ronald kay / circuito cerrado - Centro de Documentación de la Artes

Anuncio
RONALD KAY / CIRCUITO CERRADO
I DE, DI
Ch861
K23
2001
v.3
c.1
F
T
' Il.L:\. ¡ 0 ·[ ' 1 NElt L
lI ild 10 7.
o ro ¡';: o tai :f ~C ( O fl't.
Los In éditos de la D éca da de los 60
Glosas
L :
l\" .
• •• •••• ••
•••••• •••••
• •• •• • •• •
• • • •• • •• • • •
• ••••• • •
CENTRO CULTURAL
PALACIO
LA MONEDA
CENTRO DE
DOCUMENTACiÓN
ARTES VISUALES
Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción parcial y/o total. Conforme a la Ley
N°17.336 sobre Propiedad Intelectual en Chile.
CIRCUITO
CERRADO
RONALD ]{AY / CIRCUITO CERRADO
• •• •••• ••
• • • • •• •••••
• •• ••••• •
• • • •• ••••••
•
• • • •• • •
CENTRO CULTURAL
PALACIO
LA MONEDA
Los Inéditos de la Década de los 60
Glosas
CENTRO DE
DO CUMENTACIÓN
DE LAS ARTES
El ser humano, que es una continuación orgánica del logos,
cree que puede cortar esa continuidad y existir fuera de ella .
Heráclito
LA VIDA ANTERIOR
l.
La voz del verso
Quizá la reticencia a hacer público lo escrito, obedezca a una concepción particular de la poesía, la de desligar lo escrito de la p resencia
carnal: que el verso no obligue al alm a qu e lo cincelara, a ilust rar lo
qu e éste estatuye, a cumplir un ro l en la vida rea l, el de representarse,
como lo ejemp larizaran Victor H ugo o Neruda, qu e en la vida dia ria
fu eran flamantes encarnaciones del genio, monumentos vivos de sí mismos, y, por así decirlo, pontificias personificacion es del hablante lírico.
Retirarse de la actua lidad es la consecuencia de una es trategia poética otra.
Ya Bau delai re preconizó como p asaporte el incógnito.
Parece qu e la poesía, fuera del oído que la escucha, sólo tolerase como
compañía, como com entario y glosa, su p ropio medio, el de la escritura,
esa fascinante y peligrosa playa donde se qui ~ bra el océano del tiempo.
La tele, vorágine de la actualidad, cuando encuadra al poeta, en
cuestión de segundos desarticu la y acaba, cuando no con su p ersona, con
su función simbólica.
Porqu e él jamás será su propio contemporáneo: toda po esía t ranspo rta
una inactualidad profunda.
Sin em ba rgo, él, quiéralo o no, genera con sus versos las coordenadas de
su histo ria poética, fundándola ; y en esa proyección, en esa virtualidad,
1
no sólo es ineludible, sino que se impone la identidad pública ya no de
una persona, sino de una voz.
Igualmente es cierto que toda poesía requiere ser avalada por los
hechos, por etérea, abstracta o surreal que sea, y anclarse en esos
instantes de vida o muerte por los cuales en la carne pasajera se escu lp e
el individuo.
Sin duda quien escribe Luxe, calme, vo lupté, estáse quemando las
pestañas.
De ese, quien polvo y nada será, ¿qué se espera cuando con los metros
el lenguaje divide y eterniza?
¿De qué modo en tra en el juego de las sílabas, en el baile de las palabras,
garantizándo las? Sin duda, siempre de un modo desconocido e inasible.
¿Qué identidad trafica por la voz del verso? ¿Cómo descifrarla
nosotros, quienes al oírla, leyéndo lo, hemos sido al mismo tiempo transfigurados por ella hasta el punto de pasar a ser la nuestra?
Así, no puede asombrar que Holderli n, hincha sin par del rélampago - quien como ni nguno supiera ahuecar las sílabas para alojar en
ellas el resonar del trueno -, estuviese armado de pistola cuando
atravesó a pie la Francia meridional para llegar a Burdeos, donde
luego, como sabemos, lo go lp eará Apolo.
Arma y andanza contradicen el retrato que de Holderlin nos han
querido legar, qu e no es precisamente el del fornido e intrépido.
Quienes han divulgado la imagen de un frágil efebo, tienen que
haber sólo sobrevolado el verso de Holderlin.
Porque tensar las sílabas para que reciban y amparen el mensaje de
los dioses, necesita el vigor de H ércu les y el nervio de Aquiles; y el iluminado que se desplazó desde la Selva N egra a Occitania, pernoctando
a cielo abierto con el arma cargada en el crudo invierno de la
Auvergne, no pu ede no ser más que de esa estirpe.
Si he aludido a los dioses en su verso, po r supuesto no me refiero a
fulanos de domicilio celeste, sino a la exacta, diversificada relación de
las sílabas entre sí, que por el metro que con sus intervalos las divide y
remece con su silencio, se hacen permeables al eco del lenguaje que así
vibrando al fin habla.
A l margen de la voluntad humana.
Divinatoriamente.
Verso es el habla medido po r el silencio y hecho en él audi ble.
8
Automáticamente todo ve rso se conecta con el tiempo de la tradición ,
el de los muertos, y se proyecta al d e los po r nacer.
Quien lo escribe, ubica sus tejidos y su pulso en u n esp acio no exclu sivam ente lindante con el hoy.
Su biografía se abre a una vi rtualidad y no termina d e ocurrir en
eUa.
La clave del paso de lo efímero a la escritura reside no en lo s hechos,
sino - la letra m ediante - en la indeclinable y siempre reno vada responsabilidad de su lectura.
2.
La acción del tiempo
.. . ne fleaat retro sua [u mina, dona A¡Jernas
exierit valles, au/ inrita dona fU/lira.
Ov idio, Me/amorphosen Liber
x, 5 / -2
Hab erse d emorado tantos lustros en dar salida a los p resentes In éditos
obedece a la necesidad de incluir en la propia historia la ausencia ; de
adentrarse en lo fantasmático de eUa, de exponer lo irreal como vi rtud,
en fin, de entregar a la acción del tiempo lo que uno por sí mismo no
logra despejar.
La propensión a jugar con el tiempo y la geografía, de espaciar y
diferir, de capitalizar la distancia poéticamente, me viene de antes:
Sobreausente concebí las Variaciones Ornamentales (Made in Cermany)
entre el 69 y el 72, instalado con la Catalina Pálida a oriUas d el lago
de Constan z a, cuando aquí - en la latencia qu e es Chile - todo el
mundo, poniendo a prueba la constancia de una costumb re, celebra ba
o sufría el triunfo de la Unidad Popular.
9
No Las edité sino hasta 1979, cuando todo espirituados, aquí mismo en
Sa n tiago, habíamos dado con eL antídoto de La barbarie, La cultura, y en
esas estábamos, mientras La Upé seguía ausentada en eL exilio. *
y ahora sobreLejos, domiciliado aLedaño aL Rhi n, en La región donde
eL bandoneón naciera, saco a voLar Los I néditos de La Década de Los 60.
¡Qué años re motos! Era ento n ces iniciarme en Las Letras bajo La vioLenta Luz de La Zona CentraL, recíproco reflejo deL gLaciar espejo andino y
de ese otro, líquido, océanico deL Pacífico, para captar por arte de La
voz escrita Las no menos viruLentas edípicas vicisitudes con una mujer
separada, hija de masón, Ministro de La Corte; era entonces batirse
deLante de La Embajada de EE. uu. con Los bastones, y en Los jardines
deL Pedagógico, con Las baLas de Carabineros; era Leer a La vera deL
Pupila de Aguila Scarpa Los So~etos de La Muerte; era adentrarse en Los
Principi di Scienza Nuova bajo eL mando deL Capanga Guzmán; era
enseñar yo deL Waste Land eL eriazo urbano, eL hato de imágenes devastadas; era, en fin, en fin, afinar eL oído en Los híspidos meLismas,
humildes como hilito de agua, de La feroz Suicida VioLeta, o en eL endecasíLabo habLado deL hermano.
Puede que haber diferido durante tantos decenios estos versos - yo,
quien tan dispares aires reúne y difunde - haya sido un modo de acusar
recibo de Lo foráneo e impropio que, por mi obvia bicontinentaLidad
creía que se me imputaba en aqueL ayer iniciaL. Y avanzarLos ahora sea
celebrar ese aura, ese estigma, esa misión; sobre todo cuando en eLLos se
reveLa hoy Lo que eLpaso de Los años, eLfluir de La vida, inexorab Lemente
a mí mismo ha hecho exterior y a todos extraño.
Cómo no cortejar La impropiedad cuando Le nace y Le es propia a toda
poesía, y cuando es La poesía misma que por eL desapego a Lo estatu ido
d esubica, e inserta Lo extemporáneo entre cada una de Las Letras.
Exhumar estos papeLes significa, entonces, importar a Lpresente materia aunque oLvidada, viva, aunque pasada, sin traficar, de suerte que eL
ojo de hoy habrá sido eLprimero en LeerLos y en disipar eL oLvido que Los
E l ju ego d e au se n c ia/ prese n c ia ta mbi é n ocurre e n un sent id o temporal al interior
d e las Va ria c io n es Orn a m e ntal es : los po e ma s parece n estar esc rito s después del
G olp e, s ie ndo qu e lo fu e ro n ant es . Es t a c ualidad pre monitoria - registrar e n e l prese nt e como ex is t e nt e e l es t ad o futuro - ta n m a nifi es ta e n e ll o s , le es inh e re nte a toda
poes ía, e l m á nri co a usc ult a r d e los h ec hos.
la
cubriera. Imp lica retornar a una vida anterior arqueológicamen te, va le
decir material y directamente. Sin la mediación de épocas inter medias,
lib re de los tejemanejes de una tradición. Cuánta novedad al sorprender
in flagranti al pasado en lo sepulto.
Si el p álido hijo de Parra l amp lió las cadencias d el cas tellano interpola ndo reverberaciones de versos ingleses en sus Residencias, ¿por qu é
no habrá de ser natural que un bisnieto de capitanes venidos del Elba
- en cuyo oído coalescen co n desigual imp erio tanto el aso lador acento
d e los SS ' como las vívidas en tonacion es, go rgo reos y engolilladas de los
empobrecidos hidalgos campesinos aún balmacedistas de Vichuquén ,
quien es, cuando mientan la estirp e de Lautaro qu e se batiera po r ahí
mismo orillas del Mataquito , hablan con aquel resp eto sin p ar que va
de alma en alma, de 'los antiguos' - se dediqu e a auscu lta r con el verso
y los quiebres de esa tensión mestiza nuestra común palabra diaria?
Exponer deliberadamente el lapso que media entre el momento de
haberlos escrito y el actual de su entrega, más que mostrar un abismo, es
seguir el vértigo qu e ocasiona, como si la fuga de los años y la muerte que
se avecina se hubiesen emp arejado, p ara con los cortes y qu ebradas,
desarrollar la tangueada esp ectra l que los aúna y arrea.
- - - ----
-
--
-
l. E l tono avasa ll ador d e los ca mi sas p a rd as , pro p aga d o p or la ra di o y a mpli a d o
p o r los a ltavoces , es e l e fecto d e un a so rd e ra ex tr e m a: a qu es t os a ut o res d e la so lu c ió n fina l, c u á n in ca p aces d e s il e n c io, d e p e rca t a rse de l pr ó jim o , p a ra qué h a bl a r
d e l d o lor ajeno, s iqui e ra im ag in á rse lo. No s in razó n Ri ca rdo Pi g li a se preg un ta: ¿o
n o es pro pi e dad de la le n g u a a le m a n a vo lver locas a las muj e res y ases ino s a los
h o mbr es?
Se r hij o d e d os le n g u as, h e re dar do s c ultur as, s ig nifi ca m ove rse e n un t e rri tori o in ex is t e nt e, d e s up e rp os ic ió n y dupli cac ió n d e e le m e nto s , lu ga r de la
improp ie dad , d e la in ce rtidumbr e y de la ima g in ac ió n.
La d ob le asce nd e n c ia m e e n se ñ ó a n o co nfundir la re a lid ad co n la verdad , m e
e n señó a co n ce bir la fi cc ió n y v iv ir s u s m at ices .
y respecto a las Va ria c io n es O rn a m e nt a les: ¿n o es la h e rida qu e a bri e ra e n mí
la inhum an id a d n az i, la a nt e n a que perm iti ó d e t ec t ar lo s d es iertos a rti fic ia les d e la
n ac ió n e n la a lt a re tó ri ca p e ri o dís ti ca d e la e ra UP, g u erra c iv il sot e rrada ?
11
La flor del fango
3.
Trasunta en estos In éditos mi fascinación por la ciudad y sus barriadas. Fuera de Santiago en La Viudez de los Cités, es además la fluvial Valdivia en Al Interior del Olvido la tácitamente convocada.
No sé por qué nuestra poesía ha descuidado cantar la gran ciudad.
No es un azar, entonces, que fuera el ejemplo de Borges el que me
indujera a intentarlo. Los argentinos, en su poderosa narrativa y más
que nada en el tango, idolatran su Buenos Aires. Tan fuerte es la
filiación, que el tango resulta ser la única música del orbe en que
invariablemente como su trasfondo la gran ciudad - sus pasiones y
angustias - sea lo inmediatamente evocado. Ni el jazz, aunque surge
en las grandes urbes y obviamente transporta de ellas las modernas
vicisitudes. Porque el jazz, dentro de las inagotables variaciones de su
genio improvisador ininterrumpidamente transporta y disemina las
leyes elementales de la concordancia, y asegura y festeja sobre todo, pese
a todas las contrariedades que sufrieran, la sobrevivencia cósmica de
los africanos padres de la humanidad y de los primerísimos dioses 2 ; así
prepondera en sus siempre innovadas notas la inexhausta fruición del
meramente existir, sea la deleitosa del swing, sea la dolida del blues.
2. Así el jazz no s otorga a todos po r igual el privilegio de acceder hoy, a través
de lo s milenios , a esa ascendencia o lvidada, como las pruebas para reentroncarn os en la recta genea logía al restaurar jubilosamente para e l oído el portento
síqu ico del de lib erado chic y d e la in ve ntiva de la negra Eva y del negro Adán:
¿iq ué m ás dol oroso que h aber reali za do la primera mu erte ; y más heroico que
hab e rse sobrep uesto a ell a, e intern a li zarla , sacralizando el despojo del súbitam ente difunto!?' ¡qué más elegante que concebir así y procrear el alma inmortal!
¡qu é más crea ti vo, relacionador, diversificador y sin copado que el tabú del incesto l ¡cuánto dandismo a l injertar en la animada inhumanidad la delicadeza , la
transparencia , la se nsibl e atemporal idad del recuerdo , o sea el futuro , la
humanidad; todo aq uell o que in existen te prev io a él, sustancia el lenguaje!
12
En Piazzo la, el pensamiento que se baila fiega a su cúspide metafísica; en él, esas invitadas y quites a la muerte, los fastuosos desvaríos
sobre efia en su bandoneónico pneuma, esas metropolitanas nostalgias
de Nuevo Mundo , esos más que suspiros, ahogos pasionales, esas aceleradas y ra lentis cardíacos - crueldades y pudo res inextricables de la
diferencia sexual -, y esa hipercontemporaneidad que se doblega e inclina ante la majestad del pasado - irreal pero cierto -, esos rep liegues y
remansos en los que el tiempo se estaciona y descansa, la disciplinada
valentía, la insistente fiamada y el ardor sostenido de l ritmo que incitan y precipitan la entrega, retardándo la, celebran el no por imaginario, menos doloroso triunfo sobre la angustia y el desamparo de
nuestras capita les voraces e injustas, y su consuelo son, su absoluto
lujo.
El tango exp laya la inverosímil cortesía y sofisticación de que es
capaz la crio fia civilidad nuestra, sin abdicar, más bien nutriéndolas,
a las necesidades arcaicas. Indiso lubles, las p rimarias de l sexo y del
intelecto.
Música, letra y baile a la vez, pese a la pasión que aviva y sirve, es
casi un rito mortuorio, porque es la irrestricta de los sin dios, quienes
para pervivir, embriagados del dolor hecho música, tafian en su carne
fugaz las flameantes figuras abrazadas del fuego que los alienta y
consume.
Ni p agano ni crzstzano, es esencialm ente nihilista. D e ahí la radical modernidad. Su carácter compu lsivo y cerebral lo hacen aparecer
como descendiente ilegítimo de los movimientos libertadores d e nuestras repúb licas, de las laicas emancipaciones; lo alojan más bien en
13
el edén actua l de la neurosis y de la his teria, territorio del psicoanálisis, génesis dopo Edipo. J
La proveniencia prostibular le da la certeza sexual que ri tualiza y
exhibe: po rque las ignominias y abyecciones y las ilimitadas ternuras qu e
para ve r requiere en su ceguera el des eo, y qu e con mil ardides despierta,
de ahí las sabe, y dobla y reencarna en el hielo de sus figuras matématicas,
en el halo p údico de su pública i ntimidad.
El tango glorifica y propaga la expresión irrestricta que sólo el lupan ar,
la franqueza que sólo la mentira p ermite: porque en los infinitos subterfugios, las ilusion es y espejismos qu e quien la p ra ctica precisa crear, se
i ncita, enreda y atrapa el nudo deseo con su invicta cara arcaica .
3.
C uand o se a rran ca a l ta ngo d e l co lo r loca l y se lo ve a la lu z d e lo s d ec is ivos
m ov imi e nw s es piri(U a les d e la m o d e rnid a d , transparecen s u s a ri swc ráti cas
afin idad es, y se pu ed e h acer, a l ve rb a li za r, v is ibl e s u esta(Ura .
Po rqu e e n e l mund o occ id e nt a l d e Dio s h a mu e rto , po sc ri sti a n o y p ospagano,
las fest i v id a d es y los riw s cot idi a n os qu e d e l mi s m o d e ri va n , ado lece n d e tod a
e l(' vac ió n ye n ca nw .
i¿Qu é so n los m atr imoni os c iv il es, qu é las exe qui as la icas?! ¿Ba ut izo s, d ó nd e'
iQué las p a ra da s d e la Pl aza Roja l
La pa up eri zació n ge ne ra l d e los riws es abracadabra l1(e. D e los varios d esce ndi e l1(es d el
Siglo de las Luces, úni came l1(e el ran go se las pu ed e para honrar e ilumin a r la vida co n el
cere monial y el fasw qu e a sus ho rrores y vigores co rres pond e.
A s u vez, só lo d e la m e nr e mod e rn a la lib e rt a ri a idi os in c ras ia, los refinad os
racioci ni os qu e c in ce la n la indi v idu a lid ad , las co n ce ptual es o rqu es ta c io n es qu e ca p ran las tr ág icas di so n a n c ias d e la s iqu e, no s pu ed e n ex pli ca r la ca lid ad d e l ra pw qu e
n os so brecoge, o la índ o le d e la e ntrega qu e n os sorpre nd e m os d e se r ca p aces d e
co nfe rirl e a un as nota s y a un a le tra c u a nd o nu es tro s pasos s u di c tad o s igu e n , o d e l
ce re bra l aplo m o qu e e nr onces no s p osee.
y a la inversa, en las e m ocio n es d e parada s p o r la a rr aba le ra mú s ica d e l ma levaje p uede n nu es tr os ne r v ios y nu es rro pu lso co n ce bir a l fin y ca ptar las carna les
tr ascende n cias de la nietzsc h ea n a lu c id ez d e l in stin w, o los se nso ri a les pri v il eg io s d e
la preem in encia baudele ri a n a d e l arte so bre la n a tur a leza , y e n g e n e ra l, la d esesp era n za de la que nace e l pen sar, y la bi za rrí a qu e re qui e re p ara m ens urar las co n re mp orá n eas g lorias y mi se ri as de la mortalidad.
14
E L ceremoniaL de La flor deL fango destila Los ritos d e La capitaL, d e su
puerto y de sus barriadas, sin perder La crudeza de Los bajos fondo s d e Los
que proviene; inaduLterados trasvasa eL descaro y el dejo con que Las
públicas mujeres se sueLen armar para provocar y zas seducir, y toda La
distanciada pero agresiva eLegancia con que invisten tanto eL adem á n
como eLgiro para sobreLLevar Los dramas a Los que eL comercio Las expone.
La secu Lar experiencia acumu Lada en Las casas maLas, eL saber diferenciado de Las muLtifacéticas variantes de Eros aLLí cuLtivadas, eL
espíritu tangui L no sóLo Las acoge, tras Lada y eLeva en Las conversiones, y
codifica en La ga La retórica de su despLiegue, sino que Las impLanta .
Porque de L anima L ánima ta L es La síquica sapiencia que divuLga, que
hace La Latina cu ltura permeab Le a su arrojo, a su grave intimidad, a su
ca Lcu Lado desenfa d o, a su seductor despLante, a taL extremo, que ésta se
identifica por éL. Argentinamente americana.
Es eL tango quien nos infestó con esa disp Licencia metafísica que nos
inhabiLita para toda fe, y que con La vigilia nos inviste que distingue de
todo momento Lo intempora L, eL invisibLe festejo.
QuerámosLo o no, sepámosLo o no, el tango se ha entronizado por osmosis en nuestras céLu Las, domina nuestro desp Lante, y La valía gLoba L que
nos ha otorgado y ob Ligado a encarnar coerce inclemente La identidad que
estamos por apostar.
H ijo de Las FLores deL Ma L y hermano de Zara tustra, no sóLo nos ha
entroncado en una genea Logía y Legado un Latifundio espiritua L, sino cuando descarriados y oLvidadizos, La meLancolía nos prende, La avidez nos
do La riza, La neura n os disocia, más a LLá deL bien y deL ma L nos urge a dila pidar Lo que de háLito nos q ueda, en sus heroicos furores.
Mascu Lino / femenino - su ineLudibLe atracción y La esfinge de su diferencia - encuentran en eL tango La propiciación que Los actuaLiza y sustancia con eLprotocoLo una vez propio ante La aparición de Los dioses.
15
En el margen extramatrimonial renuncia a la vanagloria mundana
que p rocrea la convención, en pro de ese otro vacío, el de la imaginación,
para oficiar la emp arejada rea lización de una so litaria vida irrea l, más
estricta y arriesgada.
Por mucho que las imp lacables progresiones de su ritmo LLamen a entregarse a extra vaga nzas y exóticas desenvolturas, és tas tan sólo se legitiman
si la pareja da con el centro ubicuo en que eLLa, fusionándose, se invisibiLice. Si así concentrada, eLLa t ranshumana el melódico acoso, y muta
cada respiro en latir d'alma , hasta no ser más que el inmaterial vértigo
de los intervalos, indemniza las revelaciones que d e sí se ha complacido
hacer. Lo que con los tributos que al exterior se hacen , si no es vanidad,
exhibicionismo pu eda p a recer, es sólo el vuelo que se toma pa ra en los
abismos del ser, desapa recer.
A riesgo de extraviarme, doy cabida a este excurso, porque si se ha de
colo car una poesía en el espacio de acá - americanolatino - y medir su
alcance, habrá d e ser en vista de las pocas genuinas rea lizaciones que lo
conforman. y es ciertamente el tango quien nos ha iniciado en la abisal
pasión, en sus herm éticas leyes, y exigido la solitaria y cruel fide lidad a
eLLa - todo el arsenal de la mentira y d e la ficción.
Cierto que por Neruda hem os aprendido a ensimismarnos en el amor,
a trabajar sus penas y sus furias, a ser con las palabras olímpicos contem poráneos d el romance, p ero es el tango quien nos aguerrió para la lid
implacable de los sexos de la cual no sale vencedor.
La intransigencia voceada y actuada bajo la congoja de la orqu esta
típica - p ero con aún mayor densidad -, tal vez so lamente ha sido p recedida po r el catártico diálogo de la t ragedia griega.
16
4.
Doble iniciación
Lo que por la cronología de los In éditos de la Década del 60 se hace
sensible, es el progresivo estrangulamiento de la voz de la pasión .
Abiertamente cándida al principio, porque la pasión, desesperada po r
manifestarse, echa mano a recursos retóricos prestados, que, cla ro,
menoscaban su originalidad, pero a la vez, la ayudan a comprenderse y
dar curso a la fuerza irreprimible de lo inevitable. Es más, las lecturas
previas más que doblar la voz, fueron el resorte inicial que desencadenó
la pasión misma y, por ende, están indisolublemente unidas a su acción,
tal como sin sus lecturas el Caba llero de la Triste Figura y Madame
Bovary jamás se hubieran constituido, ni menos iniciado sus aventuras.
Parte de la realidad de los años 60 fue, que todos éramos, cuando
amábamos Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Todo, el vaso sanguíneo, el nervio y el riñón eran esos versos. Los
amantes no hubieran osado a expandirse sideral- ni a experimentarse
telúricamente sin ellos. ¡Qué ventura esa vasta extensión que licita y
fomenta para un idioma un sentir y que iluminar permite y sosegar las
inmensas noches compartidas!
La realidad, pese a que los copia, termina po r desbordar los lib ros, y
naturalmente despedazó esas poéticas pasiones. Absortos por el dilema
político, descuidamos el jardín de nuestros afectos y emociones. Cuba nos
tentó a vernos como héroes de la historia, sin que nos hubiésemos premunido de los medios para salir de esa película y cumplir en el diario vivir
con deberes elementales. Mientras más nos internábamos en las fatamorganas de las ideologías, más se deshacía nuestra hacienda interior.
Divorciados varias veces, con los críos al garete, eramos adúlteros o víctimas del adulterio. Políticamente inquisitoriales, emocionalmente permisivos, el uno le saqueaba el alma al otro. H abíamos aprendido a ser
deshonestos.
11
Leyendo Al Interior del Olvido se podrá co legir cuánto le quedó a un
alma mutilada por exteriorizar de un cariño. Habiendo decrecido la
capacidad de entrega, y aumentado el ansia y el no sa ber, su verso sea
quizá más mío po r la neurálgica inflexión que lo templa .
Lo que mancomuna los dispares In éditos sea tal vez la eventual preva lencia en ellos de las sílabas so bre la palabra; excepcional- men te en algún
verso, el intrincado entrevero de las partícu las lexicales, el ritua l juego
en t re ellas, suscitan un sueño au diti vo cuyas eufonías exhuman del
castellano in esp eradamen te una vibración, aunq ue dolorida, exaltada ,
una conmoción que más que musical transmite de la metáfora móvil que
es la verdad, la literalidad de lo momentáneo, su sentido estupor: encarnada escritura.
Es po r esas raras instancias, repartidas desparejamente como restos desp erdigados de una máscara mortuoria, y por ende no aislables, por las
que estos I néditos se me han vuelto hoy valiosos e imposibles, pese a su
obvio déficit de revocar.
La virtud indagatoria y revelante de la sílaba, su ca rn alidad síquica,
la aprehendí más que nada en la lectura de las Residencias, su capacidad
de apuntar a algo p reciso que exceda a la palabra o que sea inferior a la
letra, su propensión a hacer masa con el inconsciente, de instalarse en un
territorio indómito del qu e las ga laxias no han dejado de ser p arte, del
que América es una metonimia, y en una tempo ra lidad mayor que la que
controla el vocablo.
A esa iniciación se suma algo después - mi encuen t ro con la Antipo esía
fue tardío - la que confiere la lengua de la gente con su genio civilizador,
su idiomático ceremonial en la populosa plaza del lugar común .
Así, bajo la constelación de los dos vates nacidos a unas pocas leguas el
uno del otro, en el ombligo mismo del Valle Cen tral - el p rimero un
poquito al norte, el segundo un poquito al sur del Perquelauquén - , surgen las Va riaciones Ornamentales. En ellas la irradiación encantatoria,
alusiva, lu nar del onírico Neftalí converge con la solar, urbana, directa
del anarco Nicano r.
18
A través de Las Lágrimas d e Cronos interrogo estos I néditos pu estos a
sa Lvo: veo aflorar en eLLos Las a veces rumbosas , pero no por eLLo menos
veraces y sufridas, Las ilusas pero apasionadas, Las ingenuas y feLices , Las
aunque con t radictorias, Libres mociones de una era abiertamente
democrática.
A La par y por Lo mlsmo, de más en más se asoma en Las p áginas finaLes
La mirada crítica qu e no deja p iedra sobre piedra, La que capta deL presen t e eL estado en ruinas. 4
Aun cuando con La reticencia y eL pudo r fr en te a Lo que se sabe deficitario y circunstanciaL entrego es ta s pru ebas con La en tereza que precisa
quien busca saber quién es, porque en Lo que Le queda por vivir, más de
aLgo necesita d ecid ir y me someto a eLLas a fin de purgar La m i rada
maLigna de Los que se han d ejado ganar por una ambición desmedida.
4.
E n Los In éd ito s se pu ede co leg ir e n las qu e esrába m os a nr es q u e la Repúbli ca
eligiera un Pres id e n re m a rxisra y por e nd e, un d e b e r revo lu c io n a ri o. La in ca p ac id ad
e n los a ñ os sig ui e nr es de se ri e fiel a ese d es ign io , y, con rr a ri a m e nr e a é l, ge n e ra r una
in vo lu c ió n in sr iru c io n a l y ecó n o mi ca b ajo un a rerór ica revo lu c io n a ri a, fu e un
d esa rr o ll o a unqu e p a re n re, n o as umid o. No ca b e dud a, que la imp o re n cia de
h abé rse las e n un a esca la 1: 1 co n la rea lid ad signifi có un s h ock síq ui co, qu e la irrupc ió n del Pro nun c ia mi e nto Milirar impidi ó que afl o ra ra a la co n ciencia. E n lo qu e
se ll a m a el Go lp e, e n rea lidad , se m ac hih e mbr a n dos rr a um as y por e nd e , se h ace
difícil ra nr o su co mprens ió n como s u sup erac ió n .
H oy la poesía d e los In édi tos, p o r el receso qu e se p e rmiri era , sir ú a esa civilidad
previa a la responsabilidad re vo lu c io n a ri a, ral co m o las Variac io n es se co locaran
dur a nr e la v ige n c ia d e esa respo n sa bilid ad e n el H orror del pre se nr e. En y p o r el
des riempo de a mb os libros se h ace vi rru a l y elíp ri camen re se n sib le el rraumari smo
de un d ob le go lp e.
19
LAS OBLIGACIONES DE LA CONCIENCIA
Poéticas eminencias grises
l.
Junto a los In éditos, po rque éstos sólo en el contexto mayor se validan ,
deb erían leer o releerse las Variaciones Ornamentales, compuestas entre
1969 y 1972, publicadas en 19 79 . 5
H abiendo circulado p rivadamente con an terioridad como tiposcrito
en t re las amistades que se quedaron - Parra, Lihn, Martínez, Zurita, y
la Cata lina, Dittbo rn, L epp e, Dá vila - las Variaciones ya habían repercutido sea en sus escritos, sea en sus cuadros. En la desertificación de los
días uniformados ayudaron a irrigar dicho oasis de irreprimibles poetas
y p in tores, a extender el número inmune de almas.
['ese al influjo que ejercían como poéticas eminencias grises, p ese a las
correspondencias que desp ertaron , las Varia cion es fueron fondeadas en la
p ercepción i ncluso de quienes natu ra lm ente las estimaron .
5. En faz d e la usurp ada au to rid ad d e aq uell os días, la co nstela ció n de las publi caciones
- rev is t a Manu sc rito s ( 1975); La N ueva Nove la ( 1977) d e Ju a n Lui s Martínez ;
Purgato ri o ( 1979) d e R a úl Z urit a y Variacio n es O rn a m e nt a les - imp o n e e l imp er io
d e la p a lab ra p oé ti ca. Que la prese n c ia tut e lar d e Pa rr a y Lihn e n e l país ay ud a ra a
ca tali za r di c h as a p a ri c io n es n o se podrá nun ca d ej ar d e rea lza r.
Trasce nd e nt a l tamb ié n los coe tán eos Se rm o n es d e l C ri sto d e E lqui , pi eza cl ave
p ara e nt e nd e r la tr asva lu ac ió n qu e a l c ri s tiani s mo - y co n e ll o a la tradici ó n g recola tin a - le oc urri e ra en e l N u evo M und o . C ri s to co m o co pi a.
C lave además , p orque e n esos de so ri e ntad os años re inuo du ce y afirm a e l se ntid o
co mún , s u á ur ea g uí a, s u co mún d e n o min ad o r, s u pi e d e pl o m o .
20
S u d eclara d a di cció n ap oetlca y La d es oLación q ue devueLven a La
mirad a, Las ha ce difíciles de sob re LLevar, y La n ada a qu e es red ucid o
q u i en Las Lee, p ara rehu maniza rse y rehacerse en un a identidad n ecesita La as isten cia d e La comunidad, y en su represen ta ción , d e La crí t i ca, sob re todo La fu erz a coh esi onadora qu e és ta ej erce po r La responsabilida d coLectiva qu e Le es i nheren t e y q ue d ebería h a cerLa cap az d e
ext rae r y ge n erar d eL sa ber po éti co d e Las edades , Los criterios qu e en
nu evas coordenadas ori enten; y en el ca so de Las Variaciones, LLeve n a
ilumin a r eL ze n mercu ria L, La concisión arcaica de su ceniz a retó rica .
No es que un aLma tenga in di vidu a Lmente dificultad d e comp render
Las Varia ciones, todo Lo co ntrario, La comp rensión de cada una es
instantán ea y automática; en ese flas h eL sujet o es p rácticamen te excluido d e La comprensión d e La qu e es objeto , para no d eci r ví ctima. La
dificultad reside p recisa m ente en recup erar La individua Lidad p erd id a;
para eLLo se requiere La Luz pública q ue sancione y ac Lare Los mecan ismos d e esa p érdida, y qu e por La consecuente co Lectiviz ación de La p ercepción, más qu e cargar con esa ca tástrofe de La conciencia, origine La
gracia qu e, d e La a nuLación como u n f én ix de sus ardido s residu os, reorganice aL individuo en todo su ígn eo espLen do r.
Po r supu esto qu e en La épo ca d e La sa Lida de Las Varia ciones no fu e
soLam ente eL desinterés i n teresado d e La crítica qu e coLa bo ró a qu e se Las
echara aL oLvido. Tambi én in cid e po r ej empLo, La ap arición consigu ien te
D eL Espacio d e A cá, (, qu e acap aran do La a t en ción , eclip só La exigua
su m a d e po emas, au n qu e eLLa sea eLfundamen to d e ese Esp acio. -
6. Pa ra mi pro pia contabi li dad s ie mpre co n sid e ré las Va ri ac io n es ca n (O a Lo di vino,
mi e ntr as a Lo h u mano e l Es p ac io .
7 . La v u e l ta e n esos dí as d e los prim e ros e x ili a d o s y la co rr es p o ndi e n te n eces ida d
d e res t a b lece r e l p o d e r d e los p a rtido s p o líti cos y, la vo lunt a d d e fun c io n a li za r la
e bu ll e nt e ac ti v idad c ultur a l qu e se a rm ó e n su a use n c ia , c o n d icio n a ro n q u e u n
fe n ó m e n o ta n re nu e nt e a se rv ir co m o las Va ri a c io n es es t u v iese fu e ra d e s u alca n ce.
A s u vez, a p a rtir d e l 8 0 , a rti st as qu e se h a b ía n atr ev id o a a rt ic u la rse , s in m ira s
a nin g ún tipo d e o fi c ia li za c ió n , co mi enza n a ab a n d e ra rse , ec h a n d o a l o lv ido lo
qu e p o r fu e rza las ur g e n c ias d e la so le d ad y d e l d esa m par o lo s h a bía n ca pa c it ad o
p a ra m a nifestar, la lib e rt a d qu e e n la s ruin as d e la d e mocr ac ia ta n n u es tr a , d e s'
re cu e rd o h a bía n a pre ndid o a re p rese n t ar.
21
Puede asimismo que sea insufrible la soberbia que implica bastarse
con un puñado de versos para luego chantarse ahí como si nada.
2.
Ajuste de sentido
En la hoy ya mítica hora de Allende, me sabía, aun cuando ciudadano del todo comprometido, en la letra cuando no turbado, sobreexigido por las varias retóricas revolucionarias; por la monumentalidad
de los programas, distraído; por el populismo, desconcertado; y así
- sintiéndose aquel que debe permanecer al pie de la palabra, de más en
más, en vez de llamado, excluido - abdiqué por instinto al reino del
momento, y guardando la mira, investime de irrealidad para, paleolítico
como un menhir, marcar en las tintas periódicas y en material impreso
vario un territorio, a fin de en él detectar el latir de las edades.
Resultado de esa distancia y de esa cuestión son las Variaciones.
La lucha por el poder ocurría, más que en las calles y en la loca
geografla, en los medios: ¿quiénes serán definitivamente aquellos que
proveerán y sustentarán la imagen y el sonido y la máxima justos?
La naturaleza medial - el environment de las técnicas de reproducción - configura el sentido de nuestra actual percepción y en definitiva,
es la percepción. No es un trasfondo, sino el interior desde el cual el destino se decide nuestro.
Apartarse, en la búsqueda de la certeza poética, del supuesto realismo de los hechos significó adentrarse en las precisiones del microsurco,
del nitrato de plata y de las ondas electromagnéticas.
El breviario de las Variaciones Ornamentales da cuenta y define esa
sinestesia medial.
22
En el ajuste del sentido, a través del montaje hecho en ellas del
idioma impreso, necesariamente participaron esas precisiones para da r
con la realidad unánime, que por sí mismo lo escrito cuando desprendido de su parcial e inmediata intención, imanta y autoriza.
3.
Rewriting
Por la ausencia del hablante personal - en ellas el lugar de la enun ciación es el de la escritura - por exponer y objetivar el lenguaje a través
de los mecanismos de cita que lo componen y dictan , las Variaciones
Ornamentales tejen y destejen un vacío unifo rme y móvil, qu e por su
neutralidad intrínseca permite sopesar y calibrar las demás manifestaciones de nuestra tradición poética, tal como los mecanismos automáticos de la fotografía objetivan el mundo visible, porque por ella se lo cita
con idéntica e invariable distancia.
En las Variaciones el lenguaje escrit0 8 es, por decirlo metafóricamente,
fotografiado: así, convocado anónimamente - out of nowhere - expone y
documenta la mente mediatizada y, subliminalmente en su lectura
concita el dolor institucional que el individuo encarnará si ha de subsistir como sujeto frente a lo leído.
La voz que articula el discurso de las Variaciones es la del editorial
del diario, la anónima y colectiva que dobla, por así decirlo, la opinión
8. La an tipo esía también cita, pero a l le ng u aje o ral; a és t e se lo c ita c u a nd o se
recurre a lo ac uñad o e n la oralidad , co m o lo es por eje mpl o e l g iro p op ul ar, el
luga r común, la frase h ec h a.
No obstante , citar lo escr ito es citar o tra cosa qu e el lu gar co mún ; lo qu e se co nfabul a y o rgan iza como propiamente escr itura l es otro tip o d e c ri sta li zac ió n.
23
pública. Más que voz, es una emisión que se sabe multiplicada por el
número de ejemplares del diario y difundida al unísono en las mentes
lectoras.
Subyace asimismo a las Variaciones el rewriting, práctica redaccional
por la que una noticia es reescrita no sólo una, sino múltiples veces, de
acuerdo a las necesidades tanto de las agencias como de cada diario.
Las intervenciones ejecutadas sobre la información inicial - interpolaciones, rellenos, cortes, reformulaciones, reagrupaciones, montaje, etc.,
tal como las distintas manos - no son visibles en la versión final. Voz
común desposeída del yo.
La plurirredacción pule la noticia y le da la aerodinámica convincente, la verosimilitud pública que por su potencia consensual, transforma la inasistida realidad de los hechos en su pálido reflejo, en mera
copia.
4.
La divinidad de la noticia
Las leyes de gravitación de la opinion pública que son respetadas,
utilizadas y manejadas por el editorial del diario, y las fuerzas del
inconsciente colectivo que por él son activadas y puestas en circulación,
son especularmente los mismos procedimientos que atrapan al lector de
las Variaciones, que lo desindividualizan y sumen en un campo gravitacional donde el sentido que en él se genera, escapa a su control.
Aunque así p arezca, el lenguaje de las Variaciones no es alusivo, todo
lo contrario, es estricto, porque utiliza en segundo grado y calculadamente el lenguaje de los editoriales y su manejo, en los que ¡allí sí! por
alusion es, sobreentendidos, por la perífrasis y el genial uso de lo tácito y
las demás figuras retóricas, se le extorsiona un determinado sentido a la
realidad social, con el cual, porque de ella extraído, se la obliga y conduce.
24
Las Variacion es subvierten la lectu ra del lenguaje oficial
sa de información, preferen temente del mercurial.
En vez de tomar lo impreso al nivel efímero, informativo
cia, del contenido, del significado , se lo toma al pie de la
expo ne y fija al nivel retórico, o sea, oracular - el de H ermes,
hermético, sub specie aeternitatis.
de la prende la notiletra, se lo
Mercurio -
No : El Mercurio miente;
sino: j e suis un mensonge qui dit la verité.
Ecco il Budda che legge il giorna le.
5.
El paso po r la nada
Sin haber echado mano al recurso conocido e interesado y, por ende,
siempre p artidario, extern o y circunstan cial, de un análisis ideológico o
al de la denuncia, sino al contrario, sin cam bia r siq uiera un ápice la
letra, mas recalcándola a outrance, haber for zado a leer el dis curso oficial en la verdad qu e p rohija, es decir, mánticamente, es la transubstanciación poética que opera en las Variaciones Ornamentales.
Transfiguración qu e precisa tanto a izquierdas como a derechas a
revisar lo que en la retórica que usan y po r las que son conducidas, confunden con la verdad.
H aber sustraído la idéntidad dejándola intacta, haber cristaliz ado
lingüísticamente la nada, es para toda crisis la imagen .
Siendo Chile una nación em in en temente politizada, haber di vidido el
lenguaj e oficial por la verdad poética, sin degradarlo , sino rea lzándolo,
25
es una obligación de la conciencia, que remueve en sus cimientos el sentido común y la noción que de nos tenemos. 9
6.
Lo escrito no constata lo leído
Por arte de ese resp eto al decir reinante, resp eto que es aquella distancia que sob reviene al exclu ir y mantener a raya intereses creados, las
Variaciones fu eron cap aces - sin saberlo- de ext raer de la p re nsa de la
época de la Unidad Popular, la época del go lp e, de interpo lar en el presente lo porvenir, de articu larse proféticam en te.
9.
Las Va ri acio n es O rn a m e nr a les es un libro p o p e n e l se nrid o es tri c [O, porqu e
o p e ra direc ra m e nr e so bre e l se nrid o co mún.
No así La N u eva Nove la y Purga[O rio , qu e so n libros que se ju ega n e n e l
á mbi[O d e la c ulrur a y d e la m e rafís ica: las innúm e ras refe re n c ias e rudit as, e n e l
prim e ro, y las plur a les a lu s io n es a Di os, e n e l seg und o, denora n a un suj e[O qu e
[Oma un a p os ic ió n d e nrr o d e un á mbi[O exre ri o r a é l, que lo s up e ra, y qu e se
re fi e re a és re como a lgo co nsa bid o.
M ie ntr as qu e e l sujet de las Variacio n es es id é nri co e n ex re n s ió n a la m are ri a
que a p arece e n e ll as.
S in ex re ri o r - s in in re ri o r: un a c inra M oe biu s (sí mb o lo d e infini[O) , qu e s Ie n d o ex clu s iva m e nr e s up e rfi c ie, só lo ri e n e anverso y n o revés .
S in s upre m acía, s in s ubju gac ió n. Ind e t er min ad o.
S in co n oc imi e n[O - incon sc ie nt e. Imp e rso n a l. Anó nim o.
Lo úni co qu e oc urr e e n e ll as es e l paso in exo ra bl e d e l ti e mp o, qu e aq uí es e l
d e l le n g u aje qu e se v ue lve so bre s í mi s mo , e l d e s u lec tur a: lo ve nid e ro gestá nd ose
en s u s letras: só lo se puede conoce r lo qu e a ún n o se h a v iv id o.
Po p , popís im o, E l Q u e branrahuesos. S i n o hubi e ra escri[O las Var iac io n es
O rn a m e nr a les, jamás hubi e ra d esc ubi e n o E l Quebranra hu esos, ni h a b e r v is[O s u
re leva n c ia, s us fund ame n [Os y las co n sec u e n c ias reó ri cas que d e é l d e ri va n .
Hubi e ra v is[O e n e ll os, co m o los d e m ás, un a ca n a a l a ire d e un puñ a d o d e p oetas,
un a mera a n éc dor a refresca nr e.
E l re sca re y la co n sag rac ió n d e E l Quebranra hu esos e n la rev is ra Manusc ri [Os
so n, en cieno modo , una exre n s ió n de las Variacio n es O rn a m e nr a les.
26
Ta l como en las líneas de los trigramas del 1 Chi ng no hay ninguna
re lación directa con un contenido, sino sólo , una vez combinado s, la
capacidad de extraer del inerme e inform e presente un a fo rma f ut ura
activa; así las líneas de los po emas de las Variacion es no tienen ningu na referencia inmediata a la realidad, no form a n masa con ella a
través del contenido, sino por el vacío de la forma .
Vacío que es lo por venir. Lo citado es desfondado hacia el futuro.
La succión de la llamada. La tromp eta del juicio Final. El futu ro
anterior: la exactitud de registrar la catástrofe de la realidad en
cámara lenta: exactitud, digo yo, será exactitud; decir podría: beauty
apocalíptica.
Como se ha señalado, materia de las Variaciones es el lenguaje impreso,
ante todo el altamente retorizado y formali zado de la circulación masiva,
el que dimensiona los hechos para que hagan noticia; el que condensado en los titulares da el impacto del día; el que somete los actos y decisiones políticas a la op eración estilística del edito rial, cuya valorización
es así elevada a opinión pública.
Las Variaciones combinan y exponen fragmentos de la escritura
reproducida por la rotativa de la prensa, de tal manera que se reflejan y aparecen con la calidad indómita de la materia prima, con lo
infundado, enigmático y lapidario de los comienzos del lenguaje y con
la implacable certeza del futuro a la vez, que lo s ilumina y sondea.
Eterno retorno: inmutable e inamovible tiempo.
Sin que en ninguna parte las Variaciones den prueba de lo que se está
hablando, siempre se sabe de qué se está hablando - como una trampa
en que se cae -, sin saber cómo.
El verso cita al lenguaje periódico y, presentado al pie de la letra, lo
actua liza en su futuro. No se significa, sino que se conjura, sin qu e sea
mentado, lo venidero.
Catástrofe permanente, que siempre ya ha ocu rrido.
21
Sucitar eL sentido es, por ende, una coacción sobre La reaLidad, más
aún, su quiebra, porque se traspasa su condición ilusoria. 10
Reactivado este mecanismo en La Lectura, y una vez rea Lizado, cuan do uno quiere re Leer pa ra comprobar retrospectivamente en eL verso Lo
que por éL ha sido invocado, éste, como pasado de ese futuro desde eL
cuaL se Lee, deniega ser su causa " : Lo escrito no constata Lo Leído.
Debido a que Lo inteLigido no se comprueba ni se reencuentra en Las
voces deL verso y viceversa, Lo que cada vez se rea Liza es una obLigación
de La conciencia: depredada La referencia habituaL tanto aL mundo como
a La Letra, traspasados Los vanos y quiméricos confines que separan La
reaLidad de su representación, por reflejo condicionado quien Lee se ha
impLicado en arriesgar y simuLar un sentido, que en La vacancia deL
verso, eL mismo ahora flagrante, presa ensangrentada de sus reflejos y
preso en su conciencia, estrena y encarna como su única prueba.
ImpLicación, transformación y Lancinante individuación que surge y
se consume toda en eL enigma de unos signos tipográficos, en La Lectura
de Los cenizos residuos de una escritura diaria desechabLe.
10.
Cf. Variaciones Ornamentales:
No se podrá confrontar esta variante
a ninguna otra versión:
.... Fascinada por Las repeticiones
como si no perteneciéramos más aL mundo exte rior
La retórica de Los sucesos
reviste La forma de Lo insóLito ..
11 .
Ello responde a un a obj e tividad: el futuro nun ca es co nsec u e nci a del presente , al co ntra ri o, es sin o ri gen, y por eso só lo se puede acce d e r a é l mánticamente. Lo que sustrae el futuro a la lega lidad de las leyes natura les de causa y efec to es, en la hi sto ri a human a la mu erte . La muerte oc urre cuando quiere . El efecto
que eje rc e sobre los se ntid os es in co m e n sur ab le: la pérdida que ocas ion a es cada
vez la de un alma - por los rito s fúnebres - inm orta l. Só lo la virtual inmorta lid ad
h ace viab le la muerte , permite qu e simb ó li camente ocurra, y co n ell o, que aco n t ezca la hi sto ri a.
28
CompuLsando así Las retóricas anónimas de circuLación maswa
- céLuLas de La memoria coLectiva - y con eLLo Los hechos por eLLa eLisados, eL correLato objetivo que La mente en su Lectura es compelida a
extraer de La reaLidad - eL horror - será siempre actuaLidad sociaL, o
sea, común. Y será personaL sóLo en eL sentido trágico de que a cada
yo Le cae con toda su fuerza eL peso de La historia, su ilusión .
La divinación es La temporaLidad intrínseca, inherente a Lo escrito;
su mecanismo de Lectura; su inevitabLe pro ceso de comprensión .
y eL ceremoniaL de La Lectura, una acción sobre el tiempo: eL modo
de hacer comparecer aL yo inexistente, La conciencia, en eL fuLgor de
La actuaLidad.
"EL Lenguaje, eL más peLigroso de Los bienes ", cito.
29
L os Inéditos de l a D écada d e lo s 60
G l osas
1.
LA VIDA ANTERiOR
l. La voz d e l ve rso . . .. ... . . . ..... . ..... . ....... . .... . . . . 7
2. La acc ió n d e l ti e mp o ... ....... .... .. .. .............. 9
3 . La fl o r d e l fa n go ... .... .. . .................. .. .... ... . 12
4. D o bl e in ic iac ió n .. ... . . .. . ... .. ... . .... .... .... . ... ... 17
II. LAS O BLIGACI ONES DE LA CONCIENCIA
l.
2.
3.
4.
5.
6.
Poé ti cas e min e n c ias g ri ses .. . .. ... . .. . ........ . ... . 20
Aju st e d e se ntido . .. .. .. .. .. .. .. .. . . .. . .. .. . .. .. ... .. . 22
Rew ritin g . . .. . .... . .. . .. . .. . ............................ . 23
La di vinid ad d e la n o ti c ia ......... . . .. . .. ... ... .. . 24
El p aso p o r la n ad a ..... . ..... .. .... .................. 25
Lo escr ito n o co n st a t a lo le íd o . .. .. . . .. . .. . .. ... 26
Fotografía:
Portada: Foto de Mart in G usinde.
Frontispiscio: Oficia l de la Wehrmachr al rendirse con su rropa en en lo s
portales de la rue de Rivoli , el 25 de agosro de 1944 ,
día de la lib e ración de París.
Forografía enconrrada junro a o rras rres de la misma ges ra,
e n un mercado persa de Sa li s de Bearn .
Fina l: La Cara lin a. 1968, lago Vichuquén. Toma d e R .K.
Diagramación: Mario Muñoz Cartagena
Impresión: Caligrafía Azul Ltda.
sita en Santa Elvira 101 , fono fax 555 3 134
Santiago de Chile, junio 2001
Registro de Propiedad Intelectu al 120.129
J.S.B.N.: 956-7117-13-6
o
o
:J
C»
Q.
o
"C
o
;.,
• •• •••• ••
• • • • •• •••••
• •• ••••• •
• • • •• ••••••
•
• • • •• • •
CENTRO CULTURAL
PALACI O
LA MON EDA
CENTRO DE
DOC UMENTACiÓN
DE LAS ARTES
)
( :>
O
:b
,
~
La CaLabaza del Diablo
en coedición con
Ediciones Nómade
Descargar