CANCIÓN POPULAR JULTO IGLESIAS: EL ÉXITO SIGUE IGUAL Reflexiones en torno a su venida a Chile Juan Andrés Pifia "Yo canto a la vida, la genic yo canlo al amor. A un río que nace, a un niño, yo canlo a una flor". (YO CANTO) Sin duda iodo un fenómeno. Comenzó a reaparecer en el festiva] de Viña del Mar de este año y el chillido du admiración y devoción se prolongó hasta su regreso en junio. Durante cuatro meses los diarios, revistas, radios y canales de TV no descansaron en su afán de mostrar el frente y perfil de la canción y eslampa de (ulio Iglesias. Sus discos se encuentran prácticamente agolados, su fotografía invade las vitrinas, las polladas de revistus, laa murallas de tos adolescentes y ios espejos de las micros. Su retorno pcvmilió que se abriera nuevamente la válvula de escape por algunos meses contenida. Recitales, actuaciones en televisión, entrevistas, reportajes... El público femenino lo aplaudió frenético, tarareó sus canciones y le declaró su amor en voz ba¡a. El despliegue que lo brindaron los medios de comunicación licne poeas procedentes en la historia artística chilena. Todo un fenómeno. Y su éxito sigue perdurando. Su último disco. Cucurrucucú, salido hace algunas semanas, se agotó en pocos días, lulío Iglesias es grito y plata. Sin duda, la canción popular lanza cuda cierto tiempo un ídolo que entretiene, entusiasma y hasta se vuelve razón de ser de miles de adolescentes. Su vida inlerior es escarbada a fondo, se tejen miles de mitos y leyendas en tomo a él, y su voz repica en las radios las veinticuatro horas del día. [ulio Iglesias podría ser uno más entre ellos, y posiblemente a fina] de este año termine muriendo sin pena ni gloria, hasta que otra vez vuelva a funcionar el aparataje artístico, y se levante a otro artista del cual se asegurará que es "lo mejor escuchado en los últimos diez años". Pero aún así este cantante español de 30 años representa hoy día un fenómeno curioso y atrayente para el ojo del observador social. MENSA 1I-. ha creído oportuno dedicar unas páginas a este suceso de ia canción popular, principalmente por constituir un espectáculo prototipo, bajo el cual subyaeen una serie de niiios y valores, y por el significado que liene para Chile su venida en este momento, tanto en ef plano social como de producción musical. Radiografía de un éxito Cuando I ulio iglesias presenta en 1967 en el festival de Benídorn .-.n canción La vida sigue igual, provecía un estilo que seguirá prolongándose hasla hoy, sin mayores variaciones. Aquellos eran ¡os tiempos en que la generación de la melena y la guitarra eléctrica estaba ya madura y entregaba frutos musicales de indudable riqueza. La escala musical había sido triturada y vuelta a rearmar, la ruptura de la música popular tradicional se convertía en norma. Las vestimentas constituían un espectáculo aparte. Eran los tiempos en que se recogía la abundante uoseeha plantada por Los Beatles. 1.a desenfrenada cunera de buena música, aullidos, declaraciones impertinentes, gritos obscenos, creaciones alucinadas, letras exóticas o cotidianas y protesta rebelde estaba en pleno apogeo. Cuando Julio Iglesias presenta su canción La vida sigue igual para un festival de corle tradicional, algunos cantantes de su patria ya hace tiempo le colocaban excelente música a la poesía clásica y contemporánea, Paco [báñez. luán Manuel Serrat, Conjunto Agua Viva, Kai mond entregaban para la música popular contenidos serios, en unas melodías también más depuradas, que el público medio no aceplaha aún de sopetón. Juntamente con la aparición de lulio Iglesias en Benidorm. el ciito de la música popular más "sub" entregaba buenos dividendos. El c\quisito amaneramiento que servia a Raphael para entregar sus canciones también encontraba eco en buena parte del público. En este ambiente mundial de música electrónica, música de trovadores, y música para clientela poco exigente, aparece Julio Iglesias. Sin duda, su estilo difería en algo de SUÍ contemporáneos, sea para bien o para mal. lulio Iglesias es la reaparición de la corbata, el traje blanco impecable, !a sonrisa simpática y sana y los canciones que decían que la vida tiene algo alegre y algo trisie. De inmediato proyectó la imagen del joven que vuelve íil redil, el de lus buenos modales, el del orden, el del noviazgo serio y empecinado. Todo el rigor de los superac-tuados. de los angustiados por el mundo, de los chillones metálicos, pasaron para él a un modesto segundo plano, fulio Iglesias solamente venía a cantar con voz juguetona y tiritante, que "siempre hay por qué vivir, siempre hay por qué luchar". Era de suponer que un melenudo, de cigarro colgando en Ui boeu, entusiasmara nada más que a muchachas adolescentes. Con el ocurre lo contrario. Muchas mujeres maduras le vieron como al liiju que soñaron, al niño limpio, decente y amable. Y las muchachas al novio ideal. Su popularidad comenzó a extenderse. La imagen que se le creó fue la de un poeta sencillo, que después de sufrir convenientemente los rigores de la vida había triunfado gta- k i a v ;i <u simpleza y amabilidad. Todo se orquestó para presentarle como un cantante distinio. Su presencia Física era agradable, sana, Su voz bien timbrada, sin mayores complicaciones. Sus canciones a medio camino entre el romanticismo y la poesía pegajosa (que es la que llega). Las melodías creaban un aeostumbratntento en el público, ya que su linea musical no se complicaba en mayores variacion-js. La melancolía no sólo Id destilaban sus canciones, sinc que además toda su figura: Julio Iglesias era encontrar algo del paraíso perdido. Su estilo llegó a Chile allá por el año 69. Sus canciones partieron desde el festival de Viña del Mar y se extendieron pur todo el país. Su fotografía comenzó a poblar revistas y locales comerciales. Canciones como No llores mi amor. Chiquilla, Ye tramo, se ubicaban en los primeros lugares de los rankings nacionales. | Litio Iglesias no era un alarido histérico, un gesto casi obsceno o una letra desafíame. El explotaba con bastante más refinamiento el sentimiento doméstico y el suceso elemental. Ll histerismo colectivo se enrieló en él hacia una exclamación <te amor ahogada. Una muchacha podía chillar ante Los Mermeladas u sufrir desmayos escuchando a Tom Iones. Ante |uüu Iglesias tenía ganas de llorar o de lanzarle besos. A partir del 69-70 se le podía compartir con los Inicundus, The Bce Gees. Leonardo Favio. Sus discos estuvieron siempre presentes, aún cuando no llegaran tos últimos éxitos. Después de ocupar un lugar importante en los rankings y en Jos corazones de las adolescentes, su fama decayó. Una generación española de relevo (Niño Uravo, Víctor Manuel) le tomó la delantera. En España MJ estilo ya era demás conocido y el hombre se repetía. No cuesta nada cambiar de un año para otro las preferencias del público, ávido de no vedades. F.n Chile lulio Iglesias se seguía escuchando entre canción \ canción. Los auditores aún recordaban la encantadora sonrisa y las canciones fáciles de retener en la memoria. Fn el fondo, para nuestro país, eso fue sólo un descanso. Febrero de 1975 lo lanza —desde Viña del Mar nuevamente— con un ímpetu asombroso. Todas sus características se habían depurado hasla volverse totalmente profesionales. La sonrisa de archivo, mil veces repetida, hizo prender una renovada llama de entusiasmo, El entusiasta comentario de la revista Paula fue elocuente. El pelo corto, la corbata de colores pasteles, los ademanes amables y la melodía fácil de tararear se impusieron como si fuera un nuevo estreno. Con él quedaron atrás las figuras de Manolo Galván, Camilo Sesto. Roberto Carlos y Sandro. El paraíso perdido. El joven que vuelve al redil. Indudablemente, |uiio Iglesias se postuló como un fenómeno. Un fenómeno a veces incomprensible. La fórmula de unir un físico, una voz y una cierta temática en las canelones, nuevamente había resultado. Y ahora más que nunca. Desde febrero hastü junio de este año his radios no han cesado de programarle hasla el cansancio. De tres canciones una es de Julio Iglesias. aproximada-mente, Sus videos en televisión se repiten porque serán vistos una y otra vez. ÍN¡ una revista ni un diario que se precie de tal ha dejado de publicar su fotografía, BUS dedal aciones ("las chilenas son hermosas y muy amables"), rasgos de su vida íntima ("a mí me ha costado vivir"), reportajes a su matrimonio ("lo más importante es el respeto"). Su vuelta en junio no hizo más que reafirmarlo. Al público le gusta lo conocido y el estilo de Julio Iglesias lo tiene de sobra. Quizá su declaración de que él es cantante "y encantante" ayude a definirlo puntualmente. Lo que en lelevisión se denomina "ángel" y en cine "fotogenia". c! sabe utilizarlo muy bien. Porque si a su prototipo de hombre-muchacho-bueno y sano. que le canta a la vida, a la gente y al amor, le agregamos esla especial "cualidad de encantar", nos estaríamos explicando algo más del fenómeno. La imagen que proyecta la persona de lulio iglesias es la que fundamentalmente le ha dado la carta de triunfo. Gracias a ella madres y adolescentes le adoran sin restricción. Unas por La imagen del hijo pródigo y otras por la del novio ideal. Y lulio Iglesias sabe cumplir bien esos papeles. ¿Qué canta Julio Iglesias? Sin duda, otra característica que ayuda ül cantante español a triunfar (al menos en Chile) es la temática de sus canciones. Si analizamos el acontecimiento en su totalidad, veremos que sus discos son absolutamente inseparables de su presencia. lulio Iglesias nunca iba ;i triunfar cantando uimbias. canciones de protesta o compleja poesía. Sus lemas se tenían que oriental- hacia la temática del amor hombre-mujer, en los términos más cotidianos, fórmula que da siempre buenos resultados. Y la forma que acompaña a estos temas debía tener una buena dosis de lugares comunes, simplificando cualquier motivo, repitiendo Lina y otra ve/, frases por todos conocidas > careciendo prácticamente de una tolul originalidad. Por otro lado sus melodías tenían que ser lemas y evocadoras, repitiéndose con la misma Frecuencia que las frases. Y |ulio Iglesias le canta al amor fundamentalmente. Después de observar las canciones contenidas en todos sus long-p!ays producidos en Chile, podemos bosquejar cuatro situaciones amorosas que se repiten como obligados leii-moliv. Cn esto caso hay una marcada tendencia a! lamento y la nostalgia, que se aprovecha de la mejor manera posible. Es esta prácticamente ia tendencia más marcada y que se repite hastu el infinito. La última denlro de cMi: buceo iimuroso difiere algo de las anteriores. Es el cuso en que el cantante se dirige directamente a una mujer para describirle, hablarle y d;irle consejos: iftW í ^FfVDOR- "Cuando te sientas muy sola y cuando quieras llorar vete a la orilla chiquilla, vete a la orilla del mar". nette Acevído. el "Pollo" jantes, Gloria Simonetti y Mnrco , En primer lugar estarían las canciones dedicadas al amor que vendrá, al que se espera con ilusión y casi rabiosamente. Una mujer desconocida, ideal, etérea, volátil, vendrá a hacerle compañía a él, que por supuesto se encuentra solo: "No sé tu nombre, ni cómo serás sé que vendrás, sé que algún día vendrás". Canciones tomo Ese dia llegará. Por una mujer, etc. son ejemplos que ilustran esta tendencia. Es evidente que aquí se establece una suerlc de llamado implícito al público femenino que le escucha. Miles serán las mujeres que se sentirán las requeridas, por este personaje al cual se ama en secreto. 1.a mujer que se espera con ansias es un ente absolulamente abstracto. al cual no se le ahondan las características físicas o de oíro lipu. Es> una mujer de nadie, casi inhumana, qiiL' vendría a satisfacer una necesidad, a llenar un hueco previsto de antemano. Un segundo lipo de canciones amorosas son los que describen un presente idílico. En este caso se cuenta el estado (casi de gracia) un que se encuentra: .. ,y yo, que nunca tuve quien nic amara, hoy vivo enamorado. Mi amor es más joven que yo. pero tengo tanto amor que puedo dar". Las canciones apuntan a la experiencia directa que puede tener el publico en ese momento. Tampoco exisle una descripción concreta del cómo o el por que esc amor es "bueno" y "feliz", sino que tan sólo se enuncia el hecho. Una tercera clase de canciones orientadas hacia el tema amoroso lo podríamos definir como "'el amor que se fue". Indudablemente este úllimu constituye el mayor número dentro de la temática de iglesias. El adiós, la mujer que se marchó y sólo nos dejó recuerdos, la vivencia de un pasado que no volverá, y el estado de ánimo melancólico es aquí la tónica fundamental. F.n esta temática el santanfe español aprovecha de descargar convenientemente toda la batería de desazón, tristeza y lamento;,: "En un rincón del desván donde nació nuestro amor en un rincón del desván lan sólo queda un adiós. Parece que Fuera ayer cuando temblaba de amor quizá fue que lo soñé quizás mi amor". Dentro de este mismo lipo de composiciones está la del amor que se "e-stá yendo", el que dejará una huella, el que debe terminar por las más diversas razones: "El final del verano llegó, mi amor y con él de mi lado partirás, puede ser que nunca más le vuelva a ver, pero amor, yo siempre esperaré". Salla a primera vista que en este easo se asume el papel de un padre que. desde arriba y amablemente aconseja a una mujer, siempre niña. Este tipo de canciones (Colinas Verdes, Chiquilla. Niña) son las que llegan directamente ul públicu femenino, como palabras dichas al oído. Esta fórmula es de innegables resultados, ya que el auditorio asimila adecuadamente la imagen del noviopadre, del eros y la protección, de la adolescencia con la madurez. Todas estas canciones amorosas conforman casi un setenta por cicntu de la producción de Julio Iglesias (entre composiciones de él y de Otros autores). Las otras dos vertientes terminan de completar, casi totalmente, el espectro ele sus temas. Una es la expresión de un yo que •^ define, que recuerda, que cuenta algo tío su vida. La nota nostálgica nuevamente aparece como motivo obligado, sobre todo al recordar lov tiempos de niñez y juventud: "Veinte años y un camino con la fuerza y en el alma entonces que andar, en mis manos un soñar". En este caso más que en ninguno el mundo perceptible desaparece. Respecto a la niñez se dice que fue feliz o triste, pero nunca hay un mundo concreto que estructure poéticamente la canción. Piénsese, por comparación, cn el caso de Mi niñez. de Serrat, donde dice que "tenia 10 años y un gato/peludo ftiiiáiibulo y necio/ que me esperaba en los alambres del patio/ a la vuelta del colegio". |ulio Iglesias, en cambio canta que "podría contaros de tanta gente que conocí", pero al final nunca cuenta nada. Cuando se de-fine y explica en canciones de "vuelo lírico", los le- mas se convienen en un hacinamiento de cosas sin ninguna relación ni estructura que las sostenga. Igual cosa sucede con su última tipo de canciones en las que se reflexiona sobre la vida, el mundo, [as gentes. Sun planeos a tópicos generales como la esperanza, indiferencia, lu habladuría, los cuales están referidos, pero no dichos. No se 'habla de ellos en un lenguaje concreto y de percepciones, sino que se abstrae hasta que el lenguaje se vuelva prácticamente discursivo. "Cuanla promesa olvidada tanta sonrisa y que es falsa hay quién te tiende la muño tantos proyectos en vano". Y qué decir con respecto a la creación Je metáforas o comparaciones. El habla de lodos los días es aquí el que predomina, en sus expresiones comunes y corrientes, en la fruse tantas \eccs repelida. El espacio y ambiente por el que deambulan sus personajes y anécdotas no se escapa mucho de esta leu dencia. Aquí se insiste en lo ¡epetido por la canción popular. La playa, el sol, el valle, las colinas, los árboles (verdes), el oloño, el mur, la prima vera, la playa.. . No se le busca el significado original que puede adquirir este espacio al interior de la canción total. El mar de una canción es el mismo de otra y de otra, por lo tanto el significado se vuelve totalmente separable de la forma. Uno puede perfectamente acortar, simplificar, cercenar o alterar un tema sin que sufra mayores variaciones. Lo mismo podría pensarse del tungo o del bolero, dos manifestaciones de música popular. Pero recordemos que ellos crean un lenguaje propio que arranca de una experiencia concreta de nuestros pueblos. Ll espacio y ambiente que enmarcan sus canciones son propios y autóctonos, y adquieren una singular significación en cada tema, l.a ciudad, el barrio, el grupo de amigos, la mujer, son de carne y hueso, no arquetipos o generalidades sin sustentación con creta. El problema en la temática de [ulio Iglesias no estriba en que se trabaje con tópicos o mol i vos de todos los días (cualquier tema es válido pata una creación), sino en la forma que éstos adquieren. La ausencia de una mujer es una buena instancia creadora, pero no cuando se convierte en una suma de frase;, archiconocidas. Si hacemos estas objeciones a la canción de [ulio Iglesias es sobre todo porque se le hu postulado como un "cantante poeta1', asunto del que creemos está hiislanle distante. Es obvio —ya— que lo poético no reside en la "manera bonita" de decir las cosas. A todo lo anterior se suma un recipiente musical de estructura fácil. repetitiva, de frases musicales perfectamente definidas, las cuales se repiten en la mayoría de la¿ cauciones. Es- por ello que un recital de lulio Iglesias les parece a muchos una letanía de comienzo a fin, sola mente interrumpida por !ü subida en medio tono, que le es ya caracteres itca. Su estilo musical fácilmente asimilable, sin riqueza de variaciones, sigue perdurando. No es difícil, a estas alturas, predecir el futuro de las canciones de |ulio Iglesias. En suma diríamos que la temálica de sus composiciones, su pretendida forma poética, su arquitectura musical, la superficialidad con que se enFrenta un lema, su lenguaje plagado de lugares comunes y generalidades, su afán de buscar de golpe la sensiblería popular y de trarvij.n el sentimiento domestico no constituyen nada original ni creativo. Los escasos temas que sallan esta barrera son los de menor difusión (Un canto a Galicia, por ejemplo). Pero el público le sigue pidiendo Dieciseis años. Y fulio Iglesias lo canta. El aporte de su venida a Chile Decíamos en un comienzo que la venida a Chile de este cantante español había desatado un entusiasmo sin precedentes. Su vuelta en junio fue en gloria y majestad, La polémica por parte de los cantantes nacionales no se hizo esperar. Se inlento recoger de ellos la opinión respecto al aporte que hacia a Chile la venida de [ulio Iglesias. Para unos era bueno blindarle este deleite al público chileno. Para oíros era un desafío de superación. V los demás consideraban que era una repetición que no justificaba el gasto de dinero ni de esfuerzos. La polémica no dejó de poner el dedo en la llaga. Porque ¿que aporta realmente la venida de Julio Iglesias a Chile? Diríamos que tan •••• presencia. Sus canciones están archi- repetidas y el hombre no entrega novedades en ningún sentido. Luego ya se cumplen diez años del e treno de su prinu-ra composición, ) la temática no ha variado en lo sustancial. No ha existido una evolución cualitativa clara. En estos momentos en España, lulio Iglesias es uno de los que siguió marcando el paso y que no se renovó a tiempo. Estamos casi seguros de que en ninguna parte del mundo se siguen tocando sus canciones y requiriendo su presencia como aquí. Chile vive una situación de aislamiento, que repercute también en la música popular. Las perspectivas no se han abierto ni se han vislum biüdo horizontes de una canción que marque el pulso de la actual épucj. Al final la atmósfera se comienza a asfixia] cuando se sigue insistiendo en una calidad como la ele un lulio Iglesias. En la música popular internacional existen cantantes y grupo; que entregan al público productos más serios, maduros y mejor elaborados. Creaciones originales y de un nivel que sobrepasa la creación menor y la melodía fácil. Pero todos ellos quedan opacados por el m u n í fico aparaiajc i\u: t-umpaña la pivsencia de lulio Iglesias. Y esto, obviamente, repercute en la producción musical chilena. Los escasos recursos materiales, la infraestructura técnica defieienle y el afá ) de copia a este tipo de cantantes son fenómenos que entonces, se agravan lulio Iglesias puede aplastar perfectamente a la canción popular chilena (internacional y folklórica). L Ü J expresiones artísticas nagionHles. en este terreno, io aulóctono y original, o caen con estrépito, o no se pueden desarrollar. Y es que aquí la maquinaria económica ha funcionado convenientemente. La venida de Julio Iglesias a Chile significa seguir repitiendo éxitos de dudosa calidad, por lo demás bastante conocidos. Y el público persite con su nivel de exigencia mínima y conformista. Los cantantes chilenos tienden a seguir esta linea, cuyos resultados parecen ser seguros. Un círculo, que además de vicioso, se vuelve infernal. Pero lulio Iglesia suciu >• resuena en la- radio- santiaguinas. Por la noche sus long-plays se retiran absolutamente derretidos, su.- fb'.ogra• multiplican. „Hasta cuándo?