revista ilustrada. Año 26, n. 608 [ie 610] - Gobierno

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Pamplona 9 de agosto de 1920
Año XXVI
BIBLIOTECA CATÓLICO-PROPAGANDISTA
Tejería, 4O,
12°
VA SIN ENMIENDA
Núm. 608
ADMINISTRACIÓN, ESLAVA, 3
DIRECCIÓN, NAVAS DE TOLOSA, 23, 2«
se repita la amargura o ausencia que lloran. Pues todo
lo contrario es lo que ahora vemos: diríase que el ver
cómo desaparecieron millares y millones de hermanos
nuestros, y cómo otros han quedado reducidos a tristíos lo contaron, o lo hemos oído, visto y palsima viudez y orfandad, ha despertado entre los humapado sin poderlo remediar? El lector discrenos el auge y fomento de todas las concupiscencias y soto juzgará después de conocer el caso.
berbias. ¡Qué horror de codicia, que va convirtiendo la
Hay un volcán en continua ebullición: de
vida en imposible, humanamente hablando! ¡Qué descosu cráter salen humo, llamas y materias que abrasan,
co y desvergüenza en el vestir y
envenenan y reducen a cenizas
-„
;
pueblos y regiones, estados y naNAVARRA
hablar, y divertirse y portarse en
ciones; pero al revés de lo que
el mundo, hoy más enemigo del
ocurre con los volcanes naturales,
alma que nunca! Parece que de
éste puede cortarse y reducirse
las catástrofes pasadas sale una
hasta desaparecer, Lejos de eso
voz que resuena por toda la tie(y esta es la primera señal de lorra, repitiendo la insensatez de
cura que hace dudar si lo que conlos antiguos:—Comamos y bebatamos es historia o imaginación)
mos, que mañana moriremos.
los que sufren los efectos del volcán y ven amenazadas sus hacienPues, ¿qué diremos de lo públidas y hasta sus vidas, han enconco, en lo que se ve y es notorio y
trado manera de alimentarle contimanifiesto? Sobre el cráter revolunuamente para que sus estragos
cionario que consume dinastías y
sean mayores. ¡Y pasmaos, habitronos, pueblos y continentes, se
tantes de la tierra! Sobre el cráter,
sientan a discurrir y a regodearse
en continua ebullición y amenaza,
tranquilamente los que con sus
han sentado sus reales muchas
acciones y omisiones nos han llegentes privadas y públicas, desavado al actual estado de cosas. Y
fiando todas las señales de nuevos
no hay dolor de lo pasado, ni
males y cerrando los ojos a todas
propósito de enmienda para lo fulas evidencias de los presentes.
turo, ni mucho menos el satisfacer
¡Hasta se divierten y banquetean
por lo debido y saldar las cosas
alrededor del espantoso peligro,
y cuentas atrasadas. ¡Todo lo concon una aparente tranquilidad que
trario! Los partidos del turno suepone grima en el ánimo!
ñan con volver a tener las mesnadas de antaño; los en ellos alistaMIRANDA DE ARGA.—Plaza de ¡a iglesia
dos hablan, con la tranquilidad
Foto. A. Muro
Y he aquí lo que ocurre en lo
de hace veinte o treinta años, de
privado: el término y fin de la
las elecciones que se aproximan, del cacique de la reguerra última debía despertar entre las gentes sentigión que encasilla a los amigos, de los negocios que
mientos de humanidad y de amor, como cuando en una
trae aparejados el cargo, de la colocación de los pa.
familia ocurre una desgracia parece que los sobrevirientes, del casamiento de las hembras y el aseguravientes se sufren y entienden mejor, y se quieren más
miento de los varones a expensas del cargo y del sufriy ponen de su parte cuanto pueden y saben para que no
LA AVALANCHA
186
<io público, que durante tantos años ha presenciado el
espectáculo entrando a la parte con los titiriteros. Y cruza el relámpago el horizonte, y la prensa desmandada
y la asociación endemoniada barbotan amenazas y negruras, y las huelgas, coacciones y crímenes y la miseria y la sed de venganza se suceden más espesas que
hígado; y mientras se deja abierta la puerta de donde
brotan tantos males, los gobiernos, los partidos y las empresas modernas y a la moderna van poniendo pegotes
<le tente mientras cobro, y dedican su actividad y ponen
sus esperanzas en un Parlamento sacado a imagen y semejanza suya, en unos directores que no dirijan, sino
que sean dirigidos, y en continuar la orgía liberal que
nos ha traído la lepra del socialismo y que nos va 3ejan<io sin pan y sin fe, y quiere acabar con la alegría en la
vida presente y con la esperanza de la vida futura.
tos justos—repercute automáticamente en el aumento de
la inmoralidad, acrecida todavía más con la jornada de
ocho horas, que concede más tiempo al ocio y a la estancia del obrero en el cafe, en la taberna o en otroB lagares análogos.
De todo lo cual se sigue que al margen del aumento
en los jornales y salarios debiera figurar el aumento de
los medios y esfuerzos moralizadores, para que alfiny
a la postre no resulte perjudicial aquello que se da para
mejorar la economía domestica del trabajador.
D. R. DE V.
LOS SEÑORES DE ZUASTI
y SAN FRANCISCO JAVIER
Mientras sobre ei cráter abierto se banquetea y los papeles del liberalismo van sin enmienda, los que no se
han dejado arrastrar por la locura ambiente harán bien
en levantar más los brazos, en encender más sus corazones, en rogar más ahincadamente a Dios por los vivos
y difuntos
ESTANISLAO.
CUESTIONES SOCIALES
LAS MEJORAS ECONÓMICAS Y LA MORALIDAD
N el último número de El Social, interesante
publicación Bemanal dt «La Acción Popular»
de Barcelona, encontramos un bien pensado
y razonado artículo, suscrito por un obrero,
el caal expone muy atinadas consideraciones
«obre «el salario y la moralidad del obrero».
Toda la substancia del artículo, que es de gran actualidad, ee resume en lo siguiente: no habrá Balario, por
eleya-lo que sea, que baste al obrero para cubrir sus necesidades individuales y las de su familia, si la moral ÜO
regula los actos de eu vida.
En efecto, es un hecho incontrovertible que no basta
poseer para vivir con mayor o menor holgura, sino que
es Deceeario saber poseer. Maa acontece lamentablemente
que en la generalidad de los casos los obreros (lo mi Bino
puede afirmarse de los que no lo son), aunque posean un
«alario o jornal crecidos, no aaben poseerlos.
Notorio es que en eetoe últimos aflos los jornales y salarios de muchos oficios y artes manuales han adquirido
considerable aumento; y ei bien es cierto que no por eso
ha llegado la hora de que loa obreros puedan echar la
casa por la ventana, cabe, no obstante, pensar que pueden sortear eiu apremios ni estrecheces angustiosas las
dificultades del vivir.
Ahora bien, en muchos casos no bastan estos jornales
o salarios considerablemente ampliados para atender a
!a subsistencia de las familias, porque el despilfarro en
IOB hombree, el lujo en las mujeres y el afán de salirse
de la propia esfera en unos y en otras, crean una porción de necesidades que no son sino superfluidades, con
quebranto del bienestar doméstico y con resentimiento
de la moralidad.
Es deplorable, pero ea iadiscutible, que hoy en día se
da al dinero desbarajustado empleo, puesta la mira en lo
presente y sin preocuparse de mañana. Se gasta sin espíritu y sin la medida y taea que imponen la frugalidad y
la moderación.
De ahí que muchas veces el aumento en los salarios—
•conste que no pretendemos quitar justicia a los aumen-
III
De los señores antiguos a los modernos
El Seüor de Zaasti en el último tercio del siglo quince
era, como Be acaba de ver, don Martín de Huarte, perdona de gran valer y capacidad, pues además de ser licenciado en Decretos o Derecho, gozaba la piaza de Consejero deJ los Reyes y de Maestro de Finanzas o Contador
Real. Para dicha suya y de todos sua descendientes tuvo la suerte de casarse, hacia mil cuatrocientos setenta y
ocho, con doña María Jaao de Atondo, tía del Santo
Apóstol de las Indias, qoe le llevó, a la vez que esplóadida dote, una sangre noble y un apellido ilustre.
Su hijo primogénito, don Esteban, residió por algún
tiempo, según confesión propia, 2 en Huarte Araquü, alcuidado de su hacienda, y sintiendo hervir la sangre, se
decidió, máa que por los empleos curialescos, por ta noble profesión de las armas, y durante sqaellaB guerras
civiles entre agramonteses y beamonteses, en que cada
cual, amén de ser refúgium peccatórum de loa facinerosos
de la época, pretendía, más que servir a la corona
y a la
patria, hacer su negocio y aplastar al contrario, 8 don Esteban siguió el partido heamontés, patrocinado primero
por el iofortnnado Príncipe de Viana y despuÓ3 par Fernando El Católico; y debió distinguirse no poco, pues vemos que Be le otorgó, en trece de julio de mil quinientos
trece, un acostamiento
o ayuda de costa de diez mil maravedís anuales. 4
Ni habla faltado en la familia de los Seflorea de Zaasti quien ee distinguiese en las armas; así don Tristán, tío
abuelo de don Esteban, obtuvo por sus buenos servicios
para con don Carlos, Príncipe de Viana, la dispensa de
ana contribucióu de cuarteres, el ocho de junio de mil
cuatrocientos cnarenta y cinco, con estos honoríficos tárminos: «Carlos, Príncipe de Viana; considerando que
Tristán de Zaasti, escudero, vecino de Zuasti, es hombre
de armas del Condestable, nuestro muy amado tío, é hijodalgo, siempre pronto á servirnos con armas y caballo,
queremos que goce de todos los privilegios de los hijosdalgo, y 5al efecto le eximimos de la pecha de cuarteres, etc.»
_. .
1
1
Testamento de dofia Guillerma..
Ejecutoria de Nobleza del Santo, ya citada.
s En confirmación de eito vomoa que en las grandes lucha*
que sostuvo el Príncipe de Viana contra su inhospitalario padre, por cansegutr el Reino de Navarra, justa herencia de su
difunta madre, los beamonteses le apoyaron con todas sua fuereas, lo mismo que a BU iníeliz herman* doña Blanca, contra el
rey don Juan y IOB agramonteses, que fueron loa verdugos de
aquellos infortunados príncipes. Huerto el perro, dice el refrán
que se acabó la rabia; pero no pasó aquí eso, antes los doB partidos se ftacrueleoieron mas, y mientras loa agramonteaea dieron brillante ejemplo de fidelidad a sua reyes, los beamontesea,
para no sucumbir, buscaron un apoyo en Fernando El Católico.
1
Pamplona: Archivo Beal.
a
Pamplona: Arch Real, cajón 151, núm. 48.
167
Í A AVALANCHA
compone de ará—roble y ícíftt*=Iugar de; es decir, lugar
Feliz coincidencia
de
robles o robledal.
Entre los apantes que llevo anotados en mi cartera,
Y
eso era, en efecto, Zuasti antiguamente; un grande
para ír desarrollando con el tiempo, figuran aquellas pery
magnífico
robledal, del que aun queda hoy junto al
sonas que se rosan con el gran Santo de este venerando
pueblo, como venerandas reliquias salvadas de un cruel
Castillo, y no hablan de faltar en ella, como era natural,
naufragio, el extenso y hermosísimo bosque de robles,
los Señores de Zuasti; pero como loo religiosos no somos
del que con singular esmero cuidan sus actuales dueños
turistas de profesión, sino amantes del disciplinado reticomo de un precioso legado. Al contemplar la acequia
ro, a cada euceio le llega su vez en tiempo oportuno. En
que le llena de verdor y de frescura, el dilatado estanesto vino el mes de mano del presente a fio, con su céleque, los elevados y corpulentos robles, las canoras avebre y popular novena de la Grada en honra de San
cillas y los tímidos conejos, qué sabrosos se hacen en éi
Francisco Javier, cuando he aquí que cae en mis manos
la primavera y esoa días pesados de verano en que el
una elegante cartíta del palacio de Zuasti, en que Be me
viento, desfalleciendo de calor, no se atreve a moverse; y
píde, con la confianza de antiguos conocidos, que teniencómo
se acuerda uno sin querer de aquellos versos de
do en él una persona enferma ea preciso la encomiende
San Juan de la Uruz, en que hablando con Dios exclama:
al Santo en su novena y diga por ella una misa. La perMil gracias derramando
sone era para mí desconocida, aunque muy conocido el
pato por estoe sotos con presura,
palacio por lo que de él llevaba leído y anotado, así que
y yéndolos mirando,
a vuelta de correo les manifesté se leB darla gusto en lo
con sola su figura
que pedían, tan más que eran parientes de San Francisvestidos los dejó de su hermosura.
co Javier y yo tenia pensado hacer una visita al pueblo
Tuve la satisfacción de medir el tronco de tres grueso»
y Señorío de Zuasti para ver lo que aun subsistía del anrobles, cada uno de los cuales lleva su nombre; nombre
tiguo palacio, que perteneció en el siglo diez y seis a un
que hará sonreír a nuestro siglo descreído, pero queprimo carnal del Santo.
muestra la piedad arraigada de los dueños del palacio.
La sorpresa que mi noticia produjo en el palacio de
Llámase el uno el Roble de la Virgen; está ya seco, y sn
Zuaeti fue tan grande como la alegría que se apoderó de
hueco tronco, que sirve de capilla a una imagen de nuesaquellos corazones, pues ignoraban que poseyesen tanta
tra común Madre y dendicha, y mi viaje quedó
fijado, desde luego, para
NAVARRA
tro del cual se colocaron
el mes de mayo, en que
de pie, en cierta ocasión,
la tierra se viste de gala
hasta diez y siete persopara festejar a la augusta
nas, dio una circunferenEmperatriz de los cielos.
cia, junto al suelo, de nueLlegó el tiempo, y he aquí
ve metros. £1 del Sagraalgo de lo que he ido desdo Corazón de Jesús tiene
cubriendo.
siete metros y veinte centímetros, y el de S. FranSaliendo de Pamplona
cisco Javier, siete treinta. *
por la estación del norte
con dirección a Aleesua,
El puebla
la primera estación con
que se tropieza a los nuees eminentemente agrícove kilómetros es la de
la, y eu terreno, qne comZuaeti, situada en la deprende, amén de otras porecha de la vía, y a su desesiones de los Señores de
recha también, y sobre
Zuasti, mil seiscientas cinuna alturita, el alegre
cuenta robadas, eB de buepueblecito que forma el
na calidad para cereales.
Señorío de Zuasti. CuenSus alegres casitas, en sita con unos noventa hatio llano y bien ventilado,
bitantes y forma parte con
rodean, como macetas de
otros diez más yuna granvistosas ñores, al palacio,
ja, propiedad en lo antiy ette y ellas se cobijan
MARCILLA.— Casa consistorial de la villa
guo del monasterio de Irabajo el campanario de la
Foto. Tomás Ltrga
cne,delacendea y ayuntaiglesia, dcnde reside el
miento de Iza, poblado en tiempos pasados de grandes
Señor supremo de Zuasti, y a quien acuden todos, ya a
arboledas que han desaparecido, como en otras partee,
visitarle como agradecidos hijos, ya a contarle sus cuitas;.
unas veces por la incuria y airada UJBUO de sus habitanunciendo ael que aquel sagrario no sea para el buen Jetes, y otras por las crueles órdenes de los soldados napoÉÚ* uu nuevo calvario, sino un amoroso cenáculo adonde
leónicos, que obligaban a talar loa bosques a los vecinos
acoden loe nijoB al banquete que les tiene preparado su
para que los españolee no les pudiesen atacar desde ellos
Padre celestial.
a mansalva y por sorpresa.
La parroquia*
dedicada
a
San
Andrea,
no
deja
de
tener
su
mérito artísLa etimología de Zuasti
tico.
La
linda
portada
ojival,
de
labrados
capiteles
y aguderrama no poca luz en el caso presente. Se compone de
da
flacha,
con
las
dos
típicas
ventanitaB
laterales,
nos
re*
doB palabras vascas Zuas=kxho{ yl ít=conjunto, es decuerean
el
siglo
trece,
así
como
la
bóveda,
con
sua
juecir, conjunto de árboles o arboleda. ¿Y qué árboles eran
gos de elegantes y fugitivas curvas, traen a la memoria
los que en Zuasti y sus contornos abundaban? No hay
el siglo quince; y el altar mayor, esmaltado de relieves,
que darse, para conocerlo, a vanas cavilaciones. La topolos primores del estilo plateresco del diez y Beis. Sirve de
grafía del terreno nos sale ai encuentro y nos lo explicacomplemento
digno una antigua escultura de la Virgen
rá con amabilidad científica.
Santísima, del aigío trece, que seutada sobre elegante coPor el oriente del simpático pueblecito, y en pausada
1
corriente, se desliza UQ cristalino riachuelo, besando la
Propiamente este roble no Ee llamaba de San FranciscoJavier, sino qne al verle yo tan hermoso 7 frondoso le banticfr
falda de la altarita y formando entre el silvestre follaje
con ese nombre, y se pondrá luego en él una imagen del Santo.
de sus orillas una ancha cinta de terciopelo azul, dividiEsto dio lugar a que un Inspirado vate, el joven Juan José d&
da en dos por las cristalinas aguas. El riachuelo en cuesJ uanmactlñeua, improWaaso la siguiente copla:
ión se llama Ariztcgui, palabra también vasca, que se
El bosque tiene tres robles
' Propiamente la palabra es Zaaz-di; pero por eufonía la
ceta se convierte en ese y la de en te.
que causan admiración,
et Sao Javier y la Virgen
y el Sagrado Corazón.
LA AVALANCHA
168
jín parece suplicar, con su bierática mirada, qne alguna
piadosa mano la libre de loa trapos que la aprisionan y
mande realizar ana artística y poco dispendiosa restauración.
(Cuántas veces rezaría en esa iglesia y ante esa imagen
aquel San Francisco Javier que cuando tuvo que poner
en claro la ejecutoria He nobleza acudió confiado a su
fiel primo, el Señor de Zuasti, con quien pasara los afios
de la infancia en el castillo de Javier; y qué motivo tan
fuerte para que esa misma igleaita sea mirada hoy con
singular cariño; y asi como el fresco jardín ae puebla de
flores, ella se pueble de plegarias fervorosas que suban
en gracioso espira! al cielo como olorosa nube de incieneol
El palacio
de los Señores de Zuaeti atrae con su severa elegancia las
miradas de los que acuden al pueblo. Él ostenta org -lioso la hermosa fachada de ancho alero, flanqueada por
dos cuadradas y robustas torrea, unidas entre sí en el segundo piso por cioco arcos de medio punto. Sobre cada
una de sus doB portadas conserva, como ejecutoria de su
pasado, sendos blasones heráldicos, y en el lado oriental guarda, cual talismán, un elevado cubo que recuerde
la solidez de sus antiguas coastruciones, ya que las presentes pertenecen al siglo diez y ocho.
Nada falta en él para ser una verdadera m«neión señorial. Dentro, el devoto oratorio, el museo de historia
natural con sus variados ejemplares, los pr< yectiles bélicos en desigual concierto
Fuera, el jardín, cubierto de
flores blancas, rojas y amarillas, como hermanas con distintos trajes; luego, Us zumbadoras colmena, el arrullador palomar, e1 nborutador gallinero, ia rica huerta, la
•
••
NAVARRA
ZUAST!.—Portada de la iglesia.
"•
Foto. Jes. de].
frondosa arboleda, el murmurante arroyuelo, los recuerdos históricos tabs como la instalación en el palacio del
famoso lord Weüiogton durante la guerra de la Independencia, y del cual ee guardan como recuerdo algunos
objetos
De los Señores de Zuasti
es hora de indicar a'guna cosa, aunque se resienta su
cristiana morieBtia. Residen actualmente en el palacio
don Joaquín de Jaanmartinena y Ochoa de Olza y doña
María de la Luz Oteiza y Garviso, a quienes el Señor ha
concedido, como dulce fruto del santo matrimonio, los
hijos Juan José, María Dolores, Estanislao, María Victoria, María Teresa y Jesús María.
Dejando por ahora a do&a María Luz, de quien ee dice no poco con decir que ee ha unido con los parientes
de San Francisco Javier, consignaremos que don Joaquín
tiene en su compañía a sus tres hermanos don Joié María, doña María de las Maravilla? y doña Jesusa; hijo»
que fueron de don Juan José de Juanmartiñena y Martínez de Elizalde y doña Bernarna Ochoa de Olza, y nietos
de don Manuel Ángel de Juanmartiñena y Astiz y doña
Josefa Martínez de Elizalde y ÜBtáriz.
De la importancia de los Juanmartiñenas, dejando para
otra edición lo restante, insinuaremos tan solo que proceden de Aldaz-Larráun y que se han distinguido por sus
larguezas. Obra suya son en Aldaz la fundación de las
escuelas, la de la parroquia y del convento de AguBtio&B,
así como del de Franciscanas de Lecumberri. De sus manos salieron cuantiosos donativos para los pontífices
Pío IX y León XIII, que les condecoraron con las insignias de la Orden de San Gregorio Magno. De su familia,
unos pertenecieron a los caballeros de Galatrava y alcanzaron justo renombre en el virreinato de Méjico, mientras que otros ee distinguieron en lae ciencias y en las
dignidades eclesiásticas.
De su otro apellido, Ochoa de Olza, baste anotar que ea
de antiguo abolengo y cuenta con grandes trofeos militares. Gomo ee ve, los Juanmartifienae llevan cuatro generaciones en el palacio de Zuasti, y a él vinieron enlazándose con su propietaria doña Josefa Martínez de Elizalde y Ustariz, familia que presta nuevo brillo ai Señorío
durante otras cuatro generaciones.
Unidos a ella van por el apellido Uetáriz los Oondea
de Repáraz ', título creado en 1762 por Garlos III para
el Señor del palacio de Oyeregui. Acr9cientan la gloria
de don Juan Felipe Martínez de Elizalde y Ustáriz, primero de esta rama, y nacidos fueron en Zuasti sus hermanoB el famoso capitán de uavío y comandante de la
Carraca (astillero) de la Habana, donde falleció, don Juan
Bautista, y el no menos célebre don Juan José, comandante de los navios de China, quien tomando puesto de
guardia marina el 20 de diciembre de 1773, en el departamento de Cádiz, ascendió a eea categoría mediante riguroso escalafón y brillante hoja de servicios, adquirida
en la conquista de la Colonia del Sacramento (Uruguay),
en el socorro de las baterías BotanteB ante Gibraltar, en
el combate del Cabo Espartel y en el mando de la armada de Méjico, donde falleció el 25 de septiembre de 1804,
a la temprana edad de 45 sñoe.
El cuarto Martínez de Eiizalde vino del lugar de Araznri a casarse con la heredera de Zuasti, doña María Teresa Ayerra y Pérez Peña, cuyo apellido posee el Señorío durante tres generaciones. Siguen después dos generaciones Sagüó?, y luego, de ahí arriba, se apeltidan los
Señores Zuasti a secas, hasta darse la mano con San
Francisco Javier.
Dejando a un lado el formar un completo árbol genealógico de loe Señores de Zuasti, pues no encaja en estos
artículos, sí advertimos que faltan algunoB documentos
por haber ocupado eí palacio las tropas napoleónicas y
haberse entretenido criminalmente en quemar los muebleB y papeles de él, por el placer de hacer daño a los que
estaban defendiendo valientemente a BU patria.
Conclusión
Que el Señorío de Zuaeti merece un pueato en la historia, tanto por lo que supone su palacio solariego como
por ser su familia pariente cercano del gran Apóstol de
las Iadias San Francisco Javier. Que sus actuales dueños merecen bien de la patria con el alto ejemplo que
eBtán dando contra esa fiebre qne abrasa a pobres y a ricos, de abandonar la casa de nacimiento para emigrara
lae grandee ciudades, a la corte y al extranjero, con tanto
daño nacional.
Los actuales Señores de Zuasti tienen a macha honra
vivir en ese pequeño pueblo entre BUS queridos colonoB,
para atender a BUB necesidades, para dirigir las faenas de
la labranza y fomentar su riqueza agrícola. En eso tienen puestas todas sus energías, y pueden exclamar con
aquel gran poeta, al contemplar sus campos:
1
Argamastlla, Nobll., cuad. II, t>ág. 26.
* Euikal-Erría, Julio 1909.
"
LA AVALANCHA
«Dejadme respirar 6Bta frescura
de vuestro ambiente, que a vivir convida,
que yo quiero vivir, y esta ee la vida!...
Y vosotros, loa anchoa horiiontes,
los blancos caBeríos,
los valles y loa montes,
las fuentes y los ríos,
JOB áridos y grises labrantíos...
/
la sombra de la encina,
la música del aire dulce y queda,
y el cantar de la honrada golondrina,
y el ruidoso hojear de la arboleda...
el agua de la poza cristalina,
las guindas de mi huerto delicioso
con BUS ricas rosaleras y albahacaa,
el pan de mis pastorea tan sabroso,
la leche vadeante de mis vacas...
,
regaladme con goces repetidos,
'
que os esperan abiertos mis sentidos!...
Yo daré cuanto tengo,
que a derramar entre vosotros vengo
pedazos de mi ser a manos llenas:
para ti mi sudor, hacienda míe;
para ti mis cantares, patria hermosa;
para vosotros, sangre de mis venas,
hijos amantes y adorable eepoea;
para los hombres, cuyas rudas manos
colman mi casa de riquezas tantai,
pan abundante con doctrinas santaB
y el nombre sabrosísimo de hermano?;
para el mal que a la lachi me provoca,
ios de luchar inacabables modoe;
para el Dios de la Cruz, mi fe de roca,
y el amor de mi alma para todo?.> *
FRANCISCO ESCALADA, 8. J.
CRÓNICAS DE VERANO
REMEDIOS HEROICOS
perdone la curiosidad; pero
me alegraría saber cómo dio usted esquinazo a estos dos amigos
que a veces se convierten en verdugos: el tabaco y el tresillo.
—Voy a satisfacer a usted; pero he de comenzar por confesar
que yo soy muy duro de mollera, y que el remedio ha sido proporcionado a mi cabezudez, aunque entre una y otra conversión
han mediado unos años.
Comencemos por la del tabaco.— Pues, señor, era un día de
calor horrible y al mismo tiempo
de saca. La cola del tabaco se retorcía alrededor de dos
calles, y yo salí de mi casa y me coloqué en ei último
sitio, ocupando el número 114. Delante de mí había un
golfo, y detrás, otra cosa parecida, aunque de distinta
condición y sexo. Empiezan los chicoleos, las palabras
de doble sentido, las frases de dudoso gusto y los gestos
de mal género, y comienzo yo a sentirme molesto en tan
clásica compañía, hasta que un rayo de luz hiere mi entendimiento, y separándome de la cola, me voy a mi casa diciendo:—¿Quién me obliga a mí a perder ei tiempo
y a permanecer entre esta gente, que a veces es de poco
más o menos, y a veces de menos en todo, por alimentar
un vicio o una distracción cara? ¡Se acabaron ias colas!
¡se acabó el tabaco! ¡se acabó el fumar!—me dije. Y hasta hoy.
—Es notable. Y lo del tresillo, ¿fue parecido?
STED
1
Gabriel y Galán, <Regreio>.
•
169
—No, señor; lo del tresillo fue más gordo, porque entonces tenía yo la cabeza mucho más dura, y el remedio
había de ser mucho más radical. Verá usted cómo sucedió. Estaba yo un anochecer en la sacristía de B***(
cuando oigo que a la puerta de la iglesia se para uno de
esos cochecitos que parecen de juguete.
—¡Ahí está D. Gonzalo! dice el sacristán; ¡y ése viene
a armarla!
—Al poco rato ya estaba yo presentado a D. Gonzalo, que me dice:—Me han dicho que es usted un gran
tresillista, y que quizá no tenga inconveniente en acompañarnos esta noche.
— Ni soy gran tresillista, ni tengo inconveniente en
acompañarles un rato, contesté
—¡Qué, un rato! nosotros, o la armamos de veras, o
no la armamos. Esta noche cena usted con nosotros, y
mañana, Dios dirá. De modo que envíe usted un atento
recado a la familia, y que se apañen hasta que se levante
la sesión. Nosotros somos así. De los solos y de las puestas sacamos para la merienda; y a costa de la salva hemos encargado algunas cosillas, entre otras, un quilo de
solomillo, otro de chuletas de cordero, otro de merluza,
medio de escabeche para ensalada, dos docenas de huevos duros, aceitunas, frutas y dulces, un cesto de pan,
una cuartilla de vino, café y tabaco. ¿Qué le parece a V.?
A mí, la verdad, me pareció un horror aquella miniatura de las bodas de Camacho, y ya me estaba viendo en
la cama primero, y a dieta después una semana; pera
para no ser menos que D. Gonzalo y la demás gente
animada de la sacristía, dije que me parecía de perlas el
programa, y me tenté suavemente el bolsillo a ver si tenía bastante dinero para contribuir a tal armamento.
Total, que a las ocho de la noche, plus minasve, nospusimos a jugar al tresillo, y lo dejamos a eso de !as diez
para cenar firme, volviendo al empeño poco después.
Entre espada obligada, palo de favor, premio al solo,,
puestas encimadas y demás requisitorios, me encontré a
las cuatro de la madrugada perdiendo de quince a veinte
duros, aunque ei tanto no era mayor que de cinco céntimos. Me pareció la broma pesada, y tuve que sacar fuerzas de flaqueza para prestar mayoratención al juego e ir
defendiéndome, cosa que conseguí unas horas después.
Entonces apretaron -ellos y desfallecí yo, y entre estosaltibajos del juego se llegó la hora de desayunar y la hora de comer, en que hubo sus correspondientes y contados descansos para volver luego con más fervor e ímpetu al pesado programa de
paso=fuego=vuelta=solo=
¿convienenr>=urrastro~etc, etc. Y a todo esto yo no
podía más con mi alma ni con mi cuerpo, y no veía el
momento de verme libre de aquellos señores, importándome lo mismo" ganar que perder, con tal de encontrarme en la calle. Y como si leyese D. Gonzalo en mis ojos
la resolución, en un momento determinado me invitó a
abandonar el juego sin que hubiese vencedores ni vencidos.—Menos mal, dije yo para mí; pero como perdía
dos cajas, resolvieron generosamente mis compañerosperdonármelas, con tal de que pagase yo la merienda.
Creo que si me piden entonces que firme un pagaré de
dos mil pesetas, lo firmo sin vacilar: tal estaba yo de hastiado y de disgustado; como que hasta quince días después no me enteré de que dentro del concepto general
de merienda se encerraba una serie de sorpresas desagradables.
Abrumado, con la cabeza atontada, la lengua sucia, el
estómago sobresaltado, unas orejas hasta la barba y temblándome las piernas, llegué a mi casa, tan avergonzada
de mí mismo, que sin saber qué contestar a las preguntas de la familia, me eché en la cama y me puse a llorar
de vergüenza y de rabia
Hasta que, serenándose la
tempestad, prometí no volver a armarla ni a cooperar
a que otros la armasen, y cuando a los dos días comencé mi vida ordinaria, me encontré asqueado del tresillo
y de las cartas. ¡Como esos dependientes de una confitería, que les hartan los primeros días para que no golosineen después! ¡Como esos perros de una carnicería, que
al principio les dejan comer toda clase de carne, hasta
que se hastíen y la vomiten!
• -
170
LA AVALANCHA
Y es que como mi cabeza era tan dura, el remedio tenía que ser proporcionado a su dureza.
Y así me.lo dio el Señor.
sirve de legítimo orgullo a Navarra, debemos incluir al
insigne compatriota nuestro, Iltmo. Sr. O. Miguel de los
Santos Díaz y Gomara, nombrado por Su Santidad Obispo auxiliar de la Archidiócesis de Zaragoza y cuyo retraPEDRO CRESPO.
to adorna el presente número de LA AVALANCHA.
NAVARRA
Oreo que serán ya pocos los navarros que ignoren
la biografía del nuevo prelado; pero bueno será repetir
en obsequio de quienes la desconozcan.
En Fitero, patria de o|ro prelado famoso, el V. Jnan
de Palafox, Obispo de Puebla de los Angeles y de OBma y Arzobispo electo de Méjico, nació también el
Ilustrísimo Sr. D. Miguel de los Santos Díaz y Gomara, el 5 de julio de 1885, eiendo bautizado dos díaa
deepuÓB; y en dicha villa navarra tiene numerosa y
respetable familia y conserva la casa nativa de aa
propiedad, sita en la calle de Lucharía, hoy de Díai
Gomara.
Niño ana, su bondadoso e ilustrado padre moldeábale la tierna inteligencia con enseñanzas útiles y normas severas, y BU santa madre formábale el corazón
empujándolo por el camino de la virtud; al mismo
tiempo que la obra de tan celosos educadores era magietraimente dirigida y completada por los PP. Escolapios de Estella, dando al alnmno una instrucción
primaria eólida que después serviría de cimiento macizo a los posteriores eetudios y disciplinas del hombre de ciencia y modelo de sacerdotes.
El ano 1886 ingresó como interno en el Seminario,
de Pamplona, cursando en ene aulas 3 años de Latinidad y 4 de Filosofía con notas de Aferitissimus. Al
ZUASTI.—Niños de los señores de juanmartiñena
mismo tiempo estudió el Bachillerato en el Instituto
de Pamplona, obteniendo en él 12 Matrículas de hoFoto. Jesnsa de Juanmartiñena
nor y 15 sobresalientes, además de los sobresalientes
en los ejercicios del grado y del premio extraordinario,
mereciendo la distinción de Ber citado con gran elogio en
IOB actos de apertura de curso de 1903 y 1904.
NAVARROS ILUSTRES
En 1903 dejó el Seminario e Instituto de Pamplona;
pero no para olvidar a Estella, donde ee educó y vivió
su familia, muy respetada y querida, durante muchos
años; ni menos aún a Pamplona, que lo instruyó y distinguió (ciudades de las cuales ha conservado siempre
OBISPO AUXILIAR DE ZARAGOZA
los mejores recuerdos), sino para abrir nuevos horizontes a su carrera.
Alumno interno del Seminario Pontificio de Zaragoza,
recibió el subdieconado en 13 de junio de 1908 y las
IEMPRE la Historia abrillantó loe
cuatro órdenes menores el 20 de noviembre de 1909,
méritos de los hijos preclaros que
después de haber estudiado cindo cursos de Teología con
honraron a la patria con su sannotftB de Merttissimus, obteniendo con la de NemineDoctidad, con BU sabiduría o con eus
proezas; y ea indiscutible la sa- torum Discrepante IOB grados de Bachiller en 1906, de
Licenciado en 1907 y de Doctor en 1908.
tisfacción que experimentamos
escritor y lectores cada vez que
Durante sus estudios en Zaragoza fue ya catedrático
por eetaa columnas desfila algún
de Latín, Castellano y otras asignaturas, y en el Seminanavarro poco conocido o ignorario de Belchite, Inspector de los Colegiales del mismo
do, que unas veces, las menos,
centro docente, por nombramiento del Sr. Arzobispo*.
por f jrtuna de la investigación propia, y otras, las
NAVARRA
más, por copia de trabajos
ajenos, viene a aumentar
e! número de los quefiguran ya en la galería de benfinéritoB de nuestra amada tierra.
Nuestro placer debe ser hoy mayor, porque sin
pedir a la crítica histórica fuentes de información
y sin necesidad de montar sobre hipóteBÍs más o
menos atrevidas, ni de levantar sobre textos quizá
laberínticos los cimientos de una fama antigua
mejor o peor aquilatada, nos da la realidad una sólida reputación hecha ya y viva, que todos admiramoa, en la esfera de la virtud y del saber, para alegría nuestra y honra de Navarra.
No Be necesitan más palabras para comprender
que Navarra se viste otra vez de g«la, y que al ceñir en tan solemne ocasión BU vieja y gloriosa corona, donde deslumhra toda la rica pedrería del
genio, luce el nuevo brillante que desde ahora contribuirá a dar mayores esplendor y magnificencia a
ZUASTI.—Estanque del bosque
la querida patria. Porque sabido de todos es que
Foto. José ÍM." de Juaumartíñena
en el largo catálogo de prelados de la Iglesia, que
Uno. Sr. D. Miguel de los Santos Díaz gGomara
LA AVALANCHA
171
bles, yo le oí el que predicó el afio 1916 en la fiesta de
En Roma carBÓ treB afioa de Derecho Canónico en la
dicada a Santo Tomás de Aquino por la Universidad de
Universidad Gregoriana, obteniendo los grados de BaZaragoza; y no olvidaré nunca el plan admirable que lo
chiller, Licenciado y Doctor en dicha Facnltad, y de
informó, los pensamientes selectos y profundos que lo
Doctor en Filosofía Escolástica, con las mejores calificaembellecieron, las figuras rutilantes que lo abrillantaron
ciones, y también en la Oindad Eterna recibid el diacoy el gusto y el encanto y la convicción que llevó al áninado el 10 de abril de 1909 y el presbiterado el 11 de
mo del auditorio, escogido en general, severo y exigente:
julio del mismo año, de manos del Excmo. Cardenal SeSu sermón de San Francisco Javier, enoargado por la
cretario de Estado, Merry del Val, diciendo sa primera
Excma. Diputación de Navarra en 1917, resultó un momisa en la Santa Caes de Loreto, el 21 de julio de 1909.
delo de oraciones sagradas. Y eus predicaciones en los
Simultaneando con la carrera eclesiástica estudió la
pueblos navarros de Fitero, en honor de la Patrona, y de
Facnltad de Derecho en la Universidad cesarangostana,
Fustifiana, en la fiesta de la Virgen de la Pefia de 1917,
graduándose de Licenciado en 1907, despnés de haber
dejaron recuerdos imborrables que IOB fieles no cesan de
merecido 3 matrículas de honor, 14 sobresalientes y so*
encomiar.
bresaliente en los ejercicios de licenciatura; estudios jurídicos que completó después en la Universidad Central,
Patriota distinguido, saborea con singular deleite las
doctorándose eu derecho en
remembranzas de la tierra
1918, con calificación de sobendita
que le vio nacer, que
NAVARROS ILUSTRES
bresaliente en todas les asiglo educó y que con tanta jusnaturas y recibiendo la enhoticia lo distingue. Y si como
rabuena del Tribunal examiespañol canta las más inspinador por el magistral deradas loas a la Virgen del Pisarrollo de la tesis doctoral
lar y a Santiago Apóstol y a
La inmunidad eclesiástica en
esta nación caballeresca de
España.
nuestros santos amores, como navarro se constituye en
En 1910 fue nombrado
el mejor panegirista de San
beneficiado de la iglesia paFrancisco Javier y de los
rroquial de Santa María Magvenerandos fueros de la padalena de Zaragoza, donde
tria, y como buen hijo de Fise dio a conocer de los felero se prosterna reverente
ligreseB como nn sacerdote
ante la patrona, Nuestra Séejemplar, alternando sus traHora de la Barca, dedicánbajos apostólicos con las ocudole ios primoree de eu tapaciones de la cátedra; pues
lento privilegiado y las dulSecretario del Claustro de
zuras de eu corazón hermodoctores de Filosofía y Proso, y demostrándole además
feEorde número, ha explicasu devoción y esplendidez
do en el Seminario laB asigcon e! magnífico camarín que
naturas de Griego, Hebreo,
por feliz y plausible iniciatí*
Física, Química, Etica, Dereva
del ilustre Díaz Gomara
cho Natural, Historia, de la
se hizo a la Señora y abogaFilosofía, Teología, y actualda excelsa de IOB fiteranos.
mente, Derecho público eclesiástico, que es BU estudio faPor eso Eepafia se honra
vorito, por ser de BU prediincluyendo a un hombre tan
lección la ciencia del Dereetclarecido en el catálogo de
cho. También ha explicado
los Obispos.
en la Escuela Normal la RePor eso Fitero, lleno de
ligión y Moral durante dos
santo
orgullo, ee apresura a
afioe, con aplauso de todos.
costear por tuscripcióu pública un valioso y artístico
Previos brillantísimos ejerbáculo que sirva para exprecicios de oposición fue nomsar, eu parte, el júbilo y
brado Canónigo de la Iglesia
el entusiasmo indescriptibles
Metropolitana, en 11 de jude la villa con motivo de la
lio de 1912. Desde el afio
exaltación, justa y epperada,
1918 es Jaez prosinodal, y
al Episcopado de eu hijo predesde el 1919, Presidente del
dilecto; justa, por IOB mériReal Seminario Sacerdotal
limo. Sr. D. Miguel de los Santos Díaz Gomara,
tos incomparables del nuede San Carlos. Y en estos alOBISPO AUXILIAR ELECTO DE ZARAGOZA
vo prelado, y esperada, portos cargoB eclesiásticos le sorque el pueblo fiterano. digprende el merecídíaimo nomrepresentado por su ilustre Ayuntamiento, al
bramiento de Obiepo auxiliar de Zaragoza, el mismo día
notificar en 1918 el acuerdo de dedicar tina calle a D. Mique cumplía 35 afioB.
guel S. Díaz y Qómara se acreditó de vidente, aunciando
No es posible seguir loa pasos de este insigne compaque sin tardar mucho tiempo sería elevado al sitial a que
triota nuestro en la larga carrera triunfal de su basta
sus muchos merecimientos le hacen acreedor; y así ha suahora corta y bien aprovechada vida. Baste saber que
cedido dos afioe después.
BUS méritos sobresalientes y eecepcionaies brillan siempre en la primera línea de las avanzadas de la virtud,
Y por eso Navarra, interpretando los deseos de laa lladel saber y de la caballerosidad.
madas patria grande y patria chica, se apresura a celebrar como efeméride gloriosa la fecha memorable de la
Hombre bueno, sencillo y agradable, cautiva con la
consagración de tan benemérito navarro, considerándola
llaneza, con la dulzura, con la corrección de su trato, decomo un nuevo honor que abrillanta IOB timbres de su
licado y exquisito como pocos.
diadema con un orgullo muy santo y muy justificado.
Sacerdote ejemplar, atrae con su rectitud, sugestiona
con su talento y aprisiona y rinde con su argumentación
Orgullo santo y muy justificado, porque el adorno que
sana y vigorosa que no es posible contrarrestar.
mej ir realza la elegancia de una dama, es la joya en la
cual haya montado el arte, con todoB sus primores, el
Orador notabilísimo, asombra con su erudición pormás hermoso brillante, para que refulja y deslumbre a
tentoBa, maravilla con su lenguaje castizo, deslumhra
los oj >s de las gentes admiradas. Si la dama es madre,
•con sus imágenes insuperables y arrebata con su elosu joya será su maternidad honrosa, y el brillante deacuencia fascinadora. Entre otros sermones iuccmp^ra-
LA AVALANCHA
172
lmnbrador, el hijo que más digno sea de BU madre y qae
mejor glorifique a su estirpe. Y ei la madre es la patria,
eu joya más valiosa será el cuadro de honor donde la fama escriba con letras de oro los nombres de los selectos
vastagos del troceo venerable, y los mejores brillantes
de su artística joya, aquellos hijos beneméritos que mayores destellos irradien con la aureola de su virtud, de
BU talento o de su heroísmo.
Y Navarra, que por ser nuestra patria amada es la madre fecunda simbolizada en la arrogante dama que el arte canta en la música y la poesía, pinta en el lienzo y
esculpe en el mármol cuando quiere lucir sua mejores
galas, ge cifie la corona en la cual, debajo de la cruz redentora, y como escoltándola e iluminándola, fulgura la
rica pedrería del genio navarro, que brilló siempre en el
mondo y no se extinguirá jamás, y entre cuyos esplendores tendrán desde hoy un puesto de honor, para bien
de la Religión y gloria de la Patria, loa méritos sobresalientes del IItino. Sr. D. Miguel de los Santos Díaz y Gomara, Obispo auxiliar de Zaragoza.
JUAN P. ESTEBAN Y CHAVARRIA.
Tudela, la mi Tuíela,
¿es que te tiene olvidada
la musa que tantas veces
«morosa te cantara?
¿Es que se han roto las cuerdas
de mi lira tudelana?
Tudela, la mi Tudela,
hoy, con los ojos del alma,
paréceme que te veo
viejecita remozada,
luciendo trapitos nuevos,
vestida de regia gala,
con la honestidad que es propia
de las hijas de Navarra,
de cuyos bellos jardines
Tú eres la rosa más blanca...
y siento herir mis oídos
el eco de las campanas
que están repicando a "fiesta,,,
a las "Fiestas de Santa Ana,,,
que yo las presumo iguales
que aquellas otras pasadas.
Hoguera, música, bailes,
teatro de ópera y drama,
asaltos en el Casino
sólo pa los aristócratas,
y conciertos en el Prado
por selectísima banda.
Tudela, la m¡ Tudela,
. no es este todo ei programa;
hay otro aspecto más bello
en tus bellas fiestas clásicas:
es el culto tudelano
a su Reina tudelana;
que hoy pasearás en triunfo
por calles engalanadas
con damascos y tapices,
lo mejorcito de casa.
¡Ay, que es graciosa la Reina!
¡Ay, que va bien escoltada!
Ríndele armas todo un pueblo,
pobres y ricos la aclaman,
¡lora a su paso el anciano,
los niños baten en palmas,
se inclinan los más altivos
porque es Ella la que pasa.
Tudela, la mi Tudela,
voy a salvar la distancia
que me separa del trono
de tu Patrona Santa Ana;
voy a inclinarme piadoso
hoy a los pies de sus gradas;
voy a unir hoy a las ruyas
mi patriótica plegaria.
Acógela, Santanica,
por los que tanto te aman:
"Europa toda está en guerra,
el mundo entero arde en llamas,
caen por tierra los tronos
y las repúblicas se alzan
sobre humeantes escombros
de sociedades anárquicas.
El hambre acaba las vidas
que respetó la metralla,
y es un panteón la Europa
que exhala fiebres malsanas.
Es una fiebre maldita
que corroe las entrañas
del obrerismo europeo,
sin Dios, sin juicio y sin alma.
Impide, Santa Ana, impide
que infecte esta fiebre a España,
y si hay en ella apestados,
arrójalos de Navarra.
Que no penetre en Tudela
esa locura insensata
que hace al obrero asesino
de honor, libertad y patria.„
Para sí nada te pide
quien no necesita nada.
Para vivir esta vida,
ya que transcurre tan rápida,
me es igual vivirla alegre
que emborracharla con lágrimas.
Beber en cálices de oro,
dormir en suntuoso alcázar,
o vivir como el minero
horadando las montañas,
todo es consumir la vida
en cortísimas jornadas;
mi anhelo, sólo mi anhelo,
fuera que no se acabara.
Por eso, nada hoy implora
quien no necesita nada.
Tudela, la mi Tudela,
la generosa, ¡a hidalga,
sólo a ti voy a pedirte
un trozo de tierra santa
donde se pudra este cuerpo
envejecido y sin savia,
¡pobre flor que han deshojado
el dolor y la nostalgia!...
CIRO ROYO.
París, julio, 1920.
' En prensa ya nuestro número anterior, recibimos esta interesante composición que insertamos hoy en LA AVALANCHA.—(Nota
de la Redacción.)
RENGLONES DERECHOS POR LINEAS TORCIDAS:
NOVELA POR RAQUEL
Una gran mesa de caoía, colocada en el centro de la-.
sala, sostenía un hermoso quinqué de pie de bronce y
globo de cristal cuajado con ramos de flores, dos candelabros del mismo metal representando a Ceres y a Minerva que sostenían (¿cuándo lo hubieran pensado las
diosas mitológicas?) cuatro velas de esperma encendidas,
los cartones completos de una lotería y varios platillos
de cristal conteniendo cigarros, fósforos y tabacos que
decían claramente que los fumadores hacían tregua en el
juego de vez en cuando, para disfrutar de las delicias que
proporciona un legítimo habano.
Sentadas en torno de la mesa había diez o doce personas: doña Caridad, su esposo don Pedro, doña Pepilla,
el P. Alejo, Mariquilla, Rosa, Julián, una joven llamada
Nieves, hija de un empleado del cafetal, y cuatro personas más de la vecindad, que habían ido a matar el tiempo. ¡Triste frase inventada por la ociosidad, madre de todos los vicios!...
D. Pedro cantaba los números de la lotería, y todos
rabiaban porque los adornaba con unos nombres tan raros que los convertía en verdaderos jeroglíficos.
—¡Los espejuelos de Mahoma!... exclamaba con su voz
de sochantre el buen hacendado. ¡Qué hermosos son!...
—¡Eso es un disparate! replicaba el P. Alejo; ¿a quétraer aquí al señor profeta falso del Coram?... D. Pedro,
llame usted a las cosas por su verdadero nombre.
—Pues, ¡el ochenta y beho! repitió don Pedro, riendo
a carcajadas.
Sacó otra bola y empezó a darle vueltas entre los dedos, como si no distinguiese los números, y luego cantó;
—¡Las dos palomitas!...
—¡Otra te pego! Vamos, Perico, no seas tonto: ¡por
Cristo! Di sencillamente los números y déjate de esas
músicas...
—¡Qué mal genio tenéis las señoras mujeres!
—¡Y qué cansados sois los hombres!...
— Haya paz, dijo el P. Alejo terciando en la conversación; jugamos para divertirnos y no para incomodarnos. Si es cosa de enfadarse, dejo mis cartones y me voy
en busca del Año Cristiano, o les hago una plática sobre
la brevedad de las cosas humanas.
Entretanto que don Pedro iba diciendo los números,
Rosa y Julián, sin hacer caso de ellos, sin darse cuenta
apenas de lo que hacían los demás, hablaban en voz baja.
—Tienes más espinas que la flor tu homónima.
—Gracias,Julián.
—No hay de qué. Pareces tonta; diríase que en vez
de sangre tienes horchata en las venas.
— Pero, ¿por qué?
—Porque no logro sacarte de esa actitud indiferente
en que te hallo colocada. Eres la personificación del orden, del deber, de la moral, de la seriedad en todas las
cosas. El P. Alejo, hija mía, ha hecho de ti una sabia,
pero fe ha quitado todas las amables gracias de tu edad.
Y como para nada les sirve a las mujeres el griego, el latín ni la filosofía, te confieso que prefiero una dama elegante que luzca y haga lucir a su marido en los salones.
Tú no sirves para esto...
—Gracias, dijo la joven, haciendo esfuerzos por contener el llanto que pugnaba por brotar de sus grandes ojos
negros.
—¿No sabes decir otra cosa?
—¿Qué quieres que te diga? Tienes verdadero placer
en mortificarme; me acusas injustamente, a pesar de que
no te doy quejas que en justicia puedo darte. Pareces
cansado de todo lo que te rodea, incluso yo. ¿Qué hacer? Callar y no reñir.
—¡Prefiero esto último!... dijo Julián violentamente.
—Lo comprendo, pero no te puedo dar gusto.
—¡Si eres una mujer de hielo!...
LA AVALANCHA
—Julián, por Dios, calla; nuestros padres se van a enterar; mira, no jugamos; han cantado varios números, y
•ni tú ni yo los hemos apuntado.
—¡Si no jugases! ¡La lotería! \ Juego de viejos y de
aburridos!...
—A los papas les gusta y debemos complacerles. Sólo
los egoístas rehusan sacrificarse un poco en obsequio del
-prójimo.
—¿Es decir, que me llamas egoísta?
—No, puesto que juegas a pesar del desagrado.
— Kosa, debías llamarte Simpliciana.
—Pues, hijo, lo siento por ti: ya no hay lugar a variar
<le nombre, porque estoy confirmada COH el de Rosa,
muy lindo y muy de mi gusto.
—¿Te burlas?
—No; te contesto.
—¿Qué está diciendo usted a Rosita, que se le llenan
de lágrimas los ojos? preguntó Nieves, que era envidiosa, que por lo mismo detestaba a la joven y que gozaba
en hacer públicos los desaires y las mortificaciones que
sufría de Julián.
—¿Quién es capaz de saber por lo que lloran las mujeres? dijo uno de los jugadores.
—¿Qué tienes, hija? preguntó doña Caridad. ¿Estás
mala?
—No, mamá; ¡si no lloro!
—Será ahora; pero hace un momento llorabas; replicó
Nieves.
—Y usted haría muy bien en no tomar parte en aquello en que no se la dan. Ya sabe que dice un refrán: no
te metas donde no te llaman; y yo añado: ¿quién te da
vela en este entierro?
—¡Jesús, Mariquilla! ¡Cómo defiende a su hijo!
—Lo dicho, exclamó el P. Alejo; se acabó la lotería, y
me voy a mi cuarto a leer la crónica del convento. Señores, buenas noches. Rosita, que no te aflijas, hija, que
este picaro Julián no vale una lágrima tuya.
—¡Gracias!... ¡Vaya una manía de decir lo que no se
pregunta!
—Hijito mío, la verdad escuece... Rosa debiera llamarse violeta, y tú, cardo.... exclamó Mariquilla, deseando
apaciguar la tormenta provocada por las inconveniencias
de su hijo. Vamos, haced las paces: id un rato a la ventana y nosotros seguiremos jugando. P. Alejo no se vaya: el santo del día es largo, y...
—¿Qué dice usted? ¿qué dice?
—Vamos, todos están de monos esta noche. D." Pepilla, quiero decir que es muy larga la historia del santo
de hoy.
—Bueno, pues así. así: las cosas claras y el chocolate
espeso; exclamó don Pedro. ¿Jugamos?... ¿Sí, o no?
—Juguemos, suspiró el P. Alejo, volviendo a sentarse
y tomando un polvo de rapé."El P. Rector decía...
—¡El único remedio!... interrumpió don Pedro, sacando una bola del saco que tenía en la mano.
Todos atendieron al juego menos Rosa y Julián, que se
levantaron y fueron a apoyarse de codos en el alféizar
de una ventana, desde donde se veían los lejanos montes confundiéndose con el oscuro perfil del horizonte.
La joven estaba triste, y de vez en cuando lágrimas silenciosas rodaban por sus mejillas.
—Me canso de no hablar, exclamó de pronto Julián
con acento de mal humor. Eres caprichosa, y tan altiva,
Rosa... Otra mujer se desviviría por complacerme, y tú,
encastillada en tus deberes, no haces caso de mis deseos.
Si así estamos quince o veinte días antes de casarnos,
¿quieres decirme qué pasará cuando hayamos vivido
juntos unos meses?
— Eso mismo me pregunto yo sin cesar, Julián, dijo
Rosa con tanta suavidad que bien dejaba conocer la apacible dulzura de su carácter. Siempre estás riñéndome;
me acusas de mil defectos, algunos de los cuales no creo
tener, aunque bien sé que tengo muchos; eres duro conmigo, que tanto te quiero y que te doy gusto en todo lo
que puedo... y sin embargo, yo no me quejo de nada, ni
a nadie digo una palabra de mis tristes presentimientos...
Julián, si no me quieres, ¿por qué no lo dices claro?
—¡Eso es! repuso Julián con esa terquedad del que se
178
reconoce culpable y desea conservar su papel de víctima;
di ahora que no te quiero, cuando estás persuadida de
que nunca he pensado casarme con otra.
—Eso lo creo, Julián; pero sé que te ocupas de muchas, y no comprendo así el amor. Prefiero la mansa corriente del arroyuelo al espumoso torrente que todo lo
arrastra a su paso... Quisiera que me amases mejor.
(Continuará.)
DE LA FE Y DEL ESPÍRITU DE FE
II
Del espíritu de fe en la divinidad
de Nuestro Señor Jesucristo
Llamaré en segundo lagar tu atención, hijo mío, sobre
la gran verdad fundamental de la fe y la santidad cristianas, es a saber, la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.
Lo qne es el sol en el mundo de la naturaleza, lo 68
Jeaucrieto en el mundo de la gracia. Y no puede ser de
otra manera, puesto que Jesucristo es Dios hecho Hombre, Dios con nosotros, Hijo eterno de Dios, hecho verdero Hombre en el seno de la Virgen sin dejar de ser
verdadero Dios.
Ha hecho ya dos mil afios que se realizó este prodigio
de los prodigios, este milagro de los milagros: la Encarnación del Hijo de Dioa. La bienaventurada Virgen María faé hecha su verdadera Madre BÍQ dejar de ser Virgen, y su Padre era el Padre celestial, la primera Persona de la Santísima Trinidad.
Ya sabes, mi buen Jaime, cnán irrefragables pruebas
de su divinidad dio Jesucristo al mundo. La declaró cien
veces y de la manera más solemne, de modo que los judíos no tenían lugar a equivocación. UQ día quisieron
apedrearle como a blasfemo, y Jeeús lee preguutaba tranquilamente:
—¿Por cuál de mis milagros queréis apedrearme?
—No es por tus milagros—gritáronle coléricos,—sino
poriae siendo Hombre te haces Dios.
No quiero recordar aquí, hijo mío, más que dos de
esas afirmaciones
divinas del Salvador: la primera en el
día mismo d*1 sn Pasión, cuando el gran sacerdote, en
nombre del Sanheririn, Je piaoteó con todas sus letraa
esta su pregunta decisiva: <Te conjuro, en nombre de
Dios vivo,, a que nos digBs si eres Cristo, Hijo de Dios.>
Y Jeeús respondió: «Sí; td lo has dicho: lo aoy.»
La otra fue ocho días después de su Resurrección: loa
Apóstoles, que le hablan visto ya muchas veces, estaban
reunidos en el Cenáculo, y las puertas y ventanas estaban cerradas por miedo de los judíos. El único que no
le había visto todavía era Santo Tomás, y por mucho
que los otros le afirmaban y repetían que habían visto al
Señor verdaderamente resucitado, que le habían tocado
con sus manos y oído con sus oíioa, que el divino Salvador hasta había comido delante de e¡bsp para probarles
bien que era BU verdadero Cuerpo y no UQ fantasma, no
quiso Tomás creerles, y se obetiuatia remitiendo:
—Si no pongo mi dedo en las llagas de sus manos y de
sus pies, y si no toco con mi mano la abertura de su costado, no creeré.
De repente aparece JeBÚs en meiio de ellos:
—La paz sea con vosotros—les dice con una majestad
divina. Y luego, volviéndose hacia el Apóstol incrédulo,
le dice presentándole sus manoa agujereadas por los clavos:—Toma, mete aquí tus dedos. Acerca tu mano; ponía
en la llaga de mi costado y no seas ya incrédulo, sino fiel.
Y el pobre diecipulo, estupefacto, arrebatado de admiración, se prosternó exclamando:
—¿Dios mío y Señor mío!
E-cucha bien lo que Jesús contesta a esta afirmación
tan formal, tan explícita de su divinidad:
174
LA AVALANCHA
—Porque has visto, lomas, has creído—le dice;—bienaventurados aquellos que creyeron sin haber visto.
En lugar de reprenderle, le felicita porque al ñn ha
creído
¿y en qué? en BU divinidad. <Mi Señor y mi
Dioe.»
Nosotros, mi querido Jaime, somos del número de estos bienaventurados, porque creemos sin haber visto, porque creemos con todo nuestro corazón, y porque postrados a los pies de Jesucristo, Hijo de María, Dios del tabernáculo, le adoramos y proclamamos en alta voz «nuestro Señor y nuestro Dios».
Jesucristo es Dios, es a la par verdadero Dios y verdadero Hombre, uniendo en su Persona única la divinidad
y la humanidad.
El pequeño Hijo de la Virgen, el humilde Aprendiz
de Nazaret, el Crucificado del Calvario, en una palabra,
Jesús es Dios. Luego es eterno; en unión del Padre y del
Espíritu Santo, es el Ser supremo, el Bolo verdadero Dios
vivo, el Ser infinito, el único Creador de los ángeles, de
los hombres, del cielo, de los astros, de la luz, de todos
los elementos, de la tierra, de las plantas, de las flores,
de los árboles, de los animales, de todo lo que existe. Así
como en un hermoso día toda la luz que ilumina la naturaleza viene del sol, y sin el sol no existiría, así también
Jesús, el adorable Hijo de DÍOB y de María, es el principio, el Creador y el Señor de toda criatura, Be» la que sea.
Hay algunos que hacen distinción entre Dios y Jesucristo; como si Dios, descendido a la tierra, no fuese el
mismo Jesucristo; como si Jesucristo no fuese Dios encarnado por nueBtro amor. Lo sé, y tú lo sabe? también:
el Padre ni el Espíritu Santo no se encarnaron como el
Hijo; sin embargo, la plenitud de la divinidad habita corporalmente en Jesucristo, como dice San Pablo, porque
Dios Padre está inseparablemente unido a Dios Hijo, y
porque el Espíritu Santo, inseparable también del Hijo
y del Padre, reside todo entero en el Señor. Por esto, fuera de Jesucristo no hay Dios, y adorar a Jesucristo es
adorar a Dios, al aolo Dios vivo y verdadero.
Decíame en cierta ocasión un joven:
—Yo creo con todo nai corazón, y mediante la gracia
de Dios, seré siempre buen cristiano. Tengo, empero,
ahí, en la mente, algo que me da mala espina.
—Y este algo, ¿qué es?—preguntábale yo;—dímelo
sencillamente, y procuraré resolver con la claridad posible tu pequeña dificultad.
—Vedlo ahí—repuso entonces el pobre muchacho:—
parece me que el Señor vino a quitarle su sitio a Dios, y
que, por consiguiente, los judíos hicieron muy bien con
echársele encima y crucificarle.
Aquí tienes a uno que se figuraba creer en la divinidad de Jesucristo, y que, en el fondo, no creía en ella:
hacía distinción, como te decía, entre Dios y Jesucristo.
O ei lo prefieres, confundía a Jesucristo con la humanidad de Jesucristo, siendo así que no es una misma cosa.
La humanidad de Jesucristo es creada como la nuestra;
mientras que Jesús en eí miemo, esto es, la adorable Persona del Hijo de DÍOB hecho Hombre, es el Criador de
todas las cosas, el verdadero Dios, el solo Dios verdadero,
como llevamos dicho.
Jesucristo es Dios, el Dios de santidad y de amor. Es
menester, hijo mío, que esta grande y santa verdad sea
cada día más la luz de tu espíritu y el descanso de tu
corazón. En tus oraciones, en tu recogimiento, jamás
busques a DÍOB fuera de Jesucristo: amar a Jesús es amar
a Dios; pensar en Jesús es pensar en Dios; y por lo mismo, olvidar a Jesús, no servir fielmente a Jesús, es ser
infiel a Dios.
Repite a menudo su divino Nombre. El solo Nombre
de Jeeús, pronunciado con fe y con amor, es una preciosa oración, temible para el demonio, santificante y consoladora. ÉBte sagrado Nombre, ¿Jestts!, es un excelente
acto de amor de Dios. La pobre Juana de Arco no tenía
otra oración en medio de las llamas de su horrible hoguera; durante más de un cuarto de hora se la oyó repetir a cada momento con voz sonora y suplicante: «jJesúsl
jJeeúa! jJeeúsl» ¡Oh! ¡Qué magnifico acto de adoración,
de fe, de amor y de esperanza!
Los que no tienen nna fe viva en el Señor le respetan
poco, pronuncian su sagrado Nombre sin reverencia y a
la ligera; a veces hasta le mezclan con bromas, no teniendo gran miramiento en chancearse con tal o cual de sus
frases, con tal o cual de sus milagros. Sin ser incrédulo!,
son creyentes a medias; y no es difícil conocérselo, por
poco que gire la conversación por ese lado. Cuando no
otra coBa, son indiferentes en lo que ata fie a su honor y
a ios intereses de su causa. No piensan en Él, le miran
como un simple personaje Uietórico distante de ellos, y
no como a su Dios, Señor y Maestro.
Le aman menos todavía. Jamás, o casi jamás, les acá*
de la idea, ni aun en la iglesia, de elevar hacia Ét su corazón por amor y con amor. Jamás sale de sas labios, y
mucho menos de su corazón, esta preciosa invocación,
tan familiar a las almas piadosas: cfJesÚB, os amol» Ni
menos estotra: * ¡Jetvia, Dioe mío, soy todo vuestrol» No
son, de consiguiente, buenos cristianos, porque cristiano
quiere decir «hombre de Jesucristo».
Sé cristiano, mi querido Jaime, cristiano en toda la
acepción de la palabra; cristiano por de dentro y por de
fuera; y haz que en tu vida de cada día, en tus conversaciones, en tus costumbres, en tu modo de ser, pueda
cualquiera reconocer en ti al hombre de Jesucristo, al
bueno y verdadero cristiano.
Tales serán en ti los frutos de una fe viva en Jesucristo Señor Nuestro. Cuanto más profunda sea ta fe, mal
respetarás, invocarás y amarás a Jesucristo.
MONS. SEGÜK.
/AESA REVUELTA
¿Para qué sirven !as Religiosas?—Telegrama de
Melilla:
«EL comandante general Sr. Silvestre ha pedido al ministro que el personal enfermero que sirve en los hospitales de esta plaza sea substituido por Hermanas de la
Caridad.»
A alguien deja de honrar esta petición que honra tanto al instituto religioso de las Hijas de San Vicente.
Los reyes en Limpias.—El 30 del pasado mes visitaron los reyes el santuario de Limpias, acompañados de
varioB palatinos y séquito.
A las seis llegaron a Limpias, encaminándose a la iglesia, donde fueron recibidos por el clero, capellán y otras
personas.
En fa escalinata del santuario aguardaban también a
los reyes loa condes de Albos y Limpias.
Loa reyee estuvieron un rato orando, y después contemplaron la sagrada imagen del Cristo de la Agonía.
En la sacristía ee enteraron de los sucesos más salientes ocurridos desde la primera visita que realizaron el
año pasado.
El alcalde y personalidades de la villa cumplimentaron a los reyes.
Cosas de ellos.—UQ periódico de Méjico, el Iris, de
Oaxaca, publica el siguiente suelto que, por referirse a
un conocido republicano eBpañol, reproducimos sin comentarios.
tEl señor general Franc¡3co J. Mújica, compañero inseparable de Blasco Ibáñez en la República Mexicana, y
quien lo introdujo eu las esferas oficiales, en telegrama
de fecha 11 de junio, dirigido a los Estados Unidos, a
varios mexicanos, dice:
«Acabo de ver en la prensa enérgica protesta que han
hecho ustedes, como representantes de los pueblos latino-americanos, contra las imputaciones malévolas del
tristemente célebre novelista Blasco Ibáñez, para México. Ello estriba en que el Gobierno del señor Carranza
LA AVALANCHA
rehueó dfirle cien mil dólares que pidió para escribir su
famosa novela en favor de México, pues el licenciado
Cabrera solamente ofreció diez mil dólares. Oomo yo soy
responsable en gran parte de la venida del mercenario
escritor a mi país, creyéndolo de buena fe, me apresuro
a hacer del conocimiento de ustedes estos detalles
Ee
de sentir la generosidad y largueza con que le distinguimos creyéndole hombre de honor, cuando en verdad no
es más que un lacayo del dinero y un escritor alquilado
ai oro de los enemigos.—Francisco J. Müjica.*
3KHC
El cinematógrafo como propaganda católica.—Un
nuevo movimiento para la educación, que se ha iniciado
entre los católicos del Reino Unido, es la reproducción
de los sucesos católicos en cintas cinematográficas que
después ee exhiben al público.
La gran parroquia irlandesa de San Miguel, en Londres, acaba de tener una procesión extrapolasen honor
de Santa Jnana de Arco y del beato Oliverio Plunket,
en la que la santa francesa y el mártir irlandés fueron
representados por grupos históricos. Durante el tránsito
de la procesión por las caites se impresionaron varias películas de los grupos, las cuales se exhibirán en los salones públicos como parte de la propaganda «educativa católica.
En Dublín ya ha sido dada al público una cinta cinematográfica de la vida de San Patricio, y todos los que
tomaron parte en su impresión erau católicos. La peregrinación aliada en Londres ha sido también puesta
eu película que está exhibiéndose en toda Inglaterra.
f
Nuestros amigos difuntos—El día 3 del corriente
mes iie agosto falleció en ta residencia de los PP. Jesuítas de la calle de Isabel la Católica, de Madrid, el virtuoso jesuita, paisano nuestro, R. P. José Alfonso, natural
de Arre.
Múaico eminentísimo, deja notables producciones.
Deepuée da haber eido maestro de capilla en Segovia,
Yalladolid, Santiago de Composteía y Madrid, ingresó en
la Compañía de Jeeúa.
Su muerte santa ha sido digno premio a su fervorosa
vocación.
No le olviden nuestros lectores en sus oraciones.
R. I. P.
Ejemplar retractación.—D. Diego Gómez del Valle,
de Malaga, hasta hace poco librepensador y afiliado a
Bociedades masónicas, ha abjurado de sus errores y vuelve a la fe católica, apostólica, romana, dirigiendo con
este motivo a lae autoridades de la Iglesia una BÚplica
-conmovedora, en la que dice que con inmenso placer
vuelve at sene de la Iglesia, del cual ha estado separado
más de treinta afioa. A loa die¿ y siete años, influenciado
por laa teorías krausietae, aprendidas en las aulas de una
nn i Tersidad española, se lanzó por los caminos del error,
y ya de palabra en loa mitinee o por escrito como corresponsal de varioB periódicos revolucionarios, lanzó contra
la Iglesia y eas ministros las más atroces injurias, y fue
miembro y presidente de sociedades masónicas y librepensadoras.
En su retractación expresa que la causa de volver al
seno de la Religión fue la profunda impresión que dejaron en su ánimo la curación de una prima, paralitica hacía ya nueve años, y las palabras de ésta en su larguísima agonía, llenas de un inmenso fervor religioso.
Ante la legítima autoridad del virtuoso Prelado de
aquella diócesis hace pública retractación el Sr. Gómez
del Valle de los errores que ha profesado, espera humil-
175
demente la bendición del Prelado, y el perdón, por cari*
dad cristiana, de cuantos tienen que perdonarle por haberles ofendido.
3 •<)•€•
1
¿Qué ha de honrar eso?—A propósito del fallecimiento reciente del periodista liberal Mariano de Gavia, redactor de periódicos tan funestos como El Imparcial y
JSl 8olx dice tm colega:
«Por lo que a Mariano de Cavia se refiere, nos parecerá más oportuno reunir en uno o varios volúmenes sus
principales artículos, para que Birvan de recreo y enseñanza a la generación presente y a las venideras, más
bien que fijar su nombre en alguna calle, lo cual produce una gloria bastante efímera.»
¡Nada de eso! El único modo de honrar a Mariano de
Cavia es rezarle misas y padrenuestros, por si tuvo al final de su vida un «panto de contrición» que salvara BU
alma; pero de ningún modo reproducir y publicar eus
sectarios artículos «para que sirvan de recreo y enseñanza».
I Al contrario! Cada artículo Buyo que se reproduzca,
más ha de va le ríe al autor tizonazos, en el purgatorio o
en el infierno, que días de gloria.
Fiesta solemnísima.—El día 31 de julio último hubo
en el Colegio Máximo de San Ignacio, de Sarria, centro
de los estudios superiores de ia provincia llamada de
Aragón por la Compañía de Jesús, una hermoea fiesia
con motivo de celebrar sus primeras misas 23 Padres de
la propia Compañía, que hablan sido ordenados de presbíteros el día 26 por el Arzobispo de Tarragona.
Nuestro estimado colega La Gaceta de Cataluña publicó una interesante crónica del acto celebrado, viéndose
a personajes de tan elevada alcurnia como 8. A. I. el archiduque Leopoldo Salvador, acompañado de su hijo el
príncipe Francisco José y de sus hijas las princesas Inmaculada, Dolores y Antonia, y el señor don Alejandro
Lacour, cóneal de S. M. el Rey de los servios, croatas y
eslavos, que comulgaron de manos del celebrante P. Oepetic, yugoeslavo, el cual fue ayudado en la misa por su
compatriota P. Kobi y por el P. Múhn, alemán; e! señor
Fernández Blanco, ministro de Chile en Madrid; don Anselmo de la Cruz y el Vizconde de la Morera, respectivamente cónsul general en Barcelona y CÓUBUI en Valencia
de la República de Chile; don Isidro Valls, senador del
Reino; el Itmo. Sr. D. Andrea Gassó; don Cesáreo de Madariaga, cátedra.ico de la Escuela da Iogenieroa industriales de Bilbao; el ingeniero don Francisco de A. Torelló, director de loa talleres PfeifCer; los señores de Aránguiz y otros parientes del nuevo celebrante P. Vicuña,
chileno, que administró la primera comunión a doa sobrinitoa suyos de aquel paíe; loa señorea Salaberry y Faura, guar lias marinas de la Armada peruaon, el primero
de los cuaies ayudó, vertido de uniforme, la misa de BU
señor hermano, nuevo celebrante; los módicos doctores
Vivó PJCBBÓ, Simón, Guitart, Giral, Suñer, Savall e infinidad de otras distinguidas personas, entre los que se
encontraban ingenieros, abogados, artietas, etc., algunos
de los cuaies habían sido compafleroB de más da un nuevo celebraute, antes de que éste hubiese entrado en la
Compañía, y otros eran parientes o amigos de nuevos
celebrantes de varias nacionalidades.
El P. La Cruz tuvo por asiateuie a un hermano euyo,
Padre de la Compañía, y por ayudante a su propio padre,
ex comandante de artillería y actual Hermano coadjutor
jesuíta, de 82 años de edad.
La caridad del Papa.—La última renaeaa de donativoa hechos a los niños pobres de la Europa central asciende a la importante suma de 14.130.809'46 liras.
Gracias a la caridad del Pontífice se arrebatarán muchos niñO3 a ia muerte, y una vez más se probará qne la
Iglesia es la madre de los pobres.
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