Al filo de la frontera: El impacto del conflicto armado colombiano en

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Al filo de la frontera:
El impacto del conflicto armado colombiano en los
estados fronterizos de Venezuela
Autor:
Consultoría para los Derechos Humanos
y el Desplazamiento Codhes - Colombia
Coautores:
Fundación Buena Nueva – Venezuela
Servicio Jesuita para Refugiados SJR – Venezuela
MIREDES – Colombia
Asociación MINGA - Colombia
Bogotá, Julio de 2006
Este documento es producto de la Misión convocada por Codhes en abril de 2006 para monitorear junto
con organizaciones colombianas y venezolanas el impacto del conflicto armado colombiano en los
estados venezolanos de Apure, Zulia y Táchira. Esta misión contó con la participación de Fundación
Buena Nueva – Venezuela, Servicio Jesuita para Refugiados SJR – Venezuela, MIREDES – Colombia y
Asociación MINGA – Colombia. Fue posible gracias al apoyo de Proyect Counselling Service (PCS) y la
Comunidad Andina de Servicios CAS. Los conceptos y afirmaciones aquí expresadas son responsabilidad
exclusiva de los autores y no comprometen a las instituciones donantes.
1
Tabla de contenido
I. El desarrollo del conflicto armado colombiano en departamentos
de frontera con Venezuela............................................................... 4
II. El impacto del conflicto armado colombiano en los estados
venezolanos de frontera .................................................................. 7
III. El impacto del conflicto armado colombiano en los grupos
étnicos de lado y lado de la frontera .............................................. 15
IV. Flujos migratorios a Venezuela ................................................ 25
V. Perfil del solicitante de refugio................................................... 29
VI. Política migratoria .................................................................... 31
VII. Acceso a derechos.................................................................. 37
VIII. Conclusiones y recomendaciones .......................................... 38
2
Mapa de la frontera colombo - venezolana
3
I. El desarrollo del conflicto armado colombiano en
departamentos de frontera con Venezuela
Venezuela y Colombia comparten una frontera de 2.219 kilómetros. Los
departamentos limítrofes colombianos son Guajira, Cesar, Norte de Santander,
Arauca, Vichada y Guainía. Ellos colindan con los estados venezolanos de Zulia,
Táchira, Apure y Amazonas. Como denominador común a muchos lugares de frontera,
estos departamentos y estados mantuvieron durante varios siglos una incipiente
presencia estatal en los procesos de colonización, producto del enfoque centralizador
de las nacientes repúblicas. Aún hoy, los departamentos de Vichada y Guainía, así
como el estado de Amazonas, mantienen un rezago y aislamiento visible.
La historia del poblamiento y de la presencia estatal en esta región binacional tiene un
capítulo importante en el establecimiento de un modelo de economía de enclave que
se produjo en torno a la explotación de recursos naturales1, y que determinó
categóricamente el desarrollo económico, social y político de la región.
Para el caso colombiano, este desarrollo se materializó en una presencia estatal
precaria y al servicio de la protección y explotación de recursos naturales2, una
concentración de la tierra en manos de grandes compañías y latifundistas y unas
condiciones de vida insuficientes dentro de la clase campesina trabajadora. Estos
factores propiciaron en la década del 1970 dos procesos casi simultáneos y comunes
a los departamentos limítrofes3: el fortalecimiento de la organización social de base y
la consolidación de formas de lucha armada por parte de organizaciones subversivas.
El accionar histórico de los grupos guerrilleros en los departamentos limítrofes a
Venezuela devino en su progresivo control social y económico de estos territorios,
ricos en recursos naturales y propicios para el establecimiento de economías ilegales
asociadas a las dinámicas de frontera, como el tráfico ilegal de combustibles y la
producción y comercialización de pasta básica de coca. Su influencia tuvo su más
clara evidencia en la regulación social de pueblos y caseríos; la transformación en la
tenencia de la tierra; el cobro de vacunas, extorsiones y secuestros alrededor de la
economía extractiva, el comercio y la ganadería; los ataques a la infraestructura
(especialmente al oleoducto Caño Limón – Coveñas4); la siembra y comercialización
de cultivos de uso ilícito5; el control del contrabando; y acciones perpetradas contra los
derechos humanos de la población civil como amenazas, asesinatos y
desplazamientos.
Como oposición al dominio histórico de la insurgencia, y como clara enfrenta alrededor
del manejo de los recursos y economías de la región, las Autodefensas Unidas de
Colombia (AUC) arriban a finales de la década de los 1980, como ejércitos privados de
1
Ejemplo de ello son: las aptas tierras para la agricultura de Táchira y Norte de Santander, que
representaron a finales del siglo XIX el inicio de su florecimiento gracias al café. Las grandes extensiones
ganaderas de Arauca y Apure, los yacimientos de petróleo que florecieron en el siglo XX en Zulia, Táchira
y Norte de Santander, los yacimientos de carbón de Zulia, Norte de Santander y Guajira, y otros recursos
como gas, sal, etc.
2
La presencia del Estado se transcribe en la instalación de una infraestructura vial y de servicios públicos
concentrada en torno a los territorios de explotación, y en una militarización que vele por su protección.
3
De forma más visible en Arauca, Norte de Santander y Cesar.
4
El Plan Colombia tiene reservado 98 millones de dólares para ayuda militar destinada a vigilancia y
protección de este oleoducto.
5
Todos los departamentos colombianos limítrofes a Venezuela registran siembra de coca y amapola.
Arauca y Norte de Santander sobresalen con importantes hectáreas a escala nacional.
4
protección rural de grandes dimensiones. Ya para 1995 hacen presencia en todos los
departamentos limítrofes a través de los Bloques Norte, Catatumbo, Mártires del
Cesar, Hernán Giraldo, Tayrona, Vencedores de Arauca, Frente Vichada, y otros. De
acuerdo a los datos consolidados como producto de la desmovilización, en estos
departamentos el número de hombres superaba los 6.000.
A la existencia de actores armados ilegales se suma el pie de fuerza pública que
desde el 2002 y como producto de la Seguridad Democrática hace parte protagónica
de estos departamentos. Las operaciones “Fortaleza” y “Escudo” implementadas en
Norte de Santander y Arauca respectivamente, son, como el mismo general Saavedra
lo ha afirmado, un clon del Plan Colombia6 implementado en el sur del país. A este
ordenamiento militar se ha sumado la continua activación de brigadas y batallones7
que han aumentado drásticamente el número de efectivos militares en estas zonas de
frontera. La militarización, como opción predilecta para hacer frente al terrorismo, se
ha convertido en la única herramienta utilizada por el Estado para combatir a los
guerrilleros, para salvaguardar la puesta en marcha de megaproyectos planteados
para la región y para dar protección a la población civil una vez finalice la
desmovilización paramilitar iniciada por el gobierno Uribe en el 2003. Esta situación ha
presionado a los grupos armados para que trasladen sus formas de operación y
autosostenimiento a territorio vecino, situación evidenciada en 2005 y 2006 con las
constantes y frecuentes denuncias de los gobiernos ecuatorianos y venezolanos sobre
el ingreso de estos grupos a sus territorios.
En el 2003 el gobierno Uribe y las autodefensas firman el acuerdo de Sante Fé de
Ralito y con él los paramilitares se comprometen a desmovilizarse gradualmente hasta
desaparecer como grupo armado al finalizar el 2005. También declaran cese
hostilidades8, unilateral e ilimitado, y por su parte el gobierno anuncia la creación de
una Comisión Exploratoria de Paz para llegar a un acuerdo entre las partes. A pesar
del apoyo que el gobierno logró gestionar para este proceso con recursos de la
cooperación internacional, el proceso no ha resultado en un desmonte del
paramilitarismo en Colombia, sino en su mimetización y en la filtración de estructuras
del Estado y del sistema político y económico colombiano. Así lo corrobora el VI
informe de la MAPP / OEA del 1 de marzo de 2006, donde reconoce la existencia de
fenómenos posteriores a las desmovilizaciones y previamente advertidos por
numerosas ONG de Derechos Humanos como:
1) El reagrupamiento de desmovilizados en bandas delincuenciales que ejercen
control sobre comunidades específicas y economías ilícitas; refiriéndose al relevo que
realizan algunos mandos medios desmovilizados. Estos mandos acceden al control de
6
El Plan Colombia inició en 1999 como una estrategia contra-insurgente y anti-terrorista liderada por
sectores militares de Estados Unidos para el área andina y se desplegó en regiones con presencia
histórica de la guerrilla de las FARC. El Plan Colombia, posteriormente conocido como Plan Patriota y
actual Plan Andino, es una campaña militar plurianual aplicada por el Ejército colombiano bajo la dirección
del Comando Sur de Estados Unidos, para obligarle a las FARC a salir de los territorios y forzarla a
negociar en los términos del gobierno colombiano.
7
Por mencionar tan solo algunos ejemplos: En Julio de 2005 el gobierno colombiano activa dos batallones
militares compuestos por unos 1.500 hombres para custodiar los límites con Venezuela, específicamente
los departamentos de guajira y Cesar. En diciembre de 2004 entro en vigencia el Batallón de Alta
montaña de la Sierra Nevada de Santa Marta (Guajira) y al año siguiente (diciembre de 2005) se instauró
otro del mismo carácter en la Serranía del Perijá (Cesar). Durante el 2006, el gobierno ha seguido
aumentando su pie de fuerza en Norte de Santander (creación de las Brigadas No. 30 y 15).
8
Noción que hace referencia a una organización que por mandato no ataca al Estado ni sus agentes. Lo
que las AUC hicieron fue dirigir sus acciones contra la supuesta base social de la guerrilla, mediante
prácticas como masacres, asesinatos selectivos y el desplazamiento forzado. El incumplimiento de este
acuerdo se hizo evidente en el 2004, cuando el senador Antonio Navarro denunció ante el Congreso 600
casos de violaciones al cese del fuego desde que fue decretado unilateralmente.
5
acciones delictivas que tradicionalmente realizaba el bloque o frente allí asentado
(extorsión, cobros al gramaje, limpieza social, alianzas con administraciones locales).
2) Reductos que no se han desmovilizado; refiriéndose a la permanencia en las
regiones, de reductos de frentes o bloques que no se desmovilizaron y que operan a
favor del mantenimiento y control de la economía ilegal. Estos son grupos que hacían
parte orgánica de las estructuras armadas de los bloques desmovilizados y continúan
desarrollando las mismas actividades delictivas en sus zonas de influencia.
3) La aparición de nuevos actores armados y/o fortalecimiento de algunos ya
existentes en zonas dejadas por grupos desmovilizados; refiriéndose al riesgo de
cooptación de población desmovilizada así como de reclutamiento de nuevos
combatientes. Este fenómeno, se ha presentado especialmente en lugares en donde
existe una economía ilícita consolidada. La MAPP/OEA expresa su preocupación
respecto al proceso ya que las armas entregadas por bloques de autodefensas
desmovilizados no han sido destruidas y su número no corresponde con la relación
armas-hombres que determinan el carácter de una organización irregular del tipo de
los paramilitares. Se reportan casos en el informe que dan cuenta de “caletas” de
armas que son utilizadas por otros bloques no desmovilizados.
4) Por último, las violaciones al cese de hostilidades por parte de estos grupos
muestran una situación de derechos humanos en deterioro y plantean un escenario de
impunidad frente a crímenes de lesa humanidad.
La permanencia de reductos paramilitares o la recomposición de los mismos en zonas
de frontera se explican en gran parte por la importancia geoestratégica de estas
regiones, espacios importantes en materia de recursos naturales y de tránsito de la
economía ilegal por la frontera binacional. Para el caso particular de la frontera
colombo – venezolana, se reconoce la acción e influencia de estos reductos en el
dominio del contrabando de gasolina, armas, drogas y partes o repuestos de
automóviles. También se sabe que realizan exportaciones ficticias de ganado para
lograr así lavar dólares en el país vecino, y que han incursionado de manera
progresiva en algunas ramas de las economías locales de ambos lados de la frontera
como el transporte público (colectivos y mototaxis), vigilancia privada, arroz,
construcción, juegos de azar (chance y casinos), y negocios de confecciones y textiles.
Para las comunidades de Guajira, Cesar, Norte de Santander y Arauca, la
desmovilización simplemente no se vio en sus departamentos. Los paramilitares
continúan operando, así hallan cambiado sus nombres, sus insignias y sus formas de
control.
El valor e importancia de estas regiones también explica la pugna declarada por las
FARC a favor de la recuperación de su antiguo dominio dentro de estas zonas. Esta
pugna se refleja en la arremetida que este grupo armado irregular ha venido operando
con insistencia desde el 2005. Durante este año aumentaron en un 180% los ataques
a infraestructura eléctrica y oleoductos respecto del año 2004 en el departamento de
Norte de Santander y durante el segundo semestre fueron decretados 3 paros
armados por las FARC (dos en Norte de Santander y uno en Arauca)9. El 2005 fue un
año de reactivación de la ofensiva militar de las FARC, quienes en diciembre del 2004
declararon públicamente el fin de su repliegue y la intención de recuperar el control de
territorios donde se concentra la política de seguridad democrática. Esta decisión
9
Estos bloqueos han afectado la seguridad alimentaria y han mantenido en confinamiento total durante
casi un mes a la población civil. Frecuentemente este tipo de bloqueos incitan el contrabando de gasolina
y la especulación de precios de alimentos y víveres que son traídos desde Venezuela durante los paros.
6
sigue cobrando vida en el 2006, donde ya se registran dos paros armados en Norte de
Santander y Arauca, respectivamente10.
La situación descrita anteriormente muestra que los grupos armados aún mantienen
un dominio importante en la zona y que aprovechan la porosidad de las fronteras, la
rápida diversificación de fuentes de financiación del crimen organizado, su expansión y
las nuevas alianzas de estas estructuras con otros grupos delincuenciales.
II. El impacto del conflicto armado colombiano en los estados
venezolanos de frontera
El traslado de las formas de operación utilizadas por la guerrilla y los paramilitares
hacia territorio fronterizo venezolano se evidencia en varias dinámicas generales y
diferenciadas dentro de los 3 estados limítrofes, abordadas por los gobernadores
venezolanos como parte de la agenda relacionada con el orden público. Dentro de
ellas se destacan:
1. Presencia visible de los grupos armados colombianos: Al igual que en
Colombia, la geopolítica nos permite realizar un mapa de la presencia y control
de los grupos armados ilegales dentro del territorio venezolano, coincidiendo
con algunas dinámicas de los departamentos colombianos fronterizos. En los
estados de Zulia y Táchira, el control territorial de la zona plana y los núcleos
urbanos se haya de forma predominante en manos de los paramilitares. El
estado de Táchira sea tal vez el más afectado por la incidencia desmedida del
paramilitarismo11. Así lo corroboran las últimas declaraciones de la diputada
tachirense de la Asamblea Nacional, Iris Varela, quien atribuye a la presencia
de este actor armado el aumento sin precedentes del asesinato selectivo, el
secuestro y el cobro de vacunas dentro del estado. Asimismo, aseguró tener
indicios claros de que muchos paramilitares desmovilizados han recibido el
documento de identidad12. Los paramilitares controlan y patrullan las ciudades
Tachirenses de San Cristóbal, San Antonio y Ureña, y las ciudades de
Maracaibo, el Guayabo, Casigua El Cubo y Machiques en el estado de Zulia.
No obstante, de una forma más invisible pero presente, la guerrilla de las
FARC y el ELN controlan las zonas montañosas y rurales de la Sierra Andina
(Táchira) y Sierra de Perijá (Zulia). En Táchira la presencia insurgente se ha
concentrado en Delicias, Betania, Abejales, San Joaquín de Navay y San
Vicente de la Revancha. Con el ingreso de los paramilitares a Táchira, hubo
enfrentamientos entre estos dos actores armados ilegales, por lo que el
gobierno venezolano respondió con la movilización de tropas13. Esto generó
resistencia de la sociedad civil porque los militares los interrogaban e
intimidaban. En Zulia la guerrilla colombiana ha ocupado toda la zona
montañosa del Perijá e incluso controla algunos municipios de llanura como
Carrasqueño (Municipio Mara - zona norte del estado) y El Cruce (Municipio
10
El 2006 comenzó con la declaración de paro armado por parte de las Farc en el municipio de Ocaña
(Norte de Santander), situación que produjo la quema de 7 vehículos y el impedimento de la
comunicación de esta región con el centro del país. El 23 de febrero se declaró un paro armado en
Arauca, que mantuvo paralizado el transporte intermunicipal y servicio público urbano, y que llenó de
pánico a la población por los numerosos asesinatos ocurridos.
11
Según la información recogida en campo, es después de la desmovilización del Bloque Catatumbo, que
la presencia de los paramilitares aumentó drásticamente en el estado.
12
DIARIO LA NACIÓN “Iris Varela denunció cedulación de paramilitares desmovilizados”. 21 de abril de
2006.
13
Un caso emblemático al respecto es Delicias, donde actualmente opera una base militar muy
importante.
7
Jesús María Semprún - zona Central del estado), donde bajan a descansar y a
surtir sus ejércitos. Se percibe recientemente el ingreso paramilitar en
municipios como Santa Bárbara (Zulia), donde se rumora que realizan labores
de limpieza social y que se camuflan a través de cooperativas. La presencia de
actores armados colombianos en el Estado de Táchira y Zulia ha representado
un nuevo temor para los colombianos en condición de refugio, que en muchos
casos han optado por solicitar reasentamiento o reubicación a una zona más
central de Venezuela.
El caso de Apure es un poco diferente, ya que allí la presencia guerrillera ha
sido históricamente más fuerte. Lo anterior, a razón de que en el Alto Apure
operan las Fuerzas Bolivarianas de Liberación de Venezuela (FBL) y el ELN y
las FARC de Colombia. En la década del 2000 se registra el ingreso de grupos
paramilitares ubicándose igualmente en la zona del Alto Apure. Esto ha
generado enfrentamientos en zonas aledañas y peticiones específicas de
colaboración a la población apureña a través pagos de vacunas y decomiso de
vehículos, además del incremento del reclutamiento forzado de menores y el
control de la vida civil en la zona.
La situación se vuelve aún más compleja, cuando consideramos que los grupos
delictivos venezolanos aprovechan esta presencia y se suman al accionar de
estos actores. En este sentido, se vinculan al crimen organizado o aprovechan
el incremento de la delincuencia y la criminalidad propias a la coyuntura actual.
La desmovilización de las AUC en Colombia ha significado un temor
generalizado al afianzamiento de su presencia y poder en territorio venezolano.
En Táchira, por ejemplo, vinculan todas las violaciones a los Derechos
Humanos con la desmovilización de paramilitares. En este sentido, afirman que
posteriormente a la desmovilización del Bloque Catatumbo, la presencia de los
paramilitares aumentó drásticamente en el estado.
2. Cobro de vacunas: esta práctica es generalizada en los estados de Zulia,
Táchira y Apure y se vinculan a ella tanto a paramilitares como a la guerrilla.
No obstante, se observa que este fenómeno ha pasado de ser una práctica
exclusiva a las zonas con presencia de ganaderos y agricultura de mediana y
gran escala, a extenderse a las ciudades, siendo blanco de estas prácticas
quienes poseen algún tipo de propiedad (casa, rancho, negocios, vehículos).
En Zulia son muchos los sectores que desde la década del 1990 están
acostumbrados a pagar vacunas. Los sectores más afectados por esta práctica
han sido los ganaderos, minifundistas, taxistas, comerciantes y contrabandistas
de gasolina. En Carrasquero existen tres bandas delincuenciales que se
dedican entre otras actividades, al cobro de vacunas. El minifundista oriundo
tiene que pagar una cuota inicial que puede llegar a los 3 millones de Bolívares
(1.500 dólares). En el Barrio Santa Fe de Maracaibo, asentamiento humilde de
68.000 venezolanos y colombianos en condición de refugio, los habitantes
pagan vacunas entre 10.000 y 20.000 bolívares (5 y 10 dólares) por familia a
dos grupos delincuenciales. Al indagar sobre la autoría de estas vacunas
hablan de redes de narcotráfico conformadas por venezolanos y colombianos.
Finalizando el 2005 este barrio fue escenario de múltiples asesinatos en manos
de estas bandas.
Parece que en el estado de Táchira esta práctica es más reciente, aunque se
conoce que en el pasado, zonas rurales de antiguo dominio guerrillero como
Delicias pagaban vacuna a este grupo insurgente. Actualmente, sectores como
el comercio y el transporte de San Cristóbal pagan vacuna a los paramilitares.
8
En los barrios marginales de San Antonio y Ureña las comunidades pagan una
vacuna entre 1.000 y 2.000 bolívares (0.50 y 1 dólar) por familia a cambio de su
seguridad.
En Apure el cobro de vacunas es principalmente a los grandes latifundistas y
ganaderos. Aunque esta práctica inició en el Alto Apure, ha llegado a
extenderse a todo lo largo del Estado.
3. Secuestros: los tres estados donde se ha registrado más alto número de
secuestros a nivel nacional son, en orden de reporte, Zulia, Táchira y Apure,
debido a su ubicación en la frontera con Colombia, informó el jefe de la División
Nacional de Antiextorsión y Secuestro del Cicpc, Efrén Márquez14. Existen dos
modalidades de secuestro. El secuestro momentáneo, en el que se retiene a una
persona por un largo periodo de tiempo, y el secuestro express, donde se
detiene solo por unas pocas horas. Hasta el 4 de abril de 2006 permanecían
secuestradas 24 personas en Táchira. En el estado de Zulia, durante el 2005
fueron secuestradas 25 personas y entre enero y mayo de 2006, la suma
asciende a 18 personas. Apure fue el primer estado fronterizo en registrar
secuestros15 dirigidos a grandes terratenientes y ganaderos. Durante el 2006 se
han presentado 3 secuestros públicos, aunque es claro que la cifra es superior.
4. Enfrentamientos: el estado de Apure ha sido el más afectado por los
enfrentamientos ocurridos entre los grupos armados ilegales. Hace unos años
se presentaron numerosos combates entre la guerrilla venezolana y
colombiana. Recientemente, han existido enfrentamientos entre la guerrilla
colombiana y los paramilitares. Durante enero de 2006 se presentaron 2
combates. En el año 2006 se ha tenido conocimiento de enfrentamientos y
combates en el estado de Táchira16, así como del hallazgo de fosas comunes17.
La ciudad también aparece como escenario de lucha.
5. Asesinatos selectivos: el número de asesinatos en territorio venezolano ha
aumentado drásticamente desde el 2005. Desde hace algunos años los medios
de comunicación social de los estados de Apure y Táchira llevan las estadísticas
de los sicariatos. En el estado Zulia, las muertes eran reseñadas como ajuste de
cuentas y/o asesinatos, y la palabra sicariato empezó a ser utilizada en el léxico
de los medios de comunicación del Zulia a finales de 2005.
Entre enero y mayo del 2006, en el estado Zulia se han producido 393
asesinatos, de los cuales 180 tienen característica de sicariato, un 46% de las
muertes violentas que se producen en la región. El fin de semana más violento
fue entre 17 y 19 de marzo, donde se produjeron unas 28 muertes, de las
cuales 20 fueron por sicariato18.
14
EL UNIVERSAL “Tras el rastro del delito”. 9 de julio de 2006.
Hasta finales de la década de los años 1970 ocurre el primer secuestro en la frontera, en la población
de La Victoria, del Distrito Alto Apure, cuya víctima fue el productor y ganadero venezolano Nemesio
Escalona.
16
El pasado 28 de enero en la zona rural de Táchira (Venezuela), se presentó un enfrentamiento entre 2
patrullas de la Guardia Venezolana y un numeroso grupo de paramilitares. A su vez, el 4 de febrero se
presentó otro enfrentamiento en la trocha que comunica la ciudad venezolana de Ureña con Cúcuta, cuyo
saldo fue un paramilitar muerto. Al respecto véase: REVISTA SEMANA “Otra frontera caliente”. 6 de
marzo de 2006, Pág. 72-73.
17
Se confirmó el hallazgo, cerca de la frontera con Colombia, de cinco cadáveres en una fosa común,
entre los que se presume que está otro jefe paramilitar de la zona. . DIARIO LA NACIÓN “Iris Varela
denunció cedulación de paramilitares desmovilizados”. 21 de abril de 2006.
18
Datos obtenidos del Diario Panorama.
15
9
Táchira también ha sido seriamente afectado por este tipo de crimen. Durante el
2005 se presentaron 566 muertes violentas19 y entre enero y mayo del 2006 se
presentaron 20720. Según las autoridades del Estado, aún cuando se desconoce
la nacionalidad de los muertos, muchos de ellos fueron asesinados por ajustes
de cuentas entre desmovilizados de los paramilitares y delincuentes. Las labores
de “sicariato” han logrado permear a la sociedad venezolana, donde jóvenes de
sectores pobres se vinculan a este tipo de actividades como una modalidad de
empleo. En Táchira se habla de que existen sicarios que cobran de 50.000 a
100.000 bolívares (25 a 50 dólares) por víctima y en Apure los sicarios cobran
entre 15.000 a 25.000 (7 a 12 dólares) por víctima. En el Zulia no existen
reportes sobre la cantidad cobrada por las actividades de sicariato.
Por su parte, el Alcalde del Distrito Alto Apure, Jorge Rodríguez, señaló que
entre enero y junio de 2006 se registran de forma oficial 60 muertos en la zona,
en su mayoría, por sicariato. Igualmente denunció que la policía de Guasdualito
está "infiltrada por sicarios, está contaminada y no está dando el rendimiento
necesario", razón por el cual pidió al gobernador de Apure, Jesús Aguilarte, que
este cuerpo policial sea reestructurado para el bien de todos los habitantes en
el municipio. En el Bajo Apure, según el inspector Simón Rodríguez, jefe del
área de investigación del Cicpc de San Fernando, cuya jurisdicción llega hasta
Mantecal, municipio Rómulo Gallegos, desde enero hasta junio han ocurrido 33
muertes violentas, algunas de ellas con la modalidad del ajuste de cuentas. De
estas informaciones se deduce que en lo que va corrido del año se han
presentado 93 asesinatos en el estado de Apure21.
6. Reclutamiento forzado: este tipo de práctica realizada especialmente por las
guerrillas de las FARC, ELN y FBL se ha presentado de forma dramática en el
Alto Apure. Los niños, niñas y jóvenes víctimas de reclutamiento forzado son
venezolanos oriundos de la región y colombianos en condición de refugio.
7. Penetración de las instituciones estatales: la corrupción del ejército y la
Guardia Nacional Venezolana en esta región fronteriza ha sido un polémico
tema alrededor del cual se han concentrado varios debates públicos. Los
medios de comunicación colombianos y venezolanos han denunciado de forma
recurrente estas irregularidades, afirmando que miembros de la fuerza militar
venezolana se prestan a sobornos, tanto de guerrilleros colombianos como de
paramilitares, para ingresar al país vecino, mantener sus redes de crimen
organizado y permanecer en el territorio para surtirse o descansar. También se
rumora que en Zulia, estado gobernado por la oposición, la clase política tiene
estrechos nexos con los paramilitares colombianos. Una situación similar se
reveló en las cumbres parlamentarias del estado de Táchira celebradas en
enero y febrero de 2006, donde se denunció una presunta relación entre
cuerpos policiales y paramilitares colombianos, así como alcaldes y concejales
pagando vacuna22.
Este tipo de anomalías también han afectado gravemente a los colombianos en
condición de refugio. Son constantes las denuncias presentadas alrededor de
los maltratos que reciben por parte del Ejército y la Guardia Nacional
Venezolana, quienes rompen sus documentos provisionales, desconocen sus
19
DIARIO LA NACIÓN “Cumbre parlamentaria contra sicariato dará inicio hoy a su jornada de trabajo”. 14
de febrero de 2006.
20
Monitoreo mensual realizado por DIARIO LA NACIÓN. Las cifras de asesinatos discriminadas por mes
son: enero 60, febrero 40, marzo 32, abril 45, mayo 30.
21
EL UNIVERSAL “Denuncian 93 asesinatos en Apure”. 26 de julio de 2006. www.eluniversal.com
22
DIARIO LA NACIÓN “Complicidad de policías con mafias paramilitares”. 16 de febrero de 2006.
10
derechos, los detienen arbitrariamente, o los extorsionan a cambio de dinero23,
mano de obra o favores sexuales en el caso de las mujeres. También se está
originando un mercado de tráfico de personas. Como producto de toda esta
situación, en Machiques (Zulia) se han presentado 3 casos de colombianos en
condición de refugio que afirman que los desmovilizados entregaron al ejército
venezolano listas de solicitantes tildados como guerrilleros, por lo cual el
ejército ha emprendido persecuciones en contra de los solicitantes. En marzo
de 2006, en Bachichida (Zulia), un grupo de colombianos que cruzaron la
frontera por la Sierra del Perijá fueron objeto de disparos por parte del a
Guardia Nacional Venezolana, y nunca se supo qué pasó con ellos. De
acuerdo a Prensa de Frente, los campesinos han venido realizando una serie
de denuncias en torno a “los más de 160 actos de sicariato y desapariciones
cometidos con la complicidad del Ejército y la Guardia Nacional en la zona
fronteriza con Colombia”24. Como producto de todo esto, el Ministro de Interior
y Justicia, Jesse Chacón se pronunció anunciando que de forma inmediata se
efectuará una nueva regulación a las alcabalas para impedir que sigan
generando mayor inseguridad a la ciudadanía25.
8. Racionamiento y contrabando de gasolina: el contrabando de combustible es
uno de los comercios ilegales más lucrativos en la frontera colombovenezolana. La Asociación Colombiana de Petróleo de Colombia estimó que en
el 2004, el contrabando, del que viven unos 5.000 pimpineros26 en la región,
dejó pérdidas a la nación por 235.000 millones de pesos27. La Fundación
Progresar también reveló que durante el 2004 y 2005 los paramilitares
compraron carros para ingresar combustible por la frontera de Norte de
Santander – Táchira. En esta zona, son ellos quienes hace más de tres años
controlan este negocio, cobrando a más de 1.500 hombres una vacuna
superior a los 30.000 pesos. De acuerdo a los datos consolidados por el
Instituto Nacional para la Defensa y la Educación del Consumidor y el Usuario
de Venezuela INDECU, se estima que son 90 millones de litros los que salen
del estado de Táchira por contrabando.
Esto ha motivado al gobierno venezolano a ordenar importantes y prolongados
racionamientos de gasolina en territorios de frontera y en operaciones militares
que buscan desmantelar fábricas y redes clandestinas dedicadas a este tipo de
actividad. Táchira sea tal vez el estado más afectado con dichos
racionamientos, permaneciendo sin combustible por largos periodos de
tiempo28. Ciudades como San Cristóbal, Rubio, Colón y Táriba han sido las
principales poblaciones afectadas29.
El municipio zuliano que cuenta con mayor información respecto al contrabando
de gasolina es Páez. Allí el gobierno local propuso la creación de cooperativas
que ejerzan un mayor control y regulación en el paso ilegal de gasolina hacia
Colombia. Hasta la fecha, se desconoce la real operatividad y funcionamiento de
estas cooperativas. Sin embargo, en las estaciones de servicio de Guana y
Guarrero se puede observar camiones (estacionados) que pertenecen a estas
cooperativas.
23
De acuerdo a los datos recogidos, funcionarios de la Guardia Nacional cobran entre 60.000 y 90.000
bolívares por dejar ingresar a un colombiano indocumentado.
24
PRENSA DE FRENTE. “Venezuela: denuncian detención de militante después de permanecer
desaparecido”. 20 de abril de 2006.
25
PROVEA. Boletín Electrónico No. 168. 1 de marzo a 6 de abril de 2006.
26
Nombre que designa a las personas que se dedican al contrabando de gasolina.
27
EL UNIVERSAL “Paramilitares controlan el contrabando de gasolina” Julio 2 de 2005. www.eud.com.co
28
Incluso se conoce de 3 estaciones de gasolina que estuvieron cerradas durante todo el 2005.
29
EL UNIVERSAL “Persiste escasez de gasolina en Táchira” 14 de octubre de 2005.
11
El contrabando de gasolina también se presenta en la frontera Arauca – Apure.
Allí los asentamientos de El Nula, El Amparo y La Victoria, han sido objeto de
prolongados racionamientos a favor del desestímulo del contrabando. No
obstante, estas medidas de regulación no han logrado su objetivo primordial y
sí han afectado negativamente la movilidad de las comunidades y los precios
de la canasta básica familiar.
9. Problemas de seguridad para los defensores de derechos humanos:
funcionarios de organizaciones internacionales y del Estado venezolano con
competencia en la defensa y promoción de los derechos humanos de los
colombianos en condición de refugio, están operando sin unas garantías
efectivas y reales en cuanto a su seguridad. Esta situación se ha recrudecido
de forma dramática durante el 2006, año en el han sido objeto de amenazas,
extorsiones y secuestros por parte de los grupos armados ilegales de ambas
nacionalidades. El caso más crítico al respecto, es la denuncia realizada por
Iris Varela, de una supuesta complicidad de Cáritas de Venezuela con los
grupos paramilitares colombianos, a quienes les estarían suministrando
información sobre el paradero de los refugiados, quienes son localizados y
perseguidos posteriormente30.
Actualmente todas las personas vinculadas a este tipo de trabajo están siendo
investigadas por la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención
DISIP. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH también ha
expresado su preocupación por la iniciación de acciones penales a miembros
de organizaciones de derechos humanos bajo cargos de conspiración contra la
forma republicana de gobierno por haber recibido fondos de cooperación
internacional para desarrollar sus labores. Por otra parte, y atendiendo a la
preocupación manifestada en las audiencias ante la Comisión por las
expresiones descalificatorias por parte de funcionarios del Estado en cuanto al
desarrollo de estas actividades, la CIDH a realizado un llamado a las
autoridades del Estado venezolano para que aseguren que ninguna defensora
o defensor sea víctima de hostigamiento e intimidación por sus labores.
10. Vulnerabilidad, rechazo y estigmatización de los colombianos en condición de
refugio: resulta claro que en toda esta dinámica la utilización de diferentes
mecanismos que los grupos armados utilizan para regularizar su permanencia
en Venezuela, incluye la utilización del status de refugiado. Iris Varela advirtió a
través de los medios de comunicación que en el estado Táchira operan los
grupos paramilitares colombianos disfrazados de refugiados. «Tengo
suficientes pruebas en la mano para delatar que en Táchira existen
paramilitares sujetos a la normativa legal del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Refugiados (Acnur)». Explicó que grupos infiltrados
paramilitares han obligado y amenazado a los refugiados legales a actuar
como organizaciones armadas para lograr la desestabilización del país. Afirmó
que el Gobierno Nacional investiga los hechos de instigación de refugiados por
parte de paramilitares y coordinará con las autoridades colombianas para
determinar lo antes posible la situación de estos ciudadanos31. Esto figura un
mapa de extrema vulnerabilidad, susceptible a la estigmatización y a la
desconfianza.
30
DIARIO LA NACIÓN “Cáritas suministra informes a grupos de paramilitares”. 7 de mayo de 2006.
DIARIO LA NACIÓN “Solicita la conferencia Episcopal pruebas contra fundación Cáritas”. 10 de mayo de
2006.
31
DIARIO LA NACIÓN “En Táchira hay paramilitares con estatus de refugiados”. 8 de mayo de 2006.
12
11. Propagación del narcotráfico y quiebres en la aplicación de una intervención
económica trasnacional: hoy por hoy la frontera colombo – venezolana se ha
convertido en un corredor estratégico para diversos intereses económicos,
políticos y militares, tanto de orden legal como ilegal. Precisamente las
posibilidades que ofrece la frontera, ha potenciado el conflicto armado en estas
regiones, en la medida que los distintos intereses se disputan el control de las
economías ilegales y semi-ilegales, como el tráfico de drogas, los insumos para
su procesamiento, los negocios de ventas de gasolina y los del cambio de la
moneda, el contrabando de comercio público, etc.
El contexto global y regional, le está planteando a este corredor fronterizo dos
tendencias determinadas igualmente por dos factores centrales: la inversión
económica nacional y transnacional y las políticas de seguridad de esa
intervención, que empiezan a reorientar la dinámica del conflicto armado en
esta frontera. Todo ello en un territorio en donde confluye una fuerte
consolidación de la economía ilegal y dos modelos socioeconómicos y políticos
contradictorios, encabezados por los presidentes Uribe Vélez y Chávez Frías, y
que le apuestan a distintos procesos de integración continental.
La intervención económica transnacional en la frontera, se da dentro de la
lógica de la globalización del capital y el libre comercio, dadas las grandes
ventajas que oferta la región en esa dinámica: los recursos naturales, la
ubicación geográfica y la mano de obra. Es así como se están implementando
proyectos económicos alrededor de la explotación de los recursos energéticos
(petróleo, gas, carbón, electricidad, agua), la agroindustria (palma africana,
cacao, frutales, madera, caña), la biotecnología, el ecoturismo, la ampliación e
interconexión de la infraestructura (vial, energética, agua, telecomunicaciones,
ambiental y social) y la creación de zonas económicas especiales, aplicando el
modelo de las “maquilas”32. Todos estos proyectos están pensados desde una
perspectiva binacional, por cuanto son recursos transfronterizos, especialmente
en lo que respecta a hidrocarburos y carbón33.
Las Zonas Económicas Especiales de Exportación, ZEEE, fueron establecidas
por el Ministerio de Desarrollo durante la administración de Andrés Pastrana
(1998-2002), cuyo perfil es el de las conocidas “maquilas mexicanas”. Estas
deberían instalarse en las ciudades de Cúcuta, Valledupar, Ipiales y
Buenaventura. Sin embargo, las probabilidades de una aplicación pronta de las
reglas comerciales y de inversión propuestas en el ALCA y, en el caso de
Cúcuta, la debilidad en la infraestructura de servicios, han aplazado dicha
iniciativa. Pero esta perspectiva ha sido retomada ahora con el desarrollo de
las Zonas de Integración Fronteriza34, alrededor de la cual se involucrarán 22
municipios de Norte de Santander y Táchira, en el eje Cúcuta-San Cristóbal.
32
Las empresas maquiladoras inician, terminan o contribuyen de alguna forma en la elaboración de un
producto destinado a la exportación, ubicándose en las "zonas francas" creadas por los países del sur
donde ofrecen numerosas ventajas – costos laborales, de servicios e impuestos - en aras de “atraer la
inversión extranjera”. Las empresas transnacionales buscan rebajar al máximo los costos de producción
por la vía de trasladar las actividades productivas de los países industrializados a los países periféricos
con bajos salarios. Las maquilas aprovechan la enorme diferencia salarial que existe entre el Norte y el
Sur. En 1998, un obrero de Estados Unidos ganaba 11 veces más que uno mexicano por trabajos
idénticos.
33
Los proyectos binacionales más próximos a ser implementados en esta frontera están referidos al
gasoducto Ballenas (Guajira) – Maracaibo (Zulia) y el poliducto Cabrutas (Apure) – Tumaco (Nariño).
34
Algunos de los objetivos de las ZIF son: “...Flexibilizar y dinamizar el intercambio económico y
comercial, así como la circulación de personas, mercancías, servicios y vehículos; establecer mecanismos
eficaces para crear y manejar conjuntamente los mercados fronterizos de trabajo; incrementar y fortalecer
la oferta y el abastecimiento de servicios básicos y/o sociales de utilidad común; investigar y usar
13
El proceso de integración de Suramérica alrededor del ALCA35, está planteado
en torno a los denominados Ejes de Desarrollo, propuestos por el BID36. De los
doce ejes, hay tres que están determinando la dinámica económica de la
frontera colombo-venezolana: el eje meridional Caracas-Bogotá-Quito, y su
continuidad hacia el sur; el eje interoceánico Orinoco-Meta-Buenaventura
(Pacífico colombiano); y el también interoceánico Amazonas-PutumayoTumaco (Pacífico colombiano). Cada país se encuentra disponiendo sus
procesos internos, económicos y de infraestructura, en función de esos ejes, y
los convenios bilaterales tienen igual sentido.
Estos ejes de integración se empatan con similares proyectos que se impulsan
en Centroamérica en el llamado Plan Puebla Panamá y luego con el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte, impuesto desde 1994.
El proceso de integración alrededor del ALCA subsume otros acuerdos
comerciales que han atravesado la frontera colombo-venezolana: la
Comunidad Andina de Naciones, CAN37, y el Grupo de los Tres, G-338.
La puesta en marcha de los grandes proyectos de inversión económica para la
explotación de recursos energéticos planteados desde la década del 1990 para
la región, ha sido sistemáticamente aplazada por la intensificación del conflicto
social y armado en estas zonas de frontera, históricamente estratégicas para el
narcotráfico, la siembra de cultivos de uso ilícito y el contrabando de
precursores químicos y armas.
El Sr. Humberto Chirinos, Experto de las Naciones Unidas del departamento de
Drogas y Crimen para el programa de Monitoreo Satelital en Perú, señala que
según las imágenes satelitales, la zona de la frontera colombo venezolana es
una de las que tiene mayores áreas de cultivos de uso ilícito. Al hacer
precisiones al respecto, observamos que en territorio colombiano estos cultivos
se concentran en Norte de Santander39, Arauca, Vichada, Guainía, y en menor
medida Guajira40. Este último, junto con Cesar, más que productores, son
estratégicos como zonas de procesamiento y empaque. El traslado de cultivos
de uso ilícito ha territorio venezolano se ha venido dando de manera
progresiva. En el marco de la XVII Operación Sierra, realizada en noviembre
de 2005 por los Teatros de Operaciones No. 2 y 4 de Venezuela se detectaron
110 hectáreas de amapola, 15 de marihuana y 80 de coca en la Serranía del
sosteniblemente los recursos naturales renovables contiguos;...”. Artículo 5 de la Decisión 501 de 2001
del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores de la CAN.
35
Cumbre de Presidentes Suramericanos. Brasilia, 2000.
36
“Un nuevo impulso a la integración de la infraestructura de Sudamérica”. BID, 2000.
37
La CAN fue constituida en 1997 como desarrollo del proceso iniciado en 1969alrededor del Pacto
Andino, con la participación de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. Este último país se
retira en 1976 y Venezuela lo hace en el 2006, al oponerse al Tratado de Libre Comercio que Colombia,
Ecuador y Perú empezaron a negociar con Estados Unidos, priorizando su vinculación al MERCOSUR:
38
Las negociaciones sobre un acuerdo del Grupo de los Tres o G-3, fueron establecidas por los gobiernos
de México, Colombia y Venezuela en 1989 en Honduras. Se formaliza el 13 de junio de 1994 en
Cartagena y entró en vigor el 1 de enero de 1995.
39
De acuerdo al informe 2004 de Naciones Unidas, al finalizar la década de 1990 Norte de Santander fue
uno de los centros más importantes de coca en el país. En 1999 representaba el 10% del total de la
producción nacional.
40
Según las estadísticas consolidadas a diciembre de 2004 por la Oficina de las Naciones Unidas Contra
la Droga y el Delito UNODC, Censo de Cultivos de Coca 2004, los departamentos fronterizos a Venezuela
contaban con: Norte de Santander (3055 ha.), Arauca (1552 ha.), Vichada (4692 ha.) y Guainía (721 ha.)
y Guajira (556 ha.).
14
Perijá. Igualmente, localizaron más de diez laboratorios clandestinos para el
procesamiento de droga.
La propagación del narcotráfico y de los cultivos de uso ilícito en territorio
venezolano se ha convertido en un tema altamente sensible dentro de las
relaciones de Venezuela con Estados Unidos. Luego de que en agosto de
2005, Chávez anunciara la suspensión de los convenios con la Agencia
Antidroga Estadounidense (DEA) porque se dedicaba al espionaje, han sido
numerosos los pronunciamientos de funcionarios del gobierno estadounidense
con relación a la poca cooperación de Venezuela con Estados Unidos en
materia de lucha antidrogas41. A inicios de 2006, el Comité de Relaciones
Exteriores de la Cámara Alta de Estados Unidos señaló que existe un
incremento de la actividad aérea en Venezuela que, proveniente de Colombia,
transporta droga hacia Estados Unidos, transitando por otros países
latinoamericanos42.
Como un acto de represalia a lo que los Estados unidos denomina “poca
cooperación contra la lucha antidrogas”, el 15 de mayo de 2006, el gobierno
norteamericano buscó prohibir a cualquier país del mundo la venta de armas y
material militar a Venezuela, tras considerar que ese país no coopera
suficientemente en la lucha contra el terrorismo. Esta situación se agrava con la
aparente estampida de narcotraficantes colombianos que desde hace 8 meses
vienen ingresando a Venezuela. El periódico El Tiempo43 afirma que en la
actualidad se encuentran 10 reconocidos personajes de este negocio,
miembros del cártel del Norte del Valle de Colombia y por quienes Estados
Unidos ofrece una recompensa de cinco millones de dólares. El informe
periodístico recoge el informe de la prestigiosa revista militar internacional
Jane's Intelligence Review, según la cual esto se explica en " la rampante
corrupción en altos niveles de la justicia venezolana y a un sistema judicial muy
débil" que le permite a los narcotraficantes operar sin grandes dificultades. Lo
anterior demuestra que las dinámicas transnacionales de las economías
ilegales y el desbordamiento del conflicto armado colombiano ocurren en un
escenario internacional en el que la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo
justifica la presencia militar de Estados Unidos en la región.
III. El impacto del conflicto armado colombiano en los grupos
étnicos de lado y lado de la frontera
A lo largo de la frontera colombo-venezolana, en el área comprendida entre las
ciudades de Cúcuta (Norte de Santander) y Maicao (La Guajira), en relación con los
grupos étnicos se observan, a lado y lado de la frontera internacional, asentamientos,
comunidades o núcleos poblacionales pertenecientes a los pueblos Barí, Yukpa,
Wayúu, Rom (Gitano), árabe y afrodescendiente.
En esta área de frontera se encuentran localizados los territorios indígenas, que
trascienden los límites internacionales, de los pueblos Barí a lo largo de la Serranía de
los Motilones; Yukpa a todo lo largo de la Serranía del Perijá; y Wayúu, en el extremo
41
Las principales declaraciones al respecto se presentaron el 31 de agosto de 2005 en palabras del zar
antidrogas estadounidense John Walters y el 15 de septiembre desde el Ejecutivo estadounidense.
42
EL UNIVERSAL “Actividad sospechosa desde Venezuela” Enero 16 de 2006. www.eud.com
43
EL TIEMPO “Al menos 10 capos del narcotráfico en Venezuela”.
2 de mayo de 2006.
www.eltiempo.com
15
nororiental de La Guajira colombo-venezolana. Igualmente se encuentra en Cúcuta
una de las kumpania Rom numéricamente más importantes de Colombia, que en su
itinerancia tradicional incursiona de manera permanente a Venezuela. De otro lado, se
precisa mencionar también a los árabes, con una larga presencia y trayectoria en
Colombia, que tomando como eje a Maicao, atraviesan periódicamente la frontera
internacional para desarrollar sus actividades comerciales y llegar hasta los países del
Caribe. Mención aparte merece el caso de hombres afrodescendientes, algunos con
sus familias, la mayoría provenientes del pacífico colombiano que se han establecido
en poblaciones venezolanas, aunque sin configurar todavía verdaderas comunidades.
Lo anterior pone de presente tres cuestiones que merecen destacarse. La primera, es
la enorme riqueza étnica y cultural que posee esta frontera internacional, que va más
allá de la simplista división entre colombianos y venezolanos que usualmente se hace.
La segunda es que la línea limítrofe internacional es una verdadera frontera fluida que
de manera sostenida es atravesada, en las dos direcciones, por los grupos étnicos. La
tercera es que para los pueblos Barí, Yukpa, Wayúu y Rom las fronteras
internacionales son sencillamente límites artificiales que dividen arbitrariamente sus
territorios tradicionales o sus áreas históricas de itinerancia.
La presencia de estos grupos étnicos a lo largo de la frontera colombo-venezolana es
bastante disímil. De un lado están los pueblos Barí, Yukpa y Wayúu que se encuentran
localizados allí desde antes que se establecieran las repúblicas y se demarcaran los
actuales límites de la frontera internacional, por lo que sus territorios, al comprender
áreas de los dos países, son transfronterizos. Comunidades enteras de estos pueblos
se hallan a lado y lado de la frontera, sin que a simple vista se observen diferencias
sustanciales entre estas.
De otro lado está el pueblo Rom, pueblo nómada por excelencia, que despliega,
principalmente desde la kumpania de Cúcuta, una amplia movilidad por todo el
territorio venezolano. Estos patrigrupos familiares de la kumpania de Cúcuta se
encuentran emparentados con distintas kumpeniyi de Venezuela. El Rom, un pueblo
también preexistente a la conformación de las repúblicas, ha venido fluyendo a través
de esta frontera internacional, desde mediados del siglo XIX.
El árabe es otro de los pueblos que permea frecuentemente la frontera internacional.
Desde Maicao, como una suerte de centro de dispersión, han venido construyendo
redes familiares que los conectan fácilmente con parientes en Venezuela y en los
países del Caribe. Los árabes han venido cruzando esta frontera internacional desde
hace aproximadamente ochenta años.
Los Barí, Yukpa y Wayúu a través de sus territorios, lo mismo que los Rom por medio
de sus grupos familiares y sus redes de familias extensas, hacen una presencia en la
frontera internacional como sujetos colectivos, es decir, como pueblos. Esto es
sumamente importante destacarlo para entender porqué razón los pueblos indígenas
de frontera han venido reclamando la materialización del mandato constitucional de la
doble nacionalidad y los Rom han venido hablando de una ciudadanía universal. Por
su parte los árabes se han establecido en la región fronteriza, manteniendo sus señas
identitarias y nacionalitarias que los distinguen de las sociedades mayoritarias de lado
y lado de la frontera. En ese sentido su presencia en la frontera es también colectiva,
conformando una comunidad ampliada.
No ocurre lo mismo con los afrodescendientes que originarios del Pacífico colombiano
se han ubicado en el lado venezolano, dado que su presencia se da principalmente a
través de hombres solos y, en menor medida, de pequeños núcleos familiares, en todo
16
caso sin constituir comunidades. En ese sentido el paso de la frontera es, ante todo,
una aventura individual.
En virtud de la gran riqueza étnica y cultural de la frontera colombo-venezolana y
considerando la importancia de construir enfoques diferenciales en el tratamiento de
las diferentes problemáticas sociales y sus efectos sobre determinadas comunidades
que se a continuación se realiza una caracterización diferenciada de cada uno de los
grupos étnicos que se han mencionado anteriormente y del impacto diferenciado en
cada uno de sus pueblos.
Pueblo Rom
El pueblo Rom, originario del norte de la India, que comenzó, hacia el año mil de
nuestra era una diáspora en continuo movimiento por todo el mundo, desde 1998 ha
sido reconocido por el Estado como un grupo étnico también colombiano, al que se le
deben hacer extensivos de manera simétrica todos los derechos que constitucional y
legalmente tienen pueblos indígenas y afrodescendientes.
Los Rom viven en kumpeniyi (singular, kumpania) que no son otra cosa que la
asociación de patrigrupos familiares que ya sea por parentesco o alianzas
matrimoniales optan por residir o itinerar conjuntamente. De una población estimada
para todo el país en 3.000 Rom44, la kumpania de Cúcuta estaba compuesta en el
2005 por 648 personas de este pueblo, lo que de hecho la hace la más grande no sólo
del país sino también de Venezuela.
La presencia del pueblo Rom en el país se remonta a la época colonial y, por lo tanto,
es un pueblo preexistente a la conformación de las repúblicas, tal y como ya se ha
mencionado. Esto permite deducir que la presencia y trayectoria de este pueblo en la
frontera colombo-venezolana es más antigua de lo que se supone.
La inmensa mayoría de los Rom de la kumpania de Cúcuta, y de su contraparte más
cercana al otro lado de la frontera, la kumpania de Rubio, han nacido en Colombia o,
por lo menos, tienen la nacionalidad colombiana. En este sentido, vale la pena anotar
que los Rom de la kumpania de Cúcuta son reiterativos en expresar que la mayoría de
los que viven o itineran por Venezuela son nacidos en Colombia, dato que en todo
caso hay que verificar. En estas dos kumpeniyi de frontera se pueden encontrar
grupos familiares originarios de Perú, Ecuador y en menor medida de otros países de
Sudamérica.
Los Rom de la kumpania de Cúcuta se dedican, principalmente, a actividades
comerciales, con las que buscan sacarle provecho al cambio de divisas entre los
países y a las diferencias en los precios de algunos artículos. De esta manera, para
citar el ejemplo más frecuente, compran al por mayor y directamente en algunas
fábricas de Bucaramanga (Santander), zapatos, botas y otros artículos en cuero, que
venden en Venezuela al menudeo, en pueblos y ciudades pequeñas. Si bien es
probable que en algunas ocasiones traigan artículos de Venezuela para vender en
Colombia, la dirección del comercio es casi siempre de Colombia hacia Venezuela.
La inmensa mayoría de los Rom de la kumpania de Cúcuta tienen la doble
nacionalidad colombiana y venezolana, lo que sin duda alguna les facilita el tránsito a
través de la frontera internacional. Una minoría de Rom, los provenientes de otras
kumpeniyi del país, entran de manera irregular a Venezuela y así permanecen
44
Información del Proceso Organizativo del Pueblo Rom (Gitano) de Colombia, (PROROM).
17
mientras duran los recorridos por los pueblos y pequeñas ciudades de ese país en sus
incursiones comerciales.
Si bien en sus kumpeniyi los Rom abiertamente recrean sus tradiciones, usos y
costumbres, cuando se dedican a sus actividades comerciales los hombres no hacen
lo mismo y más bien realizan esfuerzos por pasar desapercibidos, mimetizándose
entre la gente de los entornos por los que itineran. Esta práctica es una estrategia para
evitar las históricas estigmatizaciones racistas, discriminatorias y xenófobas que se
dan contra los miembros del pueblo Rom. Solo las mujeres, dedicadas a las prácticas
adivinatorias, no sólo no ocultan su identidad sino que contrariamente la afirman, con
el propósito de beneficiarse de la fama que las acompaña en las artes de adivinar el
futuro.
Los Rom no han sido ajenos al conflicto armado que se escenifica en Colombia. De la
kumpania de Cúcuta, hacia 2002, se tuvo noticias de que a varias de sus autoridades
más reputadas, los paramilitares les venían cobrando extorsiones y “vacunas”,
prometiéndoles a cambio seguridad y no intervención en sus asuntos. Esto ocasionó
que algunos patrigrupos familiares optaran por abandonar la ciudad y el país. Dado el
nomadismo arraigado de los Rom, este tipo de desplazamientos terminó invisibilizado
totalmente.
El problema mayor que enfrentan los Rom con el conflicto armado es que no han
podido volver a recorrer con la amplitud y frecuencia de otros años, aquellos territorios
en los que ejercían sus actividades económicas tradicionales. Esta situación ha sido
asumida por algunos patrigrupos familiares como una especie de confinamiento, que
al impedirles la movilidad, ha redundado negativamente en sus prácticas económicas
tradicionales y, por consiguiente, en su integridad étnica y cultural.
Pueblo Árabe
Si bien mucho antes de 1880 ya había referencias que daban cuenta de la presencia
de árabes en Colombia y en Venezuela, este año se ha tomado como un hito que
marca sustantivamente el incremento de las oleadas de contingentes árabes,
especialmente cristianos maronitas, algunos cristianos ortodoxos y unos pocos
musulmanes, que provenientes del Líbano, Siria y en menor grado de Palestina,
llegaron hasta estos dos países buscando mejores horizontes y fortuna.
Estas oleadas migratorias de árabes que ocurrieron entre fines del siglo XIX y
principios del siglo XX ha sido cuantitativamente hablando la más significativa que se
ha presentado hasta hoy en el país. Si bien estas oleadas contaron con familias que
profesaban el Islam, la inmensa mayoría de las que llegaron eran cristianas.
Desde las dos primeras décadas del siglo XX, durante las cuales los árabes se
consolidaron como el grupo de comerciantes más dinámico de todo el Caribe
colombiano, hasta el término de la segunda guerra mundial, tuvieron lugar varias
oleadas migratorias, que a pesar de contar con familias musulmanas, siguió siendo
mayoritariamente cristiana. Desde principios de la década de los 1970, la proporción
entre cristianos y musulmanes cambió ostensiblemente, ya que los árabes que
llegaron a partir de entonces fueron mayoritariamente musulmanes, sobre todo
sunitas.
Puede decirse que los árabes aparecen en la escena de Maicao, prácticamente desde
su misma fundación. En la consolidación de este municipio fronterizo como lugar
estratégico para el intercambio comercial no hay duda que los árabes jugaron un papel
preponderante. En Maicao es donde, hoy por hoy, se encuentra la comunidad árabe
18
musulmana más reconocida del país y, en general, de toda la frontera colombovenezolana. Un importante porcentaje de los árabes musulmanes que a partir de la
década de los años setenta del siglo pasado ingresaron a Colombia, tuvieron como
destino Maicao y, en menor medida, San Andrés Isla. Según estimativos de la
Asociación Benéfica Islámica (ABI) la población árabe de Maicao puede perfectamente
llegar a las cuatro mil personas.
Los árabes han sido comerciantes y esa actividad económica es la que
preponderantemente han ejercido históricamente en Maicao y toda la región fronteriza.
Aprovechando las ventajas geográficas y aduaneras que existían, los árabes
propiciaron e impulsaron un vasto e intenso comercio de una gran diversidad de
productos traídos de varias partes del mundo que ingresaban a Colombia provenientes
de Venezuela y de los países del Caribe.
Se ha argumentado que la crisis por la que atraviesan actualmente los árabes de
Maicao, que se tradujo en la drástica reducción de su población y en el sistemático
cierre de varios de sus más importantes almacenes, se origina en las disposiciones
legales y normativas que desde la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales
(DIAN) se empezaron a aplicar en la región y que terminaron por afectar
negativamente el libre comercio que allí tenía lugar.
Si bien lo anterior pudo haber incidido de alguna manera, la causa estructural y
subyacente de la crisis por la que atraviesan los árabes se explica, más bien, por la
expansión y profundización del conflicto armado y la violencia política que, dada su
habilidad para los negocios y su notorio éxito económico, los convirtió en víctimas
privilegiadas de los actores armados ilegales. En ese contexto, tanto los grupos
paramilitares como la guerrilla han secuestrado con fines económicos a varios de sus
miembros. Las extorsiones y el cobro de las llamadas “vacunas” se volvieron algo
cotidiano para los comerciantes árabes. En Maicao se menciona que se han
presentado casos en que los secuestrados han sido muertos por sus captores y se
refieren algunos casos de desaparecidos.
De esta manera muchas familias árabes, cansadas de los hostigamientos y amenazas
de los actores armados, decidieron dejar atrás a Maicao y a La Guajira para probar
suerte en otras ciudades del país y del exterior. Estos desplazamientos a causa de la
violencia política no aparecen en las estadísticas oficiales sobre población desplazada.
De lo anterior puede concluirse que la crisis económica de los árabes, que llevó a la
quiebra y a la ruina a no pocas familias, se debe a los efectos colaterales y directos del
conflicto armado y no a las medidas aduaneras y arancelarias que se impusieron para
frenar el contrabando y acabar con un área donde de hecho funcionaba el libre
comercio.
Pero adicionalmente estos árabes, ahora a causa de su religión, se han visto
enfrentados a nuevas situaciones que les han acarreado grandes inconvenientes para
el tránsito por las fronteras internacionales, incluida la colombo-venezolana, derivado
de la asimilación maniquea y perversa que, a partir de los trágicos hechos del 11 de
septiembre de 2001 que llevaron a la destrucción de las Torres Gemelas en Nueva
York (EE.UU.), tiende a hacerse entre terrorismo internacional e Islam. De esta
manera a los hostigamientos de los grupos armados irregulares, que ven en los árabes
potenciales secuestrados, hay que sumarle ahora los acosos de la fuerza pública y de
los organismos de seguridad del Estado que empiezan a ver a los árabes musulmanes
bajo sospecha de terrorismo.
19
Sobre el particular llaman la atención las diversas versiones periodísticas, derivadas
de informes de inteligencia, que refieren que entre los árabes de Maicao se
encuentran varios relacionados con el fundamentalismo islámico, sugiriendo que en la
región se encuentran “células dormidas”, se registra la legalización de activos
provenientes de actividades ilícitas que son empleados para financiar grupos que
operan en Oriente Medio, que varios árabes “lavan dinero” para la organización
Hezbollah, o que se han capturado en Maicao miembros de alto rango de
organizaciones fundamentalistas.
A partir del 11 de septiembre de 2001 la islamofobia creció vertiginosamente, lo que se
tradujo en una grave estigmatización de los árabes de la frontera colombo-venezolana
como fundamentalistas y terroristas. Esta situación llevó a la Asociación Benéfica
Islámica (ABI) de Maicao a trascender su trabajo de social de beneficencia para
desplegar acciones políticas reivindicatorias de la cultura e historia del Islam.
Pueblos Barí y Yukpa
Los Barí viven sobre la Serranía de los Motilones en la frontera con Venezuela. Los
datos oficiales para Colombia calculan su población en 3.612 personas, aunque su
población debe ser mucho mayor.
A partir de la primera década del siglo pasado, se realizaron concesiones para la
explotación de hidrocarburos en territorio Barí, incentivando la apertura de carreteras y
la colonización masiva de la cuenca del río Catatumbo. Ante la presencia de las
empresas petroleras, los Barí reaccionaron de manera violenta, iniciando un proceso
bélico que se extendería hasta bien entrados los años sesenta del siglo XX. La acción
misionera, en sus dos vertientes católica pero sobre todo protestante, se intensificó a
partir de la consolidación de las explotaciones de los yacimientos hidrocarburíferos,
desplegando una intensa política de integración y desarrollo entre las comunidades del
pueblo Barí.
El hecho de que el patrón tradicional de residencia de los Barí se caracterice por la
posesión de tres bohíos localizados en forma cíclica, los cuales son habitados
periódicamente de acuerdo al ciclo estacional, les ha servido para hacerle frente a los
actores armados que han llegado hasta su territorio. En ese contexto ha sido bastante
recurrente que las comunidades del pueblo Barí ubicadas en Colombia se trasladen
masivamente a asentamientos situados en Venezuela, ante el riesgo de arremetidas
de los actores armados. Esta amplia movilidad en toda la extensión de su territorio
tradicional, sin reparar en que lado del límite internacional se encuentra, muchas veces
ha permitido a los Barí ponerse a salvo de las incursiones tanto de los grupos
paramilitares como de la guerrilla. Estos cruces en doble vía de la frontera
internacional y en razón a la condición binacional que ostenta el pueblo Barí, nunca
aparecen reportados en las estadísticas sobre desplazamientos transfronterizos.
A los problemas generados por la presencia y el accionar de diversos actores armados
en territorio Barí hay que añadirle los ocasionados por la ejecución de proyectos
hidrocarburíferos que han ocasionado desterritorialización y transformaciones
culturales no deseadas entre las comunidades del pueblo Barí.
Por su parte, el pueblo Yukpa, se localiza en el noreste del departamento del Cesar,
en la Serranía del Perijá, a lo largo de la frontera internacional con Venezuela. En
Colombia los datos oficiales disponibles señalan una población de 3.651 personas. En
el lado venezolano se encuentra la mayor cantidad de la población Yukpa.
20
Al igual que los Barí, la resistencia de los Yukpa contra los colonizadores se mantuvo
vigente hasta mediados del siglo XX. Para aplacar la resistencia, con mayor fuerza
desde los años 1930, se instalaron misiones en territorio Yukpa que terminaron
consolidando el frente de colonización y “pacificando” la región. La llegada de
hacendados, ganaderos y campesinos a las tierras bajas de la Serranía del Perijá,
redundó en la disminución considerable de su territorio, de ahí que uno de los
problemas más sentidos actualmente por los Yukpa, sobre todo del lado colombiano,
es que su espacio vital cada vez se constriñe más.
El territorio tradicional del pueblo Yukpa comprende áreas tanto de Colombia como de
Venezuela. Ello hace que se presente un flujo permanente de grupos familiares Yukpa
que van y vienen de acuerdo a las posibilidades que se presenten para desarrollar sus
actividades productivas. Sin embargo, hay que recalcarlo, el conflicto armado ha ido
abriendo una brecha entre los asentamientos de lado y lado de la frontera colombovenezolana, que hacen cada vez más complejo y dificultoso el intercambio y el
contacto entre ellos.
En estos momentos a la Serranía del Perijá se han trasladado varios de los teatros de
guerra que antes tenían lugar en la Sierra Nevada de Santa Marta y el pueblo Yukpa
está siendo afectado de manera profunda por el conflicto armado interno.
Desafortunadamente sin una organización etnopolítica fuerte, el pueblo Yukpa no ha
podido quebrar el manto de silencio que se cierne sobre su tragedia.
Pueblo Wayúu
El pueblo Wayúu habita, principalmente, la parte media y alta de La Guajira, en tierras
semidesérticas. De acuerdo al censo binacional realizado hacia 1992, en Venezuela
viven 168.727 Wayúu, en tanto que en Colombia su población está estimada en
149.827 personas, constituyéndose en el pueblo indígena de mayor población en el
país, con cerca del 19%.
La afluencia migratoria del pueblo Wayúu ha sido histórica entre las fronteras de
Colombia (departamento de La Guajira) y Venezuela (Estado Zulia). Esto obedece a
situaciones: por un lado, el entorno ambiental escaso de agua, los obliga a
desplazarse por las temporadas extremadamente áridas, pero por otro lado, este
grupo étnico presenta un componente cultural que hace de los conflictos intraétnicos
entre los clanes del mismo pueblo indígena algo inherente a su modo de vida,
conduciendo a la migración o al desplazamiento dentro del mismo territorio ubicado
tanto en Colombia como Venezuela.
La poliresindencialidad es entonces para el pueblo wayúu una opción de supervivencia
en medio de las condiciones territoriales y culturales. Sin embargo en los últimos ocho
años las circunstancias que han contribuido a la acentuación del flujo migratorio hacia
Venezuela de éste pueblo indígena, se han mostrado cada vez más axiomáticas por el
aumento del conflicto armado en el territorio colombiano. Muchos de los Wayúu que
cruzan la frontera aluden que han venido huyendo del conflicto, sin embargo no lo
manifiestan ya que creen que no es necesario porque se sienten seguros en
Venezuela.
La Constitución Política de Colombia en su Artículo 96, y el Convenio 69 de la
Organización internacional del Trabajo (OIT) abogan por el reconocimiento de la doble
nacionalidad de los pueblos indígenas que comparten territorios fronterizos, tal es el
caso del pueblo Wayúu y de los anteriormente mencionados Barí y Yukpa. No
obstante, resulta paradójico que ante la inminencia del conflicto armado, muchos
integrantes de estos pueblos indígenas, hayan solicitado refugio. La tramitación de su
21
status como refugiado, si bien permite visibilizar el impacto de la violencia en estos
grupos étnicos, obstruye lo que cabalmente debería reconocerse como su derecho a la
propiedad de su territorio. El trabajo en terreno permitió conocer el caso de varios
Wayúu que han solicitado refugio en Venezuela, especialmente en el Estado de
Zulia45.
Los Wayúu han podido transitar libremente sin papeles en su territorio, sin embargo,
ahora no pueden hacerlo porque muchos de ellos son retenidos por no portar los
documentos y en algunos casos han sido amenazados con ser deportados a Colombia
por la Guardia Nacional Venezolana.
En razón a las creencias culturales wayúu alrededor del territorio y de la guerra,
muchos han sido reclutados sutilmente por los actores armados debido a su habilidad
y fascinación con las armas, lo que manifiesta que los Wayúu están siendo
involucrados en el conflicto. Hoy en día se reconoce su participación en la causa
paramilitar con el Frente de Contrainsurgencia Wayuú. Por otro lado, en abril de 2005
se conformó un contingente de 120 hombres wayuú que incursionaron a las filas del
ejército para defender sus territorios desde la fuerza legal. Las comunidades
atestiguan que es muy grande la presión ejercida por el ejército, quienes les ofrecen
comida y ganado a cambio de sus servicios como informantes.
.
En Machiques se encuentran asentados aproximadamente 25.000 Wayúu46 que se
dedican principalmente a trabajar en fincas ganaderas, en condiciones de trabajo tan
precarias que recuerdan la esclavitud. Para garantizar una mano de obra barata, como
en tiempos que se creían ya superados los patrones de las haciendas, les retienen sus
documentos de identidad y bajo la amenaza de la deportación los someten a largas y
extenuantes jornadas de trabajo. Esta situación de explotación laboral es muy
parecida a la que se vive en las maquilas y en las zonas de extracción minera.
Los casos de deportación de Wayúu hacia Colombia son cada vez más frecuentes,
como estrategia para evadir las responsabilidades contractuales de los patronos y
empleadores. En terreno se tuvo conocimiento de al menos 15 casos.
Es preocupante la situación de los pueblos indígenas en cuanto a migración se refiere
ya que debido a la constante lucha que el Gobierno ejerce en contra de los grupos
armados ilegales, los pueblos transfronterizos se vuelven mucho más vulnerables. Es
el caso de los Wayúu, que poseen territorio en los estados de Colombia y Venezuela,
quienes han sufrido durante los últimos cinco años un indiscriminado exterminio por
parte no sólo de los grupos ilegales sino también de la fuerza pública. Esto ha
conllevado a que un número indeterminado de Wayúu haya abandonado su territorio.
En la actualidad los que han migrado forzosamente hacia Venezuela, no han recibido
todavía el estatus de refugiados y son considerados extranjeros en su propia tierra, y
los que se encuentran dentro de Colombia, no reciben las atenciones oportunas,
mientras son perseguidos, hostigados y amenazados por defender sus derechos sobre
el territorio ancestral.
En razón a la polirresidencialidad y a la amplia movilidad geográfica tradicional del
pueblo Wayúu, el desplazamiento de comunidades y grupos familiares a causa del
conflicto armado y la violencia sociopolítica, pasa desapercibido y es muy complejo de
identificar. En ese sentido las diferencias entre el desplazamiento tradicional del
45
Se pudo constatar en el momento del trabajo de campo que Maracaibo tres familias Wayúu,
aproximadamente quince personas provenientes de Barrancas (Guajira), estaban solicitado refugio.
46
Información recolectada en trabajo de campo (Abril de 2006).
22
pueblo Wayúu y el originado por los actores armados del conflicto no son muy claras a
simple vista.
Algo que complejiza aún más la situación del pueblo Wayúu aparece asociado al
hecho que los grupos paramilitares han sabido sacar provecho a los conflictos entre
clanes rivales, de suerte que en varias ocasiones la arremetida de estos grupos
ilegales contra los Wayúu han sido asumidos como guerras intraétnicas.
Pueblo Cariachil
El pueblo Cariachil tiene una población estimada en unas 180 personas. Cabe advertir
que ante la ausencia de cifras oficiales, este dato tiene un carácter aproximativo que
requiere una constatación más directa. Los Cariachiles se encuentran localizados
exclusivamente en el municipio de El Molino (La Guajira), en donde sobreviven en
pequeñas áreas dispersas y discontinuas de la Serranía del Perijá y en barrios
marginales del casco urbano.
El Cariachil es un pueblo indígena que se consideraba extinguido desde la época de la
consolidación de la dominación hispánica en el país. Sin embargo, debido a complejos
procesos históricos de larga duración, hacia fines de la década de los 1990 varias
familias campesinas que habían logrado conservar vigente una vida comunitaria,
comienzan a reivindicar su condición de indígenas y su pertenencia étnica a este
pueblo.
El pueblo Cariachil se encuentra reconocido por la Secretaría de Asuntos Indígenas de
la Gobernación de La Guajira. Sin embargo, no se conocen solicitudes formales
elevadas ante la Dirección de Etnias del Ministerio del Interior y Justicia para el
reconocimiento de este pueblo indígena.
El proceso de reindianización de los Cariachiles se ha venido adelantando en medio
de grandes adversidades. Actualmente sólo un reducido porcentaje de familias
Cariachiles poseen algún pedazo de tierra en donde puedan llevar a cabo sus
actividades productivas consuetudinarias, en tanto que la inmensa mayoría de estas
familias fueron despojadas de sus tierras, en su mayoría de las veces de manera
violenta, por lo que hoy por hoy se ven precisadas a deambular de hacienda en
hacienda como jornaleras y asalariadas.
A la materialización de este sistemático proceso de desterritorialización, que sin lugar
a dudas fue la punta de lanza utilizada para afectar negativamente la conciencia étnica
y los principales valores identitarios de los Cariachiles, hay que agregar los efectos del
conflicto armado que ha convertido a la Serranía del Perijá en una región
geoestratégica en disputa por los diferentes actores armados.
Los Cariachiles han tenido que soportar varios desplazamientos originados por la
escalada de las acciones armadas en la Serranía del Perijá. Precisamente un núcleo
importante de Cariachiles se encuentra en situación de desplazamiento en el casco
urbano de El Molino.
Los Cariachiles contemporáneos han perdido casi la totalidad de su territorio
tradicional, el cual se encuentra actualmente ocupado por extensas haciendas
ganaderas y grandes fincas arroceras y cafetaleras.
Los Cariachiles, sin portar la documentación reglamentaria, frecuentemente atraviesan
la frontera internacional y permanecen en Venezuela de manera irregular trabajando
temporalmente como jornaleros y peones para los grandes propietarios y latifundistas
23
venezolanos, quienes en repetidas ocasiones se aprovechan de esta situación para
explotar la mano de obra Cariachil. Sobre el particular, cabe destacar que se han
registrado varios casos de Cariachiles que han sido deportados a Colombia,
denunciados por sus capataces y patronos, como estrategia para evadir los pagos de
sus honorarios. Los Cariachiles manifiestan que la existencia del Parque Nacional
Natural Taama Andino al otro lado de la frontera internacional facilita sus incursiones a
territorio venezolano.
Pese al contexto adverso en que se tiene que desarrollar el proceso de reconstrucción
étnica y cultural del pueblo Cariachil, se evidencian avances al respecto. No obstante,
este proceso de recuperación de su memoria histórica podría mostrar mejores
resultados si no hubiera de por medio un conflicto armado que afecta seriamente a la
región.
Pueblo Zenú
A fin de no invisibilizarlos es conveniente mencionar, así sea de paso, a los Zenú que
viven, desde hace aproximadamente veinte años, en el casco urbano de Maicao (La
Guajira).
Los Zenú llegaron a Maicao procedentes de varias comunidades del Resguardo de
San Andrés de Sotavento (Córdoba y Sucre), principalmente del corregimiento de
Tuchín localizado en el municipio de San Andrés de Sotavento (Córdoba).
Los Zenú encontraron en Maicao una ciudad que les posibilitó alternativas laborales,
ya sea en el comercio informal o como trabajadores de las grandes bodegas y
almacenes que requerían permanentemente mano de obra no calificada para cargar y
descargar las mercancías provenientes de Panamá y el Caribe.
El flujo de familias Zenú hacia Maicao se redujo drásticamente hasta casi desaparecer
por completo a partir de 1997 cuando comenzó el acelerado declive de la actividad
comercial en este municipio, ocasionado tanto por la normativa aduanera que se
impuso en esta ciudad fronteriza como a la inseguridad derivada del conflicto armado
que se expandió en la región.
Hoy por hoy los Zenú se encuentran empobrecidos, desempeñándose en oficios
eventuales e informales, como la venta ambulante de tinto y agua en las calles de la
ciudad. Todo indica que Maicao ya no les brinda las posibilidades laborales de otro
tiempo.
Los Zenú se encuentran viviendo dispersos en los barrios marginales de Maicao y
dado que nunca accedieron a tierras propias, terminaron arraigados a los contextos
urbanos. Pese a la dispersión los Zenú han logrado, a través del Cabildo que se viene
posesionando ante la alcaldía de Maicao desde mediados de los años noventa,
recrear una vida colectiva que les ha permitido construir una comunidad organizada en
el desarraigo.
El pueblo Inga
El pueblo Inga, originario del Valle de Sibundoy en el Putumayo, inició a fines del siglo
XIX y principios del XX un proceso migratorio que los llevó posteriormente a asentarse
en varias ciudades del Colombia donde lograron mantener sus valores identitarios y
configurar comunidades con un alto sentido de pertenencia.
24
Hacia fines de la década de los años cuarenta del siglo XX se empezaron a dar las
primeras incursiones de familias Inga hacia Venezuela a donde ingresaron y tuvieron
éxito comercializando plantas y diversos productos medicinales y naturales de origen
amazónico.
Con el paso de los años la presencia Inga en Venezuela se consolidó hasta el punto
de convertirse en un referente simbólico importante para los Inga que salían del Valle
de Sibundoy buscando ensanchar sus horizontes de trabajo. Hoy se pueden contar
hasta tres generaciones de Inga que han nacido y se han criado en Venezuela y todos
los que allí viven tienen la doble nacionalidad colombiana y venezolana. La población
Inga venezolana se puede estimar en 2.000 personas.
En diversas ciudades de Venezuela --Maracaibo, Valencia, Caracas, Ciudad Bolívar…- existen comunidades Inga, unas más numerosas que otras, pero todas muy
estrechamente relacionadas entre sí. El comercio de diferentes productos, muchos de
ellos traídos de Panamá y el Caribe, es la principal actividad a la que se dedican los
Inga. En ese sentido la venta de productos foráneos cada vez desplaza más a la
comercialización de productos y plantas naturales y medicinales.
Aprovechando el favorable contexto que, en términos generales ha significado para los
pueblos indígenas el gobierno de Chávez Frías, los Inga vienen demandando su
reconocimiento como un pueblo indígena que es también venezolano por su antigua
presencia en ese país.
Afrodescendientes
Ya se mencionó anteriormente que la presencia de afrodescendientes es
predominantemente de hombres solos, asunto que llama poderosamente la atención,
y de pequeños núcleos familiares provenientes en su mayoría del pacífico colombiano.
La mayoría de las personas afrodescendientes son originarias de Buenaventura (Valle
del Cauca). Estas incursiones individuales a Venezuela no configuran comunidades
como tal.
Dada la fragmentación en que cohabitan el territorio venezolano, es muy difícil
establecer de manera precisa los orígenes y explicaciones de su migración. No
obstante, de acuerdo a la información recogida en terreno, la migración de
afrodescendientes parece ser un fenómeno reciente y en razón al conflicto armado
colombiano. La mayoría de estos migrantes argumentan que han llegado a Venezuela
huyendo de la violencia paramilitar. Sobre el particular mencionan que esta violencia
se ha incrementado luego de las desmovilizaciones. Las entidades y organizaciones
no gubernamentales que les han brindado atención manifiestan que el perfil de los
afrocolombianos solicitantes de refugio no coincide con los patrones tradicionales de
los refugiados, caracterizados por ser más de familias extensas que de personas
individuales como es este caso. Para poder sacar conclusiones más precisas se hace
necesario profundizar el conocimiento y análisis de la situación real de estos migrantes
afrodescendientes.
IV. Flujos migratorios a Venezuela
La migración de ciudadanos colombianos al exterior es un fenómeno que ha venido
creciendo de manera constante desde mediados de los noventa y, con mayor fuerza
en los últimos cuatro años. Según datos proporcionados por el Departamento Nacional
25
de Estadística (DANE), la cifra de personas colombianas que han migrado al exterior
en las dos últimas décadas alcanza los cuatro millones y, de acuerdo con el último
estudio realizado por esta entidad en conjunto con la Organización Internacional para
las Migraciones (OIM), el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia y la Alianza
País, de cada cien colombianos entre 8 y 10 residen de manera permanente en el
exterior47.
Aunque en las décadas pasadas los principales destinos de emigrantes colombianos
fueron Estados Unidos, Canadá y España, recientemente se registra un mayor flujo
poblacional hacia países vecinos, principalmente Ecuador, Venezuela y en menor
medida hacia Panamá48. Estos cambios en la migración internacional obedecen, entre
otros factores, a la intensificación del conflicto armado interno en Colombia.
No obstante lo anterior, es importante reconocer que la frontera colombo venezolana
(especialmente en los estados de Táchira y Zulia) ha sido territorio de flujo fluido y
permanente de colombianos y venezolanos a lado y lado de la frontera a lo largo de su
historia, influyendo de manera determinante en la identidad cultural, económica y
social que ha forjado por siglos a estos “habitantes de frontera”, cuyas raíces se
encuentran a ambos lados de un límite en sumo permeable49. A comienzos del siglo
XX se van consolidando unas fuertes relaciones comerciales entre Táchira y Norte de
Santander, delimitando una importante integración y movilidad poblacional alrededor
del café50 inicialmente y después del petróleo. En el Zulia fue con la explotación
petrolera que arribaron oleadas de colombianos migrantes económicos en busca de
las prebendas de esta bonanza. Para los estudiosos del tema, la migración
colombiana ha contribuido significativamente a la modernización e industrialización de
los sectores primario, secundario y terciario de estos estados venezolanos. Hoy en día
el 90% de la mano de obra empleada en la siembra de palma africana en Zulia es
colombiana. En términos absolutos, Venezuela es el primer país en el mundo que
recibe mano de obra colombiana no calificada, y el segundo después de Estados
unidos en cuanto a mano de obra calificada.
Por otro lado, las políticas de migración de ambos países han sido históricamente
favorables51, incluso para aquellos colombianos y venezolanos en condición de
refugio. A finales del siglo XIX, como producto de la difícil situación política de
Venezuela y de Táchira en particular52, muchos Tachirenses buscaron refugio en Norte
de Santander y Santander, regiones estrechamente conectadas a su estado de origen.
A razón del conflicto armado que padece Colombia hace más de cincuenta años, el
flujo migratorio de colombianos en condición de refugio hacia Venezuela ha tenido
puntos críticos en la historia, especialmente en la década del 1950 con la Guerra de
47
GARAY Luis Jorge (2005) La Migración Internacional en Colombia: Una Visión Panorámica a partir de
la Recepción de Remesas. Cuaderno Número 2, Bogotá: OIM.
48
La Dirección Nacional de Migración de Ecuador reporta que a ese país ingresaron por los aeropuertos
(sin contar los pasos fronterizos entre los cuales hay 25 donde el Estado no ejerce ninguna regulación ni
control) 100.114 colombianos en el 2004 y se registró la salida sólo de 70.000. En Venezuela, se estima
que aproximadamente 500.000 colombianos se encuentran en ese país, producto de la migración de los
últimos cuatro años. En Panamá, el censo realizado por la Oficina Nacional Para los Refugiados (ONPAR)
en el 2004 reportó 839 colombianos en la frontera en necesidad de protección.
49
Esta permeabilidad fue facilitada por la geografía de la región, que permitió un fluido permanente por
tierra y río.
50
El Táchira ocupó en ese entonces el primer estado caficultor
51
Tal vez con excepción del gobierno venezolano de Pérez Jiménez. El estatuto de régimen fronterizo de
1942 y el Tratado de Tonchalá de 1959, que ratificó el primer texto, rigen el movimiento de ciudadanos en
el área limítrofe binacional, establecen las figuras de las licencias y permisos fronterizos y "ayudaron a
mantener abierta legalmente una zona que representa una unidad económica". Este tratado comenzó a
ser discutido desde el 2005, año en que se inicia un examen detallado al respecto, con el fin de
restringirlo y de frenar el flujo migratorio de colombianos.
52
Gobierno de Eustoquio Gómez, un gobierno calificado de implacable, autoritario y represivo.
26
Partidos, y recientemente en la última década con la agudización de la confrontación y
la crisis.
En el año 2005 aproximadamente 9.184 personas huyeron del país solicitando refugio
en Ecuador, Venezuela, Panamá y Perú. Esta cifra es similar a 2004, cuando se
reportaron 8.677 solicitudes, lo que quiere decir que en términos de registros oficiales
la tendencia se mantiene. Sin embargo, durante el 2005, solo 2.666 solicitudes fueron
aceptadas, es decir, menos del 30% del total. Esta situación se torna aún más
dramática, si consideramos el hecho de que muchos de los colombianos en condición
de refugio no lo solicitan de manera formal53.
De acuerdo a los datos consolidados por ACNUR para Venezuela, el 99% de los
solicitantes de asilo son de nacionalidad colombiana, y hay 6.345 solicitudes de refugio
procesadas hasta el 31 de diciembre de 2005. Al analizar el flujo migratorio se observa
que los estados venezolanos de mayor afluencia son en su orden: Táchira, Apure,
Zulia y Caracas54. No obstante, esta tendencia está cambiando recientemente, donde
el flujo migratorio hacia Caracas se ha incrementado enormemente. Esto está
ocurriendo porque las personas creen que en la ciudad capital encontrarán mayores y
mejores oportunidades laborales y de asentamiento, y porque en ciudades fronterizas
la influencia paramilitar los expone al cobro de vacunas y a la vinculación en grupos
delincuenciales. En el estado de Zulia ya se han presentado casos en los que los
solicitantes de refugio piden reubicación por amenazas de grupos armados. Durante el
2005 se registraron 5 casos, y en lo que va de corrido de 2006 se han registrado 255.
Una de las personas reubicadas le pegaron un tiro en Caracas y su pareja resulto
herida. Apure también registra 4 casos de familias solicitares de refugio que se han
visto en la obligación de salir de la zona tras amenazas de grupos armados.
Número de personas colombianas solicitantes de refugio en Venezuela por
Estado56
Estado
Personas
solicitantes
a 03-11-05
Personas
Incremento
solicitantes registrado
a 31-12-05
Total Táchira
2.002
2.196
194
Total Apure
1.993
2.062
69
Total Zulia
1.101
1.186
85
Total Caracas
860
901
41
Total
consolidado
5.956
6.345
389
Fuente: Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados
ACNUR.
Analizando comparativamente el número de casos reportados hasta inicios de
noviembre, respecto a los reportados para el 31 de diciembre, se puede establecer
53
Según ACNUR en Venezuela hay 130 mil colombianos en situación migratoria irregular que requieren
de protección.
54
Las zonas de mayor concentración de refugiados son: En Zulia: Machiques, Jesús María Semprun,
Maracaibo. En Táchira: Ureña, San Antonio, Boca de Grita. Coloncito, La Fría y Santa Ana. En Apure: EL
Nula, Guasdualito, EL Amparo, Puerto Infante, Caño Gaitán.
55
Datos facilitados por la comisión de Justicia y Paz de Maracaibo.
56
Es importante anotar que Codhes ha encontrado visibles diferencias en las cifras sobre el número de
colombianos solicitantes de refugio manejadas por la Comisión de Elegibilidad, organismos de
cooperación internacional y organizaciones de protección. Estas diferencias se reflejan incluso al interior
de las mismas entidades. Esto refleja que, al igual que en Colombia, los datos cuantitativos sobre el
número de solicitantes de refugio son un problema de orden político.
27
una media de 194 nuevos casos por mes en Venezuela. Esta tendencia creciente se
corrobora en el comportamiento registrado año a año desde el 2000, notificando una
afluencia cada vez mayor del número de colombianos en busca de protección en
Venezuela. En el 2005 se registraron 1658 casos de los cuales fueron aceptados 202
y rechazados 241. No se registraron casos cerrados sin decisión 57.
Con el flujo masivo de colombianos en condición de refugio y con el traslado de los
grupos armados ilegales a territorio venezolano, se ha generado una importante
xenofobia y estigmatización a los colombianos migrantes económicos y en condición
de refugio. El aumento de secuestros, amenazas y extorsiones, ha devenido en
desconfianza y recelo sobre toda la población colombiana migrante. Esto ha afectado
incluso a las personas en condición de refugio, de quienes se advierte que “si viene
huyendo, es por algo”. Esto es notorio especialmente en el estado de Zulia.
Estado
Táchira
Zulia
Apure
FLUJOS MIGRATORIOS
Ruta preponderantes
1. Puerto Santander Boca de Grita
2. Cúcuta – San
Cristóbal
1. Río Catatumbo Tres Bocas Sardinata
2. Sierra Perijá – El
Tukuko
3. Maicao Paraguaipoa
1. Arauca – El Amaro
- Guasdualito
2. La Pedraza – El
Nula
La mayoría de los colombianos en condición de refugio han llegado a Venezuela gota
a gota. No obstante, se han presentado flujos masivos a los tres estados,
especialmente a Zulia.
PRINCIPALES FLUJOS MASIVOS DE
COLOMBIANOS EN CONDICIÓN DE REFUGIO
2003 - 2006
Estado
Lugar y fecha
Número de
personas
APURE
Julio de 2004
97
La Palma
TÁCHIRA
Marzo de 2003
600
Río de Oro
ZULIA
Mayo de 2004
300
Bahía Portete Maracaibo
Enero de 2005
27
Becerril - Tokuko
Junio 2005
64
Becerril Saimadoyi
57
Datos facilitados por ACNUR Venezuela.
28
Mayo 2006
Poropo Maracaibo
57
V. Perfil del solicitante de refugio
Táchira
Los dos principales asentamientos en términos de concentración de colombianos
solicitantes de refugio son San Antonio, Ureña y Machiques. La mayoría provienen de
Norte de Santander aunque recientemente vienen de toda Colombia reportando casos
originarios de Putumayo y de Bogotá. Vale la pena resaltar el arribo de 7 personas a
San Cristóbal que estaban bajo el status de refugiado en Ecuador y que por temor se
movilizaron nuevamente.
La mayoría de los solicitantes son de origen campesino. El 70% son mujeres y niños.
Se registra la llegada de mujeres solas con un número importante de hijos. Una de las
razones atribuidas por un gran número de mujeres respecto al motivo de su
desplazamiento gira en torno a la erradicación manual, donde sus esposos se
emplean y luego desaparecen. Recientemente se registra el arribo de muchos
hombres solos, hasta tal punto que en una semana llegaron 13 a la capital Tachirense.
También ha sido significativa la actual afluencia de afrocolombianos.
La principal razón para el desplazamiento es la amenaza directa. En un alto porcentaje
se señala a los paramilitares como los responsables, seguidos por la guerrilla y un
número menor por la fuerzas de seguridad del estado colombiano.
La mayoría no tienen documentos provisionales. Esto se presenta para todo tipo de
irregularidades como las registradas en el Norte de Mérida, donde muchos
colombianos se emplean como cuidanderos de finca o trabajadores domésticos en
condiciones de explotación. Las maquilas de confecciones ubicadas en Ureña también
son ejemplo emblemático de ello. De acuerdo a la información recolectada en terreno,
por cada 240 docenas de ganchos para ropa les pagan 3.000 bolívares (1,5 dólares);
por cada docena de jeans con hilos rematados 1200 bolívares (0,5 dólar); por 10 kilos
de caramelos envueltos 3.000 bolívares (1,5 dólar). Para que una familia pueda
realizar este trabajo es necesario que participen todos sus miembros, incluyendo niños
y niñas. Esto hace que estos últimos vean seriamente afectada su permanencia en la
escuela y su rendimiento escolar.
Apure
El 60% de la población solicitante es de origen rural y se asienta en lugares con
similares características. La mayoría se ubica en el Alto Apure en comunidades como
EL Nula, Guasdualito, EL Amparo, Puerto Infante, Caño Gaitan. Muchos llegan
indocumentados por lo que se les dificulta aún más el acceso a documentos en
Venezuela. La mayoría provienen de los llanos orientales, principalmente de los
departamentos de Meta y Arauca. También hay algunos de Santander y una minoría
del Sur de Bolívar y Atlántico.
Al indagar sobre los principales motivos de su desplazamiento, la amenaza directa
vuelve a jugar un papel fundamental en la expulsión. No obstante, la situación en Apure
es mucho más compleja, ya que se atribuye a la guerrilla colombiana, los paramilitares y
el ejército colombiano. La presencia del grupo irregular venezolano Fuerzas
Bolivarianas de Liberación, también se ha convertido en factor de desplazamiento de
29
poblaciones colombianas y venezolanas que se encuentran ubicadas en la línea
fronteriza de ese estado.
Solo el 10% no tienen documentos provisionales. No obstante, no hay ningún caso
decidido y por ende, ninguno tiene status de refugiado. De las tres Secretarías Técnicas
que existen, esta es la que presenta el mayor retraso en la entrega del documento
provisional. Al ritmo que va la Secretaría Técnica a Refugiados en el estado Apure,
necesitaría más de 20 años para decidir los casos recibidos sólo hasta el mes de
noviembre de 2005.
Zulia
A finales de 2005 disminuyó la afluencia de solicitantes de refugio, pero en enero de
2006 subió nuevamente, registrando el doble respecto al año anterior para ese mismo
periodo58. La mayoría provienen de Norte de Santander, Cesar59 y de ciudades como
Barranquilla, Santa Marta y Riohacha. En abril de 2005 sobresale la llegada masiva a
Maracaibo de hombres solos provenientes de Buenaventura solicitando refugio. Esta
tendencia se mantuvo durante todo el 2005, llegando a representar para todos los
meses una tasa superior al 50% del total de solicitantes60. Si revisamos la situación
particular de Buenaventura al inicio de esta tendencia, resalta el recrudecimiento de la
violencia en el caso urbano de este municipio, donde el 19 de abril de 2005, en los
barrios Punta del Este, Santa Cruz y Palo Seco de la comuna 5, fueron desaparecidos
24 jóvenes, de los cuales 12 aparecieron asesinados y con signos de tortura, mientras
que los demás se reportaron desaparecidos61. Este cruento hecho puede explicar el
aumento del flujo de los oriundos del pacífico, aunque la permanencia de este perfil a
lo largo del tiempo (tendencia que continúa siendo significativa para el 2006) ha puesto
en alerta a numerosas organizaciones competentes en el tema, para quienes estos
hombres podrían ser desmovilizados. La mayoría se ubican en Maracaibo en edificios
abandonados o en espacios arrendados, y se dedican al comercio informal.
En 90% aluden que el principal motivo de desplazamiento es la persecución y
amenaza por parte de grupos armados, principalmente de los paramilitares, y muchos
de ellos registran desplazamientos previos. Recientemente argumentan como motivo
de desplazamiento la desmovilización.
Fue también en el 2005 que el perfil tuvo un cambio adicional, atestiguando el arribo
de periodistas, educadores, defensores de DDHH, abogados, jueces y técnicos
medios. Para el 2006 más de la mitad de los solicitantes en el estado de Zulia son
profesionales62. Una de las principales preocupaciones de estos solicitantes es
precisamente la situación laboral, ya que siendo profesionales, se ven en la obligación
de emplearse en trabajos no calificados y en el comercio informal. Aquellos que
arriban a las zonas rurales se emplean en la agricultura en condiciones de explotación.
Por ejemplo, los trabajadores de palma africana ganan 5.000 bolívares (2.5 dólares) el
día.
El número de documentos provisionales entregados en el estado Zulia es del 80%,
según la secretaría técnica el 20% restantes son personas que no lo van retirar, que
58
En enero de 2005 se registró 10 solicitudes y para el presente año se registraron 20.
Para el 2004 el 70% de la población colombiana solicitante de refugio en Machiques (Zulia) venía de
Cesar cruzando la Sierra del Perijá.
60
Datos suministrados por la COMISIÓN DE JUSTICIA Y PAZ. ARQUIDIÓCESIS DE MARACAIBO.
61
PASTORAL SOCIAL. Programa testimonio, verdad y reconciliación TEVERE. Boletín No. 5. Septiembre
de 2005.
62
Este perfil se mantuvo en mayor o menor medida de acuerdo al sitio de llegada. Por ejemplo, en
Machiques este perfil fue preponderante durante 4 meses de 2005. Luego se volvió al mismo perfil de
campesinos.
59
30
no cumplieron con alguno de los requisitos de registro, o que por motivos económicos
y de seguridad no pueden llegar a la oficina de la Secretaría Técnica a Refugiados.
A razón de la crisis humanitaria que padecen los pueblos indígenas de la Sierra
Nevada de Santa Marta, muchos han optado por trasladarse a la Serranía del Perijá,
ubicándose en el estado de Zulia. Tal es el caso de los Wiwa, que tienen 13 de sus
integrantes (4 familias) en territorio venezolano y que se encuentran sin ningún tipo de
protección63. En la década del 2000, con ocasión del recrudecimiento de la violencia
en la Guajira, numerosos clanes Wayúu han cruzado la frontera para salvaguardar su
vida. El caso más emblemático al respecto fue el desplazamiento transfronterizo de
300 personas Wayúu a Maracaibo, como reacción a la masacre de Bahía Portete
ocurrida en abril de 2004. En abril de 2006, los paramilitares64 irrumpieron en una
ranchería Wayúu del caserío de Poropo corregimiento de Bahía Honda. Producto de
ello, 50 familias wayúu se desplazaron a Uribia y Santa Marta, y 57 personas cruzaron
la frontera rumbo a Maracaibo65. Asimismo, también se tiene conocimiento de su
desplazamiento gota a gota, arribando a donde familiares que se encuentran en el
lado venezolano.
VI. Política migratoria
Dada la agudización del conflicto armado colombiano en la frontera venezolana, y
dadas las tensiones políticas entre los dos gobiernos y las alianzas estratégicas entre
Colombia y Estado Unidos, la agenda del Estado venezolano en materia de cuidado
de la frontera y migraciones se ha enfocado a la securitización. Dicha política se
expresa en la progresiva militarización de las zonas de frontera con Colombia y en la
restricción a la movilidad de migrantes colombianos a través de mecanismos de
control y regulación del ingreso.
Respecto al tema de la militarización, el 2005 advierte un aumento de la militarización
en zona de frontera. En mayo de 2005 entra en vigor la Operación Soberanía de la
Brigada 21 de Infantería. Su propósito es apoyar el accionar de dos de los cuatro
teatros de operaciones que existían hasta entonces. El 14 de julio de 2005 se crea el
teatro de conflicto y operaciones N° 5 de la Fuerza Armada Nacional (FAN) en 10
municipios del estado de Bolívar66. Con este ya son cinco los teatros de operaciones
establecidos en la frontera con Colombia. Estos teatros son: el uno basado en
Guasdualito - Estado Apure, el dos basado en La Fría - Estado Táchira, el tres ubicado
en Elorza - Estado de Apure, y los otros dos operan en el estado occidental de Zulia y
en los estados meridionales de Bolívar y Amazonas. El uno y el dos fueron creados en
la década de los 1980, y el tres, cuatro y cinco en la década de 2000. Los teatros de
operaciones están a cargo de brigadas de cazadores autorizadas para desarrollar
operaciones militares, y según el precedente establecido por la 21 Brigada de
Infantería, pueden contar con el apoyo de otras Brigadas de la FAN. Asimismo, el 16
de septiembre del mismo año se ordenó la activación en el estado de Apure de una
63
ORGANIZACIÓN WIWA YUGUMAIUN BUNKUANARRUA TAYRONA (OWYBT). Comunicado emitido
el 17 de julio de 2006 por la Información suministrada por la Owybt (abril de 2006).
64
Según las autoridades del departamento de la Guajira, los autores del ataque a la ranchería son
combatientes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que aún no se han desmovilizado y que
pertenecen al Bloque Norte de la Guajira. Véase: DIARIO LA LIBERTAD - Barranquilla - 13 abril de 2006
“Cincuenta familias wayúu son desplazadas”
65
DIARIO LA VERDAD “Indígenas desplazados reciben alimentos, agua y productos de aseo personal”. 6
de mayo de 2006. www.laverdad.com
66
EL UNIVERSAL. “Vigente decreto que crea teatros de conflicto y operaciones en Bolívar”. Julio 15 de
2005. www.eud.com.
31
División de Caballería ligera, mecanizada y móvil que cuenta con 7.000 hombres del
ejército. El 2006 inició con una nueva militarización en la jurisdicción de Apure y
Barinas, ingresando 6.000 efectivos destinados a resguardar esta área limítrofe. De
acuerdo a los datos obtenidos por Codhes, se estiman en 28.000 el número de
efectivos venezolanos en la frontera colombiana.
Con la creciente militarización ocurrida en las zonas de frontera, los asuntos
migratorios, el manejo de la información dada a los migrantes y refugiados sobre
mecanismos de protección, y el proceso de cedulación, ha quedado en manos del
Ejército y la Guardia Nacional. Esta situación se ha prestado a irregularidades,
desinformación y tratamientos inadecuados. Como ya lo mencionamos anteriormente,
los colombianos en condición de refugio han sido objeto de detenciones, destrucción
de documentos provisionales, y extorsiones a cambio de dinero, mano de obra o
favores sexuales.
Esta situación parece recrudecerse ante el flujo masivo de colombianos en situación
irregular. El 21 de marzo de 2006 entró en vigencia un Operativo Militar de Frontera en
el estado de Zulia, desde Guasare hasta Paraguachon, a través del cual, la Oficina de
Migración y Extranjería del Ministerio de Interior y de Justicia busca regular de forma
más drástica el ingreso de colombianos indocumentados. Desde entonces, solo por el
puesto fronterizo Maicao – Paraguaipoa se registran 15 deportaciones diarias. La
mayoría de las personas deportadas vuelven a intentar ingresar a territorio venezolano
por los caminos verdes.
La responsabilidad de la fuerza pública en temas de migración también expresa su
negativo efecto en el aparente desconocimiento que tienen sobre las leyes que cobijan
a las personas en condición de refugio, así como los requisitos mismos para transitar
por el territorio. En el Táchira, por ejemplo, los puestos de guardia cambian cada 6
meses. Esto limita enormemente los espacios que poco a poco se conquistan en
materia de capacitación en refugio, pues su rápido movimiento impide garantizar esta
comprensión.
Venezuela cuenta con la Ley orgánica sobre refugiados y refugiadas, asilados o
asiladas, publicada en la Gaceta Oficial No. 37.296 del 3 de octubre de 2001. Dicha
Ley tuvo como objeto “regular la materia sobre refugio y asilo, de acuerdo a los
términos consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y
en los instrumentos internacionales sobre refugio y derechos humanos ratificados por
la República, así como determinar el procedimiento a seguir por los órganos y
funcionarios de los poderes públicos nacionales encargados de su cumplimiento”. A
pesar de que en el Capítulo II se crea jurídicamente la figura de la Comisión Nacional
para los Refugiados, solo hasta el 4 julio de 2003 con el Decreto 2.491 empieza a
operar y se establece, como su nombre lo indica, un Reglamento de la Ley orgánica
sobre refugiados y refugiadas asilados o asiladas.
Dadas las imposibilidades reales de una Comisión que opera desde el nivel central y a
una larga distancia de los estados de frontera, inician procesos locales que buscan
facilitar el acceso a la Ley de los colombianos en condición de refugio. Es así como se
crean las Secretarías Técnicas, entes con competencia en el tema a nivel estatal. En
octubre de 2003 y por iniciativa del Gobernador Ronald Blanco de la Cruz se creó la
primera Secretaría Técnica para el Estado de Táchira. Luego, en octubre de 2004 se
creó la de Apure y en Junio de 2005 la de Zulia.
El procedimiento que actualmente debe llevar a cabo una persona en condición de
refugio es el siguiente:
32
•
Realización de una entrevista de preelegibilidad: consta de 48 preguntas
básicas67 a través de las cuales se busca indagar en el motivo y origen del
desplazamiento, el grado de amenazas que presenta el entrevistado y en
general, el cumplimiento de las condiciones de refugio establecidas por la Ley
en el Capítulo I, Artículo 568. Esta entrevista debe ser realizada ante las
Secretarías Técnicas y es el paso a través del cual se formaliza la solicitud de
refugio. La Secretaria Técnica correspondiente presenta un informe a la
Comisión Nacional, quien da el último mandato sobre la aceptación o rechazo
de un determinado solicitante. El solicitante cuenta con el lapso temporal de 90
días, prorrogables por periodos iguales, hasta tanto el Tribunal Supremo de
justicia decida sobre la solicitud.
•
Carta o documento provisional: una vez el entrevistado realiza la entrevista, se
le entrega un documento provisional en el cual consta que el portante está en
el procedimiento de solicitud de refugio. Este documento no garantiza la
permanencia legal dentro del territorio y no significa el acceso a ningún
derecho.
•
Registro de presentación mensual69: entre tanto la Comisión Nacional define el
caso y procede a verificar la información70, el solicitante debe presentarse cada
mes a la instancia local competente del Ministerio del Interior y de Justicia para
refrendar su documento provisional.
•
Aceptación o denegación de la solicitud: la Comisión Nacional acepta o
rechaza la solicitud de refugio. Si la misma resulta negada, deberá motivarla,
notificar por escrito al solicitante, e informar a la Oficina del Alto Comisionado
de las Naciones Unidas para los Refugiados. Si la solicitud es aprobada la
Comisión notificará al Ministerio del Interior y de Justicia a fin de la expedición
del documento de identidad correspondiente.
•
Recurso de reconsideración: la persona cuya solicitud le fuera negada por la
comisión, podrá recurrir ante ésta para su reconsideración dentro de un término
de 15 días hábiles posteriores a la notificación. La comisión deberá decidir en
el lapso de 90 días.
•
Recurso de apelación: si la reconsideración es negada, el solicitante puede
introducir un recurso de apelación por la vía contencioso administrativo.
El procedimiento descrito producto de la Ley y su reglamentación, ha presentado
grandes obstáculos en su aplicación. El primero, alude a lo reciente del ejercicio de la
Comisión Nacional y las Secretarías Técnicas, frente al número de solicitudes
acumuladas desde el 2000. Este rezago histórico en la resolución de casos dibuja un
panorama poco alentador para los más recientes solicitantes, e implica de entrada una
evidente postergación de casos. Este acumulado ha generado una dificultad visible a
67
Estas preguntas pueden ser ampliadas si la Secretaría Técnica competente lo considera necesario.
“El Estado venezolano considerará como refugiado o refugiada toda persona a quien la autoridad
competente le reconozca tal condición, en virtud de haber ingresado al territorio nacional por fundados
temores de ser perseguida, y por motivos de raza, sexo, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado
grupo social u opinión política, y se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o no quiera
acogerse a la protección de tal país; o que careciendo de nacionalidad, no pueda o no quiera regresar al
país donde antes tuviera su residencia habitual”.
69
Esto hace parte de la extensión de vigencia del documento provisional, planteada desde el reglamento
de la Ley Orgánica con un lapso temporal de 90 días. En la actualidad ese lapso es de 1 mes.
70
Artículo 15. Capítulo III. Ley orgánica sobre refugiados y refugiadas, asilados o asiladas.
68
33
la hora de cumplir con los plazos establecidos por el gobierno71 y resolver el grueso de
las solicitudes presentadas. De acuerdo a los datos de la Comisión Nacional solo hay
500 casos resueltos, de los cuales fueron aceptados 420. Es decir, sólo se han
resuelto un 11% de las solicitudes: 6% adquirieron el status de refugiados y 5% fueron
rechazados. De acuerdo a los datos consolidados por ACNUR, hasta el 3 de
noviembre de 2005 Venezuela tenía acumuladas el 88% de las solicitudes72,
registrando una de las tasas de reconocimiento más bajas del mundo como se
observa en el cuadro que se expone a continuación.
Acumulado solicitudes de Asilo de Colombianos en
el Mundo hasta el año 2003/ Solicitudes y Aceptadas
Pais
Solicitudes Aceptadas % Aceptadas
Estados Unidos
27.699
11.140
40,22%
Ecuador
23.036
6.250
27,13%
Costa Rica
11.720
6.270
53,50%
9.116
6.690
Canada
73,39%
España
7.636
540
7,07%
7.338
980
Reino Unido
13,36%
Francia
2.720
200
7,35%
2.388
20
Venezuela
0,84%
Suiza
1.101
220
19,98%
Alemania
993
210
21,15%
Australia
938
250
26,65%
Panama
829
20
2,41%
282
210
Noruega
74,47%
Italia
229
100
43,67%
211
20
Peru
9,48%
Brasil
192
90
46,88%
189
59
Mexico
31,22%
Chile
153
100
65,36%
Argentina
64
20
31,25%
El Salvador
29
23
79,31%
Bolivia
24
10
41,67%
Uruguay
21
20
95,24%
Fuente: Oficina en Ginebra del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados
El segundo hace referencia a la dificultad de acceso a las instancias competentes
tanto para la elaboración de la entrevista de preelegibilidad como en el proceso
subsiguiente. Esto se alivió parcialmente con la creación progresiva de las Secretarías
Técnicas, pero no superó la dificultad de acceso de las personas solicitantes de
refugio. Esta dificultad se da por dos razones: los solicitantes que arriban a centros
alejados o zonas rurales no tienen posibilidades de movilizarse hasta las oficinas de
las Secretaría Técnicas a presentar su entrevista o refrendar su documento
provisional, o los funcionarios de dicho organismo tienen serias limitaciones para cubrir
todas las zonas donde la afluencia es importante y donde un día de trabajo significa
exposición a riesgos y la elaboración de tan solo 3 o 4 entrevistas. Los casos que más
rápidamente se resuelven son los de Caracas, porque su cercanía a la Comisión
Nacional implica mayores probabilidades de llevar a buen término el caso. Es por ello
71
Incumpliendo así con los 90 días continuos estipulados por la Ley para conceder o negar el estatus de
refugiado.
72
Porcentaje obtenido con los datos consolidados hasta el 3 de noviembre de 2005.
34
que muchos de los solicitantes profesionales se han trasladado hasta Caracas para
tramitar desde allí su solicitud.
El incumplimiento al debido proceso también se manifiesta en la negación del acceso
del expediente al solicitante, en la demora de respuesta en la solicitud (que implica
una imposibilidad real de acceder a derechos fundamentales), en la omisión de una
explicación o justificación en los casos de rechazo, y en la no aplicación del derecho a
la apelación. Estos derechos básicos del debido proceso están siendo vulnerados. Los
niños y niñas hijos de colombianos resultan especialmente vulnerados, al serles
negada su posibilidad de registro, a pesar de haber nacido en territorio venezolano.
Las dificultades también aluden a la falta de procedimientos claros y establecidos
desde la normativa venezolana de refugio, donde se vislumbran vacíos conceptuales
importantes alrededor de la aplicación y los procedimientos de la ley. Al respecto, el
presidente de la Comisión Nacional de Elegibilidad anunció en marzo de 2006 la
iniciativa de poner en marcha una reforma a la Ley de Refugiados que aspiraría
realizarse antes del mes de julio del presente año.
Comportamiento discriminado por estado de la aceptación y rechazo de
solicitudes de refugio en Venezuela
Estado
Registro
Casos
Casos resueltos
Personas Personas
Personas
aceptadas
rechazadas
2.002
215
255
1.993
11
8
1.101
7
1
860
130
104
Total Táchira
683
Total Apure
645
Total Zulia
366
Total Caracas
457
Total
consolidado
2.151
5.956
363
368
Fuente: Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados ACNUR.
Datos consolidados hasta 3 de noviembre de 2005.
Toda esta situación descrita repercute en la situación jurídica de los solicitantes, que
en su gran mayoría permanecen sin documentos provisionales por no haber accedido
a la entrevista. Otros, ante las dificultades de la presentación mensual para refrendar
su documento provisional, optan por permanecer en situación irregular. Muchos de los
solicitantes no acuden por miedo a la estigmatización.
La preguntas obvias que resultan de toda esta situación son ¿dónde se encuentran
estas personas que no volvieron a presentarse para refrendar su documento
provisional o que no están cobijadas por el status de refugiado?, ¿cuál es su situación
en términos de seguridad y de ejercicio de derechos?, ¿a qué se dedican?. Si bien es
cierto que muchas de estas personas no tienen otra opción que retornar pese a que
las condiciones que motivaron su desplazamiento permanecen, buena parte
permanece en territorio vecino en situación migratoria irregular y en condiciones
difíciles para la integración local y la estabilización socioeconómica.
Ante la dificultad real de acceder a los derechos, esta condición irregular figura un
escenario de vulnerabilidad, donde la persona en condición de refugio pasa fácilmente
de víctima a victimario, insertándose en las redes de economías ilegales. Al respecto,
se conoce el inicio de problemas de seguridad en el Chuma - Apure por casos de
solicitantes que se dedican a la delincuencia. A su vez, también se reconoce que esta
situación es proclive al ingreso y mimetización de hombres pertenecientes a grupos
armados ilegales, sin ningún tipo de control.
35
Y es que resulta evidente que la aplicación de la Ley de Refugio confrontada a la
afluencia y número de colombianos que huyen por la violencia, ha desbordado las
capacidades mismas de las Secretarías Técnicas de los estados de frontera y de la
Comisión Nacional a nivel central. Esto se traduce en una falta de control del Estado
venezolano a la migración colombiana, que se agudizó con la expedición de los
decretos de Regularización y Naturalización. Estos instrumentos opacaron e
invisibilizaron el tema de refugio. Ante la inoperancia de los procedimientos para
solicitar refugio, los migrantes prefieren acogerse a estas medidas que les garantizan
mayores prebendas (doble nacionalidad, libre movilidad y mejores garantías de
protección por parte del Estado venezolano) y que resultan ser un procedimiento más
fácil, rápido y efectivo que la solicitud de refugio, muchas veces afectada por grandes
demoras de estudio.
De acuerdo a las estadísticas, los colombianos naturalizados y regularizados en el
marco del referéndum revocatorio ascienden a 600.000. Dentro de este proceso, las
irregularidades propias a la obtención de las cédulas y la cedulación falsa fueron
prácticas que permitieron la nacionalización de muchos colombianos de forma
anormal. Recientemente se ha conocido el caso de 2.000 colombianos detenidos en
San Antonio de Ureña (Táchira) por portar documentos falsos73.
También se recibieron denuncias de que, con motivo de la última detención de
Granda74, quien poseía cédula venezolana, se recrudecieron las medidas alrededor de
los “nuevos” ciudadanos. En el Barrio Santa fe de Maracaibo las comunidades
mencionan que, en ese entonces instauraron 3 alcabalas en el barrio y picaron
cédulas nuevas, incluso de los mismos venezolanos.
Estas irregularidades también se ha revertido en un sin número de anomalías que en
muchos casos han obstaculizado aún más el trámite de refugio. Un ejemplo de ello
son las partidas de nacimiento falsas, registro de niños y niñas colombianas donde su
familia aún no es aceptada como refugiada, y en general, complejos fraudes a la ley.
Si bien las medidas de naturalización y regularización aplicadas por el gobierno
venezolano han resuelto en la práctica las dificultades de acceso a derechos de estos
migrantes, conviene también señalar que dichas medidas pueden no ser convenientes
para amortiguar los factores transnacionales que originan problemas de seguridad en
la frontera, mencionados anteriormente. Esto puede generar una percepción
desfavorable en los organismos internacionales encargados de velar por la aplicación
de la normativa internacional en materia de asilo y de Derecho Internacional de los
Derechos Humanos. También puede ser interpretado como un factor
“desestabilizador” por parte de gobiernos de gran influencia en la agenda de seguridad
hemisférica como el de Colombia y el de Estados Unidos. No es un secreto hoy día
que en el actual sistema internacional la intervención militar en el extranjero hace parte
de estrategias de “seguridad preventiva” y se despliega en contextos de emergencias
humanitarias. Los organismos internacionales diseñados para aprobar estas
operaciones también funcionan bajo la influencia de estas doctrinas.
Frente a esta situación, las políticas de asilo y refugio coherentes con una respuesta
humanitaria a la población civil víctima del conflicto armado, ofrecen un procedimiento
mucho más regulado, claro y con información más precisa sobre el perfil de los
migrantes. Esto no solo previene la filtración constante de grupos armados irregulares
mimetizados, como se mencionó anteriormente, sino que también es útil para pensar
en soluciones de re-asentamiento, búsqueda de un tercer país o alternativas de
73
74
EL TIEMPO “2.000 colombianos en líos por mentir en Venezuela”. 15 de marzo de 2006. Pp. 2-10.
Ocurrida a finales de 2005.
36
integración local en el marco de las posibilidades y de los intereses del gobierno
venezolano.
VII. Acceso a derechos
Dadas las inminentes dificultades de tramitar el status de refugiado por aquellos
colombianos que huyen a Venezuela por la violencia, y dada la magnitud ascendente
de los flujos, miles de colombianos optan por permanecer en situación irregular. Esta
falta de documentación restringe severamente su acceso a los servicios y
oportunidades que brinda el estado Venezolano (salud, educación, trabajo, vivienda,
sacar licencia de conducir, tener cuentas bancarias, etc.). Esto hace que los
solicitantes de refugio se delimiten, depriman o lleguen a un estado de desesperación
tal que busquen obtener documentos de forma ilegal para sus hijos, por ejemplo
comprar una partida de nacimiento, aún sabiendo que es un delito, pero su objetivo es
que los hijos tengan documentos venezolanos y sean así privilegiados con el goce
pleno de derechos. A continuación se presenta un breve análisis del acceso a
derechos de los que gozan los colombianos en condición de refugio y en situación
irregular.
1. Derecho a la educación: los niños, niñas y jóvenes colombianos menores de 18
años tienen derecho a ingresar en los centros educativos y recibir clases,
independientemente de su situación irregular dentro del país. Muchos han sido
acogidos al Programa de Alimentación Escolar (PAE) a través del cual se ha podido
garantizar una alimentación básica para su rendimiento escolar, así como a programas
de refuerzo escolar que brindan las escuelas educativas alternativas. No obstante,
hasta que el Estado les de una documentación, no acceden a certificaciones de
estudio o constancias de calificaciones. Esto ha afectado seriamente a los jóvenes que
terminan noveno grado o bachillerato, ya que al no tener las constancias de estudios,
ven obstaculizadas sus posibilidades de continuar estudios de cualquier tipo o de
acceder a la educación universitaria. Algunos niños, niñas y jóvenes hijos de
solicitantes de refugio que viven en zonas rurales estas desescolarizados por la gran
distancia que existe entre sus casas y la escuela.
2. Derecho a la salud: tal vez la salud sea el derecho más garantizado, ya que todas
las personas que viven en Venezuela, independientemente de su situación legal,
gozan de este beneficio igual que los nacionales. Los programas estatales Misión
Barrio Adentro y los Ambulatorios han garantizado la permanencia de promotores de
salud en diferentes comunidades, la atención médica, el acceso a Hospitales y la
entrega de medicamentos. Asimismo, el Proyecto de Apoyo Comunitario e Integración
PACI de ACNUR también ha brindado este servicio.
3. Derecho al trabajo: aunque existe un sistema de capacitación laboral y aunque la
Ley del trabajo en Venezuela protege a todas las personas independientemente de su
condición legal, muchos solicitantes de refugio son explotados y tratados como
esclavos por falta de documentación. Los patronos se aprovechan de la ilegalidad de
los extranjeros, para someter a familias enteras a trabajos forzados, excesos en las
jornadas diarias de trabajo y remuneración muy baja. En este panorama, los
colombianos en condición de refugio representan una mano de obra barata que hay
que aprovechar. Incluso en Táchira y Zulia se tuvo conocimiento de casos donde los
solicitantes de refugio tienen prohibido salir del lugar de trabajo. Aquellos que arriban a
zonas rurales se emplean en labores de agricultura o ganadería. En Machiques (Zulia)
cerca del 90% de la mano de obra en fincas es colombiana. Los que se instalan en los
37
centros urbanos se dedican mayoritariamente al comercio informal de alimentación y
bisutería. Otros son empleados en fábricas, pero con salarios diarios y a través de
acuerdos verbales, lo que implica su restricción al acceso a derechos laborales de los
que goza una contratación jurídica. Se registran solicitantes universitarios y con
trayectoria laboral, que ante las condiciones optan por emplearse en trabajos menos
calificados como ayudantes. También se conoce de una minoría que ha montado
microempresas, pero que por su falta de formalización se ven en problemas legales
que los expone a su cierre. Esta situación se torna más dramática si se considera que
los organismos del ministerio del trabajo en la frontera son poco eficientes, por lo que
las exigencias laborales para estas personas son escasas. En el Táchira se afirma que
las mujeres consiguen trabajo más rápido que los hombres; muchas se ubican en el
servicio doméstico y el comercio.
4. Derecho a la vivienda: el acceso a este derecho es sumamente precario y corre por
cuenta propia de los colombianos en condición de refugio, ya que no existe una
política de Estado al respecto. Los que viven en zonas rurales, generalmente se
acomodan en casas donde les permiten vivir a cambio de sus servicios de cuidado.
Muchos tienen que pagar renta y otros optan por invadir terrenos aparentemente
baldíos de propiedad privada o estatal75, donde arman su ranchito hasta con láminas
de plástico76. En las ciudades las modalidades más utilizadas son la ocupación de
edificios abandonados, o la ubicación en zonas de extrema pobreza a través de la
construcción ilegal o la renta de locaciones modestas. Esto figura la coexistencia en
lugares poco aptos, sin acceso a los servicios públicos domiciliarios, y con problemas
estructurales de agua potable, alcantarillado y saneamiento básico que figuran
incipientes condiciones de salubridad. Dada la ausencia estatal ante el
restablecimiento de este derecho, algunas organizaciones internacionales como el
Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos (CISP) y el Consejo Noruego
para Refugiados (NRC) han apoyado a los colombianos en condición de refugio con
proyectos de mejoramiento de vivienda.
5. Derecho a la libre movilidad: otra de las restricciones que tienen los solicitantes de
refugio hasta que el estado les reconozca como refugiados es el libre transito. Esto
hace que en las alcabalas los detengan por no portar documentación, y muchas veces
han sido objeto de extorsión o de robo de sus pertenencias. Los hombres son más
afectados que las mujeres. Regularmente las víctimas de estas prácticas no denuncian
porque están atemorizadas o desconocen sus derechos.
VIII. Conclusiones y recomendaciones
1. El traslado de los grupos armados ilegales colombianos a territorio fronterizo
venezolano ha significado un aumento creciente de las prácticas y formas de
operación utilizadas por la guerrilla y los paramilitares para ejercer un control
social, económico y político en estos estados. Esto se evidencia en varias
dinámicas hoy en día ampliamente presentes como el cobro de vacunas,
extorsiones, secuestros, aumento del sicariato, reclutamiento forzado de niños,
75
Un caso ampliamente difundido al respecto fue el proceso judicial de desalojo emprendido contra 100
familias colombianas refugiadas en Ureña (Táchira), que según fuentes oficiales, ocuparon 15 hectáreas
de unos terrenos ubicados en Vista Hermosa que pertenecen a la Constructora Las Termas. Al respecto
véase: EL TIEMPO “Cien familias colombianas refugiadas en Ureña (Venezuela) serán desalojadas por
orden judicial” Julio 28 de 2005. EL TIEMPO “Desplazados colombianos que viven en Ureña (Venezuela)
se niegan a abandonar sus tierras” Agosto 4 de 2005. EL TIEMPO “Vuelven a aplazar desalojo” Agosto 16
de 2005. www.eltiempo.com
76
Tal y como se observa en Ureña (Táchira).
38
niñas y jóvenes, racionamiento y contrabando de gasolina, corrupción dentro
de las instituciones estatales, propagación del narcotráfico, problemas de
seguridad para los defensores de derechos humanos y estigmatización de los
colombianos en condición de refugio. Esta situación, que ha afectado
gravemente la vida y seguridad de las comunidades que viven dentro de estos
estados, motivó al bloque parlamentario del Táchira a pedir ayuda a la
Asamblea Nacional para plantear posibles soluciones a esta preocupante
situación. Para ello se convocó la realización de dos cumbres parlamentarias
donde se aprobó la conformación de una comisión parlamentaria encargada de
documentar e investigar lo que los legislativos definieron como “las
consecuencias que para Venezuela ha tenido la implementación del Plan
Colombia”. Los alarmantes resultados de estas investigaciones motivaron al
gobernador del Táchira Ronald Blanco de la Cruz a presentar ante al Ministro
de Defensa de Venezuela algunos documentos que indican la necesidad de
plantear un “estado de excepción”. También están revisando la posibilidad de
de demandar ante la Corte Internacional de La Haya al Estado colombiano, al
responsabilizarlo de la violencia que se ha plegado en territorio venezolano,
concretamente al Alto Apure, Táchira y la zona sur del Lago de Maracaibo,
como consecuencia de la implementación del "Plan Colombia77. Toda esta
situación evidencia un desbordamiento del conflicto armado colombiano y una
transnacionalización de las dinámicas de las economías ilegales, que exige del
Estado colombiano y los estados vecinos una atención inmediata. Es necesario
iniciar una línea estratégica de cooperación y diálogo internacional que permita
identificar respuestas apropiadas a estos retos, así como alternativas a las
políticas de seguridad que priorizan la militarización.
2. La riqueza de la frontera colombo venezolana en cuanto a grupos étnicos,
exige un enfoque diferencial sobre el impacto del conflicto armado colombiano
en su cultura, tradiciones y modo de vida. También debe tenerse en cuenta al
estudiar los flujos migratorios, ya que pueblos de carácter binacional nunca
aparecen reportados en las estadísticas sobre migraciones internacionales, lo
que invisibiliza su situación y las causas de su desplazamiento. Dentro de lo
que se pudo observar, los pueblos que habitan la frontera colombo venezolana
han sido seriamente afectados por las dinámicas propias al conflicto armado, lo
que se ha traducido en su migración masiva a Venezuela. Pese a que los
grupos étnicos de carácter binacional por derecho deben gozar de la doble
nacionalidad y de las prebendas que esto representa, muchos de ellos no
tienen cédula venezolana lo que les dificulta su estancia digna en el vecino
país. Resultan preocupantes los índices de explotación laboral reportados y las
incipientes condiciones de subsistencia de estos pueblos. Para futuros estudios
de este carácter se hace necesario profundizar en la situación de estos grupos
étnicos y en un análisis que permita establecer prioridades de atención y
protección frente a estas comunidades.
3. Mientras el conflicto armado se prolongue es previsible un aumento sostenido
del número de colombianos que cruzan las fronteras para salvar su vida.
Considerando que esta tendencia se va mantener a mediano y corto plazo, y
considerando que el 89% de las solicitudes de refugio no han sido resueltas, es
pertinente que la Comisión Nacional diseñe mecanismos que permitan una
aplicación más rápida y eficiente del procedimiento y resolución respecto a
solicitud de refugio. Lo anterior en virtud de consolidar una política de asilo y
refugio que responda de manera más oportuna a la crisis humanitaria de la
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EL TIEMPO “En debate por complot del DAS, ataque de Asamblea de Venezuela contra gobierno de
Colombia”. Abril 21 de 2006.
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población en condición de refugio, y en virtud de un mayor control del Estado
venezolano a la migración, actualmente amenazada por la filtración de grupos
armados irregulares mimetizados. En este sentido, la Ley de Refugio parece
adolecer de una serie de mecanismos de orden procedimental, que facilitarían
su implementación. Una rápida lectura al respecto arroja algunas
recomendaciones. Es necesario: establecer un plazo real respecto al tiempo
comprendido en el trámite de refugio, incluir lineamientos e integrantes de las
Secretarias Técnicas (que existen de hecho pero no de derecho), precisar las
funciones de la Comisión Nacional y Secretarías Técnicas otorgándoles una
personalidad jurídica sólida que garantice un trabajo articulado, instaurar el
Tribunal competente para clarificar los casos, delimitar de manera más clara
las figuras de revisión, reconsideración y clausulas de exclusión de los casos, y
por último, garantizar a los solicitantes rechazados el derecho de conocer la
razón por la que sus solicitudes fueron negadas.
4. La situación irregular en la que permanecen miles de colombianos en condición
de refugio, impide su pleno acceso a derechos fundamentales como la
educación, el trabajo y la libre movilidad. El derecho a la vivienda, tanto para
los solicitantes como para los que permanecen de manera irregular, ha
adolecido de una política estatal fuerte que permita su garantía. El asunto de la
vivienda es algo que las personas en condición de refugio deben resolver
solas. Es por ello que la mayoría de estas familias viven en precarias
condiciones de vida, en asentamientos que muchas veces carecen de servicios
públicos domiciliarios. Resulta claro que la garantía al pleno acceso de
derechos de la población solicitante de refugio requiere a más alto nivel del
diseño y aplicación de una política pública de estabilización socioeconómica de
estas comunidades, de magnitud significativa dentro del país.
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