identificación y determinación de causa mortis del individuo 46 del

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Vetera corpora morbo afflicta
Actas del XI Congreso Nacional de Paleopatología
Malgosa A, Isidro A, Ibáñez-Gimeno P, Prats-Muñoz G (eds.) (2013)
ISBN: 978-84-940187-5-6. p 193-212
IDENTIFICACIÓN Y DETERMINACIÓN DE CAUSA MORTIS DEL
INDIVIDUO 46 DEL CEMENTERI DEL PUIG DE MORELLA
(PORTS, CASTELLÓ): SEVERINO MARTÍNEZ SALVADOR
Cruz Rico E1, Duarte Martínez F-X1, García-Prósper E1, Hernández
García FJ2, Polo Cerdà M1
1
Grupo Paleolab, apdo. correos 6017, CP 46011, Valencia
2
Arqueólogo independiente
Correspondencia a: [email protected]
RESUMEN. Se presenta el caso de un individuo procedente de la
excavación arqueológica de urgencia realizada entre los años 2005 y
2006 en el antiguo cementerio de Morella, que estuvo en uso entre
1812 y 1917. La excavación de diversas sepulturas supuso la
exhumación de prácticamente 300 individuos. Uno de ellos, el que
aquí se presenta, mostraba unas lesiones en la superficie visceral de
las costillas de ambos lados, desde la tercera hasta la undécima
costilla. Se trata de unas lesiones proliferativas de crecimiento
perióstico o periostitis, de morfología en placa, relacionadas con
procesos inflamatorios pleurales de etiología infecciosa,
compatibles con una tuberculosis pulmonar. Gracias a la
indumentaria que le acompañaba, se pudo determinar que se
trataba de un soldado del Regimiento de Infantería de Línea de
Vizcaya Nº. 54. La consulta del Libro parroquial Castrense de la Plaza
193
Cruz Rico et al.
de Morella permitió conocer su identidad, pues era la única
anotación por defunción de dicho regimiento, en la que además se
menciona que el fallecimiento se produjo “… a consecuencia de su
enfermedad…”. Esta circunstancia es ciertamente singular, ya que
no es frecuente la identificación de los difuntos sepultados en
cementerios decimonónicos. Mediante su partida de nacimiento se
pudo además confirmar la edad del individuo en relación con la
estimada en el estudio antropológico.
PALABRAS CLAVE: Patología pulmonar, siglo XIX, cementerio,
identificación, arqueología funeraria
ABSTRACT. We report the case of an individual from the emergency
excavation conducted between 2005 and 2006 in the ancient
cemetery of Morella, which was in use between 1812 and 1917. The
excavation of several graves led to the exhumation of nearly 300
individuals. One of them, presented here, showed some lesions on
the visceral surface of the ribs of both sides, from the third to the
eleventh rib. These are proliferative lesions of periosteal growth or
periostitis, of plaque-like morphology, related to pleural
inflammation of infectious origin, compatible with pulmonary
tuberculosis. Thanks to the clothing the individual was wearing, it
was determined that he was a soldier in the Line Infantry Regiment
of Vizcaya No. 54. The consultation of Military Parish registers of
Plaza de Morella allowed to know his identity, as it was the only
note by death of the regiment. It is also mentioned that the death
was “...as a result of his illness...” This situation is certainly unique,
since it is not frequent to identify the dead buried in 19th century
cemeteries. By his birth certificate, it could be also confirmed the
person’s age in relation to that estimated in the anthropological
study.
KEYWORDS: Pulmonary pathology, nineteenth century, cemetery,
identification, funerary archeology
194
Cruz Rico et al.
INTRODUCCIÓN
Entre 2006 y 2007 se acometió la excavación arqueológica de
urgencia (número de autorización 2005/0436-CS de la Direcció
General del Patrimoni Cultural Valencià) del cementeri del Puig o
cementeri Vell, a la partida de l’Albiola, a unos 2.500 m al noroeste
de la mola del Castell de Morella, cerca del denominado puig del Rei
(Fig. 1). Dicho contexto funerario tuvo vigencia entre 1812 y 1917
(Duarte, 2009), siendo el actual el cementeri Nou (inaugurado en
1917).
Figura 1. Plano de localización de Morella y la situación del cementerio
(equidistancia de las curvas de nivel 5 m –cementerio entre 955 y 960
msnm-).
La intervención realizada, contó con un seguimiento sobre la zona
que en principio parecía estar fuera del cementerio, pero que se
veía afectada por la construcción del nuevo polideportivo (motivo
de la urgencia arqueológica) y una excavación, por el mismo motivo,
en el interior de los límites del cementerio (pues se conservaban los
muros de dos de sus lados). Así, se realizó una excavación sobre un
195
Cruz Rico et al.
porcentaje aproximado de un 10% del cementerio (Fig. 2). La
superficie excavada lo fue hasta agotar la potencia arqueológica. La
zona de excavación en extensión, estaba situada en el límite
perimetral sudoeste (un rectángulo alargado de 48x5 m). Durante
del seguimiento arqueológico de las obras, se detectó la presencia
de un osario en el posible extremo noroeste del cementerio.
En total se llegaron a exhumar casi 300 individuos (Número Mínimo
de Individuos), de los cuales sólo 22 eran adultos, el resto
pertenecían al grupo infantil (párvulos) y neonatos.
Figura 2. 1: Osario. 2: Severino. 3: Área de enterramientos infantiles. 4:
Calle central. 5: Área de enterramientos adultos. 6: Área de nichos. 7:
Neonatos. 8: Área de enterramientos adultos (fase inicial).
196
Cruz Rico et al.
Datos arqueológicos
La sepultura de este individuo, fue descubierta en la zona de
seguimiento (Sector 6000). Ello no supuso ningún tipo de afección
negativa durante el uso de medios mecánicos (máquina
excavadora), ya que con la aparición de los primeros indicios de
restos óseos en conexión anatómica, se pasó al trabajo manual y la
detección de la tumba fue cuidadosa.
El cuerpo descubierto recibió como identificación de campo el
número 46 (arqueológicamente, Unidad Estratigráfica 6020). El
enterramiento, a parte del propio esqueleto, estaba formado por
una fosa con restos en descomposición del ataúd de madera,
posiblemente de pino salgareño, pinus nigra (De Haro, 2008), el
sedimento o relleno de tierra del interior del ataúd (éste cubría los
huesos del Ind. 46) y el relleno del interior de la fosa que cubría el
ataúd.
El enterramiento tenía carácter primario e individual con
descomposición del cuerpo en medio vacío (como se deduce de la
presencia del ataúd y del propio movimiento de desplazamiento de
los huesos del cadáver antes del colapso de la tapa del ataúd sobre
el cuerpo del difunto). El cuerpo fue colocado en decúbito supino,
con el rostro mirando hacia la izquierda, las manos cruzadas sobre
la pelvis y las piernas extendidas (Fig. 3). La orientación del
enterramiento era la misma que la genérica de la mayoría de
enterramientos del cementerio, cabeza-pies NNE-SSW. A nivel
posdeposicional, el único factor de desplazamiento de los huesos,
muy ligero por otra parte, fue la bioturbación (crecimiento de las
raíces). Con todo, cabe señalar que los límites de la fosa de la
sepultura nunca llegaron a estar claros con toda seguridad y,
principalmente, fueron inferidos a partir del límite de la máxima
extensión de la caja de madera o ataúd.
En lo que respecta a los materiales arqueológicos recuperados en el
interior de la caja, todos ellos formaban parte de la indumentaria
del difunto junto con algunos restos del forro interior del ataúd. Se
recuperaron: dos juegos de metal del número “54”,
correspondientes al regimiento de origen del uniforme. Algunos
botones metálicos (seguramente una aleación de cobre) donde se
dibuja un escudo con la corona real, cuatro cuartos con las armas de
197
Cruz Rico et al.
la Corona Española (de León y Castilla), de donde se deduce su
pertenencia a la infantería real. También se recuperaron algunos
botones no metálicos (probablemente de nácar) blancos y negros,
que podrían pertenecer a alguna prenda del uniforme de soldado y
un par de botines de cuero, seguramente también del uniforme
reglamentario.
Figura 3. Individuo 46, identificado como Seberino Martínez Salbador (sic)
y detalle de las insignias de su uniforme recuperadas (incluye los números
de regimiento y el escudo con las armas de la corona).
MATERIAL Y MÉTODOS
El individuo del presente estudio se trata de un adulto joven, con un
buen índice de conservación, algo más de un 77%, aunque se
encuentra afectado tafonómicamente por las raíces del terreno. Sus
huesos son robustos y con las inserciones musculares bastante
marcadas.
El género de este individuo se ha determinado a partir de las
características sexuales macroscópicas no métricas de cráneo y
pelvis, y de las características métricas del esqueleto postcraneal,
según las propuestas del Workshop of European Anthropologists
198
Cruz Rico et al.
(1980). También se han aplicado varias de las ecuaciones con
función discriminante desarrolladas por Alemán et al. (1997). Para
el análisis básico de identificación se han utilizado los estándares
recopilados por Krogman e Işcan (1986) y Ubelaker (1994). La edad
ha sido estimada a partir de la observación de la sínfisis púbica,
según el método de Todd (1920) y según McKern Y Stewart (1957),
de la faceta auricular del ilion, según Lovejoy et al. (1985), de la
terminación esternal de la cuarta costilla, según Işcan et al. (1984),
del desarrollo dentario según Moorres et al. (1963) y del estado de
la fusión epifisaria, siguiendo los métodos recopilados por Schaefer
et al. (2009). La estimación de la edad de los episodios de hipoplasia
se ha determinado siguiendo las ecuaciones de P. Walker descritas
por Trancho y Robledo (2000). En el estudio odontológico se ha
empleado una ficha modificada del protocolo planteado por
Chimenos et al. (1999). La estatura se ha calculado a partir de la
longitud de los huesos largos, siguiendo las tablas y las ecuaciones
regresivas de Trotter y Glesser (1958). Para el estudio
antropométrico se ha seguido el procedimiento de recogida de
datos de Moore-Jansen y Jantz (1989). En el estudio de los
marcadores de estrés ocupacional se ha utilizado el atlas de
Capasso et al. (1999). Las variantes anatómicas epigenéticas se han
consultado en el tratado de anatomía de Testut y Latarjet (1977) y
en el manual de Baxarias y Herrerín (2008).
El estudio paleopatológico se ha basado fundamentalmente en la
observación macroscópica de las lesiones, se han utilizado las
recomendaciones de la Paleopathology Association (1991) y se han
consultado manuales como el de Campillo (2001) o el de Mann y
Murphy (1990).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Todos los resultados obtenidos en el estudio antropológico son
propios de un varón joven que se encontraría en una franja de edad
entre los 18 y los 22 años. Su estatura se encontraría entre los 176 y
los 178 cm, lo que concuerda con la talla tomada en campo, de 178
cm.
199
Cruz Rico et al.
(a) Estudio paleopatológico
La salud bucodental de este sujeto es relativamente buena, están
presentes todas las piezas dentales, no hay enfermedad periodontal
ni mucho desgaste oclusal, siendo éste más acusado en los incisivos
y en los molares. En los primeros molares mandibulares se registran
dos caries oclusales, que sólo afectan al esmalte. Hay presencia de
cálculo en un grado leve, en los caninos, premolares y primeros
molares del maxilar y en los incisivos, caninos y primeros
premolares de la mandíbula.
Se registran numerosas líneas y bandas de hipoplasia en todas las
piezas, deficiencias en el grosor del esmalte, producidas durante el
proceso de amelogénesis, que apuntan a que el individuo sufrió uno
o varios periodos morbosos o de nutrición irregular, entre los dos y
los cinco años de edad.
Los terceros molares inferiores aparecen impactados en ambos
lados, se encuentran mal alineados y la erupción se ve interferida
por el segundo molar (Fig. 4). Una de las etiologías más frecuentes
de la impactación es el factor hereditario (Alt y Türp, 1998).
Figura 4. Tercer molar impactado.
En el esqueleto postcraneal se observa una osteocondritis disecante
o necrosis avascular en el extremo proximal de la primera falange
del primer dedo del pie derecho (Fig. 5). La necrosis resulta de una
200
Cruz Rico et al.
disminución local del riego sanguíneo a consecuencia de algún
traumatismo o alguna alteración genética o metabólica, aunque lo
más habitual es que sea debido a microtraumatismos de repetición.
Las osteocondritis disecantes son relativamente frecuentes en
gente joven debido a la presencia de vascularización a través de los
cartílagos en crecimiento.
Figura 5. Osteocondritis disecante en pie derecho.
Se registran unas lesiones en la superficie visceral de las costillas de
ambos lados, desde la tercera hasta la undécima costilla (Figs. 6 y
7). Se trata de unas lesiones proliferativas de crecimiento perióstico
o periostitis, de morfología en placa, con canales vasculares que
ofrecen la típica imagen de “piel de naranja” (Polo y García-Prósper,
2011). Este aumento en la actividad osteoblástica se relaciona con
procesos inflamatorios pleurales de etiología infecciosa,
probablemente tuberculosis pulmonar, infección producida por el
Mycobacterium tuberculosis humanis y que se suele propagar por
vía respiratoria. Esta enfermedad se asocia con lugares de
hacinamiento, malnutrición y pocas medidas higiénicas y en el s. XIX
era muy frecuente entre la población militar, según testimonios de
la época (Molero, 1989) y como se puede comprobar en los
registros conservados del Hospital Cívico-militar de la Plaza de
Morella. Sólo 10, de los 57 soldados estudiados en estos registros,
murieron por heridas de guerra (producidas probablemente en
201
Cruz Rico et al.
alguno de los tres episodios bélicos más importantes acaecidos
durante la Tercera Guerra Carlista en las inmediaciones de Morella:
la Acción de la Pobleta en la Pobla d’Alcolea, la Batalla de Villafranca
y el Combate o Acción de Cantavieja). 30 murieron por viruela, tisis
pulmonar/tuberculización en el hígado o calentura/fiebre tifoidea.
La viruela, la tuberculosis y el cólera, fueron las epidemias por
excelencia del s. XIX (Duarte y Núñez, 2009).
En este individuo, además, podría coexistir la tuberculosis pulmonar
junto a la tuberculosis ósea, cuya afectación puede presentar en sus
estadios iniciales una hipervascularización en los cuerpos
vertebrales de la zona dorsal baja o lumbar y que aquí se observa en
las vértebras D8 a D12 (Fig. 8). Este aumento de la actividad
vascular con canales ensanchados, facilita la producción de focos y
abscesos que forman cavidades y terminan colapsando a los
cuerpos vertebrales afectados, produciendo la angulación de la
columna o Mal de Pott, en las fases más avanzadas de la
tuberculosis vertebral. Este tipo de lesiones han sido descritas
también en otros trabajos, igualmente relacionándolas con esta
enfermedad (Capasso y Di Tota, 1999; Canci et al., 2001; Polo et al.,
2005).
Figura 6. Placa de periostitis de morfología en placa.
202
Cruz Rico et al.
Figura 7. Periostitis en superficie visceral de costilla.
Figura 8. Canales vasculares ensanchados.
Existen otras afecciones que pueden producir calcificaciones de la
pleura, relacionadas con la inflamación de la misma, como
neumonía, bronquitis crónica, sarcoidosis, enfisema o procesos
traumáticos, entre otros. La brucelosis o fiebre de Malta, además,
203
Cruz Rico et al.
puede dar unas lesiones vertebrales similares a las de la
tuberculosis (García-Guixé et al., 2009), pero nos decantamos por
este diagnóstico debido a los factores sociales y epidemiológicos
que envuelven este caso y que parecen apuntar con mayor
probabilidad a una infección tuberculosa. Este diagnóstico sólo se
podría confirmar definitivamente con un estudio de ADN que
confirme la presencia del Mycobacterium tuberculosis.
En este individuo aparecen también diversos signos que se
relacionan con el estrés medioambiental o con periodos de
malnutrición, además de la hipoplasia ya mencionada: hiperostosis
porótica en la bóveda craneal, una porosidad generalizada en la
zona de las eminencias parietales, en la línea parasagital y en el
frontal. También se registra criba orbitaria en ambas órbitas, en la
derecha de tipo cribótico o de 2º grado según Knip (1971), y en la
izquierda de tipo porótico o de 1er grado según Knip. Hay además
criba femoral en los cuellos de ambos fémures (Figs. 9 y 10).
Figura 9. Cribra femoralis.
Los marcadores de actividad no están muy señalados, aunque son
más pronunciados en el lado derecho, por lo que se infiere que este
sujeto era diestro. En los miembros inferiores las inserciones más
marcadas son las del músculo sóleo, que extiende el pie sobre la
pierna e interviene en la marcha y el salto.
204
Cruz Rico et al.
Figura 10. Cribra orbitalia.
En cuanto a las variantes anatómicas registradas, hay persistencia
de la sutura metópica, un rasgo que puede aparecer, con mayor
probabilidad, a causa de factores hereditarios, pero también por
causas mecánicas o debido a una disfunción hormonal (Baixarías y
Herrerín, 2008).
El sacro presenta únicamente 4 cuerpos, hay agenesia de una de las
vértebras sacras. La apófisis espinosa de la primera vértebra sacra
muestra una variación morfológica, está dividida en dos tubérculos,
dejando una fisura del conducto vertebral.
Se aprecian cardenillos verdosos generalizados por presencia de
numerosos elementos metálicos en la indumentaria, debidos al
uniforme militar. Los restos también presentan manchas rojizas
atribuidas al uniforme, en la extremidad distal de radio derecho, en
el ala derecha de la primera vértebra sacra, en ambas diáfisis
femorales, en tibias y en peronés.
(b) Identificación del cadáver
Para la identificación del cadáver se hizo uso de la información
aportada por los restos arqueológicos del uniforme militar
(concretamente la insignia del número del regimiento). Comoquiera
que los sacramentos para militares son competencia de los curas
castrenses, consultamos el Libro parroquial Castrense de la Plaza de
205
Cruz Rico et al.
Morella. En su página 23 del apartado Libro de Defunciones del
Hospital General Militar de la Villa de Morella (que da principio en el
año 1865), tomo 1º (localizado en el Arxiu Històric de l’Església de
Morella –en la iglesia arciprestal de santa Maria-), se recogía la
partida de defunción de un soldado del regimiento nº 54, año 1884.
Dicho regimiento estuvo sólo dos meses establecido en Morella
(Pardo, 2001), la identificación era inequívoca.
Según la anotación nº 110, se trataba del soldado del Regimiento de
Infantería de Línea de Vizcaya número 54, 1er Batallón, 3ª Compañía
llamado Seberino Martinez Salbador [sic]. Su cadáver fue inhumado
el 27 de enero de 1884 (habiendo fallecido el día anterior), apenas
dos semanas después de haber cumplido 22 años. Según la
anotación de la defunción, murió “... á consecuencia de su
enfermedad, no pudo recibir mas que la Santa Uncion” (Fig. 11).
Figura 11. Partida de defunción de Severino Martínez Salvador en el
Registro Parroquial.
206
Cruz Rico et al.
Todo ello lo sabemos gracias a los registros eclesiásticos, puesto
que en el Registro Civil de Morella, regularizado desde el 1 de enero
de 1871, no se conserva totalmente el año 1884. La coexistencia de
ambos tipos de registros, en general, según M. Brel (1999), supone
una duplicación teórica, no siempre exacta. Así, aunque sí pudimos
localizar la defunción de Seberino en las listas del Registro Civil de
Morella, su partida había desaparecido, como algunas otras. Sin
embargo, los escasos datos obtenidos, no contradecían los del
Registro Parroquial.
Figura 12. Partida de nacimiento de Severino.
El último paso de la investigación documental consistió en la
búsqueda de las partidas civil y parroquial, de nacimiento y
bautismo, de Seberino. Gracias a la determinación de la edad
aproximada de Seberino mediante su estudio antropológico (entre
18 y 22 años), se buscaron dentro de los años que deberían
corresponder a su nacimiento (1862-64) para encontrar dichas
partidas (Fig. 12). Su localización permitió corroborar su edad real.
207
Cruz Rico et al.
CONCLUSIÓN
Ha sido posible la identificación de un cadáver enterrado en un
cementerio decimonónico utilizando, únicamente, información
arqueológica, bioantropológica y documental.
Podemos afirmar que la identificación del cuerpo es inequívoca,
siempre que los datos del registro sean ciertos, como es de
suponer. La aplicación de técnicas genéticas, en todo caso, y
siempre que se diesen las condiciones necesarias (obtención de
muestras de familiares vivos y recursos económicos suficientes), son
insustituibles y, legalmente, las únicas válidas.
Agradecimientos
Agradecemos la constante ayuda que recibimos por parte de Julià Pastor
Aguilar en la investigación documental en Morella. También colaboraron
en la investigación documental de las fuentes Mª Jesús Hernández Luri,
secretaria-interventora del Ayuntamiento de Azagra (Navarra) y el curapárroco de la Parroquia del Salvador de dicha población.
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