morella ciudad medieval

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MORELLA, CIUDAD MEDIEVAL
Por el Dr. Arquitecto don Carlos García Martín
En la comarca “Dels Ports” situada en el extremo noroeste de la provincia
de Castellón, a 40 km del mar Mediterráneo y en el centro de un círculo de
50 km en el que se encuentran los castillos templarios de Chivert, Peñíscola
y Miravet, última línea defensiva ante los musulmanes antes de la
disolución de la Orden y de la conquista del Reino de Valencia por Jaime I
el Conquistador, en una zona montañosa y árida como todo el interior de la
citada provincia, se encuentra la ciudad de Morella.
Esta ciudad, que en la actualidad tiene 2.800 habitantes aunque a
finales del siglo XIX llegó a tener cerca de 8.000, encaramada sobre un
peñasco que domina una amplia comarca y que es punto de paso desde el
bajo Aragón al Mediterráneo, fue durante mucho tiempo la capital del
Maestrazgo de la Orden de Santa María de Montesa heredera de bienes y
haciendas, tradiciones y sobre todo de los miembros de la Orden del
Temple desde su disolución en 1307.
*
Aunque su origen se remonta a tiempos prehistóricos, su situación en
un cruce de caminos y su especial ubicación defensiva sobre una montaña
de cerca de 1.000 m de altitud la hicieron ser pieza codiciada por romanos
(la vía Augusta pasa paralela a la costa y a unos 40 km. de Morella),
vándalos y visigodos hasta su ocupación por los musulmanes y
conquistada, perdida y reconquistada por los Reyes Cristianos durante los
siglos XI a XIII.
Jaime I el Conquistador la incorporó definitivamente al Reino de
Aragón en el año 1232.
A partir de ese momento, Morella se puebla de edificios religiosos y
defensivos, casas señoriales y se encierra en una muralla que la rodea por
completo y que no es sino la renovación de las murallas más antiguas que
cada uno de sus sucesivos pobladores había ido construyendo a lo largo de
las sucesivas guerras por su ocupación sufridas por sus habitantes.
A pesar de que desde entonces hasta nuestros días ha tenido que
soportar todas las guerras que se han desarrollado en la península Ibérica y
que se cebaron especialmente en ella, como fueron las de Sucesión,
Independencia y Carlistas, su especial situación defensiva la ha permitido
conservar su patrimonio Histórico Artístico y Monumental hasta la
actualidad.
Como toda ciudad medieval fortificada, Morella ocupa la cima de un
peñasco rodeado por una muralla medieval aunque reconstruida cada vez
que era objeto de conquista en las múltiples guerras ya citadas.
En su interior la
ciudad
se
estructura
alrededor del castillo,
excepto
en
su
lado
Noroeste por ser éste una
zona
de
acantilados
verticales prácticamente
inexpugnables.
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Las calles, estrechas y porticadas, discurren paralelas en sentido
Norte-Sur y unidas por callejuelas perpendiculares y que por su gran
pendiente necesitan escaleras para alcanzar los diversos niveles.
En el último y más alto nivel, el que abraza al castillo, se encuentran
los monumentos más importantes desde el punto de vista artístico y
especialmente por su pertenencia a la época medieval, con que cuenta
Morella y que por sí solos merecen una detallada y detenida visita a la
ciudad.
Estos son, fundamentalmente, el convento de San Francisco y la
iglesia arciprestal de Santa María la Mayor.
El convento de San Francisco, situado como la iglesia arciprestal de
Santa María la Mayor, en la falda del castillo, es un conjunto apoyado en la
roca del castillo del que se conserva la Iglesia, el Claustro y la Sala
Capitular.
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Comenzado a construir en el siglo XIII y terminado en el XIV, es de estilo
gótico con claras influencias que podríamos definir como “mediterráneas”,
se compone de la Iglesia, que durante siglos estuvo oculta bajo escayolas
barrocas y sólo a finales del siglo pasado, gracias a una cuidadosa
restauración dejó ver su primitiva traza gótica.
Se compone de una sola nave con arcos ojivales de diafragma en los
que se apoya la cubierta, de madera y a dos aguas con cubrición de teja
árabe, con capillas entre los contrafuertes y un ábside poligonal cubierto
con una bóveda de crucería.
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El claustro, del que no se conserva la cubierta original, sin duda de
madera, es de planta cuadrada y cerrado por arquerías de gran esbeltez,
compuestas de arcos ojivales trilobulados de gran finura y elegancia. En la
zona del claustro adosada a la montaña y excavada en la roca se encuentra
la Sala Capitular en la que destacan sus pinturas murales. La Sala Capitular
se puede fechar entre 1427 y 1442, atribuyéndose su construcción a Andreu
Tarrascó y siendo lo más importante de la misma las pinturas murales
existentes en el muro oeste, uno de los pocos ejemplos de pintura mural
gótica del siglo XV en el antiguo reino de Valencia.
El otro gran edificio existente en Morella y que por sí sólo justifica
una visita a esta ciudad, es la Iglesia Arciprestal de Santa María la Mayor.
Situada en línea con el convento de San Francisco y sólo separada de este
por el edificio hoy en ruinas y destinado a futuro Parador Nacional, de la
antigua Capitanía General del Maestrazgo, que tuvo gran protagonismo en
las guerras carlistas. La iglesia arciprestal está igualmente adosada a la roca
sobre la que se asienta el castillo.
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Tiene la particularidad, por tanto, de disponer de una sola fachada,
la del lado de la epístola, orientada al suroeste y que da a la plaza de
L’esglesia.
La iglesia se empezó a construir en 1265 y se acabó alrededor de
1343 aunque en realidad no estuvo totalmente terminada hasta finales del
siglo XVI.
Según el historiador D. Juan de Contreras y López de Ayala.
Marqués de Lozoya, es “la más bella iglesia gótica de la región
valenciana”.
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El retablo del altar mayor, como en muchas iglesias góticas, es del
siglo XVII de estilo churrigueresco y no tiene nada de medieval por lo que
no vamos a comentar nada del mismo.
En cuanto a su única fachada, el muro exterior dispone de dos
entradas que son las únicas puertas de acceso al interior del templo. Ambas
puertas, del más puro estilo gótico se construyeron en el siglo XIV, la
mayor, centrada en el muro, es la denominada puerta de los Apóstoles,
dispone de un parteluz con la imagen de la Virgen y de arquivoltas en
cuyas bases se encuentran los apóstoles. La menor, situada en el extremo
sur de la fachada, denominada de las Vírgenes es de traza más elegante y
contiene la imagen de Santa Úrsula.
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Además de estos importantes edificios y ya no como elemento
arquitectónico propiamente dicho, sino como vínculo protector de los
mismos y de toda la ciudad, hay que hacer referencia al castillo que ocupa
la parte más elevada del promontorio donde se ubica la ciudad de Morella.
Construido en muy diversas épocas, aprovechando las cuevas
existentes en la roca que corresponden seguramente a asentamientos
poblacionales mucho más antiguos y los diversos aljibes y pozos
construidos por los habitantes de las mismas, en la actualidad se encuentra
casi totalmente en ruinas en lo referente a las construcciones medievales
aunque estuvo habitado o, más bien, se utilizó hasta las guerras carlistas.
A pesar de lo anterior es muy interesante su visita para
comprender el carácter de atalaya en un importante cruce de caminos que
tuvo en su momento ―hasta finales del siglo XIX―, la ciudad de Morella.
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Sí se encuentran en muy buen estado, debido a una cuidada e
importante restauración, las murallas medievales que rodean en su totalidad
(excepto en la parte noroeste, tan abrupta que las hace innecesarias), la
ciudad de Morella y cuyas puerta constituyen los únicos puntos de acceso a
la ciudad fortificada.
Con la esperanza de que esta breve descripción de la medieval,
amurallada, histórica y artística ciudad de Morella sirva para despertar la
curiosidad de visitarla, y a la que habría que añadir que también es famosa
por sus tejidos, gastronomía y por ser capital de la trufa negra o de invierno
y, en definitiva, un lugar único en el montañoso interior de la provincia de
Castellón.
* Fotos Jorge Picallo
** Foto Julio Carbó
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