Imagen de Europa en México Siglos XVI-XX La presencia europea en México fue latente desde la época virreinal, pero los habitantes de la Nueva España veían con gran desconfianza a los europeos no españoles: consideraban piratas a los ingleses, herejes a los franceses y judíos a los portugueses. A finales del siglo XVIII comenzó a generarse una nueva relación entre españoles y americanos, ya que los criollos novohispanos empezaron a considerarse a sí mismos y a su patria como iguales a los europeos. Para el siglo XIX, la frase de Fernández de Lizardi, "La América es mayor de edad y quiere ser libre", alude a la igualdad entre ambos continentes. Consumada la Independencia, se pretendió crear una nueva forma de relación entre los hombres: sería el mérito y la virtud lo que los distinguiría, y no su origen. El nacimiento de un nuevo país independiente planteó varias interrogantes sobre la clase de organización política y el modelo que debería adoptarse. El modelo republicano estadounidense atrajo la atención de los forjadores de nuestro Estado nacional, en un intento de olvidar las Estados monarquías existentes en el viejo continente. La inestabilidad política de México durante el siglo XIX le impidió consolidar su forma de gobierno, mientras que las constantes invasiones extranjeras hicieron pensar a algunos mexicanos en un proyecto europeo de país como único medio capaz de evitar la anarquía. Durante el régimen porfirista, el deseo de llevar México a la modernidad fomentó una imitación de la vida europea, en particular la francesa. Esto se reflejó principalmente en la arquitectura de la época, como puede apreciarse en la construcción del Palacio de Comunicaciones, el Palacio de Bellas Artes y el Palacio de Lecumberri, entre otros. La Revolución fue un paréntesis durante el cual permanecimos ajenos a los acontecimientos europeos. Al reinstaurarse la paz, el país dedicó nuevamente sus pensamientos a este continente, para condenar las manifestaciones del fascismo y la Segunda Guerra Mundial. Nuestro país abrió sus puertas a las víctimas del totalitarismo, y casi un siglo después de la ley de expulsión de los españoles, recibió en su territorio a un importante grupo de exiliados españoles que enriquecieron la vida económica y cultural de México.