CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

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Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACION PENAL
Aprobado acta numero 260
Bogotá, D.C, diecinueve de agosto de dos mil nueve.
Finalizada la diligencia de audiencia pública, la Sala de
Casación Penal dicta sentencia dentro del juicio adelantado
contra la representante a la Cámara Karelly Patricia Lara
Vence, quien fuera acusada como autora del delito de
concierto para delinquir agravado.
HECHOS
Desde antes de terminar sus estudios profesionales,
Karelly Patricia Lara Vence se vinculó a la actividad
política, llegando luego de su ejercicio como concejal a ser
elegida alcaldesa municipal de su natal Fundación para el
periodo constitucional de 2001 a 2003 y luego representante
a la Cámara por el departamento del Magdalena, dignidad
que ejerce desde el año 2006.
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Karelly Patricia Lara Vence
Como alcaldesa, su principal objetivo consistió en sanear
las finanzas públicas, para lo cual trazó una estrategia que
incluyó la reestructuración económica del municipio y con la
autorización del concejo la contratación para el recaudo de
impuestos con el consorcio temporal Triam, acto cuestionado
por los concejales Carlos Arturo Sánchez Bermúdez, Rosiris
Romo Ortiz, Jorge Alberto Vergara Fonseca y Farid Enrique
Peña Barrios, quienes decidieron denunciar el hecho ante la
Procuraduría regional y la Contraloría departamental.
Al poco tiempo de haberse presentado la denuncia, los
concejales y la alcaldesa fueron convocados por una facción
de las autodefensas a una reunión que habría de llevarse a
cabo el día 23 de septiembre de 2001 en Monterrubio, sitio en
donde Neyla Alfredina Soto Ruiz, alias “Sonia”, les comunicó
en nombre de esa organización ilegal, el interés que tenían en
irrumpir en la actividad política y luego de que se le enterara
de los problemas contractuales, ordenó que se desistiera de la
denuncia que algunos concejales habían presentado en contra
de la alcaldesa, como en efecto ocurrió.
Tres meses después, los concejales y la alcaldesa fueron
convocados por las autodefensas unidas de Colombia a asistir
al mismo sitio, pero esta vez para encontrarse con “Jorge
cuarenta”, quien les hizo conocer una vez más el interés de
consolidar políticamente el movimiento de la “provincia unida”
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Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
en las elecciones del año 2002, empeño que requería de paz
política y de unidad de propósitos entre la alcaldesa y los
concejales.
FILIACION DE LA PROCESADA
Karelly Patricia Lara Vence, natural de Fundación,
lugar donde nació el 16 de septiembre de 1965, identificada
con la cédula de ciudadanía número 57.402.224 de la misma
ciudad, hija de Juan Lara Aguancha y Serve Vence Montero,
soltera,
médica,
obstetricia;
con
actual
especialización
representante
a
en
la
ginecología
Cámara
por
y
el
departamento del Magdalena.
ACTUACION PROCESAL
Con base en la denuncia presentada contra la doctora
Karelly Lara Vence, la Sala abrió investigación previa
mediante auto del día 11 de abril de 2007 y luego de cumplir
los objetivos trazados en esa decisión, el 20 de junio siguiente
dispuso iniciar investigación penal en su contra, indagándola
el 6 de julio y resolviéndole su situación jurídica el 23 de
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Karelly Patricia Lara Vence
agosto de la misma anualidad con medida de aseguramiento
de detención preventiva como probable autora del delito de
concierto para delinquir agravado.
El 8 de noviembre de 2007 cerró la investigación y el 13
de diciembre siguiente decidió acusar a la sindicada para que
respondiera en juicio como presunta autora del delito de
concierto para delinquir agravado, al encontrar la prueba
necesaria para estimar que se concertó con las autodefensas
con el de fin de promover al grupo armado ilegal.
Concluida la audiencia pública de juzgamiento el 30 de
junio del corriente año, le corresponde a la Corte decidir de
manera definitiva la situación jurídica de la implicada.
ALEGATOS EN AUDIENCIA PÚBLICA
Del Ministerio Público.
Para el Ministerio Público, como lo ha sostenido durante
sus diferentes intervenciones, no se configura la prueba para
condenar, pues a su juicio nada permite afirmar que las
reuniones de Monterrubio fueran propiciadas por la alcaldesa
con el fin de obtener un beneficio personal, como lo estimó la
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Proceso 27.195
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Corte en la resolución de acusación, bajo la premisa de que la
prueba requerida para ese momento procesal así lo indicaba.
En ese sentido, en la acusación la Corte estimó que la
orden de retirar la denuncia que impartió una de las jefes del
grupo armado ilegal, “aproxima a la Sala a la conclusión que el
encuentro fue propiciado o gestionado por quien finalmente se
beneficiaba de la concreta y particular imposición: la alcaldesa.”
Sin embargo, que se haya adoptado esa determinación
por parte de alias “Sonia” no significa que previamente la
alcaldesa se hubiese concertado con ese fin, ni con el de
promover al grupo ilegal.
Ni siquiera – dice – aceptando que la alcaldesa hubiera
acordado someter a los concejales para que retiraran la
denuncia, es posible sostener mediante un giro dialéctico
inaceptable que ese hecho realice el injusto de concierto para
delinquir agravado. A lo sumo se podría hablar de un
constreñimiento ilegal o de otro ilícito, mas no de un delito
que requiere cierta permanencia en el tiempo y el dolo
específico de asociarse para cometer delitos.
En eso no puede ser indiferente que la doctora Lara
Vence ganara las elecciones del año 2000 sin interferencia de
grupos ilegales y que en el 2005 condujera a las autoridades
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a la captura de “Carlos Tijeras”, mando de las autodefensas
en esa región, lo que constituye una manifestación evidente
del intento de conjurar la acción del grupo ilegal.
Finalmente, en lo que a la acusación se refiere, lo que se
consideró principal no lo es: la orden de retirar la denuncia no
fue el único tema sino uno más de los que se trataron en
Monterrubio, como se estableció fehacientemente con las
pruebas practicadas en el juicio.
En cambio, lo que ahora se tiene establecido es que los
concejales fueron citados de manera que supieran con
absoluta claridad que las autodefensas los convocaban a un
paraje rural del municipio de Pivijay, bajo el entendido que su
orden era inexcusable y de nefastas consecuencias en caso de
no atender ese llamado, como le ocurrió a Rafael Álvarez,
alcalde municipal asesinado por no haber atendido las
órdenes del grupo armado.
Asimismo, según alias Jorge 40, en las zonas “bajo su
dominio” la orden fue realizar “talleres comunales” en los que
se imponían leyes de obligatorio cumplimiento, como se hizo
evidente en la reunión en la que estuvo presente el jefe
paramilitar y en la cual se transmitió a los concejales y a la
alcaldesa la idea de unidad en pro del beneficio regional, un
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objetivo especialmente sensible en el proyecto del jefe
paramilitar.1
En consecuencia, a los concejales no les quedó otra
opción que atender el llamado de las autodefensas, acatar sus
decisiones, retirar la denuncia y conservar el secreto de lo
sucedido, en el entendido que no tenían alternativa diferente.
El señor Procurador observa que en ese contexto debe
interpretarse la disputa entre la concejal Rosiris Romo y la
alcaldesa Karelly Lara, que por alguna razón provocó la
acción de las autodefensas, interesadas según el decir de
“Jorge cuarenta” en lograr con su intervención que los
dirigentes de los pueblos de la costa bajo su influencia
“empezaran a entender que si no se apersonaban de esa dinámica
política, otros se la iban a seguir manejando, es decir, la clase política
tradicional.”
A tono con ese propósito, Neyla Alfredina Soto Ruiz,
alias “Sonia”, aceptó que siguiendo instrucciones de su mando
se reunió con los concejales y la alcaldesa para tratar temas
sociales, en una sesión en la cual se presentó una discusión
con ocasión de un contrato, lo cual la llevó a intervenir para
ordenarles que deberían ir “agarraditos de la mano”, por
En palabras de Cuarenta… “en ese momento la ley fue que en esos talleres se
sentaran rojos, azules, verdes, anaranjados y todos los colores que existen y
representan partidos tradicionales y partidos nuevos y tenían que levantarse de la
mesa con acuerdo entre ellos, acuerdos sobre objetivos, que nos llevaran a
consolidar una paz política.”
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supuesto no mediante una simple sugerencia, sino a través de
una orden perentoria.
Ahora bien, en la resolución de acusación se sostuvo
que esa intervención era la prueba del acuerdo de voluntades
para promover un grupo ilegal, conclusión que en criterio del
Ministerio Público no puede aceptarse. En efecto, en su
opinión, el juicio permitió establecer que la declaración de la
concejala Romo no es tan consistente como en principio se
consideró y que las referencias de Rafael García Torres a
Karelly Lara fueron desmentidas de manera inobjetable en
el proceso.
En ese sentido, el Señor Procurador observa que Rosiris
Romo no logró explicar la razón por la cual llevó a una
reunión en la que dice no tenía idea qué temas se iban a
tratar, copias del contrato para la gestión tributaria y de la
queja interpuesta contra la alcaldesa, y por qué adicionó
temas que pese a su inusitada gravedad calló en su primera
intervención, con el argumento de que su fe cristiana le
imponía decir toda la verdad.
Muy a pesar del esfuerzo por demostrarle a la Corte que
la alcaldesa fue la artífice de la intervención de las
autodefensas, lo cierto es que hasta sus compañeros de
oposición le dijeron a la Sala que la queja la interpusieron
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ante la Procuraduría Regional con el fin de evitar que la
alcaldesa se enterara de la misma, lo cual significa que la
doctora Lara Vence no sabía de la denuncia y por lo tanto
no podía convocar al grupo armado para que interviniera con
relación a ese asunto. Es más, es la única que afirma que lo
de la queja se discutió en el concejo, pero ninguno de los
concejales admite que eso haya ocurrido y las actas no dejan
duda de que la razón está del lado de quienes lo niegan.
De igual manera, los concejales, y no únicamente los de
oposición, dijeron que quien se refirió al contrato de gestión
tributaria y a su presunta ilegalidad fue Rosiris Romo, luego
que “Sonia” les expusiera el proyecto político de las
autodefensas y el interés por conformar el movimiento de la
“provincia unida”. No obstante, a pesar de que todos
reconocen esa situación como una verdad inobjetable, la
señora Romo se empecina en sostener que no fue ella, sino
las autodefensas las que propusieron el tema.
En cambio, dice no haber escuchado a los líderes de las
autodefensas interceder a favor de la segura candidatura de
José Gamarra Sierra – lo que si admitió Juan Carlos Sierra,
sobrino del candidato – a quien la concejal apoyó en su
aspiración al congreso de la República; tampoco recuerda cuál
fue la empresa que contrató con la administración anterior el
recaudo de impuestos y quién su representante, que ahora se
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Proceso 27.195
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sabe era Arnulfo Mercado, asesor jurídico de Jairo Romo,
hermano de la testigo y los hombres de atrás en el andamiaje
de la denuncia, como lo manifestaron Carlos Sánchez y Farid
Peña, dos de los firmantes de la queja.
Incluso no deja de llamar la atención que Rosiris Romo,
quien sólo recuerda lo que le conviene, pretenda imputarle a
la congresista la muerte del periodista Álvaro Alonso, sobre
todo si en su primera declaración, al ser preguntada si con
“Jorge cuarenta” “Karelly intervino o dijo algo”, respondió “no, en
esa reunión no”; y sobre los comentarios que le atribuían a la
alcaldesa la muerte del periodista Álvaro Alonso, respondió
“no conocer nada al respecto, nunca escuche nada sobre eso.”
Empero, ahora dice que Juan Carlos Sierra le manifestó que
Karelly embaló a Alvaro Alonso frente a “Jorge cuarenta”,
muy a pesar de que Sierra no admitió ese hecho y de que no
está probado que el periodista se hubiese ocupado de la
temática del contrato en su diario.
Pero si alguna duda pudiese surgir de esa afirmación,
recuérdese que Edgar Córdoba Trujillo, “alias cinco siete”, jefe
militar de las autodefensas en Fundación, reconoció ser el
determinador del homicidio del periodista, por asuntos
totalmente diversos a los que dieron origen a este proceso y a
los que se refiere la acusación.
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En consecuencia, la Procuraduría se inclina por aceptar
las explicaciones de la alcaldesa, de los concejales y aún de
los líderes del paramilitarismo y no las de Rosiris Romo. Por lo
tanto, si se había pensado con base en ese testimonio que la
orden de retirar la denuncia era la prueba del delito de
concierto para delinquir, ahora esa afirmación es inaceptable.
Como corolario, a su juicio no existe prueba que permita
afirmar que la alcaldesa organizó las reuniones y que se
concertó para promover al grupo ilegal, salvo que se piense
que la declaración de Rosiris Romo sobra y basta para
establecer ese supuesto, pese a sus contradicciones.
Advierte, además, que no existe prueba sobre supuestos
apoyos electorales a la doctora Lara Vence, como quiera que
en el documento hallado en la caleta de San Ángel no figura
Fundación entre los municipios en los cuales se realizaron
acuerdos entre políticos y autodefensas, ni allí hubo candidato
único, como se estiló en otras regiones, lo cual corrobora la
versión de José Joaquín Vives de que Fundación no fue parte
de los llamados “distritos electorales”.
Así, la declaración de Rafael García pierde la connotación
que en principio se le atribuyó. En efecto, el testigo hizo
ingentes esfuerzos por relacionar a la doctora Lara Vence
con las autodefensas a través de Manuela Pizarro, según él,
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mensajera de la congresista ante “Jorge 40” y mano derecha
en la campaña política a la alcaldía de Fundación. Sin
embargo, Manuela se ausentó de Fundación mucho antes de
la campaña, como se probó con suficiencia en el proceso y
Guillermo Sánchez Quintero no da fe de las reuniones entre
García con la supuesta intermediaria.
Al margen de ello, la captura de alias “Carlos Tijeras”,
para lo cual fue vital la intervención de la congresista y su
interés en apoyar a Patricia Avendaño como candidata a la
alcaldía de la zona bananera ante el homicidio de su hermano
por parte de los paramilitares; y la manera como condujo el
debate electoral en el año 2002, según lo declaró la
registradora Margarita Alvarado, son elementos que acaban
por desvirtuar cualquier leve indicio que pudiese haber
surgido en el proceso en contra de la doctora Lara Vence.
Solicita, en consecuencia, la absolución de la sindicada.
La Procesada.
Después de hacer alusión a su vida familiar y a los
principios éticos que le fueron inculcados por sus mayores,
advierte que es inocente de los cargos que se le imputan.
Para demostrarlo, rememora cómo las autodefensas coparon
militarmente los espacios geográficos del departamento del
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Magdalena y resalta su lucha frontal contra ese flagelo. Por
eso, considera que no se le puede vincular con esos grupos
armados al margen de la ley, como en mala hora lo aseguró
Rafael García, mintiéndole a la justicia al afirmar que Manuela
Pizarro, una mujer que no fue parte de su campaña, era su
contacto con esa organización ilegal.
Defiende la honestidad de su administración y la
intervención económica del municipio con el fin de blindarlo
frente
a
los
agudos
problemas
presupuestales
que
enfrentaba, en cuyo empeño – dice – fue esencial contratar el
recaudo de los tributos del orden municipal. Sin embargo,
considera que tal decisión no fue bien entendida por quienes
tenían cuestionables intereses que a su juicio propiciaron la
nefasta intervención de las autodefensas.
Asegura que conociendo la capacidad de acción de ese
grupo irregular y la manera como fue notificada por dos
concejales de la mayoría, decidió asistir a reuniones a las que
fue con la convicción que de no hacerlo le podía suceder lo
mismo que al alcalde anterior, asesinado por las autodefensas
por no cumplir sus órdenes. Allí, dice, su sorpresa fue mayor
cuando se enteró que se había formulado una queja en su
contra, cuestión que ignoraba. Por eso, estima, no puede
imputársele haber sido artífice de encuentros para solucionar
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aspectos contractuales del municipio sobre los que no cabe
cuestionar su legalidad.
En fin, asegura que después de esos hechos solicitó un
mayor control de la fuerza pública, así por razones que no
entiende, el coronel Wolfrando Arbeláez no de razón de ello y
estima que durante toda su vida ha enfrentado con decisión a
las autodefensas, como cuando evitó la posible manipulación
de elecciones en su municipio y la intervención indebida en la
selección del alcalde de la zona bananera, todo lo cual en su
criterio demuestra la ausencia de vínculos entre ella y el
grupo paramilitar.
Está convencida, dice, que la Corte reconocerá que ha
sido fiel a sus principios y que ninguna vinculación ha tenido
con grupos ilegales, por lo cual pide se le absuelva de los
cargos por los cuales fue convocada a juicio.
El defensor.
La defensa considera que la inocencia de su asistida está
demostrada plenamente, gracias a las garantías que la Corte
le brindó en el juicio, pues en la investigación el Cuerpo
Técnico de Investigación trazó pautas dirigidas a desconocer
el principio de investigación integral. Recuerda pasajes que a
su juicio le otorgan la razón, pero lo que más le preocupa es
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que un anónimo relacionado con un acueducto se trocara en
una investigación por paramilitarismo, para lo cual, dice, los
funcionarios del Cuerpo Técnico de Investigación se limitaron
a consultar a los enemigos políticos de la señora Lara Vence.
Esa averiguación, dice el defensor, concluyó acusando a
la señora Lara Vence de ser autora del delito de concierto
para delinquir agravado, al parecer porque asistió cuando fue
alcaldesa de Fundación a dos reuniones en Monterrubio, las
mismas que ahora se sabe no fueron convocadas por ella,
sino por otros, interesados en someterla políticamente y en
lograr que la gestión administrativa que había comenzado en
el mes de enero de 2001 no llegara a buen término.
La Corte asumió con base en las pruebas practicadas en
la fase investigativa una conclusión tajante: que la señora
Karelly Lara Vence era la única persona beneficiada con la
intervención de las autodefensas, pues en la primera reunión
en Monterrubio los paramilitares habrían decidido que los
concejales debían retirar una denuncia en su contra, y en la
segunda fueron notificados del deber de “rodear a la
alcaldesa”, lo cual para la Sala constituía la prueba del
concierto.
Sin embargo, el juicio y las pruebas practicadas en la
fase de investigación, demuestran que esa conclusión de la
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Corte es equivocada. En efecto, para construir la inferencia se
acudió a la declaración de Rafael García, quien sostenía que la
doctora Lara Vence tenía desde antes vínculos con las
autodefensas y concretamente con “Jorge cuarenta” – de lo
cual dice supo por los mensajes que le enviaba a través de
Manuela Pizarro – siendo, por lo tanto, elegida alcaldesa con
el beneplácito del paramilitarismo.
Empero, a su juicio, la declaración de Rafael García es
inaceptable. Primero, porque está demostrado que Manuela
Pizarro se ausentó mucho antes de las elecciones del año
2000 y por lo tanto no pudo ser la mano derecha en la
campaña de la señora Lara Vence. Segundo, porque las
autodefensas no intervinieron en las elecciones regionales en
Fundación, como lo hicieron en otras localidades con
candidatos únicos, según consta en el “Pacto de Chivolo”.
Tercero, porque la congresista estuvo del lado de conocidos
opositores de las autodefensas, como la familia Avendaño en
la Zona Bananera, y cuarto, porque colaboró en el desmonte
del paramilitarismo auxiliando a las autoridades en la captura
de José Mangones, alias “Carlos Tijeras”, según lo contó el
comisionado de paz Luis Carlos Restrepo.
La única expresión del concierto para delinquir serían
entonces las dos reuniones de Monterrubio, porque los demás
episodios demuestran que la conducta de la doctora Lara
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Vence nada tiene que ver con supuestas alianzas o acuerdos
con grupos ilegales. Sin embargo, está demostrado que no
fue artífice de las reuniones y que no sabía – no podía saberlo
– que los concejales de la oposición habían instaurado unas
quejas en su contra por haber suscrito un contrato de gestión
para el recaudo de impuestos con la unión temporal Triam,
sobre todo si los concejales decidieron interponer la denuncia
en Santa Marta para evitar que la alcaldesa conociera esa
situación.
Si algo ha quedado claro, incluso a instancias de la Corte
que decidió convocar a declarar a alias “Carlos Tijeras”, es
que algunos concejales llegaron a solicitarle a “alias cinco
siete”, un mando paramilitar de la zona, que interviniera en
aras de solucionar un impase con la alcaldesa de Fundación, a
lo cual, según sus palabras, accedió llamando a Neyla
Alfredina Soto o “Sonia”, líder social de las autodefensas, para
que se ocupara del asunto, según lo sugirió o lo ordenó
”Jorge 40”.
Que algunos concejales solicitaran que se llevara a cabo
la reunión, explica suficientemente por qué razón Rosiris
Romo llevó a la cita la denuncia y la copia del contrato, y por
qué en medio de la arenga política de Neyla Alfredina Soto y
de su propuesta de construir un movimiento político que
aglutinara a las regiones en la “provincia unida”, sacó a relucir
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Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
la queja, que no le interesó a la jefe paramilitar como no
fuera para que se desistiera de ella, pues estaba más
empeñada en lograr la cohesión de las autoridades alrededor
de sus objetivos que en auspiciar conflictos.
Por supuesto que la testigo insiste que no fue ella quien
propuso el único tema que en su criterio se trató con “Sonia”.
Pero salvo ella – ¡qué curioso! –, los otros concejales
escucharon la propuesta paramilitar tendiente a construir el
movimiento de la “provincia unida”, expresión política del
paramilitarismo del cual Sonia era líder.
Ahora, aún cuando no lo quiera aceptar, Rosiris Romo sí
tenía interés en tratar el asunto, pues no en vano ahora se
sabe que la denuncia ante los organismos de control la
elaboraron su hermano y Arnulfo Mercado, éste último
representante legal de la firma que había contratado con el
municipio en la administración anterior el recaudo de
impuestos que luego se le entregó a la Triam.
Con todo, en la acusación, a la manera de un falso
juicio de existencia, se ignoró el testimonio de diez concejales
que aseguran que en la reunión las cosas no sucedieron como
Rosiris Romo las contó. Por eso no se mencionó el interés en
apoyar en las elecciones de 2002 a José Gamarra, candidato
de las preferencias de las autodefensas a quien Rosiris Romo
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ayudó, aspecto que indudablemente demuestra los nexos de
la concejala con ese grupo ilegal.
Con el fin de ocultar esas preferencias, Rosiris Romo se
escuda ahora en convicciones cristianas que dice le impiden
mentir, para imputarle a Karelly Lara Vence la muerte del
periodista Álvaro Alonso, de lo que en su primera intervención
nada dijo saber.
Pero para tranquilidad de la defensa, el jefe paramilitar
de Fundación aceptó que ordenó la “ejecución” del periodista
Alonso por su vinculación con la insurgencia guerrillera, quien
justo es decirlo, según consta en los periódicos locales que el
Cuerpo Técnico adujo en la fase oscura de la investigación, no
era enemigo de Karelly Lara como se ha pretendido hacer
creer 2, tanto que al otro día del debate, escribió sobre la
armonía con que se llevó a cabo el proceso electoral, del cual
Sergio Acevedo alabó su transparencia en el mismo diario.
Mas aún, en ese periódico se plasma la noticia de que
Rosiris Romo, Farid Peña, el otro concejal de la “oposición” y
Sergio Acevedo, candidato a la alcaldía cuando Karelly la
ganó, se presentaban como parte del movimiento de la
“provincia
unida”, acompañando a Chelo Dávila a la
Gobernación del Departamento del Magdalena.
2
Cfr., anexo 3, tomo 16
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En síntesis, a su juicio no existe la prueba para condenar
y por lo tanto pide se absuelva su defendida.
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
Primero. La Sala, de acuerdo con los artículos 235
ordinal 3º de la Constitución Política y 75 numeral 7º de la
Ley 600 de 2000, es competente para investigar y juzgar a la
doctora Karelly Patricia Lara Vence, pues en el proceso se
comprobó que fue elegida Representante a la Cámara por el
Departamento del Magdalena para el periodo constitucional
2006 a 2010.
Segundo. Según el artículo 232 de la Ley 600 de 2000,
no se puede dictar sentencia condenatoria sin que obre en el
proceso plena prueba que conduzca a la certeza de la
conducta punible y de la responsabilidad del procesado.
De acuerdo con ello, en atención a que una de las
finalidades del proceso penal busca establecer si la conducta
tal como se manifiesta en la realidad se subsume a una
norma jurídica que la describe de manera precisa y exacta, la
necesaria alusión a la certeza de la conducta punible como
presupuesto de la sentencia implica demostrar racionalmente
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Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
que mediante una acción que desencadena un proceso de
interferencia intersubjetivo se vulnera o se pone en riesgo un
bien jurídico concreto.
Teniendo en cuenta lo anterior y considerando además
que las finalidades del proceso se dirigen a preservar las garantías
fundamentales de los intervinientes, la aproximación racional a la
verdad y la correcta aplicación del derecho sustancial, es necesario
precisar dos situaciones muy puntuales:
Primera, que la Corte ni en la investigación ni en el
juicio, como lo sugiere la defensa, ha desconocido garantías
fundamentales de la acusada, entre otras cosas porque el
anónimo que sirvió para encauzar la investigación (artículo 29
de la Ley 600 de 2000) no vincula a la Corte ni a ningún
funcionario judicial, debido a que el proceso penal busca ”la
aproximación racional a la verdad”, empeño en el cual se han
de establecer las hipótesis que surgen de la investigación y no
únicamente aquellas a las que se refieren los denunciantes.
Lo contrario significaría aceptar que el proceso penal se rige
por una especie de principio dispositivo, según el cual la
denuncia establecería los objetivos, finalidades y cometidos
de la investigación, lo cual desde la perspectiva del proceso
penal es francamente inaceptable.
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Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
Segunda, que la observación del Señor Procurador en el
sentido de que aún de aceptar que a los concejales que
suscribieron la queja contra la doctora Lara Vence se les
hubiese intimidado para que desistieran de ella, a lo sumo
realizaría el injusto de constreñimiento ilícito, pero no el de
concierto para delinquir que requiere un acuerdo con
vocación de permanencia en el tiempo con la finalidad de
cometer delitos indeterminados, obliga a tratar en detalle la
manera como la Sala ha estudiado el delito de concierto para
delinquir agravado con el fin de demostrar que esa conclusión
es inadmisible.
Tercero. Conviene señalar, en relación con la estructura
de los tipos penales en general, que los especiales elementos
subjetivos del tipo suponen “un determinado propósito o intención,
una motivación o impulso, que se suman al conocimiento y voluntad de
realización del tipo [dolo]”3, como ocurre con el concierto para
delinquir, que en la primera parte del artículo 340 del código
penal se estructura cualificando el acuerdo con la intención de
cometer delitos, mientras que en la segunda con el propósito
de promover grupos armados al margen de la ley, denotando
la evidente distinción entre uno y otro injusto.
De acuerdo con ello, si se mira la orden impartida por
las autodefensas fuera del contexto en que se produce sería
Velásquez Velásquez, Fernando, Derecho penal, parte general, cuarta edición,
Comlibros, 2009, página 630.
3
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admisible la tesis del señor Procurador, pero considerando la
acción de las autodefensas y su interés por incidir en lo
político, el proceso de adecuación típica no puede desligarse
de la finalidad de promover a los grupos ilegales mediante
acuerdos ilícitos entre el paramilitarismo y quien ostenta la
autoridad pública o quien aspira a ejercerla.
En ese orden para despejar cualquier duda, recuérdese
lo que ha dicho la Sala en relación con el delito de concierto
para delinquir agravado:
“La Sala se ha ocupado recientemente de la dogmática del
delito de concierto para delinquir, haciendo énfasis en las notas
que diferencian el concierto para delinquir simple del agravado, en
los siguientes términos:
‘El artículo 340 del Código Penal define diversas formas de ataque al
bien jurídico que denotan la manera progresiva como se atenta contra
la seguridad pública. Así, en el inciso segundo, es el acuerdo de
voluntades para promocionar, organizar, financiar o armar grupos
armados al margen de la ley lo que le da sentido al injusto, en el
contexto de una modalidad muy propia de los tipos de peligro; y en el
tercero, desde la óptica de la efectiva lesión, se sanciona la conducta de
armar, financiar o promocionar a tales grupos. Eso implica que se
describen conductas secuenciales en escala de menor a mayor
gravedad cuya lesividad se refleja precisamente en el tratamiento
punitivo, como corresponde al principio de proporcionalidad.”
De igual manera, para lo que es de interés, señaló:
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Karelly Patricia Lara Vence
‘En la escala progresiva de protección de bienes jurídicos, el acuerdo
que da origen al concierto para organizar, promover, armar o financiar
grupos al margen de la ley, se diferencia de la efectiva organización,
fomento, promoción, dirección y financiación del concierto, moldeando
diferentes penas según la ponderación del aporte que se traduce en un
mayor desvalor de la conducta y en un juicio de exigibilidad personal y
social mucho más drástico para quien efectivamente organiza, fomenta,
promueve, arma o financia el concierto para delinquir, que para quien
sólo lo acuerda.’
4
“Ese análisis corresponde ciertamente a una lectura del tipo
penal que destaca la distintas maneras como el concierto puede
manifestarse en la realidad, pero sin mayores referencias al bien
jurídico de la seguridad pública. Mas, por la manera como el señor
Procurador y el defensor del doctor… afrontan la discusión, es
imprescindible examinar el bien jurídico, no ya con el exclusivo fin
de mostrar la distinción entre el concierto para delinquir simple y
el agravado, sino para definir el sentido de la prohibición y el
contenido de la conducta.
“En primer lugar, aceptando que el bien jurídico es el que le
confiere sentido a los tipos penales5, en el estado actual del arte lo
menos que se puede tener de él es una visión estática cuya única
finalidad sea la ordenación sistemática de conductas. Al contrario,
el bien jurídico surge como la manifestación comunicativa de una
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación penal, radicado 26942, auto del 14 de
mayo de 2007.
4
5
En la exposición de motivos del proyecto de código penal presentado por el Doctor
Alfonso Gómez Méndez, al respecto se afirmó: “En la creación de la norma penal, no
solo debe acogerse el principio de legalidad, como tipicidad objetiva, sino que las
conductas reputadas como punibles deben poseer relación directa con el
bien jurídico tutelado.”
24
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
relación social, prejurídica y dialéctica que por su importancia para
satisfacer necesidades fundamentales el legislador selecciona y
protege.6 En ese orden, el concepto de seguridad pública al cual
se afilia el tipo penal de concierto para delinquir no puede
pretender la sola conservación del statuo quo, tal como se estilaba
en el lenguaje del Estado demoliberal, sino garantizar las
condiciones materiales mínimas para el ejercicio de los derechos
humanos, entre otros el de libertad, pues como lo expresa Muñoz
Conde,
‘El problema que toda cultura, sociedad o Estado debe resolver es
trazar los límites, dentro de los cuáles el ser humano puede ejercer esa
libertad. Esta delimitación de los márgenes, dentro de los cuales se
permite el libre desarrollo de la personalidad y el ejercicio de la libertad
por parte de los individuos, se llama ‘seguridad’. Esta no es más que la
expectativa que podemos razonablemente tener de que no vamos a ser
expuestos a peligros o ataques en nuestros bienes jurídicos por parte
de otras personas.’
7
“En segundo lugar, la consecuencia más importante de
definir el contenido de los tipos penales a partir de un concepto
vital de bien jurídico, es la de permitir diferenciar un delito de lo
que no lo es, como corresponde al principio de fragmentariedad
del derecho penal.
“Por último, los contenidos materiales que fundamentan los
tipos penales a partir del bien jurídico, permiten diferenciar los
Hormazábal Malare, Hernán. Bien jurídico y Estado Social y Democrático de
Derecho. P.P.U., página 151 y ss.
6
Muñoz Conde, Francisco. El Nuevo derecho penal autoritario. En el derecho penal
ante la globalización y el terrorismo. Tirant lo blanch, página 164.
7
25
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
juicios jurídicos de los de opinión y de los meramente políticos, los
cuales si bien pueden coincidir, presentan serias diferencias desde
la epistemología en que se fundan.”
8
Por lo que se probó en el juicio y como se verá, la
aproximación racional a la verdad indica que la doctora Lara
Vence realizó el injusto que se le imputó en la acusación y no
el de constreñimiento ilegal, como lo sugirió el Ministerio
Publico por vía ejemplificativa.
Cuarto. En el sistema procesal de la Ley 600 de 2000,
ha dicho La Corte
“… las decisiones jurisdiccionales responden a particulares
objetivos y a finalidades específicas, que dependen de la escala
probatoria que se exige según la importancia e intensidad de la
determinación a tomar. Por lo tanto, es comprensible que en
ciertos la privación de la libertad resulte impostergable, mas no así
la acusación, pues la una además de las finalidades intrínsecas de
la medida privativa de la libertad, requiere afirmar que el
procesado probablemente incurrió en la comisión del delito que se
le imputa. En cambio, en un grado mucho más avanzado, las
exigencias probatorias reclaman un mayor nivel de aproximación a
la verdad en torno a la posible autoría del sindicado y de su
responsabilidad, teniendo en cuenta que la acusación define los
Sentencia de única instancia, radicado 26.492, providencia del 25 de noviembre de
2008.
8
26
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
términos de la concreta imputación sobre la cual habrá de girar el
debate en el juicio.”
9
Como se comprende, desde el punto de vista de la
teoría del conocimiento la sentencia requiere un grado de
persuasión que más allá de toda duda permita suponer
fundadamente que el sindicado es autor de una conducta
delictual, mientras la acusación, que probablemente la
cometió a partir de al menos dos indicios graves de
responsabilidad.
Teniendo en cuenta esos elementos normativos, la Sala
consideró en la acusación que en grado de probabilidad se
podía sostener que la doctora Lara Vence debía responder
como autora del delito de concierto para delinquir,
“al utilizar las AUC como opción para el ejercicio del poder,
mediador para dirimir los conflictos con las demás ramas del
poder público y medio para lograr sus propósitos.”
10
Todo ello desde luego, sobre la idea de que la evidencia
permitía concluir que las autodefensas se habían concertado
con la doctora Karelly Lara Vence con el objetivo de que los
concejales de la llamada oposición retiraran la queja que
habían formulado ante los organismos de control. Al mismo
tiempo ratificó lo dicho en la definición de la situación jurídica,
9
10
Corte Suprema de Justicia, auto del 4 de noviembre de 2007, proceso 26.942.
Cfr, página 42 de la resolución de acusación.
27
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
sobre la ausencia de indicios relacionados con el apoyo de las
autodefensas a la causa electoral de la doctora Lara Vence,
señalando que:
“estos aspectos no constituyen hipótesis de incriminación en
tanto no se circunscribe ésta al supuesto fáctico de la llegada de
la procesada a la alcaldía de Fundación con el apoyo de los
paramilitares.”
11
Eso significaba, para ese momento procesal, que el eje
temático de la acusación giraba en torno a las reuniones de
Monterrubio de septiembre y diciembre del año 2001, en
donde se les impartió la orden a los concejales de retirar la
queja que habían formulado por la suscripción del contrato
con la unión temporal Triam, en el entendido que habían sido
concertadas por la alcaldesa con los paramilitares, pues sólo a
ella la beneficiaba lo que allí sucedió.
Quinto: Hay que convenir, en orden a establecer si se
reúnen los presupuestos procesales para emitir una sentencia
de condena, que la conducta no puede analizarse por fuera
de la realidad social en donde se manifiesta. Sin necesidad de
recurrir a las aproximaciones acerca de la influencia de las
autodefensas que hiciera Rafael García, se debe admitir que
las manifestaciones de violencia de grupos ilegales fueron
evidentes, así como su afán por intervenir en los más variados
11
Cfr, página 46 de la resolución de acusación.
28
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
asuntos de la comunidad, incluidos los políticos, como lo
destaca desde el más humilde campesino, hasta los políticos
más importantes de Fundación.
En ese sentido, Mariela Ramona Quintero, ama de casa
y vocal de la Junta de Acción Comunal del corregimiento de
Santa Rosa de Lima, señaló que la presencia de grupos
armados de todo orden fue constante en esas regiones:
“aquí estuvo la guerrilla, las autodefensas, pero que
sepamos que hayan estado involucradas en la política, no. La
guerrilla el 5 de agosto de 2000 nos hizo salir corriendo, porque
hicieron un ataque con cilindros.”
12
Marili Rosa Romo Bocanegra, quien trabaja en labores
sociales comunitarias, el 17 de julio de 2001 debió abandonar
Quebrada Seca, a tres horas del casco urbano, desplazada
por
los
paramilitares:
asesinaron
a
dos
personas
y
amenazaron a otras más, dijo.
Julio Urbano Hernandez, agricultor de Santa Rosa de
Lima, dice que la violencia acabó con todo.
“Los paracos? Eso es delicado. Entraban a las casas, sacaban a
la gente, aquí mataron mucha gente. Aquí nos atacó la guerrilla y
12
Minuto 4:54
29
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
sacaron el puesto de policía. Al año siguiente se colocó este grupo
que acabó con nosotros.”
En la parte urbana la violencia fue selectiva pero no por
eso menos impactante. En efecto, por no “acatar” las órdenes
de las autodefensas fue asesinado el alcalde Rafael Alvarez y
Edgar Córdoba Trujillo, alias “cinco siete”, decidió “ejecutar”
al periodista Alvaro Alonso por compartir el ideario de otra
organización ilegal:
“Al periodista lo conocí, fue dado de baja por las autodefensas.
El bloque Caribe de las Farc tenía una emisora y hablaban mal de
las autodefensas y Álvaro Alonso habló mal, entonces lo
ejecutamos. Alonso hacia propaganda a la subversión, al frente
19.”
13
Al igual a como ocurrió en otros municipios del
Departamento del Magdalena, la penetración armada de las
autodefensas en el municipio de Fundación fue esencialmente
violenta, no solamente para mostrar su poder militar, sino
para consolidar unos espacios políticos que según consta en
el expediente, habían comenzado a forjarse con la clase
política en el llamado Pacto de “Chivolo” en el año 2000 a
través de la imposición de candidatos únicos.
13
minuto 24:18
30
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
En ese espacio se llevan a cabo las reuniones en la
región de Monterrubio, en las cuales las autodefensas hacen
evidente su deseo de intervenir en la vida política de
Fundación, planteándoles a las autoridades su visión ético
social de lo público, con el fin de articular sus propuestas con
el imaginario social impuesto a los “acumulados sociales”, que
es como eufemísticamente denominó “Jorge Cuarenta” a las
poblaciones sometidas mediante el ejercicio de la violencia.
Sin que lo que se diga implique perder la visión de
conjunto, las reuniones convocadas por alias “cinco siete” y
por el jefe supremo del Bloque norte de las autodefensas,
denotan la intención de las autodefensas de consolidar
espacios políticos a su movimiento, para lo cual requerían paz
política, como se hizo evidente al sugerir la armonía entre los
poderes públicos locales, idea sintetizada en la expresión de
“Jorge Cuarenta” de que los concejales debían ir “amarrados de
la mano de la administración.”
14
Desde luego que Neyla Alfredina Soto Ruiz, alias “Sonia”
y Rodrigo Tovar Pupo, alias “Jorge cuarenta”, no le confieren
mayor importancia a lo ocurrido en Monterrubio, pues para
ellos esas reuniones fueron la expresión de la voluntad
popular expresada en sus talleres comunitarios, tanto que
14
Declaración de Carlos Sánchez, minuto 7:50, segunda sesión.
31
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
según la primera, lo que recuerda de la inicial reunión es que
allí se trataron temas sociales:
“Si
recuerdo. Nos reunimos, hablamos de las obras sociales, de
política, de todo lo que nos concernía en ese momento…”
15
Quién lo creyera, pero aparte de los dos paramilitares
con capacidad de mando y poder de convocatoria, quienes
han declarado, entre ellos los subalternos de Rodrigo Tovar
Pupo, aseguran que la primera reunión de Monterrubio tuvo
como finalidad discutir algunos temas administrativos y en
especial la contratación del recaudo de impuestos, como lo
dijeron José Gregorio Mangones, alias “Carlos Tijeras” y Edgar
Córdoba Trujillo, alias “cinco siete”, quien la convocó, según
dijo, siguiendo instrucciones de “Jorge cuarenta”.
Es más, según Córdoba Trujillo, fue “Jorge Cuarenta”
quien le ordenó ultimar con Neyla Alfredina Soto los detalles
de la reunión con el fin de solucionar temas puntuales del
municipio, según se lo solicitaron algunos concejales. De
manera que no se puede aceptar que la reunión hubiese sido
la expresión de una cumbre social como lo pretende alias
“Sonia” o un taller comunitario, según Tovar Pupo, porque
15
minuto 31:27
32
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
José Mangones y Córdoba Trujillo dan fe de su verdadero
propósito.
En ese orden, es comprensible que Rosiris Romo hubiese
llevado los documentos para discutir el tema, pues si algunos
concejales sugirieron que se citara a la alcaldesa para tratar
ese asunto - según lo aseveró Córdoba Trujillo -, entonces es
explicable que Rosiris Romo y los demás concejales supieran
de los alcances y objetivos de la reunión. Desde luego,
porque si Córdoba Trujillo, quien la convocó, dijo que era
para discutir la contratación, no hay razón para no admitir
como probable que la testigo hubiese llevado los documentos
para justificar lo que junto con los demás concejales había
elaborado.
Ahora, es posible que Rosiris Romo tuviese intereses no
propiamente plausibles en la formulación de la denuncia, pues
como se ha establecido en el proceso, Arnulfo Mercado era el
representante legal de la firma que había contratado con la
administración anterior el recaudo de los impuestos que la
nueva le entregó al consorcio Triam, es decir, el abogado que
apoyó su aspiración al concejo municipal de Fundación.16 Pero
asimismo, ese interés permite inferir que el problema político
16
“Soy liberal, no pertenezco a ningún grupo o partido en especial. Hemos estado
con Miguel Pinedo, con Jota Vives, también con Arnulfo Mercado, para lo de mi
campaña en 2001 a 2003.”
33
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
creado con ocasión de la contratación requería de soluciones
no propiamente institucionales, como en efecto ocurrió.
En ese orden, la declaración de Rosiris Romo no puede
censurarse por haberse documentado para asistir a la reunión
y por sus explicaciones en torno a la manera como surgió el
tema de la contratación, pues según se ha establecido, ese
asunto era inevitable que se discutiera, como quiera que
Edgar Córdoba Trujillo, siguiendo los consejos de José
Gregorio Mangones y las órdenes de Rodrigo Tovar Pupo,
según se ha explicado, convocó a la primera reunión con esa
finalidad.
En esa pugna de intereses en juego, tanto de quienes
estaban empecinados en cuestionar el contrato, como de los
interesados en defender sus bondades, es importante verificar
en contexto si la doctora Lara Vence, quien encarnaba la
primera autoridad pública, tenía una opción diferente a la de
asistir a una reunión en la que lo público se decidiría con la
participación de organizaciones al margen de la ley.
Pues bien, aún cuando no existe la suficiente claridad
acerca de quiénes sugirieron a las autodefensas convocar a la
primera reunión de Monterrubio, la sola alusión a la asistencia
forzada no puede ser una disculpa para quienes encarnan la
autoridad estatal, pues las cláusulas especiales de sujeción y
34
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
las concretas circunstancias en que actúan, obligan a analizar
la conducta en un nivel de exigibilidad diferente al de quienes
no ostentan ninguna relación con la administración pública.
Véase:
Germán Leal Chamorro, mayor de la Policía Nacional y
comandante del Distrito tres de Fundación desde agosto de
2001, reconoció que problemas de orden público por la acción
de las autodefensas, la subversión y la delincuencia común
afectaban la zona. Sin embargo, pese a esas dificultades no
fue informado de las reuniones, lo que permite inferir que
hubo un acuerdo colectivo sobre la conveniencia de guardar
el secreto de las mismas, que eran al interior del concejo y de
la alcaldía, la crónica de una reunión anunciada.
Claro que Miguel Alejandro Barreto, un agente de menor
jerarquía, sostuvo que la doctora Karelly Lara Vence le
comunicó que había recibido llamadas tendientes a lograr que
asistiera a algunas reuniones con los paramilitares, lo que lo
llevó a ofrecerle la seguridad necesaria.17 De modo que si no
“Se presentó una situación muy particular con la alcaldesa. Cuando llegué acá no
tenía seguridad, le sugerí que de pronto porque no aceptaba que se le hiciera un
esquema. Ella dijo que de pronto no estaba amenazada, que si lo consideraba
después. Luego como al mes nos llamó al capitán Leal, porque le habían hecho una
llamada, la había citado a cierto lugar de la Sierra, que le decían que tenía que
asistir, que tenían que tratar intereses de acá del municipio, que si no asistía se
atuviera a las consecuencias. Se le dieron algunas recomendaciones de seguridad y
se le colocó un patrullero de escolta, eso fue como a los meses de agosto o
septiembre…” minuto 9:53
17
35
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
informó al comandante de Policía de Fundación o si lo hizo a
mandos medios de la institución, en ambos casos es posible
sostener que tenía la posibilidad de actuar de otra manera: es
decir, de no acudir a una cita innecesaria que podía conjurar,
bien informando al comandante de la institución, ya haciendo
uso del mínimo esquema de seguridad que Miguel Alejandro
Barreto le sugirió utilizar y que bien se podía ampliar para
enfrentar la embarazosa situación, de ella haberlo querido.
A todo ello y con el fin de minimizar la voluntaria
asistencia, la doctora Lara Vence, su defensor y el Ministerio
Público, destacan la alianza con la familia Avendaño en el
municipio de la Zona Bananera y la manera como enfrentaron
a alias 'Carlos Tijeras', hasta el punto de propiciar su captura,
según lo reconocieron Patricia Avendaño y el comisionado
Luis Carlos Restrepo. Pero a pesar del intento de asumir ese
hecho como una muestra de su decidida vocación anti
paramilitar, lo que esa situación permite destacar, al contrario
de lo que opinan los sujetos procesales, es que si enfrentó a
los paramilitares, cuál la razón para no haberlo hecho cuando
ejercía como primera autoridad municipal, teniendo todas las
posibilidades para hacerlo?
Incluso, si se acepta que Miguel Alejandro Barreto, ante
la eventualidad de una amenaza le brindó la seguridad que un
asunto de tal naturaleza requería, por que razón la doctora
36
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
Lara Vence persistió como primera autoridad en asistir a ese
tipo de reuniones que bien podía evitar?
Ahora, si se admite que esos “talleres comunitarios”, en
el lenguaje de “Jorge cuarenta”, correspondían a una muy
elaborada estrategia del paramilitarismo, consistente en lograr
acuerdos con la clase política para impulsar la expansión de
sus acciones, se explica que los convidados fueran no
ciudadanos del común, sino personas con capacidad para
influir en la vida de la región, con el fin de lograr que el
paramilitarismo hiciera posible su pretensión de incidir en las
políticas públicas.
Semejante acto, a no dudarlo, no podía desconocerlo la
fuerza pública y los concejales y la alcaldesa han debido
enterarla. Por lo tanto, esos hechos debidamente probados
permiten inferir que la asistencia fue voluntaria y no tan
traumática como se pretende hacer creer.
Ese episodio, por su mensaje y carga simbólica, es a
juicio de la Sala muy ilustrativo de un acuerdo de voluntades
con el grupo ilegal. Por supuesto, no como un hecho aislado
que podría llevar a equívocos acerca del desvalor que
representa, sino como parte de una acción mucho más
compleja que vista en el contexto de la finalidad perseguida
por la autodefensa, permite comprender que las reuniones de
37
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
Monterrubio, por la situación histórica de Fundación, eran
esenciales para lograr que el paramilitarismo se posicionara
no como fuerza militar, sino como una vertiente política con
claros intereses en el municipio. No de otra manera se explica
que en una y otra reunión, se hayan impartido órdenes en
torno a lo que debía ser el juego de poderes: Neyla Alfredina
Soto, asumió que se debía retirar la queja contra la alcaldesa,
mientras “Jorge cuarenta”, tres meses después, sentenció que
la alcaldesa y concejales debían ir “amarraditos de la mano”.
Véase pues que el “discreto silencio” que la alcaldesa y
los asistentes guardaron en torno a lo sucedido en septiembre
y diciembre del año 2001, por fuera de los propósitos que se
buscaban con las reuniones, podría llevar a considerar que la
conducta se puede desgajar para tratar segmentos de ella
como si fueran la expresión de episodios sin contenidos ilícitos
o partes de la acción que pueden subsumir en una norma
diferente, como lo sugiere el Ministerio Publico, en desmedro
de una visión de conjunto que obliga a interpretar la acción
tal como se expresa en la realidad.
En efecto, de no asumir esta visión, el no haber
informado a la fuerza pública, como dato aislado del contexto,
podría configurar si acaso una infracción al deber, categoría
dogmática totalmente distinta a un tipo de acción como el
concierto para delinquir lo es. O podría a lo sumo
38
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
interpretarse desde una dimensión política, cuando no ética,
siendo que en conjunto expresa la idea de libertad con que se
actuó ante episodios en donde lo público terminó siendo
definido del modo que le convenía a la administración.
Claro que se argumenta que otros elementos de juicio
indican que la alcaldesa no conocía qué se iba a tratar en las
reuniones ni qué las propició, disminuyendo la gravedad del
indicio por falta de convergencia de los distintos hechos
indicadores. Sin embargo, a pesar de que no haber informado
a la fuerza pública de la convocatoria que le hacían las
autodefensas, como hecho aislado del contexto, no permite
deducir “un acuerdo de voluntades para promover al grupo
armado ilegal”, sí es un principio de demostración que en el
conjunto que se juzga permite a la Sala obtener la certeza
acerca del acuerdo ilícito que le da origen al concierto para
delinquir.
Al calificar la investigación, las reuniones en Monterrubio
con la asistencia de la alcaldesa Karelly Patricia Lara
Vence,
los
concejales
y
los
jefes
paramilitares,
se
consideraron suficientes para deducir el concierto ilegal, en el
entendido que las decisiones adoptadas, y fundamentalmente
la de retirar las denuncias en su contra la beneficiaban. Si se
quiere, siguiendo pautas de la teoría indiciaria, de ese hecho
probado – las reuniones y el beneficio como unidad – se infirió que
39
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
la doctora Lara Vence se concertó para auspiciar el salto
cualitativo hacia lo político de una organización ilegal hasta
entonces con un accionar esencialmente militar.
Bien entendida la acusación, para preservar el principio
de congruencia y admitiendo que los paramilitares, como se
dijo en su momento, no influyeron en la elección como
alcaldesa de la doctora Karelly Lara Vence, el análisis se
circunscribe a definir si las reuniones de Monterrubio y sus
conclusiones, como hecho indicador, al lado de la voluntaria
asistencia a las reuniones, son suficientes para inferir que ella
se concertó con la finalidad de promover al grupo paramilitar,
teniendo en cuenta siempre que la gravedad del indicio
depende de su seriedad, eficacia y de su capacidad para
inferir
una
deducción
acertada
a
partir
de
hechos
debidamente probados. 18
Pues bien, desde el comienzo de la investigación, los
concejales de la llamada “mayoría”, Rafael Emilio Cabana,
Armando de la Rosa González, Jairo Emilio Gómez Candelario,
Humberto González Córdoba, Israel Pacheco Muñoz, José
Francisco Rada Brieva, Anibal Antonio Carranza, Rafael
Sanjuanelo Durán, Sergio Arturo Ramírez Santiago y José
18
Corte Suprema de Justicia, casación 23251, sentencia del 13 de septiembre de
2006.
40
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
Mario Romero Blanco, dijeron que en la primera reunión de
Monterrubio, alias “Sonia”, aparte de explicarles el proyecto
político de las autodefensas y la pretensión del movimiento de
la “provincia unida”, también escuchó a Rosiris Elena Romo
cuando hizo conocer una queja por el contrato que había
suscrito la alcaldesa con la unión temporal Triam, para en
seguida ordenarle a ella, Carlos Sánchez, Farid Peña y Jorge
Vergara que retiraran la denuncia que habían elevado por ese
tema.
Por el contrario, Rosiris Elena Romo precisó con
respecto al contrato suscrito con la unión temporal, que alias
“Sonia” preguntó sobre la denuncia, a lo cual respondió:
“…Yo y aquí la tengo. Le dije léala, que lo importante es que
veamos que es lo importante para el municipio de Fundación. Me
dijo a mi no me importa eso, lo importante es que tiene que quitar
la denuncia. Pienso que lo importante era la denuncia porque de
ahí en adelante no se habló de otra cosa.”
19
Luego reafirmó:
“Entiendo que la reunión era para que retiráramos la denuncia,
porque allí no se habló de nada más.”
20
19
minuto 11:00
minuto 25:41
20
41
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
En audiencia pública aseveró:
“En esa reunión, una señora no sé si lo hizo al principio o
después, pero lo que dijo de primero fue quién presentó una
denuncia, entonces dije soy yo…21 Dijo no me importa leerlo, me
dijo quite la denuncia… Le dije a la señora Sonia cómo la voy a
quitar si eso sigue su curso…22
Existen, pues, muy variadas explicaciones acerca de la
manera como se manejaron los temas y los tiempos, pues
aparte de que alias “Sonia” y “Jorge Cuarenta” le restan
importancia y niegan haber intervenido en temas puntuales
del municipio, Farid Peña y Jorge Vergara Fonseca, ambos
concejales de la oposición, tienen una diferente visión de las
reuniones. Según el primero, fue con “Jorge Cuarenta” que se
abordó el tema del contrato y de la denuncia:
“… se identifica Jorge 40, se tocó nuevamente el tema político,
de cómo se manejaba el municipio. Nosotros habíamos instaurado
una demanda… la pusimos en la Contraloría.”
23
Luego dijo:
“… se estaba hablando de la política y llegó al tema lo del
contrato éste, la doctora Karelly intervino explicando el proyecto
21
22
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Minute 41:25
Minuto 42:11
A partir del minuto 19:20
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Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
en beneficio del municipio, hablaron los concejales mayoritarios a
favor del contrato.”
24
Finalmente afirmó:
“…Dijo el comandante que levantaran la denuncia. Nos dijo
que agradecería que levantaran la demanda.”
25
El segundo, por su parte, acerca de la primera reunión
señaló que alias “Sonia”
“… explicó el movimiento político ese de las autodefensas.
Ella quería implantar ese proyecto en el Magdalena y así se
rumora que lo hizo en el Magdalena con toda la clase política.”
26
Como se comprende, la falta de unanimidad en torno al
momento en el cual se discutió lo relativo al contrato y a la
denuncia no es suficiente para desconocer la importancia del
testimonio de Rosiris Romo, pues en lo esencial, todos, salvo
por supuesto los jefes paramilitares, asumen que la orden de
retirar la denuncia surgió de esas reuniones; tampoco su
supuesto interés en torpedear la contratación por la amistad
con Arnulfo Mercado o su afinidad con un sector de
comerciantes hace desmerecer su dicho, porque en esencia lo
que ella dijo y lo que atestiguó, fue que los paramilitares
24
25
26
minuto 24:02
minuto 25:24
minuto 14:41
43
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
ordenaron que las quejas contra la alcaldesa debían retirarse,
como en efecto todos los asistentes lo reconocen.
En suma, los resultados de la reunión fueron de respaldo
a la alcaldesa, pues no de otro modo se debe entender que
alias “Sonia” dispusiera no controvertir ante los organismos
de control asuntos municipales y que tres meses más tarde,
“Jorge Cuarenta” ordenara cerrar filas en torno a la gestión
de la doctora Lara Vence. Desde luego que la orden de
retirar la denuncia, como lo ha entendido la Corte, no tiene
mayor importancia en el plano jurídico, sino en el político, y
sobre todo en el entorno colectivo donde se manifiesta una
decisión según la cual todos quedaban notificados que no
podía haber oposición a ese tipo de gestión.
Si se trata de obtener conclusiones parciales, se puede
decir que a la asistencia voluntaria a las reuniones por parte
de la doctora Lara Vence se agregan los beneficios de la
misma, pues la oposición en términos políticos había dejado
de tener razón de ser.
Sexto. Como se ha dicho, la eficacia del indicio
depende que haya sido descartada la posibilidad de que la
conexión entre el hecho indicador y el indicado sea aparente.
En ese sentido, se aseguró en el juicio que probablemente
otras personas distintas a la alcaldesa tendrían interés en
44
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
denunciar el contrato con la unión temporal Triam, ya no ante
organismos de control, sino ante las autodefensas, como lo
aseguró Edgar Córdoba Trujillo, “cinco siete”, comandante
paramilitar para la época en el municipio de Fundación.27
Igualmente José Gregorio Mangones, alias “Carlos Tijeras”,
comandante paramilitar de Fundación en una época posterior,
confirmo que efectivamente le sugirió a Córdoba Trujillo que
solicitara instrucciones a “Jorge Cuarenta” para tratar el tema
de la queja de los concejales.
En este contexto, Carlos Sánchez, un curtido concejal
que conformó la alianza contra algunas de las acciones de la
alcaldesa y quien suscribió la denuncia contra la doctora Lara
Vence, señaló que era del mayor interés de los denunciantes
que la alcaldesa no se enterara de la queja, razón por la cual
la presentaron ante la Procuraduría Provincial de Santa Marta.
En audiencia pública dijo lo siguiente:
“Si uno pone una denuncia no sale a avisar, porque la advierte
para que se prepare. No se hizo comentarios, se mantenía en
reserva para cuando la notificaran los entes investigadores.”
28
27
A partir del minuto 5:00: “en el 2001 yo era mando militar del Bloque Norte. Estaba
en un partido de futbol y llamó Juancho Buseta. Nos encontramos en San Angel,
llego con tres o cuatro amigos más, dijeron que eran concejales, con una denuncia
contra Karelly. Llamé a Carlos Tijeras, me dijo llama a papá y él dijo que eso era con
la tía Sonia.”
28
Sesión del 14 de agosto, minuto 2:06:46.
45
Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
En principio habría que admitir desde ese punto de vista
la posibilidad de que la alcaldesa no hubiese tenido razones
para solucionar los temas contractuales con mediación de las
autodefensas, pero si hubiese sido a partir de un acuerdo
previo entre algunos concejales y las autodefensas, como lo
dio a entender Edgar Córdoba Trujillo, lo menos que se podía
esperar, según lo indican las reglas de la experiencia, es que
las decisiones se sujetarían al acuerdo de quienes fueron a
buscar la mediación del grupo ilegal, en lugar de terminar con
cualquier atisbo de oposición a los actos de la alcaldesa Lara
Vence, como al final ocurrió.
Este epílogo es fundamental, pues si los concejales de la
oposición se hubieran concertado con el fin de someter a la
alcaldesa para buscar la anulación de un contrato, esta
posibilidad habría sido claramente definida con los jefes del
Bloque Norte de las Autodefensas, en vez de asumirla como
una eventualidad que hoy ante las decisiones finalmente
impartidas se pretende explicar como una muestra más de la
imprevisible acción política de las autodefensas.
A semejantes conclusiones que surgen de hechos
probados no se les puede oponer, a título de contra indicio, la
falta de consenso acerca de cómo se enteraron de la reunión
los concejales, pues sobre ese tema no existe acuerdo, tanto
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Proceso 27.195
Karelly Patricia Lara Vence
que la doctora Lara Vence dijo que algunos concejales de la
mayoría la notificaron, cuando no que se enteró mediante
llamadas telefónicas – como lo declaró el agente Miguel
Alejandro Barreto –, mientras que otros aseguran que fue
Rosiris Romo 29, lo que en modo alguno oculta la gravedad de
una concurrencia voluntaria y los efectos políticos de una
reunión de la cual vino a saberse solo años después a raíz de
una
denuncia
que
advertía
de
los
nexos
entre
el
paramilitarismo y la hoy congresista.
De modo que apreciadas las pruebas en conjunto, como
una visión holística lo impone, se puede concluir con total
certeza que la doctora Karelly Lara Vence se concertó con
el Bloque Norte de las autodefensas en un escenario en
donde, como ha quedado demostrado, esa fuerza ilegal había
irrumpido militarmente y requería de espacios políticos para
garantizar su expansión. De no ser así resultaría inexplicable
la intervención a favor de su gestión pública, en sesiones en
las que como se ha dicho, la doctora Lara Vence no solo
asistió voluntariamente, pudiendo no hacerlo, y frente a las
cuales
guardó
silencio,
como
evidente
señal
de
la
clandestinidad de actos que bien pudo dar a conocer a la
fuerza pública.
José Francisco Rada señaló: “Me parece que la que fue a nuestra casa fue
Rosiris Romo, la que dijo que teníamos que ir a la reunión, ella me aviso…le dije no
voy, me dijo tienes que ir.” Anibal Carranza, “Rosiris Romo me dijo vas a ir tu o va
el principal. Le dije ir a dónde? Me dijo que estábamos invitados a una reunión. Yo
empecé a preguntar; y eso era a la fuerza, vas o vas.”
29
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Karelly Patricia Lara Vence
Se trata, pues, de hechos probados que denotan no una
omisión de denuncia, sino un conjunto de actos indicativos de
un acuerdo tendiente a garantizar la promoción del grupo
ilegal, al participar bilateralmente en el tránsito de acciones
exclusivamente militares del grupo ilegal hacia otras formas
más sutiles de violencia en donde lo público termina al
servicio de sus objetivos ilícitos.
A la fuerza de esa expresión que fluye en la realidad y
que adquiere una carga simbólica evidente, se pretende
oponerle, a título de contra indicio, lo dicho por algunos
concejales y en especial por Aníbal Carranza, quien sobre lo
sucedido en la primera reunión manifestó que “se dio un debate
entre mayorías y minorías…30 Sacó una concejal una denuncia que le
tenían a ella, yo quedé sorprendido porque nosotros no sabíamos de
esa denuncia. Ella la sacó no se si de la Biblia o de una agenda, una
denuncia que le tenía por un contrato. No se si esa reunión era para
presionar a ella…
31
Armando Alfonso de la Rosa, concejal por dos periodos,
también hizo alusión al proyecto político y a la denuncia:
“…Doña Sonia habló de su proyecto político ‘La Provincia’ y allí
después no se tocó ningún tema en particular. Resultó una
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Karelly Patricia Lara Vence
compañera al final de la reunión que le entregó unos papeles de
una demanda, fue Rosiris Romo…”
32
No desconoce la Corte que sobre la denuncia y sobre los
temas de la reunión existen muy variadas visiones, pues como
se explicó párrafos atrás, no existe consenso acerca de la
manera como se trataron los temas, lo que al fin y al cabo es
circunstancial. Sin embargo, la insistencia en el tema de la
contratación y el conocimiento acerca de la denuncia se
magnifica con el fin de ocultar las conclusiones de las
reuniones y cómo esos momentos denotan en la realidad una
carga suficientemente demostrativa de acuerdos ilícitos que
no se pueden ignorar.
En efecto, si se analiza en detalle la declaración de los
concejales, se puede observar que ellos se dedican a destacar
lo sucedido en la primera reunión, pero no lo ocurrido en la
segunda,
donde
las
autodefensas,
esta
vez
con
la
intervención de Rodrigo Tovar Pupo, reafirmaron el concurso
de
las
autodefensas
hacia
la
consolidación
de
una
administración monolítica, como alias “Sonia” ya lo había
sugerido
en
la
primera
ocasión
al
imponer
órdenes
perentorias que en la segunda ocasión se confirmaron
suficientemente
con
la
presencia
nuevamente
de
los
concejales y de la alcaldesa, a quien esas decisiones le
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Karelly Patricia Lara Vence
convenían y la que como antes lo había hecho, volvió a asistir
pudiendo no hacerlo a pesar del respaldo de la fuerza pública.
Séptimo. En lo que sí está de acuerdo la Sala es en la
crítica testimonial a Rafael García Torres, pues aparte de sus
alusiones a Karelly Lara Vence y al proyecto político de las
autodefensas, dijo que se enteró de la relaciones de la
alcaldesa con las autodefensas y de supuestos romances
entre la congresista y “Jorge 40” de boca de Manuela Pizarro,
quien habría sido la mano derecha en la campaña política de
la alcaldesa.
Sin embargo, aparte de que la Sala no consideró
suficiente la declaración de Rafael García en orden a probar la
interferencia de las autodefensas en el proceso político de
2000 en el municipio de Fundación, es de ver que Manuela
Pizarro no fue parte de su campaña política, porque quienes
apoyaron a la doctora Lara Vence e hicieron parte de su
proyecto político, como Aylen Lucila Zambrano, aseguran que
para esa época ella no vivía en Fundación ni participó en la
campaña a la alcaldía de la hoy congresista.
Ahora, si la fuente de conocimiento de un testigo de
referencia, como lo es García, lo desmiente, la veracidad del
testigo queda en entredicho, sobre todo si la Corte se apartó
en buena medida de sus conclusiones acerca de la posibilidad
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Karelly Patricia Lara Vence
de que las autodefensas hubieran influido en el proceso
democrático de 2000 en ese municipio del Magdalena, como
García Torres lo dejó entrever, bajo la muy sugestiva idea de
que la “señora Karelly Lara Vence se presenta con el apoyo del
Bloque norte como candidata del municipio de Fundación.”
Menos podría tenerse un suceso de la vida íntima de las
personas que no se ha comprobado con la suficiencia que
requiere una sentencia de condena como prueba de un
acuerdo para delinquir. En efecto, aún cuando el testigo hizo
mención a esa posibilidad, ese hecho por sí solo no permite
inferir un acuerdo de voluntades ilícito, salvo que ese suceso
en sistemática permitiera concluir fundadamente que esa fue
una de las razones por las cuales “Jorge Cuarenta” intervino
en ese municipio, cuestión que desde luego éste negó.
Pero eso por supuesto no significa que la prueba
demostrativa de la responsabilidad se vea opacada por
alusiones a temas que no tienen una relación directa con la
imputación fáctica y en especial con lo sucedido en las dos
reuniones de Monterrubio donde se hicieron evidentes los
acuerdos entre el paramilitarismo y la doctora Karelly Lara
Vence, por los cuales se le condenará.
Sin que incida en la decisión y como una nota al
margen, es necesario resaltar que la Corte se esmeró en
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Karelly Patricia Lara Vence
establecer si el consorcio temporal Triam, firma que contrató
con la alcaldía la gestión tributaria del municipio era
propiedad de Trino Luna, cuando no de “Jorge cuarenta”.
Escuchó con ese fin a los gestores de la unión temporal y muy
particularmente a Erik Kook, Rolando Ibáñez Moreno, Gilberto
Uribe Barleta, Gustavo Bolaños Pastrana y Moisés Bartikovsky
Beltrán. Pero si con ellos no se logró establecer vestigios de
esos nexos, lo que sí se pudo saber es que ese sistema de
contratación no era nada novedoso, pues la administración
anterior, con no muy buenos resultados, había contratado con
la firma del abogado Arnulfo Mercado ese tipo de servicios.
Séptimo. Mirados en conjunto los diversos hechos
probados y las inferencias que de ellos se derivan, la prueba
acerca de la certeza de la conducta y de la responsabilidad,
surge con la nitidez que el artículo 232 de la Ley 600 de 2000
lo exige. Por lo tanto, la Corte, al contrario de lo que opinan
el Ministerio Público y la defensa, considera que se debe
condenar a la doctora Karelly Lara Vence como autora de
los cargos formulados en la acusación.
Octavo. Dosificación punitiva
Según el artículo 61 del Código Penal, la naturaleza y
gravedad de la conducta son medidas de la antijuridicidad del
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Karelly Patricia Lara Vence
comportamiento y del injusto, indispensables en orden a
brindar una respuesta proporcional a la agresión causada.
Pues bien, como no se dedujeron agravantes de ninguna
especie, la pena a imponer será de 72 meses, que
corresponde a los parámetros del primer cuarto que oscila
entre esa cifra y 90 meses de prisión. Ese monto corresponde
a la gravedad de la conducta en concreto, no sólo por su
expresión objetiva, sino por la intensidad del dolo que se
refleja en el hecho de pactar voluntariamente la promoción de
grupos armados que están por fuera de la institucionalidad.
Siendo consecuente con esa definición, la pena de multa
será de 2.000 salarios mínimos legales mensuales vigentes.
Por último, de conformidad con el artículo 52 del Código
Penal, la Sala condenará a la doctora Karelly Patricia Lara
Vence a la pena accesoria de inhabilitación para el ejercicio
de derechos y funciones públicas por un tiempo igual al de la
pena principal. Es igualmente claro que de acuerdo con el
artículo 56 del Código de Procedimiento Penal, al no haberse
probado que se hubiesen causado perjuicios materiales y
morales, no procede la condena por ese aspecto.
Por último, se advierte que no hay lugar a la suspensión
condicional de la ejecución de la pena ni a su sustitución por la
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Karelly Patricia Lara Vence
prisión domiciliaria. En ambos casos, por impedirlo un requisito
objetivo. En el primero, porque la ley sólo autoriza el
subrogado frente a penas de prisión impuestas no superiores a
3 años y en el segundo, porque sólo es viable la consideración
de esa sustitución cuando la pena mínima prevista en la ley
para el delito objeto de condena sea de 5 años o menos, según
los términos de los artículos 38 y 63-1 del Código Penal.
DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN PENAL, administrando
justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley,
RESUELVE
Primero. Condenar a Karelly Patricia Lara Vence, de
notas civiles y personales conocidas, a las penas principales de
setenta y dos meses de prisión y multa de 2.000 salarios
mínimos
legales
mensuales
vigentes
e
inhabilitación
de
derechos y funciones públicas por el mismo lapso, como autora
del delito de concierto para promover grupos armados al margen
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Karelly Patricia Lara Vence
de la ley de que trata el artículo 340 inciso 2° de la Ley 599 de
2000.
Segundo. Declarar que no hay lugar a condena por el
pago de daños y perjuicios y que no son procedentes la condena
de ejecución condicional ni la prisión domiciliaria.
Tercero. Líbrense las comunicaciones de rigor y gírese la
orden de captura que se requiere para hacer efectivo lo aquí
decidido.
Notifíquese y Cúmplase
JULIO E. SOCHA SALAMANCA
JOSE LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ
SIGIFREDO ESPINOSA PEREZ
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Karelly Patricia Lara Vence
ALFREDO GÓMEZ QUINTERO
MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE L.
AUGUSTO IBÁÑEZ GUZMÁN
JORGE LUIS QUINTERO MILANÉS
YESID RAMÍIREZ BASTIDAS
JAVIER ZAPATA ORTIZ
TERESA RUIZ NÚÑEZ
Secretaria
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