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Xerox University Microfilms 300 North Zeeb Road Ann Arbor, Michigan 48106 75-14,205 CABELLO, George Tony, 1931EL HUMOR EH EL TEATRO DE MIGUEL MIHURA. [Spanish Text] The University of Arizona, Ph.D., 1974 Language andTlteraWe, modern * Xerox University Microfilms, Ann Arbor, Michigan 48106 0 COPYRIGHT 1974 . GEORGE TONY CABELLO | EL HUMOR EN EL TEATRO DE MIGUEL MIHURA t»y George Tony Cabello A Dissertation Submitted to the Faculty of the DEPARTMENT OF ROMANCE LANGUAGES In Partial Fulfillment of the Requirements For the Degree of DOCTOR OF PHILOSOPHY WITH A MAJOR IN SPANISH In the Graduate College THE UNIVERSITY OF ARIZONA 19 7 4 THE UNIVERSITY OF ARIZONA GRADUATE COLLEGE I hereby recommend that this dissertation prepared under my direction by George Tony Cabello entitled EL HUMOR EN EL TEATRO DE MIGUEL MIHURA be accepted as fulfilling the dissertation requirement of the degree of DOCTOR OF PHILOSOPHY 0- Qlstt] Dissertation Director /C<Date After inspection of the final copy of the dissertation, the following members of the Final Examination Committee concur in its approval and recommend its acceptance:*" (•R /fjk* •Ta "This approval and acceptance is contingent on the candidate's adequate performance and defense of this dissertation at the final oral examination. The inclusion of this sheet bound into the library copy of the dissertation is evidence of satisfactory performance at the final examination. STATEMENT BY AUTHOR This dissertation has been submitted in partial fulfillment of requirements for an advanced degree at The University of Arizona and is deposited in the University Library to be made available to borrowers under rules of the Library, Brief quotations from this dissertation are allowable without special permission, provided that accurate acknowledgment of source is made. Requests for permission for extended quotation from or reproduction of this manuscript in whole or in part may be granted by the copyright holder. SIGNED: AGKADECIMIENTOS Mis mSs sinceros agradecimientos al profesor Charles F. Olstad, director de esta disertaci6n, por su invaluable ayuda. Sus consejos, su critica constructiva, su interns y paciencia han hecho que este estudio sea una realidad. Quiero agradecer tambiSn a los miembros de mi comitS, los profesores Robert R. Bacalski, Leo L. Barrow, Jack Emory Davis, por sus sugerencias y el generoso apoyo que me han prestado. S61o me queda expresar mi gratitud al autor, Miguel Mihura, que con gran gentileza y prontitud me ayud6 a aclarar datos vitales para este estudio. iv INDICE PSglna RESUMEN vii CAPITULO I. INTRODUCCION 1 Prop6sito Exito de Publico Exito de Crltica Palta de Estudios Enfogue Lo que es el Humor La Teorla Filos6fica de Bergson La TeorSa Sicolfigica de Freud II. ESTRUCTURA La Escena La Trama Temas III. 22 ............. CARACTERIZACION 22 31 34 47 La Mujer El Hombre Marido y Mujer Padres y Suegros , Los Criados . IV. 1 2 4 7 10 10 14 19 . LENGUAJE 58 78 94 102 107 114 El Silencio La Repeti.ci.6n Repetici6n de Preguntas Repetici6n de Palabras Repetici6n de Frases ......... Nombres CCSmicos El DiSlogo Desarticulado La Esticomitla La Anti-Conclusi6n La Pregunta y Respuesta Inesperada .... v 125 129 130 133 135 138 143 146 149 153 vi INDICE—Continuaci6n p£gina La ComuniCn Ffitica El Clichg El Resumen CCmico El Doble Sentido El Simil La Ironla Resumen del Lenguaje V. CONCLUSION BIBLIOGRAFIA SELECTA * ... » 157 161 164 169 174 178 182 185 194 RESUMEN El prop6sito de este estudio es analizar la t§cnica del humor y su raanifestaciCn en el teatro de situaci6n de Miguel Mihura. En el capltulo I, y como punto de partida, analizamos el humor, principalmente segtin las teorias de Bergson y Freud, que se ajustan en multiples ocasiones al teatro mihuriano. En el capitulo II estudiamos la estructura, Vemos. como Mihura se vale del tema, la trama y de la escena misma para hacer reir a su ptiblico. El tema sirve como elemento unificador y es la plataforma desde la cual el autor se lanza a tejer su tJscnica humorlstica, Sirve como excusa para inventar salidas graciosas, situaciones imprevistas o condiciones que muestran al protagonista en un estado de rigidez propicio para el humor. Caracterlsticamente, notamos tres etapas en su trama: orden, desorden, orden. Mediante esta simple ttlcnica, el autor coloca a sus personajes en situaciones embarazosas, produciendo un cambio de carScter generalmente risible. Mihura se vale tambi6n de diferencias entre su trama y la representacifin para causar la sorpresa c6mica. El capltulo III estS dedicado a la caracterizaci6n. El autor presenta a sus personajes en condiciones inusitadas. Los blancos de la burla son: el falso don Juan, la vii viii prostituta, el torero intelectual, el exiliado que regresa a la patria, el detective, etc. Mihura se rle de los hombres y de las mujeres, de los j6venes y de los viejos, de los ricos y pobres, y a veces de si mismo. El autor elige lo absurdo, lo inesperado, lo fuera de lugar, o cierto aspecto exagerado, para hacer de sus personajes un repertorio que da gran realce al humor de su teatro. Sin embargo Mihura mantiene su fe en el individuo y s6lo dirige su critica contra aquella parte de la sociedad que considera mecanizada y rlgida, y que de una forma u otra, est£ tratando de destruir al individuo. En el capitulo IV examinamos la tScnica del humor mihuriano en el lenguaje de su teatro. Trece son las caracterlsticas que aparecen con mSs frecuencia en su lenguaje, donde el virtuosismo verbal de Miguel Mihura es evidente. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. El silencio La repeticifin Nombres c6micos El dicilogo desarticulado La esticomitla La anti-conclusi6n La pregunta y respuesta inesperada La comuni6n fStica El clich€ El resumen c6mico El doble sentido El slmil La ironia CAPITULO I INTRODUCTION Propfisito El propfisito de este estudio es analizar la t^cnica del humor en el teatro de situaci6n de Miguel Mihura Santos,1 Se distinguen claramente dos etapas en el teatro de Mihura. La primera va de 1932 a 194 3. teatro de vanguardia. La segunda etapa va desde 1946 hasta 1968, fecha de su ftltima obra, situaci6n. La llamaremos su Este es su teatro de El teatro de vanguardia se caracteriza por cierta falta de lfigica y por un lenguaje descoyuntado. En el teatro de situacifin el lenguaje se hace menos absurdo y 1^ situacifin mSs veroslmil. Espero demostrar que las comedias mihurianas son excelentes no s61o como vehXculos de entretenciSn, a juzgar por el gran 6xito de publico, sino que tienen igualmente un 1. Miguel Mihura, Obras completas (Barcelona: Editorial A H R, 1962). Las futuras referencias a esta obra se indicarSn en el texto, bajo el titulo Obras, mSs la p&gina correspondiente. Las ocho comedias que no aparecen en Obras, todas publicadas en forma separada por la Editorial Escelicer (ColecciSn Teatro), Madrid, ser£n citadas asi mismo en el texto y abreviadas de la siguiente manera: Las entretenidas, 1962 (Entretenidas)j La bella Dorotea, 1963 (Bella); Ninette y un senor de Murcia, 1964 (Murcia); Milagro en casa de los L6pez, 1964 (Milagro); La tetera, 19 65 (Tetera); "Ninette", M"odas de Paris, 19 66 (Modas)T La decente, 1967 (Decente); S61o el amor y la luna traen fortuna, 1968 (S61o). 1 gran valor literario, como lo indica el Sxito que sus obras han recibido de parte de la crltica. Exito de PGblico La popularidad que gozan las obras de Mihura dice algo acerca de su mSrita Sus obras se han representado con gran §xito en Espana, LatinoamSrica y en Francia, La popularidad y valor de sus obras han alcanzado tambiSn a otros palses, como Inglaterra, BSlgica, y Estados Unidos, donde generalmente grupos universitarios han puesto sus obras en escena. En una encuesta hecha por el diario El Pueblo en 1964, Mihura figur6 como el autor m&s popular de Espana. 2 Un indicio de la popularidad de un comedi6grafo es, desde luego, el nCimero de representaciones que sus obras han alcanzado. Las obras de mSs 6xito popular, de acuerdo con el propio autor, han sido: Murcia, Melocot6n en 3 4 almlbar y Maribel y la extraria familia. Esta Ultima que se represent6 en el Teatro Beatriz de Madrid en 1959 ha alcanzado mSs de dos mil represen­ taciones, algo verdaderamente extraordinario para una obra 2. JuliSn Cort§s»-Cavanillas, "PsicoanSlisis de Miguel Mihura," ABC (Madrid), Marzo lr 1965, p. 31, 3. Las futuras referencias a esta obra serSn abreviadas bajo el tltulo: Melocot6n. 4. Las futuras referencias a esta obra serein abreviadas bajo el titulo: Familia, de autor contemporSneo. Murcia/ estrenada en el Teatro de la Comedia en setiembre de 1964, se ha representado tambiSn m&s de dos mil veces batiendo el "record" de permanencia en el cartel, ya que se represents por un ano entero, incluyendo el verano, Algo que, como dice el autor, en Espaiia no se 5 6 habia conseguido, Otras obras como Sublime decisi6n, Decente, Melocot6n y A media luz los tres7 se han represen­ tado mfis de quinientas veces. Las obras de Mihura han tenido tambiSn gran popularidad en Latinoamgrica. mujer asesinadita g S61o una obra El caso de la alcanzfi mSs de 400 representaciones en la Ciudad de M§xico y fue llevada posteriormente al cine, Otro indicio de la popularidad de Mihura es el hecho de que muchas de sus obras han sido traducidas a otras lenguas, de ellas, Tres sombreros de copa idiomas, ha sido traducida a once Es interesante notar tambiSn que casi todas las obras de Mihura "han sido antes o despu£s de estrenadas, guiones de pellculas y algunas han sido llevadas a la 5, Una Miguel Mihura, carta personal, Setiembre 18, 1974, 6, Las futuras referencias a esta obra serein abreviadas bajo el tltulo; Sublime. 7, Las futuras referencias a esta obra serSn abreviadas bajo el titulo: Luz. 8, Las futuras referencias a esta obra serein abreviadas bajo el tltulo: Asesinadita. 9, Las futuras referencias a esta obra serein abreviadas bajo el tltulo: Sombreros. 4 television.,,"L® El nCmero de representaciones, las traducciones a otras lenguas, las encuestas, y el hecho de que tambifin muchas de sus obras se han llevado a la pantalla, son un firme testigo del 6xito popular de Miguel Mihura. Exito de Crttica La mayorla de las obras del teatro de situaci6n de Mihura han recibido una crltica muy favorable. El conocido crltico Carlos F. Sciinz de Robles dice de nuestro autor: Miguel Mihura es uno de los mSximos valores de nuestro teatro. En todas sus producciones, el humor mSs original y operante envuelve la trascendencia de unos temas que, pareciendo hasta frivolos, contienen una sutil intenci6n aleccionadora.11 Juan Emilio Aragon6s, pone de relieve la obra de Mihura: Desde la muerte del gran Jardiel, las mejores comedias de humor estrenadas en los teatros espanoles han salido de la pluma de Mihura ... Mihura ha impuesto en el teatro, como antes lo habla hecho desde La Codorniz, un nuevo estilo de humor que cuenta ya con numerosos adeptos, rebasando su inicial car&cter minoritario,12 10. Julio Fuer, "Mihura, sus comedias, el Stomo y su plan 1964," Arriba (Madrid), Diciembre 31, 1963, p, 39. 11. Federico Carlos SSinz de Robles, ed., Teatro espanol, 1956~57 (Madrid: Aguilar, 1958), p. 19, 12, Juan Emilio AragonfSs, "Dicilogos sobre el teatro," Xnformaciones (Madrid), Julio 23, 1955, p. 5. 5 A estos elogios se une la voz de otro crltico, Pedro Barcel6 de El AlcSzar de Madrid. Mihura, dice Barcelfi: "Ha 13 montado la mejor fSbrica de sonrisas del teatro espanol." Alfredo Marquerle, autor de Veinte anos de teatro en Espafia dice hablando de una de las obras de Mihura (Murcia): EstS conducida con un pulso, una malicia/ una habilidad y una tScnica que acreditan la condici6n de primerlsimo autor que Mihura-traducido por cierto a catorce idiomas-ha sabido ganar,1^ El dramatista Edgar Neville, contemporSneo, y seguidor entusiasta de Mihura ha ensalzado su labor en el pr61ogo que escribiS para las Obras completas de Mihura: Miguel es un magnlfico autor, que construye meticulosamente el gui6n de sus comedias, que equilibra los actos con una t£cnica perfecta, que armoniza la obra teatral con mano segura y que luego da a los personajes un diSlogo tan gracioso y tan certero que resulta un verdadero regalo para el esplritu el verlas representar (Obras, 13). Lain Entralgo llama a la obra de Mihura; "un roclo 15 benfifico/' y el historiador del teatro Gonzalo Torrente Ballester hace un extenso anSlisis del teatro de Mihura en su obra, Teatro espanol contemporctneo« Torrente Ballester 13. Pedro BarcelS, "Miguel Mihura (Pabricante de sonrisas)," El Alcgzar (Madrid), Diciembre 23, 1969, p, 17, 14. Alfredo Marquerle en Teatro espanol, 1964-65, . ed, Federico Carlos SSinz de Robles (Madrid: Aguilar, 1966), p. 40. 15. Pedro Lain Entralgo, Tras el amor y la risa (Barcelona; Delos-AymS, 1967), p, 169, elogia repetidamente la obra mihuriana: "Cuando un hombre ha escrito Tres sombreros de copa, Ni pobre ni rico, sino todo lo contrario y El caso de la mujer asesinadita ,,, ya tiene la fama asegurada y tambiSn el respeto de las generaciones futuras."16 Los comentarios que hemos visto, de criticos de bastante renombre en el mundo hispano, nos dan una idea clara de la superior calidad del teatro de Mihura, Podemos aiiadir que de 1946 a 1967, Mihura es el comedifigrafo mSs sobresaliente del teatro espanol. Cada ano, y a partir de 1949, Carlos F. Sciinz de Robles ha seleccionado las obras mSs destacadas del teatro espanol contemporfineo, seleccifin que ha sido publicada al ano siguiente por la Casa Aguilar. SSinz de Robles toma en consideracifin cuatro condiciones en su labor seleccionadora: €xito de ptiblico, £xito de crltica, nfimero elevado de representaciones y calidad literaria indiscutible. De las 23 comedias que Mihura ha escrito, nueve han cumplido este requisito y han aparecido en la colecciSn Teatro espanol de SSinz de Robles. Ellas son: Sombreros, Luz, Sublime, Mi 17 adorado Juan, Carlota, Familia, Murcia, Modas y Decente. 16, Gonzalo Torrente Ballester, Teatro espanol contempor^neo CMadrid: Guadarrama, 1968), p. 450, 17. Las futuras referencias a esta obra serSn abreviadas bajo el tltulo; Adorado. 7 Dentro de Xa critica estSn tambiSn los cuatro Premios Nacionales que Mihura ha recibido. En 1952, por Sombreros; en 1955, por Adorado; en 1959, por Familia y en 1964, por Murcia, A esto hay que anadir el Premio de Teatro de Valladolid, recibido en 1966 por su obra Modas. Todo esto atestigua, en forma elocuente, la acogida que la singular obra de Mihura ha tenido entre la critica. Falta de Estudios Hasta aqui hemos hablado del Sxito de pGblico y del 6xito de la critica, como una justificaci6n a este estudio. Debemos anadir un elemento mSs, la falta de estudios criticos relacionados con el teatro de Miguel Mihura. el momento se han escrito tres tesis. Hasta Una en espariol cuyo autor es Patricio PSrez Cobas,* otra en noruego escrita por Ingeborg Muur y la tercera escrita en inglSs por Douglas Mckay. A pesar de una extensa investigaciSn, tanto en Estados Unidos como en Espana, nos ha sido imposible conseguir copia de la tesis de PSrez Cobas y de Muur, Tampoco hemos podido localizar a los autores de dichas tesis. El profesor Douglas McKay, que obtuvo una copia de ambos estudios ya no los tiene. Sin embargo, he aqui lo que dice McKay acerca del estudio de PSrez Cobas: "The thesis bears the name of no institution or location of writing. It is surprisingly void of sound critical 8 18 substance despite its 200 + pages." Luego hablando de la labor de Muur, McKay demuestra el mismo desaliento. "The project is far too ambitious, forcing the writer to generalize vjnduly and to write plot resumes for each comedy."1^ En cuanto a la tesis de McKay, la tercera parte de su estudio (56 pSginas) estS dedicada a un an&lisis general del teatro de humor espanol del siglo veinte. Carlos Arniches, Enrique Garcia Alvarez, Pedro Munoz Seca y Enrique Jardiel Poncela aparecen como las figuras mfis prominentes. Este es el tipo de humor que rodea a Mihura cuando empieza a escribir sus primeras obras. De bastante valor es la amplia informaci6n que McKay da acerca de la vida de Miguel Mihura, Destaca la labor de nuestro autor como guionista, director y fundador de las revistas La Ametralladora y La Codorniz y luego a partir de 1952, su completa dedicacifin al teatro. Las dos tiltimas terceras partes de la tesis de McKay estSn dedicadas a un estudio de su llamado teatro de vanguardia o sea obras que el autor escribifi entre 1932 y 1946. Se incluyen cuatro obras en este estudio, Sombreros; Viva lo imposible,- Ni pobre ni rico, sino todo lo 18, Douglas Rich McKay, "The Avant-Garde Theater of Miguel Mihura" (Disertaci6ri doctoral, Michigan State University, East Lansing, 1969), p. 7. 19. Ibid. 9 contrario? 20 Asesinadita? aunque esta tlltima pieza puede considerarse mSs bien como una obra de transiciCn entre el teatro de vanguardia y el teatro de situaci6n. En su estudio McKay ha analizado los elementos vanguardistas en las primeras obras del teatro de Miguel Mihura. McKay concluye su excelente estudio diciendo: In our own analysis of the playwright's avantgarde phase, we have indicated that this early theater demonstrated the possibility of offering the spectator or the reader a valid social or moral critique while using the same techniques later ascribed to the absurdist writers; Mihura's plays thus inaugurate a special appearance of the sense of the absurd on the Spanish stage, the expression of which is derived solely from language and humor rather than from the philosophical posture. En 1972, Fernando Ponce public6 Miguel Mihura, un libro de 185 pSginas, siendo aproximadamente la mitad una 22 antologla de las comedias de Mihura. El resto est& dedicado a la vida del autor y s6lo 27 pSginas tienen que ver con el anSlisis de la obra literaria. Sus observaciones muy superficiales no agregan nada a lo que los crlticos han dicho la noche del estreno. Vemos entonces que s61o un estudio, el de McKay, sobre el teatro de vanguardia de Mihura, profundiza lo 20. Las futuras referencias a esta obra serein abreviadas bajo el tltulo: Pobre, 1972). 21. McKay, "Avant-Garde," p. 181. 22. Fernando Ponce, Miguel Mihura CMadrid: EPESA, 10 suficiente en el an£lisis del teatro mihuriano. Hasta el momento no existe ningfin estudio crltico, de larga envergadura, sobre el teatro de situaci6n, Esto es sorprendente, sobre todo, si uno considera el Sxito de ptiblico, y la acogida favorable que las obras de Mihura han recibido por parte de la crltica, Enfoque Como lo hemos indicado anteriormente, estudiaremos la tficnica del humor en el teatro de situaci6n de Miguel Mihura. Enfocaremos el anSlisis desde el aspecto exterior hacia lo interior; o sea desde la estructura a la caracterizaciCn y finalmente al uso del lenguaje. Creemos que este estudio pondrS al descubierto las diferentes tScnicas o artificios que el autor usa para producir la comicidad en su teatro, y consecuentemente, pondrS de relieve tambi£n la gran inventiva teatral de Miguel Mihura, Lo que es el Humor La risa es uno de los tantos problemas filos6ficos at3n sin completa solucifin. Bergson en su estudio La risa 23 circunscribe este fen6meno al gSnero humano. Sin embargo, estudios posteriores han demostrado claros indicios de la risa en algunos animales. En cuanto al origen de la risa 23, Henri Bergson, La risa, traduccidn anfinima (Buenos Aires: Losada, 1962). Las futuras referencias a esta obra se indicarSn en el texto, bajo el t£tulo Risa, mSs la pSgina correspondiente. 11 hay diferentes versiones. Leacock cree que fue una expre- si6n de victoria del salvaje durante un duelo: It was a primitive shout of triumph. The savage who cracked his enemy over the head with a tomahawk and shouted "Ha! Ha!" was the first humorist. Here began, so to speak, "the merry ha! ha!", the oldest and most primitive form of humor. It seems odd to think that even today when we give our acquaintances the "merry ha! ha!" over their minor discomfitures, we are reproducing, true to type, the original form of humor.24 Hay numerosas variedades de la risa, suave sonrisa hasta la mSs aguda carcajada. Desde una La risa contiene dos procesos: uno flsica y otro mental. Cuando decimos que algo es c6mico no estamos hablando sdlo de la accifin flsica de la risa sino tambi^n de cierta emoci6n bastante peculiar que se registra en nuestra mente. El campo de la risa es enorme. El ser humano se rle de todo, tanto del Sxito como de la desgracia. risa aparece en una situaci6n embarazosa, A menudo la Nos relmos tanto de nuestros parientes y amigos, como de nuestros enemigos. La mujer se rle del hombre y Sste de ella; y ambos se rlen de si mismos. A veces nos relmos sin saber exactamente de qu6. Nos relmos del ser humano y tambi£n del animal o de una cosa. Si nos relmos de estos Gltimos es porque en algo 24. Stephen Leacock, Humor (Nueva York: Dodd, Mead & Co., 1935}, p, 8. 12 se asemejan alser humano. Mihura en muchas entrevistas se rle de si mismo. * Del mismo modo que no existe una formula especial para las lSgrimas tampoco existe una para la risa: To be sure, the search for common characters among the things that actually make us laugh seems almost hopeless; for anything and everything may upon occasion appear to do so: tickling, nervous­ ness, relief from tension, nitrous oxide, a feeling of spite or one of exuberant health, or again mere social convention. In brief, any number of bodily conditions, psychological and social circumstances may act as stimuli to effect the response. If the question is simply as to the causes of laughter and its empirical consequences, the inquiry has no limits because by the operation of the laws of association or conditioning a correlation can be established between almost any datum serving as trigger-action and the mechanism of risibility.^5 El humor es ademSs algo muy relativo? lo que es cCmico para una persona o sociedad, puede que no lo sea para otra. La risa cambia con el tiempo, las circunstancias y el lugar geogrSfico', Muchas comedias se basan s61o en lo contemporSneo para su efecto c6mico. los sainetes del siglo XVIII. Es lo que sucedifi con Su humor ya ha pasado de moda: There is nothing at which the Comic Spirit must smile more than our fickle and inconsistent notions as to what constitutes comedy. We need not always look back to Shakespeare's clowns as an instance of how tastes change: sometimes we 25, Marie Collins Swabey, Comic Laughter (New Haven: Yale University Press, 1961), p. 7. 13 need only attend a revival of what convulsed us ten years before.2® Marcel Pagnol indica tres caracterlsticas principales como origen de la risa: las funciones naturales del cuerpo, las diferencias sociales, y las diferencias intelectuales. 27 Mihura hace poco uso de la primera caracterlstica aunque a veces se burla de la exageracifin en el vestir. El mejor ejemplo de esto es Roberto en El caso del senor vestido de violeta. 28 En cuanto a lo social e intelectual, Mihura estS aquf en su elemento. A menudo ridiculiza nuestras costumbres sociales incluyendo el noviazgo y el matrimonio. En el nivel intelectual, la chispa creadora de Mihura, plahtea muchas veces duelos verbales de gran ingeniosidad. Generalmente cuando nos relmos de alguien es porque ya no lo tomamos en serio. cierto exceso en su persona. Esto se debe a que notamos Puede que sea la forma de vestirse, cierta simpleza de carScter, cobardla, vanidad, y amaneramiento. Nuestra actitud es desde luego una actitud de superioridad. medio de un contraste. El exceso se hace m&s aparente por El Patas Largas es mucho mSs 26. Louis Kronenberger, The Thread of Laughter (Nueva York; Hill & Wang, 1970), p. 11. 27. Marcel Pagnol, Notes sur le rire (Paris: Nagel. 1947), p. 40. 28. Las futuras referencias a esta obra serSn abreviadas bajo el tltulo: Vestido. 14 gracioso cuando se compara con el modelo de correcci6n y seriedad que es GonzSlez. El humor tiene un papel bastante destacado en la literatura, especialmente en la comedia. Existen varias teorlas acerca del origen o introducci6n del humor en la comedia. Una de las m£s importantes es la teorla de Francis Cornford, 29 Para Cornford los orlgenes de la comedia estSn en el ritual fSlico y en los festivales en honor de Ceres y Baco, donde reinaba un esplritu de fiesta y libertinaje. En cuanto a lo que es el humor, existen igualmente numerosas teorlas. Las interpretaciones varlan de una a otra del mismo modo que el sentido del humor varla de una persona a otra. A pesar de esta gran abundancia no existe ninguna teorla que explique todos los diferentes aspectos del humor. En nuestro estudio nos concentraremos en dos teorlas principales del humor, la teorla de Henri Bergson y la de Sigmund Freud, La Teoria FilosQfica de Bergson La teorla de Henri Bergson es una teorla de superioridad. De acuerdo con esto, la persona que se rle estfi juzgando o criticando. Bergson ha desarrollado su teorla del humor basSndose en sus propias ideas filosSficas 29, Francis M, Cornford, The Origin of Attic Comedy (Londres: Cambridge University Press, 1934), p. 9Z del §lan vital; La vida y la sociedad exigen de cada uno de nosotros una atenciSn constantemente despierta, que sepa distinguir los limites de la situaciCn actual, y tambiin cierta elasticidad del cuerpo y del esplritu que nos capacite para adaptarnos a esa situaci6n. Tensi6n y elasticidad, he ahl dos fuerzas complementarias que hacen actuar la vida (Risa, 22), Su ideal es entonces la elasticidad, la adaptabil dad, una fuerza vital inherente en todo ser humano y responsable de su evoluci6n. Lo opuesto, o sea la inelasticidad, la inadaptabilidad causa la risa. El espiritu c6mico colabora en esta funci6n evolutiva ridiculizando todo lo que sea rigido, sin vida, mecSnico o simplemente rutinario. Lo c6mico en Bergson es lo que 61 llama, "lo meccinico insertado en lo vivo" (Risa, 43). La torpeza fisica, como la del payaso del circo, que se enreda todo al desemperiar las funciones mSs simples, es risible, Nos muestra a un ser humano en un estado de azoramiento. El cuerpo no responde a las 6rdenes de la mente, La persona distraida tembi^n nos hace reir porque revela cierta inelasticidad mental: Imagin£mon6s, pues, un esplritu que ande siempre pensando en lo que hizo con anterioridad y nunca en lo que estcL haciendo, semejante a una melodla que se retardase en su acompanamiento. Figur6monos una cierta inelasticidad de los sentidos y de la inteligencia, por virtud de la cual se continue viviendo lo que ya pas6, oyendo lo que ya no suena, diciendo lo que ya perdiS toda oportunidad; que el individuo se adapte, en 16 fin, a una situacifin pasada e imaginaria, cuando deberla conformar su actitud a la realidad presente (Risa, 17). Don Quijote es cSmico porque no se adapta al mundo que lo rodea sino a su mundo de caballerias. Lo c6mico, dice Bergson: Es aquel aspecto de la persona que le hace asemejarse a una cosa, ese aspecto de los acontecimientos humanos que imita con una singular rigidez el mecanismo puro y simple, el automatismo, el movimiento sin la vida. Expresa, pues, lo c6mico cierta imperfeccifin individual o colectiva que exige una correccifin inmediata. Y esta correcci6n es la risa (Risa, 70). La risa entonces acttia corao un gesto social que "reprime las excentricidades" y que "da flexibilidad a cuanto pudiera quedar de rigidez mecSnica en la superficie del crerpo social" (Risa, 23). Bergson cree que el espectador debe desligarse emocionalmente de lo que ve en las tablas. La insensi- bilidad, dice Bergson, acompafia a la risa: No hay mayor enemigo de la risa que la ; emoci(5n. No quiero decir que no podamos reirnos de una persona que, por ejemplo, nos inspire piedad y hasta afecto; pero en este caso serS preciso que por unos instantes olvidemos ese afecto y acallemos esa piedad. ... Probad por un momento a interesaros por cuanto se dice y cuanto se hace; obrad mentalmente con los que practican la acci6n; sentid con los que sienten; dad, en fin, a vuestra simpatia su mSs amplia expansi6n, y como al conjuro de una varita mSgica, verbis que las cosas mSs frivolas se convierten en graves y que todo se reviste de matices severos. Desimpresionaos ahora, asistid a la vida como espectador indiferente, y tendrils muchos dramas trocados en comedia (Risa, 13). Bergson en su teoria del humor menciona varios mecanismos y procedimientos c6micos, Todos estos artificios provienen de un mismo punto, la mecanizaci6n de la vida, que segtin Bergson, es la fuente principal del humor. Muchas de las ideas de Bergson acerca de automa- tismo, distracci6n, rigidez mental, y falta de coordinaci6n flsica, se ajustan perfectamente a la t§cnica del humor en el teatro de situacifin de Mihura. Al hablar Bergson de "lo c6mico de situaciSn y lo cSmico verbal," enumera primeramente tres mecanismos del humor: 1. El diablillo de resorte, 2. El fantoche de hilos y 3. La bola de nieve (Risa, 55). En el primer mecanismo, el diablillo de resorte, dice Bergson: Viene a ser el conflicto entre dos terquedades: una de ellas, puramente mecclnica, concluye por ceder ante la otra, proporcionSndonos una diversi6n (Risa, 59). Y agrega mSs adelante: Imaginemos ahora un resorte moral, una idea que se expresa, y despu6s permanece un instante como aplastada, y torna a expresarse de nuevo; una oleada de verbosidad que se lanza y se estrella contra un dique y en seguida vuelve a rehacerse con doble Impetu (Risa, 59). En la obstinaci6n de estas dos fuerzas hay un aspecto meccinico que da origen a la risa, En el segundo mecanismo, el fantoche de hilos, el personaje cree que actda libremente, sin ninguna traba, cuando en realidad, si se mira la acci6n desde otro punto de vista, no es mSs que un tltere en las manos de otro. En el tercer mecanismo, la bola de nieve, la risa se produce al notar el pGblico la gran diferencia entre lo que el personaje se propone y lo que consigue. Bergson describe la bola de nieve con las siguientes palabras: "Andar mucho camino para volver, sin advertirlo, al punto de partida, es hacer un gran esfuerzo para nada" (Risa, 69). Para Bergson la esencia de la vida es su continuo cambio, cambio continuo de aspecto, irreversibilidad de fen6menos, individualidad perfecta de una serie encerrada en si misma. Bergson al invertir estos valores obtiene tres procedimientos c6micos: la repetici6n, la inversi6n y la interferencia de series (Risa, 71). La repetici6n de situaciones puede que se disimule para dar un mayor efecto, o que s61o se insintie. La inversi6n se basa en trocar el papel de los protagonistas. En el teatro de situacifin de Mihura tenemos varios casos en que el criado hace el papel de amo y viceversa. La interferencia de series nos lo describe el mismo Bergson: "Toda situaci6n es c6mica cuando pertenece a dos series de hechos absolutamente independientes y se puede interpretar a la vez en dos sentidos totalmente distintos" (Risa, 76). 19 La preocupaci6n principal de Bergson en su obra es la comedia y no la risa. Bergson, como muchos antes de 61, ve al mundo como una representacifin teatral: Por un lado, los personajes de la vida real no nos harlan reir nunca si no fu£semos capaces de asistir a sus actos como a un espectSculo visto desde lo alto del palco, es decir, que s61o nos parecen c6micos porque representan una comedia (Risa, 103). Miguel Mihura en su teatro de situaciCn hace abundante uso de estos artificios. La Teoria Sicol6gica de Freud Los estudios mSs importantes acerca del humor y la risa se estSn haciendo actualmente en el campo sicolfigico, Los estudios que se hacen en este campo ponen Snfasis, por lo general, en el aspecto sugestivo del humor, ignorando la importancia y a veces la existencia de lo que produce la risa. La figura de Freud domina completamente este campo. Freud enfoc6 el humor como un fen6meno en el cual el sentido de la economla predomina: "It is from the saving of expenditure in feeling that the hearer derives the humorous satisfaction."30 Freud estS hablando del aspecto interno del humor, de como la persona que se rie llega a obtener "that mental attitude which makes the discharge of affect 3 0. Sigmund Freud, Jokes and Their Relations to the Unconscious, traducida por James Strachey CNueva York: Norton, 1960), p, 118, Las futuras referencias a esta obra se indicarSn en el texto, bajo el tltulo Jokes, mSs la p£gina correspondiente. 20 superfluous" (Jokes, 118). Freud encuentra que el humor, en su mayor parte, tiene un aspecto sexual o agresivo, es decir, que la mayorla de los chistes o son hostiles o son obscenos (Jokes, 189). El humor es agresivo en el sentido de que a menudo obtenemos gran placer en la adversidad de nuestros semejantes. El chiste obsceno dice Freud, "was originally directed against the woman and is comparable to an attempt at seduction" (Jokes, 97). Preud con sus teorlas ha contribuido enormemente al estudio de la literatura, aunque como dice Lionel Trilling, a Freud no le interesa la composiciCn misma, ni la estructura de la obra de arte: However great a contribution to the under­ standing of literature we judge him to have made, it must seem to a literary man that Freud sees literature not from within but from without. The great contribution he has made to our under­ standing of literature does not arise from what he says about literature, but from what he says about the nature of the human mind. . . . But he is always, I think, outside the process of literature. Much as he responds to the product, he does not really imagine the process. He does not have what we call the feel of the thing.31 En su an&lisis de la tgcnica de los chistes Preud ve tres tipos de tGcnica: la condensaci6n, el uso multiple de los mismos efectos y el doble sentido (Jokes, 41), aunque estos tres tipos de tScnica se pueden reunir en uno: condensaci6n, como el mismo Freud lo admite mSs adelante 31c Lionel Trilling, Freud and the Crisis of our Culture (Boston; Beacon Press, 1955), p. 15. 21 (Jokes, 42), Freud nos da un ejemplo de condensaci6n que se ha hecho ya legendario: "I sat beside Salomon Rothschild and he treated me quite as his equal—quite famillionairely" CJokes, 16). 0 sea' que me tratC familiarmente, s61o como un millionario puede hacerlo. Toda esta idea est£ entonces « condensada de tal manera que produce el humor. A1 hablar del origen y la funci6n del humor, Freud relaciona estos aspectos con una actitud que cree universal en el ser humano. mente el placer. El hombre, dice Freud, busca constanteLas bromas, los chistes, las ironias, vienen a satisfacer ese deseo: Their function consists from the first in lift­ ing internal inhibitions and in making sources of pleasure fertile which have been rendered inacces­ sible by those inhibitions; and we shall find that they remain loyal to this characteristic throughout their development (Jokes, 130), En nuestro estudio de la tScnica del humor en el teatro de situaci6n de Miguel Mihura usaremos principalmente las teorlas del humor de Bergson y Freud, CAPITULO II ESTRUCTURA La Escena La escena del teatro de situacifin de Miguel Mihura es, invariablemente, el cuarto de estar de una familia acomodada o de la clase media. La obra Bella nos da una excelente idea del ambiente decididamente burgu§s de la escena mihuriana: Pequefia salita, con aire acomodado, pero pueblerino, en casa de Dorotea. En el lateral izquierdo, en primer termino, una puerta que estS cerrada. Junto a esta puerta, en segundo termino y haciendo chaflSn, un balcfin con postigos y cortinas. En el pano del foro, una pudrta que da a un pasillo. Otra puerta en el lateral derecho. Y en primer termino de este lateral, una gran cfimoda. Junto a la c6moda, una mecedora, Y, a la izquierda, un gran velador rodeado de tres sillas. AlgGn mueble mSs repartido por la habitaci6n. Cromos, litograflas y algun retrato en las paredes, Es de noche, y los apliques de luz, y algdn quinquS, estSn encendidos (p. 7). Esta escena, bastante recargada, aunque estS de acuerdo con el teatro espariol de nuestros dlas, presenta un marcado contraste con la simplicidad del teatro contempo rclneo del resto de Europa: Designers have denounced the attempt to put interior decorating on the stage, to illustrate the story with painted pictures. They insist that design should not be something just put behind the actors as an afterthought but an integral part of the movement of the play. To 22 23 indicate time and place is far less important than to create mood and atmosphere, to shape the movement of the actors and to give a unifying idea, and many designs do not indicate place at all but present imaginative, atmos­ pheric abstractions or arrangements of playing ramps, platforms, and steps.* De ese ambiente pesado s61o se salvan dos comedias de su teatro de vanguardia: Sombreros y Pobre. Esto se explica si tomamos en consideracifin que en estas dos comedias Mihura escribe para una minorla selecta. El resto de su teatro va dirigido a la clase media, Mihura usa, con gran habilidad, elementos de su escena para provocar la risa. A veces la escena misma es c6mica; otras veces, la reacci6n de los personajes frente a un mueble, una taza de t§, o una foto, causan la hilaridad del publico. En una de sus comedias tenemos el caso en que el personaje se siente fuera de lugar. escena le es francamente inc6moda, La Es lo que sucede en Entretenidas, donde tenemos los amores o desamores de una pareja que vive junta por cuatro anos: Toda la pieza est! decorada y amueblada al estilo oriental, segCin la particular idea que del Lejano Oriente tiene una senorita de Badajoz que ha cambiado impresiones con un ebanista, bastante econ6mico, de la calle del General Pardifias. El caso es que la habitacifin est£ puesta a base de asientos bajos, de biombos de laca, de pebetero persa, de "gong" para llamar a la 1. George R. Kernodle, Invitation to the Theatre (Nueva York: Harcourt, Brace & World, 1967), p^ 4"i"o" 24 muchacha, de almohadones tirados por el suelo, de esterillas de junco, de farolillos japoneses y de cama turca en un rinc6n. Y aunque en conjunto, no pueda decirse que la pieza, asl, resulte bastante repugnante, tampoco es justo asegurar que haya quedado mona. Todo es cuesti6n de gustos, y la decoracifin se presta a la pol&nica. Lo dnico que contrasta con este ambiente exCtico es una de esas sillas altas, de madera, en las que suelen sentar a los niflos pequefios para que tomen la papilla, y que se halla colocada en cualquier sitio bien visible (p, 7), Con esta silla de nino Mihura monta una larga escena, en la cual el personaje aparece totalmente fuera de lugar, Los movimientos de Jos§, al tratar de sentarse, hacen que la situacifin sea afin mSs ridlcula: JOSE—Sabes muy bien que yo no me puedo sentar en el suelo, PANY—En el suelo, no. En un almohad6n o en una banquetita ... JOSE-r-Tampoco puedo. Estoy incomodlsimo. FANY—Mira que ha sido pena que se haya roto tu butaca ... JOSE—Te dije que, mientras la arreglaban, pidieras otra a cualquier vecina, De algo te ha de servir conocer a todas. FANY—(Por la silla del nino)—Como querias una alta, me han dejado €sta. Es la finica libre que habia en el barrio. JOSE--lPero yo aqul no quepoj FANY'—Claro que cabes, guapo. Anda, carino si6ntate, Yo te ayudo. £Ves c6mo puedes? JOSE—(Que se ha sentado, con trabajo, en la sillita)--jPero as! estoy raro! FANY-*-jQu§ vas a estar raro! ]Pero si estSs muy bien! JOSE—Si no te hubieras empenado en poner el piso como un fumadero de opio .,, FANY—No me vas a decir que no ha quedado ori­ ginal. Todo el mundo lo elogia. JOSE—Habrct quedado original, pero hay que estar siempre de pie, como en el tranvla. 25 FANY—(Yendo hacia la terraza)—^Quieres que te saque la tumbona de la terraza? Anda, la saco en un momento y te echas. , JOSE—No me quiero echar en la tumbona, que me hundo. FANY—Debes reconocer que para sentarte eres muy especial (Entretenidas, 12). El autor vuelve a causar la risa al hacer que otro personaje venga a llevarse la silla en que est£ sentado Jos§. Estamos aqu£ entonces frente al "diablillo de resorte" de Bergson, El deseo de Josg de descansar y las continuas trabas que encuentra al tratar de hacerlo constituyen esa tunica. Mihura entonces ha sacado bastante provecho de una situaci6n trivial para mantener el humor de la accifin. El autor ha montado toda su trama cSmica en este detalle, lo exfitico de la escena y lo incfimodo que se siente Jos§ en ella. Mihura va a continuar esta situaciCn hasta el final de la obra. Cuando Jos§ regresa despu£s de haber dejado a Fany acepta todas las condiciones de 6sta. El humor reaparece; esta vez se debe a la percepci6n de que el consentimiento del protagonista es s61o exterior. El pCiblico ve la contradicciCn entre la silla de un nino y el adulto que se sienta en ella. al mismo tiempo degradante. Es una situaci6n ridicula y No s61o nos relmos de eso; la 2 afliccifin del personaje nos hace tambiSn reir. 2. Albert-Rapp, The Origins of Wit and Humor (Nueva York: Dutton, 1951), p. 35. 26 En Sublime tenemos una sala de estar, tipo burgu€s, que en el primer acto incluye un piano. el piano ha desaparecido, En el acto tercero Esto despierta naturalmente la curiosidad, ya que no es algo que se deja de notar fScilmente. Mihura espera que lleguemos a casi la mitad del acto para satisfacer nuestra curiosidad. entonces ha ido aumentando, La expectaci6n Veamos la conversacifin divertidisima entre los duerios de casa: don Jos6, dona Matilde y unas visitas chismosas: Rosa, Cecilia y Valentina: MATILDE,—Bueno; es que en esta casa se merienda muy bien ... JOSE.—En cambio, en otras ..., ya lo sabe usted por experiencia, dona Rosa ..., medio tomate y gracias ... ROSA.—Si, senor. Tiene usted raz6n ... Y ahora que me fijo ... £Ya no tienen ustedes aqui el piano? MATILDE.—(Se vuelve para mirar el sitio donde estaba el piano y dice muy sorprendida.) IAh, es verdad! iNo me habla dado cuenta! JOSE.--A lo mejor la chica, al barrer ... MATILDE.--Como son tan desordenadas ... CECILIA,—Nunca saben d6nde ponen las cosas ... VALENTINA.—Pues yo lo vi ayer en la casa de prdstamos ... JOSE.—jPero quS barbaridadj lQu€ cabeza tiene esa Felisa! ... ROSA. — (Levantcindose.) Bueno; pues nos vamos a tener que ir, porque aQn tenemos que hacer otra visita ... (Obras, 599). La respuesta inesperada, luego la sensaci6n de que todas son excusas, seguido de una sarta de disparates vienen a realzar el humor. Luz, que nos recuerda la famosa canci6n, "A media luz los dos," es una de las comedias mSs graciosas de Miguel Mihura, No hay duda de que los recursos esc§nicos 27 contribuyen en gran parte al humor de esta pieza teatral. Alfredo, soltero, tipo donjuanesco, es el protagonista principal. Para conquistar a las mujeres en su apartamento usa diferentes trucos: luces de colores, un aparato que al apretar una palanca produce una lluvia torrencial, Es suficiente para que la mujer se quede, hasta que Alfredo decida detener el chaparr6n. Otro truco es el burro de trapo: ALFREDO.—Esto en cuanto a la t£cnica ... Porque en lo referente al di&logo, hoy por ejemplo, he inventado una nueva frase. La primera visita de una mujer es siempre un poco violenta para los dos. Hay que decirlas algo que sea inteligente, pero que al mismo tiempo las sorprenda y las haga reir. Pues bien ... Lo primero que les choca a todas es este burro de trapo que tengo ahl (Y serlala un gran burro de trapo que tiene en algGn sitio de la habitaci6n.) IY sabes la frase que he inventado para cuando se fijen en el burro? SEBASTIAN.—dCuSl? ALFREDO.—Esta: "Un burro es un caballo que no ha podido ir a la escuela." £Te gusta? SEBASTIAN.--(Sin entender nada) Es muy fina; pero unas la entenderSn y otras no. ALFREDO,—Que la entiendan no me importa nada. El caso es que se rian. SEBASTIAN.—Claro, claro ... Bueno, Alfredo, pues yo me voy. Esa seiiorita estarS al llegar (Obras, 402}, Efectivamente como lo habla pronosticado Sebastian el chiste del burro de trapo no lo entiende nadie. El humor no estS en la frase misma que Alfredo usa con cada una de sus conquistas, sino en la reacciCn de la mujer, una reacciSn negativa, y luego el desengafio de 6ste al ver que su chiste no ha producido el efecto deseado. Es una 28 expectaci6n que no llega a nada, muy de acuerdo con la teorla de Bergson (Risaf 65). Otro elemento que Mihura usa en esta comedia es el de las fotograflas. Alfredo tiene su apartamento lleno de fotos de la mujer que en ese momento estfi "de turno." Despu^s de varios fracasos romSnticos, casi al final de la comedia vemos que ha cambiado las fotos de Marivl por las de Gary Cooper. Es como la declaracifin oficial de su derrota. Y la calda de un falso don Juan es siempre divertida. Quiz&s donde mejor se ve al personaje fuera de su ambiente es en Vestido. Cuando digo fuera de su ambiente, no me refiero al personaje mismo, me refiero a la idea que tiene el pfiblico del hogar del torero. Para el publico el torero o vive en una cueva en Andalucla o en una mansi6n amueblada de mal gusto. es torero tambi£n. Pero "el senor vestido de violeta" De ahl que la escena que Mihura ha creado es completamente inesperada: Despacho-biblioteca en casa de don Roberto Zarzalejo. Estanterlas repletas de libros. Muebles del mSs severo estilo ingl£s. Tapicerias exquisitas. Alfombras riquisimas. Una gran mesa de trabajo, llena de papeles, de libros y de tel§fonos. Un gran sillfin para trabajar, tapizado de carisima seda azul cobalto, con adorno de nScar "coulognS." Sobre el sill6n, colgado en la pared, un gran retrato al 61eo de don Jos§ Ortega y Gasset. En los huecos que dejan las estanterias, grabados belgas del primer tercio del siglo XVI. Porcelanas, miniaturas, pieles, bflcaros, etc. (Obras, 459). Mihura se ha alejado del estereotipo y del clich§ con el objeto de provocar la risa, Esto que podrlamos 29 Ilamar "inconsistencia" con el estereotipo se ve en varios otros aspectos en esta comedia. Todos ellos van a convergir en un solo punto: la risa. TambiSn se presta para la risa la escena en Modas; Saloncito en casa de AndrSs, en Murcia. Muchos cuadros religiosos. Alguna capillita. Muchos candelabros con velas. Muchos chismes intStiles y simpSticos. Muchos panitos de encaje sobre los muebles ... No debemos olvidar que este piso era propiedad de la tla de AndrSs—una senora muy piadosa—y que al morir ella el piso quedfi como estaba. A la izquierda, en primer tSrmino, un piano, con su correspondiente taburete giratorio. Sobre el piano, un tocadiscos; y encima, colgado en la pared, un retrato de la tla pintado al 61eo. MSs allci, haciendo Sngulo, una ventana que da a un patio de manzana. Al foro, a la izquierda, entrada a un corredor, por el cual, doblando a la izquierda, se va a las demSs habitaciones de la casa. A la derecha del foro, puerta de entrada al piso, con forillo de escalera. En el pano de la derecha, en segundo t£rmino y haciendo chaflSn, un balc6n que da a la calle, con sus persianas verdes, sus tiestos con flores y sus jaulas con pSjaros. Y en este mismo lado, en pri­ mer t§rmino, una escalera de caracol por la que se baja y se sube a la libreria-papelerla, propiedad de Andres ... (p. 7). Como podemos ver es una escena demasiado recargada. Mihura va a usar las jaulas de pSjaros, la escalera de caracol y el balc6n como un ardid para su humor. Muy divertida es la escena del balc6n: ARMANDO.—(Siempre mirando por el balc6n.)--jOye! ANDRES.— £Qug? ARMANDO,—jMira qui#n estS ahi asomada! jLa senora de don Raimundo! ANDRES.— (Ilusionado.) —<*Ah, si? ARMANDO.'—Si. Y iqu§ escote lleva ... ! IQu S barbaridad ... ! iDame el catalejo! 30 ANDRES.—Espera que lo saque ... (Y abre el caj6n de su mesa de despacho y saca un catalejo.) ARMANDO,—fVamos, date prisa! jPero c6mo estS esa mujer! lQu€ maravilla! ANDRES.—(Con el catalejo.)—jDgjame que mire yo antes! ARMANDO.—No, dfijame a ml primero ... (y forcejean.) ANDRES.—IEstate quieto, concho! (Y mira.) jVaya! iYa se ha metido dentro! ARMANDO.—Pues no sabes lo que te has perdido ... Hoy estaba sensacional. Claro ... As! no me extrafia que engane al marido ... (Modas, 21). Como hemos visto Mihura se vale, en forma eficaz de la escena para complementer el carScter c6mico de su teatro, Encontramos, en cada obra de su teatro de situaciSn, algtfn aspecto de la escena que hace reir al pdblico. En forma indirecta la escena tambi^n puede servir como un incentivo para el humor. En general, toda escena sirve para dar cierta informaci6n: d6nde y cufindo se desarrolla la accifin. Tambign, de un modo u otro, la escena realza, rebaja o mantiene neutral el carScter de un personaje. Da una idea de la condici6n social de los protagonistas e igualmente un vislumbre de su sicologla. Mihura, que ha dirigido todas sus comedias,. ha llegado a compenetrarse de este aspecto del teatro. No es de extrariar entonces que exista una relaci6n intima entre la escena y el carScter decididamente burgu^s de su teatro de situaclfin. 31 La Trama La trama cfimica del teatro d«i situaci6n de Mihura sigue invariablemente tres etapas: orden, desorden, orden. La prlmera etapa se caracteriza generalmente porque, dentro de cierto orden, existe algo fuera dei lo comfin. En Vestido tenemos a Roberto sufriendo un complejo de viejecita. En Bella vemos que a la protagonista principal, Dorotea, la ha dejado plantada su novio. En Familia vemos a un serior bastante respetable que lleva a su casa, sin saberlo, a una prostituta para presentarla a la familia. chalet de madame Renard Monique en El busca maridc poniendo un aviso en el diario. El desorden de la segunda etapa la causa, a veces, la rebeli6n de uno de.los protagonistas contra el orden c contra condiciones que 61 considera injustas. Mihura en esta etapa complica la trama para provocar la risa. La injusticia o lo absurdo de la situaci6n empuja a los personajes a la acci6n. Cuando Florilta, en Sublime, no puede encontrar novio decide buscarse un puesto en un ministerio. Su acci6n crea un escSndalo en todo el pueblo. Durante esta segunda etapa Mihura, a jrcienudo, cambia a sus personajes de lugar, Los personajes al ser transplantados demuestran mSs inseguridad; se sientejrn fuera de lugar, y con ello cunde la complicacifin y el d-ssorden. Todas estas 3, Las futuras referencias a esta obra serSn abreviadas bajo el tltulo: Renard. 32 condiciones son propicias para que exista un cambio en el carScter de los protagonistas. En Adorado el doctor Palacios, que se ha rebelado contra los libros y la investigaci6n, est£ en el cafg y no en su laboratorio, divirtiSndose y actuando como un nino. En Familia Pili, NinI, y Rufi estSn nerviosisimas al encontrarse en la casa de Marcelino que estS en un pueblo lejos de Madrid. La tercera etapa es la vuelta al orden. orden que existla en la primera etapa. errores, se han corregido. Pero no el Las injusticias, los Los personajes que antes tenian un aspecto ridlculo, ya no lo tienen. Esta etapa, en el teatro de situaci6nf termina siempre felizmente. El impulso final es hacia el amor y el matrimonio. Mihura empieza su comedia mostrSndonos un grupo familiar, obras, Es el caso de Familia, Murcia, y otras de sus A medida que la acci6n se desarrolla, que nuevos personajes o problemas empiezan a aparecer, la situacifin se complica. Algunos personajes adquieren caracterlsticas ridlculas o grotescas. Al final todo se normaliza bajo un nuevo orden, mSs justo, mSs humano. En Luz Mihura teje su trama empezando con dos personajes: Alfredo y su amigo SebastiSn. un tercero: la mujer. Luego introduce En realidad son cuatro mujeres pero representadas por una misma actriz, La idea es ridiculizar la teoria de Alfredo de que todas las mujeres son iguales. La trama aqul es bastante compleja. Alfredo, el 33 protagonista principal, sufre, a manos de diferentes mujeres, fracasos amorosos cuando ya cree que el triunfo estcl cerca. Estos fracasos son Sxitos para Sebastian, su amigo casado. Se nota en Luz un aspecto estructural que contribuye bastante al humor, Es la diferencia que existe entre la trama y la representaci6n. En general sabemos que la trama empieza a veces antes, o despuSs, o al mismo tiempo que la representacifin; del mismo modo, la trama puede que termine antes, o despu^s, o simultSneamente con el fin de la representaci6n. 4 El tercer acto de Luz termina dando la idea al publico de que los asuntos entre el donjuanesco Alfredo y su amiga LulCi van de viento en popa. El autor agrega a su obra un acto mSs que por lo pequeno es llamado epilogo, Al principio del epllogo s61o vemos a Alfredo y a su amigo Sebastian, sentados a la mesa, conversando, Alfredo le cuenta lo feliz que es desde que se ha casado. El pfiblico piensa que la esposa tiene que ser LulG. Grande es la sorpresa cuando se aparece Paca, la asistenta del edificio donde viven: ALFREDO.--(Riendo) iNo me voy a acordar! iQufi feliz soy, Sebastian! lQu§ feliz soy desde que me he casado! Y la suerte que he tenido, ademcis# encontrando una mujer tan buena, tan carinosa, tan sencilla, tan ordenada ... 4, Elder Olson,•"The Elements of Drama: Plot," in perspectives on Drama, ed. James L. Calderwood and Harold E. Toliver (Nueva York: Oxford University Press, 1968), P. 285. 34 (DespuSs de ver la escoba.) Bueno, con un orden diferente al de los hombres, pero tambi€n bonito. TSoy muy feliz, Sebastian! jMuy feliz! SEBASTIAN.—(Que ha vuelto a bostezar.) lY no podrias ir por otra patata frita? ALFREDO.—No. Si6ntate en tu sitio. (Le senala una de las sillas que ocupa SebastiSn.) Ya no debe tardar. (Asoma la cabeza por la puerta de la cocina.) jQuiero la comidita! jAlfredln y SebastiSn guieren la comidita! ... (De la cocina sale Paca, vestida aproximadamente como en el acto primero. Trae una fuente en la raano con tres rajas de merluza.) PACA,—Ya estci aqui la comida, senorito ... ALFREDO.—iViva, viva! £Qu6 hay, ademSs de la merlucita? PACA. —(Deja la fuente sobre la mesa y se sienta en la silla del centro, mientras dice:) Primero tenemos la merlucita que a ti te gusta tanto, Despufis los filetes con las patatitas fritas, que tanto le gustan a mi maridito ... ALFREDO.—iViva mi Paca! jViva mi Paca! ... (Obras, 452). La sorpresa la consigue entonces Mihura eliminando parte de la representaci6n. En cuanto al argumento que falta, Paca lo rellena al final de la obra. £Se puede adivinar el fin de la comedia de Mihura? No; el autor al llegar al final, toma la trama y le da una vuelta, dejSndbnos sorprendidos y con una sonrisa en los labios. Temas El tema tanto como la trama parte de la estructura de una obra de teatro. Ambos elementos identifican al conflicto que se desarrolla en las tablas. Aunque hay ciertas diferencias: "The statement of the conflict in 35 general terms is the theme of the play; in particular terms it is the plot. The great playwright usually thinks first 5 of a theme, and then invents a plot to illustrate it." Es precisamente lo que hace Mihura: Pero yo no tengo la menor idea de lo que va a suceder en mis obras. No s§ nunca c6mo van a terminar. No s§ nada de nada. Yo parto de una idea pueril. Asl, en "Maribel" habia escrito en una cuartilla: "Una golfita va a un piso con un sefior, creyendo que vive s61o y se encuentra con que vive con toda la familia." Y nada m5s. Para "Ninette" tenia una sola nota: "Un hombre va a conocer Paris, se enamora de una camarera del hotel y ya no ve Paris ni nada." Para "La decente" otras cuantas lineas: "Un hombre pretende a una mujer casada y la mujer le dice que si quiere conseguir algo de ella que mate a su marido." S61o con estas pequenas ideas empiezo a escribir y mientras voy escribiendo se me va ocurriendo todo lo demSs. JamSs conozco el desenlace. El tema es entonces la plataforma desde la cual Mihura se lanza a tejer su tficnica humorlstica. Con gran pulso, con malicia, elige ideas que luego va envolviendo con la sonrisa o la carcajada. El contraste que existe entre las dos Espafias tema excelente para la risa. es un La Espana que se qued6 en casa y la que sali6 al exilio se prestan para la exageracifin, el equlvoco y la burla. En Murcia Pedro el exiliado habla con Andrfls, que acaba de llegar a Paris desde Murcia, acerca de la situacifin en Espana: 5. Milton Marks, The Enjoyment of Drama (Nueva York: Appleton-Century-Crofts, 1961), p. 29. 6. Julio Trenas, "Miguel Mihura o la pereza creadora," ABC CMadrid), Mayo 13, 1970, p, 34. 36 PEDRO.—Y, sin embargo, usted amarS la cocina francesa, £no es eso? ANDRES.—Pues si que la amo. Debe de ser muy rica, £verdad? PEDRO.—lOh, oh, oh ... ! jExtraordinaria! Pero, de todos modos, la cocina espafiola no tiene nada que envidiarla. Para los pocos esparioles que pueden comer, claro. Porque, los demds, se mueren de hambre. ANDRES,—Hombre, tanto como eso ... PEDRO.—(EnSrgico.) i.De hambre, senor! iLos espanoles siempre se han muerto de hambre! (p. 38) PEDRO.—Y mientras se busque el aumento de los beneficios, mediante la racionalizacifin de la produccifin, acelerSndose el volumen de Ssta con la standarizaciSn ... Con la standarizaciSn ... (Se le olvida el pSrrafo y rompe por lo sano.) Y sobre todo, puneta, cqu6 se puede esperar de un pais que s61o se alimenta de gambas a la plancha? £eh? Conteste. ANDRES.—Si, eso si. PEDRO.—< * Y cuSntos presos hay? ANDRES.—cPresos? PEDRO.—Si, presos. ANDRES,—Pues aproximadamente , PEDRO• i—lAhl Es muy fScil decir aproximadamente. La cantidad exacta es la que yo quiero. Son cifras las que yo necesito, monsieur ... (p. 38). Vemos en Pedro una visi6n errSnea y exagerada de la Espana de post-guerra, visi6n que est^ velada por las ideas doctrinarias de Pedro, y ademSs por los casi treinta anos de ausencia de una patria que ha cambiado fundamentalmente. El publico espanol se rie porque reconoce inmediatamente que las aserciones de Pedro son realmente necedades, Tanto 6xito tuvo Mihura con Murcia que escribifi una segunda parte: Modas. En esta obra los exiliados Pedro, 37 Bernarda y su hija Ninette estSn ya viviendo en Murcia. Nuevamente el tema central es la ignorancia entre las dos Espanas: PADRE.—Si, hijo, siga. lY qu§ m£is le dijo? PIERRE.—Pues me dijo que yo en Paris lo debla haber pasado fenomenal. Porque Paris es una gran ciudad y Francia un gran pals. Y que por qu£ me habla vuelto a Espana en donde no hay nada que hacer. PADRE.—Bueno, que? PIERRE.—£C6mo que y qu6? Figllrese ... Decirle a un exiliado que lo ha debido pasar bien en el exilio ... Vamos, esto es no tener ni idea de la polltica, ni de la patria, ni de nada. Como que estuve por pegarle un coscorr6n. PADRE.—£Y por qu§ no se lo peg6? PIERRE."-Porque es sobrino suyo. Pero a otros que se me han acercado con esas intenciones— y han sido varios—les he tenido que parar los pies, PADRE.—Bueno, £pero es que usted ya se nos ha vuelto nacional? PIERRE.—No, senor, Dios me libre. Yo sigo con mis mismas ideas. Lo que me pasa es que no aguanto a estos tipos de ahora que juegan a cosas de las que no entienden, Porque ya le digo que no es s61o su sobrino. Es que el otro dla se me acercfi otro sujeto y me dijo que estaba deseando hacer la revoluciSn, Pero que lo iba a dejar hasta que le concediesen un "600" que tenia solicitado. ComprenderS usted que as! no se va a ninguna parte (Modas, 62). En Bella y Sublime Mihura toma como punto de partida para su humor la lucha de la mujer por la igualdad y la justicia. Envuelto en lo cSmico estS cierto prop6sito didcictico. El autor mira con gran simpatla las inquietudes de Plorita y Dorotea. En su afSn de crear la risa Mihura da proporciones excesivas a la situaci6n y a sus personajes principales. A pesar que la situacifin traspasa, a menudo, 38 los llmites de lo razonable, el autor logra la verisimilitud por medio de ciertos artificios, En Sublime Mihura hace que la accifin retroceda al siglo pasado. En Bella la prota- gonista Dorotea es la persona mSs rica del pueblo, y por lo tanto, las excentricidades se ajustan mSs al personaje. En Sublime la protagonista, Florita, cree que debe existir otra alternativa para la mujer que la de atrapar a un hombre y casarse. causa Su decision de buscarse un empleo la incredulidad, la risa, y el ridlculo. Con estas ideas, entonces, Mihura plantea su f6rmula c6mica creando situaciones verdaderamente geniales: CLAUDIO.—Pues es verdad, amigos mlos. Por primera vez en Espana, y creo que en el mundo, una mujer va a venir a trabajar a una oficina. Pero no como mujer de la limpieza, que serla lo Itfgico, sino como funcionaria de Obras Pfiblicas ,.. HERNANDEZ,*-•«•(Sin dar cr^dito a lo que oye.) iComo funcionaria de Obras PGblicas? ,.. CLAUDIO.--S1, sefior, Lo mismo que nosotros, PABLO,—(Estupefacto.) iPero eso es imposible! HERNANDEZ.—dUna mujer funcionaria? iPero qu£ funci6n va a hacer una mujer? £Es que las mujeres pueden funcionar fuera de sus casas? ... iEn qu€ pals vivimos, don Claudio? (Obras, 569). Eran los tiempos, dice Alfredo Marquerle, cuando la mujer s61o podia ser reina, maestra o telefonista. La protesta no s61o es contra las trabas que la mujer encuentra al buscar trabajo sino contra la sociedad en general que 7. Alfredo Marquerle, Veinte anos de teatro en Espana (Madrid: Editora Nacional, 1959), p. 150, 39 perpetGa un sistema injusto. Las vecinas, los funcionarios del gobierno, la actitud del hombre frente a la mujer, son los blancos del humor. Vemos entonces que el tema es uno de los elementos unificadores mis importantes del teatro: "A theme involves the real purpose for which a play is written, as well as Q the tenor and meaning pervading the whole." En estas dos obras, Bella y Sublime/ Mihura nos conduce por un camino en que estSn mezclados lo serio y lo cCmico, A pesar de la seriedad de sus temas, notamos que en las obras de Mihura siempre predomina un ambiente optimista y festivo. En Bella, Dorotea, la soltera rica, a quien el novio deja plantada, debido a las murmuraciones, decide no sacarse el traje nupcial hasta que encuentre otro novio. Con estas ideas Mihura crea instantSneamente un personaje absurdo, y por lo tanto c6mico (Risa, 133). Dorotea con su sola presencia nos hace reir: JUAN.-HDiga ... <»Y por qu6 va usted vestida de novia? dPara hacer gracia? DOROTEA.-—No, senor. Voy vestida de novia porque me dej6 mi novio y estoy esperando que me saiga otro. JUAN.--Claro que si. Hace usted muy bien. Y digame .., ten este pueblo hay muchas tontas o es usted el Cinico ejemplar? DOROTEA.—En este pueblo todas las mujeres somos tontas, Pero eso pasa igual en Filadelfia ... Esto no es cuesti6n de geografia, sino de sensibilidad (Bella, 30). 8, J. L. Styan, The Dramatic Experience (.Cambridge; Cambridge University Press, 1965), p. 71. 40 DOROTEA.—Pues porque al dia siguiente surgifi el gran problema dentro de ml cabeza. Al despertanne yo me dije: "Bueno, cine pongo el vestido otra vez, o no me lo pongo?" Porque claro, si al dla siguiente yo me pongo una faldita y una blusa y me voy a la calle normalmente, o me quedo en casa llorando, dpara qu6 me habla servido mi gesto heroico del dia anterior? Pues para nada. Para hacer mSs el ridiculo todavia. Y entonces yo pens€ que lo que hacia falta era seguir para que tuvieran presente la injusticia que hablan cometido con sus comentarios y con sus crlticas. Y para ser el fantasma de su conciencia. ihe gusta esta frase? JOAN.—Mucho (p. 33). Un crltico sugiere que debido al tema hubiera sido mejor titular la comedia Dona Quijota y no La bella Dorotea; Dona Quijota ... He ahl el tltulo que hubigramos puesto a la nueva, tierna, graciosa, originalisima, po^tica y sarcSstica comedia de Miguel Mihura. Dona Quijota, porque as! como el caballero de la Triste Figura sali6 por los campos de la Mancha para pasearse disfrazado de caballero andante e hizo promesas de doloroso cumplimiento, tambiSn la protagonista de esta deliciosa obra teatral se pasea por las calles de su ciudad natal vestida de un modo poco frecuente y hace promesas dolorosas y es tomada por loca y rebelde.9 Dorotea y Florita son personajes extraordinarios, verdaderos esplritus quijotescos, figuras c6micas en su lucha contra la pequeflez y el "qu£ dirSn," Mihura en Sublime y Bella ha envuelto la critica, la poesla y la quijotada. 9. Alfredo MarquerSe en Teatro espafiol, 1963-64, ed, Federico Carlos SSinz de Robles (Madrid: Aguilar, 1965), p. 34. 41 En Mihura construye una obra de gran efectividad c6mica, basSndose en la idea de un torero snob que al codearse con la aristocracia desecha su humilde origen y adopta costumbres muy fuera de lugar: ROBERTO.—iMi pipa, Gonzalez? ... GONZALEZ.—La tiene preparada, sefior ... (Le ofrece una cachimba que hay sobre la mesa. Se la enciende.) ROBERTO,—^Tabaco "Cold-Brook"? GONZALEZ.—"Cold-Brook," perfumado con Smbar, sefior ... ROBERTO.—iEmbriagadora mezcla, GonzSlez! GONZALEZ.—En efecto, senor, ROBERTO.—Mi toronja, Gonzalez ... GONZALEZ.—La tiene junto al whisky ... ROBERTO.—iPerfecto desayuno! ... GONZALEZ.—En efecto, sefior ... (Obras, 467). El comerse una toronja al desayuno es una costumbre bastante rara para un espafiol. Mihura que ha visitado Inglaterra y Estados Unidos exagera la nota al agregar un whisky, creando desde luego un efecto que produce una risa mSs intensa. El tema de la siquiatria es el bianco constante de las sStiras del teatro espafiol contemporSneo, En Vestido, Mihura se burla de la siquiatria y de los siqulatras. Vemos, en esta obra, como Roberto, el torero, en su afSn de adaptarse al mundo de la aristocracia contrae un complejo de viejecita y se convierte en su propia abuela: SUSANA,—CSuplicante,) Pero, Roberto. iPor los clavos de Cristo! (Roberto la mira con una mirada extrana. Su voz cambia. Dice con temor;) ROBERTO.—dHas dicho "por los clavos de Cristo"? 42 SUSANA.—Si, Por los clavos de Cristo ... ROBERTO.-—(Con la voz rota, desfalleciendo.) Calla, Susana ... SUSANA.--<£Qu6 te pasa, Roberto? (Roberto empieza a temblar. Se le desencaja la cara, Corre a una puerta. Intenta abrir y ve que estS cerrada.) ROBERTO. — jLa Have, Susana! SUSANA. — INo, Roberto! jNo te vayas! jNo huyas! (Roberto va a las demSs puertas, que intenta abrir sin conseguirlo. Empieza a oirse una mfisica distante que va aumentando de volumen. Roberto estS en el centro de la habitaciCn y se ve el enorme esfuerzo que hace para no tener su momento de crisis. Respira fuerte ..., le tiemblan los labios ..,, va encorvSndose poco a poco ..., Susana, desde un rinc6n, le mira horrorizada. La mfisica va subiendo de volumen, Se escuchan truenos y el ruido del vendaval.) ROBERTO,—£No lo ves? <?No ves mi pelo bianco, Susana? SUSANA.—No, Roberto ... EstSs igual ... ROBERTO.—iPero no ves que soy una vieja? SUSANA.—INo, Roberto! ... No debes sufrir ... EstSs igual que antes ... ROBERTO.—(Con un grito espantoso.) iSoy una vieja, Susana! (Obras, 501), El autor anade una nota m^s a su composici6n humorlstica por medio del siqulatra, un tipo tan raro que da la impresi6n que 61 tambiSn necesita ayuda mgdica. Mediante este tema de la siquiatrla el dramaturge inventa salidas graciosas, situaciones imprevistas o condiciones que muestran al protagonista en una actitud de rigidez propicia para el humor, En varias de sus comedias el autor nos presenta fil tema de "la mujer de la calle," Este tema se presta mucho para lo c6mico ya que el lenguaje, las costumbres, el vestir, etc,, de "la mujer de la calle" son bastante 43 peculiares. Pero la nota c6mica no es condenatoria. Mihura trata este tema con compasi6n y ternura y siempre pregona el derecho de "la mujer de la calle" a ser feliz. General- mente es €sta una figura graciosa que actGa con gran desenfado: ALFREDO,—Entonces, su amigo el de Logrono ... LULU,—No me hable usted de ese senor ... Menuda fiera ,,. £Pero usted no ha oldo por el tabique los escSndalos que me arma? ALFREDO.—JAh! cEsos gritos que yo ola a la hora del almuerzo los daba su amigo? LULU,--Si. El de Logrono, Me armaba la bronca por la menor insignificancia ... Si yo no s6 c6mo le he podido aguantar tanto tiempo ,,, Pero una, con tal de no tener que alternar en el cabaret .,, ALFREDO,—iAlternaba antes en un cabaret? LULU,—Si. EmpecS a alternar desde muy joven ... (Obras, 440). En Familia el tema de la prostituta sale a relucir mSs mediante el contraste. Vemos en esta obra un conflicto entre dos mundos: el mundo de la "vida alegre," de la malicia y el desenfado, al cual pertenecen Maribel y sus amiga^ y el mundo burgu^s, ingenuo e inocent6n integrado por Marcelino, su madre y su tia, Las incomprensiones entre estos dos mundos van a servir de enlace para una serie de situaciones donde la hilaridad y la ironia resaltan: La diferencia entre el pensar bien y el pensar mal, la paradoja que supone oir a la generaci6n de ayer renegar de su tiempo para cantar la excelencia del presente; la evasiSn ilusionada de una pobre vida de mujer que antes de andar en malos pasos fue una humilde 44 costurera y que, como la protagonista de un novelfin romSntico, suena en la redenci6n por el amor.10 La idea central que pone en acci6n a los protagonistas en S61o es la supersticiSn. Amancio, un gran pianista lleno de vanidad, ha caldo bajo un hechizo. mala suerte lo persigue implacablemente. La La presencia de MarilG, que estS enamorada del gran maestro viene a poner fin a la desgracia de Amancio: AMANCIO.—lY sabes a qui§n le debo estas maravillas? MARITZA.—£A una pata de conejo? cA un pez de plata? lA la luna que ha cambiado? AMANCIO.—A la enfermera. MARITZA.—tLa. "guardamalatti"? AMANCIO.—"Ecco." Nada m£s llegar ella me empezaron a salir bien las cosas. Lanza efluvios favorables cuando se rle. Lo he consultado con la pitonisa. Es un ejemplar tinico. El mejor amuleto que se conoce. MARITZA,---iY la has comprado? AMANCIO.—No se vende. MARITZA, —HPero £vive contigo? AMANCIO, . Me he inventado esta enfermedad del coraz6n para que se quede, S61o estando a mi lado produce suerte. MARITZA.—fPero terminarSs enamorSndote de ella! AMANCIO.—iPero qu£ mania tiene la gente con lo del enamoramiento! Yo no me enamoro de nadie. Soy egolsta. Malvado. Y adem&s no puedo. Lo echarla todo a perder. EstS prohibido en las instrucciones para su uso, MARITZA,—Pues serS ella quien se enamore de t x •. * AMANCIO. Tampoco. Tiene novio. Y me trata como a un viejo. No me admira. Se burla de ml. No le gusta el piano, Y tambi^n bosteza con Chopin y Rachmaninov, 10, Alfredo Marquerle en Teatro espanol, 1959-60, ed. Pederico Carlos SSinz de Robles (Madrid: Aguilar, 1961)t p. 78, 45 MARITZA.—Debes hacerte a la idea que con Rachmaninov bosteza todo el mundo. AMANCIO,—Es inculta. Tonta. Sencilla y primitiva como la moza de una alqueria. No me dice maestro. Me dice oiga. MARITZA.—Pero «£lo pasas bien con ella o lo pasas mal? AMANCIO.—No sg. A veces me divierte verla y que est£ junto a ml. Es la primera vez que vive una mujer en micasa. Y es una pequena cosa con vida que estS a mi lado, que r£e, que duerme, que respira, que va de un lado para otro como un gato, que estire un pie y me lo muestra ... Pero sfilo me gusta para verla. Para que est£ a mi lado ... Para que ella me diga impertinencias y yo se las diga a ella. No me apetece de otra manera, MARITZA.—Me estcis describiendo a la perfecta esposa ... AMANCIO. —I Ah! No, por favor ... MARITZA.—Pero si te da tanta suerte es porque a lo mejor estS enamorada de ti. S61o el amor y la luna traen fortuna. S61o un gran amor puro y romSntico produce suerte (S61o, 69). La acci6n c6mica, a trav£s de toda la obra, se revuelve en torno a esta idea central de la supersticifin. Es un foco que da unidad a la obra y en torno al cual se agrupan situaciones festivas y accidentes increibles, accidentes que el ptiblico encuentra dificiles de creer pero que se justifican por el carScter muchas veces alocado de los personajes, Vemos entonces c6mo Miguel Mihura usa los elementos estructurales de sus obras para crear su ffirmula cGmica. Puede que estos elementos pertenezcan a la escena, la trama o el tema. En la escena, una silla, la desaparici6n de un piano, o un ambiente recargado, son suficientes para crear la comicidad. La trama misma es manipulada por el autor 46 para situar a sus personajes en una situacifin que es propicia para el humor, A menudo Mihura lleva a cabo su propfisito trasladando al personaje a un ambiente extrano y consecuentemente produciendo reacciones inesperadas o notas graciosas. Sabemos que una persona al sentirse fuera de lugar acttia, a veces, con cierta inseguridad, que se refleja en el lenguaje. DetrSs de' todo esto estS el deseo del autor de dar proporciones excesivas a la situacifin o a sus personajes, Otras veces Mihura juega con la trama eliminando escenas para mostrar luego resultados imprevistos por el pGblico y haciendo reir entonces por medio de la sorpresa. Pero el tema es, quizes, el elemento estructural mSs importante para el humor; sirve como punto de partida y luego como una pauta para la acci6n y el lenguaje de los personajes en la escena, El tema, en las obras de Mihura, da tambiSn una idea clara de los prop6sitos del autor. El tratamiento que €ste da a sus temas indica el sendero que va a seguir el humor. Si es un humor dulce, donde el clich.6, la respuesta inesperada o la ironla predomina; o un humor amargo donde la sStira y el sarcasmo tienen su seno. CAPITULO III CARACTERIZACION Casi toda caracterlstica humana si se exagera lo suficiente puede llegar a formar parte de lo c6mico. La persona que es conservadora en sus gastos no nos parece particularmente divertida pero si la figura del miserable. Lo que vemos en el miserable es s61o una cualidad humana, s6lo una perspectiva de la persona en cuesti6n. La literatura espanola posee una verdadera galeria de estos tipos o persona}es que son en general la representaciCn de una caracterlstica o vicio: el gracioso, el figurfin, el picaro, el viejo verde, el rufiSn cobarde, el bobo, el lacayo maldiciente, etc,, etc. La comedia mihuriana recurre muy poco a estos tipos. La mayoria de sus personajes tienen proporciones bastante humanas. malos. mano, El autor tampoco divide su teatro entre buenos y Generalmente, los vicios y las virtudes van de la Mihura ve los pecados de sus personajes como el padre los de sus hijos. dona Rita en Bella. El ejemplo mSs clcisico de esto es A pesar de la actitud malvada de esta mujer hacia su sobrina, Dorotea, el autor hace que al final 6sta perdone a la tla. En cuanto a la virtud, se vislumbran a veces personajes que son verdaderos santos: dona Matilde 47 48 y dona Paula en Familia. A menudo tanto el vicio como la virtud reciben un tratamiento de exageraci6n que los hace risibles. En el teatro de situaci6n de Mihura, dos personajes forman el eje de la trama, Esta estructura binaria puede ser de varios tipos: de asociaci6n, de oposici6n o de paralelismo,^ Como ejemplo de asociaci6n tenemos a Ninette y AndrSs en Murcia y en Modas; a Juan e Irene en Adorado; a Dorotea y Rosa en Bella; a Amancio y Maril6 en S61o; y a MaribelyMarcelino en Familia. Lo que une a estas parejas, con la excepci6n de Dorotea y Rosa en Bella, es el amor. Un amor que empieza a manifestarse desde el principio de la comedia y que termina felizmente para ambos. En esta ^sociacifin binaria hay desentendidos, peleas y separaciones que son s61o momentSneas. Cada personaje en este tlpo de estructura conserva su propia personalidad. En Bella, lo que vemos es una asociacifin entre Rosa y Dorotea. Esta asociacifin se debe a la fidelidad y carirlo que Rosa, la criada, siente por su ama que es ridiculizada por todo un pueblo, Mihura se aprovecha de la relacifin que existe entre estas parejas, todas unidas por cierto afecto, para crear 1. Emmanuel C, Jacquart, "The Rhetoric of the New Theater in the Fifties" (DisertaciCn doctoral, Pennsylvania State University, University Park, 1970), p. 53. 49 situaciones cfimicas y darnos un cariz raSs de sus personajes: AMANCIO.—cY qu§ tal el "TBO"? iViene bueno? MARILO,—Sif ya casi lo he leido. Me gusta mucho el "TBO." AMANCIO.—Menuda revista, £eh? fY en colores! ... MARILO,—Si, es muy bonita, Claro que tambifin me gustan mucho las novelas de amor. Yo soy muy romSntica. AMANCIO,—Hace usted muy bien. Los pajaritos, la luna, la brisa del mar ... MARILO.—Eso. Y los hombres, que tempoco son mancos. iQuS risa! ... (S61o, 40). Ejemplos de oposiciCn son: SebastiSn y Alfredo en Luz; Jos§ y don Vicente en Entretenidas; Valentina y Florita en Sublime; Roque y Pierre en Modas; y Sublime. Hernandez y Pablo en Todos estos son personajes antagfinicos. Mihura pone en contacto a estos hombres y mujeres, no s61o para hacernos reir, sino tambiin para demostrar una actitud mental y una realidad social. El antagonismo que vemos entre SebastiSn y Alfredo, se debe a los celos, ambos estSn interesados en la misma mujer. Lo mismo ocurre entre Jos6 y don Vicente. envidia separa a Florita de Valentina. La En el caso de Roque y Pierre vemos una fricci6n, aunque amistosa, debido a que §ste es marxista y aquSl es sacerdote. La actitud abusiva de Hern£ni3ez hacia Pablo crea el antagonismo: HERNANDEZ.—£Ya estS usted aqul? PABLO.'—Son las nueve y cuarto ... HERNANDEZ.—-JamSs ha venido usted a las nueve y cuarto ,,, PABLO.—Usted tampoco, senor Hernandez HERNANDEZ,—r(Francamente enfadado.) Soy el Oficial Primero y vengo a la hora que me da la gana ... 50 PABLO.—No tiene usted derecho a tratarme asi. HERNANDEZ.—iLe trato como me parece! ... Y no conteste mSs y vaya a buscarme el perifidico, PABLO.—Que se lo busgue el ordenanza ... HERNANDEZ. — jMe lo busca usted! (Pablo se levanta de su asiento y se encara con el senor Hernandez decidido a todo, mientras Florita sigue con su trabajo.) PABLO.—Pues no me da la gana de ir a buscarlo. HERNANDEZ.—£Que no le da la gana? PABLO.—No, senor. Y esto se ha acabado, y ya estoy harto de sus impertinencias y le voy a romper a usted la cara (Obras, 591). La oposiciSn o el polo opuesto a veces no estS formado jdor un personaje sino que por toda la sociedad, es el caso de Dorotea en Bella. El paralelismo aparece tambiSn en algunas comedias de Mihura. Personajes paralelos son el doctor Vidal y el doctor Palacios en Adorado. Arabos han dejado su profesi6n y una vida que consideran insipida, sin valor para buscar la felici clad en un ambiente m5s desahogado y menos mezquino. En Vestido teneraos a Patas Largas y a Carnicero, ambos de origen andaluz, cuyas peculiaridades y deseos son los mismos. Andan ademSs siempre juntos, como un par de hermanos siameses. En la misma obra vemos igualmente a tres parsonajes paralelos: la seriora Clavijo, la marquesa de Montes y Pilucha. bles, f Estos tres personajes son insepara- en cuanto a sus gustos y pensamientos no hay ninguna variaci6n. En Sublime hay dos personajes paralelos: Pablo y Manolo, £Qu§ objeto persigue el autor al crear estos personkjes paralelos? En primer lugar quiere dar mSs 51 complejidad a la trama, En segundo lugar vemos que en el paralelismo existe inherentemente una idea de repetici6n. Esta repetici6n acttia como factor unificador ya que viene a reenforzar el tema. El obstciculo que encuentran estos personajes de asociaci6n, oposici6n y paralelismo forma la base de la acciCn c6mica. En el caso de los personajes de asociacifin la barrera la va a levantar una tercera persona. ocurre con los personajes paralelos. Lo mismo Con los personajes de oposici6n, el obst&culo, la valla, la va a levantar generalmente el antagonista, o sea, el personaje que se opone a los deseos del h§roe o heroina. La mayor parte de los personajes del teatro de situaciGn de Miguel Mihura tienen un carScter burguSs. Por siglos la burguesia ha sido el hazmerreir de la literatura. Se caracteriza al burgu^s como una persona sin humor y sin cultura; de ser poco ocurrente y poco aguda, car&cter es excesivo. terlas. Nada en su Sus vicios son s61o desatinos, ton- Sus virtudes nunca llegan al heroismo, Caso tipico de este burgu^s es: Josg en Entretenidas, Andr§s en Murcia y Modas, Manrlquez en Adorado, Marcelino en Familia, Sebastian y Elena en Luz, Sin embargo existen en el teatro de situaci6n de Mihura personajes Gxtraordinarios. Tres de ellos poseen caracterlsticas universales, Alfredo en Luz, Florita en Sublime y Dorotea en Bella. Alfredo es un don Juan, o por 52 lo menos pretende serlo. Dorotea y Florita son verdaderas quijotas. Otros personajes extraordinarios, ademSs de Florita, Dorotea y Alfredo, son: Juan en Adorado, Roberto en Vestido, Maribel en Familia y Amancio en S61o. En general estos personajes van a tomar una actitud valiente y decidida frente a la vida, actitud que los aisla de la sociedad en que viven, Notamos tambiSn entre ellos un cambio drSstico de carScter, que serS una fuente fecunda para la risa. En Vestido Roberto, el torero intelectual, que en los dos primeros actos se nos ha presentado como un caso ISnico del snob, va a tomar al final del tercer acto una actitud mSs natural y sencilla frente a la vida: ROBERTO,—£Qu§ le dijo, arma mla? ENFERMERA,—Que si usted, que es el torero mSs grande que existe, le quisiera ayudar un poco ,.. ROBERTO,—Pues claro estS que si ... £Tfl quieres que le ayude, guapa? ENFERMERA,— j FigGrese! ROBERTO.—Pues ya estS ayudao ,,, Que venga a verme. ENFERMERA,-*^No s§ c6mo agradec§rselo ... ROBERTO•"—(Se acerca a ella, Lo piensa un momento.) <»Sabes c6mo? Tray6ndome ahora mismo de donde sea una botella de manzanilla y unos boquerones fritos. Hoy a ml el whisky no se me apetece .,. (Obras, 524), El contraste es bastante marcado. La actitud de arrogancia en los dos primeros actos cambia en el Ultimo, El torero ya no desea beber whisky e incluso habla en andaluz, Es una actitud mucho m3s flexible. El dramaturgo que nos hizo reir al principio con la postura excSntrica y a 53 veces ridicula de Roberto, nos vuelve a hacer reir con la calda del torero. La risa del publico al final del tercer acto es una risa de superioridad. En Familia vemos como Maribel, la ex-prostituta, ha trocado su visi6n del mundo. Ese mundo que al principio de la comedia es un enemigo implacable e injusto con la mujer de la calle viene a ser al final de la obra algo donde puede existir la bondad, la comprensi6n y el amor. producen Marcelino y su familia. Este cambio lo No es s61o un cambio en la apariencia de Maribel, sino que tambign es un cambio espiritual, de bastante relieve, donde su amargo pasado queda relegado casi en el olvido: MARIBEL.—... Y 61 tambi§n me trat6 como a una senorita. RUFI.—jPues vaya ojo clinico! MARIBEL.—Y yo estoy empezando a creer que, en efecto, lo somos. Es decir, casi he llegado a convencerme. Es cuesti6n de pensarlo, de decidirlo ... Y ya no tengo ningtin complejo, porque ellos me han quitado todos los que tenia. IY es como empezar a vivir otra vez! I Si vierais lo maravilloso que es sentirse nueva, diferente! jCon una familia! iCon un novio que te besa una mano con respeto! (Obras, 911). Es bastante significante que el personaje de Mihura frente a todos los problemas e inquietudes humanas nunca responde con un acto de evasi6n. ejemplo. Juan en Adorado es un Al final de la comedia, al darse cuenta que su actitud de desligarse completamente de la sociedad fue un acto egolsta, decide cambiar y practicar nuevamente la medicina, ayudando a los pobres de su barrio: 54 JUAN.—Ademlis me han convencido en el barrio para que ocupe el puesto que dej6 vacante el medico que muri6 ... No ganarS mucho, pero si lo suficiente para que td vivas un poco mSs cCmoda ... Y aunque ese puesto me d€ bastante trabajo, poco a poco iremos comprando las cosas que nos hacen falta, y adem&s casi me servirS de distracci6n. (Mientras Juan hablar Irene le mira emocionada y con asombro, sin dar crgdito a lo que oye. Y Juan, que tambi§n estS emocionado, sigue hablando mientras le acaricia dulcemente el cabello.) (Obras, 694). El cambio de Roberto, de Maribel y de Juan recibe el visto bueno de la sociedad. En cambio la actitud de Florita en Sublime y de Dorotea en Bella es un acto de rebeldla. Ambas se sittian tan fuera del orden usual que llegan a ser personajes sumamente excSntricos. En ambas comedias las dos herolnas, por su actitud, son el aliciente mcLs importante del humor, Florita despuSs de haber perdido su puesto en el ministerio estS completamente desilusionada. Felisa, la criada, nos muestra su cambio de actitud: FELISA.-—... Y a los cuatro o cinco d£as, ya . repuesta de su crisis, se puso a hacer la vida habitual de las senoritas de su Spoca, Esto es: se puso a esperar con paciencia a que el senorito Pablo se colocase, mientras bordaba una flor en un pariito ... (Obras, 612). Existe tambiSn otro personaje c6mico en el teatro de situaci6n de Mihura, Es el que Beardsley denomina: "personaje ilfigico": I shall refer hereafter to these manifesta­ tions as illogical rather than autonomous charac­ ters because in most cases their autonomy consists in being free not from the author but rather from the plot. Usually they exist only in the mind of 55 one character and frequently are reincarnations of historical, literary or legendary figures. Always they are disturbing and illogical elements in an otherwise stable and realistic plot.2 El caso tlpico de este "personaje ilOgico" lo vemos en Vestido donde tenemos el caso de Roberto y su "complejo de viejecita," Sus alucinaciones lo transforman en su propia abuela, Bajo estas condiciones Roberto habla y camina como una vieja. Es un espectSculo bastante c6mico: ROBERTO.—(Con un grito espantoso.) jSoy una vieja, Susanal (Susana no puede contener su miedo y va a la puerta de la izquierda, dando otro grito.) SUSANA.—JPapa! lAuxilio! (Y abre la puerta con la Have y hace mutis corriendo. Roberto queda solo. La mGsica y el ruido de la tormenta van cesando. Y Roberto, ya sereno, tiene todo el aire de una viejecita, Su gesto es bondadoso y dulce. Va encorvado y cojea un poco al andar. Busca algo por la habitacifin y dice con voz de vieja:) ROBERTO. — jBueno! <*Pero d6nde habr§ yo metido la labor que estaba haciendo? Si yo la habla dejado aqul! (Obras, 501). Estas alucinaciones de Roberto se van a repetir mSs a raenudo, aumentado la comicidad de la obra. Muy a menudo, Mihura da ciertas instrucciones a los actores, instrucciones que van dirigidas al personaje que est& en la escena al levantarse el tel6n. 6ste el personaje principal. No siempre es En Familia tenemos la descripci6n e instrucciones que Mihura da a dona Paula: 2, Theodore S. Beardsley, Jr., '.'The Illogical Character in Contemporary Spanish Drama," Hispania, 61 (diciembre, 1958), 445. 56 (Dona Paula es una limpia y simpStica viejecita que puede tener muchisimos afios. El cabello bianco y bien peinado. El vestido negro y severo con algtln encaje. El abanico colgando de una cadena que lleva al cuello. El porte y el empaque de una verdadera senora de la clase media acomodada ..,) (Obras, 874). Al levantarse el tel6n entonces, y mientras dona Paula escucha un disco, el publico ve a un personaje bastante elemental. Estos rasgos aunque elementales son esenciales para la obra. En primer lugar, e! pfiblico capta ciertas caracterlsticas de dona Paula, su pelo bianco, indicativo de su avanzada edad, capta tambign su tamano, su tipo de cara. disposici6n. El vestido negro nos indica algo de su Tenemos que admitir que todo esto, atSn el ambiente que la rodea, nos dice muy poco. Es necesario que el autor nos presente al personaje en acci6n para poder tener una idea exacta de c6mo es en realidad. La manera de andar del personaje por la escena, el timbre de su voz, sus sentimientos, sus deseos y su manera de pensar o la falta de ello, De todos estos elementos se puede valer el autor para dar m&s comicidad a la escena. Son necesarios tambiSn para que el ptablico clasifique a los personajes. Veamos a dona Paula en acci6n: PAULA.—-Y ya conocen ustedes nuestras ideas avanzadas. Nada de muchachas anticuadas y llenas de prejuicios como Sramos nosotras ... JQu6 horror de juventud la nuestra! Porque si yo no he salido a la calle hace sesenta afios, desde que me qued€ viuda, no ha sido por capricho, sino porque me daba vergiienza que me vieran todos los vecinos que estaban asomados a los balcones para criticar a las que saltan ... 57 MATILDE.—iQu6 gpoca aquella en que todo lo criticaban! jEl sombrero, el cors€, los guantes, los zapatos! PAULA.—Habla un sastre en un mirador, siempre observando, con un gesto soez, que me llenaba de rubor ... Y despuSs empezaron los tranvlas y los autom6viles, y ya me dio miedo que me atropellaran, y no sail. Y aqul lo paso tan ricamente escuchando mtisica de baile y escribiendo a los actores de cine de NorteamSrica para que no me manden aut6grafos ... MATILDE.—Por eso, para mi hijo, yo quiero una muchacha moderna, desenvuelta, alegre y simpStica que llene de alegrla la fSbrica de chocolatinas. PAULA.—Una muchacha de las de ahora. Empleada, mecan6grafa, enfermera, hija de familia, no importa lo que sea ... Rica o pobre, es igual ... (Obras, 877). Mihura nos presenta entonces a una mujer con ideas que el publico encuentra un poco raras: Dona Paula no ha salido a la calle desde hace sesenta anos, escucha discos de Elvis Presley, le escribe a los actores de cine en Norteam§rica y tiene ideas bastante positivas de la juventud contemporSnea. Desde luego todas estas rarezas presentan un aspecto jocoso que hace reir a un pCiblico de todas las edades, En nuestro estudio del teatro de situaci6n de Mihura vamos a enfocar a los personajes desde el punto de vista del papel que ellos desempenan en la sociedad, QuizSs nos parezca que un padre o una esposa tienen muy poco de divertido; sin embargo, Mihura dibuja a muchos de estos personajes dcLndoles un matiz c6mico, Vamos a hablar entonces de matices, caracteristicas, dejando a un lado la 58 representaci6n totalf aunque estamos consclentes de que un personaje s61o llega a hacerse cuando es encarnado en las tablas por un actor. La Mujer Los personajes femeninos de Mihura estSn delineados con gran maestria. comprende. Se ve que el autor los quiere y los En una entrevista, y hablando del personaje femenino, ha dicho lo siguiente: Tengo debilidad por las mujeres. Me encantan en todos los aspectos. Las comprendo. Las quiero. Me son familiares. Por eso estos personajes me salen fcicilmente. AdemSs, en parte, los he conocido. Desde Paula, de Tres sombreros, a Ninette pasando por Maribel, son criaturas que han pasado por mi vida. Otras, las invento. As! las viejas de Maribel. La monja de Melocot6n en almlbar, puesto que yo no he conocido nunca a ninguna monja. El tipo de Carlota. Y otros muchos mSs.3 La manera mSs rSpida de conocer a un personaje es observarlo en un momento de decisi6n. los d^biles de los fuertes. Ese momento separa a La mujer en el teatro de situaciSn de Miguel Mihura no s61o demuestra ser fuerte, sino tambiSn demuestra un estado emocional sin frenos. mujer grita, llora y protesta. La Esta mujer igualmente tiene mSs experiencia de la vida que el hombre, es mds inteligente y activa, y llega generalmente a dominarlo. mujer es mSs joven que su paralelo masculino. 3. Trenas, "Mihura," p, 34. Casi siempre la Todo esto es 59 irtfnico, si tomamos en consideraci6n el papel secundario que la mujer desempena en la sociedad espanola en contraposici6n al hombre. parada. Es una sociedad que sale bastante mal No nos olvidemos que bajo el humor mihuriano hay ideas, actitudes y convicciones. El deseo del autor por la justicia y la felicidad se vislumbra especialmente a trav£s de sus personajes femeninos. El hombre no protesta; en cambio Marivl en Luz, Florita en Sublime, Ninette en Murcia y en Modas, Dorotea en Bella, y Pany en Entretenidas lo hacen, y a menudo. El papel principal de la mujer en tres de sus obras: Luz, Familia o ex-prostituta. y Entretenidas, es el de una prostituta En dos de sus obras, S61o y Luz vemos a la mujer en el papel de la amante. Luego en Sublime y Bella tenemos a la protagonista en lucha con la sociedad. El papel de la esposa aburrida lo va a desempefiar Ninette en Modas, Al principio, Mihura, para establecer la identidad de la prostituta nos presenta su aspecto c6mico. Maribel en Familia es el mejor ejemplo: MARIBEL.—Pues, hijo, Podlamos haber ido a cualquier otro lado ,,. MARCELINO,—&Y a qu£ otro lado podriamos haber ido? MARIBEL.-—Bueno ... jpues que no conozco yo sitios mejoresi ... Incluso en mi pensi6n me dejan recibir a algtin amigo ... En plan discreto, £ eh? No vayas a pensar ... Y mi pensi6n es mucho mSs alegre. iMenuda habitacifin tengo yo ahora, que han puesto cortinas de cretona 60 en la ventana! De esas de flores, isabes? Y a base de limpio, no creas ... Yo pensS que vivlas en un departamento ... iPero que burrada! iQu6 de chismarracos! ... TJolln! iPero si hay hasta un loro! (Obras, 883). El modo de hablar de Maribel es el de una prostituta o persona de la clase baja. En Luz tenemos otro ejemplo de la peculiar forma de expresi6n de la mujer de la calle: LULU.—... Me armaba la bronca por la menor insignificancia ... Si yo no s6 cfimo le he podido aguantar tanto tiempo ... Pero una, con tal de no tener que alternar en el cabaret ... ALFREDO.—tAlternaba antes en un cabaret? LULU.—SI. Empec§ a alternar desde muy joven ... Y otra hermana que tengo tambifsn ... En mi casa todas hemos alternado mucho .., Pero en plan fino, csabe? Nada de flamenco y esas cosas ... Plan de whisky. ALFREDO.—Ah, claro ... lY su hermana estS aqul? LULU.—EstS en Sevilla, en el "Triana Club1' ... Ella alterna muy bien ... A lo mejor usted la conoce ... Se llama Julia ... ALFREDO.—£Julia? No caigo ahora ... Y usted, ic6mo se llama? LULU,—Me Hainan LulCl ... Pero mi nombre de verdad es Maria ... Ahora que, para alternar, es mejor Luld ... Se hacen mSs descorches (Obras, 441). En Familia vemos a Rufi, Pili y Ninl, tres prostitutas que vienen a visitar a Maribel: PILI.-r-jPues vaya foll6n que se traen los aniv malitosi jNi que estuvi^ramos viendo una pellcula de Tarz£n! NINI.—lY a ml que ese ruidito que hacen me gusta mucho! ... RUFI.—No es ruido, Ninl ... Son las aves que cantan. PILI.--iPues vaya un cante! ?Qu6 barbaridad! IPara mis nervios es ese soniquete! RUFI.—Como no sails de la Gran Via, no safaris lo que es lo bucfilico. PILI.—D6jate ahora de bucolismos y bSjate un poco la falda, que estarSs mejor. RUPI.—jHija! iJesGs! tQuS pesada estSs con la faldita! (Y se la estira lo que puede.) NINI.—jEs que hay que ver c6mo te sientas, Rufi! RUPI.—jPues no s6 c6mo me voy a sentar, jcaramba! PILI.—JPues como las personas decentes, nena! RUPI,—Entonces aprender£ de ti, £verdadf guapa? PILI.--Mejor te iria, digo yo ... RUFI.—iAy, qu6 gracla! iDesde cuSndo me va a ml mal? PILI.—Desde que te dieron el primer biberCn. RUFI.—Mira, Pili, A ml no me hables con retintin, porque me qulto un zapato y te lo meto en la cabeza (Qbras, 903). Lain Entralgo cree que el humor mihuriano sigue la vena del humor cervantino y que las prostitutas Rufi, Pili y Ninl en Familia estSn emparentadas con la "Cariharta," la "Gananciosa" y la "Escalanta" en "Rinconete y Cortadillo," Hablando de la prostituta en el teatro de Mihura Lain Entralgo dice lo siguiente: La prostituta no es ahora un arma teatral contra la hipocresia del mundo en que ella vive; es—nada mSs, nada menos—una pobre persona capaz de crear ingenuamente situaciones que hacen reir, y susceptible de ser cualquier dia moralmente redimida y po£ticamente transfigurada por la virtud ensalzadora del amor. Sin los "cisnes unSnimes" de la ret6rica modernista de hace medio siglo y sin los "andrajos documentales" de la mSis reciente literatura social, £no es honda, sutil y verdaderamente portico el encuentro final entre la protagonista y el hombre entre candoroso y avisado que con tanto deslumbramiento la ama?^ 4. Lain Entralgo, Tras el amor, p, 162, 62 En realidad Mihura trata a la prostituta con gran humanidad y simpatia. S61o menciona la "profesi6n" de Maribel o de Rufi, Pili y Ninl en forma casual. No s61o eso sino que a menudo le da a las prostitutas caracteristicas que el resto de los personajes no poseen. En Familia, por ejemplo, la madre de Marcelino y su tla son figuras estrambSticas, extravagantes. personaje bastante despistado. El mismo Marcelino es un Todas estas figuras giran alrededor de Maribel, la ex-prostituta, que demuestra ser un personaje, moral y sicol6gicamente, mis "normal." Esta mudanza de valores se parece mucho a lo que hace Genet en su teatro, donde el criminal es el personaje "normal." 5 La mudanza, en cuanto a la moralidad se refiere, parte a veces del personaje mismo. Unos pasajes de Entretenidas vienen a corroborar esto: FELI.r— £QuS ha pasado? FANY.*--Pues eso. Lo que me figuraba. Que me quiere dejar el tlo ... FELI,—jNo! F A N Y . , hija, si .,. FELI,—£Y quS alega? FANY.*-*-Lo de siempre, la moralidad, FELI.-—jPero quS sinvergiienza! (p. 24) Jos6 que ha vivido con Fany por cuatro anos quiere dejarla. Esto y no lo anterior constituye una inmoralidad en la mente de las ex-prostitutas. La llegada de Cloti da un efecto acumulativo a la accidn: 5, David I, Grossvogel, The Blasphemers (Ithaca: Cornell University Press, 1962), p. 138, 63 CLOTI. —... dQug te ha dicho? Eso, &no? FANY.—Si, Eso. Que me deja, CLOTI.—Pero dqu6 barbaridad! ... iQuS barbaridad! ... iQu§ infamia! iDespuSs de cuatro anos! ... IQUS falta de principios! (p. 25). En la misma pSgina Cloti agrega: Primero nos invaden, despu€s nos civilizan y al final nos dejan tiradas ... (p. 25). Esta mudanza de valores se refleja tambiSn en las que han dejado la profesiSn: PILI.—Si quiere que le diga la verdad, yo cada dla estoy m^s contenta de ser decente, CLOTI.--A1 menos, as3C, puedes presumir de original. PILI.—La critican a una, desde luego. Pero, mira, con no hacer caso, que digan lo que quieran ... Y se pasa mejor sin tanto trajln. jPorque hay que ver lo que tienen ustedes que luchar! (p. 33). Mihura redime a la prostituta por medio del amor. Es lo que se ve en Luz con Lulti, en Entretenidas con Pany y en Familia con Maribel, En esta tiltima obra, Maribel, en contacto con Marcelino y su familia, cambia radicalmente no s61o en su modo de vestirse sino tambi^n en el de hablar. Un cambio que nos recuerda vagamente a Eliza en el Pigmali6n de G. B. Shaw. El lenguaje callejero que usan Eliza y Maribel al principio de la obra deleita al publico. es. abundante y El cambio que experimenta mSs tarde, tanto Eliza como Maribel, es igualmente divertido. Han dejado a un lado expresiones populares y se expresan con mSs correcci6n. El momento mSs c6mico, para el espectador, ocurre durante el perlodo de transici6n o sea cuando el 64 personaje acostumbrado al lenguaje callejero trata de evitar locuciones demasiado escabrosas y emplea tSrminos que considera mSs adecuados a la nueva sociedad que lo rodea. Al erapezar el segundo acto de Fanailia, y sin noticia previa, el espectador ve a una Maribel completamente diferente, en su aspecto y en su habla: MARIBEL.—Sentaros, por favor. (Y todas se sientan.) Debiis perdonarme que os haya hecho esperar este poquito, pero es que estaba d&ndole una friega de alcohol alcanforado a mi futura madre y, como siempre, se ha puesto a hablarme de su pequena enfermedad y de sus multiples dolencias, y no me dejaba moverme de su dormitorio ... jEs tan atenta y tan deliciosamente carinosal ... Y como Marcelino ha tenido que ir al mecSnico para arreglar el coche, cuyo "cider" estaba obstruido, se encontraba la pobre un poco decalda y solitaria ... Tambi§n debes disculparme, Rufi, por haberme tornado la libertad de llamarte, y aqul no conocemos a ningGn practicante, he pensado que no te importaria nada hacerme este favor ... iY qu§ alegrla que hayas traldo a Nini, y a Pili! jHacla tanto tiempo que no tenia el gusto de verlasj lEstSis guapisimasl ... Realmente seductoras ... (Obras, 906). El contraste es bastante fuerte y la reacci6n de sus antiguas amigas es la sorpresa: RUFI. —lAtiza! PILI.—iPero bueno! NINI,—£Y por quS habla asi ahora? RUFI,—Eso digo yo ... jPero qu6 estramb6ticaJ PILI.--Pero si parece un poeta. NINI. — (Mirando extrafiada la labor de ganchillo que Maribel ha dejado sobre la mesa,) iY por qu£ le estarS haciendo agujeros a este trapito? RUFI,-'•No es un trapito, nena, Es un crochet ... NINI.-'•Sea lo que sea, se pasa de finolis. 65 PILI.—DSjate de finolis. Lo que ocurre es que aqui hay algo raro. Que lo digo yo. Que esto termina mal ... RUFI.—Bueno, raro tampoco es ... Lo que sucede es que Maribel es lista, y el trato de esta familia la ha ido afinando. PILI.—iNo digas tonterlas! En quince o veinte dias que los lleva tratando no se afina ni el cutis ... Yo lo que creo es que est£ hipnotizada. NINX.—£Ah, si? PILI.—0 a lo mejor, que le han dado una droga. NINI,—Es verdad ... Pero si parece una son&nbula (Obras, 906), Maribel cambia desde una figura caricaturesca al principio de la obra a un personaje con gran relieve al final. Su deseo de pertenecer a la clase media, a la burguesla, es fuente de lo c6mico y tambi^n de lo dramStico. Otro personaje femenino bastante gracioso es la figura del amante., En S61o tenemos a Maritza, amante de Amancio, el concertista de fama internacional. tenemos a Elena, amante de Sebastian. En Luz Ambas poseen un temperamento violento que causa la risa. Ambas engarian a sus maridos porque estSn aburridas de la vida. Las escenas mSs violentas no son entre marido y mujer, sino entre la mujer y su amante: MARITZA,—IAh, no, no! Esto no puede ser, carino mfo ... Tti me llamas por tel^fono para que venga a hacerte compariia, porque dices que est&s solo y tienes ganas de conversacifin, y entonces yo lo dejo todo, tomo un taxi, llego a tu casa, me descalzo, paso al dormitorio y me quito el vestido como es tu costumbre cuando dices que tienes ganas de "conversazione." £Es as! o no es asl? Confiesa que es as! ... "E vero," "Tutto e vero ..." "jVerissimo!" 66 AMANCIO.—(Sin dejar de tocar.)—fCalla, Maritza! M A R I T Z A . — q u § pasa despugs? Pues que en lugar de venir a mi lado como es lo correcto cuando una senora se ha quitado los zapatos y el vestido, te pones a tocar el piano como un bruto que no tiene sentimientos ni delicadeza. Porque tfi, desde luego, no tienes senti­ mientos ni sensibilidad. No los has tenido nunca ... TCi eres un ordinario y un grosero (S61o, 9). Todo esto Maritza lo dice a gritos ya que nunca habla. Lo divertido es que Maritza viendo a Amancio con vendajes por todas partes, ni siquiera le pregunta lo que ha sucedido. Desde luego la situaci6n de Amancio hace reir mSs atin que la actitud de Maritza. Cuando Amancio le explica que ha tenido un accidente automovillstico, la reacci6n de Maritza nuevamente es c6mica e inesperada, propia de un carScter alocado: MARITZA.--IAh, no! jYa estS bien, Amancio! Yo he venido aqui para amar y no para escuchar lamentaciones. A ml s61o me importa el amor y no la muerte. Yo soy una mujer "apasionatta." £Ha habido vlctimas? Peor para ellos. £Para qu6 iban por la carretera como unos gitanos? «»Eh? ... cQue saca la gente con eso? Es en el "letto" en donde hay que.estar ... Alii no importa morir atropellada ... Y de todos modos, yo no puedo quedarme en una casa que ha caldo en desgracia. Me voy para siempre ... (S61o, 22). El caso de Elena en Luz es distinto. Le gusta que se sepa que tiene no s61o un amante sino varios. Cuando Sebastian encuentra a Elena en casa de Alfredo; Elena en vez de defenderse ataca a Sebastian: ELENA.•—Todos los momentos son oportunos para llamarte sinvergvienza, Porque yo no habla 67 enganado nunca a mi marido hasta que te presentaste td ... Y td me sedujiste y me enganaste. SEBASTIAN.—I Pero yo quS demonios te voy a seducir! ELENA.--TCi sabes de qu6 manera me enamorS de ti SEBASTIAN.—Yo no tuve la culpa. ELENA.--Pero t£i te dejabas querer ... SEBASTIAN.—No iba a empezar a darte bofetadas. ELENA.—<?No lo oyes, Alfredo? dNo ves lo burro que es? dPor qu6 no dices nada? ALFREDO,—jComo me has dicho que me est6 callado! ... ELENA.—Pero me debes defender. ALFREDO.—No estoy en antecedentes del proceso. ELENA.—Pues para que lo sepas: SebastiSn ha sido mi primer amante. ALFREDO,—TCi antes me habias dicho, si mal no recuerdo .,. (Obras, 426). Mihura cree en la santidad del matrimonio y mira el adulterio como una picardla pasajera que se puede explotar c6micamente. En ambos casos, el de Maritza y el de Elena, las protagonistas vuelven a ser fieles a sus esposos. A1 final Elena se arrepiente de sus aventuras dSndose cuenta de que en realidad quiere a su esposo; "Y yo soy buena, Alfredo .,. Y estoy arrepentida de todo ,., Y quiero correr al lado de mi maridito y verle el bigote" (Obras, 43 0). En el caso de Elena hay cierto contraste que causa la risa, ya que momento antes 6sta habia llamado a su marido: "un bruto y un torpe" (Obras, 421). Hay ciertas fuerzas fundamentales que afectan a todo ser humano. Por un lado tenemos las aspiraciones de un individuo, a esto llamo "el querer ser." Por otro lado tenemos el papel de la sociedad, que por si misma se declara Srbitro e indica en qu6 forma debe actuar el 68 individuo. A esto llamo "el deber ser," Estas dos fuerzas moldean de una forma u otra al personaje: "el ser." "El guerer ser" masculino generalmente no encuentra grandes trabas en su caraino? en cambio, el femenino siempre tiene "el deber ser" por en medio. Florita. Como ejemplo de esto tenemos a "El ser" de Plorita es: nina casadera que no puede encontrar novio. "El querer ser" le dice que se busque un puesto en una oficina. Pero "el deber ser" responde que una nina decente s6lo debe aspirar a ser duena de casa. Todo esto acarrea conflicto de lo cual Mihura se aprovecha para sacarle comicidad a su obra. Este conflicto, este triSngulo: "el ser," "el querer ser" y "el deber ser" se ve tambiSn en Bella, en Familia y en Entretenidas. En Sublime y en Bella tenemos al protagonista en lucha con la sociedad. Florita en Sublime y Dorotea en Bella nos dan al principio la impresi6n de ser seres inconformistas, antisociales. Pronto nos damos cuenta de que son en realidad seres que tratan de liberarse de un ambiente burgu£s y mediocre. verdaderamente heroico. Al final tienen un aspecto Garcia Pav6n hablando de Dorotea dice: Es un ejemplo de esas extraordinarias personalidades que a veces se dan en los pueblos y que emplean su vida entera en desmentir la rutina, la monotonia, el conformismo. Tipos que son objeto 69 incesante de la cr6nica local. Tipos que irritan, pero que acaban por ser amados y afiorados.® Florita y Dorotea no son personajes c6micos per se, pero su posicifin extrema, inflexible, mecSnica, es cGmica. Dorotea, muy seria, caminando por las calles de su pueblo vestida de novia presenta en realidad un espectSculo divertido. El Cinico reproche que se le puede achacar a Mihura por el tratamiento de estas dos figuras es que el autor ha sacrificado el personaje por la idea, son personajes acabados, completos. Dorotea y Florita no Mihura nos ha dado s61o un aspecto de estas dos herolnas: su determinaci6n, su tenacidad frente a la sociedad, sin miedo al ridiculo. En Bella la protagonista misma explica su situaci6n: DOROTEA.—Conque fui, y jhale! A plantarme otra vez el vestido de novia y a la calle a pasear. Y de nuevo el escSndalo, las risas, los llantos y el jaleito ... Y al dia siguiente, igual. (Se levanta. Va a la balaustrada,) Mi padre, al mes, muri6. Y yo segul. A la fuerza, pero segui. Es como esas bromas que se gastan en Carnaval con una nariz postiza y un bigote que no sabe uno como terminarlas. Era una cuesti6n de amor propio, de cabezonerla, de nina mal criada ,.. Era el problema de qui§n se r^e de quiin. Del mSs fuerte. De ver quiSn puede mSs. Pero no encontrg a nadie que se quisiera casar conmigo en aquellos primeros dlas, y ellos ganaron y yo perdl ... Porque ya no puedo volverme atrSs, icomprende? (p. 34). 6, Francisco Garcia Pav6n, "La bella Dorotea" en Teatro espafiol, 1963"64, ed. Federico Carlos SSinz de Robles (Madrid} Aguilar, 1965), p, 30, 70 La actitud de Dorotea es entonces una: "guerra al 7 qu§ dir£n." En ambos casos, en el de Bella y en el de Sublime/Mihura demuestra su optimismo frente a la vida. La actitud de Plorita y Dorotea y sus subsecuentes €xitos nos indican que afin en una sociedad estrecha, llena de intereses creados y de egoismos, existe cierta esperanza de un mundo mejor. Todo esto nos lo dice Mihura en forma tan sutil que en los primeros momentos s61o pensamos en la comicidad de los protagonistas. Y en este sentido Mihura tambiSn ha salido airoso, ya que el pdblico se rle socarronamente de Dorotea y Plorita. Los personages femeninos m5s c6micos del teatro de situaci6n de Miguel Mihura son las mujeres viejas. En Familia tenemos los comentarios de dona Paula y dofia Matilde, mujeres de edad bastante avanzada: MATILDE,—lQu§ hombres los de antes, que se morlan en seguida! PAULA.—A ml el mlo me dur6 solamente un dla y medio. Nos casamos por la manana, pasamos juntos la noche de boda y a la manana siguiente se muri6. MATILDE.—Y es que se ponlan viejos en seguida. Yo tuve la suerte de que el mlo me durase un mes y cinco dlas, a base de fomentos. Pero ya te acordarSs, Paula. Tenia veintidSs aflos y llevaba una barba larga, ya un jooco canosa ... Y tosla como un condenado, PAULA,-"-Segtin dice mi medico, ahora tambiSn se mueren antes que las mujeres, pero no en semejante proporci6n. 7. Alfredo Marquerle en Teatro espanol 1963t-64, ed. Federico Carlos SSinz de Robles (Madrid? Aguilar, 1965}, p. 34. 71 MATILDE.—Yo creo que lo que les sucede es que el amor les sienta mal. PAULA.—Y los pobres se obstinan en hacerlo, creyendo que con ello nos complacen ... iPobrecillos! MATILDE.—iPor presumir de hombres, y contarlo luego en el casino, son capaces de morir! (Obras, 878). M&s adelante descubrimos que dona Paula "arrienda" visitas: PAULA.—Muy simpfiticos, iverdad? MATILDE.—Mucho. Muy amables. PAULA.--Una gente muy atenta. MATILDE.—£Y quienes son? PAULA.—Ah, no lo sS ... Yo les pago cincuenta pesetas para que vengan de visita dos veces por semana. MATILDE.—No estS mal el precio. Es econCmico. PAULA.—A veinticinco pesetas la media hora ... Pero te da mucho mejor resultado que las visitas de verdad, que no hay quiSn las aguante y que en seguida te dicen que les duele una cosa o la otra ... Estos vienen, se quedan callados, y durante media hora puedes contraries tus problemas, sin que ellos se permitan contarte los suyos, que no te importan un pimiento ,.. MATILDE,'—Viviendo sola como vives, es lo mejor que puedes hacer. PAULA.-tY el dla de mi santo les pago una tarifa doble; pero tienen la obligaci6n de traerme una tarta y venir acompanados de un nifio vestido de marinero, que siempre hace mono ... dNo crees? (Obras, 879), Otro aspecto c6mico de estas dos senoras es la presunci6n. Pretenden ser dos seres muy modernos, escuchando a Elvis Presley y bebiendo Manhattan cocktail. Para hacer de dona Paula y de dofia Matilde dos personajes c6micos, Mihura se vale, primero de la exageracidn; las ideas que las dos ancianas tienen del amor, el hecho de que por 60 anos dona Paula no ha salido a 72 la calle. En segundo t6rmi.no Mihura se vale de lo absurdo que es ver a dos mujeres de avanzada edad escuchando entusiasmadas a Elvis Presley o escribiSndole a los actores de NorteamSrica. Es una situaci6n bastante rara y por eso el ptSblico se rie. Las peculiaridades de estos personajes, por ejemplo, que no se dan cuenta que Maribel y sus amigas pertenecen a la "vida alegre" de Madrid, parecerian increlbles al espectador si no fuera por el aislamiento en que Mihura los ha situado. Dona Paula y doria Matilde son en realidad dos personas santas y bien intencionadas. Aunque s61o son personajes secundarios ellas contribuyen en gran parte al humor que encontramos en Familia. Otro personage femenino bastante gracioso es Monique en Renard. Monique, de aspecto distinguido, pero ya de edad, ha puesto un aviso en el diario para buscar marido, Michel es el primero que se presenta: MONIQUE.—Crei que venla directamente de la estacifin ... £Esa raaleta, entonces? MICHEL.'—Efectos personales de los que nunca me separo. MONIQUE.-^Bien, Continuemos. MICHEL.*--Una cuestiCn previa ... £Los dlas de salida? MONIQUE.—Mi Ultimo marido salla un domingo si. y otro no. MICHEL.^-Solo, se entiende. MONIQUE.—Naturalmente, MICHEL,—Aparte de los domingos, yo querrla disponer tambiSn de un dia entre semana, MONIQUE.—Es cuestiSn de estudiarlo, MICHEL,^"Se lo agradecer§ mucho, MONIQUE,^-Dgjelo de mi cuenta ... (Obras, 969}, 73 La risa se produce aqul porgue lo que se dice estS completamente fuera de lugar. La entrevista no parece ser entre un futuro marido y mujer sino mSs bien entre el ama y su futuro criado. MSs adelante tenemos otra situaciSn sumamente divertida, que nos da un aspecto mSs de la personalidad de Monique: MICHEL.—Ya le he dicho, madame Renard, que he acudido a varios anuncios de senoras solas que quieren casarse. FigGrese las cosas que he visto y oldo para que me vaya a sorprender. MONIQUE.—Lo creo ... HabrS encontrado cada manicitica ... (Y rle de modo extrano.) iJi, ji! (DespuSs cambia de tono, se pone seria y pregunta.) Por cierto, dlgame una cosa ... <?Usted es muy besuc6n? MICHEL.—Lo fui de joven, DespuSs segui besando, pero ya pensaba en otra cosa. MONIQUE,'—Y as! no sabe bien, claro. MICHEL,—A todos nos pasa que al dar un beso apasionado estamos pensando en si hemos cerrado bien el grifo del bano. £A usted no le ha ocurrido, madame Renard? MONIQUE,—Las mujeres cuando besan no temen las inundaciones, monsieur Beaumont. Sin embargo, he iniciado este tema porque es conveniente hablar de todo, Y le dir§ a usted que yo detesto las expansiones amorosas sin venir a cuento, MICHEL,--Es que lo mSs diflcil en el matrimonio es saber cuSndo estas expansiones vienen a cuento, MONIQUE,—Siga esta norma. JamSs cuando lo cree el marido (Obras, 973). Las referencias sexuales m3s la actitud de Monique hacia el amor, que para muchosdelos espectadores debe ser familiar, crea una situaciSn bastante c6mica. 74 En su teatro de situacifin, Mihura caracteriza la curiosldad exagerada como un aspecto esencialmente femenino. Se nota en todos los niveles sociales, aungue es interesante notar que, en general, la criada es menos curiosa que la senorita o que la dueria de casa. En Fami1ia la curiosidad de Nini y Pili se transforma luego en miedo: PILI.—£Qu6 me dices ahora? NINI.—Nada. No puedo hablar. PILI.—Conque no habla nadie en esa habitacifin «*eh? NINI.—Pues ya ves ... PILI.—Congue estaba siempre la puerta cerrada. NINI,—Oye, tti. Yo me voy. PILI.—Espera. NINI.—Es que a mi esto no me gusta nada. Aqul hay fantasmas. PILI.—Ha dejado la puerta abierta. Anda, Mira a ver lo que hay dentro, NINI.—iNaricesI Mira tfi si quieres. PILI.—Pues claro que miro ... (Y entreabre la puerta y observa dentro.) Es un despacho. Con una mesa y muchos estantes ... Y la luz de la mesa est£ encendida. NINI. — (Que estci cerca de la puerta del foro.) iCierra! JQue vienen! (Obras, 916). Esta actitud de curiosidad primero, de suspenso y luego de miedo la va a explotar Mihura a trav6s de toda la obra. Mihura se aprovecha de eso para inyectar chistes o salidas cfimicas. En Vestido la hilaridad tiene un doble aspecto. La curiosidad de Miss Denis se hace mSs cfimica debido a que su actitud corriente es de gran dignidad y compostura. Sin embargo, cuando nadie la observa se pone a espiar en una de 75 las habitaciones privadas de su jefe, don Roberto el torero. En la visi6n de este contraste est& el humor. En Bella tres amigas vienen a ver, por curiosidad, a Dorotea el dia que Ssta se casa, a las seis de la mafiana: BENITA.—Hemos venido para ver qu6 haclas. Para saber si estabas nerviosa, o no. Y para despu£s irlo contando por el pueblo. DOROTEA.—cY por qu£ iba a estar nerviosa? iMira que es mania! REMEDIOS.--Porque por fin te casas, «?te parece poco? (p. 16). La figura mSs divertida en cuanto a la curiosidad se refiere es Valentina en Sublime. curiosidad sin fin. Valentina posee una A1 no poder satisfacer su curiosidad con la duena de casa, Valentina se dirige a Felisa, la criada: VALENTINA.—Felisa, te lo ruego ... Yo no puedo mSs ... iQu6 ocurre en esta casa? £Por qu£ no sale la sefiorita Flora de su habitaci6n? dPor quS has ido a buscar a don Claudio y a un sacerdote? £Por qu§ nos ocultan que esta tarde va a venir el pretendiente de la sefiorita Cecilia? £Por qu£ has ido a comprar pastas a la confiterla? £Por quS has subido el gato de la portera? Vamos, Felisa, cont^stame. No te quedes callada. iPox qu6 la sefiorita Flora sale por las noches y se mete en el piso de abajo? £Por quS han puesto hoy esa marina en la pared si ayer habia colgado un cuadro religioso? £Por qu6 en lugar de comprar tres cuartos de kilo de merluza compran ahora medio? Soy la vecina m£s rica de la casa, y voy a casarme pronto, y tengo derecho a saberlo ... Yo no puedo dormir de curiosidad ... Yo me voy a volver loca ... (Obras, 543). Esta serie de preguntas, con un descanso en la mitad son sumamente c6micast No s61o por la naturaleza, a veces 76 personal e inesperada, sino tambi£n por la constante repeticifin de ese dpor qu6? Estas preguntas nos revelan a un personaje pendiente de la vida de los demSs. Nos revelan a un personaje que sabe todo lo que sucede en casa de Florita, pero no sabe el por qu6. Las razones que invoca Valentina son igualmente graciosas. Desde luego, Valentina, la vecina chismosa, es una figura bastante familiar en el teatro espanol, Un personaje siempre provisto de sabrosos comentarios se presta para el humor. Otro personaje femenino sumamente chistoso es Sofi: JOSE.—(Sacando ya el genio.) jTe tenia que hablar a solas, despuSs del teatro, o cuando fuesei jPero cuando ya por fin estabas arreglada y nos Ibamos a marchar, ha llegado la peluquera! FANY.—Porque la pobre no tiene otra hora libre. JOSE.—Pero tfi no tenlas ninguna necesidad de que te peinaran, FANY.—Yo, no, pero ella, si porque vive de eso. dVerdad que si, Sofi? SOFI.—A ver ... JOSE.—Pues si vive de eso, podia venir a unas horas menos inoportunas. Por ejemplo, por las mananas tempranito ... Vamos, digo yo ... FANY.—Por las mananas tempranito trabaja de auxiliar en el Catastro. £Verdad, hija? SOFI.—A ver ... JOSE,—Pues por las tardes, FANY.—Por las tardes trabaja en "Bombay," en la cafeteria. SOFI.—Hasta las ocho. Porque despuSs voy a la Academia a aprender guitarra. FANY.—Ya ves ... Para que veas ... £Y qu6 haces despu§s de la guitarra? SOFI.—De nueve a diez, pongo penicilina. JOSE,—cY de diez a once, si puede saberse? SOFI.-T-De diez a once salgo con un sefior. FANY.—HPara que te des cuenta Si es que no para de trabajar ... 77 SOFI.—El pelo, en cambio, una servidora s61o lo trabaja en los ratos libres. JOSE.—Entonces resulta que t(5 estSs en tu casa tan tranquila, y cuando la senorita €sta no tiene otra cosa que hacer, viene de pronto y te trabaja el pelo ... FANY.—Una vez que ha venido la pobre chica no le iba a decir que se fuese ... £Verdad, hija? SOFI.—A ver ... (Entretenidas, 8). Varios elementos aqul alegran la escena, Primera- mente el autor sitGa a la peluquera en la escena en un momento inoportuno. El catSlogo de actividades de Sofi nos presenta a un personaje incongruente, que no parece tener un momento libre. Las expresiones que elige el autor son en si bastante c6micas; por ejemplo, Sofi no dice que trabaja de enfermera de nueve a diez, sino que "pongo penicilina," el humor, El "a ver" de Sofi se presta igualmente para Es una expresifin rdstica, lac6nica, que en su repetici6n nos revela a un esplritu pobre. Hemos visto que Mihura comprende, con gran sagacidad, la sicologla femenina y que trata a la mujer con carifio y simpatla. Sin embargo, el autor no se olvida del prop6sito fundamental de su teatro, que es hacer reir al publico, Por tal motivo elige a veces elementos estereotipados, o elementos que mismo inventa para presentarnos un aspecto cfimico de la mujer. Puede ser el nerviosismo en una situacidn dificil, la curiosidad exagerada, los gustos raros, y el modo extrano de hablar, que nos dan en la escena personajes alocados o fuera de lo comfin. A veces estas caracterlsticas vienen a confirmar suposiciones -ya en 78 la mente del publico; otras veces, la origlnalidad del tratamiento mihuriano es suficiente para que el pdblico se entregue a la risa. El Hombre El hombre del teatro de situacifin de Miguel Mihura es, en general, un individuo de hSbitos, calmado, sin inmutarse mayormente frente a cualquier eventualidad. Todos con la excepcifin de Juan en Adorado, son personajes burgueses El burguSs del teatro de Mihura no representa al hombre ideal, de ningfin modo; s61o representa al hombre comCm del momento. Estos burgueses estSn rodeados de un ambiente mediocre. Al elegir estos personajes Mihura elige ciertas caracterlsticas que se prestan para el humor: la falta de vision del burgu6s, la vanidad, a veces la cobardia, el contentamiento con su situaci6n de bienestar y confort, sin preocuparse mayormente por los problemas transcendentales. Si contrastamos el personaje femenino con el masculino vemos que 6ste filtimo sale muy mal parado. La mujer, en general, es mucho mSs fuerte, mSs engrgica que el hombre. En muchos de los casos el hombre es un muneco en manos de la mujer. Esto se ve en Renard con Michel y Ren6, en Entretenidas con don Josg, en Familia con Marcelino y en Murcia y en Modas con Andres. En Sublime don Jos6, padre de Florita, demuestra ser un hombre bastante d6bil, Cuando sabe que Florita ha perdido su trabajo, don Josd se pregunta: jQu6 desgracia Dios mio! £Qu6 he hecho yo para semejante castigo? He sido un hombre honrado, fiel y trabajador ... Desde que me cas§ con tu santa madre, que en paz descanse, dejg de beber y de fumar para gastar menos, y jamSs sail a la calle con los amigos. No porque tu madre me dijera nada, sino porque echaba la llave de la puerta y se la escondla en una liga ... He sido feliz en mi modestia ..., y ahora ... iQuS he hecho yo, Dios Santo? (Qbras, 602). El hombre dominado por la mujer, especialmente en el mundo hispSnico, es una figura cfimica. AdemSs en la frase: "No porque tu madre me dijera nada, sino porque echaba la llave de la puerta ..." existe una picardla inesperada. Tambi£n se ve a la mujer dominando al hombre en Renard, donde Monique, mientras se decide con quiSn se va casar tiene a Michel y Ren6 haciendo las labores caseras: MICHEL.—Es que en realidad no debe saber por cucil decidirse. Ya sabe usted que las sefioras para tomar una determinacifin, son muy pesadas. RENE.'--Son pesadas cuando se trata de elegir una mantelerla. Pero para elegir marido se deciden a escape. Y en lugar de insinuarse con alguno de los dos lo que hace es irse a la calle, a no sS qu& demonios, mientras usted se tiene que pasar todo el tiempo guisando en la cocina y yo, aparte de la labor, tengo que hacer la cama y limpiar los dorados (Qbras, 990). Michel y RenS han sido vlctimas de la mujer. El papel que desempenan no es el del futuro novio, sino el de un criado. Esta cita pone €nfasis en la falta de voluntad de Ren6 y Michel. Existe tambi6n otro elemento: como los dos estSn interesados romSnticamente en Monique, hacen todo lo posible para coniplacerla, Michel, por ejemplo, le estci haciendo a Monique una mafianita de punto. Todas estas actividades son completamente absurdas; sin embargo contribuyen a la ingeniosidad de la obra. En Entretenidas vemos como Jos§ inspirado momentSneamente por un deseo de liberacifin desea dejar a Fany: VICENTE.—Entonces, dpor quS demonios la quiere usted dejar? JOSE.—Porque estS muy feo tener una amiga, Porque ya no se lleva y porque no es moral. VICENTE.—No me venga con cuentos, don Jos6. TendrS usted otros motivos. JOSE,—El otro motivo ya se lo dije a usted. Es que quiero mi independencia. VICENTE.—iQu§ atrocidadj |Su independencia! iPero si esas cosas s61o las piden los salvajes! JOSE.—Oiga usted, don Vicente ... VICENTE,—Si, senor ... Los salvajes ... Y cuando se la conceden, £qu£? Pues el llo padre. Porque el hombre no estci hecho para ser independiente, Y desde que nace tiene que tener a alguien a su lado. De nifio, para que le den la teta, y de viejecito, los Santos Oleos. Pero siempre, alguien a su lado y dependiendo de 61. Y se lo digo yo, que por desgracia soy independiente y puedo hacer lo que me d§ la gana, Y asi me va ... No, amigo mio. Tiene que haber otra raz6n para que usted la quiera dejar (Entretenidas, 78}. La capitulaci6n de JosS se ve al final del tercer acto: JOSE.—Debes disculparme. Ha sido un mal momento. Pero ahora resulta que me he acostumbrado a ti ... Que te quiero ... Y que no puedo dejarte, ni mucho menos aceptar que me dejes ta a mi ... (.Entretenidas, 93). 81 La situaci6n de Josg, su liberaciCn y luego el hecho de que vuelve nuevamente a perderla evoca el diablillo de resortes de Bergson (Risa, 58). Jos€ trata de escaparse pero una fuerza mayor lo empuja nuevamente dentro de la caja. Esta fuerza mayor la constituye las estratagemas de Fany, que con la ayuda de sus amigas, estS dispuesta a luchar por su amor. Tan cfimica es la escena entre Roberto, el torero intelectual, y su novia Susana en Vestido: ROBERTO.—SI. Nuestro matrimonio no puede celebrarse. SUSANA.—tPor qu§? ROBERTO.—Porque eres una cursi y yo no puedo casarme con una cursi como tti. SUSANA.—(A punto de llorar.) Pero iqu6 dices? ROBERTO.—Lo que oyes. Yo soy el torero de moda. Tu padre es el mSdico de moda. Los dos somos los Idolos de las multitudes. Pero tti, Susana, eres una cursi con dos eses ... SUSANA,--Siempre fui as! desde que nos conocimos ... Y asi te gust6 .., As! me quisiste ... ROBERTO.—Pero nos conocimos casi desde ninos y todos hemos ido evolucionando y mejorando en nuestras costumbres hacia un manana mejor, menos tti, que te has quedado en la edad del pavo ... Sabes bordar, pero desconoces c6mo se hace un "martini" ... Sabes planchar blusas, pero no sabes alternar en un cocktail mundano ... Sabes hacer un canesti, pero no sabes Algebra y Trigonometrla ... ComprenderSs que una mujer as! es un trasto inCLtil y que nuestras vidas no son paralelas .,, (Obras, 475). A1 final, Roberto igual que JosS, se da cuenta de su amor por Susana, La gran diferencia estS en que Susana no lucha por conservar su amor. La situacifin de Roberto entonces se hace mSs difSIcil y se presta m3s para la risa, Roberto en 82 Vestido es quizes una de las figuras masculinas mSs graciosas de todo el teatro de situaci6n de Miguel Mihura. Su rigidez anterior, que Bergson considera una de las caracterlsticas principales del humor (Risa, 23), y .luego su capitulacifin se prestan para un sinntimero de episodios c6micos que Mihura explota con gran sagacidad. Marcelino en Fantilia es soltero pero todo indica que su futura esposa, Maribel, lo va a dominar completamente: PAULA.—Comprendemos perfectamente que se sienta extranada al ser nosotras las que tratemos de este asunto, en lugar de ser §1 quien se haya declarado, como es corriente entre muchachos y muchachas. MATILDE.-—Pero 61 es como un nirio, isabe? ... Vergonzoso, apocado, sin iniciativa ... MARCELINO.--(Molesto.) TNo tanto, mamS! Maribel va a creerse que soy un tonto, o un intitil ... MATILDE.—Ni lo uno ni lo otro. Pero tu cortedad no podemos negarla, porque es evidente. PAULA.*—No olvides que has estado siempre muy mimado y muy consentido y que desde nino estSs acostumbrado a que todas las cosas te las solucione tu madre (Obras, 892), Un elemento bastante c6mico entre los personajes masculinos del teatro de situaci6n de Mihura es la presunci6n. Vemos esto en Roberto en Vestido y en Alfredo en Luz. Ambos pretenden ser algo que no son. intelectual; Alfredo, un don Juan. Roberto, un torero La presunci6n de estos dos personajes s61o se eleva a la parodia y es una fuente inagotable del humor. Ciertos defectos que notamos en la imitaci6n hecha por estos personajes provoca la risa. 83 La posici6n de Alfredo como un don Juan no es natu­ ral; todo es demasiado mecSnico y premeditado. Alfredo ha creado una frase para hacer reir a sus futuras conquistas: "Un burro es un caballo que no ha podido ir a la escuela" (Obras, 402). TambiSn ha hecho instalar un sistema para producir la lluvia, con el objeto de poder retener a sus visitas femeninas cuando el desee. Sin embargo ninguna de estas tretas le resultan: ALFREDO. — (BesSndole la mano.) Adi(5s, Elena, ELENA.—Adifis, Alfredo. Eres un caballero. Me parece que ahora es cuando de verdad te empiezo a querer, (Y al ir a salir, como en la terraza sigue lloviendo, le dice a Alfredo.) lAh, oye! Y quita la palanca, porque se te va a poner todo perdido. CY Elena hace mutis, ante la sorpresa de Alfredo.) (Obras, 431). Los fracasos romSnticos de Alfredo son divertidlsimos, No hay duda que la calda de un falso don Juan es siempre c6mica, Al final de Luz Alfredo, como una filtima humillacifin, termina casSndose con la asistenta del edificio donde vive. Es magistral la caracterizaciGn que hace Mihura de Roberto, quien pretende ser un torero intelectual. Lo que tenemos en los dos primeros actos de Vestido es en realidad la caracterizaci6n del prototipo de un ingl§s, cuya profesi6n es el toreo. Con excepci6n de su nombre, no tiene nada de espanol. Un anSlisis rSpido de sus caracte- risticas viene a confirmar lo dicho. nada, exige formalidad en todo. Roberto, primero que Sfilo quiere que se le llame 84 don Roberto o senor Zarzalejo. A su secretaria que es de Andalucia no solo le ha ensenado ingles sino que tambi€n le ha cambiado el nombre a Miss Denis. y fuma "Cold Brook." Bebe s61o whisky Es sumamente puntual. Esta puntua- lidad se demuestra cuando GonzSlez, secretario del torero, se dirige a un personaje que tiene una cita con don Roberto, a las dos en punto: GONZALEZ.—... Han dado las dos. El senor no tardarS en aparecer por esa puerta. Puede levantarse. FERGUSSON.—Si, senor ... (Por la puerta del foro aparece Roberto, vestido de torero, con un traje de luces, oro y violetas ...) (Obras, 466). Roberto tiene una obsesifin por la limpieza, bastante graciosa es la escena en que le dice al "Patas Largas" y al "Carnicero" que se laven las manos antes de salir al redondel (Obras, 471). Igualmente divertida es la escena donde se habla del tiempo: ROBERTO.—<*Qu£ tiempo tenemos, Gonzalez? GONZALEZ.—Buen tiempo, senor ... ROBERTO,—(Enfadado, quitSndose las gafas.) £Desde cuando se me dice a mi que hace buen tiempo? dQuS significa en el firmamento y en los espacios siderales el buen tiempo y el mal tiempo? ousted tambign se obstina en vivir con cincuenta aflos de retraso en relaci6n con los Estados Unidos de America y la Gran Bretaria, paises que van a la cabeza del mundo, pese a quien , pese? ... GONZALEZ.—Perd6n, senor ... Me olvidS entregarle el parte meteorolfigico. AquS lo tiene ... (Y le da un papel que hay sobre la mesa. Roberto se vuelve a poner las gafas para leer.) 85 ROBERTO.—"Presi6n atmosfSrica: 379, con 4. Humedad relativa del aire: 40 por 100 ..., temperatura maxima a las 12, 19 grados ..." (Dejando el papel.) Si, Hace un dia estupendo ... (Obras, 467). La parodia es excelente, y pone al descubierto alguno de los mejores ejemplos del humor mihuriano. Esta presunci6n se pone al descubierto al final de la obra, cuando Roberto, en el hospital, empieza a hablar en andaluz y echa al diablo toda esta exageraci6n: ROBERTO.—jMala punalS le den a la marquesa y a toa su gente! (Se oye un fandanguillo de una radio lejana.) JY ahora, la radio! (Pero su mal humor cambia al escuchar la mdsica.) jMenos mal que esto que tocan es bonito ... (Y recuerda, alegre, y un poquitin flamenco.) Pepa "la Quinqu§"J No estaba mal aquella chiquilla ... (Entra la ENFERMERA por la puerta de la derecha.) ENFERMERA.—Perdfin, don Roberto ... ROBERTO.—(SimpStico,) iQu§ queria usted, presiosidad? ENFERMERA.-^Venla a traer el term6metro que me pidieron ,., ROBERTO.—(Carinoso.) £Y adfinde ha ido usted a buscar el termSmetro, alma mia? (Obras, 523). Otro personaje masculino sumamente gracioso es el detective, La figura del detective aparece en cinco obras del teatro de Mihura. Esto desde luego no nos debe extra- nar, el detective es una figura que se presta admirablemente para la comicidad. AdemSs, en los momentos en que Mihura escribe sus obras, Perry Mason, Alfred Hitchcock, Agata Christie y Georges Simen6n gozan en Espana de una inmensa popularidad. El mismo Mihura, en una entrevista, ha indicado 86 8 su entusiasrao por las obras de Simen6n. Incluso en Entretenidas uno de los protagonistas pone de relieve la sagacidad de Perry Mason. Esta sagacidad es precisamente la que les falta a todos los detectives del teatro mihuriano. Mihura para hacernos reir procura que los detectives cometan toda clase de torpezas. Es en realidad una parodia del detective perfecto, de un Sherlock Holmes. Es lo que ocurre en Vestido: ROBERTO.—Y bien, seiior Men^ndez ... Yo contrato a un detective privado de su categoria ... Yo no reparo en gastos ... Yo le autorizo para contratar sabuesos en provincias y en el extranjero ... Y usted, en dos meses largos, no tiene aCin ni la mSs pequena pista para encontrar a esa mujer .., <*Quiere decirme entonces que clase de porqueria de detective es usted? FERGUSSON.—(LevantSndose gravemente.) Soy un detective honrado y serio, serior Zarzalejo, y, ademSs de eso, el primer admirador de su toreo por alto. ROBERTO. — (Irritado.) Y por bajo, «*no? FERGUSSON.—TambiSn por bajo. ROBERTO.—(MSs tranquilo.) Gracias, £Y qu6 hay con eso? FERGUSSON.—Que como espanol, y usted perdone, estoy avergonzado de tener que entrar en su casa haciSndome pasar por sueco ... (Obras, 472). Generalmente el detective demuestra ciertas rarezas o excentricidades que lo convierten en un personaje cfimico. La caracterlstica mSs peculiar de Fergusson es que es muy tacano con su dinero. En el mismo acto Fergusson 8# Andres Guilmain, "Los escritores en la intimidad: Miguel Mihura," Madrid (Madrid), Julio 10, 1954, p. 13. 87 conversando con GonzSlez, el secretario de Roberto el torero, nos da una indicaci(5n de lo dicho: GONZALEZ.—Tambifin debo recordarle, que el precio de la entrevista que le ha concedido el senor, est& fijado en quinientas pesetas ... FERGUSSON.—Si senor ... GONZALEZ.—Quinientas pesetas adelantadas, naturalmente ... FERGUSSON.—Si senor ... GONZALEZ.—Lo cual quiere decir que el senor me las debe abonar ahora mismo .,. FERGUSSON.—Si senor ... GONZALEZ.—0 sea, que estoy esperando que me las d§ el senor ... FERGUSSON.—Si senor ... GONZALEZ.—Y, por tanto, no comprendo c6mo no me las da. FERGUSSON,—Creo haberle dicho que soy sueco (Obras, 463), La hilaridad se debe en este caso a varios factores. En primer lugar la repetici6n por parte de Fergusson del "si senor." La repeticiCn es un placer que experimentamos desde nuestra nifiez, y si no se exagera demasiado es sumamente c6mica (Jokes, 128). En segundo lugar tenemos el estereotipo: en el mundo hispano el sueco tiene fama de ser tacano. Y en tercer lugar el humor se produce igualmente por la actitud de Gonzalez que despu^s de tantas negativas por parte de Fergusson, conserva su compostura y rigidez. En Carlota el detective Douglas Hilton sigue en repetidas ocasiones huellas que cree que van a resolver el crimen. Una y otra vez vemos que sus deducciones son err6neas: DOUGLAS.—(Da con la mano un golpe en la mesa.) iBasta ya de historias, mister Barrington! Antes de saberse que Velda Manning habla 88 sufrido un accidents, usted me hizo sospechar de Velda Manning. Antes de decirle que Bill era mi ayudante, usted me hizo sospechar de mi ayudante Bill ... Antes de la noticia del suicidio de Pred Sullivan, usted me hizo sospechar de Fred Sullivan ... Y ahora me quiere usted hacer sospechar de un pobre maleante ... iY sabe usted con qu£ idea? BARRINGTON.—No entiendo ... DOUGLAS.—Con la idea de que no sospeche de usted, que es el Cinico que podia tener interns en matarla. MARGARET.—iPero eso es absurdo! IPobre mister Barrington! HARRIS.—Mister Barrington no ha podido ser, usted lo sabe ... BARRINGTON.—HablSbamos los tres en la calle, mientras mi mujer tocaba el piano ,.. DOUGLAS,—Si. Eso si es verdad ... iEse condenado piano me lo estropea todo ...! (Obras, 777) El resultado es la risa del pfiblico, al notar la gran diferencia que existe entre lo que el personaje se propone y lo que consigue, Esto nos recuerda "la bola de nieve" de Bergs6n: "Andar mucho camino para volver, sin advertirlo, al punto de partida, es hacer un gran esfuerzo para nada" (Risa, 69), El aplomo y el dramatismo de Douglas nos dan la impresifin de una idea fija, consecuente*mente de una rigidez de espiritu. En esta actitud, de acuerdo con la teoria bergsoniana, estS el humor, Hemos hablado anteriormente de la caracterizaci6n de la mujer vieja por parte de Mihura, y como el autor crea de ella un personaje c6mico, excgntrico, Al retratar al viejo, Mihura tambi^n nos hace reir, pero no tan a menudo. Por lo general el hombre viejo tiene un aspecto mSs digno, mfis distinguido, aunque no deja por eso de ser excfSntrico. 89 Muy graciosa es la conversacifin que tienen dos de los pacientes del doctor Montijo en su sala de recibo: RAMIREZ.—Tambign yo estaba muy grave cuando vine aqul a la consulta, pero ahora parece que estoy muchlsimo mejor ... CASTRO.—dLe ha curado, entonces, el doctor Montijo? RAMIREZ.—No, qu£ va ... El doctor Montijo es un sabio. Las enfermeras dicen que siempre estS tan ocupado leyendo libros de medicina, para saber curar a los enfermos, que nunca tiene tiempo de ver a los enfermos ... CASTRO.—En ese caso, dcfimo es que estci usted mejor? ... RAMIREZ.—Pues verS usted ... Yo llegu£ aqul el primer dla y entonces se me acercfi esa enfermera y, sin decirme nada, me meti6 una gomita por la boca. As! me pas6 toda la manana y parte de la tarde. DespuSs me sacaron la goma y me dijeron que volviera a la manana siguiente, a las nueve, Y volvl. Otra enfermera, entonces, me pinch6 un dedo, me sac6 un poquito de sangre y se fue. Aguardfl aqul unas ocho horas, vino otra enfermera, me dijo que volviera al dla siguiente, otra vez a las nueve, y volvl. Ese dla ya no me dijeron nada. Pero por la noche me ordenaron volver todas las mananas a las nueve. Y as! llevo ya unos tres meses, QuizS sea de levantarme tan temprano, y de haber abandonado todos mis negocios, pero el caso es que estoy muchlsimo mejor (Obras, 486). Lo que ha dicho Ramirez refleja ciertas verdades en cuanto a la condici6n actual de la medicina y la forma en que se trata a un paciente. experimentado esto, El espectador mismo quizes ha Lo jocoso estS en la exageraci6n que Ramirez emplea para describir su condici6n. Pero si el doctor Montijo no se preocupa por los enfermos que no conoce, menos lohace atin por sus propios parientes; 90 SUSANA,-—lY no has ido a ver al tlo Ricardo? DOCTOR.—dPero cfimo quieres que con tantas cosas como tengo que hacer vaya a ver a un enfermo? SUSANA,—Te est£ esperando hace dos dlas. Se est5 muriendo ... Tfi s61o le puedes salvar. DOCTOR,—iPero hoy tengo la corrida! DespuSs un cocktail ... Por la noche me voy de cacerla con los Casanova ... Dile que no fume, ni beba, ni tome caf£ y que ya ir§ a verle la semana que viene, o el dla de Corpus ... (Obras, 478). Otro personaje m^sculino bastante c6mico es el padre Roque en Modas. Especialmente la amistad que tiene con Pierre, un izquierdista y padre de Ninette: PIERRE.—Oiga. PADRE.—£Qug? PIERRE.—Que no crea usted que hablando tanto, y haci§ndome que mire el retrato de la tla, me va a distraer. Porque ya me he dado cuenta de que me ha hecho usted una trampa. PADRE.—cAh, si? cAhora he sido yo? PIERRE.—Si, ahora ha sido usted. PADRE.—Pues vaya por Dios, hombre. Usted perdone, Es que me he equivocado de ficha, PIERRE, —-Pero usted siempre se equivoca a su favor, amigo. PADRE.—Si, eso si. Porque bueno si soy, porque para eso soy cura. Pero tonto, no. PIERRE,—No me lo tiene usted que jurar (Modas, 60). En cuanto a pedir favores el padre Roque no se anda con rodeos. El primer dla que conoce a Pierre, el padre Roque le pide un empleo para su sobrino y para 61 un piso. Los pisos y los empleos estSn diflciles de obtener, Pierre tiene cierta influencia, y por eso el padre Roque se dirige a §1, Pero el padre no se detiene ahl: PIERRE, — .,, Que menudo piso ha conseguido, £eh? PADRE, —rGracias a usted, que es muy generoso. 91 PIERRE.—No. El m&rito es suyo, que hay que ver el cuento que le echa a las cosas para conseguir todo lo que le conviene. PADRE.—Hombre, a prop6sito. Que no se le olvide que me tiene que regalar un pSjaro de esos que hay ahl. PIERRE.—Pero no sea usted pesado, caramba. Ya sabe que los pdjaros no son mios. Que son de Andres. PADRE.—Usted me lo da, y si lo echa de menos, le dice que se le ha volado. No creo que por una mentira mSs, de esas que dice usted, se vaya a condenar, PIERRE.—Pero es que no se lo va a creer. Porque usted quiere el pSjaro con jaula y todo. PADRE. — IAh, eso si! |No querrS usted que tenga siempre el pSjaro en un dedo! (Modas, 60). Desde luego, lo ir6nico es que el izquierdista, o "rojillo" como lo llama el padre Roque, tenga mSs influencia en el pueblo que §1. Esto lo explica el mismo padre: "Nosotros, como estamos ya tan vistos y hemos pedido tantos favores a la gente, ya nadie nos hace ni pizca de caso" (Modas, 32). El humor de esta cita se encuentra tambiin en la repetici6n: El hecho de que el padre Roque estS constantemente pidiendo algo, AdemSs la actitud del padre Roque de decirle a Pierre que mienta es cfimica, viniendo de un ministro de la iglesia, Otro aspecto divertido del padre Roque es que lee el diario comunista francos L1Humanity. El contraste que ofrece Sebastian frente a su amigo Alfredo, en Luz, se presta para el humor, se cree un don Juan, pero nada le resulta, Alfredo, soltero, SebastiSn en cambio es casado, no presta mucha atenciSn a otras mujeres, pero §stas andan locas detrSls de 61. En una escena muy 92 divertida SebastiSn se rebela contra esta situaci6n: SEBASTIAN.—£Y qu6 iba a hacer yo? Yo no tengo piso, yo no soy soltero, yo no s6 hacer frases de amor y yo quiero mucho a mi mujer, a pesar de todos sus defectos ... Pero de pronto, sin yo buscarlo, me empiezan a meter en llos porque las mujeres son as! de inconscientes. £Qu6 culpa tengo yo de que Marivl fuese a la piscina y me persiguiera y me llamara por tel^fono tres veces al dla para decirme que s61o pensaba en ml? £A qu6 viene pensar en ml? iTengo yo algo especial para que ninguna mujer piense en ml tres veces al dla? Yo, decentemente, creo que no ... Pero como, al fin y al cabo, uno es un hombre y no una momia, pues ya est 3 el jaleo. jPero se ban terminado los jaleos, para que lo sepSis! Se han terminado las tonterlas y los laberintos ... Y ahora mismo le entrego estos retratos a Marivl y la mando a la porra, porque lo que a ml me gusta de verdad no es Marivl, sino la pesca submarina, £Lo has entendido bien, Elena? Ni tla, ni Marivl, sino la pesca submarina, que es sensacional ... (Qbras, 428). En marcada oposicifin a todos estos tipos burgueses se encuentra Juan en Adorado. En esta obra vemos al autor g como protagonista. Juan es un sonador, un hombre libre que prefiere gozar la vida, el sol, la mtSsica y la companla de sus amigos en vez de luchar por el dinero y la fama. Juan, el ex-doctor no s61o se rebela contra el dinero y la fama sino tambiSn contra su propia profesidn, Anda vestido en forma bastante casual, sus modales son bien familiares. Juan es un bohemio, el anti-hgroe que se gana desde el principio las simpatlas del pGblico: 9. Del Arco, "Los personajes son de carne y hueso," Tele-Express (Barcelona), Marzo 7, 1969, p. 10. 93 JUAN.—No, no trabajo en nada, profesor ... ComprenderS usted que si yo trabajase y fuera ambicioso y llegara a ser algo, no tendrla apenas amigos, como le debe pasar a usted y posiblemente a su ayudante, el serior Manrlquez ... Ahora los tengo y me quieren, porque saben que no hago dano a nadie, ni ambiciono nada, ni pongo zancadillas, ni pretendo ser algo mSs de lo que soy ... Un hombre que se llama Juan ... (Obras, 637). Aqul vemos no s61o el humor sino tambiSn cierta filosofia. Toda la 16gica de la vida de Juan se encuentra encuadrada en esta cita. Juan en su mundo buc61ico logra mantener una identidad bastante definida. En cuanto al humor, Juan contribuye a este aspecto al apartarse de la norma general, de la §tica burguesa, que dice que toda per­ sona respetable debe tener un trabajo y vivir una vida met6dica. Al apartase de ella Juan adquiere un cariz raro y exc^ntrico. Mihura entonces crea un personaje cfimico del hombre exagerando sus flaquezas. La vanidad y la presunciCn figuran a menudo como uno de los pecados mSs comunes del personaje masculino de su teatro de situacifin. La torpeza tambiSn aparece; lo notamos en sus detectives o en personajes rfisticos como Patas Largas y Carnicero, Otro aspecto que el autor tambi^n explota con gran eficacia es el hombre dominado por la mujer. En general, la mujer en su teatro demuestra mSs astucia, mientras que el hombre parece estar continuamente despistado. 94 Marido y Mujer La relacifin que existe entre el marido y la mujer, en el teatro de situac!6n de Mihura, siempre se presta para el humor. Especialmente la disputa familiar. de Mihura hacia el matrimonio es de optimismo. La actitud La mayorla de sus personajes son felices despu^s de casarse. Mihura para hacernos reir exagera a menudo los rasgos o caracteristicas de los esposos. En Vestido tenemos el caso de Roberto, el torero, que se ha casado con Susana, aunque a §sta no le gustan los toros: ROBERTO.—... Hoy yo toreo la gran corrida de Beneficencia, en la que doy la alternativa a mi protegido "Morenito," mientras que t(i, como una tonta, sS que has sacado entradas para el Circo de Price ... SUSANA.—Pero es que a ml no me gustan los toros, Roberto ... ROBERTO.—IA mi tampoco, demonio! ... £C6mo van a gustarme unos bichos tan burros? Pero a mis corridas van ministros, literatos, artistas, filSsofos, aristficratas y hombres de ciencia. Va tambi§n un poco de pueblo. Desde la Inglaterra, la Prancia y el Portugal vuelan hacia Hispania aviones enloquecidos con pasajeros que quieren verme torear por bajo. Las camiserlas agotan sus panuelos mSs ricos, que despu^s se agitarSn todos a un tiempo en los tendidos de la Plaza. Las oficinas quedarSn vaclas; los enfermos no serSn visitados; la ciudad entera estarS quieta y de puntillas, pendiente de mis faenas en el coso. Y t(3 mientras tanto, en el Circo de Price con tu tla ... Cobras, 475). AdemSs de la aversion que Susana tiene por los toros, descripta en forma c6mica por Mihura, tenemos otro elemento que se presta para el humor: es la rigidez de Roberto, Muy frecuentemente vemos que Mihura pinta a la esposa en forma 95 agradable, simpStica. Lo contrario ocurre con el esposo, y por tal motivo el esposo es a menudo una figura mSs comica, QuizSs la escena matrimonial mcLs chistosa estS en Luz cuando encontramos a Alfredo, el don Juan, casado con Paca, la asistenta del edificio. Esta situaci6n la habla previsto SebastiSn anteriormente cuando le dice a Alfredo que terminarS casSndose con la criada. El elemento de la sorpresa es aqul lo que produce el humor; el pCiblico espera ver a Alfredo casado con Lultf y no con Paca: ALFREDO.—(Riendo.) INo me voy a acordar! iQuS feliz soy, SebastiSn! iQuS feliz soy desde que me he casado! Y la suerte que he tenido, ademSs, encontrando una mujer tan buena, tan carinosa, tan sencilla, tan ordenada ... (Despu€s de ver la escoba.) Bueno, con un orden diferente al de los hombres, pero tambiSn bonito. iSoy muy feliz, SebastiSn! fMuy feliz! (Obras, 452). ALFREDO.—Y cuando mi Paca empez6 a cuidarme y a hacerme calditos ... jPero que calditos, Sebastian! Porque ya ves como guisa, Por cierto guapa, dno te parece que esta merluza estci un poco sosita? PACA,—-Un poquitocarino ... Voy por la sal ..f (Se levanta y va a coger un paquete de sal que hay sobre una librerla. Al volver a su sitio tropieza con el burro de trapo.) iCondenado burro! Siempre tengo que tropezar con SI ... Claro que, gracias al burro empezaron nuestras relaciones ... Porque usted no sabe, Sebastian, la gracia que me hizo a ml eso de que un burro es un caballo que no ha podido ir a la escuela ... (Obras, 453), En Modas vemos como la mujer usa todos sus recursos, honestos o deshonestos, para salirse con la suya, Ninette 96 guiere poner una tienda pero AndrSs, mSs bien por celos, se opone: NINETTE.—Que la tienda se va a llamar "NINETTE," ANDRES.—2NINETTE? NINETTE. — j Si! ANDRES. —I Que no, hombre, que no! NINETTE.—Que si, "NINETTE," encima, Y debajo: "MODAS DE PARIS." ANDRES,—Entonces, dquiere esto decir que el nombre de mi esposa va a figurar en el letrero de una calle pGblica? NINETTE.—Si, Andres. ANDRES.—Que te digo que no. NINETTE.—Y yo que si, Es cosa hecha. ANDRES.—£Y si yo te lo prohibo? NINETTE,--No puedes. ANDRES.—iCfimo que no? NINETTE.—Bueno, si puedes ... Pero yo soy Sagitario y ttf eres Capricornio. Y cuando los Sagitarios estctn muy, muy enfadados, sienten una profunda aversiSn por los Capricornios y entonces no hay nada que hacer, ANDRES,—£.Qu& quiere decir todo eso? NINETTE.—Ya puedes figurSrtelo. Que por las noches, hasta que se me quite el enfado, s61o querr£ dormir y descansar ... ANDRES,r-Eso es lo que te pasa ahora. Que duermes mSs que tu padre, NINETTE.—jAh! Pero entonces serS muchisimo peor. ANDRES,'--cEso significa un chantaje? NINETTE.—Puedes tomarlo como quieras, mon amour ... (Modas, 47). El triSngulo amoroso aparece a nienudo en las comedias de Miguel Mihura. pre es el mismo. El origen de la infidelidad no siem- En Modas Andres ama a su esposa Ninette y es feliz en su matrimonio. Sin embargo, tiene una aventura amorosa con Maruja, la empleada que trabaja en su tienda. Para AndrSs, Maruja es un desafio ya que 6sta ha rechazado los requerimientos amorosos de Armando: 97 MARUJA.—lY qu£ quiere usted decir con eso? (AndrSs se acerca a ella y la coge por la cintura.) ANDRES.—Que estSs muy rica, hija ... MARUJA.—(RetirSndose.) jVamos, d6jeme, don Andres! jPor Dios, por Dios! ANDRES,—Es que est£s muy buena ... MARUJA.—Eso ya me lo dijo usted ayer en el s6tano .., ANDRES.—Es que sigues estSndolo ... Por eso vuelvo a repetlrtelo ... (Y va otra vez hacia ella.) MARUJA,—|Ay# pero por Dios! £Qu6 va a pensar la gente? ANDRES.—Si aqul no hay gente ... Si no va a saberlo nadie ,.. MARUJA,—£Pero que es lo que va a pensar usted? ANDRES.—Yo ahora no pienso nada, hija mia ... (Y vuelve a abrazarla con mSs fuerza.) MARUJA.—jPero esto es un disparate! iAy, Dios mlo, pero esto es espantoso! I Pero qu£ va a ser de nosotros! jPero esto es un drama! jPorque yo no soy francesa, sino que soy muy espanola! iY por eso estoy loca por usted, don AndrSs! ANDRES.—(Asustado.) £Ah, si? MARUJA. —JY usted no se ha dado cuenta, mi vida! IY ya verS usted la que se va a armar! ANDRESjHombre, no! No es necesario que se arme nada .,. Si yo s61o querla ,.. MARUJA.—Lo que usted quiera, carino ... Pues no faltaba mSs. iD§jeme que le abrace! iPero quS tragedia tan grande, Virgen Santa ...! ANDRES.—Bueno, tanto como una tragedia ... (Modas, 36). Para AndrSs esta aventura, ademSs de ser un desaflo, tiene otro significado: es la atracci6n de lo prohibido. Lo primero que nos hace reir son los aspavientos melodramSticos de Maruja, Su concepto de la moralidad, que no va mSs allS del "qu£ dirSn." En cuanto al papel que desempenan los protagonistas vemos que existe una inversi6n, Al principio Andris actda en forma agresiva; es el papel del 98 don Juan, del conquistador. Al final frente a las demostra- ciones apasionadas y trSgicas de Maruja, Andres se asusta y toma una actitud defensiva. Lo contrario ocurre con Maruja que va de la defensiva a la conquista. Este contraste lo busca Mihura a prop6sito, pues, junto con el diSlogo, van a ser las causas del humor. En realidad AndrSs se asusta de la actitud de Maruja porque le tiene miedo al escSndalo. En Lu2 veraos que lo que empuja a Elena al adulterio es el marido mediocre. mamarracho. Un marido que para Elena es un La infidelidad es entonces un escape de ese tedio conyugal. Hemos visto que el hombre, en el teatro de Mihura, no nos presenta una figura airosa, Por lo tanto, la mujer tampoco va a encontrar la felicidad en el adulterio. Elena en Luz en su papel de mujer adHltera es sumamente divertida. AquX tenemos la escena en que Elena viene a visitar a Alfredo: ELENA.--He pensado mucho en lo nuestro, Alfredo ... Esta manana y esta tarde ,.. sobre todo esta manana ... Y despuSs de pensar tanto, estoy segura de que te quiero y he venido decidida a todo ... ALFREDO.—(Alegre.) £A todo? ELENA,—A todo ... ALFREDO. — (Abrazcindola con carino.) jElena! jPor fin! ELENA.—Ten cuidado con la pluma, por favor ... (.Las dos plumas del sombrero de Elena estSn colocadas de tal forma, a derecha e izquierda, que es dificilisimo besarla en una mejilia sin meterse una pluma en un ojo, o sin hacerle polvo la pluma.) 99 ALFREDO.—Perdona. ELENA.—EstSs perdonado (Obras, 414). ALFREDO.—£Decidida a todo? ELENA.—A todo, Alfredo. ALFREDO.—(Entusiasmado, cogi£ndole un brazo,) iMi vida! ELENA.—iNo me toques ese brazo, te lo ruegoj ... Ayer me pusieron una inyeccifin, y no sabes el dolor que tengo ;.. Pero un dolor terri­ ble, de verdad ... Cada vez que me tocan el brazo es como si me pincharan con un cuerno ardiendo. ALFREDO.—Perdona. ELENA.—EstSs perdonado (Obras, 415). ALFREDO.—Por eso te quiero, Elena ... Te adoro ... <»Me perdonas por fin? ELENA.—(Mimosa.) cCdmo no voy a perdonarte si te quiero tanto? ALFREDO.— (... Va a cogerla por la cintura.) iCarino mto! ELENA.—(Dando un respingo y levantSndose.) IEso si que no! La cintura, no, por lo que mSs quieras .., Tengo cosquillas y me pongo nervioslsima ... Todo menos la cintura, por favor ... iAy, que nerviosa me he puesto! ALFREDO. —Perdona. ELENA,—EstSs perdonado (Obras, 418). Todo esto, espaciado suficientemente para no causar la monotonia. Mihura se ha valido aqui nuevamente de la repetici6n en su busca de lo humorlstico. bastante parecidas que se repiten. Son tres escenas Incluso el diSlogo al final de cada una de ellas es el mismo. En cuanto a los personajes, estos son igualmente cfimicos: Elena por la contradicci6n que nos presenta entre lo que dice y lo que hace. Dice venir dispuesta a todo, pero en realidad, no viene dispuesta a nada. La alharaca que forma tambign nos 100 hace reir. Nos recuerda mucho a Maruja en Modas. En estas escenas Alfredo es otro ejemplo de la "bola de nieve" de Bergson (Risa, 65). Una anticipaci6n, una esperanza o esfuerzo que no llega a nada. un doble trastazo. En realidad, Alfredo recibe A1 final del acto segundo Elena dice que se va porque se ha dado cuenta que en realidad quiere a su maridito. Vemos que en esta cuestiSn del adulterio los personajes estSn listos para aprovecharse de la oportunidad siempre que §sta no produzca ningGn escSndalo. Es la iaora- lidad del mundo burgu§s. En S61o encontramos otro tri£ngulo amoroso entre Amancio y Maritza: MARITZA.—jAh! "jMaledizione!" De Piliberta, El tipo de mujer que a ti te gusta. Con la nariz larga y el pelo caido y lacio como una ahogada en un estanque .,. £Eh? .,. <? Lo estSs viendo? iPor qu6 no te he preguntado yo nada? Porque me lo figuraba. Llevas ya en Madrid catorce dlas y no me has llamado en ese tiempo. A ml. A tu verdadera amante. La mSs fiel. La Unica que durante muchos aftos ha aguantado tus caprichos, tu vanidad, tu egolsmo ,,, La mSlrtir ... La pobre Maritza ,.. Y s61o me llamas cuando est£s enfermo y no te apetece hacer el "amore" ... No. Yo no me merezco que me hagas un desaire asl. Ni yo, ni mi marido. No puedo sufrirlo. Esta serS la Ultima vez que nos veamos, Adi6s, Amancio, "Buona sera." Hasta nunca. "Ciao, bambino" (Sfilo, 16), En esta pareja, Mihura no ve el amor, s61o una pasi6n que no llega a echar raices, Amancio declara su amor por Marilfi. A1 final de la obra 101 Sin embargo, en su enfoque del adulterio Mihura ha tocado un punto bastante sensitivo, algo que pone de relieve la imperfeccifin del lazo matrimonial. Denis de Rougemont hablando especificamente del adulterio ha dicho: Is this not the sign that we wish to escape from a horrible reality? To turn the situation into either a farce or something mystical is equally to confess that it is unbearable. Illassorted couples, the disappointed, the rebellious, the intense, the shameless, the unfaithful or the deceived (whether in fact or in dreams, in remorse or in terror, in the delight of revolt or the dis­ quiet of temptation)—few men and women will fail to see that they belong to at least one of these categories. The word "adultery" sums up one half of human unhappiness—renunciation, compromises, separations, neurasthenia, together with the irri­ tating and petty confusion of dreams, obligations, and secret acquiescence. Although so many books are being produced, or perhaps on that very account, it sometimes seems as if nothing has yet been said about the reality of our unhappiness, and that some of the most ingenuous problems in this depart­ ment have more often been solved than propounded. For instance, once the existence of the ill has been recognized, must the institution of marriage bear the blame for it, or is there some­ thing fatal to marriage at the very heart of human longing?10 Varios de estos problemas aparecen en los triSngulos amorosos que Mihura nos presenta en sus obras. Sin embargo el autor no propone ninguna alternativa a este enigma. Rechaza el adulterio como un capricho pasajero, reafirmando en forma enfStica su fe en el matrimonio. No hay duda, que 10, Denis de Rougemont, Love in the Western World, traducida por Montgomery Belgion (Nueva York: Harper & Row, 1974), p. 17. 102 la sociedad que lo rodea tiene mucho que ver con la actitud de nuestro autor. Padres y Suegros Los padres del teatro de situaci6n de Mihura se destacan como un grupo bastante agradable que sirve como un contraste con los problemas de los hijos, contraste que a menudo es cSmico. rasgo exagerado. Mihura dibuja a todos ellos con algtin Todos son bien intencionados, aunque se excitan fcicilmente. En Vestido Mihura nos presenta al doctor Montijo, como un exc6ntrico, preocupado mSs de funciones sociales que de su profesi6n, MSs atin, no presta atenci6n a su propia hija: SUSANA. — I Pap£i! DOCTOR.—(Displicente.) Hola, hijita ... (Y abraza a Roberto.) jQuerido RobertoJ ROBERTO.--Hola/ don Jos6 ... DOCTOR.—(SeparSndose para verle bien.) Muy bien ese traje ... jEl violeta! jEl de las tardes apote6sicasJ ... jEl que mezclado con el oro hace recordar los dlas cSlidos de la primavera madrilena! ... SUSANA.—CVa de nuevo hacia 61.) jPero, papS! dNo ves que estoy llorando? DOCTOR.—(Sin darle importancia.) Claro que lo veo, hijita, EstSs llorando efectivamente ... (Y se vuelve de nuevo a Roberto, y declama un poco al hablar.) Pues, como te decla, Roberto, no se habla de otra cosa en Madrid ... (Obras, 477). SUSANA.—(Interrumpigndole, desesperada,) Pero debes escucharme, pap5 ... Soy tu hija ... ROBERTO.—EscQchela usted, don Jos6. DOCTOR,'—No marearme con pequerieces ... No sab£is el dla tan agitado que he tenido hoy .,. (Se sienta en el sofS y enciende un habano.) 103 1Qu6 vida la del medico! jAhora vengo del concierto! jGenial! Antes tuve que escri»bir dos artlculos sobre cante jondo para una revista francesa ... Despuis pronunciS un discurso para inaugurar la exposici6n de Torres, el acuarelista toledano ... Ese muchacho llegarS ... Trazos vigorosos .... Fondos suaves (Obras, 477). Mihura, con s61o unas pocas pinceladas, ha creado un personaje genialmente cCmico. C6mico por su actitud absurda hacia su hija, y por sus actividades que poco tlenen que ver con la raediclna. Nos da la impresifin de un esplritu distraido que estci s61o pensando en "su mundo." En este sentido el doctor Montijo no se diferencia mucho de don Quijote que vive ensimisraado en su mundo de caballerlas. En contraposicifin a este padre exc€ntrico y descariiiado el autor nos presenta a los padres de Ninette en dos comedias, Murcia y Modas. Pedro y Bernarda no son personajes de caricatura como lo es el doctor Montijo; el autor los ha redondeado, dSndoles un sinntlmero de matices. En general, Pedro y Bernarda, figuras bonachonas, tienen caracteristicas bastante comunes. De vez en cuando el autor se sirve de ellos para dar una nota c6mica a su teatro. En realidad no nos reimos de ellos, sino que con ellos. Mihura nos presenta sus problemas, que son los problemas que tiene todo exiliado: un conflicto constante que existe entre los valores de la patria lejana y los valores de la patria adoptiva. Todos estos elementos Mihura los va a exagerar o dar vuelta produciendo situaciones extravagantes que luego el publico va a premiar con la risa. Cuando Ninette les cuenta a sus padres que est£ embarazada, el autor quiere indicar que Pedro y Bernarda estcin tan afrancesados, despuSs de treinta afios de destlerro, que acttian como un tlpico matrimonio francos: NINETTE. — IPapS! PEDRO.—dQu€? NINETTE.—Estoy embarazada. PEDRO.--dAh, si? NINETTE.—Si. PEDRO.—(Muy tranquilo.) lY de quiSn, ma cherie? NINETTE.—De ese senor. De monsieur Andr£. PEDRO.—«*Has oldo Bernarda? Ninette estS emba­ razada de este seflor. BERNARDA.—(Igual de tranquila.) £Y c6mo ha sido eso? NINETTE.—Ya ves, mamS. Cosas que pasan. BERNARDA.—Entonces ... dA eso le llamabas tti leer? NINETTE.—Ha habido tiempo para todo, mam£. BERNARDA.—£Ah, si? NINETTE,—Claro que si ... PEDRO.--Bueno, pues despuSs hablaremos de eso, <Lno? Ahora hay que preparar las cosas para los invitados. (Y se levanta tan contento.) BERNARDA.—Ven a ayudarme a la cocina, Pierre. Tienes que ir sacando las botellas (Murcia, 76). Minutos m3s tarde se dan cuenta de la situacifin esta vez la sangre espanola puede mSs que el ambiente francos: PEDRO.—No. NINETTE.—Si. PEDRO.—Repltelo. NINETTE.—PapS, voy a tener un hijo de monsieur Martinez, Es verdad. PEDRO.--dQu6 es verdad? <*Has dicho que es verdad? NINETTE.—Si, papS. (Pedro deja su vaso sobre la mesa. Su actitud ha empezado a ser melodramStica,) PEDRO,«--£Que este seflor, en mi propia casa, se ha permitido .,.? 105 NINETTE.—Yo le he dado facilidades, papS. El no querla, Pero a ml roe ha gustado y lo he hecho, PEDRO.—^Quieres decir que este senorito te ha perdido? ... NINETTE.—No es esa la palabra, papS. No ha sido a la fuerza. Hemos hecho lo que es natural entre un hombre y una mujer. Soy francesa. PEDRO.—IUna porraj NINETTE.--He nacido en Paris, PEDRO.—Y yo en Cangas. Y tu madre en Langreo. Y somos espafioles (Murcia, 78). En ambos casos el autor ha desviado al espectador de su ruta. La reaccifin inesperada de la primera cita deja al publico con la impresifin de que Pedro y Bernarda estSn tan acostumbrados a las costumbres francesas que el embarazo de Ninette los tiene sin cuidado. En la segunda cita, y como contraste con la primera, el autor frustra nuevamente las expectaciones de un publico que ya no espera que Pedro y Bernarda reaccionen como espafioles. En Adorado Mihura nos muestra el caso del doctor Palacios, padre de Irene y futuro suegro de Juan. El doctor Palacios estS trabajando en un invento con el cual el hombre no tendrS necesidad de dormir. En realidad toda la comedia sirve para demostrar el error de su teorla. El hombre para poder sonar, dice uno de los protagonistas, necesita dormir. El humor estS en el contraste que ofrece el doctor Palacios, que al final de la obra abandona su proyecto y se dedica a jugar a las cartas en un caf€. La figura de la suegra siempre ha sido un papel de repertorio en el teatro. A menudo es una figura antipStica 106 que demuestra un decidido antagonismo por el yerno o nuera. En el teatro de Mihura, la suegra es una figura agradable y simpStica. A veces es un personaje c6mico. es Bernarda, suegra de Andr§s en Modas. Ejemplo de ello En la escena siguiente, Andr6s le ha pedido a Ninette que quite el disco que est£ tocando, ya que es la hora de la siesta. Ninette dice que si, no lo hace. Aunque En vista de esto Pierre, padre de Ninette, interviene: PIERRE.—iNinette! NINETTE.—Oui, papa. PIERRE.--iNo has oido que quites el disco, cherie? NINETTE.—SI que lo he oido, si. Pero yo no quiero quitarlo ... PIERRE,—Pero puedes ponerlo mSs bajo, voyons ... Yo hoy no trabajo. Y es la siesta, ccomprendes? NINETTE,—Si, papS, Voy en seguida. (Pero Ninette, como antes, da media vuelta y continfia leyendo, sin levantarse, Y ahora olmos la voz de Madame Bernarda, tambifln desde el fondo del pasillo.) BERNARDA. — i Ninette J NINETTE.—Si, mamS. BERNARDA.—Te ha dicho tu padre que pongas el disco mSs bajo, £no? NINETTE.—Si, mamS. BERNARDA.—Pues si el que te lo ha dicho es tu padre, debes hacerlo. Un marido no es nada .., pero un padre es un padre, voyons ... (Modas, 9). Lo c6mico estS en la humillaci6n que sufre Andres. Es una doble humillaci6n, primero a manos de su esposa y luego a manos de su suegra. en este caso. disco La repetici6n tambiSn interviene El deseo de Andres de que Ninette quite el lo repiten Pierre y Bernarda. 107 Los Criados Debido a su baja condici6n social y a sus maneras rfisticas, los criados del teatro de situacion de Miguel Mihura se prestan para el humor, sobre todo si se contrasta su actuaci6n con la manera m&s mundana y burguesa de sus amos. A veces vemos que existe cierto paralelo entre el papel o la actividad de la criada y el de la sefiorita de la casa. Esto sucede en Bella entre la herolna Dorotea y su criada Rosa, en Sublime entre Plorita y Felisa, la criada; igualmente en Entretenidas entre Fany y su criada Feli. A veces el criado es una figura puramente c6mica, Salvador, por ejemplo, en S61o; otras veces Mihura eleva al criado o criada a una posici6n casi de igualdad con la de su amo. Es un poco dificil generalizar el papel del criado en el teatro de situacifin de Mihura, Existe una gran variedad en cuanto a la importancia y en cuanto a la comicidad que el criado desempena. Algunos, como es el caso de Odette en Renard, nunca aparecen en escena, aunque su nombre se mencionan amenudo. Sin embargo existe una caracteristica que se puede aplicar a todos los criados. Cada uno de ellos es fiel a su amo, aunque no siempre respetuoso, Tradicionalmente los criados han sido el puente de comunicaci6n entre el mundo exterior y el interior. mismo ocurre en el teatro de situacidn de Mihura, Lo Felisa en Sublime, Rosa en Bella y Pepita en Adorado informan a sus 108 amos de lo que ocurre en la vecindad. Rosa en Bella no comprende la actitud de su ama, pero es fiel, leal y al final de la obra llega a ser, mSs bien, una amiga que una criada; ROSA.—Yo no s£ explicarme, porque todo esto de la gente es un laberinto. Y no tengo cultura. Ni s6 por qug raz6n las personas son de un modo o de otro, o hacen esto o aquello ... Lo Gnico que s€ es que es buena conmigo. Y que en el fondo s61o me tiene a ml, porque las amigas, poco a poco, han ido dejSndola de saludar ... Siempre la tuvieron rabia, pero ahora, despuSs de esto, aCin la tienen m&s ... JUAN,—Pero ella es rica, ino? R0SA.-*-Ya te lo dije. Medio pueblo es suyo, Y las carnicerias. Y el estanco. Y la fonda de la estaciSn, en donde ahora vivimos ,.. JUAN.—Pues con todo ese dinero puede buscarse otra persona que la cuide. ROSA,—(Se levanta. Va a la balaustrada.)—No necesita cuidos ... No estS enferma. s6lo necesita compariia y carifio y alguien que la comprenda. Y yo la comprendo y nos llevamos bien (Bella, 37). Existe tambi§n un paralelo, a trav£s de la comedia, entre las actividades amorosas de Dorotea y las de Rosa y ambas se casan el mismo dla, Una vez casadas ambas tienen las mismas inquietudes, si el matrimonio va a durar o no. El papel cSmico lo suministra Dorotea, con su vestido de noyia, y no la criada. En Sublime, Felisa participa de la misma zozobra que su ama. Muy c6mica es la escena en que Felisa, la criada, aparece borracha en frente de todas las visitas. En Felisa, Mihura nos retrata a una persona inteligente, con grandes aspiraciones, que al final de la 109 obra se cumplen cuando Pelisa obtiene un empleo en el correo. Muy divertida es la actitud de la criada en Adorado: (Palacios se sienta donde estaba Manrlquez y iste donde estaba Palacios, En seguida vuelve a salir la doncella del laljoratorio y cuando va llegando a la puerta del foro, el doctor Palacios la llama.) jPepa! (Pero la doncella no hace caso y hace mutis. A Manrlquez, enfadado.) £Por qu£ no me ha hecho caso Pepa cuando la he llamado? MANRIQUEZ.—(Siempre pensativo.) Porque no se llama Pepa, profesor. PALACIOS.--£C6mo se llama, entonces? MANRIQUEZ,—Pepita. PALACIOS.—lAh, es verdad! Pepita ... (Y la llama gritando.) IPepita ...! IPepita! (Y Pepita, la doncella, vuelve a entrar por la puerta del foro.) PEPITA.-—cLlamaba el senor? {Obras, 624). En S61o tenemos una escena muy c6mica cuando Salvador, el nuevo criado de Amancio recibe a Maritza, amante de su amo: SALVADOR,i—Nada m&s abrir la puerta a la senora me figur6 que entre la senora y el senor existian ciertas afinidades, Y puesto que la senora se ha confiado conmigo, a mi vez me voy a tomar la libertad de presentarme. Yo soy el criado, MARITZA.—Le va a parecer que presumo de inteligente, pero yo tambi§n lo supuse desde que me abriS la puerta, SALVADOR.—Lo que la senora no habrS supuesto es que me gustan mucho las mujeres, MARITZA.-—£Para quS? SALVADOR.Para todo. Y especialmente para lo de siempre. MARITZA.-*-£Y c6mo se las arregla usted para solucionar esa papeleta? SALVADOR,rrEn principio se lo digo a todas las senoras que veo, y una vez aclarado el asunto, les dejo a ellas la iniciativa. 110 MARITZA.—«*Y ha tenido muchos gxitos con esa tSctica tan sutil? SALVADOR.—Tuve uno a los veinticuatro anos. Desde entonces espero que se repita el mismo nfimero en mi ruleta sentimental (p. 64). Que el criado practique su tScnica amorosa con personas de su propia clase o condiciCn no tiene nada de raro, pero cuando lo hace con los invitados de su amo es algo distinto. La familiaridad que usa Salvador con Maritza es graciosa, Su t§cnica para el amor se presta igualmente para la risa. La figura del criado o criada impertinente se ve frecuentemente en la escena mihuriana. Muy chistosa es la escena en que Carlota llega a casa con su nuevo marido, Charles Barrington: CARLOTA,—Muchas gracias, Velda, Mira, Charlie, voy a presentarte a la senora Manning, nuestra cocinera, ama de Haves y persona de confianza, en una palabra ... Est3 casada con John Manning, que es el que cuida del jardin y la huerta. BARRINGTON.—Mucho gusto, senora Manning ... VELDA.—Lo mismo digo, senor ... CARLOTA,—iVerdad, Velda, que es delicioso mister Barrington? VELDA.--QuizS sea delicioso para la serlora, pero yo lo suponla que era mis alto ... CA R L OTA,—(Nerviosa y agria.) £Y por qu£ iba a ser mSs alto? iVamos, contestel VELDA.--(En el mismo modo.) No s£ por quS, pero me habla hecho la ilusi6n de que era mSs alto. Y lo encuentro muy bajo, sefiora, CARLOTA.—(Desafiante.) £Y, al fin y al cabo, a usted quS mSs le da, seflora Manning? jEs mi esposo y no el suyo! VELDA,'--(Con energla.) Me da lo mismo, pero lo encuentro bajo, y basta, seflora Barrington ... Y si el padrino de la senora viviese todavla, Ill no s61o le hubiese encontrado bajo, sino mSs bien enano ... (Obras, 718). La tScnica que Mihura usa aqui para hacernos reir es la incongruencia. Tanto el ama como la criada acttian y emplean t§rminos que no estSn de acuerdo con el papel tradicional del personaje que ellas representan en las tablas. En primer lugar Carlota hace una pregunta inapropiada, DetrSs de esto estS tambifin la idea de Mihura de relrse del ingl6s, atribuy§ndole el uso de "delicioso" a personas. La palabra "bajo" adquiere una funci6n repetitiva, teniendo al final un significado m5s contundente al trocarse en la palabra "enano." Es un alegato ridlculo que nos deja entrever ademSs la rigidez de dos espiritus. En su estudio del humor Bergson menciona tambiSn la t^cnica de la inversi6n: "Imaginad ciertos personajes colocados en cierta situacifin, y s61o con hacer que esta situaci6n se repita y que los papeles queden invertidos, tendrSis una escena c6mica" (Risa, 74). Y sigue mSs adelante: "Pero tampoco es necesario que dos escenas simgtricas pasen a nuestra vista. BastarS que el autor nos muestre una de ellas, con tal que est§ seguro de que pensamos en la otra" (Risa, 74), Esta inversi6n de papeles se nota en el teatro de Mihura, entre los criados y sus amos: MARIA.«--Podenios entonces dejarla como est£ y encender la calefacci6n y la chimenea. 112 ROBERTO.--Con lo cual, a un gasto doble, uniremos un signo de retraso mental, <»no? MARIA.—Entonces yo no s§ lo que quiere usted, hijo. ROBERTO.—Quiero acostumbrarme, senora mia. Habituarme a esta burrada del frlo artificial, aunque estoy seguro que me va a costar una enfermedad grave. MARIA.—Es que es usted un endeblucho. ROBERTO.—De acuerdo, senora. Nunca pretend! vivir del musculo. MARIA.—Y, ademSis, que todavla estS usted en los tiempos del abanico (Decente, 9), MARIA.—Oiga, a ml no me chille, porque si no, no le hago la cena. ROBERTO.—Senora mla, ya son varias las noches que me deja usted sin cenar por motivos asi de fUtiles y ya me estoy hartando. MARIA.—De alguna manera tengo que castigarle. ROBERTO,—Pero debe usted comprender que est! muy feo castigar al senor, sobre todo cuando el senor ya hizo el servicio militar en el cuerpo de caballerla (Decente, 10). MARIA,—Oiga, sin faltar el respeto, porque me vuelvo a la cocina y no le dirijo la palabra en tres meses. ROBERTO,"—Hombre, no sea usted asi, que despuSs me aburro ... Ande, si§ntese y usted perdone .,. (Decente, 11), Vemos que los papeles se han cambiado, Maria en el papel de dueria de casa trata a Roberto de "hijo" y 6ste a aqu§lla de "senora" y refunfufia por cualquier cosa, algo tipico del criado. La hilaridad de esta escena se debe a que nos da una visifin del mundo al rev§s. Los personajes del teatro de situaciOn de Miguel Mihura tienen una variedad de faltas o caracterlsticas exageradas que hacen de ellos un repertorio que da gran xealce al humor de sus obras, No todos sus personajes son 113 ct5micos, y afin los cCmicos no se concentran s61o en el humor. A1 crear sus personajes Mihura ha demostrado gran perspicacia, especialmente al delinear sus personajes femeninos. Varios de ellos: Maribel, Ninette, y Dorotea, son figuras que pertenecen a la posteridad. Las caracterlsticas, incluyendo el humor, que forman las bases de sus personajes, no s61o son un reflejo de la sociedad actual sino que son caracteristicas bSsicas del g§nero humano, Lo absurdo, lo inesperado, lo fuera de lugar, t£cnicas que Mihura usa mSs a menudo en sus caracterizaciones para hacernos reir, son elementos que estSn fuera del tiempo y del espacio, Es esto lo que da gran significaci6n y novedad al teatro de Mihura. En conclusi6n, la presentaci6n de los personajes por parte de Mihura, en su teatro de situaci6n, es magistral. Sus personajes adquieren gran relieve y se prestan para un gran papel en el teatro. CAPITULO IV LENGUAJE En los capitulos anteriores hemos visto c6mo Mihura emplea la estructura y la caracterizaciCn para provocar la risa. Aunque el lenguaje forma parte y contribuye enorme- mente a la caracterizaci6n, creemos necesario analizar el lenguaje como un elemento separado, como lo indica Bergson al estudiar lo c6mico en la comedia (Risa, 80), Bajo el tltulo de lenguaje se agrupan varias formas bastante diversas entre si: la pantomima, la mfisica, la danza, aCin el espectSculo mismo ya que se emplea para transmitir ideas o los pensamientos mSs variados, El teatro de variedades ha usado con gran Sxito todos estos elementos, ademSs de los efectos de luz y sonido (West Side Story, Carrousel, etc.). Al referirnos al lenguaje del teatro mihuriano tendremos en cuenta los aspectos relacionados con la comunicaci6n o falta de comunicaci6n verbal, o sea, el silencio estarS incluido. Al analizar la historia del lenguaje del teatro notamos una gran variedad de diSlogos. Cada €poca nos da un tipo distinto de lenguaje, que no es siempre un reflejo de la §poca que el dramaturgo nos describe. Caracteristica- mente el lenguaje teatral posee cierta intensidad que no se 114 115 encuentra a menudo en el habla cotidiana. El autor elige cuidadosamente a los personajes por medio de un sistema de selecci6n, y no al azar de la vida real. El protagonista de la escena se expresa, en general, con mSs concisi6n y claridad que en la vida real. Atin el lenguaje de personajes desarticulados recibe cierto €nfasis, Al llegar el momento de elegir el tipo de diSlogo que va a emplear en su obra, el dramaturgo tiene dos ideas vivas en su mente: el tipo de teatro que piensa escribir y el contenido de dicho teatro.1 El diSlogo del teatro nos revela a los personajes y es el vehlculo de la accifin. reside en su trama. 2 Para Arist6teles el alma del teatro El critico moderno cree que el lenguaje desempena esa funci6n.3 Sartre, hablando de esto, A en What is Literature? dice que hablar es actuar. El dramaturgo por medio de diversas estratagemas verbales como la exposici6n, la repeticiCn, y otras figuras de dicci6n nos muestra el estado de Snimo del protagonista. El ritmo y el sonido nos dan otra dimensiSn m£s. Muchos dramaturgos conscientes de la importancia del diSlogo han 1. Styan, Experience, p. 43. 2. James L. Calderwood and Harold E, Toliver, eds,, Perspectives on Drama (Nueva York: Oxford University Press, 1968), p. 337. 3. Allardyce Nicoll, The Theatre and Dramatic Theory (Londres: George G, Harrap, 1962), p. 144. 4. Jean-Paul Sartre, What is Literature?, traducida por Bernard Frechtman (Nueva York: Harper & Row, 1965), p. 16. 116 agregado numerosas acotaciones a sus obras, indicando as! precisamente c6mo deben expresarse ciertas llneas, las caracteristicas verbales, la entonacifin, el ritmo, etc. Mihura hace lo mismo. A tanto llega el interns de Mihura por el lenguaje y la representaci6n exacta de sus obras que ha dirigido el estreno de cada una de ellas. En Carlota Mihura da instrucciones a los protagonistas que se expresan en ingl6s: HOMBRE.- What a foggen night . . . One can get lost in the stretsl , . . (Wout e fogin nait! Van guenguet last in the strits ...) HARRIS.—Indeed, it is a very bad night , , . (Y mira el reloj que ha sacado.) It is seven o clock and twenty minutes . , . Clndid it tis e very bed nait ... It tis seven e cloc end tuenti minits ...) HOMBRE.—Many thanks. You are very kindly , . . It this the Hardy-Stret? (Meny zenks. Yiu ar very caint li. Is di Hardy-Strit?) HARRIS.—Yes. It is (Yes. It is.) (Durante este dicllogo, en ingles correctlsimo ,..) (.Obras, 7 02), El anglo parlante encuentra en esta cita un ingrediente mSs del humor en el teatro de Mihura. Esta vez la comicidad es a expensas del autor. La ruptura deliberada entre el protagonista y su lenguaje da lugar tambign a escenas muy graciosas. que Mihura hace a menudo en su teatro de humor. Es lo Roberto y Miss Denis en Vestido y Maribel en Familia usan un lenguaje prestado, que no calza con sus personalidades, de acuerdo con la teorla de Bergson, es c6mico, Todo esto, 117 A partir de 1950, dice Esslin, el lenguaje del 5 teatro se ha desvalorizado completamente. Se refiere, por supuesto, al llamado teatro del absurdo que representan Beckett, Adamov, lonesco, y otros. Lo cierto del caso es que Mihura se adelant6 por muchos anos a esta corriente. Veinte arios para ser mSs exacto, En su primera obra, Sombreros, escrita en 1932, y en el resto de su teatro de vanguardia Mihura emplea formulas y plantea problemas que mSs tarde el teatro del aburdo considera como propios. estas obras el lenguaje es el bianco de las burlas. En En vez del lenguaje de la acci6n tenemos al lenguaje como la accifin misma: Miguel Mihura, que se iniciC en el teatro con una postura c6mica desorbitada, violenta, buscando la evasion grotesca y la reducciSn al absurdo, porque as! lo exigla la lucha contra el t6pico y el lugar comCin que enrareclan el ambiente de nuestra escena, ... Mihura crea un espectSculo del lenguaje, diciendo: Aqui tienen ustedes, senores; miren bien, £ste es el lenguaje que ustedes emplean, Cuando el lenguaje mismo llega a ser un problema teatral no hay, en realidad, frase o palabra que se escape a la examinaciCn de la crltica. Los dramaturgos del teatro 5, Martin Esslin, The Theatre of the Absurd CGarden City; Doubleday, 1969), p. 7, 6. Alfredo Marquerle en Teatro espafiol, 1955-56, ed. Federico Carlos SSinz de Robles (Madrid: Aguilar, 1957), p. 121. 118 del absurdo, que empezaron por criticar el cliche y la frase trillada, terminaron por dudar en el lenguaje mismo como medio de comunicacifin, El mejor ejemplo de esto lo encontramos en The Chairs de Eugene lonesco, Las Ultimas expresiones del protagonista son un silencio completo. Esto equivale a la destrucci6n del lenguaje y con esto no tenemos lo que propiamente llamamos teatro.7 Beckett, Adamov, y lonesco se metieron por un callejfin sin salida. El mismo lonesco ha admitido esto. El problema consiste en el proceso mismo. El lenguaje toma una cosa de la realidad y la representa por medio de algo abstracto, la palabra. ser fScilmente tergiversado. Un sonido que puede El lenguaje, dice Susanne Langer en Philosophy in a New Key, no puede captar fielmente D la realidad ya que esta realidad estS en cambio continuo. Adenitis, cada &poca tiene sus costumbres y sus peculiaridades sociales que se reflejan en el lenguaje, un lenguaje que significado, con el tiempo se momifica perdiendo su Se le encasilla dentro de cierta pauta que mSs tarde se presta para el humor y la bur la. El espariol, en general, trata a su lenguaje con muy poco respeto. 7. Jean Vannier, "A Theatre of Language," traducida por Leonard C, Pronko, Tulane Drama Review, 7 (Spring, ~ 1963), 186. 8. Susanne K, Langer, Philosophy in a New Key (Nueva York: New American Library, 1951), p. 78. 119 Mihura se burla especialmente del lenguaje de la burguesla, en oposici6n al "lenguaje autSntico." A1 hacerlo Mihura nos demuestra las insClitas posibilidades c6micas del lenguaje, igual que la esclavitud de este lenguaje a un orden de cosas que se define generalmente por medio de un santo y sena. Al criticar esto, Mihura corta cadenas que nos mantenlan inmobilizados. El lenguaje que Mihura critica especialmente es el lenguaje elitista de ciertos esnobs que SI conoce al dedillo. Mihura envuelve su critica con el humor y nos da la caricatura de un lenguaje petrificado y artificial. Hay una gran diferencia entre el teatro del absurdo y el teatro de vanguardia de Miguel Mihura. Este Ultimo no se divorcia completamente del lenguaje. Al principio, el teatro de vanguardia mihuriano no tuvo §xito, Su primera obra, Sombreros, fue descubierta y elogiada veinte anos despu6s de haber sido escrita (1952), El publico espanol, en 1932, no estaba preparado para este tipo de obras. Aceptaban el anSlisis de pasiones, la presentacifin de personajes dislocados o los temas mSs estramb6ticos, siempre que se usara un lenguaje comfln para la expresi6n. Muchos crlticos han puesto §nfasis en este aspecto: I am convinced that people will not much longer continue to visit the theatre merely to listen to representations of their own inarticulacy. They come, rather to hear expressed what they cannot 120 express themselves, to have crystallized for them emotions that they bear about within them in solution; to escape—out of themselves, yes, but also into themselves, all by sharing emotionally in the life of the characters portrayed, which is impossible unless the language, the basic plasma of the theatre, is capable of supporting and communicating life,9 El diSlogo del teatro de vanguardia era entonces, para muchos, una lengua extranjera. Frente a este fracaso de pflblico y critica Mihura cambiC de direccifin, buscando un t£rmino medio de expresi6n, Esto es su teatro de situaci6n; que fue criticado por algunos como una posici6n conformista. Mihura se defiende: "Y el conformismo no es indiferencia. se critica. Creo que hay que seguir un proceso. Primero A1 final se perdona,Y agrega: "Yo s61o vivo del teatro y no puedo permitirme el lujo de escribir comedias para que me gusten a mi s61o. Las escribo para que le gusten al pdblico, en primer lugar, y si es posible, a la critica."'''1 Las ocurrencias, las frases felices, los contrastes divertidos, las replicas ingeniosas, la critica acerada y burlona, todo esto contintSa, aunque a un nivel mSs bajo, mSs 9. Conor A. Farrington, "The Language of Drama," The Context and Craft of Drama, ed. Robert Corrigan and James Rosenberg (San Francisco: Chandler Publishing Co., 1964), p. 69. 10. Martin Girard, "Entrevista con Miguel Mihura," Dlgame (Madrid), Marzo 3, 1963, p. 4. 11. Manuel Maria, "Miguel Mihura: la fama, el dinero y la crisis," Madrid (Madrid), Diciembre 13, 1966, p. 7. 121 al alcance de su ptiblico teatral. Debemos decir, eso si, que la actitud del teatro de vanguardia de Mihura y mucho nicis tarde la postura del teatro del absurdo han sido una fuerte brisa en un ambiente viciado. Los crlticos, una y otra vez, han acentuado la vitalidad dnica del lenguaje mihuriano, un lenguaje que est£ ligado estrechamente a la acci6n. Juan Emilio Aragones afirma que el teatro de Mihura, en algunas ocasiones, se mantiene vivo solamente gracias al diSlogo: "Los didlogos son utilizados en ellos a modo de bast6n de ciego, del que la pieza se sirve para mantenerse erguida y 12 llegar a buen fin." Creo que la mayorla de los lectores y del ptiblico, aficionado al teatro de Mihura, se interesa mSs por la estructura verbal, los chispeantes e irfinicos jirones de su diSlogo, que en la trama de la comedia. En cuanto al di&logo de los protagonistas, hay una gran variedad. La lucidez de expresifin no es un reflejo de la clase social sino que depende de la personalidad misma del personaje. El habla de los criados llega a ser tan ingeniosa y tan ICicida como la de los amos. Otras veces, amos y criados demuestran cierta desarticulaci6n, consistente con su car£cter. En Espana no tenemos un lenguaje 12, Juan Emilio Aragon^s, "Miguel Mihura," XXV anos de teatro espanol en doce autores (Madrid: Radio Nacional Espariola, 1964)_, p. 4, 122 que caracterxce esencialmente a la clase alta y otro a la clase baja, como ocurre en Inglaterra. En cuanto al humor, la socarronerla espanola estS al alcance de todos. 13 El pueblo muchas veces inventa expresiones bastante escabrosas que luego la clase alta suaviza, sin que por eso pierdan su gracia. En Vestido Mihura se burla de lo regional gracias a los andalucismos de Carnicero y Patas Largas: ROBERTO.—Le tengo dicho, senor Martinez, que no me llame maestro, ni me llame "mataor," sino que me llame don Roberto, o senor Zarzalejo, que son mi nombre y apellido ... Tambi£n le tengo dicho que no utilice ese horrible mote de "Patas Largas," ni usted, senor Canales, ese otro de "Carnicero de Puerto Real," que es abominable .,. CARNICERO.—jPero, don Roberto de miz entretelaz! •« • ROBERTO,—iNi entretelas, ni nada! Tambi6n les tengo dicho que procuren no hablar en andaluz, cQui sacan ustedes hablando en andaluz? Se creen mSs graciosos por eso? £Se creen acaso mSs valientes? PATAS LARGAS.--iPero, don Roberto de mis entranas! ISi eso es que yo he nacido en Sevilliya, y mi padre era de Sevilliya y t6s hemos sido de SevilliyaI ... ROBERTO.-~&Y qu§ hay con eso? Yo tambiSn he nacido en Sevilla, senor, y no por eso estoy obligado a decir "sentranas," ni "entretelas," ni "josti," ni otras ordinarieces semejantes. Tambi6n el senor Gonzalez ha nacido en Sevilla, y miss Denis ha nacido en Sevilla, y no sfilo les he corregido esa fea costumbre de hablar en anda­ luz, sino que les he hecho aprender el idioma inglgs, que es mucho mSs conciso ... CARNICERO. — IPero, compare! ... ROBERTO,—jNada de compare! iNo olviden, seftores, que yo soy el torero de la aristocracia! jEl 13. Michael Nimetz, Humor in Gald6s (New Haven: Yale University Press, 1968), p, 183. 123 intimo de la familia real inglesa! jEl proveedor de la Real Casa! ... PATAS LARGAS.--jPero, don Roberto de mis carnes! ... ROBERTO.—jNi carnesf ni cuernos! ... (Obras, 470). Es una actitud ambivalente. El autor trata de hacer reir con los andalucismos al mismo tiempo que los justifica. Todo diSlogo en una comedia puede tener dos usos. El personage lo emplea para avanzar la acci6n, al mismo tiempo, que el comedifigrafo expresa ciertos sentimientos o ideas propias.14 Por supuesto que en esta Ciltima cita lo principal es el humor; pero cuando Patas Largas dice: "... es que yo he nacido en Sevilliya . de parte del protagonista. tona, dice el autor. Mihura se pone Es su forma de expresifin aut6c- Mihura, con su permanente esgrima burlona, no se rle de Carnicero ni de Patas Largas; se rie con ellos, Una y otra vez, Roberto trata de aplastar el lenguaje andaluz de Carnicero y Patas Largas otra vez vuelve a aparecer. pero, una y En esta t£cnica vemos nueva- mente el diablillo de resorte de Bergson (Risa, 58). Existe igualmente otro aspecto; Roberto en sus esfuerzos revela un lenguaje que se presta sIngularmente para la risa, un lenguaje afectado. llamar la atenciCn. Roberto usa su grandilocuencia para MSs que nada, el diSlogo de Roberto revela la pomposidad de su propia vida. Al final de la 14, Gerald Weales, A Play and Its Parts (Nueva York; Basic Books, 1964), p. 63. 124 comedia, Roberto, enfermo y cara a cara con su existencia, opta por un lenguaje mSs natural y apropiado. En el teatro de Mihura no se nota la amargura; los chistes siempre estSn alegrando el dicilogo. Mihura combins tambiSn el humor con la compasi6n y en su generosidad no permite que la sStira, el elemento mSs destructivo del humcrr tenga un papel importante. Esta actitud se debe a la com- prensi6n que Mihura demuestra por los instintos y pasiones del ser humano, En forma muy sutil nos critica pero luego nos perdona. Mihura ha escrito cada una de sus obras en brevisimo tiempo, El autor no ha tratado, deliberadamente, de crear un estilo lingiiistico propio. En primer lugar estS contra su naturaleza; en segundo lugar, contra su filosofla: Si uno hiciera un teatro con receta, calculando . las dosis exactas que deben entrar en su elaboraci6n--ademSs de hacerse uno un llo terrible—estoy seguro que resultarla un teatro frio y matemStico, sin emoci6n y sin salero. Yo desconflo mucho de esas cocineras que para hacer un arroz con polio tienen que leer antes un precioso libro de cocina. A veces, el mejor polio con arroz lo suelen hacer las analfabetas,^ Por eso el lenguaje de Mihura tiene tanta frescura y naturalidad. El humor lingiiistico dentro de su teatro se debe, principalmente, a caracterlsticas de vocabulario, y sonido. Si tomamos en consideracifin el uso mSs frecuente y significativo, obtenemos las siguientes caracterlsticas 15, Aragon^s, "DiSlogos," p. 8. 125 del lenguaje en el teatro de situacifin de Miguel Mihura: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. El silencio La repeticiCn Nombres cCmicos El dicilogo desarticulado La esticomitia La anti-conclusi6n La pregunta y respuesta inesperada La comuni6n fStica El clichi El resumen cCmico El doble sentido El slmil La ironia Todas estas caractertsticas son analizadas desde el punto de vista de su contribuci6n a la tfacnica del humor. El Silencio Hablando del silencio, Susan Sontag dice: In the greatest art, one is always aware of things that cannot be said, of the contradiction between expression and the presence of the inexpressible. Stylistic devices are also tech­ niques of avoidance. The most potent elements in a work of art are, often, its silences.16 Beckett, Ionesco y Pinter han usado el silencio en forma eficaz, para crear no s61o el humor sino principalmente un estado de desintegraci6n. Estos dramaturgos no tienen confianza en el lenguaje como medio de comunicaci6n, y el silencio viene a dramatizar este sentimiento.17 Mihura, aunque comparte esta opinion, usa el silencio principalmente como parte de su tScnica del humor. 16. Susan Sontag, Against Interpretation (Nueva York: Farrar, Straus & Giroux, 1966), p.36. 17. Esslin, Absurd, p. 101, 126 Hay dos tipos de silencio, el primero, el verdadero silencio, causado por la ausencia del lenguaje hablado; y el segundo tipo, la logorrea, o sea el silencio producido por una verbosidad excesiva, ensordece. Esta verbosidad excesiva El oyente cansado de tanta palabrerla se encierra en si mismo. Las palabras entonces rebotan contra esta barrera a prueba de ruidos, produciendo el mismo efecto que el verdadero silencio. Mihura emplea ambos tipos de silencio en sus comedias. Entretenidas empieza con el silencio: Asi, de este modo, con el telfin alzado, pasa un rato en silencio. Y otro rato mSs. Y otro mSs largo. Hasta que al fin Pany se dirige a Don JosS:) • FANY,—Bueno, hijo, di algo, que ha empezado ya. JOSE,—Que ha empezado iel qu6? FANY,~La funci6n JOSE, »-**iQu6 funcifin? FANY."iNo Ibamos a ver una funci6n? JOSE,—La funci6n esa, como tti dices, empieza a las diez y media en punto y son las once y veinte. FANY.—Pues por eso digo que como la funci6n ha empezado ya, y no podemos ir. Pues que digas algo, caramba ... (p. 8), El pfiblico no estS preparado para esto. Mihura mantiene el silencio por bastante tiempo creando la expectaci6n y el humor del publico, Fany rompe el silencio con palabras que se ajustan a la realidad del espectador. El paralelismo creado por Mihura entre la vida del teatro y la vida real es algo imprevisto por el pflblico; 127 consecuentemente crea la risa. El silencio seguido por la ignorancia de Jos€ viene a acentuar el humor. En Sublime Mihura usa el silencio para indicar el embarazo creado cuando los protagonistas no tienen nada que decir: CECILIA.—Es usted muy galante, Manolo. MANOLO,—No digo mSs que la verdad. (Hay una pequerla pausa en que todos se miran sonriendo, sin saber qu£ decir, hasta que Cecilia se decide.) CECILIA.—Pues a mi me han dicho que Santa Cruz de Tenerife es muy majo. D, JOSE.—(Extrafiado, igual que los deniSs.) dC6mo dices, nifia? MATILDE,—iDeclas algo, carino? (Obras, 555), El silencio mismo no produce el humor. La risa del publico se debe principalmente a las inesperadas palabras de Cecilia. La actitud de los protagonistas demuestra tambign una inelasticidad mental que es el origen de la risa. A1 18 mostrar nuestra desnudez nos exponemos al ridlculo. En la misma obra, Mihura tiene a tres parejas hablando. Al principio tenemos la logorrea, el silencio causado por una palabrerla excesiva. Las instrucciones de Mihura al respecto son expl£citas: (Al abrirse las cortinas, ya est&n hablando al mismo tiempo Dona Matilde con Dona Venancia, Dona Carlota con Valentina y Dona Rosa con Cecilia, con lo cual no se entiende nada, porque, ademSs, hablan muy de prisa y con un tono algo chill6n.) (Obras, 537). 18, John Russell Brown, Theatre Language (Londres; Penguin Press, 1972), p. 18. 128 Mihura detiene esta logorrea tres veces de tal modo que las parejas dejan de hablar al mismo tiempo, dando la impresi6n de algo mecSnico: CARLOTA.—Pues esta habitaci6n la tienen ustedes rauy caliente, con el brasero. CECILIA.—Como aqui nos pasamos todo el dia, es el cuarto que estcl mcLs abrigado, CARLOTA.'—Lo malo de estas casas es el pasillo tan largo que tienen, CECILIA.—PapS, para atravesarlo, siempre se tiene que poner el abrigo y la bufanda, porque es donde pesca los catarros. CARLOTA.—A mi marido, que en paz descanse, tambign le pasaba igual en nuestro pasillo. CECILIA.—Es que todos los pasillos son lo mismo. (De nuevo la conversaciOn de las seis mujeres queda interrumpida al mismo tiempo. Y, como ocurrifi antes, esta pausa es cubierta por tres frases aisladas.) MATILDE.—jPues desde luego! ROSA. —jClaro, claro! VALENTINA.—jNaturalmente! (Obras, 540). Despu§s de otra pausa, el cotilleo contintla, con palabras que son como un eco del vaclo anterior. Esta logorrea la presenta Mihura principalmente para crear una situaci6n c6mica. Existe ademSs una burla de nuestra incapacidad de comunicaci6n. El contraste entre el verdadero silencio y la logorrea, luego la repeticiCn de esta tScnica, son los ingredientes que causan la risa (Jokes, 10), Estos dos tipos de silencio dramatizan una situacifin que el lenguaje ordinario no puede expresar, Consciente o incons- cientemente nos identificamos con la situaci6n de los perso­ nal es, sabiendo muy bien que lo que se esta montando en I|.as tablas se a^usta a nuestra propia realidad. de esta incapacidad nos hace reir. La percepci6n 129 En Familia Mihura emplea el silencio para llamar la atenciSn al ruido causado por los pSjaros: (Las tres estSn calladas y desde el sitio que ocupan, miran con curiosidad los muebles y objetos que hay en la habitaciGn. En el mirador hay cierto barullo producido por los canarios que cantan todos a la vez, y por la cotorra que dice algo que no se entiende. Hay una pausa larga, con este ambiente, antes que Pili empiece a hablar.) PILI.—jPues vaya foll6n que se traen los animalitos! jNi que estuvi&ramos viendo una pelicula de TarzSn! NINI.—JY a ml que ese ruidito que hacen me gusta muchol .,. RUFI,—No es ruido, Nini ... Son las aves que cantan. PILI.—jPues vaya un cante! lQu£ barbaridad! IPara mis nervios es ese soniquete! RUFI,'--Como no sails de la Gran Via, no sab&is lo que es lo buc61ico (Obras, 903). Los comentarios exagerados de las muchachas realzan un humor que ha sido posible gracias al silencio de los personajes. Con el silencio Mihura produce a veces el vacio; otras veces, un lenguaje moribundo que crea la expectaci6n del publico. El espectador va al teatro a ver a los personajes en acci6n, a olrlos hablar. Cuando esto no sucede, siendo una actitud deliberada, crea una situacifin incongruente, Mihura con gran acierto demuestra que el silencio puede ser tan elocuente como el lenguaje hablado. La Repetici6n No es extrano que Mihura use este artificio para hacer reir a su pflblico. El ser humano tiene tendencia 13 0 hacia la repetici6n; experimentando, al mismo tiempo, cierto placer en ella. La repeticifin no sdlo contribuye a la comicidad, contribuye tambi£n a la unidad y claridad de una obra. Crea igualmente cierta intensificacifin, La vida, dice Bergson, estS continuamente cambiando y renovSndose, y no es natural que se repita a si misma: "Dondequiera que hay repetici6n, dondequiera que hay semejanza completa, vislumbramos en seguida lo mecSnico funcionando tras lo vivo" (Risa, 33). Esto, de acuerdo con el fil6sofo francos, es la base del humor, Dos aspectos son importantes al analizar la tficnica repetitiva en el teatro de situacifin de Mihura: primero, la forma en que Mihura emplea la repeticiCn y, segundo, el efecto que esta t§cnica tiene en la situaci6n y en la caracterizaciGn, En cuanto al primer aspecto vemos que Mihura usa la repeticifin de diversos modos y que £stos se pueden clasificar, de acuerdo con su funci6n, en tres grupos principales: la repetici6n de preguntas, la repetici6n de palabras y la repetici6n de frases, Analizaremos cada uno de estos casos, puntualizando tambiSn el efecto de la t6cnica en la situaciCn y en la caracterizaci6n. Repetici6n de Preguntas En Sublime vemos a Valentina tratando de sonsacar informaciCn de la criada de sus vecinos: (Felisa va hacia el balc6n, pero la interrumpe Valentina, que entra por la puerta del foro y 131 la habla con sigilo y precipitadamente, sin dar tiempo a Felisa para que conteste.) VALENTINA.—Felisa, te lo ruego ... Yo no puedo mSs ... iQufs ocurre en esta casa? £Por qu6 no sale la senorita Flora de su habitaci6n? <*Por qu6 has ido a buscar a don Claudio y a un sacerdote? «*Por qu§ nos ocultan que esta tarde va a venir el pretendiente de la serlorita Cecilia? £Por quS has ido a coraprar pastas a la confiteria? <*Por qu£ has subido el gato de la portera? Vamos, Felisa, cont€stame. No te quedes callada. iPor qu€ la senorita Flora sale por las noches y se mete en el piso de abajo? cPor quS han puesto hoy esa marina en la pared si ayer habla colgado un cuadro religioso? tPor qu£ en lugar de comprar tres cuartos de kilo de merluza compran ahora medio? Soy la vecina mSs rica de la casa, y voy a casarne pronto, y tengo derecho a saberlo ... Yo no puedo dormir de curiosidad ... Yo me voy a volver loca ... (Obras, 543). Valentina usa al principio cuatro "por qu§s" y luego de un breve cambio vuelve a acometer con tres "por qu6s" mSs, Es un verdadero ataque verbal, dicho con insistencia y en forma agresiva. La criada estS verdaderamente anonadada y Valentina no deja tiempo para la respuesta, Al final la aparici6n de don Jos§ corta la larga lista de preguntas. El espectador, inmediatamente despuSs del "yo no puedo m^s," sospecha que estS frente a una chismosa, suposici6n que viene a confirmarse con la repetici6n de cada nuevo "por qu6." Mihura, por medio del lenguaje, ha creado una situaci6n bastante mecSnica y por ello c6mica. No s61o la repetici(5n de los "por qu§s" es c6mica; las razones absurdas que aduce Valentina para saber lo que ocurre en casa de su vecina lo son tambiSn, Mihura nos ha 132 presentado agu£ una situacifin muy divertida y en forma bien compacta nos ha dado una excelente descripci6n de su personaje. En Melocot6n la repeticifin de preguntas ocurre en un didlogo entre SuSrez, jefe de la pandilla de ladrones, y Carlos, otro de los ladrones: SUAREZ.-- £QuS significa todo esto? CARLOS.*— Significa que tenemos que matar a esta monja. SUAREZ.—cPor quS? CARLOS.--Estamos seguros de que sabe algo. SUAREZ.—£Por qu£? CARLOS.—Va descubriendo todo poco a poco, SUAREZ.—£Por qu§? CARLOS, —iMe estas poniendo nervioso, Duque! SUAREZ.—cPor qu6? (Obras, 839). Lo gracioso estS en la repetici6n y en el contraste. Hay cierta desproporcifin entre la actitud decidida y seria de SuSrez con sus cuatro "por qu§s" y la actitud calmada de Carlos. El pGblico se da cuenta tambi^n que la mayorla de los "por qu6s" son innecesarios. SuSrez, por medio de esta repetici6n, aparece como una figura mentalmente inflexible y ridlcula, Carlos estS molesto con esta repeticiCn que da la impresi6n de estupidez. Inmediatamente despuGs de expresar Carlos su descontento, Su£rez vuelve a preguntar "por qu§." El mecanismo de la repeticiSn estci montado entonces sobre una idea fija y se asemeja mucho al diablillo de resorte de Bergson (Risa, 58), 133 RefjeticiCn de Palabras En Vestido GonzSlez y Fergusson adoptan esta tScjnica: GONZALEZ.—Tenga la bondad de pasar. El senor se estcl terminando de vestir, pero a las dos en punto el sefior estarci vestido ... FERGUSSON, —Si serior ... GONZALEZ.—El seftor puede sentarse en este sofS, donde estarS perfectamente c6modo ... FERGUSSON.—(Haciindolo) Si, senor ... GONZALEZ.—Me permito recordarle al serior que el senor no podrS hablar con el serior mcls de cinco minutos exactamente, porque sus muchas ocupaciones no le permiten al serior conceder mSs tiempo para sus entrevistas periodlsticas ••• FERGUSSON."Si serior ... GONZALEZ.—Y que el senor, antes de publicar su reportaje, debe enviarnos galeradas de imprenta para saber si lo que escribe lo autoriza el serior, ya que, como el serior no ignora, tiene una resonancia mundial cualquier manifestacifin del senor ... FERGUSSON."Si serior ... (Obras, 463), Por la misma razfin que nos reimos de un disco rayado, nos reimos de la repeticifin de Gonzalez. Las resjpuestas repetitivas de Fergusson, con tres puntos suspensivos, vienen a ser como un eco en la distancia. Repeticiones como €stas son eficaces para la presentacidn de un personaje. En la persona de GonzSlez vislumbramos un personaje rlgido y respetuoso, muy dtil para el humor. la nisma obra vemos que varias palabras se repiten constantemente; ROBERTO.--Estoy avergonzado de su descoco, serlorita Dionisia. DENIS.tvjPero, don Roberto de mi armai £Ust0 sabe lo bonito que es querS a una persona y En 134 que esa persona le quiera a una, y que ya, pa una, no exista rricLs que esa persona, y que esa persona la lleve a una a tom& unos chatos de mansanilla y a tomS unos boquerone, y que una no vea mSs que por los ojos de esa persona y de los boquerones, y esa persona por los ojos de los boquerones y de su persona? ... ROBERTO.—£Quiere usted terminar de una vez? Me est& levantando dolor de cabeza, demonio .., (Obras, 517). La repeticifin de palabras intercaladas, por parte de Denis, causan gran confusi6n. Son como un clrculo vicioso, Esta tScnica repetitiva es la favorita del actor mexicano Mario Moreno, "Cantinflas." El cantinflismo es una palabra que ya pertenece a nuestra lengua, y consiste en la repetici6n de varias palabras, sin sentido alguno, Se toma bastante tiempo para explicar algo demasiado simple, confundiendo en vez de aclarar las ideas. Denis nos da la impresi6n de que no puede salir de un enmaraflamiento que ha sido tejido por ella misma, Lo cfimico en este caso, dice Freud, se encuentra en la diferencia que percibimos entre nuestra capacidad intelectual y la del protagonista (Jokes, 195). Los ejemplos de repetici6n de palabras en el teatro de situatifin de Miguel Mihura son innumerables. Como hemos visto Mihura usa esta t^cnica con gran variedad y maestrla. Otro ejemplo de lo dicho estS en s61o: ZURDO,—Desde Y como no enamorada eso ya no antes de salir. No le puede tragar, le puede tragar, es por lo que estd de usted. Locamente enamorada, Por la quiero. Para usted, Se la cedo. 135 AMANCIO.—Cada vez le entiendo a usted menos, amigo • mlo. ZURDO.—Es que ustedes, los de su generaci6n, entienden poco de las cosas. No poco. Nada. Viven en la higuera. En la higuera. jEn la higuera! AMANCIO.—Pero lo que no entendemos lo preguntamos. Y ustedes ni eso, ni eso. iNi eso! ... Cp. 83). Con el Zurdo, Mihura anuncia la tScnica repetitiva, luego con Amancio la ataca, usando el mismo procedimiento. La comicidad es entonces mayor. ritmo que agrada. Al humor se une cierto Al imitar al Zurdo, Amancio ha extraldo el automatismo que se ha adentrado en la persona del primero (Risa, 3 2). RepeticiSn de Frases Mihura usa muy a menudo este tipo de repeticion. Vestido tenemos al Patas Largas y al Carnicero que andan buscando a su maestro, Roberto el torero: PATAS LARGAS,—A ml me parese que es el mata6 ... CARNICERO, —i Mira tti que si fuese el mata6! ... (Por la derecha aparece Susana, que, muy emocionada, va corriendo al tel€fono.) SUSANA,—IRoberto! ... dQu§ te pasa? £Es verdad, carino? Si. Te lo prometo. No lo sabrS nadie. Como tfi quieras, Estoy desesperada ... iDentro de unos minutos? Lo voy a preparar todo, Te lo juro, mi vida ... (Y cuelga el auricular.) PATAS LARGAS.— £Es el mata6? SUSANA.—No, No es el matador. (Y hace mutis corriendo por una puerta de la derecha.) CARNICEROf*-»~Pues yo creo que es el mata6 ... PATAS LARGAS.'—Si le ha dicho Roberto, es que debe ser el mataor .,, CARNICERO,^Mira tfi que si fuese el mataor <t, (Entran el Doctor y Susana por la derecha.). En 136 DOCTOR.-—Les ruego, sefiores, que se marchen de aqul ... PATAS LARGAS.—(LevantSndose,) £Es que va a venir el mata6? DOCTOR.—No va a venir nadie; pero estarSn raejor en la otra salita ... CARNICERO.—(LevantSndose tambi&i.) Como uzt6 quiera ... Pero si es que viene el mata6 ... DOCTOR.—Vamos, dense prisar tengan la bondad ... PATAS LARGAS.-—Si, sefior. A las giienas noches ... CARNICERO,—(A Patas Largas.) Pues yo creo que es el mataor ... (Obras, 493). En la poca variedad de la conversaciGn y en la repetici6n de una frase, con ciertas variaciones estci el humor. Vemos una forma testaruda de repeticifin, como si Patas Largas y Carnicero no estuvieran convencidos de la respuesta. A la tenacidad de la repeticifin se agrega el acento andaluz del Patas Largas y Carnicero, En la misma obra y ya mSs tarde vemos nuevamente el artificio de la repeticifin: CARNICERO,*--Y de verdS que la tengo loquita ... PATAS LARGAS.—N& ... que le dijo dos cosa bien dicha ... CARNICERO. — IPero hay que ver que doz coza le dije! DENIS.--Las dos cosas mSs graciosa que me han dicho a in! ... PATAS LARGAS.—Es que §ste tiene mucha grasia pa desi dos cosa ... CARNICERO.—Y cuando yo digo laz doz coza ... ROBERTO. —-<»Pero puede saber se, sefior Canales, qu6 dos cosas la dijo usted? Empiece por la primera y diga despu§s la segunda ... CARNICERO.—Pero zi no tiene importanzia, maeztro ••• DENIS,—NS ..., que me dijo dos cosa (Obras, 516). La repetici6n en el teatro de Mihura es una tScnica que nos deja al descubierto cierto estado de conciencia. En 137 su gran mayorla, los personajes que usan esta t6cnica se distinguen, ya sea por su falta de inteligencia o por su inestabilidad mental. Por medio de este m€todo repetitivo, Mihura caracteriza a personas neur6ticas, alocadas o francamente tontas, Patente es el caso de Maria en El caso de la seflora estupenda;19 de Elena en Luz; y, de Pierre en Renard. En Asesinadita Mercedes, celosa de la secretaria de su esposo, le dice a 6ste: MERCEDES.—(A Lorenzo, con retintln.) jEa, ya estarSs contento! LORENZO.—£Por qu6 voy a estar contento? MERCEDES.—Ya tienes tu despachito arreglado. LORENZO.—Bueno, &y quS? MERCEDES.—Que ya podrSs encerrarte en tu des­ pachito a trabajar. LORENZO.—jPues claro que podr6 encerrarme en mi despachito a trabajar! MERCEDES.--Por eso digo yo que estarSs contento, LORENZO.—|Naturalmente que estoy contento! MERCEDES. —IPues claro que si! LORENZO.—<£Por qu6 claro que si? MERCEDES.—Porque ya podrSs encerrarte en tu des~ pachito a trabajar (Obras, 210). Tenemos tres frases que se repiten, a veces, alternadamente y con cierta variacifin. La insinuaci6n aqul es que Lorenzo ya puede encerrarse en su despachito con su secretaria y hacer de las suyas. La nota c6mica estS no s61o en la repeticifin sino tambiSn en las facilidades que da la esposa. En esta misma obra el norteamericano Norton repite exactamente, en el segundo acto, lo que ha dicho en 19. Las futuras referencias a esta obra serSn abreviadas bajo el tltulo Estupenda. 138 el primer acto como parte del sueno de Mercedes. La repetici6n no se restrlnge al diSlogo; aparece tambign en los gestos y acciones de Norton. cEs la repetici6n s61o un truco teatral para producir la risa? No, cada dla podemos notar ciertos manerismos verbales entre las personas que nos rodean. Nosotros mismos, Inadvertidamente quizSs, practicamos cierto tlpo de repetici6n. La repetici6n constante de una palabra o frase favorita, un defecto verbal o la mala 20 pronunciaci6n de una palabra se llama muletilla. emplea la muletilla con varios personajes, Mihura GonzSlez, secretario de Roberto en Vestido emplea constantemente la frase "en efecto sefior," Modas. Lo mismo ocurre con Maruja en Su muletilla es "si usted lo dice," En S61o vemos que Maril6 usa alternadamente dos muletillasj "qu6 juerga" y "qu§ risa," La muletilla por su tScnica de repetici6n contribuye al humor, sirve como caracterizaci6n, y es un ingrediente excelente para la caricatura, Nombres c6micos No es raro encontrar dos o tres nombres cfimicos en cada comedia de Mihura. mismo motivo. La comicidad no siempre se debe al A veces son nombres como dofla Vicenta, dofla Benita, Bernarda, Genara o Venancia, nombres antiguos, 20, Vernon A, Chamberlin, "The Muletilla: An Important Facet of Gald6s' Characterization Technique," Hispanic Review, 29 (1961), 296, 139 pasados de moda. AdemSs, son nombres que por regla general pertenecen a un personaje masculino. Casi siempre estos nombres est3n de acuerdo con la personalidad del protagonista. Tanto dona Vicenta como dona Bernarda o dona Benita, etc., son personajes fuertes que demuestran muy poca feminidad. Hay tambign otros nombres ya pasados de moda: Gisela, Arlstides, Fabiana, Cosme y Marcelino. Este Ultimo es considerado hoy un poco ridfculo, como se ve en Familia: MARIBEL,—iQui§n es Marcelino? MATILDE.—Mi hijo ... £Es que ni siquiera le hablas dicho c6mo te llamas? MARCELINO.—(A Maribel.) Claro, Si te lo dije ayer, MARIBEL.--Yo crel que eso de Marcelino era una broma. MATILDE,—Si no le agrada Marcelino, puede llamarle Marcel, como le llamaba su padrino ... Y casi resulta mSs bonito y parece un nombre francos (Obras, 891). A veces Mihura usa nombres que por sus sonidos tienen cualidades cSmicas. Pueden ser nombres extranjeros que para el pQblico suenan bastante raros, como Velda Manning que aparece en Carlota. En Vestido, Roberto le cambia el nombre a Dionisia, su secretaria, por el de Miss Denis. El ptiblico se rle de la incongruencia, mSs afin al final de la obra, cuando se da cuenta que Dionisia no ha cambiado en absoluto, sigue siendo una buena andaluza. nombres Franceses aparecen a menudo. Los El dnico c(5mico por su sonido repetitive es el de Liliane DudU. Otros nombres c&nicos por su sonido son, el de Rufi, Pili y NinI en 140 Familia y el de Sofi, Feli, Cloti, Pili, Juli y Fany. El sonido final del nombre de estos personajes es el mismo. Algunos son apficopes como Rufi, Sofi, Feli, Cloti, Juli. Lo cCmico estS en la repeticifin, a veces confusa, de sonidos iguales. El publico vislumbra, gracias tambign a otros indicios, que estos personajes de Familia y Entretenidas son o han sido prostitutas. En este ambiente nombres como £stos abundan. En Luz el nombre LulG tiene un significado particularraente cCmico, porque el lultS es una clase elegante de perro, El pfiblico no olvida que Lulti es una prostituta y por lo tanto no se le puede escapar la comparaci6n, AderaSs, Lulli no es una prostituta corriente sino de "plan fino," Lulfl. misma confiesa el porquS de su nombre: LULU,—Me Hainan Lulfi ... Pero mi nombre de verdad es Maria ... Ahora que, para alternar, es mejor Lulti ... Se hacen mSs descorches (Obras, 441). Vemos aqui la picardla mihuriana en pleno juego. corabinado el sonido repetitivo con el doble sentido para crear un nombre cfimico. El nombre de uno de los personajes en SfSlo es un caso de perlfrasis y tambign de sinScdoque: ZURD0» -•-<iEs que usted no ha oldo hablar de "Los Zurdos"? AMANCIO,~-£Los que se afeitan con la izquierda? Cp. 84), Ha 141 Paca, Zarzalejo, y Terrfin son nombres c6micos porque denotan rusticidad. El nombre se ajusta, desde luego, al efecto que Mihura quiere producir en sus comedias. A estos tres personajes se les caen, de vez en cuando, los pelos de la dehesa. criada. Paca, la asistenta en Luz, habla y contesta como El provinciano Terr6n, aunque inteligente, demues- tra gran inocencia de carScter. En Roberto Zarzalejo vemos ademSs la ironia ya que el torero pretende ser culto, refinado y elegante. En Adorado tenemos una escena en la cual el nombre es el elemento que provoca la risa: PALACIOS.—(En seguida vuelve a salir la doncella del laboratorio y cuando va llegando a la puerta del foro, el Doctor Palacios la llama.) jPepa! (Pero la doncella no hace caso y hace mutis. A Manrlquez, enfadado.) £Por qu6 no me ha hecho caso Pepa cuando la he llamado? MANRIQUEZ,<—(Siempre pensativo.) Porque no se llama Pepa, profesor, PALACIOS.—iC6mo se llama, entonces? MANRIQUEZ.—Pepita. PALACIOS..— iAh, es verdad! Pepita ... (Y la llama gritando,) jPepita ...! jPepita! (y Pepita, la doncella, vuelve a entrar por la puerta del foro.) PEPITA,"-*-£Llamaba el seflor? (Obras, 624), Otro nombre, en la misma obra causa la risa: PALACIOS.".• > Diganie usted una cosa. La senorita Irene no ha vuelto todavSa? PEPITA.—Atan no, senor, PALACIOS.—cA qu£ hora sali6 de casa? PEPITA.—A las cuatro en punto, serior. PALACIOS.—lY le dijo a usted dfinde iba? PEPITA.—Si, seiior. PALACIOS, — «£Ad6nde? PEPITA.--Al Congo belga, senor. PALACIOS.—Bien. Puede usted marcharse (Obras, 625), 142 Al principio el publico cree que es una salida absurda y por lo tanto c6mica. Mucho mSs tarde llega a saber que "El Congo belga" es un restorSn, Los toreros, los picadores y los banderilleros, a menudo, eligen apodos que indican cierta caracterlstica del personaje. En Vestido tenemos el caso del torero "Morenito." En esta misma obra vemos a un picador Patas Largas y a Carnicero, un banderillero, Tradicionalmente, tanto el picador como el* banderillero son los villanos del redondel. Mihura caracteriza a Patas Largas y a Carnicero al principio de la acci6n: (Los dos son terriblemente andaluces y bastante brutos.) (Obras, 468). M£s tarde, Roberto el torero demuestra su desprecio por los apodos de sus ayudantes: ROBERTO»-^TambiSn le tengo dicho que no utilice ese horrible mote de "Patas Largas," ni usted, seilor Canales, ese otro de "Carnicero de Puerto Real," que es abominable (Obras, 470). En "Patas Largas" Mihura usa una caracterlstica flsica. todo. Es un tipo de sinScdoque: la parte por el Nos relmos porque una persona con pies enormes es algo fuera de lo comtin, como lo es alguien con orejas o una nariz grande. 21 Una persona con "Patas" largas nos recuerda tambign al payaso del circo.. En Carnicero tenemos un tipo de permutaci6nf donde el 21, D. H. Monro, Argument of Laughter University of Notre Dame Press, 1963), p. 40. (.Notre Dame: 143 personaje se identifica por medio de su ocupaci6n, o sea la carniceria que el picador hace de un toro durante la corrida. 22 El humor tiene entonces algo de lo grotesco. En la actitud entre Roberto y sus dos ayudantes hay algo del diablillo de resorte. Dionisia cambie su nombre. Roberto ha conseguido que Roberto, por mSs que trata, no tiene §xito con Patas Largas y Carnicero, Todos sus esfuerzos para hacer cambiar a estos dos personajes se van a tierra. El Dicilogo Desarticulado El teatro de situaci6n de Mihura presenta numerosos ejemplos de un diSlogo intencionalmente desarticulado. tambi§n frecuentes interrupciones, Esta t£cnica se ve a menudo en el teatro contemporSneo. Ionesco, Adamov y Hay Beckett usan el diSlogo desarticulado para demostrar lo 23 inadecuado del lenguaje como mStodo de comunicaci6n, Mihura usa el dicilogo desarticulado principalraente para producir el humor. En Entretenidas tenemos un ejemplo: FANY.-**No lo creas. Para ml, al menos, no. Ya se me ha pasado todo, te lo juro. Y Jos§, como si no existiera ... Pero me gustaria conocerla, Aunque fuera de lejos .,. VICENTE.—No digas eso. Tfi no tienes por qu6 avergonzarte. En todo caso, ella. 22, Charles Kany, American-Spanish Semantics (Berkeley: University of California Press, 1960), p, 162. 23. Raymond Federman, Journey to Chaos University of California Press, 1965), p. 139, (Berkeley: 144 FANY.—Ella tampoco. Pobrecilla ... Estira una pierna. VICENTE.—£Eh? FANY,—Que estires una pierna. VICENTE.—£Para que? FANY.—Como las tienes cruzadas, por si se te duerme (p. 75). Vicente quiere hablar sinceramente de su situaci6n matrimonial, pero es interrumpido constantemente por Fany. Fany corta el hilo de la conversaci6n,con banalidades que no vienen al caso. En Renard notamos igualmente un cambio abrupto: MICHEL.—dMe siento? MONIQUE.—Claro que si, monsieur Beaumont. Disctilpeme que no se lo haya suplicado un poco antes, pero con este dia primaveral, y por qu6 no negarlo, con la alegria de su presencia, se olvida uno de los deberes de cortesla mSs elementales ... MICHEL.—lEn d6nde? MONIQUE.—iEn d6nde, qug? MICHEL.—Que en d6nde me siento. MONIQUE,•<—Pues donde usted prefiera, naturalmente . , ... Todos los asientos estSn disponibles (Obras, 964). Existe aqul una parodia de nuestro modo de pensar, Mihura sitlia en la escena a un personaje bastante distraldo, que se olvida completamente de la pregunta hecha por su interlocutor, Madame Renard en vez de fijar su atencifin en la realidad presente se deja llevar por su inspiraci6n. Demuestra entonces una rigidez de esplritu que es divertida (Risa, 191. . En Vestido tenemos nuevamente el aspecto conceptual de esta tScnica. Cada vez que Roberto quiere decir algo es interrumpido por el doctor Rimosky con alguna trivialidad o 145 gesto cfimico. Es algo que desconcierta y enfada a Roberto: ROBERTO.—Pues lo que yo tengo, doctor Rimosky, y se lo voy a contar en cuatro palabras, es un caso finico en la historia de la medicina ... En ninguna parte del mundo ... RIMOSKY.—(Interrumpi6ndole carinosamente.) <*Quiere hacer el favor de callarse? No me gusta que los enfermos me digan lo que tienen ... A mi lo que me divierte es acertarlo ... iSabe usted? (A1 Doctor.) £Tiene usted un termfimetro? DOCTOR,—(Desconcertado.) £Un term6metro? No, no tengo .,. (Obras, 510). La falta de conexi6n 16gica en la oraciSn la encontramos en Murcia; PEDRO.—Y mientras se busque el aumento de los beneficios, mediante la racionalizaci6n de la producci6n, acelerSndose el volumen de esta con la standarizacifin ... Con la standarizaci6n ... Con la standarizacifin ... (Se le olvida el pSrrafo y rompe por lo sano.) Y sobre todo, puneta, se puede esperar de un pals que s61o se alimenta de gambas a la plancha? ieh? Conteste (p. 38). En su inabilidad para poder encontrar la palabra apropiada, Pedro pierde completamente la noci6n de lo que estS diciendo. Da una idea de un personaje en una situaci6n confusa y tirante. La comicidad se puede explicar aqul simplemente con la teorla de Bergson: "algo mecSnico incrustado en lo natural" (Risa, 41). El diSlogo desarticulado demuestra la falta de coordinacifin en nuestro modo de pensar. Por supuesto, Mihura lo usa como un artificio para la jocosidad. embargo, su frecuencia nos revela Sin una actitud, quizes inconsciente, de Mihura hacia el lenguaje. 146 La Esticomitla i La esticomitla es un mecanismo literario muy antiguo y consiste en una serie de frases cortas, que nos dan el efecto de staccato. verbal. A veces llega a ser un verdadero duelo En el ejemplo que sigue, la esticomitla tiene un carScter antitStico: CLAUD10. —La sefiorita en cuesti6n es hija de un pobre cesante que no tiene d6nde caerse muerto, y quiere este empleo para ganarse el pan honradamente y alimentar a su familia ... HERNANDEZ.—Pues que se case. CLAUDIO.—No tiene novio ... HERNANDEZ.—iPues que lo busque! CLAUDIO.—No le sale. HERNANDEZ,—jPues que se muera! ... CLAUDIO.—jNo quiere morirse! HERNANDEZ.—Bueno, bueno; entonces siga usted ... (Obras, 570). Es un dueto, con un ritmo creciente, que no llega a un tono emocional muy alto porque el autor lo corta por medio de una frase m&s larga que no sigue el ritmo de las anteriores. La nota cfimica la consigue Mihura al darle al lenguaje una cadencia mecSnica, y al insertar disparates e ideas anticuadas. En Decente vemos otro ejemplo esticomltico cuando el Comisario interroga a Roberto, despuSs del asesinato del esposo de Nuria: COMISARIO. —... £Qui6n le ha hecho a usted esa chaqueta? ROBERTO.—Mi sastre, COMISARIO. —^CuSnto? ROBERTO,—Tres mil. COMISARIO.—dCon forros? ROBERTO.—Incluidos, 147 COMISARIO.—iTiempo? ROBERTO.—Diez dlas. COMISARIO.—tSefias? ROBERTO.—Gravina, once. COMISARIO.--£Piso? ROBERTO.—Segundo. COMISARIO.—dAscensor? ROBERTO.—Descompuesto. COMISARIO.—Eso es todo. Gracias. ROBERTO.—De nada. A mandar ... (p. 49). En la misma obra y mSs adelante tenemos otro ejemplo de esta tScnica que nos da la sensaci6n de ser un estilo telegrSfico: COMISARIO.—iUsted cree? ROBERTO.—Estoy seguro. COMISARIO.—Y, sin embargo, puede estar equivocado. ROBERTO.—£S1? COMISARIO.—<*Por qu6 no? £Bebe usted cerveza? ROBERTO.—A veces COMISARIO.—cMarca? ROBERTO,—Mahou. COMISARIO.—^Especial? ROBERTO.—Corriente. COMISARIO.—tFria? ROBERTO.—Bueno, yo creo que estS en la nevera y seguramente ... COMISARIO.--£Aceitunas? ROBERTO.—Tengo. COMISARIO.—£Con hueso? ROBERTO.—Rellenas. COMISARIO.—En ese caso tomaremos el aperitivo y despuSs me contarS usted toda la verdad (p. 59). En este Ultimo ejemplo Mihura rompe la secuencia ritmica mediante cuatro frases que no se ajustan rltmicamente al resto del diSlogo, La comicidad se debe, entre otras cosas, al tipo de preguntas que hace el Comisario, preguntas que nada tienen que ver con el crimen cometido. 148 Un ejemplo mSs de la esticomitla lo encontramos en Luz: MARIVI,—Entonces, dpesca usted mucho? SEBASTIAN.—jUf! ... MARIVI,—Descontando los "jUff!," es usted un hombre de pocas palabras ... SEBASTIAN.—iSl? MARIVI,—Me gustan asi los hombres: breves. SEBASTIAN.—Ya ... MARIVI.—cNada ahora? SEBASTIAN.—"Piscina Gloria" ... MARIVI.-<-Dicen que est£ bien ... SEBASTIAN.—iVaya! MARIVI.—No la conozco. SEBASTIAN.—Interesante ... MARIVI.—£Agua? SEBASTIAN.—iUff! ... MARIVI.—t Bar? SEBASTIAN.—Dos ... MARIVI. —Voy a ir manana ... SEBASTIAN.—Yo voy a la una ... MARIVI.—QuizS nos encontremos ... SEBASTIAN.—Puede ser ... (Qbras/ 405). Mihura emplea la esticomitla con gran frecuencia. Solamente en Decente notamos once ejemplos de dicha tdcnica. La alternaci6n esticomltica, aunque puede hacerse monfitona, tiene cierto ritmo y hace avanzar rSpidamente el diSlogo, A menudo encontramos eleraentos incogruentes de oposici6n, de tal modo, que la sorpresa, la tensifin y el humor subsecuente llegan a un nivel mSs alto. Grfificamente nos parece que estamos observando un juego de ping-pong, juego que se convierte en verdadero duelo verbal cuando los protagonistas se acaloran. Sin embargo, el espectador tiene la sensaci6n de estar observando algo irreal. En muchos casos no encontramos un argumento o una idea 16gica que engarce el dicilogo. La conversacidn generalmente estct hecha a base de 149 monosllabos, o frases cortlsimas, como un estilo telegrSfico El diSlogo que vlmos entre Roberto y el Comisario es indudablemente un cuestionario. Las palabras en el Ciltimo ejemplo que hemos dado resultan huecas. Por estas razones, la esticomitia tiene generalmente un carScter deshumanizador y por eso creemos ver en ella una falta de verdadera comunicacifin. La esticomitla, eso si, se presta para el humor y como hemos visto Mihura ha hecho uso de ella en forma eficaz. La Anti~Conclusi6n Entendemos por anti-conclusi6n una frase o una serie de frases que estcin estructural o conceptualmente sin terminar. La anti~conclusi(5n, dice Leonard B. Meyer, "directs us toward no points of culmination—establishes no goals toward which to move. It arouses no expectations, except presumably that it will stop." 24 £d6nde? Que se detendrS, En la mente del ptiblico, ya que la anti-conclusi6n obliga al espectador a terminar la frase. Este tSrmino fue creado por Kurt Koffka, un sic61ogo de la escuela Gestalt: Closure indicates the human tendency to perceive wholeness of structure and meaning in any con­ figuration, The viewer uses his own psychological energy not to imitate the art work but to seize it as a stable unit. He suffers suspense, dis­ comfort, and tension until he can, in himself, organize his perceptions, With a drama, a 24, Leonard B, Meyer, "The End of the Renais­ sance?," Hudson Review, 16 (Summer, 1963), 169. 150 spectator integrates aural and visual elements, brings them to a state of completion, and forms a "good gestalt."25 En Entretenidas tenemos un buen ejemplo: JOSE.—Eres muy buena, Fany. Si no fuera por lo que es ... Pero, hija mla ... Esta moral de ahora ... (p. 21). El publico est& suficientemente familiarizado con la situaci6n para darse cuenta de lo que se estS hablando. la frase inconclusa: "Si no fuera por lo que es ..." En JosS se refiere a la situacifin en que SI y Fany viven; sin casarse. 0 para usar un tSrmino m£is tradicional: viven amancebados. La otra frase inconclusa: "Esta moral de ahora ..." se relaciona con la crltica de sus amigos a la situaci6n en que ellos viven. Es igualmente una frase irfinica ya que Josg insinua que la crltica de sus amigos es inmoral y no su modo de vivir. Bergson llama a este tipo de humor, inversi6n reclproca de papeles (Risa, 74). En Luz tenemos otro tipo de anti-conclusi6n: ELENA.—jPor favor, la plumal ... ALFREDO.—Perdona. ELENA.—EstSs perdonado. ALFREDO,—Pero dime una cosa ... <?c6mo esta tarde precisamente? jExplIcame, Elena! ... ELENA.—Querla verte ... Tenia necesidad de verte y de besarte, y de estar contigo ... Y he desechado escrflpulos y he venido ... (Obras, 415). 25. Kurt Koffka, citado en Barbara Herrnstein Smith, Poetic Closure (Chicago: University of Chicago Press, 1968), p TTI; 151 El mecanismo de la anti-conclusi6n se nota por la omisi6n final de cierta parte que es clave para la com- . prensi6n de la frase. Obliga al publico a tomar un papel activo, formulando la conclusion esperada por el autor. A veces, el espectador tiene que usar su propia imaginacifin para completar la frase, otras veces, el autor prepara al pfiblico repitiendo cierta frase que mSs tarde dejarS inconclusa. ejemplo. Es lo que Mihura ha hecho en este Ciltimo La frase: "He venido dispuesta a todo" se ha repetido ya. El espectador entonces tiene que rebuscar en su memoria lo que falta de la frase. El humor se produce cuando el espectador asocia estas Gltimas palabras con una frase consabida. La repetici6n entonces forma parte inte­ gral del mecanismo de la anti-conclusifin, Por la misma raz6n el clich§, la frase hecha, es ideal para este tipo de artificio. En esta misma cita tenemos otra anti- conclusi6n cuando Elena dice: "jPor favor, la pluma! ..." Aqui el espectador puede concluir la frase fScilmente, Alfredo ha tratado de besar a Elena y al ir a hacerlo casi destruye la pluma del sombrero de §sta. un aspecto visual. Es en gran parte En la misma obra, Luz, encontramos otra vez la antiT*conclusi6n cuando Paca, la asistenta, llega en un momento inoportuno al piso de Alfredo con los polvos para matar cucarachas: SEBASTIAN.—De todos modos, no deblas ponerte asl. 152 ALFREDO.—Me pongo como me da la real gana Porque esta mujer.no ha debido provocar esta escena ... PACA.—Yo, don Alfredo, lo he hecho todo con mi buena intenci6n, ComprenderS usted que a ml su cucaracha ... (Obras, 399). ... me importa un comino, me importa un bledo, etc. Frente al clich§, el espectador tiene varios tgrminos para poder concluir la frase. En Vestido hay muchos ejemplos de anti-conclusl6n. En uno de ellos vemos a Castro hablando con Ramirez: RAMIREZ.—Pues ya ve ... Yo no me lo explico ... Ella es una buena chica muy formal y decente. La educ6 su tla, una senora anciana y chapada a la antigua, pero a pesar de eso, de muy buenos sentimientos ,.. CASTRO,—Siga, siga ... RAMIREZ.—Pero la gente dice que la chica es cursi, porque sabe hacer muy bien los huevos pasados por agua. Por eso el torero se habrS escapado con la vieja, que seguramente no sabrSL guisar ... CASTRO.—No me extrana nada ... jEstas viejas modernas! ... (Obras, 488). Castro desde luego quiere decir estas muchachas modernas, que ademSs de no saber nada, son unas locas. La conclusifin depende, entonces, no s61o de lo que se ha dicho anteriormente, o del clich^; depende tambiSn del estereotipo o de los prejuicios de una persona. El ptiblico completa el estereotipo en su mente; pero, se rle socarronamente de la ignorancia de Castro y Ramirez. El espectador sabe que "la vieja" no es la novia o la querida de Roberto sino que una vieja de verdad, su propia abuela. 153 La anti-conclusi6n es un artificio de gran efectividad, y da igualmente variedad al humor en el teatro de Mihura. £1 autor se vale de frases consabidas, del estereotipo, o de nuestra experiencia cotidiana para formular un humor que deja inconcluso. Mihura solamente nos da la pauta y deja el resto por cuenta de nuestra imaginaci6n. La Pregunta y Respuesta Inesperada La pregunta y respuesta inesperada es quizes la tScnica humoristica mSs usada por Miguel Mihura, A menudo el alitor tiene en escena a un personaje que hace preguntas o da respuestas completamente imprevistas. Lo que el autor quiere hacer en estos casos es coger al espectador desprevenido, A veces la pregunta o la.respuesta inesperada es c6mica debido a que es impropia o aun ridicula, Ambos elementos aparecen en el siguiente ejemplo: C L O T I . £ E s que Jos6 se va a casar a pesar de los ataquitos? VICENTE.—£Qu§ ataquitos? JULI.—Supongo que usted no ignora que el pobre Jos§ sufre de ataquitos ... VICENTE.—£Ah, si? CLOTI.—Pero, tcfimo le dirla yo? De repente se incorpora en la cama y empieza a dar gritos ••• VICENTE.—SerS para pedir el desayuno (Entretenidas, 64). El humor estSf primeramente, en la pregunta de Cloti, Es una exageracifin, y el pflblico lo sabe. Pero con la respuesta de Vicente, el autor, coge al ptlblico de 154 sorpresa. Para Bergson la sorpresa es una de las grandes fuentes del humor (Risa, 3 6). En este juego, de aparente sencillez, se confirma la formidable capacidad de autor teatral gue es Mihura, MSs adelante, en la misma obra, tenemos otro ejemplo de la pregunta y respuesta inesperada; PANY.—Cuando una cae en desgracia y ya no tiene §xito, todo el mundo quiere protegerla. La madre, las amigas, la muchacha, los vecinos Es natural y yo lo agradezco. Pero lo hacen mal. Sin seguridad. Porque saben que de estos fracasos que una tiene ya no la puede salvar nadie ... Y recurren a eso de los ataquitos o cosas semejantes ... iTonterlas! En estos trances, yo prefiero la sinceridad y voy a ser sincera con usted ... £,Le gusta el pan? VICENTE.—Mucho. Estei blandito (Entretenidas, 64). DespuSs del largo "discurso" de Fany, lo que esperamos es una confesi6n o algo similar; sin embargo, Ssta termina la frase con una pregunta que no tiene relaci6n ninguna con lo dicho anteriormente. El humor brota cuando el espectador ve una realidad que nunca sospechfi como tal. Este artificio verbal nos demuestra ciertas caracterlsticas, Notamos que Mihura pone esta tScnica en boca de personajes que sufren cierta tensi6n debido a la realidad del momento. El autor tambi£n usa esta t€cnica con personajes alocados o histgricos; como es el caso de Elena en Luz: SEBASTIAN.—No eres un monstruo, pero eres una mujer casada. ELENA.—Por eso mismo. A las mujeres casadas nos gusta que haya enamorados de nosotras. Y ademcis, que se sepa, si no, vaya una tonterla .., 155 SEBASTIAN.—«*Pero si tu marido se entera ...? ELENA,—£Y qu§ tiene que ver mi marido con mis asuntos particulares? (Qbras, 427). Otro ejemplo de este artificio lo encontramos entre Alfredof el soltero, y SebastiSn, el casado: ALFREDO.—£Td qug polvos usas para limpiar los cubiertos? SEBASTIAN.—(Digno.) Yo ninguno, Alfredo, No olvides que soy un hombre casado. ALFREDO.—Pero tu mujer emplearS alguno, Y te dirS la marca, y lo que cuesta, y su utilidad, justamente cuando estSs leyendo el peri6dico, para fastidiarte ... SEBASTIAN.—Yo no leo el peri6dico en casa. ALFREDO.—Entonces tu mujer no te hablarS nunca ... SEBASTIAN.—Me habla poco, porque la que siempre estS. leyendo el perifidico es ella (Qbras, 392). El autor juega aqul con la sorpresa del pGblico y tambi§n con la de su personaje. El giro repentino del diSlogo ha cogido tambiSn desprevenido a Alfredo, anticipaba las respuestas de SebastiSn. suposiciones se han ido a tierra. Este no Todas sus La repetici6n "leyendo el periCdico" estS intensificando lo cfimico. Como lo hemos indicado anteriormente hay varias diferencias entre el teatro de situaci6n y el teatro de vanguardia de Mihura especialmente en el lenguaje. El lenguaje del teatro de vanguardia es mSs descoyuntado que el lenguaje del teatro de situaci6n. En Fobre, obra del teatro de vanguardia, tenemos varias preguntas y respuestas inesperadas. La escena representa el momento en que se est3 incendiando la casa de Abelardo. Este estS al tanto 156 de lo ocurrido: JULIO.—Ya estSn ahl los bomberos ... iLes abro? ABELARDO.—Antes pregfintales lo que quieren. JULIO.—Eso voy a hacer ... MARGARITA.—Y despu€s dlgales que hagan el favor de pasar ... JULIO,—No es necesario. Ya estSn aqul ... (Entran cuatro Bomberos con hachas, escaleras, mangas, etc.) BOMBERO 1.—dD6nde es el fuego? ABELARDO,—El fuego es en la biblioteca, pero no corre prisa ,.. £Han tornado ustedes ya caf6? BOMBERO 2.--Si. Al venir. En un bar. ABELARDO.—Pues entonces tomarSn ustedes una copita ... (Presentando.) Les voy a presentar ... La senorita Margarita ... Un bombero ... Otro bombero ... Otro ... (Todos se sientan. Abelardo saca de un arraario una botella y unas copas y sirve a los bomberos.) BOMBERO 1.—Y dlgame. iEste es el primer incendio que tienen ustedes en la familia? ABELARDO.--No. Mi abuela, cuando se cas6, tuvo otro (Obras, 138). Estas rSplicas son verdaderos chispazos verbales. La pregunta de Julio, el criado: "iLes abro?" y la de Abelardo: "dHan tornado ustedes ya caf6?," cuando la casa estci quemSndose son absurdas. Son tan absurdas como las respuestas de Abelardo: "Antes pregflntales lo que quieren." La tfltima respuesta inesperada: "No. Mi abuela, cuando se cas6, tuvo otro" es un ejemplo de lo que Bergson llama: interferencia de series (Risa, 76), o sea la frase pertenece a dos hechos independientes que se pueden interpretar de dos maneras. La frase consabida o 16gica es: mi abuela, cuando se cas6 tuvo otro nino, Mihura ha eliminado el sustantivo incendio creando la confusiCn con el adjetivo otro. El autor entonces crea la risa al transponer lo consabido con 157 lo inesperado. La hilaridad se acenttia frente a la actitud calmada y casi indiferente de los protagonistas frente a las circunstancias, Vemos c6mo Mihura consigue la risa por medio del asombro y la estupefacci6n. El espectador se gueda pasmado al oir algo inesperado o diferente a lo anticipado. El giro r£pido del diSlogo es importante para intensificar el humor de la escena. Mihura a menudo logra esto, deslumbrando a su publico con esta t£cnica. La Comuni6n Fcttica Otra caracterlstica del teatro mihuriano es la comuni6n fcitica, Consiste en una serie de saludos, bromas, cumplidos, dichos graciosos, con el objeto de establecer o mantener vlas de comunicacifin entre un personaje y otro. Esta tScnica puede incluir el soliloquio y el mon61ogo en los casos en que el protagonista contesta sus propias preguntas.26 En Sublime tenemos varios casos de comuni6n fcitica, uno de ellos es el siguiente: DON JOSE.—Pues muy bien, muy bien ... DONA ROSA.—Claro que si ... VALENTINA.—Naturalmente ... CECILIA.—Desde luego ... JOSE.—(A Dona Rosa.) Entonces, dsu padre de usted era de Vigo? ROSA,--Mi padre, si. Pero mi madre era de Pamplona. 26. John W. Black y Wilbur E. Moore, Speech (Nueva York: McGraw-Hill, 1955), p. 162f 158 JOSE.—jMucho mejor! jMSs variado! CECILIA.—Como que eso, en un matrimonio, debe de entretener la mar. VALENTINA.—Eso mismo digo yo. Si los dos hubleran sido de Vigo, siempre hubiesen hablado de Vigo. JOSE.—En cambio, siendo ella de Pamplona, sfilo se hablarla de Pamplona. CECILIA.—-Y de Vigo, nada ... JOSE.—Desde luego ... ROSA.—Claro que si ... (Obras, 595). Esta comunifin fStica continfia por cuatro pSginas. Los personajes nunca dejan de hablar demostrando la necesidad de dicha comunifin. Cuando el di£logo empieza a decaer es animado por palabras como: "Claro, claro," "naturalmente," "Pues, desde luego." El diSlogo llega a ser c6mico debido a que las palabras se usan para matar el tiempo. • El pdblico se da cuenta de ello. Mihura nos presenta este tipo de comunitfn fcitica a prop6sito, Primero quiere burlarse de nuestra forma de comunicacifin y luego quiere montar su artificio cfimico. La comicidad es mSs aguda cuando vemos a LultS hablando con Alfredo: LULU, —-Buenas tardes. ALFREDO.'—Buenas ... LULU.—Perdone usted. Yo vivo en el piso de al lado ... ALFREDO. — JAh, mucho gusto! LULU.—Y querla pedirle un pequeno favor ... ALFREDO.--Encantado. dQuiere usted pasar? LULU.—Con su permiso. CLultl entra. Alfredo cierra la puerta.) LULU.'--iHuy, qu£ bonito lo tiene usted! ALFREDO.—iEl qu6 tengo bonito? LULU.—El piso. ALFREDO. — I Ah! iSl? &Le gusta? LULU.—Muchlsimo ... I Q u 6 maravilla! Nunca he visto un piso tan bonito ... IHuy, qu6 bonito! 159 ALFREDO.—(Halagado.) No vale nada. Simplemente c6modo ,.. Pero signtese, tenga la bondad ... LULU.—S61o tengo un momento. Disctilpeme que venga con esta facha, pero estoy tan acatarrada ,.. ALFREDO.—Yo tambiSn lo estoy. Es la fruta del tiempo. LULU.—Claro, con este frlo ... ALFREDO.—En invierno, ya se sabe ... Pero siSntese (Obras, 438). Y sigue mSs adelante: ALFREDO.—£No quiere una copa? Un conac le sentarS bien, LULU. —JHuy, no me gusta el coiiac! <*No tiene Pipermint? ALFREDO.—Si, claro que tengo ... LULU.—iMe encanta el Pipermint! Y si me da tambign un cigarrillo ... Me gusta mucho fumar ... (Mientras habla, Alfredo ha sacado del mueblebar .la botella de Pipermint y unos vasitos. Le da tambiSn un cigarrillo.) LULU.—JHuy, Chester! Son los que a ml me pirran (Obras, 440), Por medio de la visita inesperada de una vecina desconocida, Mihura excelente. ci6n ligera. crea un ejemplo de comunifin fatica A esto agrega Mihura la sonrisa y la conversaEl lenguaje animado y familiar de Lull! ayuda * a mantener la comuni6n f&tica. de chistes. El diSlogo estS salpicado "Qu6 bonito lo tiene usted," el lo no se ha definido, y consecuentemente, se presta para toda clase de interpretaciones. Alfredo mismo no sabe, al principio, de qu§ estS hablando LultS. La actriz con sus gestos o miradas puede incluso dar a ese lo un significado escabroso. La frase de Alfredo: "Es la fruta del tiempo" es un clich6 que s61o provoca una sonrisa a palo seco. La frase de Luld: "jMe encanta el Pipermint!" viene a corroborar las ideas 160 estereotipadas que de la raujer tiene Alfredo, siempre resume un rasgo del personaje. Lulti es pintoresco. El lenguaje El vocabulario de El publico encuentra cierta picardla en palabras corao: "Me pirran," "Me chiflan,11 "Un descorche," "Alternar," etc, Es el vocabulario de la mujer de la calle. Es c6mico porgue tiene cierta alusiSn a lo sexual. Mihura crea con este vocabulario, mcis ciertos aspavientos, un personaje inolvidable por lo gracioso. La persona tlmida, reservada o hurana, ya lo sabemos, no establece conversaci6n con otra persona con facilidad, Una de las t^cnicas que el dramaturgo usa para expresar los sentimientos de estos personajes es el monfilogo. Es un gesto de intimidad, Otras veces el autor, por medio del mon61ogo, comenta confidencialmente con el publico el desarrollo de la trama. Es lo que sucede en Sublime; FLORITA,—«LPor qu§ aquellos senores, que al principio me hablan recibido groseramente, querlan quedarse a solas conmigo despu£s, y estaban tan amables? iY por qu6, de repente, se querlan matar entre ellos con unas tijeras y se decian esas ordinarieces? El propio don Claudio, tan amigo de casa, tan viejecito ya, <tpor quS me miraba con picardla y hasta parecla toser menos? «iEs que la presencia de una mujer en aquella cueva sambrla habla despertado sus instintos amorosos, que ellos crelan dorraidos? Pero yo no habla hecho nada para despertarlos ,.. Yo, ademSs, nunca habla gustado a nadie, Y en cambio a ml ... El mismo Pablo me gust6 una barbaridad el primer dla que le vi en casa, y por eso, a lo mejor, le dije tantas groserlas ... Y despuSs, en la oficina, al 161 verle tan humilde, me resultfi simpatiquisimo ... (Obras, 589). Florita hace preguntas puede contestar, que sabe muy bien, s61o ella Dentro del mon61ogo hay una yuxtaposicifin de ideas contrarias que expresan las preocupaciones del personaje. alusifin. Mihura consigue el humor por medio de la Los pases romSnticos de los companeros de oficina de Florita son un intento de seducci6n. relmos de ellos? <?Por qu§ nos Dice Freud: "We are laughing at an expenditure that is too large" (Jokes, 190). El Clichg El clichfe o frase hecha aparece continuamente en las obras de Mihura. En realidad estas frases son originalmente similes que por el abuso han quedado desfiguradas. El publico ha escuchado miles de veces frases como: "Tosla como un condenado," "Pensaba venir sola como las reses van al matadero," "De tonta no tiene ni un pelo," "Hoy por ti, manana por ml," etc. El autor al presentar estos cliches se rle de nuestra forma de expresi6n. siempre ha sido La obra de Mihura "una lanzada asestada contra el t6pico y la frase hecha, una evasi6n jocosa por los campos de lo disparatado y de lo imposible." 27 En Vestido el clichS sirve para burlarse del amor: ROBERTO, — ... cLe gusto a usted? PILUCHA.—Sospecho que demasiado ... 27. Marguerle/ Veinte afios, p. 146. 162 ROBERTO.—Pues aproveche la ocasi6n ... El amor es como la sal de frutas ... Si se deja pasar la efervescencia del primer momento, despufis sabe a demonios ... (Obras, 481), En Familia el plablico se rie al darse cuenta que dona Paula, al hablar de Josg, ha caido en la trampa: "fY si vierais lo bueno que es! trabajador como nadie. jUn bendito! Callado, humilde, y Para 61 s61o existe su trabajo, su mujer y sus hijos" (Obras, 917). El clichg, que se repite, viene a ser desraentido por una de las "amiguitas" de Jos6. El clich§, entonces, da relieve al carScter a veces automStico del lenguaje. decim'os. Hablamos sin reparar en lo que Muchas veces usamos frases ya preparadas para no darnos la molestia de pensar. El clich6 puede, a menudo, contradecir su propia significaciSn. Por medio de esta contradicci6n se le ridiculiza y se le desacredita. En Renard Michel pone al clich^ en tela de juicio: M I C H E L N o debo ocultarle que estoy un poco fatigado, ya que he venido a pie, dando un paseo, y este chalet estS mSs bien lejos .., MONIQUE.— jPor favor! jPero si estci a un paso! ... MICHEL.™cA un paso de qu£? MONIQUE.—jQu6 s6 yo! ... Lo que se dice a un paso, MICHEL.t —Es curioso, pero siempre que me dicen que algo estS a un paso es que estd lejlsimos ... MONIQUE.—A ml me pasa igual ... Siempre que oigo eso, pido un taxi ... (Obras, 964), Monique ayuda a destruir su propio clichS. ptSblico reconoce la burla. el clich§. El Mihura derriba, y luego analiza La rutina y el clichS, dice Ionesco, separa al 163 hombre de si mismo. 28 En esta escena Monique ha dicho, inadvertidamente, algo que no tenia intencifin de decir. una reacci6n mecSnica, inelSstica. Michel, Mihura Fue Con la intervenci6n de llama la atencifin a este hecho, renovando el lenguaje, al mismo tiempo que hace reir al pfiblico. Maril6 en S61o es un verdadero manantial de clichSs: "la mar de finolis," "No sea un pelmazo," "tomar por la tremenda," "a mal tiempo buena cara," "parece que se le cae a una el mundo encima," "un enfermo con malas pulgas," "me aburro como una mona," etc., etc. La repetici6n de ciertos cliches da a la obra una sensacifin de monotonia. La preocupaci6n de Mihura por el I lenguaje trillado se ve en toda su obra: FRED,—£Han hecho ustedes un buen viaje? CARLOTA.—El tren ha llegado con retraso. BARRINGTON.—Tenemos muy mal tiempo estos dlas ... CARLOTA.—La humedad relativa del aire es de noventa por ciento, aproximadamente ... FRED.—El bar6metro, sin embargo, empie2a a subir ... (Y Fred se rle, de pronto, con una sonrisa hist£rica y chillona.) CARLOTA.—£De qu§ se rie, Fred? FRED.—Parecla que hablSbamos como empleando un manual de conversaci6n. "Tenemos muy mal tiempo estos dlas." "El tren ha llegado con retraso." "El bar6metro empieza a subir." <*No es verdad, senor? BARRINGTON.—Si, en efecto. FRED.—A veces es muy corriente hablar asl, sin que se d6 uno cuenta. CARLOTA.-*•(Pensativa y con tono trSgico,) Por des^ gracia, en la vida siempre se habla asl. Un dla y otro dla y otro dla .., (Obras, 721)f 28. Richard Schechner, "An Interview with Ionesco," Tulane Drama Review, 7 (Spring, 1963), 164. 164 Los personajes aqul analizan lo trivial en nuestra conversacifin cotidiana. Por un momento, creemos que ellos ven mSs allS de la rutina y la nonerla. Las filtimas palabras de Carlota sirven como un eco de lo anteriormente dicho. Mihura se aprovecha del tono trSgico para darle a la escena un matiz cfimico. En su teatro de vanguardia, y especialmente en Pobre, Mihura libra una verdadera batalla campal contra la frase hecha. Toda esta actitud de Mihura hacia el clichS es importante porque nos dice algo acerca de la funcifin del humor en su teatro. Como lo hemos indicado, Mihura empezfi a escribir en el teatro atacando el tfipico y lo trillado. El clichS es un lenguaje con arteriosclerosis, un lenguaje moribundo, un hablar para no decir nada. Mihura quiere entonces renovar el lenguaje. por medio de la crltica. El Resumen c6mico Por medio del resumen cfimico Mihura logra llenar las lagunas que a veces existen entre la representacifin y la trama. A1 mismo tiempo, el autor se aprovecha de esta t^cnica para sacarle partido a lo cfimico. Lo mis comtin es que el autor desarrolle la accifin hasta cierto punto y luego de}e que uno de los personajes d6 un resumen de la situacifin por medio de un monfilogo o soliloquio. El resumen cfimico aparece en todas sus obras y en algunas, como en Sublime y 165 Modas, vemos ocho ejemplos de este artificio. En Modas tenemos un soliloquio al principio y luego al final de la obra. En Sublime/ Florita, emplea cuatro soliloquios, todos de carScter c6mico, para resumir lo ocurrido. Al final del tercer acto de la misma obra es Felisa, la criada, la que en un soliloquio nos da un compendio de la acciCn: FELISA.—La senorita Flora fue una precursora y una profeta, y ella implantfi unas costumbres en la casa, que dejaron turulatos a la vecindad y al barrio entero ... Por ejemplo, a mi, como a casi todas las sirvientas de entonces, no me dejaban salir de paseo nada mSs que un domingo si y nueve no, y solamente desde las cuatro y cuarto hasta las cinco menos diez. Y si llegaba un poquitin mSs tarde, pues, ihala!, ya me formaban el consejo de guerra ese, y me encerraban dos o tres dias en la despensa ... Bueno, pues la sefiorita Flora, con esas ideas suyas tan originales, consigui6 que me dejaran salir cada tres domingos, y en vez de tener que volver a las cinco menos diez, con la lengua fuera, podia volver a las cinco y cuarto, lo cual era un respiro, sobre todo para mi novio, al que no le daba nunca tiempo para esas cosas que quieren los novios (Obras, 612). Mihura aqul ha mezclado varias clases de humor. Existe la exageraciCn, el clichS y el doble sentido. Existe, igualmente, un contraste entre las costumbres antiguas y las modernas (.las peripecias de Felisa por llegar "un poquitln mSs tarde"). El espectador, desde luego, se rle de todo esto porque es una exageraciSn. La exageraci6n expone ideas anticuadas e injustas al ridiculo, Al mismo tiempo el publico, despuSs de oir las alabanzas acerca de Felisa, estS a la expectativa creyendo que el cambio de 166 horario va a ser signlficante. Sin embargo no lo es. Es lo 29 que Monro llama, "a violation of pattern," La frase hecha, "volver con la lengua fuera," estci a la vista. En "para esas cosas que quieren los novios" tenemos el doble sentido. Puede que Felisa en esta frase se refiera sola- mente a los besos y carinos. No hay duda que la imagina- ci6n de muchos expectadores seguirS por otros caminos. En Vestido, Roberto est£ leyendo su programa para ese dla. El programa en si es un compendio de las activi- dades del torero que ha sido preparado por su secretario, Gonz&lez: ROBERTO,—"A las dos y treinta, entrevista con la prometida del senor" ... (A Gonzalez.) iEstS ahl? GONZALEZ.—Espera en el salfin hace hora y cuarto ... ROBERTO.—IPobre pebeta! "A las dos cuarenta y cinco entrevista con el doctor Montijo, A las tres, entrevista con las distinguidas admiradoras del senor ... A las tres quince, revisar las pruebas del Ultimo libro de versos del senor. A las tres treinta, rezar a la Virgen de la Macarena, Y de cuatro en adelante matar dos toros de la viuda de Veragua si el tiempo no lo impide ..." Bien. Conforme ... iY despu£s? GONZALEZ,—El programa de la tarde estS sin concretar hasta saber si al senor le coge un toro o no le coge. Si no le coge, tiene canasta con los duques, pero si le coge ... (Obras, 469). El autor en esta lista pone, lado a lado, lo serio con lo poco convincente o inveroslmil. La enumeraci6n erapieza con la ridiculez, continfia con la incongruencia, 29, Monro, Laughter, p, 168, 167 sigue con un juego de palabras y termina con una anti-conclusi6n. Lo ridlculo lo notamos en el caso de la prometida de Roberto. para poder verlo. Tiene que esperar por mucho tiempo Cuando Gonzalez indica que ha estado esperando por hora y cuarto, Roberto, como seria lo natural, no dice: "dlgale que pase"; s61o responde; "Pobre pebeta" y luego, bruscamente, contintia leyendo su programa. La incongruencia estS en la habilidad poStica del torero; igualmente, en el hecho que s61o va a dedicar 15 minutos para revisar el libro de versos. El juego de palabras lo encontramos en la interferencia antre Veragua y ver agua; y el hecho de que si hay mal tiempo no habrS corrida. Las •dos ideas se confunden y al acusar una distraccifin momentSnea del lenguaje resultan c6micas (Risa, 92). En la anti- conclusi6n "pero si le coge .•." el espectador puede concluir la frase con: no habrS canasta, se acab6 la funci6n o pararS en el hospital. Roberto en su imitacitfn y exageracifin de cierto tipo de torero ha adquirido una rigidez que es divertida. torero, Roberto del circo. En su parodia del se ha puesto al raismo nivel que el payaso No tomamos en serio los tropezones o caldas de &ste Gltimo. Al contrario nos relmos de ellas. "We laugh more loudly when the victim of misfortune brings it on 168 30 himself." Con su inflexibilidad Roberto se ha puesto en esta posici£n, Al final del tercer acto de Luz, Alfredo y Lulti quedan en que van a vivir juntos. obra con un epllogo. Pero el autor contintfa la Grande es el asombro del espectador al ver que Alfredo estd casado, no con Lultl, sino con Paca, la asistenta. DespuSs de la sorpresa inicial, el resumen c6mico sirve para informar al publico de lo ocurrido. Es Paca la que resume una situaci6n que es humillante para Alfredo, el falso don Juan. Es humillante porque Lulfi se ha burlado de Alfredo despu£s de todos los esfuerzos y gastos que 6ste habSa hecho para conquistarla: PACA.—La misma. dPero usted no sabe lo que le pas6? Pero si results de folletin ... Pues verS usted ... Que un senor de Logrono, que era su novio, a los cinco dias de vivir aqui la dej6 plantada una tarde de nieve ... jPero como nevaba! (A Alfredo.) Cu§ntale tCi c6mo nevaba, que lo cuentas mejor ... ALFREDO,—pues nevaba una barbaridad ... PACA.-^cLo ve usted? Pues asi mismito ... Bueno, • puesesa misma noche, al sefior de Logrono le dio en el casino un patattis ... Cu&ntale tti como fue el patatQs que le dio ... ALFREDO.—Un patatCts terrible ... PACA.—£Lo ve usted? Asi mismito. Sin exagerar ... Y entonces le trajeron aqul, y ella le cuid<5 y le atendiC tan bien, que el tipo, que era un fresquera, ahora estk loco por ella y no hace mSs que regalarle radios y televisiones y polvos para limpiar los metales, que es lo que a ella le entusiasma ,.. Porque la chica es de un bueno ... Que le diga Alfredo c6mo es de buena ... ALFREDO,—Buenisima ... Maria es buenlsima ... 30, Ibid,, p. 131, 169 PACA.—«»C6mo Maria? ... Pero si se llama Lull! ... ALFREDO.--Ah, es verdad. Yo no me acordaba ... SEBASTIAN.--Entonces eso fue aproximadamente cuando t(i caiste con la pulmonla ... (Obras, 452). El resumen c6mico en este caso viene a ser el golpe final del proceso que Bergson denomina "la bola de nieve" (Risa, 65}, es decir la expectaci6n frustrada. En el resumen mismo existen elementos que contribuyen igualmente a la risa. El clich£, "results de folletln"; la exageracifin, "no hace mSs que regalarle radios y televisiones ..." La expectaci6n frustrada aparece cada vez que Paca dice, "cu§ntale ttf ... que lo cuentas mejor." La respuesta de Alfredo es siempre anticlimStica, El Doble Sentido El doble sentido es, "a statement that is delib­ erately ambiguous, one of whose possible meanings is risqufi 31 or suggestive of some impropriety." Los ejemplos del doble sentido en el teatro mihuriano son numerosos. origina el doble sentido? dQuS Rapp cree que el doble sentido es un ataque contra el tabtl o contra las fuerzas que raantienen ese tabd: "It is the force behind the restraint 32 which becomes the antagonist." Esta fuerza es generalmente la moral o la religi6n, con el apoyo de la ley, o sea, de 31, C. Hugh Holman, A Handbook to Literature (Nueva York: Odyssey Press, 1972), p, 167. 32, Rapp, Origins, p. 113, 170 la sociedad misma. Lo prohibido puede incluir referencias a los 6rganos sexuales, relaciones amorosas, y excre­ mentos. Casi todos los ejemplos del doble sentido en el teatro de situacifin de Mihura, se refieren a lo sexual. Sin embargo, hay casos de agresi6n: agresifin contra la iglesia, contra la sociedad y contra si mismo. TambiSn existe un ejemplo de doble sentido excrementicio: MATILDE.—(A Pablo, que siempre la estS mirando, sin hablar.) c,Y qu§? £Usted conoce nuestro idioma, o tal vez? ... PABLO.—Si, claro. Soy espanol ... MATILDE,—iAh! IComo no hablaba, yo pens£ ...! MANOLO,—Es que es un poco corto ... PABLO.—AdemSs, como hace tanto frio, temo abrir la boca. D. JOSE.—iFrlo? jPero si yo estoy sudando a chorros! PABLO.—Si, pero eso, a lo mejor, es por el gato (Obras, 556), La risa puede provenir de chistes que se refieren tanto a excrementos de animales como a excrementos humanos. Greig cree que el placer que experimentamos con dichas 33 chanzas tiene su origen en la sexualidad de la infancia. En Modas tenemos al marxista Pierre burl&ndose de la iglesia en la figura del padre Roque: ANDRES.'--No se conocen, iverdad? PIERRE.—Si, claro que nos conocemos, Usted fue el que cas6 a mi hija. ANDRES,—No, aquel fue el padre Carlos, P I E R R E , P u e s perdone que le haya confundido. Pero es que como van ustedes vestidos iguales ... PADRE.—Bueno, es que los dos somos curas, ^sabe usted? 33, Monro, Laughter, p. 216. 171 PIERRE.—Claro, claro, ya decla yo que algo pasaba ... (Modas, 30). La tScnica usada en el doble sentido es la alusidn, la implicaci6n que Pierre da a las palabras "somos curas"; van vestidos iguales, con sotanas, como mujeres. tanto son raros, Por lo En todo esto existe una gran picardla. Para que el doble sentido sea eficaz, lo indecoroso o simplemente obsceno tiene que ser introducido con destreza para que logre el resultado deseado. A veces el doble sentido no tiene un significado obsceno; solamente existe la mala intenci6n. Es lo que sucede en Bella, donde dona Rita'desea la desgracia del pr6jimo: BENITA.—TambiSn nosotras nos alegramos mucho de verla .., DONA RITA,--Muchas gracias. <£Y tta papS, InSs? iSiempre tan malito? INES.—Si, senora, Siempre lo mismo. DONA RITA.~QuS lastima, dverdad? Para eso, serla mejor que Dios se acordase de §1. Y ya, de paso, de su hermana ... INES.—iPero si mi tSa estS divinamentel DONA RITA.—Bueno, yo lo digo para que fuese acompanado, el pobre ... (p. 50). • El "que Dios se acordase de SI" puede significar que lo ayude y sane, o que se lo lleve consigo. sigue el hilo de un significado a otro. El espectador La risa se explica por la sorpresa, o sea, el descubrimiento de la conexi6n que existe entre ambas acepciones. En Familia la mujer es la que inicia y recibe la agresi6n: PAULA. Porque ya nos ha dicho Maribel que tiene usted un nino muy rico. 172 RUFI.—Si, eso si. No me puedo quejar. NINI.—El nene es muy hermoso. PAULA.—Pues a ver cuando lo trae usted para que le regalemos unas cajas de chocolatinas ... Y tambiSn tendremos mucho gusto en conocer al padre del nino. PILI.—Eso mismo quisiera ella (Qbras, 914). Mihura juega con una frase coraGn y corriente para obtener un significado inesperado. Rufi, la madre del niflo, es una prostituta, lo cual Paula no sabe. inferencia estS clara. La El humor no viene del descubrimiento del doble sentido, sino de la complicidad que existe entre Pili y el pfiblico, que estfi al tanto de la vida de Rufi, Paula, la anciana, estS en las nubes, y nos reimos de su inocencia. Al burlarse Pili de su amiga Rufi, se estS riendo de si misma, en una especie de masoquismo, ya que ambas son prostitutas. La cita no contra lo inmoral, de ningdn modo. es entonces un ataque Mihura s61o quiere dar vuelta una frase sencilla e inocente y por medio del doble sentido hacernos reir. En la obscenidad Freud ve, principalmente, un atento del hombre para seducir a la mujer (Jokes, 97). Esto demuestra desde luego, la subordinaci6n del ser humano, y especialmente del hombre en este caso, a las necesidades del cuerpo, DetrSs de la atracci6n por una mujer estS. la exigencia flsica, La mujer que se opone a los avances de un hombre demuestra modestia, pero tambi€n cierta inflexibilidad. Esta oposicifin a los deseos del hombre y no la 173 sexualidad misma forman las bases de la rlsa, Toda referencia al sexo causa un conflicto entre el deseo sexual y la modestia. Cuando la modestia es vencida salta la risa* En Vestido la alusiSn sexual estci de raanifiesto: GONZALEZ.--No me voy a acordar ... iMenuda mujer era aquSlla! DENIS.--Y lo que querla a don Roberto ... PATAS LARGAS,—Loquita que estaba por 61 ... CARNICERO.—Que ze le abrian laz carnez na mSs que verle ... ROBERTO.—(Sonriente.) Sl» Efectivamente recuerdo que a aquella senora se le abrlan mucho las carnes ... (Obras, 520). Esto de "se le abrlan mucho las carnes" se puede expresar tambiSn por medio de una consabida serial o gesto obsceno. En la cita siguiente tenemos varios ejemplos del doble sentido: REMEDIOS,—iY tu novio? iQug tal? ROSA.—Muy bien. En su "tio-vivo" ... jVenga a dar vueltas! BENITA.—EstarSs muy contenta, ROSA.—Si que lo estoy, si ... Es un novio muy majo ... Y ya tenia yo ganas de tener un novio de verdad ... A ustedes les pasarla lo mismo, «?no? INES.—Pues puede ser. REMEDIOS.—lY viene a casarse, o a lo de siempre? ROSA.—El dice que a las dos cosas. Primero una y despuSs la otra. BENITA.—Eso dicen todos. Pero quieren empezar por lo de siempre. ROSA.—Bueno, tampoco es tan grave. El orden de factores no altera el producto. REMEDIOS.—Pues ten cuidado, no sea que al producto tengas que darle teta ,.. ROSA.—Siempre hay que dar de lo que se tiene. Sobre todo cuando a una le sobra. Y eso, 174 claro, no todas lo pueden decir; porque hay raucho deficit .,. Bueno, pues que les aproveche ... Y hasta otro ratito .., (Bella, 49). Con "lo de siempre" Remedios se refiere, desde luego, al acto sexual. La frase de Rosa: "el orden de los factores no altera el producto" es una frase hecha que se memoriza en la escuela cuando se aprende la multiplicacifin. MSs tarde se usa para convencer a las novias, sin que en los cSlculos entre la multiplicacifin. Los factores de que habla Rosa son: hacer el amor y casarse. Con "el deficit" Rosa alude al hecho de que muchas mujeres no tienen suficiente leche para dar a sus ninos. Ella parece estar muy bien proveida. No hay duda que el doble sentido da rienda suelta a pensamientos que normalmente estein encubiertos. nos confesamos culpables de esos deseos. Con la risa El doble sentido, como lo indicamos al principio, es s61o una palabra o frase capaz de ser interpretada de varias maneras. Lo cierto es que el humor en muchos casos desapareceria completamente si una interpretaci6n obscena no fuera posible. El Stmil El slmil es una "figura consistente en comparar expresamente una cosa con otra, para dar idea viva y eficaz 34 de una de ellas." 34, El s£n)il, dice Allardyce Nicoll, es Diccionario Vox, 3ra ed,, s,v. "Slmil." 175 usado m5s a menudo y con un mejor efecto en el teatro, que 35 cualquier otro tipo de imagen, Esto se debe, por supuesto, a la simplicidad de la comparaciCn. Los similes en el teatro de situaci6n de Mxhura pertenecen a cuatro tipos distintos: (1) Persona-persona; (2) Persona-animal; (3) Persona-cosa y (4) Cosa-cosa. Un ejemplo de la primera categoria lo encontramos en Luz; ALFREDO.—Y si me sigues hablando en ese tono te voy a tirar los vahos a la cabeza. SEBASTIAN.—£A qu§ viene eso? ALFREDO.—Pues viene a que est£s presumiendo como una titiritera y a que no te lo aguanto (Obras, 437). Por medio de esta figura de diccifin, Mihura da unas pinceladas m3s a su personaje. entonces se pone de relieve. La presunci6n de SebastiSn En la misma obra tenemos otro ejemplo de este artificio: ALFREDO,--(Tapa con una mano el auricular y se dirige a Sebastian.) Ahora, mientras me explica lo que hace, que serS largo y estCipido, te dir6 que es una chica que estS sensacional y que se llama Marivl ... Pinta cuadros cubistas, fuma y bebe como un marinero, baila como una negra, flirtea hasta caer agotada, y su virtud es muy discutida ... (Obras, 3 94). En el sSmil el autor sittfa dos ideas o acciones frente a frente. La forma de tomar y fumar de Marivi se compara con aqu§lla de un marinero estereotipado, Lo que el autor quiere decir se expresa en forma mSs econ6mica y grSfica, 35, La misma ttlcnica aparece en "baila como una Nicoll, Dramatic Theory/ p, 155, 176 negra." No hay duda que lo c6mico de un simil estS en la degradaci6n o exageraci6n de ciertos rasgos o acciones. La segunda categoria, el simil persona-animal lo encontramos en S61o; AMANCIO,~(Sin dejar de tocar.) fCalla, Maritza! MARITZA,—cY qu§ pasa despu§s? Pues que en lugar de venir a mi lado como es lo correcto cuando una senora se ha quitado los zapatos y el vestido, te pones a tocar el piano como un bruto que no tiene sentimientos ni delicadeza. Porque tfi, desde luego, no tienes sentimientos ni sensibilidad. No los has tenido nunca ... Tfi eres un ordinario y un grosero (p. 9), La imagen aqui es muy divertida y tiene varios matices. El sustantivo "bruto" puede tener diferentes interpretaciones: salvaje, blrbaro, animal, estdpido, etc. AcentCia el humor el hecho que Maritza continda rebajando a Amancio. Lo hace por medio de la repeticifin, usando palabras que describen o son un sinfinimo de bruto. En Bella, la persona se compara con una cosa: ROSA.^t-£Y quS piensas de ella? JUAN,"—dQufi quieres que piense? A veces no sabe uno si habla en serio, o lo echa todo a broma, Pero la verdad es que estS como una regadera ... (p, 37). 0 sea, se compara a Dorotea con una vasija, que generalmente se usa para regar las plantas, Como sabemos, el pico de una regadera estS lleno de agujeros, Es con esto, especificamente, que el autor quiere comparar a la joven. La idea se hace mSs palpable por medio de esta ilustraci6n. Mxhura, al deshumanizar al personaje, hace que §ste parezca m4s ridlculo, A veces el ser humano se retrata asimismo 177 en imcigenes groseramente exageradas. Si nos relmos al vernos comparados con un animal o cosa, es siempre por su semejanza con el hombre o por la marca impresa por el hombre (Risa, 13). El slmil es entonces un excelente medio para hacer reir al publico. En Melocot6n tenemos el tipo de slmil cosa^cosa: DOHA PILAR.—Desde luego, Hermanita, tambi§n a ml me parece que se pasa usted un poco de la raya Y eso de la pasta de los dientes, no es nada, pero lo considero una tonterla como una catedral ... (Obras, 827). El efecto cSmico es muy eficaz, aunque no estS claro lo que el autor tiene en mente. La catedral puede represen- tar la tonteria mSs grande del mundo, ya sea por su tamarlo o por lo que representa. Si el autor ha intentado este doble sentido, la cita, entonces, es mSs divertida, ya que dona Pilar estS hablando con una religiosa. En la comparaciCn persona-persona y cosa-cosa existe cierto nivel de igualdad; en cambio en el persona-animal y persona-cosa, .hay cierta degradacifin, Hemos visto c6mo Miguel Mihura usa el slmil en su teatro de situacifin. El autor en su afSn de arrancar una carcajada mSs sonora confronta una idea poco clara con otra muy consabida, Desciende entonces de lo abstracto de las palabras a lo tangible de las cosas. Mihura, desde luego, conoce a su pdblico, sabe que el espectador, al revfis del lector, no tiene el tiempo para considerar detenidamente una 178 imagen. El acierto de Mihura estS en haber elegido similes sencillos, que el pdblico puede fScilmente captar. La Ironia Sharpe define la ironia de la siguiente manera: "All ironic feeling is the result of a perception of two or more contrasting or contradictory levels of truth simul36 taneously, at a viewpoint detached from both," o sea que existe un doble sentido y una doble interpretacifin. Este doble sentido es cierto entendimiento entre dos personas o dos grupos de personas que interpretan una frase o una situaci6n de acuerdo con sus propias experiencias, A1 respecto Hodgart dice lo siguiente: Irony, which means literally dissimulation, is the systematic use of double meaning. It also assumes a double audience, one that is deceived by the surface meaning of the words, and another that catches the hidden sense and laughs with the deceiver at the expense of the deceived,37 En el caso de la comedia, es el pfiblico, el que se rle con el impostor. En realidad existe cierto aire de complicidad entre uno y otro. La ironia es un artificio a veces bastante sutil, y el pfiblico necesita en este caso indicaciones claras para poder asociarse al humor: 3 6, Robert B, Sharpe, Irony in the Drama CChapel Hill: University of North Carolina Press, 1959), p, 42, 37, Matthew Hodgart, Satire (Nueva York: McGrawHill, 1969), p. 130, 179 It thus depends upon assistant effects, such as gesture, tone of voice, etc. The actual words employed in an ironic expression mean just what they mean unless they employ other aids to show 3a that they are intended to indicate the opposite. Mihura frecuentemente usa la ironla en su teatro de situaci6n. En Adorado el protagonista principal, Juan, describe el lugar donde vive: JUAN,—El vecino de la izquierda estudia violin y toca el violin todo el dla y parte de la noche. IRENE,—Es un instrument© que me enloquece. PALACIOSITan fino! JUAN.—Los vecinos de la derecha, en cambio, sacuden las alfombras constantemente, tienen tres ninos que dan gritos y ponen siempre la radio con la mSxima potencia, PALACIOS,'— IQu§ entretenido! IRENE,--[Con la alegrfa que dan los ninos! JUAN.--Yo, por mi parte, ni tengo radio, ni tengo alfombras ni tengo nada, S61o un balc6n desde el que se ve el puerto, y se escuchan todas las sirenas de los barcos .,. IRENE, —jQu6 poStico! JUAN,—^Las sirenas tambiSn suenan a las cinco de la manana. IRENE.—jQu§ hora tan original! PALACIOS,--ILa suerte que has tenido encontrando un pisito asl! (Obras, 660). La ironla en este caso es que el ptiblico entiende que lo que Irene y Palacios dicen es lo contrario de lo que piensan, Juan, en cambio, no se da cuenta de ello. La repetici6n de la tScnica da m&s aliciente al humor. En Vestido Roberto, que ha sufrido un trastorno mental, quiere saber lo que ha hecho la noche anterior, lo pregunta a su secretario: 38, James Feibleman, In Praise of Comedy (Nueva York; Russell & Russell, 1962), p. 207, Se 180 ROBERTO.—<£Qu6 hice yo anoche? GONZALEZ..— (DespuSs de una pausa, se decide al fin.) Anoche el senor volvi6 tarde de la fiesta en casa de la baronesa. Yo le esperaba. Entr6 en este despacho y me pidi6 que le buscase las obras completas de Schopenhauer para distraerse un poco ,., (Obras, 474). Si uno quiere distraerse no lee obras de filosofla, menos aGn las de Schopenhauer, autor, que en el mundo hispano tiene fama de ser aburridlsimo. La ironla es mayor porque Roberto no ha pedido un libro de dicho autor sino sus obras completas. Aqul el autor se rle con el publico. En Murcia vemos otro ejemplo de la ironla: ARMANDO.—dPero qu§ dices, hombre? dPero qu6 dices? cEs quS en Espana tG no comes? ANDRES.—Bueno, mSs que aqul, si, Pero yo s€ de cada caso ... PEDRO.— (Se vuelve a levantar.) «iLo oye usted, monsieur Armand? £Eh? £Y qu£ me dice usted del problema agrario? ieh? iVoyons! ARMANDO.—No hay ningtin problema agrario. PEDRO.— <*C6mo que no? ARMANDO.—Que no hay ningtin problema agrario, PEDRO.—cQue no hay ningfin problema agrario? (A AndrSs.) cUsted oye? Ande, vamos a discutir eso mSs despacio. (Y se vuelve a sentar.) ANDRES.—Bueno, un poco si que hay, Armando, para quS nos vamos a enganar. Y si tfi contaras los presos ... (p. 42). Las declaraciones de AndrSs tienen cierto efecto en Armando y un efecto bastante distinto en el publico que estS ya en antecedentes de las ideas de Andres al respecto. Armando, que conoce a AndrSs, podrla haber sospechado la trampa; al no darse cuenta que las respuestas de Andres estein envueltas en la ironla, demuestra inflexibilidad de 181 carScter. Todo esto, en conformidad con la teorla de Bergson, es c6mico. En Sublime don Jos€ despu€s de escuchar con paciencia los insultos de las vecinas dice, cuando gstas se van: JOSE.—lQu6 mal rato he pasado! jCrel que nos Iban a decir alguna impertinencia! CECILIA.—No, papS ... Ya has visto que han estado muy carinosas y muy simpSticas ,.. JOSE.-"SI; eso es verdad. (Y sigue con su acento angustiado y dramStico.) Pero con esto de tu hermana siempre estoy temiendo que nos digan algo desagradable ... Sin embargo, en esta ocasi6n, a la mcis pequena impertinencia ya hubiera sabido yo responder con otra mayor ... Y tu tla tambiSn, porque cuando quiere, no tiene pelos en la lengua ... CECILIA.--No debes preocuparte ... Dona Rosa y Valentina nos quieren de verdad. Son las mejores amigas que tenemos ... (Obras, 600). Mientras la situaciCn ir6nica no produzca dafio ninguno, ya sea flsico o mental, y mientras el bianco de la ironla tenga ciertos defectos visibles, el espectador se va a reir, Se rle principalmente debido al conocimiento anticipado que tiene de la verdadera situaciCn o sea del contraste que existe entre lo verdadero y lo falso. En esta forma los personajes del teatro de Mihura evitan la accifin directa, lo acre y lo violento. Con la acci6n indirecta, la ironfa, nos reimos de la ignorancia de Armando, Juan y don Josfi. Presenciaiuos asimismo los absurdos, los errores y las pretensiones de estos. Con la ironSa Mihura convierte al pflblico en un cGmplice de la accifin. 182 Resumen del Lenguaje El virtuosismo verbal de Miguel Mihura es evidente en cada una de sus obras. Mihura no s61o usa el lenguaje como una tgcnica para la risa, sino tambi^n en la creacifin de sus personajes, por medio de la dicci6n y el ritmo del lenguaje mismo. Los personajes principales se distinguen claramente, unos de otros, por su forma de hablar. El hecho deque Mihura asigna ciertas peculiaridades lingiilsticas a cada personaje indica el cuidado del autor por su obra. Nos muestra tambiin a un escritor compenetrado con los aspectos ticnicos del teatro. Como un ejemplo de lo dicho tenemos a Candida, la pitonisa en S61o. Candida habla del "destino," de "los polvos de la tarSntula," y del "cocimiento de bigotes de gato." los "fetiches" y "talismanes." Explica el valor de Dice ademSs que somos "navegantes,11 "cuya brdjula" nos conduce a un "oscuro itinerario." Las "quimeras vagas,"los "vaticinios" y "orSculos" sirven de gula a la voluntad. Algunas personas dan "buena estrella" y otras "nos gafan," "Mihura cre6 un estilo," dice Luis Calvo, y agrega; "Un nuevo modo de ver las cosas y de traducirlas literalmente; un g6nero alegre y desenfadado de satirizar sin 39 acritud las costumbres, los dichos y los hechos." 39. Luis Calvo, "Criticas," en Teatro espafiol, 1952-53, ed. Federico Carlos sSinz de Robles (Madrid; Aguilar, 1954), p, 92. 183 Muchas veces los personajes en vez de intercambiar ideas, se pierden en una tangente de interns personal. El autor en forma bastante acertada ha atrapado nuestra forma imperfecta de expresiSn. La estupidez humana estS reflejada en el hablar cotidiano por medio de la repeticifin, la pregunta y respuesta inesperada, la anti-conclusi6n, la distaxis, la esticomitSa y el cliche. Todos estos elementos que frecuentemente aparecen en el teatro de situacifin de Mihura tienen dos prop6sitos. Primero y principalmente introducir un aspecto c6mico en la escena y, segundo criticar nuestro lenguaje. Para criticar el clichS, lo hace en la forma m£s eficaz posible: con el cliche mismo. El teatro de Mihura representa entonces un nuevo tipo de humor, donde el autor mira las cosas con nuevos ojos y no se deja llevar por lugares comunes o convencionales. 40 Mihura usa ademSs con gran eficacia el doble sentido, el simil y la ironla. Da tambiSn cierto tono a sus obras y ayuda a dar una dimensi6n mSs a sus personajes. Muchos lectores e igualmente espectadores prefieren los juegos verbales de su teatro al resultado de la trama. Eso no quiere decir que el teatro de Mihura sea s61o un diSlogo gracioso, No, "La comedia perfecta," dice el autor, "no debe ser una funciCn para pasar el rato, porque el rato se pasa mucho mejor en la terraza de un caf€. Una buena 40, Edgar Neville, Introducci6n a Obras completas de .Miguel Mihuraf p. 12, 184 comedia tiene que dejarnos alguna huella en el espfritu 41 despu£s de caer el tel6n." La intencifin de Mihura es entonces proniover una renovaci6n del lenguaje teatral al mismo tiempo que nos presenta los problexnas fundamentales del ser humano. Mihura no reneg6 completamente del lenguaje como lo hicieron los dramaturgos del teatro del absurdo. El autor frente al fracaso inicial de su teatro de vanguardia suaviz6 su postura, frente al lenguaje. Como resultado, el teatro de situacifin de Miguel Mihura critica pero sin irse por un callej6n sin salida. / 41. Aragon£s, "DiSlogos," p. 5 CAPITULO V CONCLUSION En la introduccifin indicamos la necesidad de dividir el teatro mihuriano en dos grupos, ya que en esencia son cliferentes. El primero es un teatro mSs original e intelectual, el teatro de vanguardia, y el segundo un teatro m5s convencional, y para qu§ no decirlo, mSs comercial. Este es el teatro de situacifin, y en 6ste hemos concentrado nuestro estudio. La vida estS en contacto continuo con el humor, y la fecunda imaginaci6n de Mihura ha sabido sacarle provecho a esta condici6n. Las situaciones mSs simples y atfn insig- nificantes han servido al autor como punto de arranque para lo c6mico. En la introducci6n hemos tratado de delinear, basdndonos en teorlas ya existentes, la naturaleza misma del humor, y su aplicaci6nal teatro de situaci6n de Mihura, Varias teorlas han sido mencionadas en esta tesis; sin embargo, nos hemos concentrado en dos figuras: Bergson y Freud, ya que sus ideas acerca del humor son mSs pertinentes a nuestro anSlisis. En muchos casos la teorla de Bergson o las de Freud calzan perfectamente a la t€cnica del humor mihuriano, Mihura usa lo mecSnico de las convenciones sociales como tgcnica c6mica en oposici6n a la vitalidad 185 186 individual, que Bergson clasifica como elemento primordial de la vida. Numerosos personajes del teatro de Mihura sienten esta vitalidad en oposici6n al automata que pierde, voluntaria o involuntariamente, su sentido de identidad y se conforma a una sociedad rlgida y artificial. Los fil6sofos, generalmente, concentran su atenci6n en los aspectos objetivos de la risa, Bergson, como hemos visto, pone €nfasis en el contraste entre lo vital y lo meccinico. El sic61ogo, en cambio, examina el subconsciente y los motivos del humor. Muchas de las tScnicas del humor en el teatro de Mihura se pueden explicar con las teorias de Sigmund Freud. Lo cGmico de la obra mihuriana reside tanto en la . estructura de su obra como en la caracterizaci6n de sus personajes y en el lenguaje que ellos emplean. El anSlisls de la obra mihuriana nos revela que el autor no pone tanto §nfasis en los aspectos externos como lo hace en los internos. La estructura de sus obras contribuye algo al humor, pero no en la proporcifin en que lo hacen la caracterizacifin y el lenguaje. Mihura se vale en numerosas ocasiones de un elemento escSnico para producir la risa. Puede que €ste sea un mueble, como vimos en Entretenidas? una taza de t€, como sucede en el primer acto de Carlota; o el burro de trapo que aparece en Luzf 187 En cuanto a la trama, Mihura usa invariablemente tres etapas: orden, desorden, orden. Med-iante esta estruc- tura, el autor transplanta a sus personajes, produciendo a menudo un cambio de carScter, que empuja a los personajes a la acci6n. Otras veces el personaje, sometido a estas circunstancias acttSa en forma excfintrica, ridlcula o neurfitica, produciendo consecuentemente la risa. El aspecto temStico tambi€n contribuye algo al humor. En Murcia Mihura presenta el contraste entre las dos Espanas, la que se quedfi en casa y la que sali6 al exilio. Este tema, y los valores que encarna, se presta para el equlvoco, la exageracifin y la burla. El tema de la siquiatria y los complejos sicolfigicos son objetos del humor en Vestido, En S61o el tema de las supersticiones y de la mala suerte sirven como trampolin para las salidas graciosas o melodramSticas que tambi^n hacen reir. Con el tema de la prostituta, que aparece en seis de sus obras, el autor sittia a un personaje fuera de su ambiente. El lenguaje de 6ste, las costumbres y la forma de vestirse son un aliciente inmenso para la risa. La caracterizaciftn es el aspecto mcls importante de la t§cnica del humor en Mihura, Muchas veces, al presentar a * sus personajes principales por primera vez el autor inventa una situaci<5n emocional, De tal modo y en forma tan efectiva Mihura llega a crear a sus personajes, dSndoles los matices necesarios. 188 Tres de las tScnicas descriptas por Bergson aparecen constantemente en su teatro de situacifin: el diablillo de resorte, el fantoche de hilos y la bola de nieve, Estas tres tScnicas nos presentan a personajes irreales, mec&nicos, de gran efectividad c6mica. Otra tgcnica empleada por Mihura, muy a menudo, es la excentricidad. Personajes alocados, fuera de lo comfin pasan continuamente por su teatro. Maritza, Amancio, Maruja, Elena, Dorotea, dona Paula, a todas estas figuras Mihura les ha dado caracterlsticas inusitadas. La vieja, dona Paula, arrendando visitas, oyendo discos de Elvis Presley y escribiSndoles a los actores de Hollywood, es una figura exc§ntrica. Mihura sitfia tambi6n a sus personajes fuera de lugar como t§cnica para producir el humor. El personaje frente a una situaci6n extrana o inesperada emplea salidas que a menudo son c6micas, neur6tica o embarazosa. Otras veces actCta en forma Esto ocurre a menudo con las prostitutas de su teatro. La curiosidad desmedida caracteriza a varios de los personajes mihurianos. Tal es el caso de Valentina o de las amigas de Dorotea. Mihura hace esta actitud mSs divertida por medio de la repeticifin. Otra t^cnica tambiSn descripta por Bergson es la inversiCn de papeles. En Modas el marxista Pierre es mSs 189 nacionalista que el padre Roque. En Decente Maria, a menudo, toma el papel del amo y gste el de aquSlla. La torpeza indica cierta inelasticidad mental y se presta para el humor, Esta torpeza se hace mfis c6mica en la figura del detective. de la contradicci6n. Mihura da gnfasis a esto por medio Una y otra vez Douglas Hilton, detective de renombre internacional, comete errores que dejan su fama por el suelo. La degradacifin, dice Freud, "is equivalent here to an admonition: such and such a person, who is admired as a demigod, is after all only human like you and me" (Jokes, 202). El mismo aspecto observamos en la figura del detective en Decente y Cualquiera. La rigidez es tambi^n una t§cnica empleada por Mihura. En este caso el autor inserta una idea fija en la mente del protagonista, Puede que esta idea sea la presuncifin como es el caso de Alfredo en Luz; la vanidad que vemos en Roberto en Vestido; la idea de la rebeldla que representan Plorita y Dorotea, etc. Lo cierto es que la rigidez o actitud inflexible de estos personajes los hace cfimicos. Bergson considera la vanidad como una "forma superior de lo c6mico" CRisa, 129), De gran alcance cfimico es el personaje il6gico, o sea el personaje que sfilo existe en la mente de uno de los protagonistas, Roberto cuando imita a su abuela en el hablar y en el andar presenta un matiz muy cfimico. 190 El lenguaje de Mihura tiene una gran vitalidad. Las ocurrencias, las rSplicas ingeniosas, los contrastes divertidos aparecen constantemente en sus diSlogos, Numerosas son las caracterlsticas que Mihura usa en sus di£logos para producir el humor. Trece son las que aparecen con mSs frecuencia: 1, 2. 3. 4. 5, 6, 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. El silencio La repetici6n Nombres cCmicos El di&logo desarticulado La esticomitla La anti-conclusi6n La pregunta y respuesta La comunifin fcltica El clichg El resumen c6mico El doble sentido El slmil La ironla Cinco de 6stas, la repeticidn, la esticomitla, el diSlogo desarticulado, el clich§, y la anti-conclusi6n hacen reir debido a su carScter mecSnico, que demuestra cierta rigidez de esplritu. Con la pregunta y respuesta inesperada el autor coge al espectador desprevenido. presa, Lo divertido se debe a la sor- Otras veces este artificio es c6mico porque es algo ridlculo o completamente fuera de lugar. La comuni6n fatica no es c6mica por si misma. Sin embargo Mihura inserta numerosas otras tScnicas para dar a este artificio un carScter de1hilaridad. Lo mismo ocurre en el resumen c6mico, cuya funcifin es informar al espectador de los sucesos no aparecidos en las tablas. 191 Los artificios c6micos de Mihura son muy variados, en cuanto a su forma; sin embargo se pueden reducir a unas pocas t£cnicas que forman la base de su humor. La excentricidad, la exageraci6n, la inversion, la sorpresa y la rigidez flsica o mental son el fundamento principal de su tScnica c6raica. Con gran maestrla Mihura refine estas tScnicas creando en su obra una gran variedad de efectos cCmicos que dan mSs intensidad a su humor. A veces por medio de la rapidez del lenguaje y la convergencia de varios artificios c6micos el autor obtiene un climax humorlstico verdaderamente genial, Todo esto da a su diSlogo una vitalidad que muchos crlticos alaban. El an&lisis de la tScnica del humor mihuriano nos ha dado tambiSn una mejor idea del autor, como ser humano, y la concepci6n que tiene SI del mundo. La mayorla de los amigos y conocidos del autor concuerdan en una cosa: don Miguel es una figura bonachona, Mihura demuestra tambiSn esta caracterlstica a travSs de sus obras. Vemos en ellas gran tolerancia y un optimismo que nunca decae. La funcifin principal de la comedia mihuriana es entretener al pdblico. Pero tenemos que recordar que la comedia es tambi^n crltica, aunque exista un prop6sito didSctico o no, "it exposes human beings for what they are in contrast to what they profess to be.""'" 1. Kronenberger, Thread, p, 6, Esta crltica 192 puede tener un car&cter suave o hiriente. ataca las flaguezas o tonterlas humanas. En ambos casos Mihura dirlge su crltica contra la vanidad, la hipocresla y las convenciones sociales. Sin embargo el autor no deja que el elemento mSs destructor, la s&tira, llegue a posesionarse de su humor. El humor mihuriano, como un cr£tico ya lo ha indicado, se asemeja mucho al humor cervantino. luego perdona. Mihura critica pero Este aspecto critico, lo axiolfigico, merece un estudio mSs detallado. El anSlisis de la obra mihuriana nos revela tambiSn la importancia del humor en la vida. La comedia, dice Corrigan, "celebrates man's capacity to endure." 2 Mihura ve una Espana triste y moribunda, arrasada por una sangrienta Guerra Civil, donde las instituciones pollticas han sido completamente destruidas. y sociales, El espanol, piensa Mihura, debe recuperar su sentido del humor si quiere sobrevivir, no el humor de indirectas pollticas o de la Scitira que divide, sino que un humor dulce y tolerante. En el teatro de situaciCn de Miguel Mihura encontramos obras de un valor universal, como lo atestiguan las numerosas traducciones a lenguas extranjeras. La producci6n mihuriana sirve no s61o como vehlculo de diversifin: "Encierra valores que no son circunstanciales, que no se 2. Robert W. Corrigan, "The Plays of Chekhov," The Context and Craft of Drama, eds, Robert W. Corrigan and James L. Rosenberg CSan Francisco; Chandler Publishing Co., 1964}., pf 166. 193 mueren con el paso de los anos, sino que conservan toda su jugosa y atrayente lozanla."3 Mihura tiene definitivamente asegurado un lugar prominente en el teatro* El autor ha manipulado en forma maestra la escena de su teatro, sus personajes y el lenguaje que ellos emplean, creando comedias que se destacan por la gracia y frescura de su humor, y que pertenecen ya al repertorio del teatro espafiol. 3. Francisco Alvaro, El espectador y la crttica 1966 (Valladolid: Prensa Espanola, 1967), p. 96. BIBLIOGRAFIA SELECTA Acevedo, Evaristo. Teorla e interpretaci6n del humor espanol. Madrid: Editora Nacional, 1966. Aguirre Bellver, Joaquin. "Miguel Mihura, o el grillo en el hogar," Madrid (Madrid), Noviembre 25, 1961, pp. 910. Alvaro, Francisco. El espectador y la critica 1966. Valladolid: Prensa Espanola, 1967. Anshen, Ruth. Language. Nueva York: Harper & Row, 1957. AragonSs, Juan Emilio. 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