Otra economía está en marcha

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Dossieres EsF
Nº 13, Primavera 2014
#OtraEconomíaEstáEnMarcha
Economistas sin Fronteras (EsF) es una Organización No Gubernamental de Desarrollo (ONGD),
fundada en 1997 en el ámbito universitario, que actualmente integra a personas interesadas en construir
una economía justa, solidaria y sostenible, con una
orientación prioritaria en la erradicación de la pobreza y las desigualdades.
En Economistas sin Fronteras creemos necesario otro modelo de desarrollo, que ponga a la economía al servicio del
ser humano y no, como sucede en la actualidad, a millones de personas al servicio de la economía.
Nuestro objetivo es contribuir a la construcción de una ciudadanía socialmente responsable, activa y comprometida
con la necesaria transformación social.
Queremos ser una ONG de referencia en la búsqueda de una economía justa y contribuir a facilitar el diálogo y
fomentar el trabajo en red de los distintos agentes sociales y económicos. Porque sólo a través del logro de una amplia
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CONSEJO EDITORIAL
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Luis Enrique Alonso
María Eugenia Callejón
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José Manuel García de la Cruz
Carmen Valor
Coordinación de este número:
Mª Eugenia Callejón (Economistas sin Fronteras)
Maquetación: Eduardo José Villalobos Galindo
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Los textos de este dossier reflejan exclusivamente la opinión de sus autores, que no tiene por qué coincidir con la posición
institucional de EsF al respecto.
Dossier EsF nº 13, Primavera 2014
OTRA ECONOMÍA ESTÁ EN MARCHA
ÍNDICE
PRESENTACIÓN
4
María Eugenia Callejón
PARÁMETROS ALTERNATIVOS PARA UNA
ECONOMÍA EMANCIPADORA
Gonzalo Fernández
6
REFLEXIONANDO SOBRE LAS ALTERNATIVAS
11
APORTACIONES DESDE LA ECONOMÍA
FEMINISTA PARA EL CAMBIO DE MODELO DE SOCIEDAD 15
LA ECONOMÍA DEL BIEN COMÚN:
UN MODELO ECONÓMICO CON FUTURO
20
Transcripción de la ponencia de Miren Etxezarreta
Carmen Castro
Christian Felber
NUEVA ARQUITECTURA FINANCIERA:
UNA HERRAMIENTA PARA EL DESARROLLO Y LA SOBERANÍA 24
BANCA PÚBLICA: UNA SALIDA SOCIAL A LA CRISIS
28
OTRO PRESUPUESTO ES POSIBLE
35
Pedro Páez
Carlos Sánchez
Juan A. Gimeno
TRANSPARENCIA FISCAL40
Carlos Cruzado
UNA NUEVA CULTURA DEL TIEMPO:
EL VALOR DEL TIEMPO EN NUESTRAS VIDAS
45
María Novo
PARA SABER MÁS 47
Con la financiación de la AECID.
El contenido de esta publicación es responsabilidad exclusiva de sus autores y no refleja necesariamente la opinión de la AECID.
PRESENTACIÓN
OTRA ECONOMÍA ESTÁ EN MARCHA
María Eugenia Callejón (Economistas sin Fronteras)
4
Desde el comienzo de la crisis, el debate sobre las
alternativas al actual sistema económico capitalista
se ha reavivado. Si bien es un debate que siempre
ha existido, en la actualidad está alcanzando proporciones desconocidas con anterioridad, tanto en
visibilidad como en la profusión de ideas que están
surgiendo o retomándose. No obstante, es un tema
que sigue siendo minoritario, debido a la hegemonía
del pensamiento económico ortodoxo.
tunidad de escuchar las ponencias de 15 expertos,
complementadas con intervenciones más breves de
representantes de organizaciones y movimientos
sociales que ya están practicando esa otra economía
por la que apostamos. Hubo también espacios para
el debate. Todo ello lo hemos recogido en vídeos,
que se pueden consultar en la web de Economistas
sin Fronteras, junto con las presentaciones de los ponentes y entrevistas realizadas durante las jornadas.
Con el fin de contribuir a la extensión de este debate, en Economistas sin Fronteras nos planteamos
la celebración de unas jornadas en las que, además
de presentar algunas interesantes reflexiones que
combaten la idea, tan arraigada en muchas personas,
de que no hay otras formas de “hacer economía”,
se mostraran también ciertas experiencias que están
surgiendo desde abajo y que demuestran que sí es
posible otra economía, que ya existe una economía
real que está rompiendo los clichés impuestos por el
pensamiento único, mediante la puesta en práctica
de otros valores, como la primacía del bien común
sobre los intereses individuales, la participación y
la colaboración entre las personas, la sostenibilidad
medioambiental, el ecofeminismo, el cooperativismo, el decrecimiento…, en definitiva, nuevas
formas de entender la economía, pero también la
vida. Para ello, partimos del reconocimiento de que
el sistema económico capitalista en el que estamos
inmersos, regido por las leyes del “libre” mercado y
basado en un crecimiento continuado, no es capaz
de satisfacer las necesidades básicas de las personas
y asegurarles una vida digna, además de ser insostenible.
Como complemento de las jornadas, y dado el interés de las ponencias, dedicamos este número de los
Dossieres de EsF al Encuentro, recogiendo los artículos de algunos de los ponentes dónde se exponen
los principales puntos de sus intervenciones.
Así pues, en el mes de noviembre de 2013 llevamos
a cabo el Encuentro “Otra Economía Está En Marcha”, con la colaboración de econoNuestra, Fuhem
Ecosocial, la Plataforma 2015 y más, MenosMedia
Comunicación y Medialab-Prado, Estación de trabajo “Economías del Procomún”. Este Encuentro
contó con financiación de sendos proyectos de la
AECID y de la UE. A todos ellos, les mostramos
una vez más nuestro agradecimiento.
El Encuentro se dividió en tres bloques temáticos:
Otro Modelo de Desarrollo, Otras Finanzas y Otra
Fiscalidad. Durante día y medio tuvimos la opor-
En un primer bloque de artículos, presentamos los
trabajos que nos hablan de Otros Modelos de Desarrollo, en los que se parte del cuestionamiento
del modelo de sociedad capitalista y de la necesidad de un sistema económico y social alternativo.
Así, Gonzalo Fernández, de Hegoa, denuncia el
“mantra civilizatorio” de la economía hegemónica
—que identifica bienestar con progreso, éste con
desarrollo, y éste a su vez con crecimiento económico capitalista— como la causa de la desigualdad,
la insostenibilidad y la ingobernabilidad sistémica
actual, y apuesta por redefinir el concepto de economía a partir de valores y parámetros alternativos,
provenientes fundamentalmente del feminismo, de
la ecología y del buen vivir. A partir de estos nuevos
valores, el autor propone plantearse una serie de
redefiniciones de la identidad de la economía que
posibiliten su conversión en una herramienta de
emancipación para mujeres, hombres y pueblos de
este planeta.
El artículo que recoge la intervención de Miren
Etxezarreta en las jornadas expone una serie de
reflexiones, resultado del proceso realizado en el
grupo de trabajo del Seminario de Economía Crítica
Taifa, sobre cómo podemos avanzar hacia una sociedad alternativa, radicalmente distinta, en la que se
sustituyan los intereses minoritarios que prevalecen
actualmente por los de la mayoría de la población.
Ante las críticas a la inexistencia de una alternativa
al actual modelo capitalista, la autora resalta que no
se requiere un proyecto previo, pues la alternativa es
el propio proceso de lucha y de transformación, en
el que cada colectivo, trabajando en su propia propuesta transformadora y coordinándose con otros
grupos en los objetivos esenciales, avanza hacia esa
sociedad alternativa.
En este sentido, desde la economía feminista
Carmen Castro reivindica en su artículo que una
propuesta política que pretenda ofrecer alternativas
para la democracia económica y social debe incluir
inexcusablemente un proyecto emancipatorio para
las mujeres. Para ello, es necesario poner en evidencia la persistencia de la dominación patriarcal,
haciéndola visible para poder desmontarla. Un primer reto sería, pues, despatriarcalizar la sociedad,
luchando por la dignidad de las mujeres y por su
consideración plena como humanas.
Finalmente, Christian Felber nos presenta el modelo de la Economía del Bien Común, un sistema
económico alternativo completo cuyos fundamentos
desarrolló él mismo, y que ha adquirido la condición
de movimiento, con grupos locales encargados de
su implantación en varios países europeos, principalmente. Este modelo ofrece un camino concreto
para alcanzar un nuevo orden económico orientado
al bien común, que aquí se resume en 20 puntos.
Como señala Felber, la Economía del Bien Común
es solo un posible paso para el futuro, un proceso
participativo, de desarrollo abierto que busca sinergias con procesos similares.
Los siguientes dos artículos se ocupan de temas
relacionados con Otras Finanzas. En el primero de
ellos, Pedro Páez (Gobierno de Ecuador), tras constatar que es la oligarquía financiera transnacional
la que detenta el poder en la actualidad, señala la
necesidad urgente de articular una alternativa que
vaya más allá del cambio de las políticas económicas. Para ello, desde América Latina ha surgido una
propuesta integral que incluye una Nueva Arquitectura Financiera como herramienta para avanzar
en transformaciones más profundas, una propuesta
que permite la financiación de otro tipo de lógicas
distintas a las del capital.
A continuación, Carlos Sánchez Mato (Plataforma
por una Banca Pública) se centra en el sector bancario español, analizando las ayudas recibidas desde el
estallido de la crisis y cómo éstas no han resuelto el
problema de solvencia de la banca. Dado que, según
el autor, el sistema bancario es incapaz de cumplir
su función sin la inyección de ingentes cantidades
de fondos públicos, plantea la necesidad de la nacio-
nalización de la práctica totalidad del sector financiero por la conversión de gran parte de las ayudas
públicas ya desembolsadas en capital y el radical
saneamiento de las pérdidas ocultas en los balances.
Asimismo, se plantean otros ejes fundamentales de
una política alternativa en el área financiera.
El último de los bloques consta de dos artículos sobre Otra Fiscalidad. Juan Gimeno (UNED y EsF)
expone algunos argumentos que muestran que las
políticas de austeridad aplicadas en Europa no son
las acertadas, y presenta los rasgos básicos de una
posible política presupuestaria alternativa. Por su
parte, Carlos Cruzado (Sindicato de Técnicos de
Hacienda, GHESTA) analiza los ingresos tributarios, constatando graves problemas que afectan a la
equidad del sistema impositivo español, tanto por su
estructura como por la existencia de un elevado volumen de economía sumergida y un enorme fraude
fiscal, que merman significativamente los ingresos
públicos. Propone una serie de medidas para mejorar el sistema impositivo español.
Finalmente, presentamos una sugestiva reflexión de
María Novo (UNED y Asociación “Slow People”)
sobre el valor del tiempo en nuestras vidas y la necesidad de una nueva cultura del tiempo, que pasa por
la construcción de una “nueva normalidad”, ajena
al modelo de éxito que propone nuestra sociedad,
y más consciente de los límites de la vida, la prudencia en el uso de los recursos y la generosidad.
En definitiva, un cambio en nuestros valores y en el
modo de vivir, sin el cual no existirá una alternativa
al actual modelo de sociedad.
Completamos este Dossier con una selección de
referencias a las que se puede acudir para saber más
sobre esta Otra Economía que ya está en marcha.
5
PARÁMETROS ALTERNATIVOS PARA UNA ECONOMÍA EMANCIPADORA
Gonzalo Fernández (HEGOA)
6
El artículo abunda, en su primer apartado, en la necesidad y urgencia por redefinir el concepto de economía a partir de valores y parámetros alternativos,
provenientes fundamentalmente del feminismo,
de la ecología y del buen vivir. En este sentido, la
economía hoy en día hegemónica sigue apostando
por el mantra civilizatorio de bienestar = progreso
= desarrollo = crecimiento económico capitalista,
cuando este mantra, así como el modelo político-socio-económico-cultural en el que se sustenta, están
siendo creciente y profundamente cuestionados por
ser la causa –y no la solución- de la desigualdad, insostenibilidad e ingobernabilidad sistémica actual.
Precisamente para evitar estas lógicas suicidas, se
deberían asumir nuevos valores civilizatorios derivados de estos enfoques, antagónicos a los vigentes,
y que se exponen en el segundo apartado. En base a
éstos podrían plantearse una serie de redefiniciones
de la identidad de la economía, recogidas en el tercer
apartado, que posibilitaran su necesaria conversión
en una herramienta –fundamental pero no única- de
emancipación para mujeres, hombres y pueblos de
este planeta.
Crisis civilizatoria del proyecto de la modernidad
capitalista
Cada vez es más notorio el cuestionamiento popular
sobre las recetas y las políticas con las que se trata
de enfrentar la actual situación de crisis. Cada vez
es más evidente, también, la progresiva deslegitimación de las instituciones que impulsan dichas recetas y políticas, así como la de los agentes que, en
mayor o menor grado, más o menos explícitamente,
las apoyan y/o salen directamente beneficiados de
las mismas. En este sentido, las asimetrías entre
poseedores y desposeídas/os, entre enriquecidos y
empobrecidas/os, entre ciudadanos/as de primera y
de segunda, se muestran en toda su crudeza y son
reprobadas desde un creciente número de ámbitos,
espacios y entidades.
Esto no significa, por supuesto, que este amplio
cuestionamiento deba ser sobrevalorado, y pretender que las dinámicas y los agentes hoy en día
hegemónicos adolecen de una debilidad inusitada.
Al mismo tiempo, tampoco podemos vincular de
manera mecánica la generalización de la crítica ante
el statu quo, por un lado, con el consenso sobre los
caminos alternativos por los que transitar, por el
otro. Al contrario, la fuerza del modelo vigente de
sociedad global es más que notable. A su vez, las diferentes alternativas en disputa, de signo y carácter
muy diferente, lejos están todavía de formar marcos
interpretativos y políticos integrales e inclusivos
que articulen al sujeto popular.
No obstante, y a pesar de ello, no podemos negar
que la hegemonía por consentimiento (Gramsci,
2013) que el sistema había alcanzado se resiente, y
sus grietas son cada vez más visibles. Junto a ello, la
crítica teórica y política se recrudece, aumentando
la diversidad de propuestas alternativas. De esta manera, caracterizamos este momento como bifurcación histórica (Wallerstein, 2004), como transición
paradigmática (Santos, 2006). Ambos conceptos
hacen referencia, por un lado, a la oportunidad histórica que se abre para plantear paradigmas, enfoques, dinámicas y políticas heterodoxas ante el lento
pero progresivo agotamiento de los valores, de las
dinámicas y de los agentes globalmente priorizados
y, por el otro, remite a la urgencia por hacerlo dada
la situación de vulnerabilidad sistémica.
Así, es esta múltiple vulnerabilidad –económica,
política, social, climática, alimentaria, etc.- la que
provoca que el cuestionamiento antes señalado no
sólo sea creciente, sino también profundo. Esto es,
el acento de la crítica no se sitúa únicamente en
recetas, políticas o agentes específicos (austeridad,
recortes, primacía de las finanzas, gobiernos, mercados, etc.), ni se centra exclusivamente en la actual
etapa histórica (globalización neoliberal). También
abarca la integralidad del modelo hegemónico de
sociedad global, así como el conjunto de parámetros
sobre los que éste históricamente se ha ido construyendo y que, pese a evolucionar en función del contexto y de la coyuntura, se mantienen vigentes como
señas de identidad desde hace más de 200 años.
En esta clave de crítica estructural se inserta el concepto de crisis civilizatoria, que aquí defendemos,
y que postula que la raíz de la crisis actual reside
en los valores -así como en las dinámicas, procesos y estructuras derivados de éstos- que nuestra
civilización occidental, más allá de discursos retóricos, toma como señas de identidad. Éstas se han
expandido a lo largo y ancho del mundo a partir de
una propuesta única y universalizable de modelo
económico-político-social-cultural que definimos
como modernidad capitalista1. De esta manera, la
raíz de la crisis actual se encontraría en la génesis
de esta propuesta teórica y política, y no en alguna
de sus manifestaciones aisladas. Al mismo tiempo,
no se trataría de incidir en un momento histórico
específico de la evolución de dicha propuesta (como
quien defiende enfrentar el neoliberalismo pero no
el capitalismo, como si fuera posible un capitalismo
bueno y una marcha atrás en su evolución histórica),
sino en las ideas-fuerza que hacen coherente dicha
evolución en el tiempo.
¿Y cuáles son estas ideas-fuerza? ¿Cuál es el marco
de referencia, la propuesta de sociedad global de
la modernidad capitalista? Haciendo un ejercicio
de síntesis, podríamos decir que la modernidad
capitalista es un entramado político-económicosocio-cultural basado en los principios ilustrados
modernos (libertad, igualdad, ciudadanía, soberanía) que se adaptan a un modelo de sociedad
donde indiscutiblemente prima la reproducción de
las lógicas económicas capitalistas. Éstas redefinen
dichos principios y los subordinan al gran mantra
civilizatorio: el bienestar de la ciudadanía depende,
directamente y en primer lugar, del crecimiento
económico capitalista. De esta manera, bienestar,
progreso, desarrollo y crecimiento, con diferentes
acentos y matices, son entendidos como sinónimos.
Así también, la maximización de la ganancia y la
reproducción ampliada del capital -principios ordenadores del capitalismo- son los verdaderos valores
fuertes de nuestra civilización, a lo que todo se supedita. A su vez, esta base económica de la modernidad capitalista -economía como dimensión fuertese sostiene sobre un modelo político universal -la
democracia liberal-representativa-, que ejerce de
dimensión débil en la medida que sea funcional y
coherente con la expansión capitalista2.
Es ahí precisamente, en estos parámetros básicos de
la modernidad capitalista, donde a nuestro entender
se encuentra la raíz de la crisis, por tres motivos
complementarios. En primer lugar porque la mo1 Para mayor información sobre este concepto, ver
Fernández, Piris y Ramiro (2013)
2 Por supuesto, como ya hemos indicado, esta propuesta
teórica ha tenido implementaciones prácticas muy diversas a
lo largo de la historia y en contextos diferentes, pero siempre
se ha mantenido como propuesta teórica y política. Para
profundizar en estas cuestiones ver Fernández, Piris y Ramiro
(2013).
dernidad capitalista, tal y como puede constatarse,
es incapaz de hacer cumplir de manera generalizada sus valores fundacionales, tanto los débiles
(libertad, igualdad o ciudadanía) como los fuertes
(reproducción del capital, maximización de la ganancia), ya que se atisban más que nubarrones para
una senda estable de crecimiento económico global.
En segundo lugar, porque los parámetros básicos del
modelo hegemónico de sociedad son incapaces de
enfrentar con eficacia los graves problemas globales
como el cambio climático, la pobreza y la excusión.
Por último, y en tercer lugar, porque la modernidad
capitalista, que lleva inserta en su matriz una lógica
de desigualdad estructural en el ámbito mercantil, se
alía con otros sistemas de dominación –que le son
funcionales y/o naturales-, como el patriarcado, el
productivismo, la colonialidad y la democracia de
baja intensidad, conformando un sistema de dominación múltiple (Valdés, 2009) sobre las grandes
mayorías sociales, que lo convierte en el problema
y no en la solución. Éste sistema de dominación
múltiple, donde interseccionan clase, género y raza,
representa la verdadera praxis, la verdadera cara del
proyecto de la modernidad capitalista, que a su vez
es ecológicamente insostenible.
Por tanto, si este modelo civilizatorio es incapaz de
ser coherente con sus principios, de solucionar los
acuciantes problemas globales, y de avanzar en una
dinámica constructiva, éste debe ser superado. Para
ello, la dimensión económica tiene un papel fundamental, diametralmente opuesto al que ha tenido
hasta el momento: una economía que antepone su
propio funcionamiento al bienestar de la población;
que, fruto de ello, se analiza al margen y aislada del
conjunto de reproducción de la existencia social; que
se circunscribe exclusivamente al ámbito mercantil;
y que se entiende como un sistema infinito en lo referente a su base física y material. Por estos motivos,
“no es capaz de plasmar una representación satisfactoria de los procesos económicos, son escasos sus
logros y notoria su impotencia ante los problemas,
no llega a formular un diagnóstico consistente con
lo que sucede y sus propuestas combinan cortedad
de aliento y ceguera de horizonte, propiciando una
frustración en la vida de millones de seres humanos,
un empobrecimiento y, en el límite, un riesgo de
suicidio colectivo” (Álvarez et al., 2012: 228).
7
Ideas-fuerza emancipadoras frente a la crisis
civilizatoria
Señalábamos antes que nos encontramos en un
momento de bifurcación histórica, en el que “los
sentidos colectivos se orientan hacia la necesidad
de reorganizar la vida sobre otras bases y con otras
formas de funcionamiento; partiendo de otras concepciones y principios; de acuerdo con prácticas
distintas, en parte arrastradas, repetidas y mejoradas
a lo largo de la historia de las resistencias, en parte
inventadas con la mirada de un presente de emergencia y crisis” (Ceceña, 2008:120).
8
En este contexto, y bajo la premisa de trascender
los valores y dinámicas del modelo hegemónico
de sociedad global, es cierto que se ha ampliado el
espacio y la legitimidad para múltiples y diversas
opciones alternativas, que enfrentan la modernidad
capitalista desde diferentes perspectivas. Algunas de
ellas, en coherencia con el análisis de la dominación
múltiple antes realizado, lo hacen desde un enfoque
emancipador y, por tanto, bajo la lógica de debilitar
relaciones y estructuras de asimetría, subordinación,
y explotación. Se pretende así la ruptura y la liberación de las múltiples dominaciones instauradas en y
por la modernidad capitalista (Martínez, Casado e
Ibarra, 2012).
Desde este enfoque ya se están formulando, creando, ensayando y poniendo en práctica nuevas
agendas y nuevos imaginarios que, surgidos de
referentes normativos, ámbitos geográficos y sujetos diversos, podrían y deberían tener un impacto
profundo en nuestra acepción de economía para la
emancipación. Ejemplo de ello son las propuestas
que provienen de la economía ecológica; de la ecología política; del decrecimiento; de la economía
feminista para la sostenibilidad de la vida; de la soberanía alimentaria; del buen vivir; de la economía
solidaria; de las propuestas de descolonización; de
la democracia radical, o de la plurinacionalidad de
los estados. Por supuesto, los grados de desarrollo
de estos enfoques son muy desiguales, y también
hay mucho por hacer en la necesaria articulación e
intersección de todos ellos. En este sentido, no son
recetas listas para aplicar, ni modelos perfectamente
estructurados. Tampoco tienen voluntad de serlo,
ya que no se trata de generar la alternativa, sino de
avanzar en una forma alternativa de pensar alternativas (Santos, 2006).
No obstante, y en todo caso, entendemos que existen algunas ideas-fuerza que otorgan cierta identi-
dad común a todos estos enfoques, y que definen
a los actuales horizontes emancipadores para otra
civilización. Si bien, como ya hemos repetido, no
suponen un constructo completo y alternativo al
vigente, sí que ofrecen un marco de referencia que
cuestiona el mismo, y que permite acotar el camino
por el cual transitar. De esta manera, las referencias
que proponemos como síntesis de estos horizontes
emancipadores se basarían en seis ideas-fuerza: la
centralidad de la sostenibilidad de la vida; el reconocimiento y articulación de la diversidad; la democracia participativa; la relevancia de lo colectivo y
de la comunidad; la politización de lo cotidiano; y
la confrontación con la modernidad capitalista (Fernández, Piris y Ramiro, 2013).
En términos muy resumidos, diríamos que estas
ideas-fuerza plantean un enfoque civilizatorio alternativo en el que la centralidad de la reproducción y
sostenibilidad de la vida se convierte en el objetivo
último que toda propuesta de sociedad debe contemplar, frente a la actual consideración como tal de la
reproducción ampliada del capital. En este sentido,
se rompe con la idea-fuerza de que el crecimiento
económico capitalista es premisa del bienestar, y
por tanto la ganancia y la producción lo son también
de la reproducción. Al contrario, la sostenibilidad
de la vida altera el orden de relevancia de la dupla
producción-reproducción, y afirma que la primera
es un instrumento para la segunda, poniendo en
cuestión de manera explícita el mantra civilizatorio
hegemónico.
Por otro lado, la apuesta por la centralidad de la
vida tiene otras implicaciones sobre el marco de
referencia opuesto al hegemónico: en primer lugar,
incluye a todo lo viviente, con lo cual no existe una
separación entre la humanidad y la naturaleza, impidiendo la asunción de ésta como simple recurso y/o
mercancía infinita, o al sistema económico como un
sistema cerrado. En segundo lugar, la reproducción
de la vida es algo que va mucho más allá de lo mercantil, por lo que amplía y realza la importancia de
los conceptos de bienestar, trabajo y cuidados. Por
último, y en tercer lugar, la vida se entiende siempre
desde una lógica colectiva lo cual, sin negar la tensión entre autonomía individual y comunidad, ofrece una imagen social más real que la proveniente del
individualismo -basada en premisas imposibles de
raciocinio, competencia y autonomía-, que incorpora no sólo las lógicas de conflicto, sino también las
de colaboración.
Además, y partiendo de la diversidad inherente a la
vida, el reconocimiento, fortalecimiento y articulación de ésta es también una idea-fuerza fundamental
de las lógicas emancipadoras. De esta manera, se
huye de dogmas, ya que no hay ni una receta ni un
solo camino. Por lo tanto, el bienestar es entendido desde diferentes enfoques normativos, y cada
cultura y pueblo planteará desde ahí sus objetivos
y estrategias políticas propias, siempre desde el respeto y reconocimiento mutuo, y en base a referentes
compartidos. En este sentido, la diversidad de seres,
poderes y saberes es, en principio, un valor a mantener.
Finalmente, si el objetivo es reproducir y ampliar la
vida, y si los enfoques de bienestar son diversos y
múltiples, es necesario que sea la propia población
quien elija sus metas y dirija su implementación, a
partir de una democracia de alta intensidad en la
que se garantice el ejercicio pleno de la ciudadanía
en todos los ámbitos -local, nacional, regional, global- y en la que el modelo social responda a la voluntad popular y no a la de ciertas élites con poder.
Son estos, en definitiva, los parámetros que, desde
diferentes enfoques y sujetos, ya se están enarbolando como alternativa a la crisis civilizatoria actual, y
que confrontan con ésta en todos sus términos, dando valor a cuestiones opuestas y trastocando totalmente las claves sobre las que interpretar y plantear
las transformaciones de la realidad actual.
Parámetros de una economía para la
emancipación
A nadie se le escapa el relevante papel que debe
jugar la economía en cualquier propuesta de superación de la actual crisis civilizatoria. En este sentido,
las diferentes sociedades son el fruto de la interacción dinámica de múltiples variables, dimensiones
y ámbitos, de muy diverso tipo, pero dentro de las
cuales lo económico representa una condición necesaria –aunque no suficiente- de todo proceso de
transformación, al garantizar la base material para
la reproducción social y vital.
De esta manera, el análisis y la propuesta económica, en este momento de bifurcación histórica,
debe reflexionar sobre si continuar como adalid del
proyecto civilizatorio hegemónico, o bien avanzar
por la lógica emancipadora, convirtiéndose así en
una herramienta para el bienestar de la humanidad
y del planeta. Por todo lo dicho antes, asumir las
seis ideas-fuerza expuestas en el apartado anterior
supondría la transformación radical de sus parámetros básicos.
Estas son algunas de las redefiniciones más significativas que, en nuestra opinión, la economía debería plantearse, y que pudieran servir como punto
básico de partida para una mirada alternativa de la
realidad global:
Enfoque sistémico. Asumir la condición sistémica
de la economía y defender una perspectiva teórica
que considere todas las dimensiones que realmente
intervienen de forma determinante en la actividad
socioeconómica, en la reproducción social y vital (Álvarez et al, 2012). Hablamos por tanto de
análisis complejos, dinámicos, históricos, frente a
idealizaciones simplificadoras de la realidad, donde
se abusa de la matemática y de los ceteris paribus,
frente a la economía política y a los enfoques integrales y multidisciplinares.
Ampliación y redefinición del ámbito de análisis y
propuesta económica. La economía no puede circunscribirse a lo mercantil y debe, en coherencia con
el enfoque sistémico, incluir en igualdad de condiciones las relaciones sociales, el ámbito doméstico,
la problemática ambiental, las dimensiones espacial
e institucional (Álvarez et al, 2012). En ese sentido,
los conceptos de trabajo, producción, consumo, etc.,
deben ser redefinidos bajo estas premisas.
Ecologizar la economía. Ésta es un sistema abierto
más dentro de un ecosistema vital finito y cerrado.
Por lo tanto es necesario asumir estas claves como
premisa básica, dándole la vuelta a la concepción de
la naturaleza como recurso infinito que aprovechar,
y situando el análisis y la propuesta económica dentro de los límites físicos del planeta.
Enfoque normativo: Asumir que la meta económica
no es la mera producción de cosas o la maximización
de beneficios, sino que ésta debe servir para generar
la base material para alcanzar las metas y aspiraciones de cada pueblo y cultura. En este sentido, la
economía rinde ante las diferentes concepciones de
bienestar, y por tanto debe situarse a su servicio, no
por encima de éstas.
Democracia económica: El enfoque normativo
exige que sea la ciudadanía -y no agentes como las
transnacionales, o espacios específicos como los
mercados- quien tenga la decisión final sobre qué y
cómo se produce, distribuye y consume. En este sentido, la economía se debe sujetar a claves políticas,
en el sentido de ser el reflejo de la voluntad popular.
9
Diversidad económica: Existen múltiples tipo de
economías a las que es preciso otorgar valor, reconocer y fomentar en la medida de su carácter emancipador. En sentido contrario, aquellas propuestas
económicas de carácter expansivo y hegemónico
–como es el caso de la economía capitalista- deben
ser superadas al ser incompatibles con la lógica
emancipadora. Al mismo tiempo, los diferentes
saberes, científicos o no, deben ser comprendidos
como conocimiento necesario, bajo premisas epistemológicas alternativas.
10
Fomento de la economía solidaria: Las fórmulas
ajenas a la maximización de beneficios así como
al tratamiento capitalista del capital deben ser especialmente apoyadas, en la medida que proponen
criterios alternativos para situar a la economía en las
claves antes mencionadas de enfoque sistémico y
amplio, sirviendo como herramienta de la voluntad
popular, que persigue metas de bienestar democráticamente expresadas.
Estas son, por tanto, algunas de las premisas de la
economía feminista, de la economía ecológica, del
buen vivir y de otros enfoques emancipadores, que
creemos deberían servir de senda para que la economía, al contrario de lo que en la lógica de la modernidad capitalista ocurre, pudiera ser una verdadera
herramienta de emancipación.
Bibliografía
Álvarez, Santiago; Barceló, Alfons; Carpintero, Óscar;
Carrasco, Cristina; Martínez, Ángel; Recio, Albert;
Roca, Jordi (2012), “Por una economía inclusiva. Hacia
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Materiales del Encuentro “Otra Economía Está En Marcha”:
Vídeo:
Presentación:
MÁS ALLÁ DEL DESARROLLO:
PARÁMETROS CIVILIZATORIOS
ALTERNATIVOS PARA OTRA ECONOMÍA
Madrid, 16 de noviembre de 2013
REFLEXIONANDO SOBRE LAS ALTERNATIVAS
Miren Etxezarreta (Universidad Autónoma de Barcelona y Seminario de Economía Crítica TAIFA)
El texto que presentamos a continuación es un resumen de la conferencia inaugural pronunciada por Miren Etxezarreta, catedrática emérita de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro del Seminario
de Economía Crítica TAIFA, en el Encuentro “Otra Economía Está En Marcha” que, organizado por Economistas
sin Fronteras, tuvo lugar en Madrid, los días 15 y 16 de noviembre de 2013.
Estamos viviendo una época muy poco satisfactoria
desde el punto de vista de los intereses de la mayoría
de la población. Ante esta situación, en los últimos
años ha emergido con fuerza el debate sobre las
alternativas al capitalismo existente. No voy a plantear ninguna alternativa, sino una serie de reflexiones, fruto de un proceso realizado en el grupo de
trabajo del Seminario de Economía Crítica Taifa1,
sobre cómo podemos avanzar hacia una sociedad
diferente.
Para hablar de economía crítica es importante definir primero desde dónde nos situamos. Nosotros lo
hacemos desde la óptica de la mayoría de la población, de las clases populares, incluyendo a las clases
medias. Desde otras ópticas, la visión es diferente.
Por otra parte, partimos de que el capitalismo es
un sistema fracasado. El capitalismo ha fracasado
socialmente, ya que no sirve para satisfacer las necesidades de la mayoría de la población: sólo una
quinta parte de la población mundial vive con las
necesidades básicas cubiertas. También es un sistema inviable ecológicamente: su lógica conduce
a la destrucción física del planeta. Por último, el
capitalismo ha hecho colapsar la idea de democracia, al ser los mercados y no la ciudadanía quienes
son los responsables de la toma de decisiones en la
sociedad.
Por tanto, una sociedad alternativa tiene que ser no
capitalista. El capitalismo con rostro humano es
imposible, como muestra la experiencia histórica.
Tampoco es útil pensar en pequeños cambios, como
una pequeña reforma fiscal o laboral, o algo más de
participación democrática, ya que estos cambios no
van a resolver los problemas que nos plantea el capitalismo. Se requiere una transformación a fondo del
sistema, sustituyendo unos intereses minoritarios en
la sociedad por los de la mayoría de la población. Y
eso significa un sistema económico y social alternativo, un cambio radical de sistema.
1 Se puede consultar y descargar el informe Reflexionando
sobre las alternativas del Seminario de Economía Crítica Taifa
en http://informes.seminaritaifa.org/informe-09/
También es necesario precisar el significado de
la palabra “alternativa”, sobre la que existe cierta
confusión. Puede transmitir la idea de una manera
diferente de hacer las cosas –consumo alternativo,
banca alternativa, fiscalidad alternativa, etc., etc.-,
o también puede designar algo totalmente diferente
de lo que ya existía. No es lo mismo una propuesta,
un medio, un instrumento alternativo para resolver
un problema específico, que una sociedad alternativa que tiene por objetivo subvertir la existente.
Aquí nos referimos a esta última acepción, a cómo
podemos caminar hacia una sociedad radicalmente
distinta, y no a instrumentos alternativos.
¿Cómo podemos avanzar hacia la generación de
una alternativa?
Necesitamos una transformación global, radicalmente fundamentada en la forma de producir la
riqueza. Dentro del actual modo de producción,
basado en la riqueza de unos pocos y en el beneficio privado para esos pocos, es imposible hablar de
una sociedad alternativa. Pero también es necesario
reflexionar sobre otros aspectos del actual modo de
producción: la relación con la naturaleza, la tecnología, y las relaciones sociales y de reproducción de
la vida.
La transformación tiene que ser completa, no puede hacerse a través de pequeños productos. Pero
nadie nos va a dar un modelo. La alternativa no es
un mapa de carreteras ni un GPS. La alternativa no
requiere de un proyecto previo. Ninguna forma de
organización social y económica en la historia ha
tenido un diseño previo y preciso. Nos han inducido
a pensar que tenemos que tener un esquema, pero no
es necesario, ni siquiera conveniente. La vida social
es demasiado rica como para caber en un diseño.
En nuestro trabajo en el Seminario TAIFA hemos
tratado de explorar algunas alternativas que históricamente han existido como tales. Hemos recogido
pequeños resúmenes de los utópicos clásicos, que
pueden darnos una idea de hacia dónde caminar.
11
También hay modelos recientes. En la actualidad
existen intentos de transformación, ensayos de algunos gobiernos de América Latina y también debates
sobre cómo cambiar la sociedad sin tomar el poder.
No es que no haya alternativas, lo que no existe, ni
debe existir, es una alternativa precisa, compacta,
cerrada antes de empezar a avanzar hacia la transformación de la sociedad en que vivimos.
¿Qué capacidad tenemos para transformar la realidad? Muchas veces nos referimos a la necesidad de
realizar reformas: fiscal, financiera, laboral… Pero,
¿qué capacidad tenemos de llevarlas a cabo? Ninguna. No tenemos ningún poder, ninguna capacidad
de cambio. Necesitamos pensar más en términos de
qué podemos hacer aquí y ahora.
12
La alternativa es el propio proceso de lucha y de
transformación, un proceso que se tiene que ir construyendo en la vida cotidiana, en la lucha por una
sociedad diferente, con una variedad de conceptos y
prismas que deben responder a la variedad de intereses que existen en la sociedad. El propio proceso
de transformación es el que ya está construyendo
un mundo diferente, es el que nos permite caminar
hacia la alternativa.
Al plantearnos cómo avanzar, cómo participar en
ese proceso de transformación, desde el Seminario
TAIFA nos planteamos tener en cuenta tres elementos que constituirían una estrategia de cambio:
1. Quiénes van a ser los sujetos del cambio.
2. Qué instrumentos
transformación
tenemos
para
la
3. Cuáles van a ser esos procesos de
transformación.
La actuación de diferentes grupos sociales (los sujetos), con sus instrumentos y sus proyectos, a través
de un proceso de transformación continuado y permanente llevado a cabo en términos de igualdad, irá
construyendo una sociedad en consonancia con las
necesidades y deseos del ser humano.
En cuanto a los sujetos del cambio, son aquellas personas, grupos o colectivos que de manera consciente y voluntaria se plantean participar en la reflexión
teórica y en la praxis para la transformación social.
A través de diversos mecanismos de investigación,
reflexión, concienciación y práctica, se van “autodiseñando” como sujetos de cambio.
Los instrumentos de transformación serán todas
aquellas herramientas que sirvan para la actuación
en la dirección que queremos, y que no estén en
contradicción con la sociedad que soñamos.
Los procesos de transformación consisten en que
los sujetos del cambio pongan en marcha los instrumentos que tienen para transformar la realidad.
No tiene porqué haber una visión unitaria. Puede
ser mucho más interesante la idea de trabajar en la
diversidad y en una dirección común.
Además, es necesario tener en cuenta dos elementos
esenciales para la transformación: la evolución de
la sociedad, la rapidez con que están cambiando
todas las esferas vitales, y la necesidad urgente de
recuperar el poder popular. Así pues, hay que pensar
en organizarnos de otra forma, política y socialmente. Los partidos y sindicatos, históricamente
de gran importancia, responden a etapas que ya
han transcurrido. En la actualidad están surgiendo
otros movimientos, espacios de autonomía y nuevas
formas de organizarse en la diversidad. Ahí puede
estar el germen de una organización política y social
diferente, con mucha más creatividad , sin preocuparse tanto por el poder sino simplemente de actuar.
Estamos viviendo una época de gran efervescencia
social, donde están las semillas de una nueva forma
de actuar social y políticamente. Se están inventando nuevas formas de hacer política y de construir la
sociedad.
Líneas generales para avanzar hacia un modelo
social y económico
Teniendo en cuenta todo lo anterior, podemos intentar diseñar unas líneas generales de cómo podemos
actuar.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que
la sociedad no se puede regir por la búsqueda del
beneficio privado. Nos hablan de la economía del
goteo: si los ricos están contentos, van a invertir y
esa inversión generará puestos de trabajo y bienestar para los que estamos debajo. Sabemos perfectamente que esto no se cumple. Esa búsqueda del
beneficio privado por unos pocos es lo que nos ha
llevado a esta situación tan degradada. Por tanto, el
objetivo debe ser el bienestar de la sociedad.
Las estrategias de cambio deben construirse de
forma participativa, democrática, abierta y plural.
También han de ser igualitarias, donde todas las
persones que participen tengan los mismos derechos
y obligaciones. Ningún responsable “técnico” debe
sustituir a la ciudadanía en el ejercicio de su poder
de decisión.
Por otra parte, es necesario empezar a decir que no
queremos una sociedad cuyo objetivo fundamental sea ser competitiva, porque esto no nos lleva a
una sociedad armónica y justa. La justicia es más
importante que el crecimiento, la eficacia y la eficiencia. Queremos una sociedad tan eficiente como
sea posible, pero subordinada a valores superiores:
la justicia, la viabilidad ecológica y humana.
Creemos que una forma de caminar en ese proceso
social hacia la alternativa es aquella en la que cada
grupo social, cada colectivo, trabaje en su propio
proyecto transformador según su análisis, su diseño
y método particulares para avanzar hacia la sociedad alternativa, coordinándose con otros grupos en
los objetivos esenciales pero en la diversidad de
orientaciones. De esta manera se irá progresando
por medio de un amplio proceso plural y, al mismo
tiempo, común de transformación social, que sería
el resultado de un proceso conjunto de cambio social permanente en el que se integrarían los deseos
de muchos colectivos, hasta representar la mayoría
de la sociedad.
No cabe duda de que necesitamos tener ciertas
pautas, una brújula para saber dónde está el norte,
una orientación común. Para nosotros, los aspectos
importantes son los siguientes:
1. Un régimen de producción comunitario, que
no explote a las personas ni derroche recursos,
que desmercantilice la naturaleza y potencie
el valor de uso. La justicia es más importante
que el crecimiento, la eficacia y la eficiencia.
2. Que el sistema de propiedad de los recursos
productivos sea colectivo, no privado, con un
control social de los recursos e infraestructuras
para la reproducción de la sociedad. Esta
propiedad colectiva puede adoptar diversas
formas: estatal, municipal, cooperativa,
comunal…
3. Un sistema de distribución equitativo, que
asegure el acceso a los bienes que satisfacen
las necesidades básicas. La pobreza es
intolerable.
4. Una gestión del poder horizontal, igualitaria
y no jerárquica. Todas las personas tienen
los mismos derechos y obligaciones. Ningún
responsable ‘“técnico” ha de sustituir a la
ciudadanía en el ejercicio de su poder de
decisión. Las decisiones han de ser políticas.
5. Que el sistema de valores y afectos proponga
y potencie el bien común. El bienestar social
y colectivo es prioritario sobre el bienestar
individual, aunque éste también es importante.
De lo que se trata es de la creación de un
hombre y una mujer nuevos. De una cultura
en una nueva sociedad sin explotación ni
opresión, donde prime la solidaridad, el fin de
la separación entre gobernantes y gobernados
y la reconciliación de las personas con la
naturaleza.
¿Por dónde empezar?
En primer lugar, estableciendo hojas de ruta ajenas a
los valores y prácticas del capitalismo, que generen
ámbitos de autonomía, es decir, espacios donde se
piense, se actúe y se viva de forma distinta al capitalismo actual. Podemos unirnos a colectivos con
los que creamos tener cierta afinidad y que vayan
en la dirección de la transformación de la sociedad.
Avanzar en esos ámbitos de autonomía, para posteriormente ponerse de acuerdo con otros ámbitos y
con otra gente que quiere lo mismo, trabajando en
red y así avanzar de abajo hacia arriba.
El proceso será largo. Si llevamos siglos de capitalismo, no vamos a cambiarlo en dos meses ni en dos
años, ni siquiera en dos décadas. Pero hay que empezar a trabajar en esa dirección, y luego ya discutiremos hacia dónde vamos unos y otros y hasta dónde podemos ir juntos. Hay multitud de iniciativas en
las que poder trabajar, independientemente de qué
transformación queramos. Son todos movimientos
válidos, lo importante es luchar en la misma dirección, participar en un proceso de cambio, plantearse
qué podemos hacer aquí y ahora. De esta forma irá
emanando desde la base de la sociedad el diseño y
la actuación de una sociedad alternativa.
Pero si esta idea de la transformación avanza, si
la idea de organizaciones múltiples trabajando
conjuntamente avanza, nos encontraremos con la
resistencia de los poderosos. Quizás tengamos que
plantearnos cómo defendernos, pero en la actualidad
no debemos centrar nuestra discusión sobre el tema
de la violencia o no violencia.
En definitiva, nosotros visualizamos el futuro como
el intento de convergencia de todas las gentes que
luchan por la transformación de formas diversas,
13
para construir esa gran ola que genere una sociedad
alternativa. Porque si no la alcanzamos, vamos a la
barbarie. De hecho, existen ya testimonios de que
cada vez nuestra sociedad va a peor.
Necesitamos luchar a pie de calle, juntos y desde
abajo para avanzar en este proceso que en sí mismo
constituye ya una alternativa. Trabajar por la transformación es ya alternativa. Existen muchísimas
iniciativas en esa dirección, y si actuamos todos en
esa línea podremos participar de un trabajo absolutamente necesario para avanzar hacia esa alternativa.
Materiales del Encuentro “Otra Economía Está En Marcha”:
14
Vídeo:
APORTACIONES DESDE LA ECONOMÍA FEMINISTA PARA EL CAMBIO DE
MODELO DE SOCIEDAD
Carmen Castro (http://singenerodedudas.com)
Desde la economía feminista se aportan alternativas
para regenerar la democracia y propiciar la transformación social reivindicando un proyecto emancipatorio para las mujeres y una propuesta política para
la sociedad en su conjunto. La incorporación de la
igualdad como principio ético-político y el logro
colectivo de una vida plena están en la fundamentación de estas propuestas.
Gran parte de las propuestas para otro modelo de desarrollo coinciden en la base de su planteamiento: la
necesidad de recuperar la ética y desde ahí construir
alternativas al sistema actual. Podría parecer que
todas las dimensiones de la perspectiva humanista
están integradas en la misma base y que la ilusión
por el cambio de modelo contempla de manera
implícita la equivalencia humana como principio
ético; sin embargo, es importante cuestionar explícitamente los mecanismos de exclusión estructural,
haciéndolos visibles, para poder desmontarlos; este
es uno de los valores añadidos cuando se aplica una
perspectiva feminista, el poner en evidencia la persistencia de la dominación patriarcal.
Probablemente seremos muchas personas quienes,
al igual que Judith Butler, consideremos necesario
conseguir la desidentificación colectiva con el capitalismo para hacer creíble el cambio de modelo;
ahora bien, ¿sería esto, en sí mismo, suficiente para
garantizar el fin de la opresión de género? Sostengo
que no; es más, considero que cualquier proyecto de
emancipación política que pretenda ofrecer alternativas para la democracia económica y social, fuera
de la colonización depredadora capitalista, debería
plantearse como reto el de despatriarcalizar la sociedad.
La experiencia debería servir como forma de aprendizaje también para la reformulación de modelos
económicos. Una de las lecciones aprendidas a
nivel internacional es que crecimiento económico
no es sinónimo de cohesión social; y que cuando el
modelo de desarrollo se centra exclusivamente en
el crecimiento económico y el indicador por excelencia es el PIB, se produce una ceguera de género
difícilmente sostenible.
Así pues, a la hora de ordenar algunas de las aportaciones más significativas, es importante identificar
un primer nivel de cambios necesarios entre los
que se encuentra el cometido mismo del modelo
de desarrollo. La orientación hacia el crecimiento
económico –monetarizado– ‘per se’, debería sustituirse por un objetivo triple: a) la consideración
de los ‘cuidados’ como una necesidad social; b) el
establecimiento del equilibrio en las relaciones desde la equivalencia humana; y c) la reducción de la
huella ecológica. Estos cambios también afectarían
a la lógica de producción, que ya no respondería al
objetivo de maximizar los beneficios económicos
(monetarios) sino más bien al de maximizar la sostenibilidad, la diversidad y la democracia económica en equidad.
No hay cambio real sin despatriarcalizar la
sociedad
Si la justicia social es el resultado deseado para una
nueva organización socio-política y económica,
cabe preguntarse si puede existir justicia social sin
justicia de género. La respuesta es evidente, de ahí
la necesidad de hacer de la despatriarcalización de
la sociedad el eje transformacional.
Y esto, ¿qué significa?
En primer lugar, significa poner en evidencia la
existencia de un pacto sexual que ha garantizado el
‘monopolio masculino del poder’ sobre el cuerpo de
las mujeres y su no consideración como sujetos políticos de pleno derecho. El ejemplo más significativo
de esto es la negación a las mujeres de sus derechos
sexuales y reproductivos y más específicamente del
derecho a decidir sobre la interrupción voluntaria de
un embarazo. La negación del derecho al aborto es
un mecanismo de control patriarcal que presupone
la incapacidad jurídica de las mujeres para decidir
sobre sus vidas, negándoles su identidad como
sujeto político. Pues bien, este pacto sexual ha estado implícito en la ideología dominante y ha ido
construyendo un imaginario simbólico impregnado,
por una parte, de la percepción de que la ‘cultura y
deseos masculinos’ actúan como ‘norma social’ para
la humanidad; y por otra parte, de la consideración
de las mujeres como ‘objetos’ o ‘instrumentos’ para
la obtención de un fin, ya sea éste la obtención del
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placer masculino, la recuperación demográfica o el
abastecimiento de mano de obra barata.
En segundo lugar, significa comprometerse de manera explícita con la ruptura de ese pacto de opresión
de género, sin excusas y sin postergar más el momento a la espera de algún otro más ‘conveniente’
para hacerlo. El momento es ahora; y ya llevamos
un retraso considerable, así que, ¡ya estamos tardando! Para ello tendremos que desmontar algunas
triquiñuelas y ‘falsas amistades’ en el proceso de
transformación social.
16
Una de ellas es el supuesto conflicto ‘clase y género’
construido desde un esquema puramente patriarcal;
hacer que rivalicen entre sí los sistemas de opresión
establece una jerarquía entre las dimensiones de
las dominaciones (clase, origen territorial o étnico,
diversidad sexual, etc.) como si cada una pudiera
ser aislada en sí misma y no tuviera interrelación
con las demás. En este conflicto, la opresión de género es considerada como una más entre todas y es
relegada a la resolución previa del conflicto de clase
y el resultado favorable de la redistribución entre
rentas del trabajo y rentas del capital. Se trata de una
ceguera mayúscula muy característica del sistema
actual, que no ve más allá de lo que considera como
‘norma social’ o estándar: los intereses del hombre,
blanco, heterosexual, trabajador industrial, urbano y
occidental.
Despatriarcalizar significa también contribuir de
manera activa -en lo personal y en lo político- con la
transformación social hacia una democracia real o,
como diría María Zambrano, a una sociedad de las
personas. Esto se dice pronto, pero requiere, en primer lugar, de una predisposición activa para facilitar
que las personas tengamos vidas plenas libres de
violencia (económica, sexual, psicológica, etc.) que
minen nuestra dignidad humana. ¿Quién no estaría
de acuerdo? Pues esto quiere decir, entre otras cosas, estar dispuestxs a combatir y desmontar la falsa
creencia en la inferioridad de las mujeres. También
requiere una actitud proactiva para denunciar las
teorías, métodos, instituciones, actitudes, lenguajes,
costumbres y representaciones que reproducen el
sexismo, el machismo y la misoginia en cualquiera
de nuestras prácticas, experiencias y discursos cotidianos. Se trata de desnaturalizar el androcentrismo
en la educación, en el sistema político, jurídico,
económico, en la ciencia y en la generación de
conocimiento, en las religiones, en los medios de
comunicación, en los movimientos sociales, etc.
Despatriarcalizar la sociedad significa, en definitiva, luchar por la dignidad de las mujeres y por su
consideración plena como humanas. ¿Quién podría
imaginar que esto es posible sin erradicar la violencia machista de la sociedad? Si como activistas
sociales denunciamos el genocidio y el ecocidio de
este sistema, ¿qué catadura moral tendríamos si no
denunciamos con el mismo empeño el feminicidio,
los asesinatos machistas de mujeres a manos de sus
compañeros o ex compañeros íntimos, o los asesinatos homófobos? ¿O es que alguien va a plantear
que hay unos asesinatos que son más tolerables que
otros? ¿Es que la vida de algunas personas vale menos que la de otras?
En mi opinión, necesitaremos ‘repensarlo todo’
desde esta premisa, asegurándonos que con las
propuestas realizadas avanzaremos en la despatriarcalización de la sociedad. Sería importante prestar
atención, al menos, a estas cuatro dimensiones:
• La mercantilización -el qué, cómo, en
qué condiciones-, el significado y lugar que
vaya a tener en nuestras vidas. ¿Habrá algo
que quede al margen del mero intercambio y
mercadeo económico? ¿Qué vamos a hacer
para evitar prácticas de consumo basadas
en la explotación humana, como el tráfico
sexual o la trata de personas? ¿Qué valores,
qué bienes, qué recursos, qué servicios
queremos considerar como derechos básicos
y fundamentales para una vida plena? ¿Cómo
protegeremos y garantizaremos su ejercicio?
• La emancipación y empoderamiento
-qué expectativas, sobre quién, cómo se
van a facilitar las condiciones propicias
para ambos procesos y en particular para el
empoderamiento de las mujeres-; cómo se van
a relacionar ambos procesos con el estatus
político y económico de la nueva ciudadanía.
¿Será otra vez el “salario familiar” la vía
de la independencia económica? ¿Cómo
garantizaremos el derecho de empoderamiento
colectivo incluso cuando sea crítico con el
supuesto consenso democrático?
• El reparto de tiempo y trabajo -qué se va
a considerar como trabajo, qué valor se le
asigna a cada uno, cómo se repartirá y cuál
será la carga de importancia asociada al factor
tiempo que conlleve su realización- debería
responder a otra reorganización de tiempos
de vida que nos permita, por una parte, salir
de la dinámica vivir para trabajar/trabajar
para ganar/y/ganar para consumir; y por otra
parte plantearnos de qué manera vamos a
subvertir que el uso del tiempo sea un factor
de desigualdad de género.
• En este sentido ¿se va a promover el uso
diferenciado entre mujeres y hombres?
¿Cuál es la expectativa con respecto a la
tradicional división sexual del trabajo, se
le dará continuidad o se abogará por su
eliminación completa? ¿Cuál es la expectativa
para mujeres y hombres respecto al tiempo
dedicado al mercado de trabajo: dedicación
plena para ambos, dedicación parcial para
ambos, o el mecanismo dual de dedicación
plena como criterio general pero también
tiempo parcial como gueto feminizado? ¿Cuál
es la expectativa respecto a la maternidad y la
paternidad? ¿Cuál es la expectativa respecto
a la diversidad de familias y sus derechos
al cuidado? ¿Cuál es la expectativa sobre
el tiempo que van a dedicar los hombres al
cuidado familiar?
• La protección social -qué derechos, para
quién y en qué condiciones- ha sido una
característica del modelo social europeo de
la segunda mitad del siglo XX; en base a
las experiencias y a la retrospectiva crítica
sobre sus aciertos, sesgos y necesidades de
mejora, habría que definir cómo se va a prever
la provisión de riesgos ante un nacimiento,
una enfermedad o ante la vejez. ¿Dónde
se ubicará la responsabilidad de satisfacer
las necesidades en dichas situaciones: en el
Estado, en las familias, en las redes de apoyo
ciudadano o en el mercado? ¿En base a qué
tipo de derechos se ofrecerán medidas de
protección social: derechos de ciudadanía,
derechos de residencia, derechos laborales,
derechos sociales, derechos por relación de
parentesco, derecho de beneficencia? ¿Qué
consideración tendrán los derechos de las
mujeres?
Políticas para la transformación social
Las políticas públicas pueden ser un instrumento
potenciador de la transformación necesaria de la
realidad y de la superación de las desigualdades
estructurales; la situación de emergencia social y
de género actual requiere de reformas urgentes de
políticas públicas que atiendan las urgencias y necesidades, pero posibilitando la orientación hacia
el cambio de modelo de sociedad, y a estas alturas
deberíamos tener claro ya que cuando las políticas
públicas no están orientadas a la justicia de género
lo que provocan es el sostenimiento del mismo statu
quo patriarcal, aunque sea con otro collar.
Desde la perspectiva feminista es necesario que las
reformas a realizar permitan salir de la división sexual del trabajo existente. Invertir en igualdad es la
clave, a través de tres tipos de políticas con las que
implementar el cambio: políticas de redistribución,
de reconocimiento y de representación.
Las políticas de redistribución se refieren tanto a
los recursos (naturales, materiales, económicos y de
tiempo) como a las oportunidades y responsabilidades; con ellas se trata de eliminar el actual sesgo
androcéntrico para que el resultado sea el de situaciones de equidistancia respecto al acceso y uso que
mujeres y hombres hacemos de los recursos y de la
asignación de responsabilidades.
Un ejemplo de la necesidad de este tipo de políticas para una redistribución equitativa lo aporta la
persistencia de las brechas de género en el trabajo,
tanto en el remunerado como en el trabajo no remunerado; estas brechas, que se agudizan cuando hay
hijxs menores de 6 años, sirven de indicador de la
división sexual del trabajo y de la vigencia del esquema tradicional de familia de hombre ‹gana-pan›
con esposa dependiente y dedicada al cuidado y
atención al resto de las personas del núcleo de convivencia, a pesar de la mayor diversidad de modelos
familiares.
Las políticas de reconocimiento se refieren a la
resignificación, al valor social y económico que
deconstruya las asimetrías de género existentes.
Un ejemplo es el relacionado con ‹los cuidados› y,
concretamente, la aportación que se realiza desde la
economía feminista de hacer emerger los cuidado
como una necesidad social. Ubicar los cuidados
como una responsabilidad social, colectiva, común
y pública significa, por una parte, desmontar la
desvalorización de todo lo que tiene que ver con la
reproducción social y las asimetrías construidas en
torno a la división sexual del trabajo. Y por otra parte, considerar que tanto los procesos de producción
como los de reproducción social son indisociables
y que es precisamente su interacción lo que genera
valor social y, por lo tanto, también riqueza.
17
Las políticas de representación se refieren a la profundización de la democracia, no solo a través de la
imagen con la que se proyecta la sociedad, su diversidad de intereses, perspectivas y necesidades, sino
también a través de mecanismos que posibiliten la
plena participación en la vida social, económica y
política de mujeres y hombres como pares, es decir,
como iguales.
18
Coincido con Nancy Fraser cuando argumenta
que no es posible el reconocimiento en igualdad
sin redistribución equitativa; así pues, las políticas
transformacionales han de interaccionar en ambos sentidos simultáneamente. La buena noticia
es que hay propuestas que nos podrían facilitar la
incorporación del cuidado como necesidad social
en la agenda política y económica, incidiendo en
la reorganización social de los tiempos y en la redistribución equitativa del trabajo remunerado y no
remunerado.
Un ejemplo de esto sería la acción combinada de
tres ejes de reforma: a) reparto equitativo del trabajo remunerado (empleo) a través de la reducción
de la jornada laboral máxima para todxs; b) reparto
equitativo del trabajo no remunerado, incidiendo,
por ejemplo, en el uso del tiempo para el cuidado
infantil, a través de la reforma del sistema de permisos por nacimiento para que sean iguales, intransferibles y bien remunerados; y c) la resignificación de
la responsabilidad social compartida, a través de la
creación de una red de servicios públicos suficientes
para satisfacer las necesidades de cuidados.
a. La reducción del tiempo de trabajo
remunerado permitiría repartir el recurso –
escaso– del empleo, de manera que hombres y
mujeres accediesen en condiciones de igualdad
al desarrollo profesional y a la generación de
ingresos con los que gestionar sus proyectos
de vida. También permitiría realizar un
reparto más equitativo de los tiempos de vida,
dedicando cada quien, por ejemplo 5 o 6
horas diarias máximas al trabajo remunerado,
y disponiendo de tiempo de calidad para
atender otros campos de interés sociopersonal
(relaciones sociales y de afectividad,
crecimiento personal, políticas y actividades
comunitarias, etc.). Esto posibilitaría romper
la dinámica perversa de vivir para trabajar/
trabajar para ganar/ganar para consumir.
b. Sobre la reforma del sistema de permisos
por nacimiento (iguales, intransferibles y
remunerados al 100% de la base salarial)
es importante mencionar que existe ya una
propuesta de reforma legislativa para la
equiparación plena en el Estado español, y las
evidencias empíricas del análisis comparado
a nivel europeo sugieren que podría tener
un efecto favorable sobre la fecundidad,
el bienestar, el desarrollo cognitivo de
las niñas y niños y la corresponsabilidad.
Todo ello contribuiría a diluir el lastre de la
división sexual del trabajo y tendría un efecto
multiplicador en el avance hacia una sociedad
igualitaria.
c. Servicios públicos de cuidado externos al
ámbito familiar. Esta propuesta, además de
incidir en la reorganización social de los tiempos
de vida, es también una propuesta básica de
derecho de ciudadanía, muy importante, sobre
todo, para la universalización de los derechos
de infancia.
Frente a las críticas que aluden al extrañamiento
de la satisfacción de los cuidados fuera del hogar,
o del riesgo de ‹mercantilizar› la provisión de estos
cuidados, convendría recordar que, precisamente, es
en los países en los que el cuidado para satisfacer
las necesidades básicas se ha sacado del hogar y se
ha ofrecido desde el sector público donde hay una
proporción mayor de personas que se ocupan de sus
familiares, (Islandia, Suecia, Noruega o Dinamarca)
respecto a los países de modelos más ‘familiaristas’.
La diferencia es el tiempo de calidad prestado y el
modelo de familia que lo sustenta.
Se trata de tres propuestas simples y viables económicamente con un alto potencial transformacional
para dar un giro al modelo de sociedad actual y
orientarnos hacia entornos de convivencia basados
en la equivalencia humana y la sostenibilidad de la
vida, también económica. Obviamente, cualquiera
de estas tres propuestas iniciales tendrá repercusiones en la configuración del sistema de protección
social y en la reorientación de las prioridades de
política económica.
Es tiempo de construir una nueva realidad en la que
la identidad de las mujeres como sujetos políticos y
económicos no esté cuestionada ni tutelada.
Materiales del Encuentro “Otra Economía Está En Marcha”:
Vídeo:
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LA ECONOMÍA DEL BIEN COMÚN: UN MODELO ECONÓMICO CON FUTURO
RESUMEN EN 20 PUNTOS
Christian Felber (Desarrollador del modelo de la Economía del Bien Común)
20
Según una encuesta de la Fundación Bertelsmann,
el 88 por ciento de los alemanes y el 90 por ciento
de los austriacos desean un nuevo orden económico.
La Economía del Bien Común (Deusto, 2012) es un
sistema económico alternativo completo, cuyos fundamentos habían sido desarrollados por Christian
Felber en Neue Werte für die Wirtschaft (Deuticke,
2008; el título se puede traducir al castellano como
“Nuevos valores para la economía” –obra solo disponible en alemán–) y más tarde pulidos por un cada
día mayor círculo de empresarios. El fin es escapar
de la discusión estéril: “Quien está contra el capitalismo, está con el comunismo” y ofrecer un camino
concreto y viable para el futuro. A finales de 2013
eran ya más de 1.400 empresas de 27 países las que
apoyaban la iniciativa. Varios centenares de ellas
están aplicando el corazón del modelo, el Balance
del Bien Común. El movimiento crece globalmente
en, cada día, más ramas de actuación. Más de 80
“campos de energía” (grupos de apoyo local) se
han fundado hasta la fecha en Austria, Alemania,
Italia, Suiza, Polonia, Holanda, España, Inglaterra,
América del Norte y América Latina.
Aquí presentamos los 20 puntos de partida del debate sobre un nuevo orden económico orientado al
bien común:
1. La Economía del Bien Común se basa en los
mismos valores que hacen florecer nuestras
relaciones: confianza, cooperación, aprecio,
democracia, solidaridad. Según recientes
investigaciones científicas, conseguir buenas
relaciones es la mayor fuente de motivación y
felicidad de los seres humanos.
2. El marco legal económico experimenta un
giro radical al cambiarse las reglas del juego de
afán de lucro y competencia por cooperación y
contribución al bien común: las empresas que
practican la cooperación serán recompensadas.
En cambio, el comportamiento competitivo
conlleva desventajas.
3. El éxito económico no es medido por
indicadores monetarios como el beneficio
financiero o el PIB, sino por el balance del
bien común (BBC, a nivel de empresas) y
el producto del bien común (a nivel macro).
El balance del bien común se convierte en
el balance principal de todas las empresas.
Cuanto más social, ecológica, democrática
y solidaria sea la actividad, mejores serán
los resultados del balance del bien común
alcanzados. Mejorando los resultados del
balance del bien común de las empresas en
una economía nacional, mejorará el producto
del bien común.
4. Las empresas con buenos balances del bien
común disfrutarán de ventajas legales: tasas
de impuestos reducidas, aranceles ventajosos,
créditos baratos, privilegios en las compras
públicas y a la hora del reparto de programas
de investigación, etc. La entrada en el mercado
se verá, por tanto, más favorecida para actores
responsables. Productos y servicios éticos,
ecológicos y regionales serán más económicos
que los no-éticos, no-ecológicos y globales.
5. El balance financiero será el balance
secundario. El beneficio financiero pasa
de ser el fin a ser el medio. Este sirve solo
para aumentar el ‘nuevo’ fin empresarial: la
aportación al bien común. Los excedentes del
balance financiero deberán utilizarse para:
inversiones con plusvalía social y ecológica,
devolución de créditos, depósitos en reservas
limitadas, bonificaciones a los empleados
de forma restringida, así como créditos sin
intereses a empresas cooperadoras. No se
utilizarán los excedentes para bonificar a
personas que no trabajan en la empresa,
adquisiciones hostiles de otras empresas,
inversiones en mercados financieros (éstos
dejarán de existir), o aportaciones a partidos
políticos. En contrapartida, el impuesto sobre
el beneficio empresarial será eliminado.
6. Como el beneficio financiero es ahora un
medio, y deja de ser un fin, las empresas
pueden esforzarse en conseguir su tamaño
óptimo. No tienen que temer ser adquiridas,
o sentirse obligadas a crecer para ser más
grandes, más fuertes o con mayores beneficios
que otras. Todas las empresas están liberadas
de la coerción de crecer y tragarse unas a
otras.
7. Existiendo la posibilidad de aspirar sin miedo
al tamaño óptimo, habrá muchas empresas
pequeñas en todas las ramas. Como no tienen
que crecer más, les será más fácil cooperar
y practicar la solidaridad. Se pueden ayudar
mutuamente con conocimientos, tecnología,
encargos, personal o créditos sin interés. Serán
recompensadas con resultados del balance
del bien común positivos. Las empresas van
formando una red de aprendizaje solidaria, la
economía se transforma en un sistema winwin, en el que todos ganan.
8. Las diferencias de ingresos y patrimonios
serán limitadas: Ingresos máximos de,
por ejemplo, 10 veces el salario mínimo;
propiedades privadas que no excederán,
por ejemplo, de los 10 millones de euros; el
derecho de cesión y herencia no excederá los
500.000 euros por persona; un máximo de
10 millones de euros por hijo en empresas
familiares. El excedente sobre estos límites
será repartido a través de un “fondo de
generaciones” como “dote democrático”
a las siguientes generaciones: igualdad de
capital inicial significa mayor igualdad de
oportunidades (los márgenes exactos deberán
ser definidos democráticamente en una
asamblea económica).
9. En grandes empresas con un elevado
número de empleados (por ejemplo, más de
250), los derechos de decisión y propiedad
pasan parcial y progresivamente a los
empleados y ciudadanos. La población podrá
ser representada directamente a través de
“parlamentos económicos regionales”. El
gobierno no posee derecho decisorio o de
intervención en empresas públicas.
10. Esto es igualmente válido para los bienes
democráticos, la tercera categoría de
propiedad, junto a una mayoría de pequeños
y medianos empresarios y grandes empresas
de propiedad mixta. Por bienes democráticos
(conocidos como Commons en inglés)
entendemos
instituciones
económicas
públicas en los campos de la enseñanza, la
salud, la acción social, la movilidad, la energía
y/o la comunicación: la infraestructura básica.
11. Un bien democrático importante es el banco
democrático. Éste sirve, como todas las
empresas, al bien común y es, como todos
los demás bienes democráticos, controlado
democráticamente por la ciudadanía soberana
y no por el gobierno. Sus servicios consisten
en depósitos de ahorro garantizados, cuentas
corrientes gratuitas, créditos de interés
reducido y créditos de riesgo con plusvalía
social y ecológica. El Estado se financia
primordialmente a través de créditos sin
interés del banco central. El banco central
obtiene el derecho exclusivo de la creación de
dinero y efectúa las transacciones de capitales
internacionales para impedir la evasión fiscal.
Los mercados financieros en la forma actual
ya no existen.
12. Siguiendo la propuesta de John Maynard
Keynes, se establece una cooperación
monetaria global en base a una unidad de
cálculo (por ejemplo, “globo”, “terra”) para
el comercio internacional. A nivel local, las
monedas regionales pueden complementar
la moneda nacional. Para protegerse de la
competencia injusta, la UE inicia una zona
de comercio justo (Zona del Bien Común)
con estándares armonizados o con tarifas
aduaneras correlacionadas con el resultado del
BBC de la empresa productora. A largo plazo,
la meta es una Zona del Bien Común global
como parte del tratado de la ONU.
13. A la naturaleza se le concede un valor
propio, por lo cual no puede transformarse en
propiedad privada. A quien necesite un pedazo
de tierra para vivir, para la agricultura o el
comercio, se le cede una superficie limitada
de forma gratuita. El uso de la tierra está
condicionado a criterios ecológicos y al uso
concreto. Esto será el final de la especulación
inmobiliaria, el landgrabbing (apropiación de
grandes superficies por multinacionales u otros
países) y el latifundismo. En contrapartida, se
anula el impuesto sobre el terreno.
14. El crecimiento económico deja de ser un fin.
Un nuevo objetivo será la reducción de la huella
ecológica de personas privadas, empresas
y naciones, hacia un nivel globalmente
sostenible y justo. El imperativo categórico de
Kant será extendido a la dimensión ecológica.
Nuestra libertad de elegir un estilo de vida
determinado encuentra su fin cuando limita
la libertad de otros de elegir el mismo estilo
de vida o, por lo menos, llevar una vida
digna. Personas privadas y empresas serán
incentivadas para medir su huella ecológica y
21
reducirla a un nivel globalmente sostenible y
justo.
15. El horario de trabajo retribuido se verá
reducido escalonadamente hacia la marca,
deseada por mayoría, de 30 a 33 horas
semanales. De este modo, queda tiempo
libre para otros tres campos de trabajo de
gran importancia: trabajo de relaciones y
cuidados (niños, enfermos, ancianos), trabajo
de crecimiento personal (desarrollo de la
personalidad, arte, jardín, ocio), y trabajo
en la política y actividades públicas. Como
consecuencia de este reparto más equilibrado
entre las distintas actividades, el estilo de vida
se hará más suficiente, menos consumidor, y
más sostenible.
22
16. Cada décimo año en la profesión es un “año
sabático”, que será financiado a través de un
salario mínimo incondicional. Las personas
pueden hacer en este tiempo lo que quieran.
Esta medida descarga el mercado de trabajo
en un diez por ciento, lo que equivale a la
actual tasa de desempleo en la Unión Europea.
17. La
democracia
representativa
será
completada por la democracia directa y la
democracia participativa. La ciudadanía
soberana debe poder controlar y corregir su
representación, decretar leyes por sí misma,
modificar la constitución y poder controlar las
infraestructuras de abastecimiento: ferrocarril,
correos, bancos. En una democracia real, los
intereses de los representantes son idénticos
a los de la ciudadanía soberana. Requisitos
para ello son derechos constitucionales de
co-legislar y de controlar por parte de la
ciudadanía soberana.
18. Estos veinte puntos angulares de la Economía
del Bien Común deberán madurarse a través
de discusiones intensas en un amplio proceso
de bases, antes de que se conviertan en leyes
elaboradas por una asamblea económica
directamente elegida; su resultado se votará
democráticamente por la ciudadanía soberana.
Lo que sea aceptado, se introducirá en la
Constitución y solo podrá volverse a cambiar
con el respaldo de la ciudadanía soberana.
Aparte de la asamblea económica del bien
común puede haber otras convenciones para
profundizar la democracia: asamblea para
la educación, asamblea para los medios
de comunicación o una asamblea para el
desarrollo de la democracia.
19. Para afianzar en los niños los valores de
la Economía del Bien Común y poderlos
practicar, el sistema de educación debería estar
orientado igualmente hacia el bien común.
Esto requiere otra forma de enseñanza y otros
contenidos, como por ejemplo: educación
emocional, ética, comunicación, educación
democrática, experiencia de la naturaleza y
sensibilización corporal.
20. Debido a que en la Economía del Bien Común
el éxito empresarial posee un significado
muy diferente al que actualmente recibe, se
demandan otras competencias de gestión.
Las empresas ya no buscan a los gerentes
más duros y a los ejecutivos de la “eficiencia
cuantitativa”, sino a los más responsables y
socialmente competentes, los más empáticos y
sensibles que consideran la co-determinación
como una oportunidad y un beneficio para
todos, aquellos que piensan en sostenibilidad
a largo plazo. Ellos serán los nuevos ejemplos
a seguir.
La Economía del Bien Común no es ni el mejor de
los modelos económicos ni el final de una historia, solo un posible siguiente paso para el futuro.
Se trata de un proceso participativo, de desarrollo
abierto que busca sinergias con procesos similares:
desde la economía solidaria y la economía del postcrecimiento, pasando por el movimiento de bienes
comunes y el de la renta básica, hasta el movimiento
de comunidades de transición y el de monedas complementarias.
Los puntos resumidos en este documento no son
reivindicaciones del movimiento de la Economía
del Bien Común, sino impulsos a la reflexión y a la
discusión para un proceso democrático. La única reivindicación política del movimiento es la discusión
y la elección democrática de los elementos básicos
más importantes del orden económico, en base a las
necesidades, los valores y las prioridades de la ciudadanía soberana. Un proceso de convención desde
el ámbito comunal hasta el nacional e internacional
podría ser el paso decisivo hacia la democratización
de la economía y sus actuales reglas del juego.
¡Invitamos a todas aquellas personas que desean este
proceso democrático a involucrarse personalmente!
Más información en:
www.economia-del-bien-comun.org
Contacto:
[email protected]
Materiales del Encuentro “Otra Economía Está En Marcha”:
Presentación:
Vídeo:
23
NUEVA ARQUITECTURA FINANCIERA: UNA HERRAMIENTA PARA EL
DESARROLLO Y LA SOBERANÍA1
Pedro Páez (Superintendente de Control del Poder de Mercado del Ecuador. Ex Presidente de la
Comisión Técnica Presidencial Ecuatoriana para el diseño de la Nueva Arquitectura Financiera RegionalBanco del Sur)
La actual coyuntura
24
La crisis que estamos atravesando no es sólo una
crisis financiera, es una crisis de civilización. Es
muy difícil que podamos comprender la gravedad
de lo que se está viviendo, debido a la rapidez y la
ferocidad con la que se están desplegando los acontecimientos, pero esta es una crisis que está planteando una bifurcación histórica. O los trabajadores,
los sectores populares, los sectores progresistas
logran articular una alternativa de salida que pueda
ir más allá, no solamente del cambio de las políticas
económicas y del cambio del modo de producción,
sino también logrando un cambio en el modo de
vida, o, tal y como está pasando, se refuerzan las
tendencias más reaccionarias por parte de la oligarquía financiera transnacional, la que está detentando
el poder. Si esta agenda oligárquica se consolida, se
va a definir una nueva normalidad, en la cual las
conquistas civilizatorias del capitalismo de los últimos siglos dejan de ser funcionales.
Frente a este escenario, es el momento de la unidad
de los pueblos, del despertar de los pueblos, pero
es necesario que esos despertares estén coordinados
y estén guiados por agendas lúcidas, que permitan
transformar la situación radicalmente.
Esta situación actual nos permite, como nunca antes,
tener la posibilidad de apreciar con total claridad el
hecho de que ellos son una minoría absolutamente
minúscula. Cuando dicen que es el 99% contra el
1% se está exagerando. El 1% implica 70 millones
de seres humanos en este mundo de 7 mil millones,
y no son tantos, son muchísimos menos.
El problema es que están en todos lados y controlan los hilos fundamentales del poder económico,
financiero, mediático, cultural, científico y militar.
Pero lo que tiene de bueno esta situación es que, casi
desde el sentido común, es claramente detectable
que esta crisis está favoreciendo a un grupo cada
vez más minúsculo, que solamente se plantea la des1 Artículo publicado en la revista Voces en el Fénix, número
11 (2011): “Wall Street. Crisis financiera internacional”. Plan
Fénix, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de
Buenos Aires.
estabilización, el conflicto, la guerra. Y esto, en todo
el mundo, con distintas características culturales y
políticas, de acuerdo con las distintas trayectorias
de cada región, está generando movimientos contestatarios.
El tema pasa pues por ver cómo hacer para que esos
movimientos contestatarios no queden solamente
como una catarsis, o como una experiencia más que
comprueba nuestra imposibilidad, incapacidad e impotencia, y en cambio se pueda ir construyendo una
nueva moral, un acervo cultural, un poder político.
Pero no un poder político según la visión tradicional, sino un poder construido desde abajo, desde la
capacidad de la gente de hacer, de autodeterminarse.
Esta necesidad se ve reforzada al constatar que los
grandes medios de comunicación y sectores concentrados de la oligarquía intentan hacer aparecer
la crisis como una cuestión externa a la gente, como
si fuera un fenómeno natural, un terremoto. Un terremoto ante el cual la gente no puede hacer nada.
Entonces, no aparecen culpables.
Esto puede resumirse en el axioma de que para generar la plusvalía nos necesitan minusválidos. Ese
es el truco de todo lo que estamos viviendo. Los mecanismos financieros, los mecanismos monetarios,
los mecanismos económicos han ido construyendo
un cerco que rápidamente actúa para poner de rodillas a los individuos.
¿Qué hace una persona que no tiene trabajo? ¿Cuál
es la libertad de acción que tiene una persona que
hoy puede dar de comer a sus hijos y mañana no, o
que tal vez ya, hoy mismo, no puede dar de comer a
sus hijos? Toda esta situación genera una capacidad
de control sobre 7 mil millones de habitantes. Y, al
mismo tiempo, esto se repite a nivel de los Estados.
Uno de los episodios históricos que demuestra
claramente cómo las crisis financieras son motivadas políticamente está relacionado con el final del
gobierno de Alfonsín; sólo el anuncio de que iba a
entregar anticipadamente el gobierno fue suficiente,
sin que hubiera ningún cambio en lo que los economistas llaman los fundamentals, para que el ataque
especulativo parase. En el Ecuador pasó igual; un
ataque especulativo contra el sucre se frenó cuando
el entonces presidente salió a decir que se dolarizaba la economía. Sólo con esas palabras se calmó la
situación, cuando en realidad la dolarización ocurrió
tres meses después, y él ya había caído.
Esto refleja uno de los peligros más grandes que
tiene América Latina, del que todavía no tenemos
conciencia, ni siquiera a nivel de los economistas
progresistas, ni siquiera a nivel de los políticos
progresistas, e inclusive en los gobiernos, y es que
estamos en el marco de un desmantelamiento de las
herramientas con las cuales podríamos actuar frente
a un ataque especulativo de esta naturaleza.
América Latina tiene que estar muy atenta frente
a esta situación que ya se está viviendo, porque el
carácter de esta crisis así lo exige. No solamente hay
que estudiar la crisis del capitalismo, sino también
el capitalismo de crisis. Cómo grupos minúsculos
se aprovechan de las dificultades de la gente para
llevar el agua a su molino, con una práctica similar
a las langostas, es decir, exterminan un campo, y
necesitan otro campo, y otro campo, y otro más, y
lo hacen todo desde una postura absolutamente parasitaria.
Ante todo esto, América Latina tiene un doble componente, un doble atractivo. Uno es el hecho de que,
precisamente porque nos ha ido relativamente bien
en los últimos años, hemos acumulado una cantidad
suculenta de activos financieros y productivos. Y el
otro es el dividendo político, que significa anclar los
procesos que se están viviendo en América Latina,
que de ninguna manera son funcionales a la agenda
oligárquica.
Las herramientas
Por todo lo que venimos describiendo es que necesitamos una nueva arquitectura financiera, una herramienta indispensable para avanzar en transformaciones más profundas, para avanzar en procesos de
lucha más avanzados, en el sentido de garantizar las
conquistas sociales que se han logrado hasta ahora.
Y es una herramienta indispensable porque nos han
quitado las herramientas básicas que se pueden encontrar en los libros de textos más elementales: la
política monetaria, la política financiera, la política
fiscal. Buena parte de ese instrumental tradicional
ha sido erosionado en América Latina de manera
gravísima por los 30 o 40 años de neoliberalismo.
Inclusive hay cosas que no se perciben y se asumen
como naturales, como por ejemplo el tema de la moneda. Las monedas nacionales, sus funciones, han
sido erosionadas. La gente deja de ahorrar en moneda nacional, la gente deja de nombrar los precios
en moneda nacional. En ese sentido, lo que pasó
en Ecuador con la dolarización oficial es un caso
extremo, pero no es un caso único, todos los países
tienen distintos niveles de desnacionalización de la
moneda. Cuando la moneda no cumple esas funciones, las capacidades de una nación de ejercer su
soberanía en la aplicación del tipo de cambio, en las
políticas monetarias, en las financieras, disminuye,
pero también se ve afectado el sistema fiscal, porque
la capacidad de recolectar impuestos se desmorona,
y por lo tanto se genera un déficit fiscal, obligando
al sistemático recorte del gasto público, de los salarios reales, a la imposibilidad de que un país pueda
tener diseños estratégicos, de que pueda garantizar
derechos sociales fundamentales.
En la actualidad, América Latina atraviesa una
coyuntura muy especial, que ha durado ya más de
10 años, y que tiene que ver con factores externos,
como el precio favorable de las exportaciones, pero
en cualquier momento eso se puede revertir, y de
hecho lo que ha pasado es que América del Sur,
porque le ha ido tan bien en esta situación, se ha reprimarizado, y en lugar de avanzar en el proceso de
creación de valor agregado, cada vez es más significativo el rol de los commodities, de las exportaciones
primario extractivistas, y estos son, precisamente, el
tipo de productos que más dependen de la situación
internacional, que dependen de la evolución del PIB
mundial. Entonces, si tenemos problemas y vemos
que hay una coyuntura en la que se han “sincronizado” los ajustes en Europa, en Estados Unidos, en
Japón, que hay procesos de “enfriamiento” de la
economía china y de la economía india, tenemos
que preocuparnos.
Así pues, tenemos que estructurar rápidamente una
estrategia de defensa, una respuesta integral, que al
menos debería contar con tres pilares:
• Una banca de desarrollo de nuevo tipo: el
Banco del Sur;
• Un espacio monetario común: el SUCRE,
que permite, como moneda complementaria,
no solamente abrir un nuevo espacio de
decisión, de capacidad de gestión a nivel
supranacional, sino que además permite
fortalecer, por ejemplo, esas funciones de la
moneda mencionadas anteriormente, y
25
• Una red de seguridad financiera que sea la
alternativa continental al Fondo Monetario
Internacional.
Respecto del SUCRE, es útil aclarar que el mismo
opera como una tarjeta de crédito, virtual, recíproca.
Los países se abren crédito recíprocamente y dejan
de utilizar el dólar en las transacciones entre sí. Se
produce entonces un ahorro gigantesco en términos
de reducción de costes, porque se reduce también la
presión sobre los mercados locales de divisas, lo que
da más grados de libertad en el manejo de la política
cambiaria y comercial de cada país, no obligando a
manipular la tasa de interés para lograr los objetivos
cambiarios. Todos los actores locales consiguen así
más grados de libertad en sus decisiones.
26
En cuanto a la alternativa al Fondo Monetario
Internacional, consiste en una red de seguridad financiera, una red de instituciones que incluye los
bancos centrales, que actúan coordinadamente para
defender al continente de ataques especulativos.
Con estos tres elementos, la región está en condiciones de disuadir cualquier tipo de ataque especulativo, con mayor capacidad de acolchonar el efecto de
las turbulencias internacionales sobre las economías
nacionales. En ese marco, el Banco del Sur lo que
hace es crear los mecanismos para reciclar los recursos de la región, que son gigantescos.
Perspectivas
En 2011, siete presidentes latinoamericanos decidieron que independientemente de la espontaneidad
del mercado y de si es “eficiente” o no, era necesario
garantizar la soberanía continental en el plano de la
alimentación, la salud, la energía, la producción de
conocimiento, el manejo de los recursos naturales
y la gestión de la infraestructura (la generación de
una red de infraestructura que nos conecte, que no
solamente organice el espacio para exportar commodities al exterior, sino que arme mercados continentales) y, finalmente, con el fin de dar cabida a
todos esos elementos, financiar otro tipo de lógicas
que no son las lógicas del capital, financiar la economía popular. Es decir, si las fuerzas productivas que
tenemos no son rentables para la lógica del capital,
es necesario crear los instrumentos financieros y
no financieros, los estamentos institucionales, que
permitan auspiciar otro tipo de iniciativas que funcionan con una lógica distinta, las empresas recuperadas, las comunidades indígenas, la pequeña y la
mediana empresa –que no tienen nada que ver con la
lógica de la acumulación por la acumulación, o de la
ganancia por la ganancia, sino que tienen una lógica
interna distinta, más ligada al trabajo, a la familia,
a la comunidad–, las cooperativas, una cantidad de
emprendimientos, autoemprendimientos, que ni siquiera tienen nombre, con los que la gente defiende
con mucha creatividad la economía de su familia, de
su territorio. Es necesario lograr dar marcha a todo
esto y de forma inmediata, no estamos hablando de
una cuestión de aquí al 2020, sino de una cuestión
de meses, para hacer viable otro tipo de iniciativas
de la gente, otro tipo de creatividad de la gente que
está bloqueada ahora por la dictadura del capital
financiero transnacional.
El Banco del Sur plantea, desde condiciones muy
concretas, una salida táctica en el corto plazo,
como es dar respuesta en términos de inversiones,
dar opciones productivas a la cantidad ingente de
capitales, tanto del sector público como del sector
privado, que actualmente se envían afuera; ofrecer
alternativas en términos de empleo, una opción inmediata de reactivar la economía, etc., pero también
aporta en la elaboración de líneas estratégicas para
la construcción de una sociedad distinta.
En todos los países de América Latina estamos
en una disputa permanente, en una correlación de
fuerzas compleja. Todos los gobiernos de nuestro
continente son gobiernos contradictorios, en el marco de una inercia neoliberal que no sólo desmanteló
instituciones y aparato productivo, sino que también transformó los horizontes de reproducción de
las distintas clases sociales, de los distintos actores
sociales, debilitándolos. Y esto debilita no sólo el
debate político, sino también los proyectos políticos
que se debaten. Por eso es tan importante que esta
diversidad de respuestas que se están ensayando en
América Latina, porque ya las viejas recetas no sirven, se contrasten permanentemente con la realidad,
la correlación de fuerzas y la evolución de la crisis
mundial. Es decir, lo que hasta hace unos años podía
ser planteado en términos de un proceso gradual de
acumulación de fuerzas, de negociación, de generación de condiciones, ahora requiere respuestas
urgentes, porque esta es una crisis gigantesca. La
cantidad colosal de capitales que se movilizan como
langostas de un lado a otro nos puede incapacitar
por un largo plazo. Y las trampas están presentes,
los mecanismos de crisis están latentes en nuestra
economía, en nuestra institucionalidad, en nuestra
relación con los mercados internacionales, en la
estructura de propiedad, en la transnacionalización
del aparato productivo y el sistema financiero, y en
todas partes.
La defensa de la democracia es entonces, precisamente, la creación de herramientas con las cuales
garantizar que podamos plantear alternativas. Cuando estemos arrinconados y de rodillas va a ser muy
poco lo que podamos hacer.
Por eso es que se vuelve urgente, porque este tipo de
climas de paz, de esperanza, de relativa prosperidad,
con todas las limitaciones, con todos los problemas
que se dan en nuestros países, no le conviene a la
oligarquía, no le conviene al imperio, entonces van
a hacer todo lo posible para arruinar la fiesta. Justamente, de lo que se trata es de crear capacidades
para que los gobiernos, para que la gente, pueda
definir las cosas. Para esto es necesario generar las
herramientas para que, desde arriba, los gobiernos
democráticamente electos puedan tomar las deci-
siones que representen al conjunto de la mayoría,
pero también hay que crear condiciones para que la
gente, desde abajo, desde su vida cotidiana, también
pueda manejar su destino, creando otro tipo de poder, el poder popular.
La mesa está servida para la misma estructura de
poder que nos está llevando al infierno. Parte del
problema es que toda la gente decente, independientemente de su color político, tiene que tomar
conciencia de la gravedad de los momentos que
estamos viviendo. El proceso que estamos viviendo
tiene un altísimo grado de irreversibilidad, y si no
logramos convocar a todos los actores a una discusión abierta, rigurosa y responsable respecto de qué
es lo que se debe hacer, en muy poco tiempo vamos
a estar en una situación totalmente distinta en la que
nuestras opciones van a ser muchísimo más reducidas y muchísimo más tristes.
Materiales del Encuentro “Otra Economía Está En Marcha”:
Presentación:
Vídeo:
27
BANCA PÚBLICA: UNA SALIDA SOCIAL A LA CRISIS
Carlos Sánchez Mato (ATTAC y Plataforma por una banca pública)
Diagnóstico del sector bancario
28
Después de la quiebra de Lehman Brothers en
septiembre de 2008, el pánico se generalizó entre
los inversores y los mercados de financiación a los
que acudían los bancos para cubrir sus necesidades.
Ante la incapacidad de las repetidas inyecciones de
liquidez y de los recortes de tipos de interés de los
bancos centrales para restablecer la situación, los
gobiernos de los países desarrollados decidieron intervenir para evitar el colapso de sus sistemas financieros. En teoría se trataba de prevenir una retirada
masiva del ahorro de los ciudadanos, depositado
en las entidades financieras, impidiendo que las
dificultades de liquidez afectaran a la solvencia del
sistema, así como el desbordamiento de la crisis financiera hacia la economía real. Pero en la práctica,
lo que se ha llevado a cabo es un mastodóntico plan
de salvamento de las entidades bancarias privadas
con dinero público.
Las actuaciones que los Gobiernos del PSOE y el
Partido Popular han llevado a cabo se han caracterizado por minimizar desde un primer momento los
problemas existentes en las entidades financieras e
intentar, en todo caso, circunscribirlos a problemas
de liquidez y no de solvencia. Además, la explicación ha pretendido limitar las dificultades financieras a las cajas de ahorro y excluir de las mismas a
los bancos.
Si nos referimos en concreto a lo ocurrido en el
Estado español, los sucesivos gobiernos, de uno u
otro partido político, han mentido descaradamente a
la población y utilizado todo tipo de artimañas1 con
objeto de que los ciudadanos no sean conscientes de
la magnitud del rescate del que se ha beneficiado el
sector financiero, en detrimento del conjunto de la
ciudadanía que sufre los costes del mismo.
Se han dedicado en ayudas más de 1,42 billones de
euros de fondos públicos hasta diciembre de 2012,
sin que ello haya resuelto el problema del sistema
1 En ningún organismo público se informa de manera
completa y global de las ayudas públicas puestas a disposición
de las entidades bancarias y se utilizan todo tipo de artimañas
para disminuir el importe de las mismas. Aún así, todos los
datos que figuran en el presente documento están obtenidos
directa o indirectamente de fuentes oficiales: Fondo de
Reestructuración Ordenada Bancaria, Tesoro Público, Fondo
de Garantía de Depósitos y Banco de España.
financiero, ya que la mayor parte de los fondos se
han destinado a paliar los problemas de liquidez
(1,33 billones de euros), cuando el verdadero peligro está en la falta de solvencia de bancos y cajas.
El efecto que estas actuaciones han tenido en la
evolución de la deuda pública es demoledor, ya
que la “socialización” de las pérdidas y el rescate de las instituciones financieras supone lastrar a
las Administraciones Públicas con descomunales
compromisos para el futuro. Los rescates a la banca
realizados por el Estado español han supuesto un
trasvase de recursos públicos a manos privadas, a
través de una transferencia de su deuda privada en
deuda pública. Esa descomunal e impagable deuda
pública supondrá el desmantelamiento de nuestro ya
imperfecto Estado de Bienestar, la pérdida de derechos y una regresión democrática. En el caso del
Estado español, los rescates se han materializado en
dos tipos de instrumentos: medidas de capitalización
y medidas de liquidez.
Las medidas de capitalización son aquellas con las
que se pretenden arreglar los problemas de solvencia de las entidades financieras, reforzando su capital, es decir, aumentando sus recursos propios para
que puedan hacer frente a sus obligaciones de pago,
pues todo lo que tienen no alcanza para pagar todo
lo que deben. Los instrumentos utilizados para ello
han sido: inyecciones directas de capital, conversión
de participaciones preferentes convertibles en capital y esquemas de protección de activos.
Las medidas de liquidez son aquellas que pretenden
proveer a las entidades financieras del dinero líquido suficiente para hacer frente a sus obligaciones de
pago. En este caso, se supone que bancos y cajas
tienen suficientes recursos para pagar sus deudas,
pero no en forma de dinero líquido, sino de inmuebles, acciones y otras inversiones financieras. Así,
los instrumentos que se pueden aplicar para solucionarlo son la adquisición de activos, las garantías y
los avales, los créditos en condiciones ventajosas y
las participaciones preferentes convertibles.
Actuaciones de apoyo al sector financiero español
El Gobierno declara haber alcanzado los objetivos
perseguidos por el programa europeo de asistencia
a la banca española. Rajoy, el único que no se ha
enterado de que hemos sido rescatados, podrá finalmente presumir en el mes de noviembre del “punto
y final” de lo que nunca ocurrió.
En la reunión del Eurogrupo que tuvo lugar el 14
de octubre de 2013, incluso su presidente, el ministro de Economía holandés Jeroen Dijsselbloem,
afirmó que “el programa español va a darse por
terminado” y descartó cualquier tipo de prolongación preventiva del rescate, como es probable en el
caso de Irlanda. Le faltó únicamente decir que el no
dudaría en poner los ahorros familiares en el sistema
bancario español. Las optimistas declaraciones a los
medios de comunicación fueron aprovechadas por
el ministro de Economía y Competitividad, Luis de
Guindos, para realizar un apresurado balance del
salvamento presumiendo de que “se han utilizado
bien los 41.000 millones de euros [de los 100.000
millones disponibles] y que ahora tenemos una banca solvente, en condiciones de apoyar la recuperación económica en España y que ya no genera dudas
ni incertidumbres”.
Ayudas públicas al sistema bancario (diciembre 2012)
Importe
(millones €)
%
Capital
59.130
4,14%
Esquema Protección Activos
28.227
1,98%
TOTAL MEDIDAS CAPITALIZACIÓN
87.357
6,12%
Adquisición activos
21.041
1,47%
Adquisición a ctivos SAREB
50.780
3,56%
Total adquisición de activos
71.821
5,03%
Avales del Estado emisión deuda bancaria
110.616
7,75%
Aval implícito del Estado a depósitos bancarios
795.135
55,71%
Total garantías y avales
905.751
63,46%
Líneas de liquidez
3.099
0,22%
Participaciones Preferentes Convertibles
2.033
0,14%
Préstamos Banco Central Europeo
357.293
25,03%
Total préstamos
362.425
25,39%
TOTAL MEDIDAS LIQUIDEZ
1.339.998
93,88%
TOTAL AYUDAS PÚBLICAS
1.427.355
100,00%
Instrumento
Fuente: Las ayudas públicas al sector bancario. Sánchez Mato C.
29
A pesar de las triunfalistas manifestaciones de los
mismos que no fueron capaces de atisbar lo que
ocurría en el sistema bancario, la realidad se encarga de desmentir el deseo del Gobierno de apuntarse
este pírrico éxito. El sistema bancario español sigue
siendo insolvente y las medidas articuladas no han
logrado restablecer la solvencia de las entidades ni
generar confianza en ahorradores e inversores.
30
• Pero no solamente podemos afirmar que en
el período que ha seguido a la intervención
europea las entidades bancarias no han
mejorado su insuficiente patrimonio neto.
Además, la calidad del mismo ha empeorado
considerablemente, ya que prácticamente
uno de cada tres euros del mismo son activos
inmateriales y activos fiscales que solo el
blindaje que el Gobierno está en vía de
proporcionar a las entidades puede convertir
en algo realmente sólido2.
• Las inyecciones de capital europeo no han
podido cambiar el panorama de insuficiente
patrimonio neto que muestran las entidades. A
los ciudadanos nos parece mucho un rescate
en el que se han proporcionado más de 41.000
millones de euros, pero esa enorme cantidad
se queda pequeña a la hora de compararla con
las descomunales pérdidas que han sufrido
los bancos y las cajas de ahorro. Los fondos
propios del sistema bancario, que miden su
capacidad para afrontar pérdidas en el futuro,
son inferiores a los que poseían en los meses
previos al rescate. ¿En base a qué puede
afirmar el ministro que la banca no genera
dudas ni incertidumbres, si el patrimonio
neto de las mismas es inferior en casi 16.000
millones de euros al existente en abril de 2012
cuando se consideró imprescindible el rescate
del sector?
• La situación del sobre-endeudamiento
del sistema financiero está lejos de estar
solucionada. En el primer semestre de 2013
estamos en niveles de apalancamiento
similares a 2009.
• El otro elemento que deja en evidencia
el triunfalismo del Gobierno español y del
Eurogrupo es la evolución de la morosidad de
las entidades de crédito. Los datos publicados
del Banco de España correspondientes al mes
de agosto de 2013 muestran que los préstamos
dudosos siguen creciendo de manera acelerada,
incluso a pesar de la utilización de todo tipo
de artificios contables para ocultarlos. De
hecho, el traspaso de créditos en dificultades
al SAREB (banco malo) ha eliminado 39.424
Evolucióndel
delpatrimonio
patrimonio neto
de de
crédito
Evolución
netoentidades
entidades
crédito
245.000
240.000
235.000
230.000
225.000
220.000
215.000
Patrimonio neto entidades de crédito
2012
2013
abr-12
ago-13
242.301
226.315
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Boletín Estadístico del Banco de España. Datos en millones de €.
2. Otra ayuda a la banca por la puerta de atrás. Sánchez Mato
C. 2013.
DEUDADeuda
TOTALtotal
INSTITUCIONES
FINANCIERAS
instituciones
financieras (MILLONES
(millones €)€)
1.400.000
1.200.000
1.000.000
800.000
600.000
400.000
200.000
0
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
jun-13
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Cuentas financieras del Banco de España
millones de euros de la estadística3. Gracias
a esta práctica gubernamental, los créditos
siguen impagados pero ya no los vemos y eso
les anima a decir que el problema está resuelto.
Incluso sin considerar el efecto SAREB,
durante el año 2013 los préstamos dudosos se
han incrementado en 13.205 millones de euros4
y las nuevas obligaciones para el tratamiento
de las refinanciaciones, unidas a la deteriorada
situación general y al estancamiento de la
tasa de paro, incrementarán sensiblemente la
entrada en dificultades de cobro de nuevos
préstamos.
Con estos ingredientes, solo unos irresponsables
pueden afirmar que el sector bancario ha superado
la crisis y, sobre todo, que las sobre-endeudadas
finanzas públicas podrían hacer frente a nuevas
necesidades de capital. Esto no suena al final del
vergonzoso capítulo de salvamento de las élites financieras a costa de los ciudadanos con que nos ha
obsequiado el Gobierno. Puede que el rescate actual
vaya a finalizar, pero preparémonos, porque habrá
segunda parte…
Alternativas y propuestas: banca pública
controlada democráticamente y al servicio de la
ciudadanía
El sistema bancario ha demostrado, no solo en esta
3 Los traspasos de créditos al SAREB, al no ser una
entidad de crédito, no están contabilizados por el Banco de
España.
4 Si tenemos en cuenta los traspasos de créditos al SAREB,
solamente en 2013 el crecimiento de la morosidad ha sido de
23.079 millones de euros.
última crisis, que la gestión en busca del “máximo
interés privado” se acaba convirtiendo en el “máximo desastre social”. Es una evidencia que el sistema
bancario es incapaz de cumplir su función sin la inyección de ingentes cantidades de fondos públicos.
Salvo en el caso de las honrosas excepciones de las
iniciativas de banca ética o de algunas cooperativas
de crédito que no han incurrido en actuaciones de
idéntica gravedad, el sistema bancario en general,
carece de capacidad para cumplir la función que la
sociedad le asigna.
El Estado en nuestro país, como en el resto, ha
intervenido para paliar el colapso financiero y proteger los ahorros de la ciudadanía, pero no lo ha
hecho sirviendo a los intereses generales sino a los
de las élites económicas que no quieren asumir las
consecuencias de la quiebra económica del sector
financiero.
La superación de la actual situación requerirá
inevitablemente la nacionalización de la práctica
totalidad del sector financiero por la conversión de
gran parte de las ayudas públicas ya desembolsadas
en capital y el radical saneamiento de las pérdidas
ocultas en los balances. Pero de nada serviría esa
medida si únicamente se plantease de forma temporal, porque la gestión y la administración de los
ahorros de la sociedad son demasiado sensibles y
vitales como para dejarlas en manos privadas. Tampoco puede ser admitida la opción a la que parecemos abocados en el presente: que el Estado sanee
las entidades bancarias con fondos que detrae de las
partidas presupuestarias destinadas al gasto social
para regalárselas a continuación a los mismos que
las han llevado a la ruina.
Cobra todo sentido que se reivindique la banca pública como instrumento que coadyuve a una salida
31
Evolución de la morosidad de las entidades de crédito (millones €)
Total
préstamos
según BdE
Dudosos
según BdE
% Dudosos /
Créditos
Total
préstamos sin
efecto SAREB
Dudosos sin
efecto SAREB
% Dudosos /
Créditos
2007
1.760.213
16.251
0,92%
1.760.213
16.251
0,92%
2008
2009
1.869.882
1.837.037
63.057
93.327
3,37%
5,08%
1.869.882
1.837.037
63.057
93.327
3,37%
5,08%
2010
2011
1.843.950
1.782.554
107.199
139.760
5,81%
7,84%
1.843.950
1.782.554
107.199
139.760
5,81%
7,84%
2012
ago-13
1.604.934
1.490.315
167.468
180.673
10,43%
12,12%
1.634.484
1.529.739
197.018
220.097
12,28%
14,77%
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Banco de España
32
diferente a la actual crisis. Pero además, es fundamental para recuperar la función que el sistema
financiero no debió nunca perder, esto es, la de canal
de comunicación entre el capital y la inversión productiva. La banca privada ya ha demostrado sobradamente que buscando altas tasas de rentabilidad
superiores a las que podría proporcionar la inversión
en la economía real, ha incurrido en riesgos desmesurados que han causado los perversos efectos que
la sociedad está sufriendo. Por ello, la banca pública
no debe ser únicamente un medio legítimo que permita la apropiación de los beneficios por parte de
la ciudadanía a través del Estado sino que debe ser
parte de una estrategia más amplia que permita que
aquella recupere el poder económico y democrático.
Ahora bien, es preciso dar una respuesta a la quiebra
del sector financiero y existen alternativas que plantean soluciones diferentes a las que los sucesivos
gobiernos han aplicado.
Los ejes fundamentales de la política alternativa en
el área financiera son los siguientes:
1. Nacionalización definitiva e irreversible
de todas las cajas de ahorros y sus bancos
participados, a fin de convertirlos en una
banca pública. Su gestión será sometida a un
control democrático, vinculada a las políticas
sociales y económicas, y sus directivos serán
elegidos de forma democrática y con salarios
limitados a los que se marque para cualquier
trabajador del sector público.
2. Todas las ayudas públicas directas o
indirectas que hayan recibido el resto de
entidades financieras se transformarán en
acciones públicas (los préstamos del BCE
también tendrán el carácter de ayudas
públicas), con entrada de representantes
públicos en los consejos de administración
de las mismas, que velarán por el estricto
cumplimiento de unas normas de gestión que
marquen un límite de endeudamiento máximo
para dichas entidades mucho más bajo que el
actual, prohíba la especulación, y establezcan
unos criterios de transparencia, utilidad social
y racionalidad en la concesión de créditos. La
conversión de las ayudas en capital supondrá
la nacionalización del conjunto del sector
bancario para constituir una verdadera banca
pública, controlada democráticamente y con
una finalidad social.
3. La nueva banca pública tendrá como objetivo
fundamental gestionar de manera prudente
los ahorros de la ciudadanía y proporcionar
crédito a familias y empresas. Eso implica
definir un modelo de gestión distinto al visto
en las cajas de ahorro, que tenga en cuenta
criterios sociales y de financiación de la
economía productiva eficaces. Solo así podrá
ponerse en marcha un plan estratégico de
salida social a la crisis.
4. La banca pública se caracterizará por
la transparencia en sus políticas y por el
rendimiento público y transparente de sus
cuentas anuales, en un lenguaje asequible
para el conjunto de la ciudadanía.
Para la consecución de los fines anteriormente señalados, la banca pública utilizará los siguientes
medios:
a.
Realización de auditorías públicas
completas de las entidades nacionalizadas, de
forma asequible para todos los ciudadanos,
que permita conocer su situación real. Dicha
auditoría pública se debe realizar por la
Intervención General del Estado.
b. Depuración de responsabilidades de los
antiguos gestores de la entidad, así como
de los gobiernos (central, autonómicos y
municipales) y de las distintas entidades de
las asambleas generales de sus cajas, que
tenían la responsabilidad de velar por estas
entidades. El resultado de todo ello debiera
incluir acciones legales de responsabilidad
contra los consejos de administración de las
entidades por administración desleal.
c. Limitación del salario de los directivos de
la banca pública al mismo nivel que se marca
para el conjunto de los trabajadores públicos,
en función de su categoría, poniendo fin de una
vez por todas a los salarios “milloneuristas”.
No podemos poner a ex-directivos de la
banca privada, ya que son estos “gestores
profesionales” los responsables principales
de la situación de bancos y cajas y lo que les
reprochamos a los representantes políticos y
sindicales es el habérselo permitido.
d. Establecimiento de un plan efectivo de
saneamiento con el establecimiento de quitas
a los tenedores de deuda establecida en
instrumentos diferentes a los depósitos.
e. Se tomarán medidas para garantizar los
intereses legales de los pequeños accionistas,
apoyando mediante la actuación del Ministerio
Fiscal las reclamaciones de los que han sido
engañados para que comprarán productos
financieros que les han transformado en
accionistas forzosos con información falseada.
f. Establecimiento de un plan de reducción de
la deuda hipotecaria de las familias ligado al
nivel de renta de las mismas para adecuarla a
la depreciación de los activos inmobiliarios.
g. Formulación de políticas de vivienda con la
integración del parque de inmuebles en manos
del sector bancario en un parque público de
viviendas en régimen de alquiler, a precios
realmente asequibles, y poner fin a la política
de desahucios y condonando las deudas
de todas aquellas familias que hayan sido
desahuciadas.
h. Asunción de la Obra Social válida de las
cajas de ahorro incorporándola a la red
pública de servicios sociales, contribuyendo
al desarrollo de los mismos y promoviendo el
pleno empleo. Continuidad de la obra social de
las cajas de ahorros garantizando el adecuado
uso social de los recursos. La actuación de
las cajas formará parte integral de la política
económica y social de las Administraciones
Públicas, con la prioridad de la consecución
del pleno empleo y el desarrollo de los
servicios públicos.
i. Cierre inmediato de todas sus sucursales
en paraísos fiscales, bloqueando de forma
inmediata los fondos ahí depositados, así
como establecimiento de la prohibición de
participar en actividades especulativas o
relacionadas con la privatización de servicios
públicos.
j. La banca pública tendrá una adecuada
implantación territorial que proporcione
los servicios a los ciudadanos teniendo en
cuenta criterios de rentabilidad social y no
únicamente económica.
La puesta en marcha del conjunto de las propuestas
planteadas es perfectamente realizable en el Estado
español de manera inmediata. Ahora bien, la actuación no puede circunscribirse únicamente a España.
Es imprescindible reivindicar la extensión de estas
medidas al conjunto de la Unión Europea. Con el
actual nivel de desarrollo e integración económica
de los países de la Unión, una solución definitiva
y permanente sólo puede darse a escala europea.
Los recortes sociales y laborales, y el saneamiento
del sector financiero a costa del erario público son
fenómenos que afectan a todos los países europeos.
La quiebra financiera no es patrimonio exclusivo
del sistema bancario español. Todo el sistema europeo está en situación de insolvencia y está siendo
sostenido por el apoyo público. Es necesario que
se nacionalice el sector financiero continental para
proteger los ahorros de la ciudadanía. O eso o tendremos que enfrentarnos a una quiebra de las finanzas públicas arrastradas de forma directa o indirecta
por el sector financiero.
Sólo después de la nacionalización será posible
realizar una auditoría fiable de sus cuentas, sanear
las entidades y poder garantizar que los ahorros de
la sociedad europea se utilizan en beneficio de la
mayoría. El Banco Central Europeo debe cambiar
sus estatutos, convirtiéndose en un verdadero banco
central al servicio del bienestar del conjunto de la
ciudadanía y bajo control democrático de ésta.
A partir de ahí, debe ponerse en marcha un plan de
desarrollo europeo basado en la nacionalización
de las grandes multinacionales. Una banca pública europea y una amplio sector público europeo
33
posibilitarían un desarrollo integral y planificado de
los recursos económicos y su control democrático,
dando prioridad a la satisfacción de las necesidades
sociales y no a la explotación de los trabajadores, a
una utilización racional de los recursos naturales y
no a su expolio, y a la cooperación entre países que
permita un desarrollo integral de todos, en lugar de
la competencia en beneficio de los más poderosos.
Son las respectivas clases dominantes de cada país
las que nos están imponiendo medidas de ajuste, a
sus trabajadores y a los de los demás países, en su
propio beneficio y son ellas las que están alimentando la posibilidad de nuevos enfrentamientos entre
las naciones.
34
Una Unión Europea realmente democrática, con
unos pueblos dueños de sus propios recursos y de su
moneda común, sería una fuerza imparable que podría abrir la puerta a unas relaciones de cooperación
real entre los pueblos en beneficio mutuo, en lugar
de la competencia por el máximo beneficio privado.
Los trabajadores y trabajadoras de todos los países
europeos, la mayoría de la sociedad europea, nos
enfrentamos a los mismos problemas y tenemos
los mismos intereses fundamentales. Un programa
como el que proponemos podría unirnos a todos por
encima de nuestras diferencias nacionales y sentar
las bases para transformar la Unión Europea.
Materiales del Encuentro “Otra Economía Está En Marcha”:
Presentación:
POR UNA BANCA PÚBLICA
Carlos Sánchez Mato
@carlossmato
http://matoeconomia.blogspot.com.es
Noviembre 2013
Vídeo:
OTRO PRESUPUESTO ES POSIBLE
Juan A. Gimeno (UNED y Economistas sin Fronteras)
El contexto
Se repite que no existe otra alternativa a las políticas
de austeridad que se están aplicando estos años en
Europa y, más en concreto, en España. En este breve
espacio apuntaremos algunas ideas que muestren
por qué esas políticas no son las acertadas y cuáles
son los rasgos básicos de una posible política presupuestaria alternativa.
En mayo de 2010, por sorpresa y sin explicaciones,
el presidente de Gobierno, Rodríguez Zapatero, imprime un giro radical a la política económica que
venía siguiendo hasta el momento e inicia una etapa
en la que la reducción del déficit público se convierte en la prioridad absoluta. El presidente Rajoy
ahonda con mayor radicalidad en ese objetivo de
contención del déficit y de reformas que desmantelan aspectos fundamentales del Estado de bienestar
y de las relaciones laborales.
Los resultados de esas políticas son conocidos.
Se genera una espiral perversa en la que los recortes
del gasto público (especialmente en gastos sociales)
provocan una reducción de la producción, el empleo
y la renta, caen la demanda interior y la recaudación
tributaria. Contener el déficit exige, así, crecientes
recortes de gasto. Se dedica una ingente cantidad
de recursos al saneamiento del sistema financiero,
como créditos que serán presuntamente devueltos,
teóricamente para facilitar el crédito a la actividad
productiva. La realidad contradice radicalmente
estas dos afirmaciones.
Al no ser posible acudir al recurso tradicional de
estabilización de la economía española, la devaluación, se busca teóricamente ganar competitividad a
través de una reducción de salarios interiores. Que
los excedentes empresariales crezcan al mismo o
superior ritmo en que decrecen los salarios parece
mostrar que, más que una mejora en la competitividad, lo que estamos presenciando es una redistribución de rentas. Más todavía, cuando no se emprende
política alguna que mejore la competencia en los
mercados españoles, cada vez más oligopolísticos.
Sin demanda, sin crédito, ni competencia, ni expectativas, caen la inversión y se desmantela el tejido
empresarial y presenciamos la destrucción de los
centros de investigación. Se dinamitan las fuerzas
de un crecimiento futuro y se hace difícil la cons-
trucción de un modelo productivo alternativo al
que alimentó las burbujas especulativas previas a la
crisis.
Los datos de pobreza y desigualdad generados por
estas políticas resultan especialmente notorios y
preocupantes:
• Doce millones de personas viven bajo el
umbral de la pobreza.
• Tres millones de familias viven con menos
de 300 euros al mes, el doble que hace cinco
años.
• La pobreza infantil afecta a casi un tercio de
la población menor de 16 años.
• El 20 % de españoles más ricos ganaba antes
de la crisis 5,3 veces más que el 20% más
pobre (ya por encima de la media de la UE:
5,1). En 2011, la proporción ha subido a 7,5
veces.
Estos resultados no pueden sorprendernos, porque
estamos sufriendo políticas fracasadas notoriamente
con anterioridad tanto en Europa en los años treinta
como en América Latina, el Este Asiático y África
Subsahariana en las décadas finales del siglo XX.
Las recetas que ya entonces imponía el FMI han
llevado a décadas perdidas en los países que las
han sufrido y a graves deterioros en términos de
distribución de la renta y la riqueza y de la cohesión
social.
La ortodoxia dominante utiliza modelos económicos que se han demostrado sin base ni consistencia.
Pero los teóricos del libre mercado parecen adherirse a aquello de que si los modelos y la realidad no
casan… peor para la realidad.
Ante tanta evidencia en contra, la pertinaz insistencia en mantener las recetas suicidas solo puede entenderse cuando la ideología y los intereses de unos
pocos se imponen por encima de todo.
El problema se sitúa así en el origen: ¿quién fija las
prioridades? Estamos sometidos a políticas, medidas y opciones que vienen impuestas por instituciones como el FMI, el Banco Central Europeo (BCE)
o la propia Comisión Europea, prácticamente ajenas
a cualquier control democrático. Viene a la memoria
aquella afirmación de Amartya Sen según la cual las
35
hambrunas no se dan en los sistemas democráticos.
Quizás las preocupantes situaciones de hambre que
observamos en la actualidad tengan que ver con el
vaciamiento de la democracia que se viene produciendo.
36
No puede admitirse que decisiones fundamentales
estén en manos de técnicos expertos presuntamente
asépticos. La técnica no es neutral y menos en el
ámbito social. El dominio de una tecnocracia ligada
a los grandes intereses financieros está provocando
un deterioro grave en los procesos de decisión colectiva. Quizás la primera condición para construir
unos presupuestos alternativos pasa por recuperar la
democracia en todo su sentido. Necesitamos que las
prioridades se fijen, en España y en Europa (porque
mucho de lo que vamos a ver se decide necesariamente en instancias supranacionales), por procesos
auténticamente democráticos y que los responsables
de las políticas rindan cuentas ante la ciudadanía.
La gestión del déficit
Parecemos gobernados por contables obsesionados
por el déficit que se despreocupan de los servicios
públicos y de la satisfacción de las necesidades de
la ciudadanía.
Es cierto que el equilibrio a largo plazo de las finanzas públicas es necesario y que no podemos vivir
con una carga excesiva de deuda, entre otras razones
porque la carga de su amortización se convierte por
sí sola en generadora de más y más déficit. Pero
conviene recordar que:
• La propia Comisión Europea fija controlar
el déficit medido en términos estructurales
(descontando el efecto negativo que tiene la
crisis sobre la recaudación impositiva), pero
está exigiendo reducir el déficit corriente, por
lo que los efectos recesivos son más fuertes y
se agrava la espiral recesiva.
• No puede confundirse el déficit global con
las insuficiencias presupuestarias parciales.
No cabe hablar de déficit de la sanidad o
de la seguridad social, como no se habla de
déficit del Congreso o del gasto en Defensa.
Dependerá de cómo se asignen los recursos
disponibles para garantizar la suficiencia o la
insuficiencia financiera de unos programas u
otros.
En todo caso, sabemos que el déficit se produce
cuando los gastos son superiores a los ingresos. Por
lo tanto, para corregirlo, tenemos tres posibilidades:
• Gastar menos.
• Ingresar más.
• Gestionar mejor.
Comencemos por esto último.
La primera e imprescindible medida es una mejor
gestión recaudatoria que reduzca la evasión fiscal.
Formalmente, nuestros tipos impositivos se sitúan
entre los más altos de Europa pero la recaudación
efectiva está 7 puntos por debajo en términos de
porcentaje del PIB.
Además, es patente la injusta distribución de la carga. El caso más sangrante es el del IRPF. El peso de
los salarios en la recaudación es del 85%. Su parte
en la Renta Nacional, que no para de descender, es
del 45’8%. Y mucho menos en los niveles altos de
renta, que son los que deberían soportar el peso mayor de la contribución.
La evasión y el fraude son también importantes en
otros tributos. El tipo efectivo medio en el Impuesto
de Sociedades es del 9% (frente al 30% nominal)
y, además, se reparte desigualmente en perjuicio
de las empresas medianas y pequeñas. Es conocido
también el fraude masivo en el IVA.
GESTHA ha estimado en 38.000 millones de euros
anuales el aumento de recaudación que podría conseguirse con una gestión adecuada de control del
fraude equiparable a los países de nuestro entorno.
Más de la mitad del déficit previsto para 2014.
En lo que respecta a la gestión del gasto, lo primero
que hay que exigir a nuestros gobernantes es que
asuman su responsabilidad con los servicios públicos y su funcionamiento eficiente. Es evidente que
una buena gestión puede reducir el gasto en muchas
áreas de la administración sin detrimento importante de los servicios. Pero no se ve ningún esfuerzo
serio en esa dirección.
Se toman medidas globales y generales en vez de
centrarse en el funcionamiento ordinario y en medidas selectivas. Se prefiere cambiar leyes antes
que conseguir la eficacia de las vigentes o entrar en
los problemas cotidianos de los servicios. Se hacen
reducciones de personal sin distinciones reales entre
servicios excedentarios y deficitarios.
No se aborda una auténtica gestión de personal que
permita mover y reciclar desde servicios obsoletos
a otros necesitados. En lugar de emprender políticas de motivación y perfeccionamiento de los
profesionales, es frecuente observar declaraciones y
medidas desincentivadoras, desmotivadoras y desvalorizadoras del empleado público.
Las privatizaciones no pueden admitirse cuando
encubren la propia incapacidad de los gestores para
abordar una gestión eficiente. No es de recibo que se
dé como razón justificativa el mal funcionamiento
de un servicio del que quien lo dice es responsable.
No es de recibo la despreocupación del servicio público una vez privatizado. Y resulta especialmente
insultante cuando se observan casos de lo que se
ha denominado la puerta giratoria, cuando los privatizadores parecen ser recompensados por favores
previos.
En cuanto al juego global de ingresos y gastos, parece claro que el objetivo ha de ser conseguir más
ingresos antes que reducir indiscriminadamente los
gastos. El déficit sobrevenido se debe sobre todo a
la caída de los ingresos públicos (aparte el impacto
de los rescates bancarios y de la creciente carga de
la deuda).
La comparación con la UE es clara. Los ingresos
públicos totales en relación al PIB (2012) representan en España el 37’1%, cuando la media de la UE
es del 45’4% (y en los países nórdicos, que tan bien
están resistiendo la crisis, superior al 50%). El gasto
público como porcentaje del PIB asciende en España al 43’6% frente a la media europea del 49’1%.
Si equilibráramos nuestro presupuesto con un 6’5%
del PIB más de ingresos, seguiríamos estando por
debajo de la media de nuestro entorno.
Nuestro sistema tributario exige, además del refuerzo de la inspección y la persecución del fraude, la
simplificación tributaria y la eliminación de la casi
totalidad de los beneficios fiscales, que responden
a intereses de lobbies muy concretos, que reducen
enormemente la recaudación y que facilitan las
prácticas elusivas. Al inicio de la crisis el G-20 se
comprometió a una lucha efectiva contra los paraísos fiscales, todavía pendiente.
Sin duda, para aumentar la recaudación es también
necesario el crecimiento económico. Es urgente un
pacto europeo por el empleo y la recuperación.
Necesitamos una reforma tributaria que contemple
al conjunto de las Administraciones Públicas. No
tiene sentido la discusión separada de la reforma
de los impuestos y de la financiación autonómica y
local. Es preciso garantizar un sistema que permita
la autofinanciación a las comunidades autónomas,
principales responsables de los gastos sociales.
No es posible entrar aquí en un análisis en profundidad de cada figura impositiva, por lo que me limitaré a apuntar algunas líneas básicas por las que debe
caminar la reforma:
• Una imposición sobre la renta que al menos
iguale el trato de trabajo y capital.
• Una imposición sobre el consumo que
diferencie según grado de necesidad y lujo.
• Una imposición sobre sociedades simple,
efectiva y transnacional.
• Recuperar imposición sobre sucesiones y
riqueza.
• Potenciar la tributación verde e implantar
la imposición sobre transacciones financieras
(en ambos casos, con doble rendimiento:
el recaudatorio y el de corrección de
comportamientos no deseables).
• También es precisa una regulación adecuada
de las plusvalías, especialmente de las
financieras.
Respecto a la reducción de gastos, llama la atención
que siempre hablemos de los sociales, pero no de
otros como los de Defensa o Representación exterior. Sin entrar en otros debates de fondo, ¿por qué
no plantearnos que esas dos grandes competencias
se aborden conjuntamente desde la Unión Europea?
Un ejemplo de cómo podrían reducirse costes de
forma notoria, probablemente consiguiendo un servicio más eficaz.
En cuanto al gasto en Justicia, se imponen tasas que
dificultan el acceso, restringiéndose la protección a
los más débiles y acrecentándose la impunidad de
los poderosos. Nadie parece tener interés en modernizar efectivamente su gestión, que posibilitaría
una notoria reducción de costes y de plazos en detrimento de los comportamientos delictivos y de la
corrupción.
El gasto en Intereses de la deuda supone ya en España la principal partida del Presupuesto del Estado
y explica más de la mitad del déficit. Llama la atención que la regulación del BCE prohíba el préstamo
directo a los gobiernos. Asistimos al vergonzoso
espectáculo de que el BCE presta a los bancos al 1%
y estos lo hacen a los Estados con márgenes de tres,
37
cuatro o más puntos. Es decir, que con recursos de
todos financiamos a intermediarios financieros para
que se enriquezcan a costa de un creciente endeudamiento público. Si el crédito del BCE fuera directo
a los Estados, el déficit español se reduciría prácticamente a la mitad y quizás los bancos cumplieran
su misión de financiar al sector privado.
Las presuntas bondades de la independencia del
BCE son un ejemplo más de esa presunta ventaja
de la gestión técnica que redunda en unos beneficios
indefendibles del sector financiero.
38
Es muy fácil reducir la inversión pública cuando
se trata de equilibrar los presupuestos. Bien está
cuando es inútil, suntuaria e innecesaria. Pero
anular la inversión en sectores estratégicos, y muy
especialmente en I+D+i supone una visión miope
que sacrifica el futuro por un cortoplacismo que está
hipotecando una salida eficaz y sostenible.
Respecto a los gastos sociales, es preciso un debate
serio sobre la necesaria reforma del Estado de bienestar. Como se ha dicho, los defensores numantinos
de la situación actual son los principales enemigos
de su viabilidad.
El sistema que necesitamos debe basarse en un esquema de tres grados:
• Garantía de los derechos ciudadanos
intocables, de prestación gratuita.
• Otras prestaciones en las que el interés
público es menor y cabe arbitrar medidas
progresivas, de forma que los servicios sean
gratuitos para los que lo necesiten, pero pueda
exigirse un pago creciente en función de la
capacidad de pago.
• Y un tercer nivel de prestaciones no
garantizadas por responder más a intereses
privados o de lujo que colectivos y necesarios.
Un debate complejo pero que debemos abordar sin
apriorismos ni fundamentalismos.
En cuanto al gasto en pensiones, es preciso desmontar diversos mitos:
• El de la quiebra, que anunciaron hace
20 años para 2020 y ahora se lleva a 2050.
Para esa fecha, se anuncia que será un gasto
insoportable, superior al 14% del PIB: ¡menos
de lo que HOY dedican países como Italia,
Francia o Austria! La UE estima que el gasto
en pensiones para 2050 de Alemania será del
15’4%.
• El de que disminuye la relación de activos/
pasivos y de la consiguiente insuficiencia
estructural del sistema. El debate es cuánto
queremos destinar a pensiones de nuestro
PIB. La fuente de ingresos no tiene por qué
provenir exclusivamente de los activos ni de
las cotizaciones sociales. De hecho, en buen
número de países las pensiones se financian
directamente del conjunto del sistema
impositivo, como la sanidad, la educación o
la justicia.
• El mito de las cotizaciones, intocables para
los sindicatos y la ortodoxia “progresista”.
Ligar pensiones y cotizaciones es la gran
trampa en la que quieren atraparnos. Las
cotizaciones son un tributo sobre el empleo que
desestimula la contratación de trabajadores
y estimula la economía sumergida. Además,
son un freno a nuestras exportaciones porque,
a diferencia del IVA, no puede descontarse
en frontera. Hay que apoyar la reducción
de las cotizaciones a la seguridad social y
la financiación de las pensiones a través del
conjunto del sistema tributario.
Todo lo anterior no implica ignorar que los cambios
demográficos obligan a una reflexión permanente
sobre el sistema de pensiones. La realidad es que la
esperanza de vida para un jubilado se ha multiplicado por cinco en pocas décadas. Mantener las reglas
de hace 40 años sería suicida.
También aquí tendremos que aplicar la regla de los
tres grados: unas pensiones mínimas garantizadas,
un complemento público basado en las cotizaciones
de cada cual, y un tercer nivel complementario privado para el que lo quiera… pero sin apoyo público.
Las actuales desgravaciones suponen una merma
recaudatoria importante que favorece a niveles de
renta medio/altos.
También es necesaria una revisión de los subsidios
existentes en todas las Administraciones. Han ido
proliferando, apareciendo y desapareciendo por
impulsos a menudo demagógicos y oportunistas.
Generan un importante esfuerzo de gestión, difícil
control, estímulos al fraude, inequidades e inseguridades.
Por ello, el futuro parece que debería plantearse en
torno a la propuesta de una renta básica de ciudadanía, que combatiera la pobreza, simplificara y clarificara el sistema y aportara estabilidad de ingresos
mínimos a las familias.
Conclusiones
Cuanto antecede puede resumirse en unos pocos
puntos:
• El déficit se produce por la caída de los
ingresos, no por exceso de gasto.
• Las políticas de austeridad, como sabíamos,
llevan a una espiral destructiva.
• Con el pretexto de la crisis, se está
redistribuyendo la renta en favor de unos
pocos; se están provocando situaciones
insostenibles de desigualdad y pobreza;
se están desmantelando derechos sociales
y laborales básicos; se está socavando la
democracia.
• Necesitamos más ingresos de quienes hoy no
pagan, y reducir la presión de los trabajadores
que soportan una presión excesiva.
Estado de bienestar y, previamente, a las
Administraciones responsables de las
competencias correspondientes.
• Los responsables políticos deben asumir
que su primera tarea es la gestión eficaz de los
servicios públicos: su incompetencia nunca
puede utilizarse como justificación para la
privatización.
• Es imprescindible estimular la actividad
económica europea hacia el empleo, tanto
para recuperar las cifras de recaudación
tributaria como para reducir las intolerables
cifras actuales de desempleo.
En suma, son necesarios unos presupuestos alternativos que apuesten por el futuro y por el interés de la
gran mayoría de la población.
• La prioridad en la lucha contra el fraude
puede reducir el actual déficit a la mitad.
• Es preciso diseñar los ingresos y los
gastos públicos desde la perspectiva de la
progresividad efectiva, lo que exige gravar la
riqueza y el capital.
• Urge reordenar democráticamente las
prioridades de gasto de forma que se
garanticen recursos suficientes para el
Materiales del Encuentro “Otra Economía Está En Marcha”:
Presentación:
Vídeo:
39
TRANSPARENCIA FISCAL
Carlos Cruzado (GESTHA, Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda)
¿Crisis de gasto?
40
Frente a la tesis de que nos encontramos ante una
crisis de gasto, hablando en términos de gasto público y no privado, de que “hemos vivido por encima
de nuestras posibilidades”, que ha sido la frase más
escuchada durante mucho tiempo, desde GESTHA
entendemos que la situación en la que nos encontramos, en la que hemos pasado de una deuda pública
del 43% del PIB en 2007 a más del doble en este
momento y con la perspectiva de que el año que viene superará el 100%, es más debida a la caída de la
recaudación que al aumento de los gastos públicos
(al margen, claro está, de la incidencia del rescate
bancario en el déficit).
Si comparamos el gasto público en España con el
del resto de la Unión Europea (UE), según los últimos datos de Eurostat referidos al cierre de 2011,
observamos un diferencial de casi seis puntos menos: 43,6% del PIB en España, 49,1% en la UE-27 y
49,4% en la UE-17.
La conclusión es que tenemos un nivel de gasto
público inferior a la media europea, a pesar de que
el PIB per cápita está prácticamente en la media
(99%).
Recaudamos poco
En cuanto a los ingresos tributarios, también según
datos de Eurostat, la presión fiscal en 2011 en nuestro país se situó en el 31,4% del PIB, dato que hay
que comparar con el 38,8% de media en la UE a
27 y con el 39,5% de la Zona Euro y que nos sitúa
cerca de los países con menor recaudación. Los últimos lugares los ocupan Lituania (27,6%), Bulgaria
(27,2%) y Letonia (26%).
De los países de la UE-15, Irlanda (28,1%), España
(31,4%) y Grecia (32,4%) son los que menos recaudan. De los países de la UE, los que más recaudan
son Dinamarca (47%), Suecia (44,3%) y Bélgica
(44,1%).
Si examinamos la evolución desde 2007, la presión
fiscal española es la que ha experimentado el peor
comportamiento de la zona euro y el peor de la UE
después de Bulgaria.
Según señala Eurostat, las variaciones a la baja que
se producen en la entrada de ingresos tienen que ver
con “caídas en la actividad económica y en el nivel
de empleo”, pero también con “modificaciones de
los impuestos, cambios de legislación o por mayores exenciones que se aplican”, y siendo esto así,
sobre todo como consecuencia del desempleo, desde GESTHA entendemos que hay otro factor fundamental en la variación a la baja y, en definitiva, en el
diferencial de alrededor de 8 puntos que se da entre
la presión fiscal en España y la de la UE, que es la
enorme cifra de economía sumergida y fraude fiscal
que sufrimos.
En este sentido, y teniendo en cuenta que esos 8
puntos del PIB suponen aproximadamente 80.000
millones de euros que deberíamos ingresar por tributos y cotizaciones sociales para alcanzar la media
de presión fiscal de la UE, podemos concluir que la
mitad de ese montante es atribuible a la diferencia
que en cifra de economía sumergida nos separa de
los países de nuestro entorno, lo que supone unos
10 puntos del PIB (nuestra economía sumergida
está en una cifra equivalente al 23,3%, mientras
que la media de dichos países está en torno al 13%,
excluyendo a Grecia e Italia que están en un nivel
superior o igual al nuestro). De esta manera, dicho
recorte supondría unos 38.500 millones de euros en
términos de ingresos (cifra que este año coincide
con la presupuestada para intereses de la deuda),
lo que demuestra la importancia e influencia que la
economía sumergida y el fraude fiscal tienen en lo
“poco” que recaudamos.
Entre el año 2007, en el que España alcanzó una
presión fiscal del 38% del PIB, y el 2011 se perdieron más de 6 puntos porcentuales en recaudación
tributaria y de cotizaciones a la Seguridad Social.
Este ritmo de pérdida de recaudación, que podemos
denominar de “desplome” y que se produjo en el
corto periodo de dos años, hasta el 2009 había supuesto situar la presión fiscal en el 30% del PIB, que
ni se corresponde con la caída de la actividad ni es
comparable a nivel internacional.
Así, venimos señalando que los efectos más perniciosos de la crisis se han manifestado en España
como consecuencia de la descomunal caída de los
ingresos que se produce a partir de 2008.
Pero la caída de los ingresos tributarios producida
a partir de 2007 no tiene un efecto homogéneo en
todas las figuras impositivas, de manera que fijándo-
nos en las principales podemos observar cómo entre
2007 y 2009 la caída en el IRPF es de algo más del
11%, en el IVA alcanza un 40% y en el impuesto
sobre sociedades es de casi un 60%. Y mientras que
en los dos años siguientes, 2010 y 2011, el IRPF
y el IVA recuperan parte de la caída, hasta quedar
ésta reducida a un 4% y un 12%, respectivamente,
el impuesto sobre sociedades continúa su caída en
picado hasta llegar a casi el 70%.
Conviene recordar en este momento, en relación
con el peso de la recaudación de los más importantes tributos a nivel estatal, que el IRPF supone más
del 40% del total, el IVA el 30% y el Impuesto sobre
Sociedades no llega al 10%. Si a esto añadimos que
en la recaudación del IRPF un 84% de los ingresos
proceden de los rendimientos del trabajo, el 9%
de los del capital y el 7% de los rendimientos de
actividades económicas, concluiremos que el IRPF
sigue siendo el pilar de nuestro sistema tributario
en cuanto a recaudación. Y ello, unido al hecho de
que juntamente con el IVA supone más del 70% de
la recaudación total del Estado y a que el IVA grava
en mayor medida a las rentas bajas y medias, viene
a evidenciar la tantas veces repetida percepción de
que el sistema tributario actual se apoya mayoritariamente sobre los trabajadores.
A este respecto, hemos de señalar también algo
que no parece de recibo y que supone una de esas
evidencias que demuestran el alto nivel de fraude
fiscal, que es la estadística de las rentas declaradas
en el IRPF. Según los últimos datos disponibles para
2011, la renta media declarada por rendimientos del
trabajo fue de 21.320 euros, mientras que en la de
rendimientos de actividades económicas en estimación directa solo se llegó a los 9.685 euros.
En cuanto a las razones de este desplome de los
ingresos tributarios, y al margen de la caída de la actividad económica, como ya hemos apuntado habría
que referirse a la economía sumergida y el fraude
fiscal, así como al proceso iniciado desde finales
de los ochenta de bajada de impuestos, de forma
que utilizando las leyes anuales de presupuestos
empiezan a introducirse modificaciones y ajustes en
los impuestos, sobre todo en el de la renta de las
personas físicas y en el de sociedades, en muchos
casos con fines de política económica, perjudicando la equidad en aras de una pretendida mejora de
la eficiencia. Modificaciones que desde luego no
afectaron a todos los sectores de contribuyentes por
igual, sino que tuvo un efecto especialmente favorable para los de mayor poder económico:
• Práctica eliminación del Impuesto sobre
Sucesiones.
• Supresión del Impuesto sobre el Patrimonio.
• Conversión de las rentas de capital en rentas
del ahorro con distinto tratamiento, mucho
más beneficioso para estas últimas que para
las del trabajo.
• Y, sobre todo, la rebaja en el Impuesto de
Sociedades, primero nominal, del 35% al 30%,
y luego encubierta, a través de la pléyade de
deducciones para su utilización sobre todo por
las grandes compañías, lo que nos lleva a la
actual situación de regresividad del impuesto.
• En este proceso de bajada habría que
incardinar también las facilidades que se les
ha ido dando a los contribuyentes de mayor
capacidad económica para eludir el pago de
sus impuestos (SICAV, ETVE, Ley Beckam,
etc.).
Recaudamos “mal”
El artículo 31 de la Constitución Española establece
un mandato respecto de cómo debe ser el sistema
tributario español, y nos señala los principios que
debe contemplar el mismo para que sea considerado
justo: generalidad, contribución de acuerdo con la
capacidad económica, igualdad y progresividad.
Este artículo fue, al igual que el resto del contenido
de la Constitución, fruto del consenso constitucional
alcanzado por las fuerzas políticas en el año 1978,
y responde a los principios que, teóricamente, inspiran todos los sistemas tributarios de los países de
nuestro entorno.
Igualdad
En 2012 asistimos a una decisión del Gobierno que
puso en tela de juicio este principio de una forma
palmaria, como es la de decretar una amnistía fiscal,
que no solo ha perdonado las sanciones, recargos,
intereses de demora e incluso la posible responsabilidad penal en que se pudiera haber incurrido como
consecuencia de delito fiscal, sino que ha venido a
bonificar fiscalmente a los defraudadores, estableciendo un gravamen del 10% sobre las cantidades
afloradas, lo que está muy lejos de los tipos de la
escala general del IRPF (entre el 24,75% y el 52%)
e incluso de los establecidos para los rendimientos
41
del capital (21%, 25% ó 27%) y del tipo nominal del
30% para el Impuesto sobre Sociedades, por hablar
solo de los impuestos sobre los que tiene efecto la
amnistía y no del IVA (tipo general del 21%).
42
Asimismo, cabe destacar como contrarias a este
principio las decisiones adoptadas cuando se plantea
la posibilidad de aumentar la carga tributaria de los
contribuyentes con más capacidad económica o de
suprimir los mecanismos de elusión que la normativa pone a su disposición para minorar su factura,
sobre la base de que estas modificaciones legislativas pueden tener un efecto negativo de “huida
de capitales” hacia otros territorios en los que las
condiciones fiscales les sean más propicias. Esto
supone olvidar que, con independencia de las decisiones que sobre estas cuestiones se adopten, estos
contribuyentes siempre contarán con la posibilidad
que les brindan los “paraísos fiscales”, en tanto no
haya una verdadera voluntad política por parte tanto
de las autoridades políticas nacionales como de las
instituciones supranacionales, de acabar con dicha
lacra.
Por último, y en lo que se refiere a los aspectos relativos a la aplicación y control del sistema tributario,
podemos decir que la actuación de la Agencia Tributaria no está en consonancia con este principio. De
hecho, su forma de actuar, más volcada en el control
de las discrepancias que resultan de lo declarado por
los perceptores de rentas del trabajo con los datos de
que dispone, que con la investigación de las bases no
declaradas, a la que dedica unos recursos menores
-por no hablar del control de las grandes empresas
y fortunas, al que solo dedica un porcentaje inferior
al 20%, a pesar de que es donde se concentran las
grandes bolsas de fraude- supone obviar el principio
de igualdad, al que no solo se debe sujetar el legislador al aprobar las normas tributarias, sino también
el Gobierno, el Ministerio de Hacienda y la Agencia
Tributaria al controlar y aplicar las mismas.
Progresividad
De acuerdo con los últimos datos de Eurostat, referidos a 2011, los impuestos directos en España
equivalen al 9,9% del PIB y suponen el 31,6% del
total, frente a los indirectos que equivalen al 10,2%
del PIB y suponen el 32,5% del total.
En relación con las estadísticas de recaudación tributaria, el IRPF es el impuesto llamado a cumplir
con el principio de progresividad, dada la escasa
capacidad recaudatoria del Impuesto de Patrimonio
y el de Sucesiones y Donaciones, que son ya un exponente del incumplimiento de este principio. Si nos
fijamos en el IRPF, que como hemos visto es el de
mayor potencia recaudatoria del sistema, así como
el más “progresivo”, dada la escala de tipos desde el
24,75% hasta el 52%, y analizamos los tipos medios
efectivos por tramos de bases liquidables, observamos cómo a partir de determinados niveles (más de
600.000 euros) el tipo comienza a disminuir. Esto es
debido a la “dualidad” del impuesto, ya que se grava
con menores tipos a los rendimientos de capital que
a los provenientes del trabajo o de actividades económicas, unido al hecho de que a medida que crece
la base liquidable el peso de los últimos rendimientos disminuye, aumentando el de los primeros, con
el efecto que sobre el total tiene el menor gravamen
de estos. Esta circunstancia es la que lleva finalmente a que el IRPF acabe perdiendo su carácter de
progresividad a partir de determinados niveles, para
pasar a ser regresivo.
De otro lado, el Impuesto sobre Sociedades, que no
tiene carácter progresivo pues aplica un tipo proporcional, contempla dos tipos de aplicación generalizada en función del tamaño de las entidades. Un
análisis de los tipos medios efectivos que pagan las
sociedades clasificadas en función de distintos tramos de facturación nos conduce a la conclusión de
que nos encontramos ante otro impuesto finalmente
regresivo, dado que los tipos medios efectivos de
las grandes sociedades que facturan más de 1.000
millones de euros (18,5%) están hasta 5 puntos por
debajo de los que pagan finalmente las PYMES
(23,5% las de ingresos menores a 50.000 euros), y
las que facturan entre 250.000 y 1.000.000 de euros
(16,3%), a pesar de que las PYMES tienen un tipo
nominal 5 puntos menor que el de aquéllas. Y todo
ello como consecuencia de la mayor utilización y
optimización por parte de las más grandes sociedades de las deducciones y regímenes especiales
contemplados por la ley.
El tipo medio efectivo general es el 19,3% (informe anual de recaudación tributaria de 2012). Para
empresas no grupo es el 19,2% (sobre resultado
contable es el 16,7%) y para grupos consolidados es
el 17,7% (sobre resultado contable es el 3,5%)
Generalidad y capacidad económica
Analizando estos principios, debemos decir que los
fenómenos de la elusión y la evasión fiscal, teniendo
Fraude fiscal en España, por tipo de contribuyente
Millones de €
% s/total
Grandes fortunas y grandes empresas
42.711
71,77%
PYMES
10.150
17,05%
Autónomos
5.111
8,59%
Otros fraudes no empresariales
1.543
2,59%
Total fraude fiscal
59.515
100,00%
en cuenta el montante que alcanzan en España, convierten en papel mojado tales principios.
Al margen de la evasión fiscal y en lo que se refiere
a la elusión fiscal, las grandes compañías y patrimonios lo tienen muy fácil. De un lado, tenemos
el fenómeno de la planificación fiscal agresiva del
que se sirven las sociedades multinacionales para,
jugando con las diferentes regulaciones de los
países en los que operan, rebajar intensamente su
factura fiscal; y, de otro lado, el fenómeno (tan comentado) de las SICAV, a través del cual algunas
personas o familias utilizan una figura prevista para
la inversión colectiva como vehículo de inversión
privado, al controlar la gestión de la misma, pues
ostentan la práctica totalidad de la participación en
el capital. Esto les permite dirigir las inversiones a
su gusto, sin necesidad de tener que hacer efectivas
las plusvalías acumuladas y, por tanto, diferir sine
die la tributación de las mismas.
En cuanto al fraude se refiere, nuestros datos sitúan
el volumen de la economía sumergida en nuestro
país en el 23,3% del PIB. Esto supone alrededor de
240.000 millones de euros, dejándose de recaudar
88.000 millones (59.000 millones en impuestos y
29.000 millones en cuotas sociales).
También interesa conocer el reparto de esa economía sumergida. Así, a través de nuestros datos calculamos que las grandes fortunas, corporaciones y
grandes empresas evadieron unos 42.710 millones
de euros en impuestos, muy por encima de las cifras
relativas a PYMES y autónomos, cuyo volumen
conjunto de fraude rondó los 16.261 millones de
euros.
De este modo, casi las tres cuartas partes de la
evasión fiscal de nuestro país se localiza en las
41.582 empresas de mayor tamaño, mientras que las
PYMES (1.379.961 sociedades, que representan el
97% del tejido empresarial español) son responsables del 17% del fraude fiscal total. Por su parte, el
colectivo de autónomos, que agrupa a más de tres
millones de trabajadores por cuenta propia, aportó
únicamente un 8,6% del fraude en nuestro país a lo
largo de este último periodo.
Propuestas de GESTHA
1. Reforma en profundidad de la AEAT en
cuanto a su estructura y funcionamiento.
2. Elaboración de estudios oficiales de
economía sumergida, desagregados por
sectores, impuestos y territorios.
3. Coordinación
efectiva
Administraciones territoriales.
entre
las
4. Control del Parlamento sobre los planes y
cumplimiento de objetivos.
5. Medidas legislativas contra la elusión
(SICAV, paraísos fiscales, planificación fiscal
agresiva, ETVE, etc.).
6. Desaparición del régimen de módulos.
7. Reforma fiscal que incida en la mejora de la
equidad, haciendo efectivos los principios del
artículo 31 de la CE.
43
Materiales del Encuentro “Otra Economía Está En Marcha”:
Vídeo:
44
UNA NUEVA CULTURA DEL TIEMPO. El valor del tiempo en nuestras vidas1
María Novo (UNED y Asociación Slow People, www.slowpeople.org)
Nuestra felicidad está en juego. No nos lo dicen,
pero nos están robando el tiempo. Un tiempo que
necesitamos para reflexionar, para cuidar de nosotros y de los que nos rodean, para desarrollar nuestra
presencia en la comunidad y participar de sus problemas, también para el disfrute y la contemplación,
para el ejercicio natural y gratificante de dejar de
“hacer” y limitarnos a “estar” en armonía con el
entorno.
El tiempo es uno de nuestros bienes más preciados.
Un recurso no renovable que no se puede guardar ni
acumular y que tampoco se puede fabricar. Es, de
todos los medios disponibles, el que está repartido
más democráticamente, pues ricos y pobres tienen
las mismas horas cada día. Sin embargo, nuestras
sociedades productivistas lo han convertido en un
bien mal utilizado, una veces por causa de las largas
jornadas de trabajo y otras a consecuencia de los
numerosos distractores que nos llenan la vida de un
ocio muy poco creativo.
Comencemos por lo primero: las jornadas laborales. El mercado se está adueñando de la vida de las
gentes. Su lógica, la de una máquina, basada en la
rapidez y la eficiencia, está sustituyendo a la lógica
de los organismos vivos, más acorde con una amplitud de intereses y tareas que se desarrollan de forma
equilibrada, dedicando a cada uno su tiempo.
Las larguísimas jornadas laborales que hacen nuestros jóvenes, a quienes se dice a qué hora entran en
el trabajo pero no a qué hora pueden salir…; los
desplazamient os en las grandes ciudades, en los
que la gente pierde varias horas diarias simplemente
para acudir a sus empresas…; los estímulos indiscriminados con que nos bombardean los medios de
comunicación (deportes, publicidad para que compremos, concursos televisivos…) nos mantienen
en una constante actividad que impide que nuestro
espíritu se sosiegue, que encontremos tiempo para
lo verdaderamente importante: el cuidado propio y
el de las personas y comunidades que nos rodean, en
un escenario de concordia con la Naturaleza.
Estamos perdiendo el alma, que se mueve despacio,
aquejados de una enfermedad llamada estrés y de un
cambio en las prioridades de nuestra vida: dedica1 Artículo publicado en la revista NAMASTE nº 80-Julio
2010.
mos más tiempo a ver cómo usar nuestro dinero (un
recurso renovable) que a organizar el uso de nuestro
tiempo (un recurso escaso, no renovable). Nos han
convencido de que la felicidad consiste en correr,
en hacerlo todo en el mínimo tiempo posible, y así
nos vamos perdiendo el placer que se experimenta cuando sabemos detenernos en “los procesos”,
disfrutando del momento presente y viviéndolo con
atención. Nuestra prisa por obtener “los productos”
es, a la vez, nuestra condena: nos impide ser felices.
Necesitamos una nueva cultura del tiempo, reconocer que el ritmo con que hacemos las cosas debe adecuarse a nuestro ritmo interno, el del propio cuerpo,
que, por cierto, no es igual en todas las personas.
No puede ser que sólo valoremos nuestras horas y
nuestros días al enfermar, al sufrir un accidente o
al hacernos viejos. Entonces rememoramos nuestra
historia y nos percatamos de la cantidad de “tiempo
basura” que hemos dedicado a actividades que no
nos reportaban ningún bienestar real. Pero, cuando
las cosas suceden así, comprobamos que ya es tarde.
La irreversibilidad es otra característica del tiempo.
Podemos mirar hacia atrás, pero la vida que no hemos vivido ya no vuelve a estar a nuestro alcance.
Esta nueva cultura del tiempo pasa por la construcción de “una nueva normalidad”. Dejar de considerar
“normal” el modelo de éxito que proponen nuestras
sociedades, basado en estar siempre ocupados y en
tener las agendas muy llenas, interminables viajes
de trabajo y, cuando llegan las vacaciones, de nuevo
la pulsión de irnos muy lejos, de tomar aviones y
seguir corriendo, en vez de relajarnos y disfrutar de
lo que nos rodea. Una nueva normalidad significa
aceptar los límites de la vida, también los de nuestra
propia vida, y vivir gozosos en el marco de la sencillez, la prudencia en el uso de los bienes de la Tierra,
y la generosidad.
¿Estamos a tiempo de ser felices? Vivir el presente con sosiego nos libra de caer en el síndrome de
la felicidad aplazada, ese que nos hace dejar para
mañana o para el año que viene lo verdaderamente
importante, por ejemplo disfrutar de la infancia de
nuestros hijos compartiendo horas y actividades con
ellos, o desarrollar los dones que nos ha dado la vida,
las capacidades artísticas, creativas, sin esperar a
que llegue la jubilación… Dedicamos demasiadas
horas de nuestros días a producir y consumir, y así
45
dejamos escasas oportunidades para el “kairós”, el
acontecimiento, el instante mágico y valioso que
nos transforma y construye nuestra historia cuando estamos dispuestos, cuando sabemos escuchar,
cuando no nos dejamos secuestrar por las rutinas y
la productividad incesante.
La lentitud es una metáfora, no una regla fija. En
esta nueva cultura, en esta forma de aproximarse a
una felicidad más cadenciosa y sostenible, lo importante no es tanto si, en un momento concreto,
corremos o nos paramos, sino si tenemos criterios
para saber cuándo hay que correr y cuándo se debe
parar. Por ello, establecer nuestras prioridades es un
ejercicio imprescindible para ese cambio de rumbo
que nos proyecta hacia la sostenibilidad personal y
la quietud interior.
46
La libertad es tiempo. El tiempo nos da libertad, está
en nosotros saber emplearla para reducir la velocidad en nuestras vidas y salirnos, en lo posible, de la
lógica del mercado que está llevando a nuestras sociedades hacia la autodestrucción. La forma en que
producimos y consumimos tiene mucho que ver con
ello. También el modo en que comemos, en que nos
vestimos, en que establecemos nuestras relaciones
con quienes nos rodean y con el entorno.
El siglo XX ha marcado un rumbo equivocado para
la humanidad, a causa del modelo de crecimiento
ilimitado que adoptaron las sociedades industrializadas. Ha sido la etapa de adoración de lo grande, lo
lejano y lo rápido. Seguir ese camino nos conduce
a la catástrofe. ¿Estamos dispuestos a cambiar?
¿Sabremos reapropiarnos de nuestro tiempo…? Si
lo intentamos, tal vez el siglo XXI pueda ser el de lo
pequeño, lo cercano y lo lento.
Materiales del Encuentro #Otra Economía Está En Marcha:
Vídeo:
PARA SABER MÁS
• Materiales del Encuentro “Otra Economía Está
En Marcha”
• Aguiar, Diana (2010): “Ending the “Crisis of
Carelessness”. A Feminist and Southern Analysis of the Financial Crisis”, International Policy
Analysis, Friedrich-Ebert-Stiftung, Department
for Global Policy and Development
• ALAI: “Qué otra economía?”, Revista América
Latina en Movimiento, nº 482, Febrero. Agencia
Latinoamericana de Información (ALAI).
• Allegretti, Giovanni; Patricia García Leiva y
Pablo Paño (2011): Viajando por los presupuestos participativos: buenas prácticas, obstáculos
y aprendizajes, Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (CEDMA).
• Álvarez Cantalapiedra, Santiago; Alfons Barceló, Óscar Carpintero Redondo, Cristina Carrasco Bengoa, Ángel Martínez González-Tablas,
Albert Recio Andreu y Jordi Roca Jusmet
(2012): «Por una economía inclusiva. Hacia
un paradigma sistémico», Revista de Economía
Crítica, nº14, segundo semestre.
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www.vivirsinempleo.org/
• La Economía del Bien Común: http://economiadel-bien-comun.org/es
• REAS: Portal de Economía Solidaria: http://
www.economiasolidaria.org/
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• La Red de Presupuestos Participativos: http://
www.presupuestosparticipativos.com/
• Me cambio. Hay alternativas: http://mecambio.
net/
Dossier nº13, Primavera 2014
#OtraEconomíaEstáEnMarcha
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