Prieto_Anales_198

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ANS. INST. PAT., Cs. Ss., Punta Arenas (Chile). Vol. 15, 1984.
LOS SELKNAM:
UNA SOCIEDAD SATISFECHA
ALFREDO PRIETO I.
INTRODUCCIÓN
do otro mundo,
menos
Traspasar el umbral
primitivas arroja
des
de las llamadas socieda
una
luz sobre el estado
y carácter de las sociedades occidentales
mo
dernas.
Sin historia,
su
en
ser
través de las
realización.
contraposición
histórico
un
figuras (épocas)
El punto de
partida
Occidente, que
a
como
en
ascender
busca de
a
su
a su entorno; ello le habría motivado a
progresar dándose cada vez mayor seguridad.
¿A costa de qué? De la división y el desgarro.
pecto
Cuando la civilización
pensó
se
como
históri
perpetua hacia la idea de
libertad, lo hacía pensando en su dolor pre
sente. Justo por estar insatisfecha tendía a su
ca, como evolución
progresar y a dominar el entorno
natural premunida de una tecnología cada día
a
más eficaz.
El
miles de años
primitivo,
en
en
pasar de
cambio, tardaba
una
técnica
a
otra.
El movimiento que comenzó con la revolu
ción neolítica extraía su energía de las oposi
ciones a que dio origen: amo-esclavo, mandoobediencia, etc. De ahí en adelante (de la sepa
ración) la lucha entre los estamentos iba a
acelerar el desarrollo hasta cimas insospecha
das. El trabajo, sacado de su horizonte de me
ro satisfactor de las necesidades (donde se ago
taba en este movimiento) fue lanzado más allá
de sí mismo y
•
cómodo, pero algo
No obstante, el modo de vida
primitivo
no
puede ser considerado sin más como el princi
pio de esta historia (—la etimología lo hace:
aborigen-cercano al origen ) no existe la tal
junto
evolución continua; sólo podemos vislumbrar
en el pasado una gran ruptura, y en el presente
la enseñanza de que el proyecto histórico occi
dental moderno no compromete a toda la hu
manidad. Existen sociedades que se han resis
tido obstinadamente a esta historia.
de esta historia tendría
que ir a buscarse en la insatisfacción perma
*
con res
nente que experimenta el primitivo
perarse,
poco más
—
A diferencia de las nuestras, ellas son socie
dades sin historia, sin economía, sin Estado.
definió
un
feliz.
con
primitivos
Los
"despensa"
natural aunque no dejaran de sen
tir los efectos de esta falta de previsión en al
esporádicas. La historia, a la
larga, tendería hacia lo mismo, "la producción
gunas hambrunas
no
puede
ya satisfacer la carencia.
escasez va a
bajo
va
a
limitarse
ajustarse
a
Así, pues, la
sí misma (...) y el tra
exactamente
a
las necesi
dades (...) bajo la gran erosión de la Historia,
el hombre será despojado poco a poco de todo
lo que puede ocultarlo a sus propios ojos; ha
brá agotado todos estos posibles que enturbian
un
po
poco y esquivan bajo las promesas del tiem
su desnudez antropológica" (Foucault, 1968:
255).
Finalmente,
eran sociedades sin
Estado en
éste era la figura de la división y las
sociedades primitivas son tales porque han tra
tado de conjurar este peligro.
cuanto
LOS SELKNAM
el dolor fue modelan-
En realidad el indio no está insatisfecho, según lo prue
ban las últimas investigaciones (Lizot, Clastres, Sahlins) serían las primeras sociedades de abundancia.
además sociedades "sin
eran
economía", puesto que no permitían la acumu
lación. Sin previsión alguna, confiaban en la
A fines del
a
la
siglo pasado
isla-grande
comenzaron a
de Tierra del
Fuego
individuos que, atraídos por el
oro
llegar
numerosos
y más tarde
72
ALFREDO PRIETO I.
por la ganadería, fueron conquistando para sí
las grandes extensiones de pampa y bosques
que antaño ocuparon los indios
selknam. No
más que el triunfo de una tecnología gue
rrera más sofisticada. La isla fue cedida por
los gobiernos chileno y argentino a unos pocos
atención del observador; tanto el ignorante co
mo el sabio medían en ella, con orgullosa satis
facción, la distancia de su propio progreso.
era
terratenientes; los selknam (onas), primitivos
y milenarios habitantes de la is'a se
a esta intrusión, pero sucumbieron.
¿Ouiénes
eran
los selknam? Un
opusieron
ca
zadores nómades terrestres que vivían en gru
pos de familia de unos treinta o más individuos
en los límites de un territorio determinado.
Sus antecesores llegaron hace por lo menos
Gusinde:
material de
con
h^cta la nonínsula de Mitre
en el litoral atlán
los anteoasados de los selknam. Aunaue
ambos prunos tenían costumbres v modos de
vida similares, sus leneuas eran diferentes. Los
manekenk tenían poderosa inf'uencia sobre los
se'knam: con una tradición más afincada en la
isla v una sabiduría mavor deoositaron la ri
queza de su saber en los recién llegados gue
ñor
rreros.
Los se'knam gozaban con tranauilidad de los
productos de la naturaleza, "en su patria nadie
necesita sufrir hambre", afirma Gusinde (1982:
162). Su aseveración entraña una sugestiva pro
blemática que ha sido un tanto soslayada por
la investigación y que atañe a la cuestión de 'a
existencia de las comunidades primitivas en
general.
La civilización
bres primitivos, y
siempre
crevó
con mavor
guinos, estaban condenados
naturaleza implacable y
esfuerzo humano.
nos
primitiva
trabajan
el
utilidad
esfuerzo
con
(1982: 170). Era su co
siguen
nocimiento de la tierra, su gran despensa, y
del comportamiento del todo natural, quien les
garantizaba la frecuencia de alimentación
que
requerían.
POSICIÓN DE LA MUJER
detenemos
nos
a
aue
los hom
razón aún los fue
a
luchar
caprichosa,
con
una
voraz
de
v
con
a
acceso
las fuentes de vestido
alimentación. "Entre los selknam y los haush
el hombre monopolizó el medio de producción
esencial para la alimentación, la habitación y
la vestimenta,
neio del arco
la manufactura y el mala Hecha como arma de caza"
(Chapman, 1977: 142).
Aún cuando la división sexual del trabajo
hacía recaer sobre la mujer las labores menos
atractivas, la muier era considerablemente im
portante a los ojos de la comunidad y gozaba
esto es,
v
juicio: "sólo una exagera
ción infundada incrementa la medida de irabaio asignado a la mujer a un grado tan ele
vado aue ella aparezca como animal de carga
de toda la familia (como ¡o afirma Fagnano).
Sin lugar a dudas, tanto ella como su esposo
tienen bastante que hacer; pero sus deseos de
trabajar no están sometidos a ningún tipo de
presión injustificado. Por ello, nuestros indíge
nas en mi opinión, cumplen su
trabajo como
un
juego
y
como
que uno de los
diagnósticos más utilizados por el
observador fue la tecnología arcaica y lo que
ésta implicaba en la "maauinaria de produc
ción" que ponía en juego, ella no podía generar
actividad agradable. La
una
tensión de todas las
fuerzas corporales
y es
pirituales que comienza con el primer minuto
de trabajo y no se interrumpe nunca, a que se
haya expuesto todo trabajador de los tiempos
modernos, sería
examinar la economía
encontramos
La tecnología primitiva asesuraba el
de cada grupo familiar
de independencia de
TRABAJO Y ECONOMÍA
Si
y
tanta
con
.
is'a. pues los manekenk (haushl aue habitaban
el extremo oriental habrían sido presionados
tico
"eligen
disponen
el gasto del más mínimo
dos oleadas de pob'ación al interior de la
nos
los indios
que
el mayor éxito"
10.000 años.
cuando la isla estaba aún unida al
continente. Se estima aue existieron a lo me
.
regía la elección de los ma
la puesta en juego del proceso
mismo fue definido de este modo
que
como
productivo
por
que
pueblo de
principio
El
teriales,
en
todo
caso
excesiva para la
resistencia nerviosa del indio" (Gusinde, 1982:
327).
elementos
stocks que aseguraran ni el más pequeño mar
gen de previsión. Los aborígenes, entregados a
la posible conjunción de dos azares (el cazador
y su presa), un día comían, otro no. Pero la
sabiduría
era
concreta e invisible para
fugaz. El espectáculo desplegado
tecnología paleolítica no dejó de llamar
la mirada
su
salvaje
en
la
EL OCIO
El hombre y la mujer desarrollaban activida
des que les dejaban un considerable margen
de descanso en el día y que ocupaban en ador
narse o visitar chozas vecinas: "por puro pla
cer
de adornarse
pintándose"
pasan
1951:
(. .) todo el día
182). El indio
.
ser visto como un ser subalimentado
considerado también un ocioso recalcitran-
aparte de
es
se
(Gusinde,
73
LOS SELKNAM: UNA SOCIEDAD SATISFECHA
te:
se
"a
veces
cuando
hay abundante provisión
pasa dentro de ellas
(las chozas) varios días
sin hacer nada, llegando a parecer que el asar
la comida constituye un excesivo trabajo para
ellos" (Gusinde, 1951: 195). El indio ni desea
puede acumular, ello está reñido con su vida
nómade. El proceso de adquisición del alimen
to culmina cuando la necesidad ha sido satis
fecha. En su falta de voluntad hacia el trabajo
esconde un deseo de mantener niveles de acti
ni
vidad constantes que sostienen su relación con
la naturaleza y con su cultura en un óptimo
deseable. El salvaje es un tenaz consumidor
de todo
aquello
que
se
presente,
es
como
si
quisiera reducir toda la diferencia que entraña
la posesión a la nada que los vuelve iguales. A
sus ojos, el blanco se mostró siempre dadivoso.
Así, representaba la posibilidad de consumir
sin comprometer trabajo en ello, puesto que
aquel parecía
poseer más de lo que necesitaba.
La errada concepción del hambre permanente
del indio (que era traducida como insatisfac
ción con su modo de vida), nació a raíz de que
éstos se mostraban como unos insaciables pe
digüeños. Pero la supuesta miseria del indio
era una
pobre conclusión.
ingresara
compartido.
mible que
ser
Los selknam tenían un buen conocimiento de
entorno, de la flora y la fauna, "puede calcu
larse que fueron capaces de distinguir y deno
minar un 40% o 45% de la flora fueguina"
(Martínez-Crovetto, 1978: 25). Pareciera ser que
fueguinos en general gozaban de una comu
los
nidad que les
preocupación
también
de tiempo libre. O lo uno o lo otro. La costum
bre del regalo (muy arraigada en ellos) reve
laba cierta abundancia, cierto conocimiento de
la naturaleza que permite la generosidad. Los
selknam usualmente intercambiaban regalos.
"El término wik haijen quiere decir "uno a
otro regalar" (...) si alguien necesitaba un ar
tículo lo pedía a un pariente o amigo. "Winewan" pedir a otro sin darle nada" era el tér
mino empleado en un tal contexto" (Chapman,
1977: 146). Los selknam eran generosos, esta
dadivosidad no era gratuita, si en nuestra so
ciedad el intercambio dinero-mercancía no liga
de ningún modo a los sujetos involucrados, en
la comunidad primitiva el regalo comprometía,
creaba alianzas. La generosidad era una de las
primeras normas que la comunidad impartía a
los jóvenes kloketen (iniciados).
La vida de campamento exigía que todo se
distribuyera; la presa recién obtenida era des
presada en el campamento o en el sitio mismo
de la caza, la ventaja que entrañaba el poseer
una pieza era prontamente reducida en la re
partición acostumbrada. Distribución de la tie
rra en tiempos mitológicos, reparto de la carne,
reparto de las ballenas y de todo bien consu
permitía
vivir
sólo
no
por el alimento. Otros
aprovechaban
fruición
con
en
la pura
fueguinos
su
medio.
Según Bridges los yamanas "comían moluscos,
mariscos, pescados, cangrejos, pájaros y hasta
focas y siempre había algo cocinándose. .."
(1952: 58). Emperaire (1963) describe por su
parte, una dieta extraordinariamente rica para
los kawéskar (alacalufes) por él conocidos. Los
expedicionarios
como
Segers
también. "A/os encontramos
za) donde algunos trozos de
se
con
un
sorprendían
Kaw (cho
de guanaco
fogata recién
carne
concluían de asarse sobre una
alimentada con leña seca; dos centollas o can
grejos de mar, yacían apartadas del fuego y
numerosas lapas escondidas sonaban entre las
cenizas por el hervor de agua que encierran"
(Diario de Polidor Segers).
en
en
Es inconcebible pensar que mientras el abo
rigen sufre los rigores del hambre goza de los
beneficios del ocio. Ambas actitudes son in
comparables. Subalimentación o abundancia
horizonte, todo debía
su
La
EL DON
en su
del civilizado le hacía
ver
indígenas a un montón de harapientos
búsqueda desesperada de alimento: "Su as
pecto
de
preconcepción
los
verdaderamente
es
compasión
repugnante y digno
y demuestra abiertamente la pe
privaciones de su vida errabunda y
salvaje (. .) no muestran sentir la necesidad
nuria y las
.
de repararse del frío ni de mejorar en algún
modo su condición de vida, preocupándose só
lo por saciar su hambre". (De Agostini, 1941:
65).
Lo que
inconcebible para la mirada ci
el hecho de que los indios vivieran
un mundo con sentido y que estuvieran confor
mes con él. ¿Cómo justificar su propio modo
de vida entonces? En un mundo que está con
forme consigo mismo, la idea de progreso está
desterrada, no hay tendencia consciente hacia
el futuro. Por esto, el salvaje es un auténtico
vilizada
era
era
hombre del momento.
LA HISTORICIDAD
La historia está concebida como evolución
en donde las formas más bajas sos
tienen y van creando otras más complejas y
elaboradas, cada vez más completas, más feli
ces. Pero las sociedades primitivas no estaban
en modo alguno insatisfechas con lo que eran,
ellas confiaban en sí mismas: eran siempre el
centro de la creación. Esta problemática nos
traslada a otra: el desarrollo tecnológico no es
el factor determinante de nuestras sociedades
perpetua,
74
ALFREDO PRIETO I.
modernas
nuestro
en
ser
contraposición a las antiguas. Es
histórico, somos historia, porque
división e insatisfacción.
"Bien que instaladas en la historia, estas so
ciedades parecen haber elaborado o retenido
una sabiduría particular, que las incita a re
somos
desesperadamente toda modificación de
que pueda permitir una irrup
ción de la historia en su seno (. .). La vida po
lítica, en fin, fundada en el consentimiento, no
admite otras decisiones que no sean aquellas
adoptadas por unanimidad, y parece concebida
sistir
estructura
su
.
para excluir el
empleo de
ese
motor de la vida
colectiva que utiliza las distancias
der y oposición,
res
y
Es la historia encarnada
lítica, la que
dad
como
dical,
ve a
entre el po
mayoría y minoría, explotado
explotados". (Levi-Strauss, 1973: XLV).
nos
en
garantiza
modernos,
es
su
rectora la po
especifici
inquietud ra
nuestra
nuestra
insatisfacción la que
cambiar de sitio histórico.
nuestra
nos
mue
LA JEFATURA
Las sociedades primitivas se cuidaban (así
lo veremos) de no dar origen a ningún tipo
de organización de índole vertical en la cual
el poder estuviera separado del cuerpo social.
En ellas el poder aparece repartido, se desplie
ga en forma horizontal, diríamos que no exis
te, puesto que no se ejerce.
La comunidad selknam
jerárquica,
tampoco su "economía" lo permitía, se regia
por la reciprocidad y el acceso igualitario de
no
entre
ellos, aunque podía
ser
inte
rrumpido cuando los grupos así lo quisieran;
en tiempos difíciles de guerras o un mal clima
persistente, los grupos se replegaban fácilmen
sobre sí mismos. "Ni el intercambio ni la
falta de equidad en la repartición de la tierra
afectaron (o modificaron) el carácter igualita
rio de la sociedad. Esto es, no engendraron
una concentración de poder económico o un
poder político" (Chapman, 1977:147). En una
hambruna ocurrida a mediados del siglo pa
sado producto de un invierno en extremo ri
guroso ocurrió que: "los vecinos no venían y
ellos no fueron a los haruwenh (territorios) de
los vecinos porque tenían miedo que los ma
taran" (Ibid. 1977:141).
te
LA PROPIEDAD
Los datos parecen revelar que antes que un
son un conjunto de
grupos,
familias o grupos de familias independientes
entre sí. La solidaridad era ejercida preferen
pueblo los selknam
instituida por los ancestros hizo que ciertos
territorios estuvieran mejor dotados que otros.
Es probable que las tierras del Norte de la isla
tuvieran mayor extensión, debido
cantidad de
recursos
que
ofrecían,
a
la
menor
y
es
proba
ble también que los haruwenh costeros fueran
más pequeños que los mediterráneos ya que los
primeros
eran
ecológicamente más completos.
Gunside estimaba
que estos territorios (ha
39 ó 40, pero las últimas infor
mantes indíeenas hablaban de por lo menos 83
territorios. 71 territorios selknam y 12 haush.
(Ver Fig. 1) en cada haruwenh de un grupo lo
ruwenh)
eran
cal existían pequeños grupos o familias que se
desplazaban en pos de la caza o de la reco
lección. Aun cuando los límites de los haru
wenh eran respetados, los grupos de diversos
haruwenh solían juntarse; estas reuniones se
celebraban cada cierto tiempo y podían tener
distintos propósitos: ceremonias de iniciación
de los adolescentes (Hain), Kreehaten (eclipse,
enfurecida), el kas-waiwin-jir (el hablar
profundo de los espíritus), v el Kuashketin
luna
(juntar mucha gente para el intercambio de
objetos). Las reuniones aquí mencionadas
gregaban a gran cantidad de gente.
con
EL PARENTESCO
era
cada grupo familiar a las fuentes de alimenta
ción, vestido y habitación. El "intercambio" era
corriente
temente al interior del grupo local (haruwenh).
La dinámica introducida por la división terri
torial era sumamente importante. Esta división
Los haruwenh regulaban la caza, la recolec
ción y también el matrimonio. Existía la pro
hibición de contraer matrimonio con alguien
perteneciente al propio haruwenh. Como éste
era de transmisión patrilineal, las mujeres eran
sacadas de su territorio en tanto que el hom
bre permanecía en el del padre. Antiguamente
hubo otros grupos
exogámicos, los sho'on (cie
cada cielo correspondía una tierra, un
cuarto del mundo.
son los puntos cardinales.
La choza ceremonial (Hain) también era un
pequeño cosmos. Su entrada pertenecía al
cuarto Este, la parte posterior al Oeste.
Había ciertas normas para ingresar a la cho
za ceremonial: los jóvenes del Sur debían sen
tarse en el cuarto Norte y los del Sur a la in
los);
a
.
.
versa.
El parentesco quedaba determinado por la
pertenencia al haruwenh: "Todos los miem
bros de la parentela y propietarios de la por
ción de tierra que les ha sido asignada son
considerados consanguíneos" (Gusinde, 1982:
300). No podemos asegurar si existía un tótem
para cada haruwenh, pero es sugerente que en
la división propuesta por Gusinde la mayoría
de los cuarenta territorios estuvieran figurados
con
un
ave, animal
o
espíritu ancestral.
75
LOS SELKNAM: UNA SOCIEDAD SATISFECHA
Con respecto al parentesco, los selknam se
celosamente, consideraban que
era conveniente tomar esposa de muy lejos.
Hasta los mitos reflejaban cuan bellas eran
consideradas las mujeres lejanas. Podemos ver
comportaban
aquí
que la pura necesidad sexual
verso
no es
inme
satisfecha, ella pertenece al uni
diatamente
regla
de la
cultural, "no
va
y el hombre afirma así su ser
y toma", hay ciertas pruebas
(iniciación) y ciertas reglas exogámicas que de
be
cumplir.
La prohibición del incesto (es decir, la pro
hibición de contraer matrimonio al interior del
grupo),
es
entonces el
positiva:
negativo de
una
norma
debo buscar mujer en otros grupos
y así establecer alianzas (siempre convenien
tes) con otro grupo. Estas alianzas reportaban
algunos beneficios, principalmente en la guerra.
LA GUERRA
Parece que la guerra
entre las diferentes
era
bastante frecuente
parcialidades pudiendo ha
efectiva o mantenerse virtual. Las alian
zas podían fortalecer los lazos entre dos ha
ruwenh y de este modo el apoyo que se pres
cerse
taban unos a otros era fundamental en la de
fensa del territorio. Chapman afirma: "La ex
tensión de un territorio estaba limitada por las
posibilidades de sus dueños para defenderlos"
(1977:146).
La
posesión del haruwenh proscribía
una se
1982:418). Los selknam trataban de
tigo". (Ibid., 1982:487).
Parece que la guerra era tan frecuente que
nadie escapaba a sus efectos, Lucas Bridges
señala "existen pocos onas de más de treinta
años que no hayan matado a uno de su pueblo
venganza" (citado
en
hacia los otros.
Aquello
aue es
prohibitivo
al in
terior del haruwenh no lo es necesariamente
hacia otros grupos. El haruwenh hacía de la
parcialidad a la que se pertenecía, un centro
fuera del cual existía mavor libertad de ac
se
ción. "Entrando en el límite ajeno, el ona
roba
ataca
según
y
en
hostil,
considera
y
país
la ocasión. Por esta razón están
se le
presente
a
menudo
en
guerra los de
una
región
habitan otra" (Dabbene,
trataba de
guerra entre erupos se
que
mavor
con
los
1907:71). En la
ocasionar la
cantidad de bajas, de este modo el gru
se cuidaba así de una pronta y
"ofensor
po
efectiva
La
por parte del otro.
los grupos individuales
de los mayores conjuntos
y la autosuficiencia
la falta de un jefe común y de una
organización
relación
escasa
familiares,
unión
entre
organizada
tomen
guerra
de, 1082:419).
¿Cuál
es
de todos
mayores
no
permite
proporciones"
por
Cooper, 1917:174).
común en
selknam lo prueban los testimonios de
aquellos que los observaron de cerca: "viven
Que las contiendas
eran una cosa
tre los
constantemente en
guerra"
dice
Segers (1891:
81). Otros afirman "Son muv guerreros" (mi
sión científica Rousson y Williams), o "guerras
y ataques son considerados lícitos, pues cada
uno considera natural y obligatorio vengarse
adecuada y suficientemente de su adversario.
Para ello cualquier medio es bueno". (Gusinde,
1982:507).*
Creemos
mo
que
aue
la guerra
era
sólo
protegía la comunidad. Al
granos hacia la muerte del
un
mecanis
atraer a otros
propio shamán, ella
sostenía lo social en niveles políticos constan
tes y a la vez mantenía vivo el juego de iden
tidades a que dio lugar la palabra de los ancentros al dividir la isla en territorios destina
dos a cada grupo local.
rie de actitudes al interior del grupo (no roba
rás, no mantendrás relaciones sexuales, no ma
tarás) v prescribía algunas de estas actitudes
mantener
sobre todo. Como entre ellos
no eran extrañas las violaciones de territorio
o las escaramuzas, siempre había algo que re
parar. "Los selknam son un pueblo, sensible,
irritable y vengativo, que cuida celosamente sus
derechos y no deja una sola violación sin cas
independencia
su
LA FIGURA DEL XO'ON
Cada karuwenh poseía un shamán (xo'on),
temido y respetado por la comunidad, era con
siderado casi
como un ser
sobrenatural por
su
constitución distinta a la del resto de los hom
bres. Estaba hecho de "edredón" o plumones
(el waiyuwenh) que alejado del cuerpo
poseedor es pequeño, pero dentro de
aquel crece y se propaga adoptando exactamen
suaves
de
te
su
su
contorno.
waiyuwenh le era transmitido al shamán
sueño. Aquél era como un segundo yo que
realizaba todo aquello que el shamán había
planeado y era invitado a presentarse por in
termedio del canto. Este canto era un pode
roso auxiliar del shamán, él era quien conducía
El
en un
al rapto necesario de la conciencia para que
entrara en comunicación con "las fuerzas". Es-
que las
(Gusin
el motivo de estas luchas perma
nentes? "En las contiendas, sus fines eran las
venganzas, el desagravio o la reparación" (Ibid.,
"
Sobre la base de lo expuesto, concordamos con lo se
ñalado por Mateo Martinic (1972 y 1980) en cuanto a
que además de otras importantes causas concurrentes
las luchas intergrupales hubieron de conformar una ra
zón apreciablc en la drástica disminución del pueblo
Selknam durante el último cuarto del siglo XIX.
ALFREDO PRIETO I.
76
te canto
era uno y
bre
entre
tor
tal
ellos
característico, "es
designar
con
costum
el nombre del
au
cual canto, al que llaman el canto
fulano". (Segers, 1891:76). Pero, más que
de
o
cumplía la fun
excepcional por
intermedio de modificaciones fisiológicas. Ellas
producían una especie de "mareo", que podía
identificar al autor, el canto
ción de introducir un estado
aislar al shamán de los distractores y llevarlo
así a la necesaria introspección.
El canto de Kulán
este
carácter; largas
(espíritu del Hain) tenía
profundas entonaciones
v
hacían descender a este esDÍritu durante las
ceremonias de iniciación. El canto de Kulán
nos
onomatopévico
parece
de la porotera
en
vuelo
v
semeja al
canto
(Gallinago Gallinago).
La principal ocunación del xo'on
es
la
cura.
ésta supone aue el cuerpo del paciente ha si
do violentado por un elemento extraño: el
cwake (la enfermedad). Este cuerpo extraño
era concebido generalmente como la intrusión
provocada por un xo'on rival. Por ello la cura
comenzaba con 'a pintura facial adecuada, pin
tura de guerra. El shamán estaba en guerra
con la enfermedad. Se trataba de dos líneas
aplicadas con el dedo v aue iban desde las ale
tas de la nariz al nacimiento de las
orejas; se
aplicaban también tres puntos: dos en los pó
mulos, uno en el nacimiento de la nariz. Las
demás líneas se aplicaban verticalmente en las
meiillas. Después de esta operación, el sha
mán se acercaba al paciente que permanecía
a la entrada de la choza. Comenzaba
especie de danza, durante la cual el sha
mán escupía continuamente; v daba pesados
golpes con los pies, acompañados de movi
mientos cadenciosos de brazos, todo esto alre
dedor del enfermo. Se creaba así un espacio
mágico, el sitio de la lucha. Finalmente el xo'
on se acercaba a su paciente lo exploraba de
tenidamente con la vista como si tuviera ravos X en los ojos, y comenzaba a
masajear con
duciendo el cwake a un lugar determinado del
cuerpo desde donde era extraído por succión.
Preferentemente se extraía un ratón pequeño,
una punta de flecha ensangrentada o un plu
món. Eran las manifestaciones visibles del
cwake. Con un grito gutural se daba por ter
minada la sesión curativa.
tendido
una
levantó el cielo por encargo de Temaukel,
pero aún así el cielo era considerado bastante
cercano. Al cantor no le resultaba entonces di
nos
fícil comunicarse con las fuerzas del cielo o
la tierra, pues éstas oían con facilidad a los
hombres. "En varios casos era la música el ve
hículo de comunicación
seado, quien aparecía
en
cada
tenece
a
una
un
tros.
En el
y
vasto
un
indígena
es
un
mundo
el personaje de
hombres al es
cuchar la canción que lo identificaba". (Novati, 1970:396). El espacio celeste estaba íntima
mente relacionado con la tierra y existía una
cierta comunicabilidad entre ellos. En este or
den instaurado por los antepasados, quedaron
definidas las pautas de comportamiento que
mantenían a la comunidad en conformidad con
sigo
misma. El xo'on
do transparente,
a
era
veces
un sujeto no del to
representaba un ver
peligro: "en una reunión resolvieron
(un grupo de selknam) que era un hechicero
loco y un peligro para la comunidad. Un día
salió a cazar con otros dos (...) y después de
cierto tiempo aquellos volvieron sin él. (Brid
ges, 1952:514). El shamán pagaba incluso con
su vida el deseo de prestigio. El "hechicero"
loco al que se hacía referencia era Minkinyohl y
dadero
locuras fue la de haberse conside
su pueblo durante su estadía en
de
rado jefe
la misión salesiana de Río Grande. "En la Tie
de ninguna
rra del Fuego no existe jefatura
una
de
especie
sus
o
categoría, fuera
de la
paternal
que
pequeña agrupación que
poder,
constituye la familia; no se conoce, en conse
cuencia, el cacique; y, no existiendo la autori
dad, no existe tampoco el subordinado". (Ca
ñas Pinochet, 1911:347). Los selknam no igno
raban los abusos del poder y la jefatura, tu
vieran éstos signo positivo o negativo les re
sultaban reprobables; así se desprende de su
mitología; en ella la mayoría de las acciones
condenables provenían de shamanes femeni
nos. Las dos crueles mujeres que gobernaron
en el pasado lo hicieron amparadas en su po
der de xo'on. La luna (Kree) había engañado a
ejerce
en
su
la
los hombres haciéndoles creer que su poder de
hechicería tenía un carácter divino y por lo
tanto inmutable. Taita, por su parte, también
amparada en su poder de xo'on les impidió
salir de caza (a los selknam)
la hambruna.
condenándolos
a
LA MAGIA VIGILADA
EL PODER CONJURADO
El mundo
con
entre los
integrado
de sus partes, cada elemento per
orden introducido por los ances
principio había una extensa pampa
cielo, muy bajo, pegado a ella. Ke-
El shamán selknam
cir el dolor de
pensamiento
su
ocupaba de introdu
paciente en un sistema de
se
afín al enfermo. El dolor
tenido por irracional debía por ello
vado a un universo con sentido.
co
orgáni
ser
lle
LOS SELKNAM: UNA SOCIEDAD SATISFECHA
"La cura consistía en volver pensable una si
tuación dada al comienzo en términos afecti
vos. Y hacer aceptables para el espíritu los
dolores que el cuerpo se rehusa a tolerar. Que
la mitología del shamán no corresponde a una
realidad
ferma
objetiva
en
cree
sociedad
una
carece
monstruos
mágicos forman
y
también
que
espíritus protectores
los
importancia: la
de
realidad,
esa
cree
ella. Los
en
espíritus malignos,
y los
sobrenaturales y
parte de
que funda la concepción
La enferma los acepta o,
los animales
sistema coherente
un
indígena
del universo.
mejor, ella jamás los
ha puesto en duda. Lo que no acepta
res
incoherentes y arbitrarios que,
constituyen
pero que
un
elemento extraño
a
gracias al mito el shamán
dolo
ellos si,
son
va a
La
un
introducida
muerte
(los tiempos míticos)
hombre
la época howinh
Kwanyip condujo al
Kwanyip (un héroe mitológico)
ducto de
reubi-
sustenta
en
por
disolución absoluta,
la
a
sistema,
su
conjunto donde todo tiene
ción". (Levi-Strauss, 1973).
car en
en
miembro de
es
al
olvido.
pro
incesto creó la muerte para des
un
que
era
de su origen maldito. La
propiamente tal era por ello pro
ducto indirecto de lo prohibido. Desde enton
ces frente a la permanencia de los howenh
(los ancestros) que fueron dando sentido a la
terrar
el
recuerdo
humanidad
geografía
de la isla
con
ba la muerte humana
do.
muerte,
su
se
disolución
como
ubica
olvi
v
cilmente (si la muerte acaecía)
en
una
guerra
repentina producida por
enfermedad, se atribuía siempre a hechicería.
Se aseguraba en estos casos que el hechicero
del bando contrario había introducido
el
en
cuerpo de la víctima un maleficio que lo ha
bía minado lentamente hasta destruirlo (. .)
.
Esta
conclusión muy conveniente para
el curandero, no solamente contentaba a sus
clientes, sino que se libraba de un peligroso
competidor o preparaba el terreno para ello.
era una
parientes
Los
por su parte
explicación
esa
para
una
que
les
aceptaban gustosos
brindaba
ble, y además
una
familiares de
y atractivas entre los
las víctimas
(Bridges, 1952:301).
Cada xo.on, entonces, tenía
pre
era un
ser
indicado
¡Siempre
excusa
oportunidad de conseguir
algunas mujeres jóvenes
do,
una
expedición punitiva, siempre agrada
la
fronterizo
como
sujeto
con
de
un
poder limita
la muerte, siem
desgracias lejanas.
primera víctima de los ataques!
EL ORIGEN DE LA DIVISIÓN
TERRITORIAL
En tiempos remotos vivió una selknam muy
egoísta, Taita, que tenía dominado a todo el
pueblo. Ella había monopolizado el uso del
agua y también de la carne, para lograrlo tapó
con cueros las lagunas e impidió salir de caza
a la gente. El pueblo tenía que obedecerle. Los
se reunieron a deliberar
a
la misión de elimi
encomendaron
Taiyin
y
nar a Taita. Para ello debían acercarse todos
en masa y ocultar a aquel en medio de la gen
te; a tiempo se separaría el pequeño Taiyin y
con su honda asestaría el golpe mortal. Así
ocurrió y su alegría fue tanta que siguió dis
parando su honda con frenesí; cada golpe que
daba originaba una laguna o abría el mar. La
misión de Taiyin, recogida por la tradición
oral, permitiría a los selknam entender y expli
car la forma archipielágica del territorio aus
tral. Pero no era todo aún, lo principal fue que
al llegar a la ahora deshabitada choza de Taita
indios, muy molestos,
descubrió un arco y sus flechas, Taiyin apren
dió su uso y lo enseñó a los selknam (Keller,
1947).
Cuando todo este episodio hubo concluido
K'aux (el buho), abuelo de Taiyin, por encargo
de este último, dividió el territorio en nume
"K'aux ha cumplido pron
rosos haruwenhs:
tamente la misión encomendada por su nieto
en cuanto a la distribución de la tierra" (Gu
sinde, 1982:592)."K'«i« dijo entonces
a
la gen
familia un pedazo especial
de territorio que le pertenecerá (en propiedad).
Cada familia debe quedarse en su región. ¡Sólo
allí los hombres de esa familia pueden ir de
caza y las mujeres a recolectar! ¡En el futuro
la situación no debe ser igual que en aquel en
te:
La enfermedad era un auxiliar de la comu
nidad. Concebida como una guerra no declara
da de alguna parcialidad, se transformaba fá
declarada. "La muerte
K'AUX:
77
entregaré
a
cada
tonces, cuando Taita vivía! Si un solo hombre
mandara sobre los demás entonces sería como
antes, ¡mataríamos a un hombre así, le suce
dería lo mismo que a la peligrosa Taita! (Ibid.
594).
segunda
vez desde que la luna (Kree) go
sobre la tierra de los selknam, los
hombres han vencido a quien tuvo la intención
de instaurar un poder verdadero. Aquí y para
que la situación ya no vuelva a repetirse, Taiyin encomienda una misión a su abuelo (hay
inversión jerárquica): debe repartir el territo
rio y dividir a la gente en estirpes. Justo en la
Por
bernara
medida que estas
alegría dentro
estirpes
se
den alimentación
de los límites de su tierra,
no podrá gobernar nadie sobre ellos.
Vemos que por medio de la división territo
rial los selknam impidieron la constitución de
alguna forma de gobierno. Cada uno velaría
por sí mismo y por ello no es casual que este
mito sea también el de la
adquisición del arco
y
78
ALFREDO PRIETO I.
flecha,
y la
armas con
independencia
su
que
como
lograron
grupos de
los selknam
menor
tama
armas vuelven ésto imposible al
querir de mayores conjuntos humanos para
ño. Otras
ner
éxito
en
re
las cacerías.* Por añadidura estos
de otra índole,
(Taita)
representa lo femenino
se
portador de desventura con el
afirmar el predominio de los hom
como
propósito
de
bres. Pero si bien es cierto que la mitología
selknam estaba nutrida casi totalmente por sen
timientos
antifemeninos,
no
que en la vida cotidiana la
siderada un
un discurso
ser
cierto
menos
mujer
no era
es
con
perverso. El hombre mantenía
mitológico
que servía a
en el cual las
sus
la sociedad
selknam pudiera denominarse
poder, consideramos que él mismo se había
inventado una oposición para justificarse entre
sus propios miembros y no perder así el domi
nio por sobre las mujeres. La razón de esta ac
titud es más compleja, pero no es éste el lugar
un
resolverlo.
para
fin, parece que
En
en
el
pasado algunas
so
hacia organizacio
se volvieron con
nes que
tra sí mismas. Al tratar de desterrar la muerte
de lo social dieron origen a su división. Desde
entonces tan sólo una parte selecta de ellos
tendrían la responsabilidad de controlar la
ciedades
primitivas mudaron
imperceptiblemente
muerte violenta. Pero el guerrero debutante no
ejerció el poder recién adquirido sobre
los otros grupos sino que se volvió contra el
suyo propio y dio origen así a la división. Entre
sólo
los mismos selknam esta división
porque ellos se ocuparon de que
manteniendo siempre
no
no
constantes las
apareció
se
diese,
"cargas de
poder".
1941. "Andes
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As.
En
una
rece
un
antigua escena del arte rupestre patagónico apa
conjunto de más de cuarenta individuos ro
una manada de guanacos. Los cazadores selk
absoluta
por su parte, podían capturar presas
mente solos premunidos tan sólo del arco y sus fle
chas.
deando
nam,
"El
1952.
(original
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último
con
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vos en
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de la tierra"
pro
pósitos de dominación,
mujeres
se
les aparecían como portadoras del dese
quilibrio social. Si el conjunto de los hombres
en
fín
te
tipos de caza debían incorporar a la mujer en
los grandes rodeos de animales.
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