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DESDE LA POLÉMICA HACIA LA LECTURA
CASTRO, María Graciela
Facultad de Filosofía y Letras
Gymnasium- Esc. de Bellas Artes, UNT
[email protected]
Los docentes de Literatura permanentemente nos encontramos ante una realidad en
nuestra sociedad: los adolescentes cada vez leen menos o no leen y nuestra tarea de
acercarlos a la lectura tiene que vencer el facilismo y la rapidez que proporcionan el video,
internet y la búsqueda de lo práctico, propio de esta vida moderna.
Ante este desafío, me inclino hacia un concepto de literatura relacionado con un
hábito cultural; la lectura nos abre puertas, nos remite a distintas realidades o disciplinas
que debemos conocer para comprender lo que leemos. La lectura debe entenderse como
“una actividad compleja que supone no sólo el reconocimiento de los propósitos de un
texto, de sus características particulares, de los variados elementos que lo constituyen, sino
también el cotejo y la comparación con otros textos, la búsqueda de información que
complete y amplíe el horizonte del lector, la vinculación con otros temas derivados”
(Cortés, Marina, 2005, p.11)
Este trabajo surge de la experiencia en el aula con alumnos del 6º Año del Ciclo
superior del Gymnasium de la Universidad Nacional de Tucumán en el período lectivo
2006.
Entre los objetivos propuestos al presentar el programa anual de la materia Lengua y
Literatura subrayo
“abordar el texto en sus relaciones intertextuales, polisémicas y
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dialógicas.
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Intertextualidad como conjunto de relaciones que un texto literario guarda con otros, polisemia
como la posibilidad de diversas interpretaciones y dialogismo en referencia a la plurivocidad de la
palabra.
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En la selección de textos de lectura pensé en incluir una novela de Tomás Eloy
Martínez, escritor tucumano, quien actualmente reside en Estados Unidos y periódicamente
nos visita para presentar sus libros o dictar conferencias.
Una nota en el diario La Gaceta de Tucumán inició el comentario en clase y la
inquietud por saber qué había escrito Tomás Eloy Martínez:
Sección Política
Beatriz Rojkés criticó a Tomás Eloy Martínez
La primera dama, Beatriz Rojkés de Alperovich, y el intendente interino de la
capital, Ramón Cano, inauguraron ayer la muestra “Reflejos de Mujer”, integrada
por trabajos artesanales realizados por mujeres del plan “Manos a la Obra”(...) .En
su discurso, la primera dama arremetió contra el escritor de “La novela de Perón” y
“Santa Evita” por un artículo de su autoría, “Los soles oscuros de Tucumán”, que
se publicó en los diarios “La Nación”, el 1 de noviembre de 2005, y “El País”
(España), el 4 de enero.
(...) La esposa del gobernador José Alperovich sorprendió a los presentes cuando,
en su intervención, aludió al periodista tucumano, al que llamó “ex tucumano”, e
invitó a que se repudie “este tipo de actitudes”. Después, en diálogo con los
periodistas, la parlamentaria nacional reiteró sus conceptos. “Lamentablemente
(Martínez) no le hace bien a Tucumán”, apuntó (...) (La Gaceta: 18/3/06)
Las declaraciones de la Sra. Beatriz de Alperovich desataron una polémica, los
tucumanos desde distintos lugares reaccionaron rápidamente y el mismo diario publicó
durante varios días estas opiniones en la sección Cartas de lectores.
Algunos de estos textos fueron comentados en clase:
Sección Cartas de lectores
Tomás Eloy Martínez (II)
¿Son ex tucumanos los que critican? ¿Desde cuándo uno es “ex algo” cuando
critica lo cierto y evidente de ese lugar? La actitud que el Ejecutivo y sus pares
debería tomar frente a las críticas es de escuchar y aprender para mejorar (...)
Señora esposa del gobernador: su mentalidad se asemeja mucho al discurso
republicano que se escucha por aquí, al norte del norte, donde el que no apoya las
decisiones y acciones de la cabeza es antipatriota (en su caso, ex tucumano). Al
contrario, el escritor Tomás Eloy Martínez en su crítica muestra ser más tucumano
que cualquiera que vive en la provincia, indiferente a los problemas que la
aquejan. El verdadero ex tucumano calla, no le importa, olvida. El verdadero
tucumano critica, propone y actúa. Plantar unos cuantos semáforos está muy, pero
muy lejos de considerarse tarea cumplida para recibir los halagos de los residentes
y de los ex residentes. Todavía hay muchísimo que hacer en Tucumán para revertir
décadas de desgobierno. Ese debería ser el mensaje de cualquier funcionario
vinculado al gobernador.
José Sebastián Battig - [email protected] (La Gaceta: 26/3/05)
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Tomás Eloy Martínez (II)
Es fácil gobernar desde un sillón y con aire acondicionado, celular en la mano y la
consabida taza de café. Es imposible comprender las verdaderas necesidades
cuando nos acercamos a la miseria desde un palco, entregando la dádiva pasajera.
Tomás Eloy Martínez visita a la gente y no promete nada; sólo conversa, investiga
y denuncia. En definitiva, ¿no está haciendo él el trabajo de campo que
funcionarios de distinto rango deberían hacer, si realmente les interesara erradicar
la pobreza tucumana? En vez de criticar lo indefendible, propongo que las
autoridades, artículo en mano, busquen a los tucumanos mencionados por el
destacado escritor, los escuchen y les brinden una solución real a sus problemas; y
luego saquen la foto, para que todos veamos que las promesas de campaña se
cumplen. Martínez es admirado por su literatura y por sus columnas en Tucumán,
en la Argentina, en Europa y en América. Un desafortunado comentario no ha
hecho más que indignar a sus miles de lectores, pues, más allá de todos los
premios y reconocimientos, Tomás Eloy Martínez, la persona, es genuinamente
querido y respetado por la gente. ¿Cuántos argentinos en posiciones de liderazgo
gozan hoy de este raro privilegio?
Lisi Barros-Sehringer, lisi@calchaquí.com
Princeton, New Jersey (EE.UU) (La Gaceta: 2/4/06)
En las clases de Lengua y Literatura estos textos dieron lugar a comentarios y
discusiones sobre temas como el autoritarismo, la persecución hacia los intelectuales y la
libertad de expresión a lo largo de la historia de los gobiernos en Argentina. La figura de
Juan Domingo Perón comenzó a dibujarse en el aula, mis alumnos ya habían leído el
cuento “Casa tomada”
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de Julio Cortázar, sabían sobre las metáforas del autoritarismo y
del exilio del autor.
Mi propuesta entonces fue leer la novela de Tomás Eloy Martínez Santa Evita pero
la curiosidad por saber qué había escrito este autor para generar tanta polémica llevó a
algunos alumnos a buscar el artículo tan cuestionado que había sido publicado aquí por el
diario La Nación y en España por el diario El País.
El artículo, que había ofuscado a la primera dama, apareció en clase, el título era
bastante significativo “Los soles oscuros de Tucumán”. En él, Tomás Eloy Martínez hacía
referencia a un trabajo anterior sobre nuestra provincia durante el cierre de los ingenios
azucareros. Cuarenta años después, el hambre de aquel entonces seguía expandiéndose
entre los tucumanos. El autor describe en el texto un recorrido por algunos barrios y zonas
de Tucumán en el año 2005:
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El cuento “Casa tomada” es interpretado por algunos críticos como una alusión al ascenso del peronismo.
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Poco antes de que el general Juan Carlos Onganía cerrara los ingenios azucareros
de Tucumán e hiriera de gravedad a una industria centenaria, escribí un extenso
reportaje para el semanario Primera Plana en el que aludía a lo que por primera
vez había visto en la provincia donde nací: el hambre.
(...) Esta vez, cuando fui a Tucumán en octubre, nadie necesitó hablar del
hambre. Estaba allí, viva todavía, mucho más musculosa que en el pasado. Ocho
o nueve gobiernos alimentaron el hambre como a una fiera de zoológico hasta
que sólo el actual -parece- contuvo sus estragos.
Tal como hice cuatro décadas atrás, alquilé un automóvil y me lancé a la aventura
por los caminos de la provincia, esperando que la realidad me saliera al paso. No
fui a los hospitales ni a las confiterías como antes, llamé a las puertas de las
casas. (La Nación: 1/11/05)
Esta introducción sirvió para hacer en clase una breve referencia al contexto
mencionado, al cierre de los ingenios, a la desocupación y el éxodo que esto generó.
Siguiendo con la lectura observamos hacia dónde apuntaban las críticas de
Martínez:
Poco antes del mediodía vi a seis mujeres barriendo la inmensidad del parque 9
de Julio (...) vestidas con unos enormes delantales negros, la leyenda José
Castillo estampada en la espalda. Es el nombre de quien las manda, pagándoles
130 pesos por mes más el bolsón de alimentos: otra versión del Plan Jefes y
Jefas de Hogares Desocupados. Logré saber que casi todas ellas eran personas
solas, viudas o separadas, y que consideraban a Castillo el salvador providencial
que les permitía comer y pagar la luz. (La Nación: 1/11/05)
El subtítulo “El río de los olvidados” en el artículo nos llevó con la lectura hacia
una zona cercana a la capital, el río Salí y las casas de emergencia construídas en sus
márgenes, allí Tomás Eloy Martínez conversa con los integrantes de una familia que
sobreviven con la venta de cartón y botellas de plástico. La mujer, embarazada, espera su
séptimo hijo; el hombre mira con desconfianza; Sandra Martínez y Rodolfo Aguirre son
sus nombres y tan cruda su realidad como sus testimonios:
Ha estudiado dos años de corte y confección pero de nada le ha servido. Se
desloma, dice, para que los chicos vayan a la escuela. Como hay tres turnos,
salen a las 11, y lo único que se llevan a la boca es el sándwich de la mañana.
Cuando la desolación los desespera, piden ayuda a una de las jefas del Plan de
Hogares, Rosa Nieva. Les regalan una caja de leche, arroz, fideos. “Lo que
rogamos a Dios es trabajo” dice Rodolfo. “Albañil, hombreador de bolsas, lo que
sea. Siempre he querido ser alguien y acá me ve. Soy nadie”, confía. (La Nación:
1/11/05)
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El artículo “Los soles oscuros de Tucumán” que había causado el enojo de la
esposa del gobernador de Tucumán, concluye:
Un sol redondo se pone sobre las montañas azules, al otro lado del río. Se mira
hacia lo alto y la belleza del paisaje corta el aliento. Debajo, en cambio, parece
que se estuviera por acabar el mundo. (La Nación: 1/11/05)
Nos estábamos acercando a un escritor comprometido con su realidad. En la clase
se discutió sobre la posición de algunos autores en distintos movimientos o escuelas.
Desde el diario La Gaceta nos seguía llegando información sobre el escritor
repudiado por la primera dama. En el Suplemento Literario de los domingos se publicó el
23 de abril de 2006, en la página principal, el discurso con el que Tomás Eloy Martínez,
invitado especialmente, inauguró la Feria internacional del Libro en Buenos Aires. El
título de la nota: “Un país creado por el libro”. En la clase rescatamos esta frase: “Somos
los libros que hemos leído o el vacío que la ausencia de ellos abrió en nuestras vidas”.
El domingo siguiente, 30 de abril de 2006 , el director del Suplemento Literario,
Daniel Alberto Dessein, publicó una nota, en la primera página, con el título “Martínez
llora sobre ti, Argentina” rescatado de Domenique Durand, en un periódico francés en una
clarísima alusión a la canción referida a Eva Perón “No llores por mi, Argentina”. En esta
nota, Dessein, reconstruye los comienzos del escritor como un adolescente que inició su
labor periodística en el diario La Gaceta: “Ese precoz e insaciable lector se convertiría en
uno de los más grandes escritores de habla hispana”. Tomás Eloy Martínez es comparado
con Jorge Luis Borges en su intento por descifrar la Argentina. Y por supuesto,
contestando a lo que todos los lectores de Tucumán esperaban, Dessein, responde de
alguna manera al comentario de la esposa del gobernador de Tucumán:
Algunos han intentado explicar la relativa distancia entre los argentinos y
Martínez, por el hecho de que el escritor tiene su domicilio en el exterior. Lo
cierto es que, como alguna vez él mismo dijo, reside en los Estados Unidos pero
vive en la Argentina. La distancia es lo que le ha permitido pensar el país que
tanto ama, con una lucidez y una profundidad extraordinarias. Sus artículos
periodísticos y sus novelas son esforzados intentos por comprender a esa patria
contradictoria que ha expulsado a sus grandes figuras. Sus escritos han
reconfigurado la imagen del país, llenando sus huecos, revelando claves para
aprehenderlo. ( La Gaceta, Suplemento Literario: 30/4/06)
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Desde estas lecturas pasamos a la elección de la novela Santa Evita para leer en
clase. La polémica se instaló en el aula nuevamente. Algunos alumnos escuchaban en sus
casas el comentario de sus padres sobre la figura de Eva Perón y su obra y en el aula
manifestaban su rechazo a leer una novela sobre “esa mujer”. Otros, comenzaban a
fascinarse por conocer a través de la lectura la historia de la mujer que tanto había ayudado
a sus abuelos trabajadores. Curiosamente, un alumno de Islandia, que realizaba un
intercambio estudiantil, me comentó que tenía escondido el libro porque la familia que lo
alojaba era antiperonista y le habían prohibido leer la novela.
Sin apartarme de las discusiones, traté de rescatar el valor de la escritura de Tomás
Eloy Martínez, su visión de Eva Perón:
No parecía la misma persona que había llegado a Buenos Aires en 1935 con una
mano atrás y otra adelante, y que actuaba en teatros desahuciados por una paga
de café con leche. Era entonces nada o menos que nada: un gorrión de lavadero,
un caramelo mordido, tan delgadita que daba lástima. Se fue volviendo hermosa
con la pasión, con la memoria y con la muerte. Se tejió a sí misma una crisálida
de belleza, fue empollándose reina, quién lo hubiera creído. ( Martínez, 1999,
cap.1, pp.11-12)
Como sabemos, la novela reconstruye el peregrinaje del cuerpo embalsamado de
Eva Perón. Múltiples discursos construyen la historia de esta mujer desde su infancia
hasta su muerte: entrevistas, diálogos, guiones radiales, discursos políticos. Los alumnos
buscaron datos históricos sobre los gobiernos peronistas. El límite entre realidad y ficción
también dio lugar a la polémica:
¿Eva era tan sólo una “trepadora”? ¿Eva era una líder y se manifestó en un
momento preciso de la historia?
¿su cuerpo embalsamado estuvo escondido en
determinados lugares o no? ¿se hicieron réplicas del cadáver? ¿Hasta dónde algunos datos
eran invención del autor? ¿cuáles correspondían a la historia oficial?
En algunos libros de textos de Literatura para el Polimodal la novela es presentada
como “nueva novela histórica que intenta hacer una reforma del conocimiento del saber
histórico, reproducido, ordenado y dirigido en la sociedad; (y que) por lo tanto, adopta
frente a él una postura crítica” (Marsimian, 2001: p.203)
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Sin embargo Tomás Eloy Martínez, en una entrevista, sostenía que se empeñaba
para que en cada edición, al pie de Santa Evita apareciera la palabra “novela”, porque
“novela significa licencia para mentir, para imaginar, para inventar”.
La lectura, entonces tomaba otros caminos: la ambigüedad, la polisemia. Los que
admiraban a Eva leían el texto apasionados; los que tenían una imagen negativa leían
cuestionando el texto. Por sobre esto, estaba el estilo de Martínez y la posibilidad de
dialogar y discutir las interpretaciones en clase.
La novela abrió el camino para otras lecturas, el cuento “El simulacro” de Jorge
Luis Borges se leyó en clase, en el relato un hombre vestido de luto llega a un pueblito del
Chaco un día de julio de 1952, coloca una tabla sobre dos caballetes y sobre ella una caja
con una muñeca de pelo rubio, la humilde gente comienza a desfilar delante de la caja
repitiendo ante el enlutado “Mi más sentido pésame, General”. El narrador agrega en la
descripción “Una alcancía de lata recibía la cuota de dos pesos...”.
El cuento de Borges concluye ingeniosamente:
¿Qué suerte de hombre (me pregunto) ideó y ejecutó esa fúnebre farsa? ¿Un
fanático, un triste, un alucinado o un impostor y un cínico? ¿Creía ser Perón al
representar su doliente papel de viudo macabro? (...) El enlutado no era Perón y
la muñeca rubia no era la mujer Eva Duarte, pero tampoco Perón era Perón ni
Eva era Eva sino desconocidos o anónimos (cuyo nombre secreto y cuyo rostro
verdadero ignoramos) que figuraron, para el crédulo amor de los arrabales, una
crasa mitología. (Borges, 1974: p.789)
El análisis de este cuento se orientó desde la postura antiperonista de Borges quien
vivió humillaciones durante ese gobierno. La referencia a la construcción de un mito, en
este caso falso, nos llevó nuevamente a la lectura de Santa Evita, allí el autor construye
una entrevista con el peluquero de Eva, este personaje describe un diálogo con sus primas
que habían participado en el acto de renuncia a la vicepresidencia:
Mis primas estaban en camisón, esperándome. Desde un refugio de la calle
Alsina habían visto la llegada del general al Cabildo Abierto, pero como los
coletazos de la multitud las llevaban y traían, cuando habló Evita estaban cerca
del palco, a veinte o treinta pasos. “Vimos su cutis de porcelana”, me dijo la del
bocio; “le vimos los dedos largos como de pianista, la aureola luminosa alrededor
del pelo”... La interrumpí: “Evita no tiene ninguna aureola” dije. “A mí no me
podés vender ese boleto”. “Sí tiene”, porfió la de nariz más larga. “Todos se la
vimos al final, cuando se despidió, también la vimos elevarse del palco un metro,
metro y medio, quién sabe cuánto, se fue elevando en el aire y la aureola se le
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notó clarísima, había que ser ciega para no darse cuenta.” (Martínez, 1999, cap.
4, p.118)
Martínez muestra a Eva con una aureola, como una diosa; en el capítulo 8: “Una
mujer alcanza su eternidad” enumera y desarrolla cuáles son los elementos que
construyeron el mito de Evita. Borges, en cambio, la desacraliza, la muestra como una
muñeca de pelo rubio acostada en una caja de cartón, para él “el crédulo amor de los
arrabales” construye en su imaginario un mito que resulta ser falso.
Con la lectura de “El simulacro” surgió en la clase un comentario de un alumno a
quien su madre le había contado que vivió una situación idéntica a la del cuento cuando
era pequeña. Los detalles de la realidad eran muy similares: un hombre del gobierno
vestido de negro, una caja con una muñeca rubia, la simulación de un velatorio. Ella
recordaba que en varios barrios había ocurrido lo mismo. No era el cuento sólo una
invención de Borges desde su antiperonismo. La discusión de los límites entre la ficción y
la realidad
volvían a debatirse otra vez
en clase. Estamos acostumbrados a vivir
situaciones que a veces desbordan la realidad, Argentina es así.
Al comenzar el año lectivo habíamos leído en clase un texto de Gabriel García
Márquez “La soledad de América Latina”, la conferencia que pronunció en Estocolmo
cuando recibió el Premio Nobel de Literatura en 1982, parte del texto fue retomado en
clase para discutir sobre la realidad, la ficción y la literatura:
Me atrevo a pensar que es esta realidad y no sólo su expresión literaria la que este
año ha merecido la atención de la Academia Sueca de las Letras. Una realidad
que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada una de
nuestras incontables muertes cotidianas (...) Poetas y mendigos, músicos y
profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad
desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el
desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos
convencionales para hacer creíble nuestra vida. Éste es el nudo de nuestra
soledad (De Luca, Di Vincenzo: 1998, p.18)
Las declaraciones de la esposa del gobernador de Tucumán en contra del escritor
Tomás Eloy Martínez nos abrieron distintas puertas, las lecturas fueron variadas, se
estableció una intertextualidad entre cartas de lectores, entrevistas, referencias históricas,
recuerdos, cuentos, conferencias y la novela misma.
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Los alumnos asumieron distintas posturas en las discusiones. Analizaron las
variadas voces que construyeron la imagen de Santa Evita. Rescataron los recuerdos de
familiares que protagonizaron parte de esta historia en Argentina. La polémica inicial fue
llevándolos a la lectura de diversos textos.
Desde este abordaje la resistencia a la lectura fue cediendo y los alumnos se
acercaron a la realidad de nuestra provincia y de nuestro país desde las clases de
Literatura3.
Referencias bibliográficas:
- Altamirano y Sarlo. Literatura y sociedad, Buenos Aires: Hachette, 1983.
- Barei, Silvia. De la escritura y sus fronteras, Córdoba: Alción, 1991.
- Borges, Jorge Luis. Obras completas, Buenos Aires: Emecé editores, 1974.
- Cortés, Marina (coord..) Prácticas de lectura y escritura. Entre la escuela media y los
estudios superiores. Buenos Aires: Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, 2005.
-De Luca, Di Vincenzo. Literatura argentina y latinoamericana. Conectada con literatura
universal, Buenos Aires: Santillana, 1998.
- La Gaceta. Diario de Tucumán, Cartas de lectores: 2006: 18 de marzo; 25 de marzo, 26 de marzo,
2 de abril.
- La Nación. Diario de Buenos Aires: 2005, 1 de noviembre.
- La Gaceta. Diario de Tucumán, Suplemento Literario: 2006, 30 de abril
- Marsimian, Silvina (coord.) Lengua y Literatura III, Buenos Aires: A-Z, 2001.
- Martínez, Tomás Eloy. Santa Evita, Buenos Aires: Planeta, 1999.
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Este año la propuesta para leer la novela de Martínez se abordó desde la lectura de “El destino de los
embalsamados” de Gabriel García Márquez ya que antes habían leído Cien años de soledad. Se agregaron las
lecturas de artículos publicados en La Gaceta Literaria del domingo 15 de julio, referidos a Tomás Eloy
Martínez con motivo de su visita a nuestra ciudad en la que dictó la conferencia “El periodismo futuro y los
hechos de la vida” en el marco del Julio Cultural de la UNT, el 18/7/07.
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