Música y más música MÚSICA Y COMPETENCIAS BÁSICAS

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Música y más música
MÚSICA Y COMPETENCIAS BÁSICAS
BORJA ITURBE SÁNCHEZ DE MOVELLÁN
Profesor de Música
[email protected]
COMPETENCIA EN EL CONOCIMIENTO Y LA INTERACCIÓN CON EL MUNDO NATURAL (2/2)
SECUNDARIA
I. Introducción
¿
Cómo dejarnos ayudar de la música para trabajar, con
alumnos y alumnas de Secundaria, la competencia en el
conocimiento y la interacción con el mundo natural? Como
sucede en todos los campos, Secundaria es un reto permanente y difícil, pero también es una edad clave para asimilar algunos contenidos y destrezas de muchas de las competencias. A modo de ejemplo, y en lo que a esta se refiere, es
un momento crucial para ir asimilando la importancia de los
hábitos saludables, de una alimentación sana, de un cuidado
del cuerpo y de la mente. Y no sólo es importante fi jarse en su
propia salud, sino también nos jugaremos mucho si logramos
que asimilen actitudes de respeto y responsabilidad hacia la
salud de los demás.
Lo que hemos dicho de los hábitos saludables, puede ampliarse
al mundo más allá de lo humano. Porque esta competencia también nos recuerda que es bueno conocer nuestro mundo, sobre
todo en un tiempo en que parece que el conocimiento no está
de moda. Conocer el mundo no sólo se adquiere viendo la tele,
Internet, o viajando, ya que requiere poseer un “equipaje” previo:
sensibilidad hacia el medio natural, curiosidad e interés hacia lo diferente, esfuerzo por abrir la mente y ampliar los horizontes. También implica adquirir algunos datos (geográficos, por ejemplo) que
siempre podamos llevar con nosotros. El adolescente suele decir
que es una tontería memorizar datos cuando de hecho están a su
alcance en Internet, pero todos sabemos el engaño que esta actitud trae consigo: para encontrar algo, es necesario saber qué se
busca, y ese saber ya requiere múltiples conocimientos sobre los
que apoyar los nuevos datos. Aquí, como ya repetimos en anteriores competencias, la música puede ayudarnos a memorizar datos
(geográficos, en este caso). Por citar un ejemplo de los pocos que
hay en castellano, el blog de una profesora que grabó con sus alumnos canciones antiguas con todos los ríos y sistemas montañosos
de la Península Ibérica (http://bitacoradesalvador.blogspot.com.
es/2011/05/aprende-cantando-geografia.html).
Conociendo el mundo quizá sea más fácil desear cuidarlo. Porque sólo se quiere de verdad lo que se conoce. La conciencia ecológica no puede provenir de una imposición o deber, sino del cariño
y del valorar aquello que se pide cuidar. Ojalá consiguiéramos que
nuestros alumnos o hijos sufrieran cuando sufre el planeta, se enojaran cuando alguien lo estropea, y sintieran como prolongación
propia y vital el lugar en el que habitan. Como este cariño y deseo
pertenece al mundo de la afectividad, y la música es un lenguaje que
habla directamente al corazón, de nuevo se nos aparece la música
como un instrumento idóneo para desarrollar esta sensibilidad ecológica.
Por último, citar un elemento natural íntimamente relacionado
con la música: el ruido. Concienciar sobre el fenómeno de la contaminación acústica, o el reconocimiento de los ruidos y sonidos que
nos rodean permanentemente e influyen en nuestro ritmo vital (el
llamado paisaje sonoro) pertenecen a esta competencia. Precisamente comenzaremos este artículo con esto: con el ruido, el sonido
y el silencio. Posteriormente, profundizaremos en otro campo de
esta competencia, ya citado anteriormente: la ecología.
II. El ruido, el sonido, el silencio
En el anterior artículo citamos el fenómeno del ruido. Decíamos
que concienciar sobre el fenómeno humano de la contaminación
acústica pertenece a esta competencia. La edad de la adolescencia
choca de lleno con este problema, pues nuestros chicos y chicas son
tanto sujetos pacientes, como agentes activos de esa contaminación.
El mundo del adolescente y joven es ruidoso, extremadamente ruidoso: no sólo están envueltos del ruido normal de nuestro mundo,
sino que buscan más, mucho más. ¿Por qué? Cualquier adulto debería sospechar que un mundo ruidoso pueda ser buscado como
refugio ante un silencio que da miedo.
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¿Qué nivel de intensidad sonora puede dejarnos sordos? ¿Dónde
está el límite de percepción y el umbral del dolor? ¿Qué intensidades nos afectan? Se suele recomendar no exponerse a más de 65 dB,
pues superando estos niveles se producen pequeñas alteraciones
físicas (como aumento del ritmo cardiaco), psíquicas (estrés, agresividad, alteraciones del sueño), o sociales (dificultad de la comunicación). Esas intensidades también afectan ligeramente a nuestra
sensibilidad auditiva, pero si nos exponemos durante largo tiempo
a intensidades altas, la pérdida de sensibilidad auditiva se convierte
en permanente. Los especialistas afirman que la exposición a ruidos
con amplitudes mayores de 90 dB causa un daño permanente en
nuestros oídos.
III. Actividades sobre ruido-silencio
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Los preadolescentes y adolescentes de hoy en día no soportan
el silencio: no son capaces de hacer silencio; el silencio les pone nerviosos; no lo buscan ni lo necesitan; huyen de él. Quizá ni siquiera
saben lo que es. De hecho, el silencio es un lujo. Es innegable que
vivimos en un medio sonoro o ruidoso, pero la sociedad actual nos
ofrece además llevar el sonido siempre con nosotros. El problema
es que, al llenar todos nuestros espacios de sonido y ruido (desde
el invento del auricular es posible), perdemos contacto con buena
parte del mundo real, personas, comunicación, amigos, e incluso
abandonamos u olvidamos la interioridad.
El preadolescente y adolescente de hoy día no soporta el silencio, no es capaz de concebirlo, le da pánico. Es más, para muchos
es algo inconcebible por cuanto la sociedad actual no les permite
experimentarlo. No saben lo que es y, quizá, huyen de él por ignorancia. Una pequeña encuesta que hice a mis alumnos de Secundaria
reveló resultados asombrosos al compararlo con las respuestas de
un grupo de adultos: Para un 16% de los adolescentes, el silencio “no
existe”, frente a un 0% de adultos. El 90% de esos adultos busca con
frecuencia y necesita el silencio, frente a solo un 24% de adolescentes; por el contrario, a un 40% de los adolescentes les cuesta aguantar el silencio, frente a un 0% de los adultos. Por último, el hábito de
poner música o TV al llegar a casa, cuando están solos, es propio del
90% de los adolescentes, frente a solo un 30% de adultos.
La educación puede ser una vía de acceso al mundo del silencio.
No un silencio forzado u obligado, sino un silencio deseado y buscado para poder vivir más en profundidad muchas realidades quizá
olvidadas. El silencio nos puede enseñar a escuchar la naturaleza, a
percibir multitud de voces escondidas, a descubrir voces interiores,
a encontrarnos con la llamada del que nos necesita o nos quiere.
Apartemos ahora el silencio para adentrarnos brevemente en el
mundo del sonido y el ruido, y sus consecuencias sobre el oído y la
vida, con unos pocos datos de interés.
Es de sobra conocido que nuestro oído no responde linealmente a la intensidad acústica, sino que su respuesta es proporcional a su logaritmo decimal (es decir, para que un sonido dé una
sensación doble que otro de referencia, su intensidad ha de ser cien
veces superior). Esa sensación o nivel de intensidad se mide en decibelios.
Para hacernos una idea de esa intensidad en ruidos cotidianos,
podemos citar varios ejemplos curiosos: un despertador cerca
del oído ronda los 70 dB; el ruido de una moto supera los 80 dB,
pudiendo llegar a los 110; la intensidad de sonido dentro de una
discoteca es de unos 90 a 100 dB; si un niño grita cerca de tu oído,
el sonido es de unos 110 dB; una clase ruidosa se acerca a los 80
dB; y un avión despegando a 20 metros de ti, produce un nivel de
intensidad de más de 140 dB.
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Salgamos al patio del colegio, cada uno con su libreta y bolígrafo.
Separados, sentémonos en silencio durante unos minutos. Escuchemos todos los ruidos y sonidos. Hagamos después una lista
de todo lo que hemos escuchado en ese silencio.
Escuchemos la obra de John Cage (4’33’’). Para ello, la clase se
tiene que preparar antes, retarlos para ver si son capaces de
aguantar en silencio toda la obra. Se puede ver y escuchar la
versión a piano o a orquesta. Recomiendo la versión orquestal:
http://www.youtube.com/watch?v=hUJagb7hL0E
Compartimos experiencias: ¿qué hemos sentido cuando hemos
estado expuestos a sonidos o ruidos muy fuertes?, ¿cómo ha
reaccionado nuestro cuerpo? Por ejemplo: petardos, discoteca,
el iPod a tope durante mucho tiempo, una moto ruidosa a nuestro lado.
Ya sabemos que exponiéndonos a mucho ruido o sonidos fuertes podemos quedarnos sordos. ¿Qué se sentirá estando sordo?
¿Nos lo hemos planteado alguna vez? Nos puede ayudar un
vídeo en youtube, titulado Para comprender cómo se siente un
sordo, en el que una chica nos va contando distintas situaciones en las que nos podríamos encontrar. También se pueden
encontrar múltiples links para coger ideas de sensibilización
hacia la sordera en: http://www.cuadernointercultural.com/
dia-internacional-de-la-sordera/
Entremos ahora en los sentimientos de un músico sordo:
Beethoven. Cuando comenzó a tener los primeros síntomas de
sordera, este genio de la música se hundió. Tenía 32 años cuando
escribió una especie de testamento en el que relata su desesperación y lo que le llevará a no acabar con su vida. Este “Testamento
de Heiligenstadt” es un precioso texto para leer y comentar.
Comuniquémonos con los demás en dos situaciones: silencio,
o mucho ruido. ¿Nos comunicamos igual? ¿Cómo nos hemos
sentido?
Debate: “Puedo hacer todo el ruido que me dé la gana, aunque moleste a los demás” frente a “Es necesario respetar a los
demás manteniendo un ambiente silencioso”.
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V. Actividades con la canción Vacaciones en
el mar
El grupo de música sevillano, Sr. Chinarro.
IV. Canciones y ecología
La descripción de esta competencia continuamente se refiere
al cuidado del medio ambiente, el uso responsable de los recursos
naturales, o al respeto de la biodiversidad. La ecología es un tema
del cual podemos encontrar mucho material musical. A modo de
ejemplo, una lista de canciones de estilos diferentes:
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Zafar, de La Vela Puerca.
Decadencia, de Ska-p.
Ská de la tierra, de Bebe.
La lluvia nunca vuelve hacia arriba, de Pedro Guerra.
El ritmo del mar, de Celtas Cortos.
Dónde jugarán los niños, de Maná.
Planeta agua, de Ana Belén.
Mensajes del agua, de Macaco.
Lejos de aquí, de Kudai.
La propuesta de este artículo es trabajar con una canción titulada Vacaciones en el mar. Sr. Chinarro es un grupo sevillano de rock
indie, liderada por Antonio Luque. Once discos han editado desde
1990. El último, de 2011, se titula Sr. Chinarro, Presidente y contiene
esta provocativa canción. Es un grupo con letras surrealistas, como
podemos comprobar en la propuesta. No obstante, lo irónico de su
letra puede servirnos de toque de atención y punto de partida para
la reflexión.
Se puede escuchar la canción y ver el vídeo en la siguiente
página: http://www.conciertos10.com/video-letra-vacaciones-en-elmar-sr-chinarro/
- La canción habla de un “sexto continente” formado por botellas, trastos y presentes. Hagamos una investigación sobre lo
que se comienza a llamar la “isla de plástico”. Las siguientes páginas pueden servirnos de punto de partida: http://recursostic.
educacion.es/blogs/biosfera/index.php/2012/06/13/la-isla-deplastico; http://bioeconatura.blogspot.com.es/2011/11/ospresentamos-el-octavo-continentede.html
- ¿Qué sucede con los plásticos que tiro por ahí? Hay un cortometraje un poco duro que da algunas respuestas. El vídeo
filma la vida animal en una lejana isla del Pacífico, situada a más
de 2000 km de la civilización. ¿Será tan idílica? Reflexionemos
sobre lo que allí vemos. Se encuentra en el siguiente link:
www.midwayfilm.com
- Debate y argumentación. Las consecuencias de dos tipos de
vida enfrentados: el uso responsable de los recursos naturales y el cuidado del medio ambiente, frente a la indiferencia e
irresponsabilidad.
- ¿Vale todo? Ves a un amigo tirar al río o al mar una botella de
plástico… ¿Le dirías algo? ¿Crees que habría que decirle algo,
o no? ¿Por qué?
- Relato: haz un relato imaginario en el que describas cómo
será el mar y la naturaleza dentro de cincuenta años, si seguimos así.
- ¿Qué hacer con la basura? Podemos hacer una lluvia de
ideas con propuestas y alternativas. Aprovechamos para ver
una propuesta interesante de elaboración de instrumentos
a partir de la basura: http://www.youtube.com/watch?v=
4-CRllTxmpM
- Investigación fotográfica: quizá no encuentres continentes de
plástico cerca, pero sí pequeñas “islas”. En parejas, visitad las
cercanías de vuestra ciudad, y fotografiad el resultado de la
irresponsabilidad de las personas al tirar la basura en cualquier lugar. Expongamos los resultados al resto de la clase o
del colegio.
- Hagamos un vídeo de la canción con fotografías nuestras en
las que, vestidos de veraneantes, “disfrutemos” en un paisaje
idílico lleno de basura.
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VI. Letra
Vacaciones en el mar
(Sr. Chinarro)
Y yo tendré un velero
y llegaré el primero al Edén,
al paraíso de verdad.
No será el azar,
sino un gran bazar todo a cien,
Un buen sitio que los conquistadores
esperaban encontrar
al parecer tal era el plan:
vacaciones en los plásticos del mar.
He visto en Google Earth
un sexto continente:
botellas, trastos y presentes
flotan en un remolino,
creo que es divino.
Yo me alegro por mis competidores.
Ay señores, ¿qué esperaban encontrar?
vacaciones en los plásticos del mar.
Descorcharé el champagne,
me dejaré besar,
diré que es mío cuanto me rodea,
veré el vacío en la marea
y dejaré acertijos en la botella
a los regatistas,
revanchistas que vendrán
navegando en un contenedor quizás.
Ay, señoras y señores,
¿qué esperaban encontrar?
Vacaciones en los plásticos del mar
plásticos del mar.
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