en tránsito - EnClave Cultura

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EN
TRÁNSITO
Fotografías de Pablo Portillo
EN TRÁNSITO
Fotografías de Pablo Portillo
La Estación de Beniaján
Centro de Arte y Acción Comunitaria
10 abril ▶ 31 julio. 2014
AYUNTAMIENTO DE MURCIA
Miguel Ángel Cámara Botía
Alcalde-Presidente
Rafael Gómez Carrasco
Concejal Delegado de Cultura
CENTROS CULTURALES
Dirección:
Francisco Franco Saura
Coordinación Programa Beniaján:
Pilar Pelegrín Sánchez
FUNDACIÓN CEPAIM
Presidente Fundación CEPAIM:
Juan Antonio Miralles Ortega
Director:
Juan Antonio Segura Lucas
Reponsable territorial:
Pablo Jaquero Milán
Coordinación Área Acción
Comunitaria:
Daniela Gallego Salazar
Técnicos responsables La Estación:
Juan A. Nicolás, Juan A. Martínez
Mateo
Portada: Apeadero La Macetúa, Cieza, Murcia
Contraportada: Llegada al apeadero Los Hitos, Albacete
CONEXIÓN CULTURA
Consejero delegado:
Joaquín Medina Ruiz
Servicios técnicos y montaje:
Javier Arróniz Parra
CATÁLOGO
Edición:
Ayuntamiento de Murcia
Concejalía de Cultura
Dirección técnica:
Servicio de Comunicación
Textos acompañando fotografías:
Francisco Franco Saura
© fotografías: Pablo Portillo
© textos: sus autores
Imprime: A. G. Novograf
ISBN: 978-84-15369-57-8
D. L.: MU 323-2014
PRESENTACIÓN
Los apeaderos que visita esta exposición
parecen casas, albergues, hoteles pequeños
perdidos en hermosos paisajes. En su tiempo,
acogían el itinerario vital de cientos o miles
de personas. En plena noche, con las luces
intensas que los iluminaban, eran un punto
de referencia en el horizonte, causando
sensación de seguridad o abrigo, algo así como
“nuestro mundo está aquí”. Si entendemos el
vasto sentido que adquiere la palabra cultura,
podemos deducir que raíles, puentes y túneles
suponen uno de sus cimientos. Estas hermosas
imágenes incluyen esperanza, bellos y a veces
inquietantes paisajes, trasladan armonía y
viajes, largos caminos de hierro, movimientos
de máquinas e ingenios mecánicos: el enlace
infinito entre vecinos de una misma casa,
nuestro planeta.
Rafael Gómez Carrasco
Concejal Delegado de Cultura
Estación de Pilar de Jaravía, Almería
Estación de La Calahorra, Almería
Por las estaciones del mundo transitan los sueños, los anhelos,
las esperanzas, las emociones, las fortalezas y las debilidades de
tantos y tantos migrantes del camino, de tantos y tantos viajeros
cargados de maletas que vienen o van, que llegan o parten, que
caminan o paran, que marchan o regresan. Las paredes de nuestras
estaciones atesoran saludos de bienvenidas y llantos de partidas,
lágrimas de desarraigo y sonrisas de retornos, sueños cargados de
búsquedas añoradas de cambio y olvidos de señas de identidad
arrinconadas por el desarraigo.
Un tren cargado con las imágenes de estaciones olvidadas, en
los rincones de nuestra historia parte de la Estación de Beniaján
para viajar por los raíles que comunican las puertas de nuestras
ciudades en tránsito desde la cohesión y la inclusión social, en un
viaje que sea capaz de despertarnos del profundo letargo en el que
estamos sumidos, para trasladarnos por el apasionante viaje de la
relación con los otros.
A la Estación de Beniaján, centro de arte y acción comunitaria
llegan las imágenes, las fotografías en tránsito de Pablo Portillo,
gracias a la cooperación entre la Fundación Cepaim y la
Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Murcia, contando
con la colaboración del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales
e Igualdad, como parte de la campaña de sensibilización ¿vienes
o vas? (www.vienesovas.org) que nos recuerda el valor de los
movimientos migratorios y que todos podemos ser parte de ese
viaje, de ese tránsito entre la inmigración y la emigración, que
todos podemos ir o venir.
Tránsito, es una invitación a la partida y al regreso, al cambio.
Una invitación a salir del vagón del individualismo, de lo sectorial,
para entrar en el compartimento de lo colectivo, de lo grupal, de
lo territorial, de lo “nuestro” por encima de lo “mío”. La ciudad, la
pedanía y el barrio serán más ricos, diversos e inclusivos, con las
aportaciones y los valores de los nuevos viajeros que han llegado
a nuestra estación.
Juan Antonio Segura Lucas
Director de la Fundación CEPAIM
TIERRA, LUZ, HIERRO, MEMORIA
Las fotografías que se muestran hablan de personas, de soledad, de
viajes y de sombreros. A la vez, de acompañamiento; de extrañamiento.
Hablan de cine, porque se perciben trasuntos de La Ley de la Calle, Trenes
rigurosamente vigilados, Extraños en un tren, Con la muerte en los talones,
El último tren de Gun Hill, Smoke, En la ciudad blanca, Europa Europa...
En todas ellas se presiente el viaje y la soledad como un elemento
cordial y circunstancial, angustioso y existencial, próximo y lejano. Las
imágenes subliman el evento, porque se han dotado de interpretación.
Los personajes no están solos, sino rodeados de multitudes que antes
pasaron por ahí. Cuando se visita una estación de ferrocarril abandonada
se presienten los sonidos que fueron pronunciados por voces, pitidos,
campanas, anuncios de llegadas y salidas. En algunos casos, los viajes
podrían ser triviales o, más bien, comprender en su desarrollo los motivos
superficiales que han incluido nuestros viajes por tren: la visita a los
abuelos, una escapada a la gran ciudad, un camino lleno de certezas. Que
la fiesta acabe bien es otro asunto. En otros, sin embargo, la experiencia
de trasladarse ha supuesto trauma o transformación, paso de tiempo,
cambio de vida. La valija adquiere entonces contenido existencial y el
paisaje que le acompaña también.
Entresacado del paisaje, extraído de su entorno, un edificio es una
historia. Pablo ha conseguido describirlas. Tras cada ventana abierta,
tras las gárgolas de las bajantes, tras las tejas casi desprendidas. Tras
las personas que miran y se amparan en la lejanía. Tras las nubes y
los contrastes grises. Tras los artificios y las construcciones, en los
vehículos, en la espera o en la esperanza. En el contrapunto de las
miradas captadas de espaldas, en los anhelos. ¿Dónde miramos?
Acceso al apeadero Los Hitos, Albacete
¿Qué esperamos? El sonido siseante a unos kilómetros de distancia
que anuncia la llegada de un convoy; la exactitud más que aproximada
del horario de los trenes. El misterio de las nubes y las luces. La fusión
del paisaje y la ingeniería. Muéstrome pues, impresionado, rendido y
emocionado. Con las botas llenas de barro rojo de la estación de Los Hitos.
Un lugar donde el tiempo encuentra su verdadero curso y transcurso. Un
excelente trabajo sobre la memoria y la expectativa de la vida.
Francisco Franco Saura
VIAJE A NINGUNA PARTE
Con esta serie de fotografías he pretendido, principalmente, transmitir
la necesidad de moverse sin ir a ningún lugar determinado, realizando,
para ello, una narración fotográfica-literaria-cinematográfica y algo
surrealista. Acorde con estos tiempos de crisis donde ha reaparecido la
necesidad de salir y buscar algo fuera. Emigrar, desplazarse a otro sitio
que se supone mejor o al menos diferente. Expresar esa necesidad de
moverse, de ir a ningún lugar concreto, de errar, de andar vagando de
una parte a otra con el único fin de variar. Hay que salir, no importa
dónde, ni si sirve para algo; da igual, el caso es salir, deambular, escapar
de la triste cotidianidad.
Dramatismo, desesperanza y a la vez esperanza, añoranza, expectativas,
recuerdos y aventura. De fondo un patrimonio, estaciones y elementos
ferroviarios con su historia.
Imágenes mostradas sin crítica, sin entrar en juicios de valor, marcadas
por un tono melancólico y contemplativo, con gran emoción.
Tras una vida en contacto por el paisaje de Almería, Granada, Murcia
y Albacete, hice unas salidas al reencuentro con las antiguas estaciones,
lugares de rodaje de películas y westerns –aún quedan rótulos de ¡Viva
Leone! en paredes de estaciones– y mis fotografías se iban volviendo
más cinematográficas en cierto modo, más descriptivas visualmente.
Luego, en casa, horas de cine con películas como las que describe Paco me
reforzaron la importancia del tren en el desarrollo de nuestra sociedad.
De todo ello y otras vivencias han nacido estas fotografías, concebidas
y reveladas para dar un aire de atemporalidad, de ahí su concepción en
blanco y negro, los contrastes y texturas, con la intención de aumentar
el dramatismo. Algunas recuerdan a mi obra pictórica anterior, en
composición, tratamiento del modelo, diseño de fondos, personajes
solitarios, autorretratos…
Estación de Agramón, Albacete
Gran parte de la exposición y actitudes de sus personajes se basan en
estos textos:
« –¿Me podrías indicar, por favor, hacia dónde tengo que ir desde aquí?
–eso depende de a dónde quieras ir, –contestó el Gato.
–no me importa demasiado a dónde...–empezó Alicia.
–en ese caso da igual hacia dónde vayas.
–... bueno, siempre que llegue a alguna parte, –terminó Alicia como
justificación.
–¡oh! siempre llegarás a alguna parte, dijo el Gato, si caminas lo bastante.»
(Lewis Carroll).
« –Sólo saliendo de aquí podré alcanzar mi meta.
–¿Cuál es tu meta pues?
–Ya te lo he dicho. Salir de aquí. Esa es mi meta.» (Franz Kafka).
Pablo Portillo
Mujer en tránsito. Sabemos lo que
pasa: la altura de la memoria recorre
su cuerpo, su estilo, su ropa interior,
el largo foulard como atavío de la
seguridad. Al fondo, o tras ella, alimentando la fuerza de raíces y vientos, las nubes amartillan su silueta y
todos creemos entender el por qué
de su enamoramiento en búsqueda:
ironía esquizoide del viaje y la espera
¿Tendrá otra oportunidad de amar
más allá, donde le conduzca la incertidumbre de la distancia?
Estación de La Calahorra, Almería
Edificios como islas rodeadas de paisaje. Perfectos equilibrios de vanos,
casi miradas centenarias a la luz.
Podemos imaginar la perspectiva
privilegiada de la observación: trenes ojociclópeos viajando de noche,
pasando a un lado y otro de ventanas iluminadas donde se almacenan
cartas, sacos de harina, cajas de rodamientos y caracoles enredados en
una celosía. Geometría euclidiana de
los árboles cercanos. Cuando pasan
los convoyes, una mesa de camilla
tiembla en el interior. La luz que hay
sobre ella parpadea.
Almacén estación Blanca-Abarán, Murcia
Fantasmales ruidos emergidos de
urinarios. Alojamiento de Santas
Compañas en el Sur. Pájaros diurnos
acurrucados. Escena de película: El
Expreso de Andalucía, de Agustín
Rovira Beleta. Un suceso tenebroso.
Camino de la Alta Sierra, un grupo de
nubes llenas de viento parecen querer
llevarse la estación de hermoso nombre: La Calahorra.
Estación de La Calahorra, Almería
Rigurosamente vigilado. Por industrioso y pensante. Largos trenes
cargados de bombas alimenticias.
Gramíneas en el aire y especies ínfimas acogidas bajo los vagones. Este
señor no es un viajero. Es un inspector ocular de la quietud antes del
movimiento.
Estación de Huénaja-Dólar, Almería
Por el contrario, este viajero de valija
astrosa observa concentrado, las
posibilidades de la profundidad del
paisaje, el giro inesperado y armonioso de las vías, que posteriormente se introducirán en un túnel,
que después se abrirán a un río, que
sigue una estela hacia el Noroeste,
que irriga campos neolíticos, que
despliega una aventura, que enlaza
ríos y ríos, lejanía. El hombre joven
mantiene la mirada expectante y se
pregunta ¿llegarán estas vías a una
ignota estepa báltica?
Estación de Calasparra, Murcia
Nos gustó el apeadero de Los Hitos.
Los trenes circulan muy rápido
por ahí. Era una tierra extraña que
acunaba este edificio: parecía un
hotel, tenía el aspecto acogedor
de un inquietante lugar de huellas
perdidas. Nos recordó algún cuadro pintado por Edward Hopper, y
quisimos verlo dando vueltas a su
alrededor. En esta fotografía la vía
supone el mensaje concentrado de la
exposición. Por aquí muchos fueron
y vinieron. Emigraron. Después, tal
vez regresaron. El apeadero Los Hitos
estaba ahí, todavía. Inmune al tiempo
porque lo representa perfectamente.
Apeadero Los Hitos, Albacete
Lo seguimos buscando desde otros
puntos y enfoques. Nos cayó lluvia fina, el color rojo de la tierra se
incrustó en nuestro calzado, se mezclaba perfectamente con el verde
intenso de la cebada. Pero las imágenes las vimos siempre en blanco y
negro, estaban en blanco y negro. El
camino de acceso se parecía a esas
sendas que bordean los ríos caudalosos. Habían encinas solitarias, egregias a la vez que acogedoras. Pasaron
varios trenes a alta velocidad, ninguno hizo atisbo de detenerse. Los
Hitos, al menos para mí, constituyen
el alfa y el omega de la perfección
estética: magnético, solitario, límbico. Hay algo remoto en él: tierra,
luz, hierro, memoria. Me recordó una
infancia llena de búsquedas y algunos
hombres vestidos de negro. Con una
triste maleta.
Apeadero Los Hitos, Albacete
Aquí, sin duda, cruzamos la frontera
entre la fotografía, la pintura y la
tecnología. Tierra arada en primer
plano, tendidos eléctricos, sensatez
de equilibrio y profundidad de luz
en la composición ¿Recuerdan aquel
cuadro de Hopper Casa junto a la vía
del tren? Esta es la imagen abstracta
que puede llegar casi a la perfección:
el viaje, el silencio, la soledad, el siseo
de las catenarias, el primer plano del
trabajo arduo de la tierra.
Apeadero de La Losilla, Albacete
Paciencia. Hombre Tgirantoideo.
Especie reflexiva venida a más que
observa (o lee) La crítica de la razón
pura. En definitiva, una alergia no
fatal, al desaliento. Proximidad u
observación. La que se deriva de la
mesura del crecimiento de la barba.
Una buena pipa y una novela de Raymond Chandler o Patricia Highsmith.
Los lleva en la maleta. El viento y el
tren llegarán. O no.
Almacén y báscula de pesaje en la estación de Blanca-Abarán, Murcia
Jóvenes dicroicos, amalgamados.
Juventud abruptada. Nos espera el
viaje, ¿lo buscamos? Lo encontramos, lo percibimos, lo distraemos.
Creemos desear un sol distinto, que
se parezca tal vez a este, un diálogo
con las ventanas vacías y las ruinas
que presentimos. Es una crepitación
insana de la válvula mitral pop-pop.
O el amor por el vértigo. No nos gustan demasiado, o sí, los raíles oxidados. Tal vez nos parezcan similares
las aventuras desgranadas en Las
argonáuticas, de Apolonio de Rodas
o La aventura equinoccial, de Lope de
Aguirre. Lo que sucede es que nuestro viaje tiene una sola maleta y un
abundante jaleo de incertidumbre. Y
un fandango en Las Minas.
Estación Archena-Fortuna, Murcia
Listo para viajar, con la incógnita
tragicómica de no saber hacia
donde. Maleta y equipo bohemio
para subirse con Billy Wilder al tren
de Con faldas y a lo loco. Una estupenda orquesta de mujeres incrustadas entre mafiosos de Chicago. Al sur,
siempre al sur.
Estación de Calasparra, Murcia
A menudo, los perfiles que describen una figura de espaldas a la
marcha, nos sugieren camino, viaje.
El hombre solitario que camina
junto al borde de un andén parece
asimilar la altura del mismo como
un acantilado: deseando oir, como
procedente de un mar lejano, el profundo siseo de los raíles que avisan
la llegada del tren. Brillantes, hasta
parecer incandescentes, vibrantes
hasta emitir armonías, sugerentes,
porque anhelan y repiten una comunicación, a veces aciaga, con lo lejano
y lo remoto: anuncian la huida o el
triste regreso tras la derrota.
Estación de Huénaja-Dólar, Almería
El individuo se apoya sobre una
ruina. Procede de uno de los países
indómitos donde la patria ha perdido su nombre. Mira un reloj para
sincronizar los tiempos del encargo
recibido. Pendiente del Último tren
a Katanga, o del Berlín Express o del
Tren Nocturno a Münich. Puede que
ni Jack Cardiff, Carol Reed o Jacques
Tourneur le perdonen la impostura.
Pero parece que está en cualquiera
de sus personajes. Hay cierta tensión
dramática que implica determinación a la vez que impaciencia.
Apeadero en la rambla de Tobarra, Albacete
La niña de El espíritu de la colmena,
de Víctor Erice ha crecido. No ha
perdido la hermosa costumbre de
pasear cerca de los raíles. Ahora, es
más dada a visitar estaciones, siempre que no haya nadie, pidiéndole a
Cecil B. De Mille, que le fabrique un
contrapicado sin masas de extras.
Déjelo, sr. De Mille, impresiona más
este camino en fuga norte. Se mueve
cadenciosamente provocando sombras horizontales. Se está yendo el
día. En el expreso que vendrá viaja un
vendedor de lencería, de Salamanca.
Estación de Alguazas, Murcia
El impostor ha llegado a Los Hitos.
El encargo va dentro de la maleta
¿Tendrá que ver con la ignominia
del asesinato? ¿Habrá cambios en
el programa? Contra la mampostería, siente la extraña sensación de
haber seguido a la mujer en la dirección equivocada. Para él, esta era la
Estación Termini. La persecución
continua.
Apeadero Los Hitos, Albacete
La mujer ha huido. Se ha llevado el
encargo. Atraviesa una angostura en
medio del desierto. Con gafas incógnitas, huyendo del lugar del encuentro. El guión se ha descontrolado y
el viento atraviesa las venas. Quiere
subir en El tren de Bertha, de Martin
Scorsese. Una historia de gánsters.
Estación de Las Manchegas.. Desierto de Tabernas, Almería
Más del desierto. El hombre que
observaba siguió al movimiento. Es
la locomotora de este evento visual.
Transporta el encargo que cambió
con la mujer que viajaba en El tren
de Bertha, que compró unas prendas
al vendedor de lencería y que extrajo
la mejor versión del impostor que
esperaba encontrarse con una rubia
en el Expreso de Chicago. Va rápido,
con la muerte en los talones, contra el
viento seco del desierto de Tabernas.
Las Alcubillas, Gérgal. Desierto de Tabernas, Almería
Al final: el espléndido tajo del objetivo. No sabe donde ha dejado el
encargo, pero está seguro de que,
siguiendo la vía, encontrará a la
mujer que espera…
Estación de Archena-Fortuna. Campotéjar, Murcia
…en el andén, vuelta de espaldas,
lejos del miedo sentido, para ir al
cine, con las entradas ya en el bolsillo y ver una estupenda reposición de
El expreso de Shangai, de Joseph von
Stenberg.
Almacén estación de Agramón, Albacete
Valijas y otros enseres. Caben en
ellas bufandas, lociones, perfumes,
recuerdos, fotografías. A veces, cadáveres troceados y momificados, quizá
armas de fuego. O juegos orientales
para ejercitar el pensamiento. Pueden acompañar a mujeres solitarias.
Una maleta confina la plenitud de
la memoria. Suele ser sujetada de
manera firme, procurando que los
asideros nos suministren seguridad. No hay nada más triste que una
maleta violada en una aduana, con
secretos a cámara abierta, manejada
por manos y formas desconsideradas. La maleta acumula destrezas
y buenas costumbres adquiridas en
los andenes: solo habla cuando se la
interroga, observa tozuda la acumulación de objetos similares. Sabe estar
al borde de los pequeños precipicios.
No conocemos alguna que se haya
arrojado a la vía al paso de un convoy. Es la protagonista de esta serie
de imágenes.
Estación de Guadix, Granada
Estación de Cieza, Murcia
Estación de Agramón, Albacete
Observación externa de la tierra año
2090.
¿Pudo haber una catástrofe?
Cuando el planeta fue sobrevolado a
altura de atmósfera –una especie de
envoltorio gaseoso atenuado– descubrimos una intrincada red trazada
por diversas zonas de la árida superficie: la intención de las líneas, paralelas, combinando curvas, enlaces,
trenzados diversos, estaba orientada
por la búsqueda de pasos fáciles entre
montañas y hondonadas, túneles,
puentes airosos. Resulta emocionante
pensar en la especie que lo utilizó.
Vías y barrancos en Las Torres de Cotillas, Murcia
Informe arqueológico año 2120.
¿Hubo una catástrofe?
Las conclusiones obtenidas, incluidas las descripciones y posibles
utilidades de los grandes vehículos
e instalaciones, nos hicieron inferir
que pudiera tratarse de un medio
de transporte lento, muy utilizado,
que conectaba a los habitantes y sus
mercancías a una velocidad modesta
pero segura. El estado de la infraestructura determina la resistencia
de la misma a ser destruida. En su
momento, por los datos manejados y
obtenidos mediante análisis nucleares, en el centro de las décadas quinta
y sexta del siglo XX, una febril actividad debía recorrer estos pasadizos
de energía en los que se advierte la
fuerza de la rozadura y el peso de los
ingenios manejados. La arquitectura
está escalada. No se advierte acción
bélica. Un patrimonio devastado.
Estación de Tobarra, Albacete
En el Camino de Santiago, próxima
su entrada a Galicia, existe un monte
hecho piedra a piedra por los peregrinos. Santiago es un hito, un fin
de ciclo y de Tierra. El ferrocarril
es un inmenso patrimonio de la
Humanidad. Piedra a piedra, raíl a
raíl, muros, puntos de fuga, traviesas
rítmicas, señales, luces, códigos y viajeros. Desde el siglo XIX hasta aquí
atraviesa patagonias y desiertos, ciudades y vastedades por donde antes
se caminaba. Lo que vemos pudiera
ser la piedra entregada por cada uno
de los viajeros: única, especial, original.
Estación de Cieza, Murcia
El tren es como nuestra vida: a veces
un complot, o una esperanza, o un
nuevo destino, o un término. Reyes
y plebeyos lo han usado. Una línea
entrelazada que comparten los
humanos que no despega de la tierra, que la toca tangencialmente. Los
niños lo querían como juguete, con
luz en los vagones, para verlo circular y silbar en habitaciones a oscuras.
Hemos visto el paisaje deslizarse por
las ventanas de los vagones. Hemos
visto movimientos de multitudes
en las estaciones. Pero es tanto más
hermoso cuando solo es camino solitario: lo que esperamos que ocurra
irá sobre él.
Estación de Huénaja-Dólar, Almería
Para que nos sirva, finalmente, lo
que nos enseñó la historia próxima:
los trenes mueven personas que buscan vidas mejores, que han marchado
buscando caminos nuevos. El tren es
multicultural desde que existe. Unos
diseñaron las vías, otros las trabajaron. Siempre supusieron enlaces nuevos, desarrollo cultural y económico.
Todas las razas, todas las condiciones
posibles. Todas las utilizaciones: para
la guerra, para el genocidio, para la
libertad, para la unión de regiones
y gentes, para el cine, para correos,
para el combustible, para el agua,
como ganadero, como agricultor…
cualquier tipo de actividad humana
ha convivido con el tren.
Almacenes estación de Blanca-Abarán, Murcia
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