Cronista Oficial del Real Sitio y Villa de Aranjuez LOS VIEJOS ÁNGELES VESTIDOS DE AZUL, DEJADOS EN EL OLVIDO A mi padre… A mi padre, y a todos aquellos honrados compañeros suyos que siendo muy pequeño día a día conocí y les disfruté como grandes personas que fueron. Un día dejaron su honroso uniforme azul por la jubilación o por enfermedad, a ellos nunca les fueron reconocidos sus méritos en el día de su Patrón el Santo Ángel de la Guarda. Por este motivo, sirvan estas palabras, estas líneas, este artículo, como vuestra Medalla y reconocimiento público que no os dieron. Vuestros nombres están en la memoria eterna como grandes hombres, servidores de la ley y el orden vestidos de azul. En la quedan dos actualidad de apenas aquellos viejos Policías Municipales, un año más faltó el detalle de “envolverlos” de ese reconocimiento, del manto del cariño y el calor que se ganaron con su diaria labor. En la hoja de servicios, Anselmo Lindo de Lara entró a trabajar en el Ayuntamiento el día 1 de enero de 1949, en el servicio de limpieza de las calles, en breve espacio de tiempo pasa a al servicio de regadores. Estando cumpliendo el servicio militar, Anselmo se examina para la plaza de Guardia Municipal, aprueba y cuando se reincorpora al servicio municipal, entra el día 12 de marzo de 1957 como agente municipal. Tras cuarenta y tres años al servicio del ciudadano, Anselmo se jubila el día 30 de julio de 1992. Ha sido reconocido en “Simposios de Circulación” y en relaciones nacionales e internacionales por su perfección en la ordenación regulación del tráfico; fue elegido y felicitado en varias ocasiones entre 1965-1970 por la Dirección General de Tráfico en Madrid debido a esa perfección de sus movimientos dirigiendo el tráfico como Agente de Circulación en los cruces de la población. Ha formado a generaciones de policías municipales ribereños. Y como dice el refrán lamentablemente… Nadie es profeta en su tierra. Hoy cuenta ochenta y dos años y nunca ha recibido un reconocimiento de su Ayuntamiento. El pasado día 3 se celebró la onomástica del Santo Ángel de la Guarda Patrón de la Policía Municipal de Aranjuez. La Biblia recoge la voz Ángel con el significado de mensajero, protector y guardián. La celebración del Ángel de la Guarda aparece a finales del siglo Valencia XV en y se extiende durante el siglo XVII por toda la península. Sobre el Patrón de la Policía Municipal, tomamos unas líneas de un artículo que escribe Antonio Gómez Montejano –excelente amigo y escritor– y ejemplar Oficial de la Policía Municipal de Madrid con motivo de la celebración del Patrón de la Policía Municipal. «Una gran mayoría de los Cuerpos de Policía Municipal, como el de Madrid, tienen a San Juan Bautista como Patrón, y otros, sin embargo conmemoran al Santo Ángel, como figura protectora y “de la guarda”». mensajeros Efectivamente, de la guarda, los los hombres de azúl, son los valedores de la paz y el orden, de la protección ciudadana y vecinal, de lo urbano, de todo el municipio. En el año 1999 escribí un artículo sobre la onomástica policial, donde hacía un sucinto recorrido por la historia del Cuerpo de Policía desde la fundación del primer Ayuntamiento el día 9 de septiembre de 1836, cuando los Alguaciles y demás justicias eran los encargados de que Aranjuez tuviese servidores de la ley y el orden. A este respecto viene a colación que en el año 2005 el Hipermercado E.Leclerc, Gruau, por decisión Consejero de Philippe Delegado de E.LECLERC (ARANCEDIS, S.A.), hizo posible que se publicase la primera parte de la historia Alguaciles, Policía Urbana y Rural, Pregoneros, Guardavinos, Serenos y Faroleros del Real Sitio y Villa de Aranjuez, de los llamados “justicias, guindillas o mangas verdes”. En este libro se adjunta al final un álbum de fotos que recoge a todos los que componían este Cuerpo de la Policía Municipal y otros aspectos. Lo incluí por si algún día alguien se olvidaba de que existía una segunda parte, aunque lógicamente es fácil deducir que no es así al leer la obra, que llega hasta el final del año 1899. En aquellos años los hombres de ley y orden no celebraban la jornada de festejo del Patrón, la celebración del Patrón de la Policía Municipal comenzó a celebrarse a mediados de la década de los años sesenta del siglo pasado, y Anselmo fue uno de sus precursores en época del Alcalde Manuel García Moreno. No debemos olvidar aquellos que con sus desvelos y generoso hacer diario, se esforzaron para brindar seguridad a nuestro pueblo. Pero hasta el momento se ha obviado la labor que hicieron para que llegáramos a tener lo que hoy atesora el Cuerpo de la Policía Municipal. Viene a colación unas palabras artículo del del citado Gómez Montejano. «A la hora de estas efemérides, qué importante es recordar a todos aquellos que han formado parte de cualquiera de estos colectivos. Tanto los que dieron su vida en acto de servicio, como aquellos que, sin perderla, también ofrecieron sus mejores años por ayudar a los demás y hacer de sus ciudades o pueblos unos lugares más seguros y habitables. Recordemos con cariño a nuestros mayores, que siguen estando ahí, formando parte de la historia de las Instituciones y del recuerdo de muchos ciudadanos agradecidos». Me vienen a la memoria episodios de cuando yo era un niño, el mayor de tres hermanos, por eso viví tan cerca la hermandad que tenían aquellos viejos ángeles vestidos de azul en su vida (jefe), diaria: Eusebio Hipólito Coya, Venancio, Valerio, Francisco Ponce, Cleofé Castillo, Juan Cautela, Juan Montegordo, Luis Trigo, José Sánchez Rueda (siempre de servicio de puerta), Juan Rodríguez, Melitón, Antonio Martín, Antoñito (que era malagueño), Tomasín, Juan (el Francisco Gallego, Celestino Bernal andaluz), Victoriano, (el maño), Baltasar Gómez, Joaquín Vázquez Torralba, Florencio Antonio Nieto, Castillo, Amado y su hermano Anselmo Lindo de Lara, mi padre. Quizás se me olvide algún nombre pero queda igualmente recogido con mucho cariño por este Cronista en la memoria. Eran un puñado de hombres en la plantilla de Policía Municipal que se llevaban como hermanos, sintiendo cada uno de los motivos que afectasen a ellos y sus familias. El Alcalde y Concejales de aquellos días les miraban con auténtico respeto por la labor que día a día desarrollaban. Recuerdo cómo en los crudos inviernos de Aranjuez, –hoy soy muy suaves y nada tienen que ver con aquellos– muchos días a la caída de la tarde, cuando mi padre estaba de servicio regulando el tráfico en los arcos de la carretera nacional, en “El Brillante” o en las “Cuatro Esquinas”, mi madre preparaba con santa paciencia una lechera de cinc de dos litros con la leche hirviendo y me mandaba a que se lo bajara a mi padre y compañeros para que “entonasen” el cuerpo. Andando que ligero no tras para se enfriase, una buena caminata llegaba al cruce donde estaba mi padre. Él cogía la “cacharra” de la leche, y me decía: «Ten cuidado no te caigas, vete pasando por los cruces y les das a mis compañeros que beban calentito hasta que se agote». Y así se hacía por mi parte, ligerito de cruce en cruce “dando turno de beber” a todos los policías municipales de servicio, hasta el que estaba de relevo. A poco tocaban entre seis hombres, pero con eso algo les entonaba el cuerpo. ¡Y que gratitud en sus caras, cuanto cariño desprendían! Recuerdo como mi padre cedía a otro compañero el mes de vacaciones porque el dinero era necesario para la casa, éramos seis. Y su compañero empleaba el mes en realizar reportajes fotográficos de bodas y otras cuestiones para sacarse también un extra que agregar a la escasa mensualidad que cobraban como policías. No era ilegal, uno trabajaba por otro. En otras ocasiones recuerdo cómo al llegar mi padre al mediodía a casa, se cambiaba y comíamos rápido, venía roto de las horas de servicio en el cruce en pleno verano cuando se les derretía alquitrán suela del bajo el la zapato. Me preguntaba: « ¿Te vienes conmigo? ¿Voy a sacar planta de alcachofa a las tierras del Moracho, en La Flamenca?» ¡Claro que sí padre! ¡Sabes que sí! Como el mayor que era quería participar en la ayuda posible para la casa, era necesario. Recuerdo como muchas tardes igualmente después de comer cogíamos la moto Vespa, con unos cajones atados en el soporte trasero con las gomas y ganchos, y nos íbamos a rebuscar ciruelas a las tierras en pleno verano. Donde no habían llegado los murcianos, allí se subía mi padre y yo al pie del tronco del árbol esperando que me enviase el cubo lleno de ciruelas y me ordenase echarlas con mucha delicadeza en el cajón. Luego de llenar cuatro o cinco cajas bien seleccionadas, a la moto y a dejárselas a los Asentadores (mayoristas) en el patio del Mercado. Y tras liquidar las cajas mi padre me decía: ¿Nos vamos a la taberna de José a “remojarnos”? ¿Quieres tomar una Mirinda? Esta taberna hoy es el prestigioso restaurante Casa José. Una vez en este establecimiento, sentados en las sillas de madera y los veladores de mármol, mi padre, que había comprado un trozo de bacalao y un bollo de pan caliente en la panadería de los franceses del mismo Mercado, con un vaso de vino blanco y yo con mi Mirinda de naranja, dábamos cuenta de esta liviana merienda. Lo miraba con orgullo, con veneración, con esa satisfacción de ver que aquel hombre que horas antes estaba vestido de azul en un cruce regulando el denso tráfico de la Nacional Carretera de Cádiz, era un ejemplo de lucha diaria. Ha pasado la celebración del Patrón de la Policía Municipal. Un año más este viejo hombre de azul que acude religiosamente a su Patrón el Santo Ángel de la Guarda, se marcha sin esperar nada a cambio, aunque sí se adivina en su mirada esa nostalgia de aquel reconocimiento que a los agentes de sus generación nunca se les dio. No cuesta tanto, él es el último aquella de antigua generación de policías. Hoy, soy yo el que miro a los ojos de mi anciano y honorable padre y le pregunto: ¿Padre, quieres tomar un vino y celebramos con mamá el día del Patrón? Y asintiendo con la cabeza marchamos los tres fuera de la Jefatura de Policía camino del bar más próximo. Este es mi reconocimiento y homenaje, esta es la placa que te puedo brindar año tras año, y espero que sean muchos más. Publicado el día 7 de marzo de 2014 en El Rincón del Cronista http://joseluislindo.wordpress.com/ José Luis Lindo Martínez