El Libro de mi Vida - Juegos Bancarios 2015

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El LIBRO DE MI VIDA.
Nacho.
El 5 de abril de 1961 en un municipio de Zacualtipán hidalgo. En lo profundo de un valle
llamado tizapan, en donde la densa niebla cubre las montañas a temprana hora y los arboles
crecen con la libertad de poder acariciar los rayos solares, saludar al viento y refrescarse con la
calidez de sus aguas frías de los manantiales y ríos que viajan por las laderas de las montañas,
llenos de alegría por recorrer en armonía las entrañas de la madre tierra día con día.
Nace un pequeño niño de nombre Ignacio Fernando en la sierra madre en una casita modesta,
improvisada de madera y pedazos de lámina, en donde aún se calentaban las tortillas en un
fogón de tabique y un comal gigante laminado en cobre con maíz puro y fresco y donde la
felicidad de una pareja se multiplicaba pues tenían en sus brazos a un bebe que había nacido
producto del amor, de la fe y la esperanza de iniciar una nueva vida de retos y metas para sacar
adelante a ese pequeño niño que tiernamente abrazaban y disfrutaban teniéndolo entre sus
brazos.
Pues el mayor tesoro de todo ser humano es el espíritu que es ensamblado al cuerpo y que nos
sostiene con este soplo de vida lleno de carne y huesos y que cuando lo tengamos que entregar
a aquel personaje invisible que nos lo ha prestado. Volverá a viajar el espíritu nuevamente por
el tiempo para un nuevo destino y en ese momento el cuerpo será devuelto a la madre tierra, se
transformara en polvo inerte sin vida pues así lo marca el destino para todo ser viviente.
El tiempo siguió su curso y aquel bebe de nombre Ignacio Fernando cumplió uno, dos, tres y a
sus 4 años de edad cumplidos del tierno niño. Sus padres como lo hacían todos los días se
fueron a trabajar al campo como era de costumbre día con día al iniciar la puesta del sol con
sus hermosos rayos solares que acariciaban la piel de aquella pareja de campiranos.
Como su bebe era aún demasiado pequeño acostumbraban a dejarlo en su silla de madera
sentado y amarrado a esta en el centro del jacal. Disfrutando de aquel biberón antiguo lleno de
leche pura y saludable de cabra y la pareja de campiranos se alejaban tranquilos por los
caminos de la sierra a través de ríos, montañas y veredas para llegar a su destino, al lugar a
donde cosechaban lo que la madre tierra les proveía de sus entrañas, pues sabían que al
regresar por la tarde. Encontrarían a su hijo durmiendo tranquilo, reposando en su silla de
madera con un biberón vacío y seguramente rodado en el suelo barroso y sucio de su humilde
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morada. Sin embargo ese día no se dieron cuenta que el fogón no murió y había quedado
encendido.
Cuando llego el atardecer y el sol se disponía a descansar, para dar paso a la luna y las
estrellas. Ese día. Para la pareja de enamorados había concluido su jornada de trabajo y había
llegado la hora de regresar y de emprender el viaje de retorno a su hermoso jacal de madera
Cuál fue su sorpresa. Que cuando llegaron a la cima de la montaña más alta del valle.
Observaron a lo lejos que humo negro y blanco brotaba en dirección de su parcela de tierra y
por lo tanto con gran asombro y preocupación miraron asustados que su casa de madera y
lámina, estaba siendo consumida por un fuego intenso y caprichoso que quemaba y consumía
lentamente la lámina y madera húmeda de su humilde morada
Al ver esta situación de emergencia sus padres de Ignacio Fernando de nombre Eva y Nacho
se desprendieron de sus ayates y dejaron sobre el camino sus cargas de madera y sus alimentos.
Rápidamente descendieron de la montaña por los caminos empedrados de piedra volcánica y
de barro lodoso pues su hijo estaba adentro de esa casa que caprichosamente se estaba
consumiendo en llamas. Y que por sus mentes de los padres. Imaginaban el peor de los
desastres de su vida, sentían la angustia de haber perdido a su primogénito, fruto del amor más
puro y sin malicia de una pareja campirana que se encontraba llena de sueños y de ilusiones
desmedidas.
Cuando llegaron a su choza encontraron que toda la gente de su pueblo llamado tizapan.
Ubicado en la tierra de hidalgo. Tratando de sofocar ese fuego denso y siniestro que se
ensañaba con destrozar una pequeña casa de madera y lamina de una pareja de pueblerinos
nativos de esa tierra santa y bendita llena de bendiciones inocencia y pureza de toda su gente.
Ya no había nada que hacer pues el fuego había consumido la totalidad de la choza, sin
embargo caprichosamente esta no se derrumbaba pareciera que se sostenía con la ayuda de la
caricia del viento y se negaba a caer en pedazos y solo faltaba que se desprendiera la lámina y
madera carbonizada por el fuego y se derrumbara por completo ese esqueleto de la vivienda
quemada.
Milagro. Milagro gritaban en repetidas ocasiones los campiranos asombrados, porque al centro
de la choza quemada estaba una silla de madera intacta. En ella se encontraba un bebe inocente
como el agua pura y cristalina de la vida, durmiendo profundamente y que por la mañana había
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sido dejado por sus padres y que antes de partir a su jornada del día se habían encomendado al
dios todo poderoso creador de la vida, como acostumbraban a hacerlo todos los días al
amanecer y al dormir con sus oraciones sin una sola quemada en su cuerpo de ese pequeño
niño.
Su piel de aquel bebe estaba tersa, medio obscura sucia, llena de tizne provocada por el humo.
El padre. Exclamando con júbilo y gozo. Grito a los cuatro vientos Qué grande es el creador
que protege a los inocentes que son puros de espíritu. Y de inmediato Corrió junto con su
esposa Eva hacia la silla a donde se encontraba su hijo y despojándolo de los amarres de su
silla lo tomaron entre sus brazos, lo besaron y apapacharon hasta que se cansaron como si
hubiese sido la primera vez de su vida. En ese momento él bebe se despertó de inmediato los
miro con alegría a los ojos acaricio la cara de su padres pues mostraba una felicidad inmensa
como si fuese una segunda vez que la vida le permitiera disfrutarlos y amarlos con la pureza
que tiene un hijo.
Tocaron las campanas de la iglesia del pueblo con júbilo desmedido, los pueblerinos bailaron y
celebraron durante toda la noche hasta que el dulce sueño los venció por el cansancio y el
trajinar de ese día. Eva y Nacho se quedaron reposando sobre un árbol a quien todos llamaban
sauce llorón pues sus ramas se extendían como lágrimas de pena y que esa noche reflejaban
una gran alegría y felicidad pues tuvieron el privilegio de acariciar a los padres y a aquel bebe
que prácticamente había vuelto a nacer por arte de la divina providencia del destino y que no
tenían un lugar a donde dormir.
Mientras el sauce llorón y sus padres dormían él bebe se despertó lentamente. Miro al cielo
hermoso lleno de estrellas. Admiro las constelaciones de Aries y capricornio. Suspiraba y no
dejaba de mirar a sus alrededores,
pues en el bosque se escuchaba ruidos extraños y
tenebrosos de criaturas que no podía ver pero si las podía escuchar.
De repente de entre los arbustos un animal blanco con una piel brillante purpura y muy largo
se arrastraba y sin detenerse se acercaba al bebe sigilosamente. Sin hacer mucho ruido llego al
bebe y se miraron fijamente a los ojos. El niño estaba asustado y temblaba pues sentía que ese
personaje extraño no dejaba de mirarlo y podía hacerle algún daño.
No temas bebe hermoso exclama la víbora de color blanco purpura. Estoy aquí porque tengo
una encomienda de alguien muy especial que te cuida desde el espacio sideral y la tengo que
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cumplir. No tengas miedo te mostrare mi casa, ven gatea y acompáñame por este sendero lleno
de piedras y plantas exóticas y llegaremos a mi casa. Un pozo bello y hermoso cubierto de
piedras lizas y brillosas yo te sujetare al entrar a mi morada en la cual en lo profundo del pozo
fluye un manantial de agua dulce y cristalina que los ojos de ningún ser humano han visto y ni
siquiera se han podido imaginar lo bello que es la vida en este pozo de agua dulce.
En donde el agua clara que corre por el rio es como las venas del ser humano por donde fluye
el líquido vital que da la vida a todo ser viviente.
Sin temor alguno él bebe miro a sus padres por última vez se desplazó gateando al lado de la
víbora hacia su morada como si fueran hermanos o como si se hubieran conocido en el pasado
descendían sigilosamente por la brecha, después de una hora de recorrido y entre los
matorrales estaba cubierta la entrada a la cueva y adentro de esta un pozo adornado con
piedras lizas y hermosas llenas de jeroglíficos y pinturas rupestres.
La víbora con mucha delicadeza envolvió entre su cuerpo al bebe y empezó el descenso
profundo por el pozo, en donde habían unas escaleras muy angostas y estrechas adornadas con
piedras preciosas que brillaban como si fueran diamantes llenos de vida.
Él bebe observaba asombrado el pasaje por donde lo transportaba la víbora y al llegar al fondo
del pozo esta se detuvo coloco al bebe con ternura y delicadeza en el suelo y bajo una piedra
que movió y desplazo lentamente hacia un lado. Le mostro al bebe un baúl lleno de monedas
de oro y de joyas muy antiguas y hermosas. Diciéndole la víbora al bebe con voz suave y
vibrante. Está escrito en libros muy antiguos y sagrados que ningún ser humano han tocado.
Que tu Ignacio Fernando al cumplir la mayoría de edad y el destino te haya mandado una
compañera humilde que te haga feliz por el resto de tus días. Podrás regresar a este lugar y
llevarte lo que por ley y derecho te pertenece que es este baúl lleno de monedas de oro y joyas
preciosas. El cual usaras para ayudar a los pueblos y multiplicar sus cosechas.
Una vez de haber cumplido su encomienda. La víbora regreso al bebe con sus padres a la
sombra y las caricias del árbol de sauce llorón a donde ellos aun dormían y aplico unos polvos
mágicos para que él bebe durmiera y descansara de la aventura que había vivido. Y Así fue
como de nueva cuenta él bebe emocionado y contento se durmió profundamente ya que el
sueño que tuvo seria recordado solo cuando cumpliera su mayoría de edad como lo había
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predestinado la víbora que lo había acompañado para revelarle el deseo de cumplir la
encomienda de sus ancestros.
Al día siguiente cuando despertaron sus padres de Ignacio Fernando, la gente del pueblo ya les
había construido una nueva morada, un nuevo jacal en donde crecería él bebe contento con
sus padres. Pero lo que jamás sucedió es que nunca volvieron a dejar a su hijo solo y a donde
iban él bebe siempre los acompañaba. Todos los seres humanos tenemos nuestra propia
historia y esta fue la mía agradezco a Jesucristo y a dios por la vida que me ha tocado vivir……
Gracias.
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