MESA REDONDA:

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MESA REDONDA:
"LA JUSTICIA CON SABOR A
TERNURA Y MISERICORDIA"
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La justicia can sabor atemura ymisericordia', desde mi experiencia
pastoral en areas populares ymarginales
Vivimos en un sistema donde la injusticia nos golpea por
todos lad os. Vivimos en una sociedad donde el sistema malt rata a
multitud de familias, excluyendolas y dejimdolas heridas, medio
muertas, tiradas en la orilla de la historia.
Nuestro pueblo, y concretamente el de las areas marginales
y populares, no vive sino que subsiste, debido al creciente
empobrecimiento. Es un pueblo desarraigado y desgarrado. Es
una poblacion golpeada. Es la personificaci6n del herido en el
camino de Jerico a Jerusalen. Este pueblo arrastra una dura
experiencia de dolor, represi6n, marginacion y muerte. Vive en un
clima de delincuencia y violencia permanente; en un ambiente de
agresividad y desconfianza, de inseguridad y miedo.
La mujer de las areas marginales es doblemente golpeada
y herida. Por ser pobre y por ser mujer. Mujeres abandonadas del
hombre, algunas casi todavfa ninas, con frecuencia utilizadas,
enganadas 0 violadas. Muchas viven solas, expuestas a constantes
abusos sexuales, cargadas de hijos que, como herida abierta, lIevan
sobre su pecho. Sin trabajo fijo, multiplican las horas del dfa para
poder sobrevivir elias y sus hijos.
Esta situaci6n es resultado de un sistema cruel mente injusto,
inhumano. i,Donde esta la justicia, la ternura y la misericordia en
esta situacion? Una relectura de la parabola del buen Samaritano
(Lc 10,30-37) desde las areas marginales y populares, nos Ileva a
ver en este pueblo al herido del camino.
En una sociedad injusta, justicia significa optar por los
pobres, oprimidos y marginados, y por su causa de liberaci6n. Esta
opci6n radica fundamental mente en la experiencia contemplativa
del Dios de Jesus, el Dios Padre Madre, dador de Vida, el Dios de
entranas de misericordia y temura, que llama a sus hijos e hijas a
ser fraternal mente solidarios. La justicia exige no solamente
identificarse con las luchas y esperanzas de los marginados, sino
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tambien y sob re todo, dejarse afectar por sus necesidades y
sufrimientos.
Por eso, fa primera exigencia de fajusticia es verla realidad,
conocer la real idad, ver al hombre y mujer heridos. Pero hay muchas
maneras de mirar. EI sacerdote y ellevita "al ver al herido del camino,
dieron un rodeo y pasaron de largo". Les molest6 ver aquel cuadro.
No basta mirar. Es necesario mirar al que sufre con la mirada
del samaritano, con mirada solidaria, con mirada de ternura. Ternura
significa conmoverse las entranas. Y las entranas se conmueven
cuando en elias ha entrado algo extrano que la irrita, algo que hay
que eliminar porque es malo. l ernura significa compasion, esto es,
"sufri r-con". La compasi6n es la capacidad de dolerse con el dolor
del hermano. Es con-padecer, hacer propia su pasi6n. Es la fineza
espiritual de dolerse con el que sufre. Es una actitud que arranca
de 10 mas interne del ser humano.
lernura todavia es mas que compasion. Es un acercamiento
a los mas intimo del otro. Es comprender los sentimientos del otro.
Es meterse dentro y vibrar con el. Es un sentimiento de amor, de
carino, de dulzura y delicadeza. Ternura viene de
"tierno" y tie rno es un nino pequeno, Lquien no se conmueve ante
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un nino
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La ternura con todo 10 que conlleva de compasi6n, da paso
a la misericordia, que significa poner el corazon con aquel que esta
en la miseria material 0 espiritual. Misericordia es poner en practica
la compasi6n que sentimos. EI misericordioso escucha al oprimido
y toma part ido con el y por el. La misericordia es la practica del
amor de justicia con aquel que esta sufriendo y de quien uno se
conduele. EI buen samaritano hizo suyo el dolor del hombre tirado
en el camino, dej6 que Ie traspasara las entranas, y consinti6 que
este sentimiento se tradujera en principio fundante y orien tador de
su actuaci6n.
Los verd aderos discipulos y discipulas de Jesus miran a
los que sulren, a los golpeados por el Sistema , a las gentes de las
colonias marginales, a los ninos de la calle, a los j6venes de las
maras ... , dejandose afectar par su situacion. Los miran can
sentimientos de ternu ra y ojos de misericordia . Quien tiene un
corazon solidari o sabe mirar can ternura , sabe comp render la
situ aci6n del otro y Ie duele por dentro , y se conmueve. Y por eso
se ace rca al herido -"se acerc6"-, se identifica con el, entra en su
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mundo y es capaz de amarlo comprometidamente. La solidaridad
del buen samaritano Ie compromete a ocuparse de e l y de lIevarlo a
la curaci6n, a la vida. Esto es hacer justicia. En el origen de la
justicia estan las entrarias de misericordia, que ser fa como su
elemento femenino.
La justicia es, pues, el resultado de la compasion, la ternura
y la misericordia. Por la justicia el amor genera una transformacion
social. Busca construir estructuras nuevas, generadoras de vida.
Busca crear condiciones socio-economicas y politicas que permitan
una justa distribuci6n de los bienes de la creacion y, de esta manera,
no hayan excluidos y heridos. La justicia hace eficaz la compasion
y misericord ia. La misericordia cura las heridas, la justicia las evita.
Ambas deben insertarse en la dinamica del amo r, as; como se
complementan el hombre y la mujer.
Justicia , ternura y misericordia so n in separables. Se
necesitan mutuamente. EI buen samaritano reparo la injusticia que
hicieron los bandidos con aquel hombre. Puso justicia donde hubo
injusticia, pero fue capaz de hacerlo porque "al verlo, le dio lastima",
se Ie conmovieron las en tranas, esto es, porqu e tuvo misericordia.
Esta parabola nos senala que no se trata tanto de hacer "obras de
misericordia", cuando tener la actitud de ternura y misericord ia, cuyas
obras seran la justicia.
Muchas comunidades de areas marg inales y populares
realizan actividades que corresponden a una actitud de misericordia,
de sentir con las necesidades de los hermanos que sufren. Realizan
proyectos de salud comunitaria, vis itas a enfermos, organ izan
comites de padres y mad res de familia , fiestas y convivencias
comunitarias, y cuando alguien sufre una desgracia , saben "perder
el tiempo" a su lado, acompanandolo, solida rizand ose con el. Pero
est a praxis de misericordia esta, de alguna manera, ubicada en
una lucha por transformar la realidad de injusticia y marginacion,
que es la principal causante de sus necesidades. Por eso , tambien
orga nizan manifestaciones y marchas reivindicat ivas, donde la
poblacion expresa su rebe ld ia frente a un sistema injusto. EI pueblo
sabe conjugar dialecticamente misericordia y justicia.
Es de destacar el papel que juegan las mUJeres de las areas
marginales . Son elias las que, ordinariamente, toman la iniciativa y
las que tienen mas capacidad y creatividad en la organizacion, en
el barrio. Los hombres, por su trabajo, pasan todo el dia fuera del
lugar de habitacion. Las muje res sufren mas de cerca los problemas
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de la colonia. Es por eso que son elias las que responden mas
eficazmente a los problemas sentidos y concretos: problemas del
ag ua, escuela, vivienda, salud, acci6n social de la Iglesia, apoyo a
familias necesitadas, etc.
EN CONCLUSION: el desafio de todo discipulo y discipula
de Jesus, particularmente agentes de pastoral, es pasar por la
historia, por esta historia concreta donde encontramos muititud de
tirados y heridos en la oril la del camino, con la actitud del samaritano.
Esto nos exige claridad de conciencia para comprender que no
puede haber justicia verdadera sin sabor a ternura y misericordia.
Tampoco puede haber justicia sin el reconocimiento de la
verdad . EI derecho a la justicia exige el derecho a la verdad. Ambos
caminan igualmente, de la mano. EI reconocimiento de la verdad
no est motivado por un afan de venganza sino par exigencia de la
justicia y por el amar de misericordia a un pueblo golpeado, para
que nunca mas se vuelva a repetir 10 que aqui se dio, y en medida,
todavia sigue dan dose.
a
La sensibilidad, la ternura y la misericord ia son valores que
humanizan la justicia, despojandola de su rigor y dureza. Jesus de
Nazareth es el modelo de persona que vivi6 y proclam6 la justicia
del Reina y am6 con ternura. Los evangelios nos dicen que ante la
muchedumbre hambrienta y excluida de los destinos de la sociedad,
ante los ciegos del camino, ante la viuda sola e indefensa, ante el
leproso marginado y condenado par la ley... , Jesus experimenta
que sus entrafias se Ie conmueven (Mt 9,36; 14,14; Mc 6,34; 8,2; Lc
7,13) Y se hace solidario con el dolor humano actuando, es decir,
haciendo ju sticia, devolviendo la dignidad a la persona, dando vida,
denunciando todo proyecto de muerte y esclareciendo la verdad.
La justicia y la misericordia fueron los principales determinantes de
su actuaci6n.
Jesus es el modelo de hombre y mujer nuevas que proclama
la justicia con sabor a ternura y misericordia. Y est a es 10 que el
Espiritu nos exige por boca del profeta Miqueas: "practicar lajusticia,
amar con ternura y caminar humildemente en la presencia del Sefior"
(Miq 6,8).
Fernando Bermudez
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La justicia con sabor aternura ymisericordia desde mi
experiencia de trabajo en la Pastoral de la Tierra
"La justicia es verd ad, y misericordia es un atributo de Dios
que nos Ileva a la perfeccion; quien construye verdad esta buscando
la perfeccion , pero para comprometerse con la verdad, la divinidad
de Dios tiene que estar con nosotros".
Desde mi interpretacion, el acto mas hermoso de justi cia y
misericordia fue la presencia viva de Jesucristo entre nosotros, cuya
experiencia se resume en su ensenanza de dar a cada quien 10 que
Ie corresponde, de liberar al que ha sido esclavizado, de manifestar
actos de ternura frente al sufrimiento del oprimido. Su rechazo a la
injusticia , y su acto mas grande de misericordia, al morir por la
redencion de nuestros pecados, para restitu ir la alianza de Dios
con los hombres, a pesar de que la humanidad hizo caso omiso de
ello.
Por eso justicia y misericordia, atributos donde se conjuga 10
humano y 10 divino, desde una vision cristiana, no pueden separarse,
no pueden concebirse independientemente. Y es esta vision, la .
unidad entre la justicia y la misericordia, la que se proyecta a 10
largo del conocimiento de Dios y su experi encia con el hombre,
desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento.
"Hasta no haber pagado a cada cual segun sus aetas, las
obras de los hombres segun sus intenciones, haber hecho justicia a
su pueblo, y haber/es dado contento can su misericordia. Grata es
la misericordia en tiempo de tribulacion, como nubes de lIuvia en
tiempo de sequia" (La justicia divina, Eclo. 35,22).
EI compromiso con la justicia es un acto de misericordia,
desde el momento que este es producto de la condolencia y ternura
ante el sufrimiento par el mas debil, por el oprimido, la toma de
conciencia por la justicia comet ida contra el que es sujeto preferencial
de Jesucristo, el mas pobre, aquel del que no se apiada el poderoso.
EI compromiso con la justicia ti ene que ver con la sensibilizacion
por el dolor del otro, con la devolucion de su dignidad humana,
haciendo que aquel que la ha mancillado reconozca su culpa y la
repare. La misericordia que es ya el componente cristiano de la
justicia, nos lIeva no solo a percibi r, a comprometernos con la justicia,
sino a lograr cambiar esas estructuras de pecado que han generado
la injusticia; las relac iones de odio, de venganza, de codicia ... , para
comprometernos a construir una sociedad fraterna y de amor, don de
el hombre sea en cuerpo y espiritu , imagen y semejanza de Dios.
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Sin embargo la realidad que vivimos hoy dia, la miseria del
campesino frente a la opulencia y acaparamiento del terrateniente,
es un acto no s610 carente de justicia sino de misericordia. EI caso
del que da en arrendamiento la tierra ociosa a cambio de la cosecha
mejor del productor a sabiendas que si la cosecha se Ilegara a perder,
el campesino tiene que dejar hasta su dignidad, entregar el maiz
que ha side el motivo de migrar a la costa, no importimdole el
sacrificio que ha tenido que hacer la famil ia entera al instalarse en
aquelios latifundios desiertos, en infimas condiciones.
La violencia ensanada contra el que ha pensado diferente,
las dolorosas experienci as de las poblaciones arrasadas y el exodo
de las comunidades indigenas, huyendo de la perversa persecuci6n,
por la expresi6n de unidad y de su cultura, que es manifestaci6n del
pueblo de Dios. Aqui no hay presencia de justicia ni mucho menos
de misericordia, que es e minentemente una presencia divi na. Son
estos, s610 dos ejemplos de que aquel que co mete injusticia ha
perd ido la gracia de Dios y con ella la posibilidad de sentir y vivi r el
amor de Dios, 0 sea su misericordia .
"Si alguno que posee bienes de la tierra , ve a su hermano
padecer necesidad y Ie cierra su coraz6n, ic6mo puede p ermanecer
en el el amor de oios?" (1a.Jn. 39,17). La Palabra de Dios es muy
clara al plasmar la justicia como un mandato y su evasion, como un
pecado de omisi6n.
Sin embargo tambi€ln es cierto que, en esta busqueda de justicia,
muchos co rremos el riesgo de perder la misericord ia que es de Dios .
Personal mente en ciertos momentos don de me toc6 vivir la injusticia
frente a la violencia de los anos ochenta, donde mi fam ilia cercana
sufre en carn e propia el exilio, la muerte y la desaparici6n de seres
queridos, 10 que viene a la mente y al coraz6n es precisamente el
odio y el deseo de venganza frente al que ha cometid o la ag re si6n .
Posteri ormente, el ser testigo del padecimiento de hermanos
campesinos en su lucha cotidiana por la sobrevivencia, obtener un
peda zo de tie rra , acceder a un empleo permanente; de las
condiciones infrahumanas en que viven, que esta provocando en
los ultimos anos la muerte de
nin~s,
mujeres y campesinos a raiz
de enfermedades, que si no existiera la injusticia, la codicia, cientos
de vidas pudieran salvarse. La destrucci6n de la unidad y convivencia
familiar, la perdida de sus valore s fundamentales a raiz de la
obligaci6n a emigrar a Mexico 0 Est ados Unidos ; su lucha
desgastante, muchas veces sin percibir un s610 resultado al chocarse
frente al gra n mure del sistema legal, emprendida con el simple fin
de alcanzar mejores condiciones de vida. Ante este calva ria, vivido
por nuestro Senor Jesucristo, donde no se ha alcanzado sino la
persecuci6n, e l engano y la muerte, he vivido y he vista vivir la
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desesperanza y la impaciencia, que es nuestra debilidad que deviene
de 10 humano, como nos desvia muchas veces del plan de Dios, de
su misericordia divina , de su civilizaci6n del amor, a sea la
experiencia de optar por la justicia, pero la disyuntiva entre el camino
del amor 0 la guerra.
l ambien el propio mode lo de sociedad que estamos
viviendo, que padece de una de las crisis de human idad mas fuertes,
al considerar al otro desechable (como usa el vocablo colombiano)
estarbo para el lucro y acumulacion desmedida. Estamos en una
sociedad que esta engendrando desde sus cimientos: individualismo
(fa lta de se nsibil idad por e l padecimiento de l otro), od io
(enfrentamientos unos con otros) y deseos de venganza, ante el
cierre de oportunidades, y la negacion de nuestra dignidad humana.
Definitivamente estamos ante un mundo presente y futuro
que niega la convivencia fraterna con los ideales del Reino, que
niega la justicia y la misericordia. Ante esto, con nuestro corazon
puesto en la pasion de Cristo y nuestra fe en la forta leza de su
espiritu, estamos comprometidos a:
'EI impetu por la reconciliacion con Dios, es decir, la lucha
constante por la restitucion de su plan, 10 que solo puede darse
mediante la busqueda incesante por la justicia que es la busqueda
de la verdad. "Hijos mias, no amemos de palabra, ni de boca, sino
can obras y segun /a verdad, en esto conoceremos que somas hijos
de la verdad" (la.Jn. 39,18-19). Lo que nos empuja a insistir porque
el injusto "reconozca su culpa, se arrepienta y repare el dano
causado, aqui y ahora". La ultima carta de los obispos "Urge la
verdadera Paz", nos toca este punto muy claramente.
'La reconcil iacion entre nosotros, que significa la busqueda
de convivencia, de paz, que se construye con la justicia, pero tambien
con la actitud del perdon par obra de la misericordia divina. Es decir,
sacar de nuestros corazones el odio y la venganza y mantener una
actitud de perdon frente al que se ha arrepentido y esta repa rando
su mal, para que de esta forma tengamos la oportunidad de construir
un mund o mejor donde la solidaridad y la armonia sea el centro de
nuestro accionar humane y pod amos vivir en comuni6n, para
alcanzar la misericordia de Dios a la que hemos sido Ilamados:
"Ser perfectos como mi Padre 10 es" (Pe. 3, 8).
Ursula Roldan Andrade.
Coordinadora ejecutiva del Centro de
Capacitacion e Investigaci6nCampesina ,
Pastoral de la Tierra. Di6cesis de Quelzaltenango
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La justicia con sabor aternura ymisericordia desde mi
experiencia de trabajo con ninos de la calle
Vivimos en una cultura machista, racista y violenta, en este
contexte contrarrestar estos valores no es tarea facil, ti ene sus
causas profundamente enraizadas hist6ricamente en las estructuras
sociales. Por ello quiero describir, a "grosse modo", algunas
caracteristicas de nuestra sociedad guatemalteca que estoy segura
se com parten en muchos paises de America Latina. En una hom ilia
del parroco de mi colonia, escuche que decia, refiriendose a un
discurso de nuestros obispos el ano pasado que, Guatemala se
funda en tres pecados: la injusticia, la violencia y la mentira. Otra
vez escuche en un teleforo en canal 11, que se ha declarado
internacionalmente al ano 1995, como el "Ano de la Tolerancia". En
este contexte mundial y nacional me permito abordar el tema de
Justicia Social con sab~r a ternura y misericordia.
Actualmente se ha ido generando 10 que se llama "Ia
conducta de hecho", en nuestra sociedad es muy dificil hablar para
que oigan y se han ido generando las medidas de hecho, de tal
manera que hay que gritar para que atiendan los requerimientos,
las demandas mas sentidas por la poblaci6n. Las medidas violentas
a las que la poblaci6n recurre como un rio que se sale de su curso
apacible y se vuelven en manifestaciones amenazantes, tal es el
caso del aumento de pasaje, un aumento salarial, el reclamo del
bono estudiantil, el clamor por la vivienda , la tierra, mejores
condiciones en los presidios, retorno de los refugiados ....
Por otro lado, en un contexto de "sobrevivencia" la gente se
ha vuelto desconfiada, en consecuencia utiliza mecanismos de
defensa para no desvelar facilmente su verdadera identidad , esto
genera falta de solidaridad entre los guatemaltecos, especial mente
los que viven en la periferia de la gran ciudad. Aqui la ternura y la
misericordia no tienen valor, no dan de comer, esto lIeva a asumir
como normalla cultura de la "pobreza" como un callej6n sin salida,
entendida como un fen6meno que abarca a grandes masas sociales
y causa fundamental que genera otros males que se han vuelto
anacr6nicos.
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La poblaci6n vive una crisis de "inseguridad" que para
much os analistas se ha convertido en la preocupaci6n numero dos
despues de la pobreza en nuestro pais, y que para colmo de males
es mal interpretada por las mayorias populares empobrecidas y es
bandera de discursos politicos y ret6rica proselitista por muchos
candidatos presidenciales en el actual proceso electoral. EI problema
de la delincuencia se ha complejizado, hoy se habla mas de
delincuencia comun y se encubre con mucha impunidad la
delincuencia profesional, se esconde detras de un tacuche y una
corbata. A la delincuencia comun se Ie dan interpretaciones
moralistas y juridicistas, mas no como un efecto de la pobreza que
provoca la injusticia social. Se hacen juicios inmisericordes contra
los ladrones de "cacha" (los de billeteras, gorras, collares).
Estamos inmersos en una sociedad "militarizada" donde se
respira la violencia, predomina la mentalidad de las armas, para
vencer ·al contrario es necesario aniquilarlo sin piedad ni
remordimientos de conciencia. Se ha vuelto muy normal la ley del
mas fuerte, aqui los debiles asumen dos conductas: la del conejito
indefenso que cuando ve peligro se esconde en su conejera
temblando de miedo, y la otra es pasarse al lado del mas fuerte
para poderse defender ante cualquier acecho (convertirse en
sold ado, miembros de seguridad del estado, policia, etc.), creyendo
que asi estara protegido. La cultura militarista ha penetrado en el
sentimiento y pensamiento de la poblaci6n. Aqui la misericordia y la
ternura no tienen cabida.
La cultura "machista" no se puede negar, es la ley de que el
macho es mas fuerte que la mujer, esta en consecuencia queda
relegada a trabajos domesticos al grado de esclavitud y servidumbre
en los hog ares, privandoles de toda participaci6n politica y social.
Para el machismo, la mujer es la que debe atender la educaci6n de
los hijos aSignandoles una conducta maternal, tierna y abnegada
en el cuidado del hogar. EI movimiento feminista que esta surgiendo
dentro de la corriente de genero, aunque pareciera cuesti6n de
forma, de lenguaje 0 vocabulario, en el fondo intenta reivindicar la
igualdad de derechos entre el hombre y la mujer. EI comportamiento
y pensamiento machista no Ie da cabida a la amabilidad, gentileza,
ternura y misericordia.
EI "racismo" en nuestro pais esta mas que comprobado y la
educaci6n rec ibida en la escuela 10 refuerzan y se proyecta en la
vida cada dia. Consiste este en ver al descendiente maya como ser
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inferior y es ubicado socialmente en oficios detestables como vender
papa, cebolla y otros enseres del hogar marchando por las colonias;
de aqui se deriva el termino marchante. EI trato hacia el es de lastima.
En nuestra cultura racista el descendiente maya ha ido asumiendo
este estereotipo y la cultura ladina para insultar a otro Ie dice: "No
seas indio", como quien dice no seas tonto, no seas de raza inferior.
En la cultura racista, los descendientes mayas no son capaces de
crear, generar, construir, opinar, sugerir y seran, por 10 tanto,
manipulados. Para ellos no habra ternura, ni misericordia, sino
lastima y desprecio.
La injusticia social impide la ternura y la misericordia, la
quema, la apaga lentamente porque no es cosa de definir conceptos,
sino de vivirla intensamente hasta en los mas pequenos detalles
desde la cotidianeidad entre los seres humanos con quienes nos
rozamos cada dia.
Cuantos no dicen luchar contra la injusticia social y el
sistema racista, machista y violento que agobian y se olvidan de la
misericordia y la ternura en los mas minimos detalles. Entonces el
problema se convierte en relacional, no ver con ajes de ternura ni
sentido comun el sufrimiento del otro: al joven con problemas de
droga, a la prostituta, al nino de la calle que inhala sustancia
alucin6gena, al homosexual, los enfermos de Sida, los pobres tirados
en las calles bajo peri6dicos y cartones, las maras en la periferia de
la ciudad, etc. Es urgente y necesario ver con ojos de ternura,
juzgar con juicios de temura , actuar con una praxis de ternura sin
lastima ni desprecio. En una Guatemala machista, racista y violenta,
las actitudes misericordiosas y de ternura tendrian que constituirse
en escandalo. Porque donde abunda el machismo, racismo y
violencia, ha de sobreabundar la misericordia. Es imperativo.
A MANERA DE CONCLUSION
1. La miseric ordia y la ternura, no se reducen a
sentimentalismo, ni a puro raciocinio, involucran a toda la persona,
se viven en comunidad y tienen una repercusi6n social profetica y
liberadora. (Mt. 25, 31s).
2. Si Dios es Padre-Madre misericordioso y tierno y hemos
sido creados a su imagen y semejanza, hombres y mujeres hemos
de compartir, dividir y convivir la ternura y misericordia.
3. Para el creyente, Jesus es la medida de todo hombre y
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mujer y su etica fundamental basada en el Amor exige renuncias
profundas. Para EI, no se puede construir, ni tran slormar las
estructuras sociales sin un cambio de mentalidades y actitudes
personales. Jesus va a 10 esencial, la raiz del mal esta en las
personas (Lc. 6,27; Mt. 5-7).
4. Pero tambien la exagerada riqueza material impiden la
vivencia de la ternura y la miseria, mas bien generan actitudes de
acaparamiento y acumulaci6n, la ambici6n, la avaricia, el egoismo
y la indilerencia ante el dolor de las grandes mayorias desposeidas
(Lc. 16, 19).
5. Finalmente la ternura y misericordia han de ser
caracteristicas comunes entre los hombres y mujeres sencillas de
nuestro pueblo, que estan aluera, al margen de todo, que tienen
una esperanza encendida, que viven de utopias, que no se cruzan
de brazos con indilerencia como 10 escatologiza nuestro poeta y
martir guatemalteco, Otto Rene Castillo: "Que hicisteis cuando los
pobres sulrian y se quemaba en ellos la ternura y la vida?"
Juan Carlos Hernandez.
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La jus~cia con sabor aternura yamisericordia desde mi
experiencia de trabajo con Indigenas q'eqch'ies
Mi experiencia de Dios como Padre y Madre, del Dios justo
y misericordioso, que trata con ternura a sus hijos/as es una
experiencia que esta enmarcada dentro de todo el trabajo que he
venido realizando con los hermanos/as indfgenas. Es casi me
imposible plasmar unos anos de trabajo en pocas lineas.
Mi experiencia en Guatemala se puede marcar en fases
muy importantes:
1. Recien lIegada, muy clara de nuestro carisma (Misionera
Dominica del Rosario) me lance a 10 dificil, a trabajar con las
comunidades indigenas durante los anos 1978 a 1981. EI hacer un
camino de igual a igual en todos 10 sentidos, el sentir mis limitaciones
en cuanto a la lengua, las largas horas de caminar; estilo de vida
completamente diferente, pero el respeto y la admiracion me hicieron
ir descubriendo la gran situacion de injusticia que vivia el mundo
indigena. En un principio, miraba desde mis moldes culturales, poco
a poco fui aprendiendo a ver con ojos de contemplacion y esto me
ayudo a descubrir grandes valores, al mismo tiempo la gran injusticia,
discriminaci6n, represion y explotacion de estos hermanos y
hermanas. Entonces fui entendiendo que el compartir la fe y la
Palabra de Dios no podia ser asi no mas, era necesario ir leyendo a
traves de ella 10 que Dios queria, el proyecto de su pueblo. Es asi
como fui entrando en un camino de busqueda de la justicia, pero no
sola sino con la gente, con los hermanos y herman as indigenas.
Una justicia que ten ia un sabor a ternura y misericordia.
2. De 1982 a 1984 tuve que pasar por una pastoral de
acompanamiento con los hermanos que tanto sufrian por la violencia;
en este tiempo descubri los grandes valores de la fe , la esperanza,
la resistencia, la ayuda mutua ... , todo esto me ayud6 a saber estar
practicamente sin hacer nada, en silencio y esperando en un futuro ...
EI vivir tan cerca del mundo indigena fue haciendo de mi
una mujer diferente. He procurado estar cerca (con todo 10 que esta
palabra encierra) de los indigenas, y buscar la justicia no ha sido el
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caer en sentimentalismos, sino una compasi6n-misericordia como
la que quiere nuestro Padre Santo Domingo.
3. Tercera fase: el encuentro de nuevo can las personas y
las comunidades. Recibi el gran don de Dios de saber permanecer
y, par tanto, participar en este encuentro can los hermanos/as. Fue
una alegria in mensa. Senti que el Dios Padre y Madre estaba alii
presente, que nos encontraba, nos reunia, nos acogia en su coraz6n
tierno, cariiioso ... EI nos dio la fortaleza para participar en rehacer
de nuevo comunidades con personas que lIegaban destrozadas por
el dolor y la nueva ideologia que les habian metido, sobre todo en
contra de la Iglesia. Siempre en vela ante la nueva reaJidad-situaci6n,
tratando de ser critica en la construcci6n del proyecto de Dios en
Guatemala.
4. Hoy el pueblo nos exige otro tipo de presencia entre las
comunidades indigenas, elias mismas son protagonistas de su
historia, ellos mismos luchan porque se les reconozcan sus derechos
y poco a poco han ido logrando mucho. Se lucha mas por la
recuperaci6n de su memoria, sus costumbres, reJigiosidad ...
Esta experiencia de trabajo tan duro pero tan bonito, me ha
ido ayudando a descubrir al Dios Padre y Madre, al Dios que esta
presente en las luchas y el caminar del pueblo. Es el Dios justo, que
nos invita a luchar por la justicia, el Dios tierno, cariiioso con sus
hijos, que en media de las asperezas de la vida nos invita y nos
mueve a ser tiernos y tiernas, y sobre todo el Dios que se compadece
del pueblo, se duele de el. No es indiferente, par eso actua con
misericordia y sigue presente en la historia del pueblo ... .
Hna, Rosario Celis
Misionera Dominica del Rosario
86
Impreso en Guatemala, C.A.
Universidad Rafael Landivar
Vista Hermosa III, Zona 16, Apdo. 39C
Guatemala, 1995
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