REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA DEL CONSEJO GENERAL DEL PODER JUDICIAL Claro J. Fernández-Carnicero Vocal del Consejo General del Poder Judicial I. El prestigio y la representatividad de sus miembros, garantía de integración y consolidación de la Carrera Judicial La experiencia de los treinta años transcurridos, desde la Constitución del primer Consejo General del Poder Judicial, pone de manifiesto que la solidez y legitimación institucional de este órgano depende, fundamentalmente, de la calidad profesional e intelectual de sus miembros. Y ello por cuanto que el denominado “gobierno del poder judicial” viene condicionado por el respeto y la consideración que acompañan, o no, al perfil de quienes lo asumen, de conformidad con el marco constitucional. Así, cuando la elección de éstos recae en quienes no gozan de un prestigio reconocido entre quienes ejercen la función jurisdiccional, o no merecen en el seno de la comunidad jurídica la condición de juristas de reconocida competencia, el funcionamiento del Consejo General del Poder Judicial se resiente y se debilita, pudiendo llegar a desviarse o degradarse en el corporativismo más mediocre. Porque es este mal, traducido en la voracidad más arbitraria, el que persigue y contamina a la institución, y no tanto la politización que tópicamente se denuncia. De ahí la importancia de que, si no se modifica el actual marco constitucional y legislativo, los partidos políticos, singularmente mediante un pacto entre los dos grupos parlamentarios más relevantes (PP y PSOE), se comprometan a garantizar el acceso al Consejo, en proporciones equitativas, de miembros de la Carrera Judicial asociados y no asociados (para dar cumplimiento a la doctrina sobre representación del pluralismo de la Carrera, consagrada en la STC 108/1986, de 26 de julio), con personalidad propia y prestigio reconocido (así, Magistrados del Tribunal Supremo, miembros de los Tribunales Superiores de Justicia o Jueces Decanos), que no necesitan contar, para su progresión en aquélla, con el favor político o el nepotismo asociativo. Con igual celo, los grupos parlamentarios deberán tratar de escoger a juristas de prestigio, comprometidos en el servicio al Estado y, singularmente, con experiencia acreditada en los ámbitos administrativo y judicial. En consecuencia, los partidos políticos no deberían delegar su responsabilidad, en la selección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, en las ejecutivas de las 1 Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27. 6ºizq. 28001 Madrid www.funciva.org Asociaciones supuestamente “afines”. Por el contrario, deberán asumir esa labor por sí mismos, acercándose con criterios de mérito y capacidad a los posibles candidatos, y con una visión funcional que favorezca la formación de un equipo integrado, complementario y homogéneo, tras su designación como Vocales del Consejo. Sólo así podrá cumplirse la función que implícitamente corresponde a este órgano: la de integrar y consolidar la Carrera Judicial y, con ello, fortalecer institucionalmente a uno de los poderes del Estado. II. Impulso por el Consejo de la independencia del Poder Judicial. Como reconoce la Ley Orgánica del Poder Judicial, ya en su Preámbulo “para garantizar la independencia del Poder Judicial, la Constitución crea el Consejo General del Poder Judicial, al que encomienda el gobierno del mismo”; una encomienda, por tanto, de carácter finalista o funcional, lo que determina que toda la acción de este órgano se juzgue a la luz del principio de independencia de la potestad jurisdiccional (art. 12.1 LOPJ) y del principio de unidad de jurisdicción (art. 104.1 LOPJ). En consecuencia, toda la actividad del Consejo General del Poder Judicial, y de todos y cada uno de sus miembros (sin que haya sitio dentro de la Constitución para privilegiar una cultura de Presidium o de Comisión Permanente), debe ir dirigida al cumplimiento del objetivo de garantizar la independencia del Poder Judicial, presupuesto del que cabe extraer dos conclusiones: 1ª.- Una primera conclusión, de carácter orgánico, que exige reconocer al Consejo General del Poder Judicial su natural primacía institucional, sobre todo respecto del Ministerio de Justicia y de las Comunidades Autónomas, a la hora de articular la acción del Estado que pueda condicionar, directa o indirectamente la referida independencia. Urge racionalizar, a través de una efectiva coordinación, la actual “dinámica tripartita”. Ello debiera traducirse, sin alterar el actual marco institucional, en una posición de influencia del Consejo, aplicable tanto al ámbito económico (sin perjuicio de las competencias ministeriales de gestión presupuestaria), como al ámbito de iniciativas normativas o administrativas, que puedan afectar al ámbito material del Poder Judicial. Ello no debiera suponer ninguna desviación, como el pretendido activismo político, hacia ámbitos competenciales reservados a otros poderes del Estado. 2ª.- Una segunda conclusión, de alcance funcional, que debería manifestarse en la articulación de una relación fluida y permanente ente el Consejo y los demás órganos de gobierno del Poder Judicial (Salas de Gobierno y Jueces Decanos). Esta relación debería incidir, principalmente, en el ejercicio de competencias del Consejo, con un impacto directo o indirecto en la organización y ejercicio de la potestad jurisdiccional. Así, en todas aquellas reformas normativas que el Gobierno, como titular de la iniciativa legislativa, someta a informe de este órgano, o que el propio Consejo, en el ejercicio de su competencia reglamentaria, pueda adoptar. Es urgente superar el riesgo de desviación voluntarista o arbitrista 2 Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27. 6ºizq. 28001 Madrid www.funciva.org (actualmente, una práctica habitual), al pretender tramitar esas iniciativas, sin contar con una consulta serena a los distintos órganos gubernativos, sustituyendo ésta por un trámite de audiencia tardía e insuficiente de las Asociaciones profesionales, o por convocatorias “de adhesión” de los presidentes de órganos colegiados. Finalmente, sólo una relación articulada en Red, entre el Consejo y los demás órganos de gobierno, permitirá ofrecer una razonable alternativa constitucional a los denominados “Consejos Autonómicos de Justicia”. 3 Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27. 6ºizq. 28001 Madrid www.funciva.org