ANS. INST. PAT., Cs. Ss., Punta Arenas (Chile). Vol. 15, 1984. LOS SELKNAM: UNA SOCIEDAD SATISFECHA ALFREDO PRIETO I. INTRODUCCIÓN do otro mundo, menos Traspasar el umbral primitivas arroja des de las llamadas socieda una luz sobre el estado y carácter de las sociedades occidentales mo dernas. Sin historia, su en ser través de las realización. contraposición histórico un figuras (épocas) El punto de partida Occidente, que a como en ascender busca de a su a su entorno; ello le habría motivado a progresar dándose cada vez mayor seguridad. ¿A costa de qué? De la división y el desgarro. pecto Cuando la civilización pensó se como históri perpetua hacia la idea de libertad, lo hacía pensando en su dolor pre sente. Justo por estar insatisfecha tendía a su ca, como evolución progresar y a dominar el entorno natural premunida de una tecnología cada día a más eficaz. El miles de años primitivo, en en pasar de cambio, tardaba una técnica a otra. El movimiento que comenzó con la revolu ción neolítica extraía su energía de las oposi ciones a que dio origen: amo-esclavo, mandoobediencia, etc. De ahí en adelante (de la sepa ración) la lucha entre los estamentos iba a acelerar el desarrollo hasta cimas insospecha das. El trabajo, sacado de su horizonte de me ro satisfactor de las necesidades (donde se ago taba en este movimiento) fue lanzado más allá de sí mismo y • cómodo, pero algo No obstante, el modo de vida primitivo no puede ser considerado sin más como el princi pio de esta historia (—la etimología lo hace: aborigen-cercano al origen ) no existe la tal junto evolución continua; sólo podemos vislumbrar en el pasado una gran ruptura, y en el presente la enseñanza de que el proyecto histórico occi dental moderno no compromete a toda la hu manidad. Existen sociedades que se han resis tido obstinadamente a esta historia. de esta historia tendría que ir a buscarse en la insatisfacción perma * con res nente que experimenta el primitivo perarse, poco más — A diferencia de las nuestras, ellas son socie dades sin historia, sin economía, sin Estado. definió un feliz. con primitivos Los "despensa" natural aunque no dejaran de sen tir los efectos de esta falta de previsión en al esporádicas. La historia, a la larga, tendería hacia lo mismo, "la producción gunas hambrunas no puede ya satisfacer la carencia. escasez va a bajo va a limitarse ajustarse a Así, pues, la sí misma (...) y el tra exactamente a las necesi dades (...) bajo la gran erosión de la Historia, el hombre será despojado poco a poco de todo lo que puede ocultarlo a sus propios ojos; ha brá agotado todos estos posibles que enturbian un po poco y esquivan bajo las promesas del tiem su desnudez antropológica" (Foucault, 1968: 255). Finalmente, eran sociedades sin Estado en éste era la figura de la división y las sociedades primitivas son tales porque han tra tado de conjurar este peligro. cuanto LOS SELKNAM el dolor fue modelan- En realidad el indio no está insatisfecho, según lo prue ban las últimas investigaciones (Lizot, Clastres, Sahlins) serían las primeras sociedades de abundancia. además sociedades "sin eran economía", puesto que no permitían la acumu lación. Sin previsión alguna, confiaban en la A fines del a la siglo pasado isla-grande comenzaron a de Tierra del Fuego individuos que, atraídos por el oro llegar numerosos y más tarde 72 ALFREDO PRIETO I. por la ganadería, fueron conquistando para sí las grandes extensiones de pampa y bosques que antaño ocuparon los indios selknam. No más que el triunfo de una tecnología gue rrera más sofisticada. La isla fue cedida por los gobiernos chileno y argentino a unos pocos atención del observador; tanto el ignorante co mo el sabio medían en ella, con orgullosa satis facción, la distancia de su propio progreso. era terratenientes; los selknam (onas), primitivos y milenarios habitantes de la is'a se a esta intrusión, pero sucumbieron. ¿Ouiénes eran los selknam? Un opusieron ca zadores nómades terrestres que vivían en gru pos de familia de unos treinta o más individuos en los límites de un territorio determinado. Sus antecesores llegaron hace por lo menos Gusinde: material de con h^cta la nonínsula de Mitre en el litoral atlán los anteoasados de los selknam. Aunaue ambos prunos tenían costumbres v modos de vida similares, sus leneuas eran diferentes. Los manekenk tenían poderosa inf'uencia sobre los se'knam: con una tradición más afincada en la isla v una sabiduría mavor deoositaron la ri queza de su saber en los recién llegados gue ñor rreros. Los se'knam gozaban con tranauilidad de los productos de la naturaleza, "en su patria nadie necesita sufrir hambre", afirma Gusinde (1982: 162). Su aseveración entraña una sugestiva pro blemática que ha sido un tanto soslayada por la investigación y que atañe a la cuestión de 'a existencia de las comunidades primitivas en general. La civilización bres primitivos, y siempre crevó con mavor guinos, estaban condenados naturaleza implacable y esfuerzo humano. nos primitiva trabajan el utilidad esfuerzo con (1982: 170). Era su co siguen nocimiento de la tierra, su gran despensa, y del comportamiento del todo natural, quien les garantizaba la frecuencia de alimentación que requerían. POSICIÓN DE LA MUJER detenemos nos a aue los hom razón aún los fue a luchar caprichosa, con una voraz de v con a acceso las fuentes de vestido alimentación. "Entre los selknam y los haush el hombre monopolizó el medio de producción esencial para la alimentación, la habitación y la vestimenta, neio del arco la manufactura y el mala Hecha como arma de caza" (Chapman, 1977: 142). Aún cuando la división sexual del trabajo hacía recaer sobre la mujer las labores menos atractivas, la muier era considerablemente im portante a los ojos de la comunidad y gozaba esto es, v juicio: "sólo una exagera ción infundada incrementa la medida de irabaio asignado a la mujer a un grado tan ele vado aue ella aparezca como animal de carga de toda la familia (como ¡o afirma Fagnano). Sin lugar a dudas, tanto ella como su esposo tienen bastante que hacer; pero sus deseos de trabajar no están sometidos a ningún tipo de presión injustificado. Por ello, nuestros indíge nas en mi opinión, cumplen su trabajo como un juego y como que uno de los diagnósticos más utilizados por el observador fue la tecnología arcaica y lo que ésta implicaba en la "maauinaria de produc ción" que ponía en juego, ella no podía generar actividad agradable. La una tensión de todas las fuerzas corporales y es pirituales que comienza con el primer minuto de trabajo y no se interrumpe nunca, a que se haya expuesto todo trabajador de los tiempos modernos, sería examinar la economía encontramos La tecnología primitiva asesuraba el de cada grupo familiar de independencia de TRABAJO Y ECONOMÍA Si y tanta con . is'a. pues los manekenk (haushl aue habitaban el extremo oriental habrían sido presionados tico "eligen disponen el gasto del más mínimo dos oleadas de pob'ación al interior de la nos los indios que el mayor éxito" 10.000 años. cuando la isla estaba aún unida al continente. Se estima aue existieron a lo me . regía la elección de los ma la puesta en juego del proceso mismo fue definido de este modo que como productivo por que pueblo de principio El teriales, en todo caso excesiva para la resistencia nerviosa del indio" (Gusinde, 1982: 327). elementos stocks que aseguraran ni el más pequeño mar gen de previsión. Los aborígenes, entregados a la posible conjunción de dos azares (el cazador y su presa), un día comían, otro no. Pero la sabiduría era concreta e invisible para fugaz. El espectáculo desplegado tecnología paleolítica no dejó de llamar la mirada su salvaje en la EL OCIO El hombre y la mujer desarrollaban activida des que les dejaban un considerable margen de descanso en el día y que ocupaban en ador narse o visitar chozas vecinas: "por puro pla cer de adornarse pintándose" pasan 1951: (. .) todo el día 182). El indio . ser visto como un ser subalimentado considerado también un ocioso recalcitran- aparte de es se (Gusinde, 73 LOS SELKNAM: UNA SOCIEDAD SATISFECHA te: se "a veces cuando hay abundante provisión pasa dentro de ellas (las chozas) varios días sin hacer nada, llegando a parecer que el asar la comida constituye un excesivo trabajo para ellos" (Gusinde, 1951: 195). El indio ni desea puede acumular, ello está reñido con su vida nómade. El proceso de adquisición del alimen to culmina cuando la necesidad ha sido satis fecha. En su falta de voluntad hacia el trabajo esconde un deseo de mantener niveles de acti ni vidad constantes que sostienen su relación con la naturaleza y con su cultura en un óptimo deseable. El salvaje es un tenaz consumidor de todo aquello que se presente, es como si quisiera reducir toda la diferencia que entraña la posesión a la nada que los vuelve iguales. A sus ojos, el blanco se mostró siempre dadivoso. Así, representaba la posibilidad de consumir sin comprometer trabajo en ello, puesto que aquel parecía poseer más de lo que necesitaba. La errada concepción del hambre permanente del indio (que era traducida como insatisfac ción con su modo de vida), nació a raíz de que éstos se mostraban como unos insaciables pe digüeños. Pero la supuesta miseria del indio era una pobre conclusión. ingresara compartido. mible que ser Los selknam tenían un buen conocimiento de entorno, de la flora y la fauna, "puede calcu larse que fueron capaces de distinguir y deno minar un 40% o 45% de la flora fueguina" (Martínez-Crovetto, 1978: 25). Pareciera ser que fueguinos en general gozaban de una comu los nidad que les preocupación también de tiempo libre. O lo uno o lo otro. La costum bre del regalo (muy arraigada en ellos) reve laba cierta abundancia, cierto conocimiento de la naturaleza que permite la generosidad. Los selknam usualmente intercambiaban regalos. "El término wik haijen quiere decir "uno a otro regalar" (...) si alguien necesitaba un ar tículo lo pedía a un pariente o amigo. "Winewan" pedir a otro sin darle nada" era el tér mino empleado en un tal contexto" (Chapman, 1977: 146). Los selknam eran generosos, esta dadivosidad no era gratuita, si en nuestra so ciedad el intercambio dinero-mercancía no liga de ningún modo a los sujetos involucrados, en la comunidad primitiva el regalo comprometía, creaba alianzas. La generosidad era una de las primeras normas que la comunidad impartía a los jóvenes kloketen (iniciados). La vida de campamento exigía que todo se distribuyera; la presa recién obtenida era des presada en el campamento o en el sitio mismo de la caza, la ventaja que entrañaba el poseer una pieza era prontamente reducida en la re partición acostumbrada. Distribución de la tie rra en tiempos mitológicos, reparto de la carne, reparto de las ballenas y de todo bien consu permitía vivir sólo no por el alimento. Otros aprovechaban fruición con en la pura fueguinos su medio. Según Bridges los yamanas "comían moluscos, mariscos, pescados, cangrejos, pájaros y hasta focas y siempre había algo cocinándose. .." (1952: 58). Emperaire (1963) describe por su parte, una dieta extraordinariamente rica para los kawéskar (alacalufes) por él conocidos. Los expedicionarios como Segers también. "A/os encontramos za) donde algunos trozos de se con un sorprendían Kaw (cho de guanaco fogata recién carne concluían de asarse sobre una alimentada con leña seca; dos centollas o can grejos de mar, yacían apartadas del fuego y numerosas lapas escondidas sonaban entre las cenizas por el hervor de agua que encierran" (Diario de Polidor Segers). en en Es inconcebible pensar que mientras el abo rigen sufre los rigores del hambre goza de los beneficios del ocio. Ambas actitudes son in comparables. Subalimentación o abundancia horizonte, todo debía su La EL DON en su del civilizado le hacía ver indígenas a un montón de harapientos búsqueda desesperada de alimento: "Su as pecto de preconcepción los verdaderamente es compasión repugnante y digno y demuestra abiertamente la pe privaciones de su vida errabunda y salvaje (. .) no muestran sentir la necesidad nuria y las . de repararse del frío ni de mejorar en algún modo su condición de vida, preocupándose só lo por saciar su hambre". (De Agostini, 1941: 65). Lo que inconcebible para la mirada ci el hecho de que los indios vivieran un mundo con sentido y que estuvieran confor mes con él. ¿Cómo justificar su propio modo de vida entonces? En un mundo que está con forme consigo mismo, la idea de progreso está desterrada, no hay tendencia consciente hacia el futuro. Por esto, el salvaje es un auténtico vilizada era era hombre del momento. LA HISTORICIDAD La historia está concebida como evolución en donde las formas más bajas sos tienen y van creando otras más complejas y elaboradas, cada vez más completas, más feli ces. Pero las sociedades primitivas no estaban en modo alguno insatisfechas con lo que eran, ellas confiaban en sí mismas: eran siempre el centro de la creación. Esta problemática nos traslada a otra: el desarrollo tecnológico no es el factor determinante de nuestras sociedades perpetua, 74 ALFREDO PRIETO I. modernas nuestro en ser contraposición a las antiguas. Es histórico, somos historia, porque división e insatisfacción. "Bien que instaladas en la historia, estas so ciedades parecen haber elaborado o retenido una sabiduría particular, que las incita a re somos desesperadamente toda modificación de que pueda permitir una irrup ción de la historia en su seno (. .). La vida po lítica, en fin, fundada en el consentimiento, no admite otras decisiones que no sean aquellas adoptadas por unanimidad, y parece concebida sistir estructura su . para excluir el empleo de ese motor de la vida colectiva que utiliza las distancias der y oposición, res y Es la historia encarnada lítica, la que dad como dical, ve a entre el po mayoría y minoría, explotado explotados". (Levi-Strauss, 1973: XLV). nos en garantiza modernos, es su rectora la po especifici inquietud ra nuestra nuestra insatisfacción la que cambiar de sitio histórico. nuestra nos mue LA JEFATURA Las sociedades primitivas se cuidaban (así lo veremos) de no dar origen a ningún tipo de organización de índole vertical en la cual el poder estuviera separado del cuerpo social. En ellas el poder aparece repartido, se desplie ga en forma horizontal, diríamos que no exis te, puesto que no se ejerce. La comunidad selknam jerárquica, tampoco su "economía" lo permitía, se regia por la reciprocidad y el acceso igualitario de no entre ellos, aunque podía ser inte rrumpido cuando los grupos así lo quisieran; en tiempos difíciles de guerras o un mal clima persistente, los grupos se replegaban fácilmen sobre sí mismos. "Ni el intercambio ni la falta de equidad en la repartición de la tierra afectaron (o modificaron) el carácter igualita rio de la sociedad. Esto es, no engendraron una concentración de poder económico o un poder político" (Chapman, 1977:147). En una hambruna ocurrida a mediados del siglo pa sado producto de un invierno en extremo ri guroso ocurrió que: "los vecinos no venían y ellos no fueron a los haruwenh (territorios) de los vecinos porque tenían miedo que los ma taran" (Ibid. 1977:141). te LA PROPIEDAD Los datos parecen revelar que antes que un son un conjunto de grupos, familias o grupos de familias independientes entre sí. La solidaridad era ejercida preferen pueblo los selknam instituida por los ancestros hizo que ciertos territorios estuvieran mejor dotados que otros. Es probable que las tierras del Norte de la isla tuvieran mayor extensión, debido cantidad de recursos que ofrecían, a la menor y es proba ble también que los haruwenh costeros fueran más pequeños que los mediterráneos ya que los primeros eran ecológicamente más completos. Gunside estimaba que estos territorios (ha 39 ó 40, pero las últimas infor mantes indíeenas hablaban de por lo menos 83 territorios. 71 territorios selknam y 12 haush. (Ver Fig. 1) en cada haruwenh de un grupo lo ruwenh) eran cal existían pequeños grupos o familias que se desplazaban en pos de la caza o de la reco lección. Aun cuando los límites de los haru wenh eran respetados, los grupos de diversos haruwenh solían juntarse; estas reuniones se celebraban cada cierto tiempo y podían tener distintos propósitos: ceremonias de iniciación de los adolescentes (Hain), Kreehaten (eclipse, enfurecida), el kas-waiwin-jir (el hablar profundo de los espíritus), v el Kuashketin luna (juntar mucha gente para el intercambio de objetos). Las reuniones aquí mencionadas gregaban a gran cantidad de gente. con EL PARENTESCO era cada grupo familiar a las fuentes de alimenta ción, vestido y habitación. El "intercambio" era corriente temente al interior del grupo local (haruwenh). La dinámica introducida por la división terri torial era sumamente importante. Esta división Los haruwenh regulaban la caza, la recolec ción y también el matrimonio. Existía la pro hibición de contraer matrimonio con alguien perteneciente al propio haruwenh. Como éste era de transmisión patrilineal, las mujeres eran sacadas de su territorio en tanto que el hom bre permanecía en el del padre. Antiguamente hubo otros grupos exogámicos, los sho'on (cie cada cielo correspondía una tierra, un cuarto del mundo. son los puntos cardinales. La choza ceremonial (Hain) también era un pequeño cosmos. Su entrada pertenecía al cuarto Este, la parte posterior al Oeste. Había ciertas normas para ingresar a la cho za ceremonial: los jóvenes del Sur debían sen tarse en el cuarto Norte y los del Sur a la in los); a . . versa. El parentesco quedaba determinado por la pertenencia al haruwenh: "Todos los miem bros de la parentela y propietarios de la por ción de tierra que les ha sido asignada son considerados consanguíneos" (Gusinde, 1982: 300). No podemos asegurar si existía un tótem para cada haruwenh, pero es sugerente que en la división propuesta por Gusinde la mayoría de los cuarenta territorios estuvieran figurados con un ave, animal o espíritu ancestral. 75 LOS SELKNAM: UNA SOCIEDAD SATISFECHA Con respecto al parentesco, los selknam se celosamente, consideraban que era conveniente tomar esposa de muy lejos. Hasta los mitos reflejaban cuan bellas eran consideradas las mujeres lejanas. Podemos ver comportaban aquí que la pura necesidad sexual verso no es inme satisfecha, ella pertenece al uni diatamente regla de la cultural, "no va y el hombre afirma así su ser y toma", hay ciertas pruebas (iniciación) y ciertas reglas exogámicas que de be cumplir. La prohibición del incesto (es decir, la pro hibición de contraer matrimonio al interior del grupo), es entonces el positiva: negativo de una norma debo buscar mujer en otros grupos y así establecer alianzas (siempre convenien tes) con otro grupo. Estas alianzas reportaban algunos beneficios, principalmente en la guerra. LA GUERRA Parece que la guerra entre las diferentes era bastante frecuente parcialidades pudiendo ha efectiva o mantenerse virtual. Las alian zas podían fortalecer los lazos entre dos ha ruwenh y de este modo el apoyo que se pres cerse taban unos a otros era fundamental en la de fensa del territorio. Chapman afirma: "La ex tensión de un territorio estaba limitada por las posibilidades de sus dueños para defenderlos" (1977:146). La posesión del haruwenh proscribía una se 1982:418). Los selknam trataban de tigo". (Ibid., 1982:487). Parece que la guerra era tan frecuente que nadie escapaba a sus efectos, Lucas Bridges señala "existen pocos onas de más de treinta años que no hayan matado a uno de su pueblo venganza" (citado en hacia los otros. Aquello aue es prohibitivo al in terior del haruwenh no lo es necesariamente hacia otros grupos. El haruwenh hacía de la parcialidad a la que se pertenecía, un centro fuera del cual existía mavor libertad de ac se ción. "Entrando en el límite ajeno, el ona roba ataca según y en hostil, considera y país la ocasión. Por esta razón están se le presente a menudo en guerra los de una región habitan otra" (Dabbene, trataba de guerra entre erupos se que mavor con los 1907:71). En la ocasionar la cantidad de bajas, de este modo el gru se cuidaba así de una pronta y "ofensor po efectiva La por parte del otro. los grupos individuales de los mayores conjuntos y la autosuficiencia la falta de un jefe común y de una organización relación escasa familiares, unión entre organizada tomen guerra de, 1082:419). ¿Cuál es de todos mayores no permite proporciones" por Cooper, 1917:174). común en selknam lo prueban los testimonios de aquellos que los observaron de cerca: "viven Que las contiendas eran una cosa tre los constantemente en guerra" dice Segers (1891: 81). Otros afirman "Son muv guerreros" (mi sión científica Rousson y Williams), o "guerras y ataques son considerados lícitos, pues cada uno considera natural y obligatorio vengarse adecuada y suficientemente de su adversario. Para ello cualquier medio es bueno". (Gusinde, 1982:507).* Creemos mo que aue la guerra era sólo protegía la comunidad. Al granos hacia la muerte del un mecanis atraer a otros propio shamán, ella sostenía lo social en niveles políticos constan tes y a la vez mantenía vivo el juego de iden tidades a que dio lugar la palabra de los ancentros al dividir la isla en territorios destina dos a cada grupo local. rie de actitudes al interior del grupo (no roba rás, no mantendrás relaciones sexuales, no ma tarás) v prescribía algunas de estas actitudes mantener sobre todo. Como entre ellos no eran extrañas las violaciones de territorio o las escaramuzas, siempre había algo que re parar. "Los selknam son un pueblo, sensible, irritable y vengativo, que cuida celosamente sus derechos y no deja una sola violación sin cas independencia su LA FIGURA DEL XO'ON Cada karuwenh poseía un shamán (xo'on), temido y respetado por la comunidad, era con siderado casi como un ser sobrenatural por su constitución distinta a la del resto de los hom bres. Estaba hecho de "edredón" o plumones (el waiyuwenh) que alejado del cuerpo poseedor es pequeño, pero dentro de aquel crece y se propaga adoptando exactamen suaves de te su su contorno. waiyuwenh le era transmitido al shamán sueño. Aquél era como un segundo yo que realizaba todo aquello que el shamán había planeado y era invitado a presentarse por in termedio del canto. Este canto era un pode roso auxiliar del shamán, él era quien conducía El en un al rapto necesario de la conciencia para que entrara en comunicación con "las fuerzas". Es- que las (Gusin el motivo de estas luchas perma nentes? "En las contiendas, sus fines eran las venganzas, el desagravio o la reparación" (Ibid., " Sobre la base de lo expuesto, concordamos con lo se ñalado por Mateo Martinic (1972 y 1980) en cuanto a que además de otras importantes causas concurrentes las luchas intergrupales hubieron de conformar una ra zón apreciablc en la drástica disminución del pueblo Selknam durante el último cuarto del siglo XIX. ALFREDO PRIETO I. 76 te canto era uno y bre entre tor tal ellos característico, "es designar con costum el nombre del au cual canto, al que llaman el canto fulano". (Segers, 1891:76). Pero, más que de o cumplía la fun excepcional por intermedio de modificaciones fisiológicas. Ellas producían una especie de "mareo", que podía identificar al autor, el canto ción de introducir un estado aislar al shamán de los distractores y llevarlo así a la necesaria introspección. El canto de Kulán este carácter; largas (espíritu del Hain) tenía profundas entonaciones v hacían descender a este esDÍritu durante las ceremonias de iniciación. El canto de Kulán nos onomatopévico parece de la porotera en vuelo v semeja al canto (Gallinago Gallinago). La principal ocunación del xo'on es la cura. ésta supone aue el cuerpo del paciente ha si do violentado por un elemento extraño: el cwake (la enfermedad). Este cuerpo extraño era concebido generalmente como la intrusión provocada por un xo'on rival. Por ello la cura comenzaba con 'a pintura facial adecuada, pin tura de guerra. El shamán estaba en guerra con la enfermedad. Se trataba de dos líneas aplicadas con el dedo v aue iban desde las ale tas de la nariz al nacimiento de las orejas; se aplicaban también tres puntos: dos en los pó mulos, uno en el nacimiento de la nariz. Las demás líneas se aplicaban verticalmente en las meiillas. Después de esta operación, el sha mán se acercaba al paciente que permanecía a la entrada de la choza. Comenzaba especie de danza, durante la cual el sha mán escupía continuamente; v daba pesados golpes con los pies, acompañados de movi mientos cadenciosos de brazos, todo esto alre dedor del enfermo. Se creaba así un espacio mágico, el sitio de la lucha. Finalmente el xo' on se acercaba a su paciente lo exploraba de tenidamente con la vista como si tuviera ravos X en los ojos, y comenzaba a masajear con duciendo el cwake a un lugar determinado del cuerpo desde donde era extraído por succión. Preferentemente se extraía un ratón pequeño, una punta de flecha ensangrentada o un plu món. Eran las manifestaciones visibles del cwake. Con un grito gutural se daba por ter minada la sesión curativa. tendido una levantó el cielo por encargo de Temaukel, pero aún así el cielo era considerado bastante cercano. Al cantor no le resultaba entonces di nos fícil comunicarse con las fuerzas del cielo o la tierra, pues éstas oían con facilidad a los hombres. "En varios casos era la música el ve hículo de comunicación seado, quien aparecía en cada tenece a una un tros. En el y vasto un indígena es un mundo el personaje de hombres al es cuchar la canción que lo identificaba". (Novati, 1970:396). El espacio celeste estaba íntima mente relacionado con la tierra y existía una cierta comunicabilidad entre ellos. En este or den instaurado por los antepasados, quedaron definidas las pautas de comportamiento que mantenían a la comunidad en conformidad con sigo misma. El xo'on do transparente, a era veces un sujeto no del to representaba un ver peligro: "en una reunión resolvieron (un grupo de selknam) que era un hechicero loco y un peligro para la comunidad. Un día salió a cazar con otros dos (...) y después de cierto tiempo aquellos volvieron sin él. (Brid ges, 1952:514). El shamán pagaba incluso con su vida el deseo de prestigio. El "hechicero" loco al que se hacía referencia era Minkinyohl y dadero locuras fue la de haberse conside su pueblo durante su estadía en de rado jefe la misión salesiana de Río Grande. "En la Tie de ninguna rra del Fuego no existe jefatura una de especie sus o categoría, fuera de la paternal que pequeña agrupación que poder, constituye la familia; no se conoce, en conse cuencia, el cacique; y, no existiendo la autori dad, no existe tampoco el subordinado". (Ca ñas Pinochet, 1911:347). Los selknam no igno raban los abusos del poder y la jefatura, tu vieran éstos signo positivo o negativo les re sultaban reprobables; así se desprende de su mitología; en ella la mayoría de las acciones condenables provenían de shamanes femeni nos. Las dos crueles mujeres que gobernaron en el pasado lo hicieron amparadas en su po der de xo'on. La luna (Kree) había engañado a ejerce en su la los hombres haciéndoles creer que su poder de hechicería tenía un carácter divino y por lo tanto inmutable. Taita, por su parte, también amparada en su poder de xo'on les impidió salir de caza (a los selknam) la hambruna. condenándolos a LA MAGIA VIGILADA EL PODER CONJURADO El mundo con entre los integrado de sus partes, cada elemento per orden introducido por los ances principio había una extensa pampa cielo, muy bajo, pegado a ella. Ke- El shamán selknam cir el dolor de pensamiento su ocupaba de introdu paciente en un sistema de se afín al enfermo. El dolor tenido por irracional debía por ello vado a un universo con sentido. co orgáni ser lle LOS SELKNAM: UNA SOCIEDAD SATISFECHA "La cura consistía en volver pensable una si tuación dada al comienzo en términos afecti vos. Y hacer aceptables para el espíritu los dolores que el cuerpo se rehusa a tolerar. Que la mitología del shamán no corresponde a una realidad ferma objetiva en cree sociedad una carece monstruos mágicos forman y también que espíritus protectores los importancia: la de realidad, esa cree ella. Los en espíritus malignos, y los sobrenaturales y parte de que funda la concepción La enferma los acepta o, los animales sistema coherente un indígena del universo. mejor, ella jamás los ha puesto en duda. Lo que no acepta res incoherentes y arbitrarios que, constituyen pero que un elemento extraño a gracias al mito el shamán dolo ellos si, son va a La un introducida muerte (los tiempos míticos) hombre la época howinh Kwanyip condujo al Kwanyip (un héroe mitológico) ducto de reubi- sustenta en por disolución absoluta, la a sistema, su conjunto donde todo tiene ción". (Levi-Strauss, 1973). car en en miembro de es al olvido. pro incesto creó la muerte para des un que era de su origen maldito. La propiamente tal era por ello pro ducto indirecto de lo prohibido. Desde enton ces frente a la permanencia de los howenh (los ancestros) que fueron dando sentido a la terrar el recuerdo humanidad geografía de la isla con ba la muerte humana do. muerte, su se disolución como ubica olvi v cilmente (si la muerte acaecía) en una guerra repentina producida por enfermedad, se atribuía siempre a hechicería. Se aseguraba en estos casos que el hechicero del bando contrario había introducido el en cuerpo de la víctima un maleficio que lo ha bía minado lentamente hasta destruirlo (. .) . Esta conclusión muy conveniente para el curandero, no solamente contentaba a sus clientes, sino que se libraba de un peligroso competidor o preparaba el terreno para ello. era una parientes Los por su parte explicación esa para una que les aceptaban gustosos brindaba ble, y además una familiares de y atractivas entre los las víctimas (Bridges, 1952:301). Cada xo.on, entonces, tenía pre era un ser indicado ¡Siempre excusa oportunidad de conseguir algunas mujeres jóvenes do, una expedición punitiva, siempre agrada la fronterizo como sujeto con de un poder limita la muerte, siem desgracias lejanas. primera víctima de los ataques! EL ORIGEN DE LA DIVISIÓN TERRITORIAL En tiempos remotos vivió una selknam muy egoísta, Taita, que tenía dominado a todo el pueblo. Ella había monopolizado el uso del agua y también de la carne, para lograrlo tapó con cueros las lagunas e impidió salir de caza a la gente. El pueblo tenía que obedecerle. Los se reunieron a deliberar a la misión de elimi encomendaron Taiyin y nar a Taita. Para ello debían acercarse todos en masa y ocultar a aquel en medio de la gen te; a tiempo se separaría el pequeño Taiyin y con su honda asestaría el golpe mortal. Así ocurrió y su alegría fue tanta que siguió dis parando su honda con frenesí; cada golpe que daba originaba una laguna o abría el mar. La misión de Taiyin, recogida por la tradición oral, permitiría a los selknam entender y expli car la forma archipielágica del territorio aus tral. Pero no era todo aún, lo principal fue que al llegar a la ahora deshabitada choza de Taita indios, muy molestos, descubrió un arco y sus flechas, Taiyin apren dió su uso y lo enseñó a los selknam (Keller, 1947). Cuando todo este episodio hubo concluido K'aux (el buho), abuelo de Taiyin, por encargo de este último, dividió el territorio en nume "K'aux ha cumplido pron rosos haruwenhs: tamente la misión encomendada por su nieto en cuanto a la distribución de la tierra" (Gu sinde, 1982:592)."K'«i« dijo entonces a la gen familia un pedazo especial de territorio que le pertenecerá (en propiedad). Cada familia debe quedarse en su región. ¡Sólo allí los hombres de esa familia pueden ir de caza y las mujeres a recolectar! ¡En el futuro la situación no debe ser igual que en aquel en te: La enfermedad era un auxiliar de la comu nidad. Concebida como una guerra no declara da de alguna parcialidad, se transformaba fá declarada. "La muerte K'AUX: 77 entregaré a cada tonces, cuando Taita vivía! Si un solo hombre mandara sobre los demás entonces sería como antes, ¡mataríamos a un hombre así, le suce dería lo mismo que a la peligrosa Taita! (Ibid. 594). segunda vez desde que la luna (Kree) go sobre la tierra de los selknam, los hombres han vencido a quien tuvo la intención de instaurar un poder verdadero. Aquí y para que la situación ya no vuelva a repetirse, Taiyin encomienda una misión a su abuelo (hay inversión jerárquica): debe repartir el territo rio y dividir a la gente en estirpes. Justo en la Por bernara medida que estas alegría dentro estirpes se den alimentación de los límites de su tierra, no podrá gobernar nadie sobre ellos. Vemos que por medio de la división territo rial los selknam impidieron la constitución de alguna forma de gobierno. Cada uno velaría por sí mismo y por ello no es casual que este mito sea también el de la adquisición del arco y 78 ALFREDO PRIETO I. flecha, y la armas con independencia su que como lograron grupos de los selknam menor tama armas vuelven ésto imposible al querir de mayores conjuntos humanos para ño. Otras ner éxito en re las cacerías.* Por añadidura estos de otra índole, (Taita) representa lo femenino se portador de desventura con el afirmar el predominio de los hom como propósito de bres. Pero si bien es cierto que la mitología selknam estaba nutrida casi totalmente por sen timientos antifemeninos, no que en la vida cotidiana la siderada un un discurso ser cierto menos mujer no era es con perverso. El hombre mantenía mitológico que servía a en el cual las sus la sociedad selknam pudiera denominarse poder, consideramos que él mismo se había inventado una oposición para justificarse entre sus propios miembros y no perder así el domi nio por sobre las mujeres. La razón de esta ac titud es más compleja, pero no es éste el lugar un resolverlo. para fin, parece que En en el pasado algunas so hacia organizacio se volvieron con nes que tra sí mismas. Al tratar de desterrar la muerte de lo social dieron origen a su división. Desde entonces tan sólo una parte selecta de ellos tendrían la responsabilidad de controlar la ciedades primitivas mudaron imperceptiblemente muerte violenta. Pero el guerrero debutante no ejerció el poder recién adquirido sobre los otros grupos sino que se volvió contra el suyo propio y dio origen así a la división. Entre sólo los mismos selknam esta división porque ellos se ocuparon de que manteniendo siempre no no constantes las apareció se diese, "cargas de poder". 1941. "Andes Editorial Luis Gotelli. Bs. As. AGOSTINI, ALBERTO M. DE. Patagónicos", "En la isla del fuego" (2? T.); publicación del Instituto de Inves tigaciones Históricas Tierras del Fuego. Bs. BELZA. JUAN E. 1975. As. 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Si el conjunto de los hombres en fín te tipos de caza debían incorporar a la mujer en los grandes rodeos de animales. Detrás de este mito hay también una conde na BRIDGES, E. LUCAS. 1982. "Los selk'nam", 1er. Vol. 500 p., 2? Vol. 680 p.; Buenos Aires. GUYOT, MIREILLE. 1968. "Les mythes chez les Yamana de la Terre del Feu"; Institut D'ethnologie; París. les Selk'nam et KELLER, CARLOS. 1947. "Dios en Tierra del Fuego"; Empresa Editora Zig-Zag S. A.; Santiago. CLAUDE. 1961. "Antropolo gía Estructural"; Editorial Eudeba, Buenos LEVI-STRAUSS, Aires. 79 LOS SELKNAM: UNA SOCIEDAD SATISFECHA MASSONE, MAURICIO. 1982. "Cultura Selk nam (ona)"; Departamento de Extensión Cultural del Ministerio de Educación; San tiago. MARTINIC, MATEO. colonización 1973. "Panorama de la Tierra del Fuego entre 1881 "Anales del Instituto de la Pa en 1900"; en tagonia"; Vol. IV, N?s. i y Santiago. 1982. 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