¿Es posible una salida al mar para Bolivia

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Academia de Guerra del Ejército de Chile
¿ES POSIBLE UNA SALIDA AL MAR PARA BOLIVIA?
General Roberto Arancibia Clavel1.
El texto a continuación es una reflexión del General (R) Roberto Arancibia
Clavel para contestar a la pregunta: ¿Es posible una salida al mar para Bolivia?,
que planteó la Universidad Finis Terrae a un grupo de panelistas que invitó al
seminario: “Chile, Bolivia y el mar a 100 años del tratado”, que se efectuó el 21 de
abril del 2004.
Uno de los aspectos más relevantes del texto es su vigencia como indicador
de que la situación con el vecino país no ha evolucionado sustancialmente en el
último año. La publicación de la ponencia del General Arancibia se efectúa con
permiso del autor.
Documentos e Investigaciones Académicas
Trabajo Nº 6.
Abril, 2005.
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Oficial de Estado Mayor, perteneciente al Arma de Caballería Blindada. En su carrera militar se
desempeñó como Profesor de la Academia de Guerra, Director Ejecutivo del Centro de Estudios e
Investigaciones Militares y Director de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos.
Asumió como Jefe de Estado Mayor General del Ejército en el 2001. Es Doctor en Historia y
Magíster en Ciencia Política de la Universidad Católica de Chile. Entre sus publicaciones destacan:
“Breve Historia Militar de Arica”, “La toma de decisiones en las Crisis Internacionales: Teoría y
Casos”, y “Tras la huella de Bernardo Riquelme en Inglaterra”.
Documentos e Investigaciones Académicas Nº 6. Abril, 2005.
Documentos e Investigaciones Académicas es una publicación electrónica de
la Academia de Guerra del Ejército que tiene la finalidad de difundir conocimientos
en las áreas de la defensa, relaciones internacionales, estrategia, geopolítica,
seguridad, historia militar y materias afines y relacionadas. El contenido, orientado
a la comunidad de defensa, contempla investigaciones, trabajos grupales, ensayos
y artículos elaborados por diferentes estamentos del instituto, y aportes de
académicos e investigadores de diferentes centros y organismos de estudio, tanto
nacionales como extranjeros.
Comité Editorial
Director Responsable
CRL. Bosco Pesse Quappe, Director de la Academia.
Integrantes
CRL. Ramiro Reyes de la Paz, Jefe Departamento Postgrado y Extensión.
TCL. Hernán Díaz Mardones, Jefe Departamento Investigación y Desarrollo.
TCL. John Griffiths Spielman, Jefe de la Sección Educación del Departamento de
Postgrado y Extensión.
GRAL. Máximo Altamirano Falkenstein, Jefe Sección Investigación y
Publicaciones.
Periodista Cristián Faundes Sánchez, Asesor Departamento Investigación y
Desarrollo.
Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan
el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.
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Documentos e Investigaciones Académicas Nº 6. Abril, 2005.
Introducción
Quiero agradecer la oportunidad que me da la universidad para compartir con tan
distinguidos panelistas el intento de dar una respuesta a la pregunta que guía este
panel. El completo panorama histórico que hemos escuchado al iniciar esta
interesante mañana nos permite ir de lleno a responder la pregunta que se nos
hace. Para hacerlo sin embargo es necesario efectuar una serie de precisiones
que son indispensables para poder dar respuesta a una pregunta que muchos se
han hecho en el tiempo y a la que se ha dado respuestas variadas entre las cuales
hay desacuerdos importantes.
Para organizar esta respuesta creo que es necesario analizar el tema desde
distintas ópticas para concluir con lo que se espera.
-
En primer lugar verificar cuál es el estado de la situación.
-
El enfoque estratégico, vale decir qué significa para la seguridad y
defensa de Chile una salida soberana al mar a Bolivia.
-
El enfoque económico y comercial, o sea qué impacto concreto
tendría para Chile y la región esta realidad.
-
El enfoque de la negociación, vale decir qué ha pasado que no nos
ponemos de acuerdo, haciendo énfasis en los aspectos de política
interna y externa.
El estado de la situación
Chile no tiene relaciones diplomáticas con Bolivia y todos los intentos hechos en
estos últimos años no han fructificado para lograrlas. Esto no quiere decir que no
se haya avanzado, la agenda de trabajos conjuntos ha sido importante en relación
a trabajos de infraestructura pensando en corredores bioceánicos, temas de
integración física, proyectos conjuntos de minería, estudios sobre intercambios
energéticos, cooperación en cuanto a recursos hídricos, proyectos para ir de la
complementación económica a un tratado de libre comercio, aspectos
relacionados a la integración en controles de fronteras y cooperación en
educación. También se han coordinado nuestras policías para enfrentar en forma
conjunta las amenazas del tráfico de drogas y precursores, como asimismo
combatir el contrabando. Nuestras Fuerzas Armadas a su vez han tenido
interesantes contactos a través de ejercicios relacionados con operaciones de paz
y también en reuniones regionales de interés castrense. Estas conversaciones en
lo general han tenido como sede Santa Cruz de la Sierra, Quito, Santiago, Costa
Rica, entre otras. Lo más reciente ha sido la reunión del Vicecanciller boliviano con
nuestro Subsecretario de RREE en febrero de este año, en función del mecanismo
de Consultas Políticas en vigencia.
Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan
el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.
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Documentos e Investigaciones Académicas Nº 6. Abril, 2005.
Hoy se da cumplimiento cabal a las cláusulas del Tratado de 1904, suscrito hace
100 años en lo que se refiere a asegurar el más libre tránsito por nuestro territorio
a las importaciones y exportaciones bolivianas, las que ocupan los puertos de
Arica y Antofagasta, con total ausencia de gravámenes (aduana, impuestos, tasas
de derechos de tránsito) y con potestad aduanera, lo que significa que la aduana
boliviana y su administración portuaria funciona en nuestros puertos contando con
todas las facilidades nacionales. Las importaciones pueden permanecer hasta un
año en forma gratuita en nuestras instalaciones y las exportaciones hasta 60 días.
Ahora que Chile concesiona sus puertos le significa un costo aproximado de 2.500
millones de pesos para cumplir con esta garantía. Bolivia puede trasladar todo el
material bélico que requiera por nuestro territorio sin ninguna intervención nuestra.
El proceso portuario ha tenido avances gracias a la cooperación de la CEPAL y el
acuerdo de ambos países en lo que se denomina el Sistema Integrado de
Tránsito. Funciona como sabemos el Oleoducto de Sica Sica, Chile da facilidades
de almacenamiento en Arica para el crudo y facilita en la playa Chinchorro el
funcionamiento del terminal y boya. A partir de 1992 se concedió que el oleoducto
pudiera funcionar en los dos sentidos.
Estamos integrados físicamente por ferrocarril en Visviri y Ollague, y por caminos
en pleno uso por Tambo Quemado, Pisiga, Ollague y Cajón. En el año 2003
transitaron por estos pasos más de 72.000 vehículos y se movilizó más de un
millón de toneladas de carga en vehículos y por ferrocarril.
Durante el mismo 2003, 131.995 turistas bolivianos fueron registrados entrando a
Chile y actualmente hay 41.852 bolivianos residentes sin considerar los
indocumentados que hacen crecer bastante esta cifra.
Nuestra relación comercial significa un total de 187 millones de dólares durante
2003, siendo la balanza comercial a favor de Chile de US$ 99,7 millones de
dólares. Nuestras exportaciones alcanzan a US$ 141,2 millones de dólares y
nuestras importaciones son de US$ 41,5 millones de dólares. Chile estudia la
desgravación unilateral y anticipada a favor de Bolivia para equilibrar la asimetría
entre ambos países y avanzar hacia un TLC.
Podemos afirmar entonces con estos antecedentes que he entregado que nuestro
intercambio real con Bolivia es sustancial y puede ser mucho más aún. No he
mencionado el tema del gas en suspenso todavía pero que ha sido sujeto de
varios estudios que indican que su salida por Chile sería mucho más económica
que por otros puertos de la región.
No podría dejar de mencionar el clima de nuestras relaciones en la actualidad. No
podría decir que están en un alto nivel ni mucho menos, creo que las
declaraciones de importantes autoridades bolivianas no ayudan precisamente a un
entendimiento y a un trabajo conjunto, por el contrario creo que generan más
desconfianza y alejan las posibilidades reales de buscar soluciones a nuestras
diferencias. Más aún creo que generan en la población boliviana una percepción
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cada vez más negativa de lo chileno y es realmente lamentable que esto sea
alentado por las autoridades.
Este pretende ser un breve resumen de nuestra relación por cierto incompleto,
pero que da luces evidentes que no hay interés de mantenernos alejados unos de
otros, sino por el contrario muestra voluntad de avanzar.
Un enfoque estratégico
A través de la historia de estos últimos cien años la búsqueda de una salida del
mar para Bolivia ha sido un tema recurrente en nuestra relación. Hemos visto así
que ha habido conversaciones entre ambos países para buscar una solución al
tema, las que en síntesis consideran las iniciativas con motivo de la solución de
los temas pendientes con Perú en 1920, en que Chile habría tenido disposición de
ceder un corredor al norte de Arica en función del plebiscito que se realizaría y
como sabemos nunca se llevó a efecto. Estas conversaciones se han reiniciado
luego en 1950, 1975 y 1986 y entre las posibles soluciones siempre ha figurado un
corredor al norte de Arica. También se ha hablado de enclaves o de un corredor a
la altura de un puerto en el sector de la II Región.
Un corredor en la II Región significaría desde este punto de vista dividir el territorio
dejándose aislada por tierra la I Región del país, esto se hace impensable y esta
es la razón porque no se ha mantenido este tipo de alternativa. Imagínense la
dificultad de conectar dos pedazos de Chile por tierra, mar y aire. Los posibles
enclaves tienen dificultades similares en cuanto a regímenes de administración y a
la participación de terceros en su desarrollo que podrían afectar el normal
funcionamiento de las actividades nacionales, incluso entorpecerlas, además de
ser por sí una fuente de conflicto.
Así, desde un punto de vista estratégico pareciera una mejor solución un corredor
al norte de Arica, lo que significaría limitar solo con Bolivia, sin embargo como
sabemos, el Tratado de 1929 estipula claramente que cualquier cesión territorial
en el sector de Tacna y Arica debería contar con el acuerdo de ambos países.
Desde un punto de vista netamente militar la presencia boliviana en el sector se
sumaría a la peruana en su despliegue actual, lo cual significa un aumento de
potencial en ese sector en una posible alianza militar, que no sería la primera en la
historia de la región.
Esta solución del corredor, la más conversada en la iniciativa de Charaña, tiene un
componente que lo afecta directamente, cual es las reclamaciones que está
haciendo Perú en cuanto a la delimitación marítima. Perú reclama soberanía en el
mar en cuanto a la proyección de su territorio en el Pacífico y cualquier cambio en
el statu quo en el sector afectaría sus reclamaciones, a su vez existen voces
reivindicacionistas que no aceptarían cesión alguna de un territorio que fue
peruano. Desde el punto de vista económico, realmente hay una dependencia
mutua entre Tacna y Arica lo que un corredor afectaría incorporando necesidad de
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Documentos e Investigaciones Académicas Nº 6. Abril, 2005.
nuevas y especiales regulaciones. Se agrega a este hecho que en las
conversaciones anteriores Perú se ha mostrado interesado en cambiar las
condiciones objetivas de la soberanía chilena en el sector, especialmente en
cuanto a la administración de Arica.
Todos estos factores nos muestran que la solución de una posible cesión de
soberanía incluye serias dificultades que a lo mejor en vez de resolver problemas,
podrían generar más dificultades a corto plazo durante una eventual negociación y
a largo plazo en su implementación.
Una perspectiva económica y comercial
Un corredor boliviano entre Tacna y Arica, habiendo descartado otras soluciones
por las razones indicadas, lleva a pensar que afectaría el normal desarrollo de las
actividades económicas que se realizan entre Perú y Chile. La unidad económica
entre Tacna y Arica es una realidad histórica y territorial que debe ser
perfeccionada. En ella se asientan las servidumbres y los derechos del Tratado de
1929. Académicos peruanos piensan que un corredor no debiera debilitar esa
relación. La soberanía boliviana que pudiera concederse tendría que neutralizarse
en esa zona sumándose Bolivia al desarrollo económico de la misma en un marco
integrador, por ejemplo Perú colocar el muelle a su servicio y Bolivia el gas para el
desarrollo petroquímico. Perú debería además asegurar condiciones de progreso
para el sur. Ello implica facilitar el desarrollo portuario, eventualmente un
mecanismo de cooperación entre Arica, Ilo y Matarani para satisfacer los
requerimientos de servicios de carga boliviana y brasileña por la zona. También
restablecer el vínculo económico entre Arequipa y Puno.
Un firme compromiso es necesario para que el mecanismo de integración peruano
boliviano se extienda a las zonas de aprovisionamiento de Cochabamba, Santa
Cruz y el oriente brasileño. Bolivianos y chilenos pueden enriquecer esta agenda
mínima sumando intereses realizables y cambiar la perspectiva de suma cero que
quisiera predominar en el escenario.
Si nos aproximamos al concepto de frontera como puente más que como muro, el
desarrollo fronterizo y las fronteras activas se hacen necesarios. Así se puede
mejorar el régimen fronterizo, procurarse economías de escala complementando
los procesos de transformación, buscar el uso conjunto de recursos y servicios y
generando asociaciones empresariales. Ayudaría bastante la promoción de un
mejor desarrollo urbano en las fronteras que aún carecen de servicios apropiados.
Una mayor creatividad e interés en una complementación económica implicaría
amplitud de mercados, multiplicación de recursos y mejor aprovisionamiento de
insumos en la etapa de integración regional. Arica estaría llamada a jugar un rol de
afianzamiento local y regional que compensaría la fuerte atracción que proviene
del corazón del continente. Un mayor nivel de intercambios implicaría un mayor
grado de desarrollo conjunto.
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Un enfoque con respecto a la negociación
El hecho que aún no tengamos relaciones diplomáticas con Bolivia habla por sí
sólo de los fracasos de nuestras negociaciones diplomáticas.
Para poder negociar algo debe partirse por demandas de carácter racional y
desde este punto de vista una revisión del Tratado de 1904 no podría incluirse en
este proceso. Es claro el derecho internacional, la Carta de Naciones Unidas y la
Convención de Viena al respecto. El principio de la intangibilidad de los tratados
está a firme en la comunidad internacional y Chile ha definido claramente su
postura que no negociará su soberanía, respaldado justamente en el tratado que
en definitiva se lo da.
Si la cesión de soberanía no está en disputa hay que trabajar sobre otros
parámetros que signifiquen otro tipo de soluciones para lo que se requiere
conformar una agenda que se mantenga en el tiempo y que permita ir resolviendo
paso a paso los temas que se discutan. El tema de la mediterraneidad no es en
este sentido un elemento definitorio y al entender de mucha gente no es el motivo
del estancamiento o falta de desarrollo de Bolivia, hay una infinidad de otras
variables que pueden afectarlo. La muestra más clara son las economías y
sociedades mediterráneas exitosas en otras partes del mundo. Chile en este
sentido ha tenido voluntad de buscar soluciones y las facilidades que a la fecha
otorga de libre tránsito dejan este argumento sin solidez.
Otro aspecto fundamental es conocer realmente una propuesta concreta y que
esta sea racional como hemos dicho, es decir que de alguna manera sea
susceptible de ser aceptada. Una libre salida al mar, propia, soberana, desde el
actual territorio boliviano a la costa, un enclave sin soberanía, un comodato, una
zona franca. Todo puede ser sujeto de conversación pero debe tenerse en cuenta
todas las dificultades que cada una de las propuestas demandan. En una
negociación se requiere muchas veces colocarse en el lugar del otro y verificar
cuáles son sus reales posibilidades de acceder a lo que se pide.
En una negociación las dos partes deben quedar satisfechas, en nuestras
negociaciones las compensaciones no han estado ausentes, en territorios, en
recursos hídricos, a las cuales podríamos agregar el gas ahora, pero que al
proponerse no han tenido el respaldo político esperado. Creo que es un tema que
no puede estar ausente.
Pareciera ser que en una negociación que incluyera territorios en Arica, la
participación peruana se haría inevitable. La presencia peruana en las
conversaciones anteriores ha buscado defender primero sus propios intereses y
en una segunda prioridad preocuparse de ayudar a Bolivia en la solución de sus
problemas. De allí que este es un hecho de la causa que no puede obviarse y al
cual hay que aproximarse con realismo y con agendas claras.
Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan
el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.
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El clima para sentarse a conversar de temas tan delicados de una profunda raíz
histórica no se prepara con declaraciones rimbombantes, ni con amenazas, ni
levantando nuevos temas. Por el contrario si realmente quiere construirse la mejor
solución a los anhelos de los países se requiere un mínimo de cordialidad, de
seriedad, de apego al derecho.
Conclusiones
En síntesis, ¿es posible una salida al mar a Bolivia?
Creo sinceramente que es posible pero no bajo las exigencias que hasta ahora ha
hecho Bolivia, que estimo adolecen de algunas de las deficiencias mencionadas
en los párrafos anteriores. Chile, creo que ha mantenido una posición muy clara al
respecto de no ceder soberanía, pero se ha allanado ya en varias ocasiones a
buscar fórmulas para dar respuesta a los anhelos bolivianos. Como hemos visto
no todo es voluntad chilena. La globalización y la posibilidad de enfrentar juntos el
mejor futuro para nuestros pueblos requieren aprovechar las oportunidades que se
nos han dado. De allí creo que todas las iniciativas de integración que están en
marcha en la región no pueden dejarse de lado, creo que con buena voluntad y
decisión y con políticas de estado se puede avanzar.
La historia nos muestra que en estos procesos la política interna de los países
juega un rol fundamental. Si estas situaciones se esgrimen como banderas
electorales o como distractores de graves crisis internas, creo que la solución que
se busca está cada vez más lejos. Si colocáramos temperatura a nuestras
relaciones con Bolivia y las comparáramos con un enfermo, creo que este habría
muerto hace rato por los abruptos cambios. Pero seguimos vivos y eso nos da
esperanza.
Quiero terminar estas reflexiones insistiendo que el generar percepciones
negativas en las sociedades puede generar un peligroso espiral. Jaime Eyzaguirre
nos decía, “es un rasgo de inteligencia y de civilización ayudar a comprenderse
mutuamente. Y aunque la tarea no sea ni fácil ni rápida, urge emprenderla cuanto
antes si se quiere evitar a tiempo lágrimas y sangre. Se necesita para ello, claro
está, generosidad de espíritu, rectitud de intención. La complementación material y
espiritual de la misma estirpe debe ser buscada con ahínco. Sin negar el legítimo y
natural amor a la tierra natal, y aún por el bien de ella, hay que abrirse a más
amplios horizontes, a la posibilidad de una transfusión del cuerpo y del alma de
estos pueblos que por espacio de tres siglos formaron un solo todo”.
Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan
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