C O L O M B I A Nuevos testimonios sobre la responsabilidad del

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C O L O M B I A
Nuevos testimonios sobre la responsabilidad
del ejército en las
desapariciones
JUNIO DE 1991
23/23/91/s
RESUMEN
ÍNDICE AI: AMR
DISTR: SC/CO
La prensa nacional colombiana publicó recientemente la
declaración jurada de un ex agente del servicio de inteligencia
militar hecha ante el Jefe de la Oficina de Investigaciones
Especiales de la Procuraduría General. La declaración parece que
proporciona indicios adicionales de la participación del ejército
colombiano en violaciones de derechos humanos, como torturas,
desapariciones y ejecuciones extrajudiciales.
El ex agente de inteligencia militar había sido miembro durante
más de 10 años del Batallón de Inteligencia y Contrainteligencia
Charry Solano (BINCI), con sede en Bogotá, y en la declaración
proporcionó información sobre la existencia de varias unidades de
inteligencia cuyo cometido es infiltrarse en los grupos guerrilleros
y en sus presuntas redes de apoyo.
Entre los casos que se mencionan en la declaración jurada están
los de Nydia Erika Bautista de Arellana, que desapareció la tarde
del 30 de agosto de 1987 mientras esperaba en una parada de autobús
en el distrito de Casablanca de Bogotá; y Amparo del Carmen
Tordecilla Trujillo, que desapareció tras ser detenida en la esquina
de una calle de Bogotá el 25 de abril de 1989.
Amnistía Internacional no puede fundamentar todos los detalles
proporcionados por el ex agente militar, pero está preocupada porque
el testimonio se ajusta a otras denuncias recibidas por la
organización, que han sido objeto de investigaciones oficiales por
parte de la Procuraduría General, y que indican la responsabilidad
del ejército colombiano en violaciones de derechos humanos. Amnistía
Internacional cree que esta información reciente debería ser
investigada completamente por los organismos investigadores
apropiados, como son la Procuraduría General y los tribunales
penales, y que los miembros del ejército implicados en violaciones
de derechos humanos deberían ser puestos a disposición judicial.
De acuerdo con la práctica habitual de Amnistía Internacional,
no se hacen públicos los nombres de los acusados de violaciones
de derechos humanos.
Este texto resume un documento de 9 páginas titulado Colombia:
Nuevos testimonios sobre la responsabilidad del ejército en las
desapariciones, índice AI: AMR 23/23/91/s, y publicado por Amnistía
Internacional en junio de 1991. Las personas que deseen más
2
información o emprender acciones al respecto, deberá consultar el
documento en su integridad.
SECRETARIADO INTERNACIONAL, 1 EASTON STREET, LONDRES WC1X 8DJ, REINO
UNIDO
TRADUCCION DE EDITORIAL AMNISTIA INTERNACIONAL, ESPAÑA
C O L O M B I A
Nuevos testimonios sobre la responsabilidad
del ejército en las
desapariciones
Junio de 1991
Indice AI: AMR 23/23/91/s
Distr: SC/C0
SECRETARIADO INTERNACIONAL, 1 EASTON STREET, LONDRES WC1X 8DJ,
REINO UNIDO
TRADUCCION DE EDITORIAL AMNISTIA INTERNACIONAL, ESPAÑA
C O L O M B I A
Nuevos testimonios sobre la responsabilidad
del ejército en las
desapariciones
La prensa nacional colombiana publicó recientemente la
declaración jurada de un ex agente del servicio de inteligencia
militar hecha ante el Jefe de la Oficina de Investigaciones
Especiales de la Procuraduría General. La declaración parece que
proporciona indicios adicionales de la participación del ejército
colombiano, bien directamente o por medio de las fuerzas
paramilitares, en violaciones de derechos humanos, como torturas,
desapariciones
y
ejecuciones
extrajudiciales.
Amnistía
Internacional ha recibido una copia de la declaración jurada.
El ex agente de inteligencia militar declaró que había sido
miembro de la Central de Inteligencia Militar de Bogotá, Batallón
de Inteligencia y Contrainteligencia Charry Solano, (BINCI),
durante más de 10 años, y proporcionó información sobre la
existencia de varias unidades de inteligencia cuyo cometido es
infiltrarse en los grupos guerrilleros y en sus presuntas redes
de apoyo. También testificó sobre la existencia de una unidad
especial formada por: "...personas activas, colaboradores civiles
de tendencias de ultraderecha, gente que está en capacidad de
fabricar cualquier cosa con el fin de desaparecer a una persona
o, simplemente, de que aparezca muerta, en circunstancias que no
permitan inculpar al ejército".
El ex agente de inteligencia militar aseguró que había hecho
la declaración porque sospechaba que estaba siendo seguido por el
ejército y, conociendo sus métodos, temía que él mismo pudiera
desaparecer.
Entre los casos de violaciones de derechos humanos mencionados
en la declaración hecha por el ex agente de inteligencia militar
están los de dos mujeres jóvenes: Nydia Erika Bautista de Arellana,
que desapareció el 30 de agosto de 1987, y Amparo del Carmen
Tordecilla Trujillo, que desapareció el 25 de abril de 1989. En
el momento de la desaparición de Nydia Erika Bautista y de Amparo
Tordecilla, Amnistía Internacional instó a las autoridades
colombianas a que llevaran a cabo investigaciones inmediatas para
averiguar su paradero y para asegurar que los responsables eran
entregados a la justicia.
Amnistía Internacional no puede fundamentar todos los
detalles proporcionados por el ex agente de inteligencia militar,
pero está preocupada porque el testimonio se ajusta a otras
informaciones de violaciones de derechos humanos cometidas por el
personal de la inteligencia militar colombiana recibidas por la
organización, que han sido objeto de investigaciones oficiales por
parte de la Procuraduría General, y que indican la responsabilidad
del ejército colombiano en violaciones de derechos humanos.
Amnistía Internacional cree que esta información reciente debería
ser investigada de forma exhaustiva por la Procuraduría General
Amnistía Internacional
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y los tribunales penales, para que se sepa la verdad que rodea a
los casos incluidos en el testimonio, en especial las desapariciones
de las dos mujeres, y para que los responsables sean puestos a
disposición judicial.
De acuerdo con la práctica habitual de Amnistía
Internacional, no se hacen públicos los nombres de los acusados
de violaciones de derechos humanos.
AMPARO DEL CARMEN TORDECILLA TRUJILLO
INFORMACION RECIBIDA POR AMNISTIA INTERNACIONAL ANTES DE LA
DECLARACION DEL EX AGENTE MILITAR
Amparo Tordecilla desapareció tras ser detenida en la esquina
de una calle de Bogotá el 25 de abril de 1989. Alrededor de las
10 de esa mañana, Fabiola Correa de Olivella salió de su casa de
Bogotá para llevar alguna costura a su prima, Amparo Tordecilla.
Fabiola Correa se quedó en casa de Amparo Tordecilla para cuidar
de los dos niños de corta edad de su prima mientras Amparo estaba
fuera de casa. Poco antes de las 11, Amparo Tordecilla telefoneó
a su prima para decir que no volvería hasta después de la comida.
Su familia no volvió a verla nunca más.
Según testigos presenciales, Amparo Tordecilla fue secuestrada
en la esquina de la Calle 47 y la Carretera 8 por, al menos, tres
hombres que vestían ropas civiles y que la obligaron a entrar en
un taxi 'Chevrolet' amarillo, con número de matrícula SF 3257.
Amparo Tordecilla gritó pidiendo ayuda y trató de resistirse.
Durante el forcejeo perdió un zapato. Sus asaltantes huyeron
llevándosela consigo y, desde entonces, su paradero es desconocido.
En el momento del secuestro, una profesora e investigadora de
la Universidad Piloto y Autónoma de Bogotá, María Teresa Cifuentes
Traslaviña, estaba en una papelería y pudo tomar el testimonio de
los testigos. También recogió el zapato de Amparo Tordecilla. Luego,
la profesora de universidad informó del secuestro de Amparo
Tordecilla a la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos
(ASFADDES) y les entregó el zapato, que fue identificado más tarde
como propiedad de Amparo Tordecilla por su hijo de 5 años de edad,
Juan Camilo.
Los grupos de derechos humanos locales denunciaron su
desaparición al Procurador General y a otras autoridades e
inmediatamente la Oficina de la Procuraduría General abrió una
investigación1.
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La Procuraduría General ejerce el control de los derechos
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AMPARO DEL CARMEN TORDECILLA TRUJILLO
El 5 de mayo de 1989 el Jefe del BINCI admitió ante la Oficina
de la Procuraduría General que el taxi utilizado en la operación
en la que Amparo Tordecilla había desaparecido pertenecía al BINCI
y había sido usado ese día. Sin embargo, el jefe militar negó que
Amparo Tordecilla estuviera bajo su custodia y aseguró que el
incidente presenciado por los testigos era meramente un agente
militar que estaba siendo recogido por un taxi.
El 8 de junio de 1989, el padre de Amparo Tordecilla, Fausto
Tordecilla Polo, presentó un auto de hábeas corpus ante el Juzgado
36 Penal Municipal. Lo que sigue está tomado de la petición de hábeas
corpus:
"Fui informado a través de diferentes familiares, amigos y
de miembros de la Asociación de Familiares de Detenidos
Desaparecidos de Colombia, que mi hija fue violentamente
introducida por varias personas vestidas de civil en un
vehículo Taxi de color amarillo de placas SF3257 el día
humanos en Colombia. Por mandato constitucional, investiga las
presuntas violaciones de derechos humanos en que están implicados
agentes del Estado.
Amnistía Internacional
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25 de abril del año en curso a las 11 A.M. en la calle 47
con carrera 8, esquina nororiental, Bogotá.
(...) En conversación sostenida con el Dr. ECHEVERRI OSSA,
Delegado para los Derechos Humanos, se me informe que mi
hija se encuentra recluida en instalaciones militares
debido a que funcionarios del ejército la aprehendieron.
Con posterioridad, al investigar la Delegada de las Fuerzas
Militares la identificación del vehículo ya mencionado se
establece de manera irrefutable que el Taxi pertenece
oficialmente al servicio de Inteligencia del Ejército
Nacional, y que efectivamente se encontraba en el sitio,
el día y la hora de los hechos.
La aceptación original del Ejército de la captura de mi hija
a través de la Procuraduría es negada con posterioridad
con argumentos risibles, si no fuera por la tragedia que
estoy viviendo en el actual momento.
Presumo que mi hija se encuentra (...) en las instalaciones
de la Brigada Nº XIII de Institutos Militares, o en el BINCI
- Charry Solano."
Cuando desapareció, Amparo Tordecilla tenía 28 años, era
maestra y madre de dos niños de corta edad, también estudiaba
informática. Era miembro del Partido Comunista de Colombia (legal).
INVESTIGACIONES INICIADAS
El Procurador General y los Procuradores Delegados para los
Derechos Humanos y para las Fuerzas Armadas abrieron una
investigación sobre la desaparición de Amparo Tordecilla.
El 12 de mayo de 1989, el doctor César Augusto Delgado Ramos, abogado
del Procurador Delegado para las Fuerzas Armadas, envió un informe
preliminar al Procurador General confirmando que, el 25 de abril,
el taxi con matrícula SF 3257 había sido usado por la Brigada XX
(BINCI) y que tres hombres habían recogido a una mujer como parte
de su misión. Los tres hombres, entre los que se encontraban un
suboficial y un sargento segundo, lo atestiguaron. En mayo de 1989,
una mujer hizo un informe reservado ante el abogado del Procurador
Delegado para las Fuerzas Armadas en el cual declaraba que ella
era la persona que se había subido al taxi con matrícula SF 3257
el 25 de abril, a requerimiento del servicio de inteligencia
militar, para el que, según aseguraba, había trabajado durante
dos años. No obstante, el 19 de mayo de 1989, los Procuradores para
los Derechos Humanos y para las Fuerzas Armadas emitieron un
comunicado de prensa en el que declaraban: "no son satisfactorias
hasta este momento las explicaciones dadas por los organismos de
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inteligencia de dicho cuerpo".
El 31 de enero de 1990, el abogado del Procurador Delegado para
las Fuerzas Armadas, presentó su informe evaluativo a la
Procuraduría de las Fuerzas Armadas. En él confirmaba que tres
miembros de la Brigada XX recogieron a una empleada del servicio
de inteligencia militar en un taxi que pertenecía a la Dirección
de Inteligencia. El informe añadía que no se podía confirmar si
Amparo Tordecilla había desaparecido o no, especialmente a la vista
de "su situación personal, que es por demás sospechosa y
misteriosa". El 30 de marzo de 1990, la Procuraduría de las Fuerzas
Armadas decidió "ordenar el archivo de las diligencias en lo que
respecta a la posible vinculación de miembros adscritos al
Ministerio de Defensa Nacional".
El 30 de junio de 1990, la mujer empleada por el servicio de
inteligencia militar que afirmaba ser la persona que se había subido
al taxi con matrícula SF 3257, reapareció ante los investigadores
de la Procuraduría General e hizo una declaración jurada ante la
Oficina de Investigaciones Especiales de la Procuraduría General
en la que afirmaba que su declaración inicial, de mayo de 1989,
era en realidad falsa: "La versión no es ajustada a la realidad,
me motivó porque para mí era un trabajo que debía realizar y para
el cual fui remunerada". Además, declaró que la persona de contacto
del servicio de inteligencia militar le había dicho que hiciera
la declaración falsa de mayo de 1989, y le había dado una descripción
de su supuesta apariencia en el momento de la desaparición de Amparo
Tordecilla. Asimismo dijo que también había tenido que alterar su
apariencia para realizar la declaración ante el abogado de la
Procuraduría de las Fuerzas Armadas, tuvo que teñirse el pelo, darse
maquillaje y llevar tacones altos. Explicó que estudiaba en la
Universidad Nacional y que trabajaba como confidente para el
ejército. Su trabajo había consistido en infiltrarse en grupos de
la oposición armada que actuaban en la universidad, como el
Movimiento 19 de Abril (M-19), el Ejército de Liberación Nacional
(ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL)2, y en proporcionar
2
Las negociaciones de paz con el M-19 iniciadas en 1989
culminaron con la entrega formal de las armas por parte del grupo
en marzo de 1990, tras 16 años de oposición armada. El gobierno
colombiano está discutiendo actualmente una propuesta de paz con
la Coordinadora Nacional Guerrillera, que representa a más de 10.000
miembros del ELN, una facción escindida del EPL, y con las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El EPL, que se cree
Amnistía Internacional
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información sobre sus actividades al servicio de inteligencia del
ejército. En el momento de su declaración jurada, la mujer afirmó
que ya no estaba empleada por el servicio de inteligencia militar.
El 8 de agosto de 1990, la Oficina de Investigaciones Especiales
de la Procuraduría General "resolvió reabrir la indagación
preliminar" sobre la desaparición de Amparo Tordecilla, porque de
la última declaración de la mujer empleada por el servicio de
inteligencia militar "se infiere que individuos pertenecientes al
Ejército Nacional relizaron un montaje" de la desaparición de Amparo
Tordecilla. El 26 de septiembre de 1990, la Oficina de
Investigaciones Especiales de la Procuraduría General emitió su
informe definitivo sobre la investigación preliminar. El informe
acusa al Director de Inteligencia del Ejército Nacional , Teniente
Coronel Luis Bernardo Urbina Sánchez, del "deseo de querer ocultar
la realidad de los hechos, en favorecimiento de la Institución a
que pertenece y encubriendo faltas de sus subalternos". Dictaminaba
que se abriera una investigación formal disciplinaria contra dos
coroneles, un capitán, un sargento, un cabo primero y un agente
por la desaparición de Amparo Tordecilla. También pedía que se
nombrara un Agente Especial para la investigación llevada a cabo
por el Juzgado de Instrucción Criminal.
El papel de la Procuraduría General de Colombia consiste, tal
y como lo define el artículo 143 de la Constitución, en "supervigilar
la conducta oficial de los empleados públicos; y perseguir los
delitos y contravenciones que turben el orden social". La
Procuraduría de los Derechos Humanos, las Fuerzas Armadas y la
Policía llevan a cabo investigaciones para determinar la
responsabilidad en el caso de un comportamiento incompatible con
el ejercicio de sus deberes por parte de agentes de las fuerzas
armadas, la policía, los servicios de seguridad y otros funcionarios
públicos, y para que se impongan sanciones si el caso lo requiere.
Si la investigación disciplinaria determina la responsabilidad de
las fuerzas armadas, la Procuraduría General puede imponer
sanciones disciplinarias (que van desde multas a la suspensión de
empleo) y puede recomendar que se inicien procedimientos penales
contra los implicados.
En octubre de 1990, la Oficina de Investigaciones Especiales
de la Procuraduría General pidió al Juzgado 4º Especializado de
Bogotá que nombrara un juez para llevar a cabo la investigación
sobre la presunta participación de los agentes del servicio de
que cuenta con 2.000 miembros, ha abandonado las armas y va a
convertirse en un partido político legal llamado Esperanza, Paz
y Libertad (EPL).
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inteligencia del ejército, de los que se daban nombres, en la
desaparición de Amparo Tordecilla. Amnistía Internacional no tiene
información ulterior sobre la marcha de la investigación judicial.
NUEVA INFORMACION INCLUIDA EN LA DECLARACION DEL EX AGENTE MILITAR
Según una declaración jurada reciente realizada ante la Oficina
de Investigaciones Especiales de la Procuraduría General por un
ex agente del servicio de inteligencia militar, agentes de la
Brigada XX de la Central de Inteligencia del Ejército de Bogotá,
Batallón de Inteligencia y Contrainteligencia Charry Solano
(BINCI), son los autores, "por orden superior", del secuestro de
Amparo Tordecilla y de su interrogatorio en una granja en Soacha,
a corta distancia del sur de Bogotá, sobre las actividades del grupo
de la oposición armada Ejército de Liberación Popular (EPL), antes
de hacerla desaparecer. Estaban implicadas al menos siete u ocho
personas, de acuerdo con el testimonio: "Ese día, el 25 de abril
de 1989, retuvieron, quienes eran los encargados de cubrir el blanco
EPL, retuvieron a una muchacha que posteriormente supe que se
llamaba Amparo Tordecilla... ese trabajo lo desarrollaron por lo
menos de siete a ocho personas... la niña fue desaparecida por el
grupo que le correspondía".
NYDIA ERIKA BAUTISTA DE ARELLANA
INFORMACION RECIBIDA POR AMNISTIA INTERNACIONAL ANTES DE LA
DECLARACION DEL EX AGENTE MILITAR
Nydia Erika Bautista fue detenida la tarde del 30 de agosto
de 1987 poco después de salir de casa de sus padres en el distrito
de Casablanca de Bogotá, donde la familia había tenido una
celebración religiosa en honor de su hijo de 14 años. Estaba
esperando en una parada de autobús cercana, para despedir a una
amiga, cuando un grupo de hombres armados, con ropas de civil, la
obligaron a subir a un jeep gris de la marca Suzuki dentro del que
estaban esperando otros hombres. Los testigos de su secuestro
testificaron ante el 53 Juzgado de Instrucción Criminal poco después
del incidente.
NYDIA ERIKA BAUTISTA ARELLANA
Amnistía Internacional
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A comienzos de 1990 se informó a la familia de Nydia Erika
Bautista de que se había encontrado enterrado un cuerpo sin nombre
("N.N."), en una fosa común de Quebradablanca, en la carretera que
va de Bogotá a Villavicencio (capital del departamento de Meta),
de características similares a las suyas. Según el acta de
levantamiento, el cadáver enterrado el 12 de septiembre de 1987
en Quebradablanca estaba atado y con los ojos vendados, y además
presentaba desfiguración facial.
El 26 de julio de 1990 se exhumó el cuerpo en presencia del
jefe de la Policía Judicial de Cáqueza, el Procurador General,
miembros de la Oficina de Investigaciones Especiales de la
Procuraduría General, el abogado de la familia, un agente especial
de instrucción criminal, un médico y un odontólogo, así como de
familiares, que pudieron identificar el cuerpo de Nydia Erika
Bautista por las ropas y otros accesorios que llevaba puestos el
día de su desaparición. El 28 de julio de 1990, la familia enterró
a Nydia Erika Bautista en Bogotá.
El 11 de septiembre, la Oficina de Investigaciones Especiales
de la Procuraduría General concluyó que los restos mortales
enterrados en Guayabetal el 12 de septiembre de 1987 como "N.N.",
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pertenecían, efectivamente, a la desaparecida Nydia Erika Bautista.
Nydia Erika Bautista tenía 32 años cuando desapareció, era
graduada en Económicas por la Universidad Nacional y en Sociología
y Económicas por la Universidad Central. Había sido una estudiante
activista y miembro del M-19. En el momento de su secuestro estaba
desempleada. Previamente, había sido detenida en Cali, junto con
dos presuntos guerrilleros ecuatorianos, el 27 de mayo de 1986,
después de un registro domiciliario llevado a cabo por agentes de
la Brigada XIII del ejército. En aquél entonces estuvo detenida
tres semanas en situación de incomunicada, durante las cuales, según
los informes, fue torturada. Alteraron su apariencia física (por
ejemplo, le cortaron y tiñeron el pelo) y luego la llevaron al centro
de la ciudad de Cali para que identificara a otros miembros del
M-19. Después de su detención, Nydia Erika Bautista se mudó a Bogotá
a consecuencia de las repetidas amenazas anónimas hechas contra
su vida, realizadas, según creía ella, por las fuerzas de seguridad.
INVESTIGACIONES INICIADAS
La Oficina de la Procuraduría General abrió una investigación
sobre su desaparición y desde entonces el caso permanece en la fase
de "averiguación responsables".
El 25 de septiembre de 1987, el padre de Nydia Erika Bautista,
Publio Alfonso Bautista Sarmiento, denunció su desaparición al Juez
45 de Instrucción Criminal de Bogotá. El Juzgado 53 de Instrucción
Criminal archivó el caso en 1990, basándose en que no había sido
acusado nadie: "por no existir sindicado".
NUEVA INFORMACION INCLUIDA EN LA DECLARACION DEL EX AGENTE MILITAR
Según una declaración jurada reciente realizada ante la Oficina
de Investigaciones Especiales de la Procuraduría General por un
ex agente del servicio de inteligencia militar, agentes de la
Brigada XX de la Central de Inteligencia del Ejército de Bogotá,
Batallón de Inteligencia y Contrainteligencia Charry Solano
(BINCI), mantuvieron vigilada a Nydia Erika Bautista, bajo la
sospecha de que era miembro del M-19, hasta su secuestro cerca de
la casa familiar en el distrito de Casablanca de Bogotá. Según el
testimonio del agente del servicio de inteligencia militar, "la
mantuvieron controlada hasta en las horas de la noche, cuando ella
iba llegando a su residencia ubicada en el sector de Casablanca,
en ese sector y ya entradas las horas de la noche la capturaron,
habiéndola introducido en un Jeep Suzuki SJ-410 de color gris, de
allí la llevaron a una finca, la mantuvieron por espacio de dos
días, posteriormente la llevaron hacia el sector de Quebradablanca
y allí le dieron muerte". La declaración señalaba al comandante
y al sargento como los autores directos del crimen, así como a otros
agentes del BINCI.
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Amnistía Internacional no puede fundamentar todos los
detalles proporcionados por el ex agente de inteligencia militar,
pero su testimonio se ajusta a otras informaciones recibidas por
la organización, de otras fuentes, y que han sido objeto de
investigaciones oficiales por parte de la Procuraduría General.
Amnistía Internacional cree firmemente que esta información
reciente debería ser reinvestigada y, en el caso de Nydia Erika
Bautista, reabierta por parte de la Procuraduría General y los
tribunales penales, para que se sepa la verdad que rodea a las
desapariciones de las dos mujeres incluidas en el testimonio, y
para que los responsables sean puestos a disposición judicial.
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COLOMBIA:NUEVOS TESTIMONIOS SOBRE LA RESPONSABILIDAD DEL EJERCITO
EN LAS DESAPARICIONES
Distribución
El SI ha enviado este documento directamente a todas las
Secciones para su información y a todos los Coordinadores de la
RAR del Norte de los Andes para que emprendan acciones.
Acciones Recomendadas
Por favor, asegúrense de que todas las personas pertinentes
de su Sección reciben copias de este documento, y que se archiva
debidamente para futuras consultas.
Se ha pedido a los miembros de la RAR del Norte de los Andes
que emprendan acciones relacionadas con los casos que figuran en
este documento.
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