II CONCURSO NACIONAL DE DERECHO ROMANO EDUARDO ÁLVAREZ CORREA 2016 La reconstrucción de la Santa Sofía, la campaña militar que se avecina, y los negocios de confianza entre Aurelio y Julio. 1. Transcurre el año 532 D.C. en la ciudad de Constantinopla, en donde se vive una época llena de cambios y oportunidades, a pesar del frío y la extraña niebla que hace que el sol dé su luz sin brillo, como un sol eclipsado. Luego de la insurrección de Niká, el Emperador Justiniano, sobrino de Justino I, que se encontraba comenzando su reinado, encargó al matemático y arquitecto Antemio de Tralles, y al físico y arquitecto Isidoro de Mileto, la reconstrucción de la Santa Sofía a pocos metros de las orillas del estrecho del Bósforo. 2. El Imperio Romano de Oriente no solo está viviendo el apogeo de las grandes victorias militares de sus generales Belisario y Narsés, recuperando y adquiriendo territorios por el Mediterráneo, específicamente Cartago y otros terrenos en el norte de África, así como algunos peninsulares del sur de Europa, sino que además su capital, Constantinopla, está inmersa en la mencionada reconstrucción de la Santa Sofía, uno de los proyectos arquitectónicos más importantes de la época y de los siglos venideros. Dicha obra de reconstrucción marcará el destino de muchas personas. 3. Aurelio, es un paterfamilias casado con la hermosa Olivia, mujer de largos cabellos rojos, con quien tiene tres hijos, Claudio de 19 años, Augusto de 15 años, y Cayo de 3 años. Aurelio es uno de los ciudadanos más acaudalados del Imperio, tiene enormes extensiones de tierra con diversos cultivos productivos, 15 barcazas, y una ludus con 70 gladiadores en retiro que se destinan a labores agrícolas y de construcción. Julio, por su parte, es uno de los paterfamilias solteros más codiciados del Imperio, por su imponente tamaño y gran simpatía. Tiene una propiedad en las orillas asiáticas del Bósforo, en las laderas de una pequeña montaña, donde se puede extraer arena y piedras para construcción. En su patrimonio se encuentran también varios esclavos, y una casa lujosa y muy amplia. Julio y Aurelio son buenos amigos desde niños, puesto que prácticamente crecieron juntos. Se tienen gran confianza. 4. Aurelio ofrece una cena en compañía de Olivia y Julio en honor al General Belisario, junto con su amigo común Pietro, importante ciudadano que se encuentra casado con Agripina. Pietro también es acaudalado, puesto que en sus haberes cuenta con 40 esclavos, una gran edificación en la que reside, varias casas que tiene arrendadas, y dos terrenos ubicados en las cercanías de la ciudad. Sus esclavos han sido utilizados recientemente en labores de construcción, especialmente las de la Santa Sofía. Durante la cena Belisario toma la palabra y sorprende a todos los asistentes con un eufórico discurso sobre la grandeza del Imperio Romano. Tanto Aurelio, como Pietro, se motivan y conmueven tanto que deciden acompañar al General Belisario en la campaña militar próxima a emprenderse, la cual no parece ser muy arriesgada. 5. Considerando que estará ausente por un tiempo, Aurelio acude a la amistad de Julio, requiriendo su colaboración y servicios. Le manifiesta a Julio, a quién admira por ser un hombre muy hábil en la administración de los negocios, que como no tiene forma de darle a su familia la manutención necesaria en tanto se encuentre en la guerra, para contar con recursos para ello, le entregará sus gladiadores y barcazas, encomendándole su utilización para que atraviesen el Bósforo, extraigan piedras y arena de la propiedad de Julio, y trayéndolas las vendan a los arquitectos que construyen la Santa Sofía. La idea es que los gladiadores también sirvan como obreros en tan magna construcción. “Nos va a ir muy bien” replican Julio y Aurelio al unísono con un fuerte apretón de manos. Acto seguido, Aurelio le transfiere a Julio la propiedad de los gladiadores y las barcazas. Julio le comenta a Aurelio que necesita cierta liquidez para la realización de algunos gastos iniciales. Ambos amigos acuerdan que Aurelio le prestará a Julio 1000 sólidos, los cuales puede tomar de lo que produzcan los gladiadores con su trabajo, manifestándole que al momento del pago entenderá cancelada su obligación pagándole solo 950 sólidos, dejándole el excedente en agradecimiento de sus servicios y amistad. Los sucesos durante la campaña militar 6. Transcurrido un año desde su iniciación, la Campaña militar de Belisario sufre un ataque sorpresivo por unos bárbaros desplazados de China. Muchos pierden la vida, pero Belisario y Aurelio logran escapar ilesos. Por fortuna Pietro solo sufre una herida en el brazo izquierdo, aunque lamentablemente es tomado como esclavo. Pese al tropiezo bélico, la campaña militar continúa su curso y el negocio de construcción de la Santa Sofía es cada vez más próspero. Julio recibe importantes sumas de dinero vendiendo a los famosos arquitectos piedra y arena extraída de su hacienda, para lo cual ha utilizado a los gladiadores cuya propiedad le traspasó Aurelio, a quienes también puso a disposición de los mencionados arquitectos. Dichos gladiadores dirigidos por Julio se convierten en los mejores obreros de la construcción. Poco a poco Julio logra incrementar el valor de sus servicios por su gran eficiencia y productividad. 7. Durante el tiempo en el que Pietro se pensaba muerto, Julio decide velar por el bienestar de los parientes de su amigo, y se acerca a su familia. Se acercó tanto a ésta que al cabo de unos años se enamoró de Agripina, con quien contrajo matrimonio. Como la campaña militar se extiende en el tiempo, Julio también se acerca a la familia de Aurelio, al punto que Cayo lo ve como su progenitor, llegando a ser tanto su afecto por el pequeño que, de los cuantiosos ingresos que estaba recibiendo, utiliza una fortuna mensual en su manutención para que siempre tenga lo mejor, y sea feliz. El reencuentro de los amigos y la “maldición de Agripina”. 8. Luego de varios años de cautiverio los bárbaros venden a Pietro como esclavo a un comerciante. A finales del año 537 D.C., ya terminada la construcción de la Santa Sofía, y luego de su majestuosa inauguración que resultó inolvidable para quienes tuvieron la oportunidad de presenciarla, Pietro, encontrándose en una ciudad no muy lejana a Roma, divisa a lo lejos a Julio, quien carga en brazos a Cayo. En ese momento encuentra una esperanza para recuperar su libertad, y convence a su patrono de llamar a su amigo Julio, quien al saber que él se encuentra cerca paga unas monedas al propietario para poder verlo, y ambos amigos se abrazan, lloran y hablan por largo tiempo. Pietro lleva consigo solo unas pocas herramientas de trabajo, tales como algunos martillos y cinceles. Pietro le promete a Julio que si compra su libertad le dará sus 10 esclavos más fuertes, pero que también podría pagarle con el anillo de oro que guarda su esposa Agripina o con 300 sólidos. Julio, aunque se siente un poco mal por estar negociando con la libertad de su amigo, es vencido por su espíritu mercantilista y acepta después de fijar los nombres de los 10 esclavos (5 de los cuales habían muerto cruzando el Bósforo una semana atrás, sin que nadie hubiera sido informado todavía). Minutos después Pietro es vendido a Julio, y enseguida éste lo manumite en una carta, teniendo como testigo a cinco personas capaces que allí se encontraban, quienes, dando fe de lo sucedido, firman la misma. Pietro y Julio llegan a Roma y a los pocos días se trasladan a la ciudad de Constantinopla. 9. Como Pietro no desea ver a Agripina sino después de recuperarse un poco, pero con la intención que Julio tampoco se encuentre con ella, los dos alquilan una habitación en una hospedería que contaba con una sola y muy pequeña y estrecha ventana, que por la altura a la que se encontraba del piso, no permitía ver la calle que la rodeaba, pero sí permitía el ingreso suficiente de la luz solar. La hospedería es conocida de Pietro, pues es contigua a una casa de su propiedad que tenía arrendada al ciudadano romano Cornelio. Pasadas unas horas, tan pronto Julio logra conciliar un sueño profundo, Pietro decide abandonar la posada y dirigirse apresurado a la casa de Agripina para informarle que está vivo y expresarle su gran amor. A la mitad de la noche, lo que para muchos se trató de la “maldición de Agripina”, cae un rayo en la hospedería, el fuego arde por todas partes y va consumiendo el lugar rápidamente. Julio se levanta, inmediatamente piensa que se trata de una venganza de Pietro, y ante el miedo de que lo alcancen las llamas que empezaban a entrar por la puerta de acceso a la habitación, procede a romper, con la ayuda de las herramientas que aún conservaba, la pared ubicada en el extremo opuesto del cuarto, logrando abrir un gran boquete por el que alcanza a salir ileso al otro lado, que resultó ser la casa alquilada por Pietro a Cornelio, pues la pared afectada era medianera entre los dos inmuebles. Afortunadamente, el incendio solo afectó la hospedería, más no a ninguna de las edificaciones adyacentes. La labor más ardua de Triboniano desde la recopilación del Digesto Julio culpa a Pietro de haber intentado matarle, y las relaciones entre ellos no resultan las mejores, mucho más con el enredo sentimental que los distancia, que es el amor por Agripina. Pietro no desea tener con él ninguna relación, ni comercial ni de otra índole, por lo que mediante un acuerdo con su amigo Aurelio, quien ha regresado a la ciudad, a cambio de 50 sólidos, y mediante procuratio in rem suam, lo autoriza para que haga valer todos los derechos e indemnizaciones derivadas de las relaciones que los han unido. Aurelio hizo la debida denuntiatio a Julio. Aurelio, estimando que con el anterior acuerdo puede lograr que sus dos compañeros recuperen la amistad, se acerca a Julio para buscar el arreglo de estos vínculos jurídicos, pero Julio no solo no le paga nada, sino le exige que le repare los daños que con su actuación le ha ocasionado Pietro. Adicionalmente, también le exige el pago de altas sumas de dinero por las relaciones que a él y a Aurelio los han unido. Considerando lo anterior, Aurelio y Julio acuden ante la justicia. Le corresponde resolver al gran jurista Triboniano, por quien las partes en disputa sienten un enorme respeto por su indiscutible prestigio y perfecto conocimiento que tiene del derecho, todos los conflictos originados en los vínculos que los unen desde antes que Aurelio partiera a la campaña militar, como los atinentes a las relaciones que Aurelio exige por cuenta de Pietro, pero en su propio interés. Las peticiones y alegaciones de Aurelio y Julio pueden resumirse como aparece a continuación: Aurelio alega que se le debe retransmitir la propiedad de sus esclavos y barcazas, además de entregársele las grandes sumas (10.000 sólidos) recibidas por Julio durante la construcción de la Santa Sofía, lo que incluye lo que han pagado los arquitectos por el uso de sus esclavos en la construcción. Reconoce que de estos valores se deben descontar lo que corresponde al mantenimiento de las barcazas y de los gladiadores (560 sólidos), además del costo que tiene la piedra y la arena en el lugar de su extracción, es decir en el predio de Julio (400 sólidos), puesto que a éste tiene que pagársele lo que genera su terreno. Julio no acepta esta propuesta, y por el contrario alega que todo el dinero recibido es a él a quien le corresponde. En el peor de los casos, agrega, las pérdidas y ganancias se deben repartir por partes iguales entre ellos, lo que implica que del total de las sumas recibidas solo se debe descontar lo necesario para el mantenimiento de las barcazas y el personal, y el excedente distribuirse en partes iguales entre los dos. Aurelio solicita también la devolución de los 1.000 sólidos que le prestó a Julio. Este reconoce que él los tomó de los valores pagados por los arquitectos. Exige Aurelio que esta suma de dinero se le pague junto con intereses a la tasa del 8% anual. Julio manifiesta que no tiene que cancelar nada, pero que, si tuviese que hacerlo, solo serían 950, y en ningún caso intereses. Adicionalmente afirma Julio que nada debe, puesto que Aurelio tiene que restituirle todo el dinero que gastó en la manutención de Cayo (2.500 sólidos), lo que este no acepta, puesto que estima que los gastos fueron excesivos, y considera que solo debería asumir el 20% de dicha suma, y demuestra que con ese valor habría podido sobrevivir su hijo sin inconveniente alguno. Finalmente, basándose en la procuratio in rem suam, Aurelio manifiesta que Julio debe pagar la indemnización de perjuicios por la destrucción de la pared de la casa alquilada por Pietro a Cornelio (180 sólidos). A su vez Julio alega que es Aurelio quien le debe 10 esclavos, o el anillo, o 300 sólidos (el valor de los 10 esclavos es de 280 sólidos y el del anillo de 290 sólidos), por haber comprado a Pietro cuando era un esclavo y, posteriormente, manumitirlo.