DE TIERRAS PUNTANA POLO GODOY ROJO (Año 1945) INDICE MI TIERRA CANTO A SAN LUIS...................................................................... 2 ROMANCE DE LA FUNDACION DE SAN LUIS........................... 5 AL VALLE DE CONCARAN .......................................................... 6 A SANTA ROSA............................................................................. 6 QUEBRADA DEL MOLINO ........................................................... 7 RENCA ........................................................................................... 8 ARROYO DE SEPULTURA........................................................... 9 POR EL RIO SECO...................................................................... 10 CONLARA… ................................................................................ 11 INICIAL ......................................................................................... 14 SUS HOMBRES A JUAN PASCUAL PRINGLES .................................................. 15 VICENTE DUPUY......................................................................... 16 JUAN CRISOSTOMO LAFINUR ................................................. 16 A RAUL B. DIAZ .......................................................................... 17 DEL PASADO SOLEDAD Y GUITARRA............................................................. 18 LA PARTIDA ................................................................................ 19 DE TIERRAS PUNTANAS… ....................................................... 20 LA VUELTA.................................................................................. 21 ANTE UN ALGARROBO SECO.................................................. 23 MI HOGAR MI HOGAR.................................................................................... 24 EN ESTA TARDE ......................................................................... 25 VIDA VEGETAL ........................................................................... 26 SUBIENDO LA CUESTA ............................................................. 26 CANCIONCITAS PARA MI NIÑA ................................................ 27 LAS VISITAS................................................................................ 29 RONDA DEL PRIMER CUMPLEAÑOS ...................................... 30 ESCUELITA DE CAMPO NIÑO DE MI ESCUELA................................................................ 31 CANCION DEL NIÑO PUNTANO................................................ 32 CLAMOR DE LA TIERRA............................................................ 33 EL BANCO VACIO....................................................................... 34 PALABRAS PALABRAS AL LABRADOR ...................................................... 36 PALABRAS A LOS PUNTANOS ................................................ 37 A la Memoria de mi padre MI TIERRA CANTO A SAN LUIS ALMA enraizada en la tierra Y anudada en alto cielo, Cuerda a quien tañen con furia Desgarradora los vientos; Ojo clavado en la pulpa Del pasado que venero, Paso siguiendo la senda Peñascosa del momento, Labio hecho un hilo de gloria Que en siglos y siglos cuelgo Aventando el trigo noble Del canto que aquí cosecho. San Luis: Ignoro el carril suspenso Que, entre la vida y la muerte, Me dejó cara a tu puerta Con este humilde presente; Es la luz de clara estrella, Es el canto triste y leve De esta tierra enternecida, Cuya sangre siempre hirviente, Flúida y pura, valerosa, Amamantó el laurel fuerte Al que tus hijos ciñeron Victoriosos en la frente. ¡San Luis, San Luis, oh, mi tierra, Crucificada de olvidos; Ojos amargos pensaron Verte rendida al martirio! Mas no tienes cual creyeron El corazón carcomido Y tu vida nos deslumbra En los timbales del himno Que está soplando en tu entraña, Resonante, embravecido, Convocando a los puntanos A cumplir con su destino. Corazón clavado en tierra Y en alto cielo anudado, Pedazo de un gaucho viejo Y de un cacique serrano Que en las sendas de tus valles Se dan la mano cantando; Bajo los rubios chañares Y corpulentos quebrachos Hallé aún virgen la estirpe De tus hijos los puntanos Conservando los jirones De tu glorioso pasado. Corazón puesto en el pingo Y alma clavada en su lanza, Fueron, guerreros valientes, A conquistar la esperanza; Guapos de hazañas sus nombres Van por viejas rastrilladas Arrebujados en sombras; Sólo aquí donde en las albas El espinillo y la tusca Nos emborrachan el alma, Cuenta algún labio moreno Sus hazañas legendarias. Pupila puesta en la cumbre Para otear tu camino Vislumbra signos de triunfos En el mañana esculpidos; Allá el maestro cultiva El alma blanca del niño, Allá el labriego levanta La cosecha de su trigo, Y allá, apretados los hombros, Con entusiasmo tus hijos Rumbo al mañana fecundo Van cargando tu destino. ¡San Luis, San Luis, alta estrella Caída en quietud de río: Arriba está tu destino Y el calor para tu frío! Puesta el alma en tierra y cielo Base y cumbre de tu vida, San Luis, no quise engañarte, Silenciando mi vos íntima; Hoy un áspero cilicio Me dejó la carne viva, Por eso el canto que quise Fue lágrima estremecida. ¡Ay, la dulzura anhelada De la vidala nativa Ahogándose en la garganta De mi guitarra afligida! ¡San Luis: Ya mi canción doy al viento, Fe en la angustia enhastada Que con certeza salvaje Ha de silbar por tu alma! ¡San Luis, San Luis, no he podido Con el pesar que me aplasta, Por eso mi canto lleva En sus acordes la marca Del alarido estridente Que me desgarra hoy el alma! ¡San Luis, San Luis, alta estrella Caída en quietud de río: Arriba está tu destino Y el calor para tu frío! ROMANCE DE LA FUNDACION DE SAN LUIS VIENEN envueltos en polvo, Sudorosos, fatigados, Con una esperanza muerta Y cien flores alumbrando. San Juan, pérdida de nuevo Les clavó su dardo amargo; Mas vienen tragando leguas, El corazón agrandado, Sin temores, invencibles, De fierro el andar hidalgo, De fierro el brazo que empuña Fuerte acero de Damasco. El pabellón de Castilla Viene jugando en el viento; Don Luis Jofré a la cabeza, Monte arriba, llano y cerro Sorteando bosques de talas Y algarrobos corpulentos, O el envío envenenado De los salvajes tremendos, Busca un lugar, un lugar… Con árboles, agua y cerro, Con cielo no muy lejano Y esperanza floreciendo. ¡Ya llegan todos, ya llegan A” Punta de los Venados”… Ya se desmonta don Luis… Por fin su sed han calmado! Al cielo apunta ya el rollo Y el estandarte está ondeando… Ya por su Dios y su reino Un nuevo asiento han fundado! Es agosto; el sol brilla, Cantan pájaros serranos, Canta el agua, todo canta Sin saber, alborozado! Y se marcan los solares Y el rancherío levantan; Sopla, sopla el chorrillero En flautas de rubia paja; Una capilla…un rezo… Una huerta… rumor de agua… Temblor de tardes desiertas, Tronar de furias lejanas… Por mil quinientos noventa Don Luis Jofré allí amasa Junto con un pueblo nuevo Su más querida esperanza! AL VALLE DE CONCARAN CONCARÁN, valle hermoso, en ti palpita Un corazón de wolfram, fiel, brillante, Y en tu encielada luz la flor fragante Al morirse en estrella resucita. Presencia de la espiga y la fluorita, Del trino de unos pájaros errantes, Y en la caja del viento, sollozante Percutir de nativa vidalita. Canción de cielo y sierra en las mañanas, Regocijo del pájaro y del fuego, Aniñado llamar de las campanas, Cayendo en tu alma azul, tersa de río Que me da la canción por la que ruego Vistiéndome de llamas y de estío. A SANTA ROSA A mi pueblo natal, con la emoción de mis Primeros recuerdos. LEJANO en la distancia y en la vida, Muy cerca, sin embargo, siempre estás; Tenues hilos de luna suspendida, Tienen mi alma por sobre tu heredad. Mi lucero muy cerca de tu torre Diz que sueña en el alba que lo vierte; Él maneja el puntero que recorre La esfera de mi vida y de mi muerte. ¡Si pudiera desde tu campanario Salirle una mañana a su camino, Romperle el corazón como un corsario Y saber que me guarda ahí el destino! Inquietante pensar de que el futuro Traiga para estas sombras una más… Tú lo lloras en el repique puro, ¡Yo no puedo, no puedo ya llorar! Sin embargo, a lo lejos, yo vislumbro A tu lámpara arder tan vivamente, Que ya siento a este haz con que te alumbro Creciendo en llamaradas por mi frente. Ese día los sones de tus bronces Rebalsarán la copa de tu cielo Con la nota triunfal que, sólo entonces, Romperá la jornada de su vuelo. ¡Oh, Santa Rosa, diz que mi lucero, Se aduerme en tu soberbio campanario; Háblale de ese día que yo espero, De éste mi secreto temerario! Y si de él te adueñaras, Santa Rosa, Y fuera así tal cual sueño y lo quiero, Haz vibrar tu campana sonorosa En tu azul y gigante cristalero! Que entonces bajaré desde la luna En la plata de un hilo suspendido, Para fundir en una dos fortunas Y arrojar sin penar lo no fundido. Santa Rosa, mi pueblo, en ti anida La esperanza secreta que yo tengo, Guardada en tu lucero que es mi vida, Mi casta inspiración y mi abolengo. QUEBRADA DEL MOLINO AQUÍ en el corazón de tus mollares, Caído en el arroyo cristalino, Percibiendo la flor de tus altares, Quebrada del molino. Aquí donde los pájaros traviesos Se pierden en tu cielo azul de lino Y nos dan en su canto el embeleso De tu canto, Quebrada del Molino Donde vibra en el aire tal sosiego Que encumbra el pensar a lo divino; Silenciosa quietud con fe de ruego, Quebrada del Molino. Aquí donde la vida se precisa, En la música excelsa de los trinos, En la flor de la salvia y la altamisa, Imponente Quebrada del molino. Donde tuve el segundo de silencio Abierto a las honduras del destino, Y desde el cual a Dios hoy reverencio, Quebrada del Molino, Guardé en mi corazón tu suave encanto Y aquí está, para todo mi camino, Aromando las flores de mí canto ¡Magnifica Quebrada del Molino! RENCA SOBRE la costa pétrea de su suelo Apenas si se escucha ya un latido; El tiempo se quedó desvanecido En las torres que apuntan hacia el cielo. Va vencido de muerte y desconsuelo; La música del río es un gemido Y tiene el corazón hierto y herido Ya sin fuerzas vitales para el vuelo. Aún borran a su voz indios lanzazos, El postrer aletear de cien palomas Y un cántaro de fe hecho mil pedazos; Y oculto entre su tierra y nubes plomas Disparando sus flechas al pasado Se rinde ante el futuro derrotado. ARROYO DE SEPULTURA ARROYO de Sepultura Trina tu arpa de cristal; ¡Ay, qué dulce tu frescura Y qué claro el murmurar! Arroyo de sepultura, En silencio y tristemente He sentido tu llorar. Arpegiando desaliento Siembras flores al pasar; Aflautada voz de viento Va la sierra a perfumar. Arroyito cantarino, Muy profundo, muy doliente, He sentido tu llorar. Un pucará con sus ruinas ¡Cuánto te hace recordar! Cacique y quenas indias Que ya nunca volverán! Arroyo de sepultura, De tanto andar, hoy tu llanto Arde vivo en un cantar. Cielo azul, sierra bermeja, Tomillos, piedras y mentas; Agua pura que se aleja Al “cuesta abajo”, muy lenta. ………………………………… El redoble de unas cajas Galopando en horas muertas De la sierra al valle baja… Y el llanto de una urpilita Extraviada en la espesura, Sangra tu pena infinita, Arroyo de sepultura. POR EL RIO SECO DEL “Cerro Palitos” Parten las cargueras No bien el brillante Lucero clarea. Tranco, tranco y tranco Van “pa” Río Seco; Siembran flores rojas Los cascos sangrientos. Repican las piedras Al pasar la tropa Y el eco en las negras Quebradas rebota. Las árganas duras Sus lomos arquean Llenas hasta el tope Con pesadas piedras. Tiemblan los hijares, Van con pocas ganas, Marcan sus temores Con las espantadas. Y a ratos bufando Miran desconfiadas; “Repecho Pelao” Les traba la marcha. Pasan asustadas, Nerviosas, temblando… El despeñadero Brama hacia un costado. …………………………… Desde lejos se oye Un campanilleo; La “madrina”al trote Descuelga del cerro. Bajan las cargueras Renovando bríos; Traen en sus cargas Olor a tomillo. Largo, largo el tranco Cubiertas de espuma, Por el Río Seco Rebuznan las mulas. CONLARA… A mi madre. RECUERDOS de suaves pasos Me llevan rumbo a tu tierra, Y están pidiendo a mi vida Y a mi dulzura más tierna Con el fervor de los días Que se añoran y se esperan, El retorno jubiloso Hacia las horas aquellas, Que nueve cuentas hoy marcan En el rosario de ausencias, Para que tu alba a mi noche Le sacuda las tristezas. ¡Conlara… feliz infancia, Pandillas, juegos y riñas, Gozo del alma y del cuerpo Y de la pupila niña! Monte cercano con nidos, Y colmenas escondidas; Manos con olor a árbol Forjando la casa tibia. ¡Hogar, hogar ya no estás, Te derrumbó la caída De algo que no está en la fuerza Si no que vino en la vida! De la herida que te abrieron Cien carriles caudalosos, Al amanecer tu vida Con el vigor de muy pocos, Lloviznó polvo ceniza Para mis tres años toscos; Bueyes barcinos y pampas En madrugadas de plomo, Volcaron en las planchadas Toneladas de algarrobo De los carros que crujían En sostenidos rezongos. Y en la ruta polvorienta Bullían tropas y tropas, Aturdiendo los cencerros Y las cornetas sonoras. Tonadas de cuatro vientos, En un remolino todas, Festejaban el encuentro Almibarando las bocas; Cuando no era que trenzados En una de meta y ponga, Los facones en la playa Dejaban la nota roja. Conlara de aquellos tiempos, ¡Cómo bullía tu sangre, Qué sensación de potencia, En tu ancha y larga calle Y en los tres aserraderos Que rugían infernales! Rodando el níquel del pobre, Olvidado ya de su hambre, Tintineaba de alegría; Y la mozada compadre Tiraba sus prendas viejas Para lucir nuevos trajes. Y así, como en el romance, Tuviste noches plateadas En la que los payadores Con sus templadas guitarras Le cantaron a la prenda Sus más sentidas tonadas. ¡Cuántas veces vió tu luna Cantar en veinte ventanas La canción de “La Pastora”! ¡Ay, esas horas, Conlara, Que en ti ni en mí ya no están, Cómo las extraña el alma! Labor de padre y de madre Amasando con sudor, Una casa y cien proyectos Para una mañana mejor; ¡Como entonces yo no supe Que tras la blanca ilusión Va rondando como un lobo La garra de la traición! ¡Como entonces, ay, Conlara, No me diste esa lección En vez de darme tus sendas, Tus mieles y el corazón! Vientos adversos soplaron Y junto a ti, pie de palo, Cayeron muchos hogares En tu entraña cimentados. Hoy, las paredes en ruinas Y sus sueños ya lejanos, Te están hablando, Conlara, De aquellos tiempos que exalto. ¡También el mío, muy lejos, De tu seno fué aventado Y aquellas rosas que tuvo De dolor se han marchitado…! Conlara, si hoy vengo a ti Con este amargo reclamo, No es por buscar en la sombra De aquel tiempo ya lejano El duro aliento y las fuerzas Para el presente en que marcho; Hoy, madurado mi juicio Y el corazón asentado Te pregunto con la pena De aquel que te quiso tanto: ¿Es posible que los pueblos Envejezcan tan temprano? Conlara de aquellos tiempos, Al pasar cierro los ojos Porque quiero conservarte Tal como en sueños te forjo: Vida activa, dinamismo, Pulso de acero no roto; Y quiero ser como entonces, Envuelto en tules de polvo, El mismo niño travieso Que siempre en mi andar evoco, Mirando aún a mi padre Incansable y laborioso Aserrar con sus amigos Alegres y siempre prontos, La rueda que ti hizo andar Pero que el tiempo hoy ha roto. ¡Conlara, triste Conlara! Suaves pasos de recuerdos Me trajeron por tus sendas Para ahogar en pensamientos Tristezas que siempre tengo. Y el adiós que otro momento No pude decir de angustia, Te lo digo desde lejos, Así, con pañuelo blanco De emoción y de recuerdos, Como quien de lejos dice Un tierno adiós al abuelo! INICIAL A la memoria de los esforzados fundadores De la ciudad de Villa Dolores (Córdoba): Pbro. Juan Vicente Brizuela y señores José Maria e Ignacio Castellano, Fernando Rearte, Roque Ferreira y Ambrosio Gutiérrez. La tierra se estremece en la mañana Y el río alza su voz de agua sonora; Clavada en tierra está y en cielo mora La ilusión vertical, alta y ufana. Y luego una entusiasta caravana Entre gritos de júbilo, a la hora, Del amasado barro ya desflora El simbolar adobe que la hermana. ¡De pie está la capilla! Un nuevo viento Arranca de los pechos campanadas Que dan a las campanas vivo aliento. Clavada está la villa en fértil suelo Y en radiantes y frescas alboradas Enraíza en tradición y asciende al cielo! SUS HOMBRES A JUAN PASCUAL PRINGLES ¡V IVES! Estás omnipresente en esta tierra En toda latitud y en toda altura, En la honesta ambición que el alma encierra Y en la esperada luz de las alburas. ¡Pringles! Nos habla de ti el río y sus peñas, La cumbre que se empina al cielo azul, Todo lo inmenso y noble, lo que sueña Con ser águila en vuelo y regia luz. Existes: En cada vibración de la energía, Y en la sangre impulsada por latidos De un corazón que hereda su hidalguía De tu fiel corazón jamás vencido. Temerario león en Yauricocha, Y en Ayacucho y Matará y Junín, Derrotado en Torata aún más derrochas El valor que te da gloria sin fin. Pero tu hazaña grande, que estremece Por su fiero valor que aun vivo está Es la de Pescadores, que te ofrece La “Gloria a los vencidos de Chancay”. ¡Pringles! ¡Campeón de libertades, combatiste Con ardor por tal causa hasta morir! ¡”Chañaral de las ánimas “, tú viste Quebrarse para siempre su latir! ¡Pringles! Estás omnipresente aquí en mi tierra En todo rumbo y toda latitud; Eres causa y bandera donde aferra La idea a su más límpida inquietud. ¡Padre de los puntanos! En esta tierra tuya, tu memoria Inspira recia, anónima labor, Para hacerla el espejo de su gloria Y digna de tu altísimo fulgor. ¡Pringles! Estás aquí bajo este mismo cielo, En el aire, en la planta que frutece Y en cada germinar de este tu suelo Que es cual árbol gigante que florece. Juan Pascual Pringles, héroe de Chancay, Glorificado sea y bendecido tu nombre inmortal. VICENTE DUPUY “Aquí estamos prontos, nuestro Teniente Gobernador, para marchar adonde se nos destine y derramar la última gota de sangre por la Patria.”1 CUANDO el clarín en hora decisiva Repercute por todos los caminos Fuertes pechos de bravos argentinos Responden descubriendo sed altiva. ¡Libertad, libertad! Su antorcha viva Ante los cerros del coloso andino La enhiesta San Martín, y sus divinos Rayos besan la Patria sensitiva. ¡Libertad, libertad! Dupuy exclama Y toda su provincia en pie de guerra Responde al destino que la llama; Y cargando los frutos de su tierra, Con la fe que en los ojos les destella ¡Van tras la gloria sin pensar en ella! JUAN CRISOSTOMO LAFINUR MUY joven parte en busca de la meta; Lleva con gozo del solar nativo Un secreto anhelar del que es cautivo Y que al combate sin cesar le reta. 1 Palabras de los voluntarios puntanos al Teniente Gobernador Vicente Dupuy. Y es soldado, filósofo y poeta Que a la Patria se da en amor votivo Cruzando por su cielo fuerte, altivo, Con altitud y lumbre de cometa. Nadie puede contra él; desde su altura Contra vientos adversos se amplifica El clarín de su voz valiente y pura; Y en su airado clamar por Libertad Turbulenta la muerte le replica Y le enciende para una eternidad. A RAUL B. DIAZ Al Centro de Maestros “Raúl B. Díaz” de Concarán, S. Luis. Allá va por montañas y picadas Tras su ideal que a lo lejos reverbera; Llegar pronto, llegar le desespera Y le enciende la vida en llamaradas. Y deja por las breñas desoladas Una esperanza en flor y una bandera La que prende feliz, por vez primera, A lámparas lejanas y apagadas. Educador insigne, aquella llama, Enciende el corazón de los maestros Y tu ideal es ahora el ideal nuestro; Y aquí mi verso gris viril proclama Que tu mismo fervor nos acompaña Para intentar cumplir tu misma hazaña. DEL PASADO SOLEDAD Y GUITARRA PENSÉ estar solo en la sierra Con su silencio y su viento, Con su estrella claveteada En un azul y hondo cielo; Mirar dormida la piedra Y caído el molle seco, Llorando un silencio grave De doloroso mar muerto; Quería el ala abatida Y el sosegado concierto De una estrella iluminando A mi cerro y a su viento. Más fué un rasguear de guitarra… Era un rasguear de guitarra Que en un trinar delirante Hacía vibrar mi alma; Allá, hasta el cerro dormido, Llegaba desesperada La canción estremecida De una perdida guitarra. ¡Tal vez con caja de tierra, Tal vez con dedos de patria, Partiendo voces de ausencia En silbos del viento andaba! Era la misma guitarra Que no se rindió en la gesta, Y que anduvo por montañas, Por valles y por mesetas, Cantado con nuestros gauchos Entre lanza y bayoneta. Era su voz, si, su voz, Templada en sangres y guerras, La misma de los cielitos Y de las coplas añejas, La que vibrante caía Entre talares y mentas. Era una caja endiablada Galopando y galopando, Que por carriles del tiempo Me llevaba de la mano; Allí en la voz temblorosa Que en sones se iba volando Toda una historia narraba Y todo el feliz presagio De una Argentina que tiene, En un trinar, a sus lauros De ayer, de mañana y siempre ¡Por los siglos resonando! Tal vez con caja de tierra, Tal vez con voces de viento, Sonaba aquella guitarra Por las alturas del cerro. Y aquel silencio esperado, Silencio de molle seco, Fue mordedura angustiosa De un olvidado lamento. Con corazón de guitarra Y secas cuerdas de viento Vibraba toda la tierra ¡A su argentino concierto! LA PARTIDA YA se perdió el rancho, ya no oigo el arroyo, Todo va quedando, sollozando lejos; Y el pañuelo d’ ella, ya su tierno lloro, Es cielo y es sierra y es dolor muy tierno. Afluejen, hijitos, la rienda a los pingos Y no se den güelta pa’ mirar atrás; Miren siempre al frente y vayan tranquilos Que la Patria mesma nos espera allá. Así vamos lindo, así, canturreando, A Mendoza iremos desde nuestro valle, Y estas lanzas gauchas de bravos puntanos Serán las primeras en cruzar el Ande. Dicen qui’ allá un hombre muy guapo y muy güeno Prepara los cuerpos’ e la libertad; A él mesmo en persona, m’hijos, le daremos Cuanti l’himos traído y cuanti quedó allá. Vamos, vamos, m’hijos, con fe, sin temores, Qu’este viento el valle que suepla al poniente Renueva los bríos e’nuestro galope Y apura el latido de los pechos juertes. Ya veo qu’el lión qu’en la sangre les juega, Les pinta en los ojos la sed de batallas; ¡Ansina me gusta, que busquen la guerra Cuando alguien les quiera pisotiar la Patria! Ya atrás quedó el valle, el valle florido, Tuitos los recuerdos, el rancho, la madre; El mesmo galope quiere repetirnos Las palabras tristes de esta triste tarde. Mas, naide las oye; de cara al poniente Vamos escuchando la diana que llama; Y este mesmo viento nos suepla en la frente La brasa que ardiendo nos quema en el alma. ¡Arriba las rejas, de punta las lanzas, Vamos, vamos, m’hijos, qui’ allá nos esperan; Lo quiere la madre, lo pide la Patria, Que sea pa’ orgullo y pa’ la gloria d’ellas! DE TIERRAS PUNTANAS… A don Ernesto Arrieta SEÑOR Intendente, Gobernante ‘e Cuyo: De tierras puntanas contentos llegamos A decirle claro que lo nuestro es suyo, Y a tráirle estas cosas que no precisamos. Hará unos tres meses qui’ allá por el pago En trace di’ apuro su chasque pasó; Ahí quedó l’idea, y al primer amago Tuita mi provincia p’ acá se volcó. ¡Señor… No ha’i saberlo, mi humilde viejita Por tantos inviernos cruzaos en la vida, Cuasi ni distingue ya, la pobrecita, Pero ella me dijo tanto ‘e conmovida: “La Patria por sombras di’ha tiempo galopa Y tuito, hasta el alma, también nos reclama; Ahí ´tan los muchachos, rejunte la tropa, Y vayan contentos… la Patria los llama!” Las árganas llenas ´e cuanti encontramos Cargamo’ en los machos medio a l’apurada; Ahí ‘tan las pasitas y patais qu’ echamos Juntito a unos quesos, pa’ las mil jornadas. Hasta ‘e charqui vienen una qui’ otra lonja Que con su regalo puso ella ‘e temprano: Esta flor ‘e poncho, que no es pa’ lisonja, ¡Pero que tejieron prolijas sus manos! Señor Intendente, Gobernante ‘e Cuyo: Mis cinco muchachos, juertes y güenazos, Están esperando sólo el grito suyo Pa’ bandiar la tierra di’ un solo lanzazo. ¡Y este pobre gaucho, cuasi, cuasi ciego, Quiere que lo deje seguir su bandera; He’i servir di’ arriero… pa prender el “juego”, Pero hi d’ir tras d’ ella hasta cuando muera…! Señor Intendente, Gobernante ‘e Cuyo. ¡Están esperando doce brazos juertes Sólo el grito suyo! LA VUELTA YA vamos llegando; qué zoncera grande Le dientra al cristiano cuando güelve al pago Dispués di’ una ausencia muy larga, di’ añares, Que nos dejó en l’alma resabios amargos. M’hijitos… ya estamos por el “rial” de Juárez Y dentro ‘e muy poco ya ha’i blanquiar el pico El ranchito viejo donde está la madre Espiando la güelta de tuitos sus hijos. Claven las ispuelas, po, qu’ ese desgano Que nos va cuartiando p’ atrás es zoncera; Piense qui’ ahura mesmo d’esta plata ´el pago Llovizna ‘e la luna también para ella. Ni si’ habrá pasiau por su cabeza ‘e santa Que los ojos tristes que tanto los lloran Han de ver los hijos que tráin a las lanzas Fogueada en cien choques, chispiantes de gloria. Y sientan, muchachos, po, como el arroyo Va dando en las piedras el mesmo murmullo De su agüita clara que perfuma todo Con su olor a flores y a fragantes yuyos. Nadie dice nada… mi’han dejau que solo Haga tuito el gasto d’esta charla larga; No sé por qué diantre tanto negro soplo Sobre mi alegría su amargura amaga! Güeno, áhura, muchachos, cambiemos la marcha; No metamos bulla pa’ qué ansí los perros No le den aviso y en la mesma cancha Larguen di’un repente su gozo y el nuestro. ¡Qué noche, muchachos, pa’ pisar el “vaie” Pa’ oler la tierra tras ‘e tanto tiempo, Si siento qu’ el alma se va abriendo “caie” Y es chica la tierra pa’ tanto contento! ¡Pobre mi viejita! Dispués d’ esta ausencia Tuito los cariños no alcanzan pa’ paga; Pueda que Dios quiera pa’ qu’en otra güelta No haiga causa alguna para ansí dejarla. Pero atiendan, m’hijos, ¿ya estará durmiendo Qui’hay tanto silencio aplastau áhi cerca? El mechero no arde, no se ve ni “juego” Y ni la perrada tampoco atropella. Vamos despacito qui’há i d’ estar dormida Y no hay pa’ que darle julepe tan grande; Cuelguen las ispuelas en la ramadita, Y dejen nomás qu’ el corazón ensanche. ¡…Pero aquí no hay nadie! ¡Pa’ dónde si ha ido! ¡Está el rancho solo… esto es un mal sueño! ¡Qué camino infame la llevó, Dios mío, O qué cruz la guarda en el sueño eterno! ....................................................................... No lloren, m’hijitos; ´ta ya descansando… Allá ´ta su cruz ´e leñitos torcidos Y muchos suspiros azules y blancos ¡Li ´han trenzau con flores el trapo bendito! Ya ven… yo comprendo que ansina es la patria, Y es ley pa’l güen criollo darle lo que a naide; Ya dos ´e mis hijos le dieron el alma ¡Y áhura, a mi patrona, no hay más que rezarle! ¡Qué noche, muchachos, purita de plata! ¡Ya ven que no lloro… malhaya mi estrella! Y áhura de rodillas, firme la garganta, Recemos la salve por su almita güena! ….. ¡Qué noche, muchachos P’ andar por las güellas…! ANTE UN ALGARROBO SECO Al Dr. Ernesto Castellano. YA ti’has ido, hermanito, ya ti’has ido, Y ni flores ni hojas ti’han quedado; Cenicientos tus brazos si’han ardido En la luz del olvido y del pasado. Si’ tuviera mi pobre patroncita Lloraría conmigo al verte ansina; Cuantas veces su niño a tu sombrita Jugó sin que lo hirieran tus espinas! Y áhura estás sin la flor qui’ayer vistieras Y sin aves qui’alegren tu infortunio, Como yo, que solito en mi tapera, Las mesmas penas día a día rumio. ¡Pobre mi algarrobo, mi difunto hermano, También siento en los güesos yo a la muerte, Y hoy vine a aprender di’ ajena mano La forma de tirar pa’ no errar suerte! Caer y echar parada… ¡linda muerte! Eso’e estar agarrau por la ráiz vieja A la tierrita ´e siempre, el pulso inerte Y alta la frente sin maligna queja. Así quiero morir, fatal destino, Apuntando los brazos hacia el cielo Y hecho flecha de flores y de trinos El corazón latiendo desde el suelo. MI HOGAR A DORA, mi esposa MI HOGAR EN una tarde alegre, De lirios y de alas, Sin fatiga y con canto, Levantamos sus vigas Al borde del camino Que conduce a la dicha. Sólo tiene dulzura Y risas de pequeños, Manecitas tostadas Y cabecitas rubias, Y una alegría santa, Retozona y cordial Que ilumina los rostros Y abraza el corazón. Mi hogar es fresco huerto: Tiene frutas de bien Y risas de pequeños. En verano una estrella Lo traspasa de luz; En invierno lo entibia El calor de una llama Y lo vela rendido El claro ángel del sueño. Y en la rústica mesa Nos congrega sencillo, El pan de cada día, De aromática cáscara Y el oloroso horno tibio. Mi hogar, mi humilde hogar, Con risas de pequeños, Alas de cosas nuevas, Y alma de amantes padres, Queda a mano derecha Del camino del bien Por el que siempre ruega. Mi hogar, mi humilde hogar, Tiene mieles en cada corazón, Y aromáticas risas floreciendo Por la gracia de Dios. EN ESTA TARDE A mis hijitos Osvaldo y Mirta Dolores EN esta tarde divina De cielito iluminado, Van corriendo por la senda Ella y él como alocados; Le ponen cinta de risas Y brincos de ágil payaso, Cuando no un hilo de polvo Y una cuerdita de canto. Van corriendo por la senda Mis niños como alocados, Brillantes los rulos de ella, La pequeña, y despeinados Los suaves cabellos de él; Y adelante, alborozado, Ladrando al sol que ya cae Y comiendo del pan claro De la alegría flotante, Va su perro, aun impago, En la dicha y en la gloria Que les brinda como hermano. En esta tarde embriagante Todo es luz y todo es gozo; El cielo, la sierra, el campo, El rancho y el árbol solo, Y el senderito que tiene Hilo blancuzco de polvo, Cintita lila de risas Y brincos de tonis locos; En esta tarde divina Todo es luz y todo es gozo Y mis niños bailoteando Ebrios por un canto hermoso, Hacen ronda con su perro Y tiran gritos a lo hondo Del cielo que estoy mirando Y que en esta tarde toco, En esta tarde embriagante En que todo es luz y gozo. VIDA VEGETAL ME he perdido en la vida vegetal, En la vida de cocos, contrayerbas, De hierbas de la cabra, romerillos, De salvias y barbas de la piedra. Me he quedado sin brazos y sin manos Y el alma me florece en la altamisa; Yo soy todo raíz y todo fruto Y en mi copa hay un nido que se inicia. Ya los siento al husillo y la biznaga, Al malvavisco en flor y a la verbena, Saludándome alegres y olorosos Con mano perfumada a salvia y menta. ¡Oh, qué paz en la vida que me cerca, Qué cintura de olvido me rodea! ¡Qué dulce encantamiento el de las flores Que izan en mi torre a sus banderas! Tengo ojos en la flor, voz en el agua Y crezco vertical hacia azul cielo; Todo es paz y color y fresca aroma, Silencio penetrante de lo eterno. Aquí puedo entonar el himno nuevo De otra vida feliz y también nueva, Aclarada la estrella que persigo Desde la humilde flor de la verbena. Aquí estoy sin mis brazos y sin mis manos Sintiendo en mis costados a la albaca, A la salvia, sortija y no me mojes, Lejos, lejos de todas las bullangas. Y en mis ojos de flor y en mi voz de agua Florece y canta mi ser desintegrado, Y voy con lentitud subiendo al cielo Sin más flor que mi alma abierta en canto. SUBIENDO LA CUESTA VAN mis tres niños Montados en burro Subiendo la loma Con cómico apuro; El aire se vuela En pájaros rubios. Van bebiendo vida De ese aire enjambrado Con olor a mentas, A fragante paico Y al helado arroyo Que baja cantando. Desgranan sus risas Como una granada, Se ríen los cielos, Se ríen las aguas Y tañen sonoros Los píos del alba. Taloncitos duros Del muchacho aguijan; Ríen las pequeñas De la crin prendidas Y allá, por el bajo, Repican sus risas. Así, para siempre, Yo perdido en mentas, Escuche sus risas Subiendo la cuesta, Para siempre sanas, Para siempre frescas. CANCIONCITAS PARA MI NIÑA MI niña, mi niña, Bajó de la luna, Su mamita “estrella” Le bordó la cuna. Mi niña, mi niña Tiene un rulo de oro Y unos ojos verdes Que son un tesoro. Ah, y su fragante Y roja boquita Del rosal del cielo Fué la más bonita. Y sus manecitas, Y sus blancos brazos, Y sus piececitos Que dan ya unos pasos, Le dan a mi casa La hermosa alegría De la muñequita Que aun no tenía. ______ La abuelita”Luna” Le mando a mi niña, Tortitas con nueces, Confites y piñas. ¡También quién olvida Que ahora es su día! Todo el reino viste Trajes de alegría. Campanas de risas Tocaron los niños Y todo fue fiesta De luz y cariño. Si hasta el “Lobo Malo” Le trajo florcitas En la vieja cesta De “Caperucita”. Y mi “Tío Tigre” Y “Juancito”, el zorro, Le mandaron pieles Y un precioso gorro. Mi niña, mi niña Tiene un año ya, Dios quiera que en cientos Se puedan contar. LAS VISITAS BAJO los árboles fueron Cargando sus dos muñecas, Mirta, la rubia avispada, Y Estelita, la morena; Jugarán a las visitas, Pues ya la casita espera Arreglada en un instante, Y Estelita y su pequeña Por un caminito alegre Contoneándose llegan. Tan, tan…”¡Jesús, quién será! ¡Y de qué modo me encuentra! ¡Con este vestido viejo No salgo, sea quién sea!” Mas como son de confianza Las visitas ya no esperan Y pasan y se contemplan, Y se abrasan y se besan, Y preguntan por los nenes Y hablan de estudios y escuela. Y muy puesta pierna arriba, Se abanica la morena Y la rubia, movediza, Va y viene, le conversa, Le pregunta de mil cosas, De los dulces, de la abuela, De vestidos, de zapatos, De la edad de sus muñecas, Y Estelita, con esfuerzo, Le contesta en media lengua. Tan, tan, tan…! ¡Pero qué pasa! ¡No es visita la que llega! Ya la casa entre unos gritos Ah quedado dada vuelta. ¡Oh, disputan las vecinas! ¡Se pelean por sus nenas! Las dos alegan airadas Que la suya es la más bella. ¡Madrecitas, como todas, No hay ninguna cual la vuestra! Vuelvan los rulitos de oro A la cabeza de Mirta, Vuelvan las ondas morenas A la pequeña Estelita. Cesen ahora los llantos, Consuelen las muñequitas, Sellen la paz con un beso, Vuelva de nuevo las risas Y entre alegría y cantos A jugar a las visitas. RONDA DEL PRIMER CUMPLEAÑOS A Robertito Masramón, mi ahijado. La luna es un castillo Enorme y doradito, Donde viven los sueños Y los niños bonitos. Es un castillo enorme, Con torres luminosas, Con bosques gigantescos Y fuentes armoniosas. Allí, al cumplir un año Las hadas les saludan, Y entre cantos y risas A las rondas anudan. Y hoy todo en él deslumbra Reluciente y galano; Repiques y repiques Voltean los enanos. Luz, flores, maternales Risas y risas niñas. Silencio… Blanca Nieves Una vez más se aliña. Por el camino de oro, Tirado por tuquitos, El Coche Estrella avanza Trayendo al “Principito”. Él viste traje regio, De bella pedrería; De su boca sonriente Se vuela la alegría. Suspira “Caperuza” Por sus negros ojitos; Y apura mil latidos Su rostro tan bonito. “Pinocho” rinde honores, Y luego, en el palacio, Se inicia la rondita De luz en el espacio. Ronda, ronda el amor Y ronda la Esperanza; Los ángeles corean Un canto de alabanza. ¡A la rondita, ronda, Gire, gire la rueda. Que se agrande, se agrande, Hasta donde se pueda! A la rondita, ronda, Entren mamá y papá, Para que la rondita No se rompa jamás. La luna es un castillo Enorme y doradito, Donde hoy gira la ronda Porque está el “Principito”. ESCUELITA DE CAMPO NIÑO DE MI ESCUELA NIÑO de mis predios, niño de mi valle, Criaturita triste que llegas al alba En tu burro lerdo de paso cansado, A mi pobre escuela que alegre te llama. Niño de mis campos de alma ensombrecida, Yo sé por qué nubes, yo sé por qué penas, Que crecen y crecen y doblan tus días Con las campanadas de las voces muertas. Niño de mi escuela, si tú me entendieras Viéranme tus ojos creciendo por dentro, Como un mar surgiendo del fondo del mundo, Como un nuevo canto pegando en el cielo. Viéranme tus ojos alzando en el alma Un troje muy alto y echar con mis manos La mies que cosechan de entre la amargura Para luego dártela pura en los labios. Niño de mi escuela, oigo tus silencios Cayendo en sollozos y llantos amargos; Pero sé que el mundo te guarda un espacio: Déjame que intente siquiera buscarlo. Déjame que arrostre el ardor de la marcha, Dolor de fracasos, temores, denuestos; La dura fatiga arderá mi materia Para, sólo entonces, sentirme maestro. Niño de mi escuela, si tú me entendieras Viéranme tus ojos creciendo por dentro, Como un mar surgiendo del fondo del mundo Como un nuevo canto pegando en el cielo. CANCION DEL NIÑO PUNTANO RECOGÍ esta canción, provincia mía, De las flores silvestres que te esmaltan, De las sierras hermosas que te adornan, Con valles florecientes y quebradas. La aprendí del zorzal y la mandioca, De los “reyes del bosque” que te alaban; De los surcos en donde las semillas Se hacen flor al beber aguas serranas. Canción que es para ti, provincia mía, Canción que va del alma a la mirada, Y que vuela del labio hacia tu cielo Por todos los puntanos entonada. Yo te bendigo madre de valientes, De quienes a la patria hiciste ofrenda: Pringles, el indomable granadero, Pedernera, Dupuy y Juan Llerena. Y lo mismo que el tala y el quebracho Clavaré mis raíces en tu tierra Para armar a mi brazo con arados Y máquinas o palas o piquetas O ser un pensador y en todo campo No tener más ideal que tu grandeza. ¡Viviré para ti, provincia mía, Enclavado en tu tierra cual retama, Para hacer tu grandeza con mis manos Y cantar mi canción con toda el alma! CLAMOR DE LA TIERRA ESTA tierra nuestra ubérrima y fragante, Esta tierra nuestra que se abre a las rejas, Que con las lloviznas se lava y renace. Que acoge los granos y enciende la espera. Esta tierra nuestra, de nuestros abuelos, Que abunda en raíces, en savia nutricia, Que nos da su pasto y los trojes llenos Y un latir de sangre pujante de vida. Esta tierra nuestra que se ofrenda en árbol, Que nos da la fuente, los rubios enjambres, Que canta en los nidos, que espera en los campos, Esta tierra nuestra que se alza clamante, Temblando en su pulso, vibrante en su entraña, Niño de mis valles, de todos los valles, Ardorosamente, rendida te clama Que nunca te alejes hacia las ciudades. Alza en ella el rancho, húndele tus rejas, Levanten tus manos doradas espigas; Que el músculo duro se estira en la siembra De valles fecundos y pampas venditas. Niño de mis valles, de todos los valles, Escucha el clamor de la tierra argentina, Que irrumpe en el cielo y rueda en el aire Gritando ardorosa: “¡En mí está tu vida!” EL BANCO VACIO A la memoria del alumno que duerme bajo un cielo distante. ¡MUCHACHO…! El cielo ha llenado tus ojos de altura; Va alentando tu alma allá arriba, Allá arriba, Por sobre árboles altos de estrellas dormidas; Y yo aquí estoy solo, Ahogado en angustias, Sintiendo en mi alma el golpe primero, Brutal y certero De tu dura ausencia. Carrerito alegre de ojos luminosos Y mirar sonriente, Tus manos van llenas de alas y distancias. Y aquí, en la tierra, Alumbra la muerte el círculo tuyo Hueco de presencia. … y a mí ya me asfixian Cordeles de angustia. Criatura morena, de risa sonora, En los cenicientos carriles profundos Golpearon tus ojos Las alas pesadas de pájaros negros; Y entonces volaste, volaste… Ya no oirás mañana, pasado ni nunca La alegre campana que sigue llamando! Y yo estoy muy solo, pensando, olvidado, Creyendo a momentos que vienes al paso De tu burro manso Por la senda larga. ¡Cariñoso alumno: por siempre te fuiste! Y a mí me parece que esto es un mal sueño Poblado de brujas, de ciprés y miedo. ¡…Que ya no he de verte, Que mis ojos tristes serán impotentes Para dar a mi alma tu bella figura Alegre y sonriente! ¡Y que tendré al frente, Siempre al frente mío, Ay, amenazando mi incierta alegría, Tu banco desierto, tu banco vacío! Porque estos recuerdos de dientes amargos Se borran tan lentos… …………………………………………………… Ibas tan alegre, Tal vez orgulloso de salir ya solo Conduciendo el carro por las sendas hondas, Humosas de polvo, Bordeada de bosques, peinadas de llantas, Que vendó tus ojos traidora confianza. ¡No viste, muchacho, Que un tronco acechaba con la muerte en manos! ¡Lo subió la rueda, Y la cruel tragedia, Terrible y amarga, Sorpresiva vino! Entonces, sí, entonces, te golpeó la noche, Y se abrió en flor roja tu triste destino. Me contó llorando tu pobre hermanito Todos los detalles de tal infortunio. ¡Qué lejos que vive de aquí la alegría!... Todos vamos tristes, lentos apagados, Quebrados por dentro y ardiendo en desmayos. Y yo que en mis ojos condenso tormentas Desde el mismo día que te fuiste al cielo, Sentí la llovizna de lágrimas tiernas, Cuando tu hermanito, de su guadameco, Me entregó tus libros y tus cuadernitos. Hoy ya no viniste, cariñoso alumno, Porque tienes llenos los ojos de cielo. Y yo aquí te busco, Porfiado te busco y entender no puedo, Que allá en otras aulas brillantes de estrellas Seguirás siendo siempre el mejor alumno. Carrerito alegre, muchachito pobre, Todo lo existente en tu amada escuela Llora desde el día En que pájaros negros Golpearon tus ojos En las huellas hondas del carril lejano. Y aquí tú maestro, roído por penas, Tiene enlutado el corazón y frío; Y tu mano que antes volaba en mi aire Marcando tu ingenua, sincera respuesta, Estás lejos, lejos, ahora, hijo mío, Y tiene en cada dedo lunares anillos. Y este desconsuelo, tenaz implacable, Que tiene puñales cortantes de frío, Grita y se enfurece, me hiere y ahoga, Frente a este descanso, trágico y solemne De tu viejo banco solito y vacío. PALABRAS PALABRAS AL LABRADOR Al humilde labrador de mi valle. AMIGO labrador, mi alma de surco No ignora la amargura de tu vida, Por ello aquí te da en lenguaje rudo El licor de su fe en cristal de rima. Amigo labrador de vida mansa, Tu ruego y tu suspiro están en tierra; Un día con el pan y con el agua Se abrirán en la flor que siempre esperas. ¡Ah, el trigo que a manos tan dolidas No les paga el trabajo de la siega; Espigas que sin pan dan en la trilla La hazaña de tu vida magra y hueca! Espera, que la tierra que tú unges Con el turbio sudor que ella te arranca Te dará el florecer por el que sufre En el alba celeste de un mañana. Entonces, labrador, la tierra tuya, Que hizo hasta hoy el milagro de tu vida, Y el milagro más grande de esa cuña Que apuntala tu fe con canción india, De paz se vestirá; será la hora De que la espiga tuya sea espiga, De que la parva de oro no sea otra Que la amable cosecha de tu vida. Amigo labrador, curva la espalda, Lejana la mirada y lerdo el canto, Siembra, siembra otra vez que el surco aguarda Tu semilla y la mies de aquel milagro. Entonces, labrador, con mano tosca Moverás el puntero de tus horas. PALABRAS A LOS PUNTANOS ESTOS versos que corren Sin cristales ni cantos, Por un río profundo De corriente bravía; Estos versos que pasan Como hondazos tremendos Desde el mundo en que vivo Al futuro que aguardo; Estos versos que corren Como ríos rugientes Con sus aguas de sueños Y sus ramas de anhelos. Estos ríos que nacen Traspasándome el alma, Traen voces de tierra, De la tierra morena, Cuyos labios de fruta Van perdiendo el viento De la sierra despierta, El llamado a sus hijos, A sus hijos Ausentes, A sus hijos dormidos. Estos versos que escribo, Como ríos, Como ríos que nacen bullentes Desde el alma que alumbra Su raíz de cristal, ¡Ah, puntanos, os llaman Con un canto de tierra Arpegiado de arroyos, A marchar a su encuentro Con los músculos tensos Y el ideal decidido! ¡Es la tierra que llama, Es la tierra que espera A la reja que rompa A su entraña clamante; Son las minas que piden Las piquetas agudas; Son los riachos helados Que descienden veloces, Los que esperan al dique Que les guarde algún día Su raíz de alta fronda, Su vital corazón! En esta hora herida Por pájaros veloces, Por humos renegridos, Por llantos apagados; En esta hora de altivas esperanzas, Creciendo en muertos ríos, En pétalos sangrantes, En ojos aterrados Y en un triunfal avance, Nuestra tierra, puntanos, Debe unir su latido Al latido mundial. ¡Hermanos, hermanos, La madre nos llama Con flor en las manos Y miel en la voz! ¡Corramos hacia ello, Corramos, hermanos Que aun están vivos Alma y corazón! ¡Hermanos, hermanos, Estas mis palabras Lo mismo que hondazos Zumbaron por mi alma! ¡Y sólo quieren decir las verdades Que llamen, que griten, Que a todos despierten! Estos duros versos que van como ríos, Desbordando cauces, Los quiso la tierra puntana en que vivo. ¡Estos duros versos Los quiso la tierra donde yo he nacido! ***FIN***