El país de la canela de William Ospina, ¿Nueva novela histórica o una vuelta a la novela romántica del siglo XIX? Will new historical novel or a return to the romantic novel of the nineteenth century? Sandra Morales Muñoz Recibido: 1 de Marzo 2013. Aprobado: 10 de Abril de 2013. Resumen El país de la canela (2008), de William Ospina (1954) merece atención, entre otras, por la materia y el tema que resalta a primera vista. Alejándose de la corriente temática narrativa de sus contemporáneos colombianos, en las puertas del siglo XXI, Ospina escribe una obra en la que “se vuelve” al tema de la llegada de los españoles a territorio americano, en este caso, a la expedición emprendida por Orellana hacia 1541 en busca de canela. Ese tema recurrente, en términos generales, en la literatura latinoamericana nos lleva a preguntas en varias direcciones, la más inmediata en el campo de los estudios literarios, sería si con esta novela hay una continuidad en la forma de tratamiento de aquel período histórico y de ser así, si la obra se puede enmarcar en la tendencia con la que se cierra el siglo XX en América Latina o si, por el contrario, se está abriendo paso a una nueva propuesta. Palabras clave: El país de la canela; William Ospina; Novela colombiana. Abstract El país de la canela (2008),by William Ospina (1954) deserves attention, among others, and the subject matter that is at first sight. Moving away from the current issue of their Colombian contemporary narrative, in the XXI century, Ospina wrote a work in which "becomes" the subject of the arrival of the Spanish in American territory, in this case, the expedition undertaken by Orellana around 1541 in search of cinnamon. That appellant, in general terms, in Latin American literature topic brings up questions in several directions, the most immediate in the field of literary studies, this novel would be if there is a continuity in the form of treatment that historical period and otherwise, if the work can be framed in the trend with which the twentieth century closes in Latin America or, on the contrary, is making way for a new proposal. Keywords: El país de la canela; William Ospina; Colombian novel. Teniendo en cuenta que una de las características generales de la narrativa latinoamericana con la cual termina el siglo pasado es su fuerte tendencia hacia la novela histórica, y que El país de la canela ya desde el título y el tema se ubicaría en torno a esa tendencia, la ruta de investigación invita con insistencia a apoyarnos en las teorías existentes hasta hoy sobre novela histórica. Y, si a esto se suma el hecho de que la materia histórica dentro de la 54 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. literatura tiende hacia un tipo de interpretación, es un sesgo, digamos con Noé Jitrik, ideológico13, la pregunta que nos orienta, también con insistencia, es: ¿qué nueva o vieja orientación quiere dar Ospina al tema?, ¿para qué revivir un momento tan preciso como el de la expedición de Orellana por el Amazonas, ahora? Con la clara intención de seguir las pistas que nos deja a primera vista el autor, nos remitimos a la documentación teórica sobre novela histórica y a los trabajos académicos que ya se han ocupado de ese tema en El país de la canela pero pronto notamos que la novela tropieza con la teoría y se siembra la duda de si las características de la novela histórica, particularmente las de la llamada Nueva Novela, se pueden contratastar en la obra sin forzarla demasiado. El asunto del género al que pertenece adquiere en ese caso una nueva dimensión. Si bien la clasificación no tiene demasiadas implicaciones en la valoración o el peso narrativo de una obra, la mayoría de veces, de las posiblidades que surgen al poner en duda su pertenencia a ese género específico, sale la hipótesis de este ensayo. Creemos que, a pesar de las evidencias, que casi empujan al lector hacia lo histórico, al final, el autor no logra hacer girar su relato en torno a ese discurso. Ospina le quita a la historia los personajes y los sucesos de la expedición de 1541 y los pone a girar en torno a otro universo que encontramos muy cercano al de los orígenes del romanticismo en el siglo XIX. La apuesta de Ospina en el País de la canela es, como creemos poder demostrarlo, escribir en el siglo XXI “la novela romántica” como no se produjo en el XIX, ni tampoco después, en Colombia. LA NOVELA HISTÓRICA La Nueva Novela Historia de América latina (NNHAL) Los estudios sobre novela histórica latinoamericana en general giran en torno a dos ejes que se identifican sin mucha dificultad: de un lado, los que se apoyan en la teoría de la Novela Histórica Clásica (NHC), cuyo punto central de referencia es la obra de George Lukacs, así titulada, que describe el surgimiento de este tipo de novela en el siglo XIX; y, del otro, los que lo hacen en la llamada Nueva Novela Histórica de América Latina (NNHAL), concepto 13 “Entendiendo por ideología justamente la primera representación que nos hacemos de las cosas para poder dominarlas desde la perspectiva de nuestro interés o nuestra seguridad” Noé JITRIK. Historia e Imaginación literaria. Editorial Biblos, Argentina, 1995. Pg 56 55 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. de Fernando Aínsa que hace referencia a una nueva tendencia narrativa en la región a finales del siglo XX, opuesta a la NHC. La explicación de Aínsa en su libro Reescribir el pasado14 sobre las carácterísticas de la novela histórica después de los años 70 en América Latina, sin ser la única pero que ha servido como base para otras investigaciones en ese campo, ayuda a entender la obra de autores recientes que se ocupan, a través de la ficción, de temas históricos15. Para su surgimiento se señalan varias fechas y sucesos como puntos de referencia pero todos los estudios coinciden en señalar que ya algunas novelas habían anticipado el auge de esta tendencia que llega a su punto más alto en los 80. Retomando las palabras puntuales de Seymour Menton al referirse a la génesis de la NNHAL, resumimos: “Sea 1949, 1974, 1975 o 197916 el año oficial de la Nueva Novela Histórica, no cabe duda que fue engendrada por Carpentier con apoyo de Borges, Fuentes y Roa Bastos” (MENTON, 1993:45) Al decir de este autor entonces, no estamos tanto ante un cambio marcado por una situación social o política determinada, como si sucede con la NHC, como se verá adelante, sino que su surgimiento estaría más estrechamente ligado a la publicación de algunas novelas que, a pesar de sus marcadas diferencias entre sí, en conjunto, terminan perfilando una forma diferente de entender la Historia, se lee ahora la clara intención de los novelistas de desmarcarse de las llamadas historias oficiales. El foco cambia de objetivo y apunta hacia lo particular, la parte más humana o contradictoria, la cara más ridícula o burlesca de un personaje o suceso histórico reputado, o no. La interpretación y re-creación de los sucesos o de los personajes se vuelve central y la Historia, como tal, se convierte en un instrumento más para el novelista. Pero, según Aínsa hay un elemento que abandera ese proceso de cambio y es el descontento y la posición crítica de los narradores hacia la Historia en general. Las motivaciones de los 14 Fernando AÍNSA. Reescribir el pasado. Historia y ficción en América Latina. CELARG. El otro, el mismo. Mérida Venezuela, 2003. 15 Remitimos al lector al interesante trabajo que hace Antonia Viu sobre las diferentes formas de acercamiento que hay hasta hoy a nivel teórico sobre la actual narrativa hispanoamericana y una valiosa concatenación de teorías que rescata las diferencias entre unas y otras. Antonia VIU. “Una poética para el encuentro entre historia y ficción” En: Revista Chilena de Literatura.Departamento de Literatura. Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad de Chile. Abril 2007, Número 70. pp.167-178. 16 El reino de este mundo (1949), Carpentier,; Yo, el supremo (1974), Roa Bastos; Terra Nostra (1975), Fuentes, El mar de Lentejas (1979), Benítez Rojo. Menton nos recuerda además que, “el número de novelas históricas en general publicadas en los últimos 13 años, 1979-1992 excede al número de novelas publicadas en los 29 años anteriores 19491978. Seymour MENTON. La Nueva Novela Histórica de América Latina, 1979-1992. Fondo de Cultura Económica. México, 1993, p. 45. 56 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. autores son variadas y en ellas sin duda interviene la situación social y política de cada país y del continente, pero lo cierto es que surge, dice: “una perspectiva desencantada del tiempo” (AÍNSA, 2003:75). Este autor define la NNHAL destacando no tanto las estrategias narrativas, en las que coincide con Menton y otros, sino que señala como punto central del cambio la perpectiva con la que los autores entienden y asumen en la narrativa, la Historia. La documentación ya no es fuente de información o soporte de veracidad, sino de crítica. Dice Aínsa: “La nueva novela histórica al propiciar un acercamiento al pasado en actitud noveladora y dialogante, elimina la “distancia épica” de la novela histórica tradicional y propicia una revisión crítica de los mitos constitutivos de la nacionalidad” (29). Las características que menciona Aínsa están sujetas a una clara intención de impugnar las verdades históricas sobre las que se ha construído cada una de las naciones latinoamericanas. Si ante este panorama muy general de la tendencia que marcó la literatura de finales del siglo XX en América Latina, tratamos de ubicar nuestra novela, encontramos que El país de la canela -a pesar de los estudios que se han consagrado al tema17- desajusta en lo esencial: la visión crítica del autor. Si bien hay algunos rasgos formales que se pueden encontrar en el estilo narrativo de Ospina como la intertextualidad, el relato en primera persona, la ficcionalización de personajes históricos o el no privilegiar las fechas o los sucesos ante lo ficcionalizado, el objetivo que persiguen estos rasgos formales está en una perspectiva temporal de la historia más cercana a la de la NHC que a la de la NNHAL. La Novela Histórica Clásica (NHC) Ospina en muy pocos momentos de su narración se aleja del relato “oficial”. No nos cuenta en lo sustancial nada diferente de lo ya contado por Fray Gaspar de Carvajal en su crónica del viaje de Orellana por el Amazonas o del mismo relato que hace del tema Gonzalo Fernández de Oviedo. El título- programa que se solía dar a las crónicas del siglo XVI y que da a su obra el fraile sobre esa misma travesía por el Amazonas, bien podría resumir el tema general que trata en su obra Ospina: “Relación del nuevo descubrimiento del famoso rio Grande que descubrió por muy gran ventura el Capitán Francisco de Orellana desde su nacimiento hasta salir al mar con cincuenta y siete hombres que trajo consigo y se echó a su ventura por el dicho rio, y por el nombre del Capitán que le descubrió le llamó el Rio de 17 Libardo VARGAS CELEMIN. “El país de la canela: Historia y ficción”. En Espéculo: Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid, 2009. 57 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. Orellana”. Tema que tampoco se desprende de lo contado por Gonzalo Fernández de Oviedo en su Historia general y natural de las Indias escrita en 1542, y que ya retomaba en su Relación, Fray Gaspar de Carvajal. Ospina en boca de su narrador agrega detalles y datos que recrean la travesía pero sobre un plano de la historia firmemente aferrado a los cánones clásicos de la novela histórica. Entonces, ¿qué cuenta el autor que ya no sepa la historia? El título-programa que se mencionó arriba nos sirve para ejemplificar el grado de “novedad”, en cuanto a lo puramente informativo, que adiciona nuestro autor: “Orellana siempre afirmó que había embarcado cincuenta y siete hombres: Pero Fray Gaspar de Carvajal declaró en sus memorias haber contado cincuenta y seis en el momento de partir y haberlo anotado así en sus papeles de viaje, para descubrir más tarde que éramos en realidad cincuenta y siete. A mí me ocurrió lo mismo, y después me dije que quizá los que contábamos no nos incluimos en la cuenta, pero es extraño que nos haya ocurrido a los dos. Y debo confesar que ni él ni yo incluimos en la cuenta a los esclavos negros ni a los indios” (OSPINA 2008:159). Este “yo” que confiesa su error de cálculo es el mismo que a lo largo del relato va a validar todas las instancias y el mismo que inclina la narración hacia los inicios de la novela histórica clásica y hacia la concepción romántica del mundo que le da origen. Un repaso al estudio de Lukacs nos ayuda a ver mejor la proximidad de El país de la canela a este género de la NHC por la forma en que se concibe lo histórico. Esta obra de Lukacs sigue siendo obligada referencia, entre otras muchas cosas, por sustentar la génesis de la novela histórica a partir del momento específico que vive la Europa del siglo XIX. Lukacs, señala la forma como el germen de la Revolución Francesa y las campañas napoleónicas fueron creando en la población el rechazo al absolutismo y a su vez, o como consecuencia, aparece un exacerbado sentimiento nacionalista –alimentado ya por el romanticismo- y una vivencia de las historias nacionales en todas las capas sociales que se van a reflejar en la literatura, particularmente en la narrativa. La obra de Walter Scott, el mejor ejemplo. El proceso histórico escocés que describe Scott en sus novelas, dice Lukacs, es visto como un desarrollo propio de la evolución de su sociedad. La distancia con la que Scott lee la historia nacional sirve, no tanto para interpretar el pasado o el mismo presente como para afirmar la idea de que esta, la historia, es el resultado de una evolución lenta, constante y 58 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. homogénea de acontecimientos que en conjunto la conforman. “Mediante un estudio histórico de la evolución inglesa total -Scott- trata de encontrar un camino medio entre ambos extremos combatientes” (LUKACS,18). Sin tomar posición en las disputas políticas o sociales de la época que trata en sus novelas, presenta una perspectiva de la historia nacional ligada a los personajes que crea. “Lo importante es provocar la vivencia de los móviles sociales e individuales por los que los hombres pensaron, sintieron y actuaron del modo en que ocurrió en la realidad histórica (...) De lo que se trata en la novela histórica es de demostrar con medios poéticos la existencia, el ser así de las circunstancias históricas y sus personajes” (27). El gran logro de Scott fue entonces hacer manifiesta en la creación de sus personajes la vivencia de lo histórico, ese sentimiento nacional que se vive en todas las capas sociales y, dando existencia a quienes sin haber sido héroes también formaron parte del desarrollo histórico escocés, apuesta por una suerte de “democratización” de la historia a través de su narrativa. Así rompe con la tendencia del relato épico, común en su tiempo. “Su grandeza es la vivificación humana de tipos histórico-sociales(...) La figura central de Scott es siempre el héroe mediocre y prosáico” (19). Sin dar continuidad al desarrollo evolutivo-cronológico de la novela en Colombia ni tampoco en América Latina, William Ospina en El país de la canela se acerca a la idea de historia que sostiene a la Novela Histórica Clásica, en la medida en que la distancia temporal que separa al autor de los hechos narrados, cinco siglos, no lo pone ante ellos en actitud crítica sino que su lectura del pasado, se aleja de los juicios de valor y parece proponerse más bien ubicar a sus personajes como hijos de su tiempo. “Para entender a esos hombres de Extremadura (a los hermanos Pizarro), que fundidos a sus potros enormes fueron capaces de dar muerte a un dios, tenemos que pensar en la dureza de la vida de España cuando no se ha nacido en cuna de príncipes” (OSPINA, 2008: 90), dice. La perspectiva temporal queda arropada toda bajo el “no pudo ser de otra forma”. Las atrocidades, o no, de la conquista y la colonia fueron en proporción a la época en que sucedieron y de ahí que podamos decir con Lukacs, al referirse a Scott, que Ospina, “(...) trata de encontrar un camino medio entre ambos extremos combatientes”. La condición mestiza de quien narra la travesía por el Amazonas en El país de la canela (hijo de indígena y español) le hace constantemente estar en medio de las dos posiciones 59 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. que leemos hoy sobre la época, sin que tome partido por alguna. El narrador de la novela al contar cómo Pizarro en un ataque de ira y cansancio físico decide, sin dudar, “echar” a los indios a los perros, concluye diciendo: “Muchos hechos crueles se ven legitimados en estas tierras por la presión de las circunstancias, por el deber imperioso de sobrevivir a como dé lugar” (133). El narrador permanetemente se mueve entre la admiración por la campaña de los conquistadores –por su padre- o la grandeza del pueblo inca en su resistencia -por su madre- y el abatimiento por las penalidades de uno y otro bando. Los dos polos que se oponen están presentes casi en igual medida a lo largo de la novela. Sin embargo, Ospina no logra el equilibrio que argumenta Lukacs para el caso de la novela histórica clásica. Según la lectura de Lukacs sobre la obra de Scott, esta solo pudo ser producto de alguien con una profunda conciencia de la “prosaización del mundo”; y, es ahí justamente donde Ospina se aleja de ese género. Aunque logra “desnudar” al heroe, y sus personajes en la novela se nos revelan en su dimensión más humana, son ciertamente héroes mediocres, como los llama Lukacs al referirse a los que elabora Scott; al final para Ospina y su narrador, aunque son conscientes de esa prosaización, no hay conformidad. Aunque los sucesos demuestren y determinen la evolución de la historia y esta vaya aferrada a la inminencia de un destino trazado y claramente fatídico, al final, sus personajes se resisten. Desde antes de emprender el viaje por la cordillera tanto el narrador, como Pizarro y el mismo Orellana, quien ya había hecho esa ruta, sabían que no existían las tierras de la canela. Antes de internarse en la selva, y cuando preparan los aperos en Quito para la partida a la expedición los nativos advierten al narrador: “(...) cuando le pregunté a uno de esos hombres de cobre(...) que tan lejos estaba de Quito el país de los caneleros, para mi asombro me contestó que no había tal cosa, que en estas tierras los árboles son todos distintos y que él no había oído jamás de un bosque donde todos los árboles fueran iguales. ¨Si eso es lo que esperan encontrar, se nota que no saben nada de la tierra. Estas terrazas no son montañas de cultivo¨, añadió.” (84) Pero, aún así, todos parten hacia la gran expedición. El viaje por el Amazonas es la metáfora de la inminencia del destino. Pero a la vez es la metáfora que puede actualizar para el lector del siglo XXI el tema de la novela, según su autor, como veremos. “Todos creyeron, todos creímos a ciegas en el País de la Canela, porque alguien había contado que ese país existía y centenares de hombres necesitábamos que existiera” 60 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. El universo romántico Por el tema que aquí interesa nos vamos a referir, no a la forma como entró el romanticismo en América a principios del siglo XIX, sino a los inicios de lo que fue el movimiento porque en ellos Ospina sostiene la armadura de su novela. La perspectiva del romaticismo como lo lee Ospina es una lectura más bien contemporánea de este movimiento, pues al remontarse a sus orígenes deja ver el filtro hecho por el tiempo y los críticos de tantas latitudes sobre lo que significó y puede significar en el presente. Las palabras de Isaiah Berlin, uno de los más importantes teóricos del romanticismo, puede ayudarnos a introducir las ideas de Ospina. En su libro Las raíces del romanticismo18 sostiene que el proceso de cambio que se da con el romanticismo sin ser del todo uniforme empieza atacando las ideas y los valores que sostenían la sociedad europea de finales del siglo XVIII. Por el camino de la razón, sostenían los ilustrados, el hombre podía encontrar su lugar en el mundo y la armonía necesaria para sostener el equilibrio. Si bien la Revolución Francesa tuvo un importante influjo en lo que fue la actitud de los intelectuales ante la racionalidad, para Berlin mucho más influyente fue el pietismo en Alemania: “una rama del luteranismo que consistía en el estudio de la biblia y en el respeto profundo de Dios. (...) El resultado fue una intensa vida interior, una gran cantidad de literatura muy conmovedora e interesante aunque altamente personal y violentamente emocional y un rechazo por lo intelectual” (BERLIN, 2000:63). “Sturm und drang”, “tormenta e ímpetu”. Esa vida interior y esa religiosidad son las que van a prolongar su influencia. Para Berlin es clave la figura de Johann Georg Hamann, a su juicio fue el mayor de los románticos,. Él, dice Berlin, “fue el primero en declararle la guerra a la Ilustración del modo más abierto, violento y completo” (73), y quien puso los pilares definitivos del movimiento romántico. Según Hamann: “Si Dios no era un geómetra o un matemático sino un poeta, había algo de blasfemo en intentar adjudicarle a Dios subrepticiamente nuestros propios e insignificantes esquemas lógicos humanos” (75). Y más adelante destaca como, “fue uno de los primeros en señalar que los mitos no eran simplemente narraciones falsas sobre el mundo(...) Los mitos eran el modo en que los seres humanos expresaban su sentido de lo inefable, los 18 Isaiah BERLIN. Las raíces del romanticismo.Taurus; España, 2000. 61 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. misterios inexpresables de la naturaleza, y no había ningún otro modo en que pudiera expresarse” (76). Así llegamos al legado más sólido y reconocido hoy del romanticismo: su férrea defensa de la voluntad del hombre y la exaltación de sus sentimientos ante el cálculo que impone la racionalidad e incluso ante las ataduras de la misma historia. “Cada época tiene su propio ideal y, por tanto, cualquier retorno nostálgico al pasado, es un sinsentido”(95)19. Un mecanismo de resistencia. La naturaleza se convierte en la mejor aliada del hombre porque de ella puede reaprender el camino de retorno al orígen. Y de ese anhelo de retorno nace la nueva literatura. Más que rasgos característicos, como se suelen describir los movimientos literarios, es la fuerza de la voluntad sobre la razón lo se impone con el romanticismo, y a ella parece aferrarse Ospina. En sus ensayos recopilados en el libro Es tarde para el hombre, el autor en forma clara, manifiesta su “nostalgia” por los mejores tiempos idos20. Ante el avance del capital y las avasalladoras tecnologías, lo que cabe es acusar la pérdida de lo divino, la dimensión de lo sagrado, lo misterioso. Y es en este punto en que aparece para Ospina el Romanticismo como un desafío no sólo a la razón sino a la homogenización de valores en torno a la economía; frente a un capitalismo desmedido que ha convertido en mercancía al hombre y también a la naturaleza. Reto que, seguimos con Ospina, si llegó a desafiar al positivismo en sus días puede llegar a desafiar también al capitalismo en pro del hombre y su humanidad. O volvemos a la arcadia pasional, al furor romántico o nos volcamos al mundo del cálculo racional de la economías del mercado global. Ospina hace una lectura del romanticismo actualizando su legado en actitud bastante cercana a la que nos muestra Berlin en su ensayo sobre los orígenes de este movimiento. Según los críticos de Ospina uno de sus principales defectos es precisamente ese, su insistencia en querer revivir constantemente el “mito de que todo pasado fue mejor” 21. Y, sin duda, tanto en sus ensayos como en sus poemas, Ospina muestra una obstinada preocupación por lo “perdido”: los valores, los sueños, los mitos, lo divino, el misterio, el hombre mismo. Ideas esquematizadas y lugares comunes que en los ensayos agotan al lector pero en El país de la canela adquieren una dimensión diferente gracias los alcances 19 Isaiah BERLIN. Las raíces del romanticismo.Taurus; España, 2000. Retoma en esta cita las palabras de Herder. William OSPINA. “Los románticos y el futuro”. En: Es tarde para el hombre. Editorial Norma. Pp.13-35. 21 Andrés HOYOS.”Es tarde para la ingenuidad”. En: Boletín Cultural y Bibliográfico B.L.A.A, Número 38. Volúmen XXXII, Colombia, 1995. 20 62 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. de la voz narradora. Valga un ejemplo. Luego de contar los enormes esfuerzos de Pizarro en busca del tesoro de Pachacamac que al final solo lo llevan a “un antro detestable”, descubre que Pachacamac es la divinidad hecha de los penosos pasos que lo llevaron a ella. “Uno cree saber lo que busca, pero sólo al final, cuando lo encuentra, comprende realmente qué andaba buscando. Y bien podría ser que lo que rige el destino del hombre no sea Cristo ni Júpiter ni Alá ni Moloch sino Pachacamac, el dios de los avances hacia ninguna parte, el dios de la sabiduría que llega un días después del fracaso” (OSPINA, 2008:351). Y volvemos aquí a detenernos en el narrador. El narrador romántico La particularidad que tiene la identidad de la voz narradora, es el eje central de la novela. El país de la canela es el relato en primera persona de un mestizo que recuerda, en 1557, su niñez y la expedición en la que participa a sus 20 años en busca de los bosques de canela. Y, llama la atención no solo por su condición racial-una voz no reputada por la historia que cuenta- sino en principio por los detalles con los que da vivacidad a lo contado y por el trato que da a las fuentes de información histórica. A pesar de que las evidencias documentales constantes a lo largo de la novela coinciden con lo registrado por la historia oficial: la caída del imperio inca, las disputas por las tierras conquistadas y sus tesoros, las fechas de la expedición por el Amazonas, los nombres de quienes participaron, la ruta misma de la travesía, etc., desde las primeras líneas y hasta el final, constamente el lector va a poner en duda la fidelidad de lo contado. Estamos ante un narrador que a pesar de la documentación escrita que tiene en sus manos, y que “muestra” al lector, apela a su memoria como principal fuente de información. “La primera ciudad que recuerdo vino a mí por los mares en un barco. Era la descripción que nos hizo mi padre en su carta de la capital del imperio de los incas. Yo tenía doce años cuando Amaney, mi nodriza india, me entregó aquella carta, y en ella el trazado de una ciudad de leyenda que mi imaginación enriqueció de detalles.” (15). Pero, sin pretender una memoria prodigiosa, constantemente nos va a recordar que esa fuente solo puede ser frágil y voluble. “No sé si esa lectura (de la carta del padre) fue entonces la prueba de las ciudades que había sido capaz de construir una raza: al menos fue la prueba de las ciudades que es capaz de imaginar un niño” (16) El relato entonces está 63 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. tejido, de principio a fin, por la memoria del narrador; y, llegamos a pensar incluso, porque el narrador así nos lo hace creer, que no es seguro si la expedición misma ha sido real o si ha sido producto de su imaginación. “Cada quien vivió su propia experiencia de la selva, y cada quien contará una historia distinta, pero puedo decirte que al final de ese viaje hablamos de tantas cosas que ya no sé qué vimos” (45) Todo lo que hasta entonces había sido instrumento para validar aquel momento histórico, la documentación, las fechas y los nombres, aquí también queda registrado pero sujeto a la subjetividad del narrador. Su permanente dudar conforma una intimidad que es al fin la que registra y valida hechos y personajes. En la esfera de lo personal se juega su papel la Historia. Al poder de la elaboración de un relato a través de los meandros inciertos que recorre la memoria se supeditan todas las instancias. No son los hechos lo que importa ni tampoco la precisión. Luego de todas las penurias del recorrido el narrador cuenta a su maestro Oviedo la travesía por el Amazonas y éste escribe una carta para enterar a su amigo Pietro Bembo y otras altas jerarquías del viejo continente sobre el nuevo territorio descubierto. El narrador parte a Europa, “no llevaba –dice- al Viejo Mundo sólo la memoria de mis aventuras sino una crónica escrita por el mayor testigo de aquel tiempo” (297). Gonzalo Fernández de Oviedo, sin haber participado directamente de la expedición es el mejor testigo de lo ocurrido porque materializa la memoria en la escritura, incluso para el narrador que ha padecido la larga travesía. No está en juego la veracidad, está en juego el poder de la palabra y la credibilidad del relato. Cuando llega a Europa a mostrar la carta de Oviedo y contar lo que ha visto se encuentra con que las autoridades que se reúnen para recibirlo solo quieren oír hablar de las Amazonas, el viejo mito que ahora cobraba vida al otro lado del Atlántico. “Toda esa gente estaba concentrada en lo suyo, tan convencida de que su mundo era todo el mundo, que pronto comprendí que las Indias no cabían en la vida cotidiana de aquellos reinos, y yo mismo era un poco invisible” (298) “Nunca vi gente menos interesada en enterarse de lo que pasaba en el mundo ni más indiferente a los hechos cuando éstos no coincidían con sus ideas. Ahora cada uno sabía más que el otro, y parecían más decididos a aclarar sus propias ideas y costumbres que a pensar en el descubrimiento. Durante muchos días no se habló de otra cosa. Las amazonas 64 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. eran el tema, pero eran sobre todo el pretexto para que los cardenales ostentaran su erudición.” (314). Así entonces ni el relato ni tampoco el texto tienen credibilidad. El narrador está solo con su recuerdo y sus inciertas vivencias. Su único interlocutor, muchos años más tarde, es Pedro de Ursúa. Y, a él decide revivirle la travesía porque pretende emprender esa ruta y hacerlo desistir de tal despropósito lo obliga a revivir sus recuerdos.“Solo se puede ir a esas tierras como fuimos nosotros: por azar y por accidente, y no está en sus cabales el que emprenda el camino sabiendo qué le espera. Por eso me importa contártelo todo con el mayor detalle” (106). Pero contra todo pronóstico de lo racional y de lo histórico al final, no sin advertirle por una última vez que es posible que no vuelvan con vida y que mil veces no lo acompañará, y cuando “Todo me está gritando que te detenga... (...) ya temo que no seré capaz de dejarte correr solo ese riesgo, y entonces iré contigo, Pedro de Ursúa, aunque sé lo que nos espera, y me volveré tu sombra, aunque será lo último que nos dejen hacer en el mundo.” (360). La serpiente mordiéndose la cola, esa es la historia Un devenir circular, una cadena de repeticiones que todo lo hace previsible. Toda racionalidad repite, el narrador lo sabe y, por eso se juega su última carta a lo incierto, se la juega de nuevo al azar de la aventura. Y nace para el lector Ursúa, (2005), la primera novela de la trilogía de La serpiente sin ojos en donde Pedro de Ursúa se encuentra con todas las marravillas y penalidades de que le aguardan en el “Nuevo” Mundo. Conclusión Ospina no se ubica en el presente del lector, su distancia, de los sucesos narrados y la del narrador están más en el imaginario del siglo XIX que en el del XX o el XXI. La actualización del mito romántico es el indicio más cercano al presente del lector. La idea de Historia de Ospina no está condicionada al documento sino se aferra a los relatos que pueda organizar la memoria.. Ospina no “impugna”, no “cuestiona” y tampoco “re-interpreta” verdades. Saca el tema del ámbito de la historia y lo ubica en los orígenes del romanticismo como una manera de universalizar o más bien “democratizar” un heroismo ya no de caracter épico por imposible, sino más bien romántico. El deseo de creer y la necesidad de hacerlo como único sustento de humanidad que puede albergar el hombre. La vida del mito 65 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. no como retorno ingenuo o evasivo de realidad sino como una necesidad vital de la humanidad para sostenerse. Referencias -Fernando AÍNSA (2003) Reescribir el pasado. CELARG. El otro, el mismo. Mérida, Venezuela. -Isaiah BERLIN (2000), Las raíces del romanticismo. Taurus, Madrid. -Emilio CARILLA (1975), El romanticismo en la América Hispánica. Tomo I. Editorial Gredos. 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Lograr que estudiantes y docentes realicen productos audiovisuales en sus actividades pedagógicas significa una complementariedad estimulante, compleja, agresiva y provocadora que desautomatiza la labor enseñanza-aprendizaje e integra: diversos ámbitos de la comunidad participante (más allá de la escuela), diversas asignaturas del pensum y conocimientos ancestrales con inmediatos sin eliminarse entre sí. Estas dinámicas potencian la participación activa, la imaginación, el debate, las propuestas particulares, en favor de una perspectiva artística e investigativa que integre literatura, audiovisuales y educación. Palabras clave: Alfabetización audiovisual; Creación literaria; Educación artística; Medios audiovisuales. Abstract The need to link the audiovisual hypermedia in educational and artistic processes convened by the literature from the University responds to the academic population is both public- viewer requires creative spaces that can be expressed with language similar to that consume daily : verbal, image, sound, movement. Getting students and teachers audiovisual products made in their educational activities means an exciting , complex , aggressive and provocative complementarity desautomatiza teaching and learning and integrates work : various areas of the participating community (beyond school ), various curriculum subjects and ancestral knowledge without immediate eliminate each other . These dynamics enhance active participation , imagination , debate , particular proposals in favor of an artistic perspective that integrates research and literature, audiovisual and education. Keywords: Media literacy; Literary creation; Artistic education; Media. En la era del internet las posibilidades de vincular literatura y entornos virtuales magnifica la complementariedad óptima para estimular la imaginación y generar nuevas analogías, investigaciones particulares que impliquen explorar los diferentes lenguajes, más allá del utilizado para satisfacer las necesidades comunicacionales hipermediáticas inmediatas. Incidir en las actividades humanas desde la academia, la escuela y el arte literario en esta 22 Ensayo resultado de la investigación de la autora sobre la vinculación entre audiovisual y literatura, anclada al grupo de Narrativa colombiana de la Universidad del Valle. 67 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. contemporaneidad virtualizada y objetotecnologizada, implica levantar “la piel de la cultura”, adentrarse a transvasar aquello “que limita la actividad lúdica al entretenimiento, la lectura a la información, la enseñanza a la instrucción y el aprendizaje a la mera decodificación o entrenamiento.” Es necesario que la educación universitaria entregue herramientas actualizadas a l@s docentes en potencia, para que al momento de ejercer en la educación básica y secundaria, puedan construir y ser un puente que conecte la colectividad con la expresión artística, el conocimiento enciclopédico, la situación y la condición individual externas a la escuela. Una mixtura entre la necesidad de conocer y el entretenimiento. Sin que uno y otro se equiparen con aburrido y divertido. Trabajar con la cápsula cultural de la enseñanza escolar como algo aburrido: “lo escuelero”, reclama docentes creativos que con los escasos y mínimos recursos, evidentes por la superpoblación, sitúen espacios donde los estudiantes puedan expresarse y ser “autores de su pensamiento”. Es la experiencia artística la que entrega esta opción, y en su modalidad audiovisual constituyen un atractivo para quienes participan en ella. Se pueden encontrar ya testimonios sobre estos procesos. Desde luego la idea es replicar este modelo en la enseñanza universitaria, pues l@s estudiantes llegan en las mismas que la población de “colegio”: inmersos en una brecha actitudinal y conceptual en un mundo que consideran resuelto. Se evidencian falencias escriturales, expresivas, creativas, interpretativas que reclaman un Waking life (Despertar a la vida). Se tienen manjares pero no se sabe cómo se comen, con qué. Estamos en el terreno de “lo subutilizado”, ¿tanta apertura tecnológica para continuar diciendo lo mismo? Es imperativo dejar ya de reproducir el pensamiento de otros como lo eterno- incambiableverdadero. Las relaciones entre Literatura y audiovisuales constituyen un área de investigación que se detiene en la reflexión teórica, creativa y crítica de los diversos productos cinematográficos, videográficos, webgráficos como discursos cargados de sentidos y contenidos, que por hacer parte de las costumbres humanas resignifican las maneras expresivas del arte, de la industria, del comercio, de la tecnología y de la educación. Es imprescindible en la era de las pantallas y la imagen en movimiento que la comunidad estudiantil universitaria se forme como público audiovisual, particularizando espectador@s 68 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. activos que interpreten los discursos audiovisuales, escribiendo sobre ellos, a partir de ellos, creando nuevas obras que exploren estéticamente las historias o las imágenes de interés. La acción de quien especta, es distancia de la masa que consume pasiva (eje del interés industrial) va encaminada a enfrentar críticamente las nuevas tecnologías generadoras de nuevas necesidades, nuevos comportamientos, nuevos tipos de arte, nuevas fusiones, nuevos sujetos que es preciso develar, interpretar, aproximarse. Es indispensable reconocer el “carácter heterogéneo”, multidisciplinar de las imágenes en movimiento, y el multiverso simbólico que suscitan las relaciones complementarias con el texto escrito, con el sonido. Trascender las discusiones binarias que reducen tal o cual expresión arguyendo simpleza, facilidad, desconociendo la diversidad de perspectivas latentes, por ejemplo en la videografía, un campo al alcance de la mano, de los sentidos, si evidenciamos lo obvio que es la cantidad de cámaras con las que se cuentan actualmente. Aclarar que la Alfabetización audiovisual significa que con intención reflexiva, interpretativa y propositiva (más allá de las competencias las apetencias), es necesario adentrarse a explorar los textos audiovisuales con las herramientas básicas de un análisis textual. 1. Identificar los elementos morfológicos de un audiovisual. 2. Interpretar sus significados, descubrir figuras retóricas y analogías. 3. Ser receptor@s activ@s de los mensajes audiovisuales, los impactos emotivos producidos por las imágenes. 4. Pensarse la “indefensión” del humano ante el “gran poder de seducción” de los audiovisuales. 5. Prepararse y preparar para sobrevivir en un mundo donde las relaciones simbólicas de los audiovisuales son las que configuran las “realidades”. Estas actitudes deben estar guiadas por unas actividades específicas que significan hacer un zoom a detalles que se pierden en el gran plano general. La modalidad de los talleres específicos, que deben ser diseñados por la docente según las características del grupo, funcionan en la medida que asumen el lenguaje audiovisual como un todo constituido de partes donde cada parte es un todo a la vez y precisa de una lectura detenida. Y permiten a cada participante reconocer conceptos fundamentales y realizar su aplicación creativa, de manera que para realizar tal o cual actividad, debe dialogar desde su individualidad con el otro colectivo. La labor como docente que guía un seminario taller en esta disciplina, debe concentrarse en preparar talleres específicos que didacticen las teorías y permitan que la comunidad 69 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. estudiantil aplique, experimente, sus posibilidades creativas. Las ganancias de este proceso están aseguradas pues se parte de la creación literaria, que va desde la planeación del proyecto, pasando por la construcción de textos narrativos de diversa índole (Biografías de personajes, sinopsis, story line, argumento, descripción de ambientes), hasta llegar a la grabación de ejercicios audiovisuales (de corta duración) que condensan este proceso. Mi propuesta es la siguiente para un curso de Fundamentación sobre lenguaje audiovisual, o su sinónimo Alfabetización audiovisual. Ocho talleres diseñados e implementados a razón de uno por sesión, en los que se evidencie un proceso de aprendizaje anclado a la escritura, a la transdisciplinariedad, a la experimentación con las nuevas tecnologías, considerando el indispensable manejo de estos lenguajes que debe tener una persona que se prepare en la universidad para ser docente escolar y avanzar en sus estudios académicos. A continuación presento brevemente y de manera general cada uno de los talleres que he implementado en mis cursos impartidos como parte del plan de estudios de Licenciatura en Literatura de la Escuela de Estudios Literarios de la Universidad del Valle. El primer taller de estas secuencias dinamizadoras se titula Morfología audiovisual, tiene como objetivo identificar los elementos morfológicos del lenguaje audiovisual. La descripción conceptual alude a que así como el lenguaje verbal tiene unas directrices de constitución, el lenguaje audiovisual se configura según una gramática, una sintaxis y una semántica que permiten estructurar mensajes, narrar, dar significado y sentido a determinados contenidos de imagen y sonido. Las actividades a realizar parten de la actividad fundamental, concentrada en identificar en una imagen fija: fotografía de diversos motivos: Situaciones animales, humanas, objetuales, de obras de arte; los siguientes elementos: punto, línea, forma, encuadre, luz, color. Previamente l@s estudiantes han recibido información sobre estos conceptos heredados de la teoría del dibujo. Aquí las enseñanzas básicas de Paul Klee son precisas. El segundo taller se titula Comunicación visual, comunicación gestual, comunicación icónica. Se propone identificar las características de cada tipo de comunicación; reconocer las diversas interacciones entre imágenes y sujetos; incentivar en cada estudiante la estructuración dinámica de enunciados espontáneos. La intención parte de relacionar individuo –espacio -productos audiovisuales - expresión oral y escrita, de allí que su descripción conceptual parta de reflexionar sobre la inmersión del mundo contemporáneo 70 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. en ciudades donde el mercado y su publicidad invaden el espacio audiovisual es necesario sensibilizar e instruir a la comunidad estudiantil sobre estos espacios, reflexionar sobre lo que transmiten y permitirles hacer la metacognición de sus opiniones ancladas a su vida cotidiana, a su lectura de ciudad, a su vida académica y a su vida artística. La tercera propuesta se titula Interpretar significados de representaciones icónicas y su objetivo es precisar la definición de este concepto que da Román Gubern en la relación que hay entre el producto audiovisual, quien especta y su mundo sociocultural. Es indispensable que cada estudiante sepa reconocer el marco de “convenciones culturales representativas de cada época, lugar, situación comunicacional, medio, género y estilo icónico” en el que se inscriben las formas simbólicas contenidas cada obra audiovisual. (La mirada opulenta. 1992). Las actividades relacionadas consistirán en la expectación de dos cortometrajes y la reflexión sobre los conceptos representaciones hiperformalizadas, representaciones formalizadas y representación icónica, a partir de lo propuesto por cada audiovisual leído. El cuarto taller lleva por título Búsquedas audiovisuales y pretende que cada estudiante realice un rastreo por las bases de datos, las video tiendas, las películas on-line, las videotecas, en busca de filmes que satisfagan sus curiosidades artísticas y despierten su interés investigativo, de manera que debe presentar ante el colectivo del curso el resultado de su pesquisa a la manera de una reseña escrita y una selección de imágenes extraídas de las películas seleccionadas. El taller número 5 titulado Sintaxis audiovisual: creación de mapas de imágenes y sonidos tiene por objetivo afianzar los preceptos teóricos de la sintaxis audiovisual, a través de la creación de un producto audiovisual en el que cada estudiante deberá realizar un video corto (máximo 5 minutos) en el que arme un grupo de imágenes y sonidos que le permita armar un mapa en el que transiten sus reflexiones sobre la creación audiovisual y el mundo contemporáneo. El sexto taller estará dedicado a la Semántica audiovisual: Descubrir figuras retóricas haciéndolas audiovisuales pretende que cada estudiante partiendo de la teoría de las figuras retóricas, cree un texto audiovisual en el que ejemplifique una de ellas. La duración será de un minuto máximo. El taller número 7 se titula Anuncios publicitarios: analogías. Dada la inmersión de la publicidad y en general de todos los medios masivos en la vida cotidiana y cultural, 71 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. considerando la intimación del ser humano con las Tics, es indispensable asumir esta “migración cultural” (Monsivais:) desde la metacognición y el desglosamiento de sus discursos. Cada estudiante encontrará herramientas de análisis para ingresar a los anuncios publicitarios que más le impacten. De la mano con la estructura de Gubern (1992) se identificarán en el texto publicitario: Tipo de anuncio, recursos que utiliza, valores que transmite, mensajes advertidos y mensajes inadvertidos. Cada estudiante presentará esto ante el colectivo del curos con una videograbación del comercial seleccionado. Las actividades preparadas para la realización del taller número 8 están encaminadas a que cada estudiante encuentre en La narración icónica con imágenes fijas una herramienta expresiva y una posibilidad de adentrarse a conocer relatos impensados, en un formato que para el arte significa la confluencia de la literatura, la historia y el dibujo de manera idónea, pues son digeribles hasta para los lectores más anoréxicos. Así que cada estudiante deberá escoger un cómic, historieta o tebeo de su máximo gusto para identificar siguiente: La secuencia de las viñetas. La permanencia de un personaje a lo largo de la serie. En los globos o bocadillos ¿Cómo se expresan los personajes? ¿Cuáles interjecciones usa? ¿Cuáles palabras prefiera cada personaje? ¿Cuánto tiempo dura cada historieta? ¿Cuánto duran las elipsis? Por ejemplo, ¿cuáles acontecimientos se omiten? Teniendo en cuenta que la eficacia del cómic en el manejo de la economía del lenguaje y del intervalo entre el tiempo y la narración, este taller titulado Mi historieta favorita: La narración icónica con imágenes fijas. Dejará a cada estudiante en un nivel que le permite proponer, ser creativo y crítico en sus actividades cotidianas, de manera que decante alguna porción de la inmensidad informativa recibida por segundo. Así llega la propuesta a su taller final, titulado Realizo un video con lo aprendido durante los ocho talleres anteriores, donde se pretende que cada estudiante cree un video corto, de tema libre , utilizando los conocimientos adquiridos con antelación. Las herramientas de planeación serán las básicas de escaletear el relato, clarificar su conflicto, su estructura dramática y a grabar… La implementación de esta propuesta me ha demostrado que conocer de manera estructural y simbólica el lenguaje audiovisual, utilizando las herramientas que proporcionan artes como la literatura, el dibujo, el cine o diversas teorías de la comunicación, cinematográficas, guionísticas, de diseño, antropológicas potencia las actividades de 72 Poligramas 39, primer semestre 2014, ISSN 0120-4130. escritura, la lectura crítica y el sentido histórico de cada estudiante, enfrentado a la cantidad ingente de imágenes y sonidos ávidas de captar toda su atención. Así como el lenguaje verbal tiene unas directrices de constitución, el lenguaje audiovisual se configura según una gramática, una sintaxis y una semántica que permiten estructurar mensajes, narrar, dar significado y sentido a determinados contenidos. Solamente adentrándonos en sus filigranas podremos resignificar las maneras expresivas del arte, de la industria, del comercio, de la tecnología y de la educación. Matar la metáfora para engendrar una metonimia, armar el decollage que significa rasgar nuestros saberes insertados en microchip genético del código binario y dar paso al florecimiento de la multiplicidad creativa. Bibliografía Balle, Francis y Gérard Eymery, Los nuevos medios de comunicación masiva, México: Fondo de cultura económica, 1989. Barbero, Jesús Martín y Sonia Muñoz, Televisión y melodrama, Colombia: 1990? Barthes, Roland, La cámara lúcida. Barcelona: Paidós. 1997. Baudrillard, Jean. Pantalla total. Barcelona: Anagrama, 2000. Bernal, Germán, González, Julián, Gómez, Rocío del Socorro, Nuestra casa, nuestras pantallas: manual de convivencia con las pantallas audiovisuales Colombia: Comisión Nacional de Televisión, 2004. Casseti, Francesco y Federico di Chio. Cómo analizar un film, Barcelona: Paidós, 1990. 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