DISCURSO DE SU MAJESTAD EL REY JUAN CARLOS DE BORBON Bogotá, 28 de noviembre de 2001 (ANCOL).- Como un servicio a sus abonados, Ancol publica el texto del discurso de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos de Borbón, durante la cena ofrecida en su honor y en el de la Reina Sofía, en la Casa de Nariño: "Señor Presidente de la República Señora de Pastrana Señoras y Señores: Permítanme que mis primeras palabras sean para agradecerles su cordial invitación que nos da la oportunidad de volver a esta entrañable y querida tierra. Vengo para transmitirles un mensaje de fraternidad y afecto del pueblo español, que brota desde lo más profundo de nuestro ser. Colombianos y españoles nos sentimos parte de una gran familia que acaba de celebrar su reunión anual en la ciudad de Lima. Las raíces comunes que compartimos se fortalecen a comienzos de este nuevo siglo con la decidida voluntad de avanzar por la senda de la democracia, la libertad y el respeto a los Derechos Humanos. Nuestra presencia en Colombia nos permite ser testigos directos de los deseos fervientes del pueblo colombiano por lograr la paz. Una paz que sepulte para siempre un conflicto anclado en el pasado. Una paz que permita a la democracia florecer con toda su grandeza. Una paz que dé a los colombianos el inapreciable derecho a vivir seguros en libertad, justicia y dignidad. En ese deseo de paz no estáis solos. Nuestra presencia hoy aquí constituye una prueba más de la firme voluntad de España de acompañar a Colombia en su camino hacia la paz. España cree en Colombia y apuesta por su futuro. Las relaciones entre nuestras dos naciones atraviesan un momento inmejorable, basadas en el afecto profundo y la comunidad de intereses. La intensidad y amplitud de nuestros vínculos se ha concretado en numerosos acuerdos y visitas bilaterales. No hace mucho tiempo el Príncipe de Asturias pudo comprobar la valentía y determinación de este noble pueblo en momentos de adversidad y transmitir la solidaridad y afecto de España. Parafraseando a Antonio Nariño poco antes de su muerte podemos decir: "Ya es tiempo". Ya es tiempo para la paz. Los ciudadanos colombianos merecen vivir su democracia y su libertad en paz. Este derecho a vivir en paz ha sido buscado desde hace mucho tiempo, mucho, por el pueblo colombiano. Hoy más que nunca el tiempo apremia. A lo largo de su mandato, señor Presidente, la búsqueda de la paz ha sido una constante que le honra como Presidente y le enaltece como ciudadano. España, al igual que el resto de la comunidad internacional, ha reconocido y acompañado esos esfuerzos para lograr la paz. Con razón y justicia se puede decir que Vuestra Excelencia y el Gobierno colombiano han hecho todo lo humanamente posible, con total entrega y dedicación para alcanzar esa paz entre todos los colombianos que refuerce los principios y valores de la democracia y del Estado de Derecho. Señor Presidente: Los horrendos atentados del once de septiembre han despertado la consciencia de las naciones libres y democráticas. Ante esos crímenes sin precedentes todos nos solidarizamos con el dolor del pueblo y del gobierno de los Estados Unidos. Ese día el mundo recordó que la violencia, el fanatismo y el crimen quieren acabar con las democracias y con nuestras libertades. También se nos hizo presente que el precio de la libertad es mantener una vigilancia constante y activa en su defensa. El mundo cambió el once de septiembre. Los colombianos y los españoles somos conscientes de que esta nueva situación que nace de la tragedia y del crimen perverso es una razón más para afianzar nuestras democracias, para ofrecer a nuestros ciudadanos un futuro mejor en libertad sin el horror de la violencia, para avanzar con decisión en el camino de la paz. Nadie puede quedarse al margen de la historia. El tiempo fluye y hay decisiones que se deben tomar ineludiblemente, con plena responsabilidad sobre sus consecuencias. Como muy bien recordaba, Señor Presidente, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, ha llegado el tiempo de elegir. Hay que elegir entre la paz y el respeto a la dignidad de la persona o el camino de la violencia, del terror, de los secuestros y del narcotráfico. Y, parafraseándole, "con esa decisión manifestarán cómo quieren ser tratados los grupos que se sitúan al margen de la ley". Sabemos que el camino que lleva a la paz es largo y difícil y que está lleno de recovecos. Ese camino lo ha empezado a andar con decisión el pueblo colombiano, siguiendo la firme determinación del presidente elegido por sufragio universal. España, junto con el resto de la Comunidad Internacional, ha acompañado a Colombia a lo largo de ese camino. Lo seguirá haciendo en el futuro, apoyando las decisiones que tomen los representantes legítimos del pueblo colombiano. España sigue creyendo que la paz es posible en Colombia. La paz debe ser el gran proyecto nacional de Colombia, alrededor del cual se cree el imprescindible consenso en la sociedad y entre las diferentes fuerzas políticas. Todos los colombianos desean con vehemencia la paz. Por eso sus dirigentes democráticamente elegidos la persiguen, y por eso la paz es una Política de Estado, como entiende toda la Comunidad Internacional y no de un gobierno determinado. El trabajo constante y leal con quienes elijan el camino de la paz harán que se recojan los frutos más pronto que tarde. La Comunidad Internacional y España de manera muy señalada, está dispuesta a realizar cuantos esfuerzos se le pidan para lograr ese deseo mayoritario del pueblo colombiano, facilitando contactos y actuando de garante de los acuerdos que se alcancen. Señor Presidente: El fortalecimiento de las instituciones democráticas del Estado es esencial para lograr la paz. El reconocimiento y el respeto de los Derechos Humanos constituyen la columna vertebral de nuestras sociedades y de nuestros sistemas políticos. Todas las instituciones del Estado deben ajustar escrupulosamente su acción al respeto de esos principios, en especial las que tiene como misiones primordiales la defensa del orden constitucional y la garantía de la seguridad y de los derechos de sus compatriotas. No hay falsos atajos fuera del Estado de Derecho para cumplir esa sagrada misión. En este camino hacia la paz ha sido y es también esencial la lealtad de las Fuerzas Armadas Colombianas, cuyo papel es determinante para alcanzar la reconciliación que desean todos los colombianos. Me consta, Señor Presidente, que la Comunidad Internacional sigue dispuesta a trabajar junto con Colombia por la paz, apoyando las decisiones que tomen legítimamente los colombianos para alcanzarla. Hay que abrir espacios a la esperanza. Nada se consigue en un instante y sin esfuerzo. Vuestra Excelencia, Señor Presidente, ha dado prueba de coraje y de determinación en la búsqueda incansable de soluciones. La Comunidad Internacional es consciente que la tragedia que vive Colombia se alimenta del dinero que genera el narcotráfico. La droga es una lacra social que afecta de una u otra manera a todas las naciones. Su erradicación ha de ser, como ha reconocido la Unión Europea, una responsabilidad compartida. La droga destruye a nuestros jóvenes, alimenta el terrorismo y la violencia, devasta sistemas biológicos irremplazables y corrompe las instituciones democráticas. El combate contra la droga ha de constituir una de nuestras prioridades. Para ello debemos perseverar en la lucha contra el blanqueo de activos financieros de origen ilícito. Es preciso también, adoptar políticas coherentes de control de determinados precursores químicos y de las armas que utilizan las bandas de traficantes. Nos va mucho a todas las naciones libres en la eliminación de la droga. España, como el resto de la Unión Europa, así lo ha entendido. Seguiremos colaborando activamente para lograr cuanto antes una victoria definitiva sobre la droga, atajando los múltiples frentes por los que socava las bases mismas de nuestras sociedades. Señor Presidente: La participación de España en el Proceso de Paz que Vuestra excelencia inició con tanta valentía y visión no se ha limitado al terreno político. El desarrollo económico, mediante la inversión y la cooperación, son también bases para afirmar la paz. Prueba de ello son los distintos Programas Financieros firmados entre nuestros dos países y la presencia de muchas empresas españolas en este país, que muestran la confianza española en el futuro de Colombia. El mundo empresarial español cree en Colombia. Un grupo numeroso de empresas de los más variados sectores se ha instalado en el país, con vocación de permanencia, para generar empleo y riqueza, oportunidades y progreso para todos los colombianos. Para que ese flujo de inversión que es futuro y que es desarrollo social, continúe es preciso establecer reglas claras y estables y respetar los marcos jurídicos que ofrecen garantías para todos. La Cooperación Española trabaja en Colombia para dar oportunidades a los sectores desfavorecidos de la población. Con ello se aplica de manera general el lema de las Escuelas Taller, ser verdaderas 'Fábricas de Paz'. La generosidad de la sociedad española se canaliza no sólo a través de los fondos gestionados por las Administraciones Públicas. La labor de las Organizaciones No Gubernamentales en Colombia es un ejemplo constante y cotidiano de la solidaridad de los españoles con el pueblo colombiano en pro del desarrollo. En el ámbito cultural, Colombia y España mantienen unas relaciones intensas y fructíferas. Nuestros artistas, escritores, creadores y profesores hacen escala obligada en uno y otro país, dando continuidad a unos vínculos especialmente estrechos en el campo de la cultura. Los intercambios universitarios, los nuevos programas de becas y la acción de la recientemente creada Fundación Carolina consolidad la idea de una comunidad científica y cultural que habla, trabaja, investiga y se entiende en español. Su presencia en el segundo Congreso Internacional de la Lengua Española, Señor Presidente, ha corroborado la idea de que el español constituye nuestro mayor activo para lograr un éxito de privilegio en la sociedad de la información y del conocimiento en el siglo que acaba de comenzar. La profundidad de nuestros lazos se refleja también en los crecientes intercambios humanos, que continúan una generosa tradición de acogida en ambos sentidos. La amplia presencia de la comunidad colombiana en España, al igual que la española en Colombia, nos enriquece a ambas naciones. A todos nos corresponde promover la convivencia y la integración, de acuerdo con nuestras leyes, para que podamos extraer los mejores frutos. Señor Presidente: El empeño en lograr la paz dará sus frutos. España está convencida de que los colombianos alcanzarán pronto la anhelada paz. En el camino pueden contar con el apoyo constante y leal de España. Permítanme, señor Presidente, alzar mi copa para brindar por la esperanza cierta de un futuro en paz, prosperidad, justicia y libertad para todos los colombianos y por la amistad entre Colombia y España".