COMENTARIO DE TEXTOS LITERARIOS Consideraciones generales En todo comentario de textos literarios debemos demostrar que comprendemos y sabemos explicar qué expresa el texto y cómo lo hace, es decir, entender el sentido de la obra y analizar los medios de que se vale el autor para comunicar dicho sentido. El comentario debe perseguir dos objetivos fundamentales : la precisión y la unidad. En cuanto al primero, se alcanzará si sabemos centrarnos en nuestro material de trabajo, el texto en sí, y no en aspectos más o menos ajenos a él ( aspectos no pertinentes de la biografía del autor, consideraciones generales sobre historia cultural y social... ) En cuanto al segundo, se conseguirá evitando la dispersión y fragmentación; el sentido de un texto se organiza en torno a una idea central ( el tema ) que será el núcleo alrededor del cual organizaremos nuestro comentario. Errores que deben evitarse No debemos parafrasear el texto, es decir, contar de nuevo, pero con otras palabras, lo que el texto dice. La paráfrasis es un ejercicio superficial que no ayuda a la comprensión del texto. No hay que perderse en divagaciones innecesarias sobre aspectos ajenos al texto, tan sólo abordaremos aquellos datos que sean de interés en relación con la comprensión y el análisis de nuestro objeto de estudio. No debemos destacar los temas, motivos, ideas principales o tópicos literarios sin mencionar la forma en que éstos son expresados. Recuerda que forma y contenido van de la mano. Tampoco se debe caer en lo contrario, una lista o inventario inconexo de recursos artísticos que aparecen en el texto, sin analizar la función que desempeñan y qué significado aportan. Aspectos formales • Se respetarán unos márgenes apropiados que realzarán su presentación. • Los párrafos deberán estar claramente separados entre sí. • Los títulos de las obras estarán subrayados; los títulos de cuentos, capítulos o poemas se escribirán entre comillas. • Cuando se hace referencia a una opinión ajena se deberá hacer constar la fuente de donde se toma, y si se cita una frase o verso ésta deberá ir entrecomillada. ETAPAS DEL COMENTARIO 1. Preliminares Aunque parezca obvio, en primer lugar leeremos detenida y repetidamente si es necesario el texto que debemos comentar. Buscaremos también el significado de las palabras que no entendamos. Un recurso muy útil es numerar las líneas del texto; esto permite hacer referencias rápidas a la hora de escribir. Podemos marcar el texto con signos ( asteriscos, subrayados, comillas...) para identificar y agrupar luego rápidamente temas o recursos expresivos. También conviene hacer anotaciones entre líneas o en los márgenes para recoger ideas que se nos ocurran al hilo de la lectura y que se puedan incorporar en el redactado posterior. Todo ello sirve de ayuda, de preparación antes de empezar a escribir nuestro comentario de texto. 2. Introducción En este primer apartado del comentario se deben incluir breves datos acerca del autor, título de la obra, género al que pertenece, localización del autor en una etapa o movimiento literario al que se le asocia. Debemos señalar sólo aquellos datos que sean de interés para las posteriores fases del comentario, desecharemos aquellos que sean irrelevantes. Hay que evitar larguísimas introducciones en las que se pretenda demostrar todo lo que se sabe del autor, época u obra. Un consejo ( y no sólo aplicable a este apartado sino a todos ) : antes de arriesgarse a cometer un error, mejor callarse. Si se dice sólo aquello que se conoce y no se arriesga uno en terrenos inseguros, se apreciarán mejor los aciertos que las lagunas. Es preferible pocos conocimientos, pero bien expresados y organizados, que muchas ideas entre las que se hallen errores graves que empañen el resultado final. 3. Tema Cuando hablamos de “ tema ” nos referimos a la idea central en torno a la cual se desarrolla y se organiza el significado de un texto. En ocasiones deberemos admitir la existencia de dos o más elementos temáticos íntimamente relacionados; en otras, el tema estará relacionado más con una actitud o intención del autor que con una idea o contenido conceptual. El tema debe expresarse en un enunciado claro y sintético. Debemos huir de las frases telegráficas o de las ideas demasiado generales. Decir, por ejemplo, que el tema de un poema es el amor tiene muy escaso mérito, porque ello no distingue el texto de otros tantos miles de la misma temática. Se hace indispensable precisar más, por ejemplo, “ el tema de este poema es el amor atormentado del poeta, incapaz de decidir si merece la pena seguir amando sin esperanza o renunciar a la mujer deseada ”. En este apartado no está de más adelantar alguna reflexión personal acerca del tema central que valore la originalidad o trascendencia de dicha idea o intención del autor. 4. Estructura del texto En este apartado debemos determinar cuáles son las partes del texto y la relación que existe entre ellas. Deberemos tener en cuenta algunos aspectos. En primer lugar, procuraremos ajustarnos cuanto más mejor al texto, justificando la validez de la estructura señalada. Pondremos de relieve la relación que existe entre ellas, no se trata de descuartizar arbitrariamente el texto, sino de revelar cómo están organizadas las ideas, conceptos y/o emociones. En segundo lugar, hay que señalar que cada texto tiene su estructura particular, por lo que resultará estéril empeñarse en aplicar sistemáticamente una única fórmula, tal que presentación-nudo-desenlace. No debemos obsesionarnos con la división en partes, a veces el texto es muy corto y se hace imposible determinar partes significativas. Si no se ve una estructura clara, no debemos forzarla. Tampoco debemos caer en la multiplicidad, es decir, dividir por ejemplo un poema de diez estrofas en diez partes. Las unidades de sentido no suelen ser muchas, y a menudo responden a criterios lógicos. Hechas tales consideraciones, podemos distinguir dos tipos de estructuras : 1) Estructura externa : la forman aquellas partes visibles y objetivas ( párrafos en un texto narrativo, estrofas en un poema ). 2) Estructura interna : existen también partes en relación con el sentido del texto. Esto corresponde al desarrollo o distribución del contenido en distintos subtemas o ideas secundarias. Podemos encontrar cierto grado de correspondencia entre la estructura externa e interna, pero esto no quiere decir que exista una igualdad absoluta : es posible que una idea se exprese en varios párrafos o estrofas, y también que en una sola unidad externa existan diversas ideas que debamos distinguir. Lo importante es que dejemos claro cuál es el propósito o efecto que persigue el autor al establecer una estructura de terminada. 5. Análisis formal Este será el espacio que se dedicará a analizar lo que el texto dice y cómo lo dice. Atenderemos a dos principios: 1) Relacionaremos forma y contenido, señalando su significado y el efecto estético que produce. Ante un rasgo de estilo debemos preguntarnos por qué el autor se expresa de ese modo, de esta manera interpretaremos y valoraremos su uso. 2) Seleccionaremos los aspectos más destacados, dedicándoles una atención preferente. No todos los elementos del texto tienen la misma importancia, además debemos contar con las limitaciones de espacio y tiempo. En primer lugar, señalaremos el número de sílabas de los versos; no es necesario señalar las licencias métricas ( sinalefa, hiato, diéresis, sinéresis...). Si los versos tienen cesura y hemistiquios sí se mencionará. Anotaremos de manera sucinta el esquema de la rima ( minúscula si es arte menor, mayúscula si es arte mayor ), si es asonante o consonante, también el tipo de estrofa o poema. En segundo lugar, deberemos prestar atención al uso de ciertas categorías gramaticales. El tipo de sustantivos puede ser significativo; por ejemplo, en un poema de tono reflexivo pueden aparecer sustantivos abstractos, o si se trata de otro más descriptivo encontraremos sustantivos concretos. Los adjetivos también son importantes; valoraremos su abundancia o escasez, su posición respecto al sustantivo, o la capacidad de sugestión y connotación en relación con el tema del poema. El uso de pronombres también deberá llamar nuestra atención. Y por último, los verbos. Deberemos atender al tiempo y al modo, si hay alternancias, si se utiliza la voz pasiva... A continuación analizaremos las diferentes figuras retóricas. Existen varios procedimientos en la realización del análisis formal, pero el que resulta más práctico cuando disponemos de un tiempo limitado es el análisis verso a verso. Existe un gran número de fenómenos retóricos, pero no hay que obsesionarse : no siempre aparecen todos y los más habituales se reducen a un número accesible. Estudiaremos tan sólo aquellas figuras que aparecen en el anexo de nuestro libro de texto e iremos añadiendo si es necesario. 6. Conclusiones Esta última etapa del comentario se dedicará a una rápida y concisa síntesis y valoración de los aspectos que hemos ido destacando a lo largo del análisis. Lo podemos dividir en tres apartados: • Síntesis : no se trata de hacer un resumen, sino que, partiendo del tema, pondremos de relieve lo que nos ha enseñado el texto sobre el autor y su estilo. • Alcance del texto : podemos reflexionar sobre el papel que representa el texto en relación con el autor y con el momento literario e histórico en que se inserta. Esta reflexión se puede acercar a nuestro tiempo, su vigencia y actualidad. • Valoración personal : no se limitará a opiniones superficiales o banales, debe responder a una actitud meditada y profunda. Esto no excluye la manifestación libre de los gustos y preferencias, ni tampoco la constatación de la proximidad o lejanía del tema del texto respecto a las propias preocupaciones y experiencias vitales. En cualquier caso, se valorará la profundidad, reflexión y el fundamento de cuanto se exprese.