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El Problema de las Categorías
Por Elena Lacombe
En primer lugar justificaré la elección del título. Categorías se refiere al texto de
Aristóteles que forma parte junto a otros del Organon. Problema lo uso en el sentido que
está un poco perdido actualmente y que es el de querella. El problema de los
Universales, por ejemplo, atravesó toda la Edad Media, o la querella, como dice Lacan
en la época en que la gente se ocupaba de cosas importantes, sobre el sexo de los
ángeles. Querella entonces que dura siglos y cuya solución no necesariamente se logra.
Es en este sentido, a mi entender, que Freud titula el Capítulo 1 de La Interpretación de
los Sueños: La Bibliografía Científica sobre los Problemas del Sueño (traducción de J.
Etcheverry) o La Literatura Científica sobre los Problemas Oníricos (traducción de
López Ballesteros).
Categorías es considerado por los eruditos un texto menor dentro del corpus aristotélico.
Dudan de su autenticidad dado su estilo no sistemático pero actualmente, una vez
dejado de lado esa pregunta recurrente acerca de la autenticidad, se pudo avanzar y
descubrir que se trata de un texto acroamático, es decir una base o ayuda para dar
lecciones o debates, un texto escrito no para ser publicado.
La Escolástica lo ha dividido en tres partes: los Antipraedicamentae, los Praedicamentae
y los Post- Praedicamentae. Comentaré el comienzo de la primera parte de los
Antipraedicamentae, donde se trata de los términos de los cuales no se puede predicar
verdadero o falso. En dicha primera parte Aristóteles se ocupa de los fenómenos de
homonimia, paronimia y sinonimia.
Creo que la homonimia nos interesa particularmente en tanto la plurivocidad del
significante es de un valor inestimable en nuestra práctica en la búsqueda de la verdad
que toda cura psicoanalítica implica. Para Aristóteles en cambio, la homonimia, la
paronimia y la sinonimia constituyen paradojas del lenguaje en el sentido de obstáculos
para la actividad del pensar, para el razonamiento, puesto que la homonimia en
particular se presta a equívoco.
La palabra griega homonimia, está compuesta por homo (mismo) y ónoma (nombre) y
con ella se designa el fenómeno de la lengua por el cual un nombre designa dos objetos
diferentes. ¿Cómo sabemos cuál es el significado de una misma palabra que designa dos
objetos diferentes? Para responder Aristóteles recurre a las sustancias segundas, el
género y la especie. El ejemplo de homonimia dado por Aristóteles en Categorías es
Zoon, que en griego significa hombre y retrato. Para distinguirlos será necesario ubicar
hombre como perteneciente al género animado y como una especie dentro del género
animal. Retrato en cambio, como perteneciente al género no animado y como una
especie dentro de dicho género.
Difícilmente Aristóteles escucharía en nuestra palabra “vela” lo que designa el objeto
que sirve para iluminar y la un barco, una única palabra, ya que el problema no está para
él centrado en la similitud de dos palabras sino en la concordancia de los objetos que
pertenecen a diferentes géneros.
Freud cita como lector de Aristóteles el Organon, el Tratado de los Animales y la
Política. En La Interpretación de los Sueños le rinde un homenaje explícito. Le
manifiesta su profunda respeto por haber sido el primero que dijo de manera irrefutable
y con una certidumbre absoluta y una claridad inconmovible que el sueño es la
continuidad de la vida anímica en el dormir. A ello lo único que el psicoanálisis puede
agregar es el fenómeno de la desfiguración onírica.
Voy ahora a relatar una parte del análisis de un sueño soñado por Freud que cierra el
Capítulo 5 de La Interpretación de los Sueños, “Material y Fuentes de los Sueños”,
Apartado B: Lo infantil como fuente onírica, y que en el índice de sueños de la Standard
Edition figura con el título de “Las Tres Parcas”. No quiero eludir el excelente ejercicio
que como analista sería relatar el análisis de un sueño soñado por otro en su totalidad,
pero el campo de significaciones que se abriría para ustedes como auditores enredaría la
exposición del problema que quiero cernir. Freud señala otra dificultad y que es
narcisística, contar a sus lectores un sueño soñado por él mismo. Quedará demostrado
que es en el método de lectura que se da donde la dificultad quedará resuelta.
Freud decide dividir el texto del sueño en dos partes eligiendo para su análisis cuatro
asociaciones para la primera parte y una única asociación para la segunda.
La primera asociación es Pélagie, recuerdo de los 13 años y nombre de la primera
novela que leyó. Freud anota: requiere explicación.
Segunda asociación: En el sueño aparecen tres mujeres que Freud asocia con las tres
parcas. Freud se pregunta por qué una de las “parcas” hace albóndigas. Anota: esto
último requiere urgente explicación.
Tercera asociación: Recuerdo de los 6 años. Su madre le explicó con una demostración
“Estamos hechos de polvo y al polvo volvemos”, algo que a Freud no le gustó. El
significante albóndigas continúa sin explicación.
Cuarta asociación: El profesor a quien debe sus conocimientos histológicos recordará
bajo el nombre de Knödl (apellido homofónico en alemán a albóndigas) al que
promovió querella judicial por plagio.
El “cometer plagio” es el sintagma que escande el texto en dos partes. En esta segunda
parte Freud produce una única asociación: el haber puesto por escrito la palabra
“plagio” que sin querer acudió a él. “Plagio” es el término que le servirá de puente
(Brücke) entre los diversos fragmentos del contenido manifiesto del sueño. Brücke, es
homofónico en alemán entre el apellido de quien fue su admirado profesor y la palabra
“puente”. Freud aclara que fue el afán de establecer enlaces lo que lo llevó a no respetar
Brücke como nombre propio y tomarlo como palabra.
Freud tiene los elementos para realizar la interpretación del sueño a partir de una cadena
asociativa que liga los dos significantes que quedaron sin explicación Pélagie y Knödl.
La cadena asociativa de Freud es la siguiente: Pélagie, plagio, plagióstomos, Haifische,
Fischeblase(vejiga de pescado).
Plagióstomo es un género zoológico del cual Haifische (tiburón) es una de sus especies.
Imaginemos un encuentro entre Aristóteles y Freud. El primero lo felicitaría por haber
descubierto una nueva especie: tiburón, en el género plagióstomos, admiraría su gran
actividad intelectual durante el dormir. Freud como médico seguramente aceptaría la
felicitación. No olvidemos que realizó investigación básica con Brücke en su juventud.
Pero seguramente agregaría dos cosas. La primera que la actividad intelectual que le
interesa, el análisis del sueño sólo pudo lograrla gracias al trabajo del sueño que
precedió a su producción y que permitió establecer enlaces entre la vieja novela y el
asunto Knödl, que en la vigilia le hubieran permanecido vedados.
La segunda: No sólo el alma se alimenta en el sueño. El cuerpo también. Freud se había
dormido “famélico y agotado”. Tiburón y “vejiga de pescado” saciaron su hambre para
poder seguir durmiendo y soñando. Simplemente.
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