Al filo de la frontera: El impacto del conflicto armado colombiano en los estados fronterizos de Venezuela Autor: Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento Codhes - Colombia Coautores: Fundación Buena Nueva – Venezuela Servicio Jesuita para Refugiados SJR – Venezuela MIREDES – Colombia Asociación MINGA - Colombia Bogotá, Julio de 2006 Este documento es producto de la Misión convocada por Codhes en abril de 2006 para monitorear junto con organizaciones colombianas y venezolanas el impacto del conflicto armado colombiano en los estados venezolanos de Apure, Zulia y Táchira. Esta misión contó con la participación de Fundación Buena Nueva – Venezuela, Servicio Jesuita para Refugiados SJR – Venezuela, MIREDES – Colombia y Asociación MINGA – Colombia. Fue posible gracias al apoyo de Proyect Counselling Service (PCS) y la Comunidad Andina de Servicios CAS. Los conceptos y afirmaciones aquí expresadas son responsabilidad exclusiva de los autores y no comprometen a las instituciones donantes. 1 Tabla de contenido I. El desarrollo del conflicto armado colombiano en departamentos de frontera con Venezuela............................................................... 4 II. El impacto del conflicto armado colombiano en los estados venezolanos de frontera .................................................................. 7 III. El impacto del conflicto armado colombiano en los grupos étnicos de lado y lado de la frontera .............................................. 15 IV. Flujos migratorios a Venezuela ................................................ 25 V. Perfil del solicitante de refugio................................................... 29 VI. Política migratoria .................................................................... 31 VII. Acceso a derechos.................................................................. 37 VIII. Conclusiones y recomendaciones .......................................... 38 2 Mapa de la frontera colombo - venezolana 3 I. El desarrollo del conflicto armado colombiano en departamentos de frontera con Venezuela Venezuela y Colombia comparten una frontera de 2.219 kilómetros. Los departamentos limítrofes colombianos son Guajira, Cesar, Norte de Santander, Arauca, Vichada y Guainía. Ellos colindan con los estados venezolanos de Zulia, Táchira, Apure y Amazonas. Como denominador común a muchos lugares de frontera, estos departamentos y estados mantuvieron durante varios siglos una incipiente presencia estatal en los procesos de colonización, producto del enfoque centralizador de las nacientes repúblicas. Aún hoy, los departamentos de Vichada y Guainía, así como el estado de Amazonas, mantienen un rezago y aislamiento visible. La historia del poblamiento y de la presencia estatal en esta región binacional tiene un capítulo importante en el establecimiento de un modelo de economía de enclave que se produjo en torno a la explotación de recursos naturales1, y que determinó categóricamente el desarrollo económico, social y político de la región. Para el caso colombiano, este desarrollo se materializó en una presencia estatal precaria y al servicio de la protección y explotación de recursos naturales2, una concentración de la tierra en manos de grandes compañías y latifundistas y unas condiciones de vida insuficientes dentro de la clase campesina trabajadora. Estos factores propiciaron en la década del 1970 dos procesos casi simultáneos y comunes a los departamentos limítrofes3: el fortalecimiento de la organización social de base y la consolidación de formas de lucha armada por parte de organizaciones subversivas. El accionar histórico de los grupos guerrilleros en los departamentos limítrofes a Venezuela devino en su progresivo control social y económico de estos territorios, ricos en recursos naturales y propicios para el establecimiento de economías ilegales asociadas a las dinámicas de frontera, como el tráfico ilegal de combustibles y la producción y comercialización de pasta básica de coca. Su influencia tuvo su más clara evidencia en la regulación social de pueblos y caseríos; la transformación en la tenencia de la tierra; el cobro de vacunas, extorsiones y secuestros alrededor de la economía extractiva, el comercio y la ganadería; los ataques a la infraestructura (especialmente al oleoducto Caño Limón – Coveñas4); la siembra y comercialización de cultivos de uso ilícito5; el control del contrabando; y acciones perpetradas contra los derechos humanos de la población civil como amenazas, asesinatos y desplazamientos. Como oposición al dominio histórico de la insurgencia, y como clara enfrenta alrededor del manejo de los recursos y economías de la región, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) arriban a finales de la década de los 1980, como ejércitos privados de 1 Ejemplo de ello son: las aptas tierras para la agricultura de Táchira y Norte de Santander, que representaron a finales del siglo XIX el inicio de su florecimiento gracias al café. Las grandes extensiones ganaderas de Arauca y Apure, los yacimientos de petróleo que florecieron en el siglo XX en Zulia, Táchira y Norte de Santander, los yacimientos de carbón de Zulia, Norte de Santander y Guajira, y otros recursos como gas, sal, etc. 2 La presencia del Estado se transcribe en la instalación de una infraestructura vial y de servicios públicos concentrada en torno a los territorios de explotación, y en una militarización que vele por su protección. 3 De forma más visible en Arauca, Norte de Santander y Cesar. 4 El Plan Colombia tiene reservado 98 millones de dólares para ayuda militar destinada a vigilancia y protección de este oleoducto. 5 Todos los departamentos colombianos limítrofes a Venezuela registran siembra de coca y amapola. Arauca y Norte de Santander sobresalen con importantes hectáreas a escala nacional. 4 protección rural de grandes dimensiones. Ya para 1995 hacen presencia en todos los departamentos limítrofes a través de los Bloques Norte, Catatumbo, Mártires del Cesar, Hernán Giraldo, Tayrona, Vencedores de Arauca, Frente Vichada, y otros. De acuerdo a los datos consolidados como producto de la desmovilización, en estos departamentos el número de hombres superaba los 6.000. A la existencia de actores armados ilegales se suma el pie de fuerza pública que desde el 2002 y como producto de la Seguridad Democrática hace parte protagónica de estos departamentos. Las operaciones “Fortaleza” y “Escudo” implementadas en Norte de Santander y Arauca respectivamente, son, como el mismo general Saavedra lo ha afirmado, un clon del Plan Colombia6 implementado en el sur del país. A este ordenamiento militar se ha sumado la continua activación de brigadas y batallones7 que han aumentado drásticamente el número de efectivos militares en estas zonas de frontera. La militarización, como opción predilecta para hacer frente al terrorismo, se ha convertido en la única herramienta utilizada por el Estado para combatir a los guerrilleros, para salvaguardar la puesta en marcha de megaproyectos planteados para la región y para dar protección a la población civil una vez finalice la desmovilización paramilitar iniciada por el gobierno Uribe en el 2003. Esta situación ha presionado a los grupos armados para que trasladen sus formas de operación y autosostenimiento a territorio vecino, situación evidenciada en 2005 y 2006 con las constantes y frecuentes denuncias de los gobiernos ecuatorianos y venezolanos sobre el ingreso de estos grupos a sus territorios. En el 2003 el gobierno Uribe y las autodefensas firman el acuerdo de Sante Fé de Ralito y con él los paramilitares se comprometen a desmovilizarse gradualmente hasta desaparecer como grupo armado al finalizar el 2005. También declaran cese hostilidades8, unilateral e ilimitado, y por su parte el gobierno anuncia la creación de una Comisión Exploratoria de Paz para llegar a un acuerdo entre las partes. A pesar del apoyo que el gobierno logró gestionar para este proceso con recursos de la cooperación internacional, el proceso no ha resultado en un desmonte del paramilitarismo en Colombia, sino en su mimetización y en la filtración de estructuras del Estado y del sistema político y económico colombiano. Así lo corrobora el VI informe de la MAPP / OEA del 1 de marzo de 2006, donde reconoce la existencia de fenómenos posteriores a las desmovilizaciones y previamente advertidos por numerosas ONG de Derechos Humanos como: 1) El reagrupamiento de desmovilizados en bandas delincuenciales que ejercen control sobre comunidades específicas y economías ilícitas; refiriéndose al relevo que realizan algunos mandos medios desmovilizados. Estos mandos acceden al control de 6 El Plan Colombia inició en 1999 como una estrategia contra-insurgente y anti-terrorista liderada por sectores militares de Estados Unidos para el área andina y se desplegó en regiones con presencia histórica de la guerrilla de las FARC. El Plan Colombia, posteriormente conocido como Plan Patriota y actual Plan Andino, es una campaña militar plurianual aplicada por el Ejército colombiano bajo la dirección del Comando Sur de Estados Unidos, para obligarle a las FARC a salir de los territorios y forzarla a negociar en los términos del gobierno colombiano. 7 Por mencionar tan solo algunos ejemplos: En Julio de 2005 el gobierno colombiano activa dos batallones militares compuestos por unos 1.500 hombres para custodiar los límites con Venezuela, específicamente los departamentos de guajira y Cesar. En diciembre de 2004 entro en vigencia el Batallón de Alta montaña de la Sierra Nevada de Santa Marta (Guajira) y al año siguiente (diciembre de 2005) se instauró otro del mismo carácter en la Serranía del Perijá (Cesar). Durante el 2006, el gobierno ha seguido aumentando su pie de fuerza en Norte de Santander (creación de las Brigadas No. 30 y 15). 8 Noción que hace referencia a una organización que por mandato no ataca al Estado ni sus agentes. Lo que las AUC hicieron fue dirigir sus acciones contra la supuesta base social de la guerrilla, mediante prácticas como masacres, asesinatos selectivos y el desplazamiento forzado. El incumplimiento de este acuerdo se hizo evidente en el 2004, cuando el senador Antonio Navarro denunció ante el Congreso 600 casos de violaciones al cese del fuego desde que fue decretado unilateralmente. 5 acciones delictivas que tradicionalmente realizaba el bloque o frente allí asentado (extorsión, cobros al gramaje, limpieza social, alianzas con administraciones locales). 2) Reductos que no se han desmovilizado; refiriéndose a la permanencia en las regiones, de reductos de frentes o bloques que no se desmovilizaron y que operan a favor del mantenimiento y control de la economía ilegal. Estos son grupos que hacían parte orgánica de las estructuras armadas de los bloques desmovilizados y continúan desarrollando las mismas actividades delictivas en sus zonas de influencia. 3) La aparición de nuevos actores armados y/o fortalecimiento de algunos ya existentes en zonas dejadas por grupos desmovilizados; refiriéndose al riesgo de cooptación de población desmovilizada así como de reclutamiento de nuevos combatientes. Este fenómeno, se ha presentado especialmente en lugares en donde existe una economía ilícita consolidada. La MAPP/OEA expresa su preocupación respecto al proceso ya que las armas entregadas por bloques de autodefensas desmovilizados no han sido destruidas y su número no corresponde con la relación armas-hombres que determinan el carácter de una organización irregular del tipo de los paramilitares. Se reportan casos en el informe que dan cuenta de “caletas” de armas que son utilizadas por otros bloques no desmovilizados. 4) Por último, las violaciones al cese de hostilidades por parte de estos grupos muestran una situación de derechos humanos en deterioro y plantean un escenario de impunidad frente a crímenes de lesa humanidad. La permanencia de reductos paramilitares o la recomposición de los mismos en zonas de frontera se explican en gran parte por la importancia geoestratégica de estas regiones, espacios importantes en materia de recursos naturales y de tránsito de la economía ilegal por la frontera binacional. Para el caso particular de la frontera colombo – venezolana, se reconoce la acción e influencia de estos reductos en el dominio del contrabando de gasolina, armas, drogas y partes o repuestos de automóviles. También se sabe que realizan exportaciones ficticias de ganado para lograr así lavar dólares en el país vecino, y que han incursionado de manera progresiva en algunas ramas de las economías locales de ambos lados de la frontera como el transporte público (colectivos y mototaxis), vigilancia privada, arroz, construcción, juegos de azar (chance y casinos), y negocios de confecciones y textiles. Para las comunidades de Guajira, Cesar, Norte de Santander y Arauca, la desmovilización simplemente no se vio en sus departamentos. Los paramilitares continúan operando, así hallan cambiado sus nombres, sus insignias y sus formas de control. El valor e importancia de estas regiones también explica la pugna declarada por las FARC a favor de la recuperación de su antiguo dominio dentro de estas zonas. Esta pugna se refleja en la arremetida que este grupo armado irregular ha venido operando con insistencia desde el 2005. Durante este año aumentaron en un 180% los ataques a infraestructura eléctrica y oleoductos respecto del año 2004 en el departamento de Norte de Santander y durante el segundo semestre fueron decretados 3 paros armados por las FARC (dos en Norte de Santander y uno en Arauca)9. El 2005 fue un año de reactivación de la ofensiva militar de las FARC, quienes en diciembre del 2004 declararon públicamente el fin de su repliegue y la intención de recuperar el control de territorios donde se concentra la política de seguridad democrática. Esta decisión 9 Estos bloqueos han afectado la seguridad alimentaria y han mantenido en confinamiento total durante casi un mes a la población civil. Frecuentemente este tipo de bloqueos incitan el contrabando de gasolina y la especulación de precios de alimentos y víveres que son traídos desde Venezuela durante los paros. 6 sigue cobrando vida en el 2006, donde ya se registran dos paros armados en Norte de Santander y Arauca, respectivamente10. La situación descrita anteriormente muestra que los grupos armados aún mantienen un dominio importante en la zona y que aprovechan la porosidad de las fronteras, la rápida diversificación de fuentes de financiación del crimen organizado, su expansión y las nuevas alianzas de estas estructuras con otros grupos delincuenciales. II. El impacto del conflicto armado colombiano en los estados venezolanos de frontera El traslado de las formas de operación utilizadas por la guerrilla y los paramilitares hacia territorio fronterizo venezolano se evidencia en varias dinámicas generales y diferenciadas dentro de los 3 estados limítrofes, abordadas por los gobernadores venezolanos como parte de la agenda relacionada con el orden público. Dentro de ellas se destacan: 1. Presencia visible de los grupos armados colombianos: Al igual que en Colombia, la geopolítica nos permite realizar un mapa de la presencia y control de los grupos armados ilegales dentro del territorio venezolano, coincidiendo con algunas dinámicas de los departamentos colombianos fronterizos. En los estados de Zulia y Táchira, el control territorial de la zona plana y los núcleos urbanos se haya de forma predominante en manos de los paramilitares. El estado de Táchira sea tal vez el más afectado por la incidencia desmedida del paramilitarismo11. Así lo corroboran las últimas declaraciones de la diputada tachirense de la Asamblea Nacional, Iris Varela, quien atribuye a la presencia de este actor armado el aumento sin precedentes del asesinato selectivo, el secuestro y el cobro de vacunas dentro del estado. Asimismo, aseguró tener indicios claros de que muchos paramilitares desmovilizados han recibido el documento de identidad12. Los paramilitares controlan y patrullan las ciudades Tachirenses de San Cristóbal, San Antonio y Ureña, y las ciudades de Maracaibo, el Guayabo, Casigua El Cubo y Machiques en el estado de Zulia. No obstante, de una forma más invisible pero presente, la guerrilla de las FARC y el ELN controlan las zonas montañosas y rurales de la Sierra Andina (Táchira) y Sierra de Perijá (Zulia). En Táchira la presencia insurgente se ha concentrado en Delicias, Betania, Abejales, San Joaquín de Navay y San Vicente de la Revancha. Con el ingreso de los paramilitares a Táchira, hubo enfrentamientos entre estos dos actores armados ilegales, por lo que el gobierno venezolano respondió con la movilización de tropas13. Esto generó resistencia de la sociedad civil porque los militares los interrogaban e intimidaban. En Zulia la guerrilla colombiana ha ocupado toda la zona montañosa del Perijá e incluso controla algunos municipios de llanura como Carrasqueño (Municipio Mara - zona norte del estado) y El Cruce (Municipio 10 El 2006 comenzó con la declaración de paro armado por parte de las Farc en el municipio de Ocaña (Norte de Santander), situación que produjo la quema de 7 vehículos y el impedimento de la comunicación de esta región con el centro del país. El 23 de febrero se declaró un paro armado en Arauca, que mantuvo paralizado el transporte intermunicipal y servicio público urbano, y que llenó de pánico a la población por los numerosos asesinatos ocurridos. 11 Según la información recogida en campo, es después de la desmovilización del Bloque Catatumbo, que la presencia de los paramilitares aumentó drásticamente en el estado. 12 DIARIO LA NACIÓN “Iris Varela denunció cedulación de paramilitares desmovilizados”. 21 de abril de 2006. 13 Un caso emblemático al respecto es Delicias, donde actualmente opera una base militar muy importante. 7 Jesús María Semprún - zona Central del estado), donde bajan a descansar y a surtir sus ejércitos. Se percibe recientemente el ingreso paramilitar en municipios como Santa Bárbara (Zulia), donde se rumora que realizan labores de limpieza social y que se camuflan a través de cooperativas. La presencia de actores armados colombianos en el Estado de Táchira y Zulia ha representado un nuevo temor para los colombianos en condición de refugio, que en muchos casos han optado por solicitar reasentamiento o reubicación a una zona más central de Venezuela. El caso de Apure es un poco diferente, ya que allí la presencia guerrillera ha sido históricamente más fuerte. Lo anterior, a razón de que en el Alto Apure operan las Fuerzas Bolivarianas de Liberación de Venezuela (FBL) y el ELN y las FARC de Colombia. En la década del 2000 se registra el ingreso de grupos paramilitares ubicándose igualmente en la zona del Alto Apure. Esto ha generado enfrentamientos en zonas aledañas y peticiones específicas de colaboración a la población apureña a través pagos de vacunas y decomiso de vehículos, además del incremento del reclutamiento forzado de menores y el control de la vida civil en la zona. La situación se vuelve aún más compleja, cuando consideramos que los grupos delictivos venezolanos aprovechan esta presencia y se suman al accionar de estos actores. En este sentido, se vinculan al crimen organizado o aprovechan el incremento de la delincuencia y la criminalidad propias a la coyuntura actual. La desmovilización de las AUC en Colombia ha significado un temor generalizado al afianzamiento de su presencia y poder en territorio venezolano. En Táchira, por ejemplo, vinculan todas las violaciones a los Derechos Humanos con la desmovilización de paramilitares. En este sentido, afirman que posteriormente a la desmovilización del Bloque Catatumbo, la presencia de los paramilitares aumentó drásticamente en el estado. 2. Cobro de vacunas: esta práctica es generalizada en los estados de Zulia, Táchira y Apure y se vinculan a ella tanto a paramilitares como a la guerrilla. No obstante, se observa que este fenómeno ha pasado de ser una práctica exclusiva a las zonas con presencia de ganaderos y agricultura de mediana y gran escala, a extenderse a las ciudades, siendo blanco de estas prácticas quienes poseen algún tipo de propiedad (casa, rancho, negocios, vehículos). En Zulia son muchos los sectores que desde la década del 1990 están acostumbrados a pagar vacunas. Los sectores más afectados por esta práctica han sido los ganaderos, minifundistas, taxistas, comerciantes y contrabandistas de gasolina. En Carrasquero existen tres bandas delincuenciales que se dedican entre otras actividades, al cobro de vacunas. El minifundista oriundo tiene que pagar una cuota inicial que puede llegar a los 3 millones de Bolívares (1.500 dólares). En el Barrio Santa Fe de Maracaibo, asentamiento humilde de 68.000 venezolanos y colombianos en condición de refugio, los habitantes pagan vacunas entre 10.000 y 20.000 bolívares (5 y 10 dólares) por familia a dos grupos delincuenciales. Al indagar sobre la autoría de estas vacunas hablan de redes de narcotráfico conformadas por venezolanos y colombianos. Finalizando el 2005 este barrio fue escenario de múltiples asesinatos en manos de estas bandas. Parece que en el estado de Táchira esta práctica es más reciente, aunque se conoce que en el pasado, zonas rurales de antiguo dominio guerrillero como Delicias pagaban vacuna a este grupo insurgente. Actualmente, sectores como el comercio y el transporte de San Cristóbal pagan vacuna a los paramilitares. 8 En los barrios marginales de San Antonio y Ureña las comunidades pagan una vacuna entre 1.000 y 2.000 bolívares (0.50 y 1 dólar) por familia a cambio de su seguridad. En Apure el cobro de vacunas es principalmente a los grandes latifundistas y ganaderos. Aunque esta práctica inició en el Alto Apure, ha llegado a extenderse a todo lo largo del Estado. 3. Secuestros: los tres estados donde se ha registrado más alto número de secuestros a nivel nacional son, en orden de reporte, Zulia, Táchira y Apure, debido a su ubicación en la frontera con Colombia, informó el jefe de la División Nacional de Antiextorsión y Secuestro del Cicpc, Efrén Márquez14. Existen dos modalidades de secuestro. El secuestro momentáneo, en el que se retiene a una persona por un largo periodo de tiempo, y el secuestro express, donde se detiene solo por unas pocas horas. Hasta el 4 de abril de 2006 permanecían secuestradas 24 personas en Táchira. En el estado de Zulia, durante el 2005 fueron secuestradas 25 personas y entre enero y mayo de 2006, la suma asciende a 18 personas. Apure fue el primer estado fronterizo en registrar secuestros15 dirigidos a grandes terratenientes y ganaderos. Durante el 2006 se han presentado 3 secuestros públicos, aunque es claro que la cifra es superior. 4. Enfrentamientos: el estado de Apure ha sido el más afectado por los enfrentamientos ocurridos entre los grupos armados ilegales. Hace unos años se presentaron numerosos combates entre la guerrilla venezolana y colombiana. Recientemente, han existido enfrentamientos entre la guerrilla colombiana y los paramilitares. Durante enero de 2006 se presentaron 2 combates. En el año 2006 se ha tenido conocimiento de enfrentamientos y combates en el estado de Táchira16, así como del hallazgo de fosas comunes17. La ciudad también aparece como escenario de lucha. 5. Asesinatos selectivos: el número de asesinatos en territorio venezolano ha aumentado drásticamente desde el 2005. Desde hace algunos años los medios de comunicación social de los estados de Apure y Táchira llevan las estadísticas de los sicariatos. En el estado Zulia, las muertes eran reseñadas como ajuste de cuentas y/o asesinatos, y la palabra sicariato empezó a ser utilizada en el léxico de los medios de comunicación del Zulia a finales de 2005. Entre enero y mayo del 2006, en el estado Zulia se han producido 393 asesinatos, de los cuales 180 tienen característica de sicariato, un 46% de las muertes violentas que se producen en la región. El fin de semana más violento fue entre 17 y 19 de marzo, donde se produjeron unas 28 muertes, de las cuales 20 fueron por sicariato18. 14 EL UNIVERSAL “Tras el rastro del delito”. 9 de julio de 2006. Hasta finales de la década de los años 1970 ocurre el primer secuestro en la frontera, en la población de La Victoria, del Distrito Alto Apure, cuya víctima fue el productor y ganadero venezolano Nemesio Escalona. 16 El pasado 28 de enero en la zona rural de Táchira (Venezuela), se presentó un enfrentamiento entre 2 patrullas de la Guardia Venezolana y un numeroso grupo de paramilitares. A su vez, el 4 de febrero se presentó otro enfrentamiento en la trocha que comunica la ciudad venezolana de Ureña con Cúcuta, cuyo saldo fue un paramilitar muerto. Al respecto véase: REVISTA SEMANA “Otra frontera caliente”. 6 de marzo de 2006, Pág. 72-73. 17 Se confirmó el hallazgo, cerca de la frontera con Colombia, de cinco cadáveres en una fosa común, entre los que se presume que está otro jefe paramilitar de la zona. . DIARIO LA NACIÓN “Iris Varela denunció cedulación de paramilitares desmovilizados”. 21 de abril de 2006. 18 Datos obtenidos del Diario Panorama. 15 9 Táchira también ha sido seriamente afectado por este tipo de crimen. Durante el 2005 se presentaron 566 muertes violentas19 y entre enero y mayo del 2006 se presentaron 20720. Según las autoridades del Estado, aún cuando se desconoce la nacionalidad de los muertos, muchos de ellos fueron asesinados por ajustes de cuentas entre desmovilizados de los paramilitares y delincuentes. Las labores de “sicariato” han logrado permear a la sociedad venezolana, donde jóvenes de sectores pobres se vinculan a este tipo de actividades como una modalidad de empleo. En Táchira se habla de que existen sicarios que cobran de 50.000 a 100.000 bolívares (25 a 50 dólares) por víctima y en Apure los sicarios cobran entre 15.000 a 25.000 (7 a 12 dólares) por víctima. En el Zulia no existen reportes sobre la cantidad cobrada por las actividades de sicariato. Por su parte, el Alcalde del Distrito Alto Apure, Jorge Rodríguez, señaló que entre enero y junio de 2006 se registran de forma oficial 60 muertos en la zona, en su mayoría, por sicariato. Igualmente denunció que la policía de Guasdualito está "infiltrada por sicarios, está contaminada y no está dando el rendimiento necesario", razón por el cual pidió al gobernador de Apure, Jesús Aguilarte, que este cuerpo policial sea reestructurado para el bien de todos los habitantes en el municipio. En el Bajo Apure, según el inspector Simón Rodríguez, jefe del área de investigación del Cicpc de San Fernando, cuya jurisdicción llega hasta Mantecal, municipio Rómulo Gallegos, desde enero hasta junio han ocurrido 33 muertes violentas, algunas de ellas con la modalidad del ajuste de cuentas. De estas informaciones se deduce que en lo que va corrido del año se han presentado 93 asesinatos en el estado de Apure21. 6. Reclutamiento forzado: este tipo de práctica realizada especialmente por las guerrillas de las FARC, ELN y FBL se ha presentado de forma dramática en el Alto Apure. Los niños, niñas y jóvenes víctimas de reclutamiento forzado son venezolanos oriundos de la región y colombianos en condición de refugio. 7. Penetración de las instituciones estatales: la corrupción del ejército y la Guardia Nacional Venezolana en esta región fronteriza ha sido un polémico tema alrededor del cual se han concentrado varios debates públicos. Los medios de comunicación colombianos y venezolanos han denunciado de forma recurrente estas irregularidades, afirmando que miembros de la fuerza militar venezolana se prestan a sobornos, tanto de guerrilleros colombianos como de paramilitares, para ingresar al país vecino, mantener sus redes de crimen organizado y permanecer en el territorio para surtirse o descansar. También se rumora que en Zulia, estado gobernado por la oposición, la clase política tiene estrechos nexos con los paramilitares colombianos. Una situación similar se reveló en las cumbres parlamentarias del estado de Táchira celebradas en enero y febrero de 2006, donde se denunció una presunta relación entre cuerpos policiales y paramilitares colombianos, así como alcaldes y concejales pagando vacuna22. Este tipo de anomalías también han afectado gravemente a los colombianos en condición de refugio. Son constantes las denuncias presentadas alrededor de los maltratos que reciben por parte del Ejército y la Guardia Nacional Venezolana, quienes rompen sus documentos provisionales, desconocen sus 19 DIARIO LA NACIÓN “Cumbre parlamentaria contra sicariato dará inicio hoy a su jornada de trabajo”. 14 de febrero de 2006. 20 Monitoreo mensual realizado por DIARIO LA NACIÓN. Las cifras de asesinatos discriminadas por mes son: enero 60, febrero 40, marzo 32, abril 45, mayo 30. 21 EL UNIVERSAL “Denuncian 93 asesinatos en Apure”. 26 de julio de 2006. www.eluniversal.com 22 DIARIO LA NACIÓN “Complicidad de policías con mafias paramilitares”. 16 de febrero de 2006. 10 derechos, los detienen arbitrariamente, o los extorsionan a cambio de dinero23, mano de obra o favores sexuales en el caso de las mujeres. También se está originando un mercado de tráfico de personas. Como producto de toda esta situación, en Machiques (Zulia) se han presentado 3 casos de colombianos en condición de refugio que afirman que los desmovilizados entregaron al ejército venezolano listas de solicitantes tildados como guerrilleros, por lo cual el ejército ha emprendido persecuciones en contra de los solicitantes. En marzo de 2006, en Bachichida (Zulia), un grupo de colombianos que cruzaron la frontera por la Sierra del Perijá fueron objeto de disparos por parte del a Guardia Nacional Venezolana, y nunca se supo qué pasó con ellos. De acuerdo a Prensa de Frente, los campesinos han venido realizando una serie de denuncias en torno a “los más de 160 actos de sicariato y desapariciones cometidos con la complicidad del Ejército y la Guardia Nacional en la zona fronteriza con Colombia”24. Como producto de todo esto, el Ministro de Interior y Justicia, Jesse Chacón se pronunció anunciando que de forma inmediata se efectuará una nueva regulación a las alcabalas para impedir que sigan generando mayor inseguridad a la ciudadanía25. 8. Racionamiento y contrabando de gasolina: el contrabando de combustible es uno de los comercios ilegales más lucrativos en la frontera colombovenezolana. La Asociación Colombiana de Petróleo de Colombia estimó que en el 2004, el contrabando, del que viven unos 5.000 pimpineros26 en la región, dejó pérdidas a la nación por 235.000 millones de pesos27. La Fundación Progresar también reveló que durante el 2004 y 2005 los paramilitares compraron carros para ingresar combustible por la frontera de Norte de Santander – Táchira. En esta zona, son ellos quienes hace más de tres años controlan este negocio, cobrando a más de 1.500 hombres una vacuna superior a los 30.000 pesos. De acuerdo a los datos consolidados por el Instituto Nacional para la Defensa y la Educación del Consumidor y el Usuario de Venezuela INDECU, se estima que son 90 millones de litros los que salen del estado de Táchira por contrabando. Esto ha motivado al gobierno venezolano a ordenar importantes y prolongados racionamientos de gasolina en territorios de frontera y en operaciones militares que buscan desmantelar fábricas y redes clandestinas dedicadas a este tipo de actividad. Táchira sea tal vez el estado más afectado con dichos racionamientos, permaneciendo sin combustible por largos periodos de tiempo28. Ciudades como San Cristóbal, Rubio, Colón y Táriba han sido las principales poblaciones afectadas29. El municipio zuliano que cuenta con mayor información respecto al contrabando de gasolina es Páez. Allí el gobierno local propuso la creación de cooperativas que ejerzan un mayor control y regulación en el paso ilegal de gasolina hacia Colombia. Hasta la fecha, se desconoce la real operatividad y funcionamiento de estas cooperativas. Sin embargo, en las estaciones de servicio de Guana y Guarrero se puede observar camiones (estacionados) que pertenecen a estas cooperativas. 23 De acuerdo a los datos recogidos, funcionarios de la Guardia Nacional cobran entre 60.000 y 90.000 bolívares por dejar ingresar a un colombiano indocumentado. 24 PRENSA DE FRENTE. “Venezuela: denuncian detención de militante después de permanecer desaparecido”. 20 de abril de 2006. 25 PROVEA. Boletín Electrónico No. 168. 1 de marzo a 6 de abril de 2006. 26 Nombre que designa a las personas que se dedican al contrabando de gasolina. 27 EL UNIVERSAL “Paramilitares controlan el contrabando de gasolina” Julio 2 de 2005. www.eud.com.co 28 Incluso se conoce de 3 estaciones de gasolina que estuvieron cerradas durante todo el 2005. 29 EL UNIVERSAL “Persiste escasez de gasolina en Táchira” 14 de octubre de 2005. 11 El contrabando de gasolina también se presenta en la frontera Arauca – Apure. Allí los asentamientos de El Nula, El Amparo y La Victoria, han sido objeto de prolongados racionamientos a favor del desestímulo del contrabando. No obstante, estas medidas de regulación no han logrado su objetivo primordial y sí han afectado negativamente la movilidad de las comunidades y los precios de la canasta básica familiar. 9. Problemas de seguridad para los defensores de derechos humanos: funcionarios de organizaciones internacionales y del Estado venezolano con competencia en la defensa y promoción de los derechos humanos de los colombianos en condición de refugio, están operando sin unas garantías efectivas y reales en cuanto a su seguridad. Esta situación se ha recrudecido de forma dramática durante el 2006, año en el han sido objeto de amenazas, extorsiones y secuestros por parte de los grupos armados ilegales de ambas nacionalidades. El caso más crítico al respecto, es la denuncia realizada por Iris Varela, de una supuesta complicidad de Cáritas de Venezuela con los grupos paramilitares colombianos, a quienes les estarían suministrando información sobre el paradero de los refugiados, quienes son localizados y perseguidos posteriormente30. Actualmente todas las personas vinculadas a este tipo de trabajo están siendo investigadas por la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención DISIP. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH también ha expresado su preocupación por la iniciación de acciones penales a miembros de organizaciones de derechos humanos bajo cargos de conspiración contra la forma republicana de gobierno por haber recibido fondos de cooperación internacional para desarrollar sus labores. Por otra parte, y atendiendo a la preocupación manifestada en las audiencias ante la Comisión por las expresiones descalificatorias por parte de funcionarios del Estado en cuanto al desarrollo de estas actividades, la CIDH a realizado un llamado a las autoridades del Estado venezolano para que aseguren que ninguna defensora o defensor sea víctima de hostigamiento e intimidación por sus labores. 10. Vulnerabilidad, rechazo y estigmatización de los colombianos en condición de refugio: resulta claro que en toda esta dinámica la utilización de diferentes mecanismos que los grupos armados utilizan para regularizar su permanencia en Venezuela, incluye la utilización del status de refugiado. Iris Varela advirtió a través de los medios de comunicación que en el estado Táchira operan los grupos paramilitares colombianos disfrazados de refugiados. «Tengo suficientes pruebas en la mano para delatar que en Táchira existen paramilitares sujetos a la normativa legal del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur)». Explicó que grupos infiltrados paramilitares han obligado y amenazado a los refugiados legales a actuar como organizaciones armadas para lograr la desestabilización del país. Afirmó que el Gobierno Nacional investiga los hechos de instigación de refugiados por parte de paramilitares y coordinará con las autoridades colombianas para determinar lo antes posible la situación de estos ciudadanos31. Esto figura un mapa de extrema vulnerabilidad, susceptible a la estigmatización y a la desconfianza. 30 DIARIO LA NACIÓN “Cáritas suministra informes a grupos de paramilitares”. 7 de mayo de 2006. DIARIO LA NACIÓN “Solicita la conferencia Episcopal pruebas contra fundación Cáritas”. 10 de mayo de 2006. 31 DIARIO LA NACIÓN “En Táchira hay paramilitares con estatus de refugiados”. 8 de mayo de 2006. 12 11. Propagación del narcotráfico y quiebres en la aplicación de una intervención económica trasnacional: hoy por hoy la frontera colombo – venezolana se ha convertido en un corredor estratégico para diversos intereses económicos, políticos y militares, tanto de orden legal como ilegal. Precisamente las posibilidades que ofrece la frontera, ha potenciado el conflicto armado en estas regiones, en la medida que los distintos intereses se disputan el control de las economías ilegales y semi-ilegales, como el tráfico de drogas, los insumos para su procesamiento, los negocios de ventas de gasolina y los del cambio de la moneda, el contrabando de comercio público, etc. El contexto global y regional, le está planteando a este corredor fronterizo dos tendencias determinadas igualmente por dos factores centrales: la inversión económica nacional y transnacional y las políticas de seguridad de esa intervención, que empiezan a reorientar la dinámica del conflicto armado en esta frontera. Todo ello en un territorio en donde confluye una fuerte consolidación de la economía ilegal y dos modelos socioeconómicos y políticos contradictorios, encabezados por los presidentes Uribe Vélez y Chávez Frías, y que le apuestan a distintos procesos de integración continental. La intervención económica transnacional en la frontera, se da dentro de la lógica de la globalización del capital y el libre comercio, dadas las grandes ventajas que oferta la región en esa dinámica: los recursos naturales, la ubicación geográfica y la mano de obra. Es así como se están implementando proyectos económicos alrededor de la explotación de los recursos energéticos (petróleo, gas, carbón, electricidad, agua), la agroindustria (palma africana, cacao, frutales, madera, caña), la biotecnología, el ecoturismo, la ampliación e interconexión de la infraestructura (vial, energética, agua, telecomunicaciones, ambiental y social) y la creación de zonas económicas especiales, aplicando el modelo de las “maquilas”32. Todos estos proyectos están pensados desde una perspectiva binacional, por cuanto son recursos transfronterizos, especialmente en lo que respecta a hidrocarburos y carbón33. Las Zonas Económicas Especiales de Exportación, ZEEE, fueron establecidas por el Ministerio de Desarrollo durante la administración de Andrés Pastrana (1998-2002), cuyo perfil es el de las conocidas “maquilas mexicanas”. Estas deberían instalarse en las ciudades de Cúcuta, Valledupar, Ipiales y Buenaventura. Sin embargo, las probabilidades de una aplicación pronta de las reglas comerciales y de inversión propuestas en el ALCA y, en el caso de Cúcuta, la debilidad en la infraestructura de servicios, han aplazado dicha iniciativa. Pero esta perspectiva ha sido retomada ahora con el desarrollo de las Zonas de Integración Fronteriza34, alrededor de la cual se involucrarán 22 municipios de Norte de Santander y Táchira, en el eje Cúcuta-San Cristóbal. 32 Las empresas maquiladoras inician, terminan o contribuyen de alguna forma en la elaboración de un producto destinado a la exportación, ubicándose en las "zonas francas" creadas por los países del sur donde ofrecen numerosas ventajas – costos laborales, de servicios e impuestos - en aras de “atraer la inversión extranjera”. Las empresas transnacionales buscan rebajar al máximo los costos de producción por la vía de trasladar las actividades productivas de los países industrializados a los países periféricos con bajos salarios. Las maquilas aprovechan la enorme diferencia salarial que existe entre el Norte y el Sur. En 1998, un obrero de Estados Unidos ganaba 11 veces más que uno mexicano por trabajos idénticos. 33 Los proyectos binacionales más próximos a ser implementados en esta frontera están referidos al gasoducto Ballenas (Guajira) – Maracaibo (Zulia) y el poliducto Cabrutas (Apure) – Tumaco (Nariño). 34 Algunos de los objetivos de las ZIF son: “...Flexibilizar y dinamizar el intercambio económico y comercial, así como la circulación de personas, mercancías, servicios y vehículos; establecer mecanismos eficaces para crear y manejar conjuntamente los mercados fronterizos de trabajo; incrementar y fortalecer la oferta y el abastecimiento de servicios básicos y/o sociales de utilidad común; investigar y usar 13 El proceso de integración de Suramérica alrededor del ALCA35, está planteado en torno a los denominados Ejes de Desarrollo, propuestos por el BID36. De los doce ejes, hay tres que están determinando la dinámica económica de la frontera colombo-venezolana: el eje meridional Caracas-Bogotá-Quito, y su continuidad hacia el sur; el eje interoceánico Orinoco-Meta-Buenaventura (Pacífico colombiano); y el también interoceánico Amazonas-PutumayoTumaco (Pacífico colombiano). Cada país se encuentra disponiendo sus procesos internos, económicos y de infraestructura, en función de esos ejes, y los convenios bilaterales tienen igual sentido. Estos ejes de integración se empatan con similares proyectos que se impulsan en Centroamérica en el llamado Plan Puebla Panamá y luego con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, impuesto desde 1994. El proceso de integración alrededor del ALCA subsume otros acuerdos comerciales que han atravesado la frontera colombo-venezolana: la Comunidad Andina de Naciones, CAN37, y el Grupo de los Tres, G-338. La puesta en marcha de los grandes proyectos de inversión económica para la explotación de recursos energéticos planteados desde la década del 1990 para la región, ha sido sistemáticamente aplazada por la intensificación del conflicto social y armado en estas zonas de frontera, históricamente estratégicas para el narcotráfico, la siembra de cultivos de uso ilícito y el contrabando de precursores químicos y armas. El Sr. Humberto Chirinos, Experto de las Naciones Unidas del departamento de Drogas y Crimen para el programa de Monitoreo Satelital en Perú, señala que según las imágenes satelitales, la zona de la frontera colombo venezolana es una de las que tiene mayores áreas de cultivos de uso ilícito. Al hacer precisiones al respecto, observamos que en territorio colombiano estos cultivos se concentran en Norte de Santander39, Arauca, Vichada, Guainía, y en menor medida Guajira40. Este último, junto con Cesar, más que productores, son estratégicos como zonas de procesamiento y empaque. El traslado de cultivos de uso ilícito ha territorio venezolano se ha venido dando de manera progresiva. En el marco de la XVII Operación Sierra, realizada en noviembre de 2005 por los Teatros de Operaciones No. 2 y 4 de Venezuela se detectaron 110 hectáreas de amapola, 15 de marihuana y 80 de coca en la Serranía del sosteniblemente los recursos naturales renovables contiguos;...”. Artículo 5 de la Decisión 501 de 2001 del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores de la CAN. 35 Cumbre de Presidentes Suramericanos. Brasilia, 2000. 36 “Un nuevo impulso a la integración de la infraestructura de Sudamérica”. BID, 2000. 37 La CAN fue constituida en 1997 como desarrollo del proceso iniciado en 1969alrededor del Pacto Andino, con la participación de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. Este último país se retira en 1976 y Venezuela lo hace en el 2006, al oponerse al Tratado de Libre Comercio que Colombia, Ecuador y Perú empezaron a negociar con Estados Unidos, priorizando su vinculación al MERCOSUR: 38 Las negociaciones sobre un acuerdo del Grupo de los Tres o G-3, fueron establecidas por los gobiernos de México, Colombia y Venezuela en 1989 en Honduras. Se formaliza el 13 de junio de 1994 en Cartagena y entró en vigor el 1 de enero de 1995. 39 De acuerdo al informe 2004 de Naciones Unidas, al finalizar la década de 1990 Norte de Santander fue uno de los centros más importantes de coca en el país. En 1999 representaba el 10% del total de la producción nacional. 40 Según las estadísticas consolidadas a diciembre de 2004 por la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito UNODC, Censo de Cultivos de Coca 2004, los departamentos fronterizos a Venezuela contaban con: Norte de Santander (3055 ha.), Arauca (1552 ha.), Vichada (4692 ha.) y Guainía (721 ha.) y Guajira (556 ha.). 14 Perijá. Igualmente, localizaron más de diez laboratorios clandestinos para el procesamiento de droga. La propagación del narcotráfico y de los cultivos de uso ilícito en territorio venezolano se ha convertido en un tema altamente sensible dentro de las relaciones de Venezuela con Estados Unidos. Luego de que en agosto de 2005, Chávez anunciara la suspensión de los convenios con la Agencia Antidroga Estadounidense (DEA) porque se dedicaba al espionaje, han sido numerosos los pronunciamientos de funcionarios del gobierno estadounidense con relación a la poca cooperación de Venezuela con Estados Unidos en materia de lucha antidrogas41. A inicios de 2006, el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta de Estados Unidos señaló que existe un incremento de la actividad aérea en Venezuela que, proveniente de Colombia, transporta droga hacia Estados Unidos, transitando por otros países latinoamericanos42. Como un acto de represalia a lo que los Estados unidos denomina “poca cooperación contra la lucha antidrogas”, el 15 de mayo de 2006, el gobierno norteamericano buscó prohibir a cualquier país del mundo la venta de armas y material militar a Venezuela, tras considerar que ese país no coopera suficientemente en la lucha contra el terrorismo. Esta situación se agrava con la aparente estampida de narcotraficantes colombianos que desde hace 8 meses vienen ingresando a Venezuela. El periódico El Tiempo43 afirma que en la actualidad se encuentran 10 reconocidos personajes de este negocio, miembros del cártel del Norte del Valle de Colombia y por quienes Estados Unidos ofrece una recompensa de cinco millones de dólares. El informe periodístico recoge el informe de la prestigiosa revista militar internacional Jane's Intelligence Review, según la cual esto se explica en " la rampante corrupción en altos niveles de la justicia venezolana y a un sistema judicial muy débil" que le permite a los narcotraficantes operar sin grandes dificultades. Lo anterior demuestra que las dinámicas transnacionales de las economías ilegales y el desbordamiento del conflicto armado colombiano ocurren en un escenario internacional en el que la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo justifica la presencia militar de Estados Unidos en la región. III. El impacto del conflicto armado colombiano en los grupos étnicos de lado y lado de la frontera A lo largo de la frontera colombo-venezolana, en el área comprendida entre las ciudades de Cúcuta (Norte de Santander) y Maicao (La Guajira), en relación con los grupos étnicos se observan, a lado y lado de la frontera internacional, asentamientos, comunidades o núcleos poblacionales pertenecientes a los pueblos Barí, Yukpa, Wayúu, Rom (Gitano), árabe y afrodescendiente. En esta área de frontera se encuentran localizados los territorios indígenas, que trascienden los límites internacionales, de los pueblos Barí a lo largo de la Serranía de los Motilones; Yukpa a todo lo largo de la Serranía del Perijá; y Wayúu, en el extremo 41 Las principales declaraciones al respecto se presentaron el 31 de agosto de 2005 en palabras del zar antidrogas estadounidense John Walters y el 15 de septiembre desde el Ejecutivo estadounidense. 42 EL UNIVERSAL “Actividad sospechosa desde Venezuela” Enero 16 de 2006. www.eud.com 43 EL TIEMPO “Al menos 10 capos del narcotráfico en Venezuela”. 2 de mayo de 2006. www.eltiempo.com 15 nororiental de La Guajira colombo-venezolana. Igualmente se encuentra en Cúcuta una de las kumpania Rom numéricamente más importantes de Colombia, que en su itinerancia tradicional incursiona de manera permanente a Venezuela. De otro lado, se precisa mencionar también a los árabes, con una larga presencia y trayectoria en Colombia, que tomando como eje a Maicao, atraviesan periódicamente la frontera internacional para desarrollar sus actividades comerciales y llegar hasta los países del Caribe. Mención aparte merece el caso de hombres afrodescendientes, algunos con sus familias, la mayoría provenientes del pacífico colombiano que se han establecido en poblaciones venezolanas, aunque sin configurar todavía verdaderas comunidades. Lo anterior pone de presente tres cuestiones que merecen destacarse. La primera, es la enorme riqueza étnica y cultural que posee esta frontera internacional, que va más allá de la simplista división entre colombianos y venezolanos que usualmente se hace. La segunda es que la línea limítrofe internacional es una verdadera frontera fluida que de manera sostenida es atravesada, en las dos direcciones, por los grupos étnicos. La tercera es que para los pueblos Barí, Yukpa, Wayúu y Rom las fronteras internacionales son sencillamente límites artificiales que dividen arbitrariamente sus territorios tradicionales o sus áreas históricas de itinerancia. La presencia de estos grupos étnicos a lo largo de la frontera colombo-venezolana es bastante disímil. De un lado están los pueblos Barí, Yukpa y Wayúu que se encuentran localizados allí desde antes que se establecieran las repúblicas y se demarcaran los actuales límites de la frontera internacional, por lo que sus territorios, al comprender áreas de los dos países, son transfronterizos. Comunidades enteras de estos pueblos se hallan a lado y lado de la frontera, sin que a simple vista se observen diferencias sustanciales entre estas. De otro lado está el pueblo Rom, pueblo nómada por excelencia, que despliega, principalmente desde la kumpania de Cúcuta, una amplia movilidad por todo el territorio venezolano. Estos patrigrupos familiares de la kumpania de Cúcuta se encuentran emparentados con distintas kumpeniyi de Venezuela. El Rom, un pueblo también preexistente a la conformación de las repúblicas, ha venido fluyendo a través de esta frontera internacional, desde mediados del siglo XIX. El árabe es otro de los pueblos que permea frecuentemente la frontera internacional. Desde Maicao, como una suerte de centro de dispersión, han venido construyendo redes familiares que los conectan fácilmente con parientes en Venezuela y en los países del Caribe. Los árabes han venido cruzando esta frontera internacional desde hace aproximadamente ochenta años. Los Barí, Yukpa y Wayúu a través de sus territorios, lo mismo que los Rom por medio de sus grupos familiares y sus redes de familias extensas, hacen una presencia en la frontera internacional como sujetos colectivos, es decir, como pueblos. Esto es sumamente importante destacarlo para entender porqué razón los pueblos indígenas de frontera han venido reclamando la materialización del mandato constitucional de la doble nacionalidad y los Rom han venido hablando de una ciudadanía universal. Por su parte los árabes se han establecido en la región fronteriza, manteniendo sus señas identitarias y nacionalitarias que los distinguen de las sociedades mayoritarias de lado y lado de la frontera. En ese sentido su presencia en la frontera es también colectiva, conformando una comunidad ampliada. No ocurre lo mismo con los afrodescendientes que originarios del Pacífico colombiano se han ubicado en el lado venezolano, dado que su presencia se da principalmente a través de hombres solos y, en menor medida, de pequeños núcleos familiares, en todo 16 caso sin constituir comunidades. En ese sentido el paso de la frontera es, ante todo, una aventura individual. En virtud de la gran riqueza étnica y cultural de la frontera colombo-venezolana y considerando la importancia de construir enfoques diferenciales en el tratamiento de las diferentes problemáticas sociales y sus efectos sobre determinadas comunidades que se a continuación se realiza una caracterización diferenciada de cada uno de los grupos étnicos que se han mencionado anteriormente y del impacto diferenciado en cada uno de sus pueblos. Pueblo Rom El pueblo Rom, originario del norte de la India, que comenzó, hacia el año mil de nuestra era una diáspora en continuo movimiento por todo el mundo, desde 1998 ha sido reconocido por el Estado como un grupo étnico también colombiano, al que se le deben hacer extensivos de manera simétrica todos los derechos que constitucional y legalmente tienen pueblos indígenas y afrodescendientes. Los Rom viven en kumpeniyi (singular, kumpania) que no son otra cosa que la asociación de patrigrupos familiares que ya sea por parentesco o alianzas matrimoniales optan por residir o itinerar conjuntamente. De una población estimada para todo el país en 3.000 Rom44, la kumpania de Cúcuta estaba compuesta en el 2005 por 648 personas de este pueblo, lo que de hecho la hace la más grande no sólo del país sino también de Venezuela. La presencia del pueblo Rom en el país se remonta a la época colonial y, por lo tanto, es un pueblo preexistente a la conformación de las repúblicas, tal y como ya se ha mencionado. Esto permite deducir que la presencia y trayectoria de este pueblo en la frontera colombo-venezolana es más antigua de lo que se supone. La inmensa mayoría de los Rom de la kumpania de Cúcuta, y de su contraparte más cercana al otro lado de la frontera, la kumpania de Rubio, han nacido en Colombia o, por lo menos, tienen la nacionalidad colombiana. En este sentido, vale la pena anotar que los Rom de la kumpania de Cúcuta son reiterativos en expresar que la mayoría de los que viven o itineran por Venezuela son nacidos en Colombia, dato que en todo caso hay que verificar. En estas dos kumpeniyi de frontera se pueden encontrar grupos familiares originarios de Perú, Ecuador y en menor medida de otros países de Sudamérica. Los Rom de la kumpania de Cúcuta se dedican, principalmente, a actividades comerciales, con las que buscan sacarle provecho al cambio de divisas entre los países y a las diferencias en los precios de algunos artículos. De esta manera, para citar el ejemplo más frecuente, compran al por mayor y directamente en algunas fábricas de Bucaramanga (Santander), zapatos, botas y otros artículos en cuero, que venden en Venezuela al menudeo, en pueblos y ciudades pequeñas. Si bien es probable que en algunas ocasiones traigan artículos de Venezuela para vender en Colombia, la dirección del comercio es casi siempre de Colombia hacia Venezuela. La inmensa mayoría de los Rom de la kumpania de Cúcuta tienen la doble nacionalidad colombiana y venezolana, lo que sin duda alguna les facilita el tránsito a través de la frontera internacional. Una minoría de Rom, los provenientes de otras kumpeniyi del país, entran de manera irregular a Venezuela y así permanecen 44 Información del Proceso Organizativo del Pueblo Rom (Gitano) de Colombia, (PROROM). 17 mientras duran los recorridos por los pueblos y pequeñas ciudades de ese país en sus incursiones comerciales. Si bien en sus kumpeniyi los Rom abiertamente recrean sus tradiciones, usos y costumbres, cuando se dedican a sus actividades comerciales los hombres no hacen lo mismo y más bien realizan esfuerzos por pasar desapercibidos, mimetizándose entre la gente de los entornos por los que itineran. Esta práctica es una estrategia para evitar las históricas estigmatizaciones racistas, discriminatorias y xenófobas que se dan contra los miembros del pueblo Rom. Solo las mujeres, dedicadas a las prácticas adivinatorias, no sólo no ocultan su identidad sino que contrariamente la afirman, con el propósito de beneficiarse de la fama que las acompaña en las artes de adivinar el futuro. Los Rom no han sido ajenos al conflicto armado que se escenifica en Colombia. De la kumpania de Cúcuta, hacia 2002, se tuvo noticias de que a varias de sus autoridades más reputadas, los paramilitares les venían cobrando extorsiones y “vacunas”, prometiéndoles a cambio seguridad y no intervención en sus asuntos. Esto ocasionó que algunos patrigrupos familiares optaran por abandonar la ciudad y el país. Dado el nomadismo arraigado de los Rom, este tipo de desplazamientos terminó invisibilizado totalmente. El problema mayor que enfrentan los Rom con el conflicto armado es que no han podido volver a recorrer con la amplitud y frecuencia de otros años, aquellos territorios en los que ejercían sus actividades económicas tradicionales. Esta situación ha sido asumida por algunos patrigrupos familiares como una especie de confinamiento, que al impedirles la movilidad, ha redundado negativamente en sus prácticas económicas tradicionales y, por consiguiente, en su integridad étnica y cultural. Pueblo Árabe Si bien mucho antes de 1880 ya había referencias que daban cuenta de la presencia de árabes en Colombia y en Venezuela, este año se ha tomado como un hito que marca sustantivamente el incremento de las oleadas de contingentes árabes, especialmente cristianos maronitas, algunos cristianos ortodoxos y unos pocos musulmanes, que provenientes del Líbano, Siria y en menor grado de Palestina, llegaron hasta estos dos países buscando mejores horizontes y fortuna. Estas oleadas migratorias de árabes que ocurrieron entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX ha sido cuantitativamente hablando la más significativa que se ha presentado hasta hoy en el país. Si bien estas oleadas contaron con familias que profesaban el Islam, la inmensa mayoría de las que llegaron eran cristianas. Desde las dos primeras décadas del siglo XX, durante las cuales los árabes se consolidaron como el grupo de comerciantes más dinámico de todo el Caribe colombiano, hasta el término de la segunda guerra mundial, tuvieron lugar varias oleadas migratorias, que a pesar de contar con familias musulmanas, siguió siendo mayoritariamente cristiana. Desde principios de la década de los 1970, la proporción entre cristianos y musulmanes cambió ostensiblemente, ya que los árabes que llegaron a partir de entonces fueron mayoritariamente musulmanes, sobre todo sunitas. Puede decirse que los árabes aparecen en la escena de Maicao, prácticamente desde su misma fundación. En la consolidación de este municipio fronterizo como lugar estratégico para el intercambio comercial no hay duda que los árabes jugaron un papel preponderante. En Maicao es donde, hoy por hoy, se encuentra la comunidad árabe 18 musulmana más reconocida del país y, en general, de toda la frontera colombovenezolana. Un importante porcentaje de los árabes musulmanes que a partir de la década de los años setenta del siglo pasado ingresaron a Colombia, tuvieron como destino Maicao y, en menor medida, San Andrés Isla. Según estimativos de la Asociación Benéfica Islámica (ABI) la población árabe de Maicao puede perfectamente llegar a las cuatro mil personas. Los árabes han sido comerciantes y esa actividad económica es la que preponderantemente han ejercido históricamente en Maicao y toda la región fronteriza. Aprovechando las ventajas geográficas y aduaneras que existían, los árabes propiciaron e impulsaron un vasto e intenso comercio de una gran diversidad de productos traídos de varias partes del mundo que ingresaban a Colombia provenientes de Venezuela y de los países del Caribe. Se ha argumentado que la crisis por la que atraviesan actualmente los árabes de Maicao, que se tradujo en la drástica reducción de su población y en el sistemático cierre de varios de sus más importantes almacenes, se origina en las disposiciones legales y normativas que desde la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) se empezaron a aplicar en la región y que terminaron por afectar negativamente el libre comercio que allí tenía lugar. Si bien lo anterior pudo haber incidido de alguna manera, la causa estructural y subyacente de la crisis por la que atraviesan los árabes se explica, más bien, por la expansión y profundización del conflicto armado y la violencia política que, dada su habilidad para los negocios y su notorio éxito económico, los convirtió en víctimas privilegiadas de los actores armados ilegales. En ese contexto, tanto los grupos paramilitares como la guerrilla han secuestrado con fines económicos a varios de sus miembros. Las extorsiones y el cobro de las llamadas “vacunas” se volvieron algo cotidiano para los comerciantes árabes. En Maicao se menciona que se han presentado casos en que los secuestrados han sido muertos por sus captores y se refieren algunos casos de desaparecidos. De esta manera muchas familias árabes, cansadas de los hostigamientos y amenazas de los actores armados, decidieron dejar atrás a Maicao y a La Guajira para probar suerte en otras ciudades del país y del exterior. Estos desplazamientos a causa de la violencia política no aparecen en las estadísticas oficiales sobre población desplazada. De lo anterior puede concluirse que la crisis económica de los árabes, que llevó a la quiebra y a la ruina a no pocas familias, se debe a los efectos colaterales y directos del conflicto armado y no a las medidas aduaneras y arancelarias que se impusieron para frenar el contrabando y acabar con un área donde de hecho funcionaba el libre comercio. Pero adicionalmente estos árabes, ahora a causa de su religión, se han visto enfrentados a nuevas situaciones que les han acarreado grandes inconvenientes para el tránsito por las fronteras internacionales, incluida la colombo-venezolana, derivado de la asimilación maniquea y perversa que, a partir de los trágicos hechos del 11 de septiembre de 2001 que llevaron a la destrucción de las Torres Gemelas en Nueva York (EE.UU.), tiende a hacerse entre terrorismo internacional e Islam. De esta manera a los hostigamientos de los grupos armados irregulares, que ven en los árabes potenciales secuestrados, hay que sumarle ahora los acosos de la fuerza pública y de los organismos de seguridad del Estado que empiezan a ver a los árabes musulmanes bajo sospecha de terrorismo. 19 Sobre el particular llaman la atención las diversas versiones periodísticas, derivadas de informes de inteligencia, que refieren que entre los árabes de Maicao se encuentran varios relacionados con el fundamentalismo islámico, sugiriendo que en la región se encuentran “células dormidas”, se registra la legalización de activos provenientes de actividades ilícitas que son empleados para financiar grupos que operan en Oriente Medio, que varios árabes “lavan dinero” para la organización Hezbollah, o que se han capturado en Maicao miembros de alto rango de organizaciones fundamentalistas. A partir del 11 de septiembre de 2001 la islamofobia creció vertiginosamente, lo que se tradujo en una grave estigmatización de los árabes de la frontera colombo-venezolana como fundamentalistas y terroristas. Esta situación llevó a la Asociación Benéfica Islámica (ABI) de Maicao a trascender su trabajo de social de beneficencia para desplegar acciones políticas reivindicatorias de la cultura e historia del Islam. Pueblos Barí y Yukpa Los Barí viven sobre la Serranía de los Motilones en la frontera con Venezuela. Los datos oficiales para Colombia calculan su población en 3.612 personas, aunque su población debe ser mucho mayor. A partir de la primera década del siglo pasado, se realizaron concesiones para la explotación de hidrocarburos en territorio Barí, incentivando la apertura de carreteras y la colonización masiva de la cuenca del río Catatumbo. Ante la presencia de las empresas petroleras, los Barí reaccionaron de manera violenta, iniciando un proceso bélico que se extendería hasta bien entrados los años sesenta del siglo XX. La acción misionera, en sus dos vertientes católica pero sobre todo protestante, se intensificó a partir de la consolidación de las explotaciones de los yacimientos hidrocarburíferos, desplegando una intensa política de integración y desarrollo entre las comunidades del pueblo Barí. El hecho de que el patrón tradicional de residencia de los Barí se caracterice por la posesión de tres bohíos localizados en forma cíclica, los cuales son habitados periódicamente de acuerdo al ciclo estacional, les ha servido para hacerle frente a los actores armados que han llegado hasta su territorio. En ese contexto ha sido bastante recurrente que las comunidades del pueblo Barí ubicadas en Colombia se trasladen masivamente a asentamientos situados en Venezuela, ante el riesgo de arremetidas de los actores armados. Esta amplia movilidad en toda la extensión de su territorio tradicional, sin reparar en que lado del límite internacional se encuentra, muchas veces ha permitido a los Barí ponerse a salvo de las incursiones tanto de los grupos paramilitares como de la guerrilla. Estos cruces en doble vía de la frontera internacional y en razón a la condición binacional que ostenta el pueblo Barí, nunca aparecen reportados en las estadísticas sobre desplazamientos transfronterizos. A los problemas generados por la presencia y el accionar de diversos actores armados en territorio Barí hay que añadirle los ocasionados por la ejecución de proyectos hidrocarburíferos que han ocasionado desterritorialización y transformaciones culturales no deseadas entre las comunidades del pueblo Barí. Por su parte, el pueblo Yukpa, se localiza en el noreste del departamento del Cesar, en la Serranía del Perijá, a lo largo de la frontera internacional con Venezuela. En Colombia los datos oficiales disponibles señalan una población de 3.651 personas. En el lado venezolano se encuentra la mayor cantidad de la población Yukpa. 20 Al igual que los Barí, la resistencia de los Yukpa contra los colonizadores se mantuvo vigente hasta mediados del siglo XX. Para aplacar la resistencia, con mayor fuerza desde los años 1930, se instalaron misiones en territorio Yukpa que terminaron consolidando el frente de colonización y “pacificando” la región. La llegada de hacendados, ganaderos y campesinos a las tierras bajas de la Serranía del Perijá, redundó en la disminución considerable de su territorio, de ahí que uno de los problemas más sentidos actualmente por los Yukpa, sobre todo del lado colombiano, es que su espacio vital cada vez se constriñe más. El territorio tradicional del pueblo Yukpa comprende áreas tanto de Colombia como de Venezuela. Ello hace que se presente un flujo permanente de grupos familiares Yukpa que van y vienen de acuerdo a las posibilidades que se presenten para desarrollar sus actividades productivas. Sin embargo, hay que recalcarlo, el conflicto armado ha ido abriendo una brecha entre los asentamientos de lado y lado de la frontera colombovenezolana, que hacen cada vez más complejo y dificultoso el intercambio y el contacto entre ellos. En estos momentos a la Serranía del Perijá se han trasladado varios de los teatros de guerra que antes tenían lugar en la Sierra Nevada de Santa Marta y el pueblo Yukpa está siendo afectado de manera profunda por el conflicto armado interno. Desafortunadamente sin una organización etnopolítica fuerte, el pueblo Yukpa no ha podido quebrar el manto de silencio que se cierne sobre su tragedia. Pueblo Wayúu El pueblo Wayúu habita, principalmente, la parte media y alta de La Guajira, en tierras semidesérticas. De acuerdo al censo binacional realizado hacia 1992, en Venezuela viven 168.727 Wayúu, en tanto que en Colombia su población está estimada en 149.827 personas, constituyéndose en el pueblo indígena de mayor población en el país, con cerca del 19%. La afluencia migratoria del pueblo Wayúu ha sido histórica entre las fronteras de Colombia (departamento de La Guajira) y Venezuela (Estado Zulia). Esto obedece a situaciones: por un lado, el entorno ambiental escaso de agua, los obliga a desplazarse por las temporadas extremadamente áridas, pero por otro lado, este grupo étnico presenta un componente cultural que hace de los conflictos intraétnicos entre los clanes del mismo pueblo indígena algo inherente a su modo de vida, conduciendo a la migración o al desplazamiento dentro del mismo territorio ubicado tanto en Colombia como Venezuela. La poliresindencialidad es entonces para el pueblo wayúu una opción de supervivencia en medio de las condiciones territoriales y culturales. Sin embargo en los últimos ocho años las circunstancias que han contribuido a la acentuación del flujo migratorio hacia Venezuela de éste pueblo indígena, se han mostrado cada vez más axiomáticas por el aumento del conflicto armado en el territorio colombiano. Muchos de los Wayúu que cruzan la frontera aluden que han venido huyendo del conflicto, sin embargo no lo manifiestan ya que creen que no es necesario porque se sienten seguros en Venezuela. La Constitución Política de Colombia en su Artículo 96, y el Convenio 69 de la Organización internacional del Trabajo (OIT) abogan por el reconocimiento de la doble nacionalidad de los pueblos indígenas que comparten territorios fronterizos, tal es el caso del pueblo Wayúu y de los anteriormente mencionados Barí y Yukpa. No obstante, resulta paradójico que ante la inminencia del conflicto armado, muchos integrantes de estos pueblos indígenas, hayan solicitado refugio. La tramitación de su 21 status como refugiado, si bien permite visibilizar el impacto de la violencia en estos grupos étnicos, obstruye lo que cabalmente debería reconocerse como su derecho a la propiedad de su territorio. El trabajo en terreno permitió conocer el caso de varios Wayúu que han solicitado refugio en Venezuela, especialmente en el Estado de Zulia45. Los Wayúu han podido transitar libremente sin papeles en su territorio, sin embargo, ahora no pueden hacerlo porque muchos de ellos son retenidos por no portar los documentos y en algunos casos han sido amenazados con ser deportados a Colombia por la Guardia Nacional Venezolana. En razón a las creencias culturales wayúu alrededor del territorio y de la guerra, muchos han sido reclutados sutilmente por los actores armados debido a su habilidad y fascinación con las armas, lo que manifiesta que los Wayúu están siendo involucrados en el conflicto. Hoy en día se reconoce su participación en la causa paramilitar con el Frente de Contrainsurgencia Wayuú. Por otro lado, en abril de 2005 se conformó un contingente de 120 hombres wayuú que incursionaron a las filas del ejército para defender sus territorios desde la fuerza legal. Las comunidades atestiguan que es muy grande la presión ejercida por el ejército, quienes les ofrecen comida y ganado a cambio de sus servicios como informantes. . En Machiques se encuentran asentados aproximadamente 25.000 Wayúu46 que se dedican principalmente a trabajar en fincas ganaderas, en condiciones de trabajo tan precarias que recuerdan la esclavitud. Para garantizar una mano de obra barata, como en tiempos que se creían ya superados los patrones de las haciendas, les retienen sus documentos de identidad y bajo la amenaza de la deportación los someten a largas y extenuantes jornadas de trabajo. Esta situación de explotación laboral es muy parecida a la que se vive en las maquilas y en las zonas de extracción minera. Los casos de deportación de Wayúu hacia Colombia son cada vez más frecuentes, como estrategia para evadir las responsabilidades contractuales de los patronos y empleadores. En terreno se tuvo conocimiento de al menos 15 casos. Es preocupante la situación de los pueblos indígenas en cuanto a migración se refiere ya que debido a la constante lucha que el Gobierno ejerce en contra de los grupos armados ilegales, los pueblos transfronterizos se vuelven mucho más vulnerables. Es el caso de los Wayúu, que poseen territorio en los estados de Colombia y Venezuela, quienes han sufrido durante los últimos cinco años un indiscriminado exterminio por parte no sólo de los grupos ilegales sino también de la fuerza pública. Esto ha conllevado a que un número indeterminado de Wayúu haya abandonado su territorio. En la actualidad los que han migrado forzosamente hacia Venezuela, no han recibido todavía el estatus de refugiados y son considerados extranjeros en su propia tierra, y los que se encuentran dentro de Colombia, no reciben las atenciones oportunas, mientras son perseguidos, hostigados y amenazados por defender sus derechos sobre el territorio ancestral. En razón a la polirresidencialidad y a la amplia movilidad geográfica tradicional del pueblo Wayúu, el desplazamiento de comunidades y grupos familiares a causa del conflicto armado y la violencia sociopolítica, pasa desapercibido y es muy complejo de identificar. En ese sentido las diferencias entre el desplazamiento tradicional del 45 Se pudo constatar en el momento del trabajo de campo que Maracaibo tres familias Wayúu, aproximadamente quince personas provenientes de Barrancas (Guajira), estaban solicitado refugio. 46 Información recolectada en trabajo de campo (Abril de 2006). 22 pueblo Wayúu y el originado por los actores armados del conflicto no son muy claras a simple vista. Algo que complejiza aún más la situación del pueblo Wayúu aparece asociado al hecho que los grupos paramilitares han sabido sacar provecho a los conflictos entre clanes rivales, de suerte que en varias ocasiones la arremetida de estos grupos ilegales contra los Wayúu han sido asumidos como guerras intraétnicas. Pueblo Cariachil El pueblo Cariachil tiene una población estimada en unas 180 personas. Cabe advertir que ante la ausencia de cifras oficiales, este dato tiene un carácter aproximativo que requiere una constatación más directa. Los Cariachiles se encuentran localizados exclusivamente en el municipio de El Molino (La Guajira), en donde sobreviven en pequeñas áreas dispersas y discontinuas de la Serranía del Perijá y en barrios marginales del casco urbano. El Cariachil es un pueblo indígena que se consideraba extinguido desde la época de la consolidación de la dominación hispánica en el país. Sin embargo, debido a complejos procesos históricos de larga duración, hacia fines de la década de los 1990 varias familias campesinas que habían logrado conservar vigente una vida comunitaria, comienzan a reivindicar su condición de indígenas y su pertenencia étnica a este pueblo. El pueblo Cariachil se encuentra reconocido por la Secretaría de Asuntos Indígenas de la Gobernación de La Guajira. Sin embargo, no se conocen solicitudes formales elevadas ante la Dirección de Etnias del Ministerio del Interior y Justicia para el reconocimiento de este pueblo indígena. El proceso de reindianización de los Cariachiles se ha venido adelantando en medio de grandes adversidades. Actualmente sólo un reducido porcentaje de familias Cariachiles poseen algún pedazo de tierra en donde puedan llevar a cabo sus actividades productivas consuetudinarias, en tanto que la inmensa mayoría de estas familias fueron despojadas de sus tierras, en su mayoría de las veces de manera violenta, por lo que hoy por hoy se ven precisadas a deambular de hacienda en hacienda como jornaleras y asalariadas. A la materialización de este sistemático proceso de desterritorialización, que sin lugar a dudas fue la punta de lanza utilizada para afectar negativamente la conciencia étnica y los principales valores identitarios de los Cariachiles, hay que agregar los efectos del conflicto armado que ha convertido a la Serranía del Perijá en una región geoestratégica en disputa por los diferentes actores armados. Los Cariachiles han tenido que soportar varios desplazamientos originados por la escalada de las acciones armadas en la Serranía del Perijá. Precisamente un núcleo importante de Cariachiles se encuentra en situación de desplazamiento en el casco urbano de El Molino. Los Cariachiles contemporáneos han perdido casi la totalidad de su territorio tradicional, el cual se encuentra actualmente ocupado por extensas haciendas ganaderas y grandes fincas arroceras y cafetaleras. Los Cariachiles, sin portar la documentación reglamentaria, frecuentemente atraviesan la frontera internacional y permanecen en Venezuela de manera irregular trabajando temporalmente como jornaleros y peones para los grandes propietarios y latifundistas 23 venezolanos, quienes en repetidas ocasiones se aprovechan de esta situación para explotar la mano de obra Cariachil. Sobre el particular, cabe destacar que se han registrado varios casos de Cariachiles que han sido deportados a Colombia, denunciados por sus capataces y patronos, como estrategia para evadir los pagos de sus honorarios. Los Cariachiles manifiestan que la existencia del Parque Nacional Natural Taama Andino al otro lado de la frontera internacional facilita sus incursiones a territorio venezolano. Pese al contexto adverso en que se tiene que desarrollar el proceso de reconstrucción étnica y cultural del pueblo Cariachil, se evidencian avances al respecto. No obstante, este proceso de recuperación de su memoria histórica podría mostrar mejores resultados si no hubiera de por medio un conflicto armado que afecta seriamente a la región. Pueblo Zenú A fin de no invisibilizarlos es conveniente mencionar, así sea de paso, a los Zenú que viven, desde hace aproximadamente veinte años, en el casco urbano de Maicao (La Guajira). Los Zenú llegaron a Maicao procedentes de varias comunidades del Resguardo de San Andrés de Sotavento (Córdoba y Sucre), principalmente del corregimiento de Tuchín localizado en el municipio de San Andrés de Sotavento (Córdoba). Los Zenú encontraron en Maicao una ciudad que les posibilitó alternativas laborales, ya sea en el comercio informal o como trabajadores de las grandes bodegas y almacenes que requerían permanentemente mano de obra no calificada para cargar y descargar las mercancías provenientes de Panamá y el Caribe. El flujo de familias Zenú hacia Maicao se redujo drásticamente hasta casi desaparecer por completo a partir de 1997 cuando comenzó el acelerado declive de la actividad comercial en este municipio, ocasionado tanto por la normativa aduanera que se impuso en esta ciudad fronteriza como a la inseguridad derivada del conflicto armado que se expandió en la región. Hoy por hoy los Zenú se encuentran empobrecidos, desempeñándose en oficios eventuales e informales, como la venta ambulante de tinto y agua en las calles de la ciudad. Todo indica que Maicao ya no les brinda las posibilidades laborales de otro tiempo. Los Zenú se encuentran viviendo dispersos en los barrios marginales de Maicao y dado que nunca accedieron a tierras propias, terminaron arraigados a los contextos urbanos. Pese a la dispersión los Zenú han logrado, a través del Cabildo que se viene posesionando ante la alcaldía de Maicao desde mediados de los años noventa, recrear una vida colectiva que les ha permitido construir una comunidad organizada en el desarraigo. El pueblo Inga El pueblo Inga, originario del Valle de Sibundoy en el Putumayo, inició a fines del siglo XIX y principios del XX un proceso migratorio que los llevó posteriormente a asentarse en varias ciudades del Colombia donde lograron mantener sus valores identitarios y configurar comunidades con un alto sentido de pertenencia. 24 Hacia fines de la década de los años cuarenta del siglo XX se empezaron a dar las primeras incursiones de familias Inga hacia Venezuela a donde ingresaron y tuvieron éxito comercializando plantas y diversos productos medicinales y naturales de origen amazónico. Con el paso de los años la presencia Inga en Venezuela se consolidó hasta el punto de convertirse en un referente simbólico importante para los Inga que salían del Valle de Sibundoy buscando ensanchar sus horizontes de trabajo. Hoy se pueden contar hasta tres generaciones de Inga que han nacido y se han criado en Venezuela y todos los que allí viven tienen la doble nacionalidad colombiana y venezolana. La población Inga venezolana se puede estimar en 2.000 personas. En diversas ciudades de Venezuela --Maracaibo, Valencia, Caracas, Ciudad Bolívar…- existen comunidades Inga, unas más numerosas que otras, pero todas muy estrechamente relacionadas entre sí. El comercio de diferentes productos, muchos de ellos traídos de Panamá y el Caribe, es la principal actividad a la que se dedican los Inga. En ese sentido la venta de productos foráneos cada vez desplaza más a la comercialización de productos y plantas naturales y medicinales. Aprovechando el favorable contexto que, en términos generales ha significado para los pueblos indígenas el gobierno de Chávez Frías, los Inga vienen demandando su reconocimiento como un pueblo indígena que es también venezolano por su antigua presencia en ese país. Afrodescendientes Ya se mencionó anteriormente que la presencia de afrodescendientes es predominantemente de hombres solos, asunto que llama poderosamente la atención, y de pequeños núcleos familiares provenientes en su mayoría del pacífico colombiano. La mayoría de las personas afrodescendientes son originarias de Buenaventura (Valle del Cauca). Estas incursiones individuales a Venezuela no configuran comunidades como tal. Dada la fragmentación en que cohabitan el territorio venezolano, es muy difícil establecer de manera precisa los orígenes y explicaciones de su migración. No obstante, de acuerdo a la información recogida en terreno, la migración de afrodescendientes parece ser un fenómeno reciente y en razón al conflicto armado colombiano. La mayoría de estos migrantes argumentan que han llegado a Venezuela huyendo de la violencia paramilitar. Sobre el particular mencionan que esta violencia se ha incrementado luego de las desmovilizaciones. Las entidades y organizaciones no gubernamentales que les han brindado atención manifiestan que el perfil de los afrocolombianos solicitantes de refugio no coincide con los patrones tradicionales de los refugiados, caracterizados por ser más de familias extensas que de personas individuales como es este caso. Para poder sacar conclusiones más precisas se hace necesario profundizar el conocimiento y análisis de la situación real de estos migrantes afrodescendientes. IV. Flujos migratorios a Venezuela La migración de ciudadanos colombianos al exterior es un fenómeno que ha venido creciendo de manera constante desde mediados de los noventa y, con mayor fuerza en los últimos cuatro años. Según datos proporcionados por el Departamento Nacional 25 de Estadística (DANE), la cifra de personas colombianas que han migrado al exterior en las dos últimas décadas alcanza los cuatro millones y, de acuerdo con el último estudio realizado por esta entidad en conjunto con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia y la Alianza País, de cada cien colombianos entre 8 y 10 residen de manera permanente en el exterior47. Aunque en las décadas pasadas los principales destinos de emigrantes colombianos fueron Estados Unidos, Canadá y España, recientemente se registra un mayor flujo poblacional hacia países vecinos, principalmente Ecuador, Venezuela y en menor medida hacia Panamá48. Estos cambios en la migración internacional obedecen, entre otros factores, a la intensificación del conflicto armado interno en Colombia. No obstante lo anterior, es importante reconocer que la frontera colombo venezolana (especialmente en los estados de Táchira y Zulia) ha sido territorio de flujo fluido y permanente de colombianos y venezolanos a lado y lado de la frontera a lo largo de su historia, influyendo de manera determinante en la identidad cultural, económica y social que ha forjado por siglos a estos “habitantes de frontera”, cuyas raíces se encuentran a ambos lados de un límite en sumo permeable49. A comienzos del siglo XX se van consolidando unas fuertes relaciones comerciales entre Táchira y Norte de Santander, delimitando una importante integración y movilidad poblacional alrededor del café50 inicialmente y después del petróleo. En el Zulia fue con la explotación petrolera que arribaron oleadas de colombianos migrantes económicos en busca de las prebendas de esta bonanza. Para los estudiosos del tema, la migración colombiana ha contribuido significativamente a la modernización e industrialización de los sectores primario, secundario y terciario de estos estados venezolanos. Hoy en día el 90% de la mano de obra empleada en la siembra de palma africana en Zulia es colombiana. En términos absolutos, Venezuela es el primer país en el mundo que recibe mano de obra colombiana no calificada, y el segundo después de Estados unidos en cuanto a mano de obra calificada. Por otro lado, las políticas de migración de ambos países han sido históricamente favorables51, incluso para aquellos colombianos y venezolanos en condición de refugio. A finales del siglo XIX, como producto de la difícil situación política de Venezuela y de Táchira en particular52, muchos Tachirenses buscaron refugio en Norte de Santander y Santander, regiones estrechamente conectadas a su estado de origen. A razón del conflicto armado que padece Colombia hace más de cincuenta años, el flujo migratorio de colombianos en condición de refugio hacia Venezuela ha tenido puntos críticos en la historia, especialmente en la década del 1950 con la Guerra de 47 GARAY Luis Jorge (2005) La Migración Internacional en Colombia: Una Visión Panorámica a partir de la Recepción de Remesas. Cuaderno Número 2, Bogotá: OIM. 48 La Dirección Nacional de Migración de Ecuador reporta que a ese país ingresaron por los aeropuertos (sin contar los pasos fronterizos entre los cuales hay 25 donde el Estado no ejerce ninguna regulación ni control) 100.114 colombianos en el 2004 y se registró la salida sólo de 70.000. En Venezuela, se estima que aproximadamente 500.000 colombianos se encuentran en ese país, producto de la migración de los últimos cuatro años. En Panamá, el censo realizado por la Oficina Nacional Para los Refugiados (ONPAR) en el 2004 reportó 839 colombianos en la frontera en necesidad de protección. 49 Esta permeabilidad fue facilitada por la geografía de la región, que permitió un fluido permanente por tierra y río. 50 El Táchira ocupó en ese entonces el primer estado caficultor 51 Tal vez con excepción del gobierno venezolano de Pérez Jiménez. El estatuto de régimen fronterizo de 1942 y el Tratado de Tonchalá de 1959, que ratificó el primer texto, rigen el movimiento de ciudadanos en el área limítrofe binacional, establecen las figuras de las licencias y permisos fronterizos y "ayudaron a mantener abierta legalmente una zona que representa una unidad económica". Este tratado comenzó a ser discutido desde el 2005, año en que se inicia un examen detallado al respecto, con el fin de restringirlo y de frenar el flujo migratorio de colombianos. 52 Gobierno de Eustoquio Gómez, un gobierno calificado de implacable, autoritario y represivo. 26 Partidos, y recientemente en la última década con la agudización de la confrontación y la crisis. En el año 2005 aproximadamente 9.184 personas huyeron del país solicitando refugio en Ecuador, Venezuela, Panamá y Perú. Esta cifra es similar a 2004, cuando se reportaron 8.677 solicitudes, lo que quiere decir que en términos de registros oficiales la tendencia se mantiene. Sin embargo, durante el 2005, solo 2.666 solicitudes fueron aceptadas, es decir, menos del 30% del total. Esta situación se torna aún más dramática, si consideramos el hecho de que muchos de los colombianos en condición de refugio no lo solicitan de manera formal53. De acuerdo a los datos consolidados por ACNUR para Venezuela, el 99% de los solicitantes de asilo son de nacionalidad colombiana, y hay 6.345 solicitudes de refugio procesadas hasta el 31 de diciembre de 2005. Al analizar el flujo migratorio se observa que los estados venezolanos de mayor afluencia son en su orden: Táchira, Apure, Zulia y Caracas54. No obstante, esta tendencia está cambiando recientemente, donde el flujo migratorio hacia Caracas se ha incrementado enormemente. Esto está ocurriendo porque las personas creen que en la ciudad capital encontrarán mayores y mejores oportunidades laborales y de asentamiento, y porque en ciudades fronterizas la influencia paramilitar los expone al cobro de vacunas y a la vinculación en grupos delincuenciales. En el estado de Zulia ya se han presentado casos en los que los solicitantes de refugio piden reubicación por amenazas de grupos armados. Durante el 2005 se registraron 5 casos, y en lo que va de corrido de 2006 se han registrado 255. Una de las personas reubicadas le pegaron un tiro en Caracas y su pareja resulto herida. Apure también registra 4 casos de familias solicitares de refugio que se han visto en la obligación de salir de la zona tras amenazas de grupos armados. Número de personas colombianas solicitantes de refugio en Venezuela por Estado56 Estado Personas solicitantes a 03-11-05 Personas Incremento solicitantes registrado a 31-12-05 Total Táchira 2.002 2.196 194 Total Apure 1.993 2.062 69 Total Zulia 1.101 1.186 85 Total Caracas 860 901 41 Total consolidado 5.956 6.345 389 Fuente: Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados ACNUR. Analizando comparativamente el número de casos reportados hasta inicios de noviembre, respecto a los reportados para el 31 de diciembre, se puede establecer 53 Según ACNUR en Venezuela hay 130 mil colombianos en situación migratoria irregular que requieren de protección. 54 Las zonas de mayor concentración de refugiados son: En Zulia: Machiques, Jesús María Semprun, Maracaibo. En Táchira: Ureña, San Antonio, Boca de Grita. Coloncito, La Fría y Santa Ana. En Apure: EL Nula, Guasdualito, EL Amparo, Puerto Infante, Caño Gaitán. 55 Datos facilitados por la comisión de Justicia y Paz de Maracaibo. 56 Es importante anotar que Codhes ha encontrado visibles diferencias en las cifras sobre el número de colombianos solicitantes de refugio manejadas por la Comisión de Elegibilidad, organismos de cooperación internacional y organizaciones de protección. Estas diferencias se reflejan incluso al interior de las mismas entidades. Esto refleja que, al igual que en Colombia, los datos cuantitativos sobre el número de solicitantes de refugio son un problema de orden político. 27 una media de 194 nuevos casos por mes en Venezuela. Esta tendencia creciente se corrobora en el comportamiento registrado año a año desde el 2000, notificando una afluencia cada vez mayor del número de colombianos en busca de protección en Venezuela. En el 2005 se registraron 1658 casos de los cuales fueron aceptados 202 y rechazados 241. No se registraron casos cerrados sin decisión 57. Con el flujo masivo de colombianos en condición de refugio y con el traslado de los grupos armados ilegales a territorio venezolano, se ha generado una importante xenofobia y estigmatización a los colombianos migrantes económicos y en condición de refugio. El aumento de secuestros, amenazas y extorsiones, ha devenido en desconfianza y recelo sobre toda la población colombiana migrante. Esto ha afectado incluso a las personas en condición de refugio, de quienes se advierte que “si viene huyendo, es por algo”. Esto es notorio especialmente en el estado de Zulia. Estado Táchira Zulia Apure FLUJOS MIGRATORIOS Ruta preponderantes 1. Puerto Santander Boca de Grita 2. Cúcuta – San Cristóbal 1. Río Catatumbo Tres Bocas Sardinata 2. Sierra Perijá – El Tukuko 3. Maicao Paraguaipoa 1. Arauca – El Amaro - Guasdualito 2. La Pedraza – El Nula La mayoría de los colombianos en condición de refugio han llegado a Venezuela gota a gota. No obstante, se han presentado flujos masivos a los tres estados, especialmente a Zulia. PRINCIPALES FLUJOS MASIVOS DE COLOMBIANOS EN CONDICIÓN DE REFUGIO 2003 - 2006 Estado Lugar y fecha Número de personas APURE Julio de 2004 97 La Palma TÁCHIRA Marzo de 2003 600 Río de Oro ZULIA Mayo de 2004 300 Bahía Portete Maracaibo Enero de 2005 27 Becerril - Tokuko Junio 2005 64 Becerril Saimadoyi 57 Datos facilitados por ACNUR Venezuela. 28 Mayo 2006 Poropo Maracaibo 57 V. Perfil del solicitante de refugio Táchira Los dos principales asentamientos en términos de concentración de colombianos solicitantes de refugio son San Antonio, Ureña y Machiques. La mayoría provienen de Norte de Santander aunque recientemente vienen de toda Colombia reportando casos originarios de Putumayo y de Bogotá. Vale la pena resaltar el arribo de 7 personas a San Cristóbal que estaban bajo el status de refugiado en Ecuador y que por temor se movilizaron nuevamente. La mayoría de los solicitantes son de origen campesino. El 70% son mujeres y niños. Se registra la llegada de mujeres solas con un número importante de hijos. Una de las razones atribuidas por un gran número de mujeres respecto al motivo de su desplazamiento gira en torno a la erradicación manual, donde sus esposos se emplean y luego desaparecen. Recientemente se registra el arribo de muchos hombres solos, hasta tal punto que en una semana llegaron 13 a la capital Tachirense. También ha sido significativa la actual afluencia de afrocolombianos. La principal razón para el desplazamiento es la amenaza directa. En un alto porcentaje se señala a los paramilitares como los responsables, seguidos por la guerrilla y un número menor por la fuerzas de seguridad del estado colombiano. La mayoría no tienen documentos provisionales. Esto se presenta para todo tipo de irregularidades como las registradas en el Norte de Mérida, donde muchos colombianos se emplean como cuidanderos de finca o trabajadores domésticos en condiciones de explotación. Las maquilas de confecciones ubicadas en Ureña también son ejemplo emblemático de ello. De acuerdo a la información recolectada en terreno, por cada 240 docenas de ganchos para ropa les pagan 3.000 bolívares (1,5 dólares); por cada docena de jeans con hilos rematados 1200 bolívares (0,5 dólar); por 10 kilos de caramelos envueltos 3.000 bolívares (1,5 dólar). Para que una familia pueda realizar este trabajo es necesario que participen todos sus miembros, incluyendo niños y niñas. Esto hace que estos últimos vean seriamente afectada su permanencia en la escuela y su rendimiento escolar. Apure El 60% de la población solicitante es de origen rural y se asienta en lugares con similares características. La mayoría se ubica en el Alto Apure en comunidades como EL Nula, Guasdualito, EL Amparo, Puerto Infante, Caño Gaitan. Muchos llegan indocumentados por lo que se les dificulta aún más el acceso a documentos en Venezuela. La mayoría provienen de los llanos orientales, principalmente de los departamentos de Meta y Arauca. También hay algunos de Santander y una minoría del Sur de Bolívar y Atlántico. Al indagar sobre los principales motivos de su desplazamiento, la amenaza directa vuelve a jugar un papel fundamental en la expulsión. No obstante, la situación en Apure es mucho más compleja, ya que se atribuye a la guerrilla colombiana, los paramilitares y el ejército colombiano. La presencia del grupo irregular venezolano Fuerzas Bolivarianas de Liberación, también se ha convertido en factor de desplazamiento de 29 poblaciones colombianas y venezolanas que se encuentran ubicadas en la línea fronteriza de ese estado. Solo el 10% no tienen documentos provisionales. No obstante, no hay ningún caso decidido y por ende, ninguno tiene status de refugiado. De las tres Secretarías Técnicas que existen, esta es la que presenta el mayor retraso en la entrega del documento provisional. Al ritmo que va la Secretaría Técnica a Refugiados en el estado Apure, necesitaría más de 20 años para decidir los casos recibidos sólo hasta el mes de noviembre de 2005. Zulia A finales de 2005 disminuyó la afluencia de solicitantes de refugio, pero en enero de 2006 subió nuevamente, registrando el doble respecto al año anterior para ese mismo periodo58. La mayoría provienen de Norte de Santander, Cesar59 y de ciudades como Barranquilla, Santa Marta y Riohacha. En abril de 2005 sobresale la llegada masiva a Maracaibo de hombres solos provenientes de Buenaventura solicitando refugio. Esta tendencia se mantuvo durante todo el 2005, llegando a representar para todos los meses una tasa superior al 50% del total de solicitantes60. Si revisamos la situación particular de Buenaventura al inicio de esta tendencia, resalta el recrudecimiento de la violencia en el caso urbano de este municipio, donde el 19 de abril de 2005, en los barrios Punta del Este, Santa Cruz y Palo Seco de la comuna 5, fueron desaparecidos 24 jóvenes, de los cuales 12 aparecieron asesinados y con signos de tortura, mientras que los demás se reportaron desaparecidos61. Este cruento hecho puede explicar el aumento del flujo de los oriundos del pacífico, aunque la permanencia de este perfil a lo largo del tiempo (tendencia que continúa siendo significativa para el 2006) ha puesto en alerta a numerosas organizaciones competentes en el tema, para quienes estos hombres podrían ser desmovilizados. La mayoría se ubican en Maracaibo en edificios abandonados o en espacios arrendados, y se dedican al comercio informal. En 90% aluden que el principal motivo de desplazamiento es la persecución y amenaza por parte de grupos armados, principalmente de los paramilitares, y muchos de ellos registran desplazamientos previos. Recientemente argumentan como motivo de desplazamiento la desmovilización. Fue también en el 2005 que el perfil tuvo un cambio adicional, atestiguando el arribo de periodistas, educadores, defensores de DDHH, abogados, jueces y técnicos medios. Para el 2006 más de la mitad de los solicitantes en el estado de Zulia son profesionales62. Una de las principales preocupaciones de estos solicitantes es precisamente la situación laboral, ya que siendo profesionales, se ven en la obligación de emplearse en trabajos no calificados y en el comercio informal. Aquellos que arriban a las zonas rurales se emplean en la agricultura en condiciones de explotación. Por ejemplo, los trabajadores de palma africana ganan 5.000 bolívares (2.5 dólares) el día. El número de documentos provisionales entregados en el estado Zulia es del 80%, según la secretaría técnica el 20% restantes son personas que no lo van retirar, que 58 En enero de 2005 se registró 10 solicitudes y para el presente año se registraron 20. Para el 2004 el 70% de la población colombiana solicitante de refugio en Machiques (Zulia) venía de Cesar cruzando la Sierra del Perijá. 60 Datos suministrados por la COMISIÓN DE JUSTICIA Y PAZ. ARQUIDIÓCESIS DE MARACAIBO. 61 PASTORAL SOCIAL. Programa testimonio, verdad y reconciliación TEVERE. Boletín No. 5. Septiembre de 2005. 62 Este perfil se mantuvo en mayor o menor medida de acuerdo al sitio de llegada. Por ejemplo, en Machiques este perfil fue preponderante durante 4 meses de 2005. Luego se volvió al mismo perfil de campesinos. 59 30 no cumplieron con alguno de los requisitos de registro, o que por motivos económicos y de seguridad no pueden llegar a la oficina de la Secretaría Técnica a Refugiados. A razón de la crisis humanitaria que padecen los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, muchos han optado por trasladarse a la Serranía del Perijá, ubicándose en el estado de Zulia. Tal es el caso de los Wiwa, que tienen 13 de sus integrantes (4 familias) en territorio venezolano y que se encuentran sin ningún tipo de protección63. En la década del 2000, con ocasión del recrudecimiento de la violencia en la Guajira, numerosos clanes Wayúu han cruzado la frontera para salvaguardar su vida. El caso más emblemático al respecto fue el desplazamiento transfronterizo de 300 personas Wayúu a Maracaibo, como reacción a la masacre de Bahía Portete ocurrida en abril de 2004. En abril de 2006, los paramilitares64 irrumpieron en una ranchería Wayúu del caserío de Poropo corregimiento de Bahía Honda. Producto de ello, 50 familias wayúu se desplazaron a Uribia y Santa Marta, y 57 personas cruzaron la frontera rumbo a Maracaibo65. Asimismo, también se tiene conocimiento de su desplazamiento gota a gota, arribando a donde familiares que se encuentran en el lado venezolano. VI. Política migratoria Dada la agudización del conflicto armado colombiano en la frontera venezolana, y dadas las tensiones políticas entre los dos gobiernos y las alianzas estratégicas entre Colombia y Estado Unidos, la agenda del Estado venezolano en materia de cuidado de la frontera y migraciones se ha enfocado a la securitización. Dicha política se expresa en la progresiva militarización de las zonas de frontera con Colombia y en la restricción a la movilidad de migrantes colombianos a través de mecanismos de control y regulación del ingreso. Respecto al tema de la militarización, el 2005 advierte un aumento de la militarización en zona de frontera. En mayo de 2005 entra en vigor la Operación Soberanía de la Brigada 21 de Infantería. Su propósito es apoyar el accionar de dos de los cuatro teatros de operaciones que existían hasta entonces. El 14 de julio de 2005 se crea el teatro de conflicto y operaciones N° 5 de la Fuerza Armada Nacional (FAN) en 10 municipios del estado de Bolívar66. Con este ya son cinco los teatros de operaciones establecidos en la frontera con Colombia. Estos teatros son: el uno basado en Guasdualito - Estado Apure, el dos basado en La Fría - Estado Táchira, el tres ubicado en Elorza - Estado de Apure, y los otros dos operan en el estado occidental de Zulia y en los estados meridionales de Bolívar y Amazonas. El uno y el dos fueron creados en la década de los 1980, y el tres, cuatro y cinco en la década de 2000. Los teatros de operaciones están a cargo de brigadas de cazadores autorizadas para desarrollar operaciones militares, y según el precedente establecido por la 21 Brigada de Infantería, pueden contar con el apoyo de otras Brigadas de la FAN. Asimismo, el 16 de septiembre del mismo año se ordenó la activación en el estado de Apure de una 63 ORGANIZACIÓN WIWA YUGUMAIUN BUNKUANARRUA TAYRONA (OWYBT). Comunicado emitido el 17 de julio de 2006 por la Información suministrada por la Owybt (abril de 2006). 64 Según las autoridades del departamento de la Guajira, los autores del ataque a la ranchería son combatientes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que aún no se han desmovilizado y que pertenecen al Bloque Norte de la Guajira. Véase: DIARIO LA LIBERTAD - Barranquilla - 13 abril de 2006 “Cincuenta familias wayúu son desplazadas” 65 DIARIO LA VERDAD “Indígenas desplazados reciben alimentos, agua y productos de aseo personal”. 6 de mayo de 2006. www.laverdad.com 66 EL UNIVERSAL. “Vigente decreto que crea teatros de conflicto y operaciones en Bolívar”. Julio 15 de 2005. www.eud.com. 31 División de Caballería ligera, mecanizada y móvil que cuenta con 7.000 hombres del ejército. El 2006 inició con una nueva militarización en la jurisdicción de Apure y Barinas, ingresando 6.000 efectivos destinados a resguardar esta área limítrofe. De acuerdo a los datos obtenidos por Codhes, se estiman en 28.000 el número de efectivos venezolanos en la frontera colombiana. Con la creciente militarización ocurrida en las zonas de frontera, los asuntos migratorios, el manejo de la información dada a los migrantes y refugiados sobre mecanismos de protección, y el proceso de cedulación, ha quedado en manos del Ejército y la Guardia Nacional. Esta situación se ha prestado a irregularidades, desinformación y tratamientos inadecuados. Como ya lo mencionamos anteriormente, los colombianos en condición de refugio han sido objeto de detenciones, destrucción de documentos provisionales, y extorsiones a cambio de dinero, mano de obra o favores sexuales. Esta situación parece recrudecerse ante el flujo masivo de colombianos en situación irregular. El 21 de marzo de 2006 entró en vigencia un Operativo Militar de Frontera en el estado de Zulia, desde Guasare hasta Paraguachon, a través del cual, la Oficina de Migración y Extranjería del Ministerio de Interior y de Justicia busca regular de forma más drástica el ingreso de colombianos indocumentados. Desde entonces, solo por el puesto fronterizo Maicao – Paraguaipoa se registran 15 deportaciones diarias. La mayoría de las personas deportadas vuelven a intentar ingresar a territorio venezolano por los caminos verdes. La responsabilidad de la fuerza pública en temas de migración también expresa su negativo efecto en el aparente desconocimiento que tienen sobre las leyes que cobijan a las personas en condición de refugio, así como los requisitos mismos para transitar por el territorio. En el Táchira, por ejemplo, los puestos de guardia cambian cada 6 meses. Esto limita enormemente los espacios que poco a poco se conquistan en materia de capacitación en refugio, pues su rápido movimiento impide garantizar esta comprensión. Venezuela cuenta con la Ley orgánica sobre refugiados y refugiadas, asilados o asiladas, publicada en la Gaceta Oficial No. 37.296 del 3 de octubre de 2001. Dicha Ley tuvo como objeto “regular la materia sobre refugio y asilo, de acuerdo a los términos consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en los instrumentos internacionales sobre refugio y derechos humanos ratificados por la República, así como determinar el procedimiento a seguir por los órganos y funcionarios de los poderes públicos nacionales encargados de su cumplimiento”. A pesar de que en el Capítulo II se crea jurídicamente la figura de la Comisión Nacional para los Refugiados, solo hasta el 4 julio de 2003 con el Decreto 2.491 empieza a operar y se establece, como su nombre lo indica, un Reglamento de la Ley orgánica sobre refugiados y refugiadas asilados o asiladas. Dadas las imposibilidades reales de una Comisión que opera desde el nivel central y a una larga distancia de los estados de frontera, inician procesos locales que buscan facilitar el acceso a la Ley de los colombianos en condición de refugio. Es así como se crean las Secretarías Técnicas, entes con competencia en el tema a nivel estatal. En octubre de 2003 y por iniciativa del Gobernador Ronald Blanco de la Cruz se creó la primera Secretaría Técnica para el Estado de Táchira. Luego, en octubre de 2004 se creó la de Apure y en Junio de 2005 la de Zulia. El procedimiento que actualmente debe llevar a cabo una persona en condición de refugio es el siguiente: 32 • Realización de una entrevista de preelegibilidad: consta de 48 preguntas básicas67 a través de las cuales se busca indagar en el motivo y origen del desplazamiento, el grado de amenazas que presenta el entrevistado y en general, el cumplimiento de las condiciones de refugio establecidas por la Ley en el Capítulo I, Artículo 568. Esta entrevista debe ser realizada ante las Secretarías Técnicas y es el paso a través del cual se formaliza la solicitud de refugio. La Secretaria Técnica correspondiente presenta un informe a la Comisión Nacional, quien da el último mandato sobre la aceptación o rechazo de un determinado solicitante. El solicitante cuenta con el lapso temporal de 90 días, prorrogables por periodos iguales, hasta tanto el Tribunal Supremo de justicia decida sobre la solicitud. • Carta o documento provisional: una vez el entrevistado realiza la entrevista, se le entrega un documento provisional en el cual consta que el portante está en el procedimiento de solicitud de refugio. Este documento no garantiza la permanencia legal dentro del territorio y no significa el acceso a ningún derecho. • Registro de presentación mensual69: entre tanto la Comisión Nacional define el caso y procede a verificar la información70, el solicitante debe presentarse cada mes a la instancia local competente del Ministerio del Interior y de Justicia para refrendar su documento provisional. • Aceptación o denegación de la solicitud: la Comisión Nacional acepta o rechaza la solicitud de refugio. Si la misma resulta negada, deberá motivarla, notificar por escrito al solicitante, e informar a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Si la solicitud es aprobada la Comisión notificará al Ministerio del Interior y de Justicia a fin de la expedición del documento de identidad correspondiente. • Recurso de reconsideración: la persona cuya solicitud le fuera negada por la comisión, podrá recurrir ante ésta para su reconsideración dentro de un término de 15 días hábiles posteriores a la notificación. La comisión deberá decidir en el lapso de 90 días. • Recurso de apelación: si la reconsideración es negada, el solicitante puede introducir un recurso de apelación por la vía contencioso administrativo. El procedimiento descrito producto de la Ley y su reglamentación, ha presentado grandes obstáculos en su aplicación. El primero, alude a lo reciente del ejercicio de la Comisión Nacional y las Secretarías Técnicas, frente al número de solicitudes acumuladas desde el 2000. Este rezago histórico en la resolución de casos dibuja un panorama poco alentador para los más recientes solicitantes, e implica de entrada una evidente postergación de casos. Este acumulado ha generado una dificultad visible a 67 Estas preguntas pueden ser ampliadas si la Secretaría Técnica competente lo considera necesario. “El Estado venezolano considerará como refugiado o refugiada toda persona a quien la autoridad competente le reconozca tal condición, en virtud de haber ingresado al territorio nacional por fundados temores de ser perseguida, y por motivos de raza, sexo, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opinión política, y se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o no quiera acogerse a la protección de tal país; o que careciendo de nacionalidad, no pueda o no quiera regresar al país donde antes tuviera su residencia habitual”. 69 Esto hace parte de la extensión de vigencia del documento provisional, planteada desde el reglamento de la Ley Orgánica con un lapso temporal de 90 días. En la actualidad ese lapso es de 1 mes. 70 Artículo 15. Capítulo III. Ley orgánica sobre refugiados y refugiadas, asilados o asiladas. 68 33 la hora de cumplir con los plazos establecidos por el gobierno71 y resolver el grueso de las solicitudes presentadas. De acuerdo a los datos de la Comisión Nacional solo hay 500 casos resueltos, de los cuales fueron aceptados 420. Es decir, sólo se han resuelto un 11% de las solicitudes: 6% adquirieron el status de refugiados y 5% fueron rechazados. De acuerdo a los datos consolidados por ACNUR, hasta el 3 de noviembre de 2005 Venezuela tenía acumuladas el 88% de las solicitudes72, registrando una de las tasas de reconocimiento más bajas del mundo como se observa en el cuadro que se expone a continuación. Acumulado solicitudes de Asilo de Colombianos en el Mundo hasta el año 2003/ Solicitudes y Aceptadas Pais Solicitudes Aceptadas % Aceptadas Estados Unidos 27.699 11.140 40,22% Ecuador 23.036 6.250 27,13% Costa Rica 11.720 6.270 53,50% 9.116 6.690 Canada 73,39% España 7.636 540 7,07% 7.338 980 Reino Unido 13,36% Francia 2.720 200 7,35% 2.388 20 Venezuela 0,84% Suiza 1.101 220 19,98% Alemania 993 210 21,15% Australia 938 250 26,65% Panama 829 20 2,41% 282 210 Noruega 74,47% Italia 229 100 43,67% 211 20 Peru 9,48% Brasil 192 90 46,88% 189 59 Mexico 31,22% Chile 153 100 65,36% Argentina 64 20 31,25% El Salvador 29 23 79,31% Bolivia 24 10 41,67% Uruguay 21 20 95,24% Fuente: Oficina en Ginebra del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados El segundo hace referencia a la dificultad de acceso a las instancias competentes tanto para la elaboración de la entrevista de preelegibilidad como en el proceso subsiguiente. Esto se alivió parcialmente con la creación progresiva de las Secretarías Técnicas, pero no superó la dificultad de acceso de las personas solicitantes de refugio. Esta dificultad se da por dos razones: los solicitantes que arriban a centros alejados o zonas rurales no tienen posibilidades de movilizarse hasta las oficinas de las Secretaría Técnicas a presentar su entrevista o refrendar su documento provisional, o los funcionarios de dicho organismo tienen serias limitaciones para cubrir todas las zonas donde la afluencia es importante y donde un día de trabajo significa exposición a riesgos y la elaboración de tan solo 3 o 4 entrevistas. Los casos que más rápidamente se resuelven son los de Caracas, porque su cercanía a la Comisión Nacional implica mayores probabilidades de llevar a buen término el caso. Es por ello 71 Incumpliendo así con los 90 días continuos estipulados por la Ley para conceder o negar el estatus de refugiado. 72 Porcentaje obtenido con los datos consolidados hasta el 3 de noviembre de 2005. 34 que muchos de los solicitantes profesionales se han trasladado hasta Caracas para tramitar desde allí su solicitud. El incumplimiento al debido proceso también se manifiesta en la negación del acceso del expediente al solicitante, en la demora de respuesta en la solicitud (que implica una imposibilidad real de acceder a derechos fundamentales), en la omisión de una explicación o justificación en los casos de rechazo, y en la no aplicación del derecho a la apelación. Estos derechos básicos del debido proceso están siendo vulnerados. Los niños y niñas hijos de colombianos resultan especialmente vulnerados, al serles negada su posibilidad de registro, a pesar de haber nacido en territorio venezolano. Las dificultades también aluden a la falta de procedimientos claros y establecidos desde la normativa venezolana de refugio, donde se vislumbran vacíos conceptuales importantes alrededor de la aplicación y los procedimientos de la ley. Al respecto, el presidente de la Comisión Nacional de Elegibilidad anunció en marzo de 2006 la iniciativa de poner en marcha una reforma a la Ley de Refugiados que aspiraría realizarse antes del mes de julio del presente año. Comportamiento discriminado por estado de la aceptación y rechazo de solicitudes de refugio en Venezuela Estado Registro Casos Casos resueltos Personas Personas Personas aceptadas rechazadas 2.002 215 255 1.993 11 8 1.101 7 1 860 130 104 Total Táchira 683 Total Apure 645 Total Zulia 366 Total Caracas 457 Total consolidado 2.151 5.956 363 368 Fuente: Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados ACNUR. Datos consolidados hasta 3 de noviembre de 2005. Toda esta situación descrita repercute en la situación jurídica de los solicitantes, que en su gran mayoría permanecen sin documentos provisionales por no haber accedido a la entrevista. Otros, ante las dificultades de la presentación mensual para refrendar su documento provisional, optan por permanecer en situación irregular. Muchos de los solicitantes no acuden por miedo a la estigmatización. La preguntas obvias que resultan de toda esta situación son ¿dónde se encuentran estas personas que no volvieron a presentarse para refrendar su documento provisional o que no están cobijadas por el status de refugiado?, ¿cuál es su situación en términos de seguridad y de ejercicio de derechos?, ¿a qué se dedican?. Si bien es cierto que muchas de estas personas no tienen otra opción que retornar pese a que las condiciones que motivaron su desplazamiento permanecen, buena parte permanece en territorio vecino en situación migratoria irregular y en condiciones difíciles para la integración local y la estabilización socioeconómica. Ante la dificultad real de acceder a los derechos, esta condición irregular figura un escenario de vulnerabilidad, donde la persona en condición de refugio pasa fácilmente de víctima a victimario, insertándose en las redes de economías ilegales. Al respecto, se conoce el inicio de problemas de seguridad en el Chuma - Apure por casos de solicitantes que se dedican a la delincuencia. A su vez, también se reconoce que esta situación es proclive al ingreso y mimetización de hombres pertenecientes a grupos armados ilegales, sin ningún tipo de control. 35 Y es que resulta evidente que la aplicación de la Ley de Refugio confrontada a la afluencia y número de colombianos que huyen por la violencia, ha desbordado las capacidades mismas de las Secretarías Técnicas de los estados de frontera y de la Comisión Nacional a nivel central. Esto se traduce en una falta de control del Estado venezolano a la migración colombiana, que se agudizó con la expedición de los decretos de Regularización y Naturalización. Estos instrumentos opacaron e invisibilizaron el tema de refugio. Ante la inoperancia de los procedimientos para solicitar refugio, los migrantes prefieren acogerse a estas medidas que les garantizan mayores prebendas (doble nacionalidad, libre movilidad y mejores garantías de protección por parte del Estado venezolano) y que resultan ser un procedimiento más fácil, rápido y efectivo que la solicitud de refugio, muchas veces afectada por grandes demoras de estudio. De acuerdo a las estadísticas, los colombianos naturalizados y regularizados en el marco del referéndum revocatorio ascienden a 600.000. Dentro de este proceso, las irregularidades propias a la obtención de las cédulas y la cedulación falsa fueron prácticas que permitieron la nacionalización de muchos colombianos de forma anormal. Recientemente se ha conocido el caso de 2.000 colombianos detenidos en San Antonio de Ureña (Táchira) por portar documentos falsos73. También se recibieron denuncias de que, con motivo de la última detención de Granda74, quien poseía cédula venezolana, se recrudecieron las medidas alrededor de los “nuevos” ciudadanos. En el Barrio Santa fe de Maracaibo las comunidades mencionan que, en ese entonces instauraron 3 alcabalas en el barrio y picaron cédulas nuevas, incluso de los mismos venezolanos. Estas irregularidades también se ha revertido en un sin número de anomalías que en muchos casos han obstaculizado aún más el trámite de refugio. Un ejemplo de ello son las partidas de nacimiento falsas, registro de niños y niñas colombianas donde su familia aún no es aceptada como refugiada, y en general, complejos fraudes a la ley. Si bien las medidas de naturalización y regularización aplicadas por el gobierno venezolano han resuelto en la práctica las dificultades de acceso a derechos de estos migrantes, conviene también señalar que dichas medidas pueden no ser convenientes para amortiguar los factores transnacionales que originan problemas de seguridad en la frontera, mencionados anteriormente. Esto puede generar una percepción desfavorable en los organismos internacionales encargados de velar por la aplicación de la normativa internacional en materia de asilo y de Derecho Internacional de los Derechos Humanos. También puede ser interpretado como un factor “desestabilizador” por parte de gobiernos de gran influencia en la agenda de seguridad hemisférica como el de Colombia y el de Estados Unidos. No es un secreto hoy día que en el actual sistema internacional la intervención militar en el extranjero hace parte de estrategias de “seguridad preventiva” y se despliega en contextos de emergencias humanitarias. Los organismos internacionales diseñados para aprobar estas operaciones también funcionan bajo la influencia de estas doctrinas. Frente a esta situación, las políticas de asilo y refugio coherentes con una respuesta humanitaria a la población civil víctima del conflicto armado, ofrecen un procedimiento mucho más regulado, claro y con información más precisa sobre el perfil de los migrantes. Esto no solo previene la filtración constante de grupos armados irregulares mimetizados, como se mencionó anteriormente, sino que también es útil para pensar en soluciones de re-asentamiento, búsqueda de un tercer país o alternativas de 73 74 EL TIEMPO “2.000 colombianos en líos por mentir en Venezuela”. 15 de marzo de 2006. Pp. 2-10. Ocurrida a finales de 2005. 36 integración local en el marco de las posibilidades y de los intereses del gobierno venezolano. VII. Acceso a derechos Dadas las inminentes dificultades de tramitar el status de refugiado por aquellos colombianos que huyen a Venezuela por la violencia, y dada la magnitud ascendente de los flujos, miles de colombianos optan por permanecer en situación irregular. Esta falta de documentación restringe severamente su acceso a los servicios y oportunidades que brinda el estado Venezolano (salud, educación, trabajo, vivienda, sacar licencia de conducir, tener cuentas bancarias, etc.). Esto hace que los solicitantes de refugio se delimiten, depriman o lleguen a un estado de desesperación tal que busquen obtener documentos de forma ilegal para sus hijos, por ejemplo comprar una partida de nacimiento, aún sabiendo que es un delito, pero su objetivo es que los hijos tengan documentos venezolanos y sean así privilegiados con el goce pleno de derechos. A continuación se presenta un breve análisis del acceso a derechos de los que gozan los colombianos en condición de refugio y en situación irregular. 1. Derecho a la educación: los niños, niñas y jóvenes colombianos menores de 18 años tienen derecho a ingresar en los centros educativos y recibir clases, independientemente de su situación irregular dentro del país. Muchos han sido acogidos al Programa de Alimentación Escolar (PAE) a través del cual se ha podido garantizar una alimentación básica para su rendimiento escolar, así como a programas de refuerzo escolar que brindan las escuelas educativas alternativas. No obstante, hasta que el Estado les de una documentación, no acceden a certificaciones de estudio o constancias de calificaciones. Esto ha afectado seriamente a los jóvenes que terminan noveno grado o bachillerato, ya que al no tener las constancias de estudios, ven obstaculizadas sus posibilidades de continuar estudios de cualquier tipo o de acceder a la educación universitaria. Algunos niños, niñas y jóvenes hijos de solicitantes de refugio que viven en zonas rurales estas desescolarizados por la gran distancia que existe entre sus casas y la escuela. 2. Derecho a la salud: tal vez la salud sea el derecho más garantizado, ya que todas las personas que viven en Venezuela, independientemente de su situación legal, gozan de este beneficio igual que los nacionales. Los programas estatales Misión Barrio Adentro y los Ambulatorios han garantizado la permanencia de promotores de salud en diferentes comunidades, la atención médica, el acceso a Hospitales y la entrega de medicamentos. Asimismo, el Proyecto de Apoyo Comunitario e Integración PACI de ACNUR también ha brindado este servicio. 3. Derecho al trabajo: aunque existe un sistema de capacitación laboral y aunque la Ley del trabajo en Venezuela protege a todas las personas independientemente de su condición legal, muchos solicitantes de refugio son explotados y tratados como esclavos por falta de documentación. Los patronos se aprovechan de la ilegalidad de los extranjeros, para someter a familias enteras a trabajos forzados, excesos en las jornadas diarias de trabajo y remuneración muy baja. En este panorama, los colombianos en condición de refugio representan una mano de obra barata que hay que aprovechar. Incluso en Táchira y Zulia se tuvo conocimiento de casos donde los solicitantes de refugio tienen prohibido salir del lugar de trabajo. Aquellos que arriban a zonas rurales se emplean en labores de agricultura o ganadería. En Machiques (Zulia) cerca del 90% de la mano de obra en fincas es colombiana. Los que se instalan en los 37 centros urbanos se dedican mayoritariamente al comercio informal de alimentación y bisutería. Otros son empleados en fábricas, pero con salarios diarios y a través de acuerdos verbales, lo que implica su restricción al acceso a derechos laborales de los que goza una contratación jurídica. Se registran solicitantes universitarios y con trayectoria laboral, que ante las condiciones optan por emplearse en trabajos menos calificados como ayudantes. También se conoce de una minoría que ha montado microempresas, pero que por su falta de formalización se ven en problemas legales que los expone a su cierre. Esta situación se torna más dramática si se considera que los organismos del ministerio del trabajo en la frontera son poco eficientes, por lo que las exigencias laborales para estas personas son escasas. En el Táchira se afirma que las mujeres consiguen trabajo más rápido que los hombres; muchas se ubican en el servicio doméstico y el comercio. 4. Derecho a la vivienda: el acceso a este derecho es sumamente precario y corre por cuenta propia de los colombianos en condición de refugio, ya que no existe una política de Estado al respecto. Los que viven en zonas rurales, generalmente se acomodan en casas donde les permiten vivir a cambio de sus servicios de cuidado. Muchos tienen que pagar renta y otros optan por invadir terrenos aparentemente baldíos de propiedad privada o estatal75, donde arman su ranchito hasta con láminas de plástico76. En las ciudades las modalidades más utilizadas son la ocupación de edificios abandonados, o la ubicación en zonas de extrema pobreza a través de la construcción ilegal o la renta de locaciones modestas. Esto figura la coexistencia en lugares poco aptos, sin acceso a los servicios públicos domiciliarios, y con problemas estructurales de agua potable, alcantarillado y saneamiento básico que figuran incipientes condiciones de salubridad. Dada la ausencia estatal ante el restablecimiento de este derecho, algunas organizaciones internacionales como el Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos (CISP) y el Consejo Noruego para Refugiados (NRC) han apoyado a los colombianos en condición de refugio con proyectos de mejoramiento de vivienda. 5. Derecho a la libre movilidad: otra de las restricciones que tienen los solicitantes de refugio hasta que el estado les reconozca como refugiados es el libre transito. Esto hace que en las alcabalas los detengan por no portar documentación, y muchas veces han sido objeto de extorsión o de robo de sus pertenencias. Los hombres son más afectados que las mujeres. Regularmente las víctimas de estas prácticas no denuncian porque están atemorizadas o desconocen sus derechos. VIII. Conclusiones y recomendaciones 1. El traslado de los grupos armados ilegales colombianos a territorio fronterizo venezolano ha significado un aumento creciente de las prácticas y formas de operación utilizadas por la guerrilla y los paramilitares para ejercer un control social, económico y político en estos estados. Esto se evidencia en varias dinámicas hoy en día ampliamente presentes como el cobro de vacunas, extorsiones, secuestros, aumento del sicariato, reclutamiento forzado de niños, 75 Un caso ampliamente difundido al respecto fue el proceso judicial de desalojo emprendido contra 100 familias colombianas refugiadas en Ureña (Táchira), que según fuentes oficiales, ocuparon 15 hectáreas de unos terrenos ubicados en Vista Hermosa que pertenecen a la Constructora Las Termas. Al respecto véase: EL TIEMPO “Cien familias colombianas refugiadas en Ureña (Venezuela) serán desalojadas por orden judicial” Julio 28 de 2005. EL TIEMPO “Desplazados colombianos que viven en Ureña (Venezuela) se niegan a abandonar sus tierras” Agosto 4 de 2005. EL TIEMPO “Vuelven a aplazar desalojo” Agosto 16 de 2005. www.eltiempo.com 76 Tal y como se observa en Ureña (Táchira). 38 niñas y jóvenes, racionamiento y contrabando de gasolina, corrupción dentro de las instituciones estatales, propagación del narcotráfico, problemas de seguridad para los defensores de derechos humanos y estigmatización de los colombianos en condición de refugio. Esta situación, que ha afectado gravemente la vida y seguridad de las comunidades que viven dentro de estos estados, motivó al bloque parlamentario del Táchira a pedir ayuda a la Asamblea Nacional para plantear posibles soluciones a esta preocupante situación. Para ello se convocó la realización de dos cumbres parlamentarias donde se aprobó la conformación de una comisión parlamentaria encargada de documentar e investigar lo que los legislativos definieron como “las consecuencias que para Venezuela ha tenido la implementación del Plan Colombia”. Los alarmantes resultados de estas investigaciones motivaron al gobernador del Táchira Ronald Blanco de la Cruz a presentar ante al Ministro de Defensa de Venezuela algunos documentos que indican la necesidad de plantear un “estado de excepción”. También están revisando la posibilidad de de demandar ante la Corte Internacional de La Haya al Estado colombiano, al responsabilizarlo de la violencia que se ha plegado en territorio venezolano, concretamente al Alto Apure, Táchira y la zona sur del Lago de Maracaibo, como consecuencia de la implementación del "Plan Colombia77. Toda esta situación evidencia un desbordamiento del conflicto armado colombiano y una transnacionalización de las dinámicas de las economías ilegales, que exige del Estado colombiano y los estados vecinos una atención inmediata. Es necesario iniciar una línea estratégica de cooperación y diálogo internacional que permita identificar respuestas apropiadas a estos retos, así como alternativas a las políticas de seguridad que priorizan la militarización. 2. La riqueza de la frontera colombo venezolana en cuanto a grupos étnicos, exige un enfoque diferencial sobre el impacto del conflicto armado colombiano en su cultura, tradiciones y modo de vida. También debe tenerse en cuenta al estudiar los flujos migratorios, ya que pueblos de carácter binacional nunca aparecen reportados en las estadísticas sobre migraciones internacionales, lo que invisibiliza su situación y las causas de su desplazamiento. Dentro de lo que se pudo observar, los pueblos que habitan la frontera colombo venezolana han sido seriamente afectados por las dinámicas propias al conflicto armado, lo que se ha traducido en su migración masiva a Venezuela. Pese a que los grupos étnicos de carácter binacional por derecho deben gozar de la doble nacionalidad y de las prebendas que esto representa, muchos de ellos no tienen cédula venezolana lo que les dificulta su estancia digna en el vecino país. Resultan preocupantes los índices de explotación laboral reportados y las incipientes condiciones de subsistencia de estos pueblos. Para futuros estudios de este carácter se hace necesario profundizar en la situación de estos grupos étnicos y en un análisis que permita establecer prioridades de atención y protección frente a estas comunidades. 3. Mientras el conflicto armado se prolongue es previsible un aumento sostenido del número de colombianos que cruzan las fronteras para salvar su vida. Considerando que esta tendencia se va mantener a mediano y corto plazo, y considerando que el 89% de las solicitudes de refugio no han sido resueltas, es pertinente que la Comisión Nacional diseñe mecanismos que permitan una aplicación más rápida y eficiente del procedimiento y resolución respecto a solicitud de refugio. Lo anterior en virtud de consolidar una política de asilo y refugio que responda de manera más oportuna a la crisis humanitaria de la 77 EL TIEMPO “En debate por complot del DAS, ataque de Asamblea de Venezuela contra gobierno de Colombia”. Abril 21 de 2006. 39 población en condición de refugio, y en virtud de un mayor control del Estado venezolano a la migración, actualmente amenazada por la filtración de grupos armados irregulares mimetizados. En este sentido, la Ley de Refugio parece adolecer de una serie de mecanismos de orden procedimental, que facilitarían su implementación. Una rápida lectura al respecto arroja algunas recomendaciones. Es necesario: establecer un plazo real respecto al tiempo comprendido en el trámite de refugio, incluir lineamientos e integrantes de las Secretarias Técnicas (que existen de hecho pero no de derecho), precisar las funciones de la Comisión Nacional y Secretarías Técnicas otorgándoles una personalidad jurídica sólida que garantice un trabajo articulado, instaurar el Tribunal competente para clarificar los casos, delimitar de manera más clara las figuras de revisión, reconsideración y clausulas de exclusión de los casos, y por último, garantizar a los solicitantes rechazados el derecho de conocer la razón por la que sus solicitudes fueron negadas. 4. La situación irregular en la que permanecen miles de colombianos en condición de refugio, impide su pleno acceso a derechos fundamentales como la educación, el trabajo y la libre movilidad. El derecho a la vivienda, tanto para los solicitantes como para los que permanecen de manera irregular, ha adolecido de una política estatal fuerte que permita su garantía. El asunto de la vivienda es algo que las personas en condición de refugio deben resolver solas. Es por ello que la mayoría de estas familias viven en precarias condiciones de vida, en asentamientos que muchas veces carecen de servicios públicos domiciliarios. Resulta claro que la garantía al pleno acceso de derechos de la población solicitante de refugio requiere a más alto nivel del diseño y aplicación de una política pública de estabilización socioeconómica de estas comunidades, de magnitud significativa dentro del país. 40