Senado de la Nación Secretaria Parlamentaria Dirección General de Publicaciones (S-2923/10) PROYECTO DE RESOLUCIÓN El H. Senado de la Nación RESUELVE Disponer un homenaje al prócer sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento al cumplirse el 14 de febrero de 2011 el bicentenario del nacimiento de tan ilustre argentino. Marina R. Riofrío. FUNDAMENTOS Señor presidente: El 14 de febrero del 2011 se cumplirán 200 años del nacimiento de Domingo Faustino Sarmiento, uno de los hombres más claros, combativos y también discutidos de la historia de la República Argentina. En principio no fue Domingo, como indica su partida de nacimiento: “en el año del Señor de 1811, en quince del mes de febrero, en esta Iglesia Matriz de San Juan de la Frontera, y Parroquia de San José, yo el teniente de cura, puse óleo y crisma a Faustino Valentín, de un día, legítimo de don José Clemente sarmiento y doña Paula Albarracín. Padrinos don José Tomás Albarracín y doña Paula de Oro, a quienes advertí el parentesco espiritual y para que conste lo firmamos. José María de Castro”. Entonces su nacimiento, a pesar de discusiones al respecto, se remonta al 14 de febrero. Su apodo “Domingo” se debe a que Santo Domingo era el patrono de la familia. Los padres de Sarmiento provenían de dos familias ligadas a la antigua aristocracia cuyana: los Sarmiento habían participado en la conquista de Chile, y su presencia en San Juan se confundía con el despertar de las colonias desde el siglo XVII. Los Albarracín también se radicaron en San Juan a finales del mismo siglo. En América habían sido dueños de tierras y un tal Bernardino Albarracín llego a ser alcalde de San Juan, también crearon el convento de Santo Domingo en la misma provincia. Aunque creció en un hogar muy pobre vivió en un ambiente familiar acostumbrado al estudio y al respeto de las letras. Por esto notables los antecedentes intelectuales de Sarmiento quien a la edad de cinco años ya sabía leer y escribir. Entre el 1816 y 1822 fue a la escuela de la Patria en donde recibió su primera y única instrucción escolar. De este modo inició sus estudios en un auténtico ambiente revolucionario en donde a los alumnos les aplicaban principios igualitarios sin contemplar clases o estamentos. Aquí Sarmiento mostro sus habilidades transformándose rápidamente en el mejor alumno recibiendo al respecto condecoraciones y privilegios tales como sentarse en la clase en gradas más arriba que el resto de los estudiantes y en un asiento especial. Vale tener presente que no falto ni un solo día a clases en los ocho años que duró aprendizaje escolar. Aprendió matemáticas, ingeniería y agrimensura acompañando al Ingeniero francés Víctor Barreau que había sido contratado por el gobierno de San Juan para trazar un mapa de la ciudad. Otro maestro ejemplar fue el clérigo José de Oro, un tío de Sarmiento que por encabezar una rebelión contra el establecimiento de la libertad de cultos, fue desterrado en San Luis. Junto a este tío, con tan solo 15 años, Sarmiento fundó una escuela en el exilio puntano en donde comenzó a impartir enseñanza básica a alumnos mayores que él, de 20 años de edad. De este modo empezó a desarrollar su vocación como maestro rural. En su tiempo libre leía todo lo que tuviera a su alcance: la Biblia, el Contrato Social de Rousseau, la vida de Cicerón, la autobiografía de Benjamín Franklin. Esta última obra lo marcó a tal punto que él decía: “Yo me sentía Franklin, pobrísimo como él, estudioso como él, dándome maña y siguiendo sus huellas, podía un día llegar a formarme como él, ser doctor ad honorem como él, y hacerme un lugar en las letras y la política norteamericanas”. Es admirable su conducta y voluntad ya que en esa época no existía un sistema educativo nacional, ni una red de bibliotecas públicas, sin embargo, leía a toda hora, formándose de tal modo por su propia cuenta. De a poco también comenzó a politizarse. Fue obligado a enrolarse como alférez de milicia en el ejército federal. Ante esto, presentó una nota a las autoridades por el carácter opresivo de la leva por lo que fue citado por el gobernador de San Juan ante el cual ratificó su postura. Su rebeldía le costó ser encarcelado con tan solo 16 años de edad. Vemos como a tan corta edad era fiel a sus ideas y convicciones sosteniéndolas incluso ante graves consecuencias que soportó con valentía y grandeza. Las provincias ardían en conflicto civil. El General unitario Lavalle tomó el poder en Buenos Aires. En cuyo, las tropas que Quiroga había apostado en San Juan se pasaron al bando unitario y ocuparon la provincia. Fue así como Sarmiento se enroló decididamente en la milicia y recibió el grado de teniente. Por participar en escaramuzas a sablazo limpio fue capturado por las milicias federales y por poco no fue fusilado. Acá aparece de nuevo aquel hombre firme con su ideología, con gran audacia para hacerle frente a lo que se le presentara. Apenas fue liberado, sus padres lo forzaron a abandonar por un tiempo el activismo político. Fue así como retomó su aprendizaje autodidacta y adquirió conocimientos de francés. Por la guerra civil, Sarmiento tuvo que refugiarse en Chile. En el país vecino se empleó como maestro en la escuela local, cuestionando los textos religiosos que formaban parte del programa. Por esto, el gobernador lo destituyó de su cargo. Recaló en Pocura, allí se ganó la vida como maestro privado y comerciante. Corría el año 1833 y las dificultades financieras lo obligaron a emigrar más al norte para probar suerte en las minas de plata que recién habían sido descubiertas. Así consiguió trabajo como capataz de minas, tarea que desempeño muy bien, con la dedicación y empeño que lo caracterizaba. Nunca dejó de leer. A varios metros de profundidad lo hacía ayudado por las velas. Se sumó a la Sociedad Dramático-Filarmónica de San Juan con su amigo Antonino Aberastain. En 1838 le envió un poema a Juan Bautista Alberdi. Así comenzó a explotar su faceta de poeta. También fundó el primer colegio para niñas de San Juan., pionero e iluminado, no podemos dejar de reconocer el respeto y la caballerosidad con la que trataba a las mujeres, ni tampoco que era un gran seductor. Entusiasmado por el éxito y su repentina fortuna a la sombra de un gobierno federal, consiguió permiso para sacar un semanario, El Zonda. El periódico canalizó la obsesión de Sarmiento por el progreso económico y social, pregonando en sus páginas las bondades de la producción de cera o los avances de la minería. Comenzó a moverse de las propuestas sociales a la crítica política directa. El 19 de Noviembre de 1840 fue llevado por un pelotón hasta la frontera con Chile. Durante el camino, los soldados le concedieron un capricho: grabar en una piedra una frase en francés que los soldados no entendieron: "Las ideas no se matan", principio rector en su vida que lo impulso a ser quien fue y a concretar todo lo que se propuso. Durante ese período en Chile, Sarmiento escribió Facundo. El libro fue criticado por su estilo errático y simplificaciones, pero ha sido nombrado como el libro más importante producido en la América Española. El motivo inmediato para escribir el libro fue el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y comerciales entre Chile y los gobiernos federales de San Juan y Mendoza. El gobierno chileno envió a Sarmiento a Europa y Estados Unidos para estudiar métodos educacionales y observar el estado de la educación pública. Luego de tres años regresó, convencido de que Estados Unidos tenía el modelo a seguir por Latinoamérica para su desarrollo. Sarmiento regresó a la Argentina, continuó escribiendo y con actividades educacionales y reingresó en la política. Se convirtió en una importante figura del periodismo a través de sus artículos en el diario de Valparaíso El Mercurio. Fue designado Director del primer colegio normal en Sur América y comenzó a darle efecto a un concepto que tenía acerca del cual la enseñanza primaria significaba un desarrollo y esto tenía que darse a través de un sistema de educación pública. Fundó un periódico llamado El Progreso. Luego cayó en una profunda depresión que ilustra en Recuerdos de Provincia. Sus creaciones exhibían ideales de civilización y progreso que se llevaban a la práctica a través la educación y la inmigración. Continuó escribiendo grandes obras tales como “Viajes por Europa, África y América” en donde plasmó sus experiencias, también publicó el libro “Educación Popular”, fundó un periódico “La Crónica”, sacó un ensayo político “Argirópolis”. Obtuvo la dirección del diario “El Nacional”. Fue Jefe del Departamento General de Escuelas y más tarde integró la Legislatura Porteña. En 1857 fue elegido Senador, desempeñando una intensa labor legislativa: leyes sobre colonización, inmigración, salud y educación. Varias de las reformas que alentó Sarmiento viven aún, como por ejemplo la política agraria, entre otras. Fue Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores. Elegido Gobernador de San Juan aumentó el presupuesto en educación pública, instaló alumbrado y empedrado en las calles, diseñó el primer mapa topográfico de San Juan, invirtió en minería y creó la educación técnica para desarrollar la industria. Solo caben admiraciones al hace hincapié de todo lo que logro estando al frente de su provincia En Abril de 1864 Sarmiento viajó a los Estados Unidos en donde se desempeñó como embajador. Permaneció tres años en ese país, participando de congresos pedagógicos, conoció al pensador Ralph W. Emerson y logró un título Universitario, el de doctor de leyes, en la universidad de Michigan. Nunca saciaba su sed de aprender e instruirse. Sarmiento volvió a Buenos Aires jurando como Presidente el 12 de Octubre de 1868. Inmediatamente comenzó a aplicar sus ideas liberales - principios democráticos, derechos civiles y su oposición contra los regímenes dictatoriales - para construir una nueva Argentina. Terminó con la guerra contra el Paraguay heredada por su administración y se concentró en asuntos del país. A un país altamente analfabetizado, construyó escuelas primarias y secundarias, escuelas normales y colegios para entrenamiento profesional y técnico, también construyó bibliotecas y museos. También durante su gestión su obra pública avanzó sobre las comunicaciones. Se desarrollaron el ferrocarril y la red telegráfica, claves para integrar las provincias y homogeneizar la nación. El tren llevó a los rincones más alejados el país a las maestras y a los inmigrantes, que duplicaron su número atraídos por la posibilidad de establecerse como colonos rurales. . La escasez de población llevó a Sarmiento a fomentar la inmigración. Cuando terminó su mandato continuó activo en la vida pública. Muchos de los 52 libros que publicó tuvieron temas educativos. Luego fue nombrado director general de Escuelas de Buenos Aires y senador por San Juan. En 1883 escribió una de sus últimas obras, Conflicto y armonía de las razas en América. Sarmiento también creó la Escuela Naval y el primer buque escuela, construido entre 1896 y 1897 llevó su nombre. En 1885 fundó El Censor y se opuso a la candidatura de Miguel Juárez Celman. En 1886 publicó La vida de Dominguito, dedicado a su hijo muerto en la Guerra del Paraguay. Ese mismo año viajó al Norte por recomendación médica porque sufría del corazón. Primero residió en Córdoba y luego en Tucumán, afincándose definitivamente en Paraguay con su hija Ana Faustina y su nieta. Falleció el 11 de Septiembre de 1888 en la ciudad de Asunción, en Paraguay a los 77 años de edad. Fue enterrado con los máximos honores por el presidente Juárez Celman, uno de sus enemigos públicos. Fue un hombre de apariencias contradictorias, estructurado con antinomias poderosas: tierno y terrible a la vez, pacífico y combativo, derrochador por una semana y austero de su vida, sensible, libertador, autoritario, tildado de loco por muchos y de genial por cultos y excelsos, insultado y bendecido, blanco de burlas y de admiraciones. Un ser humano, lleno de defectos y virtudes como todos. Podemos simpatizar más o menos con lo que fue, con sus ideas, sus obras, su ideología política pero lo que no debemos desconocer es que este sanjuanino iluminado para su época no puede ni podrá ser borrado de nuestra historia, solo nos compete recordado y admirado como el más grande educador en los últimos tiempos, reconociéndolo como uno de los próceres de la República Argentina. Por todo lo expuesto, solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto de resolución. Marina R. Riofrío. -