LA LITERATURA RENACENTISTA - IES San Clemente. Guías

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LA LITERATURA RENACENTISTA (SIGLO XVI)
1. Introducción
1.1
1.2
1.3
Contexto histórico y social.
Ideología renacentista.
Etapas literarias.
2.1
2.2
2.3
Nuevas formas. Temas.
Etapas.
Autores: Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León, San
Juan de la Cruz.
2. Lírica
3. Narrativa
3.1 Narrativa idealista: novela bizantina, pastoril, morisca...
3.2 Narrativa picaresca.
4. Prosa didáctica.
5. Teatro.
1. INTRODUCCIÓN
1.1. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
El Renacimiento surge a mediados del siglo XIV en Italia. Dante, Petrarca y
Bocaccio1, autores medievales toscanos imprescindibles para comprender la literatura
occidental, escriben ya obras de carácter renacentista durante este siglo. Se trata de
un movimiento antropocéntrico: el centro de la vida, de la literatura, del arte, es el ser
humano. Frente a la visión religiosa que impone a Dios y al dogma como ejes de la
existencia medieval, a partir del Renacimiento se constata un enfoque ideológico más
a la medida del deseo humano.
El Renacimiento se caracteriza también por un renacer de la cultura clásica.
Se difunde desde Italia al resto de Europa, donde se consolida en el siglo XVI. La
plenitud renacentista se produce en España durante los reinados de Carlos I (15171556) y de Felipe II (1556-1598). Fue un periodo de gran vitalidad, ya que se produce
el descubrimiento de América en 1492, así como la unificación de España tras la
conquista de Granada (1492) y la anexión de Navarra (1512). Con los Reyes Católicos
se creará también una unidad religiosa; así, se expulsa a los judíos en 1492 y, en
1502, a los moriscos que no quisieron convertirse al cristianismo. Estas expulsiones
dieron lugar a graves problemas: muchas personas fueron obligadas a emigrar y otras
muchas se vieron forzadas a abrazar otra religión. Como consecuencia, surge el
problema de los conversos, que eran vigilados por la Inquisición y que no podían
ejercer determinadas profesiones. Muchos cristianos nuevos lo ocultaban para no
tener problemas ni avergonzarse socialmente. Por esto, el tema de la limpieza de
sangre fue tan importante como se refleja en literatura.
1
Dante Alighieri (1265-1321), autor de la Divina Comedia o La vida nueva.
Francesco Petrarca (1304-1374): su Cancionero es una obra poética fundamental.
Giovanni Boccaccio (1313-1375), autor del Decamerón, importante colección de cuentos.
1
A pesar de que se puede percibir un notable aumento de la actividad mercantil,
gracias sobre todo al auge de la burguesía, la sociedad seguía dominada por los
aristócratas, que eran muy ricos y consideraban indigno trabajar. Ser noble era una
obsesión, sobre todo en Castilla. La diferencia entre clases era, en ocasiones, muy
acusada y gran parte de la población estaba constituida por grupos afectados a
menudo por la pobreza, el hambre y las epidemias.
En conclusión, el Renacimiento es un movimiento ideológico, artístico y literario
que pretende la ruptura con lo anterior y el renacer de la cultura clásica grecolatina,
además de una renovación de los valores humanos en diferentes campos, tanto en las
artes como en la vida civil, para describir al hombre, para exaltarlo y para considerarlo
el centro del universo. Se abre un período de cierto optimismo en el que se
considerará que la razón es un atributo humano y un don que Dios nos ha otorgado
para hacer frente a todos nuestros retos.
1.2. IDEOLOGÍA RENACENTISTA
A) El humanismo
El humanismo español en la época de Carlos V aspiraba a lo mismo que el
humanismo italiano: reavivar el conocimiento de la latinidad como instrumento de la
cultura internacional, para que sirviera a una nueva sensibilidad. Los humanistas son
hombres del Renacimiento que estiman profundamente la antigüedad clásica, a la que
dedican todos sus esfuerzos y su rigor intelectual, y que tienen como centro de interés
al ser humano, que debe ser guiado mediante la educación hacia su realización plena.
Para ello, proponen un nuevo plan de estudios, los studia humanitatis, que incluirán
Gramática, Literatura, Historia y Retórica, materias que se consideran fundamentales
porque permiten que el hombre pueda conocerse a sí mismo y llegar así a ser virtuoso
y sabio. En España se debe destacar la labor filológica y humanista de Antonio de
Nebrija, autor de la primera Gramática castellana (1492), de Juan de Valdés o del
cardenal Cisneros.
B) El erasmismo
Una figura fundamental para la cultura europea y española de la época es la de
Erasmo de Rótterdam (1467-1536), tanto por su labor humanística como por su
condición de renovador de la religión y la espiritualidad. Erasmo defendía la oración
íntima, alejada de la falta de piedad de los ritos religiosos más ampulosos, al tiempo
que preconiza la lectura y la reflexión personal sobre los textos evangélicos, que
deberían ser de nuevo traducidos a los idiomas romances para facilitar el acceso a
cualquier creyente. Estas ideas fueron interpretadas como un ataque a la religión por
parte de la jerarquía católica, lo que le supuso a Erasmo un claro enfrentamiento con
el poder eclesiástico. De hecho, el espíritu de la Contrarreforma, que a partir de la
segunda mitad del siglo XVI trató de defender la ortodoxia católica del avance de las
ideas protestantes, supondrá un freno para la difusión del erasmismo.
C) El neoplatonismo
El redescubrimiento renacentista de Platón será fundamental. Dentro de este
esquema de pensamiento, se le otorga máxima relevancia al conocimiento como
medio de elevación hacia el amor divino. Esta elevación se logra a partir de la
contemplación de las cosas bellas, ya que a partir de ellas el ser humano es capaz de
ascender a lo absoluto. La belleza material, al ser reflejo de la divinidad, permite al
alma acceder al mundo de la belleza suprema al que pertenece: la mujer, el arte y la
naturaleza serán caminos para alcanzar ese fin.
2
D) El cortesano
En este clima proclive a la cultura y a las manifestaciones artísticas, tiene
sentido la figura del cortesano. La curiosidad intelectual y el cultivo de la propia
personalidad llevan al ser humano a albergar una gran sed de conocimientos y de
experiencias. El caballero renacentista sumará a su tradicional dedicación bélica y
aventurera, un claro afán intelectual y creador. El cortesano, modelo ideal de hombre,
quiere ser a la vez erudito, soldado, artista y científico, sin olvidar por supuesto su
faceta de ardiente enamorado ni la de virtuoso cristiano.
1.3. ETAPAS DE LA LITERATURA RENACENTISTA
Tradicionalmente, el siglo XVI se ha dividido en España en las dos épocas que
constituyen los dos reinados:
Época de Carlos I. Las influencias de Italia, del norte de Europa y del mundo
clásico serán muy perceptibles. Garcilaso de la Vega será el más claro representante
de esta primera época de introducción del Renacimiento.
Época de Felipe II. La inquietud religiosa que suscita la Reforma protestante y
la Contrarreforma provocan la búsqueda de la pureza del pensamiento español y
católico. La literatura de este momento constituirá una síntesis entre las influencias
europeas de la época de Carlos I y la tradición española. Muy representativa de este
periodo será la literatura ascético-mística.
2. LA LÍRICA RENACENTISTA
A lo largo del siglo XVI, en el Renacimiento, se producen importantes
novedades en el campo de la poesía lírica, que gozará de enorme prestigio
Por un lado, se perpetúa la tradición medieval por medio de la poesía de
cancionero, que se publica en los Cancioneros y se centra en el amor cortés, y por
medio de la poesía tradicional y el romancero, que utilizan el verso corto, en general, y
se transmiten de forma oral o escrita.
Por otro, a partir de los años 20, hasta 1543, fecha en que se publican las
obras de Boscán y Garcilaso, se introducirán los modos petrarquistas, que tienen
como medida habitual el endecasílabo, con la novedad del empleo del soneto y las
formas derivadas de la canción italiana. No se trata de dos maneras opuestas de
enfocar la lírica, sino más bien paralelas, ya que, en muchos casos, parten de lo
mismo: la lírica del amor cortés, que cultivaban los trovadores y también Petrarca y
sus seguidores. Por eso, cuando los poetas renacentistas pretendieron adaptar al
castellano las nuevas formas de expresión y la nueva sensibilidad, ya existía en la
península un clima proclive a la introducción de la estética italiana, que también había
bebido de la fuente de la poesía provenzal. Así, poetas como Garcilaso de la Vega
escribirán a la manera italiana y a la manera de los Cancioneros casi
simultáneamente.
3
2.1. NUEVAS FORMAS. TEMAS.
Se introducen nuevas formas, géneros, tópicos literarios y una forma de
manifestar la sensibilidad también diferente. El verso preferido será el endecasílabo2,
que alternará frecuentemente con el heptasílabo. Las estrofas más utilizadas serán
el soneto (con la clásica estructura de dos cuartetos de carácter descriptivo junto a los
dos tercetos, de tono más meditativo), la lira, los tercetos encadenados, la silva y la
octava real3. Entre los temas principales, cabe destacar:
· El amor, que se relaciona, por un lado, con el amor cortés: el amante se
considera un ser inferior a su amada, se somete a ella como a señor feudal; por otro
lado, se relaciona con el neoplatonismo, ya que el amante se ennoblece gracias al
sentimiento del amor, que, al constituir una virtud que poseen los elegidos, permite al
hombre elevarse hacia lo inmaterial, hacia la belleza absoluta. El amor aparece como
un sentimiento que conduce hacia la divinidad: el individuo enamorado recibe una luz
especial que provoca su ascenso intelectual y moral. También el amor produce
frustración, ya que no siempre es correspondido o, a veces, se produce la muerte de la
amada.
· La naturaleza, como lugar donde se produce el reconocimiento armónico del
ser humano. Nos hallamos, pues, ante el clásico planteamiento del espacio natural
como locus amoenus, ese lugar bucólico idílico en el que los enamorados pueden
tratar sus amores. La emoción aparece envuelta en el ensueño del escenario pastoril
en las églogas, composiciones poéticas en las que unos pastores refinadísimos, con
nombres literarios, se cuentan sus experiencias amorosas, más o menos dolorosas, a
causa de la muerte o el desamor.
La naturaleza también se plantea como el tema que
hace posible desarrollar el tópico del Menosprecio de corte
y alabanza de aldea, que procede del tema del beatus ille
de Horacio. Se trata de la valoración de la vida tranquila y
sana del campo, en el que no hay envidias, se descansa, se
come bien, frente a los sobresaltos del cortesano, que
únicamente quiere medrar en la corte.
Apolo y Dafne, de Bernini
· La mitología, ya que en el Renacimiento se
redescubre la mitología grecolatina. Se utilizará como tema y
como ornamento de los poemas. La fuente de estas historias
suele ser Las metamorfosis de Ovidio. El escritor renacentista
actualiza los temas y compara su situación anímica con la de
los personajes de la mitología que han sufrido sus mismos
percances.
· El carpe diem o incitación al goce de vivir. Es un tópico clásico que se
revitaliza para dar expresión al afán vitalista del Renacimiento. Ante la constatación de
la brevedad de la vida, se hace preciso disfrutar durante la juventud, mientras la
Fortuna nos es favorable y la hermosura no ha desaparecido.
2
Se señala de manera simbólica la introducción de las nuevas formas de origen italiano en 1526, año del
encuentro en Granada entre Juan Boscán (poeta amigo de Garcilaso) y Andrea Navagero (embajador
veneciano), en el que este invita al escritor español a usar los modelos de los “buenos poetas de Italia”.
3
Recuerda que en la unidad 2 dispones de una síntesis de los principales esquemas métricos.
4
· El tema religioso es muy importante en la segunda etapa del Renacimiento.
Es cultivado por poetas como Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús o San Juan
de la Cruz. A veces, se une al tema de la unión mística, con el que se describen las
experiencias del individuo que intenta, por medio de la ascética (purificación moral),
llegar a la unión espiritual con el ser divino, hecho que se concreta en visiones, en
estados de éxtasis...
· La exaltación épico-patriótica también será llevada a cabo por poetas del
Renacimiento (Gutierre de Cetina, Fernando de Herrera, Alonso de Ercilla...) para
reivindicar figuras heroicas, como el mismo rey.
2.2. ETAPAS
Durante la primera etapa, se reciben las influencias italianas. A esta época
pertenecen Garcilaso y sus seguidores: Diego Hurtado de Mendoza, Hernando de
Acuña o Gutierre de Cetina.
En la época de Felipe II, el Renacimiento se adapta a las preferencias
españolas. Los autores se agrupan en escuela salmantina, con autores como Fray
Luis de León, Francisco de la Torre o Francisco de Aldana; y escuela sevillana, con
figuras de tanta relevancia como Fernando de Herrera.
2.3. AUTORES.
GARCILASO DE LA VEGA
Nace en Toledo en 1501 en el seno de una familia ilustre, lo que le abre las
puertas de la corte de Carlos I. En 1525 se casó con doña Elena de Zúñiga, dama
palatina, aunque no debió sentirse feliz a través de esa unión promovida por el
Emperador. En 1526 conoce a Isabel Freire, dama portuguesa que parece haber
inspirado muchos de sus poemas. Muy importante para su formación poética resulta
su viaje y estancia en Nápoles, donde tomará un contacto más directo con la cultura
renacentista. Su muerte le sobrevino prontamente, en 1536, a consecuencia de las
heridas sufridas en una campaña militar en Francia.
Temas
El tema fundamental de la lírica de Garcilaso es el amor, en relación con el
petrarquismo y con el neoplatonismo. El amante se supera en virtud del sentimiento
amoroso. En su obra, el amor aparece en un escenario bucólico, en la naturaleza
mitificada de la utopía pastoril, que es otro de los elementos básicos de la poesía de
Garcilaso, junto a la mitología, por medio de la que documenta estados de ánimo del
amante.
Evolución
Pasa por una primera etapa de influencia de la lírica de Cancionero y de Ausias
March4, en la que da cabida al cultivo de los tópicos amorosos característicos del siglo
anterior, expresados en muchas ocasiones a través de antítesis y paradojas, así como
al uso del octosílabo. Como la lírica amorosa del XV, la expresión poética se centra en
el análisis de la interioridad ora atormentada ora gozosa del poeta enamorado.
4
Poeta cancioneril valenciano que inspira a Garcilaso ciertos planteamientos e imágenes del tema
amoroso.
5
En una segunda etapa, sigue las huellas de la poesía italiana y en particular de
Petrarca y su Cancionero, que se hace patente por la actitud melancólica y la
introducción del verso endecasílabo. Petrarca es el maestro que conduce a Garcilaso
a alcanzar una más profunda y sincera expresión de la propia sentimentalidad, alejada
de la complicación y afectación de las maneras cancioneriles. Garcilaso consigue,
además, abrirse a la descripción de elementos naturales, que sirve tanto para
objetivizar y simbolizar la abstracción de los sentimientos como para dar mayor
riqueza a su estilo.
En una tercera, integra la lírica de cancionero y los ecos petrarquistas con la
herencia clásica (Ovidio, Virgilio y Horacio), como sucede en sus tres églogas o en los
célebres sonetos clásicos: A Dafne ya los brazos le crecían o el dedicado a los amores
desgraciados de Hero y Leandro.
Garcilaso de la Vega, a lo largo de su obra, persigue el ideal renacentista de
armonía y sencillez. Su estilo hará gala de un lenguaje preciso, próximo a la
naturalidad del habla cotidiana. La lengua de Garcilaso representará el estilo sereno
del clasicismo.
Obras
Escribe tres églogas, dos elegías, una epístola, 38 sonetos y cinco canciones.
En una de ellas, Oda a la flor de Gnido, introduce la lira, estrofa de especial fortuna en
la lírica española posterior, cuya composición métrica es 7a11B7a7b11B.
Sonetos. Garcilaso de la Vega aclimata esta estrofa a la lírica española. En
algunos de ellos se observan influencias del cancionero; en otros, de los clásicos y de
Petrarca. Lo mismo sucede con sus Canciones.
Las églogas constituyen su obra más importante junto con los sonetos. En
ellas, unos pastores con nombres, comportamiento y actitudes idealizadas conversan
sobre sus amores. En la égloga I, dos pastores, Salicio y Nemoroso, dialogan uno
sobre el desdén y otro sobre la muerte de su amada en un escenario bucólico
idealizado.
FRAY LUIS DE LEÓN
Nacido en Belmonte (Cuenca) en 1527, profesó en la orden de los agustinos.
Humanista sobresaliente, ejerció como profesor en la universidad de Salamanca. La
rivalidad en el ámbito de trabajo entre dominicos y agustinos, su posible ascendencia
judía y su propio carácter provocaron su encarcelamiento durante cinco años con
motivo de la traducción romance de ciertos textos bíblicos (prohibida durante la
Contrarreforma).
Influencias
Se trata de un poeta influido por la antigüedad grecolatina, por los textos
bíblicos y por la poesía renacentista, tanto de los italianos, como de Garcilaso de la
Vega. Aspira a lograr que el castellano se convierta en una lengua con la dignidad de
las lenguas clásicas, que sirva como vehículo tanto para la expresión literaria, como
filosófica y teológica. Emplea fundamentalmente la lira, a la que convierte en vehículo
de temas filosóficos. Además, Fray Luis utiliza una lengua poética que tiene como
méritos su armonía y su aparente espontaneidad.
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Temas
La poesía de Fray Luis debe ponerse en relación con el contexto de la
Contrarreforma, en el que el pensamiento y la literatura españoles se vuelcan hacia la
religión y la moral cristiana. Fray Luis será uno de los poetas que inaugure la
reorientación de los temas y las formas renacentistas hacia lo divino. Entre sus temas
predilectos destacan:
· La naturaleza, la añoranza del campo, en la tradición clásica del Beatus ille.
Se trata de un anhelo por la vida natural, que se hace patente en su Oda a la vida
retirada, a la que traslada el tópico del menosprecio de corte y alabanza de aldea. Fray
Luis enuncia en este poema una verdad universal: ese deseo de paz interior en un
lugar tranquilo, donde disfrutar de una vida sencilla, alejada de los sinsabores y
envidias del mundo.
· Otro tema esencial en Fray Luis de León es el neoplatonismo: la música y la
poesía son reflejo de la música y la poesía celestiales; por medio de ellas se puede
llegar a un mejor conocimiento de Dios y a una mayor paz y armonía interiores, como
expresa en su conocida Oda a Salinas.
· La poesía de Fray Luis se nutre en gran medida de ideas filosóficas
adaptadas al esquema del pensamiento cristiano. Así, vemos en Fray Luis claros ecos
del estoicismo en su aceptación serena y libre de temores del destino, o del
pitagorismo cuando muestra su confianza en el conocimiento matemático de la
realidad como reflejo del plan divino.
SAN JUAN DE LA CRUZ
Nació en Fontiveros (Ávila) en 1542. Profesó en la orden de los carmelitas y
estudió en Salamanca con Fray Luis de León. Participó junto a Santa Teresa en el
intento de reforma de su orden, lo que le supuso problemas con la Inquisición. Una vez
superados, alcanzó importantes nombramientos dentro de la organización carmelita.
Murió en Úbeda (Jaén) en 1591.
Influencias
Por un lado, San Juan de la Cruz se ve influido por el neoplatonismo (por
medio del amor se llega al conocimiento de la divinidad y a la unión mística); por otro
lado, por los textos bíblicos. Tampoco le resulta ajena la lírica popular: el poema
puesto en boca de mujer, la búsqueda del amante, o el uso del símbolo son
recurrentes en su obra.
San Juan es un buen conocedor de las posibilidades de la lira como estrofa
para la expresión poética. Además, domina la retórica: aliteraciones, elipsis verbales,
gradaciones5, que hacen que sus poemas sean un ejemplo de la armonía
renacentista. San Juan usa temas renacentistas como el amor o la naturaleza. El
escenario pastoril se hace patente en varios versos del Cántico espiritual.
Obras y temas
San Juan escribe una serie de poemas breves y tres grandes obras: Llama de
amor viva, Noche oscura del alma y Cántico espiritual, a cuya explicación doctrinal
dedica obras en prosa. El tema fundamental de sus poemas es el análisis de las
distintas emociones que se sienten hasta producirse el encuentro amoroso, siempre,
por supuesto, entendido en clave de unión religiosa.
5
Recurso que consiste en juntar palabras o frases cuya significación vaya aumentando o descendiendo
como por grados. Ejemplo: Acude, corre, vuela.
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3. LA NARRATIVA RENACENTISTA
Por un lado, en el siglo XVI, se escriben o se continúan publicando, porque
algunas son géneros medievales, novelas que ofrecen un mundo idealizado: novela
bizantina, novela pastoril, novela morisca, novela de caballerías y novela sentimental.
Por otro lado, se crean otras novelitas en las que, sin embargo, la óptica ofrecida es la
de degradación, de desmitificación. Entre ellas, encontramos algunas que continúan la
temática de la Celestina y obras como El Lazarillo de Tormes, que iniciará un género
nuevo (la novela picaresca) y revolucionará lo que hasta ese momento se había
considerado de interés literario. Casi todos estos géneros se seguirán cultivando
también hasta bien entrado el siglo XVII.
3.1. NOVELA IDEALISTA
Novela bizantina
La novela griega de aventuras, entre las que cabe resaltar Las Etiópicas, de
Heliodoro (siglo III), servirá como fuente para el desarrollo de la novela bizantina
renacentista. En este tipo de narraciones, unos jóvenes bellos y castos deben
emprender un viaje en el que encontrarán terribles impedimentos que dificultarán el
cumplimiento de su misión y que servirán como pruebas para demostrar que se
merecen el desenlace feliz. Las pruebas serán de diferente tipo: tormentas, naufragios,
ataques de piratas, prisiones, etc. Se incluyen habitualmente narraciones secundarias
que ayudan a dar variedad y amenidad a la acción principal; también es muy común el
comienzo in medias res. Los personajes son, en general, personajes idealizados y
planos, sin desarrollo a lo largo de la trama. El encanto de este tipo de discurso hay
que buscarlo en la sucesión de aventuras y en el exotismo de los diferentes espacios
(con marcada predilección por los paisajes marítimos) por los que discurre el viaje.
Con el paso del tiempo, el periplo de los personajes de la novela bizantina llegará a
simbolizar un proceso de purificación espiritual, un auténtico camino de perfección.
Algunas de las principales novelas bizantinas son: Los trabajos de Clareo y
Florisea, y las tristezas y trabajos de la sin ventura Isea, de Alonso Núñez de Reinoso
(1522); El peregrino en su patria, de Lope de Vega (1604); o Los trabajos de Persiles y
Sigismunda, de Miguel de Cervantes (1617).
Novela pastoril
Para hallar las fuentes de la novela pastoril hispánica se debe acudir a la
novela griega pastoril (Dafnis y Cloe, Longo, siglo II), a las Bucólicas del poeta latino
Virgilio y a los primeros modelos italianos, como La Arcadia de Sannnazaro. En un
ambiente bucólico, caracterizado a la manera del clásico locus amoenus, los
personajes caminan buscando su destino. Se trata de pastores idealizados que
intercambian de forma culta noticias sobre sus amores. Estos personajes serán un
trasunto de la forma de actuar y pensar del modélico cortesano, y en ellos tampoco
cabe ninguna evolución notable a lo largo de la trama. La historia suele entrecortarse
con otras historias de pastores. En la configuración del género, resulta bastante común
el comienzo in medias res, así como la intercalación de otros materiales: cartas,
canciones, poemas...
Muestras importantes del género son: La Diana, de Jorge de Montemayor
(1559); La Galatea, de Cervantes (1585); o La Arcadia, de Lope de Vega (1598).
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Novela morisca
Este subgénero narrativo busca su inspiración en épocas pretéritas de la
historia de España, en las que todavía era posible la convivencia de población
musulmana junto a la cristiana. Sin embargo, no será la materia bélica la que interese
a los autores que cultivan este género. La novela morisca se centra en la narración de
una historia amorosa y en la aparición, como personaje relevante, del moro, que será
caracterizado de manera idealizada haciendo gala de las virtudes propias del caballero
cristiano. Es probable que gran parte del atractivo de la novela morisca radique en la
posibilidad de situar el exotismo del ambiente y la cultura moros en una toponimia
completamente real y cercana.
Algunos ejemplos importantes de novela morisca son: Historia del Abencerraje
y la hermosa Jarifa, de autor desconocido; o la Historia de Ozmín y Daraja, que
aparece intercalada en el Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán.
Novela de caballerías
La novela de caballerías continúa en boga en el siglo XVI con un esquema muy
semejante al que podemos hallar en sus manifestaciones del siglo XV. La sucesión de
hazañas de un caballero cristiano y enamorado constituye el eje principal en el que ir
intercalando a veces historias secundarias. El exotismo, la inverosimilitud y la fantasía
serán marcas de un género que será muy apreciado hasta que Cervantes le aseste un
golpe mortal a través de El Quijote.
3.2. NOVELA PICARESCA
A. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA PICARESCA
- El autobiografismo. El pícaro narra su azarosa vida desde su punto de vista,
guardando el decoro.
- La figura del pícaro, individuo de pocos años, hijo de padres sin honra, que
debe utilizar la habilidad y la astucia. Su soledad ante el mundo le obliga a agudizar el
ingenio en un mundo en el que ha de sobrevivir, a pesar de sus circunstancias. Sus
inquietudes rozan lo inmediato: comer y beber, ganar dinero, ascender en la escala
social... Ni el amor, ni el honor, ni la fama tienen que ver con su código ético.
- La estructura de servicio: el pícaro es mozo de muchos amos. Por medio de
esta técnica se puede presentar un panorama de diferentes individuos o tipos, para
criticarlos, como sucede con el ciego, los diversos clérigos, o el hidalgo. El pícaro,
además, se desplaza por diferentes lugares y sufre aventuras que lo forman (o
deforman) como ser humano.
- El relato toma la forma de explicación de un "caso" contado de forma
autobiográfica. La narración de las aventuras del pícaro tiene un sentido, ya que es la
explicación de un hecho.
- Narra acciones y sucesos que podían haber pasado, realistas y verosímiles, a
diferencia de las fantasías de la novela idealista.
- Cierta preferencia por los espacios urbanos.
La picaresca no se reconoce como género hasta 1599 y 1604, años en que se
publican la primera y la segunda parte del Guzmán de Alfarache, obra en la que su
autor, Mateo Alemán (1547-1613), de manera consciente, toma rasgos del Lazarillo.
En el Guzmán, que gozó de gran éxito, se acentúan, sin embargo, los rasgos
moralizantes.
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B. LA VIDA DEL
ADVERSIDADES
LAZARILLO
DE
TORMES,
DE
SUS
FORTUNAS
Y
El Lazarillo de Tormes se publica de forma anónima en 1554. Quizá el autor,
sobre el que existen numerosas hipótesis nunca confirmadas, prefirió mantenerse
oculto por las duras críticas que contiene el texto contra diferentes tipos sociales
(clérigos, hidalgos...).
También se ha especulado mucho sobre la fecha de composición, pero la
escasez de referencias históricas (solo dos: la derrota militar española en los Gelves y
la celebración de Cortes en Toledo) apenas permiten fijar la redacción de la obra hacia
mediados del siglo XVI.
Se trata de una novela moderna y realista de carácter autobiográfico. El motor de
la obra es el "caso" o, lo que es lo mismo, la aceptación de la deshonra por parte de
Lázaro. El protagonista, que evoluciona notablemente a lo largo de la obra, nos cuenta
sus crueles experiencias vitales. La obra en sí es una denuncia social y tiene una gran
originalidad tanto en la expresión, como en el tratamiento del tiempo y del espacio.
Con esta obra comienza una nueva visión del héroe y un avance considerable
en la gestación del nuevo género que es la novela, entendida esta como una narración
de signo realista y verosímil para la que resulta fundamental la evolución y
caracterización de los personajes.
Argumento
La obra comienza con un prólogo en el cual Lázaro, ya adulto y pregonero en
Toledo, escribe a un Vuestra Merced, diciéndole que, para explicarle su caso, le va a
contar su vida desde el principio. Y así Lázaro narra, en siete tratados sucesivos,
quiénes fueron sus padres, dónde nació y qué vicisitudes pasó con cada uno de sus
nueve amos.
Temas
Los dos temas más importantes son el hambre y la honra. El primero de ellos
se percibe, sobre todo, en los tres primeros tratados y es el que obliga a Lázaro a
perder la ingenuidad y agudizar el ingenio. Supuestamente, Lázaro persigue la honra
cuando decide casarse y tener un trabajo digno; sin embargo, no parece importarle
que su mujer le engañe con el Arcipreste, pues cree haber conseguido un ascenso
social.
La obra participa del carácter satírico-moral, anticlerical y antinobiliario que se
percibe en parte de la literatura del Renacimiento. En la denuncia de la mezquindad,
del egoísmo y de la apariencia, el autor presenta una visión del mundo marcada por la
desilusión y el escepticismo, que se generalizará en la literatura barroca.
El anticlericalismo está presente en toda la obra. No hay duda de que el autor se
orienta hacia el lado religioso para hacer resaltar la maldad humana, prueba de la
ausencia de caridad en el seno de una sociedad muy orgullosa de llamarse cristiana. Son
muy significativas las palabras de Lázaro, que apenas había logrado sobrevivir al
garrotazo e iba pidiendo de puerta en puerta: "la caridad se subió al cielo". Buscarla en el
pueblo era una pretensión insensata e inútil.
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Personajes
Lázaro no ha nacido predestinado hacia la virtud, el honor y el amor, como los
héroes de los libros de caballería, sino que evoluciona. El nuevo protagonista no es un
héroe, no pertenece a una clase social elevada ni tiene ascendientes heroicos, pero no
se avergüenza de ello. Además, se atreve a contar su vida hasta su presente histórico
como si esta fuera digna de interés y lo hace con un motivo concreto: narra su pasado
para explicar su situación presente. Desde la forma de ser del niño con que inicia su
carta, hasta la del adulto, con que la acaba, ha sucedido toda una serie de
acontecimientos que han forjado al cínico pregonero.
Los hechos que se narran han motivado su forma de ser y su futuro. Por ello,
las peripecias que sufre con sus sucesivos amos tienen interés en función del
personaje. No se trata, pues, de una sarta de historietas que pretendan hacer reír
(como pasa en buena parte de la novela idealista), sino de una sucesión de
acontecimientos que colaboran en el proceso de formación de un individuo. Es decir,
cada parte tiene sentido y función en relación con el todo final.
Los amos y las experiencias marcan la evolución desde el niño inocente al
avispado pregonero de Toledo. Lázaro recibe una enseñanza de cada uno de sus
amos y, además, estos le sirven para denunciar los grandes vicios de la sociedad del
momento en cada una de las clases sociales.
•
El Ciego (primer amo de Lázaro). Es el personaje que más influye en la vida de
Lázaro, pues le enseña a ser astuto, malicioso y vengativo. Se trata de un
personaje tramposo y avaro.
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El Clérigo (segundo amo de Lázaro). Representa la corrupción del clero y se
caracteriza por la avaricia: guardaba el pan de la misa en un arca para
comérselo él solo.
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El Escudero (tercer amo de Lázaro). Representa las falsas apariencias de la
época. Lázaro pensaba que él era un hombre rico, pero se da cuenta de que es
todo lo contrario. En este caso, los papeles entre el amo y Lázaro cambian: el
escudero depende de Lázaro, en vez de Lázaro depender del escudero.
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El Fraile de la Merced (cuarto amo de Lázaro). Se trata de un fraile corrupto,
pues le caracteriza la promiscuidad. Las ansias de Lázaro en este momento no
se centraban en las mujeres, sino en la comida, lo que hace que Lázaro lo
abandone.
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El Buldero (quinto amo de Lázaro). Representa la falsa religiosidad. El buldero
vendía bulas solamente para lucrarse y convencía a la gente mediante
métodos engañosos para que las comprara. Era tan farsante que llegó al punto
de hacer un pacto con un alguacil para hacer un "drama" donde el alguacil
fingía haberse muerto, y después revive milagrosamente por las bulas.
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El Pintor (sexto amo de Lázaro). Representa la clase renacentista culta y
artística de la época. Al poco tiempo, Lázaro lo deja.
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El Capellán (séptimo amo de Lázaro). Es un oportunista que se vale de otras
personas para recibir unos beneficios. Este le ofrece el primer trabajo con
sueldo a Lázaro.
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El Alguacil (octavo amo de Lázaro). Representa la ley en aquella época. Lázaro
encuentra el oficio de su amo muy peligroso, así que lo abandona.
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El Arcipreste de San Salvador (noveno y último amo de Lázaro). Este es el amo
que le consigue la esposa a Lázaro. Representa también la corrupción del
clero, pues mantenía relaciones adúlteras con la mujer de Lázaro.
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La Criada del Arcipreste de San Salvador. Mujer con la que Lázaro se casa y
que le trae parte de la felicidad a él, pues satisfizo su hambruna, al tiempo que
le aporta cierta estabilidad en su vida.
Modo narrativo: la ficción autobiográfica
Así se expresa Lázaro en el prólogo:
[...] Y pues Vuestra Merced escribe se le escriba y relate el caso muy por
extenso, paresciome no tomalle por el medio, sino del principio, porque
se tenga entera noticia de mi persona, y también porque consideren los que
heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos
parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndoles contraria, con fuerza y maña
remando, salieron a buen puerto [...]
Lázaro, adulto de 28 años, escribe la extensa carta para defenderse de las
acusaciones de los que murmuran sobre las relaciones de su mujer con el Arcipreste
de San Salvador y, por ello, la novela estaría sometida a un "punto de vista", el del
Lázaro adulto, protagonista del caso. Otros consideran que Lázaro desea lucirse ante
los hombres de su época como "homo novus", es decir, como un hombre protagonista
de su existencia, pues, tras haber sufrido una serie de penosos avatares, llega a tener
el oficio de pregonero en la ciudad de Toledo y se muestra orgulloso de lo que
considera su ascenso social.
Estructura
La composición del Lazarillo se articula en torno a dos modelos estructurales:
la autobiografía y la epístola. Desde el punto de vista formal, el Lazarillo es una carta
escrita por Lázaro de Tormes, pregonero de la ciudad de Toledo, dirigida a Vuestra
Merced para explicar "el caso".
El eje y marco del Lazarillo lo constituyen el prólogo y el tratado VII, que es
donde se aclaran los motivos del relato. Los otros seis tratados sirven para
representar, por un lado, los años de aprendizaje del protagonista (tratados I, II y III), y,
por otro, la puesta en práctica de las enseñanzas recibidas (tratados IV, V y VI); todo
ello, por supuesto, a través de los diferentes amos que emplean a Lázaro. En la
primera parte, estos pertenecen a diferentes tipos sociales y forman un mosaico de la
sociedad española: pueblo (ciego), clero (clérigo) y nobleza (escudero). En la
segunda, la crítica se dirige con mayor virulencia hacia el elemento clerical:
mercedario, buldero y capellán. Dos amos de Lázaro merecen menor atención durante
el relato, en un posible desfase por parte del autor: el pintor de panderos y el alguacil.
Espacio y tiempo
El recorrido de Lázaro comienza en Tejares, aldea de Salamanca donde nace,
y finaliza en Toledo, donde obtiene su oficio de pregonero. Este tipo de protagonistas,
que además habitan en un espacio reconocible y en un momento histórico
especificado en el texto (1510, o quizá 1546), no se había formulado literariamente en
una narración extensa hasta el Lazarillo de Tormes, aunque era común en las farsas y
en los cuentos populares. Los elementos narrativos, muchos de ellos folklóricos, como
el nacimiento del personaje a orillas de un río o los episodios cómicos entre la pareja
ciego-criado, están ordenados desde una perspectiva lineal.
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Estilo
Los procedimientos técnicos y recursos estilísticos de esta novela se parecen
al estilo de Juan de Valdés, "escribo como hablo". La lengua del Lazarillo es llana,
espontánea y carente de artificiosidad, muy lejos del lenguaje refinado de las novelas
pastoriles o caballerescas de la época.
Debe resaltarse el acierto con respecto al decoro, por el cual el nivel humilde
de la narración (refranes, incorrecciones lingüísticas, léxico coloquial...) se aviene con
el tipo de acciones y personajes. Sobresalen, asimismo, la abundancia y comicidad de
los diálogos, la agilidad en las descripciones, los juegos de palabras, el ritmo de la
frase, etc.
Entre los procedimientos, se destaca la ironía y la parodia. De ahí emana parte
de la comicidad, humor y sátira que el narrador prodiga con sarcasmo. El autor utiliza
la sátira en esta novela como medio para criticar y ridiculizar la sociedad de aquella
época.
4. PROSA DIDÁCTICA
La prosa no narrativa no está ausente de elementos formales de la narración,
pero en ella predomina el interés didáctico o doctrinal. La forma que suele adoptar esta
prosa es la dialogada: dos o más interlocutores tratan de un tema, según diferentes
puntos de vista. Son deudores de los diálogos clásicos y, sobre todo, de los diálogos
de Erasmo. Los temas son diversos, ya que en ellos se vierten ideas filosóficas,
religiosas, doctrinales o sociales. Se pueden incluir, además, elementos narrativos,
dramáticos, digresiones, etc. Permiten libertad y aportan un tono cercano al lector,
además de didactismo y versatilidad en la exposición de ideas. Entre los autores que
cultivaron el diálogo se debe resaltar la labor de los hermanos Juan (Diálogo de la
lengua) y Alfonso de Valdés (Diálogo de las cosas ocurridas en Roma).
En cuanto a la prosa de carácter religioso, de amplio recorrido en el siglo XVI,
no se puede dejar de mencionar a autores tan relevantes como Fray Luis de León, que
a través de La perfecta casada expone el concepto de mujer intachable, o Santa
Teresa de Jesús, que en obras como Camino de perfección o Las Moradas explica las
vías del ascenso místico.
5. EL TEATRO RENACENTISTA
La influencia italiana fue determinante para la creación del nuevo teatro
europeo, por medio de la popular comedia dell’ arte, que llevará a toda Europa las
primeras compañías profesionales de teatro; y gracias al teatro de los humanistas, que
creará un sistema teatral que significa el inicio del teatro moderno. A finales de siglo,
empiezan a instalarse los primeros locales específicos para representaciones teatrales
y se profesionalizan las compañías. Lope de Rueda todavía escenificaba en un
tablado provisional formado por unos bancos y una tabla; en 1579 se crea ya el corral
de la Cruz, un teatro permanente. Esto permitirá un notable avance en la escenografía.
A la entrada del siglo XVI, las formas dramáticas medievales evolucionan hacia
manifestaciones de teatro popular, en el que comediantes profesionales recorren los
países representando en plazas o posadas; de teatro eclesiástico, promovido por la
Iglesia con ocasión de las grandes festividades religiosas; y de teatro culto y
cortesano, con obras de inspiración clásica representadas en espacios cerrados.
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En el ámbito del teatro culto, destinado a un público cortesano, debemos
destacar, junto a Lucas Fernández y Juan del Encina, que ya vimos en la unidad 4, las
figuras de Bartolomé Torres Naharro y de Gil Vicente. Se trata de un teatro de cierta
variedad temática y de respeto a la preceptiva clásica, que acostumbra a usar el verso
octosílabo e introduce importantes recursos expresivos. Bartolomé Torres Naharro
divide sus comedias en "a noticia", basadas en la realidad, y "a fantasía", inventadas, y
las reúne bajo el título general de Propalladia. Las primeras son piezas breves de
carácter popular, costumbrista y satírico, con diálogos vivaces en diferentes lenguas y
dialectos, cuyos personajes reflejan los bajos fondos. Las comedias “a fantasía”, de
ambiente urbano y tema amoroso, presentan personajes sin profundidad psicológica
que anticipan los tipos del teatro barroco (el galán, la dama, los criados...). Gil Vicente,
poeta y dramaturgo que escribe en español y portugués, cultiva el teatro religioso, el
de ambiente pastoril, a la vez que farsas y comedias; su obra más relevante es la
Tragicomedia de don Duardos. En la segunda mitad del siglo XVI, hallaremos a
diversos autores cultos que se esfuerzan por llevar adelante un teatro humanístico, en
un intento por crear una tragedia y una comedia de estirpe clásica.
Hablar del teatro popular implica obligatoriamente tratar el nombre de Lope de
Rueda. Fundó la primera compañía de teatro española, con la que recorría las
ciudades representando obras originales. Escribe comedias al modo italiano. Su obra
más conocida son los pasos, obras breves, costumbristas, de escasa acción, que se
representaban en los entreactos de las comedias. Otros escritores llamarán
entremeses a estas composiciones breves y cómicas. Se caracterizan por su ambiente
popular y su cercanía al folklore, del que toman algunos temas. En ellos sobresale el
uso de un lenguaje popular de gran fuerza cómica y la creación de una galería de
personajes entre los que destaca el bobo. Sus pasos más conocidos son La tierra de
Jauja, El convidado o Las aceitunas.
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