Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida

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Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida
ENRIQUE FLORES
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM
El presente articulo propone cuales pudieron ser las fuentes documentales que signaron el pensamiento de Antonin Artaud
para volcar sus experiencias -reales o ficticias- sobre los mitos y
ritos tarahumaras. Esas fuentes arrancan en El libro de los muertos
egipcio, El Popol Vuh de los mayas, El Critias de Plat6n, La Monografia de los tarahumaras de Carlos Basauri y El Mexico desconocido
de Carl Lumholtz entre otros; los estudios esotericos que conectan a
los legendarios habitantes de Ia Atlantida con los ritos tarabumaras
sensibilizaron tambien el espfritu de Artaud. "He intentado -dice
Flores- hacer una exploraci6n -si puede 'explorarse' Ia irrealidaddel viaje de Artaud a Ia zona tarahumara, y sobre todo, de Ia escena
sacrificial celebrada en e1 pueblo de Norogachic".
RESUMEN:
This article proposes the possible documentary sources that
influenced A ntonin A rtaud's thinking and lead him to pour his experiences -real offictitious- into the tarahumaras' myths and rites. These
sources start with the Egyptian Book of the Death, The Mayan Popol
Vuh, Plato's Critias, Carlos Basauri's Monograffa de los tarabumaras, and Carl Lumholtz El Mexico desconocido among others; the
esoteric studies connecting the legendary inhabitants of the Atlantis
with the tarahumaras' rites also sensitized Artaud's spirit. I have tried
-Flores says- to explore -if unreality can be "explored"- Artaud's
journey to the tarahumara zone, specially the sacrifice scene carried out
in the village of Norogachic.
ABsTRACT:
Literatura Mexicana
X.1-2 (99.1-2), pp. 187-224
Artaud y el rito de los reyes de Ia Ath\ntida
In memoriam
Luis Mario Schneider
EL 16 de septiembre de 1936 -fiesta de la Independencia de
Mexico, como lo recordaba Luis Mario Schneider en su estudio
preliminar al Viaje al pais de los tarahumaras-, acompa.fiado por
un gufa mestizo que tambien le servia de interprete ante los indios, Antonin Artaud llegaba al poblado de Norogachic, distrito
de Andres del Rlo, en plena Sierra T arahumara, casi un mes despues de salir de Mexico (Schneider 80). La llegada de Artaud a
Norogachic, dice Schneider, no obedece al azar:
Muchos estudios antropol6gicos coinciden en decir que en esta
poblaci6n se halla el tipo clasico de los tarahumaras, pues conservan todas sus tradiciones y un sistema de vida primitiva que
los alej6 del mestizaje (Schneider 80). 1
AlH experimenta Artaud lo que Schneider llama su "segunda gran
revelaci6n": una esoterica ceremonia indlgena con resonancias
1
Entre esos estudios antropol6gicos se encuentra uno sobre e1 que volvere
mas adelante: Monografia de los tarahumaras, de Carlos Basauri, terminado en
1927 y publicado en 1929. Alli se especifica lo siguiente: "Las observaciones de
antropolog!a Hsica se practicaron en Norogachic, distrito de Andres del Rio,
por ser en este lugar en donde se encuentran tarahumaras del tipo clisico de esta
raza, pues conservan sus tradiciones y un sistema de vida primitivo y, ademas,
no se dan casos de matrimonios con individuos de otras razas, por lo que seguramente no existe mestizaje" (Basauri 17).
Literatura Mexicana
189
plat6nicas y magicas -el sacrificio del buey en N orogachic y el
rito atlantide del sacrificio del toro en el Critias de Plat6n-. Elementos que se precipitan, por usar una expresi6n alqu!mica, en
"El rito de los reyes de la Atlantida", y que tienen como trasfondo
un "esoterismo universal" y un "esoterismo mexicano" muy particular -"de todos los esoterismos que existen", apunta Artaud, "el
esoterismo mexicano es el unico que se apoya aun en la sangre"
(Artaud 122). 2
Bernardo Ortiz de Montellano fue uno de los pecos poetas que
aludieron al viaje de Artaud a Mexico. Seglin su hija Ana, por lo
menos cuatro textos mexicanos de Artaud cuyos originales han
desaparecido -"La montana de los signos", "El pais de los Reyes
Mages", "El rito de los reyes de la Atlantida", "Una raza-principio"- fueron traducidos por el autor del Segundo suefio. 3 Lo cierto es que Montellano publico, con la llegada de Artaud a Mexico,
un interesante articulo: "Artaud y el sentido de la cultura en
Mexico". 4 Y un poco antes hab1a escrito La poesia ind{gena de
Mexico -clave hermetic~
gen poetica indlgena.
Artaud, dice Ortiz de
en la "necesidad de renm
conectando a ese "movii
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Artaud ha precisado, <
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lo, el sentido oculto d
antiguos mexicanos {Sci
2
Cf "El hombre contra el destine": "Tenemos la idea de una cultura unitaria [ ... ]. Quien pretenda actualmente que existen varias culturas en Mexico
[maya, tolteca, azteca, chichimeca, zapoteca, totonaca, tarasca, otomf, etcetera]
ignora, en realidad, lo que es la cultura, confunde la multiplicidad de las formas
con la sfntesis de una idea. Existen el esoterismo musulman y el esoterismo
brahamanico; existen el Genesis oculto y los esoterismos judfos del Zohar y del
Zefer-Ietzirah, y aquf en Mexico, el Chilam Balam y el Popol Vuh. (Quien no
comprende que estos esoterismos son el rnismo y quieren, en espfritu, decir la
misma cosa? Ocultan la rnisma idea geometrica, numerica, organica, armoniosa,
oculta, de la naturaleza y de la vida. Los signos de estos esoterismos son identicos. Poseen analogfas profundas en sus palabras, en sus gestos, en sus gritos"
(Artaud 121-122).
3 Cf Ana Ortiz de Montellano: "There is a carefully corrected typewritten
copy of these four articles in Ortiz de Montellanos's papers, which seems to
indicate that he translated them, particularly since he normally cut out of the
newspaper articles he simply wanted to keep" (43 n. 33).
4 Luis Mario Schneider reproduce este articulo -publicado en El Nacional el
11 de julio de 1936 y no incluido en la recopilaci6n de sus obras en prosa- en
Literatura Mexicana
190
Como Lawrence y Huxlf
gena" (Schneider 61 n. 53
ticas -rites y ritmos- de
de un saber antropos6fic
aun para nosotros, de em
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una nota inusitadamente exteo
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los tarahumaras (Schneider 60-~
5 Sobre el "espiritualismo" d
sus vfnculos con la tradici6n p
ci6n subterranea" de Occident
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Una lectura del "Segundo sueflo'
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ismo mexicano" muy parti!xisten", apunta Artaud, "el
se apoya aun en 1a sangre "
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s de estos esoterismos son identi·
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{43 n. 33).
ulo -publicado en El Nacional el
laci6n de sus obras en prosa- en
l
Mexico -clave hermetica de la pervivencia postmortem de la imagen poetica indlgena.
Artaud, dice Ortiz de Montellano, coincide con los surrealistas
en la "necesidad de renovar el sentido de la cultura europea" -sea
conectando a ese "movimiento espiritual" con las doctrinas marxistas, sea "por el camino de la ironia sangrante y destructora" de
un Creve!-. Mas de cerca, Artaud, igual que otros "descendientes
y herederos de la actitud sobrerrealista", como Rolland de Reneville, cree, apunta Ortiz de Montellano, en un "espiritualismo total" -"de orden mfstico sin mixtificaciones en Reneville y de orden magico pantefsta, de unidad con la naturaleza, genuino de las
culturas indlgenas de America, en Artaud" (Schneider 60 n. 63). 5
Y sefiala el trasfondo "esoterico" del viaje de Artaud:
Artaud ha precisado, despues de su estudio-invocaci6n de los
cultos secretos de la Roma pagana, en su libro sobre Heliogabalo, el sentido oculto de las pn1cticas -ritos y ritmos- de los
antiguos mexicanos {Schneider 60 n. 53).
Como Lawrence y Huxley, Artaud viene a explorar el "alma indlgena" (Schneider 61 n. 53); o como escribe Montellano: "las practicas -ritos y ritmos- de los antiguos mexicanos". Y esto a partir
de un saber antropos6fico, mas que antropol6gico, sospechoso,
aun para nosotros, de esoterismo. De ese origen derivan las expresiones que usa Montellano para referirse a Artaud: "cultos secretos", "sentido oculto".
una nota inusitadamente extensa de su "Artaud y Mexico", estudio preliminar
de los documentos que Artaud escribi6 en Mexico o a rafz de su Viaje a/ pais de
los tarahumaras (Schneider 60-63 n. 53).
5 Sabre el "espiritualismo" de Bernardo Ortiz de Montellano, asf como sabre
sus vfnculos con la tradici6n poetica indfgena y con el hermetismo y la "tradici6n subterranea" de Occidente (Paz dixit), cf mi trabajo sabre las influencias
indfgenas y hermeticas en el Segundo suefio de Montellano: La imagen desollada.
Una lectura del "Segundo suefio" [en prensa].
Literatura Mexicana
191
Montellano se acerca con simpada a las miradas indias de Artaud: la del poeta y la del politico -<no es la Atlantida, precisamente, una figura ut6pica de la filosofla polltica?-, la del mago y
la del revolucionario, la del chaman. Habla de "poderes magicos",
de "fuerzas desconocidas y sutiles que aun la ciencia no domina ni
controla la religion". Y acaba refiriendose a una magia, a una revelaci6n que no tienen, anota Ortiz de Montellano, "nada que ver
con las teolog!as ni con los textos que ponen al alcance de todas
las manos la magia negra y blanca para usos de utili dad practica".
La magia y la "revelaci6n" radican unicamente en la poesia:
Solo la poes1a podr1a decirnos su palabra magica nutrida en encantaciones, pero tampoco creamos que esta poesta sera la inutil
ocupaci6n de hacer versos, sino la revelaci6n de un mundo vivo
de fuerza y poder que el hombre usa ahora sin darse cuenta o sin
darle importancia alguna (Schneider 61 n. 53).
<Cuales son, en fin, las "fuerzas desconocidas y sutiles", los "poderes magicos"' ese "mundo vivo de fuerza y poder" que viene a
invocar Artaud? <Cual el "sentido oculto de las practicas -ritos y
ritmos- de los antiguos mexicanos"?
"T oda verdadera cultura", escribe Artaud, "se apoya en la raza
y en la sangre". Y aiiade: "La sangre india de Mexico conserva un
antiguo secreta de raza [yo subrayo] y antes que la raza se pierda
creo que hay que exigirle la fuerza de su antiguo secreta" (Artaud
111). En Europa, explica Artaud, existe "una inmensa fantasmagoria", "una especie de alucinaci6n colectiva" alent ada por la Revoluci6n Mexicana y circulante en "los medias intelectuales mas
avanzados de Paris":
Poco falta para que se vea a los actuales mexicanos, revestidos
con los trajes de sus ancestros, haciendo realmente sacrificios al
sol sobre las escaleras de la piramide de Teotihuacan [... ].En una
Literatura Mexicana
192
palabra, se cree que la 1
del alma indlgena, una
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cuatro pasos, y despues de traz;
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no es la Atlantida, precisa!a politica?-, la del mago y
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I
palabra, se cree que la Revoluci6n de Mexico es una revoluci6n
del alma ind!gena, una revoluci6n para conquistar el alma indigena tal como exisda antes de Cortes (Artaud 142).
Artaud viene a Mexico impulsado por esa "alucinaci6n", esa "fantasmagoria" -en busca de sus "fuerzas ocultas" y de ese "antiguo
secreta de raza" encarnado en el sacrificio-. Y ese secreta, como
deda Montellano, era el de Heliogabalo -"el secreta de aquella
fuerza de luz que hada girar las piramides sobre su base, hasta
situarlas en la linea de atracci6n magnetica del sol"- (Artaud
180); el secreta que podriamos Hamar solar: que "el soles un principia de muerte y noun principia de vida" (Artaud 184). Como
pudo experimentarlo Artaud, "el fondo mismo de la antigua cultura solar consiste en haber seiialado la supremada de la muerte"
(Artaud 184) y el sacrificio. "Se trata", escribi6, "de encontrar y
resucitar los vestigios de la antigua cultura solar" (Artaud 269). Y
uno de esos vestigios era, precisamente, el sacrificio del buey en
Norogachic, que prefigura el sacrificio de Artaud. 6
En su libro Palacio chamanico, Gabriel Weisz anota que la busqueda emprendida por Artaud ocurre, antes que nada, en un "~e­
rreno imaginario" -como las islas Galapagos, en donde "el escritor aiiora un mundo prohibido y perdido"- (Weisz 66). "Dentro
de este paraje imaginario", explica Weisz, "germinan otros viajes;
el mundo imaginado se yuxtapone posteriormente a la tierra de
los tarahumaras" (Idem 66). Porque esta tierra tambien es fantasti6
Cf "El rito del peyote entre los tarahumaras": "Fue un domingo por la
manana que el viejo jefe indio [un "sacerdote del Sol"] me abri6la conciencia de
una cuchillada entre el bazo y el coraz6n [ ...]. Retrocedi6 d.pidamente tres o
cuatro pasos, y despues de trazar un drculo con la espada en el aire a la altura de
mi muslo y por detd.s, se precipit6 contra mi con toda su fuerza como si quisiera aniquilarme. Pero la punta de la espada apenas me rasg6 la piel e hizo brotar
una pequeiia gota de sangre. No senti dolor alguno, pero tuve la impresi6n de
despertarme a algo" (Artaud 305).
Literatura Mexicana
193
ca: "para Artaud, existe un pais ficticio de los tarahumaras" (68; yo
subrayo). Y ese pais va a descifrarlo Artaud en los signos escritos
en las montafias mismas (cf "La montana de los signos"). Lo "ficticio" y lo "fantasmag6rico" son la clave -y la paradoja- del viaje
on1rico y chamanico de Artaud "al pais de los tarahumaras":
Resulta pnl.cticamente innecesario comprender el idioma que
hablan los habitantes; la palabra con su significado espedfico
puede omitirse, ya que el proyecto espedfico es mucho mayor y
se basa en la comprensi6n del texto del entorno [es decir, en los
llamados "lenguajes teluricos": 72-73].
As!, Artaud habr1a viajado por un pais fantasmag6rico, sin comprender la lengua de sus habitantes, con un interprete "mestizo"
indigno de confianza, intentando interpretar el sentido de la cultura tarahumara (y, en general, ind!gena) a partir de unos "signos
teluricos" supuestamente inscritos en sus montaiias por una "razaprincipio" -raza de gigantes que evocar1a, esotericamente, a los
fundadores de la Atlantida?
La otra posibilidad, sugerida por Le Clezio, es que el viaje a la
T arahumara haya sido, ei mismo, fantasmag6rico. Y es que, como
dice Le Clezio, los obstaculos eran formidables -el tren de Chihuahua a Creel ya exisda, pero, para llegar a Norogachic, hab1a
que bajar al fondo de las barrancas; Artaud estaba enfermo, las
drogas lo consum1an y no hablaba ni espafiol ni, por supuesto, la
lengua tarahumara-. Mas aun, Norogachic, como otros pueblos
tarahumaras, era regido por jesuitas y, como aduce Le Clezio, "no
vemos como Artaud, ap6stol del paganismo, podia comunicarse
con los indios" -mucho menos "asistir a las ceremonias del peyo-
te" (Le Clezio 224). En ul
la T arahumara?
{De verdad fue Antonin
fie! bi6grafo mexicano,
si6n oficial de antropol<
Artes para la UNAM [.
con esta comisi6n. Lo r~
en los archivos, y parece
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un "suefio del regreso" (2:
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Una y otra vez insiste I
por Artaud en Mexico (2
antropol6gica al citar laM
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dad, en 1929-. AlH, Bam
del tutuguri y la del j{cur.
unos "chivitos amarrados 1
caban: la sangre de las vic
madera -"presentadas a
ofrendaba a "los tres diose
8
7
Los comentarios de Gabriel Weisz provienen de un capitulo de un libro de
Monique Borie -Antonin Artaud: le theatre et le retour aux sources- que no he
podido consultar: "Geographie des sources: de la reverie aux territoires certains".
Literatura Mexicana
194
Le Clezio agrega una frase
podemos dudar de que Antonill
entonces debi6 ir solo o, con m
Por otra parte, no debe extra.ii
[recordara] el nombre de Artau<
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ltaiia de los signos"). Lo "ficrve -y la paradoja- del viaje
ials de los tarahumaras":
te" (Le Clezio 224). En ultima instancia, (realmente fue Artaud a
la Tarahumara?
~De verdad fue Antonin Artaud ala Sierra Tarahumara? Sumas
fiel bi6grafo mexicano, Cardoza y Aragon, habla de una comisi6n oficial de antropologia organizada en esa epoca por Bellas
Artes para la UNAM [... ] y declara que Artaud fue a la Sierra
con esta comisi6n. Lo raro es que no hay rastros de la comisi6n
en los archivos, y parece que e1 director de Bellas Artes ni siquiera recuerda e1 nombre de Artaud (223-224). 8
~omprender e1 idioma que
m su significado espedfico
'pedfico es mucho mayor y
del entorno [es decir, en los
].
a!s fantasmag6rico, sin comcon un interprete "mestizo"
erpretar el sentido de la cul~na) a partir de unos "signos
sus montafias por una "razaocar1a, esotericamente, a los
..e Clezio, es que el viaje a la
tasmag6rico. Y es que, como
ormidables -el tren de Chill llegar a N orogachic, hab1a
Artaud estaba enfermo, las
. espafiol ni, por supuesto, la
>gachic, como otros pueblos
·, como aduce Le Clezio, "no
ganismo, podla comunicarse
:ir a las ceremonias del peyo-
Iemen de un capitulo de un libro de
~t le retour aux sources- que no he
de la r&verie aux territoires cer-
Artaud, afiade Le Clezio, se inspira en un "regresar al suefio" o en
un "suefio del regreso" (224). Su viaje es una especie de "encantamiento" en el que, como escribe Le Clezio, se mezclan rerniniscencias de Plat6n, el Bardo Thodol o Heliogabalo, igual que del
esoterismo y la cabala (225). Pero, pregunta Le Clezio, "(de verdad presenciaria Artaud los bailes de los tarahumaras?" (226). Y
me pregunto: (realmente estuvo presente Artaud en el sacrificio
del toro narrado en "El rito de los reyes de la Atlantida"?
Una y otra vez insiste Le Clezio en el "suefio de yigilia" vivido
por Artaud en Mexico (224). Pero sefiala una posible referencia
antropol6gica al citar la Monografia de los tarahumaras, escrita por
Carlos Basauri, y publicada, segun Le Clezio, en 1922 -en realidad, en 1929-. AlH, Basauri hablaba del rito del peyote, la danza
del tutuguri y la del jicuri y describ1a una ceremonia en la que
unos "chivitos amarrados en la tierra en forma de cruz" se sacrificaban: la sangre de las vktimas se recog1a en cuatro cucharas de
madera -"presentadas a los cuatro puntos cardinales"- y se
ofrendaba a "los tres dioses de jicuri" (226).
8
Le Clezio agrega una frase que hace retroceder su argumentaci6n: "Si no
podemos dudar de que Antonin Artaud en verdad fue:a ala Tarahumara [sic],
entonces debi6 ir solo o, con mas exactitud, sin ayuda oficial" (Le Clezio 224).
Por otra parte, no debe extraiiar que el director de Bellas Artes "ni siquiera
[recordara] el nombre de Artaud" (Le Clezio 224).
Literatura Mexicana
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La danza del peyote es la que menos atenci6n recibe en ellibro
de Basauri, aunque sea la mas compleja en la teor1a de Artaud
(Basauri 69-70). El tutuguri o baile del tecolote, en cambia, es descrito con amplitud y comparte con el ritual narrado por Artaud
en "El rita de los reyes de la Atlantida" su caracter solar y su
dramaturgia sangrienta, sacrificial:
Momentos antes de iniciarse el baile, dan muerte, dego!Lindolos,
a cuatro cameros que tienen cerca de alii, atados en estacas, de
tal manera que formen con sus cuerpos una cruz y tod.ndose
unos a otros con el testuz. En cuanto mueren los carneros, recogen con una cuchara de madera Ia primera sangre que mana de
las heridas, Ia que arrojan con direccion a los cuatro puntas cardinales (48).
El baile comenzaba a la puesta del sol y conclu!a "con la aurora
del d!a siguiente" (49). Durante la noche, los asistentes beb!an tesgiiino. Al alba, danzantes y publico se reun!an "para comer o heber las ofrendas" (49). 9
Segun Basauri, otros animales domesticos -no nada mas los
carneros o "chivitos", y ciertamente, nunca el "taro" de Artaud9
El baile se desarrolla en un espacio plano de veinte pasos de largo por diez
o doce de ancho, con tres cruces a oriente y otras tres a occidente, y allado una
t.tbla con las ofrendas, incluida Ia carne sacrificada. Tras Ia invocaci6n a! sol, "se
acercan dos hombres que son los cantores, portando en Ia mano derecha sendas
sonajas [... ], hechas con huejas llenas de piedrecitas del rio y con mango de
madera, y se colocan frente a las cruces. A Ia izquierda de estos cantores, que
son tambien directores del baile, se acomodan los hombres y a su derecha las
mujeres [... ]. Retroceden andando hacia atras, dando siempre Ia cara a las cruces,
unos diez pasos, e inician el baile al compas del canto y marcando el ritmo con
golpes de las sonajas; llegan hasta las cruces y dan media vuelta para volver hasta
el sitio en que iniciaron el baile; de alli se dirigen otra vez hacia las cruces
repitiendo este movimiento de ir y venir, diez o doce veces. En este momenta,
se detienen unos instantes en que suspenden el ruido de las sonajas, pero no el
canto, e inician nuevamente el baile en cuanto suenan las sonajas" (48).
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eran sacrificados e inge
Artaud evocando la des
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guiente forma: condu
ralmente frente a Ia cc
lo y le atan las cuatrc
pezunas, procurando ,
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res) lo suficientement'
dola en tension por el
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nariz para impedirle },
que Ia cabeza quede en
suelo. Un tercer indio
llo del animal y con t
incision en Ia pie!, b~
tres dedos de Ia mano
buscar Ia carotida; hab
quea y Ia corta, sosten
que Ia abundante heme
Las precisiones de la desc
bien rituales y de carnic
antes de experimentarla f
al teatro de la crueldad. c1
realizaci6n en el destazan
El animal se desangra
ayudantes del que man,
pie! y proceden a desta
madera con sangre arroj
puntas cardinales, come
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1leja en la teor1a de Artaud
I tecolote, en cambio, es des1 ritual narrado por Artaud
tida" su cad.cter solar y su
dan muerte, degoll:l.ndolos,
1: alH, atados en estacas, de
pos una cruz y tod.ndose
mueren los carneros, reco~mera sangre que mana de
.on a los cuatro puntos car-
)1 y conclu1a "con la aurora
~e, los asistentes beb1an tese reuman para comer o beI
"
nesticos -no nada mas los
nunca e1 "toro" de Artaud-
1 de
veinte pasos de largo por diez
tras tres a occidente, y allado una
.cada. Tras Ia invocaci6n al sol, "se
•rtando en Ia mano derecha sendas
drecitas del rio y con mango de
a izquierda de estos cantores, que
111 los hombres y a su derecha las
dando siempre Ia cara a las cruces,
lei canto y marcando el ritmo con
ian media vuelta para volver hasta
·dirigen otra vez hacia las cruces
z o doce veces. En este memento,
el ruido de las sonajas, pero no el
:> suenan las sonajas" (48).
eran sacrificados e ingeridos como alimento ritual. Imaginemos a
Artaud evocando la descripci6n del sacrificio:
AI dar muerte a los borregos, chivos y reses lo hacen en la siguiente forma: conducen al animal allugar del sacrificio, generalmente frente ala comunidad; lo tiran de costado sobre el suelo y le atan las cuatro patas a la altura de la articulacion de las
pezunas, procurando que queden fuertemente unidas entre s1 y
dejando un extrema de la cuerda (torcida de correas de cuero de
res) lo suficientemente largo para que un individuo, sosteniendola en tension por el extremo libre, mantenga inmovil al animal. En seguida otro indio lo toma del hocico apred.ndole la
nariz para impedirle la respiracion y torciendole el cuello hasta
que la cabeza quede en sentido contrario de las patas y contra el
suelo. Un tercer indio coloca una batea de madera cerca del cuello del animal y con un cuchillo corto muy filoso le hace una
incision en la piel, bastante grande para que pueda introducir
tres dedos de la mano, operacion que realiza con el objeto de
buscar la carotida; habilmente la encuentra, la separa de la traquea y la corta, sosteniendola fuera de la herida de la piel para
que la abundante hemorragia llene la batea (50).
Las precisiones de la descripci6n -cuasi quirurgicas, aunque tambien rituales y de carnicer!a- pudieron revelarle a Artaud, aun
antes de experimentarla en carne viva, una escena mental asociada
al teatro de la crueldad. ~No encuentra el "cuerpo sin 6rganos" su
realizaci6n en el destazamiento?
El animal se desangra hasta que muere. Una vez muerto, los
ayudantes del que manejo e1 cuchillo le quitan rapidamente la
piel y proceden a destazarlo, mientras este llena la cuchara de
madera con sangre arrojando el Hquido en direccion a los cuatro
puntos cardinales, como ofrenda aDios [ese "Dios Sol" invocado a Ia hora del sacrificio: 50].
Literatura Mexicana
197
Artaud conocio, posiblemente, la monografla de Basauri y la descripcion del sacrificio de la res debida al antropologo. Pero hay
otro elemento, no mencionado hasta ahara, que apoya la hipotesis de Le Clezio -o en todo caso, la idea de que Artaud llevaba,
antes de viajar a la sierra, imdgenes de lo que iba a encontrar en
ella-. En efecto, la relacion de la carniceria va seguida de una
serie fotografica, anonima, del ritual del sacrificio. Vistas estas
imagenes despues de leer "El rita de los reyes de la Atlantida", de
Artaud, no pueden sino impactarnos: estariamos ante la vision del
rita narrado por Plat on en el Critias y vuelto a surgir en la Tarahumara. Vistas como, quizas, las vio Artaud, son una fuente originaria e imaginaria de "El rita de los reyes de la Atlantida".
No en balde, en una carta enviada a Jean Paulhan y fechada el
26 de marzo de 1936, Artaud dice que tratara de ver a ciertos
indios: "ala gente que degiiella los taros vivos y se sienta a morirse de risa" (Artaud 256). Artaud identifica a esa gente con unos
"indios yosquis" que, probablemente, eran una version fantastica
de los yaquis, adoradores, como los tarahumaras, del peyote y el
sol (256). En todo caso, lo importante es sefialar que la escena del
sacrificio va seguida de una secuencia fotografica exacta, terrible y
fascinante. 2Ser.ian las imdgenes que subyugaron a Artaud?
1. Sacrificio de una res. Momenta de cortar la car6tida. 2. Sacrificio de una res. 3. Destazando a la res. 4. Ofrecimiento de la
sangre de lares sacrificada (Basauri pies de foto: 50-52).
Antes de Carlos Basauri, el viajero y etnologo noruego Carl
Lumholtz hab.ia escrito otro libra, traducido al espaiiol en 1904,
que dedicaba varios cap.itulos a las danzas y sacrificios de los tarahumaras. Lumholtz recordaba, all.i, que "la palabra con que expresan bailar, noldvoa, significa literalmente trabajar" (326). Y aiiad.ia
que siempre se vincula a los bailes "el sacrificio de un animal, cuya
Literatura Mexicana
198
carne en su mayor
"Tat a Dios" exige e.
A veces pide [... )
carnero. Frecuent
en otras ocasione:
color (327).
Lumholtz describe fi
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d.ia, o al caer la noch
amanecer-. En el yu
jerga ininteligible": "u
tre dientes, los bailad<
taud?
"Al amanecer" , apt
glandolo todo a gran f
El animal ha sido sacri
sal, en grandes ollas, to,
le agradan los huesos, .
(337):
Casi noche con nochc
tos siglos, ha estado el
hijos los tarahumaras
primer rayo de la rosa.
cesa la danza [... ]; todc
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con las palabras: ";M
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la al antropologo. Pero hay
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los reyes de la Atlcintida", de
estar!amos ante la vision del
y vuelto a surgir en la Tara~rtaud, son una fuente origi~eyes de la Atlantida".
a Jean Paulhan y fechada el
que tratara de ver a ciertos
ros vivos y se sienta a morirntifica a esa gente con unos
, eran una version fantastica
tarahumaras, del peyote y el
e es sefi.alar que la escena del
fotografica exacta, terrible y
ubyugaron a Artaud?
: cortar la car6tida. 2. Sacrires. 4. Ofrecimiento de la
~es de foto: 50-52).
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y etnologo noruego Carl
raducido al espafiol en 1904,
nzas y sacrificios de los taraue "la palabra con que expremte trabajar" (326). Y aiiad.ia
sacrificio de un animal, cuya
cana
carne en su mayor parte se distribuye entre los asistentes" (327).
"Tat a Dios" exige el sacrificio a traves de un suefio:
A veces pide [... ] que se mate un buey, otras s6lo necesita un
carnero. Frecuentemente indica que el animal debe ser blanco;
en otras ocasiones, no hace ninguna advertencia en cuanto al
color (327).
Lumholtz describe fielmente dos danzas tarahumaras -el rutuburi (329-333) y el yumari (333-334). Ambas danzas se ejecutan en la
mayor parte de las fiestas -el rutuburi suele bailarse durante el
d.ia, o al caer la noche, y el yumari durante la noche, o antes del
amanecer-. En el yumari, los danzantes emiten "una especie de
jerga ininteligible": "una sucesion de vocablos que murmuran, entre dientes, los bailadores" (334) -torigen de las glosolalias de Artaud?
"Al amanecer", apunta Lumholtz, "agiles manos andan arreglandolo todo a gran prisa para la ceremonia del sacrificio" (337).
El animal ha sido sacrificado la v.ispera; su carne se ha cocido sin
sal, en grandes ollas, todo el d.ia y toda la noche. A "Tata Dios" no
le agradan los huesos, as.i que "se desosa la carne para cocinarla"
(337):
Casi noche con noche, en la estaci6n seca, por nadie sabe cuantos siglos, ha estado ellucero de la manana mirando bailar a sus
hijos los tarahumaras en el coraz6n de la sierra[ ... ]. No bien el
primer rayo de la rosada aurora anuncia la llegada del padre Sol,
cesa la danza [... ]; todos se aprestan a rendir homenaje a la deidad pr6xima a aparecer en e1 horizonte; e1 sacerdote la saluda
con las palabras: "jMiren, Nonorugami sale!", y avanza solemnemente hacia la cruz (337-338).
Es la hora de ofrendar el sacrificio, que Lumholtz documenta en
una imagen, cruel y fantastica, de la ofrenda del tesgiiino despues
Literatura Mexicana
199
del yumari (339). "Innumerables perros [... ] se juntan aver lo que
pueden roer", escribe Lumholtz, aunque la gente los expulse del
lugar (338). Los perros "contribuyen a la solemnidad de la escena", en la que se sacrifican "el caldo de la carne y la sangre del
animal matado para la fiesta" (338): buey, res, toro.
Y ah! estan el espacio y los cuatro puntas cardinales:
Llena de tesgiiino una jkara, y tomandola con la mano izquierda, arroja a1 aire con la derecha un poco dellicor, lo que repite
tres veces en cada punto cardinal a1 efectuar la vuelta de rigor. Se
sacrifican luego la carne y las tortillas del modo siguiente: el
augur toma del suelo la vasija que tiene delante; la alza tres veces
al cielo; coge con los dedos un poco de carne que ofrece a la cruz
con la palabra: "jCoa!" {come), arrojandolo a1 aire, y rompe, en
seguida, un pedazo de tortilla, repitiendo la misma ceremonia.
De igual modo sacrifica para todos los puntos cardinales {338).
Para Lumholtz, sacrificar no significa heber la sangre de la vktima
propiciatoria. Lo unico que dice es que, igual que "la carne y las
tortillas", se sacrifica "el caldo de lacarne y la sangre" del animal
inmolado en la fiesta (338). 10 Es decir, el augur tomar!a la vasija
con la sangre, la alzada al cielo y la ofrecer!a a los cuatro puntas
cardinales.
Carl Lumholtz pudo ser una de las fuentes de Artaud en su
viaje ala Sierra Tarahumara. Carlos Basauri lo fue seguramente,
como dice Le Clezio y como, creo, lo comprueban las imagenes
de esa violenta secuencia sacrificial que tanto impresion6 a Artaud. Pero Artaud, como dije antes, no parte de una base hist6rica
°
1 Cf las fotograflas tomadas por Carl Lumholtz en la Tarahumara en el
libro: Montafias, duendes, adivinos. Cf, tambien, de Pedro Tzontemoc: Tiempo
suspendido. Fotografia sabre Ia ruta de Antonin Artaud en Ia Sierra Tarahumara,
con pr6logos de Louis Panabiere y de Luis Mario Schneider.
Literatura Mexicana
200
ni antropol6gica cuando
esotirica de origen plat6n
ramificaciones antropol61
La fuente principal de
Ell6 de septiembre, d1a
co, he visto en Norogk
rito de los reyes de la A
las paginas del Critias (J
"Plat6n -escribe Artaudtregaban en circunstancia
la Atlantida" -el rito del
crito a los atlantides com
tarahumaras, a quienes A
tos de los atlantidas", segt
cos"- (280). El mismo rit
da en la Tarahumara:
Volviendo a Plat6n y a i
manifiestan sus obras es
el rito de esos reyes quit
Artaud no fue, desde lue
atlantide a los antiguos p1
janza geografica entre la
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Salazar y Sarmiento de G
America y la Atlantida I
modo, una cuesti6n pertu
no, a partir, no del origina
se juntan a ver lo que
ue Ia gente los expulse del
a Ia solemnidad de Ia escede Ia carne y Ia sangre del
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Untos cardinales:
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ctuar la vuelta de rigor. Se
S del modo siguiente: el
delante; la alza tres veces
carne que ofrece a Ia cruz
tdolo al aire, y rompe, en
t1do la misma ceremonia.
puntos cardinales (338).
eber la sangre de la victima
e, igual que "la carne y las
·ne y la sangre" del animal
, el augur tomar.la la vasija
receda a los cuatro puntas
·, fuentes de Artaud en su
asauri lo fue seguramente,
comprueban las imagenes
e tanto impresion6 a Arparte de una base hist6rica
lholtz en la Tarahumara en el
, de Pedro Tzontemoc: Tiempo
.rtaud en Ia Sierra Tarahumara,
o Schneider.
ni antropol6gica cuando va a Ia Tarahumara -parte de una base
esoterica de origen plat6nico, aunque esta base esoterica contenga
ramificaciones antropol6gicas.
La fuente principal de Artaud es el Critias de Plat6n:
El16 de septiembre, dfa de la fiesta de la Independencia de Mexico, he visto en Norogachic, al fondo de la Sierra Tarahumara, el
rito de los reyes de la Atlantida, tal como lo describe Plat6n en
las paginas del Critias (Artaud 280).
"Plat6n -escribe Artaud- habla de un rito extrafio al que seentregaban en circunstancias desesperadas para su raza los reyes de
la Atlantida" -el rito del toro- (280). Ademas, Plat6n hab.la descrito a los atlantides como a "una raza de origen magico" -y los
tarahumaras, a quienes Artaud consideraba "descendientes directos de los atlantidas", segu.lan dedicandose "al culto de ritos magicos"- (280). El mismo rito extrafio, quimerico, desesperado, apareda en la T arahumara:
Volviendo a Plat6n y a las verdaderas tradiciones esotericas que
manifiestan sus obras escritas, he visto en la Sierra Tarahumara
el rito de esos reyes quimericos y desesperados (Artaud 281).
Artaud no fue, desde luego, el primero que atribuy6 un origen
atlantide a los antiguos pueblos americanos. Una aparente semejanza geografica entre Ia geografla descrita en el Timeo y la del
Nuevo Mundo -ambas imperfectamente conocidas todavia- llev6 a cronistas como Las Casas y G6mara, Zarate, Cervantes de
Salazar y Sarmiento de Gamboa a postular alguna relaci6n entre
America y la Atlantida plat6nica. Se intentaba resolver, de ese
modo, una cuesti6n perturbadora: el origen del hombre americano, a partir, no del original plat6nico del Timeo, sino de la version
Literatura Mexicana
201
y el comentario de Marsilio Ficino, filosofo, mago y traductor del
Corpus Hermeticum. 11
La misma cuestion era abordada por don Carlos de Sigiienza y
Gongora todavia en 1680, en el "Preludio tercero" del arco que
levanto para la entrada del virrey marques de la Laguna, y cuya
descripcion titulo Theatro de virtudes politicas. Sigiienza interrogaba, alH, el silencio que rodeaba los odgenes de los indios americanos -eso que, sin juegos de palabras, podda denominarse su ori·
gen hermetico-, invocaba una autoridad -la de Kircher- inmersa
en las doctrinas magicas del Hermes egipcio y del Platon esoterico, y luego sefialaba
la compath1a que tengo advertida entre los mexicanos y egipcios, de que dan luces las historias antiqu1simas originales de
aqut!llos, que poseo, y que se corrobora con la comun de los
trajes y sacrificios, forma del afio y disposici6n de su calendario,
modos de expresar sus conceptos por jerogHficos y por s1mbolos, fabrica de sus templos [las piramides], gobierno politico y
otras cosas, de que quiso apuntar algo el padre Athanasio Kirchero, en el Oedipo Egypciaco (Sigiienza 255).
~De
donde estas "afinidades"? ~Que hay mas alla de estas "conjeturas"? ~Por que este silencio, esta ausencia, este haber olvidado,
junto al de nuestro "progenitor", nuestro nombre? Es, dice Sigiienza y Gongora -apoyandose en las "razones y autoridades"
de fray Gregorio Garda, Marsilio Ficino, Athanasius Kircher y
11
Sobre lo dicho en este parrafo, cf ellibro de Ida Rodriguez Prampolini: La
Atlcintida de Plat6n en los cronistas del siglo XVI (27-29). La autora habla de una
"fascinaci6n irresistible" por la idea atLintide (43), y cita el ejemplo de Las Casas: "La raz6n ultima por la que el padre Las Casas se decide a favor de la
Hamada interpretacion hist6rica del dialogo consiste en que lo halla confirmado
por Marsilio Ficino, ya que este 'afirma no ser fabula sino historia verdadera, y
pruebale con sentencia de muchos estudiosos de Plat6n, y todos ellos fundandose en palabras plat6nicas'" (39).
Literatura Mexicana
202
Platon-, es que los indio
este mundo occidental",
como borrada, y "comenz
que solo se la debemos a p
y de la Atlantida surgier<
is las del mar":
Con que se fortalece mi
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canos, tienen [con] los
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~qui en dudara el tener a
vos habitadores los tolte,
cuando en sumo grado
descendieron los que po
Artaud tenia en mente e
proximo al Popol Vuh, cu:
algo comun entre el esot
conservaban los secretes
184). Pero asimismo exist
tos egipcio se llama a 1m
cultura de Mexico, por 1
barrera que oculta los s
"Crea resucitados" (111).
Ahora bien, la primera
da por Brasseur de Bourb
dencias entre la mitologi•
Croniana -invocada p01
El titulo del capitulo seX1
a la obra es significative:
Idees des anciens sur 1~
tlantiques. Examen du
16sofo, mago y traductor del
or don Carlos de Sigiienza y
~ludio tercero" del arco que
arques de la Laguna, y cu ya
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egipcio y del Platon esoteri-
:me los mexicanos y egipantiqufsimas originales de
bora con la comun de los
~posicion de su calendario,
r jerogHficos y por sfmbolides], gobierno poHtico y
;o el padre Athanasio Kirza 255).
lY mas alla de estas "conjetu;encia, este haber olvidado,
1estro nombre? Es, dice Silas "razones y autoridades"
cino, Athanasius Kircher y
'de Ida Rodriguez Prampolini: La
'fl (27-29). La autora habla de una
(43), y cita el ejemplo de Las Caas Casas se decide a favor de la
1nsiste en que lo halla confirmado
r fabula sino historia verdadera, y
le Plat6n, y todos ellos fundando-
Platon-, es que los indios "vinieron de la isla Atlantica a poblar
este mundo occidental", la cual "se anego" y olvido, y quedo
como borrada, y "comenzo a faltar su noticia tan absolutamente
que solo se la debemos a Platon" (257). Los atlantes eran egipcios,
y de la Atlantida surgieron las colonias que poblaron "muchas
is las del mar":
Con que se fortalece mi conjetura de la similitud (que bien pudiera decir identidad) que los indios, y con especialidad los mexicanos, tienen [con] los egipcios [... ]. Si de la Atlantica, que gobernaba Neptuno, pasaron gentes a poblar estas provincias [... ],
~quien dudara el tener a Neptuno por su progenitor sus primitivos habitadores los toltecas, de donde dimanaron los mexicanos,
cuando en sumo grado convienen con los egipcios, de quienes
descendieron los que poblaron la Atlantida? (258).
Artaud tenia en mente el Libro de los muertos egipcio, seglin ei
proximo al Popol Vuh, cuando vino a Mexico. Tambien ei hallaba
algo comun entre el esoterismo egipcio y el mexicano -ambos
conservaban los secretos de la "antigua cultura solar"- (Artaud
184). Pero asimismo existian diferencias: "En el Libro de los muertos egipcio se llama a los cadaveres los Trastocados. La antigua
cultura de Mexico, por lo contrario, sirve para hacer estallar la
barrera que oculta los sentidos interiores" -~por el sacrificio?
"Crea resucitados" (111).
Ahora bien, la primera version francesa del Popol Vuh, publicada por Brasseur de Bourbourg en 1861, estableda distintas coincidencias entre la mitologia de los quiches y los relatos de la Tierra
Croniana -invocada por Plutarco- y de la Atlantida plat6nica.
El titulo del capitulo sexto del Comentario que le dedica Brasseur
a la obra es significativo:
Idees des anciens sur la forme de la terre et sur les pais transatlantiques. Examen du system relatif au Grand Continent et
a
Literatura Mextcana
203
la Terre Cronniene de Plutarque. Iles sacrees de Saturne. [... ].
Conformite de ces notions avec les traditions indigenes de
!'Amerique (Brasseur XCII).
Un admirable pasaje de Humboldt sabre la geografia mitica es el
espacio en que se proyecta la imaginaci6n filol6gica, hist6rica y
geografica del abad Brasseur de Bourbourg. Y esa misma geografia
mitica de los tiempos heroicos, primitivos, orienta a Artaud en su
viaje ala Sierra Tarahumara:
En soulevant des questions qui offrirait deja de !'importance
dans !'interet des etudes philologiques, je n'ai pu gagner sur moi
de passer entierement sous silence ce qui appartient moins a la
description du monde reel qu'au cycle de la geographie mythique.
Il en est de l'espace comme du temps: on ne saurait traiter l'histoire sous un point de vue philosophique, en ensevelissant dans
un oubli absolu les temps herolques. Les mythes des peuples,
meles a l'histoire et a. la geographic, ne sont pas en entier du
domaine ideal: si le vague est un de leur traits distinctifs, si le
symbol y couvre la realite d'un voile plus ou moins epais, les
mythes, intimement lies entre eux, n'en revelent pas moins la
souche antique des premiers apercues de cosmographic et de
physique. Les faits de l'histoire et de la geographic primitive ne
sont pas seulement d'ingenieuses fictions; les opinions qu'on
s'est forme sur le monde ideal s'y refletent (Brasseur XCIII). 12
Pero volvamos a las "conformidades" que descubre Brasseur entre
los mitos atlantides y las tradiciones indigenas. La Tierra Croniana, par ejemplo, se remontaria al imperio de los titanes, mientras
que las cr6nicas quiches hablan de Zipacna, creador de las montafias en una noche, de Cabrakan, el temblor de tierra, gigantes
ambos, y de una raza de
4). Hercules habria reco
una expedici6n que impu
ese un mito comparable a
logia en el hecho, notable
ubicaran su infierno en l
nio mismo hubiera descu
T ule, en una isla que llan
reencuentra, en el C6dice
historia del suefio de Satu
a la Tierra de Cronos para buscar los huesos de
ta afios, en efecto, cuand<
signa de T aura -el Toro
zaba una gran fiesta en
unos cuantos marinas, el(
vegaci6n, larga y peligros•
que dormia Saturno, en u
feticos, encadenado a ella:
las doctrinas secretas -sin
El misterioso extranjel
co- los secretos de la isl
ella treinta afios sin ocup;
filosoHa, la Hsica, la geo11
el traductor del Popol Vu,
tes a los que atribuye la t:
co Votan (CIV, n. 1). La
heroe indigena y el extra
arquequetipo de las inicia
12
Brasseur dice extraer este pasaje de Humboldt de su Essai sur l'histoire de Ia
geographie du Nouveau Continent (XCIII, n. 1). En cuanto ala Tierra Croniana
de Plutarco, refiere a un pasaje del dialogo De facie in orbe lunae (XCI C).
Literatura Mexicana
204
Il y a plus d'un trait de
rieux qui parut a Card
les sacrees de Saturne. [... ].
~ traditions indigenes de
obre la geografia mitica es el
Laci6n filol6gica, hist6rica y
)Ourg. Y esa misma geografia
tivos, orienta a Artaud en su
rirait deja de l'importance
s, je n'ai pu gagner sur moi
: qui appartient moins a la
e de lageographie mythique.
~ on ne saurait traiter l'hisique, en ensevelissant dans
1. Les mythes des peuples,
, ne sont pas en entier du
leur traits distinctifs, si le
e plus ou moins epais, les
ll'en revelent pas moins la
es de cosmographie et de
Ia geographie primitive ne
:tions; les opinions qu' on
letent (Brasseur XCIII).12
que descubre Brasseur entre
ndlgenas. La Tierra Cronia~rio de los titanes, mientras
>acna, creador de las mentatemblor de tierra, gigantes
boldt de su Essai sur l'histoire de La
). En cuanto a la Tierra Croniana
!facie in orbe lunae (XCI C).
ambos, y de una raza de gigantes llamados Quinames (XCill, n.
4). Hercules habria recorrido el gran continente plutarquiano en
una expedici6n que impulsa a Brasseur a preguntarse si no seria
ese un mito comparable al de Quetzalc6atl (CIII), y apoya su analogfa en el hecho, notable segU.n el, de que mexicanos y cronianos
ubicaran su infierno en las regiones septentrionales, y de que Plinio mismo hubiera descubierto Mictlan en la ruta de Bretafia a
Tule, en una isla que llam6 Micdm (CV). Mas todavfa, Brasseur
reencuentra, en el C6dice Chimalpopoca, un pasaje que recuerda la
historia del suefio de Saturno en una de las "islas sagradas" vecinas
a la Tierra de Cronos -el descenso de Quetzalc6atl a Mictlan,
para buscar los huesos de los muertos- (CV). Yes que cada treinta afios, en efecto, cuando Saturno entraba en conjunci6n con el
signo de T auro -el Toro de Artaud y los tarahumaras-, comenzaba una gran fiesta en ese territorio mftico, una fiesta en que
unos cuantos marinos, elegidos al azar, se embarcaban en una navegaci6n, larga y peligrosa, hacia las islas (Cill), rumbo ala isla en
que dormfa Saturno, en un antro profundo, sofiando suefios profeticos, encadenado a ellos, condenado a revelar entre los muertos
las doctrinas secretas -sin sol y ante una luz crepuscular (CIV).
El misterioso extranjero que revela -en el dialogo de Plutarco- los secretes de la isla sagrada de Saturno, luego de estar en
ella treinta afios sin ocuparse en trabajos materiales, dedicado ala
filosofla, la flsica, la geometria, la astrolog.la, ese extranjero, dice
el traductor del Popol Vuh, pasa por viajes e iniciaciones semejantes a los que atribuye la tradici6n tzeltal, o tzendal, al heroe m.ltico Votan (CIV, n. 1). La semejanza entre ambos personajes -el
heroe indfgena y el extranjero misterioso- involucra otra vez el
arquequetipo de las iniciaciones (y las edificaciones) egipcias:
II y a plus d'un trait de ressemblance entre le personnage mysterieux qui parut a Carthage et le Votan des Tzendales. Les cheLiteratura Mexicana
205
mins souterrains ou celuici fut admis, lesquels traversent la terre
pour arriver a la racine du ciel, indiquet une suit d' epreuves qui
rapellent les initiations egyptiennes et dont on trouve des traces
jusqu'a l'epoque meme de la conquete dans les epreuves de la
chevalerie mexicaine. [ ... ]. Ce qui vient a l'appui de ces ressemblances, c'est qu'a son retour aux regions occidentales, Votan,
dit-on, construisit un souterrain du meme genre ["une maison
tenebreuse" (CVIII)], au fond du ravin du Zuqui, qui se prolongeait jusqu'a Tzequil (Brasseur CVII).
Pero Brasseur no se refiere solamente a la Tierra Croniana de
Plutarco. Tam bien descubre analog.las entre el imperio de Xibalba
y el de los Atlantes -refiriendose, primero, al Papal Vuh, y luego,
al Critias, de Plat6n. Uno y otro son pa.lses magnificos, fertiles y
ricos en metales preciosos. En ambos casas, el gobierno esta constituido por una confederaci6n de diez reinos, y en ambos casas,
tambien, aparecen gemelos m.lticos -Hunahpu e Ixbalanque, en
el Papal Vuh, y las cinco parejas de mellizos, hijos de Atlas, en el
reino de la Atlantida. Ambos imperios desaparecen enigmaticamente, luego de un desastre misterioso. Ambas fuentes se refieren
a diluvios e inundaciones, y ambas expresan una etimolog.la comun:
I
II n'y manque ni l'inondation qu'on a vue plus haut, ni meme le
nom d'Atlas, don't l'etymologie ne se trouve que dans la langue
nahuatl, d'atl, "eau", et l'on sait qu'une cite d'Atlan [... ],"Aupres de l'Eau", existait encore sur l'isthme de Panama, du cote
de !'Atlantique, au moment de la conquete (Brasseur CXXIXCXXX, n. 2).
A la documentaci6n etnol6gica se afiade, pues, no solamente el
Critias de Plat6n, sino una serie de documentos casi esotericos,
agrupados, por ejemplo, alrededor del mito de la Atlantida. Que
Literatura Mexicana
206
Artaud tuvo noticia de l
anotado por Luis Mario
AI mirarlos recorde to
profesores, los artistas
bre la religion y la cui
los libros que me pres
los mexicanos (Schnei<
Que una documentaci6r
nes de la Sierra Tarahur
hace Artaud al acultism<
reminiscencias de doctri.J
cas, maniqueas, cabaHsti
que Artaud sintetizaba ~
que el idioma absurdo de
(Le Clezio 225).
No extrafia por ella c
de la Sociedad T eos6fica,
jante al que describe Art~
latria -esos cultos y esa ,
Mexico-, 13 no extrafia,
C/ el Glosario teos6fico d1
"Sol" y "Sol espiritual". Relaci'
por Artaud en la Tarahumara,,
establecen su naturaleza solar,
generador: "poder de creaci6n
servia para simbolizar el papel
presar que el sol se sucede a sl
que se engendra, y expresaban
madre" (802). La leyenda de lo
Iugar en el Viaje... de Artaud ~
teos6fico como otro simbolo sol
13
L
~
lesquels traversent la terre
JUet une suit d' epreuves qui
et dont on trouve des traces
~te dans les epreuves de la
~nt l'appui de ces ressemEgions occidentales, Votan,
·m~me genre ["une maison
in du Zuqui, qui se prolon-
Artaud tuvo noticia de las fuentes etnol6gicas consta de un pasaje
anotado par Luis Mario Schneider:
AI mirarlos recorde todo lo que me hab1an dicho los poetas, los
profesores, los artistas de todas clases que conod en Mexico sobre la religion y la cultura indias, y lo que hab1a lddo en todos
los libros que me prestaron sobre las tradiciones metaflsicas de
los mexicanos (Schneider 76).
a
).
lte a la Tierra Croniana de
s entre el imperio de Xibalba
imero, al Popol Vuh, y luego,
l paises magnlficos, u~rtiles y
casas, el gobierno esta cons~ reinos, y en ambos casas,
-Hunahpu e Ixbalanque, en
o.ellizos, hijos de Atlas, en el
rios desaparecen enigmatica10. Ambas fuentes se refieren
expresan una etimolog!a co-
a vue plus haut, ni meme le
e trouve que dans la langue
une cite d'Atlan [... ], "Aunhme de Panama, du cote
,nqu~te (Brasseur CXXIX-
5ade, pues, no solamente el
documentos casi esotericos,
~ mito de la Atlantida. Que
Que una documentaci6n esoterica influy6 tambien en sus imagenes de la Sierra Tarahumara consta en las diversas alusiones que
hace Artaud al ocultismo y las "fuerzas ocultas", as! como de las
rerniniscencias de doctrinas egipcias, plat6nicas, tibetanas, gn6sticas, maniqueas, cabaHsticas, alqu!rnicas, que sefiala Le Clezio, y
que Artaud sintetizaba en una "ciencia antigua y muy completa
que el idioma absurdo de Europa ha llamado esoterismo universal"
(Le Clezio 225).
No extrafia par ella que fuera Madame Blavatsky, fundadora
de la Sociedad T eos6fica, artifice de un sincretismo universal semejante al que describe Artaud y centrado, precisamente, en la heliolatria -esos cultos y esa cultura solar que Artaud ven!a a buscar a
Mexico-, 13 no extrafia, digo, que fuera ella la receptora de las
13
Cf el Glosario teos6fico de Blavatsky, en especial las entradas "Heliolatria",
"Sol" y "Sol espiritual". Relacionadas con el sacrificio presenciado o imaginado
por Artaud en la Tarahumara, esd.n las entradas "Toro" y "Culto del toro", que
establecen su naturaleza solar, aluden a sus sacrificios y lo vinculan a un poder
generador: "poder de creaci6n generatriz" con dimensiones solares: "El Toro
servia para simbolizar el papel del macho en el acto de la generaci6n. Para expresar que el sol se sucede a s1 mismo en sus diversas fases, los egipcios dedan
que se engendra, y expresaban esta idea llamandolo fecundador (o toro) de su
madre" (802). La leyenda de los magos orientales que adoran a Cristo tiene un
Iugar en el Viaje ... de Artaud a la Sierra Tarahumara y aparece en el Glosario
teos6fico como otro simbolo solar (53).
Literatura Mexicana
207
hipotesis atlantides del abad Brasseur de Bourbourg. En su libro
Isis sin velo, impreso en 1877, en efecto, Madame Blavatsky trazaba algunos paralelismos miticos entre Europa y el Nuevo Mundo,
casi todos basados en las cartas, comentarios y traducciones del
sacerdote frances -sobre todo del Popol Vuh-, y encaminados
todos ellos a postular la existencia de un continente intermedio.
La argumentacion de Blavatsky es muy poco sistematica. Afirma que los atlantes fueron los constructores de los templos y palacios mayas (267). Dice que el "fabuloso heroe Votan" -identificado con Quetzalcoatl y "el mago mas eminente entre [los antiguos
mexicanos]"- visito al rey Salomon, que lo llama "sierpe navegame", y lo ayudo a levantar el templo de Jerusalen, negandose a
dar indicios del derrotero que hab.la seguido desde el "misterioso
continente" (267). Los prodigios realizados por el "mago mexicano" Quetzalcoatl, "cuya varita debio tener mucha analogia con la
varita de zafiro de Moises" -mago y sacerdote egipcio (276)-,
prueban el trato "entre las razas de ambas orillas del Atlantica"
(279). Otro tanto probar.lan las semejanzas, sefialadas por Blavatsky, entre el Genesis hebreo, la teogonia egipcia -el Pimandro- y
las "alegor.las" de la creacion quiche (279). Si se comparara a estas
ultimas con las "ensefianzas cabaHsticas" y "los libros tenidos por
apocrifos", concluye Madame Blavatsky, descubrir.lamos los v.lnculos que existen entre la magia egipcia, la caldea y la precolombina (271). De hecho, el prototipo de "los prodigios magicos que
operan los quiches" no podr.la estar sino en "los perdidos Libras de
Hermes" (272) -"deposito esoterico" y fuente de la "heliolatr.la
universal" (273).
Los monumentos religiosos egipcios y mexicanos ofrecer.lan
testimonio, tambien, de la hipotesis atlantide. Citando a Brasseur
de Bourbourg, Blavatsky relata el descenso de Votan al inframundo a traves de lo que describe como "un pasaje subterraneo que
terminaba en la ra.lz de los cielos" y que ten.la la forma de un
"agujero de culebra". Dicho pasaje subterraneo era identico, seLiteratura Mexicana
208
gun Blavatsky, a unas criJ
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(279). Si se comparara a estas
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tsky, descubririamos los vincia, la caldea y la precolombie "los prodigios magicos que
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gun Blavatsky, a unas criptas o catacumbas que se abrian en T ebas, en la margen occidental del Nilo, dilatandose hacia e1 desierto
de Libia, conocidas como "catacumbas de la Sierpe". AlH tenian
efecto, dice Blavatsky, los ultimos misterios -la inexorable sentencia del alma despues de haber sido juzgada en la region del
Amenti- (274). Otro caso seria el de la tau y la "cruz astronomica" egipcia que, dice Blavatsky, "aparecen visiblemente en las ruinas de Palenque" (294). Tambien Artaud vio "la cruz de seis brazos" que traza en los muros de ciertos templos "una oculta
geometria"' una cruz magica y siempre desplegada, que brota alredor de un centro al parecer vado -hecha "para revelar como la
vida entra en el espacio, como en el exterior del espacio vuelve a
encontrarse e1 fondo de la vida" (Artaud 129-130).
"~Que explicacion pueden darnos de estas analogias [se pregunta Blavatsky] los arqueologos, los filologos y, en suma, la lucida
hueste de academicos?" (295). Ahi donde callan esas ciencias, hablan las doctrinas y tradiciones secretas:
La perfecta identidad entre los ritos, ceremonias, tradiciones y
terminologia religiosa de los mexicanos y los de Asiria y Egipto
es prueba suficiente de que la America fue poblada por una colonia que misteriosamente encontr6la ruta del Atlantico. ~En que
epoca? Aunque la historia calla en este punto, todos cuantos descubren un fondo de verdad en toda tradici6n santificada por los
siglos recuerdan la leyenda de Atlantis (278).
Volvemos a encontrar, asi, un tema que es como el hilo de esta
revision de las fuentes documentales de Artaud en su viaje a la
Sierra T arahumara. Me refiero a la bifurcacion de los documentos
etnologicos y los documentos esotericos. Como los sabios a los
que se refiere Blavatsky, ocultos y dispersos por el mundo, Artaud dispone de unos "archivos secretos" que le transmiten lo legendario, lo fabuloso, lo sumergido:
Literatura Mexicana
209
Tienen estos sabios archivos secretos en que conservan el fruto
de los trabajos de una larga serie de eremitas sus antecesores, los
sabios indos, asirios, caldeos y egipcios, cuyas leyendas y tradiciones comentaron los maestros de Solon, Pid.goras y Plat6n en
los marm6reos patios de Heli6polis y Sais [... ]. Todo esto y mucho mas conservan indestructibles pergaminos que con cuidadoso celo pasan de adepto en adepto. Estos sabios creen que la
AtL1ntida no es fabulosa, sino que un tiempo hubo vastas islas y
continentes donde ahora se dilata el oceano Atlantica. Si el arqueologo pudiese escudrinar aquellos sumergidos templos, encontrar!a en sus bibliotecas documentos bastantes para llenar las
paginas en blanco dellibro a que llamamos historia (278-279; subrayado HPB).
Se dice que el verdadero fundador del "mito moderno de la Ath1ntida" fue Ignatius Donnelly, a traves de su libra La Atlantida: el
mundo antediluviano, de 1882 (Ashe 76). Aunque Donnelly lleva
al extrema los argumentos de Madame Blavatsky -"~como demostrar la realidad de una tierra que ya no existe?" (78)-, y especialmente, los paralelismos entre el Viejo y el Nuevo Mundo, su
libra va mucho mas lejos y deduce la existencia de una "fuente
comun" (9). Asi, los dirigentes atlantides se transformaron en los
dioses y diosas de la mitologia universal -incluidas las americanas-; las leyendas del Diluvio provenientes de ambos lados del
oceano se originaron en los relatos de los sobrevivientes al cataclismo que sumergio la Atlantida; el "prototipo", en fin, de las
piramides de Egipto y de Mexico -colonias de la Atlantida- era
atlantide, lo mismo que el culto precristiano de la cruz (9). De
acuerdo con Donnelly, los atlantes "practicaban un culto monoteista al sol", y las practicas rituales de las civilizaciones emanadas
de la raiz atlantide -cultos al sol en Mesopotamia, Egipto, Peru y
Mexico- entran en decadencia como consecuencia del hundimiento de la Atlantida (9).
Literatura Mexicana
210
En 1888, Madame Bla
dia de los saberes esoteric,
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secretos" (9). Algunas te1
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Es el caso, por ejemplo,
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76). Aunque Donnelly lleva
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la existencia de una "fuente
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:olonias de la Atlantida- era
~cristiano de la cruz (9). De
'practicaban un culto monole las civilizaciones emanadas
vfesopotamia, Egipto, Peru y
no consecuencia del hundi-
En 1888, Madame Blavatsky publica otra verdadera enciclopedia de los saberes esotericos: La doctrina secreta. La autora reconoda alH las aportaciones de Donnelly, pero insisda en que sus conocimientos del tema procedlan de "revelaciones ocultas y textos
secretos" (9). Algunas teorias de la Atlantida plasmadas en esta
obra influyeron, quiza, en las experiencias de Artaud entre los
indios tarahumaras .
Es el caso, por ejemplo, del dens1simo volumen tercero titulado
"Antropogenesis", el cual contiene, entre otras casas, la "Historia
de la cuarta raza" -la legendaria raza atlante, o como titula Artaud uno de sus ensayos: "La raza de los hombres perdidos"(Artaud 301-303). Yes el caso tambien de una parte del volumen
cuarto titulada: "Gigantes, civilizaciones y continentes sumergidos sefialados en la historia". En ella se habla de las razas que
levantaron "construcciones ciclopeas" derivadas de la arquitectura
atlantide (507-508): "tumbas de gigantes" o "altares del diablo",
"menhires conicos" -monumentos esgrimidos por Blavatsky
para hablar de aquella "raza [... ] de constructores de dolmenes"
(518-520).
(Como no ver las semejanzas de esos dolmenes y "construcciones ciclopeas", de esos "gigantes" atlantides, con el Viaje al pais de
los tarahumaras? (Como no ver en los signos inscritos en las montafias, en esos "lenguajes teluricos", la obra de una "raza de gigantes"? Los gigantes, dice Blavatsky en la entrada correspondiente
de su Glosario teos6fico, fueron los "antecesores de la humanidad
actual" y "los habitantes de la Atlantida" ("Gigantes" 235). Segun
esa fuente, seria posible identificarlos con la cuarta "raza-madre"
• " , " pnmera
•
o raza-ra1z - 1a " raza at 1'anuca
raza verdaderamente
. " 641) . L a " antropogenes1s
humana y terrestre "- ("Raza at 1'antlca
teosofica, de este modo, articula una serie de nociones que encajan
en el esquema atlantide-tarahumara de Artaud: la existencia de
"
I
"
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Literatura Mexicana
211
•
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una "raza de gigantes" y una "raza atlantica", y la hip6tesis de una
.
. . ,
' , 14
"raza-pnnc1p10
o una " raza-ralZ
.
Existir1an, de acuerdo con el Glosario teos6fico, siete "razasra1z". La printera raza, eterea y astral, habit6 el pico del monte
Men!, en el Polo Norte, al borde de la Tierra Sagrada. La segunda
raza, semivegetal y semihumana, habitaba elllamado Continente
Hiperb6reo, que ocupaba el actual norte de Asia, Kamchatka, Escandinavia y Groenlandia. La tercera raza, de seres hermafroditas
y gigantes, habit6 otro continente perdido: la Lemuria. La cuarta
"raza-raiz", tambien de gigantes, fue la que pobl6la Atlantida tras
el cataclismo lemuriano, y de ella proceden las otras civilizaciones
de la historia. La quinta raza, "aria", es la actual, y ha florecido
sobre todo en Europa; su dominio corresponde al de la civilizaci6n que Artaud viene a denunciar a Mexico. La sexta y la septima
razas no han aparecido aun: la sexta, dotada de "clarividencia astral'', surgira, luego de terribles terremotos y fuegos volcanicos,
en Norteamerica; la septima, poseedora de un septimo sentido, o
de "clarividencia mental", poblaria la actual America del Sur ("Razas humanas" 641-645).
Segun el Glosario, la influencia de Saturno se tradujo en la gran
inteligencia tecnol6gica de la "subraza tolteca":
Cuna de la cuarta raza fue el vasdsimo continente de la Atlantida. [ ... ]. La inmensa mayor1a de los habitantes del globo pertene14 Un texto del Viaje al pais de los tarahumaras se titula "Una raza-principio"
y comienza asi: "Con los tarahumaras se entra en un mundo terriblemente anacr6nico que es un desafio a nuestra epoca. Yo me atreveria a decir que esto es
tanto peor para nuestra epoca que no para los tarahumaras. Es asi que, para
emplear un termino hoy en completo descredito, los tarahumaras se dicen, se
sienten, se creen una raza-principio, lo cual prueban en todas formas. En nuestro
tiempo nadie sabe ya que cosa es una raza·principio, y si yo no hubiese visto a
los tarahumaras creeria que esta expresi6n ocultaba un mito. Pero en esa sierra
muchos grandes mitos antiguos se revisten de actualidad" (Artaud 285).
Literatura Mexicana
212
ce todav1a a la cuarta r
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tra de un septimo sentido, 0
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.o continente de la AtLl.ntilhitantes del globo pertene-
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los tarahumaras. Es as! que, para
dito, los tarahumaras se dicen, se
11ehan en todas formas. En nuestro
incipio, y si yo no hubiese visto a
ultaba un mito. Pero en esa sierra
: actualidad" (Artaud 285).
ce todavia a la cuarta raza. Las siete subrazas de esta son: la ramoahal, la tlavatli, la tolteca, la turania, la semitica, la akkadiana
y la mong6lica. Entre ellas merece mencionarse, por su alto grado de civilizaci6n, la tolteca, que conoda a fondo la qu1mica, la
astronomia, la agricultura y la alquimia; estaba tambien muy
versada en la magia negra {644).
El principal heredero de las ideas de Madame Blavatsky fue
William Scott-E1liot, banquero, teosofo y antropologo aficionado
que publico, en 1896, la primera Historia de la Atlantida (Ashe
10). A su juicio, acorde con el de Blavatsky, la principal "subraza"
atlantide fue la tolteca -"subraza", dice Scott E1liot, cuyo nombre
se aplica a los constructores de Tula, pero cuya verdadera capital
yaceda sumergida en el mar-. Al oeste de Africa. Los toltecas
eran gigantes y posefan poderes magicos. Sus vastos conocimientos
-perdidos tras el Diluvio- hicieron posible su expansion hacia
Egipto y America, cuyas piramides fueron alzadas por ellos (11).
Las tecnicas de investigacion de Scott-E1liot y de algunos otros
"atlantologos" iluminan otro tipo de fuentes que pudo haber conocido Artaud, y que quiza son las principales. Si Madame Blavatsky descubda relates esotericos -cdpticos hasta el extremosecretamente guardados y transmitidos por los "iniciados", ScottElliot apelaba a "tecnicas ocultas" o "paranormales", sobre todo a
la "clarividencia astral" (84). Esta ultima practica Uego a sistematizarse. Asf, en el a.fio de 1911, Rudolf Steiner publico, bajo el se11o
de la Sociedad T eosofica de Londres, un libro titulado Tbe Submerged Continents of Atlantis and Lemuria. Being Chapters from
the Akashic Records (11). Pero {que eran esos "archivos"?:
El termino "Archivos Akashicos" se refiere a una memoria colectiva en el plano astral [~el inconsciente colectivo de Jung?], a
la que puede recurrir el iniciado para descubrir hechos del pasado de los que no existen testimonios {11).
Literatura Mexicana
213
Las palabras finales del parrafo -"para descubrir hechos del pasado de los que no existen testimonios"- del atan el inmenso valor
que poclian tener esas tecnicas entre videntes que, como Steiner o
Artaud, rechazaban doblemente la autoridad de las iglesias instituidas y la ciencia occidental.
Por lo demas, ambas tecnicas, la de la recuperacion de testimonios desaparecidos y la "paranormal", se combinaron y produjeron fenomenos como el de Edgar Cayce, nacido en 1877, en una
granja de Kentucky, y que a los veinte aiios comenzo a experimentar "trances autoinducidos" en los que la Atlantida ocupaba
un lugar destacado (Ashe 15). A traves de esos trances, Cayce habda seiialado la existencia de un "Salon de los Archivos", oculto
bajo la Esfinge o cercano a ella, conectado a la Gran Piramide a
traves de pasajes secretos -un "autentico almacen" de la sabiduda
de la Atlantida (83).
Ante estas tecnicas cercanas al espiritismo, volvio a surgir una
corriente documental -no "astral", sino antropologica-. Lewis
Spence, erudito escoces que publico su History ofAtlantis en 1926,
escribio, por ejemplo, que la narracion platonica del Critias era la
version literaria de "una tradicion folklorica vaga y dispersa" (21).
Spence planteo la idea de la existencia de un "complejo cultural"
atlantide en el occidente de Europa y las costas orientales de America (21). La profundidad del trabajo de Spence queda de manifiesto, precisamente, en su exploracion de la escena invocada por Antonin Artaud en su Viaje al pais de los tarahumaras: la inmolacion
de los taros sagrados en la Atlantida. 15
El culto del taro, seglin Spence, fue tal vez la primera y ciertamente una de las mas difundidas religiones de Europa Occidental
(181). Que el culto del taro -de origen paleoHtico- penetro
15
En 1926 se fundaba, en la Francia de Artaud, la Societe d'Etudes Atlanteenes, la cual termin6 dividiendose en forma tan violenta que una de las facciones
irrumpi6 en la sede de la otra "con bombas de gases lacrim6genos" (Ashe 21).
Literatura Mexicana
214
Egipto, lo muestra la creet
do a un taro despues de
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costumbre sacrificarle bu
"rey" de su "pueblo" (182)
El culto de Serapis o d~
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la Atlantida. Y de ahf llegc
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Espana y Francia, Egipto ·
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Egipto, lo muestra la creencia de que el alma de Osiris habia pasado a un taro despues de muerto, as! como la practica ritual de
.dentes que, como Steiner o
ltoridad de las iglesias insti-
embalsamar y momificar al taro de Apis {181-182). El taro, en
suma, era tenido, en Egipto, por un oraculo, y sabemos que era
costumbre sacrificarle bueyes, considerandolo, tal vez, jefe o
"rey" de su "pueblo" (182).
El culto de Serapis o de Osiris-Serapis se extendi6 de Egipto a
toda Europa, afiade Spence, habiendolo adoptado Roma y alcan-
~
la recuperaci6n de testimo~ se combinaron y produjeyce, nacido en 1877, en una
~te anos comenzo a expenIS que la Atlantida ocupaba
IS de esos trances, Cayce ha6n de los Archivos", oculto
:ctado a la Gran Piramide a
ico almacen" de la sabiduria
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I
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ritismo, volvi6 a surgir una
;ino antropol6gica-. Lewis
l History ofAtlantis en 1926,
11 plat6nica del Critias era la
d.6rica vaga y dispersa" (21).
l de un "complejo cultural"
.as costas orientales de Amele Spence queda de manifies~ la escena invocada por Antarahumaras: la inmolaci6n
5
~ tal vez la primera y cierta-
iones de Europa Occidental
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aud, Ia Societe d'Etudes Atlanteet violenta que una de las facciones
:gases lacrim6genos" (Ashe 21).
zando la Bretafia. En tierras bridnicas, sin embargo, debi6 de haberse encontrado con una creencia similar, con la cual pudo haberse amalgamado, puesto que el culto -y el sacrificio- del taro
se habian practicado en Bretafia durante siglos. "El taro fue adorado por los celtas", sefiala Spence, "y su inmolaci6n era parte del
ceremonial druidico" (182).
Parece clara, concluye Spence, que el modelo atlantide de la
adoraci6n del taro penetr6 todos los paises alguna vez contiguos a
la Atlantida. Y de ah1lleg6 a desprenderse hasta territories ins6litos. El analisis comparative de los mitos y las practicas rituales
-a partir del rita sacrificial del taro- hace posible imaginar sus
comunes origenes atlantides. De Bretafia a la India, pasando por
Espana y Francia, Egipto y Creta, el culto del taro habria tenido
su origen en la Atlantida -donde, de acuerdo con los detalles de
Plat6n, su sacrificio ritual afirma su celebraci6n mas plena (183).
Pero la expresi6n mas extrafia de estas doctrinas difusionistas se
encuentra en un parrafo de la Historia de la Atldntida de Spence
que pudo haber sido una fuente del ensayo de Artaud sabre "El
rita de los reyes de la Atlantida". Ahi, Spence alude, de nuevo, a
la ceremonia descrita por Plat6n:
This ceremony very closely resembles several of those practised
by the Aztec peoples. The Mexican priests were in the habit of
leading their human victims to a similar graven column, of makLiteratura Mexicana
215
ing libations of their blood from vases of gold, and even of
drinking some of it. That they employed human rather than
animal sacrifice is simply to be accounted for by the fact that no
large animals were known in Mexico, but farther north the Indian tribes, from whom the Aztecs were derived, sacrificed the
buffalo almost in the selfsame manner in which the Atlanteans
immolated the bull (180).
El pasaje es extraordinario. Extiende el ambito de expansion del
ritual atl.1ntide a zonas cada vez mas marginales de la cultura occidental -los pueblos aztecas y, luego, los llamados "chichimecas" -. Establece una asociacion direct a entre el rito descrito por
Platon y el sacrificia humana tal y como lo practicaban los aztecas
-con un enfasis en la escena ritual, la piedra sacrificial, el ofrecimiento de la sangre. 16 Plantea una hipotesis radical: que el rito
sacrificial del toro es el modelo del sacrificia humana -el hombre
sustituye al toro y el toro sustituye al sol-. y por ultimo, sefiala
como fuente esoterica, no a los mayas del Papal Vuh, ni al Quetzalcoatl ni al Votan de las ruinas arqueologicas, sino a esa "raza
perdida" que nunca visito Platon -y que proven.1a de una fuente
"fabulosa y prehistorica" (Artaud 285).
Si este es el significado del toro en el ambito de las religiones
comparadas, ~que significaba en el espacio simbolico y mitologico
de la Grecia de Platon? El toro, como dice Spence, fue un s.1mbolo
de Poseidon, senor de la Atlantida, a quien los griegos sacrificaban
toros e identificaban -igual que al toro- con el terremoto y la
tormenta. Probablemente, dice Spence, Poseidon fue visto como
!6 A Artaud le fascinaba la idea del sacrificio humano. Vino a Mexico a ser
sacrificado. Lo cual se revela, creo, en esta declaraci6n: "En este momenta existe
en Europa una inmensa fantasmagoria, una especie de alucinaci6n colectiva con
respecto a la revoluci6n de Mexico. Poco falta para que se vea a los actuales
mexicanos, revestidos con los trajes de sus ancestros, hacienda realmente sacrificios al sol sobre las escaleras de la pinimide de Teotihuadn" (Artaud 142).
Literatura Mexicana
216
un toro, parecido a
(Spence 184).
Pero existe una ·
paralelismos con el
plica Spence, de un
las ceremonias baqu
nias, Baco apareda c
des, en Macedonia, E
oficiante de los mist1
devoraba la carne cr
ries the worshipper,
voured the raw flesh
monia cretense el pa
que evocaba "aullido:
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.umano. Vino a Mexico a ser
i6n: "En este momento existe
de alucinaci6n colectiva con
tra que se vea a los actuales
>, haciendo realmente sacrifitihuad.n" (Anaud 142).
un toro, parecido a los Osiris y Serapis de la vieja religion egipcia
(Spence 184).
Pero existe una ultima ceremonia griega que guarda algunos
paralelismos con el rito de los reyes de la Athmtida. Se trata, explica Spence, de un sacrificio similar que soHa celebrarse durante
las ceremonias baquicas. En una fase temprana de estas ceremonias, Baco apareda como un toro. Todav!a en la epoca de Euripides, en Macedonia, Baco era adorado bajo esa forma. Pues bien, el
oficiante de los misterios orficos, antes de hacerse uno con Baco,
devoraba la carne cruda de un toro -"and in the Orphic mysteries the worshipper, before he was made one with Bacchus, devoured the raw flesh of a bull" (184). 0 como describ!a una ceremania cretense el padre Firminius Maternus, ceremonia violenta
que evocaba "aullidos" y "gritos discordantes" -la "locura de un
animal rabioso" que vaga solitario por el bosque, y es capaz de
despedazar con los dientes los miembros de un toro vivo:
They tear in pieces a live bull with their teeth, and by howling
with discordant shouts through the secret places of the woods,
they simulate the madness of an enraged animal (Spence 184).
La escena orfica nos devuelve, a traves de la descripcion platonica,
a la escena artaudiana -fuente de la fuente de Artaud, origen de
su inspiracion analogica-. En cierto modo, la parafrasis del pasaje
platonico hecha por Artaud est<l mas cerca de la escena orfica que
de la misma descripcion de Platon. En esta ultima, no hay nada
que recuerde los "aullidos" y "gritos discordantes" de la escena
orfica, pero en la parafrasis de Artaud si se alude, reiteradamente,
a "una especie de melodla lugubre" que los reyes atlantides cantaban, embriagandose y bebiendose la sangre del toro (Artaud 281).
El enfasis del Critias platonico estaba en el contexto politico
-refrendamiento de las leyes estatuidas por Poseidon- en que se
produda la ceremonia sacrificial. Este elemento desaparece comLiteratura Mexicana
217
pletamente en el recuento que nos ofrece Artaud. Por lo que se
refiere a la escena misma del sacrificio -su parte cruel-, Platon es
mas escueto, mas controlado -por ellogos, por la ley-, que Artaud. Tras cazar, entre los taros sueltos en el templo, "sin hierro,
con maderas y redes", al toro elegido por Poseidon, los reyes
atlantides lo condudan a la columna de oricalco en la que estaban
inscritas las leyes -"y lo degollaban encima de ella" (119e):
Tras hacer el sacrificio segun sus leyes y ofrecer todos los miembros del toro, llenaban una cratera y vertian en ella un coagulo
de sangre por cada uno. El resto lo arrojaban al fuego una vez
que habian limpiado la columna. Luego, mientras extraian sangre de la cratera con fuentes doradas y hadan una libaci6n sobre
el fuego, juraban juzgar seg\tn las leyes de la columna (120a).
Esta fue, sin duda, la imagen que impresiono a Artaud: el acto de
heber la sangre despues del sacrificio, arrojando los restos al fuego. y aunque el enfasis legislative domina, a cada paso, la descripcion platonica, es posible descubrir, alH, el desgarramiento que
domina la parafrasis de Artaud:
Cuando llegaba la oscuridad y se habia enfriado e1 fuego sacrificial, se vesdan con un belllsimo vestido purpura y se sentaban
en e1 suelo junto a las ascuas del juramenta sacrificial (120b).
La version artaudiana del pasaje sacrificial parte, evidentemente,
del texto de Platon, pero tambien lo traiciona y termina por abandonarlo. No existen, por ejemplo, sirvientes en el pasaje platonico. La "melod!a lugubre" era una invencion de Artaud. Pero lo
que caracteriza al fragmento, mas alla de sus variantes textuales, es
su enfasis en la cultura solar, desde la ubicacion temporal del sacrificio, practicado en el crepusculo, hasta esa imagen que yuxtapone
la caida de "la cabeza del toro", y la ca!da de "la cabeza del sol":
Literatura Mexicana
218
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~ de la columna (120a).
resion6 a Artaud: el acto de
arrojando los restos al fuelina, a cada paso, la descripalli, el desgarramiento que
11 enfriado
el fuego sacrifiido purpura y se sentaban
11ento sacrificial (120b).
ficial parte, evidentemente,
aiciona y termina por abanvientes en el pasaje plat6nirenci6n de Artaud. Pero lo
de sus variantes textuales, es
.bicaci6n temporal del sacria esa imagen que yuxtapone
uda de "la cabeza del sol":
rna
Cuenta Plat6n que al ponerse el sol se reunfan los reyes de la
AtLl.ntida delante de un toro sacrificado. Y mientras los sirvientes descuartizaban a1 toro pieza por pieza, otros recogfan las piezas vertiendo en copas la sangre. Los reyes bebfan esta sangre y
se embriagaban cantando una especie de melodfa lugubre hasta
que no quedaba en el cielo sino Ia cabeza del sol moribundo y en
la tierra nada mas que fa cabeza del taro sacrificado (Artaud 281;
los subrayados son mfos).
Al final, el tono del pasaje plat6nico transmitido por Artaud ha
cambiado radicalmente. E1 dato m!tico, filos6fico, antropol6gico,
esoterico 0 akashico, ha dejado de funcionar. Queda un estado de
cosas vinculado al acto de la crueldad, al asesinato ritual. El ritual
se interioriza; se exterioriza a traves de esos 6rganos abiertos por
el sacrificio. Luego viene un profunda "remordimiento", un "reproche amargo", una "contrici6n publica", con poderosos acentos
cristianos:
Entonces los reyes se cubrian fa cabeza de cenizas. Y su melodfa
lugubre cambiaba de tono al mismo tiempo que estrechaban el
drculo que formaban. Todo lo que era una invocaci6n a1 sol se
convertfa en una especie de reproche amargo, adquiriendo la
forma de una contrici6n publica, de un remordimiento que los
reyes expresaban de comun acuerdo hasta e1 momento en que Ia
noche habia caido completamente (281; yo subrayo).
El crimen ritual se ha perpetrado. La invocaci6n solar ha cesado.
El drculo se estrecha y la melodfa cambia de tono. El sol ha muerto y la noche ha cafdo. T odo indica el comienzo de un misterio
-que, sin embargo, queda en suspenso, a la espera de la epifanfa
atlantide presenciada por Artaud-. Porque lo que va a atestiguar Artaud esa noche en N orogachic es, en principia, una repetici6n, la manifestaci6n de un arquetipo, pero tambien, mas alla,
la apertura de un misterio. Despues de esa alteraci6n tonal, de esa
Literatura Mexicana
219
inmersi6n en lo culpable y lo oscuro, estalla toda la crueldad del
sacrificio:
Ahora bien, un poco antes de que el sol se pusiera en Norogachic, los indios condujeron un buey a la plaza del lugar y despues de haberle atado las patas comenzaron a despedazarle el corazan. La sangre fresca era recogida en grandes jarras. No olvidare
facilmente la mueca de dolor que tenfa el buey mientras el cuchillo del indio le despedazaba las entranas (281; yo subrayo).
No quiero detenerme en las danzas y cantos que acompafian el
sacrificio del buey en Norogachic. Pero si hay que apuntar el efecto -eliminada la piedad, de "extrafieza"- que producen esos cantos y danzas "delante de esta carniceria":
Y era en verdad un espectaculo extraiio el que presentaban dos
indios subidos sabre el taro muerto, hacienda brotar la sangre y
separando las piezas a golpe de hacha, mientras que los otros
indios, vestidos de reyes y con una corona de espejos en la cabeza, ejecutaban sus danzas de libelulas, de pajaros, del viento, de
las casas, de las flares (282; yo subrayo).
Y habia gritos. No esas "grandes maldiciones" lanzadas por los
reyes atL1ntides contra los infractores de las leyes, seg{tn Plat6n
(119e). Silos de los j6venes indios que lanzaban "un grito helado":
como el "grito dolorido de una hiena o de un perro enfermo o de
un gallo estrangulado" (Artaud 284) -un grito que pasa de boca
en boca, como "una gama que toma en la sombra el valor de un
llamamiento" (284).
Los cantos y danzas de los "matachines" ocupan la parte central
del texto, precedida por el recuerdo del pasaje plat6nico y la descripci6n del sacrificio en Norogachic. Al final, Artaud vuelve a
esa escena y se prepara para adentrarse en lo oscuro, llevandola a
Literatura Mexicana
220
una conclusion. Los indi,
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•rona de espejos en la cabe' de pajaros, del viento, de
o).
una conclusion. Los indios, dice, "recogieron, pieza a pieza, el
cuerpo del toro, dejando solo en la tierra su cabeza, en el mismo
momento en que la cabeza del sol caia en el cielo" (284). La analogia del toro y el sol vuelve a aparecer, el drculo vuelve a estrecharse, recomienza la melodia h1gubre -que ahora es un "llamado
secreto de no se que fuerzas oscuras, de que presencia del mas
alla"- (284). Es el umbral de la magia y lo "secreto", la escena
oculta que le habia revelado el pasaje platonico:
Luego, se levantaron todos y sentaronse delante de un gran fuego situado [... ] lejos del lugar anterior, en un sitio cubierto y
cerrado como la misma noche, porque la segunda parte del rito
deb.la mostrar que era oculto. Fue en ese momento cuando se les
dio la sangre viva servida en copas. Y la danza se inici6 nuevamente, durante toda la noche (284; yo subrayo).
Mas que una ceremonia indigena, lo que Artaud describe es un
"rito oculto", una ceremonia esoterica estructurada en dos partes
-cuyo ingrediente indlgena es el de la crueldad, y que desemboca
en la somnolencia y una extrafia embriaguez:
lldiciones" lanzadas por los
s de las leyes, seg{tn Platon
lanzaban "un grito helado":
o de un perro enfermo o de
-un grito que pasa de boca
en la sombra el valor de un
Las piezas del buey hab.lan sido recogidas en cuatro jarras, y por
encima de estas las mujeres formaron una gran cruz. Bebieron
todos la sangre caliente y recomenzaron mil y mil veces a agitarse a modo de ranas. En veces, todo el mundo dorm.la. Luego, el
violln acordaba su musica y la danza principiaba de nuevo. y los
hombres, incorporandose de tarde en tarde, lanzaban [como en
el rito 6rfico] su grito de chacal estrangulado (284).
ines" ocupan la parte central
lel pasaje platonico y la des:. Al final, Artaud vuelve a
:e en lo oscuro, llevandola a
La coincidencia con el ritual orfico al que alude -en su History of
Atlantis- Spence, es en verdad, sorprendente. En ambos textos,
se sefiala el "despedazamiento" de la victima sacrificial -"they
tear in pieces a live bull with their teeth", cita Spence- (184). La
Literatura Mexicana
221
fuente de Spence se detenfa en unos "aullidos" y "gritos discordantes" -"[a] howling with discordant shouts"- que intentaban simular "la locura de un animal rabioso" -"the madness of an
enraged animal-" (184). Artaud habla de un "grito de chacal estrangulado". Por ultimo, si la ceremonia oculta de Artaud tiene
lugar en un sitio casi secreta -"cubierto y cerrado como la misma
noche" -, el sacrificio 6rfico se propaga por "secretes lugares de
los bosques" -"the secret places of the woods"- (Spence 184). La
narraci6n del antrop6logo escoces fue decisiva para Artaud.
(Viaj6 o no Artaud a la Tarahumara? No me he propuesto
responder a esta pregunta, aunque durante mis lecturas me he
sentido tentado por las dos respuestas. Me he limitado a revisar
algunas fuentes que pudieron catalizar las visiones de Artaud en la
sierra, fueran estas -como dije antes- reales 0 fand.sticas, etnol6gicas o esotericas, documentales o akdsicas. He intentado hacer
una exploraci6n -si puede "explorarse" la irrealidad- del viaje de
Artaud ala Tarahumara, y sobre todo, de la escena sacrificial celebrada en el pueblo de Norogachic. Yen este punto, no me cabe la
menor duda: aunque una pluralidad de fuentes converja en la ceremania, el rito es una invenci6n de Artaud -poderosa y desgarradora-, y es una fuente del teatro de la crueldad. Quiza pueda decirse de Artaud lo mismo que el escribe de Plat6n:
Que se piense lo que se quiera de la [a]similaci6n que intento.
En todo caso, como Plat6n nunca vino a Mexico y los indios
tarahumaras jamas lo vieron, precisa aceptar que la idea de este
rito sagrado les lleg6 de la misma fuente fabulosa y prehist6rica.
Y esto es lo que he pretendido seiialar aqu1 (284-285).
Enrique Flores
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Literatura Mexicana
222
Li
Lullidos" y "gritos discordanshouts"- que intentaban si-
>so" -"the madness of an
la de un "grito de chacal esonia oculta de Artaud tiene
to y cerrado como la misma
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e woods"- (Spence 184). La
~ decisiva para Artaud.
nara? No me he propuesto
lurante mis lecturas me he
LS. Me he limitado a revisar
~ las visiones de Artaud en la
- reales o fand.sticas, etnol6-
kasicas. He intentado hacer
e" la irrealidad- del viaje de
~, de la escena sacrificial cele-
en este punta, no me cabe la
~ fuentes converja en la ceretaud -poderosa y desgarracrueldad. Quiza pueda de-
a
be de Plat6n:
[a]similaci6n que intento.
ino a Mexico y los indios
aceptar que la idea de este
1te fabulosa y prehist6rica.
r aqul (284-285).
Enrique Flores
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La pet
AN
El
RESUMEN: Antonio A
las que Juan Rulfo C(
frente a Ia crftica. TrOll
nido por Juan Jose A1
ensayista nos descub1
"Juan tuvo siempre el
mentira sin nir:~una (
objetivo de 'falta de vc
toda clase de mentiras,
tos, medias verdades, s
Alatorre con el au tor '
tura de esta semblanz~
ABSTRACT: Antonio Al
used to construct his pe1
Behind the public ima
Arreola as "sullen, sur~
man Rulfo: '7uan alwtt,
lie without any moral
'lack of truth'. juan Sl
kinds of lies, or let us :
truths, silence. n Of COU!
thor of Pedro Paramo,
1
Literatura Mexicana
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