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m LA TARM.
DOMIMO 25 DE AGOSTO.
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SÜSCRICION EN MADRID.
SÜSCRICION EN PROVINCIAS.
LA ÉPOCA
10 REALES AL MES
Se suscribe en Madrid, librería de IKonlrr y
' oficir.as de l A l';i>0<':« , Cülle del Principe,
nuil). 40, princip,Tl de la derecha,
l'íi periódico polilico diario.—Lámina.sdemodas
. «lac.oaas las estaciones del año.
íí?'S"w
CRÓNICA ELECTORAS..
La unnnimiclad y fraternal armonía que han reinado en todas las reuniones y acuerdos del partido
conservador de Madrid, forman un notable contraste
con el desacuerdo y la hostilidad cada vez mas creciente que trahaja al partido progresista. Como una
prueba mas de esa cruel hostilidad, pasen nuestros
lectores la vista por la siguiente comunicación que
ha dirigido á El Pueblo el vicepresidente del comité
electoral del partido progresista-democrático.
«Señor director de El Pueblo.—La junta directiva de
elecciones del partido progresista-democrático, atacada de un modo inusitado en varios artículos del periódico que V. dirige, y especialmente ea el que corresponde al miércoles 21 del actual, deseando vindicarse
! de las ofensas que V. se ha permitido irrogarle, y
"tisando del derecho que le dan las disposiciones vigentes sobre imprenta, cuyo cumplimiento está resuella á exigir ante los tribunales, dado caso que V. se negare á insertar esta comunicación, ha determinado publicar en el periódico de V. las manifestaciones siguientes:
»4.* El comunicado que Eí/"uelío anuncia haber
visto en El Clamor Público fue remitido á todos los peJiódicos progresistas, y también á El Pueblo.
»2.* No es cierto que para apoyar el pensamiento
de unión electoral se haya atribuido por la junta ni
por ninguno de sus individuos importancia grande ni
pequeña á persona alguna; y la junta rechaza indignada toda imputación que se le haga respecto de sus
ial«nciones.
»3.* El Pueblo ha faltado á la verdad al decir que
los individuos de la junta á quienes insidiosamente llama coalicionistas querían qu^ se engañara á sus suscritores,ea servicio de determinadas personas.
»*.* La junta, nombrada ea una reunión pública y
solemne , públicamente convocada, celebrada aprehenda de un representante de la autoridad, y á la cual
asistieron algunos de los redactores de El Pueblo, cree
tener los títulos de legitimidad suticientes para desempeñar su coiuetido, aunque no tenga los poderes
del citado periódico.
»5.» Después de estas aclaraciones, la junta, atendiendo solo al ejercicio de su encargo, no volverá á
ocuparse de lo que al director de El Pueblo le ocurra
decir acerca de ella en lo sucesivo.
«Madrid 23 de agosto de 1830.—Por acuerdo unánime de la junta.—Ramón de Armas, vice-presidente.
Francisco Javier Moya, secretario
con todo celo, actividad y eficacia. Ha celebrado varias
sesiones, en todas las cuales habla reinado hasta ahora
la mayor armenia. Ayer, sin embargo, tuvo lugar un
peiiueño incidente, que, si bien desagradable en sí,
creemos contribuirá al mejor acierto.
«Con motivo de suscitarse en la sesión de ayer la
conversación', bien que sin empeño en un principio,
sobre candidatos , dos de los señores del comité declararon que ellos estaban allí representando otro coniiié, y que tenían instrucciones terminantes de este
para retirarse, caso de no ser admitidos dos candidatos por esta capi'.al; á saber: los Sres. D. Jacinto Félix
Doraenech y D. Pascual Madoz. Entonces se susciló
algún debate, cuyo resultado fue no admitirse la exigencia, por cuya razón se retiraron los Sres. D. Nico148 Tdus y D. .José Reig.
«Creemos del caso insistir en que iodos los ciudadanos honrados, amantes del bienestar de su patria , deben agruparse alrededor de una sola candidatura, y
que esta sea de hombres decididos á favor de la causa del orden, á cuya sombra solo pueden prosperar
los grandes intereses sociales que todos debemos defender.»
En Barcelona trabaja con fe y actividad el partido
conservador para ganar las^ elecciones. El Sol del 22
«os da sobre el particular las siguientes noticias:
«El comité central conservador de elecciones para
esta capital, cuyonombramiento, como asimismo de las
bellas cualidades que á sus individuos adornan, ya están enterados nuestros lectores, continúa sus trabajos
FOLLETÍN.
LOS H0SQ11ETERUS,
TBSCESA PARTB.
EL VIZCONDE DE BRAGELOME.
HOVEIíA S E A, S U M A S .
{Continuación.)
-~jE8 que á quien comisionó fue á vosl esolamó el
*~Si, señor; á mí fae.
.~-iY decís que, ápesarde mi orden, teníais inten~'0n de no prender á ese hombre que me había indultado?
—Esa era cabalmente mi intención, señor.
—lOhl
II ""^liasta llegué á proponerle que lomase un cabalaV^® habla hecho preparar para él en la barrera de
•a Conference.
~~¿Y con qué objeto habíais dispuesto ese caballo?
p "7*^00 uno muy sencillo; con el de que el señor
^onde de la Fere pudiera ponerse en el Havre, y desoe allí en Inglaterra.
.' iConque es decir, caballero, que me hacíais traiv'onl esclamó el rey montado en cólera.
—Si, señor.
Nada habia que replicar á articulaciones precisadas
de aquella manera. El rey sintió una resistencia tan
ruda, que se quedó sorprendido.
Tendríais á lo menos alguna razón para proceder
Oe ese modo, replicó el rey con mnjcstad.
—Siempre tengo alguna razón, señor.
—Y no seria la de la amistad la única que podríais
nacer valer, la única que pudiera cscusaros, porque
ya hice lo que debía para evitaros ese disgusto.
—¿A mí, señor?
—¿No os dejé á vuestra elección prender ó no al senor conde de la Fere?
—Sí, señor; pero...
—iPeroqué?... interrumpió impaciente el rey.
—i'ero previniéndome que si yo no le prendía, le
prendería vuestro capitán de guardias.
Hería, propietario en la isla, Sr. D. Bernardo Fiol.
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. ",
chazar tampoco ninguna de las fracciones del gran
partido moderado, reúne la doble yeataja de tét ana
candidatura de verdadera conciliaoioo, siendo trl propio tiempo la personificación de los intereses generales de esta provincia, en favor de los caales tOQó sobre si no hace mucho tiempo tan trascendealal ioicialiva aquel distinguido hombre de estado.
«Los que sascriben esperan por tanto qoe el partidsnoderadode Cádiz se reunirá bajo el nombre res*
pstabie del Exorno. Sr. D. Alejandro Moa, y qae«abri
dar con la aprobación de esta propuesta una dneva j
digna prueba de que esta ciadad Bai>e agradecer los
«ifeanos qoe se hacen en favor de sa prosperidad.»
La candrdatura está ewieebida en los sifuiéntes
términos:
De Priego de Cuenca con fecha 13 de agosto nos
dice nuestro corresponsal:
«El silencio que he guardado por tanto tiempo, no
tienen Vds. que alribnirloá otra cosa mas, que á la
falta de noticias que merezcan pablicacioD; pero ahora que estamos muy próximos á las elecoioiies pitra
diputados, bueno es qoe ponga á Vds. al corrieote de
cuanto pasa en este diArílo sobre el particular.
«La mayoría, por no decir la totalidad de los electores , esl-án por la reelección del señor conde de S^o
Luis: este pais se envanece con fandamenlo de toaer
en las corUs tan digno representante, y cada dia son
mas grandes las «inapatM* Y «t prMNglr''9M)^
estos pueblos, y mas' todavía poi^uo olbooo sñueiuos
Candidato,
todos los electores que varios distritos se han disputado la adquisición del joven ministro qae no ba que• z e m * . Sr. D. AIeJ«B4r* M*M.
rido abandonar á la provincia que viene representanBASES.
do en las cortes con sobrado patriotismo desde el
año1843.
Union del partido moderado.
«También parece se presenta como candidato el se- ,
Orden, legalidad, economía.
ñor Castellanos; pero son tan escasas las probabilida-'
Reforma de los aranceles en sentido liberal.
El 1:; provincia de Guipúzcoa, que tiene hace des de obtener siquiera ana docena de votos, que no
Mejora del sistema rentístico en alivio de l«s claces
tir:>\,) sus candidatos naturales, la lucha no será merece ocupar en ello nuestra atención.»
contribuyentes.
muy empeñada. lié aquí Jo que sobre la cuestión de
elecciones dice el 22 La Crónica de Guipúzcoa, peEn carta de nuestro corresponsal de Cá diz, fecha
riódico de San Sebastian:
El Comercio de Cádiz del 2 2 , qae recilñmos al
del 20, leemos lo que sigue:
entrar
en prensa nuestro periódico, contieiie 1*8 si«La reelección del Sr. Lasala para diputado á cortes
«La propuesta del Sr. Machada por parte del parti- guientes noticias electorales de aquella profincia:
por el distrito de San Sebastian no ofrece la menor
do progresista para uno de. los distritos da la capital
«En Sanlúoar de Barrameda se presenta como canduda.
«Lo mismo podemos decir con respecto á la del se- no ha ofrecido hasta ahora resistencia alguoa. Ea el didato del partido moderado el señor conde deMootedistrito de la Alameda han surgido grandes dificulta- agoado. Días pasados se nos dijo que el Sr. Heras reñor Altuna por el distrito de Tolosa.
«Las noticias que tenemos en cuanto al distrito de des consiguientes á la desunión que reinó en la última nunciaba á la idea de sa reelección, y que algaoos de
Vergara son diferentes. Si hemos de juzgar poruña junta. Un manifiesto que circulará mañana firmado por sus amigos ofrecían apoyar la caadiditora moderada;
carta que tenemos á la vista, debemos inclinarnos á la mayoría de las personas respetables de Cádiz de- pero ahora parece que ha variado de proyecto y que
creer que Lersundi saldrá elegido diputado; pero sin signó al Sr. Mon como candidato, rechazando i cual- aspira, en coalición con los progresistas, á ser redar á esto mas valor del que suelen merecer esa clase quier otro; esto ha sido causa de que el Sr. Campana electo.
de noticias en materia de elecciones, sujetas siempre y el Sr. Raíz Tagle se retiren. El Sr. Retortillo, que
«En Jerez han celebrado una renníon sesenta ó seá vicisitudes del momento, podemos decir con certeza tampoco quería la derrota, es probable recoja vela y tenta electores, y en ella ha quedado acordada, por
que aquella elección será muy disputada entre los queden únicamente los Sres, Mon y Navarro, este úl- aoanimidad, la candidatura delSr. D. Manuel B|»rmatimo con pocas probabilidades.»
Sres. Lersundi y Toca.
dez de Castro. Los progresistas de aquella olodad no
Los electores moderados del distrito de la Alame- parecen dispuestos á disputar la elección.
«Nuestro buen deseo de que la diputación disipase
por medio de una manifestación las voces que corren da de Cádiz, que sostienen la candidatura del señor
«El candidato del partido moderado en el Poerto da
de inllueocias que se ejercen en el distrito de Verga- D. Alejandro Mon, al publicar esta han dirigido á Santa María es el Sr. D. Alejandro Llórente, oome sara, ha quedado frustrado hasta ahora; y en verdad que los demás electores la siguiente manifestación:
ben ya naertros lectores. Varios son los esndidstos
«Los que suscribiaa, «oiiiwdos del deseo de poner
lo sentimos, porque á muchas personas oitnos repetir
prDgiwiStíisde qo* Se ba iiabiado para aqoel distrito,
término á las disidencias que han surgido en el seno
la misma idea.»
y DO nos atrevemos á decir cail de ellos seri el preI I • rnw
del partido moderado con motivo de las próximas
ferido.
elecciones, y queriendo asimismo que la ciudad de
El Diario de Palma de Mallorca del 21 anuncia
»Los candidatos moderados de los distritos de MeCádiz tenga en el parlamento ana representación digque el dia 17 se celebró la junta general de electores
dina, Arcos y Olvera son los Sres. D. Manuel Sierra y
na
de
su
importancia
y
de
su
cuitara,
proponen
á
los
progresistas para el nombramiento de candidato de
diputado acortes para el distfito de Palma. Procla- electores la candidatura del Excmo. Sr. D. Alejandro Moya, D. Rafael Sánchez de Mendoza y D. Augasto
maron por unanimidad candidato al Sr. D. José Mi- Mon para el primer distrito, ó sea el de la Ala- Amblard. En ninguno de estos distritos se presanta á
luchar el partido progresista.
meda.
guel Trias.
«Esa candidatura, contra la cual no puede suscitarEl candidato que presenta el partido moderado
»En Algeciras se disputan la elección el Sr. p. Sslde aquella ciudad para las próximas elecciones de se argumento alguno plausible, puesto que es acepta- Tador Bermudez de Castro, candidato moderado, y el
diputados á cortes es el coronel graduado de caba- ble á los ojos del gobierno de S. M., y no la debe re- Sr. Blanco y Valle, de la oposición;conseryadm«, á
—¿Y no hice lo bastante escasándoos de la obligación de prender?
—Por mí, si, señor; por mi amigo no.
—¿No?
—Claro está, puesto que de todos modos mi amigo
habría sido preso, sí no por mí, por el capitán de guardias.
—¿Y es esa vuestra adhesión? Una adhesión que raciocina y elige. ¡No sois un soldado, caballerol
—Espero que V. M. me diga lo que soy.
—¡Pues sois un frondísta!
—Será desde que no hay Fronda.
—Pero si lo que decís es cierto...
—Lo que yo digo es siempre cierto, señor.
—¿Qué venias á hacer aquí? Veamos.
—Venía á decir al rey: «Señor, Mr. de la Fere está
en la Bastilla...«
—Y no es culpa vuestra, á lo que parece.
—Es cierto, señor; pero al fin allí está, y puesto
que está, conviene que V. M. lo sepa.
—Caballero Artaguan, eso es desafiar á vuestro
rey.
—Señor...
—Caballero Artaguan , os advierto que estáis abusando de mi paciencia.
—Al contrario, señor.
—¿Cómo al contrario?
—Porque ven^o á hacerme prender también.
—¡A haceros prender vosl
—Si por cierto. Mi amigo va á aburrirse allá , y vengo á proponer á V. M. que me permita hacerle compañía. Pronuncie V. M. una palabra, y me prendo á
mí mismo: yo os respondo de que no habrá necesidad
de llamar al capitán de guardias para eso.
El rey corrió liácia la mesa , y cogió una pluma para estender la orden de prisión contra Artaguan.
—¡Tened entendido que es para siempre, caballerol esfflamó con acento amenazador.
—Cuento con ello, replicó el mosquetero, porqae
después que hayáis hecho tan linda hazaña, no os
atreveríais á mirarme cara á cara.
El rey arrojó la pluma con violencia.
—¡Marchaos! dijo.
—¡Oh, no, si V. M. lo tiene á bienl
—¡Cómo que no!
—Señor, venia con ánimo de hablar con dulzura al
rey: el rey se ha irritado, y es una desgracia; pero
no por eso dejaré de decir lo que tenia pensado.
—¡Vuestra dimisión, caballerol esclamó el rey;
¡vuestra dimisión al puntol
—Señor, bien sabe V. M. que eso no me moeve gran
cosa, puesto que en Blois, el dia en que V. M. negó al
rey Carlos el millón qoe le dio después mi amigo el
conde de la Fere, ofrecí mi dimisión al rey.
•
—Pues entonces, hacedla pronto.
—No, señor, porque ahora no se trata de eso. V. M.
había tomado la pluma para enviarme á la Bastilla.
¿Por qué ha mudado de parecer?
—¡Artaguan! ¡Cabeza de gascool ¿Quién es aqni el
rey, vos ó yo?
—Vos, por desgracia, señor.
—¡Cómo por desgracia I
—Sí, señor; porque si lo fuera yo...
—Si lo fuerais vos aprobaríais la rebelión del caballero Artaguan; ¿no es cierto?
—¡Cierlísimo!
—¡De verasl
Y el rey se encogió de hombros.
—Y diría á mí capitán de mosqueteros, continuó
Artaguan, mirándole con ojos humanos y no con carbones encendidos:—(Caballero Artagaan, me he olvidado de que soy rey, y be descendido de mi trono para ultrajar á un caballero.»
—¡Caballero, esclamó el rey; creéis que sea disculpar á vuestro amigo el sobrepujarle en ¡nsolencial
—¡Oh, señor! todavía iré mas lejos que ^\, dijo Artaguan, y vuestra será la culpa. Os diré lo que él no
os ha dicho; él, que es la delicadeza misma: os diré:
—«Señor, habéis sacrificado á su hijo, y él defendía á
su hijo; le habéis sacrificado á él mismo, y cuando os
hablaba en nombre del honor, de la religión y de la
virtud, le habéis rechazado, espulsado y encarcelado.» Yo seré mas duro que él todavía, y os diré:—
«¡Señor, elegid! ¿Queréis amigos ó criados? ¿Soldados
ó danzantes cumplimenteros? ¿Grandes hombres ó polichinelas? ¿Queréis que os sirvan ó queréis que os
mimen? ¿Queréis que os amen ó que os tengan miedo?
Si preferís la bajeza, la intriga, la cobardía, babiad,
señor, y nos marcharemos nosotros, que somos loa
únicos restos; mas diré, los únicos modelos del valor
de otra época; nosotros, que hemos servido y sobrepajado quizá en valor y en merecimientos á hombres
que son ya célebres en la posteridad. Elegid, señor,
y daos prisa. Conservad aun los pocos grandes hombres que os quedan, que lo que es cortesanos nunca os fallarán. Apresuraos, y enviadme á la Bastilla con
mi amigo, porque si no habéis prestado oídos al conde de la Fere; es decir, á la voz mas dulce y noble del
honor; si no prestáis oidos á Artaguan; es decir,
á la voz mas franca y severa de la sinceridad, sois
un mal rey, y mañana seréis un pobre rey. Abdra Meo;
¿ los malos reyes se les detesta, á los despreeikMesso
les espnisa.» Eso era lo que tenia qoe deciros, sriior;
habéis hecho mal en empujarme hasta ese estreme.
El rey se recostó frió y lívido en su sillón. Veiaso
claramente que un rayo caído á sus pies no le babrk
^ausado mayor sorpresa: no parecía sino qne le fallal,a el aliento y se sentía próximo á espirar. AqoeHa
(jura voz de la sinceridad, como la llamaba Artaguan, le habia traspasado el corazón como nna espada.
Artagaan habia dicho todo cnanto tenia qoe decir. Comprendió la cólera del rey. Y sacando sa«sp«da, se acercó respetuosa'mente á Luis XIV, y la piw*
sobre ia mesa.
Pero el rey, con nn ademan furioso, empojó la
espada, la cual fue á caer rodando á los pies de Artagaan.
Por dueño que fuese el mos<]aetero de si propio,
no pudo contener su indignaicfon, y perdiMMto el
color:
—Uo rey, dijo, pnede privar d« «a gracia i M soldado, desterrarle, condenarle á muerte; pero ana
cuando sea cien veces rey, jamás tiene el derecho da
insultarle deshonrando su espada. Sefior, niogao rey
de Francia rechaza con desprecio la espada da on
hombre como yo. Esta espada- infamada no puede tener en lo sooesi /o otra vaina que mi coraion ó el vuestro. Elijo el mlD, señor, y dad gracias á Dios y á mi
paciencia.
En seguida, praeipitándoso sobre so espada:
—¡Caiga mi sangre sobre vaeatra cabeza, aeSerl esclamó.
T apoyaado coo an movimiento rápido el puño de
la espada contra el suelo, dirigió la paula hacia su
pecho.
El rey, con nn movimiento mas rápido todavía qne el
de Artaguan, cogió á este par el cuello, y con la mano
izquierda tomó por el medio la espada, qoe celooé silenciosamente en la vaina.
Artaguan, pálido é indignado todavía, dejó hacer al
rey, sin ayadarie en lo mas minimo.
Eotonces Luis, enternecido, se acercó á la mesa, tomó la ploma, y luego qoe escribió algunas lineas! las
firmó, y estendió la mano hacía Artaguan.
—¿Qué papel es este, señor? preguntó el capitML
—La orden al caballero Artaguan para qne sea ^ s to en libertad en el acto el conde de la Fere.
Artagaan tomó la mano del rey y la besó; én sffii-.
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