Esta revista forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas www.juridicas.unam.mx http://biblio.juridicas.unam.mx/ ENSAYOS LA JURISDICCIÓN ELECTORAL LOCAL Y EL CONTROL DIFUSO DE LA CONVENCIONALIDAD The local electoral jurisdiction and the diffuse control of conventionality Recepción: Agosto 01 de 2013 Aceptación: Octubre 16 de 2013 Leonor Imelda Márquez Fiol Maestrante de la Maestría en Derecho Electoral del IPS del TEPJEJ Secretaria de Estudio y Cuenta del Tribunal de Justicia Electoral del Poder Judicial del Estado de Baja California [email protected] Sonia Gómez Silva Maestra en Derecho Electoral por el IPS del TEPJEJ [email protected] Palabras clave Control difuso de convencionalidad, derechos político electorales y democracia. Key words Diffuse control of conventionality, Political Right, and democracy. Pp. 182-198 Resumen en este ensayo se analiza el nuevo paradigma jurisdiccional relativo al control difuso de la convencionalidad, así como su aplicación por los tribunales electorales locales; se revisan los derechos político electorales previstos por los Tratados Internacionales ratificados por México, y su interpretación mediante el principio pro persona, haciendo especial hincapié en las limitaciones o restricciones que son admisibles. Por último se revisa la discusión contempo- 182 SUFRAGIO ránea en relación con una posible limitación del principio democrático mediante la resolución de controversias a través del uso de la ponderación de principios. Abstract This essay examines the diffuse control of conventionality as a new paradigm, and its implementation by local electoral courts; we review the electoral political rights provided by international treaties ratified by Mexico, and its interpretation by the pro homine principle; with special emphasis on the permisible limitations or restrictions. Finally we review the contemporary discussion regarding a possible limitation of the democratic principle by resolving disputes through the use of weighting principles. INTRODUCCIÓN. C omo es sabido, con la reforma constitucional en materia de derechos humanos de junio de dos mil once, se incorpora el contenido de los tratados internacionales al orden jurídico interno, como mínimo, a nivel constitucional; a diferencia del anterior sistema de transformación que era requerido para la aplicación del contenido de los tratados en el orden interno. Asimismo, el artículo primero constitucional, establece un cambio de paradigma en la forma de impartir justicia por los tribunales locales, pues concede implícitamente el control de convencionalidad a la jurisdicción local. Además, dicho artículo, prevé como método interpretativo para la aplicación de las normas de derechos humanos, el denominado pro homine, al señalar que las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia. Ahora bien, dentro de los derechos humanos encontramos los derechos político electorales, regulados por las Constituciones locales, en ocasiones, en forma que puede ser discordante con el contenido de los tratados; éstas además en muchas ocasiones no prevén facultades expresas de control de constitucionalidad y convencionalidad para los tribunales locales; no obstante lo anterior, de acuerdo al nuevo paradigma constitucional, los órganos jurisdiccionales locales se encuentran constreñidos a aplicar las normas convencionales o constitucionales, más favorables a los derechos humanos de los peticionarios de justicia, en forma preferente a la legislación estatal, ello, eventualmente en demérito de aquellas disposiciones que en su soberanía y en su representación democrática las legislaturas estatales hayan dispuesto. El presente ensayo tiene como objetivo esclarecer los tópicos de Derecho Internacional de los Derechos Humanos, los cuales deben ser atendidos prioritariamente en materia de Derechos Político Electorales por los tribunales electorales locales, ante la posibilidad de colisión con disposiciones divergentes de orden jurídico local. SUFRAGIO 183 ENSAYOS La jurisdicción electoral local y el control difuso de la convencionalidad LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES COMO DERECHOS HUMANOS. En el mundo contemporáneo se han erigido los derechos humanos como el parámetro incuestionable para legitimar un gobierno1 y para determinar la justicia de un orden jurídico; sin embargo lo que sí ha sido objeto de cuestionamientos es su concepto, contenido y alcances, pues no ha existido acuerdo generalizado en cuanto a estos tópicos2. Como lo advirtieron sus críticos, en su concepción filosófica y política, no es dable identificar una caracterización jurídica de la noción de Derechos Naturales, Humanos, o Fundamentales, por lo que el gran reto presentado en los siglos posteriores, fue el de garantizar su vigencia jurídica a fin de posibilitar su cumplimiento en el mundo fáctico, de ahí que se inició la fase de su positivización. Pese a las detracciones y a la falta de concierto en cuanto a su fundamento, naturaleza y alcances, el concepto de Derechos Naturales, siguió avanzando bajo diversas denominaciones, en el ideario colectivo, al intuirse universalmente como aquellos límites naturales del poder público frente a la humanidad, hasta cristalizarse en su acepción “Derechos Humanos”, con alcances mundiales en la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, en la cual se refrenda su génesis iusnaturalista, y su calidad de parámetro de justicia para todo ordenamiento jurídico3. 1. Parte de las teorías contractualistas (con excepción de la producida por Tomas Hobbes) de los siglos mencionados unidas al Derecho Natural, son las que produjeron el principio de legitimidad democrática, la cual fue edificada sobre dos ficciones: la de un contrato social como origen de la sociedad y el poder político y, la existencia de derechos naturales vigentes en un supuesto estado de naturaleza, previos a las relaciones sociales, políticas y jurídicas; y parte fundamental de esta “revolución” contractualistas, fue la de establecer el derecho de participación en la vida pública de los ciudadanos, por ello los derechos políticos junto con los civiles, se han conceptualizado como parte de la denominada primera generación de derechos humanos. Es de mencionarse, que el uso de la palabra “derecho” natural en este contexto filosófico-político, no aludía propiamente a “derechos” en su acepción jurídica, sino a “potestades” (es decir, facultades o capacidades) que los seres humanos poseen en el estado de naturaleza, con independencia de cualquier estado de derecho y ordenamiento jurídico, no obstante esta noción indavertidamente se ha trasladado al campo de lo jurídico. 2. Según el Dr. Mario I. Álvarez (Álvarez Ledesma, 1998; 27-29), el término “derechos humanos” surgió en Inglaterra, Francia y Estados Unidos entre los siglos XVII y XVIII, aludiendo a la idea de “derechos” innatos compartidos por los seres humanos en razón de una dignidad intrínseca derivada de su naturaleza humana; es decir el origen de este concepto es de índole filosófica política (y no jurídica). Este discurso filosófico iusnaturalista, adscribió a los “derechos naturales” los atributos de ser universales, absolutos, inalienables y eternos, por ello no eran negocibles dentro del contrato social; sin embargo, desde una perspectiva eminentemente jurídica, no es viable hablar de derechos eternos, absolutos y previos al Estado, como lo previeron, desde su surgimiento, sus detractores, como fueron el conservador Edmund Burke, en su obra Reflexiones sobre la Revolución Francesa en 1790, critica el concepto de estos derechos por su abstracción, la cual señala, los condena a ser irreales e irrealizables, señala que las libertades y restricciones varían con los tiempos y las circunstancias y, admiten infinitas modificaciones, por lo que no pueden establecerse mediante una regla abstracta, lo cual los hace inoperables; además de que su abstracción provoca la indeterminación del sujeto y por ende su desprotección. Para este autor, los verdaderos derechos surgen históricamente de la relación entre gobierno y sociedad civil, en cambio, esta abstracción de los derechos los convertía en principios morales absolutos, “igualmente válidos contra un gobierno antiguo y benéfico que contra la tiranía más violenta o la usurpación más descarada… contra ellos no cabe prescripción; ningún pacto es válido; no admiten moderación ni compromiso; cualquier cosa que se oponga a su plenitud es fraude e injusticia”. Y el utilitarista Jeremy Bentham no admitía otro derecho que el positivo, por lo que niega categóricamente la existencia de derechos naturales, anteriores y superiores a la ley positiva, y niega también la existencia de una “ley natural”, señala que los derechos del hombre como atributos inalienables e imprescriptibles no tienen una existencia real, sino que son entidades ficticias, por ello, llega a afirmar que “Un derecho natural es un hijo que nunca tiene padre”. (Hübner Gallo, 1994). 3. Lo que se advierte de su preámbulo, así como del tenor de los siguientes artículos: 1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros; y artículo 28. Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos. 184 SUFRAGIO Leonor Imelda Márquez Fiol, Sonia Gómez Silva Al paso del tiempo lo establecido en la Declaración ha sido ampliamente aceptado como las normas fundamentales de derechos humanos que todos deben respetar y proteger. La Declaración Universal, junto con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y sus dos protocolos facultativos4, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, forman la llamada “Carta Internacional de los Derechos Humanos”5, piedra angular del conocido Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Desde el nacimiento de la Declaración Universal, se consagraron los derechos de índole sustancialmente política en su artículo 216, previendo sus tres principales aspectos en sentido estricto: la participación en la gestión de los asuntos públicos, la participación en elecciones –mediante sufragio activo y pasivo- y el acceso a las funciones públicas. En sentido amplio, pueden considerarse derechos políticos aquéllos destinados a tutelar la participación o el protagonismo del individuo en la sociedad7, en particular la libertad de expresión, de asociación y de reunión, es decir, las conocidas como libertades públicas (O’Donnell, 2007) 2. LOS DERECHOS POLÍTICO ELECTORALES EN LOS TRATADOS INTERNACIONALES SUSCRITOS POR MÉXICO. El derecho a participar en los asuntos públicos como aspecto sustancial de las democracias, fue consagrado en el contexto universal en la Declaración Universal de Derechos Humanos8 y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos9; y en el contexto interamericano se incluyó en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre10, con la que se dio inicio al Sistema Interamericano de Derechos Humanos y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos11 (conocida como Pacto de San 4. En el Primer Protocolo adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución 2200 A (XXI), de 16 diciembre de 1966, adoptado por México el 15 de marzo de 2001, se reconoce la competencia del Comité de Derechos Humanos para recibir comunicaciones de posibles víctimas que aleguen violaciones al Pacto Internacional. El Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, destinado a abolir la pena de muerte, fue aprobado y proclamado por la Asamblea General en su resolución 44/128, 15 de diciembre de 1989, México lo adoptó el 26 de septiembre de 2007. Por lo que hace al reconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, México formuló la declaración con fecha 16 de diciembre de 1998, en el punto 2 de la declaración se precisa que la competencia solamente será aplicable a los hechos o a los actos jurídicos posteriores a la fecha del depósito de la declaración, por lo que no tendrá efectos retroactivos. 5. http://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/InternationalLaw.aspx, consultado treinta de enero de dos mil trece. 6. 1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos. 2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país. 3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto. 7. Es de destacarse que el sujeto de los derechos políticos, es concebido en términos más restrictivos que en el resto de los derechos humanos, ya que se otorgan en base a la nacionalidad, la ciudadanía o al menos sujetándose a un requisito de residencia; además cuentan con características distintivas como son: limitaciones más numerosas y diferentes de los demás derechos humanos, además que requieren mecanismos, procedimientos e instituciones especiales para que puedan efectivamente ejercerse. 8. Aprobada en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, en la resolución 217 A (III), signada el 10 de diciembre de 1948. 9. Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966, que entró en vigor el 23 de marzo de 1976, y ratificado por México el 23 de marzo de 1981. 10. Aprobada en la Novena Conferencia Internacional Americana, en Bogotá Colombia, el 2 de mayo de 1948 11. Suscrita en San José de Costa Rica el 22 de noviembre de 1969, en vigor desde el 18 de julio de 1978, ratificada por México en 24 de marzo de 1981. SUFRAGIO 185 ENSAYOS La jurisdicción electoral local y el control difuso de la convencionalidad José), suscrita en San José de Costa Rica, instrumento que da vida tanto a la Comisión, como a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Los derechos políticos y derecho de asociación con fines políticos previstos, son: DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS 1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos. Art. 21 PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS a) Participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes libremente elegidos; Art. 25 2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país. Art. 21 c) Tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas de su país. Art. 25 3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto. Art. 21 Derecho de libertad de reunión y asociación pacíficas. Art. 20 b) Votar y ser elegidos en elecciones periódicas, auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores; Art. 25 Libertad de asociación Art. 22 DECLARACIÓN AMERICANA CONVENCIÓN AMERICANA DE LOS DERECHOS Y SOBRE DERECHOS HUMANOS DEBERES DEL HOMBRE Derecho de sufragio y de a. De participar en la dirección participación en el gobierno. de los asuntos públicos, Toda persona, legalmente directamente o por medio de capacitada, tiene el derecho representantes libremente de tomar parte en el gobierno elegidos; de su país, directamente o por Art. 23 medio de sus representantes, y de participar en las elecciones populares, que serán de voto secreto, genuinas, periódicas y libres. Art. XX Deber de servir a la comunidad c. De tener acceso, en condiciones y a la nación. generales de igualdad, a las Toda persona (…) Asimismo funciones públicas de su país. tiene el deber de desempeñar Art. 23 los cargos de elección popular que le correspondan en el Estado de que sea nacional. Art. XXXIV Deber de sufragio b. De votar y ser elegidos en Toda persona tiene el deber elecciones periódicas auténticas, de votar en las elecciones realizadas por sufragio universal populares del país de que e igual y por voto secreto que sea nacional, cuando esté garantice la libre expresión de la legalmente capacitada para voluntad de los electores. ello. Art. 23 Art. XXXII. Derecho de asociación Art. XXII Libertad de Asociación Art. 16 Además de los instrumentos citados, existen otros de índole específica que también incluyen los referidos derechos políticos en cuanto a grupos de poblaciones particulares12, dentro de esta categoría, encontramos la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer13, que en su artículo 7, reconoce a las mujeres las tres vertientes principales de los derechos políticos en igualdad de condiciones con los hombres. Derivado de estas regulaciones, se han desarrollado en la doctrina las llamadas acciones afirmativas temporales a favor del sexo femenino, las cuales, en nuestro país, han 12. También se advierten regulaciones de derechos políticos en el artículo 5, inciso c, de la Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial, adoptada y abierta a su firma y ratificación en la Asamblea General en su resolución 2106 A (XX), de 21 de diciembre de 1965; y en el artículo 42, de la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, adoptada por la Asamblea General en su resolución 45/158, de 18 de diciembre de 1990. 13. Adoptada en mil novecientos setenta y nueve por la Asamblea General de las Naciones Unidas, cuya entrada en vigor data de mil novecientos ochenta y uno. 186 SUFRAGIO Leonor Imelda Márquez Fiol, Sonia Gómez Silva sido recogidas por las legislaciones electorales tanto federal como estatales, mediante las llamadas “cuotas de género”, relativas a la obligatoriedad de los partidos políticos de incluir determinados porcentajes de candidaturas de los sexos masculino y femenino, e inclusive estas acciones se están extendiendo también a la conformación de algunos otros órganos públicos. Si bien no es dable afirmar un catálogo acabado de derechos político electorales14, de las regulaciones convencionales citadas, es factible citar en términos generales, los siguientes: Derecho de voto o de sufragio activo. Se refiere a la facultad que tienen los ciudadanos de elegir a quienes vayan a ocupar determinados cargos públicos, destacándose como una de sus principales características el de la secrecía. Derecho a ser votado o de sufragio pasivo. Alude a la facultad de postularse y eventualmente a ser elegido para ocupar un cargo público. Derecho de acceso a la función pública. Se refiere a la facultad de participar en el gobierno y a ser admitido a cargos públicos, permitir a los ciudadanos participar en las instituciones del Estado y a tener acceso al ejercicio de las funciones públicas. Derecho de asociarse con fines políticos. Alude al derecho a formar partidos políticos, e incluye el derecho a la militancia política, entre ellos el derecho a la afiliación. Derecho a participación directa. Incluye el derecho a participar en consultas públicas para la toma de decisiones, como son referéndum y plebiscito. Derecho de petición política. Refiere la facultad de dirigir peticiones a los órganos de gobierno, a fin de influir en la decisión política. Por otra parte, y para efectos de la aplicación de la reforma constitucional en Derechos Humanos, en la jurisdicción electoral local, es importante tener en consideración otra índole de prerrogativas, cuyo cumplimiento y potenciación debe ser examinada al atender los casos contenciosos que se planteen, como son el derecho al acceso a la justicia, al debido proceso, y el de igualdad ante la ley, invocado en la actualidad más comúnmente como el derecho a la no discriminación, los cuales se encuentran previstos de igual manera en la Declaración Universal de Derechos Humanos, artículos 115, 716 y 817; en el 14. En el orden jurídico nacional, los Derechos Político Electorales, se encuentran regulados constitucionalmente, en el artículo 35, que prevé como derechos de los ciudadanos: votar en las elecciones populares, ser votado para los cargos de elección popular, asociarse individual y libremente, participar en forma pacífica en los asuntos políticos del país, poder ser nombrado para cualquier empleo o comisión del servicio público, teniendo las calidades que establezca la ley y votar en las consultas populares, entre otros. El derecho a votar en las elecciones y consultas populares y, a desempeñar los cargos de elección popular, se contemplan en el artículo 36, de la Carta Magna, también como obligaciones del ciudadano de la República; y en el diverso numeral 41, se alude específicamente a que solo los ciudadanos podrán formar partidos políticos y afiliarse libre e individualmente a ellos. 15. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía. 16. Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación. 17. Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley. SUFRAGIO 187 ENSAYOS La jurisdicción electoral local y el control difuso de la convencionalidad Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, los numerales 218, 319 y 2620 ; en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, artículos II21 y XVIII22; en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, artículos 123, 2424 y 2525. 3. EL CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD POR LA JURISDICCIÓN LOCAL. Como se señaló, el artículo primero constitucional estableció el criterio de interpretación de las normas relativas a los derechos humanos que debe prevalecer, siendo principio pro homine o pro persona, al señalar que en todo tiempo se interpretarán, de conformidad con la Constitución y con los tratados internacionales de la materia, favoreciendo a las personas la protección más amplia. Lo anterior abre la puerta al denominado control difuso de la convencionalidad, el cual fue establecido por primera vez por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Almonacid Arellano y otros vs. Gobierno de Chile, resuelto el veintiséis de septiembre de dos mil seis, en cuya sentencia se determinó que cuando el legislador falla en su tarea de suprimir o modificar leyes contrarias a la Convención Americana, el Judicial 18. Artículo 2. 1. Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a respetar y a garantizar a todos los individuos que se encuentren en su territorio y estén sujetos a su jurisdicción los derechos reconocidos en el presente Pacto, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social. 3. Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a garantizar que: a) Toda persona cuyos derechos o libertades reconocidos en el presente Pacto hayan sido violados podrá interponer un recurso efectivo, aun cuando tal violación hubiera sido cometida por personas que actuaban en ejercicio de sus funciones oficiales; b) La autoridad competente, judicial, administrativa o legislativa, o cualquiera otra autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado, decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso, y desarrollará las posibilidades de recurso judicial; c) Las autoridades competentes cumplirán toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso. 19. Artículo 3. Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a garantizar a hombres y mujeres la igualdad en el goce de todos los derechos civiles y políticos enunciados en el presente Pacto. 20. Artículo 26. Todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin discriminación a igual protección de la ley. A este respecto, la ley prohibirá toda discriminación y garantizará a todas las personas protección igual y efectiva contra cualquier discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social. 21. Artículo II. Todas las personas son iguales ante la Ley y tienen los derechos y deberes consagrados en esta declaración sin distinción de raza, sexo, idioma, credo ni otra alguna. 23. Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos. 1. Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social. 2. Para los efectos de esta Convención, persona es todo ser humano. 24. Artículo 24. Igualdad ante la Ley. Todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho, sin discriminación, a igual protección de la ley. 25. Artículo 25. Protección Judicial. 1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales. 2. Los Estados Partes se comprometen: a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso; b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso. 188 SUFRAGIO Leonor Imelda Márquez Fiol, Sonia Gómez Silva debe acatar lo dispuesto en el artículo 1.1. de ésta, y en consecuencia, debe abstenerse de aplicar cualquier normativa contraria a ella. En el mismo año, el veinticuatro de noviembre, en el caso Aguado Alfaro y otros (trabajadores cesados del Congreso) vs Perú, la misma Corte reiteró el anterior criterio, adicionando dos aspectos: primero, el control de la convencionalidad procede de oficio sin necesidad de la solicitud de las partes, y segundo, debe ejercerse por los jueces dentro del marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales correspondientes. Otras sentencias en donde se confirmó este criterio son: La Cantúa vs Perú de veintinueve de noviembre de dos mil seis; Boyce y otros vs Barbados de doce de agosto de dos mil ocho; y Caso Rosendo Radilla Pacheco vs Estados Unidos Mexicanos, de fecha veintitrés de noviembre de dos mil nueve (Camargo González, et. al, 2012: 90-91) En relación con esta última sentencia citada, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, instruyó el expediente VARIOS 912/2010, con el fin de hacer una declaración acerca de la posible participación del Poder Judicial de la Federación en su ejecución; dictando resolución de fecha siete de septiembre de dos mil diez, en la cual por unanimidad determinó que las sentencias condenatorias de la Corte Interamericana en que México sea parte, son obligatorias y, por mayoría de seis votos determinó que los criterios interpretativos contenidos en su jurisprudencia son orientadores para el Poder Judicial de la Federación cuando México no sea parte de los casos en los que se generó dicha jurisprudencia. Posteriormente, por mayoría de siete votos, el catorce de julio de dos mil once26, resolvió que todos los jueces del Estado Mexicano están obligados a inaplicar las normas contrarias a la Constitución y a los tratados internacionales en materia de derechos humanos y se propuso la modificación27 de la jurisprudencia P./J.74/99 de rubro CONTROL DIFUSO DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE NORMAS GENERALES. NO LO AUTORIZA EL ARTÍCULO 133 DE LA CONSTITUCIÓN. Derivado de lo anterior, el Tribunal Pleno, el veintiocho de noviembre de dos mil once, con base en el referido expediente VARIOS 912/2012 aprobó diversas tesis aisladas relacionadas con el control de convencionalidad y constitucionalidad en materia de derechos humanos y la actividad a desplegar por los juzgadores del país; como son la identificada 26. Cabe señalar que en esa misma sesión, en relación con este último resolutivo, los ministros disidentes Sergio Salvador Aguirre Anguiano y Jorge Mario Pardo Rebolledo, fueron enfáticos en cuanto a que el asunto que los ocupaba era de índole administrativa y no jurisdiccional por lo que no se encontraban facultados para hacer interpretaciones constitucionales vinculantes como las que se proponían, además de que dichas consideraciones jurídicas se extralimitaban de las consecuencias administrativas que la ejecución del específico fallo de la Corte Interamericana imponía. De donde se advierte que aún en nuestro máximo tribunal no existe un consenso en cuanto a las facultades de control constitucional y de convencionalidad por los jueces locales; por lo que es menester esperar el desarrollo jurisprudencial nacional que se efectuará sobre esta temática. 27. En la resolución emitida el veinticinco de octubre de dos mil once por el Pleno de la Suprema Corte, en la solicitud de modificación de jurisprudencia 22/2011, en el punto único se determinó que quedaron sin efectos las tesis jurisprudenciales números P./J. 73/99 y P./J. 74/99, de rubros: ‘CONTROL JUDICIAL DE LA CONSTITUCIÓN. ES ATRIBUCIÓN EXCLUSIVA DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN.’ y ‘CONTROL DIFUSO DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE NORMAS GENERALES. NO LO AUTORIZA EL ARTÍCULO 133 DE LA CONSTITUCIÓN.’, conclusión a la que se arribó en virtud del marco constitucional generado con motivo de la reforma en materia de derechos Humanos a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación de diez de junio de dos mil once. SUFRAGIO 189 ENSAYOS La jurisdicción electoral local y el control difuso de la convencionalidad con el número P. LXVII/2011(9a.)28, en la que se establece el deber de control de convencionalidad ex officio para los jueces, mediante la inaplicación de las normas secundarias que consideren contrarias a los derechos humanos contenidas en la Constitución y en los tratados en la materia. Asimismo se dictó la Tesis P. LXVIII/2011 (9ª.)29, en la cual se estableció que para llevar a cabo el control de convencionalidad ex officio, los jueces deberán analizar: a) todos los derechos humanos contenidos en la Constitución Federal, así como la jurisprudencia emitida por el Poder Judicial de la Federación; b) todos los derechos humanos contenidos en tratados internacionales en los cuales México sea parte; c) los criterios vinculantes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos derivados de las sentencias en donde el Estado Mexicano haya sido parte, y d) los criterios orientadores de la jurisprudencia y precedentes de la citada Corte, cuando el Estado Mexicano no haya sido parte. 28. CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN UN MODELO DE CONTROL DIFUSO DE CONSTITUCIONALIDAD. De conformidad con lo previsto en el artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, todas las autoridades del país, dentro del ámbito de sus competencias, se encuentran obligadas a velar no solo por los derechos humanos contenidos en la Constitución Federal, sino también por aquellos contenidos en los instrumentos internacionales celebrados por el Estado Mexicano, adoptando la interpretación más favorable al derecho humano de que se trate, lo que se conoce en la doctrina como principio pro persona. Estos mandatos contenidos en el artículo 1o. constitucional, reformado mediante Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación de 10 de junio de 2011, deben interpretarse junto con lo establecido por el diverso 133 para determinar el marco dentro del que debe realizarse el control de convencionalidad ex oficio en materia de derechos humanos a cargo del Poder Judicial, el que deberá adecuarse al modelo de control de constitucionalidad existente en nuestro país. Es en la función jurisdiccional, como está indicado en la última parte del artículo 133 en relación con el artículo 1o. constitucionales, en donde los jueces están obligados a preferir los derechos humanos contenidos en la Constitución y en los tratados internacionales, aun a pesar de las disposiciones en contrario que se encuentren en cualquier norma inferior. Si bien los jueces no pueden hacer una declaración general sobre la invalidez o expulsar del orden jurídico las normas que consideren contrarias a los derechos humanos contenidos en la Constitución y en los tratados (como sí sucede en las vías de control directas establecidas expresamente en los artículos 103, 105 y 107 de la Constitución), sí están obligados a dejar de aplicar las normas inferiores dando preferencia a las contenidas en la Constitución y en los tratados en la materia. Varios 912/2010. 14 de julio de 2011. Mayoría de siete votos; votaron en contra: Sergio Salvador Aguirre Anguiano, Jorge Mario Pardo Rebolledo con salvedades y Luis María Aguilar Morales con salvedades. Ausente y Ponente: Margarita Beatriz Luna Ramos. Encargado del engrose: José Ramón Cossío Díaz. Secretarios: Raúl Manuel Mejía Garza y Laura Patricia Rojas Zamudio. Tesis Aislada(Constitucional) [TA]; 10a. Época; Pleno; S.J.F. y su Gaceta; Libro III, Diciembre de 2011, Tomo 1; Pág. 535. 29. PARÁMETRO PARA EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS. El mecanismo para el control de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos a cargo del Poder Judicial debe ser acorde con el modelo general de control establecido constitucionalmente. El parámetro de análisis de este tipo de control que deberán ejercer todos los jueces del país, se integra de la manera siguiente: a) todos los derechos humanos contenidos en la Constitución Federal (con fundamento en los artículos 1o. y 133), así como la jurisprudencia emitida por el Poder Judicial de la Federación; b) todos los derechos humanos contenidos en tratados internacionales en los que el Estado Mexicano sea parte; c) los criterios vinculantes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos derivados de las sentencias en las que el Estado Mexicano haya sido parte, y d) los criterios orientadores de la jurisprudencia y precedentes de la citada Corte, cuando el Estado Mexicano no haya sido parte. Tesis P. LXVIII/2011 (9ª.) [TA]; 10a. Época; Pleno; S.J.F. y su Gaceta; Libro III, Diciembre de 2011, Tomo 1; Pág. 551, 190 SUFRAGIO Leonor Imelda Márquez Fiol, Sonia Gómez Silva Por otra parte dictó la Tesis P. LXIX/2011(9a.)30, en la que se determinaron los pasos a seguir por los jueces del país al ejercer el control de la convencionalidad: a) Interpretación conforme en sentido amplio, esto es, interpretar a la luz y conforme a los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados, favoreciendo en todo tiempo a las personas con la protección más amplia; b) Interpretación conforme en sentido estricto, esto es, que existiendo diversas interpretaciones jurídicamente válidas, los jueces deben preferir aquella que hace a la ley acorde a los derechos humanos reconocidos, para evitar incidir o vulnerar el contenido esencial de estos derechos; y, c) Inaplicación de la ley cuando las alternativas anteriores no son posibles. Por último, en esa misma fecha, la Suprema Corte aprobó la Tesis LXX/2011(9a.)31, en la cual asentó la existencia de un control de constitucionalidad concentrado por el Poder Judicial de la Federación, aplicado mediante las vías directas como son: acciones de inconstitucionalidad, controversias constitucionales y amparo directo e indirecto; y un segundo control -difuso-, ejercido por el resto de los jueces del país durante los procesos ordinarios de su competencia. Ahora bien, el texto del artículo primero constitucional no establece una supremacía de los tratados internacionales sobre la Norma Fundamental, antes bien, al señalar el tema de las restricciones a los derechos humanos, alude expresamente en la parte final de su primer párrafo, la operación de éstas en los casos y condiciones establecidas por ésta última; sin embargo en base al principio pro homine, es dable deducir un deber de aplicación de la norma que más favorezca o extienda la protección a la persona, y si ésta se encuentra en un tratado internacional, se aplique éste en preferencia a la norma Constitucional. 30. PASOS A SEGUIR EN EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS. La posibilidad de inaplicación de leyes por los jueces del país, en ningún momento supone la eliminación o el desconocimiento de la presunción de constitucionalidad de ellas, sino que, precisamente, parte de esta presunción al permitir hacer el contraste previo a su aplicación. En ese orden de ideas, el Poder Judicial al ejercer un control de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos, deberá realizar los siguientes pasos: a) Interpretación conforme en sentido amplio, lo que significa que los jueces del país -al igual que todas las demás autoridades del Estado Mexicano-, deben interpretar el orden jurídico a la luz y conforme a los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los cuales el Estado Mexicano sea parte, favoreciendo en todo tiempo a las personas con la protección más amplia; b) Interpretación conforme en sentido estricto, lo que significa que cuando hay varias interpretaciones jurídicamente válidas, los jueces deben, partiendo de la presunción de constitucionalidad de las leyes, preferir aquella que hace a la ley acorde a los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los que el Estado Mexicano sea parte, para evitar incidir o vulnerar el contenido esencial de estos derechos; y, c) Inaplicación de la ley cuando las alternativas anteriores no son posibles. Lo anterior no afecta o rompe con la lógica de los principios de división de poderes y de federalismo, sino que fortalece el papel de los jueces al ser el último recurso para asegurar la primacía y aplicación efectiva de los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los cuales el Estado Mexicano es parte. Tesis P. LXIX/2011(9a.) [TA]; 10a. Época; Pleno; S.J.F. y su Gaceta; Libro III, Diciembre de 2011, Tomo 1; Pág. 552. 31. SISTEMA DE CONTROL CONSTITUCIONAL EN EL ORDEN JURÍDICO MEXICANO. Actualmente existen dos grandes vertientes dentro del modelo de control de constitucionalidad en el orden jurídico mexicano, que son acordes con el modelo de control de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos a cargo del Poder Judicial. En primer término, el control concentrado en los órganos del Poder Judicial de la Federación con vías directas de control: acciones de inconstitucionalidad, controversias constitucionales y amparo directo e indirecto; en segundo término, el control por parte del resto de los jueces del país en forma incidental durante los procesos ordinarios en los que son competentes, esto es, sin necesidad de abrir un expediente por cuerda separada. Ambas vertientes de control se ejercen de manera independiente y la existencia de este modelo general de control no requiere que todos los casos sean revisables e impugnables en ambas. Es un sistema concentrado en una parte y difuso en otra, lo que permite que sean los criterios e interpretaciones constitucionales, ya sea por declaración de inconstitucionalidad o por inaplicación, de los que conozca la Suprema Corte para que determine cuál es la interpretación constitucional que finalmente debe prevalecer en el orden jurídico nacional. Finalmente, debe señalarse que todas las demás autoridades del país en el ámbito de sus competencias tienen la obligación de aplicar las normas correspondientes haciendo la interpretación más favorable a la persona para lograr su protección más amplia, sin tener la posibilidad de inaplicar o declarar su incompatibilidad. Tesis LXX/2011(9a.), [TA]; 10a. Época; Pleno; S.J.F. y su Gaceta; Libro III, Diciembre de 2011, Tomo 1; Pág. 557. SUFRAGIO 191 ENSAYOS La jurisdicción electoral local y el control difuso de la convencionalidad Esto es, en el referido precepto constitucional así como en las tesis de la Suprema Corte de Justicia de la Nación citadas, se alude en términos amplios y expresos al control de la convencionalidad, confrontando la legislación secundaria o inferior, con las normas de derechos humanos reconocidos en “la Constitución y en los tratados internacionales”, como un solo bloque; pero no se refiere expresamente el caso en que un determinado derecho humano se encuentre regulado en forma diferente en la norma suprema nacional y en las internacionales, sin embargo implícitamente es de derivarse de las tesis citadas, que en la hipótesis mencionada debe preferirse la norma internacional incluso a la constitucional cuando sea más favorable a la persona, si bien se ordena la interpretación conforme que sea más acorde al favorecimiento del derecho humano, y no una desaplicación de la Carta Magna, no obstante, los efectos prácticos serían el desconocimiento de lo ordenado por el Constituyente Nacional. Esta interpretación de los criterios jurisprudenciales, puede considerarse contraria al texto del artículo primero constitucional, en cuanto a lo señalado respecto a que las restricciones posibles a los derechos humanos solo procederán en los casos y bajo las condiciones establecidas por la propia Constitución; es decir, que las restricciones a los derechos humanos contempladas constitucionalmente deben ser tomadas en consideración prioritariamente por los jueces locales; empero, en el contexto del derecho internacional de los derechos humanos, esto sería inadmisible debido a las propias normas de observancia, aplicación e interpretación acordadas por los Estados signatarios de los instrumentos internacionales, que ordenan el cumplimiento de los tratados sin que puedan oponerse normas de derecho interno, como lo son, por ejemplo, el artículo 2732, de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, las dispuestas en el artículo 2933, de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos y, el artículo 5, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos34. 32. Artículo 27. El derecho interno y la observancia de los tratados. Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado. 33. Artículo 29. Normas de Interpretación Ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de: a) permitir a alguno de los Estados Partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la prevista en ella; b) limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos Estados; c) excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan de la forma democrática representativa de gobierno, y d) excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza. 34. Artículo 5 pro homine. 1. Ninguna disposición del presente Pacto podrá ser interpretada en el sentido de conceder derecho alguno a un Estado, grupo o individuo para emprender actividades o realizar actos encaminados a la destrucción de cualquiera de los derechos y libertades reconocidos en el Pacto o a su limitación en mayor medida que la prevista en él. 2. No podrá admitirse restricción o menoscabo de ninguno de los derechos humanos fundamentales reconocidos o vigentes en un Estado Parte en virtud de leyes, convenciones, reglamentos o costumbres, so pretexto de que presente Pacto no los reconoce o los reconoce en menor grado. 192 SUFRAGIO Leonor Imelda Márquez Fiol, Sonia Gómez Silva Debido a ello, el juzgador local, pese a que no disponga de facultades expresas para ello, se verá finalmente en la encrucijada de inaplicar alguna disposición constitucional local e incluso federal ante, en ocasiones, el consiguiente desconcierto de la opinión pública no versada en el tema; o bien, padecer la revocación de sus fallos por la instancia jurisdiccional federal, y de igual manera enfrentar el reproche público. 4. RESTRICCIONES CONVENCIONALES DE LOS DERECHOS POLÍTICO ELECTORALES . Como se ha descrito, por disposición constitucional, los juzgadores de toda la Nación deben abordar la tarea de impartir justicia atendiendo a un nuevo paradigma: el de interpretar las normas favoreciendo en todo tiempo a las personas su protección más amplia; y siendo la esencia de las leyes la limitación de la conducta personal en aras de favorecer el orden social, en el día a día, los jueces ordinarios eventualmente se enfrentarán al dilema de aplicar los principios convencionales abstractos, y no las regulaciones locales o nacionales elaboradas por los representantes ciudadanos como herramientas específicas para lograr el bien colectivo en una comunidad dada. Ante la panorámica expuesta, resulta relevante analizar las restricciones a los derechos humanos previstas en los tratados internacionales, dado que éstas serán prácticamente las únicas limitantes a aplicar incluso por los juzgadores locales, dentro del nuevo paradigma de potenciación o maximización de los derechos humanos, en mérito del principio pro persona. A continuación se esbozan las limitantes o restricciones contempladas en los principales tratados internacionales suscritos por México, tanto en lo general, y en su caso, las particulares en materia de derechos político electorales. SUFRAGIO 193 ENSAYOS La jurisdicción electoral local y el control difuso de la convencionalidad DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS Artículo 29. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley, la única finalidad admisible de ésta, será la de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática Contempla restricciones a derechos específicos: Artículo 19. Libertad de expresión, puede estar sujeta a ciertas restricciones, que deberán, estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para: a) Asegurar el respeto a los derechos o a la reputación de los demás; b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas. Artículo 20 1. Toda propaganda en favor de la guerra estará prohibida por la ley. 2. Toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia estará prohibida por la ley. Artículo 21. Derecho de reunión pacífica. Solo podrá estar sujeto a las restricciones previstas por la ley que sean necesarias en una sociedad democrática, en interés de la seguridad nacional, de la seguridad pública o del orden público, o para proteger la salud o la moral públicas o los derechos y libertades de los demás. Artículo 25. Todos los ciudadanos gozarán, de los derechos y oportunidades en materia política, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social, y sin restricciones indebidas. DECLARACIÓN AMERICANA DE LOS DERECHOS Y DEBERES DEL HOMBRE Artículo XXVIII. Los derechos de cada hombre están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bienestar general y del desenvolvimiento democrático. CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS Artículo 30. Alcance de las Restricciones: Las restricciones permitidas, de acuerdo con esta Convención al goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidas en la misma, no pueden ser aplicadas sino conforme a leyes que se dictaren por razones de interés general y con el propósito para el cual han sido establecidas. Artículo XXXVIII. Prohíbe a los extranjeros la intervención en las actividades políticas que, de conformidad con la Ley, sean privativas de los ciudadanos del Estado en que sea extranjero. Artículo 32. En forma general establece: Correlación entre Deberes y Derechos. 2. Los derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común, en una sociedad democrática. Artículo 23. Derechos Políticos 2. La ley puede reglamentar el ejercicio de estos derechos y oportunidades, exclusivamente por razones de edad, nacionalidad, residencia, idioma, instrucción, capacidad civil o mental, o condena, por juez competente, en proceso penal. Como se observa, en términos generales los tratados referidos establecen que los derechos humanos en ellos contenidos, si bien no son absolutos, no deben estar sujetos a restricciones indebidas, sino que las únicas limitaciones admisibles a su disfrute, deben encontrarse necesariamente establecidas por la ley; y ésta no debe ser arbitraria, sino estar motivada en asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, la seguridad de todos, o bien, satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público, del interés y bienestar general y, del desenvolvimiento democrático. Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, agrega a las anteriores, como limitantes legales válidas para el derecho de reunión y a la libertad de expresión: la 194 SUFRAGIO Leonor Imelda Márquez Fiol, Sonia Gómez Silva seguridad nacional y la protección de la salud; y prohíbe la propaganda (incluyendo la política) a favor de la guerra, la apología del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia. En cuanto al tema de los derechos político electorales, encontramos limitaciones adicionales, reguladas en la Declaración Americana, la cual prohíbe a los extranjeros la intervención en las actividades políticas propias de los ciudadanos nacionales; y en la Convención Americana, que determina el poder de la ley para reglamentar el ejercicio de esta índole de derechos únicamente por razones de edad, nacionalidad, residencia, idioma, instrucción, capacidad civil o mental, o condena, por juez competente, en proceso penal. 5. PONDERACIÓN DE DERECHOS VERSUS DEMOCRACIA. Realizar el control convencional a través de la interpretación conforme, o bien inaplicar una norma por considerarse contraria a la norma convencional, implica en materia de interpretación ir más allá de los criterios gramatical, sistemático y funcional, ordenados por el artículo 2.1 de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral -replicado en las leyes electorales locales- , y en cuanto a la labor argumentativa, impone forzosamente trascender de un simple silogismo jurídico, de una mera labor de subsunción, e introducirse al terreno de la argumentación sobre principios, siendo la técnica más socorrida, la de la ponderación. Robert Alexy, es el principal ponente de esta forma de argumentación en relación con la teoría de los derechos fundamentales (o derechos humanos); este autor distingue entre principios y reglas. Define las reglas como normas que ordenan algo definitivamente, y los principios como normas que ordenan que algo sea realizado en la mayor medida posible, dentro de las posibilidades jurídicas y reales existentes, esto es, como mandatos de optimización, caracterizados porque pueden cumplirse en diferente grado; en cambio, las reglas, solo pueden ser cumplidas o no, si una regla es válida debe hacerse exactamente como ella exige (Alexy, Teoría de los Derechos Fundamentales, 2008:63) Siguiendo a este autor tenemos que, cuando se presenta una colisión de principios, uno de los dos tiene que ceder ante el otro, pero ello no significa declarar inválido al principio desplazado, ni que éste configure una cláusula de excepción; sino tan solo que, bajo ciertas circunstancias, uno de los principios precede al otro, empero, bajo circunstancias diversas, puede determinarse la prevalencia de un principio diferente (Alexy, Teoría de la Argumentación Jurídica, 2008:349)35 35. Alexi, en su texto Teoría de la Argumentación Jurídica, señala que es posible establecer de forma racional una colisión de principios y esboza la forma de solución mediante lo que denomina “ley de la ponderación” que reza: “Cuando mayor sea el grado de no satisfacción o restricción de uno de los principios, tanto mayor deberá ser el grado de la importancia de la satisfacción del otro”, y elabora la fórmula de esta ley en sentido matemático. SUFRAGIO 195 ENSAYOS La jurisdicción electoral local y el control difuso de la convencionalidad Como se advierte, realizar un ejercicio de ponderación involucra un amplio margen de discrecionalidad y subjetivismo del juzgador, lo que ha sido objeto de controversias en la doctrina contemporánea36. Asimismo, se ha denunciado la vulneración del principio democrático y del Estado de Derecho con la aplicación de la teoría de los principios. Carlos Bernal Pulido, en su Estudio Introductorio (Alexy, 2008:XLI) esboza y contesta las críticas citadas, y al referir la relativa a la vulneración del principio democrático, expresa que el problema consiste en que no siempre es posible identificar objetivamente, mediante la ponderación, los puntos óptimos en que los principios en colisión deben satisfacerse, por ello es imposible que el Tribunal Constitucional realice ponderaciones objetivas, lo cual lo lleva a ocupar el lugar de la Constitución; las apreciaciones subjetivas del Tribunal, devienen en anular las decisiones adoptadas legítimamente por el legislador mediante el proceso democrático, con lo cual se vulnera el principio del Estado de Derecho, al intervenir ilegítimamente en las competencias conferidas por la Constitución a otros poderes; y añado, puede inclusive modificar el sentido y alcance de lo pactado por las Naciones en los Tratados Internacionales. Al parecer de quien esto escribe, las herramientas hermenéuticas otorgadas actualmente al Juzgador, son de suma utilidad para resolver las controversias entre legalidad y justicia; sin embargo, y toda vez que la interpretación por principios atribuye al jurisconsulto un arbitrio mayor al otorgado por los métodos tradicionales, estimo que para hacer un buen uso de esas herramientas, hoy más que nunca se requieren jueces probos, íntegros, con rectitud de conciencia y honestidad irrefutable, a la imagen del Juez Hércules en la metáfora de Dworkin; innegablemente las atribuciones de peso a los principios ponderados, no los prevé la ley, sino que emergen de la cosmovisión y virtudes del Juzgador, por lo que su formación ética y profesional pasa a ser el centro de la decisión. El Juez habla por sus sentencias, y en lo particular considero que la justicia es una virtud que el juzgador imparte o niega a través de sus fallos. REFLEXIONES FINALES. 1. La construcción del concepto derechos humanos en sí mismo lleva un contenido subjetivo: el de la moralidad, el determinar qué es lo propio e intrínseco a un ser humano y a su dignidad, en descubrir aquellos derechos sustanciales de tal envergadura que deban ser respetados y procurados en todo tiempo y lugar, y que sean sobrepuestos a cualquier interés gubernamental, e incluso meramente colectivo. 2. El artículo primero constitucional prevé que los juzgadores de toda la Nación deben abordar su tarea atendiendo a un nuevo paradigma: interpretar las normas favoreciendo en todo tiempo a las personas su protección más amplia. 36. Con un argumento a favor, encontramos a Paolo Comanducci, (En Aguilera et al, 2010:48), al referirse al tema del Neoconstitucionalismo ideológico y Democracia, señala que, el sustraer al dominio de la mayoría (en la legislatura) los derechos fundamentales (mediante la asunción de principios superiores a la ley formalmente escrita), es una decisión unánime racional, que es superior a la regla de la mayoría, ya que no viola el valor de la autonomía. 196 SUFRAGIO Leonor Imelda Márquez Fiol, Sonia Gómez Silva 3. Dado que la esencia de las leyes es la limitación de la conducta personal en aras de favorecer el orden social, los jueces ordinarios eventualmente se enfrentarán al dilema de aplicar los principios convencionales abstractos, y no las regulaciones locales o nacionales conformadas por los representantes ciudadanos como herramientas específicas para lograr el bien colectivo en una comunidad dada. 4. Ante tal circunstancia, se presentará la paradoja de que el parámetro incuestionable de legitimación y justicia en el mundo globalizado, se convierta en instrumento de injusticia atendiendo a contrario sensu las afirmaciones Rousseaunianas: el Estado que nace del pacto social, debe basarse en leyes justas, producto de la voluntad unánime de los ciudadanos, así el hombre permanece libre obedeciendo su propia libertad. 5. Impartir justicia aplicando principios, sin las restricciones que los ordenamientos jurídicos imponen, constituye el arquetipo del juzgador. Sin embargo, ello precisa togados calificados y de probidad excelsa, así como tribunales autónomos e independientes; de lo contrario subsiste la posibilidad de cometer los errores del pasado, bastando recordar que el surgimiento del principio de legalidad en el siglo XVIII derivó del abuso y de la inseguridad jurídica proveniente de un poder desbordado sin las limitantes de la ley. BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES DE CONSULTA. Alexy, R. 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