MESA REDONDA: "LA JUSTICIA CON SABOR A TERNURA Y MISERICORDIA" 73 La justicia can sabor atemura ymisericordia', desde mi experiencia pastoral en areas populares ymarginales Vivimos en un sistema donde la injusticia nos golpea por todos lad os. Vivimos en una sociedad donde el sistema malt rata a multitud de familias, excluyendolas y dejimdolas heridas, medio muertas, tiradas en la orilla de la historia. Nuestro pueblo, y concretamente el de las areas marginales y populares, no vive sino que subsiste, debido al creciente empobrecimiento. Es un pueblo desarraigado y desgarrado. Es una poblacion golpeada. Es la personificaci6n del herido en el camino de Jerico a Jerusalen. Este pueblo arrastra una dura experiencia de dolor, represi6n, marginacion y muerte. Vive en un clima de delincuencia y violencia permanente; en un ambiente de agresividad y desconfianza, de inseguridad y miedo. La mujer de las areas marginales es doblemente golpeada y herida. Por ser pobre y por ser mujer. Mujeres abandonadas del hombre, algunas casi todavfa ninas, con frecuencia utilizadas, enganadas 0 violadas. Muchas viven solas, expuestas a constantes abusos sexuales, cargadas de hijos que, como herida abierta, lIevan sobre su pecho. Sin trabajo fijo, multiplican las horas del dfa para poder sobrevivir elias y sus hijos. Esta situaci6n es resultado de un sistema cruel mente injusto, inhumano. i,Donde esta la justicia, la ternura y la misericordia en esta situacion? Una relectura de la parabola del buen Samaritano (Lc 10,30-37) desde las areas marginales y populares, nos Ileva a ver en este pueblo al herido del camino. En una sociedad injusta, justicia significa optar por los pobres, oprimidos y marginados, y por su causa de liberaci6n. Esta opci6n radica fundamental mente en la experiencia contemplativa del Dios de Jesus, el Dios Padre Madre, dador de Vida, el Dios de entranas de misericordia y temura, que llama a sus hijos e hijas a ser fraternal mente solidarios. La justicia exige no solamente identificarse con las luchas y esperanzas de los marginados, sino 74 ",.~ .. ." - : . < ' tambien y sob re todo, dejarse afectar por sus necesidades y sufrimientos. Por eso, fa primera exigencia de fajusticia es verla realidad, conocer la real idad, ver al hombre y mujer heridos. Pero hay muchas maneras de mirar. EI sacerdote y ellevita "al ver al herido del camino, dieron un rodeo y pasaron de largo". Les molest6 ver aquel cuadro. No basta mirar. Es necesario mirar al que sufre con la mirada del samaritano, con mirada solidaria, con mirada de ternura. Ternura significa conmoverse las entranas. Y las entranas se conmueven cuando en elias ha entrado algo extrano que la irrita, algo que hay que eliminar porque es malo. l ernura significa compasion, esto es, "sufri r-con". La compasi6n es la capacidad de dolerse con el dolor del hermano. Es con-padecer, hacer propia su pasi6n. Es la fineza espiritual de dolerse con el que sufre. Es una actitud que arranca de 10 mas interne del ser humano. lernura todavia es mas que compasion. Es un acercamiento a los mas intimo del otro. Es comprender los sentimientos del otro. Es meterse dentro y vibrar con el. Es un sentimiento de amor, de carino, de dulzura y delicadeza. Ternura viene de "tierno" y tie rno es un nino pequeno, Lquien no se conmueve ante .• ? un nino .. La ternura con todo 10 que conlleva de compasi6n, da paso a la misericordia, que significa poner el corazon con aquel que esta en la miseria material 0 espiritual. Misericordia es poner en practica la compasi6n que sentimos. EI misericordioso escucha al oprimido y toma part ido con el y por el. La misericordia es la practica del amor de justicia con aquel que esta sufriendo y de quien uno se conduele. EI buen samaritano hizo suyo el dolor del hombre tirado en el camino, dej6 que Ie traspasara las entranas, y consinti6 que este sentimiento se tradujera en principio fundante y orien tador de su actuaci6n. Los verd aderos discipulos y discipulas de Jesus miran a los que sulren, a los golpeados por el Sistema , a las gentes de las colonias marginales, a los ninos de la calle, a los j6venes de las maras ... , dejandose afectar par su situacion. Los miran can sentimientos de ternu ra y ojos de misericordia . Quien tiene un corazon solidari o sabe mirar can ternura , sabe comp render la situ aci6n del otro y Ie duele por dentro , y se conmueve. Y por eso se ace rca al herido -"se acerc6"-, se identifica con el, entra en su 75 mundo y es capaz de amarlo comprometidamente. La solidaridad del buen samaritano Ie compromete a ocuparse de e l y de lIevarlo a la curaci6n, a la vida. Esto es hacer justicia. En el origen de la justicia estan las entrarias de misericordia, que ser fa como su elemento femenino. La justicia es, pues, el resultado de la compasion, la ternura y la misericordia. Por la justicia el amor genera una transformacion social. Busca construir estructuras nuevas, generadoras de vida. Busca crear condiciones socio-economicas y politicas que permitan una justa distribuci6n de los bienes de la creacion y, de esta manera, no hayan excluidos y heridos. La justicia hace eficaz la compasion y misericord ia. La misericordia cura las heridas, la justicia las evita. Ambas deben insertarse en la dinamica del amo r, as; como se complementan el hombre y la mujer. Justicia , ternura y misericordia so n in separables. Se necesitan mutuamente. EI buen samaritano reparo la injusticia que hicieron los bandidos con aquel hombre. Puso justicia donde hubo injusticia, pero fue capaz de hacerlo porque "al verlo, le dio lastima", se Ie conmovieron las en tranas, esto es, porqu e tuvo misericordia. Esta parabola nos senala que no se trata tanto de hacer "obras de misericordia", cuando tener la actitud de ternura y misericord ia, cuyas obras seran la justicia. Muchas comunidades de areas marg inales y populares realizan actividades que corresponden a una actitud de misericordia, de sentir con las necesidades de los hermanos que sufren. Realizan proyectos de salud comunitaria, vis itas a enfermos, organ izan comites de padres y mad res de familia , fiestas y convivencias comunitarias, y cuando alguien sufre una desgracia , saben "perder el tiempo" a su lado, acompanandolo, solida rizand ose con el. Pero est a praxis de misericordia esta, de alguna manera, ubicada en una lucha por transformar la realidad de injusticia y marginacion, que es la principal causante de sus necesidades. Por eso , tambien orga nizan manifestaciones y marchas reivindicat ivas, donde la poblacion expresa su rebe ld ia frente a un sistema injusto. EI pueblo sabe conjugar dialecticamente misericordia y justicia. Es de destacar el papel que juegan las mUJeres de las areas marginales . Son elias las que, ordinariamente, toman la iniciativa y las que tienen mas capacidad y creatividad en la organizacion, en el barrio. Los hombres, por su trabajo, pasan todo el dia fuera del lugar de habitacion. Las muje res sufren mas de cerca los problemas 76 '''"'''' .' "'... '. . . de la colonia. Es por eso que son elias las que responden mas eficazmente a los problemas sentidos y concretos: problemas del ag ua, escuela, vivienda, salud, acci6n social de la Iglesia, apoyo a familias necesitadas, etc. EN CONCLUSION: el desafio de todo discipulo y discipula de Jesus, particularmente agentes de pastoral, es pasar por la historia, por esta historia concreta donde encontramos muititud de tirados y heridos en la oril la del camino, con la actitud del samaritano. Esto nos exige claridad de conciencia para comprender que no puede haber justicia verdadera sin sabor a ternura y misericordia. Tampoco puede haber justicia sin el reconocimiento de la verdad . EI derecho a la justicia exige el derecho a la verdad. Ambos caminan igualmente, de la mano. EI reconocimiento de la verdad no est motivado por un afan de venganza sino par exigencia de la justicia y por el amar de misericordia a un pueblo golpeado, para que nunca mas se vuelva a repetir 10 que aqui se dio, y en medida, todavia sigue dan dose. a La sensibilidad, la ternura y la misericord ia son valores que humanizan la justicia, despojandola de su rigor y dureza. Jesus de Nazareth es el modelo de persona que vivi6 y proclam6 la justicia del Reina y am6 con ternura. Los evangelios nos dicen que ante la muchedumbre hambrienta y excluida de los destinos de la sociedad, ante los ciegos del camino, ante la viuda sola e indefensa, ante el leproso marginado y condenado par la ley... , Jesus experimenta que sus entrafias se Ie conmueven (Mt 9,36; 14,14; Mc 6,34; 8,2; Lc 7,13) Y se hace solidario con el dolor humano actuando, es decir, haciendo ju sticia, devolviendo la dignidad a la persona, dando vida, denunciando todo proyecto de muerte y esclareciendo la verdad. La justicia y la misericordia fueron los principales determinantes de su actuaci6n. Jesus es el modelo de hombre y mujer nuevas que proclama la justicia con sabor a ternura y misericordia. Y est a es 10 que el Espiritu nos exige por boca del profeta Miqueas: "practicar lajusticia, amar con ternura y caminar humildemente en la presencia del Sefior" (Miq 6,8). Fernando Bermudez 77 · . " """ La justicia con sabor aternura ymisericordia desde mi experiencia de trabajo en la Pastoral de la Tierra "La justicia es verd ad, y misericordia es un atributo de Dios que nos Ileva a la perfeccion; quien construye verdad esta buscando la perfeccion , pero para comprometerse con la verdad, la divinidad de Dios tiene que estar con nosotros". Desde mi interpretacion, el acto mas hermoso de justi cia y misericordia fue la presencia viva de Jesucristo entre nosotros, cuya experiencia se resume en su ensenanza de dar a cada quien 10 que Ie corresponde, de liberar al que ha sido esclavizado, de manifestar actos de ternura frente al sufrimiento del oprimido. Su rechazo a la injusticia , y su acto mas grande de misericordia, al morir por la redencion de nuestros pecados, para restitu ir la alianza de Dios con los hombres, a pesar de que la humanidad hizo caso omiso de ello. Por eso justicia y misericordia, atributos donde se conjuga 10 humano y 10 divino, desde una vision cristiana, no pueden separarse, no pueden concebirse independientemente. Y es esta vision, la . unidad entre la justicia y la misericordia, la que se proyecta a 10 largo del conocimiento de Dios y su experi encia con el hombre, desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento. "Hasta no haber pagado a cada cual segun sus aetas, las obras de los hombres segun sus intenciones, haber hecho justicia a su pueblo, y haber/es dado contento can su misericordia. Grata es la misericordia en tiempo de tribulacion, como nubes de lIuvia en tiempo de sequia" (La justicia divina, Eclo. 35,22). EI compromiso con la justicia es un acto de misericordia, desde el momento que este es producto de la condolencia y ternura ante el sufrimiento par el mas debil, por el oprimido, la toma de conciencia por la justicia comet ida contra el que es sujeto preferencial de Jesucristo, el mas pobre, aquel del que no se apiada el poderoso. EI compromiso con la justicia ti ene que ver con la sensibilizacion por el dolor del otro, con la devolucion de su dignidad humana, haciendo que aquel que la ha mancillado reconozca su culpa y la repare. La misericordia que es ya el componente cristiano de la justicia, nos lIeva no solo a percibi r, a comprometernos con la justicia, sino a lograr cambiar esas estructuras de pecado que han generado la injusticia; las relac iones de odio, de venganza, de codicia ... , para comprometernos a construir una sociedad fraterna y de amor, don de el hombre sea en cuerpo y espiritu , imagen y semejanza de Dios. 78 Wt"'.... .· · - , · · · Sin embargo la realidad que vivimos hoy dia, la miseria del campesino frente a la opulencia y acaparamiento del terrateniente, es un acto no s610 carente de justicia sino de misericordia. EI caso del que da en arrendamiento la tierra ociosa a cambio de la cosecha mejor del productor a sabiendas que si la cosecha se Ilegara a perder, el campesino tiene que dejar hasta su dignidad, entregar el maiz que ha side el motivo de migrar a la costa, no importimdole el sacrificio que ha tenido que hacer la famil ia entera al instalarse en aquelios latifundios desiertos, en infimas condiciones. La violencia ensanada contra el que ha pensado diferente, las dolorosas experienci as de las poblaciones arrasadas y el exodo de las comunidades indigenas, huyendo de la perversa persecuci6n, por la expresi6n de unidad y de su cultura, que es manifestaci6n del pueblo de Dios. Aqui no hay presencia de justicia ni mucho menos de misericordia, que es e minentemente una presencia divi na. Son estos, s610 dos ejemplos de que aquel que co mete injusticia ha perd ido la gracia de Dios y con ella la posibilidad de sentir y vivi r el amor de Dios, 0 sea su misericordia . "Si alguno que posee bienes de la tierra , ve a su hermano padecer necesidad y Ie cierra su coraz6n, ic6mo puede p ermanecer en el el amor de oios?" (1a.Jn. 39,17). La Palabra de Dios es muy clara al plasmar la justicia como un mandato y su evasion, como un pecado de omisi6n. Sin embargo tambi€ln es cierto que, en esta busqueda de justicia, muchos co rremos el riesgo de perder la misericord ia que es de Dios . Personal mente en ciertos momentos don de me toc6 vivir la injusticia frente a la violencia de los anos ochenta, donde mi fam ilia cercana sufre en carn e propia el exilio, la muerte y la desaparici6n de seres queridos, 10 que viene a la mente y al coraz6n es precisamente el odio y el deseo de venganza frente al que ha cometid o la ag re si6n . Posteri ormente, el ser testigo del padecimiento de hermanos campesinos en su lucha cotidiana por la sobrevivencia, obtener un peda zo de tie rra , acceder a un empleo permanente; de las condiciones infrahumanas en que viven, que esta provocando en los ultimos anos la muerte de nin~s, mujeres y campesinos a raiz de enfermedades, que si no existiera la injusticia, la codicia, cientos de vidas pudieran salvarse. La destrucci6n de la unidad y convivencia familiar, la perdida de sus valore s fundamentales a raiz de la obligaci6n a emigrar a Mexico 0 Est ados Unidos ; su lucha desgastante, muchas veces sin percibir un s610 resultado al chocarse frente al gra n mure del sistema legal, emprendida con el simple fin de alcanzar mejores condiciones de vida. Ante este calva ria, vivido por nuestro Senor Jesucristo, donde no se ha alcanzado sino la persecuci6n, e l engano y la muerte, he vivido y he vista vivir la 79 • desesperanza y la impaciencia, que es nuestra debilidad que deviene de 10 humano, como nos desvia muchas veces del plan de Dios, de su misericordia divina , de su civilizaci6n del amor, a sea la experiencia de optar por la justicia, pero la disyuntiva entre el camino del amor 0 la guerra. l ambien el propio mode lo de sociedad que estamos viviendo, que padece de una de las crisis de human idad mas fuertes, al considerar al otro desechable (como usa el vocablo colombiano) estarbo para el lucro y acumulacion desmedida. Estamos en una sociedad que esta engendrando desde sus cimientos: individualismo (fa lta de se nsibil idad por e l padecimiento de l otro), od io (enfrentamientos unos con otros) y deseos de venganza, ante el cierre de oportunidades, y la negacion de nuestra dignidad humana. Definitivamente estamos ante un mundo presente y futuro que niega la convivencia fraterna con los ideales del Reino, que niega la justicia y la misericordia. Ante esto, con nuestro corazon puesto en la pasion de Cristo y nuestra fe en la forta leza de su espiritu, estamos comprometidos a: 'EI impetu por la reconciliacion con Dios, es decir, la lucha constante por la restitucion de su plan, 10 que solo puede darse mediante la busqueda incesante por la justicia que es la busqueda de la verdad. "Hijos mias, no amemos de palabra, ni de boca, sino can obras y segun /a verdad, en esto conoceremos que somas hijos de la verdad" (la.Jn. 39,18-19). Lo que nos empuja a insistir porque el injusto "reconozca su culpa, se arrepienta y repare el dano causado, aqui y ahora". La ultima carta de los obispos "Urge la verdadera Paz", nos toca este punto muy claramente. 'La reconcil iacion entre nosotros, que significa la busqueda de convivencia, de paz, que se construye con la justicia, pero tambien con la actitud del perdon par obra de la misericordia divina. Es decir, sacar de nuestros corazones el odio y la venganza y mantener una actitud de perdon frente al que se ha arrepentido y esta repa rando su mal, para que de esta forma tengamos la oportunidad de construir un mund o mejor donde la solidaridad y la armonia sea el centro de nuestro accionar humane y pod amos vivir en comuni6n, para alcanzar la misericordia de Dios a la que hemos sido Ilamados: "Ser perfectos como mi Padre 10 es" (Pe. 3, 8). Ursula Roldan Andrade. Coordinadora ejecutiva del Centro de Capacitacion e Investigaci6nCampesina , Pastoral de la Tierra. Di6cesis de Quelzaltenango 80 La justicia con sabor aternura ymisericordia desde mi experiencia de trabajo con ninos de la calle Vivimos en una cultura machista, racista y violenta, en este contexte contrarrestar estos valores no es tarea facil, ti ene sus causas profundamente enraizadas hist6ricamente en las estructuras sociales. Por ello quiero describir, a "grosse modo", algunas caracteristicas de nuestra sociedad guatemalteca que estoy segura se com parten en muchos paises de America Latina. En una hom ilia del parroco de mi colonia, escuche que decia, refiriendose a un discurso de nuestros obispos el ano pasado que, Guatemala se funda en tres pecados: la injusticia, la violencia y la mentira. Otra vez escuche en un teleforo en canal 11, que se ha declarado internacionalmente al ano 1995, como el "Ano de la Tolerancia". En este contexte mundial y nacional me permito abordar el tema de Justicia Social con sab~r a ternura y misericordia. Actualmente se ha ido generando 10 que se llama "Ia conducta de hecho", en nuestra sociedad es muy dificil hablar para que oigan y se han ido generando las medidas de hecho, de tal manera que hay que gritar para que atiendan los requerimientos, las demandas mas sentidas por la poblaci6n. Las medidas violentas a las que la poblaci6n recurre como un rio que se sale de su curso apacible y se vuelven en manifestaciones amenazantes, tal es el caso del aumento de pasaje, un aumento salarial, el reclamo del bono estudiantil, el clamor por la vivienda , la tierra, mejores condiciones en los presidios, retorno de los refugiados .... Por otro lado, en un contexto de "sobrevivencia" la gente se ha vuelto desconfiada, en consecuencia utiliza mecanismos de defensa para no desvelar facilmente su verdadera identidad , esto genera falta de solidaridad entre los guatemaltecos, especial mente los que viven en la periferia de la gran ciudad. Aqui la ternura y la misericordia no tienen valor, no dan de comer, esto lIeva a asumir como normalla cultura de la "pobreza" como un callej6n sin salida, entendida como un fen6meno que abarca a grandes masas sociales y causa fundamental que genera otros males que se han vuelto anacr6nicos. 81 • ."" - ,- p .. La poblaci6n vive una crisis de "inseguridad" que para much os analistas se ha convertido en la preocupaci6n numero dos despues de la pobreza en nuestro pais, y que para colmo de males es mal interpretada por las mayorias populares empobrecidas y es bandera de discursos politicos y ret6rica proselitista por muchos candidatos presidenciales en el actual proceso electoral. EI problema de la delincuencia se ha complejizado, hoy se habla mas de delincuencia comun y se encubre con mucha impunidad la delincuencia profesional, se esconde detras de un tacuche y una corbata. A la delincuencia comun se Ie dan interpretaciones moralistas y juridicistas, mas no como un efecto de la pobreza que provoca la injusticia social. Se hacen juicios inmisericordes contra los ladrones de "cacha" (los de billeteras, gorras, collares). Estamos inmersos en una sociedad "militarizada" donde se respira la violencia, predomina la mentalidad de las armas, para vencer ·al contrario es necesario aniquilarlo sin piedad ni remordimientos de conciencia. Se ha vuelto muy normal la ley del mas fuerte, aqui los debiles asumen dos conductas: la del conejito indefenso que cuando ve peligro se esconde en su conejera temblando de miedo, y la otra es pasarse al lado del mas fuerte para poderse defender ante cualquier acecho (convertirse en sold ado, miembros de seguridad del estado, policia, etc.), creyendo que asi estara protegido. La cultura militarista ha penetrado en el sentimiento y pensamiento de la poblaci6n. Aqui la misericordia y la ternura no tienen cabida. La cultura "machista" no se puede negar, es la ley de que el macho es mas fuerte que la mujer, esta en consecuencia queda relegada a trabajos domesticos al grado de esclavitud y servidumbre en los hog ares, privandoles de toda participaci6n politica y social. Para el machismo, la mujer es la que debe atender la educaci6n de los hijos aSignandoles una conducta maternal, tierna y abnegada en el cuidado del hogar. EI movimiento feminista que esta surgiendo dentro de la corriente de genero, aunque pareciera cuesti6n de forma, de lenguaje 0 vocabulario, en el fondo intenta reivindicar la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer. EI comportamiento y pensamiento machista no Ie da cabida a la amabilidad, gentileza, ternura y misericordia. EI "racismo" en nuestro pais esta mas que comprobado y la educaci6n rec ibida en la escuela 10 refuerzan y se proyecta en la vida cada dia. Consiste este en ver al descendiente maya como ser 82 inferior y es ubicado socialmente en oficios detestables como vender papa, cebolla y otros enseres del hogar marchando por las colonias; de aqui se deriva el termino marchante. EI trato hacia el es de lastima. En nuestra cultura racista el descendiente maya ha ido asumiendo este estereotipo y la cultura ladina para insultar a otro Ie dice: "No seas indio", como quien dice no seas tonto, no seas de raza inferior. En la cultura racista, los descendientes mayas no son capaces de crear, generar, construir, opinar, sugerir y seran, por 10 tanto, manipulados. Para ellos no habra ternura, ni misericordia, sino lastima y desprecio. La injusticia social impide la ternura y la misericordia, la quema, la apaga lentamente porque no es cosa de definir conceptos, sino de vivirla intensamente hasta en los mas pequenos detalles desde la cotidianeidad entre los seres humanos con quienes nos rozamos cada dia. Cuantos no dicen luchar contra la injusticia social y el sistema racista, machista y violento que agobian y se olvidan de la misericordia y la ternura en los mas minimos detalles. Entonces el problema se convierte en relacional, no ver con ajes de ternura ni sentido comun el sufrimiento del otro: al joven con problemas de droga, a la prostituta, al nino de la calle que inhala sustancia alucin6gena, al homosexual, los enfermos de Sida, los pobres tirados en las calles bajo peri6dicos y cartones, las maras en la periferia de la ciudad, etc. Es urgente y necesario ver con ojos de ternura, juzgar con juicios de temura , actuar con una praxis de ternura sin lastima ni desprecio. En una Guatemala machista, racista y violenta, las actitudes misericordiosas y de ternura tendrian que constituirse en escandalo. Porque donde abunda el machismo, racismo y violencia, ha de sobreabundar la misericordia. Es imperativo. A MANERA DE CONCLUSION 1. La miseric ordia y la ternura, no se reducen a sentimentalismo, ni a puro raciocinio, involucran a toda la persona, se viven en comunidad y tienen una repercusi6n social profetica y liberadora. (Mt. 25, 31s). 2. Si Dios es Padre-Madre misericordioso y tierno y hemos sido creados a su imagen y semejanza, hombres y mujeres hemos de compartir, dividir y convivir la ternura y misericordia. 3. Para el creyente, Jesus es la medida de todo hombre y 83 ~ ,. mujer y su etica fundamental basada en el Amor exige renuncias profundas. Para EI, no se puede construir, ni tran slormar las estructuras sociales sin un cambio de mentalidades y actitudes personales. Jesus va a 10 esencial, la raiz del mal esta en las personas (Lc. 6,27; Mt. 5-7). 4. Pero tambien la exagerada riqueza material impiden la vivencia de la ternura y la miseria, mas bien generan actitudes de acaparamiento y acumulaci6n, la ambici6n, la avaricia, el egoismo y la indilerencia ante el dolor de las grandes mayorias desposeidas (Lc. 16, 19). 5. Finalmente la ternura y misericordia han de ser caracteristicas comunes entre los hombres y mujeres sencillas de nuestro pueblo, que estan aluera, al margen de todo, que tienen una esperanza encendida, que viven de utopias, que no se cruzan de brazos con indilerencia como 10 escatologiza nuestro poeta y martir guatemalteco, Otto Rene Castillo: "Que hicisteis cuando los pobres sulrian y se quemaba en ellos la ternura y la vida?" Juan Carlos Hernandez. 84 La jus~cia con sabor aternura yamisericordia desde mi experiencia de trabajo con Indigenas q'eqch'ies Mi experiencia de Dios como Padre y Madre, del Dios justo y misericordioso, que trata con ternura a sus hijos/as es una experiencia que esta enmarcada dentro de todo el trabajo que he venido realizando con los hermanos/as indfgenas. Es casi me imposible plasmar unos anos de trabajo en pocas lineas. Mi experiencia en Guatemala se puede marcar en fases muy importantes: 1. Recien lIegada, muy clara de nuestro carisma (Misionera Dominica del Rosario) me lance a 10 dificil, a trabajar con las comunidades indigenas durante los anos 1978 a 1981. EI hacer un camino de igual a igual en todos 10 sentidos, el sentir mis limitaciones en cuanto a la lengua, las largas horas de caminar; estilo de vida completamente diferente, pero el respeto y la admiracion me hicieron ir descubriendo la gran situacion de injusticia que vivia el mundo indigena. En un principio, miraba desde mis moldes culturales, poco a poco fui aprendiendo a ver con ojos de contemplacion y esto me ayudo a descubrir grandes valores, al mismo tiempo la gran injusticia, discriminaci6n, represion y explotacion de estos hermanos y hermanas. Entonces fui entendiendo que el compartir la fe y la Palabra de Dios no podia ser asi no mas, era necesario ir leyendo a traves de ella 10 que Dios queria, el proyecto de su pueblo. Es asi como fui entrando en un camino de busqueda de la justicia, pero no sola sino con la gente, con los hermanos y herman as indigenas. Una justicia que ten ia un sabor a ternura y misericordia. 2. De 1982 a 1984 tuve que pasar por una pastoral de acompanamiento con los hermanos que tanto sufrian por la violencia; en este tiempo descubri los grandes valores de la fe , la esperanza, la resistencia, la ayuda mutua ... , todo esto me ayud6 a saber estar practicamente sin hacer nada, en silencio y esperando en un futuro ... EI vivir tan cerca del mundo indigena fue haciendo de mi una mujer diferente. He procurado estar cerca (con todo 10 que esta palabra encierra) de los indigenas, y buscar la justicia no ha sido el 85 caer en sentimentalismos, sino una compasi6n-misericordia como la que quiere nuestro Padre Santo Domingo. 3. Tercera fase: el encuentro de nuevo can las personas y las comunidades. Recibi el gran don de Dios de saber permanecer y, par tanto, participar en este encuentro can los hermanos/as. Fue una alegria in mensa. Senti que el Dios Padre y Madre estaba alii presente, que nos encontraba, nos reunia, nos acogia en su coraz6n tierno, cariiioso ... EI nos dio la fortaleza para participar en rehacer de nuevo comunidades con personas que lIegaban destrozadas por el dolor y la nueva ideologia que les habian metido, sobre todo en contra de la Iglesia. Siempre en vela ante la nueva reaJidad-situaci6n, tratando de ser critica en la construcci6n del proyecto de Dios en Guatemala. 4. Hoy el pueblo nos exige otro tipo de presencia entre las comunidades indigenas, elias mismas son protagonistas de su historia, ellos mismos luchan porque se les reconozcan sus derechos y poco a poco han ido logrando mucho. Se lucha mas por la recuperaci6n de su memoria, sus costumbres, reJigiosidad ... Esta experiencia de trabajo tan duro pero tan bonito, me ha ido ayudando a descubrir al Dios Padre y Madre, al Dios que esta presente en las luchas y el caminar del pueblo. Es el Dios justo, que nos invita a luchar por la justicia, el Dios tierno, cariiioso con sus hijos, que en media de las asperezas de la vida nos invita y nos mueve a ser tiernos y tiernas, y sobre todo el Dios que se compadece del pueblo, se duele de el. No es indiferente, par eso actua con misericordia y sigue presente en la historia del pueblo ... . Hna, Rosario Celis Misionera Dominica del Rosario 86 Impreso en Guatemala, C.A. Universidad Rafael Landivar Vista Hermosa III, Zona 16, Apdo. 39C Guatemala, 1995