Lección de la Escuela Dominical Pastor Hispano, Enrique Gonzalez La Iglesia Trinidad Bautista Arlington, Texas 21 de Abril, 2013 Lección 5 CRUZANDO EL MAR ROJO (Éxodo 10:24 hasta 15:21) Objetos que se necesitan: Un mapa (a cualquier parte), Gis y un pizarrón. Tu Biblia. Introduciendo la historia: Vamos a ver que buenos son para recordar. Los Israelitas no estaban en el país que Dios les quería dar. (Mientras estas repasando, haz una pausa para que los alumnos te den una respuesta. No esperas más de un instante para darles la respuesta si no viene de los alumnos. Si esperas demasiado perderás su interés.) Los Israelitas estaban en otro país – Egipto. Ellos querían salir de Egipto pero el rey no los quería dejar salir. Así que Dios permitió que les pasara algunas cosas malas a los Egipcios. Vamos a ver si podemos recordar cuales son estas plagas. Dios hizo que toda el agua se convirtiera en sangre y murieron todos los peces; la gente no podía usar agua por una semana. Salieron ranas de las aguas y estaban por todas partes. Había piojos por todas partes –en todos los animales y en la gente egipcia. Había un enjambre de moscas sobre los Egipcios. Los animales se enfermaron y algunos murieron. Todos los Egipcios tenían sarpullido por todo su cuerpo y también sus animales. El granizo y el fuego destruyeron a más animales y también destruyo los edificios y sus cosechas de los Egipcios. Vinieron langostas y se comieron las cosechas que quedaban después del granizo. La horrible obscuridad que duro por tres días y ningún Egipcio podía salir de su lugar. Recuerdan de la medianoche una noche que los Israelitas podían escuchar un distante llanto. Se escuchaba como mucha, mucha gente gritando y llorando. Esa noche, en cada hogar Egipcio, por lo menos una persona murió, así como Dios dijo que sucedería. ¿Murió algún Israelita? No. ¿Qué es lo que tenían arriba de sus puertas y a los lados? Si, sangre de un cordero pequeño. El Faraón mando a alguien que trajese a Moisés y Aarón. Diciendo la historia: El Faraón le dijo a Moisés y a Aarón que se salieran del país de Egipto y que se llevaran a todos los Israelitas con todas sus pertenencias. ¡Eso fue una buena noticia para el pueblo de Dios! Cada familia se aseguró que todos los niños estuvieran con la mama y el papa; se aseguraron que todas sus ovejas, vacas y todos sus animales fueran dirigidos por alguien. ¡Todo y todos estaban en fila y comenzaron a marchar por todo Egipto! Muchos de ustedes han ido a viajes en el carro. Papa o mama muchas veces tienen un mapa de la carretera, porque tienen que saber cómo llegar a la casa de la Tía Luisa que vive en Nueva York o a la casa de la abuelita que vive en Michigan. Aquí hay un mapa. ¿Ves esta línea roja? Este es el camino que quiero agarrar cada pueblo que indica, llegare a donde quiero ir. (Escoge un destino y rápidamente ensénales en el mapa a dónde vas y los lugares entre aquí y allá.) ¡Moisés no tenía un mapa como este! No había señalamientos en el camino para decirle por dónde ir. (Levanta el gis y dibuja unos señalamientos en el pizarrón :) Este señalamiento dice, “Camino a Egipto.” Esta señal tiene una curva a la derecha. Esta señal dice, “Camino a la Tierra Prometida.” No había señalamientos que Moisés los Israelitas podía seguir. ¿Cómo es que sabían cómo salir de Egipto y el camino a la tierra que Dios les prometió darles? Dios les dio algo mucho mejor que un mapa y señalamientos. Les dio una columna o un poste grande que siguieran. Así es. Una columna, hecho de una nube. ¿Cuántos de ustedes han observado las nubes en el cielo? Se mueven, ¿verdad? Si el viento está soplando fuerte, las nubes se mueven fuerte y se rompen. Si el viento no está soplando fuerte, las nubes se mueven lentamente, pero aun así se rompen y se forman otras nuevas. La nube que Dios les dio a los Israelitas para que siguieran parecía una columna—un poste grande—y se movía en frente de los Israelitas para guiarlos en le día. Todo lo que tenían que hacer era seguir esta nube. Esta nube no se rompió. Se movía cuando Dios quería que se moviera la gente y se paraba cuando Dios quería que descansara la gente. En la noche Dios les dio una columna de fuego para que alumbrara sus tiendas y el pico alrededor. La columna de fuego también les daba calor—porque hacía mucho frio de noche. También podían viajar de coche si la columna se movía. Dios sabía que algunas personas estaban en guerra y el saco a Su gente muy lejos de Egipto para que no los lastimaran en esta guerra. Los llevo a un lugar donde había muchas piedras y montes. Y justo en frente de ellos estaba el Mar Rojo. Esta inmensidad de agua no era como un lago pequeño; este era el mar. La gente sabía que tenían que cruzar al otro lado del mar. Pero por el momento, obedecieron la orden de Dios y pusieron sus tiendas para acampar junto al mar. Cuando los Israelitas estaban saliendo de Egipto, alguien fue y le dijo al Faraón que los Israelitas ya se habían ido. El Faraón comenzó a pensar en todo el trabajo que habían hecho los Israelitas en Egipto. Ahora alguien más tenía que hacer el trabajo. Pensó en los sirvientes que trabajaban en las casas de los Egipcios. Y ahora ya se habían ido. Él dijo, “¿Por qué los hemos dejado ir? ¡Necesitamos traerlos otra vez!” El Faraón le dijo a alguien que atara unos caballos a su carro militar; iba juntar al ejército. Le dijo a alguien que sonara la trompeta y que juntara al ejercito d Egipto listos para marchar. (Maestros – puedes dibujar un carro militar en el pizarrón, mientras dices lo siguiente:) Alistaron sus carros militares y sus caballos. Un carro militar es una carreta con dos llantas. Los caballos jalan estos carros militares. Un hombre se paraba adentro para detener las riendas del caballo. Todos los carros militares de Egipto, los hombres que los manejan, los hombres que dirigían, y todos los soldados que caminaban, comenzaron a ir detrás de los Israelitas. Mientras que marchaban los Egipcios, sabían por dónde se habían ido los Israelitas. Mientras que marchaban los Egipcios, sabían por dónde se habían ido los Israelitas. Un día se dieron cuenta que los Israelitas estaban justo adelante. Los Egipcios vinieron lo más rápido que podían. Mientras que los Egipcios se acercaban, los Israelitas estaban acampando, con el Mar rojo en frente de ellos. Los Israelitas vieron que venía el ejército Egipcio. ¡Se asustaron los Israelitas! ¿¡Que vamos a hacer!? El mar estaba enfrente de ellos y no podían correr de los Egipcios. Los Egipcios estaban detrás de ellos y no podían irse en esa dirección. Los Israelitas no estaban listos para la guerra. Además de eso tenían a sus mujeres e hijos con ellos. Las mujeres y niños y niñas no podían pelear en contra de los Egipcios. Los Israelitas comenzaban a quejarse y a gritarle a Moisés, “¿Por qué nos trajiste aquí?” Fue Dios el que los había llevado hasta allí. Ahora solo deberían confiar en Él, y el los cuidaría. Dios si los cuido. Dios hizo que la columna de nube se fuera detrás de las tiendas de los Israelitas para que estuviera entre ellos y los Egipcios. El lado de la nube que estaba hacia los Egipcios estaba obscura; Los Egipcios no podían ver y por eso no podían avanzar. Tenían que detenerse. El lado de la nube que estaba hacia los Israelitas era luz. ¡Podían ver! Dios le dijo a Moisés que caminara a la orilla del Mar Rojo. Dios le dijo a Moisés que levantara su vara, estrechara su mano y que sostuviera la vara sobre el agua del mar. Cuando Moisés hizo esto, el Señor hizo que soplara un fuerte viento del este. ¿Saben que paso con el agua del Mar Rojo? Se levantó. Parte del agua se levantó como una pared de este lado; parte del agua se levantó como una pared del otro lado. Ahora, ¿Qué está en medio de las dos paredes de agua? Un camino y Dios hicieron el camino seco. Un camino seco estaba en medio del Mar Rojo. Dios dijo, “Está bien, Israelitas, marchen a través del Mar Rojo en tierra seca.” Así que todos los hombres, mujeres, niños y animales marcharon por en medio del Mar Rojo donde Dios les había hecho un camino. Marcharon a través del Mar Rojo sobre tierra seca. Al tiempo que los miles de Israelitas estaban cruzando, entonces Dios dejo que los Egipcios vieran lo suficiente para que despertaran, tomaran sus caballos y los ataran a los carros, y comenzaran a seguir a los Israelitas otra vez. Los Israelitas se apuraron para cruzar a los últimos de la fila de gente y animales al otro lado del mar rojo. Los Egipcios se apuraron para alcanzarlos. Justo cuando los Israelitas se estaban asustando, pensando que los alcanzarían los Egipcios, Dios hizo algo para que se retrasaran los Egipcios. Él les quito las llantas de los carros. Sin llantas los carros solo podían arrastrarse en la arena y luego se atoraban. Sin importar que tan fuerte los hombres les pegaran a los caballos y que tan fuerte jalaran los caballos, los carros no podían avanzar sin las llantas. Los soldados que iban caminando comenzaban a correr porque podían avanzar más rápido que los hombres en los carros. Algunos de los Egipcios comenzaron a grita, “Voy a salirme de aquí. Vamos a voltearnos y regresar a casa.” Sus jefes gritaban, “No hagan eso. Vayan detrás de los Israelitas.” Había tanta confusión – hombres corriendo a todas las direcciones, carros atorados en la arena porque no tenían llantas, caballos reparándose y haciendo ruidos horribles. Todo ese tiempo los Israelitas se estaban subiendo a la orilla del otro lado del Mar Rojo. Cruzaron libres de todo peligro. Dios dijo, “Es tiempo de deshacerme de esos Egipcios que han venido por mi pueblo.” El causo que soplara el viento una vez más, solo que esta vez las paredes de agua cayeron. Todo el ejército de Egipto –todos los soldados con sus carros y caballos—fue cubierto completamente de agua. Todos se ahogaron en el Mar Rojo. ¡Dios se había encargado de los enemigos de su pueblo! Los Israelitas estaban a salvo y podían continuar con su viaje a la tierra que Dios les había dado. Les debería de dar vergüenza a los Israelitas por tener miedo. Dios los estaba cuidando todo el tiempo. Tampoco debemos de tener miedo nunca. Dios es grande suficiente para cuidar de ustedes y también de ji. Vamos a decirle que queremos confiar en él y nuca tener miedo. Los Israelitas finalmente confiaron en Dios, y creyeron en Moisés. Se juntaron todos al otro lado del Mar Rojo y cantaron. Ellos cantaron una hermosa canción acerca de cómo Dios los libero de los Egipcios. Ellos cantaron sobre qué tan grande es Dios. Aprende nuestro versículo de la Biblia: “Cantare yo a Jehová…” Éxodo 15:1