IV Congreso Internacional de Psicopatología Fundamental X

IV Congreso Internacional de Psicopatología Fundamental X Congreso Brasileiro de Psicopatología Fundamental. Simposio II: De amores a amores: Pasiones y arrebatos
Declara?ão,
Nosotras, Ma. Antonia Reyes Arellano, Maria del Carmen Rojas hernàndez y Silvia
Larisa Mèndez Martínez autoras do trabalho intitulado Erómenos o El pasivo cruel o
qual submeto á aprecia?ão da Comissão Organizadora do IV Congresso
Internacional de Psicopatología Fundamental e X Congresso Brasileiro de
Psicopatología Fundamental, concordo que os direitos autorais a eles referentes
se tornem propiedade exclusiva da Associa?ão Universitária de Pesquisa em
Psicopatología Fundamental –AUPPF, sendo vedada qualquer reprodu?ão total ou
parcail, em qualquer outra parte ou meio de divulga?ão impressa ou virtual sem
que a prévia e necessária autoriza?ão seja solicitada por escrito e obtida junto á
AUPPF.
31do julho do 2010
Ma. Antonia Reyes Arellano
Maria del Carmen Rojas Hernànde
Silvia Larisa Méndez Martínez
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IV Congreso Internacional de Psicopatología Fundamental X Congreso Brasileiro de Psicopatología Fundamental. Simposio II: De amores a amores: Pasiones y arrebatos
ERÓMENOS O EL PASIVO CRUEL
Ma. Antonia Reyes Arellano
Maria del Carmen Rojas Hernández
Silvia Larisa Mèndez Martínez1
RESUMEN
Erómenos o el amado, al decir de Lacan, produce el sentido del amor. El Erómenos, ese
pasivo aparente existe sin embargo, por la existencia del amante. Erastés y Erómenos,
amante y amado producto de cierto “milagro del amor” mantienen una paradójica cara:
necesitarse de sí, y ambos ser la razón de lo mismo que se inculpan: no saber. Pero, ¿Cómo
se elige al amado? Y en la elección, ¿Qué posee el Erómenos que suscita el amor? Del
objeto para amar al sujeto de crueldad, el Erómenos suele oscilar en esa doble tranvía. Todo
ocurre desde el evento del encuentro, en donde, es necesario “que haya otro en la ruta del
sujeto” (Assoun 2005) para que se suceda una caída: tomber amoreux (caer en
enamoramiento)”, lo demás es consecuencia: un Erómenos que espera y en su pasividad
“cruel”, suscitar, o mejor motivar el nacimiento de un Erastés hechizado y alienado a la
mirada y movimiento del que produce el sentido del amor. En esa experiencia común de
dos personas, es la oscilación entre la pasividad aparente de uno y la búsqueda activa del
otro, que el amor no precisamente ocurre como experiencia similar para las dos partes
implicadas: amante y amado, no se ven afectados de la misma manera. Uno y otro porta
para el otro desintonízadamente lo que no poseen: cierto saber, punto común de
1 Miembros del Laboratorio de Psicopatología Fundamental y Psicoanálisis: teoría y clínica. Instituto de Investigación y Posgrado. Facultad de Psicología. Universidad Autónoma de San Luis Potosí. México.
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desconcierto y sorpresa quizá más para aquel que envuelto en el embelezo del Erómenos,
resiente los aromas de cierto tinte de crueldad.
“Yo me acuerdo, ¡oh nunca fuera
Que he querido en otro tiempo
Lo que pasó de locura
Y lo que excedió de extremo…”
Sor Juana Inés de la Cruz. Romance 56.
¿Por qué amo a esta persona y no a otra? ¿Por qué este amor me duele? Alma
enamorada y encerrada en esa incógnita, Peggy se repite de manera insistente en sus
sesiones de análisis el misterio y también el enigma de sus celos y de ese amor “que duele”,
la “encierra” y que se viste “cruel”. Uno no deja de sorprenderse de lo que los pacientes
aportan. Peggy, con el regalo de sus preguntas nos lleva a lo que del amor en esas
ecuaciones dicen el psicoanálisis y… los escritores.
Lo que a lo largo de la historia han dicho sobre el amor éstos últimos, a decir de
Octavio Paz en su largo ensayo sobre amor y erotismo 2, no es menos precioso y profundo
que las meditaciones de los filósofos, refiriéndose en particular a poetas, dramaturgos y
novelistas.
La afinidad entre la poesía y el psicoanálisis en el tema del amor, no es anodina. El
diálogo platónico del Banquete y la influencia que esta clásica obra de la literatura ejerce en
la disertación lacaniana sobre la transferencia, lleva en su montura pensar también al amor
2 O. Paz, La llama doble. Amor y erotismo. Barcelona, 1993, Editorial Seix Barral, Biblioteca Breve.
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y sus tramas desde otras profundidades y desde otra manera, quizá ésta más sombría y poco
halagüeña: mostrar la notoriedad de una falta y de un desconocimiento mediado por el no
saber.
Contrario a la pasión arrebatada del poeta sublime al amor, lo que de pulsional
devela este tema, en la óptica clínica y teórica psicoanalítica, parece ser el de cierto pathos
de amor sintomático ya vislumbrado antaño por Freud. Un pathos sintomático que asoma al
alma enamorada, como para deslindar tan complejo sentimiento, de barrocas transmisiones
aún vivas en nuestros días, de legados de los fin’amors (o amor purificado, refinado) del
amor cortés3.
Tema noble, frágil y oscilante entre el sueño y la pesadilla, entre la dicha y el
desastre como lo vislumbra Peggy en sus cavilaciones sobre su amor, suscita, como
epicentro del problema amar, estos cuestionamientos: ¿Cómo se elige al amado? Y en la
elección, ¿Qué posee el amado que suscita el amor y que vuelve loco al enamorado?
Seducción y enamoramiento
El erómenos o el amado, al decir de Lacan, produce el sentido del amor. Ese pasivo
aparente existe sin embargo, con y por la existencia del amante. Erastés y erómenos,
amante y amado producto de cierto “milagro del amor”, mantienen indivisiblemente de esa
forma, una paradójica cara: necesitarse de sí, y ambos ser la razón de lo mismo que se
inculpan: no saber. Para Peggy, en su incesante búsqueda, el bumerang de su pensar
constante es este enigma: “¿Porque él…porque es él a quien amo?”…
3 En su ensayo, O. Paz dedica un extenso capítulo sobre el amor cortés. En La Dama y la Santa. En La llama doble, p­ 100
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Tomber amoreux. En la vía a la promesa del amor, el primer evento es un encuentro
determinante y necesario en el enamoramiento: que “haya otro en la ruta del sujeto” 4 para
que luego se suceda allí una precipitosa caída: caer en el enamoramiento, (ilustrativamente
hablando, mejor significada en el idioma francés con la frase tomber amoreux), desplome
por demás bastante ejemplificada en la jerga popular con la metafórica flecha del flechazo
del amor…y lo demás es consecuencia.
Pero este encuentro, que de entrada porta la característica visual 5 – “de la mirada
nace el amor” – ha de suscitar otra confluencia: ésta vez con la atracción irresistible de la
seducción que el otro produce. Seducción para cautivar, para lograr sustraer y atraer la
atención y voluntad del cautivado a una sola imagen y efecto: la que tiende el seductor para
no ofrecer resistencia. Esa “captura” es la que Assoun acertadamente guía por la ruta de
Narciso y de Pigmaleón para resaltar en el truco del enamoramiento, algo de sí
principalmente. Pues lo que tiene el otro para reflejar en espejo, es, al decir de Assoun,
“que toda seducción por el otro, es también seducción por sí mismo mediante un otro”6.
Haciendo notar en este ardid, el involucramiento de algo íntimo en el cautivado susceptible
de privarle resistencia al seductor. De esa forma el seducido, como Narciso y Pigmaleon,
caer en el enamoramiento, no lo es por lo que les es ajeno, sino por el hecho de contener en
él, algo que les es propio. Pigmaleón, recordemos, se enamora de su obra, y el bello
Narciso, de todo sí mismo. Para cruzar ambos al final de la aventura con la propia
aniquilación. De allí que seducción y enamoramiento, vistan ropas de tragedia.
4 En “le regard et la voix”, Paul­Laurent Assoun tiene un extenso ensayo sobre la pulsión visual, donde el flechazo ocupa un papel central. 2005. 5 De la mirada nace el amor, se dice popularmente. Es escópico, el amor entra por la mirada, 6 Assoun, Le regard et la voix, tomo 1, p 69­71 Antropos, Paris
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Pero ¿en donde ubicar el tránsito de la seducción al amor? De nuevo recurramos a
Assoun. El pasaje consiste en franquear un momento, el “de decisión” (que al mismo
tiempo es constitutivo al momento “de elección”), para operar sobre el objeto una
metamorfosis y que es esta: pasar de un tiempo cuasi banal a otro concluyente. Se trata en
otras palabras, del tiempo donde el otro no es aún amado para devenirlo después (p 48,
tomo2). Y este es el evento constitutivo de ese affaire personal e íntimo en el amor que es
el enamoramiento.
La elección del objeto amado: ese que si y solo sí, es.
Los momentos del amor que hemos señalado siguiendo las reflexiones de Assoun (p.14-15
Couple), comporta matices singularmente complejos que apenas hemos señalado pero
donde resalta que el vértice que los constituye, gira en torno a la elección de objeto. “Las
miradas se encuentran a través de una habitación atestada; se enciende la chispa de la
atracción. Conversan, baila, se ríen, comparten un trago o una broma y antes de darse
cuenta, uno de los dos dice: ¿Tu casa o la mía? Ninguno de los dos está en busca de una
relación seria, pero de alguna manera una noche puede convertirse en una semana, después
en un mes, en un año o en más tiempo” 7. De ese imprevisible momento, otro quizá
mayormente inesperado y nuevo adviene: es la elección aparentemente incidental del otro,
de ese que si y solo sí, es... el amado (Erómenos).
Para Lacan ese advenimiento, trátase del ser del objeto, concepto caro a Lacan, para
invocar la intersubjetividad para destacar al ser del otro en el deseo, que a decir de este
autor francés, no es un sujeto, sino un ser tratado como objeto amado. Con esa cualidad, lo
que se pone en juego para el “milagro del amor”, según sus palabras, no es otra cosa que el
deseo por el objeto amado. Milagro que se inicia por un bello movimiento de acceso al otro
7 Catherine Jarvie, Guardian Weekend, 12 de enero de 2002. cit en Amor líquido de Zygmunt Bauman, p. 26
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por razón de una metafórica mano “que se tiende hacia el fruto, hacia la rosa, hacia el leño
que de pronto se enciende, su gesto de alcanzar, de atraer, de atizar, es estrechamente
solidario de la maduración del fruto, de la belleza de la flor, de la llamarada del leño. Pero
cuando en ese movimiento de alcanzar, de atraer, de atizar, la mano ha ido ya hacia el
objeto, lo bastante lejos, sí del fruto, de la flor, del leño, surge entonces una mano que se
acerca al encuentro de esa mano que es la tuya, y que, en ese momento, es tu mano que
queda fijada en la plenitud, cerrada del fruto, abierta de la flor, en la explosión de una mano
que se enciende – entonces, lo que ahí se produce es el amor”8.
El amor y sus funciones inconscientes. La asimetría.
En una intensa sesión de su análisis, el enamorado David descubre cual Erastés, una
lista interminable de eventos donde es él “el activo” de la relación: quien llama, procura,
busca, reconcilia, habla, y el que para hacer el amor, solicita, va al encuentro, estimula,
inicia, azuza y forza su goce y hasta los orgasmos de su Dulcinea... “¿Qué hago con ella?,
¿Pero qué hago conmigo si no hago todo lo que hago por ella, gracias a su encantamiento?”
Atracción y desafío. Z. Bauman en su obra “Amor Líquido”, nos recuerda una
extraña paradoja en esa singular ecuación que consiste en amar irresistiblemente y desafiar
esa disposición. En el amor, dice Bauman, “El yo amante se expande entregándose al
objeto amado”, como para ilustrar un tránsito del punto del encantamiento del mago, al
vasallaje hacia un dueño y señor. Y por eso, en una paradoja, el amor implica también “el
impulso de proteger, de nutrir, de dar refugio y también de acariciar y mimar, o de proteger
celosamente, cercar y encarcelar”. Pero contradicción en la contradicción amar significa,
por otra parte “estar al servicio, estar a disposición, esperando órdenes” 9… si lo decimos a
8 Seminario 8 La transferencia, p. 65, J. Lacan.
9 Zygmunt Bauman, amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. F.C.E.
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la manera de Freud, esperando la orden de cierto hipnotizador que este autor10 así califica
para mostrar la obediencia y dependencia al objeto amado.
La Asimetría. Es de asimetría que David, el Erastés enamorado, sufre en su relación
con la amada. Asimetría y también dominación que sobre él, en tanto objeto amante se hace
presente la amada. Red protectora amorosamente tejida por ella, hilvanada para motivar aún
y cada vez más a un Erastés susceptible a sus hechizos para alienarlo a la mirada y
movimiento del quien le produce el sentido del amor. En esa experiencia común de dos
personas, es la oscilación entre la pasividad aparente de uno y la búsqueda activa del otro,
que el amor no precisamente ocurre como experiencia similar para las dos partes
implicadas: amante y amado, no se ven afectados de la misma manera. Uno y otro porta
para el otro desintonízadamente lo que no poseen: cierto saber, punto común de
desconcierto y sorpresa quizá más para aquel que envuelto en el embelezo del Erómenos,
resiente los aromas de cierto tinte cruel…en una criatura primorosa. “Me he cansado, este
amor me agota y me consume, pero no puedo, pero no quiero dejar de amarla” concluye
David en esa sesión que le vino en mente, todos los actos que le han llevado hacia ella.
Amor que duele y que aprisiona
Elegir al amado o la amada ¿Cómo reconocerlo? Y en tal ocurrencia, en tanto
deseante y deseado, quien aprisiona a quien, si de encarcelamiento del otro se trata? La
sensación de Ángel pendiente a los sentimientos de su pareja y preso del irresistible
impulso de llamarle “cada vez, una y otra vez” para escuchar, a su demanda, la voz amada
repetirle “te amo”, son aalabras que para Ángel, “alivian a su loco amor”.
10 Freud relaciona el estado de enamoramiento con la hipnosis, en Psicologia de las masas y análisis del yo.
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De locura y prisión ¿Es el amado/a el que ata y aprisiona? ¿O el amante es el
carcelero?11 En la irresistible atracción, seducción y hasta el desafío que ejerce el otro,
como en el caso de Ángel, su amada, la a-sintonía entre ambos no parece ser una
implicación imprevisible. Resulta aquí lo que para algunos escritores como Bauman el
ansia de poder, se enclava en una súplica: ámame, quiéreme, mírame. Solicitud humilde
provista de cierta sumisión a la lindísima amada. Una añeja melodía popular nos puede
ilustrar la idea de este ruego:
“Amapola, lindísima Amapola /Será siempre tu alma tuya sola /Yo te quiero, amada niña
mía / Igual que ama la flor la luz del día.
Amapola, lindísima Amapola / No seas tan ingrata: mírame…/Amapola, Amapola / ¿Cómo
puedes tu vivir tan sola…”
Súplica y dominio en juego para Bauman, porque Eros, dice este autor, no puede ser
fiel a sí mismo sin practicar golpe y caricia: “Eros impulsa a las manos a tocarse, pero las
manos que acarician también pueden oprimir y aplastar..” En este pensar, el amor es cruel
al no poder ser éste sustraído del ansia de poder. Ninguno de los dos, en tanto “gemelos
siameses”, “podrían sobrevivir a la separación”.12
11 Eje de encontradas opiniones entre los poetas, para Francisco de Quevedo, escritor y poeta español del siglo XVI, el amado es el carcelero. Lo contrario prepondera en cambio en la pluma de Sor Juana Inés de la Cruz. 12 Zygmunt Bauman, amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. F.C.E.
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Para nosotros, si crueldad existe, ésta quizá resida por efecto de cierta
imposibilidad, a saber, la del estéril esfuerzo del Erómenos para transformarse en amante y
devenirlo. Estéril entonces para cambiar de la posición Erómena a la del amante Erastés,
pues, desposeído de tal capacidad de conversión, puede encarnarse en un deseo handicap
para sustituirse y por lo tanto estéril, para producir el milagro del amor. Falta aquí recalcar
la metáfora del amor, de acuerdo a Lacan, se produce del lado del amado y no del amante.
Significa esto que a través de la metáfora del amor (más propiamente: metáfora del deseo)
el amado se transforma en amante (Erómenos se transforma en Erastés), pues el que es
objeto de amor deviene amante, es decir, se vuelve deseante.
La Amapola, sabe vivir sola, dice el refrán de la canción. Y no únicamente, pues “su alma
es suya sola”…amurallada en infecundos movimientos hacia el otro, inmóvil y frígida al
deseo y a la metáfora del amor, en franca omisión a la mano que le fue tendida. Para
concluir nos falta agregar la premisa lacaniana de un no saber en esa experiencia común de
dos personas que es el amor. El objeto amado, Erómenos, no sabe lo que tiene oculto, y que
constituye su atractivo; de allí que lo que tiene es llamado a revelarse en la relación de
amor. Pero hay que saber que lo que le falta al Erastés por su parte no es ese "lo que tiene"
que está oculto en el erómenos. Ahí, dicen los lectores de Lacan, es donde reside el
problema del amor. En todo caso, Erastés y Erómenos / amante y amado seguirán siendo en
el amor, la razón de la misma y única inculpación que les atañe: la ignorancia
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Assoun, Paul- Laurent. Leçons psychanalytiques sur le regard et la voix. Tomo 1 y
2. Paris, 1995, Anthropos.
•
Assoun, Paul- Laurent.
Le couple inconscient. Amour freudien et passion
postcourtoise. Paris, 2005, Anthropos.
•
Bauman, Zygmunt. Amor Líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos.
México, 2005, Fondo de Cultura Económica.
•
El Colegio de México. Y diversa de mi misma entre vuestras plumas ando.
Homenaje internacional a Sor Juana Inés de la cruz. Mèxico, 1998. El Colegio de
México.
•
Lacan, Jacques. El Seminario de Jacques Lacan. Libro 8. La Transferencia. Mèxico,
Paidos.
•
Paz, Octavio. La Llama doble. Amor y erotismo. Barcelona, 1993, Seix Barral.
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