infantil. En la Vida
Religiosa hoy, evidenciamos una gran reacción a esta imposición co-dependiente. Las líderes están
muchas veces confundidas e ineptas mientras que los demás miembros fluctúan de un comportamiento
infantil en ciertos momentos a un egoísmo total en otros.
En la Vida Religiosa muchas veces fluctuamos entre dos realidades que invitan a un mayor
discernimiento. Hay evidencia de mucha ansiedad alrededor de temas de poder, autoridad y liderazgo, un
tema muy tratado en Capítulos y entre la gente en autoridad. Pero, para muchos miembros éste no es un
tema, frecuentemente criticado y no tenido en cuenta, sin querer confrontarlo y re-conceptualizarlo.
Aquellas en autoridad, y algunos miembros tratan de crear modelos que empoderan más formas
creativas de rendir cuentas. Por más noble que ésta aspiración sea, raramente empodera las que están
en autoridad. La resistencia de los miembros, junto con la burocracia y el mantenimiento que parecen ser
endémicos a las estructuras de liderazgo se tornan pesados para las personas en autoridad, y algunas
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veces se desilusionan, se cansan y se vuelven cínicas. La tarea no se hace más fácil por la burocracia
eclesial, muchas veces arrastrándolos a dilatar problemas legales.
No nos asombremos entonces que un extremo opuesto tiende a aparecer y crecer. Consiste de
aquellos que están contentos con lo que hacen, gozándolo, con el consentimiento del liderazgo, ya sea
tácito o encubierto. Manejan bien todas las tensiones que puedan surgir alrededor de las luchas de
autoridad. Cuando aparece el tema en la discusión o conversación, tienden a no hablar y cuando
contribuyen lo hacen de una forma cínica o sarcástica. Psicológicamente, parece que estamos mirando
un fenómeno en el cual la gente está tratando de proteger su integridad individual al ser
desempoderados, real o meramente percibido. Las teorías abundan sobre lo que ha causado que estén
de esta forma, viniendo a veces de familias disfuncionales o debido al individualismo post-moderno. Nos
encantaría encontrar una forma de culpar a aquellos que eligen salir de la Vida Religiosa, pero quizás la
píldora más difícil de digerir es que el tema central aquí es el modo de gobierno patriarcal disfuncional
que está rápidamente perdiendo sentido en el mundo contemporáneo.
UNA ESPIRITUALIDAD DE EMPODERAMIENTO
Mucha gente en la Vida Religiosa no estará de acuerdo con mi análisis. En cambio querrían la
autoridad de la Vida Religiosa y la obediencia revisadas en un contexto religioso, eclesial, uno que se
percibe como diferente de lo que pasa en la esfera secular. Como un científico social, me parece a mí
que el modo patriarcal de gobierno ha infiltrado todos los sistemas sociales y culturales, y hay mucha
evidencia que indica que las religiones han sido las primeras que han propagado los valores patriarcales
de dominación y control.
Si las Religiosas/os desean ser contra-culturales, necesitamos soñar y promover un modelo diferente,
uno que va honrar los valores espirituales como el discernimiento y los valores cristianos clave, como la
construcción de la comunidad. Por cierto que estos dos conceptos, tomados de la tradición Benedictina
de la vida de votos--- el discernimiento en comunidad--- podrían ser los valores que animan la futura
dinámica de liderazgo, tanto en la vida de votos como fuera de ella.
La escucha profunda es el secreto de un buen discernimiento, la habilidad de ver el mundo entero más
que uno parcial y reduccionista. El discernimiento va mano en mano con el Espíritu viviente, cuya
sabiduría y coraje siempre nos empuja a un futuro diferente e inesperado. El ritmo e intensidad del
Espíritu creador requiere un esfuerzo comunitario en nuestra respuesta. Ninguno de nosotros aislados--ya sea que estemos en autoridad o no--- puede hacer esto por sí mismo.
En la actualidad, es el desafío cumulativo, orante y colaborativo, que más va a suscitar los dones de
liderazgo en todas las/os Religiosas/os. Y de ese lugar como grupo podremos descubrir qué estructuras
nos facilitarían mejor el empoderamiento para la misión que tan urgentemente necesitamos para este
tiempo.
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