primavera 2016 - número 35 - Conservatorio Teresa Berganza

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primavera 2016 - número 35
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Sumario
primavera 2016 – Nº 35
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X edición de los Premios Campoamor
La temporada de ópera 2016-2017
Shakespeare, para reconocernos / Manuela Herrera
XXIX Ciclo de Jóvenes Cantantes de AAOM / Isabel Imaz
La voz de bajo a partir de la segunda postguerra mundial / Ricardo de Cala
Poyecto_10: música para vivir / Manuela Herrera
El Kantor sigue en Madrid con el Proyecto Bach-Madrid
Mis personajes / Luis Suñén
INTERMEZZO es una publicación de la Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid
Editor: Alfredo Flórez
Coordinación editorial: Julio Cano
Redacción: Alfredo Flórez, Isabel Imaz, Francisco García Rosado, Manuela Herrera, Luis Suñén y Ricardo de Cala.
Diseño, maquetación e imágenes: Equipo Kapta
La Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid, no necesariamente comparte el contenido de los artículos publicados en
esta revista, ya que son responsabilidad exclusiva de sus autores.
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Depósito Legal: M-26359-2005
© de los artículos: los autores
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Shakespeare, para reconocernos
Manuela Herrera
protagonista), nos cuenta que: ‘En Shakespeare,
los personajes se desarrollan más que se despliegan,
y se desarrollan porque se conciben de nuevo a sí
mismos. A veces esto sucede porque se escuchan
hablar, a sí mismos o mutuamente. Espiarse a sí
mismos hablando es su camino real hacia la individuación, y ningún otro escritor, antes o después
de Shakespeare, ha logrado tan bien el casi milagro
de crear voces extremadamente diferentes aunque
coherentes consigo mismas para sus ciento y pico
personajes principales y varios cientos de personales menores claramente distinguibles.’
El interés por los personajes shakesperianos ha
calado en la ópera dejando grandes títulos en el
repertorio lírico a lo largo de los siglos.
Recientemente hemos asistido en el Teatro Real
a la ópera de juventud wagneriana La prohibición de amar, basada en Medida por medida de
Shakespeare, y habiendo dedicado un artículo
en el anterior número de la revista a Cervantes y la Ópera, es de justicia homenajear ahora
a Shakespeare con la misma temática, pues la
relación entre ópera y el gigante inglés tiene mucho que decir.
La leyenda asegura que los dos titanes del teatro
y la literatura mundial decidieron partir juntos al
Nadie como Shakespeare para mostrarnos a través de sus personajes las mil caras e infinitas posibilidades del Ser Humano, haciendo un análisis y
psicoanálisis profundo y despiadado de cada uno
de ellos, de cada uno de nosotros.
Me encanta la frase del crítico e historiador Frank
Ernest Halliday: ‘Montamos Shakespeare para saber de qué estamos hechos’. Afirmación al estilo de
Harold Boom, quien a través de su libro: -Shakespeare. La invención de lo humano. Anagrama,
2002.- (imprescindible para amantes de nuestro
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firmamento de la eternidad el mismo día de abril
de aquél 1616. Cierto o no, lo que es indudable,
es que gracias a sus personajes nos conocemos un
poco mejor y en algún momento acabamos proyectándonos en alguno de ellos.
recientemente Samuel Barber y Benjamin Britten,
han bebido en la fuente inagotable del dramaturgo inglés, vistiendo de música a sus personajes favoreciendo que aquéllos de factura original
congenien con los líricos de forma extraordinaria
para enriquecerse mutuamente, lejos de ensombrecerse...como en obras de otros autores que no
encuentran la adaptación al cine o a la ópera de
igual modo.
Personajes llenos de vida, de sentimientos humanos y divinos presentados por Shakespeare
doscientos años atrás, saltaron a la escena haciéndose protagonistas de óperas mozartianas y sus
contemporáneos en el siglo XVIII, imponiéndose
por primera vez el sentido de lo cotidiano en el
teatro lírico.
Giuseppe Verdi lo tenía claro al pedir a su amigo
Arrigo Boito un libreto para Otello. La afirmación de Niadne Knonchkine (Theatre du Soleil):
‘Montamos Shakespeare para saber de qué material está hecho el Teatro’, puede que estuviera ya
en la mente de Verdi. Algo equivalente a ‘pongamos música a Shakespeare para engendrar una
obra total’: un drama cercano a la modernidad o
Shakespeare canta a lo largo de los siglos: desde
Henry Purcell a Benjamin Britten, compositores como Gounod, Berlioz y Mercadante, Nicolai y Salieri, Rossini, Verdi o Max Bruch, y más
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al verismo, en el que los sentimientos, la intriga,
el poder, el tira y afloja de las relaciones humanas, sean el espejo mismo de la música que los
sostiene.
La intriga mortal encomendada al barítono que
canta ‘Creo en un dios cruel, que me ha hecho a su
propia imagen’, según el texto de Arrigo Boito, está
dentro del marco absoluto de la convención teatral,
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Shakespeare sigue vigente en la actualidad porque
debate cuestiones de enorme relevancia, cuestiones en torno a la raza y la etnia o la identidad, en
torno al poder, la monarquía o el estado. Shakespeare nos habla de los sentimientos, ambiciones,
preocupaciones y pensamientos que perduran a
lo largo de los siglos, lo que le hace, al igual que su
coetáneo Miguel Cervantes, tan cercano. Shakespeare es la invención de lo humano, entendida
como la invención del conflicto, la invención de
la ambivalencia.
En la cultura occidental se dice que sea lo que sea
que se diga, está escrito en la Biblia y ya lo dijo
Shakespeare
A mí no me queda más que decir: ¡Qué grande
Shakespeare!... porque a través de tus personajes
nos reconocemos.
Foto: Francis Marshal
Obras de William Shakespeare llevadas a la ópera.
en abierto contraste semántico, al libreto del mismo
autor sobre The Merry Wives of Windsor (convertido en Falstaff) que concluye con el testamento
literario-musical del genio de Roncole, en idéntico
registro baritonal: ‘Tutto nel mondo e burla!’.
El gran actor Laurence Olivier, tras ver el filme
de Franco Zeffirelli recreando la ópera de Verdi
sobre el gran personaje de Otello protagonizado
por Plácido Domingo, dijo: ‘Es tan buen actor
shakesperiano como puedo serlo yo mismo, pero
además…, el maldito canta como un dios!”
Mientras el género operístico subsista, la obra de
Shakespeare estará presente a través del sentimiento que generan y transmiten sus personajes.
Tanto los funestos propósitos del siniestro Yago
como el ridículo extrapolado de Sir John Falstaff...no hablamos de otra cosa que del ser humano,
contradictorio y patético, que canta y llora, vive y
muere. Sus personajes son subjetividad en acción
y sin embargo, tan veraces como la vida misma.
Ya lo dijo el filósofo T. W. Adorno: Conviene hablar de ópera, pues en más de un aspecto constituye
un prototipo de lo teatral, y no puede prescindir de
su apariencia sin renunciar a sí misma. En consecuencia, la ópera lleva el proceso de objetivización
a sus límites estéticos.
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1.
Romeo and Juliet (1594-1595) en distintas
adaptaciones de Niccolo Zingarelli (1796), P.
G. Guglielmi (1810), Nicola Vaccai (1825),
Melesio Morales (1865), Charles Gounod
(1867), Riccardo Zandonai (1922) y G. F.
Malipiero (1950).
2.
A Midsummer Night’s Dream ha dado pie a
una opera de Luigi Mancinelli (1917) y a otra
de Benjamin Britten (1960).
3.
Henry IV ha sido adaptada, en sus dos partes,
por Giovanni Pacini (1820), Saverio Mercadante (1834) y Gustav Holst (1925).
4.
Much Ado about Nothing (1598-1599): usada por Hector Berlioz en Beatrice et Benedict
(1862), Charles V. Stanford (1901) y Reynaldo Hahn (1936).
5.
Twelfth Night (1599-1600). Adaptada por
Bedfich Smetana en su ópera inacabada Viola (estreno póstumo, 1924).
6.
Hamlet (1600-1601): Saverio Mercadante (1822), Franco Faccio (1865), Ambroise
Thomas (1868), Sandor Szokolay (1968).
7.
The Merry Wives of Windsor (1600-1601):
Ditters von Dittersdorf (1796), Antonio
Salieri (como Falstaff, 1799), Michael
Balfe (como Falstaff, 1838), Otto Nicolai (1849), Adolphe Adam (como Falstaff, 1856), Giuseppe Verdi (como Falstaff,
1893) y Vaughan Williams (como Sir John
in Love, 1929).
12. Antony and Cleopatra (1606-1607): G. F.
Malipiero (1938), Samuel Barber (1966),
Emmanuel Bondeville (en francés, 1972).
8.
Measure for Measure (1604-1605), adaptada
por Richard Wagner en +Das Liebesverbot
(1836).
15. The Winters Tale (1610-1611): Max Bruch (como Ermione, 1872); Karl Goldmark
(1908).
9.
Othello (1604-1605): Gioacchino Rossini
(1816), Giuseppe Verdi (1887).
16. The Tempest (1611-1612): Franz Anton
Hoffmeister (1792); Peter Winter (1798);
Johann Rudolf Zumsteeg (como Die Geisterinsel , 1798); Luigi Caruso (1799); Jacques Fromenthal Halevy (en italiano, como
La tempesta, 1850); Felice Lattuada (1922),
Heinrich Sutermeister (como Die Zauberinsel , 1942) y Frank Martin (1956).
13. Timon of Athens (1607-1608): Leopoldo I de
Habsburgo (1696).
14. Cymbeline (1609-1610): Rodolphe Kreutzer
(en francés, como Imogene, 1796);
10. King Lear (1605-1606): Antonio Cagnoni
(1890), Alberto Ghislanzoni (1937), Aribert
Reimann (1978).
11. Macbeth (1605-1606): Hippolyte Chelard
(1827), Giuseppe Verdi (1847), Lauro Rossi
(como Biorn , 1877), Ernest Bloch (1910),
Lawrence Collingwood (1934).
17. The rape of Lucretia , ópera de cámara de
Benjamin Britten, en 1946.
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