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hñ ESeUELH MODERNH
RÍ?1STA PEDAGÓGICA í ADMINISTEATIÍA DE PRIMERA ENSEÑANZA
Año
XX.
11
JUNIO DE
1910.
i I N." 226
de la
oo!"
ALMA INFANTIL
(Notas de una Colonia escolar.) (1)
V
¡Qué lástima que hoy sea yo el encargado de escribir el
diario de la Colonia! Soy el más torpe para los trabajos de
redacción; cuando tengo que reflejar mis emociones, no hallo
palabras para expresarlas.
En cambio, ¡si yo pudiera pintar, si yo dispusiera de pinceles y colores, creo que sabría traducii' todo lo que siento,
todo lo que me conmueve y exalta!
Ahora mismo tengo que reflejar aquí la emoción más
intensa que he sentido desde que formo parte de la Colonia,
y eso que mis impresiones son tan múltiples; pues ¿cómo no
asomurarse y entusiasmarse de todo un pobre hospiciano
cuya infancia se ha deslizado en un inmenso asilo entre millares de compañeros de infortunio, indiferente á todo, á todo
menos á mi venerado maestro, el único que me trataba de
igual á igual, el que enalteció mi espíritu y despertó mi dignidad, que se sublevaba desde entonces ante el menosprecio
y la dureza de los funcionarios del hospicio? Sí: un ser Im(1)
Véase el cuaderno del mes de mayo.
TOMO X X X I I . — N Ü M . 6.°
26
402
LA ESCUELA MODEBNA
milde é ignorante como yo tiene que experimentar más emociones que nadie. Á veces, una mirada del director ó la sonrisa bondadosa de la señorita Casilda me enternecen hasta
hacer que mis ojos se humedezcan. Comprendo que me
aman especialmente, porque reconocen mi desgracia; mis
compañeros son humildes, pero yo soy el más pobre de todos;
muchos son desgraciados, pero yo lo soy más; algunos son
huérfanos, pero yo... ¡lo he sido siempre!...: nunca tuve que
aprender á decir ¡madre!
El mar me ha producido la emoción más intensa de mi
vida; al contemplar su grandeza sentí un estremecimiento, y
casi temblé... no de temor, como algunos pequeños de la
Colonia, sino de anonadamieiito, de asombro. Muchos lanzaron gritos de entusiasmo cuando vieron las olas que avanzaban enci'Bspadas, amenazadoras, pero que se deshacían
en espuma sobre la arena de la playa; yo no podía hablar:
un mundo de color se agolpaba ante mis ojos.
Apoyado en una enorme roca, que la marea batía pujante, soñé, soñé un instante poder trasladar el amplio y
majestuoso panorama á un lienzo, y estudiaba los tonos de
un verde profundo de las olas, que se arrollaban unas sobre
otras; las vibraciones de la luz, que palpitaban en el paisaje
marítimo; la azulada transparencia del cielo sin nubes; las
barcas pescadoras, cuyas velas parecían aletear á lo lejos
cual aves marinas.
¡Qué inmenso y admirable! Todo resultaba mezquino
ante tan sublime grandiosidad: pequeños los hombres, pequeñas las rocas, comparados con aquella movible inmensidad que se agitaba con sacudimientos de una vida intensa,
misteriosa.
Y enardecido por una emoción indefinible, bendije la
vida, bendije al Creador y comprendí que me hallaba ante
uno de los espectáculos más portentosos de la Naturaleza.
¡Cuánto envidié á los grandes poetas, á los artistas que
hubieran sabido transmitir á los demás la abrumadora impresión que me embargaba por completo!
AT.MA INFANTIL
403
Por eso, ya que no puedo expresarla dignamente, co[)hir6
los versos del insigne Núñez de Arce, que el director recitó
con i'econcentrado entusiasmo; copiaré el hermoso pi'incipio
de La pesca, en que parecen fotogi-aliados este encantador
puertecito, la ingente majestad del oleaje y los inefables sentimientos que produce en el alma la contemplación del mar:
«LA PESOA
¡Cuántas veces sent;ido en tu ribera,
¡óh m a r l , como si oyera,
la a b r u m a d o r a voz del iníinito,
ha despertado en la conciencia mía
lionda melancolía
tu a t r o n a d o r , tu interminable grito!
Todo ernnudece y cao en el m i s t e r i o :
el poderoso imperio
que la tierra asoló con sus batallas;
hasta los dioses, que de polo á polo
temidos son; tú solo
sientes rodar los siglos y no callas.
No callas; y hasta el alto firmamento
sube tu ronco a(.-ento;
y, cuando recogiéndote en ti mismo,
r u g e s furioso, en tus e n t r a ñ a s lat(!
el h o r r o r del combate,
que e m p e ñ a el h u r a c á n con el abismo.
Sólo alcanza poder tan soberano
el p e n s a m i e n t o h u m a n o ,
como tú, g r a n d e ; como tú, profundo,
que, alzando sin cesar su voz de trueno.
forja en su a r d i e n t e seno
las glorias y catástrofes del mundo.
¡Ay, si decir pudieras c u a n t o sabesl
¿Qué hiciste de las naves
con que surcó tu injnensidad la a(;iaga
y trágica ambición? ¿Adonde han ido'í
Como el mortal olvido,
tu obscuro fondo hasta el recuerdo traga.
iOl
LA ESCUELA MODERNA
Todo perece en ti sin dejar huella:
el barco que so estrella
contra el peñón, la a r m a d a que devoras;
los continentes que iracundo invades,
las sordas tempestades
que avanzan en t u s olas bramadoras.
La tierra, en cuyo seno to reclinas,
m a n t i e n e en pie las ruinas
que las ciegas catástrofes dejaron.
T ú , con desdén soberbio, las rechazas;
por ti pueblos y razas
como s o m b r a s efímeras pasaron.
líl furor de los tiempos, que venciste.
sólo tu voz resisto:
tu acento fué, como clamor de guerra,
el que la h u m a n i d a d oyó pii'imero,
¡ayl, y será el postrero
que en su agonía escuchar-á la, tierra.
l ' e r o m á s , muclio m á s que cuando inmolas
y abismas en tus olas
la insolencia del fuerte á quien humillas,
mi espíritu conturbas y enajenas
con las tristes escenas
(pie esparcen el terr'or en tus orillas.
No lejos de un peñón agrio y salvaje
que con recio oleaje
el Cantábrico m a r bate y socava,
al través de los árboles blanquea
casi ignorada aldea
sobre la costa inabordable y lirava.
Mirando al mar, de frente al océano,
que sacudiendo en vano
la roca, estéril sin cesar se agita,
el horizonte corta, y se alza enhiesta
sobre la calva cresta
del picacho granítico una eruiiía.
¡Con qué placer la gente pescadora,
que al de.spuntar la a u r o r a
por e n t r e escollos á la m a r se lanza,
ALMA INFANTIL
del sol poniente al último vislumbre
ve lucir en la cumbre
aquel faro de amor y do esperanza!
Cuando, salvo do innúmeros azares,
torna á los patrios lares
e! marinero audaz, ¡con que alo;j;ria,
con qué ferviente fe, descalzo y roto,
corre á colgai' su voto
en aquel pobre templo de María!
¡María, que del piélago y ile! alma
las ten!postados calma,
que recoge en sus brazos y consuela
al náufrago del mar y de la vida!
Bálsamo á toda herida,
puerto á toda ambición, •,Ma,ris Siella!
Desde el peñón desnudo y solitario
(jue el blanco santuario
con su apacible majestad abruma,
contempla por doquiera la mirada
la costa acantilada
donde se estrella con fragor la espuma.
Y al dilatarse por el mar, divisa
en la linea indecisa
do se juntan las nubes y las olas,
raudo vapoi', que con la crin al viento,
acelera el momento
de arribar á las costas españolas.
Luego, á medida que la luz desmaya,
con rumbo hacia la playa,
cuyos contornos borra la nobliiia,
se ven llegar las pescadoras naves
como tímidas aves,
que al nido vuelven cuando el sol declina.
El faro, al descender la noche obscura,
en la empinada altura
de negro promontorio centellea,
y su destello interminable oscila
cual la roja pupila
de un titán, que en las sombras parpadea.
406
406
LA ESCUELA MODEBNA
Están desde la cúspide del monte
el mar y el horizonte
á la absorta mirada siempre abiertos;
y al otro lado, en la vertiente opuesta
de la escarpada cuesta,
reclinado el lugar entro sus huertos.
Silvestres liayas y robustos pinos
de los cerros vecinos
orlan y ciñen la brumosa frente,
por cuyas quiebras rueda, y se desata
como liquida plata
el sonoro raudal de alguna fuente.
Y allí, donde de pronto so despliega
la pintoresca vega,
siguiendo los contornos desiguales
do la verde montaña. re.sguardado
por el peñón tajado
de recios y furiosos vendavales;
bajo el amparo de la, iglesia santa
.sobre la cual levanta
sencilla cruz sus brazos redentores,
sin que la sed de la ambición le aflija,
humilde se cobija
aquel pueblo de honrados pescadores.»
VI
llMcemos una vida en la Colonia que á un tiempo mism(» nos deleita y fortalece. Madrugamos mucho porque las
mañanas son muy hermosas, y después de un lavatorio escrupuloso, salimos al campo á correr, á jugar, y si queremos cantar, cantamos, y si queremos reir, reimos, y también rezamos y nos hablan de Dios ante las maravillas que
ha creado, ó entonamos á coro plegarias dulcísimas que nos
han enseilado á corear.
Nos desayunamos con indecible apetito, y ¡tomamos una
leche más rica y una manteca más deliciosa! Las maestras
V las niñas se dedican á los quehaceres de la casa, y nosotros aprendemos á manejar barómetros y termómetros, co-
ALMA INFANTIL
407
leccionamos los minerales y vegetales recogidos en las excursiones, hasta que llega el dichoso momento de coi'rer á la
playa. ¡Lo que allí disfrutamos! Jugamos con la arena, buscamos conchas, cogemos mariscos, esperamos á las olas, ó
mejor dicho, las olas nos alcanzan y chapotean nuestras
piernas desnudas, y por tin nos bañamos. Al principio teníamos miedo; otros, que no se habían bañado nunca ni aun
en un barreño, tiritaban de frío y creían que se ponían malos;
pero ahora todos desearíamos que el baño durase mucho y
querríamos también aprender á nadar, como D. Alberto, el
maestro más joven, que se va hasta las rocas del faro; pero
como dicen que nos convienen para fortalecernos los baños
cortos, salimos muy pronto del agua.
Y ¡qué hambre sentimos! Así que volvemos pronto á casita, donde nos espera una mesa muy limpia, y comemos
un cocido muy rico, carne asada y frutas. Los más delicados beben leche en vez de agua y toman además huevos
crudos; pero nadie los envidia; al contrario, ¡pobrecillos!,
bastante desgracia tienen con estar peor que nosotros...; como
la pobre Anita, una niña muy mona, la más chiquitina, á
quien todos queremos mucho,- por lo mismo que está mal
casi siempre. Ella no podía venir á las excursiones porque
se fatigaba; tenía que quedarse con D." Matilde, y nos veía
marchar con mucha tristeza; pero un día Bernardo, que es
el mayor, la cogió en brazos y echó á correr, diciendo que
él se comprometía á llevarla así cuando se cansase. Desde
«ntonces la pequeñina pasea con nosotros, y sise fatiga, nos
disputamos por llevarla sentada en nuestros brazos á la'
sillita de La reina, cosa que á ella la divierte mucho.
Después de comer salimos á los alrededores de la casa,
donde hay árboles muy frondosos y praderas muy verdes.
Jugamos todos, profesores y discípulos, y ¡parece mentira!,
pero también en esto son nuestros maestros.
Como nos vamos reponiendo con esta vida tan sana, nos
ejercitamos en juegos de fuerza y de destreza; hasta tenemos
jueces de campo, como dicen que tenían los griegos, que son
los que han sabido jugar con más arte.
408
LA ESCUELA MODEENA
¡Qué encantados estábamos un día que el director, al ver
lo mal que jugábamos, nos describió los juegos olímpicos,
los juegos nacionales de Grecia! ¡Qué precioso! Nos contó
que antes de empezar los juegos, recorrían todo el país heraldos coronados de flores anunciando su celebración y ordenando que terminasen las luchas entre los pueblos hermanos. Después nos relirió cómo acudían de todos los pequeños
E'stados griegos y hasta de las más lejanas colonias, mercaderes, navegantes, guerrei'os, filósofos y artistas; cómo la'
multitud llenaba el estadio de Olimpia, que era su inmenso
campo de juego, y cómo admiraba la muchedumbre entusiasmada la fuerza de los atletas, la agilidad de los saltadores, la desti'eza de los discóbolos... Mas como no nos formábamos idea exacta de estos juegos, nos enseñó una hermosa
colección de postales que reproducen las estatuas de los museos más célebres, y allí admiramos á los vencedores de los
juegos olímpicos, inmortalizados por escultores griegos tan
admirables cual Mirón, Fidias, Lisipo.
Le escuchábamos con el rostro encendido, los ojos brillantes, deseando haber sido uno de aquellos muchos griegos llamados efebos, que se adiestraban para correr á disputar niás tarde la rama de olivo sagrado, único premio con<;cdido al vencedor.
Pero en cambio, ¡qué de honores!; al regresar triunfantes
á su país derribaban un trozo de muralla para que pasase el
carro del triunfador olímpico; había padres que enloquecían
de alegría, y durante cuatro años llevaba la olimpiada el
nombre del vencedor.
¡Qué orgulloso estaría yo si por haber triunfado como
triunfé el otro día, al volver á Madrid me tributasen tales
honores, y durante cuatro años, en vez de fechar mil novecientos... tantos, pusiera todo el mundo olimpíada de Pedrin
ó del Pardiyo, quo es el mote con que me conocen en mi
calle.
Después de jugar un poco, cogemos las meriendas y nos
vamos al monte, ó al valle, ó á la costa. Ya hemos ido á ver
el faro y á la ermita de la Virgen del Mar, llena de ofrendas
ALMA INFANTIL
409
de los pobres marineros que se han salvado de grandes peligros en las borrascas; casi al lado está el cementerio, pero
no entramos en él, y la señorita Casilda, nmy conmovida,
dijo á los curiosos que insistían en visitarlo que Dios quiera
que no lleguemos á verlo nunca.
En todas las excursiones aprendemos sin fatiga inliiiidad
de cosas; estamos comenzando á herborizar; yo muestro
tanta alición, <}ue el director lue conCia la caja de Linneo,
donde guardamos las plantas después de discutir entre nosotros si son criptógamas ójanerógamas: en Un, hablando <MI
castellano, si producen flores ó no.
A mi, con esta alición que me ha salido aiiora por la Botánica y además por llevar la caja de tiatura,lista, me llaman
Linneo, y á veces no sé si preferiría ser este sabio botánico,
que ya debe el pobrecillo estar hecho una momia, pues hace
nmcho que nmrió, ó ser uno de aquellos hermosos luchadores griegos, que eran, según se ve poi- las estatuas, unos
guapos chicos.
En estas excursiones gozamos lo indecible; no vamos en
formación como esos colegiales aburridos que veo yo con
caras rrmstias pasear por Madrid; triscamos como cabras;
preguntamos cuanto despierta imesti'a curiosidad; gritamos
y reimos, y todos rivalizamos en alegría y franqueza.
Al volver cenamos con un apetito devorador, y después
de dar gracias á Dios, que nos proporciona tan puras emociones, caemos en un sueño tan profundo que, al despertar,
parece que, como las durmientes de los cuentos de hadas,
hace cien años que dormimos.
M. Y C.
(Continuat-a.J
S.
FUENTES.
LA ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA EN LAS ESCUELAS NORMALES
(Bases para el desenuolBimiento del programa.) "
Base IV. — Conviene aligerarla asignatura, quitándole cuantos asuntos hayan de ser también tratados en otras, dentro del
plan de estudios vigente en las Escuelas Normales.
Aunque persuadido de que la repetición es el alma de la instrucción, como reza un aforismo pedagógico, la creo contraproducente si se refiere á temas que deben ser enseñados por diversidad de profesores y, probablemente, con distinto criterio. Motivan confusión y ocasionan pérdidas de tiempo: ambas cosas pueden evitarse^0í¿«%<¿0 la asignatura.
Se estudian, por ejemplo, las razas humanas en la asignatura
de Historia Natural; la Meteorología, en la de Física; las formas
de gobierno, en el Derecho usual; las religiones, en clase de
Doctrina Cristiana é Historia Sagrada...; pues quitemos estos
temas y otros que se hallen en el mismo caso, del programa de
Geografía.
Sería inoportuno aplicar tal criterio en la escuela primaria,
donde el maestro es único; pero en la Normal ofrece muchas ventajas, tan evidentes, que juzgo ocioso detenerme á puntualizarlas más.
*
* *
- Base V. — Tiene la Topografía superior importancia á las
demás partes de la Geografía, y para enseñarla deberá seguirse
una marcha inspirada en la manera como todos adquieren espontáneamente los conocimientos de esta ciencia, ó sea, comenzando
por la localidad y acrecentándolos gradualmente hasta la concepción total del Globo, para volver de nuevo, y cada vez coa
mayores detalles, á descender hasta el punto de partida.
(I)
Véase el número anterior.
ENSEÑANZA DE LA GEUGKAí'ÍA
411
Y si en nuestra mano estuviera — diríamos, continuando
aún el asunto de la base anterior —, habíamos de retornar la
Geografía alo que tan claramente expresa su significado etimológico, «descripción de la Tierra» con todos sus accidentes,
dejando los conocimientos de la llamada Política y Astronómica
para otras ciencias; pero ya que eso no nos sea dable, dedicaremos á la Topografía la mejor y más extensa parte del programa,
por considerarla como la hija predilecta de la Geografía.
Ahora bien: ¿qué marcha convendrá seguir en su estudio":*;
¿deberá partirse del conocimiento total ó de conjunto, del mundo (planisferio), yendo de etapa en etapa á describir cada una de
los cinco partes, las naciones que las forman y las ciudades más
importantes de cada nación, para terminar en la comarca y el
pueblo donde nos hallemos?; ó ¿será más práctico adoptar el
orden opuesto, el que parte de la localidad y concluye en el mapamundi?
Nada más propio para resolver tal cuestión que interrogar á
la experiencia, cuando hemos mostrado antes nuestra fe, nuestra plena confianza y el más sincero entusiasmo en el método
experimental.
Él nos dice — como muy elocuentemente afirma un ilustre
geógrafo (1) — que el hombre anhela conocer, desde que da el
primer paso en el camino de la vida, adonde va y por dónde va;
que manifiesta, aun sin tener conciencia de ello, la necesidad de
saber geografía topográfica, la cual aprende sin libro y sin
maestro.
Cuando la madre posa al pequeñuelo sobre el suelo y le suelta
por vez primera, busca el niño instintivamente el mueble en el
que, agarrándose, terminará su corta carrera. Algún tiempo más
tarde, ya en la calle, será la casa vecina, la puerta de la iglesia ó
la plaza próxima el limite de su excursión, llegando á conocer
así, poco á poco, la topografía local.
Apto ya el pequeñuelo para desempeñar algunos encargos,
será enviado por sus padres al prado, á la huerta, al molino ó al
pueblecillo próximo, aprendiendo completamente la topografía
del término municipal.
Años después visitará en romería la ermita ó santuario de la
(l) Don Luis García Martin, en su Memoria sobre los Mt^dioí! de propagar
cfítudio de la Geografía en Expaña.
412
LA ESCUELA MODEBNA
vecina cumbre, concurrirá á la feria de tal ó cual pueblo más ó
menos distanciado del suyo, llevará los productos del trabajo paterno á la cabeza del distrito, ó irá á pag-ar la contribución en la
capital de la provincia, enorgulleciéndose de la extensión de sus
conocimientos topográficos que le permitirán señalar, en ocasiones, el camino más breve para dirigirse á un punto, el mejor
vado para atravesar el río, ó la fuente de agua más fresca y pura
donde saciar la sed.
Á los veintiún años vendrá la quinta, motivando, probablemente, viajes más exteosos que alcanzarán á toda la Península
y quizá fuera de ella, ufanándose después en relatarlos á sus convecinos.
Así aprenden Geografía el pastorcillo y el labriego, sin otra
ayuda, generalmente, que la de su propia experiencia. ¿Por qué
no imitar en la escuela esa misma marcha, comenzando por el
plano de la sala de clases, siguiendo con el del edificio escolar
entero, la manzana de casas donde éste se encuentra, la población con sus calles más importantes, sus alrededores hasta los
límites del término municipal, para remontarse al partido, la
provincia y la nación, y á medida que se asciende, siendo más
sobrio en detalles, porque importa mucho que el alumno en
cuanto antes llegue á la concepción total de la Tierra, de su
figura y dimensiones para descender á seguida al conocimiento
de las llamadas partes del Mundo con sus diversas nacionalidades, Europa con las poblaciones importantes de su actual división política, España con todas sus provincias; deteniéndose
ahora en aquella á que pertenece el pueblo de la escuela, sus partidos judiciales y en particular el suyo, concluyendo allí mismo
donde se comenzó, esto es, en la población que sirve de residencia al alumno.
Esto será armonizar la inducción con la deducción, combinando ambas, tomando la primera como punto de partida del
método empleado, y aplicando la segunda en el resto de él; en
una palabra, el método analitico-sintético, el método único, como
lo proclama la Pedagogía moderna, del cual no son sino aplicaciones los llamados métodos particulares.
** *
Base y / . —Hay que hacer patria.
Tentados estamos de no glosar esta base, la cual, aunque sea
ENSEÑANZA DE LA «BOGHAFÍA
413
la última que expondremos, no cede en importancia á ninguna
de las otras.
¿Habrá materia que más directamente se relacione con el desarrollo del sentimiento patrio que la Geografía? Y cuenta que su
enseñanza va en las Normales unida á la de la Historia en todos
los cursos.
No puede amarse bien lo que se desconoce : por eso al dar
idea, lo más exacta posible, de lo que es la Tierra y de los grandes heclios de la Humanidad, sembraremos el amor que todos los
hombres nos debemos; pero al describir nuestra tierra nativa y
al relatar les hechos realizados por sus moradores, siendo sinceros, no exagerando en ningún sentido las condiciones de'^su
suelo, ni ofreciendo la Historia bajo un aspecto parcial, haremos
vibrar fácilmente las fibras de ese sentimiento grande y hermoso
que nos hace más hermanos entre si que con los demás hombres, al reconocer una madre común, amparadora de todos : la
patria.
Las circunstancias de la época presente —y no nos referimos
sólo á España—reclaman se tenga muy en cuenta el interés que
ofrece fecundar, desarrollar y aumentar el amor patrio, mediante
una educación nacional bien dirigida. Esto constituye para nosotros á manera de una verdad axiomática, y los axiomas no se
demuestran.
Tales fueron las bases en que inspiré, como al principio dije,
los programas de Geografía é Historia para el curso de 1908-909,
y, deseoso de hallar en la Superioridad una rectificación ó una
aprobación de ellas, las incluí en la Memoria técnica del período
de vacaciones de 1908; pero la edición, siempre corta, que délos
programas hago está agotada, y aun ignoro el juicio que la tal
Memoria haya podido merecer, lo cual lamento porque me h u biera alentado ó advertido en mi futura labor de maestro.
A L K - J A N I I U O DI! T i DULA.
(I)L' ía Norni;:l íJ<> í^.arceloTin.)
Mayo lio i910.
LUIS VIVES, PEDAGOGO
(1)
Señores: Un requerimiento de cariñosa amistad, optimista ai
apreciar cualidades del amigo, me trae á este sitio en donde se
congreg-an para hablar y oir los gig-antes de la mentalidad.
Desairar al que bien me juzg-ó parecióme descortesía, y tal
vez la aceptación entrañe atrevimiento.
Buscándome disculpa y tranquilidad, pienso en que á veces
gustan los contrastes y en que en una sesión dedicada á Luis
Vives, que con tan buen sentido se ocupó de la educación de la
mujer, no será una nota discordante, sino agradable y simpática, el que se presente una valenciana en representación de todas
sus paisanas á testimoniar públicamente que también la mujer
profesa el culto de los grandes hombres.
Los organizadores de este homenaje rendido al gran valenciano Luis Vives realizan una obra á la vez educativa y patriótica, entendiendo que esta tendencia admiradora eleva y ennoblece, apartando el ánimo de las pequeneces y vulgaridades que
tejen la existencia.
Los grandes hombres son los representantes más perfectos
de la Humanidad, de la que son mero bosquejo los pequeños, y
esto explica por qué todos los sentimientos y aspiraciones que
en la multitud no llegan á precisarse claramente, las formule
el genio, hablando y sintiendo por la colectividad, que aplaude
las ideas y sentimientos que no supo expresar.
(l) La más soléame de las sesiones del Congreso p a r a el Progreso de las Ciencias celebrado en Valencia d u r a n t e el pasado raes, fué la dedicada al filósofo Luis
Vives, gloria de la Universidad v a l e n t i n a . Presidida por el ilustre hombre público
1). Segismundo Moret, t o m a r o n p a r t e en elia los doctores Simarro, A l t a m i r a ,
Bonilla y Garáw, estudiando la personalidad de Luis Vives como psicólogo, historiador, literato y desde otros puntos de vista. La sabia profesora de esta Escuela
Normal, D." Maria Carbonell, esbozó la figura pedagógica del g r a n valenciano
con el presente trabajo, que fué interrumpido varias veces por los aplausos de la
docta concurrencia, siendo al final objeto de u n a verdadera ovación.—(N. dnj C.)
LUIS VIVES, PEDAGOGO
415
Los grandes de la inteligencia hablan, sienten y definen por
todos, dando forma á esas mil vaguedades que entre nosotros no
aciertan á salir del caos.
Por eso las sociedades modernas, penetrándose del benéfico
inñujo que los grande hombres ejercen, tratan de acentuarlo,
familiarizando hasta entre el vulgo sus nombres y su recuerdo,
y esto es hacer patria.
Las plazas ostentan estatuas; los edificios públicos llevan
como artístico remate el busto ó figura de algún genio; las casas
de educación son conocidas con el nombre de algún pedagogo,
artista ó bienhechor de la Humanidad.
Y siguiendo esa tendencia educadora, nos congregamos hoy
aquí para honrar al gran maestro Luis Vives.
Desde-este aspecto (como maestro) le consideraré, haciendo
unas brevísimas indicaciones que sirvan de recuerdo, pues sería
ofender á este ilustradísimo concurso el pretender que sirvieran
de enseñanza.
Si es maestro el que desarraiga el error, cuando existe, y enseña la verdad, nadie con más razón que este ilustre valenciano
puede llevar este titulo, pues su primera obra fué negativa y
destructora, como de agricultor que arranca y tala en el terreno
que piensa convertir en jardín ameno, ostentador de abundante
y riquísima ñora.
Arremetió este sabio contra la turbamulta de maestros que
usaban una retórica bárbara y una dialéctica vacía, detritus que
dejó en las mentes y en las escuelas el escolasticismo de la Edad
Media.
Su apostolado filosófico-pedagógico puede resumirse en este
pensamiento: arrasar el caduco edificio científico de su época
para reconstruirlo.
Vierte á granel las ideas nuevas, de tal manera que en la
historia de la educación de los pueblos, durante la época del
Renacimiento, descuella y se destaca la gran figura del eminente
pedagogo valenciano como el más productor de innovaciones y
pensamientos originales.
Si en la vida más vale el que más y mejor cumple sus fines,
es intasable el valor del hombre que señaló la verdadera orientación pedagógica, de la cual surgió la noción de la educación
íntegra y completa del hombre y de la mujer.
Luis Vives fué el pensador ideal que concibe; los maestros
416
LA ESCUELA MODERNA
debemos ser artistas que fecundicemos con la obra práctica
aquellas concepciones. De este modo el pensamiento y el acto
hallarán el oblig-ado acuerdo, y la obra será perfecta.
Valencia, patria natural de este coloso, no lo fué en el orden
intelectual; su filiación científica hay que buscarla lejos de aqui;
pero la madre no renuncia á la g-loria y la obra del hijo que se
ausentó; la conoce, la admira y en ella se complace.
El acto que realizamos da testimonio de lo que afirmo.
Toda la Pedagog-ía moderna arranca de Luis Vives. Después
de derribar, como iconoclasta de los métodos anticuados, edifica
como arquitecto y obrero inteligente, abarcando conjunto y detalles.
Venido al mundo en una época indecisa comprendida entre
el crepúsculo del siglo xv y la aurora del Renacimiento, se declara, sin embargo, campeón decidido del progreso, sin que en
su ánimo inñuyan las alternativas y desigualdades de los tiempos de transición.
En lo que se relaciona con la educación de la primera edad,
nada olvida; desde lo más nimio á lo más elevado es objeto de
su atención.
En un tiempo en que se despreciaba el cuerpo como enemig-o
del alma, dice Luis Vives que aquél es el vaso ó estuche destinado á guardar y contener el espíritu, y que los vasos y guardajoyas se cuidan y conservan.
Toda la educación física se deriva de este pensamiento: «El
cuerpo, considerado como servidor del alma, no ha de ser en
adelante macerado ni atormentado.» Los santos del Renacimiento ya no necesitan para serlo de cilicios ni disciplinazos.
Los educadores de la época presente, de acuerdo con Luis
Vives, entendemos: que cuanto más débil es el cuerpo, más
manda é impone sus yugos al alma, y cuanto más sano, ágil y
fuerte, mejor la obedece.
«Pon la mayor atención cuando leyeres — dice el pedagogo
valenciano á los que estudian—, y no permitas á tu mente vagar
de pensamiento en pensamiento; dirige tu snergía mental al
asunto que Vas á considerar.»
«No leas nunca sin un lápiz en la mano, para anotar lo que
sea digno de ser recordado.»
«Haz extractos con frecuencia; atesora en tu mente toda
observación recomendable por su ingeniosidad, por su sabidu-
LUIS VIVES, PEDAGOGO
417
ría, por su erudición y hasta por su chiste y gracejo, para poderla usar y aplicar ventajosamente cuando la oportunidad se
ofreciere.»
«Adondequiera que te hallares, escucha atentamente lo que
se dijere. De los sabios podrás aprender cosas para tu provecho;
de los necios cómo guardarte de ellos. Adopta lo que los sabios
aprobaren; rechaza lo que celebren los necios.»
«No te quedes satisfecho con sólo entender las palabras de lo
que leyeres; procura conocer el sentido y penetrar la intención
del autor.»
«Aviva tu juicio con la constante observación de los hechos
y de las cosas, y no abjures de tu propia razón por seguir opiniones ajenas.»
¿Con qué sorpresa oirían estos y otros muchos consejos los
escolares escolásticos, memoristas rutinarios, á los que se imponían las fórmulas á machamartillo, se obligaba á estudiar
en infolios interminables y se les hacía suplir la pobreza imaginativa y razonadora con la abundancia de citas, datos y
fechas?
Afirma Luis Vives que refiriéndose al mundo sensible las
primeras nociones inteligentes que aparecen en el niño, se impone la necesidad de comenzar su, educación valiéndose de medios materiales. He aquí iniciadas nuestras lecciones de cosas.
Este principio es el que practicó y vulgarizó Pestalozzi doscientos cincuenta años más tarde con general aplauso.
Como consecuencia de estas ideas recomendaba la intuición,
la repetición, las lecciones claras, sencillas, amenas, que interesen y agraden; cortas y variadas para que no fatiguen y establezcan la conveniente alternativa en el ejercicio de todas las
fuerzas mentales.
Nada pasó inadvertido ante la clarividencia de su intelecto.
Se ocupa de las escuelas, y dice que deben ser cómodas y alegres,
que no tengan aspecto de cárcel, sino de estancia riente que
sostenga la natural alegría de la niñez.
¿Qué diría si viera nuestros locales del siglo xx?
Si Pestalozzi y Froebel fueron redentores que libraron al niño
del memorismo verbalista y demás durezas de la disciplina escolástica, justo es que consideremos á Vives como precursor.
Asombra el número de variadísimas obras que en pocos años
escribió: Gramática, Filosofía, Teología, Historia, Lingüística,
TOMO XXXII.—NÚM. 6.""
27
418
LA ESCUELA MODEHNA
Política, Psicología, todo lo abarcó su genio fecundo y universal.
Lo mismo daba reglas y detalles para desenvolver la naciente actividad del párvulo, que se ocupaba de la pacificación del
mundo. De igual manera decidía sobre moral que trataba de la
economía social; con igual facilidad ahondaba en la Psicología
que cantaba loores á la Virgen.
Porque es de notar que viviendo en una época de transición
y de lucha, y siendo un espíritu eminentemente innovador y
crítico, no vaciló nunca en su ortodoxia religiosa.
El metafísico desconfiado y receloso del magister dixit, era
fervoroso creyente y panegirista entusiasta de la Iglesia.
De entre todas sus obras, las que principalmente le destacan
como pedagogo son: Causas que han producido la decadencia
de las artes. — Del alma y la vida. — Estudios soire la niñez. —
Introducción á la saMduria. — Ejercicio de la lengua latina. —
Enseñanza de las ciencias. —Educación de la mujer cristiana.
Si, considerado en general, Vives representa en materias
pedagógicas un gran progreso con relación al tiempo en que
vivió, represéntalo en más alto grado en lo que se refiere á la
educación de la mujer.
Lo que acerca de tan importante problema pensó y dejó
escrito el insigne humanista valenciano, constituye una hermosa página del proceso de su pensamiento.
Su mérito principal estriba en abordar problema tan complejo en unos tiempos en que predominaban las más absurdas
preocupaciones. Que las mujeres ilustradas eran una verdadera
calamidad; que la cultura en la mujer es medio de perversiónp
que la mujer era la introductora del mal desde el Paraíso, y
hasta un símil medioeval compara á la mujer letrada con el
hada Melurisia empollando un huevo de víbora.
Luis Vives tuvo el verdadero concepto de lo que debe ser la
educación femenina y el valor (y hasta si se quiere atrevimiento) de abordar esta cuestión en los comienzos del siglo xvi.
Conservar á la mujer casta y pura hasta el matrimonio era,
según la opinión general, lo único que debía preocupar á las
familias.
Luis Vives sostuvo que no es la ignorancia salvaguardia de
la virtud, sino campo abonado para que toda clase de males
crezcan y arraiguen.
LUIS VIVES, PEDAGOGO
419
<vLa mujer necesita instrucciÓQ—decía—para cumplir la más
alta y augusta de las misiones: la misión de madre. La que tenga espíritu cultivad©—añadía—convertirá su casa en lugar de
ameno descanso capaz de retener á su marido.»
Para probar las ideas que sostiene, cita Vives numerosos
ejemplos. Se remonta hasta Cornelia, Porcia, Hortensia y aquellas santas mujeres de las que era San Jerónimo director: Paula,
Leta, Eustoquia y Marcela. Bajando hasta su tiempo, elogia á las
hijas de la Reina Católica de España y á las hijas de Tomás
Moro, todas ellas perfectos modelos de virtud, y con ese encanto
que presta la cultura, que da á la personalidad precio y valor, y
presenta las diferentes facetas del brillo del espíritu.
«Si es agradable — añade Vives — que la mujer se haga con
gracia su tocado y que se cuide de su atavío, ¿con qué derecho
la queremos privar de que adorne su alma'?»
El plan de educación femenina trazado por Vives es sumamente amplio y abarca el desarrollo físico, intelectual y moral,
completándose mutuamente y formando un conjunto armónico.
En lo que se refiere á la instrucción, quiere que la mujer estudie Gramática, Cálculo, Historia, Filosofía moral. Ciencias
físico-naturales, alternando estos conocimientos con los trabajos
manuales propios del sexo, y en los paseos, lectura de los clásicos, diálogos instructivos y ejercicios de composición.
¿Qué más hemos imaginado nosotros? ¿Y qué hemos realizado en este sentido después de tres siglos bien cumplidos?
No encontrando contestación satisfactoria para esta pregunta..., termino, pues si por galantería propia de la nunca desmentida caballerosidad española se me concedió este puesto de
honor en el orden de la sesión, entiendo que debo corresponder
no abusando.
Vengan después de esta insignificante hojarasca las ñores
preciadas de la ciencia, que formen el conjunto policromo de
esta hermosa sesión.
Á todas las alabanzas que á Luis Vives se tributen uno la mía,
que condenso en este grito entusiasta:
¡Loor al insigne valenciano, honra de la Pedagogía clásica
española!
MARÍ.\ CARBONKLL SÁNCHEZ.
(Profesiora numeraria de la Escuela "Normal
de Valencia.)
EL SEPULCRO DE OSIRIS
Ya hemos dicho que el culto de Osiris en Egipto fué universal, como principio que informaba la religión de los muertos.
Osiris es el muerto que se diviniza, y con arreglo á esta
creencia, evolucionan la Eeligión y el Arte. Merced á esta evolución, desaparecen las estatuas icónicas del período menfitay
aparecen las estatuas pequeñas de las tumbas de Tebas, llamadas respondientes porque eran las encargadas de responder
por el difunto siempre que la divinidad le llamase; estas imágenes representaban á Osiris y las suponían dotadas de cierta
virtud mágica que les prestaba el elemento ígneo ó inteligencia del hombre á quien servían de receptáculo ó soporte.
Osiris, en la Teogonia egipcia, era el sol poniente, el juez de
las almas, el dios de los muertos, el centro donde convergían
las plegarias y fórmulas petitorias del Ritual funerario, y encomendarse á Osiris era el acto de devoción más generalizado y
más piadoso que podía ejecutar un hijo del país del Nilo.
Según la tradición, Osiris fué un rey de la dinastía divina;
el primero lo había sido Ea, simbolizado por el gavilán que mira
al sol de frente; Ba atraviesa diariamente los doce espacios del
Nilo celeste de Oriente á Occidente en doce horas en una barca
que impulsan los genios que le adoran y sirven; los días de Ra
fueron ios días de felicidad, los días paradisíacos, y como los
del paraíso bíblico, terminaron en una espantosa tragedia.
Los hombres se sublevaron contra Ea, y el dios determinó
aniquilarlos, siendo Tefnut, la diosa leontocefala, la encargada de realizar el castigo, anegándose en la sangre de todos los
mortales.
Shu, el Primer Dia, el hijo de Ra, símbolo de un nuevo sol,
produjo una nueva generación, y á este rey-dios le sucedió su
hijo Osiris el Bueno, el que enseñó á los egipcios la agricultura,
á plantar la vid y hacer el vino, y su esposa, Isis, destruyó la an-
EL SEPÜLCKd DE OSIEIS
421
422
LA ESCUELA
MODEBNA
tropofagia é instituyó el matrimonio. ¿Quién no ve en este concepto de Osiris el primer paso en el camino de la civilización?
Comenzado el reinado de Osiris bajo tan felices auspicios, el
monarca salió á campaña contra los enemigos del Egipto, dejando interinamente en el trono á su hermano Sit; pero éste, el
Caín egipcio, apegado á las grandezas del poder, conspiró contra Osiris, y secundado por algunos partidarios, cuando Osiris volvió victorioso, le asesinó en un banquete, despedazó su
cuerpo, lo encerró en un ataúd y lo arrojó al Nilo.
Pero Osiris tenía un hijo, Horus, que vengó la muerte de su
padre, y después de una lucha entre el Bajo y el Alto Egipto,
venció y destronó á su tío Sit y ocupó el trono de Egipto. A
Horus le sucede Thot. el rey de la sabiduría, el inventor de la
escritura, de las ciencias y de las artes, á quien siguió el primer
rey humano, Menes, el fundador de Menfis.
A Osiris se refiere una fábula que no es otra cosa que la
ampliación del concepto dogmático y del
concepto histórico de esta divinidad, y de
la cual se hicieron eco Plutarco y otros
historiadores griegos.
Cuando Isis supo que su esposo había
sido muerto, despedazado su cuerpo y
arrojado al Nilo, hizo grandes demostraciones de dolor, pero se sobrepone á su
desgracia, marcha á Abydos, requiere la
inmediata cooperación de su hermana
Neff.hys, la Noche, y convertida en paloma, busca sin descanso el cadáver de su
amante esposo entre los cañaverales del
Isis, Osiris y Horus.
Nilo; por fin descubrió el féretro junto á
un sicómoro; con ayuda de Anubis y de Thot, reúne los dislocados miembros de Osiris, le faja con anchas tiras de lienzo, le
embalsama para darle consistencia, y, colmándole de caricias
y dirigiéndole las palabras más dulces y apasionadas, logra
volverle á la vida. ¡Bellísima apoteosis del amor conyugal!
Pero Osiris no resucita tal y como era al ser asesinado por su
hermano, sino que revive su espíritu en su hijo Horus, Eterna
Juventud y Bien Inmutable, permaneciendo muerto y momificado su cuerpo mortal. Esta fué la primera momia, obra de
Anubis, que enseñó á los egipcios el embalsamamiento para
EL SEPULCBO DE OSIBIS
423
conservar el cadáver, y he aquí por qué el embalsamamiento
no fué solamente una costumbre, sino también un rito de
aquella religión.
Desde entonces Osiris fué el dios de los muertos, y su cuerpo se conservó en Abydos, la ciudad santa de los egipcios, como
la Meca lo fué de los sarracenos, á la cual acudían en peregrinación de todos los puntos del país. Es más: no había persona
pudiente que al morir no hiciese llevar su cadáver al templo
de Abydos para recibir ante el sepulcro de Osiris la consagración de aquella divinidad y dispusiese su enterramiento lo más
próximo al sepulcro de Osiris.
Abydos es una ciudad del antiguo Egipto, próxima á la orilla occidental del Nilo y asentada sobre un pico de la montaña
del desierto. Tenía singular importancia durante los faraones
conquistadores; pero cuando Estrabón estuvo en Egipto al principio de la Era cristiana, Abydos no era más que una aldea
insignificante, á pesar de sus ruinas monumentales, como el
palacio de Memnon y el templo de Osiris.
Esta divinidad tuvo allí varios templos; pero el principal fué
el levantado por Seti I en honor de su padre, precisamente
cuando el arte tebano llegaba á su apogeo.
Estaba el templo de Osiris, como el de Gurnah, apoyado en
la montaña, pero no excavado en ella, sino simplemente adosado. Constaba de dos patios, uno tras de otro, y tuvo dos salas
hipóstilas, una después de otra y sin nave central más alta que
las laterales; al final había siete santuarios; el principal, que
estaba á un lado, era el dedicado á Osiris. Este departamento,
por su planta y i)or tener dos puertas, reunía las condiciones
de un verdadero santuario; los seis restantes fueron más bien
capillas.
Á la derecha del santuario de Osiris se abrían las capillas de
Isis y de Horus, y á la izquierda las de Amón, la Providencia
que mantiene la armonía de la Creación y renueva la vida;
Harmaquis y Ptah, y, por último, otra para Seti I, hecha por
su hijo Ramsés II, y con la cual formaba escuadra un ala del
«dificio, sin duda continuada por reyes posteriores.
Lo más notable del templo de Abydos es la decoración de
relieves de poco resalto y muy fino: como que á esta época del
arte de Egipto se le llama «período del aticismo egipcio». En
« n a pared del interior del templo halló Bankes en 1818 las lia-
424
LA ESCUELA
MODBBNA
madas Tablas de Álydos, que son una lista de los antig-uos
reyes de Egipto hasta la fecha de la construcción del templo;
forman estas tablas tres fajas horizontales de estuco, divididas
en rectángulos, cada uno con su cartela, en la que se esculpió
el nombre del faraón. Estas tablas contribuyeron mucho al
esclarecimiento de la historia del viejo Egipto, y se conservan
en el Museo Británico.
El resto de la decoración, repartido por muros y pilares, tiene por asunto los actos de adoración de Seti I, la diosa Isis
amamantando á Ramsés II, y á la entrada de una de las capillas
se ven esculpidos los sellos de este faraón y al mismo rey identificado con Amón y Harmaquis, recibiendo de Isis la cruz de
asa, símbolo de la vida divina, por la cual el faraón
vive la vida de los dioses;
todo perfectamente dibujado y pintado, y aunque no
se sale del marco hierático
y simbólico, indica un decidido afán por el detalle.
En el relieve que representa el Juicio del Alma,
nos enseña cómo los egipcios h a c í a n la peregrinación con los muertos á AbyEl peso de las almas. (Del lUtiial funerario
dos. Colocaban la momia
que se conserva en el Museo de Berlín.)
en una barca sobre el Nilo,
y río abajo llegaban hasta dar frente á la ciudad santa; entonces, para no mover la momia, colocaban la barca sobre un trineo, y éste era tirado por bueyes hasta el templo de Osiris.
En algún papiro se representa también cómo el alma hacía
su peregrinación por el mundo inferior hasta llegar al Tribunal de Osiris, ante el cual era presentada por Horus y Maut,
diosa de la Verdad. El alma se confesaba ante los cuarenta y
dos jueces del Tribunal recorriendo los preceptos de la moral
egipcia. Horus y Anubis pesaban el alma, poniendo en un platillo de la balanza el corazón y por contrapeso la pluma de
avestruz, símbolo de la Verdad. Thot escribía el resultado del
peso en presencia del hipopótamo, representación del principio
maléfico, que esperaba el fallo adverso por destruir al alma.
EL SEPULCBO DE OSIBIS
425
Si, por el contrario, el fallo resultaba favorable, el alma,
representada por el hombre con el escardillo en la mano y saco
de semillas á la espalda, entraba á gozar de la vida paradisíaca
«haciendo todas las transformaciones que le plazca», como asegura el Ritual funerario.
Esta conferencia tuvo una segunda parte en presencia de
las reproducciones de los relieves egipcios y del sepulcro de
Osiris, que ocupan buena parte de la salita destinada al arte
oriental.
En ella hízonos fijar el docto académico en el personaje real
que ofrenda una pirámide, tocado de claf, con el urmus simbólico y vistiendo la esclavina osk, compuesta de collares; en el
busto de Anubis, con su cabeza de chacal; en el friso del disco
solar alado, y en aquel otro que representa la barca sagrada
del Sol con el busto de Ra por mascarón de proa y de popa.
Allí admiramos la reproducción de los distintos relieves procedentes de Abydos, y entre ellos se encuentra el de Maut, la
diosa tebana, tocada, como diosa madre, con el buitre, símbola
de la maternidad, y encima el disco solar y las plumas de avestruz, que son el distintivo de Amón-Ra, su esposo. De los más
notables es el Seti que aquí reproducimos.
Faraón aparece con peluca que adorna la serpiente urmu^
llevando ceñida al cuello la esclavina osky al cuerpo el squenti,
sobre la cual ostenta el mandil real; hace al dios la ofrenda del
loto, emblema de eterna juventud divina.
Horus aparece con cabeza de gavilán, como emblema del
sol naciente, coronado con la vaÜT&pschent, llevando en la diestra el cetro y en la izquierda la cruz de asa, símbolo de la vida
divina.
En las leyendas jeroglificas que acompañan á la composición, destaca la cartela ó sello de Seti.
Después de pasar la vista por otras interesantes reliquias
del antiguo Epigto, nos detuvimos un poco ante la reproducción
del sepulcro de Osiris.
Fué hallado este monumento en el templo de Abydos por
el arqueólogo M. E. Amelineau en 2 de enero 1898. Es de granito gris, y se conserva en el Museo del Cairo.
Componen el sepulcro un lecho mortuorio con inscripciones muy borrosas, al que sirven de soporte dos leones, elemento decorativo muy generalizado en Egipto para los mué-
426
l A ' ESCUELA MODBENA
Relieve del templo de Aliydos Seti I presentando una ofrenda al dios Horus.
E L SEPULCHO DE O S I E I S
427
bles destinados á sostén, como sillas, camas, etc. Sobre el lecho
se halla el dios tendido y fajado, ciñendo la mitra y empuñando
el látig-o y la hoz, emblemas del trabajo. En el vientre se posa
una paloma recordando que su esposa, Isis, convertida en paloma, reanimó su ser á fuerza de caricias y le dio nueva vida en
su hijo Horus. Velan el lecho del difunto sus cuatro nietos,
Hator, Nit, Anubis y Ma, representados por cuatro g'avilanes
con las alas abatidas, protectores de las almas en la naveg-ación del hemisferio inferior.
No puede afirmarse con certeza cuándo se labró este monumento, tan sencillo como grandioso. En el Museo del Cairo está
muy cerca de las obras salticas; sin embargo, creemos que es
«bra del arte tebano, y acaso por los artífices de la XII dinastía.
*
* *
Á pesar de lo mucho que han prog-resado los estudios de
Egiptología, el país del Nilo «aparece envuelto con un manto
impenetrable para cierto género de investigaciones», y su saber,
su religión y sus artes «son nada más que puntos de discusión
entre jeroglíficos difíciles de interpretar, estatuas mudas y t e nebrosos monumentos, propios de un país en que la idea de la
muerte se sobrepone á todas las demás» (1). Este juicio, formulado hace más de veinticinco años, es en gran parte rigurosamente exacto, pues todavía discuten los arqueólogos si el arte
que mejor conocemos de este pueblo, el arte tebano, es de un
período de florecimiento, ó si, por el contrario, es un arte decadente.
V.
(1)
F . PICATOSTE; El Universo en la Ciencia
PlCATOSTIS.
antigua.
NIEVE IMITADA
A una pasta fluida de dextrina se le añade óxido de cinc en cantidad
euficiente para producir un hermoso color blanco. Al echar el óxido hay
que batir la mezcla para que se incorpore bien. Aplicada esta composición
á las ramas de los árboles de Navidad con una brocha suave hace un efecto
muy bonito, y á la luz artificial parece nieve fresca. Si se desea que el efecto sea más llamativo, se espolvorea con diamantina.
POR LA EDUCACIÓN DE LA MUJER
Industrias y ofícios.
Entre las escuelas para la mujer que interesa crear están las
de Enseñanza doméstica y las de Industrias y Oficios. Y digo
que interesa crear porque, en realidad, en España no están creadas de una manera exclusiva para estos fines, aunque funcionan
algunas clases aisladas.
Las niñas de la clase humilde salen de la escuela primaria,
y aquellas que han de dedicarse á las ocupaciones domésticas en
su casa ó en la ajena encuentran, como única maestra, la rutina; y el mal es menor cuando siquiera tienen por modelo una
madre 6 señora inteligente de quien puedan aprender buenas
costumbres. Para la enseñanza profesional encuentran los obradores ó talleres con todos sus inconvenientes.
Las de la clase acomodada tienen como maestras y modelos
para las citadas enseñanzas, á las cocineras, doncellas, institutrices y profesoras. En su casa ante aquéllas, y además con las
institutrices ó profesoras que enseñan á domicilio, pueden adquirir conocimientos útiles al hogar y aun aprender algún oficio
para casos de infortunio.
También existen Escuelas de Artes é Industrias en donde se
cursan clases muy útiles; centros debidos á iniciativa privada,
como el Fomento de las Artes, el Instructivo del Obrero, el de
Instrucción Comercial y otros regionales, etc.; pero, en realidad,
aun siendo útilísimo y extenso su plan de estudios, que instruye
y llena necesidades innegables, tanto para uno como para otro
sexo, en el sentido profesional que nos ocupa puede hacerse
mucho todavía.
Sus clases sueltas son muy útiles para preparar é iniciar alas
jóvenes en profesiones propias de su sexo, pero la mayoría de
las alumnas, por no permanecer el tiempo necesario, no llegan
POB LA EDUCACIÓN DE LA MUJEK
429
á adquirir una verdadera preparación ni para dominar ciencias
y enseñanza domésticas, las cuales no están todavía bien establecidas ni organizadas, ni para adiestrarse debidamente en oficios. Es cierto que en este sentido se mejora bastante, pero falta
todavía juna especial organización para tal fin y un ambiente
^ue eduque á la artista manual con arreglo & las corrientes y
progreso modernos. Para una clase de corte, por ejemplo, en
donde se preparen futuras modistas ó profesoras, es preciso hacer obligatorios la Aritmética, Dibujo geométrico y algún idiojaa en los liltimos cursos para la consulta de figurines.
Para la clase de Labores, hacerles indispensable y obligatorio
«I Dibujo aplicado á ellas, como se enseña en la Escuela Normal
de Madrid, así como la relación que la lencería y la confección
y adornos de ella y de los vestidos tiene con los bordados y encajes, puesto que en muchos casos son los que más valor comunican á la prenda, permitiendo desarrollarse el gusto artístico en
las múltiples combinaciones que indica la moda.
Para que las labores no sean una frivolidad, es necesario
saber dar á todas ellas la utilidad adecuada.
No se funda la utilidad de las labores en el cosido solamente
y sus diferentes ejercicios de costuras, piezas, zurcidos y calados
aplicados á los usos del hogar, etc. Esta utilidad es ya bien conocida, puesto que se enseña á todas las niñas generalmente y
se practica mucho. Hay otra utilidad que, á mi juicio, corresponde á la enseñanza superior de las labores, en la cual se ha
reparado muy poco en las escuelas por requerir suficiente preparación previa, y además, por falta de tiempo, no puede adquirirse en colegios y escuelas, ni aun en las Normales, por el
cúmulo de asignaturas que se exige á las maestras y el poco
tiempo que á las labores se dedica en sus horarios.
Esta utilidad á que me refiero, de índole superior, resume á
mi entender, ó debe resumir, en diferentes aplicaciones motivos
del cosido, de los bordados y encajes.
Así, por ejemplo, la utilidad del cosido, elementalmente demostrada en piezas, costuras, etc., debe ampliarse ala lencería
y confección; la utilidad de los bordados y encajes, al enriquecimiento ó adorno de la lencería, confección y objetos artísticos
aplicables á diferente ornamentación. Puede ser, por ejemplo,
«na aplicación de las labores ó de los diferentes motivos de calados y encajes hasta un mero detalle, como la confección de un
430
LA ESCUELA MODEENA
botón ó su adorno (al cubrirlo con un calado de aguja ó un
soutacJie), así como el poner de adorno en un traje, por ejemplo,
un entredós de malla bordada con cinta g-raziella, lo cual resulta un adorno fácil y lindo, ó una cenefa bordada con soutaches ó
aplicaciones, según indique la moda.
Estos, como infinidad de ejemplos que citaría si lo permitiera
la índole de este trabajo, pertenecen á uno de los diferentes aspectos de las labores útiles, el cual las profesoras de Industrias y
Oficios de Suiza, Francia, Alemania, etc., no olvidan y tampoco
se debe olvidar en España, en la que las mujeres somos laboriosas por excelencia.
Inteligentísimas profesoras de labores que he tenido el honor
de conocer y visitar en provincias y en las escuelas de la capital
de mi querida España, entre las que figuran la muy honorable
D.* Nieves Guibelalde, de la Normal Central, y mis distinguidas
amigas (y una ex compaíiera) las que desempeñan las clases de
Labores en la Escuela Superior del Magisterio, penetran el verdadero espíritu del arte de las labores, y si dispusieran de más
tiempo en sus clases, el triunfo sería maravilloso en sus resultados, dado el talento y buen gusto que informa sus tareas, llámense sus clases de labores útiles, llámense artísticas, puesto
que la mayor ó menor utilidad é importancia de estas tareas
consiste en el uso á que se destinan y el partido que de ellas se
saca en el hogar, en la industria, etc., sabiendo unir el arte con
la utilidad.
(Continuará.)
MELCHORA H E R R E R O .
(Autora El Arte de las Zahores y o t r a s
obras de enseñanza.)
^f:rg,
_
CURIOSIDADES
Cuando las toallas se ponen demasiado finas por el uso, deben coserse
dos juntas para que empapen mejor la humedad, pues una toalla de poco
cuerpo se llena de agoiia en seguida y no seca bien.
En el Museo Británico se conservan libros escritos en conchas de ostra,
en ladrillos, en tejas, en hueso, en marfil, en plomo, en hierro, en pergamino y en hojas de palmera.
LA EDUCACIÓN
L a escuela verdaderamente emancipada y
libre de la a n t i g u a servidumbre no puedo t e ner franco desarrollo más que en la N a t u •
raleza.
El arte de la educación, como todas las demás artes, es de
iovencióa prehumana. EQ todas las conquistas del ingenio, el
hombre ha sido precedido por los animales, y ha seguido falsa
vía siempre que se ha separado del ejemplo recibido. La educación, tal como se comprende por nuestros «hermanos inferiores»,
ha conservado su carácter normal, eficaz, en tanto que entre los
humanos ha degenerado frecuentemente en pura rutina y á veces
ha obrado en sentido inverso de su objeto : no es raro que se convierta en verdadero embrutecimiento. Una avecilla enseña gracio sámente á sus polhielos el arte de evitar á su enemigo y de buscarse el sustento; después, gorjeando, le recita lo que podríamos llamar «aires nacionales», le enseña á sostenerse en el vacío aparente, le hace remontar su vuelo á distancias cada vez mayores
de su cuna natal, y cuando ya nada puede enseñar á su progenitura y la igualdad es completa en fuerza, en destreza y en
inteligencia, se retira, abdicando su función de educadora. Los
animales en contacto con el hombre, como el zorro, el perro y el
gato, dirigen sus crías ejercitándoles en saltos y en juegos de
fuerza y agilidad en los momentos en que los tiernos animalillos
tienen á su disposición un excedente de energía que derrochar.
Pero esa excedencia enérgica se emplea siempre de la manera
más seria, aunque con todas las demostraciones de la alegría,
porque los juegos tienen por objeto, consciente entre los padres,
aunque inconsciente entre los hijos, acomodarlos á todas las
obras y á la conducta de la vida que va á comenzar pronto con
todo el séquito do trágicos peligros. Según la clasificación de
432
LA ESCUELA MODEHNA
Grops, los juegos consisten en el examen de las cosas, la observación de los movimientos que diferencian las especies diversas,
la caza á la presa viva, muerta ó imaginaria, la lucha, la construcción de las cabanas, la investigación de las actitudes y de las
acciones de los adultos, que para la especie humana se refleja
principalmente en los cuidados que se aplican á la muñeca como
símbolo del hijo futuro : lecciones todas que son para los pequeños un ensayo de la vida.
Así es la educación entre los primitivos. Los niños permanecen cerca de los padres, de quienes imitan el lenguaje, los ademanes y las acciones, haciéndose hombres sobre el modelo del
padre, mujeres sobre el de la madre; pero siempre en plena naturaleza, en el mismo círculo de trabajo que habrán de ocupar
cuando los viejos ya no existan. Todo progreso depende de su
propio genio, de su más estricto talento de adaptación al ambiente que han de utilizar para la conquista del bienestar. La
escuela es para ellos lo que fué para los helenos libres la hora del
recreo y del reposo para los padres, el descanso de la tarea diaria y, por extensión, el período de las agradables conversaciones, de la amistad que reconforta, del paseo en que se hace exposición de las ideas. Pero en aquella época de la civilización las
exigencias rompían ya la unidad primitiva de las familias y obligaban á colocar los hijos bajo la dirección de educadores especiales. Así nació la escuela. A lo menos el contraste que presentaba el tratamiento de los escolares en los diferentes países,
indica qué naciones se hallaban en un período de progreso y qué
otras en una vía regresiva. Las esculturas y los cánticos representan álos niños griegos jugando, danzando, coronándose de flores,
mirando gravemente á las mujeres y á los ancianos, en tanto que
los documentos egipcios muestran con insistencia el palo que el
maestro hacía resonar sobre las costillas del alumno. También
usaba mucho el vergajo el educador hebreo, y de él, por mediación de los libros «santos», nos viene el dicho tan funesto para
tantas generaciones de niños : «Quien bien ama bien castiga.»
Durante el período histórico actual, tan notable por la amplitud del teatro en que se debaten los problemas vitales de la
Humanidad, se emplean á la vez todos los métodos de educación.
La mayor parte ha admitido por punto de partida que el maestro reemplaza á los padres, especialmente al padre, que le delega
todos sus poderes como director, maestro y propietario de su
LA EDUCACIÓN
433
hijo. Pero el padre no es e l único poseedor de su hijo : la sociedad, representada según la lucha de los partidos, sea por la Iglesia, sea por el Estado laico, se considera también como propietaria del alumno y manda que se le enseñe según el uso á que se
le destine en el curso de su vida ulterior. Al fin, apoyada sobre
las reivindicaciones espontáneas de los mismos niños, comienza
á vislumbrarse la idea de que son seres iguales en derechos á las
personas mayores, y que su educación ha de corresponder, no á
la voluntad del padre ni á las exigencias de la Iglesia ó del Estado, sino á las necesidades y á las conveniencias de su desarrollo
personal. Débiles y pequeños, los niños son por eso mismo sagrados para los mayores que los aman y lofe protegen. Las escuelas, escasas aún, en que ese principio de la Pedagogía se practica
estrictamente, son lugares de alegre y fructífero estudio, merced
á esa «reverencia extrema» á que el niño tiene derecho y le profesan sus maestros.
A cada fase de la sociedad corresponde una concepción particular de la educación, conforme á los intereses de la clase dominante. Las civilizaciones antiguas fueron monárquicas ó teocráticas, y su supervivencia se prolongó en las escuelas, porque
en tanto que en la vida activa del exterior los hombres se desprenden de las opresiones antiguas, los niños, relativamente
sacrificados, como las mujeres, en razón de su debilidad, han de
sufrir por más tiempo la rutina de las prácticas antiguas. El tipo
de nuestros manuales de educación existe hace ya miles de años,
y se repiten aún casi en los mismos términos los preceptos «moralizadores» que en ellos se hallan. «¡Obedecer!»; tales en el fondo la única moral predicada en un libro del príncipe Phlah-Hotep, redactado, quizá solamente reproducido, al fin de la quinta
dinastía, es decir, hace más de cincuenta siglos, conservado en
la Biblioteca Nacional de París. En obedecer, para ser recompensado por una larga vida y por la benevolencia de los que
mandan, consiste toda la sabiduría, de lo que el mismo principe
autor se ofrece como ejemplo: «Así he llegado á la ancianidad en
la tierra; he recorrido ciento diez años de vida con el favor del
rey y la aprobación de los ancianos, cumpliendo un deber con el
rey en el lazo de su gracia», que es exactamente la misma moral
reproducida después en el Mandamiento puesto por Moisés en la
boca de Dios: «Honra á tu padre y á tu madre, para que tus días
sean prolongados sobre la tierra que el Eterno tu Dios te da.»
TOMO X X X I I . — N Ú M . 6.»
2S
434
LA ESCUELA MODEENA
La duración tenaz de las preocupaciones, que induce á confundir las relaciones afectuosas de la familia con los supuestos
deberes de severidad de una parte y de estricta obediencia de
otra, perturba la claridad de juicio relativamente á la dirección
de las escuelas. Si la libertad ha de ser completa para cada hombre en particular, parece que los padres son perfectamente libres
de dar k sus hijos la educación tradicional de castración y sumisión, lo cual no es exacto, porque el padre no puede atentar
contra la libertad del hijo.
fin sus relaciones sociales con sus semejantes, los hombres
libres no pueden admitir en el padre un propietario legítimo de
su hijo y de su hija, como, desde Aristóteles á San Pablo y desde
los Padres de la Iglesia á los Padres de la Constitución americana, se consideraba al amo como poseedor natural del esclavo. Los
confesores de la moral nueva han de reconocer el individuo libre
hasta en el recién nacido, y le defienden en sus derechos contra
todos y ante todo contra el padre. No hay'duda que esta solidaridad colectiva del hombre de justicia con el niño oprimido es
cosa muy delicada, pero no por eso deja de ser un deber social,
porque no hay término medio: ó se es campeón del derecho ó
cómplice del crimen. En esta materia, como en todos los asuntos
morales, se plantea el problema de la resistencia ó de la no resistencia al mal, y si no se resiste, se entrega de antemano los
humildes y los pobres á los opresores y á los ricos.
Algunos educadores comprenden ya que su objetivo consiste
en ayudar al niño á desarrollarse conforme á la lógica de su naturaleza, en hacer que florezca en la joven inteligencia lo que ya
posee en forma inconsciente y en secundar estrictamente el trabajo interior, sin precipitación, sin conclusiones prematuras. No
ha de abrirse la ñor á la fuerza ni cebar el animal ó la planta
dándole antes de tiempo un alimento demasiado substancial. El
niño ha de ser sostenido en su estudio por la pasión, y ni la Gramática, ni la Literatura, ni la Historia universal, ni el Arte, pueden todavía interesarle; sólo puede comprender esas cosas bajo
una forma concreta : la feliz elección de las formas y de las palabras, las relaciones y las descripciones, los cuentos, las imágenes. Poco á poco lo visto y oído le suscitará el deseo de una comprensión de conjunto, de una clasificación lógica, y entonces será
tiempo de hacerle estudiar su lengua, de mostrarle el encadenamiento de los hechos, de las obras literarias y artísticas; enton-
LA EDUCACIÓN
435
ees se apoderará de las ciencias de una manera diferente á la de
la memoria y su naturaleza misma solicitaríi la enseñanza comparada. Como los pueblos niños, la infancia ha de recorrer la carrera normal representada por la gimnasia, los oficios, la observación, los primeros experimentos. Las generalizaciones vienen
después. De lo contrario, es de temer que se desflore la imaginación de los niños, que se gasten antes de tiempo sus facultades
mentales, y que les haga escépticos y estragados, que es el mayor de los males.
El amor y el respeto del maestro al niño deben prohibirle en
su trabajo de tutela y de enseñanza el empleo del procedimiento
sumario de los antiguos déspotas, la amenaza y el terror; no tiene
á su disposición más fuerza que la superioridad natural asegurada al educador por el ascendiente de su estatura y de su fuerza, su edad, su inteligencia y sus adquisiciones científicas, su
dignidad moral y su conocimiento de la vida. Ya es mucho, siempre que el niño conserve el pleno dominio de sus facultades y
no se disminuya por el exceso de trabajo.
ELISIÍO
RUCLUS.
SALES DE ESPLIEGO
En un frasquito de salea se ponen unos terrones de carbonato de amonio y se echa encima esencia de espliego. Hay que conservar muy bieu
tapado el frasco.
CURIOSIDADES
Para fortalecer el pelo, mézclese una onza de tintura de cantáridas,
onza y media de aceite común y una onza de romero. Agítese bien y frótese con la mezcla el cuero cabelludo dos veces por semana.
En Francia hay una Sociedad titulada «Los amigos del elefante», que
trata de conseguir la supresión de la caza mayor.
El café frío es una bebida excelente cuando el organismo siente necesidad de algún estimulante. Personas que lo han ensayado dicen que el café
puro y caliente tomado en ayunas antes de salir al aire libre es un p r e servativo eficacísimo contra las fiebres palúdicas y otras epidemias semejantes, y algunos médicos eminentes consideran el café como un específico
contra la fiebre tifoidea.
UNA CARTA DEL EX EMPERADOR MAXIMILIANO DE MÉJICO
Mi querido ministro Silíceo (1): La instrucción pública pide
con urgencia en el Imperio una organización completa. Al colocaros al frente de su dirección estaba muy penetrado de vuestra
aptitud y vuestro celo; pero antes de que comencéis vuestras
tareas quiero indicaros los principios sobre los que deberéis basar vuestras proposiciones.
Tengo la firme intención de poner la instrucción pública en
el Imperio mejicano, utilizando para ello la experiencia adquirida por los pueblos más avanzados, de manera que nos coloque
á la altura de las primeras naciones.
Como guía principal para vuestras proposiciones, habréis de
tener presente que la instrucción debe ser accesible á todos, pública y (por lo menos en lo tocante á la instrucción primaria)
gratuita y obligatoria. La instrucción secundaria debe organizarse de modo que ofrezca á la clase media de los ciudadanos la
educación general conveniente, por una parte, y por otra sirva
de base necesaria á los estudios superiores y especiales. Bl estudio de las lenguas clásicas y vivas, así como las ciencias naturales, habrá de considerarse como uno de sus principales ramos.
Las lenguas, que son la base de toda educación humanitaria,
constituyen al propio tiempo un ejercicio intelectual inapreciable. El estudio de las lenguas vivas es además hoy absolutamente indispensable á un pueblo que quiere tomar parte en los
acontecimientos del mundo y mantener relaciones activas con
los otros pueblos, particularmente si se tiene en cuenta la situación geográfica excepcional del país. El cultivar, en fin, las
ciencias naturales es muestra característica de una época que se
aplica á la realidad, porque nos enseña á ver las cosas que nos
(l) Esta carta fué escrita pocos meses antes de su desgraciada suerte al ministro de instrucción pública.
UNA CAETA
437
rodean bajo su aspecto verdadero, y á emplear todas las fuerzas
del Universo en servicio de la voluntad.
Quiero además que se fije la atención cuidadosamente en la
educación física y en la armonía de su desarrollo.
En cuanto á los estudios superiores y profesionales, creo que
son necesarias las escuelas especiales para su conveniente desarrollo. Lo que se llamaba en la Edad Media Universidad, es hoy
una palabra vacía de sentido.
Al establecer estas escuelas especiales deberéis cuidar de que
en la diversidad de estudios profesionales se encuentren representados todos los ramos de las ciencias teóricas y prácticas y de
las artes.
Quiero que os fijéis en el estudio de una ciencia muy poco
conocida en nuestra patria, y es la Filosofía, porque ejercita la
inteligencia, enseña al hombre á conocerse á sí mismo y á reconocer en el orden moral de la sociedad una consecuencia emanada del estudio de si misma.
Con respecto á la instrucción religiosa, quiero también indicaros cuáles son mis ideas. La religión es asunto de conciencia
individual, y cuanto menos intervenga el Estado en las cuestiones religiosas, tanto mejor cumplirá su misión. Hemos dado
libertad á la Iglesia y á las conciencias, y quiero asegurar á la
primera el pleno uso de sus legítimos derechos y al propio tiempo completa libertad en la educación y formación de sus sacerdotes, según sus propias reglas y sin intervención alguna del
Estado; pero la Iglesia tiene igualmente deberes que cumplir, de
los cuales es uno la enseñanza religiosa, en que el clero del país
no ha tomado hasta aquí, desgraciadamente, parte alguna.
Por consiguiente, habréis de tener presente en vuestros proyectos y vuestras proposiciones el principio que consiste en que
la instrucción religiosa en las escuelas primarias y secundarias
debe transmitirse por el cura de la parroquia respectiva y con
arreglo á los libros señalados de texto por el Oobierno.
Los exámenes en todos los establecimientos de instrucción
habrán de hacerse según plan nuevo, y practicarse con severidad y siempre en público; si por un lado queremos exigir en
adelante á nuestra juventud estudiosa una sólida y verdadera
instrucción, por otro esta exigencia nos impone la obligación
de proporcionarle buenos profesores y buenos medios de instruirse. En su consecuencia, os penetraréis particularmente de
438
LA ESCUELA MODEBNA
la necesidad de formar profesores distinguidos para establecer
Escuelas Normales, á las que llamaréis'las mejores inteligencias
del país y del extranjero. Como segunda necesidad, os encargo
proporcionéis á las escuelas buenos libros de instrucción, que
confío especialmente á vuestro cuidado.
Recomendándoos la mayor prontitud en vuestras proposiciones, quedo vuestro afectísimo,
MAXIMILIANO.
CURIOSIDADES
Los niños pequeños deben comer poca carne. Su mejor alimentación
la constituyen la leche, los cereales, las frutas, el pan y ia mayor a b u n dancia de vegetales. Los huevos les sientan bien, pero no hay que dárselos fritos, sino pasados por agua ó batidos.
P a r a quitar las manchas de grasa á los tejidos de seda se disuelven en
200 gramos de alcohol 100 gramos de jabón cortado en pedacitos, y con
un cepillo de dientes suave mojado en esta solución se frota por el revés
la parte manchada. El tejido de seda se coloca sobre un paño blanco m u y
limpio para hacer esta operación.
Cuando la mancha h a desaparecido, se aclara varias veces con agua y
se tiende el tejido sin retorcerlo.
Si la mancha es fresca y pequeña, se coloca el tejido sobre el pafio
blanco y se toca la parte manchada con una mufiequilla mojada en éter.
Esto debe hacerse de día y lejos de la lumbre, porque el éter es muy i n flamable y conviene tomar precauciones á fin de evitar accidentes d e s agradables.
E n Inglaterra no se reparte el correo los domingos, si no se paga un
suplemento especial.
El presidente de los Estados Unidos tiene cincuenta mil duros de sueldo anual.
Los patines de ruedas los inventó en 1865 un americano llamado
Plimpton.
Sólo en un año se h a n fabricado en el mundo 51.078.000 quintales
métricos de papel, lo cual representa un cubo de m á s de 50.000 metros
d e lado.
PÁGINAS DE UN LIBRO
El liábito en el niño.
l. Dispersión de las energías infantiles. — 2. Disposición del niño para adquirir
hábitos. — 3. Ingenuidad infantil,—4, Sugestión; el ejemplo; los grandes ejemplos. — 5. Autosugestiones.—6. El hábito y la costumbre.—7. La rutina.—
8. La rutina en la escuela.
1. Dispersión de las energías infantiles. — Caracterízase la
vida del niño por una notable dispersión de sus energías naturales. Sus primeros actos son torpes, incoherentes, desorientados; todo un hervor de actividades no organizadas aún por la
disciplina, ni aprovechadas por la adaptación. Ved con cuánta
torpeza realiza sus primeras tentativas para coger un objeto ó
para llevárselo á la boca. Es un caos informe de movimientos, de
energías flotantes y dispersas que poco á poco se irán concretando, transformándose por último en hábitos permanentes.
La actividad del niño es pasmosa, incansable, pero desordenada. Obedece á la necesidad vital é imperiosa de la acción, del
movimiento, y la satisfacción que le proporciona este movimiento, tónico y estimulante de la vida física, es su mayor recompensa. El niño grita y alborota por hacer ruido; ríe por reír;
llora por llorar; corre, salta, inventa mil travesuras, cambia en
un momento diez veces sus juegos y parece presa de constante
inquietud. Pero así como la inquietud del hombre, con sus angustias y desfallecimientos, produce pena, la del niño es adorable y sugestiva, con el irresistible y seductor encanto de las
almas puras y serenas, aun no atormentadas por las bajas pasiones. La vida infantil es como un torrente de frescas y cristalinas aguas, que disipa sus energías en alegres jugueteos por una
no interrumpida serie de rápidos y saltos, de revueltas y cascadas; es como la ardilla, alegre, graciosa, sin inquietudes, incan-
440
LA ESCUELA MODEENA
sable en sus juegos, pródiga en sus movimientos y derrochadora
de energías. El rico tesoro de sus fuerzas naturales colma el
depósito, y se vierte y desparrama por mil conductos y en las
más variadas, graciosas y ricas formas.
Pero no se crea que todo se pierde en este caos de la actividad
infantil. La vida, en todos sus grados y formas, es en el fondo
orden, es disciplina, es economía. Todo ser que viene á la vida,
sufre desde el primer momento la influencia constante del medio
en que se desarrolla. Si éste le es hostil, tendrá que modificarlo
en provecho suyo, ó tendrá que modificarse hasta ponerse d tono
con él por una serie continua y complejísima de adaptaciones.
La ley de adaptación es, pues, uno de los primeros postulados de
la Pedagogía. La realidad, maestra severa é inflexible, guía al
niño desde sus primeros pasos. Por eso, en medio del caos en
que la vida infantil se disipa, existe un cierto principio de orden
que, poco á poco y gradualmente, va concentrando y organizando las energías bajo la razón de utilidad. Para que la vida
se desenvuelva en las condiciones más favorables, que mantengan el equilibrio necesario entre el individuo y el medio, y más
tarde para modificar el medio en beneficio del individuo, hay
que hacer y hacer iien, y el niño aun antes de discurrir aprende
á hacer por una lógica inmanente que nace de sus mismas necesidades. Así se concentra cada vez más su actividad, antes tan
diluida, se organiza, encauza y disciplina. El niño hace y cada
vez hace más bien, sirviéndose en continuo aprendizaje de la vida
de su propia experiencia y de la ajena. Los actos repetidos abren
nuevas vías á la actividad, y el niño encuentra más facilidad y
más perfección en su obra. Así es como nacen, se fortalecen y
perfeccionan los primeros hábitos. La base del hábito es una
selección de actos y una adaptación de estos actos á un fin.
2. Disposición del niño para adquirir hábitos. — Desde que
empieza la vida de relación para el niño, éste consúmela mayor
parte de sus actividades en obras puramente imitativas. Su incesante movilidad, su actividad incansable, carece aún de organización , de formas concretas; no está aún condensada en fórmulas definidas y viables. Y como por otra parte su originalidad es
aún balbuciente y limitada, el niño toma fácilmente las acciones
de los demás como norma de sus propias acciones. Ve trabajar, y
se aplica con ardor al trabajo; ve jugar, yjuega; se entristece ó
alegra según el semblante de los que le rodean; ve practicar el
PÁGINAS DE UN LIBKO
441
bien, y lo practica; ve realizar el mal, y lo realiza con una verdadera inconsciencia. Sus actos están por bastante tiempo exentos
de responsabilidad, ó, en todo caso, la responsabilidad no es de
los mismos niños. El niño no es moral ni inmoral, sino sencillamente amoral.
Sorprende mucho en los niños la fidelidad y perfección con
que miman y remedan las acciones y gestos de los que les r o dean. Su vena imitativa es inagotable, y sin esfuerzo ni estudio,
por el solo influjo de la sugestión, tan poderosa en la infancia,
llegan á reproducir los actos más complicados con un realismo
y una veracidad realmente asombrosos. Explícase esto, aparte
el elemento sugestivo que luego estudiaremos, por la extremada
sensibilidad del niño, por la libertad y desembarazo con que ejecuta todos sus movimientos, por la riqueza de gestos (el rostro
del niño es de una asombrosa movilidad), por su ausencia de originalidad y por la energía con que se graban en el tierno espíritu las impresiones exteriores, las cuales no tienen que luchar
con ideas preexistentes, con viejas preocupaciones, ni con hábitos arraigados. Por eso cada acto infantil puede ser origen de un
hábito nuevo.
'
Tiene la infancia una gran plasticidad que se traduce en
aptitud suma para sufrir las más varias y radicales transformaciones en sus hábitos, carácter, aficiones y costumbres. La vida
espiritual del niño se nutre de la atmósfera en que se desenvuelve,
dejándose llevar por las influencias del medio. Nada hay de persistente en el niño si se exceptúa el rico fondo de su espontaneidad, que no le da carácter, sino elementos para su formación. Su
naciente personalidad se va formando, digámoslo así, por aluvión, destacándose poco á poco en un terreno movedizo entre
inconsistencias, caprichos, bagatelas, fragilidades y contradicciones de carácter, formaciones y deformaciones continuas, k.
veces ocho días de campo, en un medio diferente, bastan á modificar radicalmente un carácter infantil; que el cambio de aires,
en la terapéutica moral como en la física, tiene capital importancia.
3. Ingemiidad infantil.—El niño es un ser profundamente
admirativo. La Naturaleza le encanta y le cautiva hasta en sus
más sencillas formas. Su sano optimismo le hace ver sólo el lado
agradable de las cosas, entregándose confiado y risueño á la
dulce comunión de su almíta ingenua con cuanto le rodea; per-
442
LA ESCUELA MODEBNA
sonas y cosas. Y no sólo realza y embellece la Naturaleza prestándole nuevas galas, alegrándola con sus risas y juegos graciosos, sino que ennoblece la vida humana infundiéndole nueva savia y oreándola con el fresco y suave perfume que emana de la
flor de un alma aun no contaminada por lo que se ha llamado
impurezas de la realidad.
Pero el fondo de su admiración lo reserva para sus semejantes, empezando por sus padres y maestros, en quienes ve el niño
unos seres superiores, extraordinarios, y extendiéndose á sus
parientes, sus amigos y, por último, á los extraños. En todos
deposita el niño una fe absoluta, y sólo una serie constante de
decepciones sembrará en su alma ingenua y confiada la amarga
duda, madre del escepticismo. Pero la fe del niño, sostenida por
un entusiasmo á prueba de desengaños, no se satisface con una
admiración puramente contemplativa, sino que le mueve á la
acción y le fuerza á imitar la conducta de sus semejantes. Entonces se avergüenza de su pequenez, de su debilidad, y quiere
ponerse á la altura de sus mayores, alternar con los que él supone depositarios del poder, dispensadores de beneficios, mirar
con cierto compasivo desdén á los otros niños, transformarse,
en una palabra, en lo que constituye la meta de sus juveniles
anhelos: en un hombrecito. Vestir como los homires; alternar con
las personas mayores en la mesa, en los espectáculos; desempeñar algunas funciones que le dan cierta autoridad sobre los
otros niños...; fumar como los hombres y á veces manchar sus
labios con groserías para llamar la atención y darse humos de
hombrecitos..., he aquí cosas que á los mayores nos parecen triviales y á las que la gente menuda concede capital importancia.
Empujado por el deseo de parecerse á los que en su ciega confianza toma como perfectos modelos, el niño lo imita todo, lo
bueno como lo malo, con una inconsciencia perfecta. Por eso
las sugestiones de sus mayores son trascendentales en la educación del niño, y gran parte de su conducta no es otra cosa que
la resultante de ese influjo irresistible. Recordemos esta anécdota verdadera, y meditemos sobre ella: — Niño, ¿qué harás tú
cuando seas hombre? — ¿Yo? Emborracharme, como mi padre.
Aquí resulta la importancia capital del medio en la educación
moral, presentando á nuestra consideración un nuevo é importante problema: el de las amistades. ¿Deberán elegirlas los
niños? ¿Deberán, por el contrario, imponérselas sus parientes?
PÁGINAS DE UN LIBEO
44B
¿Será asunto de inclinación, de afinidad de caracteres, ó se deberán imponer la reflexión y la conveniencia? Al considerar los
graves peligros que pueden acarrear las malas amistades, vemos
<iue no es cosa baladi la elección de amigos para nuestros hijos.
Es indudable que la amistad es cosa buena, santa, sublime, un
don verdaderamente celestial; que la amistad es necesaria, pues
tonifica, orienta y expansiona la vida individual, sacándola de
la concha de su egoísmo, templa la voluntad y contribuye grandemente á la formación del carácter. Las amistades impuestas
no suelen ser sinceras; por esta razón debemos dejar á nuestros
hijos una prudente libertad en la elección de amigos, pero sin
abandonar su vigilancia.
4. La sugestión. — Bl ejemplo. — Los grandes ejemplos. —
La falta de orientación en la conducta infantil y la debilidad de
las tiernas voluntades son la base de las sugestiones. Sugestión
quiere decir fuerza, influencia, prestigio; es el poder de una voluntad enérgica sobre una voluntad débil, del superior sobre el
inferior, del rico en energías espirituales sobre el pobre. Cada
individuo es un centro que irradia sugestiones, ejerciéndose los
individuos una constante y recíproca influencia. Pero las voluntades fuertes dominan á las débiles, como las mayores masas
materiales atraen á las menores.
En la sugestión un elemento extraño, imperioso y perturbador, hace irrupción en un espíritu, y pretende dominarlo. La
sugestión triunfa fácilmente en los espíritus infantiles, pobres
aún de ideas y llenos de ingenuidad y confianza. Cuando la sugestión es bastante fuerte ó encuentra escasa resistencia se convierte en elemento director, polarizando el espíritu en el sentido
por ella determinado. Empieza, pues, siendo una iniciación y
puede convertirse en una orientación.
Puede afirmarse que nuestra vida espiritual está formada en
su mayor parte de menudas sugestiones inconscientes, venidas
del medio en que nuestra existencia se desarrolla. Todo lo que
•de algún modo nos interesa, encanta ó cautiva en la Naturaleza
ó en el hombre; todo lo que con más ó menos fuerza se impone á
nuestro espíritu; lo que brilla ó deslumhra; las cosas grandes
como las pequeñas; los actos transcendentales ó comunes; la
acción de los padres y maestros; la influencia social y callejera;
las lecturas y espectáculos; los juegos y contiendas infantiles...,
todo ello forma como un torrente de sugestiones que, como hilos
444
LA ESCUELA MODERNA
misteriosos y sutiles, tejerán la trama de nuestra existencia y
moldearán nuestro carácter. ¡Y luego se dirá que el carácter es
innato é irreformable! Podrá sostenerse que en los mayores el
carácter descuella y tiene persistencia, porque los elementos que
lo integ-ran se han ido acoplando en un cierto orden y como
petrificando por el hábito. En los niños aún no hay carácter,
pues sus elementos, flotantes y sin cohesión, se integran y desintegran con facilidad, como esos terrenos de aluvión inciertos
y movedizos, cuyo aspecto cambia con las avenidas del cercano
rio que los forma.
Además de esa sugestión natural y constante, y que pudiéramos llamar ^)«m«, formada de pequeños aunque numerosísimos elementos, y que parece una irradiación del medio natural
y social, hay otra en cierto modo voluntaria y reflexiva, la cual
tiene su forma definida y concreta en el ejemplo. Es el ejemplo
la fórmula visible y concreta de un gran número de sugestiones
antes flotantes y dispersas, que al concertarse obran sobre nuestras ideas y nos mueven á la imitación. El ejemplo, aparte su
influencia motora sobre nuestro espíritu, le ahorra una gran
cantidad de esfuerzo, dándole ya hecha la labor preparatoria de
investigación y organización, que es la más penosa; le presenta
el acto simple y fácil, vencidas de antemano las dificultades de
ejecución, dándole alientos y fuerzas para acometer la empresa;
y concentrando todas las energías del espíritu en un solo acto,
centuplica sus fuerzas y pone de relieve ignoradas aptitudes.
El ejemplo es un poderoso agente de la educación. Todo
ejemplo produce en el espíritu una impresión, un trastorno momentáneo; y si la impresión es intensa y duradera, puede producir una alteración en el curso de las ideas y, por consiguiente,
una variación en la conducta individual. Además, la sugestión
q^e parte del ejemplo llegando hasta el fondo de la vida espiritual, despierta iniciativas, abre nuevos cauces á la originalidad
y pone en acción energías latentes que acaso sin ese estímulo
quedaran para siempre dormidas. También hay que observar
que la eficacia del ejemplo depende de la disposición del que sufre su influencia, por lo que labor meritísima del educador será
preparar el terreno, es decir, abrir el espíritu del niño á la curiosidad, saturarlo de la realidad ambiente, manantial inagotable
de sugestiones.
Hablemos ahora de los grandes ejemplos. Si toda empresa
PÁGINAS DE t'N LIBEO
445
para que sea realizable debe estar en relación con la capacidad
<iel que pretende ejecutarla, es evidente que los grandes ejemplos
propuestos á los niños como modelos que imitar no pueden dar
el resultado apetecido. Las vidas de los grandes honabres no
pueden ser comprendidas por las tiernas inteligencias, á quienes
escapan los altos móviles de la acción de los genios y de los
héroes de la Humanidad. La trabazón de una vida intensa y
grandiosa están compleja, que aun los mayores la admiran muchas veces sin comprenderla. Pero es que además el catálogo de
los grandes hombres está plagado de errores, omisiones é injusticias. De él puede decirse con muchísima razón : «Ni son todos
los que están, ni están todos los que son.» Hay grandezas teaN trales, brillantes y falsas, y otras levantadas sobre pedestales de
sangre y de ruinas. ¿Elegiremos por modelos á Napoleón el
Traganaciones ó á Federico el Grande el Matasoldados? Las
grandezas que no han tenido por móvil el amor á la Humanidad
ó el progreso social son detestables. Por último, el grande hombre se hace por el esfuerzo y la perseverancia; es casi siempre un
verdadero prodigio de voluntad. Y si ante los obstáculos, penalidades y sinsabores que han sido siempre la recompensa de los
verdaderos grandes hombres un espíritu ya formado puede sentir flaquezas, ¿qué no le ocurrirá al frágil é inconstante espíritu
infantil? Vemos, pues, una distancia inconmensurable entre el
alto ejemplo y la posibilidad actual del niño. ¿Deberemos, por
lo tanto, ocultar á los niños estos altos ejemplos? Al contrario,
hay que familiarizarlos con ellos para que de la contemplación
<le los grandes hechos reciban abundantes y provechosas sugestiones.
.5. Autosugestiones. — El espíritu infantil se va formando
entre brumas, y las impresiones del mundo exterior son tan
vagas é imprecisas, que la realidad se confunde fácilmente con
las creaciones de la fantasía. El mundo de lo posible es para el
niño una natural prolongación del mundo real y con frecuencia
una misma cosa. No es, pues, extraño que acepte de buena fe
las invenciones más absurdas y que en ocasiones tome por realidades sus propios ensueños. Una fuerte inspiración puede producir un grave trastorno en su espíritu, y entonces la imaginación, imponiéndose á la serena reflexión, encadena de nuevo las
ideas conforme á una lógica circunstancial y disparatada. Así
se forman las autosugestiones, falsos estados de conciencia, cuyo
446
LA ESCUELA MODBBNA
origen hay que buscar en el sedimento que van depositando enel espíritu pasadas sugestiones. Y aquí hay que traer á cuento,
para condenarla con toda la energía de nuestra alma, la insensata conducta de tantos padres que se complacen en referir á sus
pequeñuelos esos cuentos absurdos de trasgos y brujas, exaltando su imaginación con un mundo fantástico de seres maléficos
y atormentando su espíritu con mil vagos terrores, causa frecuente de las deprimentes y perjudiciales autosugestiones del
miedo.
6. El hábito y la coslumhre. — La costumbre es lo exterior,
como el ropaje del hábito. El fondo del hábito es algo vivo,
permanente y, digámoslo así. biológico; la costumbre, mera
concreción del hábito, es algo muerto, inerte y estadizo. Por eso
los hábitos pueden evolucionar, en tanto que las costumbres
perecen y son substituidas por otras, como cede, renovándose,
la corteza de un árbol. El hábito es más difícil de transformar
que la costumbre, porque sus raíces ahondan en el limo laborable de la vida. El hábito, en una palabra, es algo fundamental
y constitutivo; la costumbre, algo circunstancial y transitorio.
7. La rutina. — He aquí la hija legítima de nuestra pereza
intelectual, el enemigo secular é infatigable del progreso humano. Acecha constantemente en su campo de actividad, que es
universal, pues abarca el pensamiento y la acción para esclavizarnos; se aprovecha de todos nuestros descuidos, de nuestra»
debilidades y abandonos, y pocos serán los dichosos que no hayan sufrido su vergonzosa tiranía. Raros son, en efecto, los espíritus á quienes el ansia de saber mantenga en ese estado deinquietud necesario para asimilarse y mucho menos para conquistar el conocimiento de las cosas. Es más cómodo el no hacer
nada, el no pensar en nada, la indiferencia estúpida ó cuando
más la dulce réverie, engañosa apariencia de actividad intelectual. Son infinitamente en mayor número los espíritus dormidos, ó adormilados, que los despiertos; los que necesitan el latigazo de una fuerte impresión que los que sienten el aguijón del
deseo. Abundan los espíritus ^tó'yoí, que sólo acometen lo fáciU
recibiendo las ideas ya elaboradas, sin examen, sin trabajo personal, tan penoso é ingrato cuando no es espontáneo. Estos espíritus, por pereza ó mala dirección, sienten horror al esfuerzo;
no ahondan en la substancia de las ideas y de las cosas; pasan
rozando apenas con sus débiles alas el arcano del mundo; sin
PÁGINAS DE UN LIBHO
447
tesón ni constancia, sin grandes estímulos, sin fecundas iniciativas, viviendo en una entumecedora atmósfera de perpetua p e reza, nada les atrae ni cautiva, y se contentan con el runrún de
las palabras, que llena y satisface su efímera curiosidad.
Tales espíritus gozan de una vida intelectual precaria ó casi
nula. Son espíritus en perpetua infancia; piensan lo que los demás y como los demás, y cuando el elemento director los abandona, quedan desorientados y pronto pierden una apariencia de
pensamiento, de vida intelectual. Y como carecen de ideas propias y hasta de aptitud y energías para elaborarlas, siguen los
caminos más trillados y conocidos, se repiten constantemente,
sin que sientan estímulo para salir de la uniformidad y monotonía de una vida insubstancial, neutra, gris y amorfa. Esta
repetición lamentable, esta calma mortal de una vida que no se
siente sacudida por el deseo de renovarse... es la rutina. Rutina
en el pensar, que es la atroña y muerte del espíritu, convertido
en triste erial donde sólo arraigan las preocupaciones y los errores; rutina en el obrar, por lo que, cegándose las fuentes de la
verdadera vida, se mata toda iniciativa personal y la conducta
se fosiliza, se estratifica y se hace mecánica. Y así vemos cómo
abundan esos espíritus arcaicos, limitados, sin horizontes, refractarios á toda idea de progreso; esas almas muertas, secas y
tétricas, sin emociones, sin inquietudes, sin alientos, sin nobles
ambiciones, incapaces de sentir el soplo de la generosidad ni de
reconocerla en los demás; esas vidas, en una palabra, vulgares,
prosaicas y embrutecidas.
8. La rutina en la escuela. — ¿Cómo los espíritus frescos y
lozanos, los tiernos espíritus infantiles, de fresca savia y rica
frondosidad; las almitas ingenuas é impresionables, llenas de
curiosidad é insaciables en el deseo de saber, de interpretar el
enigma de las cosas..., cómo es que caen con tanta frecuencia
en la rutina? No será por falta de condiciones, que las poseen
sobresalientes; habrá que buscar la causa de ello en el medio en
que se desenvuelven, en la dirección á que desde sus primeros
«pasos se les somete. Efectivamente, en la escuela reina el absurdo. Preténdese labrar el edificio comenzando por el decorado.
No se persigue formar el espíritu (pensamiento de Montaigne),
sino llenarlo, atiborrarlo, sin reparar antes en la especie ni en
el grado de elaboración de los conocimientos. Lo consideran
como elemento pasivo y meramente receptor. No importa que el
148
LA ESCUELA MODERNA
espíritu del niño no esté aún formado, que no teng-a aún suficiente consistencia y capacidad. Se le deja inactivo ó se le llena de
palabras, convirtiendo en almacén de miserables despojos lo que
debiera ser laboratorio de fecundas ideas. Nada de labor personal; el espíritu infantil no merece saborear el placer intelectual
del descubrimiento; para todos los menesteres está la ciencia
libresca, fomentadora de la pereza, reducida á fórmulas hechas,
que simplifican la tarea de saber á costa de la frescura y espontaneidad del espíritu. Así se mata toda fuente viva de curiosidad,
se despierta invencible antipatía hacia el estudio y se fomenta
el memorismo y la rutina.
RICARDO VILAR NKGRE.
(Maestro do las escuelas públicas de Alicante.)
jaawiaawaMi
JABÓN DE «TOILETTE» ANTISÉPTICO
Los ingredientes son : 500 gramos de jabón, 25 centímetros cúbicos de
alcolioi neutro y 500 gramos de glicerina. Todo ello se mezcla calentándolo al baño maría y se decanta cuando la masa es bien homogénea. D e s pués se deja enfriar hasta que toma la consistencia de una pasta ligera y
fluida, que se echa en moldes de papel; pero antes de esta operación se
agregan 2 centímetros cúbicos de formol y se agita la masa.
LA VIRUELA, TERROR DE LOS NEGROS
El famoso explorador de África Harry Johnston es hombre de valor
probado, pero en muchas ocasiones le ha valido más el ingenio para saUr
de grandes apuros.
Una vez cercaron su sariha (campamento rodeado de arbustos espinosos) una porción de salvajes, los cuales le enviaron un emisario diciéndole
que se entregase.
El explorador se limitó á responder al emisario que había viruela en el
campamento, y en prueba de ello hizo salir un negro que padecía viruelas
locas.
A los cinco minutos los indígenas corrían como alma que lleva el diablo, huyendo del peligro.
Harry Johnston empleó esta estratagema porque sabía que aquella
gente teme más á la «enfermedad blanca», como ellos la ¡laman, que á
todos los inventos de Maxim.
MÉTODO PARA LA EDUCACIÓN DE ÜN NIÑO, SEfiüN BOLÍVAR
Los sucesos inmensos que se verificaron en el sur de Colombia y en el Perú y Bolívar en los años que transcurrieron hasta
1825, ocuparon completamente toda la atención de Bolívar; mas
en el primer término de reposo pensó en su sobrino, hijo de su
hermano Vicente, á quien amaba con ternura, y escribió, enviando desde la Magdalena, cerca de Lima, las instrucciones
para el maestro á quien Alderson hubiera confiado la educación
de su sobrino Fernando, en los Estados de la Unión Americana.
Dicen así:
«La educación de los niños debe ser siempre adecuada á su
edad, inclinaciones, genio y temperamento.
«Teniendo ahora mi sobrino más de doce años, deberá aplicarse á aprender los idiomas modernos, sin descuidar el suyo.
Los idiomas muertos deben estudiarse después de poseer los
vivos.
»La Geografía y la Cosmografía deben ser de los primeros
conocimientos que haya de adquirir un joven.
»La Historia, á semejanza de los idiomas, debe principiarse
á aprender por la contemporánea, para ir remontando por grados hasta llegar á los tiempos obscuros de la fábula.
»Jamás es demasiado temprano para el conocimiento de las
ciencias exactas, porque nos enseñan el análisis en todo, pasando de lo conocido á lo desconocido, y por ese medio aprendemos
á pensar y á raciocinar con lógica.
«Generalmente todos pueden aprender la Geografía y comprenderla, pero no sucede lo mismo con el Álgebra y el Cálculo
integral y diferencial.
»La memoria demasiado pronta siempre es una facultad brillante, pero redunda en detrimento de la comprensión; así es que
al niño que demuestra demasiada facilidad para retener sus
lecciones de memoria, deberá enseñársele aquellas cosas que le
TOMO X X X I I . — N Í T M . 6.°
2»
450
LA ESCUELA MODEENA
obliguen á meditar, como resolver problemas y poner ecuaciones; viceversa, deberá enseñársele de memoria y recitar la&
composiciones escogidas de los grandes poetas; tanto la memoria como el cálculo están sujetos á fortalecerse por el ejercicio.
»La memoria debe ejercitarse cuanto sea posible, pero jamás
fatigarla hasta debilitarla.
»La Estadística es un estudio necesario en los tiempos que
atravesamos, y deseo que la aprenda mi sobrino.
»Con preferencia se le instruirá en la Mecánica y en las ciencias del ingeniero civil, pero no contra su voluntad, si no tiene
inclinaciones á estos estudios.
»La Música no es preciso que la aprenda, sino en el caso de
que tenga pasión por este arte; pero sí debe poseer aunque no
sea más que rudimentos de Dibujo lineal, de Astronomía, Química y Botánica, profundizando más ó menos en esas ciencias,
según la inclinación ó gusto por alguna de ellas.
»La enseñanza de las buenas costumbres ó hábitos sociales
es tan esencial como la instrucción; por eso debe tenerse especial cuidado en que aprenda las cartas de lord Chesterfield á su
hijo, los principios y modales de un caballero.
»La Moral en máximas religiosas y en la práctica conservadora de la salud y de la vida, es una enseñanza que ningún
maestro puede descuidar.
»E1 Derecho romano, como base de la legislación universal,
debe estudiarlo.
»Siendo muy difícil precisar dónde termina el arte y principia la ciencia, si su inclinación lo decide á aprender algún arte
ú oficio, yo lo celebraría, pues abundan entre nosotros médicos
y abogados, pero faltan buenos mecánicos y agricultores, que
son los que el país necesita para adelantar en prosperidad y
bienestar.
»E1 baile, que es la poesía del movimento y que da gracia y
soltura á la persona, á la vez que es un ejercicio higiénico en
climas templados, deberá practicarlo si es de su gusto.
»Sobre todo recomiendo á usted inspirarle el gusto por la
«ciudad culta», donde el bello sexo ejerce su benéfico inñujo, y
ese respeto á los hombres de edad, saber y posición, social que
hace á la juventud encantadora, asociándola á las esperanzas
del porvenir.
»Pueblo de Magdalena, cerca de Lima, año 1825.—Bolívar.»
PASEO ESCOLAR
¿Por qué no vamos al campo?, me preguntan los niños. La
pregunta surge de un deseo colectivo que sin duda ha sugerido
el sol. Un sol que en mitad de un cielo de invierno parece llamarnos por mil sutiles modos para colmarnos de luz y de vida.
Ea, pues; vamos.
^
Mi escuela está formada mitad de rífenos, mitad de españoles,
y revueltos trajes de europeos con pardas chilabas, subimos la
empinada cuesta del otero. Á un lado y otro los trigos, todavía
cortos, delinean el arrecife rojizo de las lomas cercanas á Ceuta.
Á unos cuantos niños que pueden observar les hago ver ciertas
capas longitudinales de conchas y de foraminiferos que indican
que las aguas del Estrecho llegaron hasta alli, es decir, muy al
interiopde la costa, lo que prueba que el Estrecho se retira lentamente. ¡Quién sabe si un día, tal vez no lejano, vuelva á ser
el célebre paso un nuevo célebre istmo, un istmo creador de una
nueva geografía política! Los niños saltan, charlan y juegan
como pájaros en los sembrados llenos de sol. Los rifeñitos quieren llevar á los ensara sobre sus espaldas. Hay en ello una manifestación inconsciente de superioridad física y de cierto sentimiento vago de raza inferior, sin que esto quiera decir que el
niño rifeño se quede corto en las acometividades y reyertas.
Distingamos, pues, lo que es una manifestación instintiva de
inferioridad, de rango intelectual, de una abyección artificial de
esclavo.
No es necesario ser muy lince para descubrir dentro de ciertas analogías las diferencias de raza y de historia de mis discípulos. Los niños rífenos son fuertes y duros; los músculos tensores de sus piernas son de acero y su cabeza de hierro. Por esto
se hace casi imposible que estén tranquilos un momento y sea
tan difícil hacerlos pasar de una idea á otra como grabarles en
sus cerebros las letras del alfabeto. Nuestros niños son masas
452
LA ESCUELA MODEENA
más blandas para las formaciones intelectuales, pero son más
débiles, menos erguidos y robustos. Hacemos muy mal con no
sentir por las formas físicas nuestros primeros y principales
anhelos educativos, y hacemos también muy mal con nuestras
escuelas-almacenes, agotadoras de energía, y por añadidura sin
ningún ideal colectivo, fulgurante, concreto, social, del cual,
como de un dios desconocido, emanara la luz y el calor.
Por fin hemos llegado á la «Tienda de la Gallega». Se corre
la voz de que nos van á invitar á higos (carmusa), y efectivamente, allí, además de los higos, hacemos el reparto de nuestras
provisiones de boca.
Y todos, cristianos y moros, comemos, charlamos y jugamos
bajo los cielos llenos de diafanidades.
Para nada aparecen esas diferencias de creencias, de hábitos
y costumbres que los hombres han hecho irreductibles. Los
niños, ñores humanas, traen providencialmente márgenes en
blanco para que imprimamos en ellos impulsiones hacia la universalidad y solidaridad, patria lejana, pero al fin única patria
espiritual de los hombres.
Y he aquí que cada día que transcurra en el campo y en la
escuela constituirá para estos niños un nuevo enlace, un nuevo
punto común de recuerdo que unirá á estas almas infantiles con
algo más duradero y más plácido que los tratados, las leyes y las
violencias. Las escuelas mixtas y lingües son, después del megtñaje, el más eficaz crisol en donde podrán de cierto modo soldarse dos civilizaciones tan opuestas como son la arábiga y la
europea; la una tan homogénea y estática, la otra tan flexible y
avasallora.
ILDEFONSO YÁÑRZ.
Ceuta.
- • • ^ • d - O «-O-O-»-»—
CURIOSIDADES
En Zante, una de las islas Jónicas, hay un pozo de petróleo conocido
desde hace más de 3.000 años. Herodoto, nacido 484 años antes de la Era
Cristiana, lo menciona ya en sus obras.
En un nido de águilas de los Alpes Orientales encontró hace poco un
cazador el esqueleto de un niño de unos tres años. El hallazgo ha servido
para aclarar el misterio que envolvía ia desaparición de un niño hijo de.
un pastor, ocurrida hace seis años.
POR LA ESCUELA GRADUADA
Estadio hecho y aprobado por la Sección de Estndios Pedagógicos
de la Asociación Kacional del Magisterio Primario.
Á las autoridades
de la enseñanza, á las personas amantéis de ella
y á los padres de familia.
No van estas pocas pág'inas de difusión de una idea dirigidas á los maestros. Es imposible dirigir á ellos sin ofensa razones en pro de la enseñanza graduada, cuando se lian visto
obligados desde el primer día de su labor en la escuela unitaria á distribuir el número, casi siempre abrumador, de niños
en pequeños grupos para hacer un tanto posible su trabajo.
Cuando, una vez empezado éste en una sección, tienen que
interrumpirlo cada dos minutos, pese á todas las disciplinas y
resortes, para reclamar el orden en las otras, confiadas á los
niños más adelantados. Cuando, agotado el remanente de la
bondad y de la paciencia, por la ineficacia de ruegos y admoniciones, ocupan á poco de entrar en el aula el puesto del e n tusiasmo, de la ecuanimidad y de las maneras afectuosas la
malsana excitación del disgusto, los modales amenazadores y
las palabras imperativas que sofocan, y sólo momentáneamente, los naturales impulsos de los niños, pero que no educan ni estimulan ninguno de sus poderes. Puesto entre las mallas de tal organización escolar y agravado el mal por otras
penurias, el maestro no puede hacer que la escuela marche en
labor sosegada y fecunda. Reducida su misión poco más que k
la de mero policía, gastado en pura pérdida su esfuerzo, desalentado por la desproporción entre los medios puestos en su
mano y el trabajo que con ellos debe realizar, no le pidáis que
sea aquel alto y principal elemento de cultura y de renovación
454
LA ESCUELA MODEENA
con que sueñan los que creen que en la vida real puede surgir
de un golpe Minerva armada de todas armas de la cabeza de
Júpiter.
Si para la lucha contra la ignorancia es dado á muy pocos
poseer espíritu de inmolación y de sacrificio, no hay razón para
que la censura caiga de continuo sobre una clase que ni con
aquel espíritu podría, sin otras cooperaciones sociales, triunfar
en la cruzada contra el analfabetismo y la incultura.
Solicitada hace poco tiempo por la Sección de Estudios P e dagógicos de la Asociación Nacional del Magisterio Primario la
opinión de sus miembros sobre la cuestión principal que debía
ser acometida, los votos fueron condensados casi por unanimidad en esta aspiración: Escuelas graduadas. Que vale tanto
como decir: Belaciones y humanos medios de trabajo.
No se puede exigir más elocuente prueba de una noble
aspiración.
Goza cada capital de provincia, por Real decreto de 23 de
septiembre de 1898, del beneficio de tener una escuela graduada
aneja á sus Normales, beneficio que va ganando, aunque muy
lentamente, el ánimo de Corporaciones que han sabido estimarlo. Pero siguen los niños de las demás escuelas públicas de
España, los más informados en este respecto, almacenados en
heterogéneo montón en recintos donde el solo intento de un
débil impulso educador es tanto como querer llegar á la Luna
con la mano.
Y como pretender destruir de un golpe el anacronismo de
tan desatinada organización es remontarse á la región de lo
utópico, veamos cómo pueden utilizarse los_ medios actuales
para ir en seguimiento de la transformación.
PRIMEE CASO
Los pueblos de un solo maestro ó maestra son en España
próximamente la mitad de los que tienen escuelas públicas. Se
encuentran en ellos la peor instalación material y las mayores
dificultades para lograr una concurrencia satisfactoria. En algunas es evidente la no asistencia de un número considerable
de niños de edad escolar; en otras, el excedente de una matrícula razonable debilita, cuando no anula, la acción del profesor, cuya salud y fuerzas tienen también su natural límite.
POB, LA ESCUELA GRADUADA
455
Cincuenta alumnos como máximum (el ideal serían algunos
menos) para cada maestro parece ser por ahora el criterio más
aceptable; pero en aquellas localidades en que la matrícula no
llegue á cuarenta, aun hecha efectiva la obligación escolar,
pueden ser admitidos algunos mayores de doce y menores de
seis años, siempre que se disponga de un metro cuadrado por
lo menos para cada uno.
Por pocos que sean los niños que asisten á una escuela, son
diferentes las edades y desarrollo intelectual. Hacer para cada
uno un grado, y, por tanto, la enseñanza individual, supone
un trabajo casi estéril, y el maestro se debe á todos el mayor
tiempo posible.
Desde luego, los que llegan á la escuela por primera vez, y
buena parte de los recién ingresados, son tabla rasa para los
efectos del programa escolar. Ellos no pueden, sin la constante
acción del profesor, realizar ningún trabajo personal. Deben
formar el primer grado de la escuela.
Al cabo de uno ó dos años están iniciados en todo: saben
leer, escribir, contar; tienen algunas nociones de las diversas
partes del programa; pueden hacer algún trabajo personal de
corta duración. Constituirán el segundo grado.
Después de otros dos años, si estos alumnos han sido bien
dirigidos en los grados anteriores, pueden realizar un trabajo
personal más sostenido; sus fuerzas mentales permiten dar á
la enseñanza mayor extensión, es más visible su progreso, la
labor escolar para ellos más grata, suscita mayor interés en el
seno de las familias. Éstos deben constituir el tercer grado.
Hacer más divisiones de las dichas en escuelas de un solo
maestro ó maestra, es derramar sin éxito el tiempo y las fuerzas del educador; hacer menos, sería agrupar discípulos demasiado heterogéneos en perjuicio de todos y de la marcha normal de la escuela.
Ciertamente los nuevos y constantes ingresos constituyen
una dificultad para esta graduación; pero la buena voluntad
del maestro puede obviarla convenciendo á las autoridades y
á las familias de las ventajas de matricular los niños en una ó
dos épocas á lo más durante el año.
Un poco de tacto y de perseverancia conduce siempre á éste
y otros buenos resultados.
Ahora bien: si el maestro se debe en cada sesión, no á los
456
LA ESCUELA MODEENA
más retrasados ni á los que van á la cabeza, sino principalmente á los de nivel medio, es forzoso que los del primer grado
(el cual, á pesar de todo, habrá alguna vez de subdividir) concurran solos á las sesiones de la tarde, dejando las de la mañana para los del segundo y tercero reunidos.
Hay que desalojar de su último reducto la errónea creencia
de muchos padres, de que á mayor permanencia dentro del
aula corresponde mayor adelantamiento de sus hijos, y de las
autoridades la idea de que basta que el profesor esté muchas
horas en la clase para que la instrucción progrese á compás de
tan largos é irracionales confinamientos.
Partiendo, pues, de las indicaciones que preceden, no debiera haber para cada clase de maestro ó maestra más de cincuenta alumnos, tres sesiones de sesenta, cincuenta y cuarenta
y cinco minutos por la mañana, con un intervalo destinado á
juegos y ejercicios corporales de veinte minutos entre la primera y la segunda, y otro de igual duración entre ésta y la tercera, y tres sesiones de cuarenta y cinco, cuarenta y cuarenta
minutos por la tarde, con intervalos de treinta y de veinticinco
minutos.
Á las sesiones primera, segunda y tercera asistirán los alumnos y alumnas de los grados segundo y tercero reunidos; á las
cuarta, quinta y sexta, solamente los alumnos y alumnas del
primero.
Los maestros con clase de adultos suprimirán la sexta sesión; las maestras sin ella la convertirán en clase de labores
con las niñas que creyeran conveniente.
Parece innecesario decir que para el juego en los recreos y
otros períodos de tiempo que el buen maestro debe dedicarle,
son imprescindibles la plaza, el patio ó el campo escolar.
SEGUNDO CASO
En la localidad hay dos personas para la enseñanza primaria, un maestro y una maestra. Pueden hacerse cuatro grados,
con igual número de sesiones que en el caso primero para los
maestros.
Para las sesiones de la mañana serán distribuidos los alumnos por grados: el primero y el segundo con la maestra; el tercero y cuarto con el maestro. Para las de la tarde se distri-
POB LA ESCUELA GBADUADA
457
buirán por sexos: las niñas con la maestra, los niños con el
maestro.
Aunque las niñas dediquen las tardes á labores, algo de
gimnasia rítmica, canto, explicación de fenómenos naturales,
etcétera, y los niños á trabajos manuales. Dibujo, experiencias
de Física, ejercicios corporales y otras ocupaciones, á casi todos
accesibles, debe relevarse de la asistencia á ellas, á las clases
de la tarde, á aquellos alumnos de escaso ó nulo aprovechamiento, que dificultan además el avance de los otros.
Pueblos habrá, en que sea conveniente otra organización,
así en éste como en el anterior y posterior casos. Acéptese la
que parezca mejor: aquí no se trata de rígidas normas, sino de
soluciones posibles que á las autoridades y maestros toca principalmente buscar.
¿Conviene en algún lugar que sea la maestra quien se encargue de los grados tercero y cuarto, y del primero y segundo
el maestro? ¿Por qué no hacerlo?
¿Ofrece algún peligro ó está en oposición con el interés de
las familias el que algunos niños se hallen fuera de la escuela
mientras los demás están ocupados por el profesor?
¿Por qué no buscar otra persona que, mediante una modesta gratificación, se haga cargo de ellos, bajo la dirección de
los titulares?
¿Se considera, como en casi todas las escuelas del extranjero, que las labores, como enseñanza especial, deben darse
por las maestras en horas distintas á las de clase, á cambio de
una justa remuneración?
En tal supuesto, la graduación, y, por tanto, la unidad del
quehacer en cada período de trabajo, obtendrían un considerable beneficio.
TERCER CASO
La principal causa que impide la labor provechosa de una
escuela se halla en la asistencia de un número mayor ó menor
de niños pequeños conjuntamente con los de más edad, resistencia y conocimientos. No es pedagógico, además, obligarles á
una permanencia escolar de igual duración que la de los otros.
Ambas dificultades se pueden orillar: hágase un primer grado
mixto, que asistirá á las sesiones de la tarde; un segundo grado, mixto también, que concurrirá á las de la mañana con el
458
l A ESCUELA MODEENA
mismo profesor ó profesora; un tercer grado, de niños solamente, para que mañana y tarde asista con otro maestro, y un
tercer g-rado de niñas para la maestra. No es necesario decir
que la graduación en todos los casos supone programas cíclicos, ni que la reunión de niños y niñas no pueda ni deba llevarse á todos los grados allí donde las autoridades, padres y
maestros la consideren conveniente.
CUARTO CASO
Siendo dos los maestros y dos las maestras de la localidad,
y fuera de toda duda el que á los pequeños.se les debe disminuir algunas horas de clase en beneficio de su salud y del m a yor progreso de los otros, la división en cinco secciones para
cuatro grados con bifurcación el último para niños y niñas
parece la más aceptable. Tendríamos entonces:
Primer grado, mixto, tarde, con una maestra.
Segundo id., id., mañana, con la misma.
Tercer id., id., mañana y tarde, con un maestro.
Cuarto id., niños, id. id., con otro; y
Cuarto id., niñas, id. id., con la otra maestra.
QUINTO CASO
Las mismas razones y las omitidas en los casos precedentes
en gracia al buen sentido de los llamados á intervenir en el
mejoramiento de la actual organización, abonan la formación
de seis secciones para cinco grados, donde sean cinco entre
maestros y maestras. Resultaría la distribución de grados y
personal del modo siguiente:
Primer grado, mixto, tarde, con maestra.
Segundo id., id., mañana, con la misma.
Tercer id., id., mañana y tarde, maestro.
Cuarto id., id., id. id, maestro ó maestra.
Quinto id., niños, id. id., maestro; y
Quinto id., niñas, id. id., maestra.
Si hay maestra en el cuarto grado y las niñas de él han de
recibir enseñanza de labores, los niños se distribuirán entre el
tercero y quinto á la hora en que corresponda esa enseñanza;
si hay maestro, pueden las niñas asistir al quinto de su sexo á
recibirla.
Llegamos, finalmente, al caso en que siendo más de cinco
s^-fp
POR LA ESCUELA GBADUADA
459
las personas, mitad maestros y mitad maestras, salen al paso
de la graduación menores obstáculos.
Á los que ya la tienen establecida, ¿qué decirles cuando pudieran ellos aportar más datos de los que aquí se pueden consignar? Pero para los remisos y vacilantes no serán ociosas
algunas consideraciones.
La frase «con buenos maestros todo está ganado», no contiene sino una verdad relativa. Hasta el que logra alcanzar una
elevada formación profesional va dejando en la luclia contra
las adversidades del medio fervores y entusiasmos. No ya por
él, sino por los altos intereses sociales puestos en su mano, es
necesario que viva bajo el constante influjo del estímulo, derivado, en primer término, del cambio de organización, y en
segundo, de prestar oído á otros justificados llamamientos.
Ya no se discute la necesidad del edificio-grupo en que aloj a r la escuela graduada, y menos aún la bondad del sistema;
pero mientras el primero no pasa hoy de una aspiración, el
segundo va llegando á venturosa realidad donde las autoridades quieren que lo sea.
Los grados que pueden formarse con las niñas de localidades donde haya tres profesoras, dependerá de la población
escolar femenina, siempre partiendo del supuesto de un máximum para cada sesión y maestra de cincuenta alumnas. ¿Son
tres los grados? Pues todas las niñas trabajan á la vez. ¿Son
más? Entonces alguno ha de quedar sin clase á determinadas
horas, según la combinación que se establezca, á menos que se
eche mano del auxilio de otras personas.
Exactamente lo mismo cabe decir respecto de los niños.
El destino de éstos á su ingreso al correspondiente grado,
el uso que deba hacerse del material, la determinación del local
y grado para cada uno, de horarios, programas, trabajos extraescolares, etc., etc., obra de concordia y de compenetración de
todos debe ser. Habrá asuntos que deban ser tratados en reunión, otros que puedan ser resueltos por el previamente designado, y no faltarán ocasiones en que las consultas al inspector,
su autoridad y sus consejos allanarán todos los obstáculos.
Donde haya cinco ó más profesores para cada sexo, conviene
que uno quede sin sección á su cargo, en funciones de director
ó directora, respectivamente, designado por los demás, si la ley
ó las autoridades competentes no hacen tal designación.
460
LA ESCUELA MODEENA
No es, ni mucho menos, éste un cargo de cómodo descanso,
Máltiples detalles han de absorber la actividad de quien lo desempeñe. Ni el poder autoritario y despótico, suscitador de rebeldías y disensiones, ni la demasiada blandura, que desarticula y relaja, son con él compatibles.
Llevar la matricula; destinar á los que llegan por primera
vez á la sección correspondiente; cambiar á algún alumno de
grado dentro del curso cuando su interés y el de la enseñanza
lo demanden; hacer la clasificación al dar principio el año escolar, de acuerdo con los demás comprofesores; suplir á éstos
en ause'ncias y enfermedades; gestionar cerca de los padres negligentes la normalidad de la asistencia de sus hijos; poner á
disposición de cada profesor en el momento preciso el material
que necesite; preparar paseos, excursiones y juegos, debe ser
tarea encomendada al que dirija, el cual tiene además sobrado
espacio para su acción en el examen de libros y revistas que
deban figurar en la biblioteca, de uso común, en la frecuente
comunicación con los que fueron alumnos, en el registro antropométrico, en la Memoria anual de los trabajos realizados, de
las dificultades vencidas y por vencer y de los ideales para lo
futuro, en la preparación de fiestas de la escuela, trabajos de
extensión, etc. La devoción de todos y su interés por la enseñanza habrán de ocupar en estos organismos el lugar de los detalles de reglamentación. No obstante, donde el reglamento se
considere necesario, nada se opone á su confección y práctica.
Á la capacidad y buen deseo de las autoridades y maestros
principalmente corresponde llenar las lagunas de este breve
folleto, intencionadas muchas por estimar superfino lo que en
ellas se hubiera contenido.
Por eso se indica solamente el concurso insubstituible de la
Inspección, y nada se dice de lo referente á los factores todos
que deben integrar un buen tipo de escuela graduada.
Pidamos por ahora escuelas que funcionen, posibilidad de
enseñar, y preparemos á la vez el advenimiento para todos los
pueblos del grupo nuevo, con campo escolar, aulas alegres,
salas de Dibujo y trabajo manual, biblioteca, museo, gimnasio,
lavabos, baños, piscina de natación, inspección médica, cantina, Cyja de ahorros, orfeones..., cuanto constituye en los pueblos más adelantados el secreto de su prosperidad.
A. G. R.
EL PROBLEMA DE LA INFANCIA
Con mucho gusto publicamos la bien escrita Memoria de nuestro que íido amigo el joven abogado D. Eugenio Oemborain Ohavafría, trabajo
notabilísimo que se relaciona con el problema de la educación del niño en
sus distintos aspectos como higiene moral ó profilaxis contra la delincuencia, y que en la actualidad es objeto de amplia discusión en la Real
Academia de Jurisprudencia y Legislación.
La favorable circunstancia de reunir el autor el doble carácter de abogado y pedagogo, hace más interesante el estudio de la Memoria referida,
«n la cual encontrará el sociólogo la explicación de machos fenómenos de
orden moral, cuyo origen radica precisamente en la falsa cultura del niflo
por la manera de suministrársela, en que no se le educa como corresponde
y, por tanto, no se le capacita para las luchas de la vida, ni sabe discernir
ni regular su conducta subordinándola á lo que el deber impone.
Y dejando á un lado preámbulos innecesarios, supuesto que tenemos á
la vista el folleto ó Memoria en cuestión, estudiemos su fondo doctrinal
envuelto en forma literaria y elegante, felicitando al autor por su obra y
deseando que tan hermosas iniciativas encuentren acogida en los Poderes
públicos, algún tanto distanciados de las escuelas primarias, que son el
punto inicial de todo progreso.
El 8r. Oemborain tiene la palabra.
SF.ÑORES ACADÉMICOS:
Me hice promesa, en época no muy lejana, de no dirigiros
desde aquí la palabra, fundado en mi creencia de que la tribuna
-que ocupo debe ser renovada constantemente. Á pesar de estos
propósitos hoy he de venir á molestaros, contrariando mi modo
de pensar, en tal forma y en tal modo que antes de continuar he
de pediros perdón, por dos causas: la una por haber roto á
hablar, la otra por ocupar este sitio por segunda vez, que no
parece sino que yo, con las pobres luces de mi escaso saber, sea
el elemento preciso é indispensable para deslucir estas sesiones
académicas en que el esplendor de la discusión nace de la brillante forma con que exponéis vuestros sólidos conocimientos.
Entre vosotros y en el pasado curso apareció un heredero de
\'
462
LA ESCUELA MODERNA
cierta arma florentina de dos filos, que gusta de esgrimirla t o mándome como blanco, empezando una bien escrita Memoria
con alusión á un trabajo modesto como mío, reproduciéndola al
mediar sus páginas y recordándola al terminarlas; no os extrañe
que en la única forma que me ha sido posible, yo la recoja.
El párrafo principal, indudablemente á mí dirigido, es el siguiente (1):
«Se trataba de uno de esos casos frecuentes en nuestros primeros menesteres de letrados noveles que dan escasa honra y
menos pesetas, en que tenía que defender á un pobre infeliz y desgraciado muchacho que había hurtado de un puesto ambulante
algunos libros de poco valor y amenidad: anterior á mi modesto
juicio oral acababa de celebrarse en la misma Sala un juicio por
jurados. El presidente del Tribunal, un excelente é ilustrado magistrado, al ver comparecer al reo joven y que aparentaba aún
serlo más, con cierta cara de inocencia y de temor, y al letrado
que poseía un aspecto escasamente convincente en ciencia y experiencia jurídica, no pudo menos de exclamar: «Vamos, esto
parece un juego de niños comparado con lo anterior»; y reparad,
señores académicos, que si bien el abogado y el reo éramos, si
no precisamente niños, bastante jóvenes, el juicio se desenvolvió
como si hubiésemos sido todos personas mayores y duchas en
nuestros respectivos oficios, no faltando la prueba testifical, documental, pericial, acusación elocuente del fiscal y sus pujitos de
oratoria del debutante, por parte de este modesto académico, desarrollado todo en idéntico escenario, exceptuando cierta limitación natural en la extensión oratoria y de prueba y el prescindir
de las figuras mudas del Jurado, el juicio titulado de niños fué
igual al que había al parecer agobiado y cansado alg'ún tanto el
espíritu del dignísimo presidente de una de las Salas de la Audiencia provincial de Madrid. Decidme, señores académicos, sien
esta expresión sincera y verdadera, j%ego de niños, no es señal
evidente y clara de que nuestra conciencia reclama un cambio,
una modificación en nuestro modo de enjuiciar y juzgar á los
jóvenes delincuentes, y los Tribunales para esta clase de, delitos
no se imponen más honda y necesariamente en nuestra patria
que ciertas más ó menos tímidas modificaciones en la Constitu(1) Breves- diHquüiciones acerca de la juventud
Loring. Curso de 1908 á 1909.
delincuente^ por D, Tomás Silvela
EL PEOBLEMA DE LA INFANCIA
463
ción, que sirven á lo sumo para tonificar ligeramente la vida
decaída de ciertos programas políticos.»
Del párrafo que acabo de transcribir del Sr. Silvela se deducen varias consecuencias á cual más interesantes, que vamos á
esponer.
Primera, ü n chicuelo, la primera defensa de un abogado,
ha hurtado de un puesto ambulante algunos libras depoco valor
y amenidad; es decir, que se trata de un hurto superior á diez
pesetas — se habla de haberlo juzgado la Audiencia y no se
expresa fuera el acusado reincidente — de libros de poco valor
y amenidad: luego dada su calidad y su valor en venta, no es
aventurado suponer que fueran de texto.
Segunda. Anterior á la celebración de este juicio se había
verificado otro por jurados, y el ilustrado presidente del Tribunal, al ver la juventud del abogado y del reo, exclamó; «Esto es
un juego de niños comparado con lo anterior»; que á pesar de
esta frase y de la juventud del debutante y del procesado, es de
creer que seria condenado éste, aunque á menor pena que el juzgado en primer lugar.
Tercera. Que si bien el abogado y el reo eran bastante jóvenes, el juicio se desenvolvió como si hubieran sido todos personas mayores y hechas en sus respectivos oficios, con toda clase
de pruebas, los discursos del acusador y la defensa, y sin cansar
el espíritu del culto presidente de la Sala; deduciéndose de estos
hechos y de una frase que antes hemos citado la necesidad de
enjuiciar y juzgar á los jóvenes delincuentes de otro modo y con
otros Tribunales.
¡Señores académicos! ¿Puede decirse seriamente que del contraste entre la edad de los que forman el Tribunal sentenciador
y los que ocupan el dignísimo puesto de la defensa y el infamante banquillo, surge la necesidad de variar la organización de
los Tribunales y el procedimiento criminal cuando de jóvenes
delincuentes se trata? Pues entonces hagamos Tribunales de
niños ó esperemos á que el abogado y el reo envejezcan. ¿Es que
la necesidad de estos nuevos Tribunales aparece de haberse verificado prueba y haber informado el representante de la ley y el
defensor? ¿Es que no debe verificarse prueba? ¿Es que no hay que
acusar? ¿Es que no se debe defender?
No; de este contraste, de aquellos actos que se realizaron, de
una frase amable de un funcionario que se inspiró en la simpatía
464
LA ESCUELA MODEENA
que la juventud á todos produce, no se deduce nada; la necesidad de estos Tribunales se concluye lógica y racionalmente del
poco ó ningún discernimiento con que el joven obra; de que la
«corrupción que comienza en los albores de la vida ofrece el riesgo de producir una degeneración más difícilmente reparable» (1)
y que importa mucho reparar; de las causas extrañas que indujeron á realizar el hecho; de la necesidad de conocer la causa
interna y personal; de la existencia de penas que no se imponen
al que causó el perjuicio con la ejecución del delito, sino á terceras personas, como la privación de la patria potestad; de otras
muchas causas que obligan á que intervenga en los autos un
juez con cultura especial, un magistrado conocedor del alma del
niño y de los remedios para curarle, en fin, una persona compenetrada de la Sociología y especialmente de la Pedagogía, en
igual forma que para la enseñanza de los llamados anormales es
preciso en primer lugar, no un maestro, sino un médico que
regule la cantidad de conocimiento que debe administrarse y aun
en algunos casos la forma y la hora, suponiendo que el médico
es á la vez pedagogo.
Cuarta. Estos Tribunales para jóvenes, cuyo fundamento
brevemente hemos expuesto, se imponen más honda y necesariamente en nuestra patria que una reforma constitucional más
ó menos tímida.
Esta conclusión se dirige á un trabajo mío que precisa ser
recordado. El trabajo aludido tiende á hacer ver cómo nuestra
Constitución no indica el procedimiento que debe seguirse para
su reforma, y pretende estudiar dos cuestiones que presenta en la
siguiente forma : ¿Nuestra Constitución es ó no reformable? En
caso afirmativo, ¿qué procedimiento debe emplearse para reformarla? Y antes de contestar á estas preguntas hace una referencia á las lagunas, atrasos y confusiones que en dicho Código fundamental existen, con objeto de precisar más las opiniones de la
juventud en esta materia y probar cómo se hace necesaria una
revisión constitucional. Y, cosa rara, se sostuvo por varios señores académicos, á los cuales, como á todos los que intervinieron
en la discusión ó pensaron hacerlo, yo estoy sumamente agradecido, que la Constitución no debía reformarse por ahora, pero
que sí era susceptible de variación, y el único que afirmó que era
(1) Joly : Lo infancia deliitouents, p&g. 88.
EL PBOBLEMA DE LA INFANCIA
466
un cuerpo fijo, impenetrable, estático, fué un simpático compañero que, con su amable ironía, terminó su hermoso discurso
pidiendo mi decapitación.
Indicado ya el tema que dio lug-ar á una discusión que siempre recordará con agrado la Academia por la brillantez con que
los oradores la mantuvieron y por la exposición de ideas y razonamientos que se alegaron por una y otra parte, pudiera ahora,
imitando nuestra enseñanza universitaria, entrar en una polémica sobre la importancia de la tesis, en la que concluyese
demostrando ó intentando demostrar la importancia excesiva del
asunto, de tal forma que apenas se pudiera dar un paso en nuestra regeneración ó en el avance de nuestro derecho positivo sin
la previa resolución del arduo problema que á discusión de vuestras ilustraciones traje.
Pero no; me cumple manifestar ahora que los Tribunales
para niños no son de absoluta necesidad en aquellos paises como
el nuestro, en que tenemos muchos problemas que resolver, sin
los cuales no producirían ningún resultado beneficioso (1), y que
la Constitución necesita modificarse y hacerse cumplir, como
ahora pienso probar.
Pueden presentarse textos de todas épocas; nos reduciremos á
unos pocos. El primero es recomendar la lectura del discurso con
que aquel espíritu culto de D. Francisco Silvela inauguró un
curso académico (2), exponiendo «algunas reflexiones prácticas
y de aplicación más ó menos inmediata en nuestro país acerca
del alcance que nuestras costumbres políticas han dado á la
inmunidad parlamentaria, de los peligros y daños que los abusos
de tal privilegio pudieran llevar consigo y de las reformas que
convendría preparar en su ejercicio, sin riesgo de altísimos intereses y de libertades preciosas ya adquiridas».
Veamos lo más moderno. Dos hechos se deducen de los execrables sucesos que toda conciencia honrada condena y no pueden tener justificación más que en cerebros perturbados, desarrollados en Barcelona durante la Semana trágica.
(1) Condenado u n joven delincuente á u n a pena de privación de libertad,
¿dónde le enviamos?... ¡A S a n t a Rita!
(2) I n a u g u r a c i ó n del curso de 1889 á 1890 en la B e a l Academia de J u r i s p r u
dencia y Legislación. — V é a s e m i folleto La rc/orma constitucional en España^ p á gina 15.
TOMO X X X I I . — N Ú M . 6.°
30
466
LA ESCUELA MODEBNA
«De todas las referencias hasta ahora recibidas sobre aquellos
sucesos, se desprende que se les debe considerar como una huelga general del mundo obrero de Cataluña, en protesta contra
la guerra y la redención á metálico, estimulada, organizada y
aprovechada por los elementos revolucionarios republicanos ó
declaradamente anarquista» (1).
Resulta que los agitadores de la masa pública tomaron como
fundamento los hechos expuestos y algunos otros, logrando el
fin que se proponían (2); luego puede rotundamente afirmarse
que encontraron eco en la opinión; que existia y que mientras
no se resuelvan estos problemas existe una masa numerosa (3)
de ciudadanos que aspira á una organización más democrática
del servicio militar.
Así venimos á deducir que la Constitución debe ser estudiada
«en su art. 3.°, con el cual ha podido establecerse la redención á
metálico, haciendo de este modo que el servicio militar, en vez
de ser obligatorio y general, como resultante de un deber que
todo ciudadano tiene, sea en la práctica una carga impuesta sólo
á determinadas clases que por su falta de recursos y por su edad
son las más necesitadas en el hogar doméstico, logrando hacer
antipático al pueblo lo que delia ser por todos respetado y querido,
por significar, además de nuestra fuerza, base del respeto que
(1) Todo lo que espongo aquí está tomado de tin artículo t i t u l a d o « L a camp a ñ a de Melilla y los sucesos de España» que, firmado por Interino, se h a publicado en el n ú m e r o 128 de Nuestro Tiempo, correspondiente al mes de agosto
de 1909. Excuso decir que, dado el silencio que la prensa g u a r d a cuando escribo
estas líneas, creo ésta la opinión m á s autorizada y me abstengo de e m i t i r l a p r o pia, que no he podido formar.
Dedúcese de este articulo que la situación que trajo al soldado la c a m p a ñ a de
Melilla obligándole á guerrear; la perturbación que lleva á la economía nacional
toda lucha; el famoso sistema de licencias trimestrales, que luego se h a c e n ilimitadas, obligando en casos como los actuales á suprimirlas, llamando á filas á los
que las disfrutan; la necesidad de acudir á la reserva activa á las primeras de
cambio por el poco tiempo que están en filas los soldados (dos años próximamente);
el respeto á las unidades formadas, y como consecuencia, el l l a m a m i e n t o de
reservistas, algunos CMSados; l a redención á metálico, e t c . , fueron los hechos en
que se fundaron los que se p r o p o n í a n soliviantar la opinión y á los que a y u d a ron, consciente ó inconscientemente, la p r e n s a avanzada y algunos partidos politices.
(2) Como se prueba con haberse suspendido la redención á metálico y haberse
t o m a d o determinadas medidas en favor de los reservistas.
(3) La h u e l g a fué patrocinada, ó por lo menos auxiliada, por la clase patron a l , que además de no oponerse á ella, satisfizo á sus obreros el j o r n a l del paro
forzoso á que se vieron obligados por los sucesos posteriores.
EL PEOBLEMA DE LA INFANCIA
-167
merezcamos á las restantes naciones, la representación perenne
de nuestras pasadas grandezas» (1).
El seg-undo hecho es claro y manifiesto; se dice que recriminadaunamujer del pueblo por quemar un Asilo en el cual habían
sido albergados sus hijos, contestó:
«¡Ahora no me importa, que ya son grandes!»
Y el articulista que me facilita estos datos, quepor cierto escribe en conservador, comentando este y otros hechos, dice:
«Pues es más horrible que ese egoísmo salvaje el saber que
es un ejemplo que viene de lo alto, de las más elevadas clases
sociales á esas masas humildes azotadas por el malestar económico y por el desamparo moral. Es horrible que el pueblo, cuyos
hijos beneficiaban directamente de todas esas obras cristianas,
haya contemplado y consentido su ruina; pero es más horrible
que aquellas clases sociales que pagarán con su bienestar presente la ruina de la Iglesia, no hayan encontrado en sí mismas,
sino en muy contados casos, el valor suficiente y la abnegación
precisa para dar la cara en esos sucesos, demostrando que no
eran ellos un pleito entre el Poder público y la anarquía, sino
un episodio de la lucha á muerte entablada entre la sociedad
actual y sus enemigos.» (2)
Hubo en Barcelona cincuenta y seis edificios religiosos siniestrados en mayor ó menor importancia (3), probándose que las
hordas, al hacerse dueñas de la población por tmos Mas, manifestaron su mayor odio, que era contra el catolicismo, no apareciendo una reacción de parte de los creyentes que evitase estos actos.
Ahora permitidme otra autocita que os demuestre si no planteábamos bien el problema:
«La verdad, la tristísima verdad — como afirma un historiador—es que, no habiéndose vigorizado con la lucha el sentimiento religioso, ha degenerado en el ánimo de muchos en una
(1) De mi citado foUeto, pág. 12.
(2) Del articulo citado. Apoya esta opinión su a u t o r on párrafos del Correo
Catalán, de la lievista de Sahadcll, en la frase del Sr. C a r n e r : «¡So ve que no quemaban más que conventos!», y recuerda aquel juicio de Anatole Franco : « P a r a
los más el catolicismo es a ú n la forma más decorosa del descreimiento.« (Donosa
cita que se agradeció poco.)
(3) Además de los edificios indicados se asaltaron algunas tiendas de armas,
con objeto de proveerse los sediciosos; hubo algunos ataques á la fuerza pública
á fin de sostener la rebelión, y se cortaron las lineas telegráficas y ferroviarias
con el deseo de evitar la llegada de refuerzos y la comunicación de noticias.
4.(58
LA ESCUELA MODERNA
práctica rutinaria y puramente externa, en la cual no entran
para nada el corazón y el raciocinio. Y este hábito, cediendo á
los embates de la propaganda religiosa, va perdiéndose á su vez,
quedando sumido el espíritu en la más enervadora indiferencia» (1).
¿Es ó no llegada la hora, se figure en las filas de los creyentes ó no, de admitir la libertad de cultos, haciéndola llegar á
nuestras leyes? (2).
Por tres puntos hemos visto que se impone la reforma más ó
menos tímida de nuestra Constitución; pasemos ahora á la quinta y última deducción: que sirven á lo sumo para lonijicar ligeramente la vida decaída de ciertos programas políticos.
¿De qué programas? ¿De qué partidos? La juventud a,ctual,
decrépita, sin fuerza propia, sin vigor ninguno, ve el engaño de
oposiciones que continuamente se anuncian; ve medrar y prosperar á los que junto á ella dieron los primeros pasos, sin poner
ningún esfuerzo en la lacha; ve cómo el favoritismo acumula
varios empleos y dignidades en algunos pocos, mientras la generalidad no encuentra medios de vida; ve infinidad de reptiles que
deentre ella salen y no los aplasta, no los aniquila. La juventud,
en vez de reclamar en un viril esfuerzo su derecho á la vida, la
necesidad en que se halla de ponerse en condiciones de combate,
suplica, ruega y logra por la intriga lo que no supo adquirir ó
nunca pudiera aspirar por su legítimo esfuerzo, por su propio
derecho (3).
Quien tiene esta idea de lo que es y debía ser la juventud,
quien conoce un poco la historia de los partidos políticos, no
puede, no debe figurar en ninguno de ellos.
Recogidas estas ideas y rememorados estos hechos, pasemos
á exponer la tesis anunciada.
(L) De mi folleto, i^ii^. 12
(2) El Sr. Valdés Alaiz , en la sesión de 20 do mayo de 1908, dijo que el artículo 11, en vez de favorecer á la religión, va en contra de ella, citando en su apoyo al Sr. Vázquez Mella.
(B) «Hay en Kspaña u n a j u v e n t u d que, ó se La educado por sí misma, ó lia
sabido elegir mejores conductores que los designados por la sabiduría oficial; hay
en esa j u v e n t u d políticos no malogrados todavía por el contacto con lof viejón,
aunque por mal entendidos respetos parezcan dejarse dirigir por ellos... iDéjense
de respetos que nadie lia de agradecerles! ¡Juventud española, adelante, arriba, á
la conquista del G u r u g ú nacional! El miedo h a gobernado b a s t a n t e . > (DeD. J a c i n t o
Benavente en El Ititparclal del 13 de septiembre de 1909 )
EL PBOBLEMA DE LA INFANCIA
469
NOTAS SOBRE EL PROBLEMA DE LA INPANCLA
«Para destruir el ejército del inal, h a y
a n t e todo, que destruir la m a s a en quo se
recluta." (Del discurso del ministro b e l g a
Le J e u n e en ol Congreso de l a Unión I n t e r nacional del Derecho penal, celebrado en
Paris en 1898.)
P l a n t e a n d o el problema.
La especialización que boy atomiza el estudio de la Ciencia
es muy discutida, aun debiéndose á ella el g-rado de esplendor
que alcanza ésta en la actualidad. El principal arg-umento empleado por sus detractores es de bastante fuerza; se refiere á que
falto á veces el especialista de los conocimientos g-enerales relacionados íntimamente con la cuestión quo trata, tergiversa ¡las
cuestiones, presentando soluciones al parecer lógicas, pero que
luego, al contraste con otros aspectos del problema, resultan
totalmente falsas y en pugna con la realidad.
Esta causa mundial, que por depender del autor en cada
asunto y en cada país puede darse, se complica en nuestra patria
con el afán de las citas de legislaciones y autoridades extranjeras; autoridades que en la generalidad de los casos lo son por
ceder barato el derecho de traducción, y legislaciones que no
existen más que en los periódicos oficiales y están sin practicar
por falta de medios económicos con que desenvolverlas ó por
haber resultado en la práctica de perniciosos resultados.
Esta apreciación es tan exacta, que puede decirse que casi
todo el libro de D. Marcelino Menéndez y Pelayo, titulado La
Ciencia española (1), tiende á probar cómo una de nuestras más
grandes desgracias, que durará mucho, es el haber roto nuestra tradición científica para sólo estudiar la ciencia extranjera,
que muchas veces no nos convence y otras no se adapta á nuestro genio, produciendo las anomalías en España existentes y la
carencia de sabios, pues el que por sus conocimientos y condi(1) Especialmente los arficulos Be re lnhli(KjrdJica é Inv-ntaiio hihlvn¡i-^ifi<-'> de la
Cú-ncil t\^pañola.
470
LA ESCUELA
MODEBNA
ciones pudiera llegar á serlo, queda reducido á un importador
más ó menos afortunado de las ideas sustentadas por autores
extranjeros.
Y aun puede agregarse, y esto nos lo dicen de fuera (1), que
la decadencia en España se debe á que los hombres más salientes de nuestro siglo no poseen dotes fundamentales propias,
siendo sus éxitos debidos en parte á la ocasión y en parte á la
imitación del extranjero.
En uno de los problemas en que singularmente se muestran
estas apreciaciones es en el de la infancia, pues muy general es,
cuando de él se trata, olvidar el principal aspecto en que merece
ser considerado, el administrativo, y estudiarlo en sus relaciones
con el Derecho penal, atendiendo en primer lugar á la infancia
delincuente.
Claro es que la infancia delincuente merece ser estudiada y
que en el Derecho penal se encuentra la principal cuestión que
su existencia plantea; pero no es menos cierto que ha de presentarse este problema con carácter marcadamente secundario, ya
que su solución exige, en líneas generales, la existencia de locales apropiados para cumplir su pena los que resulten condenados á privación de libertad, la de escuelas especiales para aquellos otros que sin ser privados de ella necesiten una constante
vigilancia, y un número de personas que puedan servir con
favorable resultado los cargos de jueces, inspectores y jefes de
los correccionales; en junto, una carga más en nuestro Presupuesto, que apenas puede sufrir las que sobre él pesan y además
tiene otras atenciones de mayor interés en descubierto, y la creación de una plantilla de empleados públicos que con seguridad
serían inútiles para cumplir su misión por falta de la preparación debida.
Pretender solucionar este problema antes que otros que más
deben llamar la atención pública y que la infancia plantea, es
recordar la gestión de nuestro Ayuntamiento, que malgasta el
dinero en una banda municipal, mientras abandona servicios
reclamados por la higiene, salubridad y moral del vecindario,
cuales son: el alcantarillado, la existencia de casas insalubres y
el sostenimiento de escuelas, algunas de ellas instaladas en la
(1) El genio de E'ipaña, artículo de Havelock Hellis, publicado on T/tc Ninetecnth
Cciituyt/ and A/ter. Mayo de 1902.
EL PEOBLEMA DE LA INFANCIA
471
misma casa donde el trainel y la ramera tienen su morada de
escandaloso y repudiable vicio.
El problema de la infancia nace con ella; es más, puede asegurarse que es anterior á su nacimiento; no otra cosa supone el
cuidado de la madre en bien suyo y del niño durante su vida
intrauterina, que tiene por objeto la Maternologia, y luego, al
realizarse el acto fisiológico por el cual da á luz la hembra el
feto que tenía concebido, aparecen la multitud de cuestiones de
que la Puericultura se ocupa.
Una y otra merecen ser atendidas con el debido cuidado para
adquirir de ellas claro y seguro conocimiento. «Ser la primera
nación de Europa en nupcialidad, la sexta en fecundidad, y
figurar casi á la cabeza de todas en mortalidad, es una triste supremacía que sólo á nosotros estaba reservada» (1), y que muestra de indudable modo la imprescindible necesidad de atender
á este problema, buscando soluciones para que estos datos que la
realidad nos presenta no perduren. Á la Administración pública,
inspirada y auxiliada por un Cuerpo de médicos especialistas —
afortunadamente hay algunos muy conocedores de este problema entre nosotros (2)—y ayudada por la inagotable caridad de
la mujer española, corresponde adquirir y poner los medios n e cesarios para lograr este fin que no solamente nos impone una
necesidad patriótica, sino un alto deber humanitario.
Basta enumerar las cuestiones que se plantean, en las que el
sociólogo y el médico son los llamados á intervenir, para conocer su importancia. Son las siguientes: relativas al matrimonio:
medios para evitar su actual crisis, conveniencia de prohibirlo
entre degenerados ó enfermos crónicos; referentes á la madre:
clasificando su estudio según su situación económica (rica y
pobre) y según su situación legal (hijos legítimos é ilegítimos),
y dentro de éstos la prostitución y los delitos maternos (el infanticidio y el aborto), y relacionados con el niño, clasificando esta
materia por el cuidado que pone la madre en sus deberes (cuidado perfecto é imperfecto y abandono completo é incompleto), y
teniendo en cuenta, por último, si la madre trabaja ó no.
Á esta diversidad de problemas debe añadirse que se plan(l) Dr. González ReviUa (D. Gerardo): La protección á la infancia abandonada.
Bilbao, 1907, p á g . 9.
(2j Los r e p u t a d o s nombres de los Dres, Ulecia, Tolosa L a t o u r y Llórente se
recuerdan con respeto y agradecimiento al hablar de estas cuestiones.
472
LA ESCUELA MODEENA
tean otros de carácter por completo higiénico, y mencionar aquellas instituciones, debidas á la iniciativa privada unas y sostenidas por la Administración otras, que tienden á evitar los daños
morales y fisiológicos producidos por estas causas, figurando
entre ellas desde las llamadas «Ferias de maridos» hasta los
«Patronatos de represión de la trata de blancas», y siendo dignas de notarse por los favorables resultados que producen «Las
Mutualidades maternales», «El Refugio obrero y las Maternidades secretas», «Los Asilos para convalecientes», «La Gota de
Leche», «Los Dispensarios» y «La Sala-cuna».
El segundo aspecto de este problema, quizá el más importante, es el referente á la enseñanza, planteándose en él diversidad
de cuestiones á cual más interesantes y que parece han de ser
de constante actualidad, merced á lo poco que á nuestros gobernantes preocupan.
Para mostrar su indudable importancia y su actualidad en
todo tiempo, basta citar unas cuantas opiniones, no precisándose
grandes conocimientos para hacerlo, de autores de reconocida
fama y probado talento. El Padre Mariana dice (1): «Muchas y
muy buenas cosas han pensado y decretado prudentes legisladores para la recta organización de la república, mas ningunas
son de tanto valor como los preceptos para la buena educación
de los niños.» Concepción Arenal, la muy ilustre escritora, cuyos
libros son leidos en todos los idiomas y es muestra patente de lo
mucho que puede esperarse de la mujer para solucionar los problemas de la infancia, expone su pensamiento en esta forma:
«Hoy en España, ¿qué remedio puede emplearse contra los males que nos afligen ó nos amenazan? Ninguna dolencia social
puede combatirse con un remedio solo; pero si se nos pidiera que
señaláramos uno nada más, aquel quejuzgásemos de mayor eficacia, responderíamos sin vacilar: la instrucción» (2). Y el malogrado D. José del Perojo, en uno de sus libros (3) dice lo siguiente: «Para reformar el Estado y la sociedad, para que el sentimiento
(1) Del Rey y de la infítitución R<!al, líb. I I , ciip. I . Biblioteca Rivadeneyra,
tomo XXXL
(2) La infifrnccwn del puehlo. Madrid, 1895, pág. 19. Memoria premiada por la
R e a l Academia de Ciencias Morales y Políticas en 1878. Es de n o t a r que la palab r a inHrucción, por lo que se deduce de la lectura del libro, está usada en u n concepto amplio.
(3) JSiMínjos Hohre educación, p á g . 101. Madrid.
EL PROBLEMA DE LA INFANCIA
473
mezquino del yo personal abra el paso en todos á, la noción de
un orden de cosas elevado, ideal que se ame y del cual se forme
parte, es necesario, ante todo, rehacer la educación de las nuevas generaciones.»
Ahora bien: ¿cómo ha de ser esta instrucción?; ¿hasta dónde
debe alcanzar esta educación? La educación se dirige al perfeccionamiento de las facultades morales, intelectuales y físicas del
hombre, y la instrucción no es más que el desarrollo de las facultades intelectuales. La llamada hoy educación integral, que supone un equilibrio, cierta ponderación en el desarrollo de estas
tres facultades, es la que mejor puede ciimplir el fin que la enseñanza se propone y debe ser la que admitamos nosotros, intentando implantarla.
En la falta de esta poderación, en el predominio de la instrucción sobre la educición, consiste precisamente uno de nuestros
mayores males, siendo debido á este hecho el que no obtengamos los positivos resultados que la enseñanza ofrece. Esta afirmación la hacen desde aquellos que opinan como el autor del
conocido discurso titulado «Alfabetismo analfabeto» (1). hasta
aquellos otros que, como 1). Nicolás Salmerón, creen que «la
instrucción en ciertos limites, cuando no va acompañada de la
educación y de la formación entera del hombre, es dañosa y
perjudicial» (2).
Otra de nuestras equivocaciones que no debemos tardar en
rectificar, es el olvido del desarrollo físico que trae como consecuencia la decadencia de nuestra raza, y para el cual pudiéramos
encontrar motivo de copia en Inglaterra y los Estados Unidos,
donde hasta en las Universidades, como es sabido, la educación
física se tiene en grande estima, secundando los profesores la
propaganda en favor de los juegos y estimulando su adelanto.
Eliot, el rector de la Universidad de Harvac, se expresa en estos
términos: «La dispepsia es más peligrosa que una contusión en
la pierna ó la dislocación de un dedo; la afeminación y el vicio
son males mucho más grandes que la fuerza bruta» (3). Meditad sobre esto, y encontraréis la utilidad y conveniencia de no
olvidar esta enseñanza.
(1) Hernández y Fajarnos, Discurso en la R e a l Academia Española, 1909.
(2) IJiarto de IIIH Se^ionm del Congreso, 2á mayo 189o.
(3) Citado por Angelo Moso. La Jinntc, 1° abril 1903; «La educación fisica en
las Universidades. •'
474
LA ESCUELA
MODEENA
Ea resumen: la enseñanza, cuya necesidad por todos se siente, incluyendo á nuestros políticos, excepto cuando disfrutan el
Poder, debe tender á facilitar al hombre la preparación y disposición necesarias para entrar en el mundo y en la vida, en una
esfera que va siempre ensanchándose y en la que se debe penetrar con paso seg-uro y firme, conociendo lo que debe y lo que no
debe ejecutarse, y la causa, el porqué de que asi se ejecute; es
decir, que la educación ha de propender á que el hombre se dirija
y piense por sí mismo, teniendo cierto grado de autonomía, á la
formación del carácter y el dominio déla voluntad; en'una palabra, á crear el self-conirol de que hablan los ingleses.
Y, en suma, para redimir á un pueblo es menester fijarse en
los problemas que suscita la Pedagogía, no abandonarlos como
ha sucedido en nuestra patria, y dar un sentido elevado á la educación para que por ella adquieran los ciudadanos las cualidades
precisas morales, intelectuales y físicas que tan necesarias son
para capacitarlos en la lucha por la vida y que van resultando
imprescindibles en pueblos como el nuestro que han quedado
rezagados en el admirable resurgir de la cultura moderna.
(Condinrá .j
E U G E N I O CEMBORAIN
CUAVARBÍA.
COEIOSIDADES
Los novios turcos, que por lo general no conocen á la novia hasta el
día do la boda, acostumbran á tirar al aire un puñado de monedas en el
cuarto donde están reunidas las araigas de la recién casada, para d e m o s trar que les gusta la mujer que el destino les h a proporcionado.
Las cadenas de oro se limpian metiéndolas
quier otro recipiente que se pueda tapar bien
bicarbonato de sosa y agua muy jabonosa. El
fuertemente y después se aclara la cadena con
El brillo que se obtiene es verdaderamente
en un frasquito ó en cualque contenga un poco de
frasco se tapa, se sacude
agua.
notable.
Según una estadística recientemente publicada, durante el año pasado
se suicidaron en San Petersburgo 1.432 personas, de las cuales 932 eran
hombres y 500 mujeres. E n el total se incluyen 58 muchachos y 77 m u chachas de 11 á 17 años de edad.
ESPERANTA PAGO
LA ESCUEIJA MODERNA oferas pagoii al esperauta movado.
Dankon, ploimn dankon pro tiu gentileco de legiuda revuo.
Jen regulare por estanta fako:
Tiu pago, korapreneble, enliavos pedagogion : dezirinde,
Internacian pedagogion. Cia geesperantistaro povos esti rodaktoro.
Ekmalfermante tiun esperantan fakou, mi skribas tion kion
rusanino dirás postkarte: ni devas labori kaj laborigi multo,
en Ruslando, en Hispanlando, cíe, se ni deziras veré vidi tempon de universala popóla edukado. Ligo por edukado, kiel en
Belgujo, estas necesa cié. En Ruslando gi ekzistas: gi laboregas,
organizas paroladon, konferenoon, klason, ternejón, kurson...
semas, kolektas, fruktigas. Dum unua duono el jaro 19()fy\ en
43 konferencoj, lernis 3.274 personoj; dum lasta duono el jaro
1908'\ en 374 konferencoj, lernis 27.784. Tio estas vera progreso
por Ruslando. Ni ne faris tiel en nia nació, malgraü osti necese: ni devos, do, propagi, progresigi popolan instruadon, car
ni ne devos esti mal-legula popólo.
Ni devos instruigi multe, bone, rapide. Por tion, eduki infanecon rekte. Mi legas ke en Ameriko (lando tiun jaron kongresejo de Esperanto) revuo Educational Beview dirás: infano, kiu
devos esti instruigota, devas esti lernata tiel, alnienaü kiel oni
lernas materion por lernigi. Li estas ciam unua ero, cefa ero,
en nia aro da edukiganta laboro. Noniam forgesu ni tion por
igi bonan edukadon.
J. LLARENA.
Barcelono.
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Dos hermosos libros de lectura corriente, primero y segundo tomos,
constituyen la obra de que nos ocupamos, elegantemente impresa y encuadernada, con una gran estrella en la pasta figurando el Sol en el centro
con el nombre de la capital federal, y en los radios de la estrella las 34
provincias de que consta la Repiiblica Argentina.
Creíamos encontrarnos con un método de lectura en el cual, á partir
del conocimiento de la palabra escrita para llegar al de la letra, mediante
el análisis, se procediera luego por la síntesis al conocimiento de la p a l a bra misma, y no es así ciertamente. Desde luego se comprende que el niño
ha vencido las primeras dificultades de la lectura en el grado anterior ó
escuela de párvulos, y ahora se trata de la lectura corriente y expresiva,
siempre graduada en caracteres de letra de imprenta y manuscrita, y con
asuntos propios de niños, que son los que realmente interesan y gustan á
los pequefiuelos.
El primer libro, que consta de 88 páginas en 4.°, comprende las cosas
más sencillas en que el niño puede ocuparse, como pájaros, muñecas, flores, árboles, regar plantas y hacer juguetes de todas clases, empleando en
la forma de la lectura frases cortas, que se escriben, leen y comprenden
fácilmente, con más la circunstancia de poderse dibujar la mayor parte de
los mil y mil fotograbados con que se ilustra el texto. Hácese igualmente
recomendable este trabajo por las m u c h a s y variadas conversaciones familiares que surgen á propósito de los fotograbados, como, por ejemplo, de
cálculo, lenguaje, viajes, Historia, Geografía, artes, oficios, industrias, costumbres de los animales, monedas, saludo á la bandera, cartas familiares,
juego con las letras del alfabeto; en suma, una serie de lecciones interesantísimas de cosas con el dibujo de las cosas mismas á la vista, repre-
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sentadas en los innumerables fotograbados d e que se hace derroche en los
•dos libros.
El segundo tomo consta de 179 páginas, ampliando las materias del
primero y dando mayor extensión á las lecciones, en relación con la mayor
edad de quienes lo hayan de utilizar. Resulta, por tanto, de los dos trabaJos u n a obra completa de educación literaria y cientíñoa á la vez, al alcance, claro está, de los muchachos de las escuelas primarias, respecto de las
cuales nada escathna el Gobierno de aquella Kepública, que se preocupa
mucho más (¡como el de España!) de la primera educación que de las c a r r e ras científicas, dejadas todas á la iniciativa particular.
Acompañan á los textos, por vía de ilustración, una porción de láminas que son verdaderos cuadros á la aguada, fotografías de paisajes y
monumentos arquitectónicos destinados á escuelas graduadas, así como
se destinan otros á honrar la memoria del presidente Sarmiento y de otros
personajes célebres, con el fin de despertar en los niños el sentimiento
patrio y el gusto estético, revelando todo esto en el autor u n conocimiento
exacto de la infancia y el modo de educarla desde la escuela primaria,
para que en BU día pueda desempeñar con acierto los deberes de la ciudadanía .
El Dr. García P u r ó n dedica su magnífico trabajo—no hemos visto cosa
mejor—al Centenario q u e celebra en estos momentos la independencia de
aquel país, antes nuestro en el orden material y político, y que hoy, aunque emancipado, no puede olvidar ni olvida que su sangre es nuestra sangre, y nuestro idioma es el que á ellos sirve para demostrar á la faz del
mundo la grandeza de su pueblo, q u e llega á la plenitud de la vida, colocándose á la cabeza de las naciones m á s progresivas.
Los editores E s t r a d a y C " , de Buenos Aires, la imprenta Sucesores
de Rivadeneyra, de Madrid, y el l)r. García Purón, merecen los mayores
elogios, y desde luego se los tributamos, por la colaboración de esta obra
originalísima, en la forma.elegante de presentarla, y cuyo fondo responde
al objetivo de instruir y educar deleitando, que es lo que caracteriza á un
buen maestro, lo que h a servido de guía siempre al mencionado doctor en
su labor mental ha tiempo realizada y puesta al servicio de la educación
y la enseñanza en la Casa Appleton, de Nueva York,
X l e m e n t o s de P e d a g o g í a
Obra b a s a d a en los princij>íos
Escuelas Normales argentinas,
ciones.—Buenos Aires : Ángel
ro 486. — 1910.
m o d e r n a , por ei Vii. JUAK GAKCÍA JURÓN. —
pedagógicos m á s rocientes y escrita p a r a l a s
s e g á n el p r o g r a m a del primer a ñ o , con a m p l i a E s t r a d a y C " , editores, calle do Bolívar, n ú m e -
E n diez capítulos no muy extensos y 167 páginas en í.", esmerada imipresión y papel superior, n o s ofrece el Dr. García Turón u n Tratado de
Pedagogía elemental acomodado á lo que h a n de estudiar los alumnos de
la Escuelas Normales d e Buenos Aires en el principio de la carrera del
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LA ESCUELA MODEBNA
magisterio, que, como sabemos, es en la actualidad la más atendida en la
Argentina.
t
La edición de esta obríta, elegante como todas las que publica la Casa
Estrada y C.*, se dedica al Centenario argentino, y basta conocer el índice
de materias de la citada obra para comprender la importancia de la m i s ma, en la cual se acredita una vez más la cultura nada común del Sr. García
Purón, subordinada á la enseñanza primaria, con un lenguaje sencillo y
castizo, que agradecerán seguramente los alumnos á quienes se dedica.
H e aquí el índice ;
Capítulo I. La educación en general : educación moral, intelectual y
física. — Enseñanza, instrucción y educación. — Educación individual. —
Educación doméstica y social. — Educación escolar.
Cap. II. Fundamento y fin de la educación. — Limitación de la naturaleza humana.— La educación en el pasado.—El Renacimiento.—La nueva
educación.—Misión del maestro.
Cap. I I I . L a Pedagogía como arte y c i e n c i a . — L a enseñanza es una
profesión. —Conocimientos científicos. — Ciencias auxiliares. — Estudio
del niño.
Cap. IV. La herencia.—Factores biológicos. — Herencia y variedad.—
La herencia y la escuelaCap. V. Desarrollo y adaptación. —Desarrollo y crecimiento. — Doctrina del desarrollo.— La imitación, — Adaptación.
Cap. VI. Principios pedagógicos.—Nuevos rumbos. — Comenio y Pestalozzi. — Frcebel. — Principios generales. — Los nuevos principios.
Cap. VII. Las clases en la escuela. — Atención en la clase.— El tema
y las lecciones. —líecitaciones y ejercicios. — P r e g u n t a s y respuestas. —
El programa diario.
Cap. VIII. Gobierno escolar. — Orden, táctica, recreo, paseos, disciplina.
Cap. I X . Escuelas y material escolar. — Edificios para e s c u e l a s . —
Terrenos escolares. — Material de enseñanza. — H i g i e n e de la escuela. —
Influencia del medio escolar.
Cap. X . Estadística escolar. — I m p o r t a n c i a de la estadística. — Registros, planillas. — Estadística escolar en la provincia de .Buenos Aires. —
E l progreso de la educación argentina.
La generalidad de los autores de Pedagogía ponen, con buen acuerdo,
la educación moral después de la educación física é intelectual; mas los
legisladores argentinos, atendiendo al orden jerárquico, anteponen lo
moral á todo lo otro, sin pensar que la moralidad de las acciones supone
antes el conocimiento de las mismas, así como este conocimiento necesita
una base fisiológica en que asentarse.
Al tratar de los principios generales de educación, mejor dicho, al tratar del proceso en la formación del conocimiento, dice el autor, como dicen
muchos pedagogos, con los cuales sentimos no estar conformes, que el
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entendimiento humano marcha de lo simple á lo compuesto, y, en nuestro
juicio, sucede precisamente lo contrario, esto es, de lo compuesto á lo simple, bastando un ligero razonamiento para convencerse de ello.
Cualquier fenómeno que se nos ofrece para su contemplación es una
suma de elementos integrantes simples, cuya composición es interna y no
puede verse sino mediante el análisis. E l fenómeno, por tanto, es c o m puesto, y de él partimos para llegar á los elementos simples que lo
integran.
Esta es nuestra modestísima opinión, y así la exponemos, rogando al
autor de este libro que nos perdone esta franqueza, sin otro móvil que el
cumplimiento de un deber Ineludible, como son todos los deberes.
Por lo demás, la obrita está muy bien hecha, revelando en quien la ha
llevado á feliz término un estudio detenido de las principales obras pedagógicas conocidas, señaladamente las de Froebel, uno de los hombres que
más han trabajado por la autoeducación, á la cual ha de llegarse si q u e remos hacer labor positiva en las escuelas.
Finalmente, los capítulos destinados á la construcción de escuelas,
higiene y estadística escolar, son de los más interesantes, por los cuales
se demuestra, especialmente en el de estadística, que la asistencia á las
escuelas de Buenos Aires os el 92 por 100 de la población argentina, y su
mayor gloria en el Centenario es la de presentar la cifra de un millón de
niños asistiendo á las escuelas, sin contar las particulares, y 42 Escuelas
Normales con 20.000 alumnos aspirantes al magisterio, que han sabido
elevar á la categoría de carrera noble.
Reciba el Dr. García Purón nuestra más sincera enhorabuena, y recíbanla igualmente nuestros hermanos argentinos por tener un español que
emplea sus energías en beneficio de aquel país, hoy envidiado por todo el
mundo culto.
Hemos recibido los cuadernos 27 y 28 de la Crónica de la Guerra de
África, ambos ilustrados con profusión de grabados; en el primero se finaliza la narración de los sucesos ocurridos en Cataluña, publicándose la
estadística de los detenidos, muertos y heridos que hubo en Barcelona durante la revuelta, continuándose la narración de las operaciones en el Kif
en los primeros días del mes de agosto, servicios prestados por los globos,
y la marina de guerra, organización del ejército de operaciones y ardides
empleados por los rífenos.
Los pedidos de dicha obra pueden hacerse al editor, Alberto Martín,
Consejo de Ciento, 140, Barcelona, ó en las librerías y centros de s u b s cripciones.
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LA ESCUELA MODEKNA
Hemos recibido, del Atlas Geográfico Pedagógico de España, los cuadernos 8 y 9, que corresponden á las provincias de Jaén y Cuenca, cuyo estudio está desarrollado en la misma forma que las anteriores.
Todos los mapas están trazados por el ingeniero D. Benito Chías Garbo y otros cartógrafos. Á. cada cuaderno acompaña un texto en el q u e se
hace una descripción detallada de la provincia á que pertenece.
Las hojas-mapas, hechas con tanta sencillez como perfección, no solamente sirven al alumno para trabajar sobre ellas, sino que pueden t a m bién servirle de modelo p a r a copiar y reproducir en otro papel los mapas
con todos sus detalles.
Cada cuaderno vale cincuenta céntimos de peseta, y á los que adquieran toda !a colección, para lo cual se acompaña el correspondiente cupón,
se les regalará uu hermoso mapa de España y Portugal, tamaño 75 X lf*0
y escala de 1 : 1.500.000.
Los pedidos pueden hacerse al editor, Alberto Martin, Consejo de Ciento, 140, Barcelona, y en las librerías ó centros de subscripciones.
E . B. M.
ALGUNAS COSTUMBRES DE BODA
En Siberia las recién casadas dan una comida á todos los amigos, para
demostrar que saben guisar y que tienen aptitud para desempeñar los
quehaceres domésticos.
E n Polonia se da un baile en la boda, y para no quedar mal, todos los
invitados deben bailar una vez por lo menos con la novia, pero este honor
no se consigue fácilmente y es preciso comprarlo.
La madre de la recién casada se sienta en un ángulo de la sala con u n
plato sobre la falda, y el que quiere bailar tiene que romper ó por lo m e nos rajar el plato tirando con fuerza una moneda de plata. Inútil es decir
que esto no se logra generalmente tirando una sola moneda, sino á fuerza
de tirar muchas, todas las cuales se guardan para entregárselas á la novia,
y de ese modo la joven reúne una buena cantidad de dinero.
CURIOSIDADES
Los encajes negros se restauran sumergiéndolos primeramente en una
solución de te verde, envolviéndolos luego en un pafio, y planchándolos,
por último, encima de un pañuelo de seda.
Desde el punto de vista nutritivo, un huevo equivale á 50 gramos de
carne, y es de m á s fácil digestión que ésta.
MADRID.—Imprenta de los Sucefsores de Hernando, Quintana, B'd
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