Viacrucis en memoria de Mons. Oscar Arnulfo Romero Diócesis de Richmond, Virginia Pbro. Denis Jacinto Masin Introducción Durante este tiempo de cuaresma, recordamos a tantos mártires que murieron proclamando el mensaje de justicia, paz y amor del evangelio. Entre estos, hacemos hoy memoria de las injusticias que aún hoy vivimos, especialmente en algunos países de América Latina, como por ejemplo, México – con la guerra de los narcos, El Salvador y Guatemala- con la violencia de las bandillas, Venezuela – con la injusticia política y social de un régimen militar, y, Brasil- por la corrupción políticoeconómica. Entre estas injusticia elevamos nuestra plegaria al Dios amor, compasivo y justo para que trabaje en nuestros corazones y nos ayude a ver nuestro propio egoísmo para poder renunciar a él en libertad. Durante este camino hacia el calvario, acompañamos no sólo a las victimas latinoamericanas sino a todas aquellas que debido a su religión, condición política y social sufre la injusticia y el egoísmo de unos pocos. Unámonos a María para que junto a ella podamos hacer nuestro este vía crucis esperando en el Dios dador de vida y justicia para construir un mundo lleno de paz y harmonía. Sr. Inma Cuesta, CMS PRIMERA ESTACIÓN Jesús es condenado a muerte V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Mateo 27,22-23.26: Pilato les preguntó: « ¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?». Contestaron todos: « ¡Qué lo crucifiquen!». Pilato insistió: «Pues, ¿qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaban más fuerte: «¡Qué lo crucifiquen!». Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Palabras de Monseñor Romero: Cuando Cristo confeso que él era el Hijo de Dios, lo tomaron por blasfemo y lo sentenciaron a muerte. Y la Iglesia sigue confesando que Cristo es el Señor, que no hay otro Dios. Y cuando los hombres están de rodillas ante otros dioses, les estorba que la Iglesia predique a este único Dios. Por eso choca la Iglesia ante los ídolos del poder, ante los idolatras del dinero, ante los que hacen de la carne un ídolo, ante los que piensan que Dios sale sobrando, 1 que Cristo no hace falta, que se valen de las cosas de la tierra: ídolos. Y la Iglesia tiene el derecho y el deber de derribar todos los ídolos y proclamar que solo Cristo es el Señor (Homilía 19 de Junio de 1977, I-II pp. 91-92) Padre nuestro, Ave María. V/. Jesucristo fue obediente hasta la muerte. R/. Y muerte de Cruz para sálvanos. Canto: Perdona a tu pueblo, Señor Perdona a tu pueblo, Señor, perdona a tu pueblo, perdónale, Señor. No estés eternamente enojado, no estés eternamente enojado, Perdónale, Señor. Por tus profundas llagas crueles, por tus salivas y por tus hieles, Perdónale, Señor. SEGUNDA ESTACIÓN Jesús con la cruz a cuestas V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. 2 R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Mateo 27,27-31: Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!». Luego lo escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella en la cabeza. Y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar. Palabras de Monseñor Romero: Sentimos en el Cristo de la Semana Santa, con su cruz a cuestas, que es el pueblo que va cargando también su cruz. Sentimos en el Cristo de los brazos abiertos y crucificados, al pueblo crucificado; pero que desde Cristo, un pueblo crucificado y humillado, encuentra su esperanza (Homilía 19 de marzo de 1978, IV p. 80). Y por eso, la Iglesia sufre el destino de los pobres: la persecución. Se gloria nuestra Iglesia de haber mezclado su sangre de sacerdotes, de catequistas y de comunidades, con las masacres del pueblo y de haber llevado siempre la marca de la persecución. Precisamente porque estorba, se la calumnia y no se quiera escuchar en ella la voz que reclama contra la injusticia (Homilía 17 de febrero de 1980, VIII p. 235). Padre nuestro, Ave María. V/. Jesucristo fue obediente hasta la muerte. R/. Y muerte de Cruz para sálvanos. Canto: Perdona a tu pueblo, Señor Perdona a tu pueblo, Señor, perdona a tu pueblo, perdónale, Señor. 3 Por las heridas de pies y manos, por los azotes tan inhumanos, Perdónale, Señor. Por los tres clavos que te clavaron, y las espinas que te punzaron, Perdónale, Señor. TERCERA ESTACIÓN Jesús cae por primera vez V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Del profeta Isaías 53,4-6: 4 Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Palabras de Monseñor Romero: Este es el compromiso de ser cristiano: seguir a Cristo en su encarnación. Y si Cristo es Dios majestuoso que se hace hombre humilde hasta la muerte de los esclavos en una cruz y vive con los pobres, así debe ser nuestra fe cristiana. El cristiano que no quiere vivir ese compromiso de solidaridad con el pobre, no es digno de llamarse cristiano (Homilía 17 de febrero de 1980, VIII p. 240). Cristo nos invita a no tener miedo a la persecución, porque, créanlo hermanos, el que se compromete con los pobres tiene que correr el mismo destino de los pobres: ser desaparecidos, ser torturados, ser capturados, aparecer cadáveres (Homilía 17 de febrero de 1980, VIII p. 240). Padre nuestro, Ave María. V/. Jesucristo fue obediente hasta la muerte. R/. Y muerte de Cruz para sálvanos. Canto: Perdona a tu pueblo, Señor Perdona a tu pueblo, Señor, perdona a tu pueblo, perdónale, Señor. Por la abertura de tu costado, no estés eternamente enojado, Perdónale, Señor. Por las tres horas de tu agonía, 5 en que por madre diste a María, Perdónale, Señor CUARTA ESTACIÓN Jesús se encuentra con su Madre V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Lucas 2, 34-35.51: Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma». Bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Palabras de Monseñor Romero: 6 María se hace salvadoreña y encarna a Cristo en la historia de El Salvador. Y María se hace del apellido de ustedes y de mi apellido para encarnar la historia de su familia, de mi familia, en la vida eterna del Evangelio. María se identifica con cada uno de nosotros para encarnar a Cristo en nuestra propia historia individual. Dichosos si de veras en eso hacemos consistir la devoción a María. Por eso el Concilio avisó a los predicadores que se cuidaran mucho de fomentar la falsa idea de la devoción a la Virgen que lamentablemente nos ha separado de los protestantes, porque algunos católicos han llegado a hacer de la Virgen una idolatría, una mariolatría. Pero la verdadera doctrina es que María no es un ídolo. El único salvador es Dios Jesucristo; María es el instrumento humano, la hija de Adán, la hija de Israel, encarnación de un pueblo, hermana de nuestra raza, pero que por su santidad fue capaz de encarnar en la historia la vida divina de Dios. Entonces, el verdadero homenaje que un cristiano puede tributar a la Virgen es hacer, como ella, el esfuerzo de encarnar la vida de Dios en las vicisitudes de nuestra historia transitoria (Homilía 24 de diciembre de 1978, V p. 64). Padre nuestro, Ave María. V/. Jesucristo fue obediente hasta la muerte. R/. Y muerte de Cruz para sálvanos. Canto: Pequé, pequé, Dios mío Pequé, pequé, Dios mío, piedad, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad. (bis) Por tu preciosa sangre, piedad, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad. (bis) QUINTA ESTACIÓN El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz 7 V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Mateo 27,32; 16,24: Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Jesús había dicho a sus discípulos: «El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga». Palabras de Monseñor Romero: A cada uno de nosotros nos está diciendo Cristo: si quieres que tu vida y tu misión fructifique como la mía, haz como yo: conviértete en grano que se deja sepultar, déjate matar, no tengas miedo. El que rehúye el sufrimiento se quedara solo. No hay gente más sola que los egoístas. Pero si por amor a los otros, das tu vida como yo la voy a dar por todos, cosecharas muchos frutos, tendrás las satisfacciones más hondas. No tengas miedo a la muerte, a las amenazas. Contigo va el Señor. El que quiera salvar su alma, es decir, en frase bíblica, el que quiera estar bien, el que no quiera tener compromisos, el que no se quiere meter en líos, el que quiere estar al margen de una situación en que todos tenemos que comprometernos, ese perderá su vida. Que cosa más 8 horrible haber vivido bien cómodo, sin ningún sufrimiento, no metiéndose en problemas, bien tranquilo, bien instalado, bien relacionado políticamente, económicamente, socialmente. Nada le hacía falta, todo lo tenía. ¿De qué sirve? perderá su alma. Pero el que por amor a mí se desinstale y acompañe al pueblo, y vaya en el sufrimiento del pobre, y se encarne y sienta suyo el dolor, el atropello, ese ganará su vida, porque mi Padre lo premiará (Homilía 1 de abril de 1979, VI p. 249). Padre nuestro, Ave María. V/. Jesucristo fue obediente hasta la muerte. R/. Y muerte de Cruz para sálvanos. Canto: Pequé, pequé, Dios mío Por tu costado abierto, piedad, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad. (bis) Por tu larga agonía, piedad, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad. (bis) SEXTA ESTACIÓN La Verónica enjuga el rostro de Jesús 9 V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Del profeta Isaías 53,2-3: No tenía figura ni belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros. Del libro de los Salmos 41, 2-3: Como busca la cierva corriente de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío; tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Palabras de Monseñor Romero: Un cristiano que se solidariza con la parte opresora no es verdadero cristiano. Un cristiano que defiende posiciones injustas que no se pueden defender, solo por mantener su puesto, ya no es cristiano (Homilía 16 de septiembre de 1979, VII p. 262) 10 El profeta denuncia también los pecados internos de la Iglesia. ¿Y por qué no? Si obispos, Papa, sacerdotes, nuncios, religiosas, colegios católicos, estamos formados por hombres y los hombres somos pecadores y necesitamos que alguien nos sirva de profeta para que nos llame a conversión, para que no nos deje instalar una religión como si ya fuera intocable. La religión necesita profetas y gracias a Dios que los tenemos. Porque estaría muy triste una Iglesia que se sintiera tan dueña de la verdad que rechazara todo lo demás. Una Iglesia que solo condena, una Iglesia que solo mira pecado en los otros y no mira la viga que lleva en el suyo, no es la auténtica Iglesia de Cristo (Homilía de 8 de julio de 1979, VII p. 63) Padre nuestro, Ave María. V/. Jesucristo fue obediente hasta la muerte. R/. Y muerte de Cruz para sálvanos. Canto: Pequé, pequé, Dios mío Por tus profundas llagas piedad, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad. (bis) Por tus heridas crueles piedad, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad. (bis) SÉPTIMA ESTACIÓN Jesús cae por segunda vez 11 V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Del profeta Jeremías 12,1: Tú llevas la razón, Señor, cuando discuto contigo; no obstante, voy a tratar contigo un punto de justicia. ¿Por qué tienen suerte los malvados, y son felices todos los perversos? Del libro de los Salmos 36,1-2.10-11: No te exasperes por los malvados, no envidies a los que obran el mal: se secarán pronto, como la hierba, como el césped verde se agostarán. Aguarda un momento: desapareció el malvado, fíjate en su sitio: ya no está; en cambio, los sufridos poseen la tierra y disfrutan de paz abundante. Palabras de Monseñor Romero: Quisiera aclarar un punto. Se ha hecho bastante eco a una noticia amenazante de muerte a mi persona… Quiero asegurarles a ustedes, y les pido oraciones para ser fiel a esta promesa, que no abandonare a mi pueblo, sino 12 que correré con él todos los riesgos que mi ministerio me exige (Homilía 11 de noviembre de 1979, VII p. 432). Ningún cristiano debe sentirse sólo en su caminar, ninguna familia tiene que sentirse desamparada, ningún pueblo debe ser pesimista aun en medio de las crisis que parecen insolubles, como la de nuestro país. Dios está en medio de nosotros. Tenemos fe en esta verdad central de la sagrada revelación. Dios está presente, no duerme, está activo, observa, ayuda y a su tiempo actúa oportunamente. Por eso la presencia de Dios despierta en el corazón la verdadera alegría: ¡Alegraos en el Señor! De nuevo os repito: ¡Alegraos porque Dios está cerca! (Homilía 16 de diciembre de 1979, VIII p. 38). Padre nuestro, Ave María. V/. Jesucristo fue obediente hasta la muerte. R/. Y muerte de Cruz para sálvanos. Canto: Pequé, pequé, Dios mío Por tu agonía santa piedad, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad. (bis) Por tu Madre afligida piedad, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad. (bis) OCTAVA ESTACIÓN Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén 13 V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Lucas 23,27-29.31: Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y lamentaban por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: "dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado". Porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?» Palabras de Monseñor Romero: Esta noche no busquemos a Cristo entre las opulencias del mundo, entre las idolatrías de la riqueza, entre los afanes del poder, entre las intrigas, de los grandes. Allí no está Dios. Busquemos a Dios con la señal de los ángeles: reclinado en un pesebre, envuelto en los pobres pañales que le pudo hacer una humilde campesina de Nazaret, unas mantillas pobres y un poco de zacate como descanso del Dios que se ha hecho hombre, del Rey de los siglos que se hace a los hombres como un pobrecito accesible niño. Es hora de mirar hoy al niño Jesús no en la imágenes bonitas de nuestros pesebres, hay que buscarlo entre los niños desnutridos que se han acostado esta noche sin tener 14 que comer, entre los pobrecitos vendedores de periódicos que dormirán arropados de diario allá en los portales, en el pobrecito lustrador que tal vez se ha ganado lo necesario para llevar un regalito a su mamá, o, quien sabe, del vendedor de periódicos que no logro vender los periódicos y recibirá una tremenda reprimenda de su padrastro o madrastra. ¡Qué triste es la historia de nuestros niños! Todo eso lo asume Jesús esta noche (Homilía 24 de diciembre de 1979, VIII p. 84). Padre nuestro, Ave María. V/. Jesucristo fue obediente hasta la muerte. R/. Y muerte de Cruz para sálvanos. Canto: Pequé, pequé, Dios mío Jesús, a Tí pedimos piedad, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad. (bis) Tú eres nuestro guía piedad, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad. (bis) NOVENA ESTACIÓN Jesús cae por tercera vez 15 V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Del profeta Habacuc 1,12-13; 2,2-3: ¿No eres tú, Señor, desde antiguo mi santo Dios que no muere? Tus ojos son demasiado puros para mirar el mal, no pueden contemplar la opresión. ¿Por qué contemplas en silencio a los bandidos, cuando el malvado devora al inocente? «Escribe la visión, grábala en tablillas, de modo que se lea de corrido. La visión espera su momento, se acercará su término y no fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin retrasarse». Palabras de Monseñor Romero: ¡Qué terror se ha sembrado en nuestro pueblo que hasta los amigos traicionan al amigo cuando lo ven en la desgracia! Si viéramos que es Cristo el hombre necesitado, el hombre torturado, el hombre prisionero, el asesinado; y en cada figura de hombre, botadas tan indignamente por nuestros caminos, descubriéramos a ese Cristo botado, medalla de oro que recogeríamos con ternura y la besaríamos y no nos avergonzaríamos de Él (Homilía 16 de marzo de 1980, VIII p. 339). 16 Cuanto falta para despertar en los hombres de hoy, sobre todo en aquellos que torturan y matan y que prefieren sus capitales al hombre, tener en cuenta de que de nada sirven los millones de la tierra, nada valen por encima del hombre. El hombre es Cristo y en el hombre visto con fe y tratado con fe, miramos a Cristo el Señor (Homilía 16 de marzo de 1980, VIII p, 339). Padre nuestro, Ave María. V/. Jesucristo fue obediente hasta la muerte. R/. Y muerte de Cruz para sálvanos. Canto: Perdón, oh, Dios mío Perdón Oh dios Mío Perdón e indulgencia Perdón y clemencia Perdón y piedad (2) Pequé ya mi alma, su culpa confiesa mil veces me pesa de tanta maldad Mil veces me pesa de haber obstinado tu pecho rasgado ¡Oh Suma Bondad! DÉCIMA ESTACIÓN Jesús es despojado de sus vestiduras 17 V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Juan 19,23,24: Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado. Y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: «No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a quien le toca». Así se cumplió la escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suertes mi túnica». Palabras de Monseñor Romero: Buenas obras, corazones cristianos, verdadera justicia, caridad, eso es lo que busca Dios en la religión. Una religión de misa dominical pero de semanas injustas, no agrada al Señor. Una religión de mucho rezo pero con hipocresía en el corazón, no es cristiana. Una Iglesia que se instalara solo para estar bien, para tener mucho dinero, mucha comodidad, pero que olvidara el reclamo de las injusticias, no sería la verdadera Iglesia de nuestro divino Redentor (Homilía 4 de diciembre de 1977, III pp. 25-26). 18 El profeta tiene que ser molesto a la sociedad, cuando la sociedad no está con Dios (Homilía 14 de agosto de 1977, I-II p. 174). Padre nuestro, Ave María. V/. Jesucristo fue obediente hasta la muerte. R/. Y muerte de Cruz para sálvanos. Canto: Perdón, oh, Dios mío Perdón Oh Dios Mio Perdón e indulgencia Perdón y clemencia Perdón y piedad (2) Yo fui quien del duro madero inclemente te puso pendiente con vil impiedad Por mí en el tormento tu sangre vertiste y prensa me diste de amor y humildad UNDÉCIMA ESTACIÓN: Jesús es clavado en la cruz 19 V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Mateo 27,35-42: Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el Rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban, lo injuriaban y decían meneando la cabeza: «Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz». Los sumos sacerdotes con los letrados y los senadores se burlaban también diciendo: «A otros ha salvado y él no se puede salvar. ¿No es el Rey de Israel? Que baje ahora de la cruz y le creeremos». Palabras de Monseñor Romero: Si uno vive un Cristianismo que es muy bueno, pero que no encaja con nuestro tiempo, que no denuncia las injusticias, que no proclama el Reino de Dios con valentía, que no rechaza el pecado de los hombres, que consciente, por estar bien con ciertas clases, los pecados de esas clases, no está cumpliendo su deber, está pecando, esta traicionado su misión. La Iglesia esta puesta para convertir a los hombres, no para decirles que está bien todo lo que hacen; por eso, naturalmente cae mal. Yo he caído mal a mucha gente, pero sé 20 que he caído muy bien a todos aquellos que buscan sinceramente la conversión de la Iglesia (Homilía 21 de agosto de 1977, I-II p. 190) Queremos ser la voz de los que no tienen voz para gritar contra tanto atropello contra los derechos humanos (Homilía 28 de agosto de 1977, I-II p. 192), Jamás me he creído líder de ningún pueblo, porque no hay más que un líder: Cristo Jesús. Jesús es la fuente de la esperanza. En Jesús se apoya lo que predico. En Jesús está la verdad de lo que estoy diciendo (Homilía 28 de agosto de 1977, I-II p. 199). Padre nuestro, Ave María. V/. Jesucristo fue obediente hasta la muerte. R/. Y muerte de Cruz para sálvanos. Canto: Perdón, oh, Dios mío Perdón Oh Dios Mío, perdón e indulgencia Perdón y clemencia, Perdón y piedad (2) Y yo en recompensa pecado a pecado la copa he llenado de iniquidad Más ya arrepentido te busco lloroso Oh Padre amoroso ¡Oh Dios de Bondad! DUODÉCIMA ESTACIÓN: Jesús muere en la cruz 21 V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Juan 19,25-27: Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María de Cleofás y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre, y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. Del Evangelio según San Mateo 27,45-46.50: Desde el mediodía hasta la media tarde vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde Jesús gritó: «Elí, Elí, lamá sabaktaní», es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu. Palabras de Monseñor Romero: María, hermanos, es el símbolo del pueblo que sufre opresión, injusticia, porque es el dolor sereno que espera la hora de la resurrección, es el dolor del cristiano, el de la Iglesia que no está de acuerdo con las injusticias actuales, pero sin resentimientos, esperando la hora que el Resucitado volverá para darnos la redención que esperamos (Homilía 1 de diciembre de 1977, III p. 17) El pastor tiene que estar donde está el sufrimiento (Homilía 30 de octubre de 1977, I-II p. 296). 22 Yo quiero recordar aquí a nuestro queridos hermanos catequistas. Sería imposible enumerarlos; pero recordemos por ejemplo a Filomena Puertas, a Miguel Martínez, a tantos otros, queridos hermanos, que han trabajado, que han muerto, y que en la hora de su dolor, de su agonía dolorosa, mientras los despellejaban, mientras los torturaban y daban su vida, mientras eran ametrallados, subieron al cielo. ¡Y están allá victoriosos! ¿Quién ha vencido? Como la biblia, podemos preguntar a los que los mataron y a los que siguen persiguiendo a los cristianos: ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? La victoria es la de la fe. Han salido victoriosos los matados por la justicia (Homilia 30 de octubre de 1977, I-II p 300-301). Padre nuestro, Ave María. V/. Jesucristo fue obediente hasta la muerte. R/. Y muerte de Cruz para sálvanos. Canto DECIMOTERCERA ESTACIÓN Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. 23 Del Evangelio según san Mateo 27,55-58; 17,22-23: Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderle. Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Éste acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran... Mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo Jesús: «Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres y lo matarán, pero resucitará al tercer día». Ellos se pusieron muy tristes. Palabras de Monseñor Romero: No me agrada tu plegaria si arranca de un corazón lleno de rencor. No me reces, no me ofrezcas misas si vienes con injusticias, tus manos manchadas de odio, de violencia. Misericordia quiero primero (Homilía 11 de junio de 1978, V p. 34) Yo comprendo que es duro perdonar después de tantos atropellos; y sin embargo, esta es la Palabra del Evangelio: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian y persiguen, sed perfectos como vuestro Padre celestial, que hace llover su lluvia e iluminar con su sol a los campos de los buenos y de los malos”. Que no haya resentimiento en el corazón (Homilía 19 de junio de 1977, I-II p. 101). Dios no camina allí, sobre charcos de sangre y de tortura. Dios camina sobre caminos limpios de esperanza y amor (Homilia 7 de agosto de 1977, I-II p. 165) Padre nuestro, Ave María. V/. Jesucristo fue obediente hasta la muerte. R/. Y muerte de Cruz para sálvanos. Canto: Hoy perdóname 24 Hoy perdóname, hoy por siempre, sin mirar la mentira, lo vacío de nuestras vidas, nuestra falta de amor y caridad. Hoy perdóname, hoy por siempre, aún sabiendo que he caído, que de Ti siempre había huido, hoy regreso arrepentido, vuelvo a Ti, vuelvo a Ti. DECIMOCUARTA ESTACIÓN Jesús es depositado en el sepulcro V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Mateo 27,59-61: José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí sentadas enfrente del sepulcro. Del libro de los Salmos 15,9-11: 25 Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. Palabras de Monseñor Romero: Hay un criterio para saber si Dios está cerca de nosotros o está lejos: todo aquél que se preocupa del hambriento, del desnudo, del pobre, del desaparecido, del torturado, del prisionero, de toda esa carne que sufre, tiene cerca a Dios. “Clamarás al Señor y te escuchará”. La religión no consiste en mucho rezar. La religión consiste en esa garantía de tener a mi Dios cerca de mí porque le hago el bien a mis hermanos. La garantía de mi oración no es el mucho decir palabras, la garantía de mi plegaria está muy fácil de conocer: ¿Cómo me porto con el pobre? Porque allí está Dios (Homilía 5 de febrero de 1978, III p. 189). Kenosis quiere decir vaciarse de sí, se despojó de su rango de Dios, como si un soberano dejara trono y manto y todo, y se vistiera de harapos campesinos para ir a estar entre campesinos sin molestar con su presencia de rey. Cristo se viste de humanidad y aparece como un hombre cualquiera. Si aquí, en la catedral, entre los hombres que tienen la bondad de estarme escuchando, estuviera Cristo, yo no lo descubriera. ¡Y saber que era el Hijo de Dios vestido de hombre! Y más todavía, no le basto parecerse a los hombres, sino que se humillo hasta la figura de un esclavo para morir como los esclavos, crucificados en una cruz, como un bandido, como el desecho de Israel que había que crucificarlo fuera de la ciudad, como basura. Esto es Cristo, el Dios que se humilla hasta esta Kenosis, a este vacío profundo de él (Homilía 1 de octubre de 1978, V p. 225-226). Padre nuestro, Ave María. V/. Jesucristo fue obediente hasta la muerte. R/. Y muerte de Cruz para sálvanos. Canto 26 27 28